NOTAS DE ESTUDIO
República de Colombia
Departamento de Nariño
Municipio de pasto
Color y sonido de las palabras 2 Luis Hernando Mutis Ibarra
CONTENID O
1
Notas y adecuaciones extraídas de la obra de Álex Grijelmo: “La seducción de las palabras”. Punto de lectura.
Madrid, 2002. págs. 48-71
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1.2. LA “A”
Por el contrario, se muestra bl anca... blancas son las letras a de
alma y de cándida, de clara y de diáfana, de glaci ar, de alba y de cal y de
agua, y de cana o de diana, la a que transparenta, la a de cristalina y de
escarcha... y de la propia palabra "blanca", que exhibe su blancura en las
bocales que la pronuncian. Y blancos son los "álamos" en su madera
blanca, y los "fantasmas" en sus "sábanas", en sus sábanas blancas,
vestidos por las aes de todas esas sílabas que hacen menos blanca la
"nieve" que la "nevada”.
1.4. LA “O”
Lleva los valores de "negro", cuyo sonido se asoci a con lo fúnebre tal vez
porque nekro llegó al español desde el griego para nombrar a la muerte
(identificamos el negro con la necrológica, y vemos el negro futuro de
alguien... no se trata de un problema de racismo, sino de sonidos y
etimología)... Negro como el carbón, como el luto también, como el
chocolate, como el oro negro.
1.5. LA “E”
Parece en cambio, una letra menos col oreada, menos evident e, pero
sugiere los marrones y los tonos pardos... el color marrón oscuro del
café… la e del roble, de arce, del alce, del reno, del ciervo, del rebeco, la
e de los árboles que en plural marronean con sus maderas perennes y
que alfombran el suelo con sus p ieles despegadas del cuerpo. El marrón
del bosque que imaginamos cada vez que se oye la palabra "septiembre".
Mallarmé lo resumió al decir que la poesía no se hace con i deas,
sino con palabras. Como la seducción. Porque la seducción vive en la
poesía.
De la relación entre colores y sonidos; el oído y la vista se
relacionan también gracias a que los conectan las palabras. Pero no ha
elaborado nadie una teoría científica, sino sólo poética; que sólo se
puede demostrar ante quien est é dispuest o a quedar sedu cido.
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1.9. LA “Ñ”
La ñ invita a pensar en la insistencia, ñaca ñaca, ñiqui ñiqui, saña a
saña, el ensañamiento emparenta con la ñ explícita del empeño, con la ñ
implícita reiteración, el furor, el enojo ciego, la saña que da sentido a
esta palabra de origen, inci erto en nuestro idioma y, por tanto,
antiquísima. Su sonido ya la hizo merecedora de este significado en el
primer diccionario del idioma español: "Cólera y enojo con exterior
demostración de enfado e irritación"; y en "sañudo" (aún más
onomatopéyica) vemos "furioso, colérico y airado o propenso a la cólera”.
La fuerza de la saña está en la historia de nuestra fonética, y mal hizo
aquel tribunal al orillar a su expresividad, al separar, por un l ado, unos
hechos que encajan en la imagen eterna de la saña y, por otro, la
definición técnica que la enfría y la disecciona como si fuese una sandía.
Valoramos el sonido también c uando damos nombre a un hijo,
incluso a nuestro perro. Desconocemos generalmente el significado de los
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2. VOZ Y SONIDO
2
GRIJELMO, Álex. “La seducción de las palabras”. Punto de lectura. Madrid, 2002. págs. 21-22
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3
PAUWELS, Louis y BERGIER, Jacques. “El retorno de los brujos”. Plaza & Janés, S.A. Editores, traducción de J.
Ferrer Aleu. Barcelona, 7ª edición, enero de 1977. Páginas 255-256.
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3. ESCUCHAR
Dejar de lado las pantallas . ¿Cómo escucha usted? Escucha con sus
proyecciones, a través de lo que proyecta, a través de sus ambiciones,
deseos, temores, ansiedades, escuchando únicamente lo que desea
escuchar, lo que será satisfactorio, lo que habrá de gratificarlo, lo que le
brindará consuelo, lo que aliviará momentáneamente su sufri miento? Si
escucha a través de la pantal la de sus deseos, entonces escucha su
propia voz, es obvi o; está escuchando sus propios deseos. Existe alguna
otra forma de escuchar no sól o lo que está diciendo, sino todo: la gritería
de las calles, el parloteo de las aves, el ruido del tranvía, el mar agitado,
la voz de nuestro marido, de nuestra esposa, de nuestros amigos, el
llanto de un bebé...? Escuchar es importante sólo cuando no estamos
proyectando nuestros propios deseos por medio de aquello que
escuchamos. Puede uno dejar de lado todas estas pant allas a través de
las que escucha, y escuchar realmente?
4
Este punto es transcrito de: J. KRISHNAMURTI: “El Libro de la vida”. Meditaciones diarias.
Traducción de Armando Claver. Editorial EDAF, S. A. Madrid, 1996 Pág. 6-7
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