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Austin American-Statesman

Jacqueline y Amadeo
PERSIGUIENDO LA ESPERANZA
Su vida pasada desapareció entre las llamas. Ahora, guiada por un espíritu tenaz y
la devoción de su padre, Jacqui lucha cada día por su recuperación.
Hist oria: Da
Historia: vid Haf
David etz
Hafetz F ot ogr
otogr afía: Rodolf
ografía: Rodolfoo G onzález
González
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Los niños siempre miran. Siempre se voltean a Su cuello está abolsado, los labios delgados y
mirar. arrugados. Sus mejillas están manchadas, ásperas en
Algunos gritan. Otros les preguntan a sus madres algunos lugares y suaves en otros.
qué fue lo que le pasó. Algunos la siguen. Otros se En el lugar donde debiese estar su oreja derecha,
esconden. tiene una delgada media luna de cartílago alrededor de
En una ocasión en un supermercado un niño se un pequeño agujero negro. En el lado izquierdo, sólo
le acercó y le dijo: “monstruo.” tiene el agujero.
Es peor aún cuando los niños lloran. Las aperturas de su nariz consisten de dos
“Por dentro me siento una persona normal”, dice círculos planos. Una capa de piel esconde su ojo
Jacqueline Saburido. izquierdo. Por más de dos años el ojo izquierdo, casi
Hay días que se queda en casa, recostada en ciego, destapado y sin párpado, estuvo cubierto por una
cama, recordando el pasado. Sus últimas horas en Austin. gafa de plástico transparente. Un velo de cicatrices le
Nadar en las islas con amigos y familia. Bailar flamenco. impide la vista del ojo derecho.
Manejar rápidamente por las caóticas calles de Caracas, Su piel quemada ya no puede sudar ni protegerla
Venezuela. Contemplar las estrellas desde el barco de su del frío o del calor. La piel la siente caliente y apretada,
padre. como si estuviera cubierta por algo.
Por un momento, medita sobre su vida pasada Las incontables cicatrices que cubren su cuerpo
— la vida que se esfumó en las llamas. se detienen a la altura de las rodillas antes de alcanzar los
Sería fácil desaparecer ahora, a los 23 años. pies — pies que el fuego no tocó. Ha aprendido a usar
Las preguntas la acosan. sus pies como si fuesen manos. Sus dedos son los que
¿Seré alguna vez independiente? sienten la cobija suave y el agua de la regadera.
¿Seré alguna vez normal? Los dedos de sus manos los han amputado. Lo
¿Por qué me tuvo que pasar esto a mí? que queda de los dedos de su mano derecha están
Cada día tiene la opción de quedarse en cama, o fundidos los unos con los otros, haciendo la mano
de seguir luchando por vivir mejor. “Tú escoges” dice parecer un mitón.
ella. El daño causado a nervios ha dejado partes de su
Y cada día Amadeo, su padre, está allí, cuerpo sin sensación. Jacqui logra reconocer algunas
calmándola, empujándola, alentándola. texturas con la palma de su mano derecha. En la mano
“Él es un ángel conmigo”, dice ella. izquierda sólo siente pinchazos, que según ella, se sienten
Juntos se enfrentan a las preguntas y a las “como miles de agujas.” Las manos le duelen todos los
miradas. días, pero no toma calmantes.
Ella entiende por qué la gente mira. Le gusta tocar y sujetar con sus palmas las manos
Todos tienen curiosidad. Ella también siente de las personas que está por conocer. Con la ayuda de
curiosidad, y quiere verse a sí misma. amigos, sigue adelante.
Después de un año, se acerca al espejo y mira su “Abrázame fuerte,” piensa Jacqui. “No me voy a
reflejo. romper.”
En Venezuela, donde Jacqui creció, sus amigos
recuerdan una belleza delgada, de 5 pies y 4 pulgadas de
LA CARA DE JACQUI estatura, de cabello liso color café y con los ojos negros.
Jacqui era la hija única que se rehusaba a aceptar el “no”
como respuesta.
A la distancia, Jacqui parece ser una persona
Al hablar, sus amigos reconocen a Jacqui. Su voz
vieja. Pero de cerca, no se sabe qué edad tiene.
es la misma.

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Jacqueline Saburido no tiene orejas ni nariz, su visión es limitada, posee cabos en lugar de dedos y el dolor es
constante. Sin embargo ella sobrevivió el incendio del choque en 1999 que mató a dos de sus amigas en el camino
RM 2222 en Austin. Ella ha progresado mucho desde el verano pasado cuando todavía luchaba para realizar tareas
tan básicas como el limpiarse la cara. En su casa cuelga un crucifijo tallado por una tía, él es uno de los muchos
símbolos de fe que conserva cerca.

Jacqui se ríe de su padre que se ha dormido


esperando al doctor. Su vida es una batalla
constante contra la ansiedad y la depresión. Es una
batalla que Jacqui gana más que pierde. ¿Qué bien
me hace hundirme en la depresión? se pregunta.

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Jacqui exige como una niña malcriada, manda como jefe, Hoy, los deseos que tiene para su vida son muy
y juega como chica de escuela. básicos. Desea que le reconstruyan el párpado izquierdo
Hay alegría en su voz. y recobrar su visión. Quiere volver a usar sus manos.
Todavía canta desafinadamente al escuchar También desea volver a tener cabello, nariz y
merengues y baladas en español. labios. Pero no hay médicos con soluciones mágicas.
Jacqui cree que su amor a la canción le viene Además, los doctores no tienen mucho con qué trabajar.
desde muy adentro. El cuerpo de Jacqui es una masa de cicatrices.
“La vida sin música no sería vida,” dice ella, “y la “Sé que no seré la misma,” dice Jacqui, “pero
mejor manera de vivir, es vivir cantando.” quiero recuperar lo que pueda.”
Amadeo lleva a su hija de ciudad en ciudad,
buscando referencias médicas, y segundas, terceras y
LA JORNADA cuartas opiniones. Su búsqueda continuará mientras
Jacqui tenga opciones y mientras ella tenga la voluntad
de hacerlo.
Jacqui y Amadeo Saburido están en una cruzada:
“Llevamos una vida errante”, dice Amadeo, que
quieren salvar las manos y los ojos de Jacqui; de restaurar
tiene 49 años.
su independencia; de reconstruirla después del accidente.
Padre e hija son compañeros de casa. Están
El 19 de septiembre de 1999, Jacqui viajaba en
juntos día y noche todo el año. Los dos se llaman “terco”
un auto de regreso a casa. Venía de una fiesta en las
el uno al otro porque cada quién está acostumbrado a
afueras de Austin. En el obscuro camino de regreso, un
hacer las cosas a su manera.
conductor borracho cruzó la línea amarilla de la
Juntos, pero lejos de su patria, salen de compras,
carretera.
comen botanas, sobreviven, y a duras penas aguantan la
Dos pasajeros murieron en el instante del
rutina diaria de masajes, terapias y consultas médicas que
impacto y gracias a las acciones desesperadas de dos
ha consumido sus vidas por más de dos años. Juntos
paramédicos, dos pasajeros fueron rescatados del
combaten una guerra contra la depresión.
vehículo en llamas.
“¿Cuál es el propósito de esto?”, Jacqui le
pregunta a su padre. “¿Para qué seguir luchando si nunca
Jacqui, atrapada en el asiento delantero, se
voy a mejorar?”
quemó.
“Hay esperanza”, Amadeo le contesta en su voz
lenta y firme. “Has progresado mucho. Ambos estamos
Al despertar, Jacqui alucinaba en un hospital en
compartiendo esto”, le dice. “ Aquí estamos para luchar
Galveston. Estaba ciega. Sus padres, separados desde
juntos.”
hacía años, hacían guardia junto a la cama viendo a su
Jacqui siempre busca una mayor aprobación en
hija morir pedazo por pedazo.
su padre. “Tú no me quieres,” le dice ella bromeando,
Jacqui sobrevivió. Salió del hospital irreconocible
pero también lo está poniendo a prueba.
y sin poder valerse por si misma. Dependía
Antes de irse de Caracas, Jacqui era la que se
completamente de otras personas.
ocupaba de su padre, lavándole la ropa a mano y
De acuerdo al informe del hospital que la dio de
haciéndole las maletas para sus viajes. Cuando tenía 17
baja, Jacqui sufrió quemaduras de tercer grado sobre el
años, Jacqui dejó a su madre para irse a vivir con
60 por ciento de su cuerpo.
Amadeo. Tenían un apartamento “penthouse”, autos
En 2 años y medio se ha sometido a más de 40
nuevos, un avión y un yate para visitar las islas de arena
cirugías.
blanca y mar azul. Jacqui tenía planes de un día manejar
la fábrica de aire acondicionado de su padre.

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Antes que su madre se de cuenta y se los lleve, los niños siguen cada movimiento de Jacqui, mientras se dirige a la
oficina de su sicólogo en Galveston. Es algo que ocurre a menudo y que Jacqui comprende. Allá, en Venezuela, ella
también acostumbraba a mirar. Si veía alguien sin un brazo, ella miraba, aún sabiendo que ello incomodaría a la
persona. “Soy muy curiosa”, dice.

Se necesitan varias manos para posicionar la más-


cara de silicona para reducir el desfiguramiento
que Jacqui tuvo que usar por casi dos años mien-
tras dormía. En julio de 2001, Jacqui sujeta la
máscara en su lugar mientras Amadeo la asegura.
Ella está determinada a ser tan normal como le
sea posible y trabaja duro en darle la debida
atención a su piel y a sus músculos. “Sé que no
seré la mis-ma”, dice ella,“pero quisiera recobrar lo
más que pueda”.

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Ahora, lucha para usar el baño, vestirse, y Casi dos años después del accidente, Amadeo
alimentarse por sí misma. Trata de ser feliz. apenas habla el inglés. Jacqui lo habla mejor, aunque no
“Mi sueño, el sueño de mi vida, la cosa más de manera perfecta.
importante para mí desde muy pequeña, era encontrar a Viven en un apartamento de segundo piso en un
alguien que realmente me amara y a quien yo amara, y complejo de edificios grises a sólo cuatro cuadras de la
tener una familia con cuatro o cinco hijos”, dice Jacqui. unidad para quemados de la división Médica de la
Ahora se pregunta, ¿quién me amará? Universidad de Texas, sigla UTMB. También están a
Enciende velas y reza. En su recamara tiene un cuatro cuadras de la playa. Desde el estacionamiento, se
pequeño estante con pequeñas estatuas de santos y de la puede respirar el aire de mar del Golfo de México. El
Virgen María. En la sala tiene retratos de antes del apartamento está muy bien ordenado y tiene la
choque. apariencia de ser una casa de verano.
Adonde vaya Jacqui, la acompañan las estatuas Jacqui se la pasa en casa la mayor parte de su
de los santos, las fotos, y claro, su padre. tiempo libre. Espera su próxima cirugía, mira
Con Amadeo a su lado, le ha levantado el ánimo telenovelas en español y le envía correo electrónico a
a otras víctimas de eventos trágicos; se ha enfrentado al amigos y familiares en su país.
conductor borracho que causó el choque; y ha viajado a “Estoy muy aburrida,” dice ella.
Venezuela para ver a familia y amigos — y lo que queda
de su antigua vida.
Todos, incluso su padre, se sorprenden que haya LA MÁSCARA
sobrevivido.
Quizás fue porque nació con un espíritu de
La puerta del baño se abre y Jacqui se desliza
lucha. Quizás sea por su perfeccionismo y por su
calladamente sobre la alfombra con sus zapatillas de
incansable empeño en hacer las cosas bien. O quizás sea
cuadros azules con rositas.
porque no está sola.
Jacqui se acuesta sobre su cama, con las piernas
Jacqui cree en milagros. Su padre cree en la
colgando de la orilla. Tiene puesto un piyama gris. Tiene
ciencia.
un oso de peluche grande sobre su pecho y ositos
Antes de las cirugías, los dos se ponen de pie
pequeños sobre sus piernas. Su traje de presión color
frente al altar de los santos de Jacqui y rezan.
beige, diseñado para reducir las cicatrices, lo tiene puesto
“La esperanza”, dice Amadeo, “es lo último en
abajo de su piyama. Dice que el traje la aprieta, pero que
desaparecer.”
la hace sentirse segura.
Es casi la medianoche. Jacqui decide que ya es
hora de dormirse.
GALVESTON — JULIO DEL 2000 “Ti-to.” Llama a su padre usando su apodo.
Nunca están muy lejos el uno del otro en el pequeño
Jacqui sube la angosta escalera, tocando y apartamento, pero Jacqui llama a su padre con el
sintiendo la orilla de los escalones con los pies, contando volumen de una actriz de teatro.
cada peldaño, hasta llegar al número 14. Se dirige hacia “¡Tito!”, lo llama Jacqui. “Gotas y crema. Y la
la puerta marcada en letras de molde pequeñas, “Jaus” máscara.”
(casa).
Para aprender el idioma de su nuevo país, Amadeo, en calzoncillos y camiseta, lleva los
Amadeo le ha puesto el nombre en inglés, deletreado pequeños envases de líquido y le pone gotas en los ojos a
fonéticamente en español, a algunos objetos en casa. Jacqui. Lo hace con gran precisión — como ponerle una

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La madre de Jacqui, Rosalía, vino a visitarla por un mes a Galveston en junio de 2001. Jacqui,
quien bromea diciendo que ahora es más como niña que nunca antes, ha tenido a veces
relaciones difíciles con su madre. Después de la separación de sus padres, Jacqui a los 17
años, se fue a vivir con su padre haciéndose cargo de su penthouse en Caracas.

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gota de aceite a una bisagra – pero también lo hace de Algunas veces, Jacqui sueña que se mira en el
una manera tierna. espejo con el rostro que tenía antes. En otros sueños, se
Amadeo le unta suavemente el humectante a las encuentra en la playa aterrorizada de que el sol queme
mejillas. Las cejas pobladas del padre se le arrugan al sus manos y su piel sana.
concentrarse y se le nota un área de calvicie en medio del ¡Dios mío! Se despierta con un grito. Es sólo un
cabello oscuro. sueño.
En la noche a menudo conversan sobre sus vidas.
“Los niños son el reflejo de sus padres”, dice ella
tarde una noche, mientras que su padre critica las CARACAS — JULIO DE 1999
costumbres de sueño de Jacqui.
“Los niños”, responde él, “son el reflejo de los
Dos meses antes del accidente, Jacqui sentía que
errores de los padres.”
su vida se desintegraba.
Cuando está lista para acostarse, Amadeo saca la
Parecía tenerlo todo: belleza, inteligencia, dinero
armadura que tiene que ponerse Jacqui para poder
y amigos, sin embargo, sentía ansiedad.
dormir.
Estaba atrasada en sus materias universitarias.
Primero, la máscara.
Estudiaba ingeniería industrial preparándose para
Cautelosamente, Amadeo recoge la máscara de
administrar la fábrica de Amadeo, pero le dio un ataque
silicona blanca que ayuda a suavizar las cicatrices. Parece
de pánico durante unos de sus exámenes. Jacqui se había
una versión lisa y plana de una máscara griega. La coloca
obsesionado con estos pequeños fracasos y no estaba
sobre la cara de Jacqui.
segura si quería continuar con sus estudios.
Después, viene el capuchón dorado hecho de
Fuera de clases, soñaba con tener casa propia,
licra que mantiene la máscara inmóvil y que le hace
estar casada y tener niños, pero no había estado en una
presión sobre la cabeza. Posiciona la gafa sobre el ojo. Si
relación seria desde Marcos, el joven que sus padres le
Jacqui no se queja mucho del dolor, le coloca un aparato
habían presentado dos años atrás en la playa.
duro para el cuello que se llama “el watusi.” Finalmente,
Marcos Martínez parecía ser perfecto. Era dulce y
le pone en la boca una prensa diseñada para estirar los
determinado. Al igual que los padres de Jacqui, los
labios.
padres de Marcos eran españoles. Un día de broma
Luego, más gotas y crema.
Jacqui le dejó a Marcos un mensaje en el auto: “Te
Amadeo programa la alarma para sonar a las 2 de
quiero para siempre”
la mañana, hora a la que se despertará para ponerle a
Jacqui y Marcos comenzaron a verse más
Jacqui otra ronda de gotas a los ojos. Se levantará de
seriamente cuando los padres de Jacqui se separaron.
nuevo a las 4 y a las 6 de la mañana para repetir el
Cuando Marcos rompió con ella, Jacqui quedó devastada
proceso y mantener húmedos los ojos de Jacqui.
emocionalmente. Quería mucho a Marcos y empezó a
Padre e hija se dan un abrazo de buenas noches.
obsesionarse con él. Fue a ver a un sicólogo con la
Rezan juntos o a veces Jacqui reza sola.
esperanza de borrarse a Marcos de la mente, pero dos
Jacqui cierra su ojo derecho. El ojo izquierdo, sin
años más tarde aún seguía pensando sólo en él.
párpado, se queda mirando fijamente a la oscuridad.
Marcos dijo que siempre parecía que Jacqui
Antes, Jacqui acostumbraba a dormir acostada
añoraba algo, “quizás el amor.”
sobre su estómago, pero ya no lo puede hacer. Le
Jacqui siempre se sintió un poco sola al crecer.
preocupa rasguñarse el ojo contra la almohada.
“Lo tenía todo, pero no era feliz “, dijo Rosalía
También le preocupa que su padre se olvide de
García, la madre de Jacqui. “Le faltaba una familia.”
las gotas.
Jacqui siempre había considerado que su madre
“Paso asustada la noche entera”, dice.
era veleidosa. Sin embargo, en esta época, Jacqui

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El 19 de Septiembre de 1999, Jacqui acosó a su amiga Johanna para asistir con ella a una
celebración de cumpleaños en el Lago Travis. La fiesta parecía ser como una de aquellas en su
país, con Jacqui, la segunda desde la izquierda, y sus amigos. Desde la izquierda, Luis Crespo;
Julio Daal; Johanna Gil; Luis Cardozo; Laura Guerrero; y John Daal, al frente - bailando salsa y
merengue. Unas horas más tarde un choque de autos dejaría muertos a Laura y otra
celebrante, Natalia Chpytchak Bennett, y heridos a Jacqui, Johanna y Johan.

