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J.R.

Ward The King

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J.R. Ward The King

DISCLAIMER

Los personajes, las situaciones e información encontrada aquí son


obra intelectual del autor. Esta traducción es sin fines de lucro.

Pagina 1
¡Feliz Lectura!

Grupo At Last
J.R. Ward The King

MODERADOR
Klaus Origen

Diseño y diagramación
Devina Avale

Revisión general
Payne RLhdn y Manny RLhdn

TRADUCTORAS:
Berta Valente Mari Cruz
Blay RLhdn Maite Muñoz
Danny Cullen María Jiménez
Elizabeth Dne María Vjm
Gloria García MayB
Katty Carro Noelia Fuentes

Pagina 2
Luisa Camargo Mafe Ramírez
Manu Blanco Regin RLhdn
RLhdn Vishous RLhdn

CORRECTORAS:
Agnes Tahlly
Macarena Suarez
Manny RLhdn
Maite Muñoz
Olga Jhr
Pilar Ocampo
Payne RLhdn
Qhuinn Rlhdn
Ziiriita Bellamy

Corrección final y última lectura


Pilar Ocampo
J.R. Ward The King

Prólogo
Traducido: Blay Rlhdn
Corregido: Qhuinn Rlhdn

Siglo XVII, Antiguo País…

—Larga vida al rey


Ante el sonido de la voz grave y profunda, Wrath, hijo de Wrath, tuvo el instinto de
mirar alrededor buscando a su padre. Un destello de esperanza de que la muerte no le
hubiera llegado y el gran soberano todavía estaba con ellos.
Pero por supuesto, su querido padre permanecía en el Fade.

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¿Cuánto tiempo duraría esta triste búsqueda? se preguntó. Era una locura inútil,
especialmente cuando las sagradas vestimentas del rey de los vampiros estaban sobre él, los
cinturones enjoyados, el abrigo de seda y las dagas ceremoniales adornando su propio
cuerpo. Sin embargo, a su mente no le importaba nada la prueba de su inminente
coronación o quien sabía si era su corazón que le hacía permanecer imperturbable por todo
lo que ahora le definía.
Queridísima Virgen Escriba, sin su padre estaba tan solo, incluso aunque estaba
rodeado de gente que le servía.
─ ¿Mi señor?
Componiendo su rostro, se dio la vuelta.
De pie en la puerta de la habitación de visitas real, su consejero más cercano era
como una columna de humo, alto y delgado, cubierto con ropas oscuras.
─Mi honor saludaros ─murmuró el macho, inclinándose─. ¿Estáis preparado para
recibir a la hembra?
No.
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─Por supuesto.
─Vamos a iniciar la procesión.
─Sí…
Cuando su asesor se inclinó de nuevo y salió hacia fuera, Wrath paseó por la
habitación con paneles de roble. Velas flotaban en las cornisas que de alguna manera se
infiltraban en las paredes de piedra del castillo, el fuego crepitante en la chimenea a la
altura del pecho parecía ofrecer sólo luz, no calor.
En verdad, no tenía deseo de una shellan, o más bien, de una compañera, que era lo
que inevitablemente iba a tener. Se requería amor para lo primero y él no tenía ningún
alma para ofrecer.
Desde el rabillo de su ojo captó un destello de algo brillante y para pasar el tiempo
antes de que tuviera lugar esta temida reunión, se acercó y miró a los conjuntos de joyas
que habían sido exhibidos sobre la mesa tallada. Los diamantes, zafiros, esmeraldas,

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perlas... La belleza natural tallada y engarzada en oro pulido.
Los más valiosos eran los rubíes.
Tocando las piedras de color rojo sangre, pensaba que era demasiado pronto para
todo esto. Ser el rey, este arreglo de emparejamiento, las mil demandas diferentes que ahora
tenía y sin embargo entendía muy poco de esto.
Necesitaba más tiempo para aprender de su padre.
El primero de tres golpes resonó a través de la habitación y Wrath agradeció que
nadie lo hubiera visto estremecerse.
El segundo era más fuerte.
El tercero iba a requerir su respuesta.
Cerrando los ojos, se encontró con dificultades para respirar por el dolor en su
pecho. Quería a su padre con él, esto debería estar sucediendo más tarde, cuando él ya fuera
mayor y no lo guiase un cortesano en su propio sitio. El destino, sin embargo, había privado
al gran macho de los años que le pertenecían y a su vez sumió a su hijo en una especie de
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ahogamiento aun cuando tuviera aire a su alrededor para respirar.


No puedo hacer esto, pensaba Wrath.
Y sin embargo, cuando el tercer golpe sobre los paneles se desvaneció, cuadró los
hombros e imitó la forma en que la voz de su padre siempre había sonado.
─Entre.
Bajo sus órdenes, la pesada puerta se abrió a lo ancho y sus ojos fueron recibidos
por la vista de un conjunto completo de cortesanos, el sombrío Gray Robing1 idéntico al
consejero, se situó frente a ellos. Pero eso no fue lo que avistó. Detrás del grupo de
aristócratas, había otro, de enorme estatura, estrechando los ojos. Esos fueron los que
comenzaron a cantar, más bien a gruñir. Honestamente, temía a la Hermandad de la Daga
Negra.
De acuerdo a la tradición, el consejero anunció en voz alta y clara.
─Mi señor tengo una oferta que plantear ante usted. ¿Puedo proceder a su

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presentación?
Como si su noble hija fuese un objeto. Por otra parte, la tradición y las normas
sociales proveían que su propósito era para reproducirse y reinar. Ella iba a ser tratada
como cualquier preciada yegua de cría.
¿Iba a hacer esto de todos modos? No sabía nada del acto sexual, y sin embargo, si
la aprobaba estaría involucrado en esa actividad en algún momento después de caer la
noche hasta la mañana siguiente.
─Sí ─se escuchó a si mismo decir.
El consejo se presentó a través de la puerta, de dos en dos dividiéndose y formando
un círculo alrededor del perímetro de la habitación. Y entonces el canto se hizo más fuerte.
Los magníficos guerreros de la hermandad entraron en marcha. Sus cuerpos inmensos
vestidos de cuero negro y cargados con armas. La cadencia de sus voces y el movimiento de
sus formas tan sincronizadas, como si fueran uno. A diferencia de los miembros de la
glymera, ellos no se separaron. Permaneciendo hombro con hombro, pecho con pecho en una
1
Se refiere al tipo de vestimenta gris que usaba el hombre.
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formación como de caja, él no podía ver nada de lo que había en el centro, pero podía oler
la esencia y el cambio en sí mismo fue instantáneo e inmutable. En un solo latir de su
corazón, la naturaleza perseverante de la vida, fue arrasada por el picor de la conciencia.
Primero mientras los Hermanos se acercaron, creció hasta convertirse en una
agresión con la que no estaba familiarizado, totalmente negado a ignorarla. Respirando
dentro más de esa fragancia, entrando en sus pulmones, su sangre, su alma. No era el aceite
con el que ella se había frotado, o el perfume que fue aplicado en toda su ropa, estaba de
bajo de toda su piel. La delicada combinación de elementos femeninos que él sabía que eran
únicamente de ella y solo de ella.
La hermandad se paró frente a él y por primera vez no estaba atemorizado de su
aura mortal. No cuando sus colmillos se alargaban en su boca. Encontró que su labio
superior se levantaba en un gruñido. Incluso dio un paso adelante, preparado para rasgar a
los machos en pedazos para poder llegar a lo que estaban protegiendo.
El consejero se aclaró la garganta como si tratara de recordar a los allí reunidos su

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importancia.
─Señor nuestro, el linaje de esta hembra la ofrece para ser considerada para su
apareamiento. Si usted la desea inspeccionar…
─Déjennos ─Wrath espetó ─. Inmediatamente.
El silencio que siguió fue sorprendentemente fácil de ignorar por su parte.
El consejero bajó la voz.
─Mi señor, si me dejara terminar la presentación…
El cuerpo de Wrath se alzó sobre sí mismo, girándose hasta que igualo su altura y
pudo mirar fijamente al macho.
─Largo.
Detrás de él, las sonrisas de la hermandad se levantaban, como si disfrutaran que el
caballero fuera puesto en su lugar por su gobernante. El consejero, sin embargo, no se
estaba divirtiendo y a Wrath no le importaba.
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Tampoco había más conversación que tener, el cortesano tenía mucho poder, pero no
era el rey. Los machos de gris atravesaron la habitación haciendo una reverencia y luego se
fueron dejándolo con los hermanos, que se hicieron a un lado, revelado que en su posición
había una esbelta figura envuelta en seda negra de la cabeza a los pies. En comparación con
los guerreros, la aparecida era ligera de peso, estrecha de huesos, más baja de estatura y
sin embargo la suya era la presencia que lo sacudió.
─Mi señor ─dijo uno de los Hermanos con respeto ─. Ésta es Anha.
Con esa simple y más que apropiada introducción, los guerreros se esparcieron,
encerrándole a solas con la hembra. El cuerpo de Wrath se hizo cargo de nuevo, rodeándola
con sus caóticos sentidos a su alrededor, acechándola aun cuando ella no se movió.
Queridísima Virgen Escriba, él no había querido para nada esto, ni la reacción a su
presencia, la presión sobre su espalda, ni la agresión que estaba mostrando. Pero sobre
todo, nunca había pensado… Mía.
Fue como un rayo fuera del cielo nocturno, cambiando su paisaje y tallándolo con

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una marca de vulnerabilidad en el pecho. Y sin embargo aun con eso, pensó, sí, estaba en lo
cierto. El ex-consejero de su padre de hecho tenía más interés en el corazón. Esta hembra era
lo que necesitaba para guiarlo a través de la soledad, incluso sin ver su cara, ella le hacía
sentir la fuerza dentro de su sexo, su pequeña forma primorosa que llenaban su piel del
impulso de proteger y darle una prioridad y un enfoque del que él había estado careciendo.
─Anha ─susurró mientras se detenía frente a ella─. Háblame.
Hubo un largo silencio. Y luego su voz, temblorosa, suave y dulce, atravesó sus
oídos. Cerrando los ojos, se balanceaba sobre sus pies, haciendo eco a través de su sangre y
sus huesos, el sonido más hermoso que cualquiera que hubiera oído jamás.
Luego frunció el ceño cuando él no tuvo idea de lo que había hablado.
─ ¿Qué es lo que has dicho?
Por un momento, las palabras que vinieron de debajo del velo que le cubría no
tenían sentido, pero al momento su cerebro verificó las silabas definiéndolas.
─ ¿Desearía ver a otra?
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Wrath frunció el ceño por la confusión. ¿Por qué iba a hacer…?


─No ha visto nada de mi figura ─oyó su respuesta como si supiera que estaba
pensando.
A la vez se dio cuenta de que estaba temblando, sus ropajes transmitían el
movimiento y de hecho, había un rastro fuerte de temor en su aroma. Su excitación estaba
oculta del conocimiento de ella, pero requería rectificación.
Rodeando el trono, trajo la gran silla tallada a través de la habitación, para hacerla
sentir más cómoda.
─Siéntate.
Ella casi se cayó sentándose en el cuero burdeos y cuando sus manos cubrieron los
apoyabrazos, él imagino que sus nudillos estarían blancos mientras se aferraba con su vida.
Wrath se sentó en sus rodillas delante de ella. Mirando hacia arriba, su único
pensamiento, a parte de su intención de poseerla, era que no volvería a verla asustada.

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Jamás.
Por debajo de las capas del pesado ropaje, Anha estaba sofocada por el calor, o
quién sabe si era el terror que le asfixiaba la garganta.
No deseaba este destino para ella, ni lo había buscado. Se lo daría a cualquiera de
las mujeres jóvenes que a lo largo de los años la envidiaban. Desde el momento de su
nacimiento, le habían prometido para el hijo del rey como la primera prometida oficial y
debido a ese supuesto honor que tenía, había sido criada por otros, enclaustrada lejos y
escondida de todo contacto.
Criada en solitario encierro, no sabía sobre la crianza de una madre o la protección
de un padre, sino que había estado a la deriva en un mar de extraños, manejada como un
objeto precioso, no era una cosa viva.
Y ahora, en el momento culminante, para el que se había criado y confesado durante
todos esos años de preparación, parecían ser en vano. El rey no estaba contento, había
echado a propios y extraños de lo que sería su habitación y no le había quitado una sola
prenda a ella, como era su deber si deseaba aceptarla de alguna manera.
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En cambio, él estaba acechando alrededor, su agresividad cargaba el aire. Ella


probablemente lo había enfurecido aún más con su temeridad. No se supone que uno de
sugerencias al rey.
─Siéntate.
Anha obedeció dejando caer las débiles rodillas por debajo de su cuerpo. Ella
esperaba encontrarse con el frío y duro suelo, pero había una silla acolchada de un gran
tamaño esperándola. Unos crujidos le informaron que estaba dando vueltas otra vez, sus
pesados pasos, su presencia tan grande que podía determinar su tamaño a pesar de que no
podía ver nada. Con el corazón acelerado, el sudor cayéndole por el cuello y entre sus
pechos, ella esperaba su próximo movimiento y temía que fuera violento.
Legalmente él podía hacer lo que quisiera con ella, podría matarla o darla a la hermandad
para su uso o podría desnudarla, tomar su virginidad y a continuación, rechazarla,
dejándola en ruinas o simplemente podría hacer que se desnudara y aprobar su figura,
comprobar su virtud para la noche siguiente, después de la ceremonia, o incluso quién sabe

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si... como lo que había imaginado en la mayoría de sus inútiles sueños... que la considerara
brevemente para volverla a cubrir con su lujoso manto, señalando su intención de elegirla
como su shellan para que su vida en sociedad fuera más fácil.
Ella sabía lo suficiente sobre los cortesanos como para no esperar bondad en ellos y
era consciente que aunque se iba a emparejar con el rey, ella estaría sola. Sin embargo si
ella tuviera una pequeña porción de poder tal vez podría apartarse a sí misma de esto hasta
un cierto punto, dejando las maquinaciones de la corte y la realeza a las hembras con más
ambición y avaricia.
El ritmo se detuvo abruptamente y el suelo crujió justo delante de ella, como si él
hubiera cambiado de posición de alguna manera.
Ahora era el momento y su corazón se congeló como si no quisiera atraer la atención
por parte de la espada de su majestad.
En un rápido momento, la capucha que cubría su cara estaba fuera y sus pulmones
eran libres para tomar grandes bocanadas de aire. Anha quedó sin aliento ante lo que
estaba frente a ella.
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El rey, el soberano, el supremo representante de la raza de los vampiros estaba de


rodillas frente a la silla que él le había proporcionado. Esto le había chocado bastante pero
su evidente súplica era lo que más le sorprendió. Él era completamente hermoso y con todo
lo que ella había estado tratando de prepararse sobre él, para cuando lo viera por primera
vez, esta magnífica vista que tenía era algo que nunca se hubiera imaginado. Sus ojos eran
del color de las hojas pálidas en primavera y brillaban como la luz de la luna en un lago
mientras él la miraba fijamente. Su rostro era lo más hermoso que había contemplado
nunca, aunque tal vez no era un elogio adecuado ya que no le habían permitido ver a
ningún macho antes. Y su pelo era negro como las alas de los cuervos cayendo hacia atrás
por su ancha espalda. Pero incluso esto no era lo que más llamo su atención, sino la
expresión de preocupación en su rostro.
─No tengas miedo ─dijo con una voz que de terciopelo y grava–. Nadie va a
hacerte daño, yo estoy aquí.
Las lágrimas llenaban sus ojos y su boca se abrió soltando palabras.

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─Mi señor, usted no debe arrodillarse.
─ ¿Cómo podría si no saludar a una hembra como tú?
Anha trató de responder, pero estaba atrapada en su fija mirada y su mente se
enredó.
Este poderoso macho que inclinaba su honor frente ella no parecía real. Para
cerciorarse de una vez por todas, levanto la mano y la acercó acortando la distancia entre
ellos.
¿Realmente lo estaba haciendo?
─Perdóname, mi señor…
Él capturó su mano y el impacto de la carne sobre carne la hizo jadear ¿O lo hicieron
los dos?
─Tócame ─le ordenó ─. En cualquier lugar.
Cuando él la soltó, ella puso una temblorosa mano sobre su mejilla. Cálido. Suave
como si se hubiera afeitado recientemente con una cuchilla.
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El rey cerró los ojos apoyándose con un gran estremecimiento por todo el cuerpo.
Cuando solamente se quedó quieto ella sintió una oleada de poder, no en un modo
arrogante, ni con ninguna ambición para su propio beneficio. Se trataba más bien de un
simple cambio de sentido de todo lo que había sabido hasta ahora. Una pendiente
resbaladiza de manera imborrable.
¿Cómo era esto posible?
─Anha... ─susurró, como si su nombre fuera un encantamiento de magia.
Nada más fue dicho, pero las palabras eran innecesarias, todas las categorías
gramaticales y el vocabulario eran inútiles para ofrecer cualquier simple matiz, mucho
menos definido, a las obligaciones y ataduras que tenían el uno con el otro.
Finalmente ella bajó sus ojos.
─ ¿No le gustaría ver más de mí?
El rey lanzó un gruñido bajo ronroneando. ─Me gustaría ver todo de ti y buscando

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no tendría ni la mitad.
El aroma de vinculación del macho se levantó espeso en el aire e increíblemente su
propio cuerpo respondió a la llamada. Pero una vez más toda su tensión sexual estaba
contenida por el poder de su voluntad: Él no iba a tomarla ahora. No, parecía que iba a
salvar su virtud hasta que la tomara con honor y respeto después del emparejamiento.
─La Virgen Escriba respondió a mis oraciones de una forma milagrosa ─susurró
ella mientras parpadeaba entre lágrimas. Todos esos años de preocupación y espera,
preparada durante tres décadas para que cayera el yunque sobre su cabeza.
El rey sonrió. ─Si hubiera sabido que una hembra como tú pudiera existir, le habría
suplicado a la madre de la raza yo mismo. Pero no tenía fantasías y eso es así de simple. No
hubiera hecho nada más que sentarme y esperar a que te cruzaras en mi destino, perdiendo
años.
Con eso, se echó a sus pies, y se acercó a un perchero con ropajes de todos los colores
del arco iris allí representados. Le habían enseñado desde muy temprana edad lo que
significaba cada matiz en la jerarquía de la sociedad.
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Él eligió el rojo para ella. El más valioso de todos, la señal de que sería la favorita
entre todas las hembras.
La Reina.
Y ese honor debería haber sido suficiente y sin embargo al contemplar al macho un
fuerte dolor le golpeó el pecho.
Cuando se giró hacia ella, él debió haber notado su tristeza.
─ ¿Qué tienes, Leelan?
Anha negó con la cabeza y se dijo a sí misma que lo que le ofrecía no era algo por lo
que tuviera derecho a llorar. ─Ella…
El rey sacudió la cabeza. –No, solo serás tú.
Anha retrocedió.
─Mi señor, no es esa la tradición.

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─ ¿Acaso no soy el gobernante de todos? ¿No puedo decretar quien vive y muere de
mis súbditos?
Cuando ella asintió con la cabeza, su cara se puso como un duro yeso sin piedad
para cualquiera que intentara negarlo.
─Pues haré determinar lo que es y no es tradición. Y no sólo lo será para mí.
Las lágrimas brotaron de nuevo de los ojos de Anha. Quería creerle y sin embargo
parecía imposible, incluso mientras envolvía su forma con la capa de seda color sangre.
─Me honra ─dijo mirando a su rostro.
─No es suficiente. ─Con un giro rápido, él se acercó a través de una mesa que
habían llenado de gemas.
La generosidad de una joya había sido la última cosa en su mente cuando había
quitado su capucha, pero ahora sus ojos se abrieron ante la exhibición de riqueza.
Seguramente, no merecía estas cosas. No hasta que ella le diera a él un heredero. Qué de
momento no parecía una tarea fácil.
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Al regresar a su lado, ella inhaló bruscamente. Rubíes, tantos que no podía


contarlos, de hecho había toda una bandeja, incluyendo el anillo saturnino, el cual le
habían dicho que había permanecido siempre en la mano de la reina.
─Acepta esto y conoce mi verdad ─dijo mientras una vez más se sentaba a sus
pies.
Anha sintió zumbar su cabeza. ─No, no, éstas son para la ceremonia
─La vamos a tener aquí y ahora. Extendió la palma─. Dame tu mano.
Todos los huesos de Anha temblaban mientras ella le obedecía y dejó escapar un
grito ahogado cuando el rubí saturnino fue puesto en el dedo medio de su mano derecha. Al
mirar hacia la gema, las velas se refractaban en las caras de ésta con belleza, seguro que
como un verdadero amor ilumina el corazón desde su interior.
─Anha ¿me aceptas como tu rey y aceptas emparejarte conmigo, hasta que las
puertas del Fade se presenten ante ti?

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─Sí ─se oyó decir con una fuerza sorprendente.
─Entonces yo, Wrath, hijo de Wrath, realmente te tomo como mi shellan, para
cuidarte y protegerte a ti y a cualquier hijo engendrado que pudiéramos tener, tan seguro
como lo estaría y estará mi reino y sus ciudadanos. Tú serás mi amor para siempre…
entonces tus enemigos serán los míos, tu linaje se unirá al mío, tus anocheceres y tus
amaneceres los compartirás solo conmigo. Esta unión nunca será rota por fuerzas de dentro
o de fuera y… ─aquí hizo una pausa─. Habrá una y solo una hembra para el resto de mis
días, y tú serás esa única reina.
Con eso, agarró su otra mano y puso todos sus dedos juntos.
─Nada nos separará. Nunca.
Aunque Anha no tuviera conocimiento de ello en la actualidad, en los próximos
años, cuando el destino siguiera su curso, ella volvería a este momento muchas veces. Más
tarde, ella reflejaría que ambos se habían perdido esa noche y conocer al otro les había
dado el sólido terreno que habían necesitado. Más tarde, cuando se durmiera cerca de su
compañero entre sus sabanas y escuchara con cuidado sus ronquidos, ella sabría que lo que
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parecía un sueño lo estaba viviendo en realidad, estaba respirando un milagro.


Más tarde, en la noche en que ella y su amado fueron masacrados, cuando sus ojos
se trabaron sobre el espacio mirando hacia donde había ocultado a su heredero, su futuro,
la única cosa que era más grande que ellos dos. Tendría como su último pensamiento ante
la muerte, que todo estaba destinado a ser.
Ya sea tragedia o suerte, todo ello había sido predeterminado, y había empezado
aquí, en este instante, cuando el rey entrelazo sus dedos con los de ella y los dos se unieron
el uno con el otro para toda la eternidad.
─ ¿Quién te asistirá esta noche y el día en el acto público? ─ Le preguntó.
Odiaba que la dejara─. Debería volver a mi habitación.
Él frunció el ceño. Pero luego la soltó y se tomó su tiempo para adornarla con los
rubíes hasta que colgaron de sus orejas, el cuello y de ambas muñecas. El rey tocó la más
grande de las piedras, la que colgaba sobre su corazón. A medida que sus párpados bajaron,

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ella creía que él se había ido a alguna parte carnal en su mente… quién sabe si la estaba
imaginando sin ropa, nada más que con su piel enmarcada con las pesadas joyas de oro y
diamantes con sus increíbles gemas rojas.
Lo último que le puso fue la corona. Él levantó la diadema de la bandeja de
terciopelo, la colocó en su cabeza y luego se sentó a observarla.
─Tú lo eclipsas todo ─dijo.
Anha se miró a sí misma. Rojo por todas partes, el color de la sangre, el color de la
vida misma. De hecho, no podía imaginar el valor de las gemas, pero no era lo que le
llenaba. El honor que le otorgaba a ella en este momento seria legendario y mientras ella lo
consideraba, deseo que esto pudiera ser privado entre ellos por siempre jamás.
Sin embargo eso no pasaría y a la corte no le gustaría que pasase eso.
─Te llevaré a tu cuarto.
─Oh, mi señor, no deberías molestarte.
─No hay nada más que me ocupe esta noche, te lo aseguro.
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No podía dejar de sonreír. –Es mi mayor deseo, mi señor.


Excepto que ella no estaba segura de poder andar con todo esto…
Anha no llego a caminar, el rey se acercó y la rodeó con sus brazos, levantándola
del suelo como si no pesara nada más que una paloma de campo.
Y con eso se marchó a través de la habitación, abrió de una patada la puerta
cerrada y se dirigió al pasillo. Todos estaban allí, el pasillo estaba lleno de aristócratas y
miembros de la hermandad de la daga negra e instintivamente ella volvió la cabeza hacia el
cuello de Wrath.
Mientras que el rey fue criado para su propósito, ella siempre se había sentido como un
objeto y, sin embargo, se había sentido bien cuando estaba sola con el macho. Ahora,
expuesta a las miradas invasivas de los otros, estaba una vez más en ese papel, relegándola
a una posesión en lugar de un igual.
─ ¿Dónde cree que va? ─ Exigió uno de los aristócratas al rey cuando cruzó a

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zancadas sin detenerse ante ellos.
Wrath siguió andando pero este cortesano parecía que no iba a quedarse con la
duda. El macho se puso en su camino. ─Mi señor, es habitual que las…
─Voy a asistirla en mis propios aposentos ésta noche y todas las demás.
La sorpresa llameo en la fina cara cansada. ─Mi señor, eso es sólo el honor de la
reina, e incluso si usted ha tomado a la hembra, no es oficial hasta que…
─Estamos debidamente emparejados. He realizado la ceremonia por mí mismo. Ella
es mía y yo soy suyo y seguramente usted no desea meterse en medio de un macho vinculado
con su mujer. Mucho menos el rey con su reina. ¿Cierto?
Hubo un sonido de chasquido de dientes chocando, como si la mandíbula de alguien
se hubiera abierto y después cerrado con presteza.
Mirando por encima del hombro de Wrath, ella vio las amplias sonrisas en los
rostros de la hermandad, como si los guerreros aprobaran la agresión. ¿Los otros hombres
con trajes? Tenían la desaprobación en sus rostros, impotencia, súplica, sutil ira.
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Sabían quién sostenía el poder, y no eran ellos.


─Usted debería estar acompañado, mi señor ─ dijo uno de los hermanos─. No por
costumbre pero si en ocasiones. Incluso en esta fortaleza, es apropiado que la primera
familia sea vigilada.
El rey asintió después de un momento. ─Bien suficiente, síganme pero… ─ su voz se
redujo a un gruñido─. Nada de tocarla a de cualquier forma o voy a rasgar su garganta
por la mitad.
Un verdadero respeto y algún tipo de afecto calentaron la voz del hermano.
─Como desee, mi señor. Hermandad, ¡Inclínense! ─todos a la vez, desenfundaron
las dagas de sus pechos, las negras hojas brillaban con el reflejo de las antorchas que
flanqueaban el pasillo.
Los dedos de Anha se clavaron en las hermosas vestimentas del rey cuando los
hermanos soltaron un grito de guerra feroz y pusieron las armas sobre sus cabezas.

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Con una coordinación de largas horas de entrenamiento, cada uno de los grandes
guerreros descendió sobre sus rodillas en un círculo y enterraron la punta de sus dagas en el
suelo. Inclinando la cabeza y con una sola voz dijeron algo que no podía comprender.
Y sin embargo, la verborrea era para ella. Ellos le fueron prometiendo lealtad como
su reina. Era lo que hubiera pasado al caer la noche de la mañana siguiente, frente a la
glymera, pero ahora prefería estar aquí y a medida que sus ojos se levantaron el respeto de
los demás brillaba… dirigido a ella.
─Mi gratitud esta con vosotros ─se oyó decir a sí misma─. Y todo mi honor para
nuestro rey.
En un abrir y cerrar de ojos, ella y su compañero estaban rodeados por enormes
guerreros, el voto que habían dado y aceptado el trabajo que comenzaba inmediatamente.
Flanqueándolos por todos los lados, justo como lo habían hecho con ella antes de ser
presentada. Wrath atravesó con una zancada la línea de protección. Pasándola a hombros
entre la montaña de hermanos, Anha observó la reunión de cortesanos retroceder a su paso
a medida que avanzaban por la pasillo.
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El consejero en frente de todos ellos, con las manos en las caderas y las cejas
fruncidas... no estaba tan contento.
Un escalofrío de miedo la recorrió.
─Shh ─Wrath le susurró al oído ─. No te preocupes, seré amable a partir de
ahora.
Anha se sonrojó y metió la cabeza por detrás de ese grueso cuello. Él se refería a la
intención que tenía cuando llegaran a donde sea que la estaba llevando, cuando entrara en
su sagrado cuerpo sellando así visceralmente el emparejamiento.
Ella se sorprendió al descubrir que deseaba eso también. Ahora mismo. Rápido y
duro...
Y sin embargo, cuando estaban por fin solos de nuevo, cuando se habían establecido
en una fantástica cama baja de seda, ella estaba agradecida de que él fuera tan paciente,
amable y gentil como le prometió que sería.

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Fue la primera de muchas, muchas veces que su hellren no la decepcionaría.
J.R. Ward The King

Capítulo 1
Traducido: Regin Rlhdn
Corregido: Manny Rlhdn

Distrito Meatpacking de Manhattan, Presente

— Dame tu boca. ─ exigió Wrath.


Beth inclinó la cabeza hacia atrás y se apoyó en los brazos de
su compañero.
─ ¿La quieres? Pues tómala.
El gruñido que salió de ese enorme pecho era un recordatorio
de que su hombre no era, en realidad, un hombre. Era el último

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vampiro de raza pura en el planeta, y cuando se trataba de ella y el
sexo, era totalmente capaz de ir destruyéndolo todo, para llegar a
ella.
No como esa estúpida de Miley Cyrus y sus poses sexuales...
y solamente si Beth estaba dispuesta, por supuesto. Aunque
realmente, ¿Cuándo tenía una mujer la oportunidad de conseguir
dos metros y cinco centímetros de tipo duro con un culo prieto
cubierto de cuero negro, que por casualidad tuviera los ojos color
verde pálido que brillaban como la luna y una melena negra que
descendía hasta su ya mencionado trasero de granito?
No es que el No estuviera fuera de su vocabulario, es que era
un concepto ajeno a ella.
El beso que recibió fue brutal y lo quería de esa manera, la
lengua de Wrath embistiendo dentro de ella mientras él la empujaba
a través de la puerta abierta de su escondite secreto.
¡Slam!
El mejor sonido del mundo. Bueno, de acuerdo, el segundo
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mejor. El número uno sería cuando él decía su nombre al correrse


dentro de ella. Ante la sola idea, su interior se despertó aún más.
─ ¡Oh, joder! ─dijo él en su boca mientras una de sus manos
se deslizaba entre los muslos de ella.
─ Quiero esto… sí…estás mojada por mí, leelan.
No era una pregunta. Porque él sabía la respuesta.
─Puedo olerte. ─gruñó en su oído mientras arañaba con sus
colmillos su garganta.
─La cosa más bella del mundo... excepto por tu sabor.
Ese tono áspero en su voz, el empuje de sus caderas, ese
miembro duro presionando contra ella hizo que tuviera un orgasmo
justo aquí y ahora.
─Joder, necesitamos hacer esto más a menudo ─gruñó entre
dientes mientras ella se restregaba contra su mano, moviendo las
caderas.

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─ ¿Por qué coño no bajamos aquí todas las noches?
Pensar en todo el lío que les esperaba de vuelta en Caldwell,
hizo que perdiera algo de su calor. Pero entonces él empezó a
acariciarla con sus dedos, forzando la costura de sus vaqueros
contra su parte más sensible, mientras su lengua sondeaba su boca
de la manera en que solía hacerlo cuando estaba… ─Um, sí…
Caramba, ¿sabes qué? Sorpresa, sorpresa. Todo lo
relacionado con ser rey, el intento de asesinato y la banda de
bastardos flotó lejos de ellos.
Él tenía razón. ¿Por qué demonios no hacían un hueco para
este pedacito de cielo de manera regular?
Abandonándose al sexo, ella acaricio esa larga y suave
melena, que le llegaba hasta la cintura, enredando sus dedos en
ella, mientras sentía la dureza de su cara, la fuerza de su increíble
cuerpo, y el acerado núcleo de su voluntad. Nunca había sido una
de esas tías tontas que soñaban con el príncipe encantador, ni con
una boda de cuento de hadas, ni con ninguna de esas mierdas
J.R. Ward The King

musicales de Disney. Pero incluso para alguien que no había tenido


ilusiones, ni ninguna intención de firmar nunca un certificado de
matrimonio, de ningún modo se hubiera visto a sí misma con Wrath,
hijo de Wrath, rey de una raza que por lo que ella sabía en aquel
entonces no era más que un mito de Halloween.
Y sin embargo aquí estaba, perdidamente enamorada de todo
un asesino con el vocabulario de un camionero, un linaje real tan
largo como su brazo y el suficiente carácter como para hacer que
Kanye West pareciera un despojo sin autoestima.
De acuerdo, él no era tan egocéntrico... Aunque, sí,
probablemente despellejaría a Taylor Swift sin pestañear, pero eso
era porque el rap y el hip-hop eran sus elecciones en cuanto a
música y no porque estuviera siendo odioso.
En resumen, su hellren era el tipo de hombre de: A-mi-
manera-o-de-ninguna-otra, y cuando estaba sentado en el trono, su
personalidad se imponía de tal manera que se arrodillaban frente a

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él y su palabra era ley.
Hablando de situaciones drásticas, la buena noticia era que
ella era la única excepción, la única persona que podía hacerle
entrar en razón, cuando se ponía como un gallo de pelea con las
plumas erizadas a punto de entrar en combate. Y sucedía así con
todos los hermanos y sus parejas: Los Miembros de la Hermandad
de la Daga Negra, el grupo de guerreros de mente cuadriculada que
eran la élite de la raza y que no eran conocidos por ser de trato
fácil. Por otra parte, no quieres blandengues en primera línea en
ninguna guerra, especialmente cuando los chicos malos eran de la
calaña de la Sociedad Lesser.
Y esos malditos Bastardos.
─No voy a poder llegar hasta la cama. ─gimió Wrath.
─Tengo que entrar en ti ya.
─Pues tómame en el suelo ─capturó su labio inferior entre los
suyos.
─Sabes cómo hacer eso, ¿Verdad?
J.R. Ward The King

Más gruñidos, y un cambio de perspectiva, mientras la


clavaba en el suelo y la tumbaba encima de toda esa madera
pulida. El loft que Wrath usara alguna vez como apartamento de
soltero no era para nada como solía ser: tenía un techo de catedral,
la decoración era la de un almacén vacío, y las paredes estaban
pintadas de un negro mate como el de los fusiles. No era para nada
como la mansión de la hermandad en la que vivían, y ese era el
punto. Tan hermoso como era aquel lugar, con todo el pan de oro y
los candelabros de cristal y los muebles antiguos, podía resultar un
poco agobiante...
Riiiiiiiiip.
Con ese encantador sonido, ella perdió otro conjunto de su
armario y Wrath no es que no estuviera orgulloso de sí mismo. Con
sus deslumbrantes colmillos, largos como dagas y blancos como la
nieve recién caída, procedió ha convertir su blusa en un montón de
jirones apartando la destrozada prenda de sus pechos desnudos,

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haciendo volar los botones por todas partes.
─Ahora, esto es de lo que yo estaba hablando.
Wrath se quitó sus gafas envolventes y sonrió, exponiendo
toda su dentadura.
─Nada que estorbe.
Cerniéndose sobre ella, se aferró a su pezón mientras sus
manos se dirigían a la cintura de sus vaqueros negros.
Considerando bien las cosas, sería bastante amable por su parte
que abriera el botón y bajara la cremallera, pero ella sabía bien lo
que se avecinaba…
Con un tirón violento, destrozó lo que habían sido un par de
Levi’s de solo dos semanas.
A ella no le importó. Ni a él tampoco.
Oh, Dios, necesitaba esto.
─Tienes razón, ha pasado demasiado tiempo. ─dijo entre
dientes mientras él continuaba en lo suyo, haciendo saltar botones y
liberando una erección que todavía se las arreglaba para dejarla sin
J.R. Ward The King

aliento.
─Lo siento. ─le dijo al tiempo que la agarraba por detrás del
cuello y la montaba. Mientras abría bien los muslos para él, ella
sabía exactamente por qué se estaba disculpando.
─No te disculpes… ¡Jesús!
La ardiente posesión era exactamente lo que ella quería y
también lo fue la dura cabalgada que él le estaba dando,
aplastándola con todo su peso, su trasero desnudo moviéndose
contra el suelo mientras él embestía dentro de ella, sus piernas
tensándose a su alrededor para que él pudiera llegar aún más
dentro. Era dominación total, su enorme cuerpo moviéndose como
un pistón en un balanceo erótico que se volvía cada vez más rápido
y más intenso.
Pero aun tan bueno como era, ella sabía cómo llevar las
cosas al siguiente nivel.

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─ ¿No tienes sed aún? ─dijo arrastrando las palabras.
Se quedó totalmente paralizado.
Como si hubiera sido alcanzado por un relámpago de hielo. O
tal vez arrollado por un camión.
Cuando levantó la cabeza, sus ojos brillaban de tal manera
que ella supo que si miraba al suelo a su lado podría ver su propia
sombra. Clavando las uñas en sus hombros, se arqueó hacia él e
inclinó la cabeza hacia un lado.
─ ¿Qué tal algo de beber?
Sus labios se curvaron dejando al descubierto sus colmillos y
él dejó escapar un siseo que nada tenía que envidiar al de una
cobra.
El mordisco fue como ser apuñalada, pero el dolor se
desvaneció en un dulce delirio que la transportó a otra dimensión.
Flotando y anclada a la tierra al mismo tiempo, gemía y enredaba
sus dedos en su melena, tirando de él aún más cerca, mientras
chupaba de su garganta y embestía su sexo.
J.R. Ward The King

Ella alcanzó el orgasmo... y él también.


Dios, después de un período de sequía de ¿Cuánto tiempo?
Al menos un mes, lo que era algo insólito para ellos. Se dio cuenta
de lo mucho que ambos necesitaban esto. Demasiada estática
producida por todas las demandas que les rodeaban. Demasiado
estrés contaminando sus horas. Demasiada basura tóxica que ellos
no habían tenido tiempo de procesar.
Como cuando él había recibido un disparo en el cuello,
¿Habían hablado realmente sobre eso? Claro, había habido el Oh
Dios Mío, estás vivo, lo conseguiste… pero ella seguía
estremeciéndose cada vez que un Doggen abría una botella de vino
en el comedor, o cuando los hermanos jugaban al billar hasta altas
horas de la noche.
¿Quién iba a saber que una bola de billar golpeando en un
lateral sonara exactamente igual que el disparo de un arma?

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Ella no. No hasta que Xcor había decidido meter una bala en
la yugular de Wrath. No es precisamente la clase de lección
educativa que ella había estado buscando.
Sin ninguna buena razón, sus ojos se inundaron de lágrimas
que cayeron enredándose en sus pestañas y escurriendo por sus
mejillas, incluso cuando otra ola de placer inundaba su cuerpo.
Y entonces la imagen de la herida de bala de Wrath inundó su
campo de visión.
Sangre roja en el chaleco antibalas que él había llevado
puesto. Sangre roja en su ajustada camisa. Sangre roja en su piel.
Los tiempos peligrosos habían llegado, la fea realidad ya no
era un hipotético monstruo encerrado en su mente, sino un grito en
su alma.
El rojo era el color de la muerte para ella.
Wrath se congeló por segunda vez y levantó la cabeza.
─ ¿Leelan?
Al abrir los ojos, ella tuvo el miedo repentino de no poder verle
J.R. Ward The King

bien, de que esa cara que buscaba en cada habitación no


importaba qué hora fuera, que esa confirmación visual de que
estaba vivo, no fuera a estar allí nunca más.
Excepto que lo único que tuvo que hacer fue parpadear. Una,
otra, y otra vez… y él estaba de regreso con ella, claro como el día.
Y eso la hizo llorar más. Porque su fuerte y amado marido era
ciego y aunque eso no le convertía en un incapacitado para ella,
había sido privado de algo fundamental y simplemente no era justo.
─Oh, mierda, te he hecho daño...
─No, no… ─tomó su cara entre sus manos.
─No te detengas.
─Debería haberte llevado hasta la cama.
La forma segura de conseguir que se concentrara de nuevo
era arquearse bajo él, y así lo hizo, ondulando y rotando sus

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caderas para que su interior lo acariciase. Y Hola, chico grande, la
marcada fricción le dejó con la lengua atada y anudada.
─No pares. ─reiteró, tratando de atraerlo de nuevo a su vena.
─ ¡Nunca!
Pero Wrath se contuvo, apartando un mechón de pelo de la
cara de ella
─No pienses en eso.
─No lo hago.
─Sí lo haces.
No había razón alguna para definir lo que “eso” significaba:
complots y traición. Wrath detrás de su ornamentado escritorio,
asfixiado por su posición. El futuro desconocido... y no en el buen
sentido de la palabra.
─No me voy a ninguna parte, leelan. No tienes que
preocuparte por ninguna maldita cosa. ¿Lo entiendes?
Beth quería creerle. Lo necesitaba. Pero temía que era una
promesa mucho más difícil de cumplir que de pronunciar.
J.R. Ward The King

─ ¿Beth?
─Hazme el amor. ─era la única verdad que ella podía
exteriorizar que no hiciera estallar la burbuja.
─Por favor.
Él la besó una vez. Dos. Y entonces empezó a moverse de
nuevo.
─Siempre, leelan. Siempre.
La mejor noche de su vida.
Cuando Wrath se apartó de su shellan una hora más tarde, no
podía respirar, estaba sangrando por la garganta, y su polla de
Hombre de Acero se había convertido finalmente en algo flácido y
mojado.
Aunque, ¿Conociendo la capacidad de recuperación de la
maldita cosa? Tenía cinco, tal vez diez minutos antes de que el

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Señor Feliz comenzara a sonreír de nuevo.
La gran cama que había en el centro del vasto espacio del loft
había sido renovada desde que su Beth se había emparejado con
él, y se tendió en ella sobre su espalda. Tenía que admitir que tener
sexo en ella era mucho mejor que hacerlo en el suelo. Dicho esto y
mientras se recuperaba de todo el bendito esfuerzo, las sábanas
eran tan innecesarias. En cuanto a las mantas un absoluto
infierno…fuera. Las almohadas se habían perdido rápidamente
porque no había cabecera, pero la ventaja de ello era que podía
hacer palanca desde cualquier punto de la brújula.
A veces le gustaba poner un pie en el suelo y verdaderamente
clavarse en su shellan.
Beth dejó escapar un suspiro que era más largo y satisfactorio
que un soneto de Shakespeare. Y hablando de infierno... el pecho
de Wrath se infló como un globo de aire caliente.
─ ¿Lo hago bien? ─dijo arrastrando las palabras.
─Dios, sí.
De nuevo con una sonrisa. Era La Máscara de nuevo, aunque
J.R. Ward The King

más que Jim Carrey parecía sacado de un anuncio de sonrisa


Profident2. Y ella tenía razón. El sexo había sido más que
fantástico. La había follado por el suelo hasta que llegaron a la zona
del colchón. Entonces, como el caballero que era la había puesto en
la cama y la había tomado otras tres veces. ¿O eran cuatro?
Podría hacer esto toda la noche.
Con la misma seguridad que un eclipse anulaba a la luna, su
relajación cósmica desapareció y se llevó todo su calor con ella.
No había toda la noche para él nunca más. No cuando se
trataba de joder con su hembra.
─ ¿Wrath?
─Estoy aquí leelan. ─murmuró.
Cuando ella se puso de lado, pudo sentir su mirada fija en él,
e incluso aunque su vista se hubiera rendido, pudo conjurar su
imagen por completo. Él podía imaginar su largo y espeso pelo

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negro, sus ojos azules y su hermoso rostro.
─No lo estás.
─Estoy bien.
Mierda, ¿Qué hora era? ¿Habría pasado más tiempo de lo
que a él le parecía? Probablemente. Cuando él hacía el amor con
Beth podía perder la jodida noción de los días.
─Es más de la una. ─dijo ella en voz baja
─ ¡No me jodas!
─ ¿Ayudaría si habláramos? Wrath... ¿Puedes decirme en
qué estás pensando?
Ah, demonios, ella tenía razón. Había estado pensando en
ello mucho últimamente, retirándose a un lugar en su mente donde
el caos no podía llegar a él, no es que fuera algo malo, pero era un
viaje en solitario.
─Simplemente no estoy listo para volver a trabajar.

2
Marca de pasta dental.
J.R. Ward The King

─No te culpo. ─ella encontró su boca y rozó sus labios contra


los de él.
─ ¿Podemos quedarnos un poco más?
─Sí ─pero no lo suficiente como...
Una alarma sonó sutil en su muñeca.
─Maldita sea. ─poniendo su antebrazo sobre su rostro, negó
con la cabeza.
─El tiempo vuela, ¿Eh? ─y las responsabilidades lo
esperaban.
Tenía peticiones para revisar.
Borradores de proclamaciones por hacer. Y los e-mails en su
bandeja de entrada, los e-mails de mierda que la glymera se sacaba
del culo en las noches, aunque éstos habían ido disminuyendo
últimamente, probablemente una señal de que ese montón de

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lunáticos estaban hablando entre ellos. Esas no eran buenas
noticias.
Wrath volvió a maldecir. ─No sé cómo mi padre hizo esto.
Noche tras noche. Año tras año.
Incluso para haber sido asesinado brutalmente demasiado
joven.
Al menos cuando el viejo Wrath había estado en el trono las
cosas habían sido estables: Su pueblo le había amado y él les
había amado a ellos. No había habido complots, ni traiciones
cociéndose tras las puertas de las habitaciones. El enemigo había
estado fuera de la raza, no dentro.
─Lo siento mucho. ─dijo Beth.
─ ¿Seguro que no hay nada de lo que quieras desahogarte?
Wrath se sentó, echando su largo pelo hacia atrás. Mientras
miraba hacia delante sin poder ver nada, él deseó poder estar
afuera, peleando.
Lo que no era una opción. De hecho, la única cosa en su
J.R. Ward The King

tarjeta de baile era volver a Caldie y encadenarse a sí mismo a ese


escritorio.
Su destino había sido sellado hace muchos, muchos años,
cuando su madre había pasado por su necesidad, y su padre había
hecho lo que un hellren debe hacer y contra todo pronóstico, el
heredero había sido concebido, dado a luz, y luego alimentado el
tiempo suficiente para poder verles a los dos asesinados por lessers
justo en frente de sus aún funcionales ojos de pretrans.
Los recuerdos estaban en su mente claros como el cristal.
No había sido hasta después de su transición cuando el
defecto ocular había empezado a manifestarse. Pero esa debilidad
era como el trono, una parte de su herencia.
La Virgen Escriba había tenido un plan de cría prescrito, que
había amplificado los rasgos más deseables en machos y hembras
y creado un sistema de castas como jerarquía social. Buen plan,

Pagina 28
hasta cierto punto. Como es habitual con mierda como la madre
naturaleza, la ley de las consecuencias imprevistas había decidido
dar un revés como una perra y así fue como este rey con su linaje
"perfecto" había terminado ciego.
Frustrado, abandonó la cama y naturalmente pisó una de esas
almohadas que había por el suelo. Mientras su pie se doblaba hacia
afuera y su equilibrio se reía de él, movió las manos intentando
agarrarse para sostenerse, pero no sabía dónde estaba en el
espacio.
Wrath se estrelló contra el suelo con una explosión de dolor
en su lado izquierdo, pero eso no era lo peor. Podía oír a Beth
luchando con las sábanas, preocupada, intentando llegar a él.
─ ¡No! ─le gritó, apartándose de ella, saliendo fuera de su
alcance.
─ Yo puedo.
Cuando su voz rebotó en todo el espacio abierto del loft, quiso
poner su cabeza tras una vitrina de vidrio.
─Lo siento. ─murmuró, tirando de su pelo hacia atrás.
J.R. Ward The King

─Está bien.
─No quise hablarte de ese modo.
─Lo que pasa es que has estado bajo mucho estrés.
Cristo, como si estuviera hablando de él siendo suave durante
el sexo.
Dios, cuando había empezado con la mierda de ser rey, se
había hecho esa mierda de promesa y se comprometió a llevar la
corona, ser un hombre de a pie, seguir los pasos de su padre, bla,
bla, bla… Pero la triste realidad era que se trataba de una maratón
que iba a durar toda su vida y estaba flaqueando después de sólo
dos años.
Tres. Por muy largos que habían sido.
¿Qué demonios era un año para él de todos modos?
Mierda, sabía que siempre había tenido mal genio, pero estar

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encerrado en la medianoche de su ceguera con nada, excepto las
demandas que no han hecho más que fastidiarle, le estaban
volviendo volcánico.
No, espera… eso era ser un poco más templado de lo que
era, pero en el fondo era su personalidad.
La lucha era su primera y mejor llamada, y no desde una silla.
El padre había sido un hombre de pluma; el hijo era de
espada.
─ ¿Wrath?
─Lo siento, ¿Qué?
─Te pregunté si querías algo de comer antes de que nos
vayamos.
Se imaginó de vuelta en la mansión, con doggens por todas
partes, hermanos entrando y saliendo, shellans por todas partes y
se sintió como si no pudiera respirar. Él los amaba a todos, pero
maldita sea, no había privacidad allí.
─Gracias, pero sólo voy a comer algo en mi escritorio.
J.R. Ward The King

Hubo un largo silencio.


─Está bien.
Wrath se mantuvo en el suelo mientras ella se vestía. El
suave roce de los vaqueros subiendo por aquellas piernas largas y
deliciosas era como un canto fúnebre
─ ¿Está bien si me pongo tu camiseta? ─preguntó ella.
─Mi blusa ha muerto.
─Claro, por supuesto.
Su tristeza olía a lluvia de otoño y para él, se sintió igual de
fría en el aire. Tío, y pensar que había gente por ahí que quería ser
rey, pensó mientras se ponía de pie.
Jodidos locos.
Si no fuera por el legado de su padre, y por todos esos
vampiros que en verdad amaban profundamente a su padre, habría

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volado hace tiempo sin mirar atrás. Pero no podía hacer eso. Su
padre había sido un rey para los libros de historia, un hombre que
no había apenas usado su autoridad en virtud del trono en el que se
sentó, pero había inspirado la devoción sincera.
Si Wrath perdía la corona bien podría ir y mear sobre la tumba
de su padre.
Cuando la mano de su shellan se deslizó en la suya dio un
respingo.
─Aquí está tu ropa. ─se la puso en las manos.
─Y aquí tengo tus gafas.
Con un giro rápido, él la atrajo hacia sí, abrazándola a su
cuerpo desnudo. Era una mujer alta, pero aun así apenas se
acercaba a sus pectorales, y mientras cerraba los ojos, se acurrucó
a su alrededor.
─Quiero que sepas algo. ─dijo contra su cabello.
Mientras ella se quedó inmóvil, trató de sacar de su culo algo
que valiera la pena escuchar.
J.R. Ward The King

Algunas de esas frases con palabras que explicaran lo que


sentía ahora en su pecho.
─ ¿Qué? ─susurró ella.
─Tú lo eres todo para mí.
Era totalmente increíble e insuficiente, y sin embargo ella
suspiró y se fundió con él, como si fuera todo lo que ella necesitaba
escuchar.
Y una bolsa de patatas fritas.
A veces tienes suerte.
Y mientras seguía abrazándola, sabía que haría bien en
recordar eso. Mientras él tuviera a esta mujer a su lado.
Podía soportar cualquier cosa.

Pagina 31
J.R. Ward The King

Capítulo 2
Traducido: Regin Rlhdn
Corregido: Manny Rlhdn

CALDWELL, NUEVA YORK

— Larga vida al rey


Mientras Abalone, hijo de Abalone decía estas palabras,
intentó medir la respuesta de los tres hombres que habían llamado
a su puerta y entrado en su casa, estaban allí en su biblioteca
mirándolo, como si le estuvieran tomando medidas para hacer un
sudario.

Pagina 32
En realidad, no podía apartar su mirada del guerrero
desfigurado que estaba situado al fondo detrás de los otros,
apoyado contra el papel de seda que cubría la pared, pisando
firmemente con sus botas de combate la alfombra persa.
Los ojos del macho estaban ensombrecidos por sus
abundantes cejas, el iris era tan oscuro que no había forma de
saber su color, podían ser azules, marrones, o verdes. Su cuerpo
era enorme, e incluso en reposo representaba una gran amenaza,
como una granada a punto de explotar.
Pero su expresión, ante su respuesta no había cambiado en
absoluto. Su labio deformado solo era una línea, el ceño seguía
igual de fruncido. No mostraba ninguna emoción. Pero la mano con
la que manejaba la daga, que estaba ligeramente flexionada, se
cerró en un puño.
Era evidente que Ichan el aristócrata y Tyhm el abogado,
quienes habían traído al guerrero aquí, habían mentido. Ésta no era
una conversación sobre el futuro. Si fuera así, Abalone habría
tenido algún tipo de elección.
J.R. Ward The King

Esto era una advertencia hacia su linaje, una llamada para


todos los suyos, en la que sólo había una posible respuesta. Pero
sin embargo, las palabras ya habían salido de su boca y eso no lo
podía cambiar.
─ ¿Estás seguro de tu respuesta? ─preguntó Ichan
arqueando una ceja.
Ichan era el típico modelo aristócrata, refinado hasta el punto
de la feminidad a pesar de su género. Vestido con traje y corbata a
juego y muy bien peinado. A su lado Tyhm, el abogado, iba
exactamente igual, solo que era más delgado. Como si su
considerable destreza mental agotara todas sus calorías.
Y ambos, así como el guerrero, estaban esperando que
cambiara su respuesta.
Los ojos de Abalone fueron a un antiguo manuscrito que
había sido enmarcado y colgado en la pared, tras unas puertas

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dobles. Él no podía leer los pequeños caracteres en la Lengua
Antigua a través de la habitación, pero no había necesidad de
acercarse, se sabía cada uno de ellos de memoria.
─No sabía que se me hubiese hecho una pregunta. ─dijo
Abalone.
Ichan sonrió falsamente y caminó por la habitación tocando
con sus dedos un tazón de plata esterlina con manzanas rojas, la
colección de relojes de escritorio de Cartier que había en un lado de
la mesa y el busto de bronce de Napoleón que estaba junto a la
ventana.
─Estamos, muy interesados en tu posición. ─El aristócrata se
detuvo frente a un dibujo a lápiz y tinta que había sobre un soporte.
─Ésta es tu hija, ¿Verdad?
El pecho de Abalone se tensó.
─Está a punto de ser presentada, ¿No es así? ─Ichan miró
sobre su hombro.
Abalone quería apartar al hombre de aquella imagen.
J.R. Ward The King

De todas las cosas que él consideraba suyas, su preciosa


hija era la única descendencia que él y su shellan habían tenido.
Ella era la luna en su noche y durante las horas que pasaba en su
hogar, era su alegría, la brújula en su futuro. Y quería muchas
cosas para ella, no en los términos de la glymera. No, deseaba para
ella lo que él y su mahmen habían encontrado. Al menos hasta que
su hembra había sido llamada al Fade.
Deseaba para su hija, un amor que perdurara, con un macho
de valía, que cuidara de ella. ¿Y si no se le permitiera presentarse
en sociedad? Eso no podía permitirlo.
─Lo siento. ─Ichan arrastró las palabras. ─ ¿Has contestado
y me he perdido la respuesta?
─Está pendiente de ser presentada pronto, sí.
─Sí. ─el aristócrata sonrió de nuevo. ─Sé que te preocupas
por su porvenir. Como padre que soy, te entiendo y puedo ponerme

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en tu lugar, para nuestras hijas siempre queremos un buen
emparejamiento.
Abalone contuvo la respiración hasta que el macho retomó su
vago paseo por la estancia.
─ ¿No te da cierto grado de seguridad el pensar que hay
límites tan claros dentro de nuestra sociedad? La cría selectiva ha
dado como resultado un grupo superior de individuos. Y se requiere
que nosotros, por costumbre y por sentido común, preservemos
nuestras asociaciones con miembros de nuestra raza, que sean
iguales a nosotros. ¿Te imaginas a tu hija casada con un plebeyo?
Alargó esa última palabra, convirtiendo la pronunciación de la
misma en un improperio, en la amenaza, de una pistola a punto de
ser disparada.
─No, no te gustaría. ─contestó Ichan por él.
A decir verdad, Abalone no estaba tan seguro. Si el macho la
amara lo suficiente... Pero ese ahora no era el caso.
Ichan se detuvo a mirar la pintura al óleo que colgaba frente a
la vasta colección de los primeros miembros de su familia. La obra
J.R. Ward The King

de arte era naturalmente de un antepasado suyo, el más destacado


de todos, y estaba situada sobre la gran repisa que había sobre la
chimenea de mármol.
Un macho famoso en la historia de la raza y en la línea de
sangre de Abalone. El Noble Redentor, como era conocido en la
familia.
El padre de Abalone.
Ichan hizo un gesto con su mano abarcando, no solo la
estancia, sino la casa y todo su contenido, así como las personas
que había bajo su techo.
─Esto es digno de ser conservado, y la única forma de que
eso ocurra es respetando las viejas costumbres. Los principios que
nosotros, la glymera, tenemos y que es la base de lo que esperas
poder proporcionar a tu hija. Sin ellos, quién sabe dónde podría
terminar.

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Abalone cerró los ojos un instante.
Pero eso no hizo que el aristócrata adoptara una voz más
amable ni más suave.
─Ese rey del que hablas tan reverentemente, se ha
emparejado con una mestiza.
Los ojos de Abalone se abrieron con sorpresa. Como a todos
los miembros del consejo se le había informado de la unión real,
pero hasta ahí había llegado la información.
─Pensé que se había emparejado con Marissa, hija de
Wallen.
─De hecho no. La ceremonia tuvo lugar justo un año antes de
las redadas, y se supuso que el rey había cumplido con la promesa
a la hermana de Havers. Pero las sospechas surgieron cuando
Marissa se unió posteriormente con un hermano. Más tarde
supimos a través de Tyhm. ─Señaló con la cabeza al abogado ─.
Que Wrath había tomado otra compañera y que no era de nuestra
raza.
J.R. Ward The King

Hubo una pausa, como si se le estuviera dando a Abalone la


oportunidad de mostrar sorpresa. Cuando vieron que eso no pasó,
Ichan se inclinó hacia él y le habló despacio, como si fuera
deficiente mental.
─Si tienen descendencia, el heredero al trono sería una
cuarta parte humano.
─Nadie es completamente de pura sangre. ─murmuró
Abalone.
─Lo cual es una lástima. Estarás de acuerdo sin embargo,
que hay una enorme diferencia entre tener como pariente lejano a
un humano... a un rey que sea sustancialmente de esa horrible
raza. Pero incluso aunque no te sientas ofendido, y seguro que no
es el caso, las Antiguas Leyes dictan que el rey tiene que ser un
macho de pura sangre. Y Wrath, hijo de Wrath, no puede darnos un
heredero así.
─Asumiendo que eso sea cierto.

