LA CONSTRUCCIÓN DE UN MITO JESÚS LAS PROFECÍAS DEL MESÍAS
La muerte de Jesús fue un golpe tremendo. Sus afligidos discípulos no debieron entender nada. “¿Cómo es posible que haya muerto si era el Mesías esperado?”, debieron pensar. La única explicación posible era que aquello debía formar parte de los planes, siempre inescrutables, de Dios. Pronto llegaron al convencimiento de que la historia de Israel y todos los textos de la Biblia servían como una especie de introducción a un largo y complejo plan divino que culminaba con la historia de Jesús y acababa con su muerte en el madero. Jesús había muerto porque tenía que morir para hacer cumplir los divinos designios de la divinidad.
No debería extrañarnos que sus primeros seguidores, de primera o de segunda generación, comenzasen a escudriñar las Escrituras judías en busca de relatos, imágenes y profecías que pudieran ayudar a entender los luctuosos sucesos que ocurrieron aquel trágico día. Y, sin duda, los encontraron. Las profecías del Antiguo Testamento sobre el futuro Mesías hacían referencia, sin duda, a Jesús. Con ese convencimiento, un tiempo después, los evangelistas construyeron sus relatos, y no dudaron en aprovechar cualquier oportunidad para evidenciar el plan divino.
LA INFANCIA DE JESÚS
Muy poco podemos conocer con seguridad acerca del nacimiento de Jesús, la historia de sus padres o los lugares donde vivió durante su infancia. Solo dos de los Evangelios canónicos, los de y , aportaron algunos datos al respecto al principio de sus obras–por algo son conocidos como los Evangelios de la Infancia–. Por si fuera poco, sus relatos, en algunas partes esenciales, parecen referirse a personas distintas, debido a las sorprendentes diferencias que
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