ENTELEQUIA Mis manos ante mis ojos, Negras estn como la tierra que me sustenta.

Mis cabellos sucios, Como la conciencia que se corrompe. Mis pies hinchados, De recorrer el mundo sin encontrar respuesta. Mas el fulgor incandescente de mi espritu, En el interior de un precioso mbar se encuentra inalterado. Arrullndome entre sueos con su voz inefable sin poderlo comprender. Observando el pasaje que mi cuerpo no es capaz de descender. Sin embargo mis sentidos perciben otros seres; Demonios que susurran y maldicen a mi espalda. Que confluyen y combaten por subyugar mi corazn, Obligando a este cuerpo cansado a seguir por el sendero equivocado. Cada paso dado evoca el anhelo de los muertos, Que reposan como memorias en el suelo llevados por el viento, Tratando de avanzar lo que la muerte no les permiti lograr, Auscultan mi corazn para confiarme sus sueos y consumarlos con mi caminar. Mas esa eterna espera no lograra fin alguno. Por que mis pies me han de guiar al cementerio de los dioses. Ah donde la muerte danza eternamente se desvanecen sus deseos. Estigia terrenal. Se desdobla la visin, cmulo de arena, tierra y sangre seca. Y si mi mascara se quebrara en el desierto. Roto el mbar, mi espritu quedara libre, Le arrebatara una parte de mi cuerpo y la lanzara a volar en el viento, Para descansar y esperar en la rivera de un camino. Y encontrar otro ser perdido buscando su destino. Susurrarle mis deseos a su mente y a su alma. Con la esperanza de que el retome, Aunque sea por un instante mi horizonte. Es por eso que he creado esta entelequia, Que ser la extensin de mi esencia y corazn. Y con ello emancipar su espritu del dominio de maldad, Por el que aquel ha de pasar. Cuando ya no me encuentre en esta tierra cumplir solamente un fin; Que me retenga en su memoria. Alcanzar la tan anhelada inmortalidad, Y poder evadir este desierto para obtener la libertad.