Las cuadrillas de rescate tuvieron que emplear las “Man-


díbulas de la Vida” para abrir el Oldsmobile, arriba, con-
ducido por Natalia Chyptchak Bennett, quien murió.
Jacqui estaba en el asiento del pasajero. Laura Guerrero
que también murió, se hallaba atrás con Johanna Gil and
Johan Daal, que quedaron heridos.

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comenzó a tener desacuerdos y discusiones con todo el “Sé que algo me sucederá”, le dijo a Yelitza Villar,
mundo, incluso con su padre. Juzgaba a los demás de su querida prima mayor y compañera de escuela en el
acuerdo a estándares que a menudo nadie podía alcanzar. colegio católico privado.
“Cada día me ponía peor “, dijo Jacqui. “No vayas si no quieres,” Yeli le respondió. Pero
“Lloraba. Me deprimía. No estudiaba. Quería los preparativos ya estaban hechos.
encerrarme y olvidarme de todo.” Una semana antes de irse, Jacqui se fue al club de
Cuando necesitaba escaparse Jacqui manejaba su playa a montar su Jet Ski alrededor de las aguas
auto, un Toyota Corolla verde que Amadeo le había tranquilas de los canales. Respiraba el aire
regalado cuando se graduó de la preparatoria — a pesar profundamente y disfrutaba de la brisa.
de la oposición de Rosalía. “Bueno, goza esto”, se acuerda haberse dicho,
Le encantaba manejar rápidamente, escuchando “porque no sabes si tendrás otra oportunidad de
salsa y tomando las curvas cerradas del camino. Así, se hacerlo.”
sentía en control. El 20 de agosto de 1999, en el aeropuerto
Los martes y jueves ponía su falda y zapatos de principal de Caracas, Jacqui y sus padres se tomaron
baile negros en el auto —el par con las puntas y los fotos en la cafetería.
tacones de metal. “Usa bien tu tiempo” le dijo Amadeo.
Jacqui había comenzado a estudiar Flamenco a Rosalía y Jacqui se abrazaron y se besaron. “Te
los 18 años. Pensaba que ese baile español, sensual y veo pronto”, le dijo su madre.
fuerte, revelaba el verdadero carácter de una mujer. Desde el avión, Jacqui, veía a sus padres en la
“Lo puedo sentir en mi sangre”, decía Jacqui. torre de observación. Se encontraban de pie, separados el
Tenía problemas concentrándose en las clases, uno del otro. Comenzó a llorar.
pero a veces, después de regresar a casa, le daban ganas
de practicar. En el estacionamiento de la casa, taconeaba
sola y cantaba — uno, dos, tres…cuatro, cinco, seis, o AUSTIN — 18 DE SEPTIEMBRE DE 1999
también subía a su casa, prendía la música a todo
volumen, salía al balcón, miraba su reflejo en el vidrio y
Jacqui llamó a Amadeo desde Austin diciéndole
bailaba hasta no poder más.
que iba ir a un cumpleaños ese sábado por la noche en el
lago Travis en las afueras de la ciudad. La recogería el
joven venezolano que festejaba su cumpleaños.
DEJANDO CARACAS — AGOSTO DE 1999 A su padre no le gustaba la idea y le pidió a
Jacqui que llevara dinero para un taxi por si acaso.
Jacqui decidió tomarse un descanso de la Jacqui llevaba casi un mes en Austin estudiando
universidad e ir a estudiar inglés en EE.UU. Decidió inglés en una escuela privada cerca de la Universidad de
viajar a Austin, donde una amiga de la familia que vivía Texas. Estaba contenta consigo misma, y pensaba
en Texas la podría ayudar con los arreglos necesarios. quedarse un semestre más.
Amadeo pensaba que Jacqui se merecía un Al llegar a Austin, vivió un tiempo con una
descanso, pero Rosalía le rogó a su hija que se quedara. familia que hablaba español, pero al poco tiempo se
“Yo no creo en este tipo de cosa, pero tuve una mudó a su propio apartamento. Su vecina era Johanna
premonición en lo más profundo de mi corazón”, dijo Gil, una estudiante venezolana de 20 años de edad a
Rosalía. “Algo que me decía no, no, no.” quien había conocido en su clase de inglés. Jacqui y
Jacqui tuvo sus propios presentimientos. Johanna lo hacían todo juntas.
Johanna no estaba interesada en la fiesta de ese
sábado, pero Jacqui insistió en ir.

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La piel en la cabeza de Jacqui está muy estirada sobre la superficie del cráneo y se raja fácil-
mente. Esto hace que se requieran vendas y tratamientos frecuentes. Ella se siente como si
estuviese empezando a crecer de nuevo, pero dice que ahora no sabe si llegará a la madurez.
“En realidad”, he vuelto a nacer nuevamente, y es como si hubiese muerto. He vivido todas las
etapas de un bebé”, dice ella.

Brian Fitzpatrick y John McIntosh fueron dos de los


paramédicos que ayudaron en el rescate de Jacqui
desde el auto en llamas en septiembre de 1999. A
pesar de los años de experiencia como rescatado-
res, ambos han sido atormentados por el choque y
su imposibilidad de rescatar a Jacqui antes de que-
marse.

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“Vamos, vamos”, le dijo, hasta que Johanna Jacqui y Johanna habían llegado acompañadas de
accedió. Laura Guerrero, una estudiante Colombiana de 20 años.
Laura venía con su novio, Johan Daal, un venezolano de
22 años. La pareja se había conocido el año anterior
REGGIE cuando los dos llegaron a Austin para estudiar.
A medida que pasaban las horas, Jacqui empezó a
aburrirse. El festejado, quien la había recogido a ella y a
La madre de Reggie Stephey lo recogió esa
Johanna, había bebido y no las podía llevar de regreso a
mañana de su práctica de futbol americano en la
casa. Se quedaron esperando a que llegara alguien que
preparatoria de Lake Travis. Reggie tenía 18 años y
las pudiese llevar a casa.
jugaba ala abierta. Era un joven popular, de físico
En Austin, Reggie caminaba hacia su auto.
delgado, con cabello ondulado de color café.
No hablaba ni caminaba bien, declaró un testigo
Al principio del verano, Reggie se había ido a
más tarde. Al hacer su declaración ante el jurado, Reggie
vivir a su propio apartamento. Cuando Reggie era niño
dijo que no podía acordarse de cuántas cervezas se había
su padre murió dejándole $70.000 dólares de herencia de
tomado en la fiesta.
una póliza de seguros. Reggie se mantenía con ese dinero
Unos minutos después de manejar hacia el oeste
y con el que ganaba doblando ropa en una tienda en un
por la carretera RM 2222, el Yukon de Reggie comenzó a
centro comercial.
subir por el camino conocido por los bomberos como
La madre de Reggie lo llevó a recoger su preciada
“Tumbleweed Hill.”
camioneta, el GMC Yukon azul de 1996, al que le
instalaban un nuevo parachoques de metal en la defensa.
Reggie había comprado el Yukon azul con el dinero de la
herencia. Le hizo varias modificaciones al vehículo, TRANSPORTE A CASA
inclusive elevándolo varias pulgadas.
Esa noche, Reggie se juntó con unos amigos de Una joven rusa se ofreció a llevar a Jacqui y a sus
escuela en un muelle del lago Travis. Él y sus amigos amigas a casa. Natalia Chyptchak Bennett era una
bebieron cervezas frías de una heladera. Más tarde, estudiante de 18 años que asistía a la universidad
Reggie dijo en una declaración antes del juicio que sólo (Community College).
había bebido dos o tres cervezas. Jacqui, quien rara vez bebía, había estado
Cerca de la medianoche, cuando sus amigos observando a Natalia cuidadosamente. Le pareció que
comenzaron a irse, Reggie se fue solo a una fiesta en el Natalia estaba sobria.
centro de Austin. Laura y Johan se sentaron atrás en el coche de
Un testigo de la fiesta declaró en el juicio que los Natalia, un Oldsmobile Ninety Eight Regency, modelo
ojos de Reggie se notaban enrojecidos. de 1990. Jacqui y Johanna recuerdan haber discutido
sobre quién se sentaría en el asiento delantero.
“Tu siéntate adelante”, dijo Jacqui. “No, ve tú”,
DOS FIESTAS le dijo Johanna. Finalmente Jacqui se sentó adelante.
Jacqui no se acuerda si se abrochó el cinturón. El
reporte de la autopsia dice que Laura no lo hizo.
En la fiesta, Jacqui y sus amigas vieron por
Natalia se puso el cinturón y prendió la radio.
televisión la pelea de boxeo de Oscar de la Hoya contra
Laura se durmió en los brazos de Johan, quien también
Félix Trinidad. Luego, bailaron salsa y merengue como
se durmió.
en las fiestas de su país.
Johanna se quejó que Natalia no estaba
manejando lo suficientemente rápido.

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Rosalía y Amadeo adoraban a Jacqui. Vestida completamente de blanco


para su primera Comunión,“parecía una princesa”, recuerda Rosalía.
Madre e hija eran y aún son perfeccionistas, arreglándose ellas así, sus
ropas y sus alrededores .

Jacqui, al frente a la izquierda, posa con su prima Yelitza


Villar, al frente al centro, y amigos. Desde la izquierda,
Jenny Kahoiti, Marila Marquez, Maryory Romero y
Sharon Rengel en una fiesta antes de salir de Caracas
en 1999.

Jacqui y su familia vivían bien en


Caracas. Uno de los lugares de
vacaciones favoritos de Jacqui era
la Isla de la Tortuga en Venezuela -
Isla de la Tortuga. Aquí tenía 15 o
16 años.

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Natalia recuerda lo que dijo Johanna “A paso de vehículo. Vio una pequeña llama y escuchó un gemido
tortuga, nunca vamos a llegar.” del asiento delantero.
Mientras Johanna hablaba, Jacqui recuerda La parte de adelante del Oldsmobile de Natalia
haberse dado la vuelta y pensar: “Vamos a chocar.” estaba doblado como un acordeón. El camino estaba
cubierto de vidrios rotos.
En el asiento delantero, Jacqui luchaba por
EL ACCIDENTE — 19 DE SEPTIEMBRE DE liberarse. Estaba atrapada entre el tablero y el piso.
Las llamas del motor comenzaban a alcanzarle la
1999 cara.
A su lado, Natalia yacía muerta, aplastada contra
Aproximadamente a una milla de distancia, el el volante.
paramédico John McIntosh se despedía de los bomberos Laura estaba hecha una bolita sobre el piso atrás
y la tripulación del helicóptero de rescate y se dirigía del asiento del conductor. También estaba muerta. Los
hacia Austin en la ambulancia. Su compañero iba atrás otros dos pasajeros en el asiento trasero, los venezolanos
atendiendo a una paciente; una mujer que había chocado Johanna y Johan, estaban confundidos, pero ilesos.
su auto contra un poste de teléfonos. McIntosh detuvo la ambulancia y abrió la
Eran las 4:22 de una madrugada calurosa. Este ventana de su puerta.
probablemente sería el último socorro que tendrían que “¿Hay alguien en el vehículo?”
dar los paramédicos esta noche. “No en el Yukon,” dijo Reggie. “El coche
McIntosh, un ex-paramédico del ejército pequeño se está incendiando.”
norteamericano, manejó casi una milla en RM 2222, “Espera al otro lado del camino”, le dijo
pasando junto al Centro de Investigación de la compañía McIntosh. El paramédico se estacionó al otro lado del
3M, en una parte obscura del camino alineada por choque.
árboles y algunas luces de calle. “Este es Rescate 16. Estoy junto a un coche en
Después de pasar una pequeña curva, McIntosh llamas”, dijo en la radio. “Creo que hay personas
pisó el freno. Más adelante, una explosión de llamas rojas adentro.”
interrumpía la oscuridad del cielo. Dos coches chocados McIntosh prendió las luces de emergencia y
frente a frente estaban sobre el carril. corrió a abrir las puertas traseras de la ambulancia.
Al disminuir la velocidad, McIntosh se dio “Parece que hay personas adentro”, le gritó a su
cuenta de un adolescente parado en el camino, compañero mientras sacaba el extinguidor rojo.
sosteniendo un teléfono celular y moviendo los brazos Desde el interior de la ambulancia, Brian
frenéticamente. Fitzpatrick, un paramédico con 29 años de experiencia,
Reggie Stephey parecía estar aturdido y perdido. veía las llamas.
Acababa de llamar al número de emergencia 911. Fitzpatrick entrena a otros paramédicos en
La parte delantera del Yukon de Reggie se veía rescates acuáticos para salvar a personas en lagos y ríos.
chocado, pero aparte de eso, el vehículo había sufrido Jamás había estado en una situación como esta.
daños menores. Gracias a la bolsa de aire, Reggie sólo Fitzpatrick y su compañero habían sido entrenados para
sufrió una pequeña marca rojiza – la marca que le dejó el dar asistencia médica a personas heridas, no para
cinturón de seguridad sobre el pecho. rescatarlos de vehículos en llamas.
“Ey, hay una emergencia”, le dijo Reggie al Fitzpatrick fue a usar la radio. McIntosh,
operador del 911, pero no podía recordar el nombre de extinguidor en mano, corrió al Yukon. Se aseguró que el
la carretera en la que estaba. Caminó hacia el otro coche estaba vacío, y luego corrió hacia el Oldsmobile.

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A medida que se recobraba, los médicos querían que Jacqui extendiera su codo y sus manos
cinco veces diariamente. Cuando Jacqui se cansaba, su padre le reclamaba por qué ella no
hacía los ejercicios.“Es porque duele”, Jacqui contestaba. Pero Amadeo continuaba ayudán-
dola con sus ejercicios. Padre e hija saben que aumentar la flexibilidad y la movilidad es
crucial para que Jacqui pueda ser más independiente.

En diciembre de 1999, tres Jacqui muestra ésta foto de


meses después del ella con su padre como un
accidente, Jacqui estaba recordatorio de su vida
todavía drogada y ciega y pasada. Fue tomada justo
solo tenía una muy remota antes de salir de Venezuela a
percepción de la realidad. Austin en 1999, es un
Tampoco tenía mucho recuerdo de lo perdido, pero
control sobre su cuerpo: sus también de lo que aún tiene:
músculos se habían las memorias y su padre.
atrofiado después de meses
do no usarlos. Necesitaba la
asistencia constante de
Amadeo y de otros, y a
menudo se hallaba abatida.
“En una de esas semanas,
ella lloró cada día”, dijo
Amadeo. Ese mes Jacqui
celebró su cumpleaños
número 21 en la unidad de
quemados en Galveston.

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Las llamas se salían del compartimento del motor “Dios mío”, pensó Fitzpatrick, “hay personas en
y se elevaban rápidamente hacia el otro lado del tablero. el auto.”
McIntosh apuntó el extinguidor hacia el fuego y Corrió a buscar sus instrumentos médicos.
soltó un chorro continuo de polvo blanco. En cosa de McIntosh terminó de mover a Johan. “Ay”,
segundos, las llamas se empequeñecieron. McIntosh gritaba con dolor el venezolano mientras su pie se
continuó apretando el gatillo del extinguidor hasta que el arrastraba sobre el camino. McIntosh regresó al
vehículo quedó apagado. Puso el extinguidor en el suelo Oldsmobile. La joven, Johanna, continuaba mirándolo
y miró dentro del compartimento del motor. fijamente. La sacó del asiento y comenzó a arrastrarla al
Hacia el fondo, en medio de la nuble otro lado del camino.
blanquecina, una pequeña llama brillaba intensamente. Las llamas crecían.
McIntosh inspeccionó el auto rápidamente. No queda mucho tiempo, pensó.
Johanna estaba sentada cerca de la puerta derecha trasera Mientras McIntosh arrastraba a Johanna, su
con la frente cubierta de sangre. Johan estaba sobre la compañero lo alcanzó. Juntos la llevaron al otro lado de
división central del piso. Sin hablar y confundidos, la vía.
ambos miraban hacia el paramédico. “Hay más gente”, le gritó McIntosh corriendo.
McIntosh había visto choques espantosos antes. Las llamas habían crecido y ahora consumían el
En una ocasión en el ejército, sólo pudo mirar sin poder tablero.
hacer nada mientras un piloto intentaba escaparse de un Las hélices del helicóptero esparcían el humo y la
helicóptero cargado de soldados que se estaba poderosa luz de rescate alumbraba el área. El olor acre
quemando. Los soldados heridos caían. El personal de del plástico derretido quemaba las narices del
rescate, impotente, no tenía el equipo necesario para paramédico. McIntosh, casi sin aliento, tosía por el
salvarlos. humo.
McIntosh jaló la manija de la puerta izquierda En el auto, McIntosh trató de sacar a Laura, pero
trasera. Se abrió sin ruido. el pie de la joven estaba atorado bajo el asiento delantero.
Agarró a Johan, el venezolano de 200 libras, y lo Fitzpatrick entró a desenredarla, y mientras lo hacía, la
arrastró afuera del auto. Respirando rápidamente, imagen de su esposa y su bebé le pasaron por la mente.
McIntosh miró el motor de reojo. Su hijo estaba a punto de dar sus primeros pasos.
Las llamas habían vuelto, moviéndose “¿Dejaré a mi hijo huérfano?”, pensó.
lentamente sobre el tablero. “Tengo que apurarme”, Las piernas de Laura se soltaron. Los
pensó. paramédicos sacaron su cuerpo fláccido.
En la ambulancia, su compañero, Fitzpatrick, Jacqui se lamentó. Las llamas estaban alcanzando
operaba la radio. Puso un llamado a los bomberos con el compartimento de pasajeros. Mientras acostaban a
los que habían acabado de estar con la esperanza de que Laura al otro lado del camino, Fitzpatrick vio que el
estuviesen cerca. Logró comunicarse con ellos. interior del techo del Oldsmobile comenzaba a
Arriba, en el aire, el helicóptero de rescate STAR incendiarse.
Flight volaba en círculos. La tripulación había visto el Mientras que Fitzpatrick examinaba a Laura a un
fuego y llamaron a Fitzpatrick. lado del camino, McIntosh corrió de vuelta para ayudar
“Quizás los necesitemos”, dijo el paramédico. a Jacqui.
“Busquen un lugar para aterrizar.” Jacqui estaba de frente al fuego: gritaba, lloraba,
Fitzpatrick agarró su chaqueta a prueba de fuego y salió se retorcía y trataba de liberarse.
corriendo. McIntosh estiró la manija de la puerta.
Vio a McIntosh que arrastraba a Johan al otro La puerta no se abría.
lado del camino.