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─Que lo es.
─ ¿Qué esperan de mí?
─Estoy simplemente poniéndote al tanto de la situación. No
soy más que un ciudadano preocupado.
─ ¿Entonces por qué el violento respaldo? Aprecio mucho
que me mantengas informado…
─El consejo actuará.
─ ¿De qué forma?
─Pronto, habrá una votación.
─ ¿Para repudiar a cualquier heredero?
─Para destronar al rey. Su autoridad es tal, que podría
cambiar las leyes en cualquier momento, erradicando las
previsiones y debilitando aún más a la raza. Debe quitársele la
autoridad legal tan pronto como sea posible ─El aristócrata echó un
vistazo a la hija de Abalone ─. Confío que en la sesión especial del
consejo, tu línea de sangre sea correctamente representada por tu
J.R. Ward The King

sello y tus colores.


Abalone miró al guerrero que estaba apoyado en su pared. El
macho parecía que no respiraba, pero estaba bastante lejos de
quedarse dormido. ¿Cuánto tardaría la ruina en caer sobre su casa
si él no prometía su voto? ¿Y en qué forma vendría?
Imaginó a su hija de luto por la pérdida de su único padre y
siendo abandonada por todos, el resto de su vida. Se imaginó a sí
mismo siendo torturado y luego asesinado de forma horrible.
Queridísima Virgen Escriba, los ojos entrecerrados de ese
guerrero estaban fijos en él, como si fuera un objetivo.
─Larga vida al apropiado rey. ─dijo Ichan ─. Es más correcto.
Llegados a este punto, el elegante ciudadano preocupado se
despidió, saliendo de la habitación seguido del abogado.
El corazón de Abalone tronaba cuando se quedó a solas con
el guerrero y después de un momento de silencio, que daban ganas

Pagina 37
de gritar, el macho se movió y fue a la fuente de plata que contenía
las manzanas.
Con una voz baja y con un acento duro dijo.
─ Están aquí para cogerlas, ¿No?
Abalone abrió su boca, pero solo salió de ella un sonido
ronco.
─ ¿Eso es un sí? ─Dijo en un murmullo.
─Por supuesto, sí.
El guerrero llevó una mano al arnés de su pecho y sacó una
daga, la hoja de plata era tan larga como el brazo de un macho
adulto. Con un movimiento rápido movió el arma por el aire, la luz
arrancó un reflejo de su borde afilado y con total seguridad la agarró
por el mango y pinchó con ella una de las manzanas.
Todo ello sin romper el contacto visual con Abalone.
Cogiéndola del bol, sus duros ojos fueron a parar al dibujo de
la hija de Abalone.
J.R. Ward The King

─Ella es muy hermosa. Por ahora.


Abalone interpuso su cuerpo frente al dibujo, preparado para
sacrificarse si era necesario. No quería que el guerrero mirara la
imagen, mucho menos que la comentara o hiciera algo mucho peor.
─Hasta la vista entonces. ─dijo el guerrero.
Se marchó con la manzana en posición vertical, clavada en la
daga, la hoja hundida hasta el corazón.
Cuando Abalone oyó cerrarse la puerta principal en la
distancia se derrumbó, cayendo sobre el sofá cubierto de seda, con
los miembros flácidos y un corazón palpitándole. A pesar de que le
temblaban las manos, se las arregló para tomar un cigarrillo de una
caja de cristal y encenderlo con un pesado mechero de cristal.
Con una inhalación miró el retrato de su hija y conoció el
verdadero terror por primera vez en la vida.
─ ¡Querida Virgen Escriba!

Pagina 38
Llevaban más de un año con indicios de agitación: rumores y
murmullos que indicaban, que el rey estaba cayendo en desgracia
entre ciertos sectores de la aristocracia. Chismes sobre un intento
de asesinato, insinuaciones de que se había formado una
conspiración y de que estaban preparados para actuar. Y entonces
tuvo lugar esa reunión del consejo, en la que Wrath llegó con la
hermandad y se había dirigido a los reunidos con una amenaza.
Esa fue la primera vez que la gente había visto al rey por....
bueno, más de lo que Abalone podía recordar. De hecho, no podía
recordar que alguien hubiese tenido una audiencia con el soberano.
Por supuesto se habían difundido proclamas y edictos, que habían
sido, según pensaba Abalone, aplazados por mucho tiempo.
Sin embargo, otros no estaban de acuerdo con él.
Y estaban obviamente preparados para forzar a quienes no
pensaran como ellos.
Mirando ahora el retrato de su padre, trató de encontrar algo
de valor en lo más profundo de su ser. Una especie de seguridad a
J.R. Ward The King

la que aferrarse y así poder defender lo que él sabía que era


correcto: Si Wrath se había emparejado con una mestiza ¿qué? Si
él la amaba. Muchas de las Antiguas Leyes que él estaba
reformando eran discriminatorias, y en todo caso, la elección de
shellan del rey mostraba que quería modernizarse.
Sin embargo, había algo de la Vieja Escuela en el rey. Dos
aristócratas habían sido asesinados recientemente. Montrag y Elan.
Ambos de forma violenta en sus casas. Y ambos habían sido
disidentes.
Evidentemente Wrath no iba a sentarse de brazos cruzados
esperando, mientras cerraban el cerco a su alrededor. Las malas
noticias eran, que sus enemigos en la corte habían intensificado sus
apuestas, trayendo sus propios refuerzos.
Abalone metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó su
iPhone. Presionando un número de sus contactos, inició la llamada
y escuchó el timbre. Cuando una voz masculina respondió, necesitó

Pagina 39
aclarar su garganta.
─Necesito saber si te han hecho una visita.
Su primo no dudó ni un momento.
─Sí, lo han hecho.
Abalone maldijo.
─ No quiero tomar parte en esto.
─Nadie quiere. Pero ese punto legal de ellos... ─ Su primo
respiró profundamente.
─ ¿Sobre lo del heredero? La gente está respondiendo.
─No está bien, Wrath ha estado haciendo cosas buenas, nos
lleva por el camino de la modernidad. Ha abolido la esclavitud de
sangre y establecido un hogar para las hembras maltratadas y sus
hijos. Ha sido justo y ecuánime en sus proclamas...
─Ellos le tienen cogido en esto Abalone. Van a ganar este
partido, porque son muchos los que rechazan la idea de una reina
mestiza y un heredero de sangre diluida. ─la voz de su primo bajó
J.R. Ward The King

unos tonos. ─No estés en el lado equivocado en esto, mi sangre.


Están dispuestos a hacer lo que sea necesario para obtener un voto
unánime cuando llegue el momento, y la ley es lo que es.
─Él podría cambiarla. Me sorprende que no lo haya hecho.
─No hay duda de que ha tenido un par de asuntos más
urgentes con los que lidiar que algunos viejos libros polvorientos. Y
francamente, incluso aunque él las reformara, no sé si tendría
suficiente apoyo para llevarlo a cabo.
─Él podría tomar represalias contra la aristocracia.
─ ¿Qué va a hacer entonces? ¿Matarnos a todos?
¿Entonces qué?
Cuando Abalone finalmente colgó, miró fijamente a los ojos de
su padre. Su corazón le decía que la raza estaba en buenas manos
con Wrath, incluso si el rey se había aislado de muchas maneras.
Pero su primo tenía mucha razón.

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Después de un largo rato, hizo otra llamada que le puso
enfermo. Cuando le contestaron, el respondió sin ningún
preámbulo.
─Tenéis mi voto.

Antes de que Ichan pudiera alabar su buen criterio puso fin a


la llamada. Y se arrastró rápidamente hacia una papelera para
vomitar.
Lo peor de no tener ningún legado que dar, era no estar a la
altura de lo que se te había encomendado.
Cuando Xcor salió de la casa del aristócrata, le molestó ver
que Ichan y Tyhm, representante del Consejo y abogado
J.R. Ward The King

respectivamente, estaban esperándole bajo la luz de la luna.


─Pienso que hemos sido lo suficientemente persuasivos.
─dijo Ichan.
Demasiado orgullo en esa voz altiva. Como si el macho ya
tuviera su culo flácido sentado en el trono.
Xcor miró de nuevo a la mansión Tudor. A través de las
ventanas de cristal diamantino, el macho al que habían enfrentado
estaba hablando por teléfono y fumando un cigarrillo como si sus
pulmones necesitaran más la nicotina que el oxígeno. Luego hizo
una pausa y se quedó mirando algo. Un momento después, con los
hombros inclinados por la derrota, se puso el móvil en la oreja de
nuevo.
El teléfono de Ichan sonó y el macho sonrió mientras lo
sacaba de su bolsillo.
─ ¿Hola? Que amable por tu parte el llamar... ─ Hubo una

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pausa─. Oh, pienso que es una sabia decisión por tu parte...
¿Hola? ¿Hola?
Ichan se encogió de hombros y volvió a guardar su teléfono.
─ Incluso no va a ofenderme que me haya colgado el teléfono.
Y otro más había caído ante la lógica.
Xcor cogió la manzana que había robado y la arrancó de la
hoja de su daga. Con mano segura comenzó a pelar la rojiza piel
que recubría la carne blanca y crujiente. Dando vueltas y vueltas
hasta que una tira con forma de rizo bajó por su arma.
A diferencia de la que era su postura favorita, el asesinato,
este nuevo enfoque legal a una abdicación forzada iba bien. Tenían
otra media docena de miembros de las Primeras Familias con los
que encontrarse en breve y entonces sería la hora de hacer esto
oficial a nivel del consejo. Después de eso, habría que cometer
algunos asesinatos. Sin duda alguna, sino todos los aristócratas
con los que estaba tratando tendrían delirios relacionados con la
corona.
J.R. Ward The King

Sin embargo eran delirios fáciles de curar. Y entonces tendría


lo que quería.
─ ¿… Comida de nuestra elección?
Cuando Ichan y Tyhm le miraron se dio cuenta de que
acababa de ser invitado a salir a comer.
Xcor dejó que la tira de piel de la manzana cayera sobre la
nieve a sus pies. Sin duda el dandi que había dentro de la casa
tendría jardineros que se encargarían de recogerla. Aunque dado lo
intranquilo que era el querido muchacho, quién sabe si se atrevería
a dar un paseo entre sus jodidos arbustos podados con forma de
esculturas y hacerlo él mismo.
Las amenazas eran mejor hacerlas a múltiples niveles.
─Ahora tengo que volver a las calles. ─dijo Xcor mientras
cortaba un trozo de la crujiente carne de la manzana y llevándose el
cuchillo a la boca junto con la pieza clavo en ella sus colmillos.

Pagina 42
El crujido mientras mordía tuvo el efecto que deseaba.
─Sí, bueno, por supuesto, claro, a decir verdad... ─dijo Ichan.
Sus palabras eran como una bailarina, yendo de puntillas sobre sus
zapatillas de ballet frente a una orquesta.
Qué lindo.
Y luego hubo una pausa, como si tuvieran que intercambiar
adioses. Cuando Xcor simplemente levantó una ceja, ambos se
desmaterializaron a la seguridad de sus mansiones como si tuvieran
una emergencia que atender.
Así de irrelevantes eran estos peones. Él ya había usado a
algunos como ellos en el pasado, y sin duda, ese par encontraría su
tumba estando a su servicio.
Dentro de la gran casa, el miembro del Consejo al que habían
venido a ver todavía estaba sosteniéndose la cabeza entre las
manos, pero no por mucho tiempo.
Alguien entró en la habitación, y quien fuera, el aristócrata no
quería que supiera de su malestar. Se calmó, sonrió y extendió los
J.R. Ward The King

brazos. Cuando una mujer joven fue hasta él, Xcor supuso que ella
era su hija.
Era hermosa, era cierto, el dibujo había sido acertado.
Pero ella no tenía comparación con otra.
Espontáneamente, los recuerdos inundaron su mente.
Imágenes de una piel blanca y un cabello rubio, de unos ojos que
eran capaces de detenerlo en su camino, igual que lo haría una
bala. Se enredaron en sus pensamientos, hasta el punto de ser
capaz de tropezar con sus botas, incluso así, estando de pie y
parado.
No, aunque la hija era joven y bonita, su belleza no era más
que un eco lejano en comparación a la de su inalcanzable Elegida.
─Tienes que parar esto. ─se dijo, bajo la brisa de la fría
noche.
─ Acaba con esto ahora.

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Un buen consejo. Sin embargo, pasaron varios minutos hasta
que fue capaz de calmarse lo suficiente como para mantenerse
centrado y desmaterializarse desde el césped delantero.
Un parpadeo después, Xcor estaba de nuevo en su elemento.
El callejón que había frente a él era una axila de la ciudad. La nieve
estaba sucia y marcada con las huellas de neumáticos de un sin
número de maniobras hechas por los camiones que pasaban por
ahí para hacer su entrega, en la media docena de restaurantes
baratos que había allí. A pesar de las gélidas ráfagas de Diciembre,
el hedor a carne podrida y en descomposición, era suficiente para
que el interior de su nariz hormigueara.
Respirando profundo, buscó la dulzura enfermiza de su
enemigo.
Había nacido deforme, y había sido abandonado por la
hembra que lo había llevado en su vientre. Criado en el campo de
batalla del Bloodletter, había sido afilado como si fuera un cuchillo,
en ese sádico pozo ardiente de agresión y dolor. Eliminando toda
debilidad de sí mismo, hasta que se volvió tan letal como una daga.
J.R. Ward The King

Él pertenecía a ese ambiente de combate.


Y no estuvo solo por mucho tiempo.
Mirando alrededor, apoyó su peso sobre sus muslos. Un
grupo de humanos entraron en su línea de visión, doblando la
esquina, caminando en grupo. Cuando le vieron, se detuvieron y se
miraron los unos a los otros.
Xcor puso los ojos en blanco y reanudó su paseo en la
dirección opuesta.
─ ¿Qué coño estás haciendo? ─le llegó en un grito.
Girándose, miró a los ojos a los cinco. Llevaban una especie
de look de humanos duros: chaquetas de cuero, gorros negros,
pañuelos atados al cuello…
Tenían la clara intención de encontrarse con alguien más.
No era el tipo de enemigo con el que perdería su tiempo. Por

Pagina 44
un lado, los humanos eran tan inferiores físicamente que sería
como morder esa manzana. Por otro, tenían la costumbre de
involucrar a otros de su especie, ya fuera a propósito, como a través
de esa cosa del 911 o involuntariamente, haciendo ruido que
alertara a los transeúntes.
─ ¿Qué coño estás haciendo?
Si permanecía en silencio, quien sabe si esto podía dar lugar
a un nuevo número de baile con canción incluida. Qué miedo.
─ Continuad con vuestra noche. ─dijo en voz baja.
─ Continuar con... ¿Qué eres, algún tipo de mierda extranjero?
─algo por el estilo. Sus acentos eran algo difícil de descifrar. Por
otra parte, no tenía ningún interés y mucho menos esforzarse en
entender.
Salido de la nada, un coche giro la esquina, derrapando los
neumáticos y el conductor pisando con fuerza los frenos.
Se oyeron disparos, haciendo eco a través de la noche,
dispersando a los reunidos, incluido él mismo.
J.R. Ward The King

El lugar equivocado, momento equivocado. Pensó Xcor


cuando una bala le impactó en el hombro, el agudo dolor se metió
en su cabeza haciéndole imposible desmaterializarse.
No quería tener nada que ver, era una pelea sin importancia
entre ratas callejeras. Pero parecía que iba a tener que participar.
No iba a morir por la bala disparada de un humano.

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J.R. Ward The King

Capítulo 3
Traducido: Elizabeth Dne.
Corregido: Pilar Ocampo.

I.87. A.K.A Autopista del norte.

¡Oh, ese olor a coche nuevo!


Una combinación de alfombras muy nuevas, bisagras todavía
viscosas de aceite y pegamento que aún no ha terminado de
secarse.
Sola Morte amaba el olor de los coches nuevos y por eso
siempre alquilaba un Audi A4s. Cada tres años conseguía uno

Pagina 46
nuevo, a veces más a menudo si había un programa que le
permitiera tener uno disponible un mes o dos antes.
Así que, sí, éste era un territorio familiar, excepto por el hecho
de que se estaba colocando con el olorcillo a nuevo del interior del
maletero del sedán en el que había estado encerrada durante algún
tiempo.
No era la forma que había planeado poner fin a su noche,
pero a veces el libre albedrío no estaba disponible cuando lo
necesitabas.
Ahora la pregunta era, ¿Cómo sobrevivir al secuestro y
regresar a casa?
Dada su línea de trabajo como ladrona, estaba acostumbrada
a improvisar en situaciones peligrosas. Pero no era exactamente
una MacGyver capaz; no es que pudiera construir una nueve
milímetros con un cargador automático con cinta adhesiva, un tubo
de pasta dentífrica, doce centavos y un encendedor Bic. Pero era lo
suficientemente inteligente como para improvisar. Palpo alrededor
de ella: una palanca, una caja de herramientas, una olvidada lata de
J.R. Ward The King

refresco. Nada que pudiera usar como un arma.


Cuando había sido secuestrada en casa, con nada más que la
parka que tenía sobre su espalda y la desesperada esperanza de
que quien la sacara, lo hiciera antes de que su abuela bajara por las
escaleras y fuera arrastrada en todo esto.
Lo primero sucedió. ¿Lo último? Mal rollo, porque no tenía ni
siquiera un teléfono móvil.
Y hasta el momento, sus expediciones de palpación alrededor
del maletero habían dado como resultado un gran nada de nada.
Tampoco tenía ninguna pista a donde estaba siendo llevada.
Pasando por el ronroneo del chasis y la falta de baches, debían
estar en la carretera… y había sido por un tiempo.
Hombre, su dolor de cabeza.
¿Con qué diablos la había golpeado? ¿Con un martillo?

Pagina 47
Forzando la espalda hacia arriba, dio unas palmaditas a la
altura de la parte baja de la espalda, pensando que podría estar
encima del compartimento de la rueda de repuesto y de la caja de
herramientas. Aunque no se encontró ninguna costura en la
alfombra. ¿Quizás tenía que levantarse de encima?
─ ¡Mierda! ─alcanzando sobre su cabeza, ella volvió a
comprobar las paredes laterales, sintiendo el suave rasguño del
alfombrado y la ondulación del paso de rueda, después varias
redes que podrían haber mantenido comida, una hoja de papel
doblada que podría haber sido un mapa, un recibo de algún tipo de
compra, o una lista tipo "Las diez mejores formas de torturar a un
cautivo".
Apretó sus rodillas contra su pecho y se giró sobre sí misma,
empujándose con sus manos y pies. Su cabeza se giró en un
ángulo que no aprecio.
—Jeeeesus... —gimió deteniéndose para recobrar el aliento ─.
Debería plantearme tomar un segundo empleo en el Cirque du
Soleil.
J.R. Ward The King

Reasumiendo los estiramientos y las torsiones, finalmente


consiguió su objetivo, la capacidad para comprobar la otra parte del
maletero.
—Bueno, allá vamos…
Excavando con sus dedos en una ruptura en la alfombra,
siguió el recorte cuadrado hasta que encontró pestillos en ambos
extremos. Soltando la cubierta del compartimiento, libero el panel y
encontró...
¿Una caja de herramientas? ¿Un kit de primeros auxilios?
¿Quizás el gran premio de lotería representado por una Smith &
Wesson3 cargada?
Mientras seguía guiándose solo por el tacto, tratando de
descifrar por sensaciones y formas lo que había dentro, se
acordaba de cuánto apreciaba su visión.
─Te pille ─susurro, clavando sus uñas en la caja y luchando

Pagina 48
en el maletero para conseguir agarrar la cosa.
Cuando salió, se dio cuenta que había una empuñadura sobre
la tapa. Mierda. Su cierre era sencillo de reventar... el cilindro era de
unos veinte centímetros de largo y unos cuatro centímetros de
ancho.
En un extremo había una tapa con un parche rugoso en su
parte superior ¿y en el interior? Bingo.
Esta bengala era su única oportunidad.
Apretando la mano sobre la cosa, se renfocó tratando de
averiguar dónde iba a terminar. Aparte de en la morgue, por
supuesto. El problema era que no tenía ni idea de cuánto tiempo
habían estado en camino, pero ¿Y si se la llevaban a casa de
Benloise? entonces estarían acercándose a su destino. West Point
no estaba lejos de Caldie.
Y esto era lo que Benloise estaba haciendo. ¿Vengarse por
haber invadido y redecorado el hogar del traficante de drogas? Que

3
Marca de arma de fuego
J.R. Ward The King

a su vez había sido su manera de decirle jodete sobre el tema del


pago.
Había implicado a Assail.
Cerró los ojos, aunque no podía ver nada, se imaginó al hombre
desde su brillante pelo, negros ojos hundidos, ese cuerpo que debía
haber pertenecido a un atleta. Lo contrario a la imagen de un
traficante de drogas el cual probablemente piensa transformar toda
la costa este en su territorio.
Por un instante de locura, se entretuvo en la fantasía que él
iba a ir por ella ayudándola a salir de este lío. Aunque eso era
incómodo a muchos niveles… uno: Nunca había confiado en nadie
y dos: La estupidez esa de sálveme-hombre-grande era suficiente
para que quisiera huir desde el principio.
Pero su orgullo estaba tomando un segundo plano en este
caso: ella sabía muuucho, demasiado sobre Benloise. Necesitaría

Pagina 49
un milagro para conseguir ser liberada, y Assail era lo más parecido
a uno de los que había conocido. Lástima que él no iba a echarla de
menos a cortó plazo. Se conocían sólo porque ella había sido
pagada parcialmente por Benloise para espiarlo. Assail no lo había
apreciado y lo había vuelto en su contra.
Y los había conducido a... otras cosas.
Sacudió su cabeza hasta que el dolor la mareo, recordó sobre
todo lo que había sido tan importante para ella antes de ser
secuestrada en su propia cocina: El juego del ratón y el gato entre
ellos, la seductora amenaza con carga erótica que sentía sólo por
estar en su presencia.
Todo eso había sido tan jodidamente importante.
Sin embargo, ahora estaba de nuevo en la casilla de salida.
Ahora estaba en modo de supervivencia y si eso no funcionaba,
sólo confiaba en que su abuela tuviera algo para enterrar.
Porque no estaba engañándose a sí misma. Benloise no iba a
dejarla intacta sólo porque ella había sido anteriormente casi como
una hija para él, de alguna manera. Ella lo había estropeado. Furia,
J.R. Ward The King

mal carácter, irascibilidad; su ira había sido su perdición.


Dios, su abuela…
Las lágrimas escocieron en sus ojos, amenazando con romper
los diques y parpadeo para evitar que cayeran.
Demasiadas pérdidas en la vida de su vovó4. Demasiadas
cosas difíciles. Y esto probablemente iba a ser lo peor de todo.
A menos que Sola consiguiera escapar.
Sentimientos demasiado grandes y complicados para
sostener sin la amenaza de hacerle un cortocircuito a su cerebro,
mientras luchaba para contenerlos... La eventual solución para eso
fue una sorpresa. Sin embargo continuó con el impulso de la misma
manera que tenía la intención de usar lo que había encontrado en el
maletero.
Bajando su única arma al lado de su cadera, apretó sus
manos sobre su corazón e inclinó su cabeza en una oración, la

Pagina 50
barbilla contra su pecho. Abriendo su boca, ella esperó que las
plegarias de una infancia católica resurgieran en su cerebro y le
dijeran qué hacer a su lengua. Y lo hicieron. ─Dios te salve María,
llena eres de gracia... ─las palabras formaron una cadencia, un
ritmo parecido al de su corazón, el ritmo que la unía con un montón
de domingos en un pasado distante.
Cuando termino, esperó algún alivio o fuerza o... lo que se
suponía que debía conseguir de este ritual milenario.
Nop.
─ ¡Maldición!
Palabras…esas solo fueron palabras. La frustración hizo que
echara su cabeza hacia atrás, golpeando el maletero en el lugar
equivocado. ─ ¡Joder!
Hora de ser realistas, se dijo a sí misma, tratando de llegar al
lugar y frotarse el punto dolorido.

4
significa abuelita en portugués.
J.R. Ward The King

¿En conclusión? Nadie venía a salvarla. Como de costumbre,


solo se tenía a ella misma para ayudarse, y si eso no fuera
suficiente para salirse de esto. Entonces iba a morir de una manera
verdaderamente horrible y su abuela iba a sufrir. Otra vez.
¿Hablando de oraciones? Sola habría dado todo, solo para
regresar y rebobinar la noche, golpeando el botón de pausa en el
momento en que había llegado a casa y no sospecho del extraño
sedán estacionado enfrente en la calle. En su perfecta versión de
rehacer el mundo, habría sacado su arma poniéndole el silenciador
antes de poner un pie fuera de la puerta. Habría matado a ambos
ocupantes y luego ido arriba y le habría dicho a su abuela que iba a
mover los muebles como su vovó le había pedido la semana
anterior.
Al amparo de la noche habría tomado al par de hombres en el
garaje, dado la vuelta al coche y puesto en el maletero. O... más
bien uno en el asiento trasero y el otro en el maletero.

Pagina 51
Para llevarlos en el culo del mundo. Adiós.
Después hubiera empacó junto con su abuela y se habrían ido
en una hora… aunque hubiera sido en medio de la noche. Su
abuela no hubiera hecho preguntas. Ella entendía donde corrían las
cosas. Vida dura, mente práctica. Siguiendo al amanecer, por así
decirlo, para no ser vistas otra vez.
¿Ves? Mucha mejor película después de todo y tal vez podría
convertirse en realidad, siempre que Sola se ocupara del asunto
cuando los guardaespaldas de Benloise pararan y finalmente la
dejaran salir.
Agarrando la bengala, empezó a prepararse. ¿Qué ángulo
tenía que usar? ¿Cómo llegar a ellos? Pura paja mental, ya que
dependería de una fracción de segundo que era como mucho
impredecible.
Mientras su mente flotaba en la zona su respiración se
desaceleró y se afilaron sus sentidos. La espera ya no era un
problema, el tiempo dejó de tener importancia. Los pensamientos
no eran un problema. El agotamiento no existía.
J.R. Ward The King

Fue como si se instalara en ese inframundo entre el ahora y el


después que hizo que algo verdaderamente cambiara. Vio una de
las fotografías de su abuela tan clara como el día.
Había sido tomada en Brasil cuando ella tenía diecinueve
años. Su cara sin arrugas y plena en el mejor sentido, jóvenes y
brillantes ojos, su pelo suelto, sin atar.
Si ella hubiera sabido entonces lo que le esperaba al llegar a la
edad adulta, nunca habría sonreído. Su hijo muerto. Su hija muerta.
Su marido muerto. ¿Y su nieta? la única que le quedaba.
No, pensó Sola. Esto no tenía que terminar así. Era la única
opción.
Sola no dijo nada en voz alta esta vez, no hubo ninguna
plegaria o manos cruzadas. Y no estaba segura de que creyera su
propia oración más que los otros que se lo habían enseñado a ella.
Pero por alguna razón, se encontró rogando a Dios en serio.

Pagina 52
Lo prometo señor, que si me sacas de esto, dejaré esa vida.
Tomaré a vovó y saldré de Caldwell. Nunca volveré a ponerme en
peligro a mí misma o robare a otro o cometeré un acto malvado.
Esta es mi promesa solemne, por el corazón de mi vovó.
─Amén ─ susurró en voz alta.

THE IRON MASK, CALDWELL, NEW YORK

─Oh-Dios-oh-Dios-oh-Dios...
Trez sujetó a la universitaria rubia lejos del suelo, con un buen
agarre sobre la parte trasera de sus piernas, pero estaba muy
tentado de dejarla caer al suelo como si fuera una patata caliente.
J.R. Ward The King

El sexo era adecuado, tan bueno como lo sería la pizza fría: incluso
si es fría, todavía es pizza.
Pero no es ninguna de Bella Napoli en la 7th Avda. de
Manhattan.
Y además ¿Que-tiene-que-ver-Dios-con-eso? Por fin el
zumbido termino y ni siquiera era religiosa en modo humano, pero
en fin, mientras la gelatina humana estaba teniendo un buen rato, él
estaba pensando en pizza.
Su voz chillona, los movimientos que hacía con su cabeza con
extensiones que le estaban dando en la cara, como si fuera un
figurante de YouPorn, le estaba poniendo de los nervios.
Cerrando los ojos trató de concentrarse en la sensación de su
pene entrando y saliendo de ella. La mujer tenía grandes tetas
falsas que estaban tan duras como unas pelotas de baloncesto y su
abdomen temblaba y no podía decidir qué era peor: el hecho de que

Pagina 53
él no estaba atraído por ella en lo más mínimo; la realidad es que
era una maldita zorra a la cual se estaba follando de pie en el baño
delante de su propio club, que alguno de sus empleados le viera o
la posibilidad, aunque fuera pequeña, de que su hermano podría oír
sobre esto por parte de alguien más.
¡Mierda. iAm! El hombre tenía una mirada que podría hacer
que un jugador de fútbol se preparase para un brutal placaje
sintiendo una brisa fuerte es su desnudo trasero.
No lo que Trez deseaba.
─…Dios, oh, Dios, oh, Dios...
¡Puta mierda! si ella podría sólo condimentar sus grititos con
la música de algún anuncio o algo así.
─OHDIOSOHDIOS…
Alcanzando entre ellos, decidió poner fin a su miseria.
Cosquilleo su clítoris, lo que la lanzó sobre el borde justo antes de
que su erección se deshinchara por completo y se saliera sola de
ella.
J.R. Ward The King

Intento bajarla sobre sus pies, pero rápidamente tuvo que


desengancharla, porque sus rodillas estaban abrochadas detrás de
su espalda.
─Oh... Dios... eres increíble... eres...
Sí, gracias, cariño. Lo único que le importaba era cuánto
tiempo tardaría ella en volver a vestirse.
─Tú también, nena ─ Trez se inclinó hacia un lado y recogió
parte de la ropa de ella. ¿Qué era esa cosa, un sujetador, que
usaba como si fuera una camisa? ¿Su tanga? O…
─ Oh, no necesito mis leggins todavía... ¿verdad?
¿Estos eran para sus piernas? pensó mientras miraba la tira
negra. Era difícil imaginar que cubría más que una mano o tal vez
uno de esos pechos de tamaño de un bol de desayuno.
¿Quién le había quitado las pseudomedias? Él no, no lo creía,
pero no lo recordaba, y no porque estuviera borracho. Esta sesión

Pagina 54
entera, como en los últimos muchos años de su vida amorosa, no
eran solo totalmente, sino más bien completamente olvidable.
Entonces por qué insistía en hacer esto una y otra vez…
Bien, no había ninguna razón válida para encauzar a IAm. Su
hermano era más que capaz de dar una respuesta rápida para
cada pregunta retórica.
Solo. Jodido. Mucho tiempo.
Siempre juntos.
─Papi, te amo ─ dijo la chica mientras ella se agarró de sus
bíceps y se colgó de él como si fuera el poste de una stripper. ─Me
gusta esto.
─A mi, también.
─Me amas, ¿verdad?
─Siempre.
Él miro la puerta y deseo haber programado una retirada.
—Déjame tu número, ¿Okay? Porque tengo que volver a
J.R. Ward The King

trabajar —ella puso mala cara haciendo pucheros. Pero no le


apetecía desnudar sus colmillos y masticar un camino hacia fuera a
través de la pared del baño.
—Podríamos hacerlo de nuevo —dijo ella levantándose de
puntillas para intentar acurrucarse contra su cuello.
Nena, apenas pude terminarlo una vez, pensó. Una repetición
no es anatómicamente posible.
—Por faaaaaaaaa, papi… —acurrucándose Más. Entonces
ella se separó. —Por favor.
Trez abrió su boca, la frustración afilando su temperamento y
su lengua, entonces miro sus ojos y vio una emoción sincera en
ellos y casi retrocedió. Hablando de espejos... sintió que estuviera
mirándose a sí mismo: Triste. Hueco. Desarraigado.
Ella era una mujer media.
Él era la mitad de un hombre.

Pagina 55
Sobre esa sola base como una cita a ciegas hecha en
Match.com,5 dos desgraciados rotos solo interesados en sexo,
tratando de conectar de manera que garantice que su aislamiento
sólo continuaría.
— ¿Por favor...? — pidió ella, como si se preparara para otra
derrota más, de una cadena de ellas.
Mirando hacia abajo, se dio cuenta de que aparentemente
tenían un común-denominador, pero como todos los extraños, había
una historia detrás de cómo había terminado en un baño
lanzándose alrededor de la palabra A con un hombre que no era un
hombre en absoluto.
Diablos, ni siquiera era un vampiro normal.
Trez cepillo su mejilla con los nudillos y cuando ella apretó su
cabeza en su mano él le susurró —Cierra los ojos.
El golpe fue brutal y teniendo en cuenta lo alto y fuerte que
sonó, significaba urgente.
5
Servicio de contacto on-line para buscar parejas.
J.R. Ward The King

— ¿Jefe? Tenemos problemas —se oyó la voz de Big Rob a


través de la puerta. ¿Así que era un problema de seguridad? y
entonces ¿Por qué el hombre no había ido con Xhex? Ella tenía que
estar ocupada por alguna razón, o más probablemente, lo había
enviado ella misma a por Trez.
Las pestañas postizas de la rubia se levantaron, pero él no
quería eso.
—Dame un minuto, B.R.
—Roger a eso jefe.
—Cierra los ojos —dijo otra vez.
Cuando la rubia lo hizo, se calmó, amortiguo el trueno del
ruido del club hasta dejarlo en sordina, el olor de su perfume
demasiado vulgar cedió, el dolor en el centro de su pecho... bueno,
ese se quedaba dónde estaba pero el resto lo fue haciendo más
débil.

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Rebuscando en su mente, él hizo lo que su hermano había
llamado: fuera todo. A diferencia de otras tantas mujeres, se tomó
su tiempo para borrar los recuerdos de la rubia de ellos dos juntos,
de la conversación inútil que ella había empezado en la barra, a él
llevándola hacia aquí, la experiencia religiosa que ella había tenido.
iAm tenía razón. ¿Si Trez hubiera estado limpiando así las
mentes después del sexo? No se habría metido en los problemas
que tuvo con otras chicas. Y él y su hermano no hubieran terminado
por tener que mudarse a la mansión de la hermandad. Y la hembra
Selena no lo hubiera fascinado aún más.
Se re enfoco en la rubia, y decidió no parar solo en la Rutina
del Blanco Fuera. En lugar de dejar los últimos veinte minutos o
algo así como una zona en blanco, le dio a la chica una fantasía de
lo que sucedió después, que había conocido un chico que estaba
loquito por ella y había tenido el sexo de su vida cinco veces en el
baño antes de decidir que ella era demasiado buena para él. En su
nueva mentalidad iba a ser algo que haría con frecuencia.
Finalmente, inserto el pensamiento que ella debía vestirse y
J.R. Ward The King

comprobar su maquillaje. Y con un pensamiento de último minuto él


implanto en ella que iba a tener el mejor año. No, década de su
vida.
Trez salido un momento más tarde, más animado, su camisa
dentro de sus pantalones y la máscara de todo está absolutamente
bien en su lugar. Big Rob se movía en las sombras, tan discreto
como podía ser un tipo del tamaño de una montaña. Se unió al tipo,
Trez cruzó sus brazos sobre su pecho y se apoyó contra la
pared cubierta de tela. Generalmente no hablaba de negocios fuera
del club, pero la música era fuerte, la multitud sobrexcitada,
alcoholizada y desesperada y, por último pero no menos importante,
se sintió obligado a mantener un ojo en la rubia. Asegurándose que
nadie intentara entrar antes de que ella saliera. Además adivinó que
quería una confirmación de que la había dejado en mejor estado
que cuando la encontró.
Por lo menos esperaba haberla mejorado la mitad.

Pagina 57
—Bien ¿Qué pasa? —Trez analizo el oscuro club, de mal
humor, haciendo del control algo tan natural ya, que incluso sin
entrenamiento, Las sombras tendían a ser vigilantes, pero después
de trabajar con Rehv y ahora siendo la cabeza de este antro de
perdición, él hacía de eso su principal objetivo. Big Rob hizo crujir
sus nudillos.
—Alex se metió en una discusión entre dos no-regulares hace
una hora. Ambos hombres fueron expulsados, pero el agresor
regresó y está rondando la acera afuera.
La rubia salió del baño, su ropa donde necesita estar, su
maquillaje retocado, su pelo hacia atrás en lugar de enmarañado,
su barbilla estaba levantada, sus ojos en calma y centrados y una
secreta sonrisa en sus labios que cambio su aspecto de muy
normalita a francamente tentadora.
Mientras caminaba entre la multitud, los ojos del Big Rob la
siguieron y también los de un montón de hombres. Pero a ella no
parecía importarle, su confianza era todo lo que necesitaba como
escolta. Trez se frotó el centro de su pecho y deseó poder hacerse
J.R. Ward The King

lo mismo y cambiar las cosas en un segundo.


Pero de todas formas, todos los cambios que se hiciera no
iban a cambiar el hecho de que el s'Hisbe lo quería como un mero
semental para el resto de su vida.
— ¿Jefe?
—Lo siento ¿Qué?
— ¿Quieres que haga desaparecer al tipo? —Trez frotó su
cara. —Voy a salir de lidiar con él. ¿Cuál es su apariencia?
—Chico blanco, ropa negra, pelo de Keith Richards.
—Eso lo limita —murmuró Trez.
—Lo verás enfrente. No está en la fila.
Trez asintió con la cabeza y corto por medio de la multitud,
hacia la puerta. En su camino, miro por encima a la gente,
inconscientemente buscando signos de conflicto que podrían

Pagina 58
intensificarse si algunos gilipollas empezaban a montar trifulcas.
Incluso los góticos pueden llegar a hacerse de alguna fraternidad si
les suministras suficiente alcohol.
A medio camino de la salida, vio un destello de algo metálico
apagado a la derecha, pero cuando se detuvo y se extendió con
sentidos distintos de sus ojos, no pudo encontrar nada.
Reanudando su zancada, siguió su camino hacia afuera de su
club, asintió con la cabeza a los porteros Iván y el chico nuevo y se
paseó por la fila, que estaba llena con la gentuza habitual.
Aunque no vio al tipo clase Kevin Spacey, por supuesto. Y era
una lástima, le encantaba el tipo en esa película. Nadie en la acera
encajaba con la descripción de B.R. Creyó que quien hubiera sido
se había ido.
Cuando Trez giro la cabeza hacia la puerta, fue deslumbrado
por los faros de un coche y el dolor hizo sobresalir su lado vampiro
y se escondió de la luz. Parpadeo hasta conseguir aclarar su visión
y de alguna manera llegó a la parte delantera de la línea y…
— ¡Qué Mierda! Él no está haciendo cola ¿Por qué te
J.R. Ward The King

cuelas?—. Cuando Trez se dio cuenta que estaban hablando de él,


se detuvo y miró sobre su hombro. El bocaza tenía una pose de
modelo de tienda Five-ten, unos cincuenta y dos kilos y no era una
chica. Claramente, un hijo de puta sufriendo del síndrome de terrier,
sus ojitos todos entusiasmados cuando miro airadamente a Trez, su
respiración jadeante.
Probablemente jugó demasiado a World of Warcraft6 o sea lo
que sea, que le hizo olvidar que si iba a ser un bocazas intolerante,
sería mejor ser capaz de aguantar la mierda que se le vendría
encima. Trez se inclinó hacia el hombre y le dio un momento para
absorber la diferencia de tamaño ¿y qué coño sabrás tú? Cierra tu
puta boca y mantenla así.
—Soy dueño de este lugar —dijo Trez en voz baja. —La
pregunta es, por qué diablos debería dejarte entrar —él miró a Iván.
—No es bienvenido aquí. Jamás.

Pagina 59
Hubo algunos comentarios en ese momento, pero ya había
terminado.
Como sombra, estaba acostumbrado a que le mirasen, los
vampiros normales no sabían qué hacer con su clase, y
francamente, no le importaba saber qué hacer con ellos, tampoco.
De hecho, se había criado para creer que no se debían mezclar
entre ellos, al menos hasta que Rehvenge se metió debajo de su
coraza y les ayudó a él y a su hermano en su exilio. Al principio
habían sido desconfiado con el tipo, hasta que había reconocido
que Rehv era como ellos: un extranjero en un club cerrado de gente
que no respetaban a nadie.
¿Ah y en cuanto al mundo humano? Todo el mundo asumía
que él era negro y lo unía a sus propias asociaciones raciales,
buenas y malas, pero esa era la ironía. No era "Africano" ni
"Americano", así que nada de eso se aplicaba a él a pesar de que
su piel era oscura.

6
Juego de rol en línea
J.R. Ward The King

Así eran los seres humanos, absortos en sí mismos hasta el


punto que sólo tenían que verse en todas las situaciones.
Mientras tanto, había otras especies caminando entre ellos, y
no eran los más sabios. Aunque... eso se decía, si algún tonto
equivocado intentaba tirar algún tipo de mierda racial contra él en su
propia puerta, el idiota podría irse a la mierda.
Dentro del club, el ruido y las luces estroboscópicas le
pegaron como una pared de ladrillos y tubo que forzarse a sí
mismo para romper la resistencia a base de pura fuerza. Los
destellos eran demasiado brillantes y el sonido era peor, rebotando
en el interior de su cráneo hasta que todo lo que tocaba se volvió un
desorden ininteligible.
¿Qué diablos le pasaba a su personal? ¿Quién había dado la
orden de ponerlo todo tan alto? ¡Oh, mierda! Frotándose los ojos,
pestañeó un par de veces y... Sí, allí estaba, en el cuadrante
derecho: una alineación de líneas irregulares que relucían como el

Pagina 60
sol a través de vidrio soplado.
— ¡Joder!
Cortesía de la sesión de sexo en el baño, la rubia había
conseguido reordenar su cerebro y estaba a punto de disfrutar de
ocho a diez horas de vómitos, diarrea y abrasador dolor de cabeza.
Como todos los que sufren migraña, miró su reloj.
Tenía unos veinte minutos antes de que comenzaran la
diversión y los juegos, y no podía desperdiciarlos.
Caminando más rápido, empujó su camino a través de los
cuerpos, asintiendo con la cabeza a las chicas que trabajan y su
equipo de seguridad como si todo estuviera bien. Entonces entró en
la zona del personal, detrás del local, a su oficina por su chaqueta
de cuero, sus llaves y salió por la izquierda del escenario al
estacionamiento.
Su BMW le estaba esperando, cuando entró, se puso el
cinturón de seguridad a través de su pecho y apretó el acelerador,
deseando como un demonio vivir aún en el Commodore, porque
J.R. Ward The King

entonces le podría haber pedido a uno de sus gorilas que


condujera. ¿Pero Ahora que él vivía en la mansión de la
hermandad? Los choferes estaban prohibidos, las visitas de
terceros canceladas.
Aunque, por supuesto, podía llamar a su hermano. Pero iAm
le ofrecería su tratamiento silencioso todo el camino, y no era
necesario que se sometiera a ese ruido: iAm era la única persona
que conocía que podría conseguir hacer que el silencio sonara más
fuerte que un avión en pleno vuelo.
Cuando su teléfono sonó, ¡Mierda!, pensó. Mejor llamar y
decirle a los chicos que estaba fuera de combate.
Sacando su celular lo miro y…
—Bien —pero no podía enviar a iAm al buzón de voz.
Deslizando el dedo por la pantalla, puso la cosa hasta la oreja a
pesar de que Nueva York era conocido como el estado manos

Pagina 61
libres. Su hermano no iba a darle una oportunidad de mierda
—Hola. — ¡Mierda!
—Tienes una migraña.
—Dese cuando eres un psíquico.
—No lo soy. Acababa de llegar cuando te fuiste. Estoy detrás
de ti y sólo hay una razón por la cual conducirías como un loco —
Trez miró por retrovisor y estaba muy orgulloso de sí mismo, si
ladeaba su cabeza de cierta manera, de verdad podía ver el par de
faros.
—Para.
—Yo…
—Para, joder
—Regresaré por el coche una vez que lleguemos a casa.
Trez continuó conduciendo hacia la autopista, pensando que
podría hacerlo. Buen plan. Por lo menos hasta que se acercó un
coche por carril opuesto, cuando lo rebaso, se quedó
completamente ciego y no tuvo otra opción que bajar la velocidad.
J.R. Ward The King

Parpadeando con fuerza, tenía toda la intención de pisar el


acelerador y continuar, excepto que en realidad: estaba corriendo
ya sin tiempo y no sólo por culpa de la migraña.
El s'Hisbe seguía con su guerra para llevarlo de regreso a los
territorios y sólo Dios sabía lo que iba a ser su próximo movimiento.
Así que a esta situación no le hacía falta que iAm viera morir justo
delante de él a su hermano. Trez ya había hecho demasiado daño
al hombre.
Conseguir estrellar el BMW no era un buen movimiento.
Renunciando, se acercó al lado derecho, piso el freno y bajo
su frente sobre el volante. Aunque cerró sus ojos, la aureola
continuó su camino, extendiéndose y moviéndose gradualmente
hacia el borde superior. ¿Cuándo desaparecería? Fiesta y no de
una manera divertida. Esperó a que iAm se detuviera a su lado,
pensó que era irónico que hacer lo correcto a veces se sentía como
una completa derrota.

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J.R. Ward The King

Capítulo 4
Traducido por: Berta Valente.
Corregido por: Pilar Ocampo

—Esta bien ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

La pregunta era más, ¿como no hemos llegado? pensó Beth


mientras se inclinaba sobre una parte del congelador usado solo
para los helados.

Resulta que a las mujeres embarazadas les gustaban las


cosas dulces frías. Ok, a la elegida embarazada Layla, le gustaba y
Beth le había hecho la entrega, todas las noches desde... ¿Cuánto
tiempo había pasado desde la necesidad de la hembra?

Pagina 63
Dios, el tiempo volaba.

Y mientras contaba los días, era bastante consciente de que


no estaba pensando sobre la evolución de Layla. Lo que realmente
le importaba era el número de horas que permanecía sentada junto
a ella en esa habitación, con la esperanza de que por una vez las
antiguas supersticiones fueran verdad.

Ella no solo iba por ser una clase de compañera de piso o


amiga comprensiva. Nop. Aunque, ¿por qué demonios pensaba
que ella y Wrath necesitaban un bebe en medio de semejante
drama? era un misterio. Madre de Dios, aunque había desterrado
esa idea a un rincón de su mente ya no había vuelta atrás, y no
tenía ningún remordimiento sobre ello, de todas formas no había
vuelta atrás, eso esperaba con ansia.

No es como si últimamente hubiera hablado con Wrath sobre


eso. Él ya tenía suficiente en su plato. Pero vamos, no es como si
fuera capaz de dar marcha atrás a su necesidad…

Ella solo quería sostener una parte de sí misma y de Wrath


J.R. Ward The King

cuando las cosas se pusieran peligrosas con la banda de bastardos,


pensar en eso la había hecho desesperarse

En cierto modo, ese pensamiento tristemente era el que mejor


indicaba lo que estaban viviendo. Al menos algo de él podría
sobrevivir si la banda de bastardos lograba asesinarlo.

La oleada de dolor ante el pensamiento fue tan insoportable,


que se apoyó en el congelador por un tiempo hasta que se pudo
centrar en el paraíso de Breyes, Ben & Jerry’s, Häagen-Dazs y
Klondikes7.

Así que, era mucho más seguro pensar en el sabor que


comerían esta noche. Layla siempre prefería vainilla, Era el único
sabor que podía mantener en su estómago. Pero Beth estaba
abierta en ese aspecto, y gracias al apetito infame de Rhage, había,
como un millón de opciones.

Mientras buscaba la inspiración, la abordo un claro recuerdo

Pagina 64
de su niñez de los días cuando tomaba uno de los dólares
duramente ganados y caminaba media milla hacía la tienda de
comestibles de Mac, y tardaba veinte minutos hasta conseguir la
misma copa de chocolate de Hershey’s Dixie que siempre pedía.
Era gracioso, pero todavía recordaba como el olía lugar a esos
cucuruchos de pasteles que Mac hacía a mano. Y la caja
registradora, era tan anticuada que tenía una manivela.

Cuando terminaba, Mac siempre le daba una cuchara de


plástico rojo, una servilleta y una sonrisa junto con sus veintiséis
centavos de cambio.

Él había sido extremadamente amable con los huérfanos que


vivían en Our Lady. Por otro lado, había un montón de gente que
era amable con ella y los otros niños que no habían sido queridos o
no habían tenido suerte.

7
Marcas de helados muy famosas.
J.R. Ward The King

—Chispas de chocolate y menta —dijo, mientras se estiraba


hacia la parte de atrás.

A medida que el aire frío la golpeaba, se detuvo para


sumergirse en el congelador. —Oh, si…

A pesar que estaban en el maldito diciembre, ella se encontró


anhelando el frío, su piel de carne de gallina, la piel de su cara
estirada, el interior de su nariz irritada por toda su sequedad.

Imaginar todo ese sexo seguía calentándola.

Cerrando sus ojos, recordó cuando Wrath la cogió, la tiro al


suelo y bárbaramente le quito su ropa. Tan bueno. Era justo lo que
necesitaban.

A pesar que odiaba la forma en la que ahora se sentía.


Él estaba tan condenadamente lejos, aunque se encontrara
arriba en el estudio. Quizás era esa otra razón por la que quería un

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hijo.
Céntrate, céntrate. —Vainilla, vainilla… ¿dónde estás?
Al final resultó que la vainilla estaba M.I.A8 y tuvo que
conformarse con medio litro que estaba mezclado con fresas y
chocolate. No era gran cosa. Con la correcta extracción quirúrgica,
era capaz de hacer un buen trabajo y poner lo correcto en el tazón
de Layla.
Dejando la despensa y entrando en la cocina, la dulzura y el
terroso olor del salteado de cebollas y champiñones mezclados con
albahaca y orégano era el cielo en su nariz. Pero la ambrosia no era
para la última cena y no era un doggen con una salsa de una olla.
No. Era iAm, otra vez.
Teniendo en cuenta que cocinaba para alejar el estrés, esto
sugería que la vida de otra persona se había ido a la mierda.

8
De las siglas en ingles Missing In Action (perdido en acción)
J.R. Ward The King

La sombra y su hermano eran la más reciente adquisición a


la casa de la hermandad, y como propietario y jefe de cocinas de la
ultra-vieja escuela del restaurante Salvatore, iAm tenía donde hacer
sus chuletas con lingüini, aunque eso no era algo que Fritz
aprobara, el tío quería sacarlo de su lugar en la cocina.
Como siempre, el mayordomo estaba merodeando en la
periferia, furioso con que uno de los invitados de la familia estuviera
cocinando cualquier cosa.
—Eso huele delicioso —dijo, mientras ponía los botes de
helado en la mesa de granito.
No tuvo la oportunidad de buscar lo tazones y las cucharas,
Fritz entro en acción, tirando de cajones, abriendo armarios y ella
no tuvo corazón para detenerlo.
— ¿Entonces que es esta vez? —le pregunto a la sombra.
—Boloñesa —iAm abrió otra botella de especias, y parecía

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saber la cantidad exacta sin usar una cuchara para medir.
Encontrándose con sus ojos negros almendrados, Beth tiró de
su cuello alto para esconder la marca de mordisco de su cuello. De
todas formas, eso no parecía importarle.
— ¿Dónde está tu hermano?
—Arriba —fue su firme respuesta. Ah. Tema cerrado.
—Bueno, ¿Supongo que te veré en la última comida?
—Tengo una reunión, pero hay cordero para ustedes, o eso
he oído.
—Oh, pensé que tú estarías cocinando para…
—Esto es terapia —dijo, golpeando la cuchara de madera
limpia en el borde de la cacerola.
—Es la única razón por la que Fritz me permite usar su
cocina.
Ella bajó su voz. —Pensé que tú tenías poderes especiales
sobre el.
J.R. Ward The King

—Confía en mí, si los tuviera, entonces los usaría. —él se giró


hacia la llama. —Perdóname. Tengo que ir a ver a Trez.
— ¿Esta herido?
—Se podría decir así —le dio una corta reverencia y se dirigió
hacia la salida.
—Nos vemos.
Cuando se fue, el aire pareció cambiar, las moléculas de la
cocina se calmaron como si su estado de ánimo oscuro las hubiera
electrificado. Extraño, pero él y su hermano le gustaban. Otro par de
asesinos entrenados en la casa no era una cosa mala en absoluto
—Señora, creo que tengo todo lo que necesita —él doggen se
presentó ante ella con todo lo necesario para comer el Breyer
servido en la bandeja de plata. —Para usted y la elegida.
—Oh, Fritz, que encanto pero…, en verdad, solo necesito un
bol. Me voy a comer el mío directamente del envase, sé que suena

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de mal gusto. Pero podría usar una… Gracias. —ella sonrió cuando
él le entrego una cuchara. — ¿Lees las mente?
El doggen se sonrojó, las curtidas líneas de su cara mostraron
una sonrisa. —No, señora. A veces me anticipo.
Abrió el bote tri-sabor, siendo precavida en coger solo la
vainilla. —Tratas de hacerlo todo el tiempo.
Cuando se sonrojó y agachó sus ojos ya caídos, quería
abrazarlo. Pero la última vez que lo hizo, él casi se desmaya por lo
impropio del acto. Los doggen vivían con un estricto código de
comportamiento, y aunque su mayor deseo era solo servir.
Simplemente no podían soportar si eran elogiados.
Y iAm estaba ya estresando al pobre chico.
— ¿Esta segura que no puedo repartir las porciones por
usted? —dijo ansiosamente.
—Tú sabes que me gusta hacerlo por mí misma.
— ¿Puedo llevar la bandeja por usted, entonces?
J.R. Ward The King

— No, yo lo llevo —cuando parecía preparado para estallar,


ella terminó de llenar el bol de Layla y lo cubrió —. ¿Te importaría
sacar mi helado?
—Si, por favor, señora. Y la cuchara. Me ocuparé de eso.
Viendo que estaba satisfecho como el gato que se comió al
canario, ella sacudió su cabeza, recogió la bandeja y se dirigió
hacia el comedor saliendo del lado más lejano en el vestíbulo, hizo
una pausa y lo cogió todo. Aun habiendo visto los tres extensos
pisos cada noche durante los dos últimos años, el asombroso
espacio seguía dándole la impresión de introducirla en un mundo
diferente: desde el oro flotante al brillante coloreado mosaico del
suelo, el mural del techo tan alto por encima de todas las columnas
de malaquita y mármol, era magia pura.
Realeza pura.
De hecho, la mansión entera era una obra de arte, cada

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espacio de la casa emanaba lujo, un tono diferente en cada
habitación complementándose perfectamente. Ella definitivamente
nunca había vivido así antes de que Wrath hubiera llegado a su
vida.
Querido señor, podía recordar cuando los dos tuvieron que
mudarse allí. Agarrados de la mano, habían recorrido todos los
salones y las plantas, desde el sótano hasta el ático con vigas.
¿Cuántas habitaciones tenía? Había perdido la cuenta en
cincuenta. Locura, locura.
Y pensar que eso no había sido lo único que había heredado
de su padre. Dinero…había también tanto dinero. Hasta el punto
que, había compartido la mitad de todo con John Mathew desde
que había entrado en sus vidas y no había hecho mella a pesar
que su medio hermano tuviera millones y millones. Totalmente loco.
Cruzando más allá del árbol de manzano de la entrada, ella
llego a las escaleras alfombradas de color rojo sangre y fuego que
llevaban al segundo piso. Una huérfana toda su vida, había sido un
shock saber que su padre la conocía, había velado por ella, había
J.R. Ward The King

asegurado su futuro económico. Pero después de todo lo que había


oído, Darius había sido así. Nunca eludía su deber.
Dios, hubiera deseado conocerle.
Especialmente ahora.
Mientras alcanzaba el final de las escaleras, encontró las
puertas del estudio abiertas, y su hombre estaba allí donde odiaba
estar, enrollado encima de montañas de papeleo escrito en braille,
sentado en el, sus grandes hombros bloqueaban parte del esculpido
trono, sus talentosos dedos trazaban línea a línea, su ceño fruncido
hacia una arruga profunda detrás de esas gafas envolventes.
Ambos, su hombre y George, su amado y servicial perro,
miraron como si captaran su esencia.
—Leelan — exclamo Wrath.
Luchando, el golden retriever saltó de su posición enrollada
en el suelo, meneando la cola, apretando su mandíbula con una

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mueca haciéndolo estornudar.
Ella era la única por la que él sonreía aunque por más que la
amara, no se iba del lado de Wrath.
Puso la bandeja de plata con el helado sobre una mesa en el
hall y se acercó a saludar a Saxton, quien estaba en su lugar
habitual, en uno de los sofás franceses azul pálido.
─ ¿Cómo están los machos más trabajadores del planeta?
El abogado de la antigua ley se puso de pie apartando su
propia pila de papeles he hizo una inclinación, su fino traje a medida
se acomodaba con facilidad a sus movimientos.
—Luces bien.
Sí, bueno, nada como un poco de amor.
—Gracias —ella dio la vuelta al macizo escritorio y tomo la
cara de su marido con sus manos.
—Hey.
—Estoy tan contento que estés aquí —él respiró como si
J.R. Ward The King

hubieran sido años desde que se hubieran visto el uno al otro.


Inclinándose hacia abajo para besar su boca, sabía que él
tenía cerrados sus ojos aunque no pudiera ver detrás de sus lentes
oscuros.
Y entonces ella se centró en el perro.
— ¿Cómo estas, George? —De la misma manera que hizo
con su esposo ella le dio un beso en la cara al perrito. — ¿Estás
cuidando de nuestro rey?
El ladro. Y el vaivén de su cola chocaba con el borde del
enorme trono, gordo si incluso ella hubiera alguna vez oído eso.
— ¿Entonces en que estáis trabajando ahora chicos? —
preguntó mientras Wrath tiraba de ella hacia su regazo y acariciaba
su espalda.
Era tan extraño. Antes que le conociera, había odiado las
parejas empalagosas, demasiado emotivas pero ¿quien se hubiera

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imaginado? Los tiempos cambian
—Solo peticiones —Léase: ¡Mierda, preferiría prenderle
fuego antes que lidiar con eso!
—Luego tenemos otras dos docenas —Saxton estiro su brazo
derecho como si tuviera un tirón. —Y después tenemos que
solucionar unas disputas y anuncios de nacimientos y muertes.
Wrath dejó que su cabeza cayera hacia atrás. —Sigo
pensando que hay una mejor manera de lidiar con esto, odio
convertirte en un secretario Saxton.
El macho se encogió sobre su libro de leyes. —No me
importa. Cualquier cosa para conseguir terminar el trabajo.
—Con esa nota, ¿qué es lo siguiente? —Saxton cogió un
pedazo de papel de una gruesa carpeta. —De acuerdo. Entonces
este caballero quiere tener otra shellan… —Beth enrolló sus ojos.
— ¿Que, como, Sister Wines9, la edición vampiro?

