Se empieza a desarrollar desde que el individuo es un feto ya que la madre le
puede comunicar los sentimientos que siente hacia el nuevo ser, como el rechazo o la felicidad por tenerlo en sus brazos. Al nacer su autoestima depende del trato que recibe cada da, aprende de lo que siente, ve y escucha. Durante la adolescencia se fortalece dicho desarrollo ya que debe enfrentar los cambios de pubertad y nace la necesidad de ser aceptado por la sociedad.