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El verano de 2001: Con un poco de ayuda de una tablilla de Velcro en su mano, Jacqui es capaz
de servirse Fetuccini Alfredo por si misma. Cada vez que logra hacer algo nuevo, su padre la
aplaude.“Mira, estás comiendo por ti misma”, exclamó Amadeo un día que le limpiaba la
mayonesa alrededor de la boca.“Sí, pero tienes que limpiarme la cara como si fuera niña una
pequeñita”, se quejó.

Por más de dos años, los ojos de Jacqui, incluyendo su


ojo izquierdo sin párpado, necesitaron de gotas
humectantes y crema para evitar secarse. Durante su
visita a Galveston, Rosalía ayudó con la tarea de
ponerle gotas cada media hora durante el día y cada
dos horas en la noche. Hoy, los ojos de Jacqui todavía
necesitan gotas aunque no tan frecuentemente.

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Recogió el extinguidor rojo del suelo, lo apuntó, “¡Necesito tu extinguidor, ahora!” le gritó. Agarró
y apretó el gatillo. el cilindro plateado. Corriendo de vuelta, desenganchó el
Nada. Arrojó el extinguidor al suelo. seguro, apuntó y apretó la manilla.
Jacqui gritaba por la ventana rota. McIntosh no Nada. Miró el indicador. Vacío.
entendía sus palabras. Se escuchó el rechinar de metal cuando lanzó el
“Soy paramédico. Mi nombre es John”, le dijo, extinguidor contra la calle.
agitado, “te voy a sacar. No te abandonaré.” La bomba de incendios subía la loma. Fitzpatrick
McIntosh jaló la puerta con sus manos, pero corrió hacia los bomberos haciendo señales desesperadas.
estaba atorada. Trató de alejar el asiento de las llamas, Uno de los bomberos escuchó los gritos de Jacqui
pero no se movía. por encima del fuego. Saltó del camión y desenrolló una
Las llamas se acercaban cada vez más a la cara de manguera. Otro bombero comenzó a bombear el agua.
Jacqui. Ella se echó para atrás para alejarse de las llamas. Fitzpatrick sacó una segunda manguera y ayudó a
Empujaba usando su brazo derecho que estaba desenrollarla.
fracturado. McIntosh agarró una barra de metal para tratar
McIntosh jalaba la puerta, dobló el metal del de abrir la puerta de Jacqui. Trató de doblar la parte de
marco de la ventana unas cuantas pulgadas —lo arriba de la puerta ardiente, dobló el marco de la ventana
suficiente como para meter los dedos. La puerta no abría. y rompió la manija de la puerta. Finalmente, en su
Jacqui volteó su cara para distanciarse de las desesperación, le pegó un golpe al auto con la barra de
llamas. No podía alejarse lo suficiente. metal.
McIntosh miró la oreja y el cabello oscuro de la Jacqui dejó de gritar. Su cuerpo cayó sobre las
chica. Se sintió atrapado e impotente ante la catástrofe llamas, con la cabeza colgándole sobre el brazo derecho.
que se aproximaba. Los paramédicos se quedaron escuchando, no el
Las llamas tocaron la cabeza de Jacqui. Las sonido del fuego, sino el silencio.
chispas le alcanzaron el cabello. El fuego avanzó, “Gracias a Dios. Murió”, dijo Fitzpatrick.
esparciéndose rápidamente en la cabina del auto. Un bombero comenzó a inundar el auto con
“¡John, para!”, le gritó Fitzpatrick. “Tienes que agua. Otro apuntó una segunda manguera sobre el
alejarte.” vehículo. En unos segundos, las llamas se apagaron.
Las llamas salían por las ventanas, quemándole Puntos de un rojo intenso brillaban sobre el
los vellos del brazo y las mangas de la camisa. McIntosh cuerpo de Jacqui. Delicadamente, un bombero le echó
retrocedió, quedándose como espectador a la tragedia. agua. Su cuerpo humeaba del vapor.
Jacqui luchaba. Las llamas la rodeaban. Su nariz De pie junto al auto, a McIntosh lo salpicó un
y sus orejas se incendiaron. Se le desprendían mechones agua negra.
de cabello prendidos. “Tengo que atender a los vivos”, se dijo a sí
Comenzó a gritar. mismo, y fue a donde estaba su compañero.
Los paramédicos nunca habían escuchado gritos “Fritz”, le dijo, “está muerta.”
así antes. Eran gritos de sufrimiento y desesperación, de Fitzpatrick necesitaba saber con certeza. Fue al
terror y desesperanza. Oldsmobile.
“Una agonía absoluta”, pensó Fitzpatrick. En ese A un lado del camino, Johanna y Johan miraban
momento, él también comenzó a gritar. a McIntosh. El paramédico colocó sus manos sobre el
“Oh, Dios mío, ¡se está quemando viva!” cuerpo sin vida de Laura.
Los alaridos de Jacqui parecían eternos. “Ella está muerta” le gritó McIntosh a su
Una grúa se estacionó. Fitzpatrick corrió hacia él. compañero.

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Mes tras doloroso mes, Jacqui se empeña en volverse más independiente. Inicialmente, una
de las cosas que Jacqui podía realizar sin ayuda era el limpiarse la cara con una toallita de
limpieza. Ella espera recobrar más de su visión. Antes de la operación de este año que le
cubrió el ojo con un trozo de piel, ella solo veía sombras; su ojo derecho es capaz de distinguir
mayor detalle.

La vista de Jacqui ha mejorado, pero el


verano pasado ella tenía que situarse
solo a pulgadas de la pantalla del
computador para poder leer los men-
sajes. Le tomaba 20 minutos el escribir
un correo electrónico de tres párrafos.
Ella seleccionaba cada letra emplean-
do el ratón de computadora y un ta-
blero en la pantalla. Jacqui no tolera
las faltas de ortografía.“Esto exige un
montón de paciencia”, dice ella suspi-
rando.“No tengo un montón de
paciencia”.

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Fitzpatrick miró dentro del auto. Cada auto en llamas. Los compañeros de trabajo de Linda la
centímetro parecía estar quemado. Los asientos parecían rodearon y se pusieron a escuchar.
una pasta derretida. Fitzpatrick le tomó el pulso a Jacqui, “¿Linda, voy a estar bien?”, le preguntó Reggie.
y se quedó paralizado. “Vas estar bien”, le contestó.
Al otro lado del camino, McIntosh lo oyó gritar. “Espero que no hayas herido a nadie”, le dijo
“¡Dios mío! ¡Aún está viva!” unos momentos más tarde. Durante la conversación
Jacqui movió la cabeza e hizo un ruido. Reggie le mencionó su Yukon: “Quería mucho a ese
Los restos de su cabello, quemado y ondulado, auto.”
colgaban de su cráneo. La piel de su cabeza estaba Durante la llamada, que Garza piensa que duró
achicharrada, el rostro irreconocible. Uno ojo parecía 80 minutos, la más larga de su carrera como operadora
estar quemado y abierto, el otro quemado y cerrado. Su del 911, Reggie culpaba al otro conductor por el choque.
blusa se veía derretida y su piel llena de costras y Dijo que el otro conductor había cruzado la línea
resquebrajada. amarilla que divide el camino.
Era una silueta negra. Casi tres horas después del accidente, el nivel de
Los bomberos, los trabajadores de rescate y la alcohol en la sangre de Reggie marcó 0.13 – muy en
policía llegaron en una ola de sirenas y luces rojas. Los exceso del límite legal de .08.
bomberos movieron el asiento delantero, alejando a Un policía sentó a Reggie en el asiento trasero de
Jacqui del tablero. Un guardia del parque, Al Reyes, la patrulla. Reggie seguía hablando con la operadora del
iluminó a Jacqui con una linterna. 911.
“¿Quieres hablar en español?”, le preguntó. “Quiero irme a la casa”, le dijo. “¿Cuándo puedo
“Quiero morir hablando inglés”, contestó Jacqui. irme a la casa?”
Primero preguntó sobre las otras muchachas y Reggie le pidió permiso por teléfono a Garza
luego dijo: para recostarse en el asiento. Luego cerró los ojos y se
“¿Me voy a morir?” durmió.
“Estás gravemente herida, pero haremos todo lo A las 4:51 de la mañana despegó el helicóptero
posible”, le dijo Reyes, pero no pensaba que fuera a vivir. STAR Flight.
Los bomberos abrieron la puerta con las Jacqui gritó durante el corto viaje. Ella recordaría
“mandíbulas de la vida”, una garra hidráulica que corta para siempre el sonido que hacían las hélices metálicas.
metal. Los paramédicos vendaron las quemaduras y Más tarde, en el hospital, estando inconsciente por la
trataron de levantarla, pero Jacqui estaba pegada al morfina, se imaginaba que su padre volaba a rescatarla.
asiento. Cuidadosamente, la despegaron. Ni McIntosh, ni Fitzpatrick creyeron que Jacqui
Un bombero le sostuvo la mano, donde la piel le sobreviviría.
colgaba. Días más tarde, los compañeros de trabajo se
Jacqui lloraba. Parecía entrar y salir de la reunieron para analizar lo que había sucedido. Juntos,
inconsciencia. repasaron lo sucedido durante el rescate y concluyeron
Los hombres la envolvieron en una hoja de papel que pasaron 8 minutos desde el momento que vieron el
especial para quemaduras, la amarraron a una camilla, y fuego, hasta extinguirlo por completo.
en la oscuridad, corriendo, la llevaron al helicóptero. Jacqui estuvo expuesta al fuego intenso por 45
En las cercanías, Reggie todavía estaba hablando segundos.
con Linda Garza, la operadora de emergencia del 911.
Sentada en la estación de policía de Austin, Garza leía la
información reportada en pantalla sobre el estado de las
víctimas: Dos muertos y una persona atrapada en un

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Mientras espera ver al cirujano plástico, el Dr. Luis Scheker en el Jewish Hospital
en Louisville, Kentucky, Jacqui examina una foto de su ojo izquierdo, cubierta de
notas escritas por su especialista en ojos. Su prioridad: encontrar la forma de crear
un nuevo párpado para ‘el. Una vez que obtenga esto, podrá comenzar el trabajo
de recobrar algo de su visión.

Jacqui permite que su padre le ajuste el sombrero


antes de salir en un día completo de diligencias y
citas con médicos en Lousiville. Ella tiene un mon-
tón de sombreros llamativos para escoger, la ma-
yoría han sido regalos de su familia y amigos.

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CARACAS — DOMINGO 19 DE y gobernar España como lo hacía General Francisco
Franco.
SEPTIEMBRE DE 1999 “Fui un niño rebelde”, dice Amadeo.
Después de ubicarse en Caracas, Amadeo
La mañana del accidente, antes del amanecer, comenzó a trabajar. Era todavía un adolescente cuando
Rosalía se despertó en su apartamento con un fuerte abrió con un amigo una compañía que hacía
dolor en el pecho. instalaciones eléctricas — la primera de una serie de
Ansiosa e incapaz de dormirse de nuevo, se negocios. Años más tarde, Amadeo y su hermano mayor
reposó en la cama. Recuerda llamar a su cuñada más compraron Climar, la fábrica de aire acondicionado que
tarde y decirle “Algo le ha pasado a Jacqui.” la familia aún maneja.
Amadeo pasó ese domingo por la mañana “Para mí fue siempre importante sentirme
caminando cerca de su apartamento en el Ávila, por las diligente”, señaló Amadeo. “Qué malo es el decir, ‘No
impresionantes montañas que se elevan sobre Caracas. soy bueno para nada’. Eso me llenaba de miedo.”
Regresó temprano en la tarde, para encontrar mensajes Amadeo y Rosalía se conocieron en 1974 en una
desesperados en su grabadora. La amiga de la familia que playa. Sus familias los presentaron.
había ayudado a preparar el viaje de Jacqui había estado Rosalía era una bella joven de 18 años, de ojos
llamando toda la mañana. azules y con cabello largo de color castaño claro. Rosalía
Al regresar la llamada, Amadeo se enteró que vivía con su madre, una mujer sumamente estricta que se
algo terrible había sucedido. había ido a trabajar como ama de llaves en Caracas
Amadeo llamó a Rosalía. Le dijo que Jacqui después de la muerte su marido. Rosalía trabajaba en un
había estado involucrada en un accidente, pero que iba a salón de belleza cuando conoció a Amadeo.
estar bien. En esa época, Amadeo, un joven de 21 años e
Los dos hicieron reservaciones de avión para esa hijo de carpintero, manejaba un nuevo y llamativo
misma tarde. Mercedes blanco. A pesar de esto, Rosalía lo recuerda
como un joven tímido vestido en un traje de baños fuera
de moda.
AMADEO Y ROSALÍA A Rosalía le agradaba el hecho de que Amadeo se
comportara como todo un caballero: Siempre le abría la
puerta del auto y le decía cosas bonitas. Amadeo
Jacqui, hija única, era el único lazo que mantenía
admiraba la belleza de Rosalía. Estaba consciente de que
juntos a Amadeo y Rosalía. Se casaron de muy jóvenes y
ella tenía una personalidad difícil, pero a Amadeo nunca
en poco tiempo se dieron cuenta que no eran
le había molestado las cosas difíciles.
compatibles. Se separaron en 1996, mucho después de
Amadeo titubeó antes del matrimonio, pero
que había acabado su matrimonio de 21 años.
decidió casarse. Mantuvo su palabra, tal como su padre
A primera vista, parecían tener mucho en
se lo había enseñado.
común. Los dos habían nacido en Galicia, una provincia
Las discusiones comenzaron después de casarse
rural y pobre de España. Los dos llegaron de adolescentes
en 1975.
a Venezuela con padres que buscaban una vida mejor en
“Yo era explosiva”, dijo Rosalía, “y él no hablaba”
ese país sudamericano rico en petróleo.
Rosalia dijo que Amadeo no la respetaba, y que
El padre de Amadeo pasó los diez primeros años
ella llegó a extrañar al joven caballeroso que la había
de la vida de su hijo trabajando en construcción en
cortejado. Amadeo dijo que quería una esposa
Venezuela. Cuando volvió a Galicia, le enseñó
trabajadora, — una mujer como su madre, que trabajaba
carpintería a su hijo, pero el hijo no quería trabajar con
las manos. Amadeo soñaba con volar un avión de guerra

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A Jacqui le encanta divertirse y ha hecho varias amistades a lo largo del camino. Un amigo de
la unidad de quemados en Galveston, Félix Rodríguez, recuerda haber pensado que Jacqui
estaba loca por bailar durante su terapia. Pero ella lo inspiró a continuar adelante cuando él
pensó en darse por vencido. Mientras se despiden después de una sesión terapéutica en
Galveston, Jacqui bromea con Felix por haber engordado y admira la dexteridad de manos
que ha desarrollado.“Tiene una fortaleza increíble”, dice Félix.“Ella no se permite rendirse”.

Recepcionistas y terapistas en Galveston se preocupan de


Jacqui. Angela Poulter trabaja con Jacqui en estirarle los
dedos y el pulgar para lograr hacer la maniobra pinza.

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la tierra mientras criaba a cinco hijos — pero Rosalía En el barco, Amadeo le enseñó a Jacqui a pescar,
quería quedarse en la casa. y a mantener el motor. Su deseo era enseñarle a valerse
“He resuelto cada situación que he enfrentado en por sí misma, como sus padres le habían enseñado a él.
la vida”, dijo Amadeo, “excepto ella. No sé si ella es “Creo que mi padre quería un varón”, dijo
imposible, o yo soy un incapaz.” Jacqui. “Yo siempre tenía grasa en las manos.”
Amadeo consideraba el divorcio cuando Rosalía De pequeña, Amadeo sentaba a Jacqui en sus
se embarazó. rodillas al manejar y la dejaba guiar el auto. Cuando
Jacqueline Saburido García nació el 20 de creció lo suficiente para que sus piernas alcanzaran el
diciembre de 1978. acelerador, Jacqui le ordenó a Amadeo que se quitara del
medio. Ella manejaba mientras que Amadeo agarraba
firmemente el freno de emergencia.
CRECIENDO Amadeo le daba a Jacqui todo lo que quería —
un auto nuevo, un Jet Ski. Cuando Amadeo se oponía,
Jacqui le insistía hasta que cediese. Jacqui estaba
A la joven mamá le encantaba tener niñita. Años
perfeccionando el arte de someter al mundo a sus deseos.
después todavía recuerda cómo se veía Jacqui vestida para
Todos los que la conocen — primos, amigos y
su Primera Comunión: un traje blanco, guantes blancos
parientes – la describen como: “La reina con el poder de
y un listón blanco en el cabello.
convencer.” Ella puede ser como la piedrita en el zapato
“No quería que ni siquiera una mosca la tocara”,
– no deja de llamar la atención. Y tiene una lengua capaz
dijo Rosalía.
de resucitar a un muerto. Le decían que sí sólo para no
Madre e hija eran inseparables. Rosalía llevaba a
tener que escucharla más.
Jacqui consigo cuando hacía los mandados. Le enseñó a
“¿Decirle que no a Jacqui?” “¡Imposible!”, dice
leer apuntando a los anuncios en la calle. En la casa,
una amiga. “Siempre cuesta menos decirle que sí.”
Jacqui observaba a su mamá limpiar el apartamento hasta
Durante su adolescencia, cuando la relación de
dejarlo impecable.
sus padres se estaba deteriorando, Jacqui y su madre
En la sala, Rosalía colocaba los figurines de
comenzaron a tener enfrentamientos. Ambas tienen el
Blancanieves y los Siete Enanos muy cuidadosamente
mismo carácter fuerte.
sobre la mesa redonda de vidrio. A los enanos los ponía
Jacqui declaró que quería vivir como sus amigas
alrededor del borde de la mesa a precisamente la misma
— tener invitados, dar fiestas de cumpleaños en el
distancia el uno del otro y a Blancanieves, la paraba en el
apartamento y ponerse lápiz de labios — pero su madre
centro.
no lo permitió.
Rosalía le enseñó a Jacqueline que las
Después de mudarse su padre, Jacqui se quedó
decoraciones de la casa, no eran para tocarse. En poco
con Rosalía, pero dentro de poco tiempo su madre no
tiempo Jacqui también medía la distancia entre los
quería que Jacqui tocara nada en la casa.
enanos.
Finalmente, a los 17 años, Jacqui cargó el auto
“Debe ser genético”, recuerda Jacqui con un
con su ropa, sus animales de peluche y los álbumes de
suspiro.
fotos de la familia y se mudó a la casa de su padre.
Cuando niña, Jacqui vio mucho menos a su
Mudar todo tomó cinco cargas de auto y lo hizo sola.
padre, que trabajaba entre 14 y 16 horas al día en la
Al llegar al penthouse nuevo de Amadeo al otro
fábrica. Ella lo llamaba “Amadeo.” Durante los fines de
lado de la ciudad, Jacqui tomó control. Perdía la
semana pasaban más tiempo juntos. Amadeo llevaba la
paciencia con la servidumbre y con frecuencia ella misma
familia a la costa caribeña de Venezuela.
hacía la limpieza, las compras y el planchado. “Era una

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El teléfono es la línea de vida de Jacqui con su familia y amigos en Venezuela. Algunas cosas
no cambian: cuando crecía a ella siempre le gustaba hablar por teléfono. Su amiga íntima,
Sharon Rengel dice que ahora, ella siente que Jacqui está al otro lado del teléfono…
esperando que suene”.