9
Reality estrenado en 2010 por TLC donde cuentas la vida de un matrimonio polígamo. Cuatro esposas y
diecisiete hijos
J.R. Ward The King

—Eso es legal —Saxton sacudió su cabeza.


—Aunque francamente, como gay, no sé porque nadie querría
a una, mucho menos múltiples…oh, quiero decir pero por su propio
bien, mi reina. Por usted valdría la pena hacer una excepción.
—Cuidado, abogado —Wrath gruñó.
—Bromeo — replicó el abogado.
Beth sonrió por lo relajados que se habían vuelto el uno con el
otro.
—Espera, entonces ¿eso de tener dos mujeres es común?
Saxton levanto un hombro en un elegante encogimiento de
hombros. —Solía ser más frecuente cuando la población era mayor.
Ahora, tenemos unos pocos de todo: apareamientos, nacimientos,
muertes.
Wrath puso sus labios en su oído. — ¿Puedes quedarte en mi
descanso?

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Un contoneo de sus caderas sugirió que su cerebro había
girado hacia un territorio horizontal. O vertical…dios sabía que era
lo suficientemente fuerte para sostenerla durante todo el tiempo que
él quisiera.
Mientras su cuerpo empezaba a calentarse, pensó en el
helado que había dejado en el hall.
— ¿Puedes darme una hora? Tengo que…
Un fuerte golpe en el rellano del segundo piso hizo girar las
cabezas de todos alrededor.
— ¿Qué demonios fue eso? —Wrath grito.
J.R. Ward The King

En el centro del callejón, Xcor se agachó y cubrió su herida de


bala mientras sonidos de explosión rechinaban a su alrededor y un
chirriante neumático anunciaba la llegada de más miembros de la
pandilla.
Protección. El necesitaba protección…ahora. Esos humanos
no se ocupaban de él, pero sus armas disparaban con rapidez y
velocidad y eran tan impredecibles e indiscriminadas como una
estampida de toros.
Saltando hacia atrás, tiró su cuerpo contra del edificio y el
dolor de su hombro le dejo aturdido. No había tiempo para pensar
en eso. Miro a la izquierda y a la derecha…
La única cosa que el vio fue una puerta a unos cinco metros
de distancia, tropezó con el suelo y rodó, sacando su propia arma
en el proceso. Descargando dos tiros por el bloqueo del arma,
pateo fuerte y se zambulló más allá en la oscuridad.

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El aire dentro era fétido y dulce. Empalagosamente dulce.
Como el pudrimiento de la muerte. Rancio como… un lesser.
Cuando se encerró dentro, los disparos continuaron, y no iban a
parar hasta que se escucharan las sirenas. La pregunta era,
¿Cuántos muertos, cuantos heridos, y cuantos de ese puñado de
ratas sin rabo encontrarían su lugar?
Por desgracia, esas preguntas tendrían que ser respondidas
después que supiera por qué este lugar olía a su enemigo.
Cogiendo su linterna de bolsillo, iluminó alrededor de su
posición en el sucio suelo. La cocina había sido claramente
abandonada, telarañas colgaban del extractor industrial sobre los
fuegos de la cocina y los estantes vacíos sobre los mostradores…la
basura tirada como si la hubiesen dejado caer al salir
precipitadamente hacia la puerta.
Parándose Xcor ilumino los círculos de grasa. Cubos vacíos
que alguna vez habían contenido salsas y yogures abarrotados
estaban en una zona de la encimera. Tubos sin tapa que aún
estaban llenos de mostaza y salsa de tomate revelando que sus
contenidos se habían solidificado hacía tiempo. Más hacia adentro,
J.R. Ward The King

una línea de platos, en un lavavajillas industrial oxidado había una


solitaria cuchara o un tenedor y opaca, cristalería casi rota quietas
como si esperaran a un limpiador fantasma para enviarlas hasta la
máquina.
Caminando a través de los restos de platos de porcelana
china, siguió el olor que había llamado su atención. La sociedad
lessening estaba formada por seres humanos reclutados en una
guerra en contra los vampiros, debiluchos transformados
convertidos en luchadores por el Omega, el efecto secundario era
un hedor permanente, entre un ciervo de dos días de muerto y
leche en mal estado.
Uno siempre podía encontrar al enemigo por medio de su olor.
La cámara frigorífica de la cocina estaba en el lugar más
alejado, la puerta entre abierta dejaba ver el interior, algo negro que
solo dios sabía que era.

Pagina 73
Mientras avanzaba para encontrar el cerrojo, su piel
resplandeció blanca por el haz de luz de la linterna, y el chirrido
para ampliar la brecha fue lo suficientemente fuerte para hacer que
sus oídos zumbaran. Como en una loca carrera escuchaba
pequeñas patas que parecían realmente ratas huyendo por su
llegada, y sintió que pasaban por encima de sus botas de combate.
El hedor era lo suficientemente fuerte para hacer que sus ojos
llorasen. El haz de luz entro primero. Y allí estaba. Colgando en el
centro del refrigerador, suspendido en un gancho a travesando
desde su espalda a su cuello, un hombre humano estaba haciendo
una excelente imitación de un bovino.
Al final, Xcor presumió que era un macho, pasando por los
pantalones y la chaqueta de cuero. La identificación facial era
imposible: Las ratas se lo estaban comiendo desde la coronilla
hacía abajo, usando la cadena que estaba manteniéndolo sobre el
suelo como una autopista para conseguir su aromática comida.
Así que esto trágicamente no era su enemigo, era un cadáver
real.
J.R. Ward The King

Toda una desilusión. Había estado esperando por algo que


tenía que ver con él. En cambio, solo más humanos.
El sonido de alguien tropezando en la oscuridad le hizo
apagar la linterna, sus sentidos estaban en alerta máxima.
Incluso con la pestilencia a carne podrida de su amigo en el
anzuelo, le llegó el olor de la sangre fresca procedente de quien
quiera que fuera. Así como el gruñido de los heridos.
Awww. Alguien tuvo una metida de pata.
La agitación continuo cuando las sirenas anunciaban que la
policía de Caldwell estaba llegando pero los sonidos fueron
amortiguados, sugiriendo que el recién llegado a la cocina había
tenido la sangre fría para encerrarlos juntos.
— ¡Joder!
Su visitante envió algunos de los recipientes de plástico
vacíos volando mientras corría hacia el mostrador. Luego hubo más

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maldiciones. Un gemido como si estuviera poniéndose así mismo
boca abajo, probablemente en ese tramo de acero inoxidable.
Después un jadeo superficial.
Perdiendo la paciencia con todo el drama, Xcor salió libre del
refrigerador. A diferencia del pandillero herido, tenía una idea de la
disposición y se las arregló para concentrarse en el hombre,
gracias a su oído y a una memoria del lugar sabía que estaba en el
centro de la isla de acero inoxidable.
Las cosas habrían sido mucho más fáciles con la vista, sin
embargo. Además de los beneficios obvios de la orientación, no le
gustaba la sensación de ingravidez que viene con la ceguera, ni el
hecho que tenía que confiar en sus oídos y sentido del olfato para
situarse. También estaba la opción de que algo podía estar justo
delante suyo, listo para hacerle tropezar.
Pero se movió hacia el afectado humano.
—No estás solo —dijo Xcor arrastrando las palabras en la
oscuridad. — ¡Que! ¡Oh, dios! Quien…
J.R. Ward The King

— ¿Sueno como uno de los tuyos? —tuvo cuidado de rodar la


R un poco más de lo que normalmente lo haría, por si acaso su
acento del antiguo idioma no era perfectamente claro.
Más respiración. Pesado, muy pesado. Acompañado con el
olor agrio de la aterradora verdad.
—Ustedes los humanos… —Xcor camino un par de pasos, sin
amortiguar el sonido de sus pisadas. —El problema con ustedes es
que no tienen verdaderos enemigos. Pelean entre ustedes en los
bloques de las calles de la ciudad o en las fronteras de los países,
porque no tienen un enemigo de verdad que les haga unirse. Los de
mi clase, ¿por el contrario? Tenemos un enemigo que nos obliga a
tener una cierta cohesión.
No lo suficiente para impedir sus ambiciones por la corona.
En este punto, el humano empezó a hablar galimatías. ¿O
quién sabe si eso era una clase de oración?

Pagina 75
Tanta debilidad. Era deplorable y explotable como un
imperativo moral. Xcor encendió su linterna. En su haz, el pandillero
se dio la vuelta bruscamente, su cuerpo manchado de sangre,
limpiaba una sección de la encimera. Sangre…tan buena como
Windex10, evidentemente.
Los ojos dilatados tratándose de salir de sus cuencas, y la
dificultad para respirar silbando por la boca abierta, el anteriormente
chico duro derribado por el dolor y el miedo redujo sus
bravuconadas al olvido.
—Deberían saber que hay otros que caminan entre ustedes
—dijo Xcor en voz baja. —Igual, pero no lo mismo y siempre
estamos mirando.
El hombre intento alejarse mientras se encogía, no es que
pudiera alejarse lo suficiente como para escapar. La isla era un
espacio de trabajo para cubiertos y coladores, no un colchón para
un hombre de culo grande. Un poco más de eso y él hubiera
terminado en el suelo.

10
Windex: Limpiador de vidrios y superficies duras fabricado desde 1933.
J.R. Ward The King

— ¿Quién es usted?
—Tal vez una visual más que una descripción debería ser
suficiente —desnudando sus colmillos, Xcor levanto la linterna y la
puso iluminando su cara.
El grito fue agudo y no duró. Gracias a la impresión, el hombre
perdió el conocimiento, el hedor que emanaba la orina sugería que
había perdido el control de sus funciones.
Un lugar divertido, la verdad.
Xcor se movió rápidamente, navegando con facilidad hasta la
puerta, gracias a la linterna. Asumiendo la posición en contra de la
pared, el apago la linterna y dejo que ese grito se escuchase bien
por todos.
El departamento de policía de Caldwell respondió con
eficiencia admirable, varios oficiales se lanzaban para abrir la
puerta, sus propias linternas penetrando a través de la densa

Pagina 76
oscuridad. En el instante en que vieron al miembro de la pandilla, se
precipitaron hacia adelante, y eso fue la señal que Xcor necesitaba
para salir.
Cuando salió por la puerta, oyó que la palabra vampiro se
elevaba a través del caos de conversaciones y así, con una sonrisa
se desmaterializó en medio de la multitud.
En el antiguo país, él y su banda de bastardos habían
mantenido las especulaciones y mitos mostrándose a sí mismos de
vez en cuando, siempre a personas, y siempre de forma que se
ajustara a los conceptos erróneos que los humanos tenían de la
especie.
Profanadores de vírgenes, fuentes del mal que dormían en
ataúdes, monstruos de la noche, hablando en bruto, aunque esta
última de hecho pertenecía a sí mismo. Y en verdad, se sentía bien
hacer algo similar aquí en Caldwell, algo parecido a un perro
marcando su territorio.
También placentero, algo que rondara por su mente durante
los próximos días en presión a pesar de haber ocurrido en esa isla
J.R. Ward The King

de cocina.
Él necesitaba tomar la diversión donde la encontrara.

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J.R. Ward The King

Capítulo 5
Traducido por: Manu Blanco.
Corregido por: Zirita Bellamy.

Cuando John Matthew subía la magnífica escalera de la


mansión, la última cosa en su mente era el pasado.
Al subir estaba concentrado en orden de importancia: tener su
Shellan desnuda antes de la última comida, él desnudo en su
dormitorio antes de la última comida, y tenerla desnuda bajo él en
su dormitorio antes de la última comida.
¿Si estaba totalmente vestido? No era una gran preocupación
excepto por las cosas bajo la cintura. Y si la presión era mucha, él
podía dejar totalmente fuera la parte del dormitorio cambiándolo por
cualquier lugar que diera una ilusión de privacidad.

Pagina 78
Así que, sip, en su camino al segundo piso, estaba totalmente
enchufado al presente y a la presencia de Xhex, quien, si todo iba
según el plan, había dejado el Iron Mask hacia cerca de quince
minutos y estaba convirtiendo ''desnuda'' y ''cuarto'' en parte de sus
preocupaciones.
Sin embargo, el destino ofrecería otro tipo de diversión.
Cuando llego al rellano superior, las puertas dobles del
estudio de Wrath estaban abiertas, y atreves de ellas vio una
escena muy familiar: El rey sentado tras el escritorio ornamentado,
la reina es su regazo, George, el golden retriever, a sus pies,
Saxton el ex novio de Blay y actual abogado del rey sentado a un
lado en el sofá. Como siempre, el gigantesco escritorio estaba lleno
de papeleo, y el ánimo de Wrath era una mierda.
De hecho, la sombría expresión del rey era tan parte de la
sala, como el antiguo mobiliario francés que la hermandad luchaba
por soportar en las reuniones y las paredes azul pálido que
parecían más adecuadas para el tocador de una chica llamada
Lisette o Louisa.
J.R. Ward The King

Pero que sabía él de Extreme Home Makeover.11


Deteniéndose para hacerles un ademán, tenía la intención de
seguir a su cuarto, encontrar a su compañera, tenerla en una
variedad de posiciones y luego bajar recién duchados y frescos a la
última comida.
En vez de eso, justo antes de darse la vuelta... se encontró
con los ojos de su media hermana Beth.
En el momento en que se hizo la conexión, alguna
combinación de neuronas disparándose en su cerebro fueron
demasiado para su procesador: sin advertencia, entro en caída
libre, todo su peso cayendo hacia atrás con los músculos totalmente
rígidos.
Perdió el conocimiento antes de tocar el suelo y lo primero
que registro después de volver en si fue el ow-ow-ow de dolor en su
cabeza y su culo.

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Parpadeando lentamente se enfocó en el techo abovedado,
antes de registrar una línea de rostros preocupados. Xhex estaba
justo a su lado, con la mano de la daga entre las palmas, con las
cejas abajo como si hubiera querido entrar en su paseo de
medianoche y arrastrarlo fuera de él.
Como medio-Symphath, quizás ella podía hacer eso. ¿Quizás
esa era la razón por la que volvió tan rápido? ¿O había perdido la
conciencia por horas?
Doc. Jane estaba junto a ella y al otro lado Blay y Qhuinn.
Wrath estaba a sus pies junto con Beth.
Cuando registro la presencia de su hermana, los disparos
cerebrales empezaron de nuevo y cuando la segunda ronda de
medianoche comenzó lo único que pudo pensar fue: Mierda, esto
no había pasado en tanto tiempo.
Había asumido que esta mierda se había acabado de una
vez.
11
Referencia a un programa de televisión estadounidense que remodela hogares.
J.R. Ward The King

Las convulsiones nunca habían sido un problema hasta que


conoció a Beth por primera vez y después de eso hubo otros
episodios, siempre de la nada, sin ningún patrón que pudiera seguir.
¿La única buena noticia? Nunca había pasado durante el combate
y nunca habían puesto en peligro su vida.
Inesperadamente su cuerpo se elevó, su torso alzándose
como si hubiera una cuerda alrededor de su caja torácica y alguien
desde arriba lo jalara.
— ¿John? —Dijo Xhex—. Recuéstate.
Algo broto en su pecho, algo que al mismo tiempo estaba
fuera de él pero también era enteramente visceral. Buscando a
Beth, él quería que ella tomara su mano. Cuando ella se agacho, su
boca comenzó a moverse, su lengua y sus labios formando
patrones desconocidos una y otra vez incluso cuando ningún sonido
atravesó su mutismo.
— ¿Qué está tratando de decir? —Demando Beth — ¿Xhex?

Pagina 80
¿Blay?
La expresión de Xhex se hizo indescifrable —Nada, no es
nada.
John frunció el ceño y pensó: Mentira. Aunque no sabía lo
que era más de lo que Beth… No podía detener las palabras.
—John, lo que sea, todo está bien. —Su hermana le apretó la
mano —Estás bien.
Por encima de su Shellan, la cara de Wrath se volvió una
máscara implacable como si hubiera captado algo que no le
gustaba.
De repente, John sintió su boca moviéndose en un patrón
diferente, expresando otras palabras, pero que lo demandaran si
tenía una pista de lo que era. Mientras, Beth tenía el ceño fruncido
como Wrath.
Y eso fue todo.
Su cerebro comenzó el cortocircuito de nuevo y su visión se
J.R. Ward The King

centró hasta que lo único que pudo ver fue el rostro de Beth.
Por ninguna razón en particular, él sintió que no la había visto
en un año o dos. Lo destacable de sus facciones, el azul de sus
ojos, las pestañas oscuras, el largo cabello oscuro resonando en su
pecho.
No románticamente, no.
Esto era algo totalmente distinto pero igual de potente.
Lástima que no pudo aferrarse a la conciencia por más tiempo
para averiguar qué era.

Pagina 81
—Estamos listos.
Mientras Assail terminaba su segunda línea de cocina, se
enderezo de la encimera de granito y miro a sus primos: Al otro lado
de la cocina en su casa de cristal en el río Hudson, ambos estaban
vestidos de negro mate de la cabeza a los pies. Ni siquiera sus
armas o cuchillos captaban la luz.
Perfecto para lo que habían planeado.
Assail cerró la tapa y metió su alijo en su chaqueta negra de
cuero. —Vamos, entonces.
Guiándolos a la puerta trasera por el garaje, recordaba por
qué los trajo del Antiguó país a Caldwell. Siempre preparados y sin
preguntar. En ese sentido eran como los cargadores automáticos
que tenían con ellos. Cuerpos dispuestos día y noche.
—Vamos al sur. —Ordeno. —Sigan mi señal.
Los gemelos asintieron hacia él, rostros severos
perfectamente iguales y compuestos, sus poderosos cuerpos
preparados para lidiar y despachar lo que fuera necesario en
J.R. Ward The King

cualquier situación. La verdad eran los únicos en los que en


realidad confiaba y esa garantía, incluso con su sangre en común,
no era absoluta.
Mientras Assail ponía una máscara negra sobre su cara, los
gemelos hicieron lo mismo y era tiempo para desmaterializarse.
Cerrando los ojos para concentrarse, lamento la coca. Él realmente
no había necesitado el chute considerando a donde estaban yendo,
estaba excitado lo suficiente. Sin embargo, el polvazo era como
ponerse su abrigo o tener una cuarenta12 bajo el brazo.
Rutina.
Concéntrate… Concéntrate… Concéntrate…
Intención, voluntad y un latido más tarde su forma física se
disolvió en un motón libre de moléculas. Dirigiéndose a su destino,
sintió a sus primos viajar con él a través del cielo negro.
En el fondo, sabía que ésta excursión estaba fuera de lugar.

Pagina 82
Como hombre de negocios, la vida para él se basaba en el retorno
de la inversión hecha. Por eso estaba metido en el tráfico de
drogas. Era difícil conseguir mejores márgenes de ganancia que
vendiendo productos químicos en el mercado negro a humanos.
Así que no, él no era un salvador; era básicamente un Anti-
Buen samaritano. ¿Y cuándo se trataba de venganza? Cualquiera
que ejercía era en su propio nombre, nunca por el de otros.
Sin embargo, excepciones iban a ser hechas en este caso.
Su destino final era West Point, New York, una vieja y
venerable casa de piedra que estaba asentada en medio de acres
de tierra. Assail había estado una vez en la propiedad cuando
estaba siguiendo a una ladrona en particular y verla no solo pasar
atreves de un excelente sistema de seguridad, sino recorrer toda la
mansión sin robar una maldita cosa.
Sin embargo ella había movido uno de las Degas13 cerca de
un centímetro.
12
arma liviana 40 milímetros
13
Referencia a una escultura de Edgar Degas
J.R. Ward The King

Y las consecuencias habían sido desastrosas.


Las cosas sin embargo, iban a ser devueltas a la normalidad.
Violentamente.
Materializándose en la esquina más alejada del amplio césped
delantero, se ocultó en la línea de árboles que rodeaban la finca.
Mientras sus primos se materializaban junto a él, recordó la primera
vez que había estado allí, imaginando a Sola en la nieve, su parka
blanca camuflada mientras esquiaba a campo traviesa su objetivo.
Simplemente extraordinario. Esa era la única forma en que
podía describir cada cosa sobre esa mujer.
Un gruñido se elevó por su garganta, una cosa más que no
era para nada él. Rara vez se preocupaba por otra cosa que no
fuera el dinero, ciertamente no hembras y nunca, nunca, de mujeres
humanas.
Pero Sola había sido diferente desde el momento en que olió

Pagina 83
su esencia y había traspasado su propiedad. Y la idea de que
Benloise la había secuestrado de su propia casa. Donde dormía su
abuela.
Inaceptable.
Benloise no iba a vivir por la elección que había tomado.
Assail comenzó a avanzar hacia adelante, su aguda mirada
midiendo el paisaje. Gracias a la brillante luna de invierno, bien
podría ser luz de día y no luz de las dos de la madrugada, todo
desde los aleros de la casa hasta los contornos de las terrazas
exteriores de atrás eran totalmente visibles para él.
Nada se movía en el exterior o a través de las ventanas
oscuras de la casa.
Acercándose desde atrás, se familiarizo de nuevo con el
diseño de las terrazas y los pisos. Tanto dinero viejo. Establecido.
Tanto como un traficante de drogas podía conseguir.
Quizás Benloise estaba menos que orgulloso de la manera en
la que hizo su dinero.
J.R. Ward The King

—Entramos por aquí. —dijo suavemente Assail, apuntando a


las ventanas del porche de la sala de estar.
Materializándose adentro se quedaron inmóviles a la espera
de pasos, lucha, un grito, una alarma.
Una luz roja en una esquina le informaba que el sistema de
seguridad estaba encendido y los detectores de movimiento no
habían sido alterados aun por su presencia. ¿En el instante en el
que se moviera? El infierno se iba a desatar.
Lo que era parte del plan.
Assail primero inhabilito las cámaras de seguridad, luego
disparo las alarmas sacando de su bolsillo un cigarrillo Cubano, en
respuesta la luz roja empezó a parpadear. Se tomó su tiempo
encendiendo su cigarro casi esperando que un montón de músculos
armados vinieran por ellos.
Cuando eso no ocurrió, exhaló sobre su hombro y se movió

Pagina 84
hacia adelante desplazándose por el primer piso con los primos
pegados a sus talones. A su paso dejó un montón de cenizas en las
alfombras orientales y las baldosas de mármol italiano.
Una tarjeta de presentación en el improbable caso de que no
se encontraran con alguien: considerando la reacción del hombre
por la reorientación de una estatua, rastros de cigarrillo iban a
enviar al bastardo por el borde.
Cuando no encontró nada en los cuartos públicos de la casa
se dirigió al área de servicio y encontró la cocina completamente
moderna y seca. Dios, que aburrido. El gris-cromado era como la
palidez de un anciano y el escaso mobiliario sugería que la
decoración no era una prioridad para los espacios que Benloise no
frecuentaba a menudo. Más importante sin embargo, era que no
había ni un rastro de la esencia de Sola, pólvora o de sangre, lo
mismo que en los cuartos públicos. Tampoco había platos en
ninguno de los tres fregaderos y cuando abrió la nevera, solo
porque podía, encontró solo seis botellas verdes de Perrier14 en el
estante superior y nada más.
14
Marca francesa de agua carbonatada embotellada sacada del manantial Des Bouillens ''Perrier''.
J.R. Ward The King

Un conjunto de faros aparecieron a través de la ventana,


iluminando su cara y formando largas sombras en las patas de las
mesas, sillas y en los utensilios de cocina.
Assail exhalo una columna de humo y sonrió. —Salgamos a
darles la bienvenida.
Excepto que el vehículo paso de largo la casa hacia el edificio
anexo sugiriendo que cualquiera que hubiese llegado no lo había
hecho en respuesta de la alarma que se disparó.
—Sola… —Suspiro mientras se desmaterializaba hacia el
césped cubierto de nieve.
Incluso con sus emociones en ebullición se aseguró de
desactivar las cámaras del exterior y se arrancó la máscara para
poder respirar mejor.
Un sedán sin identificación se detuvo en la reja del garaje y
dos humanos blancos salieron del frente, cerraron las puertas y…

Pagina 85
—Bienvenidos mis amigos. —Se anunció Assail mientras
apuntaba su cuarenta hacia ellos.
¡Oh, mira! Eran tan buenos escuchando que ambos se
giraron en su dirección al tiempo.
Caminando, Assail, apunto su cañón al hombre de la
derecha, sabiendo que los gemelos juzgarían bien su foco y se
centrarían en el otro. Cuando cerró la distancia se inclinó a mirar
por las ventanas del asiento trasero del auto, preparándose para ver
a Sola comprometida de alguna forma.
Nada. No había nadie atrás, atado o amordazado, noqueado
o acurrucado de miedo por la paliza que seguramente seguiría.
—Abre el baúl. —Ordeno Assail —. Solo uno de los dos… tú.
Tú hazlo.
Mientras Assail seguía al hombre alrededor mantuvo el arma
en la cabeza del hijo de puta, sus dedos apretados alrededor del
gatillo listo para disparar.
J.R. Ward The King

¡Pop!
El pestillo cedió, el panel se elevó sin hacer sonidos y las
luces interiores se encendieron para iluminar dos bolsas de lona.
Eso fue todo. Nada más que dos bolsas de lona de nylon negro.
Assail aspiro su cigarrillo —Maldita sea, ¿dónde está ella?
— ¿Dónde está quién? —Le pregunto el hombre — ¿Quién es
usted?
En una oleada de puro odio, su ira saltó por delante de su
mente tomando el relevo, tomando el control.
¡Pop! El segundo era el sonido de una bala dejando el cañón
de Assail y atravesando justo por el medio del lóbulo frontal del tipo.
El impacto dejo un reguero de sangre y sesos en las bolsas de lona,
el auto y la carretera de entrada.
— ¡Jesucristo! —Ladro el otro tipo—. ¿Que...?

Pagina 86
Furia, sin un ápice de pensamiento racional hizo a Assail
hacer un horrible y feo sonido cuando su gatillo disparo el arma de
nuevo.
¡Pop! número tres, impactó al conductor justo entre las cejas,
el cuerpo convulsionándose cayendo hacia atrás.
Cuando los brazos y piernas muertos tocaron el suelo la voz
de Ehric se elevó—: ¿Te das cuenta de que los pudimos haber
interrogado?
Assail mordió su cigarro, inhalando una larga calada solo para
no hacer algo a su propia sangre de lo que después se arrepintiera.
—Toma las bolsas y escóndelas en algún lugar donde
podamos encontrarlas.
Más abajo un auto tomo la carretera de entrada hacia ellos.
— Finalmente —gruño Assail—. Uno esperaría una respuesta
más rápida.
Se dirigían hacia la casa por lo menos hasta que el que
estuviera detrás del volante viera el sedán, a Assail y a los primos.
J.R. Ward The King

Las llantas se agarraron a la nieve mientras giraban.


—Tomen las bolsas —Dijo entre dientes a los gemelos — ¡Ya!
Deslumbrado por los faros Assail bajo su arma a la cintura
para que se perdiera entre los pliegues de su abrigo de cuero y le
ordeno quedarse ahí. Por mucho que lo enfureciera, Ehric estaba
en lo cierto. Acababa de asesinar a dos potenciales bocazas.
Otra evidencia irrefutable de que estaba fuera de sí. Y no
podía cometer ese preciso error de nuevo.
Cuando el sedán se detuvo tres hombres salieron y
ciertamente habían venido preparados. Varios cañones estables
apuntando a su dirección. Estos chicos habían hecho esto antes y
de hecho, reconoció a dos de ellos.
El guardaespaldas de delante de hecho bajo su automática.
— ¿Assail?
— ¿Dónde está ella? —Exigió.

Pagina 87
— ¿Quien?
La verdad se estaba aburriendo con tanto confundido.
El dedo del gatillo de Assail estaba comenzando a picar de
nuevo. —Tu jefe tiene algo que quiero de regreso.
Los ojos del guardaespaldas se dirigieron al primer sedán con
el baúl abierto y dado el ceño fruncido, había notado las plantas de
los zapatos de sus predecesores en el asfalto.
—Ninguno de ellos pudo darme una respuesta —dijo Assail
arrastrando las palabras. — ¿Quizás tú quieres intentar?
El arma regreso instantáneamente a su posición original.
— ¿Qué diablos estás...?
De la nada los gemelos aparecieron y rodearon al trío y tenían
mucho más poder de fuego, una Smith & Wessons en cada palma.
Assail dejo su arma donde estaba, fuera de la acción
temporalmente. —Les sugeriría que tiren sus armas, si no lo hacen
ellos los matarán.
J.R. Ward The King

Hubo una pausa de un latido que resulto ser demasiado para


el gusto de Assail.
En un parpadeo su arma disparo y ¡Pop! disparo al guardia
más cercano, a través de la oreja en una trayectoria que dejo a los
otros hombres en pie.
Mientas el peso muerto caía al suelo Assail pensó, ¿ven?
Todavía había dos vivos y respirando para trabajar en ellos.
Assail bajo su arma, y libero otra columna de humo que se
tiño de azul con la luz de la madrugada. Dirigiéndose al par que
quedaba en pie, dijo llanamente: —Debo preguntarles de nuevo
¿Dónde está ella?
Un montón de palabras surgieron pero ninguna era mujer,
prisionera o cautiva.
—Me están aburriendo —alzo su arma de nuevo. —Sugiero
que uno de los dos llegue al punto ya.

Pagina 88
J.R. Ward The King

Capítulo 6
Traducido por: Mafe Ramírez
Corregido por: Olga Jhr

— ¿Esta vivo?
Beth oyó las palabras salir de su boca, pero solo estaba medio
consiente de estar diciéndolas. Había sido demasiado horrible, que
un tipo tan fuerte con John Matthew cayera de esa manera, o peor,
que hubiera recobrado el conocimiento durante minuto y medio,
tratara de decirle algo y se desmayara de nuevo.
—Dios ─dijo Doc. Jane y presionó el estetoscopio sobre su
corazón. ─Ok necesito presión sanguínea.
Blay coloco el brazalete inflable en la mano de la doctora, y la

Pagina 89
mujer comenzó a trabajar rápido, envolviéndolo alrededor del
abultado bíceps e inflándolo. Producía un silbido demasiado largo y
fuerte, y Beth se apoyó en su hellren, esperando los resultados.
Parecía una eternidad. Mientras tanto, Xhex acunaba la
cabeza de John en su regazo y por Dios, que duro era que alguien
a quien amas estuviera fuera de combate y sin ninguna pista de lo
que pasaría a continuación.
—Un poco baja ─ murmuro Jane, mientras liberaba el velcro
del brazalete. ─Pero nada catastrófico.
Los ojos de John comenzaron a abrirse, moviendo sus
párpados arriba y abajo.
— ¿John? ─ Dijo Xhex aproximándose.
— ¿Estás volviendo a mí?
Al parecer así era. Se volvió hacia la voz de su compañera,
levantó una mano temblorosa estrechando la de ella con la mirada
fija en sus ojos. Algún tipo de intercambio de energía parecía tener
lugar. Un momento después John se sentó y luego se puso de pie.
J.R. Ward The King

Un poco tembloroso, al igual que su pareja que permanecía


abrazada a su lado, de alma a alma, por un largo rato.
Cuando finalmente su hermano se volvió hacia ella, Beth se
liberó del abrazo de Wrath y abrazó ferozmente al joven macho.
─ ¡Lo lamento tanto!
John se retiró hacia atrás y dijo “¿Por qué?”
─No lo sé, solo quería…no sé…
Al levantar sus manos, el movió su cabeza “Tú no hiciste nada
malo Beth… realmente, estoy bien y todo está bien.”
Encontrando sus ojos azules, ella busco las respuestas, como
si lo que hubiera pasado, y lo que él hubiera dicho, pudieran ser
leídas en ellos. ─ ¿Qué intentabas decirme? ─ Susurró en voz alta.
En el momento en que se dio cuenta de lo que estaba
diciendo, maldijo. Ahora no era el momento.

Pagina 90
—Lo siento, no fue mi intención pedirte...
“¿Estaba diciendo algo?” dijo a través de señas.
—Démosle un poco de espacio ─ dijo Wrath. ─Xhex, ¿quieres
llevar a tu macho a su habitación?
—Amén a eso ─la mujer de ancha espalda enganchó a John
por la cintura, sacándolo del pasillo de las estatuas.
Doc. Jane colocó su equipo de nuevo dentro de su maletín
negro. ─Es momento de saber que está causando eso.
Wrath maldijo por lo bajo. — ¿Tiene autorización médica para
luchar?
Jane se levantó, sus inteligentes ojos se estrecharon ─Me va
a odiar, pero no. Quiero hacerle un TAC antes.
Desafortunadamente, para eso, debo hacer unos arreglos primero.
— ¿Cómo puedo ayudar? —pregunto Beth.
—Voy a ir a hablar con Manny ahora. Havers no tiene ese tipo
de equipo, y nosotros tampoco. —Doc. Jane pasó una mano a
J.R. Ward The King

través de su corto y rubio cabello. ─No tengo ni idea de cómo


vamos a meterlo en St. Francis, pero ahí es donde necesitamos ir.
— ¿Qué piensas que puede estar mal? ─intervino Beth.
—Sin ánimos de ofender, pero no lo quieres saber, déjenme
comenzar a atar cabos y…
—Voy a ir con él. ─Beth miró tan duro a la shellan de V, que
era una maravilla que no tuviera un agujero de quemadura en la
cabeza. —Si hay que lograr que se le realice ese análisis, yo voy
con él.
—Bien, pero mantendremos el equipo al mínimo. Esto va a ser
bastante difícil de lograr, como para llevar un ejército con nosotros.
La compañera de Vishous se volvió y trotó escaleras abajo, a
medida que se alejaba perdía gradualmente su forma, su presencia
y peso corporal se disipaban, hasta que fue una aparición
fantasmagórica flotando por la alfombra.

Pagina 91
Fantasmal o sólida, no importa pensó Beth. Preferiría ser
tratada por esa mujer que por cualquier otra persona en el planeta.
¡Oh por Dios…John!
Beth se volteó hacia Blay y Qhuinn: ─ ¿Alguno de ustedes tiene
idea de lo que él estaba tratando de decirme?
Ambos miraron por encima de ella hacia Wrath, y luego
sacudieron rápidamente sus cabezas.
—Mentirosos ─masculló—. ¿Por qué no me quieren decir?
Wrath comenzó a masajear sus hombros como si quisiera
calmar a su pequeña mujer y a pesar de su ceguera y de
desconocer sus gestos, podía leer sus emociones. Él era así. Él
sabía algo.
—Déjalo ir leelan.
—No juegues al club de los chicos conmigo ─dijo ella
alejándose claramente de la brigada de bolas y pollas. —Ese es mi
hermano, estaba tratando de decirme algo, y merezco saber qué.
J.R. Ward The King

Blay y Qhuinn trataban de parecer ocupados mirando la


alfombra, el espejo de la mesa auxiliar cerca de las puertas abiertas
del estudio o las uñas de sus dedos repiqueteando.
Sin duda, ellos esperaban que un agujero de gusano se
abriera en la alfombra, debajo de sus shitkickers15.
—Bueno, muy mal por ustedes chicos, la vida no es un
episodio de Dr. Who y ¿saben qué?
La idea de que este par, así como cualquier otro macho en esa
casa, jamás difiriera de la palabra de Wrath, la enojaba aún más;
pero cuando los veía zapateando con cara de completos imbéciles,
no tenía otra opción que dejar de lado la pelea, para cuando ambos
tuvieran un poco de privacidad.
—Leelan…
—Mi helado se derrite… ─ murmuró ella y pasó levantando la
bandeja.

Pagina 92
—Podría disfrutar mi noche si alguno de ustedes estuviera
realmente conmigo, pero no debo aguantar mi aliento esperando
por ello, seguro que no.
En cuanto se marchó, el mal presentimiento que sentía la
seguía y no era nada nuevo. Desde que le habían disparado a
Wrath, sentía que cualquier cosa podía pasar de un momento a
otro, y vaya, ver a su hermano tirado en la alfombra no hizo nada
por mejorar su paranoia. No.
Llego a la puerta de la habitación que Blay ocupaba antes de
mudarse con Qhuinn, intento recomponerse, pero no funcionó.
Tocó de todas maneras.
— ¿Layla?
—Adelante —se oyó una amortiguada respuesta.
Con la bandeja balanceándose embarazosamente en su
cadera, era difícil agarrar el picaporte de la puerta.

15
Botas de combate.
J.R. Ward The King

Payne la hermana de Vishous abrió con una sonrisa. ¡Y


hombre!, era una presencia impresionante, especialmente envuelta
en todo ese cuero negro. Era la única hembra en rotación para
luchar en el campo con los hermanos y debía de haber vuelto a
casa por un cambio.
—Buenas noches mi reina.
—Oh, gracias. —Beth levanto su carga y entro en la habitación
color lavanda —Traigo provisiones.
Payne negó con la. —Creo que será más que necesario, no
creo que quede nada en su estómago, de hecho creo que vomito
toda la comida de la semana pasada también.
Cuando los sonidos de arcadas salieron del baño, ambas
hicieron una mueca de dolor.
Beth miró el tazón de Breyers. —Tal vez debería regresar
luego...

Pagina 93
— ¡No te atrevas! —Grito desde el baño la elegida — ¡Me
siento excelente! Sé que no suena como tal ¡Pero estoy hambrienta!
¡No te atrevas a irte!
Payne se encogió de hombros. —Tiene una actitud
asombrosa; vine para que me inspirara, pero no para entrar en mi
necesidad, por lo que tengo que irme ahora.
Mientras la hermana de V se encogía de nuevo de hombros,
como si el ciclo de las hembras y todo el asunto de los bebés no
fuera de su incumbencia, Beth puso la bandeja en el tope del
antiguo bureau16. —Bueno, en realidad eso es lo que yo espero.
─Payne dejo ver una expresión, como si la hubieran apaleado.
—Eso significa que…umm…
Como cavar una salida fuera de la situación…
— ¿Tú y Wrath pretenden tener un niño?
—No, no, no, espera ─y puso las palmas de sus manos hacia
arriba, tratando de pensar en un plan de rescate ─Ah...
16
Mesa antigua.
J.R. Ward The King

El abrazo de Payne era tan rápido y fuerte como el de un


macho, sacándole el aire de los pulmones a Beth. —Esas son
maravillosas noticias.
Beth se impulsó fuera de la jaula de acero de sus brazos. —
De hecho, no estamos en eso todavía. Yo solo…escucha, no le
digas a Wrath que estoy aquí ¿ok?
— ¡Así que lo quieres sorprender! ¡Que romántico!
─Sí, va a estar sorprendido, de hecho ─cuando Payne le dio
una mirada extrañada, Beth sacudió su cabeza. ─Mira, para ser
sincera, no sé si mi necesidad vaya a ser realmente una buena
noticia.
─La idea de un heredero al trono podría ayudar, políticamente
hablando.
─No estoy, y nunca lo estaré ─Beth puso las manos sobre su
estómago y trato de imaginar algo más que tres platos de postres

Pagina 94
en él. ─Yo realmente… quiero un bebé y no estoy segura de que él
esté de acuerdo. Pero si ocurre bueno… puede llegar a ser algo
bueno.
De hecho, él le había dicho alguna vez, que no veía niños en
su futuro. Pero eso había sido hace tanto tiempo y…
Payne le dio un apretón en sus hombros. ─Estoy feliz por ti, y
espero que funcione. Pero como dije, mejor me voy, si las viejas
supersticiones son verdad, no me quiero encontrar en problemas.
Se volteó hacia la puerta parcialmente cerrada del baño ─Layla
¡tengo que salir!
─Gracias por venir. ¿Beth? ¿Te quedarás verdad?
─Sip, voy a estar aquí por todo el tiempo que dure.
Con Payne yéndose, tenía demasiada energía como para
sentarse, la idea de estarle escondiendo algo a Wrath no se sentía
nada bien. Resultado final: Necesitaba decirlo; era solo cuestión de
encontrar el “cuándo”.
Y toda la situación de la necesidad/hijo no era la única cosa
J.R. Ward The King

que le pesaba. El enfrentamiento con Wrath y los chicos todavía


picaba. Hombre. Amaba la hermandad, cada uno de ellos daría su
vida por ella, y siempre pondrían su propia carne y huesos donde
fuese necesario por Wrath. Pero algunas veces el todos-para-uno y
uno-para-todos le retorcía los cojones.
La agitaba. Hasta el punto en que Beth puso su cara entre sus
manos.
Prepárate para esto, se dijo a sí misma. Era bueno tener todas
esas ilusiones de muñecas y juguetes de peluche, arrullos y
gorjeos, pero había un nivel mínimo acerca de la paternidad y el
embarazo que era mejor que estuviera preparada para manejar.
Aunque en este caso su necesidad no parecía estar
apresurada por aparecer. ¿Por cuánto tiempo había estado aquí?
Sí, se sentía hormonal, o podía ser que su vida estaba siendo difícil
justo en este momento.

Pagina 95
Sí, porque era justo el momento de pensar en tener un hijo.
Sentía que estaba loca.
Golpeando la cama, estiro sus piernas y tomo su envase de
Ben & Jerry’s atacándolo con la cuchara. Apuñalando la caja,
desenterró los pedazos de chocolate y los pulverizó entre sus
molares, sin que le supiera a nada en particular.
Nunca había sido emocional antes de esto. Pero
últimamente… Su barriga comenzaba a rugir cuando tenía hambre,
y estaba comenzando a suceder.
En ese momento, levanto su camisa, se desabotono y bajo la
cremallera de su jean.
Recostándose en las almohadas se preguntó cómo era
posible pasar desde las alturas de la pasión y conectarse con esta
morbosa depresión tan rápido; para el momento estaba convencida
de que nunca iba a entrar en su necesidad, mucho menos concebir
y que estaba casada con un tipo que era un verdadero obtuso.
Reanudando la excavación, se las arregló para encontrar la
veta madre de los pedazos de chocolate y se dijo a si misma que
J.R. Ward The King

debía controlarse. O, al menos esperar que todo ese chocolate le


diera una patada y elevara su humor.
Una mejor vida con Ben & Jerry’s.
Ese debería ser el lema de la compañía.
Finalmente el sonido del aseo al bajarse fue seguido por el del
agua del lavamanos corriendo. Cuando Layla salió, la cara de la
elegida estaba más blanca que la floja túnica que estaba usando y
su sonrisa era tan resplandeciente como el sol.
─ ¡Disculpa por eso! ─dijo la hembra alegremente.
─ ¿Cómo estás?
Y más importante como te sientes.
─ ¡Estoy fantástica! ─dijo mientras se lanzaba sobre el helado.
─Oh, esto es hermoso. Justo lo que necesitaba para facilitar las
cosas ahí abajo.

Pagina 96
─He tenido que sacar la paja…
Layla levanto una mano y se tapó la boca. Sacudió su cabeza,
con una respiración entre cortada murmuro ─Ni siquiera puedo oírlo
decir.
Beth trato de desviar la conversación. ─No te preocupes, no
te preocupes, ni siquiera tenemos el sabor De Lo Que No Debe Ser
Nombrado en casa.
─Estoy segura de que eso es una mentira, pero me voy a
dejar llevar, muchísimas gracias.
A medida que la Elegida se colocó en la cama junto a ella,
miro por encima del bol. ─Eres tan amable conmigo.
Beth sonrió. ─Después de las cosas que has tenido que
pasar, no se siente que sea ni cercanamente suficiente.
A punto de perder al bebé, después que el aborto se detuviera
como por arte de magia, nadie sabía realmente que había andado
mal, o como se había resuelto, pero…
─Beth, ¿hay algo que te preocupa?
J.R. Ward The King

─No, por qué.


─No te ves bien.
Beth exhaló, preguntándose si podría escapar de está
mintiendo. Probablemente no.
─Lo siento. ─escarbó el interior de la caja de cartón, cavando
por lo último del helado de menta. ─Estoy…como de cabeza en
este momento.
─ ¿Te gustaría hablar de ello?
─Solo estoy abrumada por todo.
Puso el envase de helado a un lado y recostó su cabeza.
─Siento que hay un peso que se cierne sobre mí.
─Con Wrath donde está, no sé cómo logras sobrevivir cada
noche.
Se escuchó un golpe en la puerta, y Layla respondió, no fue

Pagina 97
una sorpresa que Blay y Qhuinn entraran. Ambos luchadores se
veían incómodos, y no por causa de la Elegida.
Beth se maldijo. ─ ¿Puedo disculparme con ustedes dos
ahora?
Blay camino al otro lado y se sentó cerca de Layla, Qhuinn se
plantó en sus shitkickers y sacudió la cabeza. ─No tienes nada
porque disculparte.
─ ¿Así que yo era la única con ganas de saltar a sus
gargantas? ¡Vamos! ─ahora que se había enfriado y se había
achocolatado apropiadamente, necesitaba disculparse con su
esposo, tan pronto como pudiera hablar con él. ─No quise actuar
como una perra.
─Tiempos duros. ─Qhuinn se encogió de hombros. ─Y no
estoy interesado en los santos.
─ ¿En serio? Porque tú estás enamorado de uno. ─ Intervino
Layla.
En cuanto Qhuinn echó un vistazo a Blay, sus ojos desiguales
J.R. Ward The King

se estrecharon.
─Condenadamente que lo estoy. ─dijo suavemente.
En cuanto el pelirrojo se sonrojo, la conexión entre los dos
machos se convirtió en algo totalmente tangible.
El amor es una cosa tan hermosa.
Beth frotó el centro de su pecho, y tuvo que redirigir sus
pensamientos antes de que comenzara a llorar. ─Solo quería saber
lo que John estaba diciendo.
Qhuinn bajo la cara. ─Habla con tu esposo.
─Lo haré. ─había una parte de ella que quería finalizar con la
Elegida e ir directamente al estudio de Wrath. Pero entonces pensó
en todas las peticiones en las que estaba trabajando con Saxton.
Parecía demasiado egoísta entrar e interrumpirlos.
Además estaba a dos segundos de llorar y no del tipo de

Pagina 98
llanto que te producen los comerciales de telefonía. Sino más de la
forma en que lloró cuando vio el final de Marley & Yo.
Repaso los pasados dos años, y recordó como había sido
entre ella y Wrath al comienzo. Pasión que te bajaba las medias.
Alma y corazón conectadas. Nada más que ellos dos, incluso
cuando estaban entre una multitud.
Todo estaba allí todavía, se dijo a sí misma. La vida sin
embargo, se veía como nublada. Ahora si quería estar con su
hombre tenía que ponerse en la fila y eso estaba bien, entendía el
trabajo y el estrés. El problema era, a menudo últimamente, cuando
finalmente estaban solos, conseguir que Wrath la mirara a la cara.
Él estaba con ella solo en cuerpo, no en mente. Tal vez ni
siquiera en alma.
Ese viaje a Manhattan le recordó como habían sido las cosas.
Pero solo fueron unas vacaciones, una ruptura en la naturaleza real
de sus vidas.
Colocando sus manos alrededor de su estómago, deseó estar
perdiendo sus ropas por la misma razón que lo estaba haciendo
J.R. Ward The King

Layla.
Tal vez era otra pieza dentro de toda la situación de tener un
hijo. Tal vez estaba buscando recuperar esa conexión visceral que
tenía con él.
─ ¿Beth?
Renfocando su atención, observo a Layla ─ ¿Perdón, qué?
─ ¿Qué te gustaría ver? ─Pregunto Layla.
Oh, wow, Blay y Qhuinn se habían ido.
─Um…digo que la que vomito último le toca escoger.
─Eso no es muy difícil de saber.
─ ¿Eres un verdadero soldado, sabías?
─No, realmente no. Pero puedo decir que desearía la misma
oportunidad para ti de…como es que dicen ustedes, ¿metérselo?
─Chupárselo, es chupárselo.

Pagina 99
─Exacto ─la Elegida tomo el control remoto, busco la guía de
canales por cable y navego por ella.
─Estoy decidida a controlar esta vernácula cosa de forma
correcta. ¿Vemos…Millionaire Matchmaker?
─Amo a Patti.
─También yo. Sabes, el helado realmente me hizo parar.
─Punto. ¿Quieres más? Puedo bajar y…
─No, primero veamos si esto se queda en su lugar. ─la
elegida descanso la mano sobre su vientre. ─Sabes
verdaderamente deseo esto para ti y el rey.
Beth se quedó mirando el cuerpo de la Elegida, tratando de
concentrarse en el programa. ─ ¿Puedo ser honesta?
─Por favor.
─ ¿Qué si soy infértil? ─En cuanto dejo escapar las palabras,
su pecho ardió con un miedo tan profundo que estaba segura que le
iba a dejar una cicatriz.
J.R. Ward The King

Layla le tendió una mano. ─No digas esas palabras. Por


supuesto que no lo eres.
─Soy una mestiza, ¿Okay? Nunca tuve periodos normales
cuando era…tu sabes, antes de atravesar la transición. Podía pasar
años sin menstruar, y cuando ocurría no era normal.
No había razones para ser tan específica con la elegida, pero,
¿Cuándo se volvería a presentar la oportunidad de ser tan
honesta?, no en cómo si sucediera a menudo entre hembras.
─Luego de mi transición, todo se detuvo.
─Bueno no estoy ampliamente familiarizada en cómo
funcionan los ciclos de este lado, pero tengo entendido que luego
de cinco años después de la transición, es que puedes tener tu
primera necesidad.
─ ¿Hace cuánto fue?
─Dos años y medio. ─Y… ahora realmente se sentía

Pagina 100
estúpida. ¿Por qué estar preocupada por algo que no ocurriría en
al menos tres años? ─Antes de que lo digas, lo sé, lo sé…es
demasiado temprano como para empezar a pensar en ello. Un
milagro. Pero la reglas de los mestizos, es que no hay reglas
escritas, yo solo espero… ─ella frotó sus ojos. ─Disculpa, me
detendré. Mientras más digo en voz alta, más me doy cuenta de lo
demente que estoy.
─Por el contrario, comprendo completamente cómo te sientes.
No te disculpes por esperar un heredero, o por hacer lo que sea que
este a tu alcance para tenerlo. Es perfectamente normal.
Beth no quiso abrazarla, no a propósito. Era solo que…en un
momento estaba recostada en las almohadas, y al siguiente ya
estaba abrazando a Layla
─Gracias ─ dijo Beth ahogando sus palabras.
─Santísima Virgen Escriba del Fade. ─Layla la abrazó de
vuelta.
─ ¿Por qué ha sido eso?
J.R. Ward The King

─Necesito saber que alguien más me entiende. Algunas veces


me siento muy sola.
Layla respiró profundamente. ─Sé cómo se siente.
Beth retrocedió. ─Pero Blay y Qhuinn están totalmente contigo
en esto.
La elegida solo sacudió su cabeza, y una extraña expresión
altero su rostro. ─No es acerca de ellos.
Beth esperó que la otra hembra llenara los espacios en
blanco. Pero ésta no lo hizo, y Beth no la presiono. Pero tal
vez…solo tal vez. Las cosas no eran tan simples como parecían
desde fuera. Era demás sabido que la hembra había estado
enamorada de Qhuinn en algún momento pero parecía como si ella
estuviera de acuerdo con los términos de su relación, y el hecho de
que él estaba destinado a otro.
Claramente ella era mejor en esconder sus sentimientos de lo

Pagina 101
que el resto de la gente suponía.
─ ¿Sabes porque quería esto con tantas ganas? ─Dijo Layla
cuando ambas se habían recostado en sus respectivas almohadas.
─Dímelo Por favor.
─Necesito a alguien propio, así como lo necesitaba Qhuinn.
─levantó la mirada. ─Y por eso es que te envidio. Tú estás
haciendo esto en comunión con tu pareja. Eso es…extraordinario.
¿Dios, que podía responder a eso? ¿Qhuinn te ama de una
forma muy especial? Eso era como querer curar una fractura con
una aspirina.
Cuando los ojos verde pálido de la Elegida volvieron a la
pantalla de la televisión, se veía mucho mayor de lo que realmente
estaba.
Eso era un buen recordatorio, se dijo Beth a sí misma. Nadie
tenía una vida perfecta y por mucho que Beth estuviera luchando, al
menos ella no era la que estaba gestando al hijo del hombre que
amaba mientras él era feliz con alguien más.
J.R. Ward The King

─No puedo imaginar lo duro que debe ser para ti, ─se oyó
decir. ─Amar a alguien a quien no puedes tener.
La elegida puso sus ojos sobre ella de nuevo, y había en ellos
un eco de algo que no pudo descifrar.
─Qhuinn es un buen macho, ─dijo Beth. ─Puedo entender
por qué te preocupas por él.
Momento incómodo. La elegida se aclaró la garganta. ─Sí, de
hecho es así. De modo que…Patti parece complacida con este
caballero.
¡Grandioso! pensó Beth. Hasta ahora había hecho que su
hermano se desmayara, había peleado con su esposo y ahora
claramente estaba perturbando a Layla.
─No le voy a contar a nadie. ─dijo, esperando mejorar las
cosas.
─Gracias. ─le respondió Layla luego de un momento.

Pagina 102
─Siempre te estaré agradecida por ello.
Obligándose a reenfocarse, Beth descubrió, que sí, Patti
Stanger se estaba mascando a un Lotario de cabello grasiento, uno
nuevo. Eso probablemente violaba su regla de: Nada aquí, nada por
aquí, o por aquí. O era eso o se la estaba pasando muy bien en su
cita con ese imbécil.
Beth trató de conectarse con la emoción del programa, pero la
vibra se había ido de la habitación, tan seguro como que había
alguien más con ellas, un espectro o un fantasma, y no en la forma
en que lo era Doc. Jane.
No, un peso se había instalado en el aire mismo.
Al concluir el episodio, Beth miró su reloj, aun cuando la TV
mostraba la hora. ─Creo que iré a ver cómo está Wrath. A lo mejor
están es un descanso.
─Oh sí, yo también estoy cansada, tal vez duerma un poco.
Beth se bajó de la cama y recogió el bol y el cartón vacíos
colocándolos de nuevo en la bandeja de Fritz. Al llegar a la puerta,
J.R. Ward The King

se volteó.
Layla estaba recostada en las almohadas, sus ojos en la
televisión como si estuviera hipnotizada. Pero Beth no se lo creyó.
La hembra era de lo más charlatana cuando llego a este lado,
dispuesta a discutir acerca de todo, desde cómo se vestía la gente,
hasta cómo se expresaban, incluso cualquier drama le parecía
impactante.
Sin embargo, en este momento, ella parecía estar imitando a
Wrath, estando pero sin estar, presente y desaparecida al mismo
tiempo.
─Duerme bien ─dijo Beth.
Ella no respondió. Y allí no habría sueño para la hembra.
Beth se deslizó hasta el pasillo de las estatuas y se quedó
estancada.
De hecho, decidió que no iba a ver a Wrath. No confiaba en sí

Pagina 103
misma en ese momento. Estaba demasiado inestable
emocionalmente y no estaba completamente segura de que no
sacaría el tema del bebé al segundo que estuvieran solos.
No, antes de verlo necesitaba algo de equilibrio.
Sería mejor para sus intereses.
Y para los de todos los demás.
J.R. Ward The King

Capítulo 7
Traducido por: Mari Cruz
Corregido por: Mayte Muñoz

Assail mató a su cuarto humano un momento después de


dejar caer al número tres. Y que la Virgen Escriba le ayudara,
estaba ansioso por deshacerse del último del grupo que había
acudido con tanta presteza. Quería descargar una bala en las
entrañas del tipo y contemplar cómo se retorcía y sufría en la
calzada. Quería permanecer de pie al lado del moribundo y respirar
el aroma de la sangre fresca y el miedo. Después quería patear el
cadáver cuando todo acabara. Puede que prenderle fuego.
Pero Ehric tenía razón. ¿A quién le preguntaría luego?

Pagina 104
─Sujétalo ─ordenó, señalando con la cabeza al humano que
quedaba.
El hermano de Ehric estaba más que contento de obedecerle,
acercándose y apretando un brazo alrededor de ese grueso cuello.
Con un feroz apretón, retorció al hombre hacia atrás. Assail acortó
la distancia con su presa, inhalando una bocanada de su cubano17
y exhalándola en la cara del guardaespaldas. –Me gustaría poder
entrar en ese garaje –señaló el edificio anexo, pensando que tal vez
la tuvieran allí. –Usted es quien va a hacer que eso suceda. Bien
porque me dé la llave, o porque mi socio use su cabeza como un
ariete.
─ ¡No tengo ni puta idea! ¡Vaya mierda! ¡Joder! –O algo por el
estilo. Las palabras se oían estranguladas.
Qué lenguaje tan soez. Por otra parte, teniendo en cuenta la
forma de Cromañón de ese arco superciliar, uno podría asumir que
estaba tratando con alguien muy cortito en términos de

17
Habano.
J.R. Ward The King

razonamiento superior. Era fácil hacer caso omiso de todo el


balbuceo.
─Entonces, ¿vamos a usar la llave, el mando a distancia del
garaje… o alguna parte de su anatomía?
─ ¡No tengo ni puta idea!
Bueno, yo tengo la respuesta a eso, pensó Assail.
Dándole la vuelta a su cigarro, contempló su extremo naranja
brillante por un momento. Entonces se acercó y puso la punta
candente a una pulgada de la mejilla del hombre. Assail sonrió.
─Es bueno que mi socio le esté sujetando tan fuerte. Una
sacudida mal dada y…
Apretó la brasa contra la piel del hombre. Inmediatamente, un
alarido inundó la noche, ahuyentando a un animal en la espesura,
zumbando en los oídos de Assail hasta que le ardieron.

