Por ejemplo, si alguien expone las mil y una razones que permiten
demostrar que los trabajos de Donald Judd o las composiciones de John
Cage son magnificas obras de arte, perfecto. Lo que pasa es que así la
explicación sea racional, para la mayoría de personas estas obras no
producen emoción estética, al menos no más que mirar una mesa o
escuchar ruido cuando cambiamos de emisora radial.
Otra teoría indica que los trabajos visuales hoy no son necesariamente
“retinianos”. Esa retórica sobre lo “retiniano” siempre me ha parecido
muy endeble. Es como decir que se puede dejar a un lado la escucha o
el oído para “entender” otras formas de música. O dejar lo audiovisual
para entender otras formas de cine. El truco consiste en definir una
característica fundamental de las artes visuales (que es que las mismas
entran por los sentidos y en especial por el ojo) y enseguida decir que
esta característica no es intrínseca al arte. Es una estrategia falaz
utilizada por algunos para reemplazar una cosa por otra, a su acomodo.