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LOS SEÑORÍOS

DEFINICIÓN
El señorío supone el dominio hereditario sobre tierras y las personas que allí habitan,
dado por el rey a nobles o clérigos como pagos o recompensas por servicios prestados.
Similar al feudo, el señor acumula jurisdicción, rentas y propiedades. Es una institución
propia de la Edad media y la Edad Moderna en España y desaparece en las Cortes de
Cádiz a inicios del siglo XIX.

AMPLIACIÓN
Hemos de distinguir varios tipos de señorío: el señorío territorial, en el que el señor
está vinculado a una tierra que, o bien trabaja de manera directa con sus siervos, o bien
cede a campesinos a cambio de unas rentas (en especie, dinero o trabajo); y el señorío
jurisdiccional, en virtud del cual el señor tiene una serie de prerrogativas de tipo
judicial y político, que son una fuente de poder (nombra a las autoridades locales, ejerce
la justicia, cobra tributos).
El campesino sujeto a señorío territorial era un siervo sin libertad personal, mientras que
el que sólo lo está a un señorío jurisdiccional es un vasallo del señor. El grado de
sometimiento al señor varía en función de la época, del territorio y del tipo de señorío.

También depende de quién es el señor y, así, podemos distinguir entre señoríos


eclesiásticos y laicos. Entre los primeros destacan los de abadengo (en manos de
monasterios y conventos) y los de las órdenes militares; entre los laicos, los de realengo
son del rey (incluyendo las ciudades con fueros, que a su vez son señores de grandes
zonas rurales) y los solariegos los de la nobleza.

CONTEXTO HISTÓRICO
Los señoríos se originan en la Edad media, frecuentemente como donaciones reales para
pagar la colaboración en la Reconquista. Aunque, en un principio, dada la peligrosidad
de la frontera, la repoblación libre limitó el hecho de que nobles y eclesiásticos
acumularan muchas tierras, poco a poco se produjo un fenómeno de “feudalización” que
hizo aumentar los señoríos.

Durante la Baja Edad media, los reyes tienen que ceder ante la alta nobleza para
conseguir su apoyo en las guerras de la época. Muchísimos pueblos y villas que antes
eran de realengo pasan así a ser de señorío, lo que no quiere decir que el señor alcance
la propiedad sobre las tierras, sino el conjunto de derechos señoriales, que en la práctica
son el derecho a percibir buena parte del excedente de la producción, via todo tipo de
impuestos. Dependiendo de la habilidad y determinación para cobrarlos y de la
resistencia encontrada en el proceso, esos derechos serían más o menos opresivos para
los campesinos, lo que condujo en ocasion a revueltas (Irmandiños en Galicia, payeses
en Cataluña).

Durante el reinado de los Reyes Católicos se produce la consolidación del régimen


señorial en españa, especialmente en la Corona de Castilla. A cambio de su total apoyo
político, la Alta nobleza consolida de manera hereditaria sus señoríos mediante la
institución del mayorazgo – la mamyor parte de la herencia pasa al primogénito-. E
incluso, en el siglo XVII, los burgueses que desean ennoblecerse consiguen de los reyes
muchos señoríos a cambio de dinero. El resultado fue que miles de pueblos quedaron
fuera de la autoridad directa de la Corona.
Los señoríos jurisdiccionales son abolidos en las Cortes de Cádiz (1810-1812), aunque
muchos nobles consiguieron convertir sus señoríos territoriales en propiedades privadas
por lo que, todavía hoy en día, son de los principales terratenientes del país.

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