Pagina 105
Assail retiró su cigarro. ─ ¿Intentamos obtener una respuesta
de nuevo? ¿Desea utilizar una llave? ¿O algo más?
La ahogada respuesta fue tan ininteligible como evidente era
el olor a carne quemada en el aire fresco.
─Más oxígeno. –murmuró Assail a su primo. –Para que pueda
comunicarse, por favor.
Cuando el hermano de Ehric se relajó, la respuesta del
hombre salió como una explosión de su boca. –Apertura. Visor.
Lado del pasajero.
─ Ayuda a este hombre a recuperarlo para mí, ¿si?
El hermano de Ehric fue tan gentil como un martillo con la
cabeza de un clavo, arrastrando a su cautivo sin tener en cuenta el
contorno de los autos, de hecho, parecía como si estuviera
utilizando el cuerpo del hombre para comprobar la integridad
estructural del capó y el bloque-motor. Pero el mando de apertura
fue conseguido y ofrecido por una mano temblorosa. Y Assail era
demasiado listo para utilizar la cosa. Las trampas explosivas eran
algo con lo que estaba muy familiarizado, y sería muchísimo mejor
J.R. Ward The King

que otro que no fuera él hiciera el intento.


─Oblígalo a hacerlo por mí, ¿quieres?
El gemelo de Ehric empujó al hombre hacia el garaje,
manteniendo su arma a pocos centímetros de su cabeza. Hubo
más que un montón de tropezones y caídas, pero dejando los
tropiezos a un lado, el guardaespaldas se las arregló para llegar al
alcance del mando.
Las manos del hombre estaban temblando tanto que le llevó
varios intentos oprimir el botón correcto, pero enseguida dos de las
cuatro puertas estaban elevándose. Y, cómo no, los faros del sedán
estaban dirigidos directamente hacia ellas. Nada. Sólo un Bentley
Flying Spur a un lado y un Rolls-Royce Ghost al otro.
Maldiciendo, Assail se dirigió hacia la edificación.
Indudablemente, había saltado algún tipo de alarma
silenciosa, pero eso no le preocupaba demasiado. La primera carga

Pagina 106
de la caballería ya había llegado. Iba a haber un momento de tregua
antes de que el segundo escuadrón viniera.
La construcción tenía dos pisos, y dadas sus ventanas con
cristales tintados y sus proporciones históricamente inexactas, uno
solo podía suponer que había sido construido en el siglo vigente. Y
entrando en el compartimento de la izquierda, no se sorprendió de
que todo estuviera impecable, el suelo de hormigón pintado de un
gris pálido, las paredes lisas como Pladur18 y blancas como el
papel. No había máquinas para el cuidado del césped allí dentro, no
había cortacéspedes, ni escardadoras, ni rastrillos.
Sin duda contrataban un servicio para ese tipo de cosas, y
uno no querría que todo tipo de sucio y maloliente equipamiento
estuviera al lado de los bebés automovilísticos de uno.
Mientras se apartaba rápidamente de la iluminación directa,
las pisadas de sus botas resonaban con nitidez, haciendo eco
alrededor. No parecía que hubiera un nivel inferior. Y arriba no
había nada más que una pequeña oficina que se usaba para

18
Placa de Yeso Laminado
J.R. Ward The King

almacenar neumáticos de fuera de temporada, capotas y otros


pertrechos automovilísticos.
De regreso al nivel del suelo, Assail salió del lugar a ritmo
rápido. Aproximándose al guardaespaldas, pudo sentir sus colmillos
descender, el temblor de sus propias manos, su mente zumbando
de una manera que le hizo pensar en coches rugiendo por la
Autobahn.19
─ ¿Dónde está ella?
─ ¿Dónde… está… quién…?
─ Dame tu cuchillo, Ehric. ─mientras su primo desenvainaba
una hoja de siete pulgadas, Assail enfundó su pistola. ─Gracias.
Aceptando el préstamo, Assail puso la punta justo en la
garganta del tipo, acercándose tanto que podía oler el miedo en el
sudor que brotaba por esos poros, y sentir el calor del aliento que
bombeaba por la boca abierta.

Pagina 107
Claramente, estaba haciendo la pregunta equivocada.
─ ¿Dónde más ordena Benloise que sus cautivos sean
retenidos? ─ Antes de que el hombre pudiera hablar, le interrumpió.
─Le sugiero que tenga cuidado con su respuesta. Si es
mentira, lo sabré. Las mentiras tienen su propio hedor.
Los ojos del hombre bailoteaban alrededor como si estuviera
haciendo una evaluación de sus posibilidades de supervivencia
─ No lo sé, no lo sé, no lo…
Assail clavó el cuchillo hasta que rompió la superficie cutánea y la
sangre roja manó por la hoja.
─ Esa no es la respuesta correcta, amigo mío. Ahora dígame,
¿dónde más retiene gente?
─ ¡No lo sé! ¡Lo juro! ¡Lo juro!
Esto se prolongó durante bastante tiempo y trágicamente, no
había ningún aroma a obstrucción.

19
Autopista en Alemán.
J.R. Ward The King

─ Maldita sea ─murmuró Assail. Con un rápido tajo, silenció el


sinsentido… y el quinto humano inútil se derrumbó en el suelo.
Girando alrededor, dirigió su vista en dirección a la casa.
Contra el telón de fondo de los tejados angulosos y las chimeneas,
más allá de los árboles esqueléticos de la parte más lejana un
suave resplandor había aparecido en el cielo oriental.
Un presagio de fatalidad.
─Tenemos que irnos –dijo Ehric en voz baja. –Cuando caiga
la noche retomaremos la búsqueda de su hembra.
Assail no se molestó en corregir la elección de palabras de su
primo. Estaba demasiado distraído por el hecho de que el temblor
que había comenzado en sus manos se había extendido, una mala
hierba expandiéndose a través de su carne hasta que incluso los
músculos de sus muslos estuvieron temblando.
Le llevó un momento descubrir la causa, y cuando lo hizo, la

Pagina 108
mayor parte de él rechazó la definición.
Pero el quid de la cuestión era…que por primera vez en su
vida adulta, tenía miedo.

─ ¿Dónde demonios está este lugar? ¿En el maldito


Canadá?
Al volante del Corona Vic, Two Tone20 estaba dispuesto a
morder una bala si las quejas continuaban. Este viaje de cinco
horas en medio de la noche ya había sido bastante malo, ¿pero el
malgasto de pellejo a su lado en el asiento del pasajero? Si quería
hacerle un favor al mundo apuntaría en esa dirección, no en la
suya.
20
Hace referencia al “nombre” de la persona, en español seria Dos Tonos.
J.R. Ward The King

Tendría bastante satisfacción al apagar la luz del hijo de puta,


pero en la organización hasta ahora solo ostentaba el papel de
supervisor y el derecho a meter en un ataúd al bastardo parlanchín
estaba un poco por encima de la línea.
─ Quiero decir, ¿dónde demonios estamos?
Two Tone mordió sus propias muelas.
─ Casi estamos allí. ─ ¿Qué era el hijo de perra, un niño de
cinco años de camino a casa de la abuela? ¡Jesucristo!
Mientras conducía introduciéndose más en el espeluznante
culo del mundo, los faros del sedán captaban lo que estaba
inmediatamente delante, dejando las hileras de pinos y los dos
carriles que se curvaban alrededor de la base de una montaña fuera
de la noche. Sin embargo el amanecer se acercaba, una luz rosa
tenue apareciendo por el este. Una noticia cojonuda. Más pronto
que tarde, estarían finalmente fuera de la carretera y entonces ellos

Pagina 109
podrían hacerse cargo de la mercancía y conseguir un poco de
maldito descanso. Bizqueando, se inclinó hacia delante sobre el
volante. Tenía la sensación de que estaban llegando al desvío.
Doscientos metros más adelante, apareció a la derecha un
camino de tierra sin señalizar. No había razón alguna para
encender el intermitente o reducir la velocidad. Clavó los frenos y
pegó un volantazo, su cargamento golpeando el maletero.
Si se había quedado dormida, estaba despierta ahora.
La subida era empinada y el avance se hizo mucho más lento.
Diciembre significaba que una asquerosa cantidad de nieve ya
había caído sobre la tierra tan al norte.
Él sólo había estado en ésta propiedad una vez antes y había
sido con la misma finalidad. El jefe no era alguien a quien quisieras
cabrear, y si lo hacías te atrapaba y te traía aquí donde nadie podría
encontrarte jamás.
No tenía la menor idea de lo que esa mujer habría hecho
para ofenderle, pero ese no era su problema. Su trabajo consistía
en atraparla, hacerla desaparecer y mantenerla allí hasta nuevas
J.R. Ward The King

instrucciones.
Sin embargo se hacía preguntas. El último gilipollas que había
llevado al escondite había malversado quinientos mil dólares y doce
kilos de cocaína. ¿Qué diablos había hecho ella? Y mierda,
esperaba no tener que permanecer aquí tanto tiempo como con
aquel otro trabajo.
También había conseguido por cortesía de aquella misión
una lesión en el manguito rotador.
Al jefe no le gustaba hacer las torturas él mismo. Él prefería
mirar.
Sería difícil buscar a alguien en el listado de trabajadores del
estado de New York para hacer la mierda que él le había hecho al
tipo.
Pero, como fuera a Two Tone no le importaba esa parte del
trabajo. No era como algunos tipos a los que les gustaba, ni era

Pagina 110
para nada como el gran hombre, al que no le gustaba mancharse
las manos en absoluto. No, él estaba a medio camino, bastante feliz
de que al encargarse de la mierda proporcionada le pagaran bien
por ello.
─ ¿Cuánto falta para…?
─ Otro cuarto de milla.
─ Está jodidamente frío aquí arriba.
Va a hacer más frío cuando estés muerto, hijo de puta.
El jefe había contratado a este idiota hacía unos seis meses y
Two Tone había tenido que cargar con él un par de veces. Mantuvo
la esperanza de que el tonto del culo fuera despedido a la vieja
usanza, pero hasta ahora, sin suerte.
El bastardo sería un excelente flotador en el río Hudson.
O en un agujero. De hecho ¿no era Phil su nombre?
Hablando de inspiración.
Después de una última curva en el camino, la decepcionante
J.R. Ward The King

meta fue alcanzada: la “cabaña de caza” de una sola planta, fundida


perfectamente en el paisaje, la baja construcción casi
desapareciendo en medio de la maleza cubierta de nieve y
frondosos árboles de hoja perenne. De hecho el exterior había sido
deliberadamente construido para parecer deteriorado. El interior sin
embargo, era una fortaleza con un montón de jodidos secretos
oscuros. Y lo que iba en el maletero iba a ser añadido a ese
recuento.
Nunca había oído hablar de que se hubiera traído a una mujer
aquí antes. Se preguntaba si estaba buena. Imposible obtener una
respuesta a eso cuando habían estado llevando su peso muerto
fuera de aquella casa.
Tal vez podría pasar un buen rato mientras esperaban.
─ ¿Qué mierda es este lugar? Parece un puto cobertizo.
¿Tiene calefacción?

Pagina 111
Two Tone cerró sus párpados y se dejó llevar a través de
unas cuantas fantasías que incluían derramamiento de sangre.
Luego abrió su puerta y se puso de pie, estirándose para
desentumecerse. Tío, tenía que mear.
Caminando hacia la puerta murmuró ─Saca eso del maletero,
¿lo harás? –No había llaves por las que preocuparse. El acceso era
por huella dactilar.
A medida que avanzaba, tuvo que usar una linterna para
concentrarse en la pseudo-decrépita entrada. Estaba a mitad de
camino de la meta cuando se dio la vuelta, avisado por algún
instinto.
─Ten cuidado al abrir eso –le gritó.
─Sí. Lo que sea. –Phil fue hacia el maletero. ─ ¿Qué mierda
puede hacerme ella?
Two Tone sacudió su cabeza y murmuró ─Tu funeral. Con un
poco de jodida suerte.
En el segundo que el pestillo fue liberado, se desató el
infierno: su cautiva explotó fuera de allí como si su culo fuera un
J.R. Ward The King

resorte y ella había encontrado un arma. El resplandor rojo de una


bengala perforó la oscuridad, iluminando el desastre que ella había
provocado al clavar la brillante punta justo en la cara del refuerzo
gilipollas de Two Tone.
El aullido de dolor de Phil ahuyentó a un búho del tamaño de
un niño de diez años del árbol que estaba al lado de Two Tone,
quien se vio obligado a tirarse al suelo o perder su propia cabeza.
Pero enseguida volvió a ponerse en pie.
Esa mujer se había lanzado a una carrera suicida,
demostrando como si la mierda de bengala no lo hubiera hecho,
que ella a diferencia de Phil, no era ninguna tonta.
– ¡Hija de puta! –Two Tone se lanzó detrás de ella, siguiendo
los sonidos de desgarros y roturas mientras ella continuaba por el
abrupto terreno. Cambiando su linterna a la mano izquierda rebuscó
para sacar su arma.

Pagina 112
No era así como debía haber ido todo. Ni en lo más mínimo.
La perra era rápida como el infierno y mientras avanzaba
pesadamente tras ella sabía que estaba alejándose de él y la última
llamada que él quería hacer al jefe era, “Oh, bueno, perdí su
proyecto.”
Podía terminar siendo la siguiente persona conducida a la
“cabaña”.
Descargar su arma era la única posibilidad que tenía. Jajajaja.
Derrapando para pararse a sí mismo, se aferró a un abedul,
alzó el cañón de su arma y comenzó la serie de disparos, haciendo
eco a través de la madrugada. Se escuchó una aguda maldición y
después los sonidos de carrera cesaron. ¿En lugar de eso? Un
crujido concentrado, como si ella se estuviera retorciendo en el
suelo.
─ Joderrrrr –jadeó él mientras trotaba hacia delante.
Si se trataba de una herida mortal, estaría casi tan jodido como
si ella se hubiera largado.
J.R. Ward The King

La luz de la linterna saltaba por el paisaje mientras acortaba la


distancia, iluminando troncos, ramas y maleza, el suelo cubierto de
nieve.
Y entonces allí estaba ella. Boca abajo encima de las agujas
de pino, agarrando una de sus rodillas cerca de su pecho. Excepto
que él no se lo creyó. Sólo Dios sabía qué más tenía escondido en
la manga.
─Levántese o le pegaré un tiro de nuevo –puso un cargador
nuevo en la culata de su pistola. –Levántese de una puta vez.
Gemidos. Rodamientos.
Apretó el gatillo y metió una bala en el suelo justo al lado de
su cabeza.
–Levántese o la siguiente pasará a través de su cráneo.
La mujer se apartó del suelo. La hojarasca colgaba de sus
ropas negras y su parka y su pelo oscuro estaba todo enredado. No

Pagina 113
se molestó en calificarla en su jodida escala. Lo primero y más
importante era meterla en la ubicación segura.
─Manos arriba ─ordenó, apuntando su arma al centro de su
pecho. ─Camine.
Su cojera era pronunciada, y podía oler la sangre mientras se
colocaba detrás de ella. No habría más carreras.
Les llevó cuatro veces más tiempo regresar hasta el auto, y
cuando lo hicieron, encontró a Phil todavía en el suelo y sin
moverse. Su aliento entraba y salía de su boca abierta, el sutil
sonido de la respiración sibilante sugería que el dolor le consumía
por entero.
Al pasar, Two Tone comprobó su cara. ¡Oh… mierda!
quemaduras de tercer grado por todos lados, y uno de esos ojos no
iba a volver. Excepto por eso, el bastardo probablemente viviría.
¿Verdad?
De puta madre. Pero se enfrentaría a eso más tarde.
Cuando la pareja llegó a la puerta, supo que tenía que
J.R. Ward The King

mantener el control de la situación.


Con un movimiento rápido, agarró su cogote y la estampó de
cabeza en esos paneles duros como la mierda.
Esta vez, cuando ella se desplomó en el suelo, él supo que no
se iba a recuperar por un tiempo. Pero todavía le concedió una
oportunidad para removerse antes de apartar su arma, presionar el
pulgar en el lector de huellas dactilares, y abrir la entrada.
Encendiendo las luces, la tomó por las axilas y la arrastró
dentro. Después de encerrarse dentro, la llevó a través del
hormigón hasta el hueco de la escalera y entonces la cargó hasta
abajo, al sótano.
Había tres celdas ocupando el nivel inferior, justo como las de
la televisión, con barras de hierro suelo de hormigón y jergones de
acero inoxidable por camas. Los baños eran funcionales, no para la
comodidad del/los prisionero/s, sino por el sensible olfato del jefe.

Pagina 114
Ninguna ventana.
Two Tone no respiró profundamente hasta que la metió en la
primera celda y cerró con llave la puerta. Antes de regresar arriba y
confirmar su captura con la base, colocar la lona de camuflaje sobre
el Crown Vic y manejar lo de Phil, fue a la celda más próxima y
orinó por lo que le pareció una hora y media. Subiéndose la
cremallera, salió y miró a la pared manchada frente a él.
El par de grilletes que colgaban de los dos juegos de cadenas
de acero iban a ser usados pronto.
Dejando aparte las complicaciones con Phil, casi sentía
lastima por la perra.
J.R. Ward The King

Capítulo 8
Traducido por: Gloria García
Corregido por: Manny Rlhdn

Aproximándose al fin de la mañana

Aquella mañana, ya tarde, Wrath, a pesar de que oyó un


silbido en el aire, no pudo responder a tiempo, recibió un gancho de
izquierda en todo el mentón, los nudillos se clavaron en su
mandíbula, haciéndola crujir, enseguida noto el sabor de la sangre
en su boca. Y ya estaban sonando esas estúpidas campanillas,
girando alrededor de su cabeza.
Se sentía jodidamente genial.

Pagina 115
Después de otra pesadilla referente al trono. Otra sesión con
Saxton, perdiendo más de siete o diez horas de su tiempo. Había
subido a su habitación buscando a Beth, el sexo había sido su único
pensamiento, la única liberación que salvaría a todo el planeta de
su mal humor.
Pero su compañera no solo había estado dormida, también
había estado fría y desganada.
Había permanecido aproximadamente una hora mirando el
techo antes de llamar a Payne y pedirle que se reuniera con él aquí,
en el gimnasio del centro de entrenamiento.
Como Rhage siempre había dicho, sexo o lucha para bajar el
estrés. El sexo estaba descartado, por lo que quedaba, una buena
pelea, iba machacarse todos los músculos de su cuerpo.
Aprovechando la energía del impacto el cogió impulso y lanzo
una patada, dando a su oponente en todo el costado, haciéndola
tambalearse y lanzándola fuera del tatami. Pero la hermana de V,
cayó como un gato, ligera y rápida, prepara de nuevo para
enfrentarse a él.
El cruce de los bastones de combate en el aire, el aroma de
mujer combatiendo, y el sonido de sus pies desnudos que
J.R. Ward The King

arremetían contra él, con una cadencia cada vez mayor. Sabía que
ella estaba acercándose por delante en cuclillas. Cogiendo fuerza,
doblo sus piernas, sintiendo todos los músculos de sus muslos en
tensión y asegurando sus doscientos sesenta kilos de masa
corporal en posición vertical, doblo sus brazos esperando a que ella
estuviera cerca, entonces dio un puñetazo hacia el exterior. Con sus
reflejos y la ventaja de la vista, ella esquivo el golpe y se agacho
para levantarse mientras se giraba por su cintura.
Payne no golpeó como una niña, ya sea con los puños o los
pies o con la totalidad de su cuerpo. Ella era más como un SUV, no
como sus bolas habrían preferido. Al contrario, ella lo atrapo bien.
Con una maldición, él la inclino hacia adelante y aferro sus
codos a la espalda como si se tratara de una pequeña ramera. De
todos modos, no iba a durar mucho en esta posición.
Y esto resultó ser un problema.
Al moverse con rapidez, se acordó de su espectacular caída
de la cama en el desván y su interruptor de ignición interior se
disparó. En un parpadeo aquel mal recuerdo se hizo realidad, esto

Pagina 116
ya no era sobre el entrenamiento o el mantenimiento de sus
habilidades o hacer algo de ejercicio. El instinto de guerrero se
desató entre él y su compañera de combate.
Con un gruñido que reverberó en todo el gimnasio, él cogió a
Payne por la parte superior del brazo, en un apretón castigador, la
separo de su cuerpo y la tiro sobre el tatami, golpeando su cara con
la lona.
Ella era una mujer sólida, bien musculada y mortal, pero no
era rival para su fuerza y tamaño, especialmente cuando él se sentó
a horcajadas y deslizó su brazo alrededor de su cuello, con la
garganta en el hueco de su codo, cerró la mano libre en su gruesa
muñeca y la echó hacia atrás, en una llave al cuello.
Lessers. Enemigos. Muertes trágicas que ha cambiado el
curso de su vida y de la de otros.
El distanciamiento de su compañera. Su frustración sexual. La
sospecha de que Beth le está ocultando algo.
Todo esto, le había llevado a una frustración, a una ansiedad
crónica, que ya nunca le ha dejado y que él pensaba tener bien
enterrado.
El venenoso. Auto odio.
J.R. Ward The King

Contra el telón de fondo, oscuro por su ceguera, todo se


volvió blanco de la rabia y esta rabia había tomado el control, no
tenía escapatoria. Dándole mucha mayor energía a los músculos y
a los huesos de la que ya tenían. A pesar de que las uñas de
Payne le arañaron en su antebrazo y que forcejeo de manera
agónica, no registro nada.
Quería matar. Iba a hacerlo.
─ ¡Wrath!
Al igual que con la defensa de Payne, quien quiera que
estaba gritando su nombre no le importaba. Él estaba cegado y
dispuesto a asesinar, perdiendo todo el sentido de lo que estaba
sucediendo en realidad. Otra persona se acercó y empezó a tirar de
él llamándolo por su nombre, gritándole más fuerte al ver que no
reaccionaba.
Debajo de él, Payne estaba rindiéndose, su cuerpo estaba
dejando de luchar entrando lentamente en esa eterna quietud,
exactamente lo que la rabia en él quería. Un poco más de tiempo
era todo lo que haría falta. Un poco más de presión. Un poco… un

Pagina 117
ruido repetitivo y fuerte sonaba justo en frente de su cara. Una y
otra y otra vez, como un tambor, un sonido perfectamente
espaciado.
La única cosa que cambiaba era el volumen de su furor.
Wrath frunció el ceño mientras el ruido continuaba. Levantó la
cabeza y dejó de apretar tan fuerte por un momento.
George.
Su amado, dócil golden retriever estaba directamente en su
oído, ladrando fuerte como una escopeta, tan seguro como si le
estuviera exigiendo que Wrath cesara y desistiera en este mismo
momento. De repente, la realidad de lo que estaba haciendo lo
inundo.
¿Qué diablos le pasaba?
Wrath relajo su agarre, pero no tuvo la oportunidad de
escapar. Quien quiera que estuviera tirando de sus hombros se hizo
cargo, apartando todo su peso de la luchadora. Aterrizó con la
espalda en el tatami, las arcadas y jadeantes respiraciones de su
contrincante mezclado con las maldiciones de quien fuera que
estaba allí con ellos, se mezclo con un suave lloriqueo.
J.R. Ward The King

─ ¿Qué mierda estás pensando? ─Ahora alguien más estaba


frente a su rostro.
─ ¡Casi la matas!
Poniendo las manos sobre su cabeza, un sudor frio floreció de
cada poro de su piel.
─No sé... ─se oyó decir. ─No tenía ni idea.
─ ¿Creíste que ella podría respirar así? ─Era Doc. Jane. Por
supuesto, ella había bajado de la clínica, debió haber oído los
ladridos, iAm estaba con ellos. Él podía sentir a la sombra a pesar
de que el tipo, como de costumbre, no dijo mucho.
─Lo siento Payne... Lo siento….
Santo Dios, ¿Qué había hecho?
Aborrecía la violencia contra las mujeres. El problema era que
cuando estaba entrenando con Payne, no consideraba a la
hermana de V como una. Ella era un oponente, nada más y el tenia
contusiones e incluso un hueso roto o dos para demostrar que

Pagina 118
cuando se trataba de ella, la guerra era sin cuartel.
─Mierda. Payne... ─Extendió la mano por el aire, olía los
restos de su miedo, así como el olor que venía con la muerte
inminente.
─Payne.
─Está bien. ─dijo la mujer con voz ronca.
─De verdad. ─Doc. Jane murmuró una serie de palabras mal
sonantes.
─Esto es entre él y yo. ─le dijo Payne a su cuñada.
─Este no es tu problema. ─cuando una ronda de tos la
interrumpió, Jane espetó:
─ ¡Cuando casi te estrangula, te aseguro que es mi problema!
─Iba a dejarme ir.
─ ¿Es por eso que estabas poniéndote azul?
─No lo hacía.
─Su brazo está sangrando sobre el tatami. ¿Me vas a decir
que tus uñas no han hecho eso?
Payne se quedó sin aliento.
J.R. Ward The King

─ ¡Estamos luchando. No de pesca!


Doc. Jane bajó la voz.
─ ¿Sabe tu hermano exactamente hasta qué punto está
yendo esto?
Cuando Wrath agrego su propia maldición a la ensalada de
frutas con la palabra M, Payne gruñó:
─ ¡No tienes que decirle a Vishous nada sobre esto!
─Dame una maldita buena razón de por qué y tal vez lo
consideraré. Por otra parte, nadie puede decirme que puedo y que
no puedo decirle a mi maldito marido, ni tú, ni él.
Wrath estaba seguro de que ella estaba mirando en su
dirección.
─ ¡Y menos aun en relación con un problema de seguridad de
mierda, sobre un miembro de su familia!
El silencio que siguió fue marcado por el aumento de la
agresión. Y a continuación, Payne ladró:

Pagina 119
─ ¿Cuántos huesos le has colocado al rey? ¿Cuántos
puntos? La semana pasada pensaste que le había dislocado el
hombro y en ningún momento sentiste la necesidad de ir y decírselo
a su shellan ¿Lo hiciste? ¿Lo hiciste?
─Esto es diferente.
─ ¿Porque soy una mujer? Disculpa tal vez te gustaría
mirarme a los ojos cuando utilizas ese doble sentido, ¡Doc.!
Cristo, era como si su estado de ánimo los hubiera infectado a
ambos. Por otra parte, sus acciones habían empezado todo
esto. ¡Joder! Frotándose la cara, les escuchó ir y venir.
─Ella tiene razón. ─eso las acallo a ambas.
─No iba a parar. ─se puso en pie.
─Así que voy a hablar con V y nosotros nunca más haremos
esto.
─ ¡No te atrevas! ─escupió la luchadora antes de caer en otra
serie de tos. Tan pronto como se recuperó, volvió a estar frente a él.

─ ¡No te atrevas a faltarme el respeto! Vengo aquí a luchar


contigo para mantenerme en forma. Si tu tomas ventaja de mi
J.R. Ward The King

debilidad, es mi culpa, no la tuya.


─ ¿Así que crees que estaba siendo duro contigo? ─Le
preguntó con gravedad.
─Por supuesto. Y no he sabido aprovecharlo.
─ ¿Has pensado por un momento lo que me estaba pasando?
Una fisura de miedo, surco las moléculas alrededor de la
hembra.
─Y es por eso que nunca volveremos a hacer esto otra vez.
─se dio la vuelta en dirección a Doc. Jane. Pero ella también estaba
de acuerdo.
─Esto no es asunto tuyo, ¡por lo que mantente al margen!
─Al diablo y…
─No es una petición, Jane. Es una orden. E Iré a ver a V tan
pronto como acabe su turno.
─Puedes ser un pinchazo real, ya sabes, ¡Su Alteza!

Pagina 120
─Y un asesino. No olvides eso.
Se dirigió hacia a la puerta, sin molestarse en tomar el mango
cabestro de George. Cuando su trayectoria se desvió de su curso el
perro lo puso en el camino correcto para dirigirse a la salida.
─ ¡Vestuario! ─Gruñó cuando entraron en el pasillo de
hormigón.
George, familiarizado ya con el ritual después del
entrenamiento lo ayudó a caminar por el pasillo, sus patas se
sentían al caminar a lo largo de todo el suelo desnudo.
Gracias a Dios, el centro de entrenamiento era un pueblo
fantasma a esta hora del día. Lo último que deseaba era
encontrarse con alguien.
Con los hermanos durmiendo, el amplio complejo subterráneo
estaba vacío, desde el gimnasio a sus habitaciones equipadas, al
campo de tiro y los salones de clase, a la piscina olímpica y la
oficina que dirigía todo, así como los quirófanos de Doc. Jane y de
Manny, las suites de rehabilitación.
Donde Payne casi había sido un paciente.
─ ¡Mierda!
Recorriendo con su mano la pared, se detuvo cuando llegó a
J.R. Ward The King

una puerta de entrada.


─ ¿Quieres esperar aquí? ─le preguntó a George.
A juzgar por el tintineo del collar y el contundente zarpazo, el
Golden decidió sentarse fuera de la ducha que era bastante típico,
no era un gran fan del calor y la humedad debido a su largo pelaje.
Abriéndose paso dentro, Wrath pudo orientarse en espacio
cerrado. Gracias a todos los azulejos, la acústica era mejor, las
cosas eran fáciles de encontrar por el sonido y el hábito. Además,
este fue un espacio en el que antes, había pasado mucho tiempo,
cuando aun tenía algo de visión, eran mucho más fáciles de
encontrar por su cuenta.
¡Mierda! ¿Y si el perro no le hubiera parado hace un
momento?
Wrath se recostó contra la el lavabo, dejando caer su
cabeza.
─ ¡Jesucristo! ─dijo frotándose la cara, su cerebro le jugaba
malas pasadas, destellantes imágenes de las repercusiones,

Pagina 121
acudían a él.
El gemido que brotaba desde el fondo de su garganta sonaba
como una sirena. La hermana de su hermano. Un luchador que
respetaba. Podía haberlo arruinado.
Le debía mucho a ese perro. Como de costumbre.
Quitándose la camisa húmeda por los músculos sudorosos, la
dejó caer en el suelo, mientras se quitó sus pantalones cortos de
nailon. Poniendo la mano en la pared una vez más, caminó hacia
delante y supo cuando se metió en el área de ducha, debido a la
forma en que el suelo estaba inclinado. Las manivelas de los grifos
estaban alineadas en tres lados y él se concentró en ellos, sintió los
drenajes circulares bajo sus pies desnudos.
Escogiendo una al azar, se volvió hacia el agua y se preparó
para recibir los chorros de agua fría, que le golpearon en plena
cara.
Dios, esa oleada de ira. Era una herencia familiar, que le
hacía vivir todo una y otra vez. Esa nefasta quemadura que lo había
sostenido durante todos esos años, entre el momento en que sus
padres habían sido asesinados y cuando había conocido y se había
emparejado con Beth. Había pensado que se había ido para
J.R. Ward The King

siempre.
─Joder ─espetó.
Cerró los ojos y apoyó las palmas de las manos en la pared
de la ducha, sosteniéndose por los pesados músculos de sus
brazos. Su desagradable estado de ánimo, hizo que su cabeza
girara como las hélices de un helicóptero y que estaba a solo dos
rotaciones de cortar y separar su cráneo del resto de su cuerpo.
─ ¡Maldita…sea!
Nunca había pensado en ello antes, pero "Locura" era en gran
parte un hipotético concepto de los cuerdos; un insulto despectivo
para golpear a alguien que no te respeta, una forma de describir los
comportamientos inapropiados.
De pie en la ducha, se dio cuenta que la verdadera locura no
tenía nada que ver con el síndrome pre meditado de, golpear la
pared, o ir de juerga, o destrozar una habitación de hotel antes de
salir. No le estaba volviendo loco, el robo de un banco o descargar
todo su temperamento fuera, sobre un objeto inanimado.

Pagina 122
Era el derrumbamiento del mundo que te rodea. Un adiós al
conocimiento. Tener la sensación, de que te manejan a su antojo,
como a una cámara de vídeo, y tu mierda interna va en aumento y
en todo lo demás… tu compañero, tu trabajo, tu familia, tu salud y
bienestar, se estaba alejando de todo... de la existencia.
¿Y la parte más aterradora? Estaba con un pie en la realidad
y el otro en su propio purgatorio personal, sintiendo el antiguo
sentimiento de estar perdiéndose en la nada.
El equilibrio de Wrath flaqueo, el mundo entero inclinándose,
su perspectiva cambio de repente hasta el punto donde no estaba
seguro de si se había caído de nuevo o no.
Pero luego, una cuchilla afilada apareció bajo su barbilla, y se
dio cuenta de que alguien le había agarrado de los cabellos.
En ese momento, llegó un siseo a su oído:
─Sabemos dos cosas. Pero sólo una de ellas es un elemento
de cambio.
J.R. Ward The King

Capítulo 9
Traductor: Blay Rlhdn y May B
Corrector: Manny Rlhdn

Esta era una de esas malas migrañas.


Cuando iAm medio abrió la puerta de la habitación de su
hermano, el sufrimiento del pobre bastardo tiñó el aire, incluso a él
le era difícil respirar y ver correctamente.

Por otro lado, todo estaba oscuro debido a la decoración.

― ¿Trez?
El gemido que recibió como respuesta no era nada bueno. Una
combinación de un animal herido y una garganta irritada de tanto
vomitar. iAm levanto su muñeca hacia la luz que entraba por su

Pagina 123
espalda y maldijo a su Pianet21. Para este momento, el HDP
debería haber estado recuperado del todo, su cuerpo sacándose a
si mismo del agujero del dolor de cabeza que se lo había tragado.
No era el caso.
― ¿Quieres algo para el estómago?
¿Gruñido, gruñido, gemido, gruñido?
― Bueno, estoy seguro de que ellos tienen algunos.

Refunfuño, quejido, quejido. Murmullo, murmullo.

― Sí, eso también. ¿Quieres algunos Milanos22?


Queeeejjjjjjjjiiiiiiiiiddddddddddddddooooooooo.

― Entendido.
iAm cerró la puerta y volvió a las escaleras que le llevaron a la
unión entre el pasillo de las estatuas y el vestíbulo del segundo
piso. Al igual que el resto de la casa, todo estaba silencioso, parecía
una tumba, pero al caminar por la gran escalera, su nariz percibió
21 Marca de Reloj.

22 Galleta hecha por Petridge Farm


J.R. Ward The King

los aromas sutiles de la primera comida, que se cocinaba en el ala


de la cocina.
Mientras más se acercaba a la zona de los doggen, más rugía
su propio estómago. Lógico. Después de terminar de hacer la
boloñesa, había ido a ver a su hermano y luego se había ido al
gimnasio durante horas.
En donde había visto un infierno de algo más que sólo el
interior de la sala de pesas.
La última cosa que esperaba ver, era a esa mujer guerrera
intentando tumbar al rey. Él estaba terminando su entrenamiento,
cuando había oído gritar a alguien y decidió ir a comprobarlo… tras
lo cual había encontrado al rey haciéndole pythoning23 a esa
hembra.
No hace falta decir que le tenía un nuevo respeto a ese
vampiro ciego. Había muy pocas cosas que iAm no había sido
capaz de mover en su vida adulta. Había cambiado un neumático
mientras hacia de llave inglesa. Había sido conocido por caminar

Pagina 124
con tanques de salsa tan grandes como lavadoras, cuando estaba
en la cocina. Demonios, incluso había cambiado de sitio una
lavadora y una secadora, sin esfuerzo alguno.
Y luego estaba esa camioneta que había tenido que sacarle
de encima a su hermano, hacia ya unos dos años.
Un ejemplo más de la vida amorosa de Trez fuera de control.
¿Pero en el centro de formación con Wrath? No hubiera
habido nadie que pudiera mover a ese hijo de puta. El rey estaba
bloqueado como un bulldog… y ¿La expresión de su cara? Ninguna
emoción, ni siquiera una mueca de esfuerzo. Y ese cuerpo…
brutalmente fuerte.
iAm negó con la cabeza mientras cruzaba ese árbol floreado
de manzanas.
Tratar de mover a Wrath había sido como tirar de una roca.
Nada se movía; nada cedía.
Sin embargo, ese perro había conseguido ganárselo. Gracias
a Dios.

23 Viene de pitón, una serpiente, se refiere al ataque de estas en el que envuelven y se enroscan es su
presa hasta asfixiarla.
J.R. Ward The King

A iAm no le gustaba los animales en la casa, y él


definitivamente no era un amante de los perros. Eran demasiado
grandes, demasiado dependientes, demasiado… esfuerzo. Pero
ahora respetaba a ese golden fuera lo que fuera…
Meeeeeooowwwwwwwwwwwwwwww.
― ¡Mierda!
Hablando del diablo. Cuando el gato negro de la reina
serpenteaba alrededor de sus pies, se veía obligado a hacer de
Michael Jackson por encima de la maldita cosa para no pisarlo.
― ¡Maldito gato!
El felino le siguió todo el camino a la cocina, siempre con la
cola alrededor de los tobillos, casi como si supiera que había estado
pensando bien del perro y estaba marcando territorio.
A excepción de que los gatos no podían leer la mente, por
supuesto.
Se detuvo y miró a la cosa.

Pagina 125
― ¿Qué demonios es lo que quieres?
En realidad, no era una pregunta, a él no le importaba dar al
felino una excusa para que lo dejara en paz.
Levantó una pata negra y luego...
La siguiente cosa que supo, fue que el maldito gato saltaba a
sus brazos, rodando sobre su espalda y ronroneando como un
Ferrari.
― ¿Estás jodidamente bromeando? ―Murmuró. ―Yo no te
gusto. ¡Maldita sea!
―Sire, ¿qué puedo hacer por usted?
A medida que Fritz, el viejo mayordomo doggen, se acercó a
su cara como una valla publicitaria, iAm se tomó un momento para
ir de nuevo a su lugar feliz. Lo cual, por desgracia, se parecía
mucho a la película Saw… partes del cuerpo de los demás por
todas partes.
Pero eso era sólo una fantasía inducida por el estrés. Al igual,
que podía recordar, hace ya muchísimo tiempo atrás, que no había
sido puteado por todo y por todos. En serio. De verdad.
Patada, patada, patada. En su camisa.
J.R. Ward The King

― Joder ―se rindió y frotó ese vientre negro. ―Y no, no


necesito nada.
El ronroneo se puso tan alto, que tuvo que acercarse al
mayordomo.
― ¿Qué has dicho?
― Estoy feliz de hacer lo que desea.
― Si. Lo sé. Pero voy a cuidar de mi hermano. Nadie más.
¿Queda claro?
El gato ya estaba frotando su cabeza en su pectoral. Luego se
extendía hacia donde quería ser acariciado.
¡Oh, Dios! esto era horrible… especialmente cuando el rostro
ya caído del mayordomo se hundía hasta encontrarse sin lugar a
dudas con sus rodillas nudosas.
― Ah, mierda, Fritz….
― ¿Él está enfermo? ―iAm cerró los ojos brevemente
mientras registraba la voz femenina. Fantástico, otra persona que lo

Pagina 126
sabía.
― Él está bien ―dijo iAm sin mirar a la elegida Selena.
Dejando a los mirones atrás, se fue a la despensa con el gato
manipulador y...
Correcto. ¿Cómo iba a conseguir las pastillas post-migraña de
los estantes con los brazos llenos de…?
¿Cuál era su nombre?
Bien. Es… Maldito Gato, entonces.
Mirando dentro de esos grandes ojos contentos, iAm apretó
los labios mientras acariciaba al gato bajo su barbilla. Detrás de una
oreja.
― Bueno, ya basta con esto ―jugó con una de las patas.―
Te tengo que bajar ahora.
Asumiendo el control, saco al gato de su cobijo y fue a ponerlo
en el suelo…
De alguna manera la cosa logró abrirse camino por las fibras
de lana y colgarse de su cuello como si fuera una corbata.
― ¿Me estás tomando el pelo?
J.R. Ward The King

Más ronroneo. Un abrir y cerrar de ojos luminosos. Una


expresión de auto-posesión que para iAm significaba que el sentido
de esta interacción se iba a ir por el camino del gato… y de nadie
más.
― ¿Tal vez podría ayudar? ―Preguntó Selena suavemente.
iAm ladró una maldición y miró fijamente al gato. Luego, a la
elegida. Sin embargo, ¿Tendría que quitarse el jersey? El maldito
Gato estaba pegado a él.
― ¿Podrías alcanzarme algunos de esos Milanos de allá
arriba?
―La elegida se acercó y tomó una bolsa de la caja Munchie
Pepperidge Farm24.
―Y va a necesitar algunos de esos snack de tortilla.
― ¿Normal o con sabor a limón?
―Normal ―iAm suspiró y siguió acariciándole… Maldito Gato
inmediatamente entró en plan Z –Boy25 de nuevo.

Pagina 127
―Él va a querer unas tortas de libra de Entenmann26 y ya que
estamos, le puedes traer: tres coca-colas frías, dos botellas grandes
Poland Springs27, una habitación con calefacción y una perdiz en un
peral28.
Después de uno de sus dolores de cabeza, Trez quería
hidratación, azúcar y cafeína. Tenía sentido, doce horas sin
alimentos no era nada bueno. Y luego estaba el enfrentamiento que
se produjo abajo.
Cinco minutos más tarde, él, la elegida y Maldito Gato se
dirigieron al tercer piso. Y por lo menos iAm logró ayudar con las
cosas metiendo la botella de agua bajo su brazo. Fritz también les

24
marca de Snack.
25
marca de sillones de masajes
26
marca de dulces.
27
marca de agua
28
Hace referencia a una canción navideña en donde se hace una lista de regalos, y la perdiz en el peral es
uno de ellos, básicamente es un juego de palabras donde añade algo ridículo a la lista de cosas que tiene
que llevarle a Trez.
J.R. Ward The King

había dado una bolsa de esas que son saco sin fondo para el resto
de las cosas.
Cristo, él prefería infinitamente más hacer esto solo.
―Le gustas mucho ―la hembra comentó mientras ascendían.
― Es mi hermano. Más le vale.
― Oh, no… me refería al gato. Boo te adora.
― El sentimiento no es mutuo.
iAm tenía toda la intención de despedir a la hembra con un Yo
puedo. Cuando finalmente se presentaron ante la puerta del
dormitorio, y el maldito gato todavía no iba a ningún sitio. Por lo que
no había manera de evitar que la elegida Selena terminara en la
alcoba de Trez. Exactamente lo que no necesitaba la situación.
Gracias, gato.
Cuando la puerta se abrió a lo ancho la luz se filtro en la
habitación y con la suerte que tenía, la jodida luz alumbro a Trez
haciendo que se despertara.

Pagina 128
Alguien había percibido el olor de la hembra. ¡Oh, P.M!29. Y
¡J.S!30 ¿Por qué no veía al hijo de puta peor? Su hermano debía
estar tumbado medio muerto después de cómo había pasado las
horas durante la luz del día.
― ¿Dónde puedo poner esto? ―La elegida pidió mirando de
uno a otro.
―Sobre el escritorio, ―iAm murmuró guiándola hasta el punto
más alejado de la cama.
―Déjanos. ―llegó un gruñido desde donde estaba el
paciente.
Bueno… gracias a Dios Trez finalmente había tenido un
momento de claridad. La elegida podría seguir adelante con sus
asuntos y él y su hermano podrían intentar todo eso de: Jesús ven a
mí, de nuevo.
iAm se dio cuenta de que nadie se movía. Trez, estaba aún en
posición vertical y la elegida estaba como un ciervo congelado por
los faros de un coche. Y los dos estaban mirándole.

29
Puta mierda
30
jodida suerte
J.R. Ward The King

― ¿Qué? ―dijo.
Cuando se hizo la luz en Marblehead, iAm le entrecerró los
ojos a su hermano.
― ¿Hablas en serio?
― Déjanos, ―fue todo lo que el bastando repitió.
Maldito Gato dejó de ronronear en sus brazos, como si el
animal supiera que el mal yuyu inundaba la habitación. Pero ahí
estaba la cosa, no podía lidiar con el estúpido e iAm estaba justo a
punto de dejar de intentarlo.
Girándose a la elegida, dijo en voz baja.
― Ten cuidado.
En ese instante, tomó a Maldito Gato y sacó lamentablemente
su culo de ahí. Sin duda era lo mejor. Sentía como aumentaba la ira
sobre su hermano y nada bueno iba a salir de eso.
Cruzando a zancos la escalera, volvió sobre sus pasos. En
algún momento en el camino, tumbó de nuevo al animal en sus

Pagina 129
brazos y otra vez movió sus dedos alcanzando su barbilla, mientras
el seguía golpeándole con sus patas.
Volviendo atrás a la cocina, que ahora estaba llena de
personal de servicio, pensó una vez más que era el momento de
separarse de su sombra.
―Fritz.
El mayordomo se apresuró desde donde estaba arreglando
las crudités31.
― ¡Sí, amo! Estoy ansioso por ser de ayuda.
―Toma esto. ―iAm separó al gato de sí mismo, haciendo
palanca, intentando sacar sus garras delanteras, fuera de su jersey.
― Y haga lo que sea con él.
Cuando se dio la vuelta, sintió que quería mirar atrás y
asegurarse que Maldito Gato estuviera bien. Pero ¿Por qué diablos
iba a hacer eso?
Tenía que llegar al Sal’s y vigilar a su personal. Por lo general
aparecía en el restaurante a primera hora de la tarde, pero la

31
son una gama de primeros platos tradicionales de la gastronomía francesa, compuestos de hortalizas
crudas. Se pueden tomar también como aperitivo .
J.R. Ward The King

mierda no había sido "Habitual", con lo de la migraña. Siempre que


su hermano tenía una, ambos sentían dolor de cabeza. Ahora, sin
embargo, con Trez re emparejado y sin duda cerca de establecerse
con la Elegida, era hora de seguir su propio camino. Aunque sólo
fuera para mantenerse a sí mismo lejos de ser un sicótico.
Jesucristo, Trez ahora iba a follar con esa hembra y sólo Dios sabía
dónde iba a acabar todo esto.
Cuando estaba a punto de pasar por la salida, exclamó sobre
su hombro:
― Fritz.
En medio del fragor de la preparación para la Primera Comida
el doggen le contestó...
― ¿Sí, señor?
―No encontré nada de marisco aquí. ¿Por qué?
―Al rey no le agrada de ninguna manera el pescado.
― ¿Está permitido traerlo?

Pagina 130
―Oh, sí, señor. Pero no en su mesa y ciertamente nunca en
su plato.
iAm quedó mirando los paneles de la puerta frente a él.
―Quiero que consiga algunos salmones y huevos escalfados
esta noche.
―Por supuesto, pero no voy a tenerlo listo para la Primera
Comida, ¿es para usted?
―No para mí. No me gusta el pescado. Es para Maldito Gato.
Quiero que le sirva eso con regularidad. ―abrió la puerta.
―Y consígale algunas verduras frescas. ¿Qué tipo de
comida para gatos come?
―Sólo lo mejor. Science Diet de Hill.
―Averigüe lo que lleva su comida y luego quiero que todo sea
preparado a mano, nada de bolsas empaquetadas para él a partir
de ahora.
La aprobación floreció en la voz del viejo doggen.
―Estoy seguro de que sire Boo, le agradecerá su especial
interés.
―No estoy interesado en ese saco de piel.
J.R. Ward The King

Totalmente molesto consigo mismo y con todos los demás en


el planeta, salió no solo de la jodida cocina, sino de toda la
mansión. Justo a tiempo, el sol se había ocultado y la luz había
desaparecido del cielo. Amaba la noche y se tomó un momento
para respirar profundo. El aire frío de invierno despertó todos sus
sentidos.
Si él hubiera sido un hombre libre de la atadura de su
hermano y la prisión impuesta por sus padres a Trez, habría
escogido una existencia diferente. Estaría en el oeste de algún
lugar, viviendo de la tierra y lejos de cualquier otra persona.
No era sólo que fuera un recluso por naturaleza. No veía
ningún valor en lo que muchos otros hacían. En su mente, el mundo
simplemente no necesitaba otro iPhone, un servidor de Internet más
rápido o una The Real Housewives32 para amas de casa.
Demonios, ¿a quién coño le importaba que su vecino tuviera una
casa más grande, coche, barco incorporado o cortadora? ¿Por qué
se iba a molestar si alguien tiene un mejor reloj, anillo, teléfono, TV,
lotería, o por no conseguir tener unas zapatillas de deporte?

Pagina 131
Nada de moda de vanguardia, anuncios de maquillaje, dramas
de estrella de cine, casas de compradores compulsivos y zánganos
humanos sin personalidad propia, que realmente creen lo que sus
predicadores sueltan por sus bocas.
Y no, no eran sólo los humanos los que compraban toda esa
mierda. Los vampiros eran igualmente culpables… ellos también se
visten con piel de calidad y se creen superiores a esas ratas de
alcantarilla. Tanta sublimación sobre quiénes son, que dictan como
tienes que ser, querer, necesitar, buscar y adquirir.
Por otra parte, no se había logrado liberar del drama de su
hermano, por lo que él era. Cuando su teléfono sonó en su bolsillo
de lana, metió su mano y lo cogió. Sabía quién lo estaba llamando,
incluso antes de mirar la pantalla, aceptó la llamada y acerco el
móvil a su oreja.
Una pequeña parte de él se había muerto, y de nuevo sintió
una quemazón en el centro de su pecho.
—Su Excelencia. —saludó el sumo sacerdote.
— ¿A qué debo este honor?

32
revista norteamericana de prensa sensacionalista
J.R. Ward The King

Assail paseaba dando vueltas por la cocina, miró su reloj.


Estaba frente al fregadero y dio un paso hacia atrás, hasta la barra.
Consulto de nuevo su reloj.
Ehric le había dejado hace ya veintiún…no, veintidós
minutos… y el viaje al que había sido enviado, debería requerirle
como máximo veinticinco.
El corazón de Assail golpeó. Tenía un plan para la noche y
esta primera pieza era tan crítica como la conclusión.
Sacó su móvil y marcó… El doble pitido que estalló indicó que
un vehículo estaba entrando en el garaje.

Pagina 132
Assail corrió hacia el pequeño cuarto de la entrada, abrió de
par en par la puerta blindada y trató de ver, si sus primos estaban
seguros a través de las ventanas tintadas de negro y a prueba de
balas de su Range Rover.
El protocolo era esperar a que todo estuviera cerrado de
nuevo antes de salir de cualquier vehículo, pero la impaciencia y el
temor de que lo estaba pasando lanzaron la sensata regla justo por
la ventana. Avanzando rápidamente por el liso asfalto, se concentró
en el SUV y en como Ehric apagó el motor y salió junto con su
hermano.
Antes de que Assail pudiera hacer una evaluación de los
rostros de sus primos o ladrar pidiendo explicaciones, la parte
trasera de la puerta se abrió lentamente.
Ehric y su hermano se congelaron. Al parecer ellos no habían
tenido un gran control sobre su traslado… y no sabían lo que podría
suceder después.
La hembra humana de avanzada edad que surgió era de
cinco pies de alto y fornida como un escritorio. Su cabello era
espeso y blanco y se acomodaba detrás de un rostro arrugado. Sus
oscuros ojos miraban brillantes e inteligentes con una fuerte
proyección de sus parpados. Debajo de un peludo abrigo de lana
J.R. Ward The King

negro, su vestido era simple, un vestido azul con flores en forma de


bolsa. Sus zapatos de tacón bajo, eran de charol con su bolso a
juego, como si hubiera querido llevar lo mejor que tenía y eso era
todo lo que había en su armario.
Se inclinó ante ella.
—Señora, bienvenida.
La abuela de Sola acercó su pequeño monedero justo debajo
de su pecho.
— Yo llevo, mis cosas.
Su acento portugués era pesado y tuvo que tamizar a través
de las palabras para traducirla.
—Bien. —asintió con la cabeza a sus primos y en orden,
caminaron alrededor de la camioneta deteniéndose en la parte
trasera, sacando tres maletas no muy pesadas precisamente.
—Su cuarto está listo.
Ella asintió de manera cortante.

Pagina 133
—Adelante.
Cuando Ehric dio la vuelta con el equipaje, levantó una ceja y
estaba a punto de entrar en shock. Assail no pensó que recibirían
órdenes, sin embargo con ella harían una excepción.
—Por supuesto. —Assail dio un paso hacia atrás y se inclinó
de nuevo, indicando la puerta por la que él había salido.
Regia como una reina, la anciana se arrastró a lo largo de
todo el piso hacia los tres escalones bajos que llevaban a la casa.
Assail se adelantó para abrir la casa.
—Este es nuestro cuarto de servicio. Delante de la cocina.
Pasó detrás de ella, tragándose su impaciencia. Sin embargo,
no había prisa. Él tenía que asegurarse de que la cara legítima del
imperio de Benloise estuviera vacía de sus distribuidores de arte y
empleados de oficina antes de que pudieran ir allí. Y eso sería en
una buena hora por lo menos.
Continuó con su gira.
—Más allá el comedor y el espacio de entretenimiento.
Mientras caminaba por delante en el tremendo espacio abierto
que daba al Hudson, observaba sus escasos muebles con ojos
J.R. Ward The King

nuevos.
—No es que me importe el entretenimiento.
No había nada personal en la casa. Sólo la "puesta en
escena", que había sido montada para vender la propiedad,
jarrones anónimos, alfombras y conjuntos de sofás de una y dos
piezas. Lo mismo podía decirse con los dormitorios, de los cuales
había cuatro abajo y uno en el segundo piso.
—Mi oficina está aquí.
Se detuvo, frunció el ceño y miró a su alrededor. Tuvo que dar
marcha atrás, para encontrarla en la cocina. La abuela de Sola
tenía la cabeza en el refrigerador, como si fuera un gnomo en busca
de un lugar fresco en el verano.
— ¿Señora?—. Assail preguntó.
Ella cerró la puerta y pasó a los armarios de arriba.
—No hay nada aquí, nada. ¿Qué come?
—Amm...— Assail miró a sus primos buscando ayuda.

Pagina 134
—Por lo general, tomamos nuestras comidas en la ciudad.
Un sonido burlón apareció en la anciana, como el equivalente
de...”A la mierda”.
—Necesito sustento.
Ella giró sobre sus pequeños zapatos brillantes y puso las
manos en las caderas.
— ¿Quién va a llevarme al supermercado?
No era una petición. Y mientras miraba a los tres, Ehric y el
violento asesino de su gemelo, parecían tan desconcertados como
lo estaba Assail.
La noche había sido planeada al minuto y un viaje al local
Hannafor33 no estaba en la lista.
—Ustedes dos están demasiado delgados —anunció agitando
su mano en la dirección de los gemelos. —Tienen que comer más.
Assail se aclaró la garganta.

33
cadena de supermercados
J.R. Ward The King

—Señora, ellos han sido traídos aquí para su seguridad. — Él


no iba a permitir que por culpa de Benloise saliera herida…por lo
que había tenido que cubrir este potencial daño colateral.
—No para que usted haga de su cocinera.
—Usted ya ha rechazado el dinero. Y no voy a quedarme aquí
de forma gratuita. Y me ganare mi sustento así.
Assail exhaló largo y lento. Ahora sabía de dónde sacaba Sola
su vena independiente.
— ¿Y bien? —Preguntó ella. —No cederé. ¿Quién me lleva?
—Señora, ¿no preferiría descansar?
—Ya descansare cuando este muerta. ¿Quién?
—Tenemos una hora. —soltó Ehric.
Cuando Assail miró al otro vampiro, la anciana se colgó su
bolso del antebrazo y asintió.
—Así que va a llevarme.

Pagina 135
Assail se encontró directamente con la mirada de la abuela de
Sola y bajo un tono su voz, lo justo para que respetara su decisión.
—Yo pago, a si que no va gastar un centavo, ¿estamos
claros?
Ella abrió la boca como si fuera a discutir, pero era testaruda,
no necia.
—Entonces hago el zurcido.
—Nuestras prendas están en perfecto estado.
Ehric se aclaró la garganta.
—En realidad, tengo un par de botones sueltos. Y la tira de
velcro en el chaleco antibalas está rota.
Assail miró por encima del hombro y enseñó los colmillos al
idiota, fuera de la vista de la abuela de Sola, por supuesto.
Recomponiendo su expresión, se dio la vuelta y…Sabía que había
perdido, la abuela tenía una de sus cejas levantadas y los ojos
oscuros tan firmes como los del enemigo que enfrentó alguna vez.
Assail negó con la cabeza.
—No puedo creer que esté negociando con usted.
—Y usted está de acuerdo con los términos.
J.R. Ward The King

—Señora…
—Entonces está decidido. —Assail levantó las manos.
—Está bien, dispondrá de cuarenta y cinco minutos, eso es
todo.
—Estaremos de vuelta en treinta.
En ese momento, se dio la vuelta caminando con pasos cortos
y se dirigió a la puerta. Los tres vampiros se miraron unos a otros
como si jugaran al Ping - Pong.
—Vayan, —Dijo Assail entre dientes. — ¡Los dos!
Los primos acecharon por la puerta del garaje… pero no lo
lograron. La abuela de Sola se dio la vuelta y puso las manos en las
caderas.
— ¿Dónde está tu crucifijo? —Assail se sacudió.
—Le ruego que me perdone.
— ¿No eres católico?

Pagina 136
Mi querida dulce mujer, no soy humano, pensó.
—No, yo no le temo.
Unos ojos de rayos láser se clavaron en él, en Ehric y el
hermano de Ehric.
—Cambiaremos eso. Es La voluntad de Dios. —Y se fue, a
través del pequeño cuarto de la entrada, abriendo la puerta
desapareció en el garaje.
Como esa barrera de acero pesado cerrando de forma
automática, todo lo que Assail podía hacer era parpadear.
Los otros dos estaban igualmente conmocionados. En su
mundo, se establecía el dominio mediante la fuerza y la
manipulación por parte de persuasivos individuos masculinos. La
posición se gana o se pierde por concursos que a menudo
acababan con sangre y con un recuento de cadáveres. Cuando uno
provenía de esa educación, ciertamente no esperaba ser vapuleado
en su propia cocina, por una mujer que ni siquiera tenía un cuchillo
y lo más probable era que tuviese que subirse a una escalera de
mano, para eliminarlo anatómica mente hablando.
—No se queden ahí parados —espetó.
—Ella es responsable de cuidar de sí misma.
J.R. Ward The King

Capítulo 10
Traductor: Mafe Ramirez
Corrector: Olga Jhr

—…en ese momento habían cambiado las reglas del juego.

A medida que la ducha continuaba abierta como si nada


estuviera pasando, el placentero sonido del agua corriendo
reverberaba a través de los vestidores y la cabeza de Wrath
permanecía en la posición de llave inversa: Con una daga sobre su
yugular, y una pesada mano sosteniendo la trenza que le corría por
la espalda, no podía ir a ningún lado.

Apretaba los dientes, no sin estar impresionado, o alentar a


que lo apuñalaran. No era un suicida.

Pagina 137
— ¿Qué es lo que pasa Payne? —dijo a través de sus
apretados dientes.

