Y aunque dicen que en Política lo que parece, es, no creo que sea así de fácil.
Muchas veces las remociones toman el carácter de renuncia, y ahí, la más socorrida
es “por motivos de salud”, seguida por otras como “por así convenir a sus intereses”;
“Se retira de la vida pública”; “Tiene que atender sus negocios”,.. Hasta las menos
gratas:”Para no entorpecer las investigaciones sobre su caso”.
Hay veces en que “los jubilan” y, a los pocos meses aparecen en otro puesto o nivel
de gobierno o en otro partido político. En ese momento ya no tiene tanta importancia
para la opinión pública el saber porqué salió de su anterior encargo.
En otras ocasiones puede acordarse una salida digna, si el mandamás le tiene algo
de afecto al sujeto, o le conviene no terminar con esa relación por lo que el
“renunciado” representa, y no desea conflictos con él o con su grupo.
Bien, pues ya sea por premio, por salud, por jubilación o por darle una salida digna,
elegir el momento es importante. Lograr que se minimicen las especulaciones.
Las dos más comunes son:
Bueno, hay condiciones especiales: A veces sirve para tener fuero y evitar ser
sancionado por las tropelías realizadas desde el encargo; o para protegerle las
espaldas al jefe, una vez que termine su gestión.
Ahí está lo oscuro, pues la opinión pública no tiene elementos para asegurar:
a. Si es más importante ganar la elección que gobernar eficazmente;
b. Si esa opción es la que más deseaba la persona removida de su cargo;
c. Si el o la candidata tiene posibilidades reales de ganar;
d. Si se le brindará todo el apoyo en su campaña;
e. Si se le ofreció o cobró algo a cambio de aceptar el reto;…
Cuando pierde, hay alternativas: Si hay cariño, le regresarán a un puesto digno para
mostrar que el jefe es solidario con su gente; pero si no, ya no escucharemos más
de él y se perderá en el olvido hasta que haya cambio de jefe y negocie su capital
político con él, quien generalmente, no confía en recomendaciones de su antecesor.
Porque es ahí, pasado el proceso, que sabemos si los que dejaron un cargo de
Secretario, Sub-secretario, Director general,… tuvieron su premio o su castigo,
aunque muchas veces el castigo se vuelva, sin querer, un premio inmerecido.