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CUADERNO DEL TEXU

Nacido en el monte a un campo sagrado yo fui trasplantado.


Cuando tú eras sabio, yo era un rey, monarca de bosques, patriarca de astures y cántabros,un dios en Irlanda, en Escocia y Bretaña.
Cuando amabas tu tierra, yo era el centro de todos sus centros,
escuchaba a los hombres, deba de comer de mis rojos frutos a niños y pájaros.
Y a mi alrededor la felicidad brotaba.
Cuando yo era ramo bendije tu tierra, yo fui un mensaje de amor en el dintel de tu novia.
Yo declaré mi pasión a la tierra.
Yo era promesa de eterno recuerdo, sobre el ataud de tu ser querido, al fin caí en el olvido.
Cuando yo me muera, casi sin darte cuenta me echarás de menos.
Te faltará algo irreemplazable y ni siquiera sabrás qué.
Habrás de esperar cien años para recuperarme.
Comprenderás entonces. La antigüedad no es un valor que se improvisa.
Crece poco a poco, como la sabiduría e igual que la vida se pierde de una vez.
Por eso debes recobrar urgentemente nuestra salud.
Pero no pienses que hablo por nosotros. Es por ti y vuestro futuro que nuestro fin nos asusta.
El Texu L'Iglesia.

La vieja costumbre de plantar el tejo junto a la casería, la iglesia o la ermita,


continúa aquí viva como una reliquia de remotos tiempos. Los asturianos, al igual
que otros pueblos vecinos, han permanecido fieles a este árbol de la vida
alrededor del cual se organizaba la sociedad y el territorio.
Podríamos estimar el valor de un tejo en los cientos y cientos de años que vivió
hasta este día. En las generaciones humanas que conocerán al árbol que
plantamos ahora y con suerte llegará a ser milenario. Podríamos entenderlo
también como símbolo de todo un pueblo y una cultura que brotó vinculada al árbol y a la naturaleza, a la
tradición.
Pero antes de nada nos gustaría recordar aquí su significado como punto de encuentro y reunión de
vecinos, lugar sagrado en el que se hacía la asamblea, la ley y la fiesta. Emblema, lugar común, legado
vivo que debemos conservar, regenerar y transmitir íntegramente a las futuras generaciones.

Sin embargo, la situación de los tejos silvestres y cultivados contrasta con el reconocimiento que tienen
aún en nuestra memoria. Es cierto que los seguimos plantando en los lugares más significativos, pero
hemos olvidado cómo cuidarlos y una gran parte de los que sobreviven junto a las iglesias están
enfermos o moribundos. La reconstrucción de los edificios cercanos, el asfalto a sus pies y otras
calamidades están dañando gravemente a estos ancianos. En la última década han envejecido siglos y de
proseguir la tendencia, en unos pocos años serán solo un recuerdo. Por su parte, los tejos silvestres no
lo tienen mucho mejor pese a su consideración de especie protegida. El intenso ramoneo de los animales
salvajes y domésticos y el fuego impiden su regeneración y cuando al fin se logra un arbolito en el
monte, sucede con frecuencia que es arrancado para plantarlo junto a las casas o en la ermita vecina.
De este modo las escasas poblaciones de tejos degeneran y envejecen. Todos estos problemas para su
conservación, nos hacen pensar que es necesario una protección decidida y urgente.
Aquí encontrarás algunas ideas para cuidar y reproducir los tejos. Cada uno en su casa, en grupo o en la
escuela, puede formar un pequeño vivero para obtener las plantas que necesite e incluso regalar a los
amigos, vender en el mercau o repoblar.

Si queremos seguir disfrutando de este árbol magnífico en nuestros montes y continuar con esa
hermosa tradición, tenemos que preparar sucesores para los tejos más viejos y perpetuar la sabia
costumbre junto a los templos y en las caserías, sin que por ello las poblaciones silvestres se vean
comprometidas. Deberemos también ahondar aún en todos los significados del tejo y es posible que tras
este comienzo decidamos ampliar con el tiempo nuestro vivero. De cualquier forma, con este árbol
iniciamos un camino que prolonga la vida mucho más allá de nosotros mismos. El espléndido regalo que
recibimos de nuestros antepasados y de la propia naturaleza, debe seguir su curso hacia el futuro.
Quizá sea éste también un buen momento para inventar otras excusas y reunirnos como antaño en torno
al tejo, el vecín más vieyu.