La voz de la hembra fue un largo gruñido junto a su oreja. —


Ambos sabemos que te puedes escapar de esta, si lo decides. En
un abrir y cerrar de ojos me puedes dominar, lo dejaste más que
demostrado en el gimnasio.

— ¿Y lo segundo?

—Si te derribe una vez, lo puedo hacer de nuevo. Y tal vez la


próxima vez no desperdicie mi tiempo tratando de probar que soy
tu igual.

—Si no lo sabes, soy El Rey.

—Y yo soy la hija de una deidad, hijo de puta. —Con lo que


ella lo liberó, y dio un paso atrás.

Cubriendo sus genitales con una mano, se volvió hacia ella.


Nunca había visto como lucia Payne, pero podía decir que se
J.R. Ward The King

asemejaba mucho a su hermano, alta y fuerte. Aparentemente tenía


el mismo cabello negro azabache, y también esos pálidos ojos azul
hielo...y la inteligencia era algo que podías juzgar por ti mismo.
Evidentemente también tenía las bolas.

—Puedo matarte, —dijo ella a través de los dientes apretados.


—En cualquier momento que quiera. Y ni siquiera necesito un arma
convencional. Tú eres más fuerte por supuesto, te concedo eso.
Pero hay cosas que soy capaz de hacer que ni te imaginas.

—Entonces por qué no las usas.

—Porqué no te quiero poner en una tumba. Eres necesario


aquí. Eres fundamental para la raza.

Maldito trono.

—Entonces lo que pretendes decir, ¿es que debí dejarte morir


allá en el gimnasio?

Pagina 138
—No ibas a matarme.

O sí, sí lo iba a hacer, pensó él con disgusto. —Mira Payne,


podemos ir en círculos por el próximo año y medio acerca de esto
sin llegar a ningún lado. No voy a combatir de nuevo contigo.
Nunca.

—No creerás que voy a aceptar ese argumento basado en mi


sexo.

—No, espero que respetes mi relación con tu hermano.

—No me jodas con lo de la vieja escuela BS conmigo. Soy


una mujer madura y emparejada. Y no permito que mi hermano
tenga ningún dominio sobre mí.

Él tiro hacia adelante sus caderas.

—Jódete. Vishous es mi hermano. ¿Tienes alguna idea de


cómo se sentiría si te mato? —Dijo llevándose una mano a la
cabeza — ¿Puedes calmarte un momento y considerar eso?
¿Aunque no pienses en lo que pueda pasarte a ti, podrías pensar
J.R. Ward The King

que le haría eso a él?

Hubo una pausa. Él presintió que le iba a responder. Pero


cuando no lo hizo, maldijo.

—Oh sí, tienes razón —puntualizó —. Peleas tan bien como


un hermano, entrené combate con ellos durante años, así que
estoy seguro de ello. No estoy dejando de entrenar contigo porque
eres una maldita chica. Es por la misma razón que Blay y Qhuinn no
pueden salir a luchar en el campo juntos, y por lo que Xhex, si
alguna vez se decide a pelear a nuestro lado, no puede estar en el
mismo equipo que John. Es por lo mismo que Doc. Jane no quisiera
operarte ni a ti ni a tu hermano. Algunas cosas son demasiado
intimas, ¿me entiendes?

Con el telón de fondo del agua de la ducha corriendo, él


escuchó que ella se movía alrededor, sus pies descalzos apenas
producían sonidos contra las baldosas del piso.

Pagina 139
—Si tú fueras su hermano en lugar de su hermana —dijo
Wrath —Sería lo mismo. El problema soy yo, no tú. Así que hazte
un favor y bájate del pulpito feminista donde estas. Me tiene
aburrido.

Fue un poco rudo, tal vez. Pero había comprobado, que ser
civilizado estaba fuera de su control en ese momento. Más silencio.
Wrath casi levanto las manos en señal de frustración, pero recordó
que sus partes íntimas no deberían salir a desfilar.

—Vamos Payne. Puedo reconocer que herí tu orgullo. Aunque


me preocupo más por mantenerte viva y respirando, de lo que me
preocupo por herir tus sentimientos.

Hubo otro largo momento de silencio. Pero ella no se había


ido, podía oler su presencia más de lo que era capaz de verla: ella
estaba caminando a través de las baldosas, entre él y la salida.

—Crees que no podrías detenerte. —dijo ella bruscamente.

—No. —Cerró sus ojos, con el arrepentimiento picando en su


J.R. Ward The King

pecho—. Lo sé. Me gustaría decir, que parte de ello no tiene nada


que ver contigo. Así que por favor, por el amor de Dios, suéltalo y
déjame terminar mi ducha.

Cuando no hubo más conversación, Wrath comenzó a sentir


como su temperamento comenzaba a hervir. — ¿Qué?

—Déjame preguntarte algo.

—No puedes esperar hasta que termine…

—Los hermanos entrenan combate juntos, ¿no?

—No. Están demasiado ocupados cuando están fuera de


servicio como para tomar clases de tejer.

—Entonces, ¿Por qué ya no entrenan contigo? —Su voz se


hizo más baja — ¿Por qué no seguiste luchando con ellos? ¿Por
qué cambiaron luego de que ascendiste al trono?

Pagina 140
—Porque me quede completamente ciego —escupió —. Lo
cambió todo. ¿Quieres una fecha exacta?

—Me pregunto si has averiguado si ellos están de acuerdo


con eso.

— ¿Estás sugiriendo que de hecho sí puedo ver? —dijo


enseñando sus colmillos.

—No, estoy cuestionando si tus hermanos se rindieron contigo


una vez que ciñeron la corona sobre tu frente. Tengo el
presentimiento de que la respuesta es no.

—Podrías explicarme por qué esto puede ser relevante —la


interrumpió —. Porque tu otra opción es sacarme la mierda de
nuevo y ambos sabemos lo mucho que disfrutaste la primera vez.

La siguiente vez que ella habló, su voz era más lejana, y él


tenía el presentimiento que estaba debajo del arco que llevaba
hacia los casilleros.

—Creo que la única razón por la que practicamos juntos, es


J.R. Ward The King

porque soy una hembra. —iba a abrir su boca pero ella se le


adelantó —. Así como pienso que seguirías luchando conmigo si
fuera un macho. Puedes continuar diciéndote a ti mismo que esto
es acerca de mi hermano, está bien. Pero creo que eres más
machista de lo que piensas.

—Jódete Payne, en serio.

—No te voy a discutir eso. Pero ¿Porque no le preguntas a tu


shellan su opinión?

— ¿Qué?

—Pregúntale como se siente tratar contigo.

Él golpeo el aire entre ellos. —Fuera de aquí. Antes de que


me des una razón para volver a ponerte en un maldito agujero en
inanimación.

— ¿Porqué ella no quiere que sepas donde está mientras tú

Pagina 141
estás trabajando?

— ¿Disculpa?

—Las hembras no ocultan secretos a las parejas que las


respetan. Y hasta aquí llego con esto. Pero ciego o no, necesitas
verte claramente a ti mismo.

Wrath comenzó a marchar hacia ella sobre el piso mojado.

—Payne, ¡Payne! ¡Vuelve aquí en este maldito momento! —


pero estaba hablando solo. La hembra se había ido.

— ¡Jodeeeeeeeeeeeeer! —grito con todo el aire de sus


pulmones.
J.R. Ward The King

Jodeeeeer. Pensó Trez al volver a respirar. Cuando se


recobraba de las migrañas, lo más importante era conseguir volver
a la conciencia de la manera más suave posible. La prescripción
usual era comida y descanso verdadero, porque con esta mierda
sabía, que aunque estuviera en un cuarto oscuro con solo su Ipod
escuchando a todo volumen Howard 100, no lo estaba
sobrellevando apropiadamente con Morfeo.

Sin embargo por el momento estaba reconsiderando lo de


volver a la normalidad como un error: en cuanto la puerta se cerró
tras su hermano, y dejó a Trez solo con la elegida Selena, cada
célula de su cuerpo vibraba.

Por Dios hombre, sentía que se estaba iluminando como una


lámpara, y eso que todavía era demasiado pronto para que sus
retinas manejaran una luz verdadera.

Pagina 142
¡Hola diosa!

Selena era alta, y aun cuando llevaba la túnica tradicional,


estaba claramente constituida como una hembra debía estar: no
había manera de disimular esas curvas, ni siquiera debajo de toda
esa tela drapeada. Y hablando de rostros hermosos. Ella era todo
labios rosa y pálidos ojos azules, sus rasgos perfectamente
simétricos diseñados para captar y mantener cautivo a un macho.
Luego estaba el cabello. Lago y grueso, del color de la medianoche,
lo llevaba peinado con el estilo de las elegidas, todo recogido sobre
la parte de arriba de su cabeza. Así que todo en lo que podías
pensar era en deshacer el peinado y pasar tus dedos a través de su
cabello. Era perfecta en todo sentido. Y no le daba ni la hora. Lo
que hacía que su apariencia allí, hiciera que su saco de mierda
fuera aún más grande.

—Has estado gravemente enfermo. —dijo ella suavemente.

Los ojos de Trez rodaron hacia atrás. ¡Esa voz! Mierda, esa
voz. Espera un momento, ella estaba esperando una respuesta,
J.R. Ward The King

¿no? ¿Que tenía ella?

—Nop, estoy bien, fabuloso. —Y se lo puso duro como una


roca, maldito seas, y mucho. Dios, esperaba que ella no pudiera
oler la esencia de su excitación.

— ¿Que puedo hacer para ayudarte?

Que tal quitarte esa túnica y subirte a la cama. Luego podrías


montarme como un pony que corre a través del infierno.

— ¿Te apetece alguna de estas comidas?

— ¿Qué comida? —murmuro él.

—Tu hermano te preparo esa bolsa.

¿Ese bastardo había estado aquí? Se pregunto.

—Supongo que le pediste que se fuera —dijo

Pagina 143
Supongo que si.

—Oh sí, está bien.

Trez se recostó dócilmente contra las almohadas e hizo una


mueca de dolor. En cuanto ella comenzó a moverse, su esencia
llego hasta la cama, y con un movimiento rápido él tiro el pesado
edredón sobre su vientre. Algunas veces “desnudo” significaba
mucho más que “no llevo ninguna ropa puesta”. Hombre, la
expresión de ella era de estar realmente preocupada. Al punto de
llevarlo a recordar que había pasado de él antes, ¿Qué era lo que
ella tenía? Sip, le producía fallos en su memoria a corto plazo, al
menos en cuanto a lo referente a su hermano, viniendo a su
habitación. Podía recordar dónde y cuándo había visto por última
vez a esta hembra, así como su poca entusiasta respuesta hacia él.

También recordó con precisión la forma en la que llegó a


conocerla. Escuchó su nombre tan pronto como Phury liberó a
Selena, así como a las otras elegidas del santuario de La Virgen
Escriba, y las había llevado a vivir al enorme campamento de
Rehvenge en las Adinoracks. Incluso la había visto de vez en
J.R. Ward The King

cuando, pero la mierda se había venido abajo con Rehv y eso lo


había distraído. De cualquier manera eso ya había pasado, iAm y él
habían ido allí ante la reciente petición de Rehv, justo cuando
habían sido presentados personalmente.

Ok, iAm había estado con él, pero sabiamente lo había


puesto fuera de su mente. Entonces, de nuevo, en el momento en
que vio a la hembra, olvido hasta su propio nombre, la mayoría de
su vocabulario en ingles, y setenta y cinco por ciento de su sentido
común. Atracción. Instantánea. Cósmica. Al menos de su parte. Ella
se comportaba menos estúpidamente, por supuesto, a pesar de que
había tenido esperanzas. Y tendencias acosadoras. Durante la
última semana, merodeaba la mansión la mayoría de las noches,
tratando de verla durante sus visitas al servicio de la hermandad.
Porque, hey, nada decía más “Quiero salir contigo ya”, que una
orden de restricción.

Eventualmente se sacó la lotería y había logrado “correr hacia

Pagina 144
ella”, tratando de actuar “indiferente”, le dijo lo hermosa que era, y
no en la forma de una línea aprendida. Realmente lo dijo en serio.
Desafortunadamente, y al contrario de las incontables mujeres
humanas con las que lo había hecho, ella permanecía inexpresiva.

Así que, ¿Por qué lo visitaba? No es como si lo fuera analizar


minuciosamente.

— ¿Qué puedo hacer por ti? —dijo ella. Pues, ¡hombre! Su


preocupación sincera le dio vergüenza.

—Ah…una de esas coca colas, ¿por favor? —Oh siiiiiii, la


forma en que ella se movió hasta la bolsa en el piso. De forma
suave, pero firme, sus caderas contorneándose bajo la túnica, sus
hombros contorsionándose, ella…

Aparto su mirada de sus atractivos posteriores. Aunque,


¡Demonios! En cuanto se acercó a la cama, él se movió más cerca
del centro del colchón, con la esperanza de que ella se sentara. No
lo hizo. Se inclinó y le dio la botella de plástico. Luego retrocedió,
guardando respetuosa distancia. La soda dejo escapar un silbido
J.R. Ward The King

cuando desenroscó la tapa.

—Por favor dime que te aflige —Retorciendo las manos al


frente, escurriendo, escurriendo.

—Solo una migraña. —Tomo un largo trago de la botella—.


Wow, eso se sintió bien. —La vista mejoró.

— ¿Qué es eso?

—Coca Cola —Trez hizo una pausa antes de hablar de


nuevo, percatándose de que ella quería saber realmente acerca de
otra cosa. —Una migraña es un tipo de dolor de cabeza, nada grave
—bueno excepto que la ultima duró doce horas y lo hizo sentir
como muerto.

Sus hermosos ojos se estrecharon. —No es de mi


incumbencia, pero, ¿Por qué tu hermano se veía tan preocupado?

Pagina 145
—Así es él, un histérico —Trez abrió de nuevo la tapa y bebió.
—Néctar de los dioses, en serio.

—Nunca he pensado de esa manera acerca de eso. Pero por


supuesto tú lo conoces mejor.

Mientras flotaba, deseo que ella estuviera la mitad de


interesada de lo que estaba él en sus pechos en pantalla completa.
Realmente no era arrogante, pero normalmente las mujeres no lo
miraban y volteaban inmediatamente hacia otro lado. —No te
preocupes, va a estar bien —Gruño—. Y yo también.

—Pero has estado aquí todo el día, desde que llegaste a casa
anoche.

Estaba a punto comenzar a sentirse realmente molesto


cuando pensó: Espera un momento.

— ¿Cómo sabes eso? —el hecho de que apartara la mirada


rápidamente lo hizo sentarse de nuevo.

—Tu hermano dijo algo acerca de eso escaleras abajo.


J.R. Ward The King

Lo dudaba. iAm realmente nunca hablaba con la gente a


menos que no tuviera otra opción. Así que ella debió estar
pendiente de él, ¿no? Trez bajo la botella.

—Podrías intentar sentarte aquí, se me hace difícil mirar


hacia arriba.

Mentiroso.

—Oh, por supuesto.

Bieeeeeen.

Mientras ella se acomodaba en la cama, sabía que se derretía


por ella, pero por favor, había pasado mucho tiempo tirando su vida
al retrete hasta no hace mucho.

— ¿Estas seguro que no necesitas un sanador? —preguntó la


Elegida, hipnotizándolo con sus ojos, al punto de ver como

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pestañeaba, sus largas pestañas cayendo en picada y volviendo a
levantarse. —Y por favor sea honesto esta vez.

Oh, ella quería que le dijera algunas verdades, está bien. Pero
no había razón para actuar como un tonto.

—Es solo que el dolor de cabeza duró un poco más de tiempo


esta vez, honestamente. Y los he tenido durante toda mi vida
adulta, mi hermano nunca los ha sufrido, pero oí que mi padre sí.
No son como una fiesta, pero tampoco es como si me hicieran
daño.

— ¿Tu padre murió?

Trez endureció su rostro para asegurarse de no demostrar


nada.

—Él todavía está vivo y respirando. Pero esta muerto para mí.

— ¿Pero porqué?

—Es una larga historia.


J.R. Ward The King

— ¿Y?

—No. Demasiado larga y complicada.

— ¿Tienes entonces otros planes esta noche? —lo dijo como


un reto silencioso.

— ¿Estás ofreciendo quedarte conmigo?

Ella bajó la mirada hacia sus manos. —Esta larga historia


acerca de tus padres… ¿es por lo que tienes un apellido?

¿Cómo sabia…?

Trez comenzó a sonreír, y fue bueno que ella desviara la


mirada, o habría conseguido ver una gran cantidad de sus perlados
dientes.

Alguien realmente se preocupaba por él, y no era eso muy


interesante. En cuanto a lo del apellido. —Es solo inventado.

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Trabajo en el mundo humano y necesitaba una coartada.

— ¿Qué tipo de trabajo ejerces?

Trez frunció el ceño, imaginándose el interior del club, y luego


el interior del baño, el cual usó como palacio del sexo tantas veces.

—Nada importante.

— ¿Entonces por qué lo hace?

Tomó u largo trago de su Coca y miro hacia ninguna parte.

—Todo el mundo tiene que estar en alguna parte.

Dios, realmente no quería adentrarse en esta parte de su vida,


haciendo que ella se fuera porque la conversación moría. Imágenes
de él teniendo sexo con una larga sucesión de mujeres destello
ante sus ojos, para que luego Selena tomara el lugar de todas ellas,
hasta el punto de no pensar en nada más.

Para las sombras, el cuerpo físico era una extensión del alma,
una realidad que era tal vez más que evidente, pero de hecho,
J.R. Ward The King

mucho más complicado de la forma que era en el s´Hibe. En pocas


palabras, lo que le haces a tu cuerpo, como lo tratas y cuidas, o no,
se trasmutaba directamente en la esencia misma de tu núcleo. Y así
como el sexo en su propia naturaleza, es el acto más sagrado de la
forma física, nunca era tomado a la ligera, y ciertamente nunca
jamás se hacía con sucios y desagradables humanos.
Particularmente aquellos de piel pálida. Para las sombras la piel
pálida era un signo de enfermedad.

Pero las reglas no se detenían en los Homo Sapiens. Hacer el


amor era completamente ritualizado en el Territorio. El sexo es
planificado entre parejas, o mitades, como se le conocen.
Pergaminos formales se intercambian a través de los corredores de
mármol. El consentimiento es solicitado y dado bajo estrictas
directivas. Y luego de que todo estaba acordado, el acto jamás se
consumaba durante las horas del día, y nunca sin el previo baño
ritual. También se anuncia a propios y extraños, colocando una

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bandera especial que cuelga sobre la puerta, de una manera muy
sutil, como si el lugar estuviera en llamas, o alguien tuviera una
hemorragia arterial, no era de extrañar que alguna perturbación
surgiera en uno o en ambos involucrados en algún momento. ¿La
compensación a todo esto? La conexión entre las mitades podía
durar días.

Ah y PTI, nada de masturbación tampoco. Es considerado una


falta de comunión.

De modo que sí, su gente apenas consideraría inadecuada su


vida sexual; solo lo tocaría con pinzas de barbacoa, con trajes anti
radioactividad puestos y mascaras antigás. Solía cogerse una mujer
a las once a.m., tres en la tarde y vaaaaarias antes de las cena. Las
tomaba en lugares públicos, en clubes, restaurantes, baños,
sórdidos cuartos de hotel, y en su oficina. Solo en la mitad de los
casos tenía conocimiento de sus nombres, y de aquel grupo de
agosto, tal vez recordaba un nombre de cada diez. Y solo porque
extrañamente le recordaban otra cosa.

¿Y en cuanto a la cuestión de las pieles pálidas? Nunca había


J.R. Ward The King

sido discriminador. Había tenido todas las razas de humanos,


algunas veces al mismo tiempo. El único sector que nunca se había
follado o mamado, era el de los macho, y era solo porque estos no
le atraían. Si lo hiciesen, tal vez lo haría también.

Supuso que no todo estaba perdido. Las Sombras creían en la


redención, y había oído de rituales de limpieza, pero hay
limitaciones dentro de lo que un hombre puede hacer para reparar
algunos daños.

La ironía estaba por supuesto, en el enfermo orgullo que puso


en arruinarse. Infantil, por supuesto, pero como si fuera el único
medio loco de su tribu y sus ridículas porquerías, especialmente la
hija de la reina, de la cual pensaban que estaría desesperado por
clavársela todo el día por el resto de su vida. Aun cuando nunca la
había conocido, no estaba interesado en ser un juguete sexual, ni
de ser encerrado en una jaula de oro.

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Pero era gracioso. A pesar de lo que odiaba las tradiciones
dentro de las que nació, se encontraba a si mismo entendiendo ese
punto de vista: aquí estaba, en un estado flotante de post migraña,
a la distancia de un beso con una hembra, muriendo por adorar su
cuerpo. Y adivinen qué. Toda esa rebelión de la que tanto había
disfrutado ahora lo hacía sentir sucio y totalmente indigno.

No es como si no deseará hacerlo con Selena, él era una


puta, pero no un iluso.

¡Mierda!

Con un gruñido, se dejó caer de nuevo sobre las almohadas.


A pesar de la Coca cola, y uno o dos subidones de azúcar y
cafeína, estaba total y absolutamente exhausto.

—Discúlpame —murmuró la elegida.

Por favor no digas que tienes que irte, pensó. Aun cuando sé
que no te merezco de ninguna manera, por favor no me dejes.

— ¿No necesitas alimentarte? —se apresuró a preguntar.


J.R. Ward The King

Trez sintió que se quedaba con la boca abierta. De todas las


cosa que estaba preparado para oír…no. Ni siquiera cerca.

—Tal vez estoy yendo demasiado de prisa —dijo mientras


bajaba los ojos. —Es solo que te ves tan cansado…y algunas veces
eso, es lo que más ayuda.

Bendita…mierda.

No podía decir si se había ganado la lotería o si estaba


sentenciado a muerte. Pero su polla se retorció en demanda, su
sangre rugió, y la parte decente que había estado enterrada durante
tanto tiempo se manifestó, de una forma persistente.

No, se dijo. Ni ahora, ni nunca. La pregunta era… ¿Quién iba


a ganar, el ángel o el demonio en él?

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J.R. Ward The King

Capítulo 11
Traducido por: Gloria García
Corregido por: Payne Rlhdn

Wrath caminaba por el túnel de la mansión golpeando sus


shitickers a un ritmo atronador haciendo eco a su paso, marcando
su propia marcha. A su lado, George iba a su compás, su collar
tintineando, su patas golpeando sobre el suelo de cemento. El
tramo desde el centro de formación a la mansión se hacía como
mucho en dos minutos, tres o cuatro si estabas teniendo una
conversación o un paseo.
No esta vez: George lo llevó delante de la puerta de seguridad
en unos pocos treinta segundos después de que salieran de la
oficina a través de la parte posterior del armario de suministros.

Pagina 151
Subiendo los escalones bajos, Wrath tanteó el panel de seguridad e
introdujo el código. Con un chac-hunk como la apertura de la caja
fuerte de un banco, el bloqueo fue desactivado y entonces
siguieron andando por el pasadizo hasta el siguiente punto de
bloqueo.
Con eso despejado, salieron al cavernoso vestíbulo, y lo
primero que Wrath hizo fue olfatear el aire. Cordero, para la
primera comida. Humo en la biblioteca. Vishous fumando un
enrollado a mano en la sala de billar. ¡Mierda!. Tenía que contarle a
su hermano lo que había sucedido con Payne en el gimnasio.
Infierno, técnicamente le debía al tipo un Rythe. Si embargo era
todo lo que podía esperar.
—Beth, —le dijo al perro —Búscala. —Tanto él como el
animal olfatearon varias veces el aire. —Arriba, —ordenó, al mismo
tiempo que el perro comenzaba a avanzar hacia adelante. Cuando
llegaron al rellano del segundo piso, el olor de ella se hizo más
fuerte, lo cual confirmo que se dirigían en la dirección correcta. ¿La
mala noticia? Venía de más a la izquierda.
Wrath se alejó por el pasillo de las estatuas, pasando por la
habitación de John y Xhex, Blay y Qhuinn. Se detuvieron antes de
llegar a la suite de Zsadist y Bella. No le hacía falta su perro para
J.R. Ward The King

decirle que había llegado a su destino y sabía exactamente frente a


que habitación se encontraban: Incluso en el pasillo, las hormonas
del embarazo espesaban el aire de tal manera, que era como
golpear una cortina de terciopelo. Razón por la cual su Beth estaba
allí, aunque no debería.
“Las hembras no guardan secretos de los hombres a los que
respetan“
Maldita sea. Su pareja quería tener un niño y estaba
haciendo algo para conseguirlo sin siquiera hablar con él.
Apretando los dientes, levantó los nudillos para tocar, pero terminó
golpeando en la puerta. Una vez. Dos veces.
—Adelante, —dijo Layla.
Wrath se giró ampliamente y supo exactamente cuando su
shellan lo vio: el olor a humo de culpa y engaño fluyó a través de la
habitación hacia él.
—Tenemos que hablar, —espetó, entonces asintió con la
cabeza en lo que esperaba fuera en dirección a Layla. —Por favor,

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perdón, elegida —Hubo cierta conversación entre las hembras, Beth
inclinándose al lado de una nerviosa Layla .Y entonces su
compañera estaba fuera de la cama y avanzando hacia él.
No se dijeron una palabra el uno al otro. Ni cuando ella cerró
la puerta detrás de ellos. Ni mientras se dirigían de vuelta por el
pasillo uno al lado del otro. Cuando llegaron a la entrada de su
oficina, le dijo a George que permaneciera fuera antes de
encerrarlos a ambos juntos. A pesar de que estaba íntimamente
familiarizado con la disposición de su mobiliario Francés de marica
puso sus manos frente a él, tocando la espalda cubierta de seda de
las sillas y un sofá delicado y luego la esquina del escritorio de su
padre.
Caminó alrededor y se sentó en su trono, cerró sus manos en
los tallados antebrazos y los agarró con tanta fuerza que la madera
crujió en protesta.
— ¿Cuánto tiempo has estado sentada con ella?
― ¿Con quién?
—No te hagas la tonta. No te conviene.
El aire se agitó en la sala, y él escuchó sus pisadas en la
abultada alfombra. Mientras paseaba, podía solo imaginársela, el
J.R. Ward The King

entrecejo fruncido, los labios apretados y los brazos cruzados sobre


el pecho. La culpa se había ido ahora. Y en su lugar estaba tan
enfadada como el.
— ¿Por qué demonios te importa? —le murmuró.
—Estoy en todo mi derecho de saber dónde estás.
― ¿Perdón?
Él la señaló con el dedo. —Ella está embarazada.
—Lo he notado.
Su puño golpeó con tanta fuerza el teléfono que lo
desconecto.
— ¿Quieres entrar en tu necesidad?
― ¡Sí! —Gritó ella. — ¡Lo hago! ¿Es eso un maldito crimen?
Wrath exhalo, sintiéndose como si acabara de atropellarle un
coche. Una vez más. Era increíble lo devastador que sonaba
escuchar en voz alta su mayor temor. Tomo un par de respiraciones
profundas, porque sabía que tenía que escoger sus palabras

Pagina 153
cuidadosamente a pesar del hecho de que su cuerpo entero gritaba
Oh Dios Mío y se estaba ahogando por el terror.
En el silencio, el tono de llamada del teléfono y su ring, ring,
ring, ring, era tan fuerte como las maldiciones que se lanzaban
ambos a través de sus pensamientos. Con mano temblorosa, dio
unas palmaditas alrededor hasta que encontró el aparato. Colocarlo
en la base le llevó un par de intentos, pero lo consiguió sin romper
nada.
Querido Dios, la habitación estaba en silencio. Y por alguna
razón, se sintió inexplicablemente consciente de la silla en la que
estaba sentado, todo, desde su duro asiento de cuero, a los
símbolos tallados bajo sus antebrazos hasta la manera en que su
espalda baja era arañada por el relieve que se elevaba por detrás
él.
—Necesito que escuches esto —dijo en voz baja —y que
sepas que es una verdad inamovible. —No te voy a servir en tu
necesidad. Nunca.
En ese momento ella sintió como si la hubiesen golpeado en
el estomago y se quedo sin respiración. —No puedo... No puedo
creer que hayas dicho eso.
J.R. Ward The King

—Nunca, nunca va a suceder. Jamás te dejare embarazada.


—Había pocas cosas en la vida que él sabía a ciencia cierta. La
otra única cosa que le venía a la mente era su amor por ella
—No lo harás, —dijo ella bruscamente. — ¿O no puedes?
—No lo haré. No voy a hacerlo
—Wrath, eso no es justo. No puedes simplemente hacer de
esto una ley como si fuera una de tus proclamaciones.
— ¿Así que se supone que tengo que mentir acerca de cómo
me siento?
—No, pero se puede hablar de ello, por el amor de
Dios. Somos una pareja y esto nos afecta a ambos.
—Discutir no va a cambiar mi decisión. Si deseas seguir
pasando tiempo con la elegida, es tu decisión. Pero si la creencia
es cierta, y eso nos lleva a tu necesidad, sabes que serás drogada
para conseguir pasarla. No te serviré.
—Jesús... ¿como si fuera un animal que tiene que ir al

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veterinario?
—No tienes ni idea de lo que son esas hormonas.
—Y eso lo dice un hombre.
Él se encogió de hombros. —Es un hecho verificable de
biología. Cuando Layla estaba en la suya, todos la sentíamos en la
casa, incluso una noche y media después aún la sufría. Marissa ha
sido drogada durante años. Es lo que hay que hacer.
—Sí, tal vez cuando una mujer no esta emparejada. Pero la
última vez que lo comprobé, mi nombre estaba en tu espalda.
—Sólo porque estás emparejada NO significa que tienes que
tener hijos.
Ella se quedó en silencio por un tiempo. — ¿No se te ha
ocurrido ni por un segundo que esto podría ser importante para mí?
Y no como, “Oh, necesito un coche nuevo, o "Quiero volver a la
escuela”. O incluso, "¿Qué tal si tenemos una maldita cita de vez en
cuando, entre un disparo y el trabajo que tanto odias? Wrath, esto
es la base de la vida.
Y una posible sentencia de muerte para ella. Muchas mujeres
mueren en la cama de parto, y si él la perdía... Mierda. Ni siquiera
podía imaginar eso como un caso hipotético. —No te voy a dar un
J.R. Ward The King

crío. Puedo adornar la verdad con mucha mierda sin sentido y


palabras tranquilizadoras, pero tarde o temprano, vas a tener
aceptarlo.
― ¿Aceptarlo? ¿Como alguien que a causa de un resfriado se
resigna a toser durante un par de días? —El asombro en su voz
sonó tan claro como la ira en ella. — ¿Tan siquiera te has
escuchado a ti mismo?
—Estoy realmente consciente de cada jodida palabra que he
elegido. Confía en mí.
— Está bien, bien. ¿Por qué no ponernos en el lugar del otro?
¿Qué te parece? ¿Qué tal esto? Vas a darme un niño, lo quiero, y
eso es sólo algo a lo que vas a tener que acostumbrarte. Con el
tiempo.
Él se encogió de hombros otra vez. —No me puedes forzar a
que esté contigo. —cuando Beth jadeo, el sintió como si su relación
entrara en una nueva dimensión y no en una buena. Pero no había
vuelta atrás. Maldiciendo entre dientes, sacudió la cabeza. —Hazte

Pagina 155
un favor y deja de estar con esa mujer durante horas todas las
noches. Tienes suerte, no ha funcionado y sólo tenemos que
olvidarnos de todo esto.
—Olvidarme de...espera. ¿Eres...eres tu? ¿Has perdido la
jodida cabeza?
Mierda. Su shellan no tartamudeaba o trastabillaba, y rara vez
maldecía. Había hecho las tres cosas a la vez, mierda. Pero eso no
cambiaba nada. — ¿Cuando ibas a decírmelo? —exigió
— ¿Decirte que? ¿Que puedes ser un real grano en el culo?
¿Qué tal ahora mismo?
—No, que estabas intentando deliberadamente iniciar tu
necesidad. Hablar de las cosas que nos afectan a ambos. — ¿Qué
hubiera pasado si hubiera llegado su momento de repente mientras
estaban solos durante el día? Podría haber cedido y luego... Nada
bueno. Sobre todo si se encontraba más tarde con que ella había
estado acelerando el tiempo con la elegida específicamente con ese
fin. Él la miró. —Sí, ¿Cuando exactamente era que iba a surgir esa
conversación? No ibas a hacerlo esta noche, ¿no? ¿Estabas
dejándolo para mañana? ¿No? —Se inclinó hacia su escritorio. —
Sabías que no quería esto. Te lo dije —Más pasos: La oía a cada
pisada. Pasó un rato antes de que ella se detuviera.
J.R. Ward The King

— ¿Sabes qué?, me voy en este momento, —dijo ella, —Y no


sólo porque tengo que salir esta noche. Necesito no estar a tu
alrededor por un tiempo. Y entonces, cuando vuelva, vamos a
hablar de esto teniendo en cuenta las opiniones de los dos
— ¡No! —dijo cuando se disponía a abrir la boca. —No digas
otra maldita palabra. Si lo haces, tengo la sensación de que haría
mis maletas y me iría de forma permanente.
— ¿A dónde vas?
—Contrariamente a la creencia popular, no tienes derecho a
saber dónde estoy cada segundo del día y la noche. Especialmente
después de esta charla.
Maldiciendo otra vez, él se desprendió de sus gafas
envolventes y se frotó el puente de la nariz. —Beth, escucha, yo
solo....
—Oh, he escuchado lo suficiente por el momento. Así que
haznos un favor a ambos y quédate donde estás. Al ritmo que vas,
ese escritorio y esa dura silla es todo lo que vas a tener.

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Acostúmbrate bien a ello.
Cerró la boca. Escuchándola alejarse. Oyó la puerta cerrarse
de golpe a su estela. Estaba a punto de saltar para ir a buscarla,
pero entonces recordó a Doc. Jane diciendo algo acerca de la
resonancia magnética de John Matthew en ese hospital humano.
Tenía que ser a dónde ella iba, había dicho que era importante para
ella ir con él.
De repente, se acordó del ataque, y lo que había pasado en
medio de ello. Se había enfrentado a Qhuinn después de que John
había tratado de comunicarle con Beth. Si algo le era dicho a su
shellan, él iba a conocer los detalles, muchas gracias. “Voy a
mantenerte a salvo. Me haré cargo de ti”. Bueno, archívalo dentro
de los expedientes bajo el código ¿Que carajos?
Normalmente, Wrath no tenía nada en contra de John
Matthew. De hecho, a él siempre le había gustado el chico, hasta el
punto de ser un poco espeluznante cuan fácilmente el guerrero
mudo se había introducido en las vidas de todos, y se quedo allí.
Gran soldado. Buena cabeza sobre los hombros. Y la falta de voz
no era un problema a excepción de Wrath, porque obviamente, no
podía ver para leer el lenguaje de señas.
Ah, y en cuanto a las prueba de sangre que decían que era
J.R. Ward The King

hijo de ¿Darius? Cuanto más tiempo permanecía alrededor del


chico, era más que evidente que la conexión estaba allí. Pero él
trazo la línea de mierda de cualquier hombre que tratara de
interponerse entre él y su compañera, hermano de sangre o no.
Era él quien iba a mantener a Beth segura y cuidada. Nadie
más. Se habría enfrentado a John pero lo más curioso era que el
chico no parecía saber lo que estaba diciendo, John no dominaba
suficiente el Antiguo Idioma como para mantener una conversación
por si mismo, Blay y Qhuinn habían confirmado que eso era lo que
parecía debido a su afección.
Como sea. John iba por algún tratamiento y con Beth al
mando, al final no iba a ser un problema.
Sin embargo, Estas cosas del bebé... Pasó mucho tiempo
antes de que Wrath arrastrara sus manos agarrotadas libres de los
apoyabrazos del trono, y mientras las desplegaba, las articulaciones
le quemaron. Al ritmo que vas, ese escritorio y esa dura silla será
todo lo que vas a tener.

Pagina 157
Qué desastre. Finalmente, la dura verdad era que
simplemente no podía perderla en un embarazo. Aun tan mal como
se sentía por provocar ese distanciamiento por lo menos, ambos
estaban todavía vivos e iba a permanecer de esa manera: No
había manera en el infierno de que fuera arriesgar su vida
voluntariamente sólo por algún hipotético hijo o hija, que, de todas
formas, aún en el supuesto de que sobreviviera hasta la edad
adulta, sería susceptible a sufrir bajo este legado real quisiera o no.
Y esa era otra gran razón para él. No tenía prisa en condenar
a un inocente a toda esta mierda de ser rey. Había arruinado su
vida, y no era la herencia que quisiera compartir con alguien, sin
duda, casi le encantaría tanto como a su shellan. Moviéndose en el
trono, bajo el rostro a su entrepierna y frunció el ceño. A pesar de
que no podía ver nada, se dio cuenta. Tenía una erección. Una
palpitante y tirante erección empujando contra la bragueta de sus
pantalones de cuero. Como si tuviera un sitio donde ir. Cómo, en
ese mismo instante.
Poniendo la cabeza en su mano, sabía exactamente lo que
eso significaba. — Oh... Dios...no.
J.R. Ward The King

― ¿Quieres comer?
A medida que Selena esperaba una respuesta a su pregunta,
hizo todo lo posible por ignorar el hecho de que el increíble hombre
de piel oscura en la cama a su espalda estaba desnudo. Tenía que
estarlo. Con la sabana enrollada hasta la cintura, sus esculpidos
pectorales desnudos y sus fibrosos hombros iluminados por la
suave luz de la esquina. Era difícil imaginar por qué se molestaría
con algo por debajo de las caderas.
Queridísima Virgen Escriba, él era todo un espectáculo. Y una
revelación, aunque no porque fuese ignorante o ingenua. Ella había
sido mantenida en el Santuario desde su nacimiento siglos atrás,
pero como una ehros, estaba familiarizada con la mecánica del

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sexo. Independientemente de la formación. Sin embargo, el destino
aún no le había deparado el llevarlo a la practica, el anterior Prímale
había muerto en las incursiones justo después de ella haber
madurado y su remplazo no había sido nombrado por décadas,
décadas y décadas. Entonces cuando Phury había asumido el
mando, todo había sido cambiado, ellas fueron liberadas y él paso a
tener una shellan y ser monógamo.
Siempre se había preguntado cómo era el sexo. Y ahora,
mirando a Trez, sabía visceralmente por qué las mujeres se
sometían a sí mismas. Por qué sus hermanas se acicalaban y
preparaban para su "deber". Por qué después habían regresado al
dormitorio con un brillo en su piel, en sus cabellos, en sus sonrisas
y en sus almas. Sería abrumador experimentar esto de primera
mano. De pronto, se dio cuenta de que él no le había contestado.
Mientras continuaba simplemente mirando hacia ella, se
preguntó si lo había ofendido. Pero ¿cómo? Creía entender que él
estaba sin pareja: Había venido a esta casa con su hermano, no
con una shellan y nunca había habido una mujer aquí en este
trimestre. No era como si hubiera notado todos sus movimientos.
Sólo la mayoría de ellos.
Mientras sus mejillas se encendían, se dijo que seguramente
él debía necesitar una vena después de todo lo que había sufrido
J.R. Ward The King

De hecho, el peso de su malestar se veía en su rostro, en su dura y


hermosa cara con sus ojos oscuros y almendrados, los labios
esculpidos prominentes, pómulos altos y fuertes, y pesada
mandíbula... Selena perdió el hilo de sus pensamientos.
—No puedes decir eso —toscamente. Sus palabras eran más
profundas de lo habitual, y tenia el efecto más extraño en ella. Todo
su cuerpo se ruborizó a la vez, calentándola desde adentro hacia
fuera, liberándola de forma que la hizo temer por su futuro un poco
menos
—Puedo —se oyó decir. Esto no sería un deber. No, en este
tranquilo espacio oscuro entre ellos, queriéndolo a en su cuello, no
en la muñeca. Totalmente una locura, le advirtió una voz interior.
Eso no era apropiado, porque desdibujaba las líneas del trabajo que
hacia aquí, en esta casa.
Cerrando los ojos, odiaba el hecho de que todo lo que era
razonable en ese momento le decía que debía dar la vuelta y salir
de esa habitación ahora mismo. Este hombre, este hombre
resplandeciente quien era capaz de derretir hasta sus rígidos

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miembros, no era su futuro. Nadie más que el prímale. Para el caso,
ningún hombre.
Su futuro se había determinado aún antes de que ella se
hubiese envuelto en su primera túnica como elegida.
Después de un largo momento, él negó con la cabeza.
—No, Pero gracias.
El rechazo le causo náuseas. Tal vez sintió el inadecuado
deseo de su parte y sin embargo, ella podría jurar que él se sintió
de manera similar. La había detenido en las escaleras aquella vez,
y había estado tan segura que él había querido... Bueno, al menos
había estado lo suficiente en su sano juicio como para advertirle.
Después se había separado con torpeza, pero, la forma en
que la había mirado lentamente… fue entonces cuando empezó a
observarlo desde las sombras. Sin embargo Él no la miraba ahora
así. Y todo había cambiado con por su oferta. ¿Por qué? —Será
mejor que te vayas. —él señalo con la cabeza hacia la puerta.
—Sólo tengo que comer algo y estaré bien.
— ¿Te he ofendido?
—Oh, Dios, no. —cerró los ojos y negó con la cabeza. —Es
J.R. Ward The King

sólo que no quiero...


No pudo entender el resto de lo que sea que dijo, porque él se
frotó la cara y amortiguo las palabras. Abruptamente, Selena pensó
en los libros que había leído en la biblioteca del Santuario sagrado.
Explicaban con detalle la vida tal y como la vivían aquí en la Tierra.
Tan rica y sorprendente, las noches y los días. Eran tan realistas las
historias que parecía que podía sentirlas y vivirlas.
Había estado hambrienta de este lado, desarrollando una
adicción a sus historias y todas sus glorias y sus tristezas. A
diferencia de muchas de sus hermanas, que simplemente
registraban lo que se mostraba en los tazones de visibilidad, ella
había sido voraz en su tiempo libre, el estudio del mundo moderno,
las palabras utilizadas, la manera en que se conducían ellos
mismos. Siempre había tenido la idea de que eso era lo más cerca
que alguna vez llegaría a estar de la libertad de elección y de
cualquier tipo de destino. Y eso seguía siendo cierto, incluso
después de que Phury la liberara
—Maldita sea, mujer, no me mires de esa manera, —Trez

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gimió.
— ¿De que manera?
Pareció rodar sus caderas, y cuando murmuró algo que ella
tampoco pudo escuchar, respiró profundo y… Queridísima Virgen
Escriba, el olor que desprendía el cuerpo del macho era nada
menos que ambrosía en su nariz.
—Selena, tienes que irte, chica. Por favor.
Él arqueó la espalda en las almohadas, su magnífico pecho se
tensó, las venas en su cuello marcándose. —Por favor —
Obviamente, estaba dolorido, y ella de alguna manera era la causa.
Selena sujetó su túnica cuando se puso de pie. Con una torpe
reverencia, dejó caer su cabeza.
—Por supuesto.
No recordaba haber salido de la habitación o cerrar la puerta,
pero debió hacerlo, porque terminó en el pasillo de pie a medio
camino entre la bóveda de bloqueo que llevaba a las habitaciones
privadas de la Primera Familia y la escalera que la llevaría de vuelta
hasta el segundo piso. Lo siguiente que supo, era que estaba en el
Santuario.
Un poco sorprendida, en realidad. Actualmente, cuando había
J.R. Ward The King

terminado con cualquier deber en la Tierra se dirigía al norte, al


rancho de Rehvenge. Disfrutaba de la biblioteca, sus libros de
ficción y biografías eran tan apasionantes, y de alguna manera
menos invasivos que los volúmenes que tenían allí arriba en el
Santuario. Pero algo en ella le había llevado a su antiguo hogar.
Qué diferente era, pensó mientras miraba a su alrededor. Ya
no era un bastión monocromático, ahora sólo los edificios,
construidos en mármol inmaculado eran blancos. Todo lo demás
brillaba con colores, el esmeralda en la hierba, el amarillo, rosa y
púrpura en los tulipanes, el precipitado azul pálido de los balnearios.
Pero la distribución era la misma.
El Templo privado del Prímale se mantiene cerca tanto a los
claustros de las escribas y la enorme biblioteca de mármol así como
de la entrada bloqueada a los cuartos privados de la Virgen Escriba.
Y más allá en la distancia, los dormitorios donde las elegidas
habían tenido tanto su reposo como sus comidas, estaban
adyacentes a los balnearios de agua cristalina, y opuesto a todo
eso estaba el vasto tesoro con sus objetos, rarezas y contenedores

Pagina 161
de piedras preciosas.
Oh, que ironía, sin embargo. Ahora que había color para
agradar la vista. Todo estaba vacío de vida, las elegidas habían
volado de la jaula extendiendo sus alas. Nadie tenía la menor idea
de donde había ido la Virgen escriba, tampoco nadie se atrevía a
preguntar. La ausencia era extraña y desconcertante. Y sin
embargo, le dio la bienvenida.
Cuando los pies de Selena se pusieron en movimiento, estaba
claro que su mente tenía un destino, pero ella no tenía conciencia
absoluta de ello. Por lo menos eso no era inusual. Siempre estaba
distraída, por lo general debido a que estaba pensando en lo que
había visto en los cuencos de visibilidad o leído entre las pagina de
los volúmenes encuadernados en cuero.
Aunque no estaba pensando en la vida de otros en ese
momento. Ese macho de piel oscura era... bueno, no parecía haber
suficientes palabras para describirle a pesar de su extenso
vocabulario. Recordar las imágenes que había visto en su
habitación, era como la llegada de color a este lugar: Una
revelación de belleza.
Inmersa en sus pensamientos hacia él, siguió paseando,
alejándose del trazado central, bajó el césped de los dormitorios, y
J.R. Ward The King

luego más adelante hasta que se acercó a la frontera boscosa que,


como por arte de magia te expulsaba exactamente al mismo lugar
por el que habías entrado.
No se dio cuenta hasta que era demasiado tarde hacia donde
sus pies la habían llevado. El cementerio estaba oculto por una
glorieta y rodeado por todos los lados con enredaderas, la loma se
ocultaba a la vista por una malla de hojas verde y espesa como una
línea vertical de césped. La entrada estaba igualmente obstruida
por un arco con una vid de rosas y el sendero de grava que
serpenteaba en el interior era apenas lo suficientemente ancho para
una sola persona. Selena no tenía ninguna intención de ir dentro
pero sus pies decidieron sin tomar en cuenta sus deseos,
avanzando como siervos de un propósito mayor.
Dentro de los confines de la barrera de árboles, el aire era tan
templado como siempre, y sin embargo, un escalofrío la recorrió.
Envolviendo sus brazos alrededor de si misma, odiaba todo lo
relacionado con el lugar, pero sobre todo el silencio de los
monumentos. Establecido arriba sobre los frontones de piedra

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blanca, las estatuas femeninas estaban en varias poses, sus brazos
y piernas en gráciles ángulo y sus cuerpos de manera desnuda. Las
expresiones de las estatuas eran serenas, sus ojos fijos mirando
hacia el Fade.
Sus labios se estiraron en una sonrisa nostálgica idéntica.
Volvió a pensar en el macho desnudo en la cama. Tan vivo. Tan
vital. ¿Por qué había venido aquí? ¿Por qué?, ¿por qué?, ¿por qué
al cementerio? Sus rodillas se doblaron a la vez que las lágrimas se
desprendieron de su corazón, su llanto llevándola al suelo blando,
los tormentosos sollozos haciendo doler su garganta.
Fue a los pies de sus hermanas que sintió el destino de su
temprana muerte. A lo largo de su vida, había recapacitado sobre
todas las consecuencias que podría tener su desaparición y las
asumía totalmente. Estar cerca de Trez Latimer le dijo que estaba
equivocada.
J.R. Ward The King

Capitulo 12
Traductor: Noelia Fuertes
Corrector: Macarena Suárez

La Galería de Arte Benloise estaba en el centro de Caldwell, a


unas diez manzanas de los rascacielos y a solo dos de la orilla del
Hudson. El modesto edificio contaba con tres plantas, en la primera
planta un espacio a doble altura para la galería, con las oficinas de
los empleados en la parte de atrás. Y justo debajo de su azotea, su
propia bolera en una oficina.

Mientras aparcaba el Range Rover en el callejón trasero,


Assail respiraba hondo. No se había metido nada de cocaína antes
de salir de casa porque quería tener la mente clara.

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Lamentablemente, su cuerpo estaba nervioso por la falta de
estímulo, parecía un yonqui, pero su mente no estaba nublada.

― ¿Quieres que entremos contigo? —preguntó Ehric, desde


el asiento de atrás.

—Solo uno.

Assail se bajó y esperó a que se decidieran. Maldita sea, le


temblaban las manos, y a pesar de que todavía caían ráfagas de
nieve del cielo, volvía a sudar.

¿Debería hacer su propia cocaína? Él estaba fuera de juego


en eso. Ehric se le unió, rodeando la parte trasera del SUV.

― ¿Qué te pasa?

—Nada.

Una mentira a muchos niveles.

Mientras se acercaban a la puerta trasera, Assail se rindió.


Rebusco en el bolsillo interior de su abrigo Tom Ford, y saco un vial
J.R. Ward The King

amorronado. Desenroscando el tapón negro, rellenó la cuchara


interna con una dosis de polvo blanco.

Sniff.

La misma operación en el otro orificio nasal, luego tomo una


sola, una súper inhalación doble para asegurarse de que todo había
llegado a casa.

El hecho de que inmediatamente volviera a su “estado


normal”, fue otra señal de advertencia que eligió ignorar. Tranquilo y
concentrado, no era como debería estar después de dos chutes
pero no iba a malgastar el tiempo en eso. Algunas personas tienen
el café. Y otras un diferente producto de coca.

Es todo sobre como quieras seguir adelante.

Mientras se acercaba a la pesada puerta de acero, la cual era


una medida de seguridad disfrazada como un comentario al

Pagina 164
industrialismo del mercado artístico. No había ningún motivo para
hacer sonar el timbre, o ciertamente, para llamar a la puerta. El
monstruo de tres centímetros de grosor era algo para echar a
perder tus nudillos duramente. Y de hecho, se abrió rápidamente.

— ¿Assail? ¿Qué estás haciendo? —preguntó el Neandertal


del otro lado. Tan impresionante dominio de la gramática inglesa,
así como el saludo le dijeron que Benloise y sus hombres
desconocían quien era el responsable de las muertes en West Point
de la noche anterior, uno podría pensar que la inteligencia del
gigante no era tan banal como parecía.

Aquellas máscaras negras que habían llevado puestas les


habían sido útiles. E inhabilitar las cámaras de seguridad fue crucial
para el plan.

Assail sonrió sin exhibir sus colmillos. —Tengo algo para tu


jefe…

― ¿Te está esperando?


J.R. Ward The King

—No lo hace, no.

—De acuerdo. Vamos.

—Éste es mi socio, por cierto…

Assail masculló mientras entraba en el área administrativa.

—Ehric.

—Sí. Me lo imaginé. Vamos.

A zancadas recorrieron el lugar de techos altos y en cuyos


suelos de hormigón sus pisadas hacían eco contra los conductos de
ventilación y el cableado eléctrico situado sobre ellos. Se trataba de
un caos organizado. Una alineación de útiles escritorios, pilas de
archivadores, y piezas de “arte” de descomunal tamaño tapaban al
azar gran parte de su espacio. Ni empleados. Ni teléfonos sonando.
El verdadero rostro del negocio de drogas de Benloise estaba

Pagina 165
después de una parada en la oscuridad.

Como era de esperar.

Ya en la zona correcta de la galería, echo un rápido vistazo a


su alrededor mientras que el guardia que los había dejado pasar,
desaparecía a través de una puerta oculta de la segunda planta.

No había nadie excepto un par de guardias de pie,


custodiando el camino que llevaba a la oficina de Benloise. Assail
sopesó a los hombres. Sus miradas estaban más atentas que de
costumbre, cambiaban su peso de un pie al otro incesantemente,
sus manos se movían constantemente como si necesitaran
recordarse a sí mismos que iban armados.

—Una tarde agradable, ¿no? —observó Assail mientras


asentía sutilmente hacia Ehric. Los guardias quedaron petrificados,
y su primo captó la señal para irse a dar una pequeña caminata, el
vampiro deambuló alrededor de una exposición de símbolos fálicos
fabricados con tiras de papel periódico.

—Claro, con algo de frío allí afuera. Pero las ráfagas de nieve
J.R. Ward The King

sin duda le dan un aire pintoresco.

Assail sonrió y sacó un Habano.

― ¿Puedo encenderlo?

El guardia de la derecha le señaló hacia el letrero plastificado


en la pared. —Prohibido fumar.

—Seguramente podríamos hacer la excepción en mi caso —


cortó la parte de atrás del puro y lo dejó caer al suelo. — ¿Sí?

Los oscuros ojos del tipo miraron por un momento el suelo,


confuso. Para regresar la vista al frente. —Prohibido fumar.

—Si aquí no hay nadie, excepto nosotros. —sacó su


encendedor. Y acto seguido, lo abrió, con su característico clic.

—No puedes hacer eso aquí.

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Acaso Benloise los evaluaba específicamente para detectar
su escasez de vocabulario—. ¿Entonces, en el hueco de la
escalera?

El genio intercambio una mirada con su compañero.

Y se encogió de hombros. —Supongo que está bien.

Assail volvió a sonreír y prendió el encendedor. —Entonces,


dejadme pasar.

Todo sucedió muy rápido. Con el que había hablado, estaba


girado y quitando el cerrojo a la puerta, mientras, en ese momento,
el otro estiraba la espalda.

Ehric se materializó directamente delante de la espalda del


blanquito, aplaudiendo a ambos lado de su atónita cara y le rompió
el cuello. Para no hacer un espectáculo, Assail apuñaló por
sorpresa al otro, quien se había esforzado en que las reglas se
cumplieran; con la daga que había secretamente sacado de su
funda de la cadera. El siguiente paso fue deshacerse de su
encendedor y cubrirle la boca al hombre con la mano ahogando el
J.R. Ward The King

gruñido amenazador que los delataría.

Para terminar las cosas, libero la hoja de un tirón y la movió


hacia arriba. La segunda puñalada fue entre las dos costillas,
directamente hasta el corazón.

El hombre cayó desmadejado al suelo.

—Dile a tu hermano que tenga listo el Rover —murmuró


Assail. —Y quita esto del medio. En un minuto o dos se habrá
desangrado y su respiración entrecortada se puede oír.

Ehric cambio a formato limpieza, agarrando los gruesos


tobillos del moribundo y arrastrándolo detrás de uno de los
expositores verticales.

Al mismo tiempo, Assail desapareció en el hueco de la


escalera y encendió el Habano. Mientras movía la mano del guardia
con el cuello roto para que la puerta quedara entreabierta, el aire se

Pagina 167
iba llenando de humo. Ehric se le unió un instante después,
aceptando su propio Habano e igualmente encendiéndolo mientras
dejaban que todo se cerrara tras ellos.

El políglota que había ido a consultarle a Benloise miró por


encima del pasamano de arriba.

— ¿Qué estás haciendo?

Así que esa frase era tanto un saludo como una pregunta.
Assail pensó, que eso era algo a tener en cuenta.

Soltó una bocanada de humo azulado y señalo hacia los


paneles de la puerta cerrada. —Ellos dijeron que no podíamos
fumar en la galería.

—Tampoco podéis fumar aquí —miró sobre su hombro, como


si hubieran dicho su nombre. —Vale, está bien —se volvió a girar.
—Él me ha dicho que tiene un momento.

—Así que supongo que os reuniréis entonces.

El guardia está noche no le había visto las orejas al lobo. En


J.R. Ward The King

vez de tener la situación bajo control, básicamente se había


encogido de hombros y entregado tanto a él como a su jefe al
enemigo en bandeja de plata.

Tremendo regalito.

Assail normalmente se tomaba su jodido tiempo, pero esa


noche no. Él y Ehric subieron las escaleras a gran velocidad. Iban
por la mitad cuando cayó en la cuenta que había cometido un error.
Probablemente debido a la cocaína. Había cámaras de seguridad
por toda la instalación y no había hecho nada.

—Más rápido — siseó entre dientes a su primo.

Alcanzando el rellano superior, Assail se inclinó ante el


guardia. — ¿Dónde te gustaría que lo apagará?

—Ni puta idea. Él sólo dijo que lo apagaras.

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—Oh, bien, entonces.

Ehric, en el momento justo, se desmaterializó nuevamente,


apareciendo detrás del guardia. De un manotazo, le cubrió la boca,
y tiró de él para atrás. Regalándole a Assail un blanco perfecto.

Sin piedad, le rebanó la garganta, fácil y rápido como un


suspiro. Después de todo, era otro caso al que dar carpetazo.

Assail atravesó la puerta de la oficina, abriéndose amplio


paso. En frente de la gran estancia, Benloise, estaba tras un
elevado y modernista escritorio, cuya lámpara proyectaba un
resplandor, que hacía visibles sus rasgos entre la oscuridad,
rivalizando así, con algunos de los mejores cuadros de Goya.

—... llegué justo ahora al norte… — Benloise paró en seco, su


rostro se convirtió en una máscara inalterable al acto. —
Discúlpame, te volveré a llamar.

El mayor distribuidor de drogas de Caldwell colgó el teléfono a


tal velocidad, que el receptor oyó el estallido contra la base. —Creo
que te dije que esperaras, Assail.
J.R. Ward The King

― ¿En serio? —Assail miró por encima de su hombro—. Tal vez


deberías ser más claro con tus hombres. Aunque, Dios sabe, que
es tan duro dar con un equipo cualificado, ¿no crees?

El acicalado hombrecillo se recostó en aquella silla que hacía


de trono con expresión inmutable. Esta noche llevaba un traje azul
marino hecho a medida que resaltaban tanto su bronceado como
sus ojos oscuros, y al igual que siempre, su escaso cabello estaba
engominado hacia atrás. Su colonia se podía oler en toda la oficina.

—Discúlpame por las prisas, —dijo educadamente el


caballero, unas formas sin duda contrarias a las de un traficante—.
Pero tengo otra cita…

—Sin duda odio entretenerte.

— ¿Y tu visita se debe a…?

Assail asintió una vez, y eso fue todo lo que hizo falta. Ehric

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se materializó detrás del alto escritorio e inmovilizó al distribuidor,
arrastrándolo fuera de la pesada silla por la cabeza. Una descarga
eléctrica más tarde, y Benloise era una muñeca de trapo con un
traje azul marino de lo más apropiado.

