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LA FILOSOFIA DE LA

CIENCIA
La filosofía de la ciencia se ocupa de saber cómo se desarrollan,
evalúan y cambian las teorías científicas, y si la ciencia es capaz de
revelar la verdad de las entidades ocultas y los procesos de la
naturaleza.

Para Piaget, la lógica, la metodología y la teoría del conocimiento,


constituyen tres ramas importantes en el campo del saber científico,
y esta última es usual asociarla a la filosofía de la ciencia.

Como afirma Lenk “es una disciplina filosófica básica que investiga
los métodos de formación y aplicación, de corroboración y
evaluación de las teorías y conceptos científicos y, a su vez, intenta
fundamentarlos y evaluarlos”. Gran parte de la filosofía de la ciencia
es indisociable de la epistemología, la teoría del conocimiento, un
tema que ha sido considerado por casi todos los filósofos.
La idea mecanicista del mundo, propia del siglo XVII y la fe en la
razón y el sentido común del siglo XVIII, aunque todavía influyentes,
fueron modificados en el siglo XIX por una serie de ideas más
complejas y dinámicas. Karl Marx y Friedrich Engels, elaboraron la
filosofía del materialismo dialéctico, basado en la lógica dialéctica de
Hegel. El filósofo alemán Friedrich Nietzsche recobró la concepción
de Schopenhauer de la existencia como la expresión de una
voluntad cósmica.

Hacia finales del siglo XIX, el pragmatismo se convirtió en una de las


más importantes escuelas de pensamiento, en particular en Estados
Unidos. El idealismo fue una poderosa escuela de pensamiento en el
Reino Unido gracias a la obra de Francis Bradley, que mantuvo, al
igual que Hegel, que todas las cosas han de ser entendidas como
aspectos de una totalidad absoluta.
En Francia la idea más influyente de principios del siglo XX fue el
vitalismo evolucionista de Henri Bergson, autor, entre otras obras, de
Materia y memoria (1896).

Bergson planteó el élan vital, la energía espontánea del proceso


evolutivo, y defendió los sentimientos y la intuición frente a la
aproximación abstracta y analítica a la naturaleza de la ciencia y la
filosofía de la ciencia y el espíritu.

En Alemania, Edmund Husserl fundó la escuela de la


fenomenología, elaborando una filosofía que recogió y analizó las
estructuras de la conciencia que permiten a ésta situar a los objetos
fuera de sí misma, para enfrentarse al problema de clarificar la
relación entre el acto de conocer y el objeto conocido.
La filosofía existencial, que surgió como heredera de la revuelta
romántica del siglo XIX contra la razón y la ciencia en favor de la
implicación apasionada en la vida, fue muy importante en el
pensamiento a través del trabajo de Martin Heidegger (autor de El
ser y el tiempo, 1927) y en menor escala de Karl Jaspers.
Posteriormente distintas escuelas filosóficas que plantean problemas
nuevos han desarrollado sus teorías. Entre ellas, destacan las tres
siguientes orientaciones.
En primer lugar, el desarrollo de la filosofía hermenéutica,
representada fundamentalmente en la obra de Hans-Georg
Gadamer.
En segundo lugar, los aportes de una crítica de la sociedad,
representadas por los herederos de la Escuela de Frankfurt y, en
especial, por Jürgen Habermas.
En tercer lugar, las filosofías postestructuralistas, que recogen la
herencia del estructuralismo y realizan una crítica a la llamada
sociedad posmoderna, y que cuentan entre sus representantes más
relevantes, a los filósofos franceses Michel Foucault, Gilles Deleuze
y Jacques Derrida, entre otros.

En relación a la ciencia contemporánea ningún escrito puede estar


completo sin mencionar a Karl R. Popper. Igualmente Imre Lakatos,
Thomas S. Kuhn y Paul Feyerabend son quienes junto a Popper han
dominado el campo de la filosofía de la ciencia contemporánea.
Rudolf Carnap (1891-1970)

Filósofo alemán (nacionalizado estadounidense), destacada figura


del movimiento filosófico denominado positivismo o empirismo lógico,
miembro del circulo de Viena.