Mientras crecía en Venezuela a ella le gustaba El viaje a Caracas en Diciembre de 2000 fue de a-
el vestirse en jeans y usar maquillaje liviano, legría y dolor. El entusiasmo de estar en su país y
es un país que genera una vasta cantidad de de volver a ver su gente fue moderado por la pre-
reinas de belleza. Ella nunca se arreglaba ocupación de lo que pensarían sus amigos y de la
exageradamente “pero siempre se veía per- realidad constante de que ella no podría hacer
fecta”, recuerda su ex novio. Jacqui, quien to- muchas cosas que sus amigos sí podían hacer. En
davía es meticulosa acerca de sus ropas, ho- la noche del año nuevo, Jacqui estuvo rodeada de
jea en Louisville en Agosto de 2001, la edi- amigos, incluyendo Marvin Arévalo, izquierda; el
ción de la revista People que trae los mejor y novio de Marvin, Adolfo Portilla, de pié; María
peor vestidos. Fue la primera revista que leyó Eugenia; y Sharon Rengel.
por sí misma, empleando un aparato magni-
ficador sobre su ojo derecho.

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adoración mutua. Todo era Jacqueline y su padre, su cuidado intensivo nacionalmente reconocido, está
padre y Jacqueline”, dijo un amigo. ubicado en el segundo piso de un hospital de varios pisos
Amadeo dijo que esos años con Jacqui fueron los de color café en UTMB. Un conjunto de puertas anchas
más felices de su vida. automáticas separa los corredores que son de color
blanco y naranja. Las enfermeras mantienen la pequeña
unidad a una temperatura de 84 grados Fahrenheit para
DEJANDO CARACAS proteger a los pacientes cuyas pieles ya no puede retener
el calor.
Cuando llegó Jacqui a la pequeña unidad de
El día del accidente de Jacqui, Rosalía echó su
ocho camas, las enfermeras y los doctores comenzaron la
ropa precipitadamente en una maleta y le encargó a su
lucha noche y día para salvarle la vida.
hermano que sacara la basura.
La piel, el órgano más grande del cuerpo, tiene la
“Mi mente no aceptaba que el accidente fuese
función de mantener los líquidos dentro del cuerpo y las
verdad”, se recuerda.
bacterias fuera. La piel de Jacqui no podía cumplir con
Amadeo no estaba seguro de qué pensar mientras
ninguna de estas dos funciones.
empacaba. Quizás el accidente no había sido tan serio.
Las enfermeras rápidamente inundaron al cuerpo
Salió deprisa al aeropuerto acompañado por su hermano
de Jacqui con antibióticos y suero. Le limpiaban sus
menor.
heridas y le cambiaban los vendajes constantemente. Era
una labor muy exigente. Los líquidos del cuerpo de
Jacqui empapaban su cama sin cesar. Las enfermeras
GALVESTON — UNIDAD PARA QUEMADOS, mantenían la habitación de Jacqui a una temperatura
19 DE SEPTIEMBRE DE 1999 cerca de los 100 grados Fahrenheit y salían bañadas en
sudor.
Era una crisis tras otra contra la vida de Jacqui.
El helicóptero que llavaba a Jacqui aterrizó en
Se encontraba en “shock” y en peligro de que dejaran de
Galveston en la Rama Médica de la Universidad de Texas
funcionar sus órganos internos; la inflamación le
(UTMB, sigla en inglés). Empujaron a Jacqui
restringía la circulación sanguínea; su cuerpo, agotado,
rápidamente a través de las puertas eléctricas hacia la
comenzó a consumirse a sí mismo. El personal del
unidad para quemaduras llamada “Blocker Burn Unit.”
hospital le puso un tubo de alimentación por la nariz que
Los doctores y las enfermeras la rodeaban.
le daba con un líquido alta en calorías y proteína. Jacqui
En Austin, en el Hospital Brackenridge, Jacqui
recibía una dieta constante de tranquilizantes y morfina.
fue tratada por poco tiempo y puesta en un respirador.
Le dieron medicamentos “hasta el límite”, como lo
Llegó a Galveston completamente inmovilizada, bajo
expresó una enfermera.
sedantes, y tambaleándose entre la vida y la muerte.
Jacqui perdía y recobraba la consciencia. Más
La mayoría de las quemaduras fueron clasificadas
tarde, no recordaría nada.
de tercer grado – el tipo más severo. Las llamas habían
La enfermera Raquel Goodheart, una veterana
arrasado con su piel y en algunos lugares, el fuego había
con 10 años en la unidad para quemados, nunca había
llegado hasta el hueso. El daño peor fue a su cara y a sus
visto sobrevivir a nadie con quemadas tan serias a la
manos. Su trasero, uno de sus muslos, partes de su
cabeza. Ella rezó por Jacqui.
espalda y el área bajo las rodillas, evitaron ser lesionados
“Dios en el cielo, ten piedad.”
seriamente.
Jacqui también tenía fracturas en el brazo, una
pierna y una mano.
La unidad para quemados, un centro médico de

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Durante su estadía en Austin para el juicio de Reggie Setephey en Junio de 2001, Jacqui se
despide de Jo Allison Bennett de la División de Testigos de las Víctimas del Condado del
Procurador del Distrito de Travis. Antes de volver a Galveston, Jacqui le mostró a sus padres su
antiguo dormitorio y la universidad. Ellos también visitaron el Hospital Brackenridge, donde
Jacqui fue tratada antes de ser transportada por aire a Galveston.

Reggie Stephey, en su cumpleaños número


20, es encontrado culpable por intoxicación y
por la muerte involuntaria de Laura Guerrero
y Natalia Chpytchak. Será elegible para liber-
tad condicional en el 2005. Él y Jacqui apare-
cieron en el video contra la ebriedad produ-
cido por la policía de Austin. El daño causado,
dice él, es “un dolor que nunca desaparecerá”.

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AQUÍ ESTOY En la habitación, Rosalía se paró junto a la cama
de Jacqui, helada, apenas respirando. Miraba la cara y el
cabello a su hija.
Amadeo y Rosalía llegaron a la unidad para
“Chiquita,” le dijo finalmente Rosalía. “Aquí
quemados alrededor del mediodía del día siguiente.
estoy. Es tu mamá. Estoy aquí a tu lado. Todo está bien.
“Usted no reconocerá su hija”, le dijo un doctor a
Tú estarás bien. Te vas a mejorar. Sé que estás
Amadeo.
escuchando.”
“Estoy listo”, contestó Amadeo.
Mientras su madre hablaba, Jacqui movió su pie.
Vestido en un traje amarillo, con máscara
Después, en el pasillo, Rosalía se desplomó y
quirúrgica y guantes, entró a la habitación de Jacqui.
lloró.
Estaba envuelta en gasa como si fuera una
Goodheart, a un lado y fuera de vista, también
momia y rodeada de tubos y cables que invadían su
lloró.
cuerpo. Sólo tenía la cara y los dedos de los pies
descubiertos. Se le habían hinchado los brazos hasta
llegar al tamaño de sus piernas, y su cabeza se le había
inflamado hasta que no se reconocían sus facciones. COSECHANDO PIEL
Mechones de cabello quemado se adherían a su cabeza
como trozos de carbón. Su piel se veía achicharrada. Ese día, los médicos le asentaron los huesos
“Su cara no existía” se recuerda Amadeo. “No fracturados a Jacqui. Le pusieron clavijas, barras y placas
había ninguna parte de ella donde pudiera yo decir, ‘Esa de metal. Le hicieron un corte a la mano para lavarle
es Jacqui’. No. Nada excepto sus pies.” impurezas y tejido muerto con un potente chorro de
Escuchó a Jacqui inhalar en el respirador. agua a presión.
Aquí estoy, le dijo. Tuviste un accidente. No te El miércoles, los cirujanos empezaron el proceso
preocupes. Ya estarás bien… sé que me estás escuchando. de remoción de piel muerta, llamado en inglés
Amadeo se quedó hasta no poder aguantar más. “debridement.” El término se refiere al proceso, llevado a
“Nunca en mi vida había llorado como lo hice cabo con tijeras y navaja, de eliminar capas de piel
ese día”, dijo Amadeo. “De ahí en adelante, lloré en muerta hasta llegar a la piel que sangre.
silencio. Lloré durmiendo; lloré despierto. Creo que Los cirujanos cubrieron las quemaduras con
lloraba todo el tiempo.” auto-injertos (autografts) — tiras delgadas de piel sana,
Afuera, Rosalía quería ver a Jacqui. Amadeo trató tomadas de partes del cuerpo de Jacqui que no se
de calmarla. quemaron. Las tiras de piel se pasan a través de una
“Rosalía, prepárate”, le dijo finalmente Amadeo. máquina que le hace pequeñas perforaciones. Esto les
“Nuestra hija parece un monstruo.” permite a los doctores estirar más la piel y cubrir un área
Goodheart escoltó a Rosalía, quien temblaba, a la mayor.
habitación de Jacqui. La creación de injertos de piel dejaba atrás
La enfermera, de 45 años, habla de forma directa heridas dolorosas. Los médicos no cosechaban más piel
con los pacientes y sus familias. En su voz se nota un hasta que cicatrizaran las heridas.
vestigio de su acento de Buffalo, Nueva York. Hace el Mientras tanto, los doctores usaban homo-
esfuerzo de nunca mostrar sus emociones, pero el caso de injertos (homografts)— tiras de piel que han sido
Jacqui le llegó al corazón. Goodheart, con una hija de almacenadas que provienen de cadáveres. Estos sirven
casi la misma edad y dudó que Rosalía fuera capaz de ver como parches temporales hasta que el cuerpo de la
a su hija. persona quemada los rechace.
Los cirujanos demoraron el proceso de remoción
de piel de la cabeza de Jacqui con la esperanza de salvarle

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Jacqui ya no usa el traje completo de presión de cuerpo que por tanto tiempo compartió su
closet con su ropa — toda muy ordenadas. Ahora, solo necesita usar bajo sus prendas la
parte inferior del traje de presión.

Jacqui y su papá, Amadeo, han luchado ardua-


mente por aquellas pequeñas victorias que han
logrado resultados dramáticos. En julio de 2001,
sus vidas se hallaban dominadas por una serie de
rutinas extenuantes de terapias y tratamientos.
Ella dormía con una máscara para reducir el des-
figuramiento - algo que ahora ella ya no necesita
- y su padre le ayudaba con los ejercicios de flexi-
bilidad para su brazo antes de irse a dormir.

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lo más posible de su cara. Sus párpados se destruyeron, La enfermera recuerda ver a Rosalía besarle los
pero sus ojos habían sobrevivido. Días después, le pies de Jacqui y los sostenerlos por un largo tiempo.
cerraron los ojos. Si los hubieran dejado descubiertos, se
hubieran secado y Jacqui hubiera perdido la vista.
El doctor Dwayne Roberts, oftalmólogo CARA Y DEDOS
residente de 30 años de edad, observó una de las
primeras cirugías. El joven médico nunca había visto un
Amadeo y Rosalía observaron cómo las orejas de
caso tan severo.
Jacqui iban desapareciendo y los dedos de las manos se
Alrededor de la mesa quirúrgica, los médicos
adelgazaban.
trabajaban en silencio y rápidamente.
Al limpiarle la cara con almohadillas de gasa
“No vamos a poder salvar a esta chica”, pensó
húmedas, Goodheart recuerda sentir que los labios de
Roberts.
Jacqui se estaban desprendiendo.
“Un día”, dice Goodheart “sus labios acabaron en
mis manos.”
AFERRÁNDOSE “Después de los labios, se le cayó la oreja
derecha”, dijo Goodheart.
Amadeo y Rosalía observaban cómo La oreja izquierda y su nariz también se
transportaban a Jacqui de cirugía a cirugía. Los médicos desprendieron.
operaban en turnos sobre diferentes partes de su cuerpo. Jacqui batalló infecciones y fiebres altas. Los
Rosalía no creyó que Jacqui iba a poder cirujanos le sacaron hueso muerto del cráneo con un
sobrevivir. Tomaba calmantes y rezaba. taladro, y cosecharon más piel.
“Le rogué tanto a Dios por ella”, dijo Rosalía. El 10 de octubre, tres semanas después del
Amadeo dijo no tener la menor duda que su hija accidente, hubo una pequeña buena noticia: los médicos
sobreviviría. Él se dormía en una silla junto a la cama de decidieron que Jacqui podía respirar por sí misma.
su hija. Apenas podía hablar.
Amadeo y Rosalía se hablaban muy poco. Se “Hola mamá”, susurró en voz ronca.
sentaban en distintos lugares de la sala de espera y Poco después de su llegada, los médicos le habían
rentaron apartamentos por separado. Sin embargo, cada amputado a Jacqui parte de los dedos de las manos. Le
uno de ellos mantenía un monólogo con Jacqui. dejaron lo más posible, con la esperanza de que parte del
Después de unos días, Jacqui comenzó a hueso lograse sobrevivir.
responder a las preguntas que le hacían. Para decir que sí, Amadeo continuó firmando permisos médicos.
movía su pie de arriba a abajo, para decir que no, lo Dijo que no sabía cuánto más pensaban amputar los
movía de lado a lado. médicos. En la sala de operaciones, los cirujanos
Amadeo y Rosalía querían tocar a su hija, pero emplearon tijeras para cortar el hueso blando muerto que
no sabían en dónde poder hacerlo —su cuerpo entero tenía Jacqui entre el puño y la primera coyuntura de los
parecía ser una herida abierta. “Los pacientes necesitan dedos.
contacto con otras personas”, les dijo Goodheart. “Es tan
importante como la inyección de morfina.”
Un día, las enfermeras le dijeron a Rosalía y a
Amadeo que se quitaran los guantes y le dieran un
masaje en los pies a Jacqui. Rosalía quería besar a su hija.
“Hágalo, bésele los dedos de los pies”, le dijo
Goodheart.

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La hora de partida de Galveston fué las 6:30 a.m. Jacqui se le queja a Amadeo: “no me tomas-
tes una foto en mi departamento, mi departamentito. “Le dice que el acoplado le parece muy
pesado. Él le responde: “Puedes bajarte a alivianarlo”. Luego de dos días de camino y casi 1.000
millas, Jacqui, Amadeo y su ama de casa, Angélica, arribarán a Louisville, Ky., a comenzar la
próxima etapa de sus vidas.

La decisión de irse de Galveston a Louisville, Kentucky, demoró


dos semanas en tomarse. Antes de comenzar a empacar, Jacqui
conversó con una amiga en Venezuela. “Kentucky es el pollo de
Kentucky Fried Chicken, explicaba. “El lugar es muy distinto que
acá. “Después de observar a Amadeo trabajar por dos días,
Jacqui se incorpora, llevando cargas livianas al camión U-Haul.