Mientras su primo arrojaba al hombre sobre su hombro como


haría un bombero, ninguno dijo nada. No había razón para ello.
Ellos lo habían elaborado todo de antemano: infiltrarse, coger,
eliminar.

Desde luego, habría sido mucho más gratificante montar una


confrontación de película de Hollywood con lo que se solucionaría el
asunto del distribuidor con un propósito minuciosamente violento.
Sin embargo, en el mundo real el secuestro y la intimidación
no ofrecían tal satisfacción inmediata.

No si querías atraparlo y que siguiera con vida.

Con Ehric pegado a sus talones, Assail cruzó tanto a paso


ligero el brillante suelo negro de la oficina como las escalaras. En
cuanto alcanzaron la galería, hubo un momento de rápida
J.R. Ward The King

comprobación sobre los sonidos que se escuchaban.

Ninguno. Sólo el amortiguado jadeo del guardia apuñalado en


su último aliento y el olor a cobre de la sangre de su herida en la
barriga.

Atravesaron la única puerta para el personal del área


administrativa. Dejando atrás, aquellos escritorios y sus móviles
hechos de piezas de coches destrozados.

El Range Rover estaba aparcado tan cerca de la salida


posterior, que estaba prácticamente dentro del edificio, y cada cual
en su papel, Assail abrió la parte de atrás y Ehric arrojó a Benloise
como a una bolsa de lona. Después era una cuestión de golpear,
abofetear, chillar.

Estaban fuera y conduciendo a la velocidad máxima permitida,


en un abrir y cerrar de ojos, Assail de copiloto, y Ehric detrás con la

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carga.

Assail miró su reloj. El tiempo total transcurrido fue once


minutos, treinta y dos segundos, lo que les dejaba bastantes horas
antes del amanecer.

Ehric sacó unas esposas y se las ajustó a las muñecas del


"Comerciante de arte". Entonces iba a ser una cuestión de golpear
al hijo de puta despierto.

Cuando Benloise abrió los ojos, reculó como si se encontrara


en una pesadilla. Finalmente, en tono seco, Assail formulo la
pregunta que se estaba haciendo.

—Tienes algo que es mío. Y me lo vas a devolver antes del


amanecer o te haré desear no haber nacido.
J.R. Ward The King

Media hora después del follón con su marido, Beth estaba en


los asientos traseros del Mercedes S600 de la Hermandad, con su
medio hermano sentado a su lado y Fritz detrás del volante. El
coche era nuevo, y el maravilloso olor a cuero nuevo y a barniz, era
una especie de aromaterapia para gente rica.

Lástima que los productos de alcurnia no hicieran nada por


mejorar su humor.

Miró a través de la ventana tintada, bajaban por el camino


rural al pie de la montaña nevada como en cámara lenta, aunque
quizás fuera porque la banda sonora para el viaje, la cual debería

Pagina 171
haber sido Vivaldi o Mozart a juzgar por los anuncios de coches, era
aquella pequeña charla con Wrath como un estúpido partido de
tenis.

Mierda. Su hellren había sido siempre autocrático y por otra


parte, no tenía nada que ver con su rol de: Corona atornillada; era
parte de su personalidad. En los últimos años, lo había visto tener
esa actitud en innumerables ocasiones, ya fuera con los hermanos,
la glymera, el servicio…. maldición, el mando de la televisión. Pero
con ella, él siempre había sido... bueno, no sumiso. Eso nunca.
Pero ella siempre había tenido la sensación, de que él la tenía en
consideración. Cualquier cosa, cuando quisiera y Dios salvará al
tonto que se interpusiese en su camino.

Así que, había asumido que lo del niño sería igual, que él
cedería, y se lo daría ya que él bebe era una cosa tan importante
para ella. ¿En cambio? Todo lo contrario.

Una caricia en el codo le recordó dos cosas: Una, que no


estaba sola en el coche. Y dos, que no era la única con problemas.
J.R. Ward The King

—Perdón, —dijo descubriéndose el rostro—. ¿Estoy siendo


una maleducada?

“¿Estás bien?” Gesticuló John en el sombrío interior.

—Oh, perfectamente —le golpeó ligeramente con el puño su


fuerte hombro, sabía que toda esta cosa de las convulsiones iba a
pasarle factura: el viaje a la ciudad, la resonancia magnética, los
resultados que le seguirían—. Mucho más importante, ¿cómo estás
tú?

“Supongo que Doc. Jane logró llegar al centro médico bien”

—Sí —Beth negó con la cabeza, la gratitud que sentía hacía


Jane y su compañero humano, Manny Manello, la dejaba sin
palabras. —Los dos son increíbles. La seguridad social es cara y
mas en un mundo donde es difícil abrirte camino. Como ambos lo
lograron, no tengo ni idea.

Pagina 172
“En mi opinión, esto es una pérdida de tiempo” Giró la cabeza.
“Quiero decir, vamos. ¿Por cuánto tiempo las he estado teniendo? Nunca
ocurre nada”.

—Es más seguro tenerlo todo vigilado.

El móvil de John sonó con un ¡bing! y lo inclinó la pantalla


para ver quién era. “¡Es Xhex!”.

― ¿Entonces ella también aprueba hacer esto allí?

“Sí”. Suspiró. “Pero toda esta cosa de ir en coche es una tontería.


Podría estar allí en un abrir y cerrar de ojos”.

—Sí, pero si eres un humano, sueles ir en coche. Es más fácil


mantener las apariencias de esta forma, ya lo sabes.

“Incluso mejor, podemos ahorrarnos esta puta mierda”. Soltó una


carcajada. “Te lo digo, lo siento por quien se cruce con Xhex en la puerta.
Está lista para arrastrar a todo el complejo del hospital y ¿Cuando se pone
J.R. Ward The King

así? No quieres decirle no”.

El brillo de respeto en sus ojos, fue echar sal a la herida.


Teniendo en cuenta la forma de actuar de Wrath.

—Xhex es una hembra afortunada—, dijo Beth bruscamente.

“Es al revés. Créeme ¿por qué estás así?”

― ¿Así cómo?

John se ruborizó. “Como si fueras a llorar”.

Ella lanzó sus problemas a otra parte.

—Las alergias. Tengo los ojos llorosos el año entero. Quizás


pase a por algo de Claritin34 mientras estemos fuera esta noche.

“¿En diciembre? ¿De verdad?”

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Esta vez fue ella la que apartó la mirada, Fritz enseguida
cogió velocidad por el camino. Frenando al entrar en una curva. Y
volviendo a acelerar al salir de ella. Todo el Mercedes se manejaba
con total facilidad, los asientos súper acolchados se adaptaban a
las posturas de su cuerpo, y un suave calor era bombeado a sus
pies.

Deberían ponerle al coche el eslogan de "Edición Relax".

Aunque de nuevo, ni el suave mecer del Benz surtió efecto


sobre ella.

Tenía la sensación de que no conseguiría dormir en lo más


mínimo hasta que ella y Wrath resolvieran las cosas o...

Otro golpecillo en su brazo. “Sabes, que puedes hablar conmigo


sobre cualquier cosa”.

34
Antihistaminico que reduce los efectos de los síntomas de alergias.
J.R. Ward The King

Beth se cepillo el pelo hacia atrás sólo para que le cayera otra
vez sobre sus hombros. Había tantas opciones pero John tenía
bastante con arreglar lo suyo.

“Beth. De verdad”

― ¿Qué tal si te ayudamos con esto y…?

“Me dará algo más en lo que pensar, y podría ayudarme ahora


mismo”.

Cuando no le respondió, volvió a insistir.

“Venga, por favor. Me tienes preocupado”.

― Eres todo un amor, ¿Lo sabias?

“Y estás evitando el tema, lo sabes”.

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Ella estuvo un rato callada. Más adelante, se veía una señal
para ir a Northway, la I-87 iluminada por los faros. Si ellos siguieran
y no se detuvieran, en vez de tomar la primera salida al centro de
Caldwell, podrían estar en Manhattan en una hora. Incluso más
lejos, al sur, a Pennsylvania y luego hasta Maryland, y.... ―
¿Alguna vez has deseado poder escapar simplemente un rato? —
se oyó preguntar.

“¿Antes de Xhex? Seguro. Pero ahora...”

Dios, pensar que era Wrath de lo que ella quería escapar.


Jamás lo hubiera dicho.

“¿Qué pasa, Beth?”

Hubo otro largo silencio, durante el cual, sabía que él estaba


esperando a que hilvanara algunos sustantivos y verbos para su
bien.

—Oh, ya sabes, solamente una discusión de pareja.

Él asintió. “Si lo sabré yo. Es una mierda”.


J.R. Ward The King

—Totalmente de acuerdo.

Finalmente, gesticuló, “Ya sabes que puedes usar la casa de Darius.


Si necesitáis espacio. Me la regalaste, lo cual es genial pero siempre pienso
en ella como algo tuyo también”.

Visualizó la mansión de estilo federal en medio del mundo


humano y sintió un pinchazo en el pecho. —Gracias, pero todo irá
bien. —Y aunque no lo fuera, al último lugar al que quería volver era
donde ella y Wrath se habían enamorado.

A veces los buenos recuerdos eran más difíciles de soportar


que los malos.

“¿Puedes decirme al menos el motivo? Porque mi cabeza está


barajando todo tipo de posibilidades”.

Todavía les llevaría un cuarto de hora, o veinte minutos llegar

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al centro hospitalario St. Francis. Demasiado tiempo para estar
sentados en un incómodo silencio. Y, sin embargo, le parecía una
violación a su privacidad y a la de Wrath hablar sobre lo del bebe...o
tal vez sólo era una excusa para ocultar el hecho de que no quería
romper a llorar.

—¿Recuerdas algo de tus convulsiones? Quiero decir,


¿cuándo estás dentro de ellas?

“Pensé que estábamos hablando de ti”

—Y lo estamos —La miró y ella le sostuvo la mirada. —Me


estabas diciendo algo. A la mitad, me miraste... y estabas
articulando algo. ¿Puedes recordar que era?

Frunció el ceño como si estuviera verificando su banco de


memoria, se le desenfocó la mirada. “En realidad, no puedo.
Sólo...estoy de pie en lo alto de las escaleras, mirando al estudio de Wrath,
te veo a ti y luego, nada, hasta que Xhex me llevó pasillo abajo, hasta
nuestra habitación y las luces nuevamente volvieron”.
J.R. Ward The King

—Dijeron que fue en la Antigua Lengua.

Negó con la cabeza. “Eso no es posible. Quiero decir, puedo leer


algo y entender un poco de lo que me hablen. Pero no hablarla”.

Beth se miró las puntas del cabello, a pesar de que sabía que
no estaban abiertas; uno de los doggen se las había recortado justo
la semana pasada.

—Bueno, ¿hay algo que quieras contarme de todas formas?


—Lo miró de reojo. —Puedes contarme cualquier cosa. Wrath tiene,
como, una docena de hermanos. Yo solo te tengo a ti.

John frunció el ceño de nuevo. “No, yo....

De repente, las manos empezaron a temblarle, suprimiendo lo


que fuera a gesticular y a continuación, se pegó al asiento, con el
cuerpo rígido.

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― ¡John! —Beth se acercó a su hermano —. John. Oh, ¡Dios
mío! Los ojos se le pusieron en blanco, y los blancos destellos
daban la sensación de que iba a morirse. —John ¡Vuelve...!

Se abalanzó hacia delante, golpeando el panel. — ¡Fritz!

Mientras el mayordomo bajaba el espejo ahumado, grito. —


Acelera, ¡está teniendo otra convulsión!

Los sorprendidos ojos de Fritz no se despejaron del retrovisor.


—Sí, señora. ¡De inmediato!

El viejo mayordomo pisó el acelerador, y mientras el Mercedes


volaba hacia la entrada de acceso a Northway, ella intentó ayudar a
John. La convulsión se había adueñado de él, a pesar de su
espalda recta y rígida como una vara, sus manos curvadas sobre su
pecho y los dedos como las garras de Drácula.

—John…―le rogó con la voz entrecortada.—Quédate


conmigo, John.
J.R. Ward The King

Capitulo 13
Traductor: María Jiménez
Corrector: Pilar Ocampo

—Dime que está volviendo en si.

Mientras hablaba Assail miraba fuera del parabrisas del


Rover, el mango de una daga encerrado en el puño de su mano
derecha. Se encontraban en lo profundo de los boscosos límites de
Caldwell, sin luces de viviendas brillando a través de la línea de
árboles, ningún otro vehículo transitando en la helada carretera
rural. Benloise se había levantado brevemente, sólo para
“desmayarse” de nuevo. Lo cual podía ser una mentira.

― Aún no ― mascullo Ehric. ― Pero está vivo.

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No por mucho tiempo.

― Y desnudo ― Añadió el guerrero.

Assail giro justo cuando su primo lanzaba su cuchillo de caza.


Efectivamente, desnudo. El traje hecho a la medida de Benloise
había sido destrozado, la fina tela azul marino hecha jirones, la
camisa de seda bajo este era impropia incluso para el uso de una
criada. Toda la joyería también había sido removida, desde el reloj
Chopar de diamantes, el dorado anillo de sello, la pulsera de
eslabones, hasta la cruz en una gruesa cadena de oro.

El botín fue guardado en un posavasos junto con un teléfono


móvil al que quitaron la batería para que cualquier señal GPS fuese
intervenida. La ropa se dejo donde cayó. Quizá estaba
verdaderamente inconsciente. Era difícil imaginar al hombre no
luchar por eso.

― ¿Cuánto falta? ― demandó Assail.

― Justo aquí será suficiente ― dijo Ehric.


J.R. Ward The King

El macho frenó, puso la palanca de cambios en punto muerto


y apagó el motor. Inmediatamente, Assail salió, miró alrededor y
reconfirmo su aislamiento. No había luces de ninguna vivienda. No.
había sonido de tráfico. Nadie en ninguna parte.

― Apaga los faros delanteros.

Con los copos disminuyendo y la luna haciendo su aparición a


través de las nubes irregulares, había más que suficiente
iluminación atravesando los pinos.

Assail envaino su daga y luego hizo crujir sus nudillos. ―


Levántenlo y sáquenlo.

Ehric manejo el peso muerto con un aplomo admirable, dado


que Benloise estaba desnudo e inerte, como si fuese una pieza de
equipaje que no tuviese asas.

El mayorista de drogas retorno a la conciencia justo cuando

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fue puesto contra los contornos helados del Rover y el tirón que
anuncio su despertar se noto a través de todos sus miembros, sus
brazos y piernas tintineantes como las de una marioneta.

Los primos inmovilizaron el hombre contra el SUV y el gran


Ricardo Benloise ya no parecía poderoso en absoluto; siempre se
vio dominante en sus lujosos trajes, pero sin el beneficio de
aquellas chaquetas y pantalones cuidadosamente hechos, era sólo
una composición de cavidades encogidas, sus costillas
sobresaliendo en un agudo relieve, su suave vientre sobresaliendo
sobre caderas huesudas, sus rodillas más amplias que sus muslos
y pantorrillas.

― No perdamos más tiempo ― Assail dijo en un tono bajo. ―


Dime donde esta ella.

Ninguna respuesta. El cuerpo de Benloise podría ser débil


pero su mente… Sus ojos eran más afilados que nunca, aunque
estaba en una mortal desventaja, su voluntad era inflexible.

Assail trajo su brazo sobre su torso y abofeteo al hombre con


J.R. Ward The King

el dorso de su mano. ― ¿Dónde está?

La cabeza de Benloise giró hacia un lado mientras la bofetada


resonaba, la sangre manchando la chaqueta de Ehric.

― ¿Dónde está? ― Assail golpeó al mayorista de nuevo, sus


nudillos chasqueando lo suficientemente fuerte para rasgar la piel a
su paso. ― ¿Dónde está?

Los primos engancharon a su prisionero más arriba mientras


empezaba a caer. Assail asió la garganta del hombre y contribuyo a
los esfuerzos hasta que los pies de Benloise colgaban a seis
pulgadas de la nieve. ― Te matare. Aquí y ahora, si no me dices
donde está ― Los ojos de Benloise giraron, pero eventualmente se
encontraron con los de Assail. Y aun así absolutamente nada.

Assail aumento la presión de su agarre hasta que comprimió


la vía respiratoria. ― Marisol. Dime donde la has llevado ― La boca

Pagina 179
de Benloise se abrió con fuerza mientras luchaba por oxigeno, sus
delgados brazos luchando contra lo que lo sostenía, sus piernas
pateando hasta que sus talones se hundieron en el panel lateral.

― Marisol. Dónde está.

Aquellos ojos nunca dejaron los de Assail hasta el punto en


que, bajo diferentes circunstancias, se podría incluso respetar la
obstinación del hombre. Ahora era un pararrayos para la frustración.

― ¡Dónde está!

Con su mano libre, Assail alcanzo entre las piernas del


hombre y retorció las pelotas que se habían mantenido apretadas
contra su torso. El grito que se alzó fue atrapado en la garganta, el
agarre de Assail silenciando el sonido. Y quería hacer mucho más,
pero no podía matar al bastardo. No aun. Ordenando a su mano
que liberara la vía respiratoria, paso un momento antes de que sus
dedos obedecieran.

Benloise tosió y jadeó, sangre de su labio partido cayendo


sobre su pecho desnudo.
J.R. Ward The King

― ¡Dónde está!

Ninguna palabra surgió como respuesta. El bastardo no se iba


a romper. No de esta manera, en todo caso. Mientras la palma de
Assail picaba por su daga, no confiaba en sí mismo con aquella
hoja afilada. Destripar al hijo de puta no era lo que en definitiva
quería.

Assail se acercó.

― Quiero que pongas mucha atención ahora ¿Estás


conmigo?

La cabeza de Benloise colgaba, pero sus ojos permanecieron


abiertos, así que Assail fue hasta la parte trasera del SUV.
Levantando la puerta del maletero, levanto al hombre atado y
amordazado que habían secuestrado antes de ir a la galería.

El hermano de Benloise no opuso ninguna resistencia. Por

Pagina 180
otra parte, Ehric se había escabullido detrás de Eduardo en su casa
y había insertado una jeringa llena de heroína en una gruesa vena
en su cuello. El hombre también estaba desnudo y la condición
mucho más en forma de su cuerpo le sugirió que era más joven y
más vanidoso. Tenía bronceado en aerosol y cierto grado de
desarrollo muscular.

Assail lo lanzó a los pies de Benloise. El no esperaba ninguna


sorpresa que cambiase las cosas. Pero lo que venía a continuación
lo seria.

Mientras el viejo Benloise miraba, Assail rodó al hombre


inconsciente sobre su espalda, removió la mordaza y saco una
segunda jeringa de su frágil contenedor.

Naloxona, el antídoto usado comúnmente para combatir


sobredosis de opiáceos, era un líquido claro, cuando clavo la jeringa
en la vena del brazo de Eduardo, no paso mucho tiempo antes de
que la luz del piloto se encendiera de nuevo.

Eduardo se despertó sobresaltado con el torso sacudiéndose


J.R. Ward The King

en la nieve. Assail tomó la mandíbula del hombre en un duro agarre.


Girando la cabeza alrededor, gruñó.

― Dile hola a tu hermano, seamos educados.

Con los ojos ampliamente desorbitados, Eduardo


inmediatamente empezó a hablar en español y Assail le quito las
ganas sacando su daga y apuntándola a su cara.

― Tu hermano tiene un lugar donde lleva a personas a


matarlas ¿Dónde queda?

― No sé de que esta….

Assail se sentó a horcajadas sobre el hombre y tomo el


cabello en la parte superior de su cabeza, como Eduardo usaba una
gran cantidad de productos, era una desastre grasoso, pero él se
las arreglo para conseguir un agarre pasable. Poniendo la hoja bajo
su barbilla, se aseguro de hablar suave y despacio.

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― ¿Dónde lleva a las personas? Sé que hay un lugar, privado
y seguro. No en su casa, ni en el centro de la ciudad ― El hermano
mayor Benloise finalmente habló en un apuro, las palabras hacia su
hermano, guturales y puntuadas con respiraciones desiguales. En
respuesta, los ojos de Eduardo se hicieron más grandes y no se
necesitaba saber español para entender: Di algo y te mato yo
mismo. Assail interpuso su cuerpo entre los dos y miro fijamente a
Eduardo.

― Voy a hacerte daño.

Escoge un lugar, cualquier lugar.

Assail decidió iniciar con los hombros. Con una estocada


rápida empujo la hoja profundamente en la carne bajo la clavícula.
Doloroso pero no fatal por un largo trecho. Mientras los gritos
resonaban en sus oídos mantuvo la daga en su lugar y su agarre
sobre el mango.

― ¿Dónde está? ― Cuando no obtuvo una respuesta


J.R. Ward The King

inmediata, torció el cuchillo. ― ¿Dónde los lleva?

Más torsión. Más gritos. Ahí fue cuando Ricardo hablo de


nuevo, su voz cortando a través del drama para reforzar su
mensaje. De cualquier manera, la agonía iba a ganar, Assail se
aseguraría de eso.

Echándose para atrás y dándole al querido niño Eddie un


momento para descansar y recuperarse, observó el mango de la
daga moverse arriba y abajo con su tortuosa respiración.

¡Oh, Como han caído los poderosos! Eduardo siempre fue el


interventor financiero elegantemente vestido. Pero aquí estaba, su
cabello hecho un desastre, sus ojos inyectados en sangre y con
nieve sobre toda su piel desnuda. Assail lo miro con toda la
compasión que uno le daría a un animal muerto en la carretera.

― No le escuches. Si lo haces, te matare lentamente. La

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única manera de salvarte es si me dices lo que necesito saber.

Ricardo ladró algo bruscamente.

― No le escuches ― Assail mantuvo sus ojos fijos con los de


Eduardo. ― Háblame. Sálvate.

Eduardo seguía tratando de ver a su hermano, pero Assail


cambió de posición con esa mirada llena de pánico hasta que
Eduardo gimió, sus ojos escondiéndose en su rostro arrugado.
Assail le dio algo más de tiempo hasta que perdió la paciencia.
Alcanzando la daga dijo ― Voy a lastimarte de nuevo.

― ¡Al norte! ― Gritó Eduardo. ― ¡Hacia el Norte! ¡Lado sur de


la montaña Iroquois! La única ruta hacia la propiedad se desprende
de la base. Conduzca media milla y vera la señal.

Contra el SUV, Ricardo explotó, con la furia evidente en cada


silaba, incluso si las particularidades de las oraciones se perdían
por falta de traducción.

Assail inhalo profundamente, no había aroma a mentira


proveniente de Eduardo olía a sangre fresca, por supuesto y al
J.R. Ward The King

aguijonazo acre del terror. Además, una vergüenza más bien


conmovedora que le recordó a Assail el olor de tubérculos frescos
sacados de una bodega. El hombre dijo la verdad como la conocía.

― Pon a Ricardo de nuevo en el auto ― dijo Assail


ásperamente.

― Espera ― grito mientras los primos asentían ― Dale la


vuelta.

Assail se giro de manera que quedo detrás de Eduardo y


mantuvo el flojo torso del hombre hacia arriba. Mirando a través de
la distancia entre él y Ricardo, dijo sobriamente.

― Tomas algo mío, Yo tomo algo tuyo.

Tirando la daga libre de la carne del hombro surco la hoja a


través de la garganta de Eduardo. Ricardo trato de desviar la
mirada, su torso sacudiéndose entre los primos.

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― Esto es solo el principio, Ricardo ― Assail empujo al
hombre que se asfixiaba y sangraba fuera del camino como la
basura que era.

― Apenas estamos empezando ─ se acercó a Benloise ─ Sin


embargo creí que era importante para ti tener un último recuerdo de
la debilidad de tu hermano. Solo piénsalo, si el fuese tan fuerte
como tú, hubiese muerto honorablemente. Desgraciadamente, no
fue su destino.

Assail se sentó en el asiento del copiloto y recupero su frasco


de cocaína. Mientras esnifaba dos cucharadas en cada fosa, los
primos metieron a Ricardo en el compartimiento trasero y el chirrido
de la cinta adhesiva al ser rasgada atestiguaba que tan seguras se
estaban haciendo las cosas.

Encendiendo una luz por encima de su cabeza Assail


desplegó un mapa del estado de Nueva York marcado con tres
ases rojas, no tenía ni idea donde mirar.

Ehric se sentó ante el volante y puso su iPhone en el rostro de


J.R. Ward The King

Assail. ―Es un viaje de cinco horas.

La cabeza de Assail empezó a zumbar. Aun con Benloise en


su custodia, estaba aterrorizado de lo que le estaban haciendo a
Marisol. Cinco horas era demasiado. Demasiado a la luz de las
veinticuatro que ya llevaba. Maldición, Por qué Benloise tenía que
ser tan estratégico.

―Entonces tenemos que empezar a conducir ―dijo Assail


entre dientes.

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J.R. Ward The King

Capítulo14
Traductor: Vishous Rlhdn
Corrector: Payne Rlhdn

El Commodore era sin duda el lugar para vivir en el centro de


Caldwell. Alzándose sobre sus veinte pisos de altura, el edificio
tenía vista al río Hudson y era interrumpido por un gran bloque de
apartamento que tenían un montón de metros cuadrados así como
cocinas y baños modernos. Los ventanales de cristal que iban
desde el suelo hasta el techo, pretendían enseñar las vistas en las
cuatro direcciones, eran una parte tan importante de la decoración
como cualquier cosa que los propietarios ponían en los espacios, y
había rumores que las celebridades, buscando unas vacaciones de
Manhattan los utilizaban como ciudad dormitorio. Hablando de eso,
había incluso una pista de aterrizaje para helicópteros en la parte

Pagina 185
superior.
iAm se bajó en el piso dieciocho y se dirigió a la derecha. A
unos treinta metros, se detuvo frente a una puerta que decía 18º A
he hizo estallar la cerradura de cobre que él y su hermano habían
insistido en instalar cuando se mudaron hace cinco años.

Al entrar en los trecientos metros cuadrados de piso, sus


Merrell´s no hicieron mucho ruido a pesar de que el pulido suelo
estaba desprovisto de alfombras y los muebles modernistas eran
mínimos y no sólo en términos de estilo, sino también en cantidad.

Maldición... aquella vista era increíble todavía. Sobre todo en


una noche como esta, sin luces en el interior: La ciudad tenía su
cara nocturna, todo brillante, desde el mosaico de luces que
quedaban encendidas en los rascacielos, los arcos dobles de los
puentes gemelos, las hileras de luces traseras de color rojo a los
faros blancos moviéndose junto a la orilla.

Era fácil de olvidar que el corazón de Caldie era un lugar sucio


tanto para la pobreza como para la riqueza. Sin ir muy lejos: Aquí
arriba, aislado de la realidad, con el lamento de las sirenas y el
J.R. Ward The King

hedor de la basura recién sacada, era tentador creer en la versión


aséptica.

Pero él no era ningún tonto.

Al otro lado, había una puerta de cristal corrediza que daba


acceso a la terraza y después de encender las luces él la atravesó y
la abrió, una fría e inquietante ráfaga de aire agito el ambiente
cargado del interior. Faltaba una hora todavía para que su esperada
visita llegara pero quería asegurarse que el lugar pareciera
acogedor. Regresando a la cocina, provoco un pequeño desorden
haciendo aparecer un par de platos limpios en el escurreplatos que
había encima del fregadero y esparciendo por la encimera…déjame
ver…una cuchara o dos. Una bolsa a medio comer de patatas fritas
rancias de Cape Cod. Un numero de la revista GC que el hojeo
dejándola abierta por una página donde aparecía una chaqueta que
sabía que a Trez le gustaría.

Pagina 186
Luego se puso a prepararse un café.

Él y su hermano no tenían ninguna intención de volver allí,


pero tenían que mantener el lugar porque era importante que los
s´Hisbe no tuvieran ni idea que ellos se habían mudado: un grupo
de búsqueda en Caldwell iba a ser un valor añadido. Sobre todo si
de alguna manera culminaba con una visita a la mansión de la
Hermandad. iAm se giró hacia la puerta de cristal. Fuera en la
terraza, una figura se había materializado en la negra noche como
un espectro, el azote de su traje al viento competía contra la calma
de la fachada del edificio

― Bienvenido, ―iAm le dijo al sumo sacerdote en un tono


plano ― Llegas temprano.

¿Cuál de ellos había perdido la noción del tiempo?

La figura se acercó a la puerta, caminando de manera


controlada, suave. De tal manera que podrías jurar que se movía
levitando.
J.R. Ward The King

― ¿Estoy invitado a entrar? ―Dijo una voz seca.

El corazón de iAm se paralizo en un solo latido.

Joder, él no era el sumo sacerdote.

Con esas ropas que cubrían todo de los pies a la cabeza,


había asumido que sabía quien había venido a él

Esto era peor. Pero mucho peor.

La capucha del verdugo debería haberle avisado.

―Bueno, soy yo, iAm ―Prácticamente se podía oír la sonrisa


desagradable. Tan repetitivo.

―Sí, adelante ―dijo iAm, sutilmente metiendo una mano


debajo de la chaqueta. Con un chasquido, soltó la correa de la
pistolera a través de la culata de la Glock. ―Nunca espere verte en
mi casa

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―Es interesante. No pensé que eras tan inocente. ―El
hombre tuvo que agacharse para entrar. ― ¿Y esto no es de tu
hermano, también?

Cristo, en todo lo que podía pensar era en la Parca

Por otra parte, s`Ex, como el brazo ejecutor de la Reina de


las Sombras, había matado a un número suficiente de cosas como
para llenar un cementerio o dos. Él fue creado para traer la muerte.
El macho tenía un altura de algo más de dos metros diez
centímetros y pesaba aproximadamente ciento treinta y seis kilos, y
¿Aquella voz que procedía de debajo de su capucha? La maldad
personificada

―Por lo que había escuchado nunca abandonabas AnsLai ―


dijo mientras cerraba el cerrojo. ―Estoy honrado.

― No lo estés. En realidad el sumo sacerdote pensó que este


lugar estaba demasiado contaminado por nuestro contacto con los
humanos.
J.R. Ward The King

―¿Café?
― ¿Como si se tratara de una cita? ―A diferencia del Sumo
sacerdote, s´Ex no tenía ninguna paciencia en seguir con las reglas
de la corte o con la formalidad observada entre los miembros de la
s´Hisbe .Por otra parte, el supremo gobernante no lo mantenía a su
lado por su encanto ―Y sí, por qué no. Me gusta la idea de que
esperaseis por mí.
iAm apretó los dientes pero no iba a quejarse y a gemir sobre
más estupideces. La s´Hibe había planteado las apuestas a miles
de kilómetros enviando a este tipo en lugar del sumo sacerdote por
lo que las cosas ya habían comenzado con mal pie.

De vuelta a la encimera de granito, cogió dos tazas del


armario con la puerta de cristal y espero a que el hijo puta no
quisiera leche en el café. Cuando él estaba esperando mientras la
cafetera burbujeaba y siseaba al final de su ciclo, lo último que
esperaba era que s´Ex fuera y se sentara en el taburete-

Pagina 188
normalmente el ejecutor inspeccionaría el lugar.

Desafortunadamente, esto probablemente significaba que ya


lo había hecho.

―Así que tu y tu hermano habéis estado ocupados


últimamente ―s´Ex puso sus enormes brazos sobre la encimera y
se inclino hacia delante sobre ellos. ― ¿no es así?

― ¿Te importaría quitarte esa red? ―iAm miro directamente a


la capucha que cubría su rostro. ― Quiero ver tu rostro.

―Qué romántico.

―Ni por asomo.

―Sabes, tienes todas las de perder en lo que se refiere a las


exigencias.

―Tú odias llevar esa maldita capucha. No vas de frente.

―A diferencia de algunas personas, el deber no irrita mi culo.


J.R. Ward The King

― Mentira.

La breve pausa le dijo que había conseguido confundirlo de


alguna forma. Pero no duró. ―La cafetera ha terminado tráeme el
mío, ¿quieres?

iAm se giró para no demostrar que su mandíbula seguía


estando apretada.― ¿azúcar?

― Así esta suficientemente dulce para mi.

Sí. Correcto.

iAm acerco las dos tazas. ― Si quieres una pajita para ello,
no tienes suerte. Lo siento.

s´Ex mostro su rostro sin complicaciones con un rápido tirón


de su capucha a pesar del hecho que esa cosa debería pesar como
dieseis kilos.

Pagina 189
Y sip, por debajo era exactamente como iAm recordaba.
Oscura, oscura piel. Sus ojos negros destilaban astucia. La cabeza
tenía el modelo de afeitado ceremonial. Los blancos
tatuajes bajaban por su garganta continuando en cada centímetro
cuadrado de su carne.

Y por supuesto que esos tatuajes no fueron hechos por tinta.


Era veneno, inyectado en la piel de tal forma que cuando la piel
muere queda descolorida. La mayoría de los varones, para
demostrar su masculinidad, tenían uno pequeño en su brazo y
estaban enfermos durante días. Nadie, pero nadie tenía la talla para
hacer lo que hizo s´Ex

El cabrón era un monstruo. Especialmente mientras sonreía


por alguna razón, probablemente la sobrecarga de testosterona, sus
colmillos estaban siempre completamente alargados.

― ¿Feliz ahora? ―Dijo arrastrando las palabras.

―No es la palabra que usaría. ―iAm sujetó el borde de su


taza ―Así que a que debo este honor.
J.R. Ward The King

O una patada en las pelotas, como fue el caso.

s´Ex sonrió un poco, que era peor que su amplia sonrisa.

―Así que tú y tu hermano habéis estado muy ocupados.

―Ya lo mencionaste.

―Os he visitado un par de veces aquí. Nada especial, sólo


una o dos veces. Ninguno ha estado por aquí últimamente
¿Ocupados con las hembras?

―Trabajando.

―Noche y día, entonces. Wow... ¿Preocupados por el


dinero? ¿Necesitas un préstamo?

― No de ti. No puedo pagar tus intereses.

―Muy bien. ―Los negros ojos se estrecharon por voluntad

Pagina 190
propia ―Por lo tanto, ¿Donde vivís?

―Cerca. Ahora aquí, obviamente.

―No creo que viváis aquí ahora.

― ¿Entonces por qué estás sentado en algo de lo que soy


dueño?

―Apuesto a que si voy a tu habitación, el armario está vacío.

―Y supongo que el allanamiento de morada es parte de tu


tarjeta de presentación, a menos que hayas cambiado tu estilo.

s`Ex se echó hacia atrás y se cruzó de brazos bajo su túnica.

―Sería grosero si hubiera entrado aquí para husmear. Sería


impensable.

―Me estas diciendo que no lo has hecho.―iAm rodó los ojos.


― ¿En serio?

―No. O podría estar mintiendo. Como tu cuando dices que


J.R. Ward The King

estáis viviendo aquí.

―Tal vez has venido justo mientras nosotros estábamos


fuera.

―Bueno, empecemos por esta noche. ¿Por qué llevas puesto


el abrigo? ¿Por qué están las cucharas limpias encima de la en
encimera? Ah, ¿y esa revista del mes pasado? Y sin embargo, ha
sido abierta como si hubieras estado leyéndola. ―Él incluso hizo
comillas en el aire. ―Y algo más, una bolsa de patatas abierta no
hace que tengas la despensa llena.

Maldita sea. ― ¿Tenéis contrabando de GQ35 en el


Territorio?

s`Ex sonrió de nuevo. ―A su Alteza Real le gusta


mantenerme feliz. ¿Qué puedo decir?

O eso, o la misma reina tenían miedo del chico.

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iAm entrecerró los parpados.―Habla conmigo.

―Pensé que lo hacía. ¿O estábamos usando la lengua de


signos y me lo perdí?

Excepto porque el ejecutor se puso serio, con el ceño fruncido


mirando su taza.

Y cuanto más se prolongaba el silencio en el tiempo, las


cosas se volvieron más extrañas. s`Ex no perdía el tiempo y
generalmente no tenía paciencia, el hijo de puta era tan eficaz como
una motosierra.

iAm esperó a los acontecimientos por dos razones: Uno,


¿Qué otra opción tenía? Y dos, a estas alturas estaba
acostumbrado.
Gracias a la mierda de Trez, había tenido una clase magistral
en, nada puedo hacer.

35
Revista mensual para hombres que se enfoca en la moda, el estilo y la cultura masculina.
J.R. Ward The King

Los ojos de s´Ex miraron hacia arriba. ―El sumo sacerdote


me envía para decirte que el tiempo de Trez ha finalizado. La reina
quiere lo que se le prometió y su hija está preparada para recibirlo.
Cualquier retraso a partir de ahora va a tener repercusiones
apreciables. Por lo tanto, no mientas, si tienes alguna manera para
hacer que tu hermano se conforme, hazlo. Ahora.

―Ella va a conseguir que lo mates, ¿verdad? ―dijo iAm


sobriamente.

El ejecutor negó con la cabeza. ―Todavía no. Voy a empezar


con tus padres. Tu madre primero. Después tu padre. Y no va a ser
bonito. ―la mirada del macho nunca vaciló. ―He recibido la orden
de atar y afeitar su cabeza primero, luego violarla y herirla mientras
se desangra lentamente. Tu padre va a verlo todo y después lo que
haré con él será peor. Si los honras de alguna manera, habla con tu
hermano. Llévale al territorio. Oblígale a hacer lo correcto. Ella no

Pagina 192
va a parar hasta atraparlo, y para que quede claro, no vacilaré en
volver a hacer mi trabajo.

iAm afianzo las manos en la encimera de granito y se apoyó


sobre sus brazos. La situación con sus padres era, empleando
términos del Facebook, complicada. Pero eso no significaba que
deseara que murieran o que sus cuerpos fueran profanados.

Mientras s´Ex se ponía de pie y echaba la capucha de


verdugo sobre sus hombros de nuevo, iAm se escuchó a si mismo
decir ―No tocaste tu café.

―Es posible que lo hayas envenenado. ―el ejecutor se


encogió de hombros. ― No corro riesgos con nadie, lo siento.

―Inteligente ―iAm midió al macho. ―Pero claro, eres un


verdadero profesional.

―Y tengo mi reputación por una buena razón, iAm.

―Lo sé. ―maldijo por lo bajo. ―Soy muy consciente de tu


trabajo.
J.R. Ward The King

―No me obligues a apretar el gatillo. No tenía padres y


lamenté no tenerles. No estoy esperando con impaciencia esto.

―Maldita sea, eso no depende de mí ―iAm maldijo


apretando los puños. ―Y para ser honesto, no sé si a Trez le va a
importar. Él los odia.

s`Ex negó con la cabeza. ―Esas no son buenas noticias.


Para ninguno de vosotros.

―Por qué demonios ella simplemente no se puede conseguir


a alguien más.

―No es una pregunta que me cuestionaría si fuera tú. ―s´Ex


miró a su alrededor al apartamento. ―Bonito lugar, por cierto.
Exactamente de mi estilo y he estado disfrutando de la vista
mientras he estado aquí.

IAm entrecerró los ojos al escuchar el tono extraño en esa voz

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profunda. Hijo de puta... ―Lo conseguiste, ¿no?

― ¿Qué? ¿Cómo alguien querría salir del Territorio, para ser


libre para vivir su propia vida? ―De repente, el rostro de s'Ex se
convirtió en una máscara. ―No sabes de lo que estás hablando.

El ejecutor se dio la vuelta y se marchó airosamente a través


de la puerta corrediza. Mientras se movía, sus túnicas flotaban
detrás de él, su cuerpo se movía con la elegancia de un
depredador.

―s´Ex.

El macho miró por encima del su hombro.

― ¿Sí?

iAm extendió la mano y tomó el café que había preparado


para su invitado. Levantándolo hacia sus labios, bebió largo y
tendido, terminando la mierda aun cuando le estuviera quemando
en su camino hasta las entrañas.

Mientras ponía la taza vacía de vuelta a la mesa, el ejecutor


J.R. Ward The King

inclino la cabeza. ―Hay más honor en ti que en la mayoría, iAm.


Por eso he venido hasta ti. En realidad me gustas, no es que vaya a
servirte de mucha ayuda más allá de esta noche.

―Te lo agradezco.

El ejecutor miró a su alrededor, como si estuviera


almacenando los recuerdos para más adelante. ―De vuelta en el
s´Hisbe voy a hacer todo lo que pueda para retrasar las cosas, pero
esto depende de ti. Tu hermano puede ser el único con la soga al
cuello pero tú eres el tipo que va a tener que conseguir llevarlo
donde tiene que ir

―Él no está limpio, no te das cuenta.

― ¿Cómo es eso?

―Ha estado follando con humanos. Una gran cantidad de


ellos.

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s´Ex echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada.
―Maldita sea eso espero. Debería. Si yo estuviera en el exterior, lo
haría.

―Apuesto a que tú reina no piensa de ese modo.

―Ella es tu regente también —y si fuera tú, no jugaría esa


carta. ―s´Ex le señalo con el dedo índice a través de la distancia.
―Ella le va a hacer pasar por una purificación, y si sobrevive a eso,
que no es una algo seguro. Nunca volverá a ser el mismo. Tienes
que cerrar la puta boca sobre su vida amorosa, confía en mí. Oh, y
AnsLai no sabe que he venido. Mantengamos este encuentro como
nuestro pequeño secreto, de acuerdo.

Después de que el ejecutor salió y desaparecido en el aire,


iAm se acercó a grandes zancadas y cerró la puerta. Luego se
aproximó directamente a la barra del bar en el extremo más alejado
del espacio abierto y se sirvió a sí mismo un bourbon.

El plan para quedar libre de su condena tenía un fallo: su


J.R. Ward The King

adicción al sexo no iba a ser la salida que habían estado esperando

Magnifico.

¿Y si s´Ex no se hubiera aparecido aquí y le hubiera dicho


que mantuviera esa jodida mierda en secreto? Solo Dios sabía lo
que hubiera pasado.

Él ni siquiera había oído hablar nada acerca de la purificación,


pero podría hacerse una idea.

Una cosa era segura: Nunca pensó, ni en un millón de años,


deberle a ese verdugo insensible un favor. Por otra parte, parecía
que Trez no era el único que se negaba a las restricciones del
Territorio.

La pregunta era ¿Y ahora que? Tenía unos diez minutos para


averiguar la mierda antes de que el sumo sacerdote llegara aquí.

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J.R. Ward The King

Capítulo 15
Traductor: Regin Rlhdn
Corrector: Manny Rlhdn

―No esperaba verte de nuevo. Me dijeron que habías dejado


la ciudad.

Cuando el Jefe de Neurología del St. Francis se inclinó hacia


la pantalla de su ordenador, el tío parecía que estuviera hablando
consigo mismo. Y efectivamente, cuando Manny Manello no le
contestó, pareció no importarle.

Beth se acercó un poco para echar un vistazo por sí misma.


Aunque, a decir verdad, no es que todas esas imágenes del cerebro
de su hermano ahí en ese monitor tuvieran mucho significado para

Pagina 196
ella. Esperaba, que el tipo con la bata blanca y sus impresionantes
credenciales viera las cosas desde una perspectiva diferente.

La poco iluminada antesala en la que estaban todos


apretados, era como algo salido de un episodio de Star Trek. Con
un equipo de alta tecnología zumbando y parpadeando, desde
donde se veía la máquina de Resonancia Magnética masiva,
separada por una ventana de vidrio grueso.

Y de hecho, el neurólogo, que estaba sentado frente a esa


consola inclinada, era algo así como el Teniente Sulu mientras
miraba todas esas pantallas de ordenador, teclados, uno o dos
teléfonos, otro portátil...

― ¿Cuánto tiempo duró el último ataque? ―Preguntó el


neurólogo con aire ausente.

― Sobre unos quince minutos.― contestó Beth mientras John


la miraba.

― ¿Signos de entumecimiento u hormigueo?


J.R. Ward The King

Cuando John negó con la cabeza Beth dijo:

― No, nada.

John había salido de la máquina con forma de donut hacía


unos diez minutos y se había cambiado de nuevo la bata del
hospital por sus vaqueros de look inocuo y su camiseta extra
grande. Se había quitado del brazo la intravenosa desde la que
habían introducido el contraste en su cuerpo y le habían puesto una
tirita blanca en su lugar. Sus shitkickers también estaban de vuelta.

Había dejado sus armas en casa.

Xhex sin embargo, estaba totalmente armada mientras


permanecía de pie a su lado, con una gorra negra de béisbol Niké
calada hasta los ojos. Payne era el otro refuerzo. La guerrera iba
vestida de negro y llevaba el mismo tipo de abrigo suelto que la
mujer de John.

Pagina 197
Beth dio un tirón a su propia gorra de los Sox. Había pasado
mucho tiempo desde que alguien la había visto en el mundo de los
humanos, y ella no conocía a nadie particularmente en este hospital
pero no había motivos para buscar más complicaciones de las que
ya había en este viaje.

¡Oh, Dios! por favor, que esto sea bueno, pensó mientras veía
al médico revisar todas las imágenes de nuevo.

Justo detrás de él, sin que el médico fuera consciente de ello,


la Doc. Jane estaba también mirando por encima del hombro del
neurólogo las imágenes en blanco y negro en su modo fantasmal
completo.

Cuantos más ojos, mejor.

― ¿Qué ves? ―preguntó Manny.

Demostrando su profesionalismo, el neurólogo no se giró


hasta que estuvo seguro y listo. Finalmente girándose miró a John y
a toda la multitud allí congregada.
J.R. Ward The King

― No hay nada anormal que yo pueda ver.

Lo que dio pie a un suspiro de alivio colectivo. Y lo primero


que hizo John fue agarrar el duro cuerpo de Xhex y acercándola a
suyo, hizo desaparecer el mundo para los dos.

Mientras Beth los miraba, sabía que debía concentrarse en la


buena noticia. Sin embargo, solo podía pensar en cómo había
estado aquí sola esperando a oír si su hermano tenía algún tipo de
embolia o tumor, o solo el cielo sabe qué tipo de horror en su
cerebro. Pero había un enorme elefante rosa “metafórico” entre ella
y su marido que no iba a desaparecer pronto.

Rosa, como el que se le pone a un bebé. O tal vez no, quizás


fuera azul pálido.

― Toda la estructura del cerebro es normal...

El doctor lanzó entonces un montón de términos médicos que

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por suerte significaban algo para Manny, dado que estaba
asintiendo. Pero los tortolitos estaban ignorándole por completo, y
su ensimismamiento era en realidad algo hermoso de observar.

Al menos hasta que comenzaron a brotar lágrimas de alivio


mezcladas con lágrimas de tristeza de sus ojos, haciendo que todo
se nublara a su alrededor. Era hora de excusarse.

Murmurando algo sobre hacer una llamada salió al vestíbulo.

Las instalaciones de resonancia magnética estaban apartadas


en el sótano de uno de los muchos edificios del St. Francis y fuera
de ellos no había mucho que hacer, no había pacientes que mover,
no había carros de suministros rodando de un lado para el otro, ni
siquiera personal con su calzado de suela blanda, correteando de
un lado para el otro.

Sujetándose la cabeza con las manos, dejó que su trasero


resbalara por la pared y se deslizó hasta el suelo. Gracias a Dios
John parecía estar bien. Así que al menos una parte de su familia
se encontraba bien.
J.R. Ward The King

Necesito que oigas esto y lo entiendas al cien por cien. No voy


a servirte en tu necesidad. Jamás.

Mierda, pensó en ello mientras se frotaba los ojos. Ahora tenía


que volver a casa y hacerle frente a todo eso.

Un poco más tarde, el grupo salió del “Comando central” y ella


se levantó sobre sus pies, tratando de no parecer otra cosa que
aliviada por el resultado de John.

El neurólogo estaba mirando el cheque que llevaba en las


manos y negaba con la cabeza.

― Jesucristo Manello, ¿Has ganado la lotería?

Un poco. Gracias a las inversiones de Darius, una donación


de cincuenta de los grandes al departamento de neurología no era
gran cosa.

Pagina 199
Y pensar que todo lo que el de la bata blanca había tenido
que hacer era meter a su hermano dentro de esa máquina por más
o menos media hora.

― Estoy agradecido de que nos hayas hecho un hueco.


―murmuró Manello.

El doctor se giró hacia John mientras doblaba el cheque y lo


metía en su bolsillo.

―Así que… sí, sigo recomendando los medicamentos


anticonvulsivos. Pero si estás cien por cien seguro de ello. Solo
puedo decir que tratéis de observar, los dónde y los cuándo. Ver si
hay algún patrón. Quizás lo haya o quizás no. Y quiero que sepan
que estoy aquí para lo que necesiten. Recuerda lo que te he dicho...
solo porque no pueda ver nada, no significa que estés fuera de
peligro. Los episodios están sucediendo porque hay algo mal.
Punto.

― Gracias, tío. ―Manello le tendió la mano.

― Eres el mejor.
J.R. Ward The King

Los antiguos compañeros estrecharon sus manos.

― Siempre que lo necesites. Lo digo enserio. Y... ya sabes, si


alguna vez quieres volver, te aceptarían en un santiamén. Se te
extraña aquí.

Manny miró a Payne y la sonrisa secreta que se dibujó en sus


labios fue de las que te hacen suspirar de ternura.

― Nah, estoy bien ahora. Pero gracias.

Charla y más charla. Los buenos viejos tiempos. Adiós.


Gracias de nuevo.

Y entonces, el contingente vampírico se separó del humano.


Manny les lideró a través de un laberinto de pasillos de baldosas
desnudas que parecían todos iguales hasta el punto que empezó a
pensar en que se habían perdido. Error. O bien su hombre guía
llevaba una brújula implantada en el lóbulo frontal de su cerebro, o

Pagina 200
recordaba muy bien su década de trabajo en este hospital porque
finalmente llegaron a la planta baja y salieron por la puerta giratoria
por la que habían entrado.

Fritz les estaba esperando junto a la acera en aquel gran


Mercedes negro sobre negro que parecía que perteneciera a algún
diplomático. Lo cual era otra de las razones por las que el coche era
tan útil: la gente tendía a no acercarse a él, como si sus ocupantes
fueran realmente importantes, o estuvieran considerablemente
armados. Además Fritz tenía más pases a zonas cerradas al tráfico
y tarjetas de garajes de las que había visto en su vida.

Por otra parte, el doggen conducía de manera totalmente


opuesta a como caminaba. El anciano mayordomo no iba con pie
de plomo y eso que la maldita cosa estaba hecha con tungsteno.

“¿Volvemos ahora?” Señaló John frente a su rostro como si


hubiera estado tratando de llamar su atención.

― Oh, lo siento ―se echó el pelo hacia atrás. ― ¿No quieres


J.R. Ward The King

volver con Xhex?

― Voy al club ―dijo la hembra.

― Con Trez fuera tengo que comprobar las trampas.

Y eso era una excusa buena y convincente, excepto porque


era imposible ignorar las miradas que se cruzaban unos a otros.

― ¿Esto no es por mí? ―murmuró Beth.

“Por supuesto que no” Señaló John. “Me estás haciendo un favor al
volver conmigo. Ya sabes, para hacerme compañía”.

Fritz era único en salir de un salto contento del coche y abrir la


puerta para ella. Y mientras se metía en la parte trasera del sedán
alcanzó a ver a Manny besando a Payne y a John dándole a Xhex
un beso de tornillo.

Pagina 201
Cuando una oleada de terror se apoderó de ella, pensó
seriamente en emborracharse en lugar de enfrentar a su marido. El
único problema era que eso no iba a resolver nada, y además, ella
siempre había despreciado a las mujeres que lo hacían. No había
nada más feo o patético.

John se subió al otro lado y el Mercedes salió volando de allí,


siguiendo el carril por debajo de la puerta de la cochera y rodeando
todo el complejo médico. Encontrando letreros que decían algo
como: SALA DE EMERGENCIA, REHABILITACIÓN MEDIOCRE o
ABURRIDA COLUMNA CENTRAL, era como ir por una autopista
con salida a pueblos que realmente no deseas visitar.

A su lado, su hermano no dejaba de mirarla, como si ella fuera


un cartucho de dinamita y estuviera intentando medir cuánta mecha
le quedaba antes de que estallara.

― Estoy bien.

“Está bien. No voy a presionarte. Pero toma”.

― ¿Eh? ―Él respondió a su pregunta pasándole un pañuelo


J.R. Ward The King

blanco.― ¿Por qué necesito?...

Fantástico. Había empezado a llorar de nuevo.

Total y absolutamente fantástico.

Cuando se secó las lágrimas que no había sido consciente de


derramar, negó con la cabeza y dejó que todo saliera. ― Quiero un
bebé...

“Mierda... eso es increíble” Señaló su hermano.

“Eso es...”

― Una pesadilla de hecho. Wrath se niega en rotundo.

“ Oh” vocalizó su hermano.

― Sí, bastante. Y me enteré justo antes de que saliéramos.

Pagina 202
“Dios mío, no deberías de haber venido”.

― Necesitaba salir de esa casa. Y quería estar contigo.

“Bueno... Wrath probablemente solo esté preocupado por ti. Es algo


acojonante por las hembras”. En este punto, su rostro se endureció.

“Quiero decir, Xhex no quiere niños, y tengo que confesarte que por
eso me siento aliviado”.

Dándole vueltas al pañuelo que tenía entre sus manos, dejó


caer la cabeza hacia atrás contra el asiento.

― Pero si estoy dispuesta de asumir el riesgo, siento que él


debería apoyarme en esto. Y por cierto, no es que el basara su
argumento en estar preocupado por mi salud. Fue solamente “No
voy a servirte” y punto.

John silbó entre dientes.

― Lo sé. No es nuestro mejor momento. ―ella miró por


encima de su hermano ―Los envidio tanto a ti y a Xhex. Ustedes
J.R. Ward The King

están tan en sintonía.

“¡Já! Deberías habernos visto hace un año”. John se encogió de


hombros. “Pensaba que no lo íbamos a lograr”.

― ¿En serio?

“Mierda, sí. Ella quería salir a pelear y como que eso estaba bien para
mí... hasta que me di cuenta que podía resultar herida”.

Hizo un gesto señalando a su cabeza.

“Eso me tenía la cabeza jodida. Quiero decir, como macho, tu mujer


es asunto tuyo de una manera que las hembras no podéis apreciar. Cuando
se trata de Xhex, literalmente no puedo controlar mis emociones, ni
pensamientos, ni acciones, si están relacionadas con su seguridad. Es como
una especie de psicosis”.

Pagina 203
Cuando ella no le respondió, le tocó el brazo para asegurarse
de que le estuviera prestando atención.

“Suena bastante a lo que Wrath y tú están pasando. Si, tú puedes


estar pensando en lo de “se trata de un niño”. Pero, ¿Teniendo en cuenta la
tasa de mortalidad para las hembras? En su mente, se trata de tu
supervivencia... Y él está escogiendo eso por encima de cualquier hijo o
hija”.

Dios, tal vez esto le convertía en una zorra, pero ella


realmente no quería ver las cosas desde el punto de vista de Wrath.
Especialmente puesto en palabras de un modo tan racional,
asumiendo lo que era, entendiendo como su hombre se sentía.

Estaba todavía demasiado herida y enfadada.

― Bueno, está bien, tal vez eso sea cierto, pero déjame
hacerte una pregunta ¿Tú le negarías a Xhex un hijo si ella quisiera
uno? ―Cuando él no contestó ella dijo.
J.R. Ward The King

― ¿Ves? No lo harías.

“Técnicamente, no he contestado a eso”.

― Se puede ver en tu cara.

“Sí, pero es fácil para mí decir lo que sea porque ella no quiere uno.
Quizás me sintiera diferente si lo hiciera. El riesgo es real, y solo se puede
dar tratamiento médico”.

― Sigo diciendo que es mi cuerpo y mi decisión.

“Pero tú eres su principal preocupación. Así que eso le da un voto”.

― Un voto es una cosa, un veto real es otra ―ella negó con la


cabeza de nuevo.

― Además, si tu eres capaz de asumir la posición de un


macho vinculado, el también debería de serlo. Él no tiene la

Pagina 204
aprobación para todo, solo porque sea el rey. ―cuando empezó a
recordar trozos de la confrontación, empezó a tener náuseas.

― Su solución es drogarme, como si fuera alguna clase de


animal. Yo solo... no sé si voy a ser capaz de soportarlo.

“Quizás deberías tomarte un respiro. Como... alejarte hasta que no


estés tan cabreada y entonces volver y hablarlo”.

Ella se puso la mano sobre el estómago y mientras medía las


calorías que ahora había ahí, se sintió tan condenadamente tonta
por haberse sentado a comer helado con a Layla. Ella no estaba
cerca de tener su necesidad. Cuando llegara, si es que alguna vez
lo hacía, estaba claro que iba a ser en su propio momento. Todo lo
que ella había conseguido era que los pantalones le estuvieran más
apretados y abrir una brecha entre ella y su marido.

En palabras del Dr. Phil36, ¿Para qué le ha servido eso?

Genial, Phil. Simplemente impresionante.

36
Psicólogo muy famoso de la T.V en Estados Unidos.
J.R. Ward The King

Demonios, tan vez debería ver su programa más a menudo.


Las reposiciones del Dr. Phil eran emitidas cada mañana durante
cinco horas, de lunes a viernes. Seguramente había hecho algún
show sobre parejas que no se ponían de acuerdo sobre tener hijos.

“¿Por qué no te quedas en la casa de nuestro padre?” Preguntó


John.

Beth pensó en la mansión.

― Sí, ya... No quiero ni siquiera pensar en ese lugar.

Como si fuera una señal, imágenes de ella y Wrath cuando


empezaron la atacaron con dureza, especialmente el recuerdo de
su primera cita oficial. Dios, todo había sido tan perfecto en ese
entonces, cuando los dos se habían enamorado tan fácilmente.
Wrath la había llevado a la casa de su padre y se había vestido
como uno de los Brooks Brothers37 por primera y única vez en su

Pagina 205
relación. Se habían sentado a la mesa del comedor y Fritz les había
estado esperando.

Entonces había sido cuando Wrath le había dicho a qué


sabía...

Con un gemido, inclino la cabeza hasta sus manos e intentó


respirar con tranquilidad. No funcionaba. Su cerebro parecía que
estuviese teniendo el equivalente mental a la arritmia, pensamientos
y recuerdos del pasado feliz mezclados en un nervioso y
espasmódico desorden con pensamientos acerca de un futuro
sombrío.

¿Lo único que tenía claro?

John tenía razón. No podía volver a casa aún. En el momento


en que viera a Wrath se iba a encender de nuevo con él y no iban a
llegar a ninguna parte.