PLANTAR UN TEJO

Nuestra labor comienza en otoño, si te fijas verás que hay tejos macho y tejos hembra, solo estas
últimas dan el fruto rojo que llamamos arilo y contiene la semilla en su interior. Recoge para empezar un
puñado de arilos. En tu palma cabe todo un bosque...acabas de dar el primer paso de un proceso vital que
podría durar milenios. De este bosque podrían nacer millones de árboles. Pero recuerda:

El tejo pone a prueba la paciencia de quien lo cultiva; como todas las


cosas verdaderamente valiosas no se obtiene rápida y fácilmente, su
desarrollo es muy lento. Tendrás que esperar meses, quizás años
antes de que germine, deberás regarlo con constancia cada vez que la
tierra lo necesite y cuando al fin brote esperarás aún hasta que
crezca lo suficiente para transplantarlo.

Si eres capaz de cultivar un tejo podrás hacer grandes cosas, tendrás la paciencia y la constacia para
realizar cualquier idea o sueño y éste será el primer regalo de tu árbol.

Reproducción por semillas

La recolección de las semillas se hace cuando la pulpa carnosa que las rodea está madura, de un color
rojo vivo y la semilla que asoma en su interior ha pasado del color verde a marrón o negruzco. Esto
sucede entre julio y diciembre. Podemos recoger los frutos de los viejos árboles junto a las iglesias o
de los que crecen en el monte. Los tejos de los parques y jardines pueden ser de especies o variedades
distintas..
Se elegirán árboles sanos y tras la recolección hay que separar las semillas de la pulpa roja (de otro
modo germinan muy mal), esto puede hacerse comiendo esta deliciosa envoltura o macerando los frutos
en agua durante un día hasta que la semilla se desprende más fácilmente.
Preparación de las semillas

Las semillas de éste árbol pueden conservarse uno o dos años en un frasco de cirre hermético a unos
4º C. Para ello se extenderán sobre un papel a la sombra durante un par de días hasta que estén bien
secas y se guardan luego en su recipiente dentro del frigorífico.

El tejo se reproduce naturalmente con la ayuda de los animales, principalmente pájaros, pero también
zorros, tejones, etc, que comen los frutos y esparcen con sus excrementos las semillas. Al pasar por el
tubo digestivo los ácidos corroen la cubierta dura de esta simiente y de esta manera germina más
rápidamente. De otro modo la germinación podría producirse, si se siembra en otoño, al cabo de la
segunda o tercera primavera. Para acelerar artificialmente el proceso podemos usar diferentes
sistemas:

- Lo más simple y efectivo es copiar a la naturaleza, dando los frutos enteros a las aves domésticas (las
gallinas los comen con avidez), para después recoger sus excrementos frescos y mezclarlos o cubrirlos
con la tierra del vivero.
- Se pueden también poner a remojo durante una semana en agua fría y sembrarlas a continuación.

- Otro sistema consiste en estratificarlas en cajoneras de arena húmeda y mantenerlas así a una
temperatura de unos 20º (cubriendo la caja con un cristal, por ejemplo), luego se someten a una
exposición de otros tres meses a 4-5º y estarán ya listas para sembrarse.
Siembra

La semilla se ponen en primavera u otoño en lugar sombreado cubiertas con unos dos-tres centimetros
de tierra. Se siembran directamente en la tierra del vivero, separadas unos 25 cm., o en pequeños
tiestos o recipientes reciclados (tetrabik o botellas cortadas, que se agujerean por la base y se colocan
en cajas de fruta).
La tierra debe ser jugosa, ligera y rica en humus. Pueden hacerse mezclas de turba y arena o recogerla
simplemente del huerto o terreno y añadirle un poco de estiercol maduro.
Los cuidados se reducen a los riegos necesarios para mantener el sustrato siempre húmedo pero no
encharcado y a quitar las malas hierbas.

