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Cuentos de la selva
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Cuentos de la selva

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Compuestos inicialmente para sus hijos, este conjunto de ocho cuentos ambientados en la selva misionera refleja la pasión de Quiroga por la naturaleza. A la vez, combina la realidad y la fantasía con situaciones emocionantes, y a veces peligrosas, con grandes dosis de humor. Se ha convertido en un clásico de la literatura juvenil en Argentina y el resto de América Latina.
LanguageEspañol
Release dateMay 3, 2018
ISBN9789874490162

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    Lo leí de pequeño y lo reencuentro ahora, con igual frescura y gracia.

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Cuentos de la selva - Horacio Quiroga

Bibliografía

Estudio preliminar

El autor

Su infancia y juventud en Salto y Montevideo

Horacio Silvestre Quiroga nace en 1878 en Salto, Uruguay, cuarto hijo de Prudencio Quiroga –vicecónsul argentino– y de Pastora Forteza. Entre sus antecesores familiares, se cuenta Facundo Quiroga. Dos años después, cazando en el campo de unos amigos, su padre sufre un accidente con una escopeta y muere. En 1891, su madre se casa con Asencio Barcos, quien sufre años más tarde una hemorragia cerebral y queda con lesiones de movilidad y habla. Posteriormente, se suicida.

Horacio cursa sus estudios en Salto y luego en el Colegio Nacional de Montevideo. A los 17 años, empieza a escribir poesía y prosa.

En 1897, su amigo Brignole descubre una poesía del escritor argentino Leopoldo Lugones, Oda a la desnudez. A partir de ese momento, serán grandes admiradores del escritor argentino. También, Quiroga lee a Gutiérrez Nájera, Gustavo Adolfo Bécquer, al nicaragüense Rubén Darío, al poeta alemán Heine, y el francés Paul Verlaine. Como vemos, en esa época, sus lecturas se inclinan por los escritores románticos, posrománticos y modernistas.

En 1898, en una fiesta de carnaval, conoce a su primer amor desdichado: María Esther, a la que años más tarde la hará protagonista de Una estación de amor y Las sacrificadas. Hace periodismo literario y, junto a su amigo Brignole, visita a Lugones en su casa de Barracas. En 1899, funda una revista literaria en Salto.

En 1900, el 30 de marzo parte hacia París, con muchas ilusiones. Regresa a Montevideo el 12 de julio. Allí funda con sus amigos Brignole, Asdrúbal Delgado, Fernández Saldaña, Jaureche y Federico Ferrando, el Consistorio del Gay Saber. Se reúnen allí a escribir poesía con rima libre, exploran aspectos poéticos no trabajados por otros escritores en un desafío que, para el crítico uruguayo Emir Rodríguez Monegal anticipa a fines del siglo XIX, la escritura automática propia de las escuelas de vanguardia que surgen a principios del XX.

También, el grupo participaba en concursos literarios y así fue como Quiroga ganó un segundo premio con el seudónimo de Aquilino Delagoa, en el semanario La Alborada. Su cuento se llamaba Ilusoria, más enferma (Página decadentista).

En 1901, La Alborada publica un nuevo cuento de Quiroga, de tendencia modernista: Jesucristo. Leopoldo Lugones lo visita en Montevideo, y lee a Quiroga y a sus amigos del Consistorio los poemas de su libro Los crepúsculos del jardín. Ese mismo año mueren dos hermanos de Quiroga, Pastora y Prudencio, de fiebre tifoidea. En noviembre, aparece, dedicado a Lugones, Los arrecifes de coral, considerado por el crítico Alberto Zum Felde como el primer libro de versos simbolistas que apareció en Uruguay y el segundo en el Río de la Plata, después de Prosas Profanas de Rubén Darío.

Horacio Quiroga

Sus lecturas

Fue un gran lector desde su más temprana juventud y sus primeros años en Montevideo están marcados por la influencia de los movimientos posrománticos (parnasianismo, simbolismo, decadentismo y modernismo), e incluso las producciones realizadas con sus amigos del Consistorio del Gay Saber se adelantaron a la escritura automática de las escuelas vanguardistas de principios del siglo XX en Europa. La literatura uruguaya lo ubica dentro de un movimiento artístico llamado la Generación del 900, cuyas características trabajaremos en las actividades.

Quiroga leyó las obras de Edgar Allan Poe, Rudyar Kipling –autor de El libro de la selva o Libro de las tierras vírgenes–; Guy de Maupassant, Dostoiewsky, Tolstoi y muchos otros con enorme pasión y que han dejado rastros en su obra.

En su madurez como escritor, fue considerado el creador del cuento moderno en la zona del Río de la Plata.

Su estilo

Horacio Quiroga mostró una notoria precisión de estilo que le permitió narrar muy bien la violencia y el horror que se esconden detrás de la aparente apacibilidad de la naturaleza. Muchos de sus relatos tienen como escenario la selva de Misiones, del que extrajo situaciones y personajes para sus narraciones. Sus personajes suelen ser víctimas de la hostilidad y la desmesura de un mundo bárbaro e irracional que se muestra en inundaciones, lluvias torrenciales y presencia de animales feroces. Sus textos muestran que la relación entre el hombre y la naturaleza siempre es conflictiva. Así como para los griegos, la lucha era entre los hombres y el destino, en la narrativa de Quiroga es entre naturaleza y hombre, y en general, el hombre es vencido por ella.

La morbosa obsesión de Quiroga por el tormento y la muerte es más fácilmente aceptada por los personajes que por el lector: la técnica narrativa del autor presenta personajes que saben que no deben cometer errores porque la selva no perdona. La naturaleza es ciega pero justa, los ataques sufridos por el campesino o por el pescador, un enjambre de abejas enfurecidas, un yacaré, una serpiente, la crecida o lo que fuese, son simplemente lances de un juego en el que el personaje intenta arrancar a la naturaleza unos bienes o recursos (como intentó Quiroga en la vida real), que ella se niega a soltar, una lucha desigual que suele terminar con la derrota humana, la demencia, las muertes o simplemente con la

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