Carnap interpretó la filosofía como un proceso de análisis lógico. Se


interesó sobre todo por el análisis del lenguaje de la ciencia ya que
consideró que las afirmaciones empíricas de esta última eran las
únicas en verdad significativas.
De esta concepción global, resumida en que los problemas de la
filosofía se pueden reducir a los problemas del lenguaje, dan
testimonio dos de sus principales trabajos teóricos: La estructura
lógica del mundo.
Ensayo de una teoría de la constitución de los conceptos (1928),
donde intentó reducir todas las demandas del conocimiento al
lenguaje de los datos; y Sintaxis lógica del lenguaje (1934), donde
mostró su preferencia por el lenguaje que describe la conducta.
Karl Raimund Popper (1902-1994)

Filósofo de la ciencia británico, de origen austriaco, famoso por su


teoría del método científico y por su crítica del determinismo
histórico. Nació en Viena y se doctoró en filosofía por la universidad
de su ciudad natal en 1928.

Aunque no fue miembro de la llamada Escuela de Viena, simpatizó


con su actitud científica, pero criticó algunos de sus postulados.
Desde 1937 hasta 1945 ejerció la docencia en la Universidad de
Canterbury (Nueva Zelanda) y, más tarde, en la Universidad de
Londres.
La contribución más significativa de Popper a la filosofía de la ciencia
fue su caracterización del método científico. En su Lógica de la
investigación científica (1934), criticó la idea prevaleciente de que la
ciencia es, en esencia, inductiva.
Propuso un criterio de comprobación que denominó falsabilidad,
para determinar la validez científica, y subrayó el carácter hipotético-
deductivo de la ciencia.
Las teorías científicas son hipótesis a partir de las cuales se pueden
deducir enunciados comprobables mediante la observación; si las
observaciones experimentales adecuadas revelan como falsos esos
enunciados, la hipótesis es refutada.
Si una hipótesis supera el esfuerzo de demostrar su falsedad, puede
ser aceptada, al menos con carácter provisional. Ninguna teoría
científica, sin embargo, puede ser establecida de una forma
concluyente.
En 1962, Kuhn publicó La estructura de las revoluciones
científicas, en donde exponía la evolución de las ciencias naturales
básicas de un modo que se diferenciaba de forma sustancial de la
visión más generalizada entonces.

Según Kuhn, las ciencias no progresan siguiendo un proceso


uniforme por la aplicación de un hipotético método científico. Se
verifican, en cambio, dos fases diferentes de desarrollo científico.

En un primer momento, hay un amplio consenso en la comunidad


científica sobre cómo explotar los avances conseguidos en el pasado
ante los problemas existentes, creándose así soluciones universales
que Kuhn llamaba "paradigmas".

En un segundo momento, se buscan nuevas teorías y herramientas


de investigación conforme las anteriores dejan de funcionar con
eficacia.
Si se demuestra que una teoría es superior a las existentes entonces
es aceptada y se produce una "revolución científica". Tales rupturas
revolucionarias traen consigo un cambio de conceptos científicos,
problemas, soluciones y métodos, es decir, nuevos "paradigmas".

Aunque estos cambios paradigmáticos nunca son totales, hacen del


desarrollo científico en esos puntos de confluencia algo discontinuo;
se dice que la vieja teoría y la nueva son inconmensurables una
respecto a la otra.

Tal inconmensurabilidad supone que la comparación de las dos


teorías es más complicada que la simple confrontación de
predicciones contradictorias.
Paul Karl Feyerabend

En su obra más conocida, Contra el método (1974), Feyerabend


negaba la posibilidad de elaborar un método “que contenga
principios firmes, inmutables y absolutamente vinculantes como guía
de la actividad científica”, sometiendo a crítica las más influyentes
teorías de la epistemología contemporánea, desde el neopositivismo
de Rudolf Carnap hasta el racionalismo crítico de Popper, pasando
por la metodología de los programas de investigación científica de
Imre Lakatos.
Para Feyerabend, la ciencia es una actividad esencialmente
anárquica: escapa a cualquier teoría del conocimiento que pretenda
recoger en un único modelo de racionalidad el rico material de su
propia historia, dado que las revoluciones científicas (por ejemplo, el
paso del sistema tolemaico al sistema copernicano) acontecen
cuando los grandes científicos (como Galileo) sostienen teorías y
puntos de vista incompatibles con aquellos principios considerados
evidentes, violando así los criterios de racionalidad aceptados por la
mayor parte de los estudiosos.
Imre Lakatos (1922-1974)