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OJOS veces, recostada en la cama, trataba de apagar llamas
invisibles.
En sus archivos médicos, el personal del hospital
Las suturas que mantenían cerrados los ojos de
grababa sus palabras: “¿Dónde están las otras niñas? …
Jacqui se abrían a medida que la piel de su cara se
Miren ese auto manejado como loco. … Señor, por favor
encogía al cicatrizarse.
ayúdeme a soltarme el cinturón de seguridad.”
A comienzos de octubre, la córnea derecha de
Jacqui no se acuerda mucho de su estancia en la
Jacqui — la membrana transparente situada en el frente
unidad para quemados, pero recuerda vívidamente las
del ojo — se secó y se partió.
alucinaciones. Se imaginaba que el personal del hospital
Roberts y el equipo oftalmológico operaron a
estaba tratando de matar a sus padres. En su mente, veía
Jacqui de urgencia.
a Amadeo siendo apuñalado, luego rescatado y luego
A principios de noviembre, la córnea izquierda se
apuñalado de nuevo.
empezó a deteriorar. Los médicos se apresuraron a
Cada vez que Amadeo salía de la habitación,
hacerle un transplante. Para cubrirle el ojo, emplearon
Jacqui quería la puerta cerrada con llave.
un procedimiento en que se cose la membrana
conjuntiva — la capa transparente que cubre el blanco
del ojo — sobre la córnea. Lo mismo se hizo en su ojo
derecho. LAS PREGUNTAS DE JACQUI
Estas operaciones compraron tiempo.
“Hicimos absolutamente todo lo posible por ¿Cómo me veo? ¿Cómo está mi piel? ¿Mi cabello?
ella”, dijo Roberts. ¿Mis manos?
El doctor Roberts se había encariñado con Jacqui le preguntaba a todos — a sus padres, a
Jacqui. Cambiaba sus turnos de trabajo para coincidir los doctores, a las enfermeras, a los visitantes. Hacía
con las cirugías de Jacqui. Goodheart recuerda que el preguntas todo el día.
joven médico no tenía niños, pero cuidaba a Jacqui Amadeo y Rosalía tenían miedo de traumatizarla
como a una hija. todavía más, así que pospusieron lo más posible decirle la
Roberts había estudiado español en la verdad y le pidieron a los que visitaban que evitaran
secundaria, y trataba de servir como traductor para responder a las preguntas de Jacqui.
Amadeo y Rosalía cuando tenían dificultades “Te ves mejor que la vez pasada”, le decía la
entendiendo los detalles sobre la condición de Jacqui. gente.
Los dos estaban agradecidos. Jacqui seguía con sus preguntas.
Un día Rosalía le dio un fuerte abrazo.
“No me soltaba y comenzó a llorar”, dijo Roberts EL SALÓN DE LA TINA
“yo también empecé a llorar.”
El salón de la tina es una de las paradas diarias
que hacen los pacientes en el camino a la recuperación.
ALUCINACIONES Muchos pacientes lo recuerdan como una cámara de
torturas.
Lentamente, Jacqui regresaba al mundo — ciega, El salón debe su nombre a una gran tina de acero
en agonía a pesar de las drogas, e incapaz de moverse. inoxidable que se encuentra adentro. Después de cortar
A veces Jacqui imaginaba que la pisoteaban los vendajes, las enfermeras meten a los pacientes en la
caballos que le arrancaban la piel. En otros sueños, se tina para darles un baño de agua tibia con cloro, o los
encontraba atrapada en una casa que se quemaba. A acuestan sobre una cama de acero inoxidable y los

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Una noche en Louisville, Jacqui decide esta-


cionar el minivan, a la izquierda. Ella no puede
hacerlo sin ayuda — es una realización de-
vastadora. Después Amadeo consuela a su
hija.“No es culpa suya”, dice.“Es culpa de la
vida”.

El ignorar a Jacqui es difícil, pero Sheker lo intenta.


Durante una visita en Enero, Jacqui se coloca los ante-
ojos del cirujano, para el deleite de su prima Yeli. Los
Saburidos hallan humor en la vida cuando pueden.
Jacqui dice que trata de vivir día a día disfrutando cada
momento. “Hago bromas”, dice ella, “para hacer lo que
es posible”.

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someten a manguerazos de agua mientras les tallan las ¿SOY FEA?
heridas con jabón. Estos baños pueden durar hasta tres
horas.
Amadeo es el que comenzó a decirle la verdad a
Los pacientes reciben una fuerte dosis de morfina
Jacqui. Rosalía dijo no poder hacerlo.
antes de bañarse y escuchan música a todo volumen para
Según Rosalía, “Le dio la noticia poco a poco.”
que tengan algo que los distraiga mientras están en la
“Primero, le dijo que le habían puesto puntos
tina. A pesar de esto, las familias a veces escuchan los
para cerrarle los ojos.”
gritos desde el fondo del pasillo.
¿Y mis orejas, papá? Jacqui preguntaba.
Jacqui les rogaba no tener que tomar los baños.
Mi amor, ellas lucen así…
Déjenme sola, déjenme irme de aquí, Jacqui
Fue paso por paso.
recuerda gritar.
“Se olvidaba de la respuesta debido a la morfina”
Su único consuelo era la música. Las enfermeras
decía Amadeo.
recuerdan que Jacqui cantaba “Pretty Woman” en inglés
Unos días más tarde, Jacqui hacía la misma
— se sabía toda la letra.
pregunta de nuevo. Una semana más tarde, la repetía.
Todo lo que quería era quedarse en cama.
La respuesta a una pregunta en particular la
Cuando las enfermeras le disminuían la morfina, los
buscó de su madre: “¿Me veo bonita o fea?”
terapeutas la obligaban a levantarse a caminar.
“Chiquita, por supuesto que no eres la misma de
Después de meses de estar inmóvil, no podía
antes” Rosalía le dijo. “Pero poquito a poco te
sostener su cuerpo por sí misma. Se habían atrofiado sus
arreglarán.”
músculos y su equilibrio se había deteriorado. El sólo
“Pensé que posiblemente no me veía tan mal”,
acto de sentarse, la hacía vomitar. Todo le dolía.
dijo Jacqui, “porque conociendo a mi mamá, ella me lo
Los terapeutas amarraban a Jacqui a una tabla y,
diría.” Jacqui estaba bajo la impresión de que su padre
poco a poco, la levantaban. Sin tener ese soporte, se
disimulaba mejor los hechos que su madre.
hubiera caído al piso como un títere. A pesar de estar
“¿Y mis manos?”, Jacqui seguía preguntándole.
ciega, comenzó lentamente a dar pasos cortos. Parecía
“Todavía no sabemos”, le contestó Amadeo.
una momia al caminar y después de caminar cinco pies
se sentía exhausta.
Los terapeutas intentaban mover las coyunturas
de Jacqui y estirar la piel cicatrizada que su pobre cuerpo ¡BUH!
intentaba sanar. Su codo izquierdo estaba inmóvil. Al
cicatrizar, su piel empezó a encogerse y le empezó a jalar Jacqui cumplió los 21 años en la unidad para
la barbilla hacia el pecho. Los doctores la operaron para quemados. Se sentía como si estuviera viviendo una
quitarle presión a su cuello. segunda niñez.
Jacqui lloraba al despertar y lloraba de noche. “Era una niña pequeña nuevamente. Y jugaba
“Decía cosas como ‘no quiero hacer esto’, con mi padre”, decía Jacqui.
significando ‘déjenme morir’” Roberts recuenta, “Lo Una noche mientras la acostaba, Amadeo se
bueno es que esos episodios no duraban mucho.” refirió a Jacqui como “mi patito lindo.” Ella le contestó
Goodheart recuerda que Jacqui gritaba y lloraba, “patito”, y pronto lo acortó a “Tito.”
pero también que seguía tratando de mejorar. Para diciembre, Jacqui hacía bromas. A veces
“Es la niña más positiva que he conocido”, dijo fingía dolor cuando la tocaban o cuando le desactivaban
Goodheart. el monitor de oxígeno que tenía pegado al dedo del pie.
Lo hacía para que vinieran a su socorro las enfermeras.

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Después de un largo día en el hospital para la cirugía de la mano de Jacqui, Amadeo, bro-
meando se mete a la cama de hospital para un descanso.“¿Tito, quién es el paciente acá?”
pregunta ella. Amadeo se preocupa todo el tiempo por Jacqui. Si fuese independiente, dice él,
podría relajarse aunque fuera un poquito. Él teme morirse mientras ella aún lo necesite.

Mientras otro cirujano sostiene la mano de


Jacqui, el doctor Luis Sheker, enhebra una
aguja para adosarle un parche de piel entre los
dedos. El procedimiento, uno más entre los
cuarenta a los que se ha sometido desde el
choque, se hizo para explorar el codo izquierdo
en busca de un nervio dañado, y para crearle
espacio entre los dedos de la mano izquierda
para darle dexteridad.

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Una broma favorita era la de pedir ayuda en una Durante el día, Amadeo se encontraba al lado de
voz muy débil y ronca: “Por favor, que venga alguien. su hija. La alimentaba, le limpiaba los ojos, le cepillaba
Tengo un secreto. Acérquense a mí…” los dientes y la ayudaba en el baño. Se mantenía al tanto
“¿Estás cerca?” le preguntaba a los doctores y las de sus medicamentos y tratamientos, preocupado que
enfermeras a medida que se acercaban. una enfermera pudiese olvidar algo.
Luego, gritaba, “¡BUH!” “Nunca he visto un padre tan dedicado en toda
La primera vez, Goodheart salió de la habitación mi vida”, dijo Goodheart.
temblando. Cuando Roberts llegaba para su inspección diaria
“Me asustó de verdad”, decía Goodheart de los ojos de Jacqui, Amadeo tenía ya listas y alineadas
acordándose de ese momento. todas las cosas necesarias: vendajes, utensilios y gotas
El espíritu de lucha de Jacqui y la dedicación de para los ojos.
sus padres los hicieron la familia favorita en la unidad “Amadeo no se olvidaba de nada”, dijo Roberts.
para quemados. Goodheart comentó que ella y las otras Ni siquiera de las sanguijuelas.
enfermeras necesitaban tomar descansos de cuidar a En enero, los cirujanos plásticos le tomaron un
Jacqui. músculo de la frente de Jacqui y lo trasplantaron sobre el
“Llegue a sentir mucho su dolor”, dijo ojo izquierdo para cubrírselo. Pero la sangre comenzó a
Goodheart. acumularse indebidamente sobre el músculo y las venas
Antes de irse a la casa, Roberts siempre se detenía dañadas de Jacqui no podían drenar el tejido. Buscando
a conversar con ella. un remedio, los médicos recurrieron a una técnica muy
“Todos estábamos tan sorprendidos” dijo antigua: le pegaron sanguijuelas al párpado para que
Roberts. “Era imposible no encariñarse con Jacqui.” chuparan la sangre que se acumulaba. Lo hicieron con la
Cuando Jacqui perdía energía, las enfermeras la esperanza de que sus venas tendrían tiempo suficiente
ayudaban a seguir adelante. Un día que se sentía muy para desarrollarse.
cansada para caminar al salón de la tina, las enfermeras “Era una tarea muy desagradable”, dijo Roberts.
comenzaron a cantar “La Cucaracha.” Formaron una Alguien tenía que hacerse cargo de las
línea de conga junto con Amadeo y Rosalía, y Jacqui se sanguijuelas.
les unió. Amadeo se ofreció de voluntario. Por cinco días
“La cucaracha, la cucaracha, ya no puede quitaba las sanguijuelas con pinzas cuando se llenaban de
caminar...”, cantaban bailando por los pasillos del sangre.
hospital. “Era inconcebible”, recuerda Amadeo.
Después de cinco días, murió el tejido que cubría
el ojo.
SANGUIJUELAS
En la noche, Amadeo dormía períodos de 15 y LA VERDAD
30 minutos. Se quedaba despierto para ver si Jacqui
necesitaba algo y tomaba siestas más tarde. “Papi, mis dedos, no los siento”, Rosalía recuerda
A lo largo de su recuperación, Jacqui se apoyó que Jacqui lloraba. “No siento mis dedos. Papito, mamá,
más en su padre. Temía que Rosalía no fuera lo mis dedos.”
suficientemente fuerte para apoyarla, y no creía que su A veces soñaba que los tenía, otras veces, soñaba
madre tuviera la capacidad de tomar las decisiones que habían desaparecido.
necesarias. “Tito, no quiero vivir”, Jacqui lloraba al
despertar.

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Para ayudar a Jacqui a desplazarse en sus nuevos alrededores, ella y Amadeo cuentan los
peldaños en su nuevo complejo de apartamentos: 17. Lo hacen juntos. Aún cuando algunas
veces la esperanza pareciera desaparecer en medio de la oprimente rutina diaria, Amadeo y
Jacqui aún tienen la esperanza que Jacqui se recobrará y será capaz de cuidarse completa-
mente por sí misma.

En el otoño de 2000, Jacqui


sostuvo mas operaciones en
su mano izquierda para
terminar de separarle los
dedos. Ese verano ella fue
capaz de agarrar un lápiz con
su mano derecha y escribir
por primera vez, una
pequeña pero significativa
victoria. El doctor Luis
Scheker le inspecciona su
mano izquierda durante una
revisión en Enero.

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“Por favor no digas eso”, Amadeo lloraba al “La vida debe tener un propósito”, se dijo a sí
abrazarla. misma.
Finalmente, durante los últimos días de enero,
los médicos, las enfermeras y los psicólogos se reunieron
con Amadeo y Rosalía para planear cómo decirle a Jacqui
sobre sus manos. Pronto la darían de alta y en poco EL ESPEJO
tiempo recuperaría la vista.
Amadeo le pidió a su primo — un médico
Al final de cinco meses en el hospital, Jacqui
venezolano — que viniera a Galveston a hablar con los
comenzó a distinguir sombras con su vista.
médicos. Después de un tiempo, el primo le dio la
“Le doy gracias a Dios”, dijo, “Si me hubiese
noticia a Jacqui.
visto a mí misma, no hubiera podido continuar
“Has sufrido quemaduras muy graves”, explicó el
luchando.”
primo. “Perdiste gran parte de tus dedos.”
Su primera visita al espejo fue borrosa. Luego, en
“No voy a llorar. No voy a llorar”, Jacqui se dijo
marzo del 2000, un mes después de haber sido dada de
a sí misma. “Voy a ser valiente.”
alta de la unidad para quemados, visitó al doctor
Más tarde, Jacqui dijo que posiblemente se
Roberts, quien le puso unas gotas para dilatar su pupila
hubiera dado por vencida si hubiese comenzado a llorar.
derecha. Por unas pocas horas Jacqui pudo ver bien.
A veces podía sentir sus dedos a pesar de ya no
Al regresar al apartamento en Galveston, Jacqui
tenerlos. Podía sentir cómo los abría y los cerraba.
agarró dos fotografías enmarcadas y se sentó en la orilla
Los médicos le dijeron que esas sensaciones se
de la cama para mirarlas. En una foto tomada en
llaman movimientos fantasmas.
Caracas, Jaqui tenía el cabello largo, en la otra, sonreía
junto una la fuente de la Universidad de Texas.
Puso los retratos uno junto al otro en la mesa de
JACQUI noche y se dirigió hacia el espejo del baño.
Se inclinó para adelante, acercándose,
Una vez hecha, la pregunta nunca cesaba de inspeccionándose a sí misma, pulgada por pulgada. Se
repetirse. tocó la cara.
“¿Por qué yo?” Su tío Antonio Saburido se acuerda escucharla
“¿Pero por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?”, decir “Lo que era — y lo que soy ahora.”
se decía Jacqui. “Es una pregunta sin fin. Nunca para.” Comenzó a llorar. Antonio, que estaba cuidando
“¿Estoy siendo castigada? ¿Fui mala? ¿Fui mala a Jacqui mientras Amadeo no se encontraba, se sentó con
con mi madre? ¿Y qué de Laura y Natalia? ¿Fueron malas ella y la abrazó. Lloró por horas.
también?” Luego, repentinamente, Jacqui sacudió su brazo
“Es nuestro destino”, Jacqui pensó, “o es el haciendo un movimiento como si estuviese lanzando
demonio.” algo al piso.
“Debo tener una misión en la vida”, se dijo a sí “¡Ya!”, dijo. “Es suficiente.”
misma. Prendió su estéreo, puso un mambo popular y
“¿Pero, por qué nacer sólo para sufrir?” agarró a su tío. En calcetines, y en la sala, comenzaron a
Su psicólogo le dijo que las cosas malas pueden bailar al compás de una canción tras otra. Antonio, un
sucederle a las personas inocentes. Hay bebés que nacen señor fornido de 49 años, se esforzaba por seguirla.
sin dedos. Finalmente, sin aliento, Antonio tuvo que sentarse.
Quizás no exista respuesta, pero Jacqui la sigue “¡Más, tío!”, Jacqui le rogaba, escondiendo su
buscando. propio cansancio. “Tío. Ay, tío.”

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Ahora en la Universidad de Louisville, Jacqui escucha una canción de Ella Fitzgerald y escribe
su letra como parte de un ejercicio en su clase intensiva de “Inglés Como Segundo Idioma.” El
martes ella trabaja en una copia ampliada del texto mientras la instructora Leila Wells escribe
notas en el pizarrón. Finalmente, Jacqui no necesita tener a Amadeo con ella en cada mo-
mento, lo cuál le ha permitido a él realizar un corto viaje.

En un esfuerzo de último minuto, en marzo, un cirujano


exitosamente le cubrió el ojo izquierdo sin párpado. Más
adelante este año, los médicos planean cortarle una ra-
nura para que ella pueda ver, ello abrirá el camino para
hacerle más cirugías en los ojos y una mejor visión.

