de los teóricos más influyentes en el pensamiento universal desde el siglo XIX. “Para Hegel, el cometido de la filosofía es explicar el desarrollo del espíritu absoluto”. Su propósito fue elaborar un sistema filosófico que pudiera abarcar las ideas de sus predecesores y crear un marco conceptual bajo cuyos términos tanto el pasado como el futuro pudieran ser entendidos desde presupuestos teóricos racionales. Tal propósito requería tener en cuenta, primeramente, la realidad misma. Así, Hegel la concibió como un todo que, con un carácter global, constituía la materia de estudio de la filosofía. A esta realidad, o proceso de desarrollo total de todo aquello que existe, se refirió como lo absoluto, o espíritu absoluto. Para Hegel, el cometido de la filosofía es explicar el desarrollo del espíritu absoluto. Esto implicaba, en: primer lugar, esclarecer la estructura racional segundo lugar, interna de lo demostrar de qué absoluto; forma lo absoluto se manifiesta en y en tercer lugar, la naturaleza y en explicar la la historia naturaleza humana; teleológica de lo absoluto, es decir, mostrar el destino o el propósito hacia el que se dirige. Afirmó: “lo que es racional es real y lo que es real es racional”. Hay que entender esto en los términos de su afirmación posterior de que lo absoluto tiene que ser considerado como pensamiento, espíritu o mente, en un proceso de continuo autodesarrollo. La lógica que rige este proceso de desarrollo es la dialéctica. Por sí misma constituye un método de pensamiento. El método dialéctico se basa en que el movimiento, proceso o progreso, es el resultado del conflicto entre opuestos. De forma tradicional, esta dimensión del pensamiento hegeliano se ha analizado en términos de tesis, antítesis y síntesis: La tesis puede A una oposición ser una idea o un Dando o antítesis movimiento lugar histórico. Que genera
una síntesis que Y aparece
conflictos supera el conflicto conciliando en un plano superior la Esta síntesis se convierte verdad contenida en en una nueva tesis que la tesis y la antítesis genera otra antítesis, dando lugar a una nueva síntesis, conformándose así el proceso de desarrollo intelectual o histórico.