Filosofo húngaro, discípulo y sucesor de Popper al retirarse este de


la cátedra de lógica y método científico en la Escuela de Economía
de Londres.

La postura filosófica de Lakatos se basa en el modelo de que cuando


fallan algunas de las predicciones derivadas de una teoría, esta se
conserva mientras se afina, sin eliminarse.

Estas situaciones conocidas como anomalías según Lakatos


constituyen la regla. Propone que el punto de comparación deben
ser conjuntos de teorías, generadas por modificaciones sucesivas de
sus predecesores, a las cuales denomina programas científicos de
investigación.
Cada uno de estos programas esta formado por tres capas
concéntricas de entidades dialécticas .

1. El núcleo central que reúne los supuestos básicos y esenciales del


programa.

3. Un cinturón protector heuristico negativo constituido por un principio


metodológico que estipula que los componentes del núcleo central no
deben de abandonarse, constituido por hipótesis auxiliares, hipótesis
observacionales, diferentes condiciones experimentales etc.

5. Una capa externa del programa de investigación conocida como


heuristico positivo y representada por directivas generales para explicar
fenómenos ya conocidos.
Lakatos propone que solo existen dos clases de programas
científicos de investigación, los progresistas y los degenerados.

Son progresistas en cuanto anticipan su crecimiento empírico,


mientras predicen hechos nuevos con acierto.

Cuando el crecimiento teórico esta rezagado en relación con su


crecimiento empírico se considera que el programa esta estancado y
entonces puede eliminarse o almacenarse.
Larry Laudan

Laudan se doctoró en Princeton y ha estado ligado al Departamento


de Historia y Filosofía de la Ciencia de la U. de Pittsburgh. Se
identifica a sí mismo como filósofo de la ciencia, teórico de la ciencia
o epistemólogo, de tendencia pragmatista.
A propósito de la discusión entre internalistas y externalistas sobre el
progreso en la ciencia, Laudan ha intentado una postura intermedia
poniendo el énfasis en la interdependencia de la filosofía de la
ciencia y la historia de la ciencia.
Esta tesis está expuesta en su libro "Progress and Its Problems",
editado en 1977 por la University of California Press. En lo principal,
Laudan afirma que el logicismo radical (alusión a Imre Lakatos)
convierte a la historia de la ciencia en algo irrelevante para la
filosofía de la ciencia.
A su vez, el relativismo radical (alusión a Thomas Kuhn) reduce la
filosofía de la ciencia a una descripción de la práctica científica
pasada y presente.

Una exposición resumida de su postura aparece en el artículo con el


que Laudan contribuye al volumen colectivo "Revoluciones
Científicas", compilado por Ian Hacking en 1981.

En "Science and Values" (1984), Laudan criticó su propia propuesta


de cómo se justifican las teorías científicas, elaborada en el texto
anterior referido.

Es importante, a este respecto, tener en cuenta que se trata de un


pensamiento en pleno desarrollo. Por ello mismo resulta importante
considerar "Ciencia y el Relativismo", en tanto libro suyo reciente.
Laudan ha optado, en este libro, por el diálogo como forma literaria
para exponer las discusiones contemporáneas sobre el relativismo
en la filosofía de la ciencia. En un encuentro imaginario, se han dado
cita 4 epistemólogos: un pragmatista, un realista, un positivista y un
relativista.

En una opción no exenta de humor, Laudan pone a sus


protagonistas nombres construidos por composición parcial de los
nombres de epistemólogos reconocidos.