Reproducción por esquejes

"En el Monasterio de Verton (Bretaña), había un gran tejo que según una
leyenda brotó del propio bastón de San Martín, bajo cuya sombra se
detenían para orar los príncipes bretones antes de penetrar en el templo."
(Rafael Areses)
La reproducción por esquejes tiene la ventaja de reproducir exactamente
el árbol del que tomamos el vástago. Esto es muy interesante a la hora de
multiplicar los tejos singulares que nos merecen una especial estima.
Además, de esta forma obtendremos siempre árboles del mismo sexo que
la planta madre. Por el contrario, la reproducción por semilla aporta a
nuestras plantas una mayor riqueza genética.
Los esquejes se escogen de árboles sanos. Cualquier época es buena, pero
las ramitas no deben tener flor ni fruto. Se toman los extremos
semileñosos de las ramillas y se desgajan de la rama. Deben medir
aproximadamente un palmo de longitud. Se quitarán las hojas de la mitad
inferior y esta parte pelada se raspa ligeramente con un cuchillo hacia la
punta. Se obtienen mejores resultados si se aplican hormanas de
enraizamiento apropiadas (ácido indobutírico), pero si tenemos dificultad
para conseguirlas, no debemos desanimarnos, arraigarán también aunque en
una menor proporción. Se plantan con un poco de inclinación (45º), en una tierra que, igual que para la
siembra, debe ser rica y ligera. Podemos colocarlos también en recipientes o en plena tierra, en un lugar
sombreado y protegido de las fuertes heladas. La humedad constante pero no excesiva es el secreto
para el éxito de este y otros esquejes, que en pequeños o grandes invernaderos aumentarán sus
posibilidades de supervivencia y la rapidez de enraizamiento.
Transplante

Una vez que germinan o arraigan, las plantitas pueden transplantarse ya desde el segundo hasta el
decimosegundo año. Se recogen con cuidado para dañar lo menos posible las raices ya que este árbol se
resiente mucho. Se ponen en su lugar definitivo que habremos cavado en profundidad y enriquecido con
estiercol. No debe ponerse el estiercol puro y fresco dentro del agujero pues quemaría las raices, se
deja en la superficie o se mezcla con la tierra si está ya fermentado, los sucesivos aportes se harán
siempre en superficie, sin cavar la tierra junto a la raiz. Es muy importante hacerse a la idea de que
nuestro árbol podrá vivir cientos y cientos de años y alcanzar muchos metros de desarrollo de copa y
raiz, siempre que sea posible debemos ponerlo al menos a una docena de metros de cualquier edificio,
camino o carretera. Es importante también protegerlo en los primeros años del ganado, por medio de
estancas y malla de alambre y otros medios.
Si encuentras el espacio apropiado no tendrás más límites para tu plantío que los de tu imaginación.
Puedes poner un tejo macho y una hembra como en la Abadía irlandesa de Mukross (estos ancianos se
llaman Adan y Eva). Puedes plantar un tejo de nacimiento para conmemorar el nacimiento de cada uno de
tus hijos, o junto a la tumba para recordar a un ser querido. Puedes en fin, hacer un anillo de árboles
que reproduzca el círculo del alfabeto.-calendario celta o crear tu espacio de reunión, reflexión o
descanso a la sombra del texu...
Desarrollo y cuidados

Esta es una reproducción de un corte de tejo. Cuenta sus anillos. Ha crecido en


el monte y aunque tiene la edad de un paisano adulto, aún es por su porte,
apenas un arbusto. Si lo dejamos crecer podría alcanzar un diámetro de más de
dos metros y superar los dos milenios de vida. Esto casi nunca sucede pues en
su dilatada vida el tejo sufre calamidades naturales y sobre todo , padece los
malos tratos que le infligen los hombres en muchas ocasiones sin apenas
enterarse. Y es que los árboles no pueden quejarse o quitarse de enmedio.
Si comparamos ese tejo silvetre con este otro, crecido en la fértil pradera del
campu l`iglesia, cerca del cementerio, veremos que los anillos anuales son
mucho más anchos. Los tejos que btotan junto a cuadras o se han abonado con
estiercol, pueden desarrollarse tan rapidamente como un roble, un haya u otra
especie de crecimiento medio.