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Continuó bailando sola. Sondra comenzó a comer de nuevo y todavía
repite algunos de los consejos de Jacqui: Llora cinco
minutos cada día, y luego, sigue adelante.
“Jacqui me dio su bendición”, dijo Sondra.
FÉLIX Y SONDRA
Cuando vio a Jacqui bailar por primera vez, Félix EL AÑO LARGO
Rodríguez creyó que estaba loca. Félix y Jacqui hacían
juntos sus tratamientos de rehabilitación física. A ambos Los meses pasaron.
los habían dado de alta de la unidad para quemados. Un En el apartamento en Galveston, Jacqui dormía
día, a los terapeutas se les ocurrió cantar y Jacqui se hasta tarde. Al despertar, se enfrentaba a días llenos de
levantó a bailar cha-cha-chá. terapia física, citas con el psicólogo y el médico, y a más
Félix, cuya estancia en el hospital había cirugías. En la unidad para quemados, los cirujanos
coincidido con la de Jacqui, nunca pensó que alguien en habían tenido éxito creando un párpado para el ojo
su condición pudiese, ni quisiese, bailar. Al soltarse a derecho de Jacqui, pero nunca lograron cubrirle el ojo
bailar, Jacqui parecía estar diciendo: ¡Miren, puedo izquierdo.
moverme! No se compadezcan tanto de mí. Día a día, Jacqui vivía su vida por medio de las
Félix, de 40 años no se sentía así. El cuarenta y manos de otras personas. Otras manos la bañaban, otras
cinco por ciento de su cuerpo había recibido quemaduras manos la alimentaban, otras manos le aplicaban la cera
de tercer grado como resultado de un choque. Perdió un caliente al cuello, otras manos le estiraban la piel y le
ojo, las orejas, la nariz y parte de los dedos. Estaba listo daban masajes a las cicatrices.
para darse por vencido. “Era como cuidar a una muñeca de porcelana”,
Jacqueline lo ponía muy nervioso. Félix andaba recuerda su tío.
en una silla de ruedas, mientras que Jacqui sudaba La rutina era la de nunca acabar. Jacqui
haciendo ejercicio sobre una bicicleta estacionaria. progresaba tan lentamente que ella misma se enfurecía.
“El sólo hecho de verla me inspiró a seguir Pero, poco a poco, Jacqui comenzó a ver mejor y
adelante”, dijo. a caminar más. Finalmente, en julio, diez meses después
Las enfermeras le pidieron a Jacqui que regresara del choque, sintió que había recuperado por completo la
a visitar otros pacientes. Jacqui aceptó y al visitar hablaba conciencia.
muy francamente sobre los tratamientos médicos que Aún le era difícil aceptar lo que le había sucedido
había recibido. Las visitas la hacían sentir útil. La hacían y adentro del apartamento las distracciones eran
sentir que su vida no era un desperdicio. mínimas y la pena constante.
Sondra Silva, una agente de bienes raíces de entre “No hago nada”, les decía Jacqui a sus amigos en
treinta y cuarenta años, fue a Galveston para hacerse Venezuela. “Ya no lo tolero.”
injertos de piel después de una seria infección que le
consumió gran parte de la piel de una pierna. Sondra
sentía que su vida se acababa. Había perdido su negocio DE VUELTA A CASA — VENEZUELA,
y no sabía cuándo volvería a caminar de nuevo.
Deprimida, dejó de comer. DICIEMBRE DEL 2000
Jacqui le mostró a Sondra su piel y le describió el
proceso que tuvo que pasar para recuperarse. La esperaban con globos de “caras felices” en el
“Me hizo sentirme tan humilde que comencé a pasillo cerca de la sección de reclamo de equipaje. Se
llorar”, dijo Sondra. esforzaban por ver a Jacqui a través del vidrio. Amigos y

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primos veían el ir y venir de la multitud de pasajeros que entero. En el aeropuerto, el sobrino de Amadeo se alejó
pasan por el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de repitiendo: “Esta no es mi prima. Esta no es mi prima”
Caracas. Finalmente, llegó el avión. Jacqui reconocía a cada persona por su voz y
Jacqui decidió viajar a Venezuela porque llegó al cuando una de sus amigas comenzó a llorar, ella también
punto de no aguantar más su rutina diaria. lo hizo.
“Me dije a mí misma que si me quedaba ahí, me “Está bien — no te preocupes”, le dijo Jacqui.
moriría — no de la enfermedad, sino de la depresión”, “Te trajimos una sorpresa”, dijo su prima Yeli
dijo Jacqui. mientras la llevaba a su viejo Toyota Corolla.
Volver a Caracas la llenaba de miedo. Había “¡Mi carrito!”, dijo Jacqui animada. Pero decidió
estado viviendo en un mundo muy aislado. Como lo regresar a la casa en el auto del novio de Marvin, un Jeep.
decía su amigo Félix, “mientras más cerca estés del No quiso que nadie la ayudara a subirse al Jeep. Sus
hospital, menos te mira la gente .” amigos insistieron y querían ayudar, pero Jacqui se sentó
Ahora, sus amigos la verían. El sólo pensarlo le por su cuenta.
aceleraba el pulso. “En ese momento, supe que era Jacqui de
“¿Me rechazarán?”, se preguntaba. verdad”, dijo una de sus amigas.
Eran mediados de diciembre cuando se bajó del El apartamento “penthouse” estaba decorado con
avión acompañada de su padre. Llevaba puesto peluca, luces y con un letrero grande en inglés y en español que
orejas y nariz prostética. También portaba un sombrero decía: “Bienvenida a Your Home.” A pesar de la
especial: una gorra de Santa Claus de un rojo brillante. bienvenida, todo se sentía muy extraño.
Rosalía había regresado unos días antes y fue a Esa noche, en su vieja recamara, Jacqui se sentó
ver a su hija al aeropuerto. con su maleta. No la podía desempacar sola. Después de
Sus amigos no la reconocieron. Se notaba que la años de limpiar la casa por su cuenta, ahora no podía
peluca, las orejas y la nariz eran de plástico, como una hacer casi nada sin que la ayudaran.
máscara. Marvin Arévalo, su amiga íntima desde la “No se sentía que era mi casa” se acuerda. “Y yo,
secundaria, solo reconocía el contorno de Jacqui. De me sentía como otra persona.”
chicas, Marvin se apoyaba más en Jacqui. Ahora, cuando
Marvin vio los ojos y las manos de su amiga, no sabía
que decir. ¿QUIÉN LA AMARÁ?
“Al fin te veo”, le dijo Jacqui, abrazándola.
“Te quiero mucho”, le contestó Marvin.
Marvin sintió venir las lágrimas. Al verlas Marvin lloraba en casa.
abrazarse, la tía de Jacqui le dijo, “¡Ven acá Jacqui!, ¿No “¿Por qué no murió? ¿Por qué Dios la dejó vivir
me vas a saludar a mí?” así?” le preguntaba Marvin a su madre.
Todos estaban alrededor de ella. Jacqui no podía De adolescentes, las dos amigas habían soñado
ver el shock de sus amigos ni el esfuerzo que hacían por juntas de su futuro. Se imaginaban tener maridos ricos o
contener las lágrimas. maridos pobres y contaban los hijos que todavía no
Durante las tres semanas que estuvo en habían nacido. Jacqui le decía con buen humor que
Venezuela, algunos amigos de Jacqui perdieron control Marvin sería la primera en casarse.
de sus emociones al verla por vez primera. Algunos se “¿Quién se enamoraría de ella ahora?” Marvin le
desmayaron. Su primito lloró y corrió a esconderse. preguntaba a su madre. “¿Cómo va a tener una familia?”
Sharon Rengel, una compañera de escuela que ahora Al día siguiente fue a ver a Jacqui. Llegaron más
estudia medicina, vomitó y se quedó recostada un día amigas. Algunas lloraron y Jacqui las consoló.

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“Si Jacqui quiere vivir, es por algo”, Marvin se Todas las mejores amigas de Jacqui — Yeli, Marvin y
acuerda haber pensado. “Estaré con ella hasta el fin.” Sharon — se vistieron de camisetas amarillas. Por una
Algunos amigos nunca la visitaron. Los padres de noche, todas se vestirían igual.
Marvin no tuvieron el coraje. Querían recordar a Jacqui Cuando Marcos la vio por primera vez casi se
como era antes. desmaya. Tomó un aliento profundo y trató de
imaginarse el antiguo rostro de Jacqui.
Jacqui quería conversar, pero había demasiada
LA REVELACIÓN gente en la habitación. Todos sabían lo que había pasado.
Jacqui sentía sus miradas.
Antes de irse, Marcos se acercó.
Al principio Jacqui intentó suavizar su apariencia
“Me dijo que admiraba mucho mi fortaleza”, dijo
usando la peluca, orejas y nariz. Las usaba incluso
Jacqui.
alrededor de amigos cercanos. Pero el plástico se sentía
Más tarde, Jacqui se enteró que Marcos había
pesado y la hacían sentirse muy artificial.
llorado en la cocina. Le dolió saberlo.
“Estás entre amigos”, todos le decían, “estás en tu
“No quiero que me tenga lástima”, le dijo Jacqui
casa.”
a una amiga.
Cuando Yeli le quitó la peluca a Jacqui, Marvin
Hubo tristeza durante casi todo el viaje a casa.
quedó boquiabierta, pero continuó conversando.
Cuando todos le cantaron “Feliz Cumpleaños”, Jacqui y
“Me voy a quitar la oreja”, dijo Jacqui, y meneó
Amadeo lloraron. Más tarde, las amigas de Jacqui vieron
la cabeza entonando una música de bailadora “striptease.”
a Amadeo sentado solo en el balcón.
Se sacudió una oreja y luego la otra. Todos se
Jacqui quería quedarse en Venezuela, pero sentía
rieron. “Qué payasa eres”, le dijo Marvin.
desesperanza al ver a sus amigas haciendo todo lo que
Jacqui se quedó con la nariz puesta.
ella ya no podía hacer.
“Esta es una nariz muy cara, cuesta mucho —
“Todas tendrán carreras, se casarán y tendrán
pero es tan fea”, se quejó.
familias”, Jacqui le dijo a una amiga de la universidad
“Te pareces a Pinocho”, le dijo Marvin.
una noche. “Mi vida está arruinada.”
Al día siguiente, cuando Marvin entró al
“Tienes que continuar luchando”, le respondió
apartamento, Jacqui se había quitado la nariz. Marvin
su amiga, “y llegarás a tener lo que deseas al igual que
pudo verle las fosas nasales destruidas.
nosotras.”
“Dios mío”, pensó, “dame fuerza.”

FELIZ CUMPLEAÑOS UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD


Mucho acerca de Jacqui parecía ser igual que
Jacqui quería ver a su antiguo novio. Le había
antes. Hablaba sin parar y contaba chistes, aunque
llamado a Marcos después del accidente y todavía
algunos veían su humor como un mecanismo de defensa.
guardaba esperanzas.
Jacqui continuaba siendo el centro de atención.
“Deseaba que me amara por lo que yo era”, dijo
Pero ahora sus amigas y amigos veían en ella una
Jacqui. “Lo quise, pero no sé si aún lo quiero.”
nueva madurez y perspectiva.
Marcos asistió al cumpleaños 22 de Jacqui, el 20
“Ha aprendido a vivir con lo que tiene y con lo
de diciembre. Yeli había planeado una fiesta con el tema
que es. Y lo hace.” dijo Marvin. “No tiene manos, pero
“caras felices.” Pusieron velas en un pastel de cumpleaños
tiene este pedazo de dedo …y lo aprecia diciendo, ‘La
con “cara feliz” y decoraron el lugar con globos amarillos.
vida me dio esto.’”

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Una noche, Marvin trajo una estatuilla de la jóvenes “algo que pensar.” Luego, le pidió perdón a las
Rosa Mística, una Virgen popular en Venezuela que se víctimas y ofreció juntarse con ellas personalmente.
decía había aparecido por vez primera en Italia en 1947. Desde hacía tiempo, Jacqui había tenido
Jacqui le pidió a todos los presentes — amigos, curiosidad sobre Reggie — cómo era físicamente, qué
amigas, primos, primas, tíos, tías — que se juntaran tipo de persona era. Al regresar a su asiento después de
alrededor de una mesa redonda en la sala de visitas. atestiguar, Jacqui no pudo aguantarse. Se detuvo un
Colocaron la estatua en el centro, encendieron las velas y instante y lo miró detenidamente.
comenzaron a rezar el rosario. Amigos y parientes se “Parece ser buen tipo”, pensó.
turnaron haciendo oraciones por Jacqui. Nadie supo Parte de ella se sentía mal por Reggie, pensando
exactamente qué decir. Algunos agradecieron a Dios por que él ya no podría atender la universidad. Pero por otra
haberlos reunido y por haber salvado a Jacqui. Cuando le parte sabía que él era el responsable por las vidas que se
llegó el turno a Jacqui, hubo silencio. habían destruido.
“Rosa Mística”, comenzó. Le agradeció a Dios “Quisiera que existiera una condición entre la
haberle permitido volver a Venezuela y encontrar a todos culpabilidad y la inocencia”, dijo Jacqui más tarde.
bien. Rezó por las víctimas de quemaduras, por los niños Mientras el jurado decidía el veredicto, Jacqui y
abandonados y por todos aquellos que sufren. Jacqui los demás damnificados accedieron a juntarse con Reggie
pidió tener fortaleza para ella y para su familia y le dio en la sala de conferencias.
gracias a Dios por darle una segunda oportunidad.
“No la desperdiciaré”, dijo.
PERDÓN
LA CORTE DEL CONDADO DE TRAVIS — Jacqui habló al final de la reunión y le dijo a
JUNIO DEL 2001 Reggie cómo había cambiado su vida.
“No te odio”, recuerda haberle dicho, “pero
necesitas entender que cometiste un error muy grave.”
Reggie Stephey entró a una habitación callada y
Hubo silencio.
miró cada uno de los rostros sentados alrededor de la
“Te perdono”, le dijo
mesa de conferencias: Mauricio Guerrero y Johan Daal,
Jacqui recuerda que Reggie le dijo que quería
el padre y el novio de Laura Guerrero, y Jacqui con
poder devolverle su pasado. “Te admiro”, le dijo Reggie.
Amadeo.
“Haré cualquier cosa que pueda por ayudarte — estoy a
“Lo siento”, dijo Reggie.
tus órdenes.”
El juicio de Reggie estaba en su segunda semana.
Jacqui le fijó la mirada.
Jacqui y Amadeo habían regresado de Venezuela cinco
“Bueno”, le contestó, “Necesito a alguien que me
meses antes. Manejaron a Austin, la capital de Texas,
limpie la casa.”
para que Jacqui pudiese hacer su declaración en corte.
Justo cuando terminaban la conversación, el
Reggie lloró al ver a Jacqui subir al asiento de testigos —
jurado salió con el veredicto. Amadeo y Mauricio
fue la primera vez que la había visto. El mismo día de su
Guerrero abrazaron a Reggie. Reggie le dio a Mauricio el
cumpleaños número 20, el jurado encontró a Reggie
crucifijo que había sostenido en sus manos durante el
culpable de dos cargos de homicidio por las muertes de
juicio.
Laura y Natalia. Podrían sentenciarlo a 40 años de cárcel.
Reggie, recuerda Jacqui, la abrazó delicadamente.
Al atestiguar, Reggie le pidió libertad condicional
“Creo que él pensaba que me iba a romper.”
al jurado — dijo que deseaba educar a los adolescentes
sobre los riesgos de tomar y manejar. Eso les daría a los

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LA CONFERENCIA DE PRENSA A McIntosh, el ex-paramédico del ejército, le
daban pesadillas en las que miraba detenidamente una
barra de metal en sus manos. Después del choque,
Los reporteros rodearon a Jacqui mientras ella
McIntosh llamaba con frecuencia a las enfermeras de la
trataba de controlar sus emociones.
unidad para quemados en Galveston y les preguntaba
El jurado sentenció a Reggie a 7 años de cárcel y
sobre la condición de Jacqui. Finalmente, McIntosh
le impusieron multas de $10,000 dólares por cada
decidió ir a Galveston para ver a Jacqui, rompiendo así
muerte. El juez declaró las dos sentencias concurrentes,
una de las reglas fundamentales de su oficio — el de
significando que Reggie sería elegible para recibir
mantener una distancia emocional de las personas a las
libertad condicional en cuatro años.
que ayudan.
A Reggie no lo habían sentenciado todavía por
McIntosh no estaba seguro por qué lo hacía, sólo
las heridas causadas a los tres sobrevivientes. Johanna
sabía que tenía que hacerlo.
tenía múltiples heridas incluyendo huesos dislocados,
“A veces uno necesita una lección sobre lo que
una fractura de la nariz y dos dientes perdidos. Johan
significa la vida”, dijo McIntosh. “Jacqui es la persona
sostuvo tendones rotos en sus rodillas y en una mano.
más fuerte que he conocido en mi vida.”
“Aunque tenga que sentarme aquí frente a la
En el hotel, Jacqui entró caminando por el
cámara, sin orejas, sin nariz, sin cejas y sin cabello – lo
pasillo. Los dos hombres se sorprendieron de lo mucho
haré mil veces si eso ayuda a que alguien tome una
que había progresado.
decisión responsable”, Jacqui le dijo a los reporteros.
Jacqui le puso el apodo de “Kojak” a McIntosh
“Nosotros, los que somos más fuertes, debemos pasar por
por tener la cabeza afeitada. Al poco tiempo comenzaron
experiencias que nos ayuden a enseñarles a las personas
las preguntas.
más débiles cuales son las decisiones correctas.”
“¿Cuánto me había quemado cuando me viste
por primera vez?”, le preguntó.
“No”, le dijo McIntosh, “todavía no te habías
ÁNGELES DE SALVACIÓN quemado cuando llegamos.”
Jacqui se erizó.
Antes de regresar a Galveston, Jacqui se reunió “Dios mío”, pensó, “¿por qué no me sacó del
en su hotel con los paramédicos y los bomberos que la carro este hombre?”
rescataron. Jacqui no había tenido la oportunidad de A Jacqui le dieron ganas hasta de ahorcar al
verlos en el juicio y quería darles las gracias por su ayuda paramédico, pero respiró profundo y continuó haciendo
y preguntarles lo que había sucedido. preguntas: ¿Por qué no rompieron el asiento? ¿Por qué
Brian Fitzpatrick, el que descubrió que Jacqui no me sacaron del auto?
estaba viva, y John McIntosh, el que intentó sacarla del “No pude mover la puerta”, le explicó McIntosh.
auto, entraron caminando al restaurante del hotel. “Hicimos todo lo que pudimos.”
Estaban nerviosos. Jacqui contuvo su rabia.
El accidente les había afectado profundamente. “No puedes hacer nada, Jacqueline”, se dijo a sí
El día después del incendio, Fitzpatrick se detuvo un misma. “Y si estás aquí, es por ellos.”
momento mientras guardaba su abrigo de protección “Bromeamos un poco y les di las gracias”, dijo
contra fuego. “¿Porqué no se lo tiré por encima?”, pensó. Jacqui.
“¿Porqué no le escupí al fuego?” Los paramédicos tomaron fotos y se despidieron
Muchas noches, la esposa de Fitzpatrick lo de Jacqui con un abrazo. “Mis ángeles de salvación”, les
escuchaba quejarse durante las pesadillas en las que dijo. Antes de que se fueran, Jacqui le sobó la cabeza a
revivía el accidente una y otra vez. McIntosh.

