Soy raro: no tengo WhatsApp

Creo que es digna de anlisis sociolgico la evolucin que ha tenido la telefona a lo largo de
nuestras vidas. Aquellos que hemos vivido en los pueblos, y ya superamos las cuatro dcadas
de edad, an recordamos el mtodo de la operadora a la que haba que pedirle que te
conectara con otro nmero o directamente con fulano, la cual, si quera, se enteraba incluso
de la conversacin que ambos mantenamos. Era la poca en la que a las llamadas
interurbanas, se les llamaba conferencia y las telefonistas se enteraban de ms chismorreos
que un sacerdote en el confesionario. El cambio a la red automtica, a los seis nmeros de
telfono y los prefijos provinciales, segua suponiendo la existencia de un telfono por casa
para todos los que vivan en ella, cuando no ninguno, pero en ese caso se llamaba a casa de la
vecina. El telfono supona un elemento de uso comn, incluso solidario con aquellos vecinos
cuya economa no les daba para una lnea de telfono.
Este ao en el instituto donde imparto clases hemos tenido que prohibir los mviles, en
multitud de espacios ya vemos aquello de prohibido usar los mviles o muchos de los
accidentes de trfico y despistes son fruto del uso inadecuado de los mismos. La telefona ha
pasado de ser algo circunstancial a algo inmediato, de algo comn a algo particular, de algo
local a algo universal. Pero es ms. Observo con perplejidad, me estar haciendo viejo, cmo
se portan mviles que cuestan ms de seiscientos euros y por los que se est obligado a
permanecer unidos durante aos a las empresas de telefona que nos sacan la hiel. El telfono
se convierte en un signo de distincin social, en una moda, surge la competencia de a ver
quin tiene un mvil ms caro y ms moderno. Nada importa cunto gastamos y en qu, lo
asumimos como gasto necesario y moderno. Es un elemento de alto consumo y de exigencia
social y tus propios amigos te increpan porque no tienes WhatsApp o porque no has devuelto
una llamada en tiempo record. Es el triunfo del consumo, no del progreso. Afortunadamente
vivo en un lugar donde no ha llegado la cobertura de mvil y no se pueden imaginar lo
tranquilo y barato que se vive. Un lujo.
Marcos Quijada