El estiercol de gallina, aplicado sobre el suelo, les favorece especialmente por su riqueza en nitrógeno.
El tejo se beneficia mucho con este abono que por su concentración podría dañar a otros árboles.
Consejos para preservar y disfrutar los viejos tejos

Como propuesta de un código, ley u ordenanza que regule el uso del espacio alrededor del árbol y lo
defienda de los múltiples abusos a que se ven sometidos hasta la enfermedad o la muerte, esbozamos
estas sencillas reglas de comportamiento:
-Evitar las podas incontroladas.
-Proteger un espacio de al menos dos metros alrededro de la copa en el que estaría prohibido:

*Hacer hogueras y fuegos.

*Aparcar y lavar coches y el tránsito de vehículos pesados.

*Asfaltar o pavimentar el terreno.

*Verter culaquier tipo de basuras, residuos o productos químicos, aceites,gasolinas,detergentes...

*Almacenar cualquier tipo de materiales, especialmente los de obra (la cal y el cemento pueden resultar particularmente tóxicos para las
raíces).

-Se recomienda también no cambiar bruscamente el entorno con riegos o aplicación de abonos químicos, herbicidas...
-Por último y sin olvidar que este espacio alrededor del árbol debería ser de su exclusiva competencia, se recomienda, siguiendo la tradición: echar
la siesta y hacer la fiesta, conceyar, convocar andecvhas y satisferias, llevar al santu, echar pregones y sermones, hacer puya l`ramu, jugar y
cortejar, merendar, contar, cantar y tambien cotillear.

EL TEXU L'IGLESIA
EL TEXU L'IGLESIA
Un número cercano a los doscientos ejemplares censados
hasta la fecha junto a iglesias y ermitas de toda Asturias,
nos dará una idea de la vitalidad de la antigua costumbre y de
la importancia de este patrimonio biológico y cultural que en
gran parte debemos a los vecinos y curas párrocos que
continúan plantando renuevos, sosteniendo, custodiando su
árbol.
Cuidándolo hasta el punto de no cortar siquiera una de sus
ramitas como nos contaba en Quirós un abuelo de Bermiego.
Quienes entre los párrocos hemos oído a menudo la expresión
de que "el tejo tiene un alto sentido simbólico y religioso" y
conocemos muchos casos de curas que se han ocupado
activamente de la salud del texu l'iglesia o lo han plantado en
las inmediaciones del templo. Ellos son por otro lado los administradores del campu l'iglesia y a ellos
concierne cualquier decisión o actuación sobre este terreno y los árboles que en él se encuentran. Pero
evidentemente estos tejos que han sido de conceyu, pertenecen también de algún modo a todos los
vecinos y al municipio y como especie protegida y patrimonio natural y tradicional, compete también su
protección al Gobierno del Principado. No es por supuesto cuestión de propiedad, es sencillamente una
responsabilidad que compartimos todos, pues antes de nada, este este incomparable conjunto de
árboles seculares con todo su bagaje de tradiciones ancestrales y su enorme valor simbólico y
espiritual, pertenecen a la humanidad en su conjunto y deberían entenderse como Patrimonio de la
Humanidad. Su conservación en última instancia es por tanto de interés general y solo puede abordarse
cualquier plan al respecto, teniendo en cuenta todas las sensibilidades y adoptando el mismo espíritu de
cooperación que el tejo representa.

