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Aquello que decimos Laura Gutman - Newsletter Septiembre 2009 Los nios creen en los padres.

Cuando les decimos una y otra vez que son encantadores, que son los prncipes o princesas de la casa, que son guapos, listos, inteligentes y divertidos, se convierten en eso que nosotros decimos que son. Por el contrario, cuando les decimos que son tontos, mentirosos, malos, egostas o distrados, obviamente, responden a los mandatos y actan como tales. Aquello que los padres -o quienes nos ocupamos de criar- decimos, se constituye en lo ms slido de la identidad del nio. Los nios no tienen ms virtudes unos que otros. Ahora bien, el nio no suficientemente mirado, mimado, apalabrado y tomado en cuenta por sus padres, dar mayor crdito a sus discapacidades. Y sufrir. En cambio el nio mirado y admirado por sus padres, amado a travs de los actos cariosos cotidianos, contar con una seguridad en s mismo que le permitir erigirse sobre sus mejores virtudes y al mismo tiempo rerse de sus dificultades. Si nos damos cuenta que nuestros hijos sufren, si tienen la auto estima baja, si tienen vergenza, si se creen malos deportistas, malos alumnos, o que no estn a la altura de las circunstancias, si les cuesta hablar, relacionarse, jugar con otros, si suponen que son lentos, o si son vctimas de las burlas de sus compaeros; nos corresponde accionar a favor de ellos, ya mismo. Lo peor que podramos hacer es exigirles que asuman solos sus problemas.

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