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Aqu viene Nazim

Pablo Neruda
NAZIM, de las prisiones recin salido, me regal su camisa bordada con hilos de oro rojo como su poesa. Hilos de sangre turca son sus versos, fbulas verdaderas con antigua inflexin, curvas o rectas, como alfanjes o espadas, sus clandestinos versos hechos para enfrentarse con todo el medioda de la luz, hoy son como las armas escondidas, brillan bajo los pisos, esperan en los pozos, bajo la oscuridad impenetrable de los ojos oscuros de su pueblo. De sus prisiones vino a ser mi hermano y recorrimos juntos las nieves esteparias y la noche encendida con nuestras propias lmparas. Aqu est su retrato para que no se olvide su figura: Es alto como una torre levantada en la paz de las praderas y arriba dos ventanas: sus ojos con la luz de Turqua. Errantes encontramos la tierra firme bajo nuestros pies, la tierra conquistada por hroes y poetas, las calles de Mosc, la luna llena floreciendo en los muros, las muchachas que amamos, el amor que adoramos, la alegra, nuestra nica secta, la esperanza total que compartimos, y ms que todo una lucha

de pueblos donde son una gota y otra gota, gotas del mar humano, sus versos y mis versos. Pero detrs de la alegra de Nazim hay hechos, hechos como maderos o como fundaciones de edificios. Aos de silencio y presidio. Aos que no lograron morder, comer, tragarse su heroica juventud. Me contaba que por ms de diez aos le dejaron la luz de la bombilla elctrica toda la noche y hoy olvida cada noche, deja en la libertad an la luz encendida. Su alegra tiene races negras hundidas en su patria como flor de pantanos. Por eso cuando rie, cuando re Nazim, Nazim Hikmet, no es como cuando res: es ms blanca su risa, en l re la luna, la estrella, el vino, la tierra que no muere, todo el arroz saluda con su risa, todo su pueblo canta por su boca.

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