Un ejemplo perfecto de esta sensibilidad son estas líneas entresacadas de la hoja parroquial de Santa
Eulalia de Selorio (del 13 de diciembre de 1990), escritas tres días después de la caida del enorme
teixo que había junto a la iglesia. Sirvan también de homenaje póstumo a su autor, D.José Álvarez y
como reconocimiento a la labor constante de otros muchos curas y paisanos que siguen cultivando tejos
igual que lo hicieron sus antecesores por generaciones:
"Fue el 10 de diciembre,día de Santa Eulalia"...

..."Este texu de una altura de 17 m. y 2 m. de diámetro"...


..."fue la alegría de miles de niños jugando en su espesura a través de los siglos"...

..."Cuantos sentimos este trance prometemos que en su lugar brote un sucesor para que presida el valle
de Selorio muchos siglos"...

Hemos de señalar también que en ocasiones los viejos tejos de conceyu se encuentran en la plaza, junto
a los molinos u otros lugares públicos y su responsabilidad directa recae entonces sobre los
ayuntamientos y vecinos. Conocemos también numerosos casos en los que se han preocupado
directamente de la salud y la reproducción de su árbol.

Pero frente a estas numerosas acciones positivas, existe también una realidad generalizada de
abandono y descuido. Es posible que la propia responsabilidad compartida haya derivado en común
negligencia y es importante recordar que en esta relación arcaica con nuestros tejos se encuentra una
parte de nuestra historia, identidad y cultura.
EL TEXU EN LA ESCUELA

Entre los indios norteamericanos el tejo era considerado "jefe de los


árboles" y parecido honor tuvieron el tejo japonés y el europeo en sus
respectivas culturas, sin que sepamos a ciencia cierta si tal consideración
era un reconocimiento a su asombrosa longevidad o a la perpetua juventud
de sus ramas siempre verdes. Una leyenda americana cuenta como la Osa
Mayor, la Osa Menor y todos los animales del firmamento subieron desde
la tierra a lomos de una flecha disparada con un arco de tejo. Estas y un
sinfín de otras leyendas relacionadas con nuestro árbol, podemos
encontrarlas en todos los territorios en los que llegó a enraizar, incluso en
aquellos en los que tan solo se conserva la memoria de este árbol, en
continuo retroceso a causa principalmente de la presión humana que lo ha
llevado al borde la extinción en regiones enteras. En Asturias podemos
rastrear innumerables prácticas y costumbres alrededor del tejo que
constituyen una parte esencial de su legado. Una memoria que los propios alumnos podrían recoger o
recibir, en el marco de un proyecto educativo vital, apasionante, integral.

Plantar un árbol, máxime cuando se trata de una especie tan significativa y longeva, no es tan solo una
acción plena de connotaciones positivas para nuestro entorno local y global. Ciertamente constituye en
si misma una actividad regeneradora, de un enorme valor práctico y simbólico.
Pero además, este evento tan sencillo como saludable, puede ser un excelente punto de partida para un
proyecto educativo de alcance que aquí esbozamos como propuesta. Se trata de acercar la escuela a la
naturaleza y al mundo tradicional.

Solo hay un momento oportuno para sembrar, es el presente. Un simple vivero puede ser el primer paso
de un largo camino hacia la comprensión del mundo que nos rodea. Su creación y mantenimiento son en si
un fin y un medio. Los arbolitos que se obtengan completarán el proyecto ayudando a restaurar el
entorno (ya sea reponiendo los viejos árboles de la zona, repoblando terrenos que lo necesiten y/o
regalando plantones a quien lo solicite). En un proceso continuado que estaría basado en la cooperación y
la transmisión (del propio vivero, de los conocimientos adquiridos, del proyecto global, etc.) a las
sucesivas generaciones/cursos del centro.
Desde este punto de partida podemos:

- Fomentar el conocimiento y el amor hacia los árboles, la naturaleza y el paisaje. Ahondar en los
significados del árbol y otros seres en nuestro entorno inmediato y planetario, estudiar sus relaciones
con otros seres.
- Involucrar a los alumnos en la cultura y la tradición, asumiendo algunos compromisos (viveros,
repoblación, investigación, recopilación de folklore, costumbres y conocimientos locales...).
Todos los puntos de este proyecto pueden ser asumidos en diferentes niveles por niños desde
preescolar hasta el instituto, en la ciudad y en el medio rural. Como ejemplo del alcance que podría
tener este plan, proponemos una actividad sencilla para alumnos de secundaria:

- Elegir cuidadosamente un lugar en la escuela u otro lugar cercano para plantar un árbol. Pedir los
permisos necesarios y plantarlo en la época adecuada.