Dios sabía que ya habían tenido esta conversación una vez, y


hacerlo de nuevo solo iba a volver las cosas más difíciles.
37
Es la tienda para hombres más antigua de Estados Unidos especializada en trajes elegantes.
J.R. Ward The King

― Está bien. ― se oyó decir.

― De acuerdo. Pero necesito comer algo primero.

“Eso está hecho”. Señaló John.

Pagina 206
J.R. Ward The King

Capítulo 16
Traductor: Blay Rlhdn
Corrector: Manny Rlhdn

Cuando Wrath tomó forma en la clínica de la raza, sintió a


Vishous materializarse a su lado, estaba molesto por el hecho de
tener que llevar una maldita niñera. Pero por lo menos los
conocimientos médicos de V serian un buen refuerzo.

― A cinco metros en línea recta ―Le dijo su hermano.―


Cuatro pies despejados de pavimento frente a ti. Entonces está
cubierto el terreno de nieve

Wrath pegó una zancada, pisando fuerte el asfalto. Con su


siguiente paso hacia adelante, sus shitkicker se hundieron en la

Pagina 207
nieve.

No podía traer aquí a George.

La ceguera no era una virtud en tiempos de paz para un


gobernante. ¿Durante la guerra? Era una clara debilidad y nada
descubría más la ceguera que un perro guía.

Naturalmente, el retriever había sido reacio a quedarse atrás


pero con Beth ya cabreada con él, había tenido que alejar a su
maldito perro. ¿Próxima cosa que hacer? La hermandad, aunque
ese conjunto de hijos de puta cabezas duras eran demasiado
tenaces como para ponerlos fuera de juego con nada menos que
una bomba H.

― Detente ―dijo V.

Wrath se detuvo molesto, apretando con fuerza su mandíbula.


Pero era mejor que entrar por ese lado del edificio.

Hubo una pausa, durante la cual V puso un código, que


cambiaba cada noche, y luego entraron en un vestíbulo poco
J.R. Ward The King

profundo, enseguida sintieron el olor a antiséptico del hospital,


anunciando que estaban en el lugar correcto.

Y mierda sabía que se sentía enfermo. Su pecho le dolía, su


cabeza le latía con fuerza y su piel se sentía demasiado pequeña
para sus huesos.

Claramente un caso de gilipollitis aguda.

Y probablemente era Terminal.

― Saludos, mi señor ―Le llegó una diminuta voz femenina, e


incluso a través del altavoz notaba que estaba llena de temor.

― Estamos enviando el ascensor para usted en este


momento.

― Gracias, ― Gruñó V.

Sí, el hermano odiaba Havers por una gran variedad de

Pagina 208
razones. Por otra parte, Wrath también lo hacía.

Bastaba pensar en cuando el buen doctor intentó matarlo


hace un par de años, había parecido una cosa muy importante.
¿Ahora? En comparación con los gustos de Xcor y la banda de
bastardos, una bata blanca con una pajarita y gafas de culo de
botella, era un maldito paseo.

Mierda, le gustaría poder volver a la era de su padre, cuando


la gente respetaba el trono.

Se oyó el ruido de un ascensor abriéndose y luego V tocado la


parte de atrás del brazo de Wrath. Juntos, entraron en el
compartimiento, y después de un "ding" y un cierre de puertas, una
sensación de hundimiento confirmó que se dirigían hacia el sótano.

Cuando las puertas se volvieron a abrir, Vishous tuvo cuidado


con el jefe. Pegó hombro con hombro y se quedó de esa manera,
sin duda mirando de forma casual a los espectadores como si fuera
sólo un guardaespaldas cumpliendo con su deber al rey de la raza.
J.R. Ward The King

En lugar de funcionar como un sustituto de sus ojos.

Un murmullo repentino en la sala de espera, era un signo


seguro de que habían entrado en un lugar público. Y el recibimiento
en la recepción fue igualmente eléctrico.

― Mi señor, ―dijo una hembra, y oyó el sonido de una silla al


ser arrastrada hacia atrás. ― Por aquí. Por favor.

Wrath volvió la cabeza hacia la voz y asintió con la cabeza.

― Gracias por preparar todo.

― Por supuesto, mi señor. Es un raro honor contar con su


presencia en nuestro...

Bla, bla, bla.

La buena noticia era que todo iría rápido, estaba en un área


privada con un mínimo de interrupciones, luego, debía ser paciente.

Pagina 209
Sin embargo no lo seria por mucho tiempo. Él estaba dispuesto a
apostar que Havers correría con sus zapatillas deportivas para
llegar a donde quisiera que estuvieran.

Coño. No es como si ese culo estrecho fuera a saber que eran


necesariamente unas Nikes.

― Dime, ¿todos los hospitales tienen que tener un Monet en


su pared? ―Se quejó Vishous.

― Supongo que los carteles son baratos.

― Esta es una pintura real.

Oh, sí, claramente estaban en una suite VIP. —Deja a Havers,


es un cliché incluso para los de Sotheby38.

― Es probable que lo trajera desde el Viejo País. Tonto


insípido. Una vez que has visto un narciso de mierda, los has visto
todos, y odio el rosa, realmente odio, el rosa, aunque el lavanda es
peor.
38
Famosa galería de subastas de arte
J.R. Ward The King

Cuando Wrath pasó sus manos para sentir, pensó en las


pinturas impresionistas que había visto de joven cuando su vista
había funcionado un poco, hablando de visión borrosa… nada como
un medio ciego para ver las manchas de un pintor de culos
sentados y sombreros también ciego.

Los surrealistas con sus bordes afilados hubieran sido mucho


mejor si hubiera querido…

Wow, su cerebro realmente no quería pensar en por qué


estaban allí.

― Hay una mesa de examen directamente delante de ti.

― No me voy a examinar ― Murmuró Wrath.

― Un sofá fino de seda de abuela, esta a tu derecha.

Mientras se desviaba y tomaba el camino hacia el sofá, pensó

Pagina 210
en lo mucho que amaba tener sus propios doctores internos.
Lástima que Doc. Jane y Manny no pudieran responder a sus
preguntas en este caso. Y sí, él suponía que podría haber
conseguido la información de otra manera… como hacer a Fritz
venir aquí y pedirlas, pero a veces venir en persona era el único
camino a seguir. Él quería percibir el aroma del médico cuando el
hombre hablara. Era la única manera para asegurarse de que decía
la verdad.

― ¿Vas a decirme de qué se trata todo esto? ―Exigió V.

Un chasquido, seguido de algo deslizándose y un momento


más tarde, el olor de tabaco turco acabó con la mayoría, si no con
todo de el olor fermentado de lavar tanto los suelos.

Cuando Wrath no dijo una mierda, V maldijo.

― Ya sabes, Jane puede hacer esto, sea lo que sea.

― ¿Ella sabe sobre la necesidad de vampiros? No, no lo creo.

Eso cayó al hermano durante un minuto.


J.R. Ward The King

En el silencio, Wrath tenía una abrumadora necesidad de


caminar, pero eso no era viable, al menos si no quería arrastrar a su
paso todos los muebles de lujo de Havers.

― Habla conmigo.

Wrath negó con la cabeza. ― No tengo nada bueno que decir.

― Como si alguna vez lo hubieras tenido antes, ¿cierto?

Afortunadamente, Havers eligió ese momento para aparecer,


sólo para detenerse de golpe al entrar en la sala de examen.

― Perdóneme... —Le dijo a Vishous. ―Pero no se puede


fumar aquí.

El tono de V era aburrido. ― Nuestra especie no puede tener


cáncer, ¿O es que hay alguna noticia de última hora para nosotros?

― Es por los tanques de oxígeno.

Pagina 211
― ¿Hay alguno aquí?

― Ah... no.

― Bueno, entonces no voy a ir en busca de uno.

Wrath cortó cualquier futuro debate. ― Ve y cierra la puerta


detrás de ti ―. Maldito idiota. ― Sólo tengo que hacerle un par de
preguntas. Y dile a la enfermera que salga, ¿de acuerdo?

― Por supuesto....

El miedo se disparó en el aire mientras la enfermera salía y


cerraba la puerta, y Wrath no podía culpar al hombre por estar
nervioso.

― ¿En qué puedo servirle, señor?

Wrath vio la imagen que guardaba del macho en la memoria,


en la que todavía tenía las gafas de la Ivy League39 en la cara y la

39
Grupo de ocho universidades que tienen en común connotaciones académicas: Brown, Columbia,
Cornell, Darmouth, Harvard, Pensilvania, Yale.
J.R. Ward The King

bata blanca con su nombre cosido al lado de la solapa. Como si


pudiera haber cierta confusión en su clínica en torno a quien era él.

― Quiero saber que se puede hacer para parar la necesidad


de una hembra.

Grillos. Muchos grillos.

Bueno, excepto por V murmurando algo que probablemente


comenzó con J y terminó en O- D -E –R.

Después de un momento, hubo un crujido, como si el buen


doctor se hubiera sentado junto al sofá de Wrath.

― Yo, ah, no estoy seguro de cómo responder a eso, mi


señor.

― Le daré una oportunidad ―Dijo Wrath secamente. ― Y


rápido, no tengo toda la noche.

Pagina 212
Sonidos sordos sugirieron que el macho estaba jugando con
algún objeto. ¿Una pluma? ¿Tal vez un estetoscopio?

― Ammm... ella... tiene el, ammm… la hembra... ¿le ha


comenzado?

― No.

El silencio que siguió le hacía desear no haber venido aquí.


Sin embargo no iba a salir huyendo ahora y no sólo porque había
perdido la noción de dónde estaba la puerta. ―No es mi shellan,
por supuesto, es la de un amigo mío.

Jesucristo, como si tuviera una ETS40 o alguna mierda así.

Pero al menos hizo que el doctor se relajara. Al instante, el


movimiento del macho se calmó y su boca empezó a abrirse.

—No tengo buenas noticias, por desgracia. Hasta ahora, solo


he encontrado la manera de detener el tiempo de inicio. He
intentado varios medicamentos, incluso los que están disponibles
40
Enfermedad de transmisión sexual.
J.R. Ward The King

en el mercado para seres humanos. La cuestión es, que las mujeres


vampiro tienen una hormona adicional que cuando se activa, crea
una abrumadora respuesta de todo el sistema. Como resultado, las
pastillas humanas o inyecciones anticonceptivas no tienen ningún
efecto sobre nuestras hembras.

Wrath negó con la cabeza. Él debía haber sabido que no sería


nada fácil, acerca del ciclo reproductivo de una hembra vampiro.

Entupida Virgen Escriba. Oh, claro, ve y crea una raza de


personas y mientras estás en ello, ¿por qué no los equipas con
alguna mierda resistente? Perfecto.

Havers hizo crujir de nuevo su asiento, como si estuviera


cambiando de posición.

― Facilitar el sufrimiento de la hembra durante el periodo es


el único método en el que he tenido éxito. ¿Requiere un kit para su

Pagina 213
amigo, mi señor?

― Kit, como en...

― Para el tratamiento de la necesidad.

Pensó en Beth sentada en esa habitación con Layla. Sólo


Dios sabía cuánto tiempo había estado ocurriendo, pero más miedo
tenia, de pensar hasta que punto le había afectado. Él había estado
conteniéndose del todo en presencia de su shellan. Y sí, eso no era
inusual, con excepción del hecho de que habían estado discutiendo
y el sexo había sido la última jodida cosa en su mente.

Sus hormonas podían perfectamente estar en proceso de


cambio ya.

Eso o era un paranoico.

También cabía esa posibilidad.

― Sí, ― Se oyó decir. ― Quiero uno.

Se oyó el ruido de algo siendo escrito.


J.R. Ward The King

—Ahora voy a necesitar al macho responsable de ella para


que firme esto, bien su hellren, su padre, o el más antiguo varón de
su familia. No me siento cómodo enviando estos potentes
narcóticos a un paradero desconocido en el mundo… y, por
supuesto, tendrá que haber alguien allí para administrárselos a ella.
No sólo porque con toda probabilidad, este comprometida por la
necesidad, sino porque, seamos honestos, las hembras no tienen
cabeza para estas cosas.

Por alguna razón, Wrath pensó en Payne acusándolo de ser


un misógino.

Por lo menos Havers le daba la impresión de que era


totalmente uno.

Oh mierda, ¿cómo iba a firmar algo? En casa, en su escritorio,


Saxton siempre marcaba la línea de la firma con una serie de líneas
elevadas.

Pagina 214
― Voy a firmar por él, ― V interrumpió bruscamente. ― Y mi
shellan, que es médico al igual que usted, se encargara de todo lo
demás.

― ¿Usted está emparejado? ― El médico farfulló como si


hubiera más posibilidades de que un meteorito cayera en su clínica.
― Quiero decir…

― Dame el papel ―, Dijo Vishous. ― Y tu pluma.

Sonidos de más garabatos entre más silencios incómodos.

― ¿Cuál es su peso? ― Preguntó Havers, mientras se giraba


como si fuera poner algo en un archivo.

― No lo sé ―, Dijo Wrath.

― ¿Le gustaría que viera a la hembra en cuestión, mi señor?


Ella puede venir aquí en cualquier momento que sea conveniente o
yo puedo hacerle una visita a domicilio.
J.R. Ward The King

―Ciento treinta y seis libras41, ―dijo V. ― Y ya es suficiente


con la conversación. Proporciónenos las drogas para que podamos
irnos como infierno, fuera de aquí.

Cuando Havers tropezó con sus propios mocasines para salir


de la habitación, Wrath se inclinó hacia atrás hasta que su cabeza
chocó contra la pared de yeso. No había sido consciente de tenerla
detrás de él.

― ¿Quieres decirme ahora qué carajo está pasando? ―Dijo


su hermano entre dientes. ― Porque estoy llegando a una gran
cantidad de conclusiones en este momento y no, uno de nosotros
tiene que… si pudieras responder a la pregunta.

― Beth ha estado viendo a Layla.

― Porque ella quiere...

― Un niño.

Pagina 215
Un nuevo olor a tabaco turco golpeó la nariz de Wrath, lo que
sugería que el hermano acababa de tomar una profunda calada.

― ¿Así que decías en serio eso de no querer un niño?

― Nunca. Tal como suena “nunca”.

― Amen a eso. ―de repente las shitkickers de V se


arrastraron alrededor de la habitación y hombre, eso era algo de
estimulación que envidiaba. —No es que yo no respete a Z y su
pequeña bomba nuclear. Gracias a esas dos hembras suyas,
parece casi normal, todo un milagro. Así funciona con él, ¿Cierto?
Pero esa mierda no es para mí. Gracias a Dios que Jane siente la
mismo.

― Si. Gracias a Dios.

― ¿Beth no está en ese tren?

41
Aproximadamente unos 62 kilogramos.
J.R. Ward The King

― Nop, ella no está ni siquiera en esa estación, ese pueblo o


aquella parte de cualquier país en tu metáfora de vida.

Wrath se frotó la frente. Por un lado, era genial tener a alguien


de acuerdo con él acerca de no querer un hijo, aunque le hacía
sentir como que estaba haciendo algo mal o siendo cruel con su
Beth. Por otro, ¿El acuerdo que tenía Vishous con Jane? No es que
deseara esa mierda para su hermano. No, en absoluto. Pero,
maldita sea, que podía caminar una maratón cómodamente en sus
zapatos, gracias.

Como su hermano caminaba y fumaba y ambos esperaban a


Havers para volver a darle el golpe de gracia por alguna razón
pensó de nuevo en sus padres.

Los recuerdos que tenía de su madre y su padre eran todo


como de Norman Rockwell.42 Bueno, cambiando el idioma por el del
Antiguo País y el tema actual por uno de castillos medievales. Pero

Pagina 216
sí, los dos habían tenido una relación perfecta sin argumentos, sin
ira, sólo amor.

Nada se había interpuesto entre ellos. Ni el trabajo de su


padre, ni la corte en la que vivieron, ni los ciudadanos que les
servían.

Perfecta armonía.

Era otra regla establecida del pasado en la que estaba


fallando a la altura de...

V dejó escapar un sonido extraño, parte jadeo, parte


maldición.

― ¿Tragaste mal el humo? ―Dijo secamente Wrath.

Justo al lado de él, la silla donde Havers había estado sentado


no crujió, si no que maldijo, cuando V dejo caer todo su peso en la
cosa.

42
Ilustrador y fotógrafo de anuncios publicitario. Hace referencia a familia idílica
J.R. Ward The King

― ¿V?

Cuando el hermano respondió finalmente, su era voz baja,


muy baja. ―Veo que...

― No, no, no. ― La cólera estalló. ― No quiero saber V. Si


tienes una de sus visiones, no me digas lo que es.

―... De pie en un campo blanco. Blanco, el blanco está en


todas partes...

¿El Fade? Oh, jodido infierno. ― Vishous…

―... Y la que está hablando.

― ¡Hey! ¡Gilipollas! Te lo he dicho ya, No quiero saber cuándo


voy a morir. ¿Me escuchas? Yo no lo quiero saber.

―… La cara en el paraíso.

Pagina 217
― ¿Tu madre? ― Cristo, sabía que la Virgen Escriba había
estado DEA43 y algo más últimamente.

― ¿Es tu madre?

Mierda, no quería seguir con esto.

― Escucha, V, tienes que parar. No puedo manejarlo,


hombre.

Hubo una maldición en voz baja, como si el hermano


estuviera encogiéndose sobre sí mismo. ―Lo siento, cuando golpea
así de rápido, es difícil parar.

― Está bien. ― A pesar de que no lo estaba. Ni mucho


menos.

¿Cual era el problema con las premoniciones de Vishous,


aparte del hecho de que siempre eran sobre la muerte de
personas? No tenían ninguna fecha. Esa cosa podría significar que

43
Del original Missing in action: desaparecida en acción.
J.R. Ward The King

Wrath iba a desplomarse la próxima semana, el año que viene o


setecientos siglos a partir de ahora. Si Beth moría... No querría vivir.

― Todo lo que puedo decirte es… ― V exhaló de nuevo.

― Veo que el futuro está en tus manos.

Bueno, al menos eso era genérico y obvio, como un informe


de astrología en una revista, el tipo de cosas que alguien podía leer
y no sentir como si fuera por él.

― Hazme un favor, V.

― ¿Qué?

― No veas nada más de mí.

― No depende de mí, ¿cierto?

Correcto, al igual que su propio futuro.

Pagina 218
Pero la buena noticia era que no iba a tener que preocuparse
de la necesidad de Beth. Gracias a la visita a este pequeño
desgraciado, iba a ser capaz de cuidar de ella cuando llegara en
momento.

Sin correr el riesgo de embarazo.


J.R. Ward The King

Capitulo 17
Traductor: Mafe Ramirez
Corrector: Olga Jrh

Año 1664

— ¿Leelan?—

No hubo respuesta, Wrath, hijo de Wrath toco de nuevo la puerta de la recamara.


—Leelan, ¿puedo entrar?
Como rey, no esperaba por nadie, y no le permitiría hacerlo absolutamente nadie.
Exceptuando a su preciada compañera. Como en este momento en vísperas del
festival, ella deseaba embellecerse en privado, por lo que solo le permitiría el acceso cuando

Pagina 219
estuviera completamente preparada para su visón y adoración. Era totalmente encantador…
como era la manera en que el espacio que la rodeaba estaba perfumado por sus lociones y
aceites. Como eran las cosas, a un año de su unión, sonreía y bajaba la mirada, como
cuando por primera vez la cortejo. Como era despertar cada atardecer, ella contra él y el
comienzo de la oscuridad, libres para descansar en los albores de su cálido y hermoso
cuerpo.
Pero ahora había algo diferente en todo.
¿Cuándo iría a terminar la espera? y no precisamente para ganarse la entrada a su
habitación.
—Entra mi amado, —Se escucho a través de los paneles de duro roble.
El corazón de Wrath salto. Giró el pesado pestillo, empujo las puertas con sus
hombros, y allí estaba ella. Su amada, Anha estaba al otro lado de la habitación, que era
suficientemente grande para que un macho crecido pudiera pararse dentro. Sentada en su
tocador, el cual él había tenido que mover para asegurar su calidez, estaba de espaldas a él,
su largo y negro cabello yaciendo en gruesos rizos hasta su cintura.
Wrath inspiró profundamente, su esencia, más importante que el oxigeno, lleno sus
J.R. Ward The King

pulmones. —Oh luces adorable. —


—Todavía no me has visto apropiadamente.
Wrath frunció el seño ante la opresión en su voz. — ¿Qué te aflige?
Su shellan se dio la vuelta para enfrentarlo. — Nada, ¿por qué lo pregunta?
Ella estaba mintiendo. Su sonrisa era una versión fingida de su normal luminosidad,
su piel demasiado pálida, sus ojos hundiéndose en sus cuencas.
A medida que caminaba a través de la alfombra de piel, el miedo se apoderó de él.
¿Cuántas noches habían pasado de su necesidad? ¿Catorce? ¿Veintiuno?
Estaba consciente del riesgo que ella corría, realmente habían rezado por la
concepción y no simplemente por un heredero, sino por un hijo o hija para amar y criar.
Wrath se arrodillo delante de su hembra, y recordó la primera vez que lo había
hecho. Había hecho bien en aparearse con esta hembra, entregar y colocar su corazón
dentro de sus suaves manos. Solo en ella podía confiar.

Pagina 220
—Anha, se sincera. — Levantó su mano y tocó su cara… e inmediatamente la
retiró. — ¡Estas muy fría!
—No lo estoy —Ella lo empujo lejos, bajando el cepillo, se levanto.
—Me he vestido con este terciopelo rojo que tu prefieres. ¿Cómo puedo estar fría?
Por un momento casi olvido sus preocupaciones. Ella era una visión en ese rico y
profundo color, el hilo de oro sobre el corpiño captaba la luz del fuego, al igual que todos
sus rubíes. De hecho usaba todo el conjunto esta noche, las piedras brillaban en sus orejas,
cuello, muñecas y manos.
Aun luciendo tan resplandeciente como lo hacía, algo no estaba bien.
—Levántate mi hellren, — Demandó. —Y permítenos proceder a bajar a las
festividades, donde propios y extraños aguardan por ti. —
—Pueden esperar un poco más. —Él no tenía intenciones de moverse.
—Anha dímelo, ¿qué está mal?
J.R. Ward The King

—Te preocupas demasiado.


— ¿Has sangrado? —Pregunto entre sus apretados dientes. Lo cual quería decir
que el heredero ya no estaba dentro de ella.
Ella puso una delgada mano sobre su vientre, —No. Honestamente, me siento
perfectamente bien.
Wrath estrechó los ojos. Había otro tema que podía inquietar su corazón. —
¿Alguien ha sido cruel contigo?
—Jamás.
Ella ciertamente estaba mintiendo con respecto a eso. —Anha, ¿crees que hay algo
que escape a mi conocimiento? Soy muy consciente de lo que sucede dentro de la corte.
—No te preocupes por los imbéciles, yo no lo hago.
Él la amaba por su capacidad de sobreponerse. Pero su valentía no era necesaria…
si solo pudiera descubrir que era lo que la atormentaba, podría ocuparse de ello.

Pagina 221
—Creo que deberían reorientar sus malas lenguas.
—No digas nada mi amado. Lo que está hecho, hecho está. Tú no puedes deshacer
la presentación, si tratas de silenciar todos los comentarios y chismes sobre mí, solo
obtendrás una corte vacía.
Todo había empezado la noche en que la habían traído a él. No había seguido el
protocolo establecido, y a pesar del hecho que los deseos del rey gobernaban sus tierras y
todos los vampiros sobre ella, estaban aquellos que lo habían desaprobado en demasía: el
hecho de que él no la había desvestido. Le había dado el juego de rubís y el anillo de la
reina para después conducir el apareamiento por sí mismo. Que la mudara de forma
inmediata a sus aposentos privados.
Sus críticos no se apaciguaron luego de que accediera a una ceremonia pública. No
lo hicieron, aun después de un año, perturbaban a su compañera. Nunca eran rudos con ella
en su presencia por supuesto y Anha se rehusaba a decir una palabra de lo que sucedía a
sus espaldas.
Pero la esencia de su ansiedad y depresión era bien conocida por él. De hecho el
trato de la corte hacia su amada lo amargaba al punto de la violencia y creaba un roce
J.R. Ward The King

entre él y todos aquellos que lo rodeaban. Sentía que no podía confiar en nadie. Incluso en
la hermandad, quienes se suponían eran su guardia privada y aquellos en los que debería
confiar, por encima de cualquiera. Aún esos machos eran sospechosos.
Anha era todo lo que tenía. Inclinándose hacia él, sus manos acunaron su rostro. —
Wrath, mi amor. — Ella presiono sus labios sobre los de él. —Procedamos al festival. —
Él la tomo por los antebrazos. Sus ojos eran como piscinas en las cuales quería
ahogarse, y el único terror que conocía dentro de este cuerpo mortal, era de algún día no
estar con ella y mirarla directamente a los ojos.
—Detén tus pensamientos —Suplico su shellan. —Nada malo va a pasarme
ahora ni nunca.
Recostándose contra ella, volteo su cabeza y la posó sobre su vientre. Sus manos
fueron a través de su cabello, observó su mesa: cepillos, peines, cuencos achaparrados de
colores para sus labios y ojos, una taza de té al lado de una maceta, un pedazo de pan
mordisqueado.

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Cosas tan comunes, pero que al ser de ella, tocadas por ella, consumidas por ella,
habían sido elevadas a su máximo valor: ella era el alquimista que convertía todo, incluso a
él, en oro.
—Wrath, debemos irnos.
—No lo deseo. Aquí es donde deseo estar.
—Pero la corte te espera.
Él dijo algo vil, que esperaba quedara atrapado entre los pliegues del terciopelo.
Dada su risa suave se aventuro a pensara que no.
Sin embrago ella tenía razón. Muchos estaban allí por su asistencia. Maldijo a todos.
Poniéndose de pie le ofreció su brazo, y ella enrosco el suyo en el hueco de su codo.
Él los guio afuera de la recamara, pasando los guardias del palacio que se alineaban en el
pasillo. Más adelante, descendieron por la escalera curva, el sonido de los aristócratas
aumentando su volumen.
A medida que se acercaban al gran salón, ella se apoyó más sobre él, y el hincho su
pecho, su cuerpo creciendo en estatura como resultado de su dependencia. A diferencia de
J.R. Ward The King

muchos cortesanos que estaban deseosos de depender de él, su Anha siempre guardaba un
cierto orgullo y decoro, así que cuando en esta ocasión ella requería de su fuerza, en cierta
manera era un regalo para su orgullo masculino. No había nada que lo hiciera sentir
hombre con mayor intensidad.
En cuanto la cacofonía de voces comenzó a ser tan fuerte que se tragó el ruido de sus
pasos, se inclinó hacía su oído. —Vamos a darles unas rápidas buenas noches.
—Wrath, tú debes servir a…
—A ti. — Dijo mientras se acercaban a la curva final. —Es a quién más debo
servir.
Cuando ella hermosamente se sonrojó, río entre dientes y se encontró a sí mismo con
una ferviente impaciencia por su próxima intimidad.
Al doblar la última curva, se acercaron al conjunto de puertas dobles que eran para
su uso exclusivo, y dos Hermanos dieron un paso adelante para saludarlos de manera
formal.

Pagina 223
Virgen Escriba del Fade, como detestaba estas reuniones de la aristocracia.
Como las trompetas anunciaron su llegada, las puertas se abrieron de par en par y
los cientos allí reunidos se quedaron en silencio, sus vestidos de colores y brillantes joyas
competían con el techo pintado por encima de sus peinadas cabezas, y el suelo de mosaico
por debajo de sus zapatos de seda.
En algún momento, cuando su padre todavía estaba vivo, recordaba haber estado
muy impresionados por el gran salón y las galas de la aristocracia. ¿Ahora? incluso aunque
los confines de la instalación fueran vastos como un campo de caza, y sus dobles chimeneas
del tamaño de las viviendas civiles, ya no tenía tales ilusiones de grandeza y honor.
Un tercer miembro de la hermandad habló con una voz de trueno.
—Sus Reales Altezas, Wrath, hijo de Wrath, gobernante de todo lo que está dentro y
fuera de la de los territorios de la raza, y la Reina Anha, amada hija de sangre de Tristh,
hijo de Tristh.
De repente, el aplauso obligatorio comenzó y se obligo a sí mismo a recomponerse,
cada aplauso individual se perdía dentro de la de multitud.
J.R. Ward The King

Y entonces llegó el momento de la respuesta real. Según la tradición, el rey nunca


bajaba la cabeza ante ningún alma viviente, así que era el deber de la reina agradecer a la
asamblea con una reverencia.
Su Anha lo hizo de esa manera, con una gracia y aplomo sin igual. Luego fue el
turno de los convocados de expresar su lealtad, inclinaciones por parte de los machos y
reverencias para las hembras.
Y ahora, con las formalidades de grupo intercambiadas, tenían que ir hasta la línea
de sus cortesanos y saludarlos uno por uno.
En retrospectiva, no podía recordar, que variación en las páginas del calendario,
fase lunar o cambio de estación se celebraba en este festival. A la glymera se le podían
ocurrir incontables razones para congregarse, la mayoría de los cuales parecían bastante
inútiles, teniendo en cuenta que los mismos individuos se presentaban en los mismos
lugares. Las ropas eran diferentes por supuesto. Así como las joyas que lucían las hembras.
Cenas gourmet se preparaban y comían, se intercambiaron ofensas y delitos con cada
respiración.

Pagina 224
Mientras tanto había problemas sustanciales con los cuales lidiar: sufrimiento de los
comunes debido a la reciente sequía; invasión de los seres humanos; agresión por parte de
la Sociedad Lesser. Pero la aristocracia no se preocupaba por tales cosas, porque a su
manera de ver esos problemas en gran medida eran resueltos por el innombrable y
desconocido destino. Contraria a las más básicas reglas de supervivencia, la glymera veía
poco valor en la población que producía el alimento que comían, que construían las casas
donde vivían y cosían las ropas que cubrían sus espaldas.
—Vamos mi amado, —Susurró su Anha. —Saludemos.
Aparentemente él se había detenido sin darse cuenta.
Reanudando sus pasos, sus ojos se enfocaron en Enoch, el cual siempre estaba al
frente en la línea de machos de grises hábitos.
—Saludos Alteza, — Dijo el caballero, en un tono, como si solo él fuera el maestro
de ceremonias. —Y a usted mi reina.
— Enoch. Wrath dirigió su mirada hacia los cortesanos. Los doce machos estaban
formados en virtud de su jerarquía, por lo cual el último de la fila apenas había pasado su
transición, pertenecían a una familia de noble sangre, pero humildes. — ¿Como estáis?
J.R. Ward The King

No era que le importara. Estaba mucho más interesado en averiguar quién entre
ellos alteraba a su amada. Sin duda debería ser uno, sino todos: ella no tenía mucama, por
petición propia, por lo que estos eran los únicos momentos en los que tenía contacto con la
corte.

Que se estaba diciendo. Quien lo había dicho. No era poca la cantidad de aversión
con la que continuó hasta el final de la línea, saludando uno por uno de acuerdo al
protocolo. De hecho esta ancestral costumbre de saludo personal en medio de una reunión
pública, era una forma de reconociendo y reafirmación de la posición de los asesores dentro
de la corte, una declaración de su importancia.

Podía recordar a su padre haciéndolo exactamente de la misma manera. Excepto que


ese macho parecía valorar realmente las relaciones con sus cortesanos.

Esta noche en especial, el hijo no hacía honor a su padre. Quién tenía…

Pagina 225
Al principio asumió que su amada había tropezado y requería más del apoyo de su
brazo. Por desgracia no era el equilibrio lo que había perdido. Era su balance
completamente.
La sensación de ser arrastrado por su antebrazo hizo que volviera la cabeza, así fue
como vio lo que pasaba, la forma vital de su shellan suelta y derribándose. Con un grito
extendió la mano esperando atraparla, pero no fue lo suficientemente rápido.
Mientras la multitud se quedo sin aliento, Anha cayó sobre el suelo, con los ojos sin
vida mirándole, pero sin ver nada, su expresión tan en blanca como alguien mirando en un
espejo, con la piel más pálida de lo que había estado en su recámara.
— ¡Anha! —Gritó mientras se lanzaba al suelo con ella. — ¡Anha…!
J.R. Ward The King

Capítulo 18
Traducido por: Manu Blanco.
Corregido por: Zirita Bellamy

Sola se despertó de un sobresalto, su cara despegándose del


frio concreto y su cuerpo estirado en una posición antinatural.
Rodando sobre su vientre, en un segundo su cerebro proceso el
estado en el que se encontraba: Una celda con tres paredes sólidas
y una de barras. Sin calor, sin ventanas y con una luz empotrada en
la pared muy por encima de ella, y un inodoro de acero inoxidable.

Sin compañero de celda o guardia que ella pudiera ver.

Lo siguiente era chequear su cuerpo: Tenía dolor en la frente


y la nuca, pero eso no era tan malo como su muslo. El bastardo con

Pagina 226
la marca de nacimiento de media cara, le había disparado unas seis
pulgadas44 por encima de su rodilla, el hecho de que aun pudiera
moverla probablemente significaba que la bala no había llegado al
hueso, pero hablando de dolor. El ardor y la palpitación eran
suficientes para hacerla tener nauseas.

Silencio.

Atreves de la celda, a lo largo de la pared del fondo, un par de


cadenas habían sido atornilladas a la pared, y los grilletes para
muñecas y tobillos que colgaban de ellos eran una promesa de
horror.

Bueno, eso y las manchas de alrededor y encima de ellas.

Nada de cámaras de seguridad que pudiera ver, pero, por otra


parte Benloise era cauteloso, ¿Quizás usaba la cámara de un
teléfono para su versión de películas caseras?

Sin saber cuánto le tomo se puso de pie

44
Cerca de 13 centimetro.
J.R. Ward The King

— ¡Mierda!

Poner peso en su pierna derecha era como poner un atizador


al rojo vivo en su herida y luego hacer una fiesta de retortijones.

Trataremos de evitar eso.

Mientras miraba la taza del baño que estaba más o menos a


un metro y medio, maldijo de nuevo. Este viajecito que iba a hacer
era una gran desventaja táctica, iba a ser difícil caminar sin arrastrar
su pie pareciendo un zombi sin hace ruido, y además la ralentizaba.

Tratando de no hacer ruido, y causar la menor perturbación


posible, uso el baño pero no lo descargo. No tenía la necesidad de
probar las barras, o ver si la puerta estaba cerrada.

Benloise no tendría una construcción de mala calidad o


empleados así de estúpidos.

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Su única posibilidad era dominar a un guardia armado, y en su
condición actual no tenía ni idea de cómo hacerlo. A menos que…

Se tendió a sí misma en el suelo, exactamente en la misma


posición en la que había despertado. Cerrando los ojos, se distrajo
momentáneamente por el latido de su corazón.

Alto. Malditamente alto.

Especialmente cuando pensó en su Abuela. Oh dios, ella no


podía morir aquí. No así… esto no era una enfermedad o un
accidente de carretera. Esto iba a involucrar un sufrimiento
deliberadamente administrado, ¿Y después de eso? Benloise era
un maldito hijo de puta enfermo que enviaría una pieza de su
espalda para ser enterrada.

Aunque el destinatario fuera inocente de toda esta fealdad.

Mientras imaginaba a su abuela, solo con una mano o un pie


en un ataúd, se encontró moviendo los labios.

Dios por favor, déjame salir de esta viva. Por la seguridad de


J.R. Ward The King

Vovo, solo déjame sobrevivir a esto, y te prometo que voy a salir de


esta vida. Me la llevare e iremos a algún lugar seguro y nuca, nunca
más haré algo malo de nuevo.

A lo lejos oyó un crack, como una puerta siendo


desbloqueada, y luego un murmullo.

Forzando su aliento a relajarse y observando atreves de su


flequillo escucho pasos acercándose.

El hombre que bajaba la escalera, era el maldito que tenia la


marca de nacimiento en el rostro. Vestido con pantalones de
combate negros, una camisa blanca sin mangas, era fornido, peludo
y loco.

—…maldito idiota, muriendo sobre mí, al menos cerro la


jodida boca…

Ella cerró los ojos y hubo otro sonido metálico.

Pagina 228
Abruptamente su voz estaba muy cerca. — ¡Levántate perra!

Manos ásperas agarraron su brazo y la empujaron, ella se


dejo caer sobre su espalda y le tomo todo su autocontrol no jadear
por la agonía en su cabeza y su pierna. —Perra ¡levántate!

Le abofeteo el rostro y cuando probo la sangre se imagino que


le había roto el labio, pero cualquier dolor era insignificante
comparado con su muslo.

— ¡Perra! —Otra bofetada aun más fuerte. — ¡No juegues


conmigo!

Su pecho se alzó mientras agarraba el frente de su parka y la


rasgaba, cuando su cabeza golpeo el concreto no pudo contener el
gemido.

—Eso es… despiértate joder. —El tiro de su camisa y hubo


una pequeña pausa. —Bonito.

Su bra tenía broche delantero y él lo rompió, haciendo que el


J.R. Ward The King

aire frío golpeando su piel.

—Oh… eso es… si…

Ella apretó sus dientes mientras él la manoseaba y tuvo que


obligar a sus miembros a mantenerse inertes mientras él iba por la
cinturilla de sus pantalones. Justo como la llama que encuentra el
tronco, ella lo necesitaba bien distraído.

Aunque después sintiera que iba a vomitar por ello.

El guardia saco sus pantalones junto con sus bragas, en una


serie de rudos estirones, su trasero reposando en el frio y rasposo
suelo mientras el idiota jalaba.

—Me debes esto perra… ahora te voy a decir acerca de la


mierdecilla que mataste… ¿qué carajo con tus botas?

El tiro frenéticamente de sus cordones sacándolos de su sitio

Pagina 229
uno tras otro. Y mientras él trabajaba en ella contuvo el impulso de
golpearle la cara, no tenía suficiente fuerza para dominarlo desde
ese ángulo y si ella peleaba muy pronto, iba a terminar, sin dudas,
encadenada a la maldita pared.

Mientras la mano se metía entre sus piernas, no pudo


controlar el pánico de su cuerpo por la invasión, sin importar lo que
decía su cerebro, sus muslos se apretaron alrededor de la muñeca.

— ¿Estas despierta ahora perra? —Dijo entre dientes. —


¿Quieres esto no es así?

Relájate, se dijo a sí misma, estas esperando por una única


cosa. La mano se retiro, y el sonido de una cremallera bajando fue
el incentivo que necesito para abrir sus piernas. Necesitaba que él
tratara de montarla.

Y claro, lo intento.

Dejando sus muslos aun más abiertos, el bajo a sus tobillos y


comenzó a arrastrase hacia ella.
J.R. Ward The King

Una oportunidad. Y ella la tomo.

Con un repentino estallido de energía, clavo su agarre


alrededor de las bolas del maldito como si intentara castrarlo, ¿Y
adivina? Eso era justo lo que tenía en su carné de baile.

Golpeando tan fuerte como pudo, hizo caso omiso de los


gritos de dolor de su muslo y su cabeza y retorció con cada gramo
de fuerza que tenia. El guardia dejo escapar un grito, tan agudo,
que parecía el de un perro arrojado en una freidora, mientras
aullaba de dolor se tumbo a la izquierda alejándose de ella.

Eso era lo que necesitaba, se puso de pie de un salto e hizo


una bola con su pene y sus pelotas.

Mirando alrededor desesperadamente cojeo y desengancho


una de las cadenas que estaban destinadas para ella, las arrastro
por el suelo, las enrollo en su palma formando una sólida caja sobre

Pagina 230
su puño.

Fue hasta el hombre y se sentó a horcadas sobre sus


hombros. — ¿Quieres una buena jodida, cabrón? ¿Que tal esta?

Alzando su brazo sobre su cabeza lo estrello con toda la


fuerza que tenia sobre el cráneo, el hombre inmediatamente dejo
escapar un quejido y trato de cubrirse la cara con los brazos.

Genial. Lobotomía después.

Ella fue por la carne suave bajo las costillas que protegían su
hígado y su bazo, una y otra vez. Hasta que el tipo intento
defenderse entonces volvió a pegarle en la cabeza, más duro esta
vez, hasta que empezó a sudar, incluso estando mayormente
desnuda y el aire de la celda como si estuviera helando.

Una.

Y otra.

Y otra vez.
J.R. Ward The King

Donde fuera que encontrara un punto vulnerable.

Y lo más extraño: Tenía toda la fuerza del mundo durante la


pelea, como si estuviera poseída, sus heridas quedando en
segundo plano frente a la necesidad de sobrevivir.

Nunca había matado a nadie antes. ¿Robar? Claro, desde


que tenía once. ¿Mentir? siempre que necesitaba, si. ¿Entrar en
toda clase de lugares en donde no era bienvenida? Totalmente.

Pero la muerte siempre era un nivel al que ella no quería ir.


Como la heroína para un adicto, la muerte era el abuelo de todos
esos ¿Y una vez que cruzabas ese límite? Bueno, entonces eras
realmente un criminal.

Sin embargo, a pesar de todo eso, algunos minutos, o tal vez


horas después. Estaba de pie frente a un sangriento desastre de
cuerpo.

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Metiendo aire en sus pulmones, la fuerza dejo su cuerpo, y su
brazo cayó a un lado, los eslabones de la cadena desenrollándose
solos, cayendo al suelo con un siseo.

—Muévete, —jadeó. —Tienes que moverte…

Jesús, Cuando había orado por sobrevivir, no había


considerado que Dios le diera poder para romper uno de los diez
mandamientos.

—Muévete Sola, tienes que moverte

Mareada, con nauseas y con un dolor de cabeza, que hacia


su visión borrosa, trato de pensar.

Botas. Ella iba a necesitar botas… eran más necesarias que


los pantalones en la nieve. Moviéndose alrededor cogió la primera
bota solo para que se deslizara fuera de su agarre.

Sangre. Había sangre por toda su cuerpo, especialmente en


su mano derecha.

Limpiándose las manos en su parka rota, volvió a su trabajo.


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Una bota. Luego la otra. Lazos descuidados, pero nudos firmes.

De vuelta a su víctima.

Tomo un segundo para mirar el lio.

Joder, iba a ver esto tras sus parpados por un largo, largo
tiempo.

Asumiendo que sobreviviera.

Haciendo la señal de la cruz sobre su pecho, palmeo al


hombre, el arma que encontró fue un regalo del cielo, y también el
Iphone. Mierda, protegido por contraseña, además no tenía señal,
pero eso podría cambiar cuando no estuviera bajo tierra.

Todo lo que necesitaba era la función de llamada de


emergencia y luego podía freír la cosa.

Cuando salió de la celda cerró las barras tras ella. Estaba muy

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segura de que el bastardo estaba muerto, pero las películas de
terror y toda la franquicia de Batman, sugerían que era mejor cerrar
las puertas cuando se trataba de los chicos malos.

Mirada rápida. Dos celdas mas como en la que había estado,


ambas vacías. Eso era todo.

Afuera del área abierta, había un pasillo y unas escaleras, le


tomo siglos llegar a ellas. Maldita pierna, haciendo una pausa
escucho antes de subir. No había sonidos de gente moviéndose
alrededor, pero estaba el olor distintivo de las hamburguesas
cocinadas.

Supuso que la última comida de su secuestrador.

Sola se pego a la pared, apuntando el arma hacia adelante,


manteniendo el peso de la pierna izquierda al mínimo, incluso
cuando tuvo que parar dos veces para recuperar el aliento.

El primer piso tenía un montón de lámparas y poco más: un


par de bancos en una esquina, una cocina con platos sucios en un
J.R. Ward The King

fregadero poco profundo…

Había alguien tumbado en otro banco cerca del baño.

Por favor deja que este sea el otro tipo muerto… y mierda,
¿Qué clase de noche de mierda era esta que estaba incluso en su
radar?

Su pregunta fue respondida cuando dio un vistazo más


cercano.

— ¡Oh! —Tapándose la boca con la mano, se dio la vuelta.

¿Y si ella hizo eso con la bengala? Jesús, ese olor no había


sido de alguien haciendo una Big'Mac, era de carne humana
siendo quemada.

Concéntrate. Ella necesitaba concentrarse.

La única ventana en el lugar era un pequeño rectángulo que

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uno veía usualmente en los sótano, demasiado estrecho y alto para
poder ver hacia afuera. Y solo habían tres puertas: por la que había
salido, otra entre abierta que mostraba una tapa de baño y la
tercera… se veía ciertamente bien reforzada.

Tenía una barra interior.

No se molesto en buscar más armas. La cuarenta que tenia


en la mano era suficiente, pero si dio un vistazo extra alrededor de
la cocina.

Hola billete ganador de la lotería.

Las llaves de un coche fueron tiradas casualmente en el


mostrador junto con un clip, si no temiera tanto por su vida, se
hubiera tomado un momento para llorar como una niña.

Si, claro, cualquiera fuera el coche al que pertenecían,


seguramente tenía un rastreador GPS, justo como el teléfono.

¿Con tal de estar fuera del lugar donde estaba ahora?


J.R. Ward The King

Los usaría en un santiamén.

Cojeando hacia la puerta, con la visión borrosa, golpeo la


barra y la metió justo en el panel de la puerta.

Nada se movió.

Intentándolo una y otra vez, se dio cuenta de que la puerta


estaba bloqueada desde el exterior. — ¡Maldición! —Mientras
revisaba las llaves del coche, no vio nada más en el llavero. Nad…”

¡Claro! Pensó…

Junto a la puerta había un pequeño sensor cuadrado.

Por supuesto funcionaba con huella dactilar, en el interior y el


exterior.

Mirando sobre su hombro vio el cuerpo junto al baño,


específicamente a la mano que había caído fuera del banco.

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— ¡No me jodas!

Volviéndose hacia el tipo muerto sabía que arrastrarlo no iba a


ser una tarea fácil. Especialmente por su pierna. Pero, ¿qué otra
opción tenia?

Mirando a su alrededor, ella…

Justo en la esquina, había una silla con ruedas, justo como la


que encuentras en una oficina, incluso tenia relleno en los
reposabrazos. ¿Mejor que arrastrarlo por el piso, cierto?

Mala idea. Poner al tipo en la cosa fue mucho más duro de lo


que pensó y no porque el Rigor Mortis hubiera empezado,
aparentemente el tipo había muerto poco antes de su fiesta en el
sótano. El problema era la silla, se deslizaba fuera de su alcance
cada vez que intentaba poner el cuerpo encima del asiento
acolchado.

No iba a funcionar. Posdata: El hedor de la carne era como el


J.R. Ward The King

de un viejo entrenador tratando de despejar su estomago.

Rindiéndose con lo del cuerpo, que estaba ahora medio


afuera del banco, se arrastró hacia el baño y las arcadas fueron
muy útiles: primero que todo no había nada en el baño que pudiera
tirar, y en segundo, ¿pensaba que la conmoción era mala antes?

De vuelta al lado del tipo muerto, fue hacia sus hombros y lo


rodeo con los brazos, jalando apoyándose en la pierna buena. Sus
botas golpearon el suelo, paso por paso, hasta que lo tuvo
completamente fuera del banco, y con sus piernas temblando, hizo
todo el camino hacia la puerta. Afortunadamente el guardia tenía
brazos largos por lo que pudo parar a unos buenos 20 centímetros
de su objetivo.

Su codo incluso se doblo en la dirección correcta y su pulgar


quedo justo donde lo necesitaba.

Pagina 235
En el instante en que puso el pulgar en el lector, la luz
empezó a parpadear naranja.

Cuando ella saliera de aquí iba a coger ese coche y acelera…

Rojo.

Y rojo de nuevo. Así que su pequeño intento no funciono.

Dejando caer la mano, se hundió en sus talones y se cubrió el


rostro. Cuando empezó a sentir una oleada de nauseas, tomo
respiraciones profundas.

El otro guardia estaba ahora encerrado tras las barras en el


sótano y ella apenas había sido capaz de hacer su numerito atreves
del maldito cuarto. ¿Así que iba a tener que arrastrar al hombre que
había matado todo el camino hasta aquí?

El hombre que había matado al otro tipo.

Y mierda… ella lo había encerrado. ¿Y si la cerradura era de


sensor también? Ella era la primera responsable en matarse de
hambre.
J.R. Ward The King

A menos que Benloise llegara aquí pronto.

Recostándose sobre la pared, apoyo su mano sobre la rodilla


buena y trato de pensar, pensar, pensar, pensar, y pensar…

Parecía que dios había escuchado sus plegarias literalmente:


Ella salió del sótano después del primer —Ayúdame, padre —el
segundo —Por favor padre, déjame salir libre —la había sacado de
la celda, pero no de la casa.

Mientras ofrecía una tercera plegaria lo hizo muy


específicamente.

Oh dios, prometo salirme de esta vida si me dejas ver la cara


de mi abuela otra vez… Espera, espera, eso solo podía pasar si
estaba al borde de la muerte y Vovo de alguna manera llegaba aquí
o a un hospital. Querido Dios, si puedo solo mirar sus ojos y saber
que estoy a salvo con ella en casa nuevamente… prometo llevarla

Pagina 236
lejos y nunca más ponerme a mi misma en peligro.

—Amen. —Dijo mientras se esforzaba por enderezarse.

Desde lo profundo de su ser, tubo la fuerza para llegar a la


puerta de las escaleras y…

Sola se detuvo. Fue de nuevo a la esquina donde había


encontrado las llaves del coche y el clip. Fijo los ojos en una
solución que era la repugnante e innegable prueba de que Dios
estaba escuchando.

Las cosas parecían estar mejorando.

De una manera retorcida.


J.R. Ward The King

Capítulo 19
Traductor: Mafe Ramirez
Corrector: Rosmery Gutierrez

—Ahí está, —Dijo Assail, señalando a través del parabrisas.


—El desvío.

Había esperado una vida por esto, estaba realmente cerca,


escondido, unos cincuenta pies adelante, detrás de una línea de
árboles siempre verdes.

Como había dicho el teléfono de Ehric, siguieron toda la


autopista norte a través de Adinoracks Park, pasando un lugar
llamado Lake Placid, así como algunas montañas, considerando la
geografía que dejaron atrás, era un nombre muy apropiado.

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Gore Mountain.

¿Y no había visto algo acerca de una estación de esquí


llamada Killington? Su entretenimiento favorito, de hecho. Había
sido un largo viaje. Horas y horas, bajo las llantas del Range Rover,
como una infinita sucesión de obstáculos a superar.

—Gracias a la mierda —Murmuró Ehric, en el momento en


que giro las ruedas y se toparon con un miserable pedazo de tierra.

La pendiente que seguía era más apta para los cascos de las
cabras. Afortunadamente la tracción superior de la SUV transformo
sus llantas en unos cascos bastante decentes. Este era, sin
embargo, otro retraso mas, al punto en el que Assail estaba casi
convencido de que habían elegido el camino equivocado: aun
cuando Benloise estaba con ellos, uno no ponía a cargo al hombre
que tenía una serie de edictos sobre él, y en el caso de que los
captores no se pusieren en contacto, cualquiera que fuera el
secuestrado podía ser eliminado.

Assail recostó el codo en la puerta y colocó su cara sobre su


J.R. Ward The King

palma abierta. El hecho de que Marisol fuese una hembra lo hacía


sentir mal. Los machos podían ser lo suficientemente rudos con los
miembros de su propio sexo. Pensaba en todas las cosas que
podían hacerle a una mujer, y rezaba para que esas pesadillas no
se hicieran realidad.

— ¡Más rápido!— gritó.

— ¿Aun arriesgándonos a perder un amortiguador? Vamos a


necesitarlo igualmente para bajar de este montón de piedras.

Pero cuando Assail estaba listo para rugirle en respuesta,


llegaron al final del camino, de forma abrupta y sin fanfarria: una
estructura simple de una sola planta, con el encanto de una
perrera, y aún antes de que llegaran, abrió la puerta y comenzó a
correr.

Y en ese preciso instante la puerta de la estructura se abrió

Pagina 238
completamente.

Y por el resto de su vida, jamás podría olvidar lo que ocurrió


luego…

Marisol estaba desnuda de la cintura para abajo, cubierta con


la parka que él reconoció ondeando en el viento, su cuerpo dando
sacudidas.

Alumbrada y cegada por las luces, brillaba cubierta de rojo,


sangre chorreando por sus piernas y su torso pálido como el de un
fantasma, su rostro sombrío como la muerte, estaba apuntando con
una pistola por delante de ella.

— ¡Marisol! — Gritó. — ¡No dispares, soy Assail!

Puso sus manos en el aire, pero dudaba que ella pudiera


verlo. — ¡Soy Assail!

Ella tropezó, pero como una niña buena, no soltó el arma


mientras parpadeaba. — ¿Assail?

Su voz se quebró con una desesperación que lo cambió para


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siempre, así como la visón de ella, el oiría pronunciar las dos


sílabas de su nombre con ese tono de voz durante años.

En sus pesadillas.

— Marisol, querida Marisol…he venido por ti.

Quería decirle a Ehric que apagara las luces, pero no sabía


quien más estaba allí con ella o persiguiéndola.

— Marisol camina hacia mí.

La forma en que su mano temblaba al inclinar su cabeza lo


hacía querer correr hacia ella. Pero ella no estaba segura de que
era la realidad, y que podía ser producto de su imaginación, y con
esa pistola era tan peligrosa como vulnerable.

— Marisol le prometí a tu abuela que te iba a salvar. Camina


hasta mí, querida mía, ven hacia mi voz.

Pagina 239
Ella alzo los brazos hacia adelante en la oscuridad.

— Assail…— Y en cuanto tomo un paso hacia adelante, se


dio cuenta que estaba cojeando. Y mucho. Pero entonces, por
supuesto alguna de esa sangre debía ser de ella.

— Va necesitar cuidados médicos —Dijo en voz alta. Maldita


sea, ¿cómo iba a conseguir que la trataran?

Si ella moría en sus manos…

¿Cuánta de esa sangre era de ella?

Ella dio otro paso, y otro, y nadie salió detrás de ella, tenía la
esperanza de que no toda esa sangre fuera de ella.

— Ven a mí — En cuanto oyó su propia voz quebrarse, sintió


a Ehric dispararle una mirada conmocionada desde la SUV. —
Cariño

Marisol se cubrió los ojos con manos temblorosas, y por


alguna razón se percato del hecho que estaba completamente
J.R. Ward The King

desnuda.

Su garganta se cerro de una forma tan severa, que no podía


tragar.

Que se jodan.

Assail descubrió la pistola en su cinturón y corrió hasta la


mitad del camino para encontrarla.

— Assail… ¿realmente eres tú? — Susurro en cuanto se


acercaba.

— Sí, por favor no dispares, ven a mí, amada mía.

En cuanto ella dejó escapar un sollozo, él la agarró y la atrajo


contra su pecho, el cañón del arma directo sobre su esternón, si
apretaba el gatillo sin duda lo mataría. Con un sollozo, se entregó a
su fuerza, la levantó de la tierra y la estrechó contra él, mientras

Pagina 240
temblaba.

Pesaba casi nada.

Y por alguna razón eso lo aterrorizó aun más. Solo tenía un


momento para comunicarse con ella antes de ponerla a salvo.

Levantándola en sus brazos, se giró y corrió hacia la SUV a


prueba de balas, corrió hacia las luces como si fueran tierra
sagrada.

Ehric y su hermano se anticiparon a lo que quería a la


precisión. Saltaron del auto y abrieron la puerta trasera, sabiamente
había removido a Benloise de la parte de atrás y lo mantenían fuera
de la vista.

Marisol no tenía que saber de su presencia.

Colocando a su hembra atrás, Assail abrió la bolsa de dormir


que había empacado, junto con el agua y las barras energéticas.
Cubriendo su desnudez, la aferro cuando calló en un ataque de
temblores.
J.R. Ward The King

— Marisol —decía mientras la tumbaba hacia atrás, — Come.


Bebe. Ehric mi primo, te llevara…

Sus uñas se clavaron es sus antebrazos, aún con el grueso


suéter que vestía.

— ¡No me dejes!

Tocó su hermosa cara.

— Necesito trabajar en algo un momento. Hay cosas que


deben ser atendidas. Te encontrare en el camino. — Comenzó a
caminar alrededor. — ¡Ehric, Evale!

Los dos machos vinieron hasta él, y por un momento


consideró manejar él mismo de vuelta.

Pero no, la venganza debía ser consumada, y él era quien iba


a equilibrar la balanza.

Pagina 241
— Mi amada, estos son mis parientes. —Y mientras se inclinó
para que ella pudiera verlos, dio gracias de que ellos tuvieran el
mismo color de piel y que sus rasgos eran tan parecidos a los
suyos. De hecho lo tres podían ser confundidos como hermanos. —
Ellos te llevaran hasta un lugar seguro, y expondrán sus vidas por
encima de la tuya.

Sus frenéticos y agobiados ojos iban de un lado al otro,


mientras trataba desesperadamente de mantenerse en una pieza.

— Vayan, — Silbo Assail entre dientes. — Váyanse ahora.

Y aún encontraba imposible alejarse de Marisol. Habían


abusado de ella, su estado de desnudez lo sugería.

Ehric agarró su brazo. — Ve tranquilo primo, la trataremos


como a nuestra preciada hermana.

Hasta Evale habló esta vez. — Estará en buenas manos.

Assail tuvo un momento de conexión con los machos,


palabras de gratitud atascadas en su garganta. Al final todo lo que
J.R. Ward The King

pudo hacer fue inclinarse ante ellos.

Luego se inclino hacia la SUV.

— No tardaré.

Instintivamente, sin ser consciente de decidirlo…besó a


Marisol en la boca.

Mía, pensó.

Obligándose a reenfocarse, recogió su mochila, cerró la


puerta de la SUV, y se alejó. Ehric, bendito sea, fue cuidadoso al
dar vuelta al auto, cuidando que a Benloise no lo iluminaran las
luces, y el Rover acelero bajando por el desigual paso.

Oh como deseaba que fuera un camino plano. Deseaba que


fuera una maldita autopista de setenta kilómetros por hora de límite
de velocidad. O mejor todavía, deseaba haber venido en

Pagina 242
helicóptero.

Luego que las luces desaparecieran, saco su casco, lo colocó


en su cabeza y encendió la lámpara de minero. Luego fue sobre
Benloise, lo agarró por la cinta adhesiva que ataba sus tobillos y lo
arrastro por el suelo cubierto de nieve hasta la entrada.

Dejando caer sus piernas, buscó el arma en su cintura y


apunto al hombre,

— Solo para estar seguros de que mantengas tu palabra.

¡Pop!

Benloise se retorció bruscamente, tratando de proteger sus


entrañas muy tarde. La bala ya estaba allí, haciendo tranquilamente
su trabajo: de forma lenta y dolorosa, las heridas intestinales
suavemente cumplían con su objetivo.

