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Alberto Cutié en la Iglesia Episcopal

30/05/09

Por Fabio Carballo

No me siento en nada ofendido con las acciones del ex sacerdote católico romano
Alberto Cutié. Este hombre, de cuarenta años, fue “sorprendido” en una playa de Miami
con su novia teniendo demostraciones abiertas de cariño. Esto para mí no es ningún
escándalo. ¿Qué puede haber de escandaloso en que un hombre soltero bese y acaricie a
su novia, de treinta y cinco años, en una playa? Socialmente es una acción que no tiene
nada de raro.

Bueno, el asunto espiritual es otra cosa. Alberto evidentemente fornicó con Ruhama
(aunque no lo dijo así se deduce de su silencio ante las preguntas de los periodistas), ese
es el único pecado bíblico que le puedo achacar al ex clérigo. Pero ojo, como dijo el
obispo Leo Frade, de la iglesia Episcopal, ¡estaba besando a una mujer y no a un niño!
Y yo le agregaría ¡y no a otro hombre! Vuelvo y reitero, yo que he estado en algunas
playas de Colombia, no hay nada escandaloso en que dos personas, hombre y mujer, se
demuestren cariño a la luz del sol en medio de la arena y con el prodigioso mar de
fondo. Tengo dificultades, eso sí, con la desnudez de Alberto y Ruhama, pues para mí,
que trato de ser bíblico, es inmoral destaparse el pecho a la luz pública.

Si me apego a la buena fe de Cutié, entendiendo esta como que no preparó nada de este
asunto, puedo comparar esto a lo que le pasó al hijo de rana Rin Rin renacuajo. Déjeme
parodiar un poquito de esa historia: El hijo de la iglesia Alberto Cutié salió una mañana
muy tieso y muy majo, con pantalón corto… muchacho no salgas le grita mamá, pero él
hizo un gesto y horondo se va. Halló en el camino a Ruhama Canellis y ella le dijo, ven
conmigo a la playa y habrá francachela y habrá comelona. Bueno, no sigo más, el
cuento es que el gato fue el paparazzi.

Pero bien, lo mejor que puede hacer es casarse con la mujer, tener una familia y así
servir a Dios. No hay problema. La Biblia dice que “es necesario que el obispo sea…
marido de una mujer (1 Timoteo 3: 2)” De ahí mi convicción de que no deben existir
pastores solteros. Pero tampoco pastores divorciados, sino, pastores maridos de una
mujer. Claro que la Biblia no dice nada de las mujeres, así que bueno, en este caso la
divorciada es la mujer y no Alberto.

Otro punto para tratar es la respuesta de ultramontanismo católico, el señor Alejandro


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