- Diseñar una placa o cartel como una sonda hacia el futuro, que debería enviar información sobre el
árbol, la fecha de plantación, etc. Un mensaje para quienes estarán al pie de este árbol dentro de un
milenio. El diseño debería incluir materiales, contenido, símbolos, gráficas,...
- Reflexionar sobre las posibilidades de que este árbol alcance el milenio y sobre nuestras posibilidades
de futuro. ¿Quién podría leerlo?, ¿En qué idioma?, ¿Cómo será la vida en la Tierra?, ¿Qué imagen
tendrán de nuestro tiempo?.

- Desarrollar el sentido de futuro. Qué tamaño tendrá nuestro árbol cuando tengamos 80 años, qué
habrá cambiado a su alrededor. Recogemos vida e información del pasado, enviamos hacia el futuro vida
e información.
- Reflexionar e investigar sobre la idea de transmisión, sucesión, herencia, legado.
EL TEJO EN EL HUERTO

Entre las diversas manifestaciones de esta vieja amistad entre el


asturiano y su árbol la más extendida y entrañable es
probablemente la plantación del tejo en el huerto, en la antojana
de la casería o en las inmediaciones de la cuadra. Podemos
conjeturar que es una antigua reminiscencia de una relación más
estrecha que intentaba atraer la protección y las bendiciones de
este guardián que quizá tuvo aqui, como en otras regiones, un
rango divino.
En los Ancares leoneses se dice que el tejo aparta los truenos y
las tormentas y da buena suerte todo el año. Sus ramos sirvieron
como signo de amor en la ventana de la moza, o sobre el ataud, se
bendecían también el Domingo de Ramos en Asturias, Galicia, Castilla, Aragón... También hemos
escuchado en Carrandi (Colunga) que los plantan " pa sombra pa cuando sea vieyu".

Evidentemente hay otras razones mucho más simples y prácticas para continuar la tradición. Con su
follaje tupido y perenne, el tejo protege del viento los tejados del edificio, proporciona sombra y un
microclima saludable, nos une al paisaje y ofrece una compañia silenciosa y grata. en fín, un signo de
distinción y sabiduría que honra a quien los plantó y a quienes los conservan por simple aprecio o en
memoria de los antepasados.
Desde estas lineas animamos a inventar y recrear nuevos modos de acercamiento respetuoso al árbol, a
reanudoar este camino lleno de significados, vida y felicidad.

U N A R B O L D E L E Y E N DA
E s t a s s o n a l g u n a s d e l a s hi s t ori a s qu e c u e n t a n lo s pu e bl o s h e r m a n o s .

E n A s t uri a s s e h a olvid a d o d e m a s i a d o y ur g e r e c o br ar lo qu e a ú n n o s qu e d a .

C u e n t o s y l e y e n d a s , tr a di ci o n e s y c o s t u m br e s , di c h o s y c r e e n c i a s .

E l á r b ol d e b e r e c u p e r ar s u lu g a r pri m ordi al e n l a Ti e r r a

p e r o t a m bi é n e n l a c ultur a , e n l a l e y e n d a . D e b erí a m o s h a bl ar d e nu e v o

c o n lo s a b u e l o s . ..

Las Leyendas sobre el tejo

Entre los indios norteamericanos se cuenta una vieja historia que explica la importancia de nuestro
árbol, dice así:
"Dos mujeres salvajes se pintaron la cara con tatuajes y fueron de árbol en árbol preguntando:

- ¿Me sienta bien?, ¿Estoy guapa?.


