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Los dos poemas de Angel González exploran temas de tiempo y lugar. El primer poema contrasta el invierno en el mar del Norte con el verano en Valparaíso, notando que aunque ocurren al mismo tiempo, nunca ocurren en el mismo día debido a las diferencias horarias. El segundo poema describe "meriendo" o masticando tardes, ya sea junto al mar mordiendo acantilados, nubes y bañistas, o en la ciudad masticando lentamente los minutos hasta que se acaban y se va rumiando las sombras.
Los dos poemas de Angel González exploran temas de tiempo y lugar. El primer poema contrasta el invierno en el mar del Norte con el verano en Valparaíso, notando que aunque ocurren al mismo tiempo, nunca ocurren en el mismo día debido a las diferencias horarias. El segundo poema describe "meriendo" o masticando tardes, ya sea junto al mar mordiendo acantilados, nubes y bañistas, o en la ciudad masticando lentamente los minutos hasta que se acaban y se va rumiando las sombras.
Los dos poemas de Angel González exploran temas de tiempo y lugar. El primer poema contrasta el invierno en el mar del Norte con el verano en Valparaíso, notando que aunque ocurren al mismo tiempo, nunca ocurren en el mismo día debido a las diferencias horarias. El segundo poema describe "meriendo" o masticando tardes, ya sea junto al mar mordiendo acantilados, nubes y bañistas, o en la ciudad masticando lentamente los minutos hasta que se acaban y se va rumiando las sombras.
Cuando es invierno en el mar del Norte es verano en Valparaso. Los barcos hacen sonar sus sirenas al entrar en el puerto de Bremen con jirones de niebla y de hielo en sus cabos, mientras los baladros soleados arrastran por la superficie del Pacfico sur bellas baistas.
Eso sucede en el mismo tiempo, pero jams en el mismo da.
Porque cuando es de da en el mar del Norte -brumas y sombras absorbiendo restos de sucia luz- es de noche en Valparaso - rutilantes estrellas lanzando agudos dardos a las olas dormidas.
Cmo dudar que nos quisimos, que me segua tu pensamiento y mi voz te buscaba -detrs, muy cerca, iba mi boca. Nos quisimos, es cierto, y yo s cunto: primaveras, veranos, soles, lunas.
Pero jams en el mismo da.
MERIENDO ALGUNAS TARDES Meriendo algunas tardes: no todas tienen pulpa comestible. Si estoy junto a la mar muerdo primero los acantilados, luego las nubes crdenas y el cielo -escupo las gaviotas-, y para postre dejo las baistas jugando a la pelota y despeinadas. Si estoy en la ciudad meriendo tarde a secas: mastico lentamente los minutos -tras haberles quitado las espinas- y cuando se me acaban me voy rumiando las sombras, rememorando el tiempo devorado con un acre sabor a nada en la garganta.