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GALVESTON, JULIO DEL 2001 — Hay dos opciones: pedir ayuda o tratar de
hacerlo sola.
ESTIRÁNDOSE Jacqui vive dependiente de otros – al ducharse, al
usar el baño, al comer y al vestirse.
“Tito, Tito, mi codo me duele mucho.” “Me siento como si estuviera creciendo desde
Jacqui está sentada en el sofá. Su pierna descansa muy pequeña de nuevo, con la diferencia de que ahora,
sobre los pantalones de mezclilla de su papá. Ella y no sé si lograré llegar a ser adulta”, dice Jacqui.
Amadeo intentan estirar su brazo izquierdo. En algunas ocasiones le preocupa depender
Habían acabado de regresar a Galveston del demasiado de su padre. Su camino a la independencia
juicio en Austin. está lleno de incertidumbre y de ansiedad. Si intenta
Cuando a Reggie lo mandaron a la cárcel, Jacqui lograr algo y fracasa, puede caer en la depresión; si tiene
y Amadeo volvieron al apartamento en Galveston — de éxito, se preocupa de no poder lograr la siguiente meta.
nuevo a la rutina. Jacqui suprime el temor y sigue adelante.
En el sofá, Amadeo le sujeta el codo y la muñeca “Soy muy testaruda”, dice.
a Jacqui. Cuidadosamente, Amadeo baja el brazo Con una esponja amarrada alrededor de su
izquierdo hasta casi llegar a su pierna y luego lo sube a antebrazo, Jacqui se asea y luego se seca. Dejando colgar
hacia su pecho. el cepillo de dientes entre sus labios, lo manipula con las
Debido a la pérdida de músculo y nervio, el palmas de sus manos y se lava los dientes. Con la palma
brazo está muy marchitado. Juntos, Jacqui y Amadeo de su mano sobre el ratón de la computadora lenta y
intentan ampliar el movimiento del brazo y fortalecerlo. laboriosamente escribe correos electrónicos. Selecciona
“Cuando se está quemada”, dice Jacqui, “todo es las letras una por una en la pantalla de la computadora y
difícil.” no se permite a si misma escribir con errores.
Sus cabezas están casi tocándose. A veces “Los perfeccionistas sufrimos mucho.” dice
mientras Amadeo empuja y levanta el brazo, Jacqui Jacqui
apoya la cabeza en el hombro de su papá. Manipula el botón de su piyama con las manos y
“Despacio, con cuidado”, le dice Jacqui. los dientes. Agarra con los dientes, aprieta y estira.
Luego empiezan con las manos, doblando las Finalmente, después de treinta minutos, logra cerrar un
muñecas y tratando de doblar la base de los dedos que se botón.
soldaron juntos durante su recuperación en la unidad “¡Lo logré! ¡Lo logré! ¡Lo logré!”
para quemados.
“Cada día mejora un poco”, dice Amadeo. “Es
sólo un milímetro por mes. Pero en seis meses ya serán AMADEO
seis milímetros.”
“Relájate”, le dice Amadeo.
Toda su vida, Amadeo ha confiado en sí mismo y
Jacqui suelta su mano y le aprieta la nariz a su
en su capacidad para resolver cualquier problema.
papá.
“Siempre he sido capaz de enfrentar cualquier
situación”, dice Amadeo. “Siempre he sido una persona
luchadora.”
JACQUI Ahora, nada se sabe con certeza.
Sus días giran en torno a Jacqui. Amadeo no sabe
Jacqui mira la camisa de su piyama queriendo cuándo podrá volver a trabajar y ha perdido la esperanza
abrochar un botón o mira al aparador de la cocina de tener su propia vida.
queriendo sacar algo de adentro.

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Viven de sus ahorros, sus inversiones y el dinero cuánto se quiere a alguien hasta que esa persona lo
que sus hermanos le envían de Climar. En su ausencia el necesite a uno.
negocio ha sufrido. La fábrica pierde dinero y el número “El amor es infinito”, dice Amadeo, “o no es
de empleados en Climar se ha reducido amor.”
considerablemente. Para disminuir gastos, Amadeo tuvo
que vender el auto de Jacqui.
Jacqui no tiene seguro médico. Le debían al GALVESTON, JULIO DEL 2001 — LA
hospital UTMB alrededor de $1.3 millones de dólares.
Pero según el abogado de los Saburidos, el estado de DECISIÓN
Texas, entidad que administra a UTMB, acordó reducir
su cuenta a $450.000 dólares. Amadeo espera hasta que la telenovela termine
Incluyendo el verano del año 2001, Amadeo para hablar con Jacqui. Después de casi dos años en
calcula que se han gastado cerca de 500,000 dólares en Galveston, están pensando mudarse a Louisville,
vivienda, en viajes por razones médicas, en terapias y en Kentucky, para estar cerca del médicoLuis Scheker, un
otros gastos médicos. dominicano que se especializa en la reconstrucción de
Después del choque, Jacqui demandó a General manos, y su colega, un especialista de ojos.
Motors, el fabricante del Oldsmobile, por un defecto en Confían en Scheker, quien habla español y está
el diseño de la línea de combustible que provocó el muy dedicado al caso de Jacqui. El doctor ha comenzado
incendio. una serie de cirugías para separarle los cabos de dedos de
El abogado de los Saburido, Craig Sico, de la mano derecha, y está listo para operarle uno de los
Corpus Christi, Texas, declaró que Jacqui sólo hubiera párpados en agosto. Los Saburido necesitan decidir
sufrido fracturas si la línea de combustible hubiese estado pronto si se van a mudar.
cubierta de la manera correcta. Jacqui está indecisa. Galveston es cómodo — ahí
Los Saburido también demandaron a Reggie tiene amigos y terapeutas. A comienzos de año cuando
Stephey por ser el causante del choque. Los dos casos fue a Kentucky para una operación de la mano, se sintió
fueron resueltos fuera de la corte por una cantidad que aislada y deprimida. Su psicólogo le aumentó al doble la
no se dio a conocer. Representantes de la General Motors dosis de Zoloft.
se negaron a discutir el caso. “Ay, ay, ay”, exclama Jacqui, “¿Sí o no? ¿Sí o
La causa del incendio del auto nunca llegó a la no?.”
corte. A Jacqui le toma dos semanas decidir hacer el
Sico no cree que el monto de la resolución del cambio.
juicio cubra los gastos futuros de Jacqui. Un experto
contratado por Sico, calculó que esos gastos sobrepasarán
los $9 millones de dólares. Esa cantidad incluye el costo LA SALIDA
por pagarle a alguien por cuidar de Jacqui – la labor que
ahora desempeña su padre.
Los Saburido se levantan antes del amanecer para
“¿Qué pasará cuando yo me muera?”, piensa
hacerle las últimas cargas al camión de mudanza. Le
Amadeo.
hacen la última revisión a los armarios y debajo de las
Amadeo siente el peso del tiempo. A la
camas. Dejan atrás sólo los muebles que rentaron y las
medianoche de su cumpleaños 49, Amadeo está en el
pequeñas etiquetas que hizo Amadeo — “tei-bol”, en la
apartamento de Galveston bañando a su hija adulta.
mesa del comedor, “jaus”, en la puerta de entrada.
Amadeo dice que no querer más a Jacqui que
Por última vez, Jacqui cuenta los 14 escalones
antes, sólo que su hija lo necesita más. Uno no sabe
desde el segundo piso, luego, se suben al camión rentado

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junto con Angélica Castro, el ama de llaves que trajeron “¿Entiendes?” le pregunta Amadeo mientras se
de Venezuela. alejan.
“Ciao. Adiós, Galveston, y en nombre de Dios, “Ya Tito, está bien.”, dice Jacqui, y canta a coro
nos vamos”, dice Amadeo a las 6:10 de la mañana, con la radio. “Nunca más volveremos.”
“Anota la hora.” Amadeo entra al hotel. En la recepción, Jacqui se
Empieza a caer la lluvia cuando cruzan el puente dirige directamente a unos folletos para turistas y levanta
de salida de la isla. Jacqui descansa. los que tienen fotos de Graceland. Se los entrega a su
“Así es la vida”, dice Amadeo. “Buena. Mala. No padre.
sé si es mala o buena.” “Es insoportable cuando se pone así”, dice
Amadeo con un suspiro mientras sale a buscar algo para
cenar.
CAMINO A KENTUCKY La niña está viendo la tele cuando Amadeo
regresa con la comida. Jacqui se pone de pie en un
brinco y dice con una voz llena de anticipación.
Kin-tokay. Ken-tuky. Ken-twocky. Discuten
“¿Y?”
cómo pronunciar el nombre del estado donde tendrán su
nueva casa.
Se acercan a la frontera con Arkansas. Tras el
volante, Amadeo escucha, sin inmutarse, los discos LA TUMBA DEL REY
compactos de salsa y merengue de Jacqui.
“¿Esto es música?”, pregunta. Es una mañana húmeda de cielo azul. Jacqui se
Más tarde, Amadeo calienta la voz desafinada y apura al poner pie sobre la calle caliente. Evita pisar las
canta: áreas con sol y trata de caminar sobre las sombras creadas
Sí, sí, sí este amor tan profundo por el museo y por los aviones de Elvis.
Eres mi querida consentida Los tres entran de lleno a la muchedumbre.
Y quiero que todos lo sepan. Jacqui luce casi normal entre la multitud, portando su
sombrero blanco de playa y acompañada por su padre y
Angélica.
GRACELAND Jacqui saluda a un niño. El niño regresa el
saludo, pero la madre le da un pequeño manotazo
creyendo equivocadamente que el niño la miraba de
En una noche de julio, la silueta de la ciudad de
manera irrespetuosa. Jacqui se enoja.
Memphis pasa lentamente junto al auto. Jacqui decide
Adentro de Graceland, Amadeo describe las cosas
que quiere ir a visitar a Graceland, la casa de Elvis
que Jacqui no puede ver — como el vestido de bodas de
Presley.
la novia de Elvis.
“Ya es tarde”, le dice Amadeo. “Graceland
“¿Blanco o beige?”, Jacqui detesta el beige.
probablemente esté cerrado.”
En el patio, Jacqui se para en la sombra junto a la
“Me gustaría verlo”, le dice Jacqui en una voz
tumba del Rey.
dulce.
“Me hace triste”, dice. “Era joven cuando
La mansión blanca está cerrada cuando llegan.
murió.”
“Tito, lo podemos ver mañana”, dice Jacqui.
Amadeo está parado cerca y dice: “Me gusta el
Amadeo responde que no quiere pasar otra noche
lugar, pero no Elvis.”
más en el camino.
Hay silencio.

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17 ESCALONES “¿Sabes Tito? Si algún día me caso, no te dejaré
solo”, dice.
“Por supuesto que no. Vas a querer que yo me
Después de dos días en carretera y cerca de 1.000
siga encargando de tus cosas”, le contesta Amadeo.
millas de manejo, llegan al nuevo apartamento que se
Jacqui se carcajea.
encuentra a 15 minutos del centro de Louisville. El
“Cierto”, dice ella.
grupo de apartamentos da la apariencia de ser parte de
una arboleda en los suburbios.
Jacqui salta del auto, cuenta los 17 escalones de
madera de la escalera y entra al nuevo apartamento en el JACQUI INTENTA CONDUCIR
segundo piso.
“Hello, hello, hello”, dice de habitación en Llega el auto nuevo — un minivan de marca
habitación, caminando sobre la nueva alfombra beige. Honda Odyssey. Jacqui lo quiere estacionar.
Las paredes blancas y las puertas huelen a pintura fresca. Está lloviznando y está oscureciendo. Jacqui
Jacqui inspecciona los muebles rentados, y con los pies, concentra su vista sobre el espacio desocupado y lucha
empuja una silla reclinable a otro lugar. por girar el volante con sus palmas. La lluvia cae más
“Es más bonito que el apartamento de fuertemente.
Galveston. Magnífico.” dice Jacqui. “Tito, aquí ponemos No lo puede estacionar sin ayuda.
la televisión.” Se baja del vehículo. Está molesta. Pierde el
Ya estando en su recamara, Jacqui piensa en las equilibrio en el césped mojado y casi cae sobre un
personas de Galveston que echará de menos: los amigos arbusto, pero recobra su equilibrio al último instante.
de la unidad para quemados, las enfermeras y los Más tarde, en el apartamento, Amadeo la abraza
doctores. fuertemente y descansa su cabeza sobre la de Jacqui.
Se pregunta si hará amigos aquí. “Sólo Dios La sigue a su recamara y la deja ahí.
sabe.” “No es su culpa”, dice Amadeo. “Es culpa de la
vida.”
Jacqui se recuesta en la cama con las luces
LOS ZAPATOS EN EL CLOSET apagadas. En la oscuridad, el lugar donde no le faltan
dedos y no hay cicatrices ni ceguera, llora.
“Hace dos años”, dice, “yo podía hacer muchas
Jacqui se pone de manos y rodillas en el closet.
cosas.”
Decide que cada par de zapatos se guardará con los
tacones mirando hacia la pared y las puntas hacia el
centro. Claro, la distancia entre los zapatos se calcula
cuidadosamente. LA OFICINA DEL DOCTOR SCHEKER
Las fotos de Jacqui reaparecen junto al sofá. En
su recamara, pone las fotos de su mamá junto a su Jacqui mira a la bebita que se revuelca sobre la
computadora. Amadeo cuelga la cruz de Jacqui en la alfombra al otro lado de la sala de espera. Le manda
pared sobre la cama. besos. “Ay, qué linda”, dice.
Jacqui quiere que sus vírgenes y santos miren
hacia su cama. Amadeo se queja de que perderán el Jacqui tiene recostada sobre su rodilla una
depósito de 100 dólares por culpa de los clavos que están ampliación fotográfica de su ojo izquierdo. Ha venido a
metiéndole a la pared. Jacqui lo observa mientras marca ver al doctor Scheker, el cirujano especialista en manos.
la pared y lo prepara para los estantes. El día siguiente, Scheker y un cirujano de reconstrucción

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de ojos le van a reconstruir su párpado izquierdo. CIRUGÍA, 24 DE AGOSTO
Todavía no han decidido exactamente cómo lo van a
hacer.
Los Saburido tienen que estar en el hospital en
Jacqui no quiere añadir más cicatrices a su cara o
45 minutos para la cirugía del brazo y la mano izquierda.
remover tejido de sus pies. Sus pies son una posible
Jacqui está en cama mientras Amadeo le quita la máscara
fuente de piel sana para las cirugías, pero también son la
y el capuchón.
única parte de su cuerpo en la que posee sensación
“Quiero dormir un minuto más”, Jacqui
completa.
murmura desde su almohada.
“Tú nos tendrás que decir qué hacer”, le dice
“Son las 7:30 de la mañana”, Amadeo contesta
Scheker a Jacqui con su acento dominicano. Schecker es
impacientemente. “Levántate. ¿Qué te vas a poner?”
una persona directa, optimista y calmada.
“Ay, Tito, deja de preocuparte”, le dice ella.
Jacqui obtuvo el nombre de Scheker de parte de
Jacqui se sienta en la cama, todavía durmiendo,
una prima. Un día sin aviso, Scheker la llamó y le dijo
mientras Amadeo apuradamente le pone las gotas en los
que viniera a Lousiville para una consulta.
ojos y le coloca la gafa. Amadeo quiere que Jacqui se
El doctor le examina la cara a Jacqui y le explica
mueva más rápido.
cuáles eran sus opciones. Una opción consiste en cubrir
“Siempre es igual contigo, toda tu vida”, le dice
el ojo usando piel y vasos sanguíneos provenientes de
él.
uno de sus pies.
“Así es como soy. Soy así”, Jacqui canta
“¿Qué quieres hacer?”, le pregunta Scheker.
inventando una melodía infantil. “Y nadie me va a
Se sientan uno junto al otro, separados por unas
cambiar.”
cuantas pulgadas.
Amadeo saca la blusa verde del closet. “Mi
“Quiero un párpado”, Jacqui le responde
sombrero blanco, por favor”, pide Jacqui.
calladamente.
Antes de salir, Jacqui se arregla el sombrero y se
El doctor deja solos a Jacqui y Amadeo para que
detiene frente a la pared de los santos y los ositos de
lo piensen. Los minutos que pasan son difíciles y
peluche. Hija y padre rezan en silencio.
silenciosos. Jacqui suspira y hace tap con su pie sobre el
“Vamos”, dice Jacqui mientras desciende las
piso. Amadeo le da un masaje en la espalda.
escaleras. Cuenta las escaleras hasta llegar al 17 y espera a
“Todo el mundo tiene una opinión, pero yo no
que su padre la alcance.
quiero que me toquen mis pies”, dice Jacqui.
Cuando Scheker regresa, Jacqui intenta buscar
otra solución.
“ Jacqui,”, te aprecio mucho,” le dice Scheker,
sonriendo, “pero lo que exiges, es mucho.”
Deciden cancelar la operación mientras Jacqui lo LA SALA DE ESPERA
piensa más.
Antes de irse, Scheker examina el brazo Amadeo se encuentra sentado solo en la sala de
izquierdo. Jacqui tiene muy poca sensación en el brazo y espera. Cuando Jacqui sale para que la preparen para la
no puede doblar los dedos. Debe haber un nervio cirugía, le pide a Amadeo que no la acompañe. Le dice
obstruido. Habrá que operar. que quiere hacer más por sí misma.
“Hay mucho por hacer”, le dice el doctor. Jacqui y Amadeo le tienen fe al doctor Scheker.
Quizás ella pueda recobrar algo de su independencia o
quizás sea capaz de usar sus manos, piensa su papá

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Han considerado algunas otras posibilidades para Cortando muy cautelosamente, trata de llegar al
mejorarle la vida a Jacqui, como quitarle los dedos de los nervio desde el otro extremo. Se detiene.
pies y ponérselos a las manos como dedos, pero Jacqui El nervio no está obstruido. Sencillamente no
no está lista para hacer ese sacrificio. Quizás en algunos está ahí. Hay cinco centímetros de nervio que faltan. En
años más. su lugar hay tejido cicatrizado.
Amadeo se dirige a la antesala de operaciones a “Esto no es bueno”, declara.
darle un beso a Jacqui. Ella se encuentra de espaldas Jacqui está dormida y ronca. Al salir de la sala de
sobre una camilla y bajo unas cobijas blancas. Tiene cirugía, Scheker se quita la vestimenta verde y los
puesta un gorrito de cirugía azul. guantes.
Amadeo le dice lo que siempre le dice: “Estarás “Cuando llueve, cae a cántaros”, dice el doctor.
mejor después de esto. Te estaré esperando cuando Schecker se reúne con Amadeo en el pasillo. Los
salgas.” dos se apoyan en la pared y hablan en voz baja mientras
Se la llevan en la camilla. las enfermeras pasan conversando.
Amadeo le sonríe. “A Jacqui le falta un pedacito de nervio”, explica
Scheker. “Los nervios sólo pueden ser reemplazados por
otros nervios. Si vamos a reemplazarlo, es muy posible
LA OPERACIÓN que lo tengamos que sacar del pie.”
“¿Quiere tomar usted esta decisión?”, le pregunta
el doctor.
Jacqui pide más anestesia.
Amadeo arruga la frente, con los brazos cruzados.
“¿Acaso no quieres escucharme cantar?” Scheker
“No quiero decidir por ella”, le contesta en voz
pregunta mientras Jacqui cae bajo la anestesia. El brazo
baja y tranquila.
izquierdo descansa sobre una delgada tela azul.
Scheker se frota las manos y dice que se olvidará
Iluminado por dos grandes luces en forma de platos, el
el nervio por ahora. En lugar de eso, le va a alargar a
brazo luce de un color blanco pálido.
Jacqui los dedos de la mano izquierda ensanchándole la
Mientras Jacqui duerme, siete doctores y
piel entre lo que le quedan de los dedos.
enfermeras toman sus posiciones alrededor de la mesa de
“Lo veo en dos horas”, dice Scheker regresando a
operaciones. Se escucha una música rock suave y el “bip-
la sala de operaciones.
bip” de los monitores médicos. Scheker se sienta en un
El doctor se pone la máscara y comienza a cortar
banco, mira por los largos lentes de aumento negros y
lo más posible de la piel amarillenta entre el dedo
marca el lugar de la incisión con una línea azul.
meñique y el pulgar.
Corta la piel con el escalpelo. Muy lentamente,
“Jacqui no se tiene lástima a sí misma”, dice un
hace pequeños cortes en el tejido cicatrizado usando
doctor mirando a Scheker. “Eso no es común.”
pinzas, tijeras y un instrumento quirúrgico que parece
Scheker empieza a trabajar con el espacio entre el
horquilla.
pulgar y el dedo índice.
Los músculos de Jacqui deberían tener un color
Las incisiones son de solamente 2 centímetros de
rosa, pero no tienen color alguno.
ancho y 2 centímetros de profundidad, pero Scheker
Abajo, enterrado en el tejido cicatrizado, Scheker
tiene la esperanza que le darán más espacio para mover
descubre el nervio. Sigue el camino del nervio,
los dedos. El doctor le implanta parches de piel tomados
estirándolo poco a poco mientras busca el lugar
del costado del cuerpo de Jacqui. Al terminar, se levanta
obstruido. El nervio desaparece detrás de una bola de
la máscara y sale de la sala de operaciones.
cicatrices.
“¿Adónde vas?”, dice.

