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A EL PODER DE LAS PALABRAS

He sido el pastor de mis infortunios ¡Siempre le aposté a las


personas equivocadas! – Dicen que soy un retorcido, porque no veo
la realidad- No sé si el jugar con las palabras, me regale una nueva
oportunidad o me permita resucitar por quinta vez. Los poetas
desperdiciamos el tiempo, su sapiencia y hasta el papel, cuando
tenemos la oportunidad para publicar un libro. Estoy cansado de
inventar epitafios para mis sueños y estoy enervado que me
interrumpan, cuando me esté suicidando. Le he gritado a mis amigos
y a mis seres queridos muertos, que me ayuden; desde que los
perdí, creo que se convirtieron en árboles o en sombras de olvidos.
Ya no creo en las miradas ni en las palabras de nadie. Ahora todo
depende del Internet, hasta la primavera de los sentimientos o las
lunadas amorosas. Todo es virtual, hasta el Sol que necesita el alma.
Chateamos desesperados, como náufragos en alta mar. Ya no me
importa si la muerte me sorprende desnudo, dormido o despierto. Ya
no me importa sentirme como una piedra más, que sabe o esta
segura, que nunca se levantará del suelo. Prefiero regalarle al mar
mis versos, que ponerme a mendigar monedas o a suplicar
oportunidades como los maletillas que se cosen la boca, frente a las
plazas de toros. No me interesa saber, hacia que futuro me conduce
mi poesía o si esos cantos que nacieron de exprimir mi corazón, me
resuciten cuando se lean. Inventé mi propia ideología, creé mi propio
Dios, un estilo de vida y una manera original de expresar mi poesía.
Me he enamorado de las palabras, ya que la realidad siempre ha
sido una fatalidad en mi vida; como sé que nadie puede permanecer
de pie y en posición vertical indefinidamente, me da lo mismo
descansar por ratos en la derecha o en la izquierda. No creo que
sea fruto de un Dios de buena leche, todo lo que he visto y menos lo
que le reserva, a los que vendrán. ¡Hasta la magia epistolar de la
que gozaban las relaciones amistosas, ha desaparecido! El amor
virtual… el sexo virtual… las realidades virtuales, que no son más
que paraísos artificiales manipulados por unos estúpidos, que de
imbéciles no tienen nada… una comunidad virtual jamás gozará del
encanto, de una tertulia en un café, en una librería, en un piso o
apartamento… ahora, hasta la magia de las palabras es diferente…
se les ha secado la sangre y han perdido ese brillo, con el que nos
asombraban. La poesía hoy no sabe, si cantar lo bello o lo horrible
de la vida. Cuando un poema retrata nuestra realidad, es imposible
trucar la crudeza de muchas imágenes… hoy nos devoran las voces,
de un mundo absurdo, explosivo, impredecible; quizás sea un arma
que se pueda empuñar y disparar desde una visible clandestinidad.
La palabra hoy es, más poderosa que la dinamita. Unas pocas
palabras bastan, para asesinar el espíritu de una persona. Las
palabras pueden arrasar peor que un incendio o sembrar semillas
milagrosas, en los corazones de los pueblos. A Luther King le bastó
expresar un sueño, para que las palabras se transformaran en un
inmenso Sol, para los negros norteamericanos.
Héctor “El Perro Vagabundo” Cediel
2008-03-21

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