Según la respuesta de cada árbol, las mujeres les iban dando diferentes
atributos. Cuando la más joven llegó al tejo, este le contestó:

• Eres bellísima y esos tatuajes te hacen aún más hermosa.


Entonces ella dijo al tejo:
- Harán largos viajes en tu búsqueda. Tallarán de tu madera agujas,
arpones para la pesca e incluso el tótem sagrado. La gente importante
raspará tu dura superficie para hacer las fichas para sus juegos de
apuestas. Grandes jugadas se harán en tu nombre y hasta apostarán
esclavos."
En una leyenda irlandesa, para casarse con una doncella, es condición
indispensable que el pretendiente traiga, la rama de acebo, la flor de
Caléndula y las bayas carmesíes del tejo. Se encuentran en el Círculo de Piedra del poder, en el lejano
Donn Thir (tierra parda), en el Mar Occidental y este viaje de ida y vuelta
debe realizarse en un día y una noche. La sin par Fiongalla espera anhelante
que su amado Feargal realice la proeza y el héroe llega, tras múltiples
aventuras, a un bosquecillo de árboles viejos como el mundo y encuentra un
monumento megalítico en el interior de un círculo de poderosas piedras. Allí
está la rama de acebo y el tejo que da bayas y a sus pies la caléndula... (An
Braon Suan Or, El Broche de oro del Sueño)
En esta misma región se recitaba el romance de Naoise y Deirdre, que cuenta la historia de dos
amantes desdichados. Hasta en la muerte quisieron mantenerlos separados y clavaron sus cadáveres
con estacas de tejo. Pero las estacas arraigaron y los dos árboles espléndidos pudieron abrazarse al fin
para siempre sobre la catedral de Armagh.

Un dicho popular inglés recoge una enigmática tradición que hace referencia al tejo como el ser vivo
más longevo:

Las vidas de tres zarzos, la vida de un perro.


Las vidas de tres perros, la vida de un caballo.

Las vidas de tres caballos, la vida de un hombre.


Las vidas de tres hombres, la vida de un águila.

Las vidas de tres águilas, la vida de un tejo.


La vida de un tejo, la longitud de una era.

Siete eras desde la creación hasta el día del Juicio.


(Robert Graves)

EXPOSICIÓN EL
TEJO

En el año 2000 el FAPAS inicia una Campaña para revalorizar la importancia del árbol en la
cultura social y defender el valor ecológico del árbol en la naturaleza.

Durante los próximos diez años, el FAPAS llevará a cabo una exposición eligiendo una especie
representativa tanto por sus valores culturales, económicos o ecológicos.

Estas exposiciones anuales tendrán un carácter itinerante, pretendiendo con ellas alcanzar el
grado de sensibilización social que por ejemplo, ahora alcanzan las especies de la fauna en
peligro de extinción.

Algunas de las más importantes especies de árboles autóctonos de la Cordillera Cantábrica


comienzan a escasear o sus formaciones forestales desaparecen víctimas de un uso intensivo
y descontrolado.

Con la desaparición de los bosques autóctonos, se pierden también los más importantes
valores culturales y ecológicos de nuestra tierra.

La Campaña EL ARBOL EN EL SEGUNDO MILENIO que inicia el FAPAS busca


alcanzar el objetivo final de la conservación de la Naturaleza en el marco de un desarrollo
sostenible.

A través de más de 100 paneles, piezas fabricadas en madera y


elementos vinculados al árbol, la exposición del año 2000 se
dedica al Tejo, árbol simbólico de las culturas celtas y
característico de muchos rincones de la Cordillera Cantábrica.
El Texu: simboliza la
importancia que ha tenido
para nuestra cultura este
árbol, mitad mitológico,
mitad totémico, algunos
de cuyos ejemplares con
más de mil años de
antigüedad han perdurado
hasta nuestros días, bien
en los bosques húmedos o
al lado de iglesias y
ermitas.

También se podrán adquirir tejos criados en vivero a partir de semillas de la Cordillera


Cantábrica.

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