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LA SALA DE ESPERA — PARTE II muchos y muy enredados. Si lo pensaba mucho, su
mente daba vueltas hasta quedar en blanco. Ahora,
prefiere no pensar las cosas demasiado mucho.
En la sala de espera Amadeo está sentado con la
Amadeo teme que Jacqui un día reviente de la
cabeza entre las manos. Está pensando.
desesperación y se dé por vencida.
Esto nunca va terminar. Con cada operación, la
“Ella es valiente, pero no sé cuánto más pueda resistir,
situación de Jacqui se complica un poco más. Con cada
cuánto más pueda soportar. Estaré con ella por el tiempo
pequeño avance, desaparece la esperanza de un cambio
que me quiera a su lado”.
dramático.
Esa tarde, cuando regresa a casa, le lleva a Jacqui
Esa misma esperanza se agota.
un ramo de rosas amarillas.
Esto nunca terminará.
“¿Y mi beso?”, le pregunta ella.

JACQUI EL SEGUNDO ANIVERSARIO — 19 DE


Jacqui descansa en la sala de recuperación. SEPTIEMBRE, 2001
“¿Estás dormida o despierta?” le pregunta
Scheker. Amadeo pone las velas en un pedazo de pastel
“Dormida”, le responde Jacqui en una voz débil y sobrante.
le pregunta al doctor que pasó. Scheker se lo explica. “Ah, qué bella noche”, canta Amadeo. Al tomar
“Ay, ay, ay”, Jacqui dice con un suspiro. fotos, la mano de Amadeo obstruye el lente y el flash de
Llega Amadeo y le da pequeños besos a su hija. la cámara. No deja de tomar fotos.
“Eres valiente. Estás haciendo cosas que otros no serían Jacqui se ríe. El segundo aniversario del choque
capaces de hacer.” “Te quiero mucho.” “Te quiero ha sido triste.
mucho.” “Feliz cumpleaños a ti”, le canta Amadeo, “Feliz
“Me duele el diente”, le responde Jacqui. cumpleaños a ti.”
“Tócalo.” Jacqui, como lo dice ella, cumple 2 años de edad.
“¿Dónde? le pregunta Amadeo, tocándole la Todavía no tiene respuestas a sus preguntas:
mejilla y sabiendo muy bien que ha empezado un juego. “¿Cuál será mi futuro? ¿Por qué yo?”
Tratará de evitar la trampa. Lentamente, le va tocando la Todavía cree que la vida tiene significado.
mejilla. “No sé si el significado es el de sufrir”, ha dicho
“¿Este?”, le pregunta. “No.” “¿Este otro?” “No. ella, “o el de vivir, no como te gustaría, pero a donde la
Más cerca.” vida te lleva.”
Finalmente le toca el diente de enfrente. Ella le Entre las derrotas y la lenta recuperación,
da un pequeño mordisco al dedo y agarra a su padre por Jacqueline continúa celebrando sus pequeñas victorias.
la cabeza para abrazarlo. En los meses antes del aniversario, logró sostener un
lápiz y escribir. Pasó la aspiradora en el apartamento.
Usando nuevos anteojos, leyó su primera revista en dos
ROSAS AMARILLAS años – una edición con los mejores y peores vestidos — y
vio su primera película, “El planeta de los simios.” Un
día, ella misma se puso las gotas y la crema en el ojo.
Dos días más tarde, Amadeo sale a caminar.
Anhela ser más independiente. Se muere por
Antes, Amadeo trataba de decidir cuál sería el
manejar.
mejor camino a tomar con Jacqui, pero los caminos eran

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Un día, en octubre, Jacqui le dijo a su padre que En el vídeo, Reggie, vestido de recluso, dice que
detuviera el auto. la palabra “perdón” no es lo suficientemente grande para
“Ponlo en “Park, bájate y sale. Cámbiate de lugar expresar lo que él siente con respecto al daño que ha
conmigo.” causado.
Amadeo la mira con preocupación. “Es un dolor que jamás desaparecerá”, dice.
En una ocasión en Galveston, Amadeo se la pasó “Nunca desaparecerá”, no importa lo que haga.”
nerviosamente aferrado al freno de mano mientras Jacqui Cuando el equipo de producción llega a
manejaba dos cuadras sin poder de ver los autos a su Louisville para filmar a Jacqui, Jacqui les pregunta acerca
alrededor. En Kentucky, sólo dos meses atrás, Jacqui de Reggie: ¿Cómo son sus días? ¿Está solo en una celda?
lloró después de no poder estacionar la camioneta. ¿Está triste?
Amadeo la observa mientras se acomoda detrás Esa noche, Jacqui dice que siente la obligación de
del volante. Amadeo no tiene nada de qué aferrarse. El hacer el vídeo. Es su manera de darle las gracias a las
Odyssey no tiene freno de mano. personas que la han ayudado y de mostrar que Dios la
Jacqui ajusta su asiento y pone el auto en dejó aquí por una razón.
marcha. “Algo me dice que, esté yo feliz o no, este es mi
“Ha pasado mucho tiempo desde que piso un deber. “, dice ella. “Es una voz interna. No sé si es mi
acelerador”, dice, empujando el pie. espíritu u otra cosa.”
“No, hija. Despacio.” le dice. “No, maneja sólo La mañana siguiente, Amadeo pinta la boca de
un poco. No tan rápido.” Jacqui cuidadosamente con un lápiz para labios rojo.
El Odyssey se mueve hacia adelante. Con la Para el vídeo, Jacqui escoge una blusa azul, una chaqueta
ayuda de su padre, Jacqui se mantiene sobre el camino negra, pantalones negros y un sombrero negro. Luce
serpentino que atraviesa el complejo de apartamentos. elegante al salir de su recamara.
Completa una vuelta y luego otra. Finalmente, estaciona Al comienzo de la grabación, Jacqui suena
el vehículo frente al apartamento. insegura y nerviosa. Se esfuerza por responder a cada
Debido a los problemas de sus ojos y posibles pregunta de manera perfecta. A medida que avanza la
futuras operaciones, Jacqui no sabe cuándo va a poder filmación, ella se vuelve más confiada y natural. Su voz se
manejar de nuevo. Manejar en tráfico es un sueño y llena de pasión.
manejar sola sería todo un milagro. “Los conductores ebrios no sólo lastiman a las
Pero, a pesar de todo, después de dos años, ha personas con las que chocan, si no que le traen
vuelto a manejar un auto y ha disfrutado hacerlo. sufrimiento a toda su familia y a sus amigos.”
“Estuvo perfecto”, dice. “Perfecto. Perfecto.” “Mírenme”, dice viendo directamente a la
cámara, “y pregúntense: ¿vale la pena tomar y manejar?”
“Me encantaba mi vida antes”, dice Jacqui en
MÍRAME otro momento, “Sentía que era capaz de hacer cualquier
cosa.”
“Ahora”, dice ella, “mi alma se siente atrapada.
Ahora, los estudiantes de secundaria en Austin y sus
Aunque siento que mi alma es fuerte y que quiere ser
padres cuentan con un fuerte testamento de lo que le
libre.”
pasó a Jacqui. El Departamento de Policía de Austin
“Pero ésta es mi vida y trato de disfrutarla”, dice
entrevistó a Jacqui para un vídeo que muestra las
ella.
consecuencias de tomar y manejar. El equipo de
producción fue a Louisville para filmar la primera mitad
del vídeo con Jacqui, y a una cárcel en Austin para filmar
la segunda mitad con Reggie Stephey.

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“Estoy aquí”, explica ella. “Puedo escuchar a mi
padre. Puedo sonreír, ya saben, puedo reírme.”
“¿De dónde sacas tus fuerzas?”, le pregunta el
entrevistador.
“Es muy sencillo”, dice Jacqui. “ El amor te da
fuerza.”

Las quemaduras minan en el cuerpo, la mente y la billetera

Por David Hafetz Survivors (Sociedad de Sobrevivientes de Quemaduras de Fénix)


que es una sociedad sin fines de lucro.
REPORTERO DEL AMERICAN-STATESMAN
La sociedad ayuda a organizar un congreso mundial
Cada año en los Estados Unidos cientos de miles de anual ( World Burn Congress), que junta a los sobrevivientes de
personas sufren quemaduras —De acuerdo al Burn Survivor quemaduras, sus familias y sus cuidadores. En la conferencia del
Resource Center (Centro de Recursos de Sobrevivientes de año pasado Acton conoció a Jacqui.
Quemaduras) las cifras varían entre 750.000 a mas de 2 millones “Ella es una mujer increíble con mucho coraje”, dijo
— matando de 8.000 a 12.000 personas anualmente, y haciendo Acton.
que ella sea la segunda causa de muertes accidentales de la
nación, después de los accidentes de los vehículos motorizados.
La mayoría de los sobrevivientes han sufrido
quemaduras abarcando menos del 10 por ciento de sus cuerpos y
solo una fracción de ellos requiere hospitalización. Para saber mas
De acuerdo a la American Burn Association (Asociación
Americana de Quemaduras), las quemaduras que cubren un 60 Para información acerca de heridas causadas por quemaduras:
por ciento del cuerpo o más —como Jacqui— son responsables
por solo el 4 por ciento de las admisiones hospitalarias. www.phoenix-society.org
El tratamiento de las quemaduras ha avanzado www.burnsurvivor.com
dramáticamente en años recientes, ayudando a la sobrevivencia www.burnsurvivorsonline.com
de mas gente con quemaduras severas y reduciendo el
desfiguramiento causado por las heridas a través de La causa principal de muertes accidentales en la nación son los
procedimientos tales como injertos de piel y dermabrasión —que accidentes de tránsito —muchos de los cuales implican alcohol.
suaviza las cicatrices cepillando o raspando la piel. En el año 2000, el alcohol fue factor en cerca del 40 por ciento
Estados Unidos tiene cerca de 140 centros de de las 41.821 fatalidades automovilísticas. De acuerdo a la
quemados. En Tejas, los centros mayores incluyen la Blocker Administración Nacional de Seguridad de Tráfico de Carreteras
Burn Unit de la división médica de la Universidad de Texas en (National Highway Traffic Safety Administration), en Tejas el 50
Galveston, donde Jacqui fue tratada; el Galveston Shriners por ciento de las 3,769 fatalidades ese año involucraron alcohol.
Hospital —un centro de quemaduras pediátrico de la UTMB
(Rama Médica de la Universidad de Texas)— y el U.S. Army Para información acerca del manejar inebriado:
Institute of Surgical Research Burn Unit cerca de San Antonio en
Tejas. www.madd.org/home
El Burn Unit Survivor Resource Center (Centro de
Recursos de Sobrevivientes de Quemaduras) estima que una
quemadura que cubre el 30 por ciento del cuerpo puede costar
mas de $200.000 dólares en gastos de hospitalización y atención
médica.
Otro efecto a largo plazo de los sobrevivientes de
quemaduras, es el emocional.
“En nuestra experiencia, la recuperación emocional
toma mucho mas años que la recuperación de las heridas”, dice
Amy Acton, directora ejecutiva de la Phoenix Society for Burn

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EPÍLOGO
La vida de Jacqui ha mejorado desde el segundo aniversario del accidente.
En marzo, Jacqui tuvo una cirugía “todo o nada”, como la describió Scheker, y otra operación para
reconstruirle el párpado. Después de más de dos años de fracasos, uno de los cirujanos logró cubrirle el ojo con una
capa de piel. No hubo necesidad de tocarle los pies.
Después de seis meses, los médicos planean hacerle una incisión al párpado para que pueda ver a través de él
e incluso posiblemente parpadear. En el futuro, Jacqui tendrá operaciones de córnea en ambos ojos para recobrar su
vista. Tiene más cirugías planeadas para su mano derecha y todavía tiene la esperanza de que algún día le puedan
reconstruir la cara.
Ahora que tiene el ojo cubierto, Jacqui y Amadeo pueden dormir sin preocuparse de las gotas y la crema.
Jacqui dice en broma que su padre se quedó sin mucho que hacer. Ella ya no se pone la máscara en las noches. Usa el
traje de presión todo el tiempo, pero sólo la cubre de la cintura para abajo. Dice que ahora duerme como una reina.
A fines de marzo, Jacqui podía escribir correos electrónicos rápidamente pegándole al teclado con un lápiz, y
podía leer mensajes sin tener que usar una lupa. Ese mismo mes, Jacqui y Yeli comenzaron un programa de inglés
intensivo en la Universidad de Louisville.
Jacqui ha regresado a sus estudios, continuándolos donde los había dejado antes del choque. En busca
siempre la perfección, se sacó un 10 en su examen de medio semestre.
Amadeo se sienta junto a su hija durante las clases. Él toma notas cuando Jacqui no puede leer el pizarrón y
le da vueltas a las páginas de los libros.
En Venezuela, la compañía de Amadeo continúa a flote, pero la crisis económica y política del país son causa
de mucha incertidumbre.
A pesar de todas las dificultades, Amadeo pudo dejar a Jacqui sola con Yeli por casi dos semanas para visitar a
su nueva novia en Guatemala. Fueron sus primeras vacaciones desde el accidente. Amadeo la conoció por que su hijo
era uno de los pacientes que Jacqui visitó en la unidad para quemados.
Buen viaje, Jacqui le dijo cuando se fue. “Tráeme de regalo una brisa del océano.”
dhafetz@statesman.com, 445-3616 ; rgonzalez@statesman.com, 445-3685

Como Ayudar Jacqui en statesman.com


Jaqui Saburido tiene una cuenta bancaria privada Statesman.com publicará mas sobre la historia de Jacqueline
para donacionespara ayudar que contribuyen a pagar sus Saburido.
gastos diarios y sus gastos médicos. Pueden hacerse Los artículos incluyen:
donaciones en cualquier sucursal del Bank of America a
nombre de ” Jacqueline G. Saburido, account 005779967916”. ̈Una curva interactiva de la vida de Jacqui.
Las donaciones también pueden enviarse por correo a: ̈Extractos de la llamada al 911 de Reggie Stephey
̈Extractos de ‘Jacqueline’, un video de servicio público del
Jacqueline G. Saburido Departamento de Policía de Austinque incluye entrvistas con
Bank of America Jacqui y Reggie.
2200 Market St. ̈Extractos de la deposición en video del Dr. Luis Scheker, el
Galveston, TX 77550 médico de Jacqui en Kentucky.
attn: Contribution account ̈Extractos de las deposiciones en video deun paramédico
005779967916 en el lugar del choque.
̈Una presentación, imprimible de la historia de Jacqui
orientada al servicio de la comunidad se hallará disponible el
miércoles.
statesman.com-specialreports-jacqui

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Acerca de éste artículo Inquirer. Gonzalez, 32, se unió al equipo en el 2000 luego de
trabajar en el RockyMountain News en Denver, donde
compartió el Premio Pulitzer 2000 por sus fotosdel baleo en
David Hafetz y Rodolfo Gonzalez comenzaron a el Columbine High School.
reportearéste artículoen junio de 2001.
Durante los próximos meses ellos documentarán la Otros contruibuidores:
vida de los Saburido en Galveston y Louisville, Ky. Gonzalez Edición - Dave Harmon, Maria Henson
tomó mas de 3.200 imágenes, y Hafetz entrevistó cientos de Edición de fotos - Zach Ryall
personas en español e inglés. Diseño - Gladys Rios
Hafetz, 30, comenzó a trabajar para el Austin American Edición de texto - Raeanne Martinez, Lisa Roe
Statesman en 1998 luego de trabajar en el Philadelphia Presentación en la web - Vasin Omér Douglas, Suzanne
Bakhtiari

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