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Domingo 17 de noviembre de 2013 |
Dilogos del alma
Por Sergio Sinay | Para LA NACION
Mail: sergiosinay@gmail.com | Ver perfil

El agua y la sed
Seor Sinay: Importa saber con certeza si existe algo trascendental, si somos esclavos de un destino o si
bailamos en el azar?
Agustina Seeber
RE:
En realidad, y aunque as lo parezca, no somos nosotros quienes nos interrogamos por el sentido de nuestra
vida, sino que es la vida, a travs de las circunstancias y situaciones que confrontamos da a da, la que nos
pregunta por tal sentido. El encuentro con esa pregunta no es algo que podemos elegir. Es un interrogante
ontolgico, forma parte inapelablemente del mero hecho de existir. Y a cada persona se le presenta en el
contexto de su propia vida. Varan, sin duda, las formas de responder. Algunas descalifican el valor de la
pregunta. Eso es una respuesta. Otras se presentan a travs de la tarea que cada quien realiza (sea laboral o
no). O del modo en que vivimos los valores que pregonamos. O en la manera en que construimos y honramos, o
no, nuestros vnculos. En lo que hacemos con nuestros sentimientos. O en cmo nos relacionamos con el dolor
cuando ste se presenta. De hecho, no hay necesidad de vivir pendiente de esta cuestin ni de salir
constantemente a buscarla. Ella se encarga de acompaarnos. Hay quienes invierten energa y tiempo en
escaparle, otros la advierten en toda su dimensin en esos breves y maravillosos momentos llamados epifanas,
que justifican la razn de existir.
El ser humano es un ser inacabado, durante su vida nunca es, est siendo. Va eligiendo caminos, tomando
decisiones, haciendo elecciones. "Pasamos toda una vida a la expectativa", advierte el mdico y psiclogo
austriaco Alfred Lngle (discpulo de Viktor Frankl) en Vivir con sentido. Como una casa se construye con
ladrillos, construimos nuestras vidas con decisiones, seala Lngle, y somos responsables por ellas. Algo est
permanentemente abierto y es la pregunta por el sentido del viaje. Deca Frankl que la sed prueba la existencia
del agua (no estaramos sedientos de no existir el agua). Del mismo modo, la pregunta por el sentido (as sea
para negarlo) da prueba de su existencia