Así, los nombres de Quine, Rorty y Feyerabend, dan forma al


relativista "Quincy Rortabender". Los nombres del propio Laudan y
de John Dewey dan forma al pragmatista "Percy Lauwey". Los
nombres de Rudolf Carnap, Reichenbach y Feigl dan forma al
positivista "Rudy Reichfeigl". El realista "Karl Selnam" está
construido con los nombres de Karl Popper, Putnam y Sellars.
Más allá de la competencia intelectual de Laudan (lo que es un
hecho), la estructura de diálogo del libro que comentamos no
desmerece en absoluto la presentación neutral y seria de las
discusiones epistemológicas contemporáneas.

Esto es todavía más meritorio si consideramos que Laudan no tiene


reparos en precisar, en el prefacio, su convencimiento de que la
posición relativista está equivocada.

Reiteramos que pese a esta verdadera declaración de guerra


intelectual, Laudan expone en su libro las posiciones relativistas con
mucha objetividad e, incluso, no deja de poner a la vista las
debilidades más comprometedoras de aquellos que desean refutar al
relativismo epistemológico.
A lo largo del ingenioso debate reconstruido por Laudan, son
presentadas las diversas tesis relativistas. Entre las más importantes
destacan:
(a) La tesis de que no existe un lenguaje observacional neutral que permita
juzgar teorías con independencia de una toma de posición teórica;
(b) La tesis de que no hay modo de demostrar que en el paso de una teoría a
otra se produzca retención acumulativa de conocimiento;
(c) La tesis de que los criterios mediante los cuales se juzgan las teorías
varían de una época a otra, de modo que, en última instancia, la decisión
está en manos de lo que cree una comunidad científica dada en un momento
histórico determinado;
(d) La tesis de que las grandes teorías constituyen universos
inconmensurables, de suerte que no es posible elaborar un diccionario que
permita traducir y, eventualmente, subsumir uno en otro.
(e) La ciencia no es un reino de puras ideas, es una actividad social,
estructurada institucionalmente, cruzada por intereses y necesidades que
exceden las reglas de la lógica.

Digamos que, en lo sustantivo, Laudan presenta con igual justicia las


propuestas realistas, positivistas y pragmatistas y las hace chocar
con bastante ponderación y equilibrio.
Edgar Morín

Edgar Morin (1921- ), sociólogo y filósofo francés cuyos trabajos


abarcan un campo muy amplio de investigaciones.
Nació en París en 1921, estudió derecho, filosofía, historia y
ciencias políticas. Se afilió al Partido Comunista durante la guerra y
fue expulsado en 1951. En 1950 fue admitido en el CNRS (Centre
National de la Recherche Scientifique).
En 1959 fundó con Georges Friedmann y Roland Barthes el Centro
de Estudios de Comunicación de Masas y publicó la revista
Communication. A continuación fundó la revista Arguments, que se
publicó desde 1957 hasta 1963. Fue nombrado director de
investigaciones en el CNRS en 1973. Hoy dirige el Centro de
estudios interdisciplinares que depende de la Escuela de Altos
Estudios en Ciencias Sociales.
Edgar Morin se interesó por las relaciones entre lo real y lo
imaginario en la cultura de masas difundida por los medios de
comunicación (El espíritu de la época, 1966). Intentó explicar el
fenómeno del ‘rumor’, estudiando la propagación de una información
vaga, imprecisa y consolidada, basada en el antisemitismo, en
personas más o menos crédulas. Muy pronto se convirtió en el
defensor de una sociología del presente, llamada ‘evidencial’.
Con su serie El método, obra aparecida en tres volúmenes (1977,
1980 y 1986), inauguró un nuevo campo de investigaciones;
conociendo la complejidad de los sistemas, lejos de buscar la unidad
de las ciencias, destacó la importancia de la noción de desorden. Dio
un papel destacado al concepto de ‘ecosistema’, con el que intenta
explicar la diversidad real surgida de la autoorganización, la
selección y la adaptación del mundo humano.
En Ciencia con consciencia (1982) profundizó el concepto de la
complejidad. Una de sus últimas obras, publicada en 1987,
concierne a la cultura europea: Pensar en Europa.

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