Aunque Assail no pensaba en mantener al hijo de puta


esperando mucho tiempo por su muerte.

Avanzando en la vivienda, mantuvo su arma arriba y agudizó


J.R. Ward The King

la vista.

Lo que encontró en el interior le hizo detenerse.

Directamente a través de la puerta abierta, una mano


humana cortada y desechada, como si ya hubiera servido a su
propósito y ya no fuese de valor. El cuerpo estaba bien conectado,
no era como si el cuerpo tuviera ambas manos, ni tampoco una
cara para decirlo.

Al menos había otro cadáver adentro.

Su Marisol claramente había luchado como una banshee por


su libertad.

Avanzó a través del piso despejado, no vio nada más de su


interés, o algo con lo que pudiera identificar a algunos de los
individuos. Pero en una esquina lejana había un juego de escaleras
que llevaba a un nivel inferior.

Pagina 243
Volvió para revisar de nuevo a su prisionero.

Benloise permanecía retorciéndose en la nieve en las afueras


de la puerta principal, sus ojos oscuros parpadeando de forma
desigual, el labio superior retraído, sus coronas dentales de
porcelana brillando en la luz ambiental.

Mejor lo llevaba con él.

Assail levantó al hombre sobre sus pies. Cuando Benloise


falló en mantenerse de pie, tuvo que arrastras sus ciento cuarenta
libras de peso adentro. Luego bajaron por la escalera.

Abajo en el sótano, los pies inútiles de Benloise rebotaban


detrás de ellos como pelotas.

Y allí había encontrado al mal.

El piso inferior estaba compuesto de un espacio abierto


grande con tres celdas y una pared de horror. Una de las celdas no
estaba vacía. Había un hombre con la cabeza brutalmente
golpeada, con el cuello cayendo hacia atrás, miraba fijamente a lo
J.R. Ward The King

que uno sólo podía imaginar era el Infierno. Su brazo derecho había
sido tirado a través de los barrotes de hierro, y el muñón sangriento
anunció de quién era la mano que había sido tomada.

Por un momento Assail sintió su corazón llenarse con un


orgullo desolador. Marisol había logrado escapar por sí sola. No
importaba lo que le hubieran hecho, cuan pocos recursos tenía,
había triunfado sobre sus captores, llevándolos a la tumba.

En ese momento supo que estaba perdido por ella.

Estaba enamorado de esta mujer, y de hecho, se sintió


enfermo de sus profundos sentimientos en medio de esa violenta
carnicería, pero así era el corazón.

Assail imagino a Marisol encadenada a la pared de concreto,


rabió al punto de la locura, una estampida de toros corría a través
de su cuerpo, sus miles de pezuñas conduciéndolo a la

Pagina 244
enajenación.

Rodeando a Benloise, desnudó sus colmillos, y siseó como el


vampiro que era.

A pesar de haber recibido un disparo, el atontamiento


desapareció y el hombre retrocedió. — ¡Madre de Dios!

Assail se agacho hacia su cara. — ¡Es cierto, soy una


pesadilla que se cierne sobre ti!

Había solo una cadena colgando de la pared, las otras


estaban en el piso dentro de las celdas, la sangre que pintaba las
paredes probablemente provenía de las armas que había usado
Marisol.

Iban a ser puesta en servicio de nuevo.

Assail se desmaterializo y cruzó los barrotes y cogió una de


las pegajosas cadenas con olor a cobre.

Oh Marisol, podrías no haber sido tan valiente.

Al desmaterializarse Assail de vuelta, Benloise ya no


J.R. Ward The King

aparentaba el autocontrol de hombre de negocios que había


aparentado hasta ahora. Probablemente los cadáveres, la sangre,
la pérdida de su hermano y la amenaza a su propia vida, habían
logrado que perdiera la compostura. Descubrir la verdadera
identidad de Assail lo había llevado al borde.

Gimoteando, llorando y rezando, el hombre perdió el control


de su vejiga, dejando salir la orina de su arrugada polla sobre el
piso de concreto.

Assail lo estampó en la pared, recolocando las cadenas,


afortunadamente no había nada fresco sobre la manchada
superficie, sin embargo lo iba a haber.

Benloise gritaba por el maltrato, tratando de arrojar su cuerpo


sobre el piso, Assail amarro las correas a sus muñecas hasta que
colocó al hombre en posición de crucificado, con las piernas
colgando.

Pagina 245
Assail busco su mochila y la abrió. Busco a través del montón
de explosivos que traía con él, sabía que había suficiente para
volarlo por los aires. Se inclinó hacia Benloise. El hombre estaba
cubierto de lágrimas, sacudiendo la cabeza como si esperara
despertar.

— De hecho, estas totalmente consiente. —Dijo Assail


apretando sus dientes. — Sin embargo, no durará mucho más.

Girando su cabeza hacia la celda, imagino a Marisol dentro,


aterrorizada, y mucho peor.

Su corazón retumbaba en su pecho, si volaba este lugar


Benloise estaría libre, muerto, tal vez en camino al infierno, pero no
estaba seguro de a donde se iba en la vida después de la muerte,
parecía más prudente dudar, y hacerlo sufrir en tiempo real.

Tenía la intención de matar al comerciante primero. Luego


colocar los explosivos y detonarlos a distancia.

Pero no era suficientemente justo. Marisol había sufrido.


J.R. Ward The King

Un gruñido comenzó a vibrar en su pecho, y se extendió por


todo su cuerpo, protestando por la posibilidad de engañar a la
muerte.

—No, —se dijo a sí mismo —. Mejor de esta manera.

Lástima que solo una parte de él lo creyó.

Assail abrió de nuevo la mochila y ato la cosa. Reviso una a


una las cadenas, verificando que estuvieran cerradas. De hecho lo
estaban.

Al igual que las esposas sobre las muñecas. Tomo la barbilla


de Benloise y lo obligó a volver la cabeza.

Con otro silbido, mordió la piel sobre la carótida, arrancó el


pedazo y lo escupió en el suelo. La sangre supo bien y sus caninos
hormiguearon con la anticipación. Excepto que se negó a más.

Pagina 246
La mordida era un símbolo de lo que un macho hacia por
instinto para proteger a su hembra. Le hubiera roto por completo el
cuello si no supiera que Benloise estaba ya siendo torturado.

Mientras su presa rezaba en una lengua extranjera, Assail


libraba con la batalla de dejar o no al hombre con vida. La crueldad
requería de auto control en ciertas circunstancias, y normalmente
eso no era problema.

Sin embargo nada que implicara a Marisol era ordinario.

Assail abofeteó al hombre para que callara. Señalándolo con


el dedo índice gruño; — Ella no era de tu propiedad para tomarla.
¿Me escuchaste? No es tuya, es Mía.

Antes de que perdiera el poco control que le quedaba, subió


las escaleras, dejando las luces encendidas para que Benloise
pudiera ver donde se encontraba: su propia prisión, sin nada más
que los asquerosos restos de uno de sus guardaespaldas por
compañía.

Subiendo los escalones de dos en dos, Assail estaba


J.R. Ward The King

consciente que era posible, aunque remotamente, de que alguien


viniera a liberar al comerciante. Benloise era extremadamente
reservado, y con Eduardo muerto, las únicas personas que lo
podrían echar en falta eran sus guardias y su personal, y dada la
forma cautelosa en que este hombre se comportaba, iba a pasar un
buen rato antes de que sus tropas se contactaran entre ellas y
descubrieran que ninguno de ellos lograba contactar a su jefe.

¿Luego de eso? Era una pregunta abierta si alguno de ellos


se preocupaba por buscarlo. La gente que trabajaba en el mundo
clandestino rehuía de complicaciones como esta, nadie se iba a
arriesgar a que lo mataran o lo apresaran las autoridades humanas
para salvarle el pellejo a otro.

Benloise iba a morir lentamente, y solo.

Y para cuando alguien hallará los cadáveres, ¿habría pasado


cuanto, un año, una década?

Pagina 247
Benloise iba a perder la cordura.

Escaleras arriba Assail realizó un barrido de la habitación,


encontró dos teléfonos más, los apagó, les quitó las baterías y las
deslizó en su bolsillo. Dejó las armas y las municiones, cerró la
puerta y se aseguró que estuviera trabada.

Caminando alrededor del edificio, encontró un tanque de


petróleo en la parte trasera. Localizó el medidor y vio que solo tenía
un cuarto de tanque. Debido a lo frío de localidad, supuso que
duraría un día o dos.

Los cuerpos no se descompondrían por el frío. Era adecuado


para que no olieran, no era que hubiera mucho lugar por el cual
pudiera salir el olor debido a lo pequeñas de las ventanas, que
igualmente estaban cerradas.

Estaba a punto de irse cuando notó un auto estacionado a un


lado.

Levanto la lona camuflada que lo cubría y probó una de las


J.R. Ward The King

puertas.

Cerrada.

Si lo hacía estallar, la explosión podía traer la atención, y no


era eso lo que quería. Dejó la lona de nuevo en su lugar.

Cerró los ojos preparándose para desmaterializarse, vio a


Marisol saliendo por la puerta. De esta manera se estremeció y se
convirtió en uno con el aire de la noche, llevando sus moléculas al
sur, a un área abajo, aproximadamente a 20 millas de la autopista
norte.

Reformándose, tomó su celular y llamó a Ehric.

Un pitido, dos pitidos, tres.

— Ella está perfectamente bien, — Dijo su primo en forma de


saludo. — Ya comió y tomo algo de agua. Y está ansiosa por verte.

Pagina 248
Assail se estremeció en su propia piel. — Bien hecho. Estoy
donde acordamos.

— ¿Quedaste complacido?

— ¿Encontraste a alguien más?

— Nadie delante ni detrás, y estamos a dos millas de donde te


encuentras.

— Aquí estaré esperando.

Al colgar se quedó mirando su móvil. Su primer impulso fue


llevarla a su casa, pero ella iba a necesitar atención médica, y
seguramente iba a querer limpiarse y vestirse antes de que su
abuela la viera.

La próxima llamada de Assail fue a su casa, y cuando la muy


acentuada voz femenina respondió, se encontró a si mismo tratando
de retener las lagrimas.

—Señora —Dijo ásperamente. — Ella…


J.R. Ward The King

—No está muerta—Gimió la anciana. —Meu Deus45, dime que


ella…

—Ella está viva. La tengo.

— ¿Qué? puede decirlo de nuevo, por favor.

—Viva—. Aunque no estaba seguro acerca de cuan "bien"


estaba. — Está viva y a mi cuidado.

Ahora escuchaba un discurso frenético en otro idioma, y


aunque Assail no conocía el idioma, y el significado no estaba
totalmente claro, estaba de acuerdo.

Gracias Virgen Escriba, pensó, aunque no era nada religioso.

— Estamos lejos de Cadwell, — Le dijo. — No llegaremos


antes del amanecer, en cuyo caso estará en casa después del
atardecer.

Pagina 249
— ¿Puedo hablar con ella?

— Por supuesto señora. — Levantando la cabeza observó las


luces retomando la autopista, y acercándose a donde él estaba,
tomando la rampa de salida. — Necesito un momento, y la pondré
al teléfono.

El Range Rover se dirigió directamente a él, rechinando las


llantas a medida que Ehric frenaba.

— Aquí esta ella señora —Y abrió la compuerta trasera.

Marisol estaba envuelta en el saco de dormir y tenía mejor


color, al menos hasta el momento en que lo vio, y un ligero rubor
cubrió sus mejillas, pero rápidamente desapareció.

Ante la confusión de Assail, Ehric se giró, y le señalo su


propia cara. Oh mierda. Assail tenía la boca cubierta de sangre.

— Tu abuela, —Balbuceó, dándole el teléfono a Marisol.

45
Original en portugués: Mi dios.
J.R. Ward The King

Seguramente el truco había funcionado para redirigir la


atención de la hembra, y ella reacciono como si le estuvieran
ofreciendo un salvavidas, él volvió a cerrar la puerta.

Caminando alrededor del auto, encontró una estación pública


abandonada detrás de la carretera en un camino cerrado, se veía
parte del baño de caballeros y una línea de urinales y escusados.

Sobre uno de los lavados se hallaba un espejo.

Joder.

Lo que vio era lo que ninguna hembra quería ver, sobre todo
después de haber sido secuestrada: su cara de hecho, estaba
cubierta de sangre, su mandíbula, sus labios manchados, y sus
colmillos…

Estaba mostrando la punta de sus colmillos.

Pagina 250
Esperaba que la sangre en su rostro hubiera sido el motivo
de su reacción. Se agacho y trato de lavar sus manos, pero el grifo
era de los que había que mantener apretado con una mano para
que funcionara. El proceso le llevó muchísimo tiempo, llenando la
palma de una sola mano y llevándola a su rostro, una y otra vez. Al
final no tenía nada con que secarse.

Pasando su mano por su rostro y su cabello, le agradeció a


Paul Mitchell46 tener aún algo de su atractivo…

Pero honestamente, ¿estaba tratando de verse mejor en esta


situación? Que ridículo.

En cuanto regresó a grandes zancadas hacia la Range


Rover, sabía que debía hacer una tercera llamada en cuanto
Marisol colgara con su abuela: ella necesitaba atención médica.

¿A dónde ir? Pensó en el Antiguo País, no había tenido a su


alcance médicos de su raza para él y sus primos. Afortunadamente

46
Cofundador de una empresa especializada en productos para el cabello.
J.R. Ward The King

había tenido relaciones con uno o dos humanos que no hacían


preguntas.

No tenía tales arreglos en el Nuevo Mundo.

De acuerdo a esto solo había una persona a la que podía


acudir, y esperaba encontrar una solución de acuerdo a sus
estándares.

Marisol se merecía lo mejor, y no se iba a conformar con


menos.

Pagina 251
J.R. Ward The King

Capítulo 20
Traductor: Blay Rlhdn
Corrector: Payne Rlhdn

Sentado en la parte trasera del Mercedes, John Mathews


miraba a través del parabrisas como su hermana vacilaba en el
umbral de la casa de su padre. La enorme puerta doble de la
mansión estaba abierta de par en par y la luz del pasillo salía por
ella.

Su silueta, se recortaba en la noche bajo el resplandor, una


forma alargada negra como una sombra.

Jesús, si tenía un hijo, este iba a ser el futuro rey o reina y no


tendrían que seguir con las fases de debemos o No debemos

Pagina 252
hacerlo.

― ¿Podemos salir, señor? ―Preguntó Fritz desde la parte


frontal.

John silbó una nota ascendente, a continuación, se frotó la


cara y se echó hacia atrás en el asiento. Estaba jodidamente
agotado. El contraste que le habían puesto en el brazo le había
hecho sentir raro y luego estaba la ansiedad crepitante que había
tenido en el interior del TAC mientras que la máquina estaba
trabajando alrededor de él. TAC abierto, su culo. Sí, seguro que era
mejor que ser bombardeado en aquel tuvo gigante y sellado a cal y
canto como si fuera una pasta de dientes, pero apenas respiraba.

Oh, además, tenías un hacha feliz colgando sobre tu cabeza,


o quizás, tenias un TooMah47. Por citar a Arnold.

Al menos él no tenía que preocuparse sobre eso,


aparentemente. Iba a estar bien, era fuerte, sip, totalmente. Mierda.

47
Se refiere a la frase: -I have a headache… -Maybe its a Tumor. –Its not a toomah: es una broma al
acento de Arnold Schwarzenegger.
J.R. Ward The King

¿Qué pasaría si tuviera uno de sus episodios mientras estaba fuera


luchando? Como fuera, no podía preocuparse por eso...

¡Bingo!, Su teléfono le anunció que le había llegado un


mensaje de texto. Toqueteo la cosa con las manos, frunció el ceño
ante lo que Tohr había enviado a todos: presencia extra necesaria
en clínica. ETA48 de la visita, cincuenta y cinco minutos. Revisión
del estado de W, STAT49.

John tecleó una respuesta rápida: Voy de regreso. Buen


provecho...

No estaba seguro de cómo terminaría la cosa. Cuando en


breve llegara a casa iba a pedirle Fritz algo para empaquetar las
cosas que Beth le había pedido y luego encontraría a Wrath para
hablar sobre su puta atención de mierda. Decirle al rey que su
compañera no iba a volver a casa durante el día iba a ser tan
divertido como uno de sus ataques, pero alguien tenía que advertir

Pagina 253
al macho de ello y evidentemente no iba a ser Beth.

Ella le había dicho rotundamente que no tenía ninguna gana


de hablar con su marido, o evidentemente estar cerca de él.

Después de abandonar el centro médico, ella le pidió a Fritz


que dieran varias vueltas antes de que le hubiera sugerido a John la
propuesta de comer en un restaurante chino en la calle Trade, que
resulto que estaba justo en la calle del Iron Mask. No era que John
no pudiera hacerse cargo de su hermana, pero era bueno saber que
había un montón de cámaras de seguridad disponibles a poco más
de una manzana de distancia gracias a su compañera y a su
cuadrilla de gorilas.

Mientras que habían comido, Beth había estado la mayor


parte del tiempo tranquila, a pesar de que había tenido un
abundante apetito, ella terminó su carne con brócoli y luego

48
Estimated Time of Arrival : tiempo estimado de llegada
49
Abreviatura medica común para una urgencia. De la palabra latina Statum que significa
Inmediatmente.
J.R. Ward The King

absorbió su KPC50, junto con una media docena de galletas de la


fortuna.

Cuando terminaron, ella no había querido volver en el coche


todavía por lo que habían paseando por la calle Trade por un
tiempo hasta no quedaba más tiempo.

Obviamente, había estado indecisa sobre quedarse en la


ciudad o ir de vuelta a la mansión. Hombre, lo sentía por ella. Qué
desastre .Y eso era lo divertido tanto como odiaba estar en el medio
de todo, no había nada que no haría por ella. Nada.

Dios, ¿qué había articulado durante las convulsiones?

Unos veinte minutos más tarde, Fritz los llevó a salvo al


complejo secreto de la Hermandad. Rodeando la fuente del centro
del patio, él se detuvo en un espacio entre GTO morado de Rhage y
el nuevo y reluciente Audi R8 negro de V. El hermano, por

Pagina 254
supuesto, todavía tenía el Escalade. Justo la versión más reciente
del mismo.

Saliendo, John caminó con el Mayordomo hasta la gran


entrada. A diferencia del otro lugar de su padre en la ciudad, esta
mansión era más fortaleza que casa, sus grandes muros de piedra
se elevaban desde la tierra, como una indestructible montaña
construida sobre ellos.

¿Si el litoral oriental era bombardeado por alguna razón? Este


lugar, los Twinkies51 y las cucarachas era lo único que iba a quedar.

John tocó al mayordomo en el brazo justo cuando Fritz cogió


el enorme pomo de bronce de la puerta. “¿Puedes buscar sus cosas?”

― Por supuesto. ―El doggen miró preocupado. ―Justo lo


que me pidió.

50
Te de hierbas chinas
51
Pastelitos rellenos de crema.
J.R. Ward The King

Las implicaciones de que la reina se asentara en algún lugar


que no fuera en su propio dormitorio con su pareja no habían
pasado desapercibidas para Fritz, pero él era demasiado discreto
como para hacer preguntas o hacer un escándalo. En su lugar, sólo
radiaba ansiedad, hasta el punto en el que si hubiera tenido
malvaviscos y un palo probablemente podría haber hecho
merengue en el aura del doggen.

Al entrar en el vestíbulo, John puso la cara en la cámara de


seguridad y esperó una respuesta. Desde que la Primera Familia se
había mudado, no había llaves de la casa, no había manera de
acceder a menos que fueran esperados por alguien que ya estaba
en el interior.

Y un momento después, el bloqueo saltó y les permitió el paso


a través del pasillo de la majestuosa entrada. ¿Cuantas hojas de
oro, cristales y aquellas columnas coloreadas de mármol? Esto era

Pagina 255
el palacio de un zar trasladado a las montañas a las afueras de
Caldwell. ¿Cómo era posible que su padre lo lograra? ¿Y en 1914?
John se preguntaba. No tenía idea. ¿Y aún más impresionante?
Durante casi un siglo, Darius de alguna manera fue capaz de
mantener a los humanos fuera de entrometerse en la propiedad
privada, a los lesser apartados fuera de él y a los symphaths
desorientados en cuanto a sus coordenadas. Esta ubicación y su
centro de formación subterráneo no habían sido comprometidos en
toda su historia. Incluso durante las redadas.

Un verdadero logro. Una verdadera herencia.

Dios, él deseaba haber conocido a su padre. Ojalá el


hermano estuviera todavía alrededor, porque podía asegurar que le
daría algunos consejos para como decirle a Wrath lo que estaba
pasando.

Haciendo una pausa en medio de la pintura del árbol de


manzano en el vestíbulo, John dejó que Fritz fuera por delante
subiendo a trote ágil por la escalera digna del Palacio de
Buckinghan.
J.R. Ward The King

Wrath estaba indudablemente arriba, en su estudio, pero en


primer lugar, necesitaba conseguir un traductor, mierda, ¿A quién
diablos iba a pedirle que…?

― ¿Dónde está?

John cerró los ojos ante la demanda un minuto antes que


pudiera volverse a la sala de billar. Efectivamente, de pie justo
debajo del arco, estaba el rey. Vestido de cuero negro, con las
manos encerradas en sus caderas y su mandíbula sobresaliendo
adelante.

A pesar de que era ciego y sus ojos se ocultaran detrás de


esas gafas envolventes, John se sentía como si el macho estuviera
mirando a la derecha. Joder. Hacia. El.

De pronto, el ruido ambiental del que John no había sido


consciente de escuchar se quedó tranquilo. Los hermanos que

Pagina 256
estaban jugando al billar detrás de Wrath suspendieron todo
movimiento, todos callaron, hasta que sólo la canción del álbum
Marshall Mathers del LP2 de Eminem quedó golpeando en el fondo.

―John. ¿Dónde está mi compañera?

Frente a esa mirada, John caminó adelante. Sí, casi todos los
hermanos estaban allí con Wrath, sin duda, habían percibido su
estado de ánimo e hicieron un circulo a su alrededor.

Moviéndose a través de los grandes cuerpos, sus ojos se


encontraron con los de V y garabateó: “Te necesito”. Vishous asintió
y le hizo su señal a Butch, aplastó su cigarrillo en un cenicero de
cristal y se acercó.

Wrath puso al descubierto sus colmillos. ―John, Dios es mi


puto testigo, voy a rajarte si no…

―Tranquilo, allí grandullón ―dijo V entre dientes.

―Voy a traducir, si quieres golpearle en la biblioteca se


puede.
J.R. Ward The King

―No. Quiero putamente saber dónde está mi shellan,


―Estalló Wrath.

John comenzó a garabatear y mientras que la mayoría de las


veces la gente traducía sus frases a la mitad, V esperó hasta que
había terminado todo el informe.

Un par de hermanos murmuraron al fondo y negaron con la


cabeza.

―En la biblioteca, ―ordenó V al rey de una manera en la que


John nunca había visto.

―Vas a querer hacer esto en la biblioteca.

Cosa incorrecta para decir.

Wrath rodeó al hermano y fue hacia él con una velocidad y


exactitud para la que nadie estaba preparado. En un minuto V

Pagina 257
estaba de pie al lado del rey y al siguiente él se estaba defendiendo
contra un ataque que ni había provocado, ya que era... bien, de
vicio.

Y luego las cosas se pusieron salvajes como la mierda. Wrath


sabia que estaba muy cerca de explotar, se separó de V y como
una bola de demolición entro en la sala de billar. Lo primero con lo
que se encontró fue con la mesa de billar al lado de Butch, el policía
apenas tuvo tiempo para conseguir coger el cenicero que estaba en
el borde. Wrath agarró la mesa y lanzo la cosa como si no fuera
nada más que una mesa de juego, la gigantesca caoba con tapa de
pizarra voló tan alto que tiró el accesorio de luz que colgaba por
encima de él y su peso era tan grande que se astilló en el suelo de
mármol con el aterrizaje.

Sin perder el aliento, el rey eligió su próxima víctima, el


pesado sofá de cuero del que Rhage acababa de brincar. Gruñendo
lo giro como las aspas de un helicóptero llegando cerca de John a
cinco pies del suelo, con el par de reposabrazos como en Trading
J.R. Ward The King

Places52, ya que se dio la vuelta, rodó y los cojines volaron en todas


las direcciones.

No lo tomó como algo personal, especialmente cuando su


compañera se había… ido, si, a la barra alta como el infierno,
rompiendo las botellas de diseño, salpicando licor por todas las
paredes, el suelo y el fuego que crepitaba en la chimenea.

Wrath no había terminado. El rey tomó una mesa auxiliar,


levantándola sobre su cabeza y lanzándola en dirección a la TV.
Esquivó la pantalla de plasma, pero se las arregló para romper un
espejo pasado de moda, aunque el Sony no duró. La mesa de café
que había estado entre los dos sofás hizo esa labor, matando la
imagen de los dos chicos de Boston y el viejo Southie con el bate
de béisbol en la base por DirectTV.

Los hermanos simplemente dejaron ir a Wrath pero no porque


tuvieran miedo de que les hiciera daño. Infierno, Rhage intervino y

Pagina 258
agarro el último sofá antes de que desgarrara otro trozo del molde
de la arcada. Ellos simplemente no eran estúpidos.

Wrath - Beth × Noche fuera = Bestia sicótica.

Mejor dejar que usara su mierda fuera para destrozar el lugar.


Aunque, hombre, era doloroso de ver…

John saltó a un lado cuando todo un barril llegó volando a su


cabeza. Afortunadamente, Vishous fue capaz de agarrarlo antes de
que golpeara el suelo de mosaico del vestíbulo, que hubiera sido
jodido de arreglar.

―Tenemos que contenerlo ―murmuró alguien.

―Amén, ―contestó alguien.

―Si él se libera en la casa va a ser una mierda, incluso Fritz


no sabrá cómo limpiar.

―Yo me ocuparé de él.

52
Hace referencia a la escena de una película.
J.R. Ward The King

Todo el mundo se volvió y miró a Lassiter. El ángel caído con


mala actitud y aún peor gusto en casi todo, había aparecido de la
nada y parecía serio, por una vez.

― ¿Qué diablos es eso? ―Pregunto V cuando el ángel llevó


una fina pluma de oro hasta su propia la boca.

Resultó que no era solo un fantástico Bic53. Con una


bocanada rápida, Lassiter descargó un pequeño dardo lanzándolo a
través de la habitación y cuando llegó al hombro de Wrath, el
impacto fue como si el rey hubiera sido alcanzado por una bala en
el pecho.

Él cayó con fuerza, su cuerpo se puso rígido y luego cayó


como un roble.

― ¿Qué mierda hiciste?

V revisó a Wrath y fue a por el ángel. Pero Lassiter tenía su

Pagina 259
mano derecha de nuevo en el rostro del hermano.

―Iba a hacerse daño, a la casa, o uno de vosotros,


¡Gilipollas! Y no tienen que mearse en los pantalones, él sólo va a
echarse una pequeña siesta.

Wrath dejó escapar un suave ronquido.

Moviéndose con cuidado, la Hermandad le rodearon como si


estuvieran moviéndose cerca de un grizzly54 y John fue con ellos.
Formando un círculo alrededor de la Bella Durmiente, había un
montón de bufidos y maldiciones.

―Si lo has matado…

Lassiter puso su aura dorada a distancia.

― ¿Te parece muerto?

53
Marca de mechero
54
Oso pardo , uno de los más grandes del planeta
J.R. Ward The King

No, en realidad, el pobre diablo parecía como si estuviera en


paz consigo mismo y con el mundo, su color fuerte, su cuerpo en
modo relajado con sus shitkickers recostadas a los lados.

―Querida. Virgen. Escriba.

Todo el mundo miró hacia el arco. Fritz estaba de pie allí con
una bolsa de lona Louis Vuitton en una mano y la expresión de
alguien que está siendo testigo de un accidente de coche frente a
él.

John cerró los ojos.

Esperaba como el infierno que Beth hubiera entrado en esa


casa, cerrado la puerta como prometió y durmiera durante todo el
día.

Uno de los dos lo había hecho a la fuerza. No necesitaban un


segundo.

Pagina 260
J.R. Ward The King

Capítulo 21
Traductor: María Vjm
Corrector: Agnes Tahlly

Después de que Fritz y John se fueron, Beth finalmente entró


en la casa de su padre y mientras entraba, el avance del tiempo
inexorable se revirtió. En cuestión de un momento, los minutos, las
horas, los días, las semanas y meses, desaparecieron.

De repente, Beth era quien fue antes de conocer a Wrath.


Una humana de unos veintitantos años viviendo en su estrecho
departamento con su gato, intentando salir adelante en el mundo
sin nada y nadie detrás de ella. Claro, tenía las partes de su trabajo
que amaba, pero su jefe, Dick el idiota, había sido una pesadilla
misógina por las miradas obscenas que le dirigía. Y sí, le pagaban

Pagina 261
bien, aunque no quedaba mucho después de que pagara su
alquiler y no había alguna oportunidad para conseguir un ascenso
en el Caldwell Courier Journal. Oh, y el romance de cualquier tipo
era tan ficticio y lejano en el horizonte como el Llanero Solitario.

En realidad, no es que no hubiese estado interesada en los


hombres. O mujeres, en absoluto. Pero en esa área era una mezcla
del infierno y el mejor momento de su vida.

Cerrando la puerta, fue cuidadosa al echarle llave para


encerrarse. Fritz tenía llave, por lo cual cuando llegara con sus
cosas podría entrar pero nadie más lo haría.

A medida que el silencio en la casa la rodeaba, se sentía


como si estuviera en una jaula. ¿Cómo demonios terminó aquí?
¿Pasando un día completo sin Wrath? Ya en la noche anterior, en
su casa en la ciudad de Nueva York, una separación como ésta
habría sido impensable.

Caminó hacia el interior de la sala que estaba a la izquierda,


recorrió el lugar, recordando cuando en un principio llego aquí,
J.R. Ward The King

estaba convencida que Wrath era un traficante de drogas, un


criminal, un asesino. Al menos estaba equivocada con respecto a
las primeras dos y Wrath le demostró que al menos la última era
cierta, al casi asesinar frente a ella en un callejón a Butch O'Neal.

Después de ese pequeño horror, ellos la trajeron aquí. Donde


descubrió a Rhage en el baño de la planta baja, cosiéndose a sí
mismo. Esto fue después de que Wrath la condujo a través de la
pintura, bajando por la escalera subterránea iluminada por la luz de
unos faroles hacia el interior de una oculta guarida.

En ese lugar fue donde realmente le dijo quien era.

Lo que ella realmente era.

Hablando de caer por la madriguera del conejo blanco55.


Excepto que esto le dio sentido a algo que siempre la había
confundido. La desconexión que sentía con la gente a su alrededor,

Pagina 262
la sensación de no pertenecer a ese lugar, la inquietud que era
cada vez mayor mientras se acercaba su transición.

Y pensar que asumió que todo lo que necesitaba era salir de


Caldwell.

No. Su cambio se aproximaba, y sin Wrath, probablemente


hubiese muerto. Sin duda.

Él la salvo de muchas maneras. La amaba con todo su cuerpo


y alma. Dándole un futuro que ni siquiera había soñado.

¿En este momento? Todo lo que quería hacer era regresar a


su comienzo. En ese entonces, las cosas fueron tan fáciles...

Examinó de arriba abajo una pintura del rey de Francia,


oprimió un botón oculto que desprendió la pintura al óleo de su
marco dorado de dos toneladas de grosor. Mientras la cosa se
abría, casi esperaba que el camino hasta abajo estuviera tan
obscuro como la boca de un lobo. Después de todo, nadie había
vivido en este lugar desde hace tiempo. Pero mientras que todo lo

55
Hace referencia Alicia en el país de las maravillas
J.R. Ward The King

demás del camino aun estuviera todavía aspirado y desempolvado


y pulido, los faroles de gas brillando en sus jaulas de acero fundido,
los duros escalones de piedra y las paredes curvándose bajando
hasta el sótano.

Jesús, esto todavía huele igual. Un poco a rancio y a


humedad, pero no sucio.

Paso su mano recorriendo la piedra desigual, descendió hacia


la guarida subterránea. Las habitaciones con los dos dormitorios en
la parte inferior le dieron a diestra y siniestra la elección, y escogió
aquella de la izquierda.

Aquella que fue el antiguo dormitorio de su padre aislado del


sol.

Sus fotografías aún estaban ahí, donde siempre han estado,


todo tipo de fotos en diferentes tipos de marcos cubriendo el

Pagina 263
escritorio, en las mesitas junto a la cama, en la repisa de la
chimenea.

La imagen en particular que buscaba era la de la alarma del


reloj.

Esta era la única de su madre, y sí, sólo una rápida mirada


hacia la mujer y Beth recordó de quien heredó su abundante
cabellera negra, las facciones de su rostro y sus definidos hombros.

Su madre.

¿Qué tipo de vida vivió esa mujer? ¿Cómo Darius dio con
ella? De lo que Wrath le dijo en el principio, el par no estuvo por
mucho tiempo juntos antes de que ella descubriera quien era
realmente Darius y escapara rápidamente. No fue hasta que
descubrió que estaba embarazada que regresó a verlo, asustada de
lo que ella traía al mundo.

Ella murió en el parto.

Y Darius permaneció al margen después de eso, con la


esperanza de que su hija no siguiera las actividades del mundo de
J.R. Ward The King

los vampiros.

Algunos mestizos nunca pasan por el cambio. Algunos no


sobreviven a la transición. Y quienes logran atravesarla y emergían
como vampiros eran personas diferentes, dominados por
inesperadas reglas biológicas. Beth por ejemplo, podía salir a la luz
del día, siempre y cuando llevara protector solar y gafas de sol. Por
otra parte, Butch no podía desmaterializarse.

Así que sólo Dios sabía qué cosas sucederían con el


embarazo. Pero si tenía suerte, podría ingresar en su necesidad y
de alguna manera Wrath podría recobrar la razón y ella daría luz
a…

Bueno, una vez más, era así como había muerto su madre
¿No?

— ¡Maldición!

Pagina 264
Sentándose en el colchón, puso la cabeza entre sus manos.
Tal vez Wrath tenía razón. Tal vez todo lo concerniente a la
concepción realmente era demasiado peligroso para perder el
tiempo. Pero eso no es excusa para la forma en que la había
tratado, y esto no terminaba la discusión.

Cristo, mientras estaba sentada ahí, rodeada de las


fotografías que Darius le había tomado, estaba más que
convencida que quería tener un hijo.

Dejando caer sus brazos, sacó su BlackBerry, tecleó su


contraseña, y revisó si tenía algún mensaje que no hubiese
escuchado. Nop. Moviendo entre sus manos el BlackBerry de un
lado hacia otro, después cruzó lo brazos deseando que este fuera
un iPhone. Sin embargo. V, no era sólo anti-Apple; estaba
convencido de que el legado de Steve Jobs era la raíz de todos los
males en el mundo.

A veces las parejas tenían una mejor relación a través del


teléfono. Y dado que Wrath no estaba actuando muy bien, no
significaba que tuviera que seguir su ejemplo. Si ella tuviese la
J.R. Ward The King

intención de tener un poco de espacio durante las siguientes doce


horas más o menos, realmente tendría la cortesía de decírselo ella
misma…no utilizando a su hermano como mensajero.

El problema era que Wrath ya no tenía teléfono móvil. No


necesitaba uno. Cuando oficialmente tomó las riendas de ser rey,
fue "retirado" de la hermandad según la costumbre, la ley y sentido
común. No es que eso le haya impedido recibir un disparo.

Sin embargo, había un montón de teléfonos en la mansión.

Seis a.m Wrath probablemente todavía estába trabajando en


su escritorio.

Marcó el número telefónico, escuchó un tono. El siguiente. Un


tercero. No había ningún correo de voz de Wrath ya que la glymera
abusó totalmente del número que le dieron. Y así fue como terminó
con cuenta de correo electrónico desde el infierno.

Pagina 265
Con el siguiente número que intentó fue con el del radio
receptor que estaba junto a su cama, aquel que estaba tan oculto
que Beth nunca antes lo escuchó sonar. Ninguna respuesta.

Hasta ese punto Beth tenía varias opciones. La Clínica y el


Centro de Capacitación en caso de que saliera lastimado. Pero
¿Cómo sería eso posible? Wrath ya no salía de casa. La cocina,
excepto que la última comida estaba casi en la mesa y
probablemente Wrath no estaría en todo ese caos sin ella; incluso
aunque nunca lo dijo así, ella tenía el presentimiento que toda esa
gente escandalosa, las habitaciones ruidosas, lo hicieron sentirse
incómodo porque sus sentidos del oído y del el olfato quedaron
sobrecargados, lo que le hacía difícil el estar con tantas personas
en un reducido espacio.

Sólo existía otro número que intentar.

Mientras buscaba el número de esa persona entre sus


contactos, apareció otro fragmento del pasado.

Recordó a Tohr entrando por la puerta de cristal corrediza en


J.R. Ward The King

su viejo departamento, el hermano surgió amenazadoramente como


debería ser cualquier pesadilla. Pero él fue, y siempre ha sido, un
aliado. Esa noche que compartieron una cerveza Sam Adams,
galletas de avena y Godzilla fue el comienzo de una verdadera
amistad.

Tohr ahora estaba en un lugar tan diferente. Perdió a Wellsie.


Encontró a Autumn.

Y Beth, tampoco era la misma.

Mientras esperaba que le respondieran la llamada, sonó sólo


un timbre antes de que le contestaran.

—Beth.

Ella frunció el ceño ante el tono extraño en la voz de Tohr.

—¿Estás bien?

Pagina 266
―Oh, sí. Por supuesto.

—Me alegro que hayas llamado.

—Ah… ¿Por qué? —¿Les diría Wrath a la hermandad que


ella no vendría a casa? Probablemente no —. No importa. Es que...
estoy buscando a Wrath. ¿Sabes dónde está? He revisado el
estudio y nuestras habitaciones y no aparece.

―Oh, sí. Por supuesto.

¿Qué demonios?

—Tohr. ¿Qué está pasando?

Un verdadero miedo se arraigó en el centro de su pecho, su


mente se alejó de ella. ¿Qué tal si...

—Nada. Honestamente… Bueno, tenemos una entrada


inesperada VIP en la clínica, así que estoy luchando para tener
todo cubierto.

Ah, chasqueo la lengua. Estaba siendo paranoica. Sin


J.R. Ward The King

embargo, tal vez estuviera en lo correcto.

—En cuanto a Wrath, la última vez que lo vi, estaba...— Se


produjo una pausa. Entonces, se escuchó como cambiaba el
teléfono a su otro oído—. Se estaba tomando un pequeño respiro.

— ¿Cómo que tomando un pequeño respiro?

—Esta dormido.

Beth abrió la boca sorprendida. — ¿Dormido?

—Sí. Esta descansando.

—En serio —Allí estaba ella, preocupándose, confundida


sobre qué pensar o sentir, de cómo se desarrollaba toda su
relación, los pros y los contras, planeando las conversaciones,
intentando convencerse a sí misma de consolidar la relación.
Mientras tanto, él solo estaba, ya sabes, tomaba una siesta.

Pagina 267
—Bueno, eso es genial —se escuchó a si misma decir—.
Estoy muy contenta por él.

—Beth…

—Mira, tengo que irme —Sí, ella estaba ocupada, muy, muy
ocupada—. Si se despierta, dile que...

No, no es por lo que llamó. Los hombres no eran a los únicos


que se les permitía mantener su orgullo; las mujeres no tienen que
ser “el sexo débil”.

—En realidad, se lo diré yo misma. Estaré en casa de mi


padre, realizaré algo de limpieza. —Sí, porque su casa es un
desastre —. Pero regresaré por la noche.

El sincero alivio que provino a través de la línea fue


sorprendente.

—Oh, eso es una buena noticia. Realmente me alegra.

—Está bien, bueno... —De alguna manera Beth no podía


J.R. Ward The King

decidirse a colgar.

—¿Beth? ¿Sigues ahí?

—Sí. Aquí estoy —Se descubrió frotándose el muslo de arriba


a abajo.

—Escucha, ¿puedo hacerte una pregunta?

―Seguro. Por favor.

Después de todo, Wellsie y Tohr habían tenido sus


discusiones. Algunas de las cuales Beth escuchó de primera mano
antes de que la bella pelirroja fuera tomada demasiado pronto.
Hombre, Wellsie decia siempre lo que pensaba a todo el mundo ,
incluyendo a su hellren. Nunca fue una cascarrabias sin una buena
razón, por supuesto, pero no querrías cruzarte con ella a menos
que tuvieras que hacerlo.

Pagina 268
La gente la respetaba.

¿Qué pensaran de mí? Beth se preguntó.

―¿Beth?

Naturalmente, si había alguien quien pudiera ayudarla con


Wrath, y mantenerlo en la DL, ese era Tohr. De hecho, él era a
quien generalmente enviaban cuando la gente necesitaba ayuda
con su rey.

—Beth ¿Qué está pasando?

Abrió la boca, intentando desahogarse, pero existía un


problema: la persona con el que tenía que hablar era Wrath, el
hacerlo con alguien más sólo sería una carga.

—¿Todavía te gusta el monstruo? —Se produjo una pausa. Y


a continuación, el hermano se rio con su característica voz de
barítono.

—¿Me estás diciendo que hay otro maratón de Godzilla?


J.R. Ward The King

Beth estaba contenta de estar sola. Porque tenía la sensación


de que la sonrisa que estaba luciendo era más triste que ninguna
lágrima.

Sólo quería volver a cuando las cosas eran más sencillas.


Más fáciles. Más íntimas.

—Sólo estaba pensando en los viejos buenos tiempos —dijo


de manera brusca.

Al instante, el tono en la voz Tohr se puso rígida.

—Sí. Eran... buenos.

Oh, demonios. A pesar de que estaba enamorado y


emparejado con Autumn tenía que dolerle el recordar a su primera
esposa y el bebé que llevaba.

—Lo siento, yo…

Pagina 269
Tohr se recuperó más rápido que Beth.

—No te sientas mal. El pasado es lo que es… bueno o malo,


está escrito y es inmutable. No hay un consuelo por que eso tenía
que suceder.

Las lágrimas picaban en los ojos de Beth.

—¿A qué es lo que te refieres? —hubo una larga pausa —.


Las buenas partes son más sobresalientes porque puedes confiar
en ellas. Y las malas no pueden lograr ser más trágicas
precisamente por la misma razón. El pasado es seguro porque es
indeleble.

De pronto, Beth recordó aquella primera cita que tuvieron ella


y Wrath escaleras arriba. Por mucho que al pensar en retrospectiva
todo estuviera pintado con un resplandor rosado, lo cual no era
precisamente cierto.

Ahora que lo pensaba, Wrath estaba enojado la primera vez


que llegó esa noche. Hasta el punto que a mitad del cuarto plato,
J.R. Ward The King

Beth considero irse.

Difícilmente toda aquella casi-perfección nostálgica podría


volver.

—Tienes razón, Tohr.

—Sí. — Tohr se aclaró la garganta—. Sabes, no es


demasiado tarde. Todavía puedes regresar si te vas ahora.

—No tengo que preocuparme por el sol, recuerdas—. Ella casi


podía sentir su estremecimiento a través de su teléfono celular. —
No tengo nada que decir a eso. Realmente no.

Teniéndole algo de compasión, Beth cambio de tema


prometiéndole que se cuidaría y regresaría a casa al caer la noche.
Después de colgar, se tendió en la cama de su padre. Mirando el
techo, imagino que Darius hizo la misma cosa durante el día,
algunas veces con Wrath al otro lado del pasillo en la otra

Pagina 270
habitación.

Wrath fue un verdadero recluso antes de conocerla. Luchó


solo, dormía solo, y sin duda no tenía nada que ver con todo el
asunto del trono, hasta que se emparejaron, se había negado a
gobernar.

No podía contar el número de veces que la gente le había


dado las gracias por hacerlo cambiar. Como si su amor fuera alguna
poción mágica que convirtió a la bestia en... Bueno, si no del tipo
completamente civilizado, por lo menos alguien que estaba
dispuesto a estar a la altura de sus responsabilidades.

¿Realmente solo se fue para tomar una siesta?

Por otra parte ¿Cuándo fue la última vez que Wrath realmente
durmió durante el día? No desde antes de que le dispararan.

Justo antes de que sus ojos se cerraran, se levantó para


activar la alarma que estaba arriba de su cabeza. Tecleando el
código correcto, activo la cosa y luego se acostó de nuevo.
J.R. Ward The King

¿Los ocho dígitos? Su fecha de nacimiento, mes, día y año.

Otro ejemplo de cómo, mucho antes de que llegara a este


mundo de los vampiros, su padre estuvo pensando en ella: V podría
ser uno de los que instaló el equipo en las obras de arte y
mantenerlo todo actualizado, pero Darius escogió los códigos años
atrás.

Levantando una mano alcanzó una lámpara y la apagó, se


volvió a acomodar en la parte superior del edredón. Momentos más
tarde, regresó a la lámpara, y volvio a encenderla. Cuando estas
sin tu marido, el estar completamente segura es relativo.

Pagina 271
J.R. Ward The King

Capítulo 22
Traductor: Blay Rlhdn
Corrector: Payne Rlhdn

Sola no podía recordar haber tenido tanto frío alguna vez.

Envuelta en un saco de dormir, con la calefacción saliendo por


las rejillas de la ventilación y dándole en la cara, no podía dejar de
temblar en la parte de atrás del Range Rover

Ahí estaban otra vez, al menos tenía media docena de


razones para entrar otra vez en shock, de la clase que comienza en
la cabeza y deja el cuerpo frio y entumecido como un congelador.

Cambiando su posición, soltó un grito cuando su muslo le


recordó que tenía también un problema físico imperativo. ¿Cuánta

Pagina 272
sangre había perdido?
―Casi estamos.

Su cabeza se giró ante el sonido de esa voz con acento. A


pesar de que no había casi ni luz en el SUV, pudo ver el rostro de
Assail como si estuviera iluminado. Ojos hundidos del color de la
luna, arqueadas y oscuras cejas, labios gruesos y mandíbula fuerte.
Con pico de viuda y el pelo negro como el azabache.

Entre un parpadeo y el siguiente vio que tenía sangre en la


mitad inferior de la misma y dientes muy afilados. ¿O era una
pesadilla? Estaba teniendo problemas para averiguar lo que era
realidad.

Ella abrió la boca para hablar.

No salió nada. ― ¿Mi cabeza... no funciona bien?

―Todo está bien. ―Como si fuera un impulso, se acercó para


tocarla, pero dejó caer la mano como si no supiera como hacerlo.

Sola luchó para tragar, su boca estaba seca. ― ¿Más agua?


J.R. Ward The King

¿Por favor?

Se movió tan rápido, que parecía como si hubiera estado


esperando una oportunidad para hacer algo. Y cuando él se dobló
para abrir otra botella de Poland Spring56 ella empujo el saco de
dormir para liberar sus manos pero estaba atrapada. La tela de
nylon parecía pesar tanto como un revestimiento de asfalto.

―Estate quieta ― dijo en voz baja―. Deja que te ayude.

―Mis manos no me obedecen.

―Lo sé. ―Él acercó el filo de la botella a su boca―. Bebe.

Era más fácil decirlo que hacerlo. Sus dientes comenzaron a


castañetear. ―Lo siento ―murmuró cuando el agua salió por todas
partes.

―Ehric, cuánto tiempo ―espetó.

Pagina 273
El Range Rover paró abruptamente. ―Creo que ya estamos
aquí… o en alguna parte.

Sola frunció el ceño mientras miraba por encima del hombro


del conductor que estaba delante de ella. La estropeada valla
iluminada por los faros era del tipo de cosa que verías en una
granja de ganado que había sido abandonada. La mitad estaba
colgando en un ángulo, las tablas estaban viejas y el alambre
oxidado estaba doblado en vez de bien colocado.

― ¿A dónde vamos? ―Preguntó con voz ronca―. Pensé que


de vuelta a casa.

―Vamos a conseguir que te traten en primer lugar.

Assail repitió eso de extender su mano y retirarla de nuevo


antes de tocarla. ―Es necesario, estás herida y no podemos dejar
que tu abuela te vea así.

56
Marca de agua
J.R. Ward The King

―Oh. Cierto ―Jesús, había olvidado que estaba medio


desnuda, herida y que necesitaba una buena y larga ducha.

―Gracias.

―Seguramente, esto no puede ser ―el conductor murmuró.

Assail miró por el parabrisas y fulminó todo con la mirada,


como si las cosas tampoco fueran lo que él esperaba. ―Acércate a
aquella caja.

Mientras se acercaban a lo que parecía ser una casa para


pájaros de madera en un destartalado palo, el conductor abrió la
ventanilla. Una voz ronca, sin cuerpo se pronunció a través de ella

―Lo tengo. Vaya a través de las puertas.

Como si fuera magia el “penoso” cierre salto dividiéndose por


la mitad separándose suave y silencioso.

Pagina 274
Más allá el camino estaba lleno de nieve que se extendía. Y a
cierta distancia más adelante llegaron a otra barrera. Esta era
menos frágil y más alta también, hecha de cadenas de eslabones
oxidados y sin embargo parecía sólidamente fijada a su puesto.

Esta vez no tuvieron que parar, el cercado se dividió delante


de ellos, dejándolos pasar.

Y así fue.

A medida que avanzaban, los sistemas de compuertas se


convertían cada vez en una más nueva y más imponentes hasta
que llegaron a algo que parecía que pertenecía a una instalación
del gobierno. Columnas de cemento tan grandes como la que están
bajo los puentes de Caldwell anclados en un panel de metal sólido
del tamaño de una valla publicitaria. Y se extendía hacia fuera en
cualquier dirección. Un muro de seis metros de altura con alambre
de púas que tenía encima las señales y las advertencias para los
intrusos cada diez pies.

Un poco Jurasic Park, pensó Sola.


J.R. Ward The King

―Impresionante ―dijo el conductor arrastrando las palabras.

Al igual que con las otras entradas, el camino estaba abierto


antes de que pudieran detenerse en el punto de control, con su
teclado, su altavoz y el equipo de monitorización.

― ¿Esto es... una base del ejército? ―Murmuró Sola.

Quizás Assail era un policía encubierto, en cuyo caso... ―


¿Necesito un abogado? ―preguntó ella.

― ¿Para qué? ―Assail permaneció enfocando en la subida,


mirando por el parabrisas delantero como marchaba el vehículo.

― ¿Vas a detenerme?

Su cabeza se giró, bajó sus cejas. ― ¿De qué estás


hablando?

Sola se relajó en el asiento. Si él estaba actuando, se merecía

Pagina 275
un Oscar. Y si no lo hacía… bueno, tal vez esto era una manera de
Dios para responder a sus oraciones. Una solución segura para
mantenerla con vida era echarla al sistema judicial.

El túnel subterráneo en el que entraron era tan digno como el


Lincoln o el Holland57 con su iluminación fluorescente y una línea
amarilla a media altura y su pendiente inclinaba, el Range Rover iba
hacia delante en un peligroso ángulo.

― ¿Estamos en Caldwell? ―Preguntó.

―Sí.

Assail retrocedió y en la abundante iluminación que había


ahora vio como su mano derecha descendía por su parka.

Sola frunció el ceño. ― ¿Estás...? ¿Por qué estás buscando


tú arma?

57
Tuneles conocidos por sus dimensiones
J.R. Ward The King

―No confío tu protección a nadie aparte de mi .―Él se volvió


hacia ella ―Le hice una promesa a tu abuela. Debes ser devuelta
ilesa y yo soy un macho de palabra. Al menos en esto.

Cuando ella le miró a los ojos, tuvo una extraña sensación


asentándose en su pecho. Parte de ella era por miedo y eso la
confundía. Después de lo que había pasado, su salvador tenía
desenfundado su calibre cuarenta y estaba preparado para ser
utilizado.

La otra mitad era... nada que quisiera pensar demasiado en


ese momento.

El túnel terminaba en un aparcamiento que le recordaba al


que había debajo del Caldwell Arena58 Techo poco profundo, un
montón de espacio y la cuesta que desaparecía en torno a una
esquina elevándose en múltiples plantas.

Pagina 276
― ¿Dónde estamos? ―Preguntó ella cuando llegaron a una
puerta cerrada. A modo de respuesta, la cosa se abrió de par en par
y un equipo médico llegó, médicos, enfermeras, camilla y todo.

―Gracias a la Virgen Escriba ―murmuró Assail.

Oh... mierda. Los de las batas blancas no estaban solos,


estaban acompañados por tres grandes hombres, un rubio con cara
de haber pertenecido a la gran pantalla, un tipo militar con un corte
de cepillo y una expresión dura como bloque de cemento y luego un
refuerzo verdaderamente aterrador que tenía un corte en el cráneo
y una cicatriz que cruzaba su mejilla y se curvaba en un lado de su
boca.

No, esto no era el gobierno de los EE.UU. No a menos que


hubiera un departamento de tipos duros encubierto.

Assail llego a la puerta. ―Permanece en el coche.

―No vayas ―espetó Sola.

58
Estadio de un equipo de baloncesto
J.R. Ward The King

Volvió la vista hacia ella. ―No tengas miedo. Me deben esto.

Su salvador se acercó de nuevo y el tiempo se detuvo sobre


ella cuando el rozó su mandíbula con tanta ligereza que si no lo
hubiera visto hacerlo no se habría dado cuenta.

―Quédate.

Y luego se fue, cerrando la puerta sólidamente. A través del


cristal tintado, ella vio como un cuarto hombre salió del iluminado
pasillo. Sí, eso era sin contar el de allí... Con un abrigo largo de piel
y un bastón, estaba vestido como un proxeneta de la vieja escuela,
con su recortada cresta de Mohawk y una sonrisa sardónica
perfectamente aparentada.

El hombre y Assail ofrecieron sus manos entre sí exactamente


el en el mismo momento y se quedaron agarrados mientras
intercambiaban palabras. Algo estaba mal. Assail comenzó a fruncir

Pagina 277
el ceño; luego miró francamente cabreado. Pero a medida que el
hombre se encogía de hombros y el del Mohawk se quedaba
impasible, Assail finalmente se giró levantando su arma por encima
de él y fue cacheado por los otros. Y sólo después de que sus
hombres se bajaran y fueran sometidos al mismo tratamiento el
proxeneta le hizo un gesto a los médicos y enfermera para que
fueran al coche.

Cuando llegaron y abrieron la puerta, Sola tuvo un momento


de miedo y tiró del saco de dormir subiéndolo hasta la barbilla. La
mujer que asomó la cabeza en el asiento trasero era guapa, con
cabello corto y rubio y ojos de color verde oscuro.

―Hola, soy Doc. Jane. Me gustaría echarte un vistazo, si me


dejas.

Su voz era nivelada, suave y calmada, sin embargo, Sola no


podía moverse o responder. Al menos no hasta que apareció Assail
detrás de la doctora.

―Está bien, Marisol. Ella va a cuidar de ti.


J.R. Ward The King

Sola se encontró mirando sus ojos por un largo momento.


Cuando estuvo satisfecha con lo que veía, susurró ―Está bien.
Está bien...

Y fue entonces cuando su temblor finalmente se detuvo.

Assail no estaba contento con sus fundas vacías, pero Rehv


lo había dejado claro. O él y sus primos entraban sin armas o la
hembra humana no iba va a ser tratada.

Pagina 278
Era la única circunstancia por la que Assail hubiera consentido
estar vulnerable y lo odiaba. Pero era necesario.

―Y su nombre es Marisol ―se oyó decir a sí mismo cuando


la hembra rubia, la doctora, comenzó a hablar en voz baja ―. Sola.

Desde la izquierda, podía sentir a Rehv mirándolo fijamente y


el Leahdyre de la glymera no era el único, los tres hermanos
guardianes eran demasiado profesionales para mostrar nada, pero
él podría apostar a que se preguntaban por qué había aparecido en
su puerta con una hembra humana. ¿Quién había resultado herido?
¿Por quién estaba dispuesto a dar sus armas para entrar?

―No, tú quédate ahí, Marisol. Iremos por el otro lado. ―La


doctora suspiro aliviada y asintió con la cabeza a su equipo.
―Signos vitales bajos pero estable. Herida de bala en el muslo
derecho, posible conmoción cerebral. Su estado de shock es
preocupante, puede haber sufrido otros traumas de los que ella no
ha dicho nada.
J.R. Ward The King

Assail sintió que la sangre salía de su cabeza, pero no podía


permitirse desmayarse e irse a la deriva…

―Usted ―gritó fuertemente ―. Permanezca detrás.

El macho… o, Dios, ¿era en realidad un humano? Se paró en


seco.

El médico principal, la hembra, tomó la palabra. ―Este es mi


compañero. Dr. Manello. Él es…

―No va a tratarla. ―Assail desnudó sus colmillos ―. Ella está


desnuda de la cintura para abajo.

Era vagamente consciente de que todos se habían congelado


y miraban hacia él. Era también consciente de un olor que había de
repente entrando en escena. No se detuvo mientras miraba al
hombre, preparado para arremeter contra su garganta si continuaba
cerca de la parte posterior del Rover.

Pagina 279
El macho levantó las manos como si estuviera siendo
apuntado con una pistola. ―Está bien, está bien. Vamos a
relajarnos. Tú me quieres fuera, yo me voy fuera.

Separándose, se puso de pie al lado de los hermanos,


negando con la cabeza pero sin decir nada.

La Doctora puso la mano en el Antebrazo de Assail. ―Sólo


vamos a ponerla en la camilla. ¿Por qué no vienes conmigo?
Puedes ver y permanecer cerca de ella.

Assail aflojó su gruñido y se aclaró la garganta. ―Bien, haré


eso. Se lo agradezco.

En realidad, hizo más.

Cuando la doctora abrió la puerta de Marisol, odiaba la forma


en que su mujer se encogió hacia atrás de nuevo antes de que
pudiera agarrarse y luego sus ojos se clavaron en los suyos.

― ¿Quieres que te ayude a salir? ―le preguntó antes de que


J.R. Ward The King

cualquiera de los del personal sanitario pudiera entrar a cogerla.

―Sí, por favor.

Se sentía tan bien apartando a todo el mundo y siendo el


hombre que se preocupaba por ella. Metió la mano en el interior de
la camioneta, la tomó en sus brazos con cuidado de tomar el saco
de dormir también para que ella no estuviera expuesta.

El silbido que emitió mientras trataba de cogerla le hacía tener


nauseas, pero tenía que sacarla y una vez que él se enderezó, ella
parecía que había encontrado una postura en sus brazos que no le
causaba demasiadas molestias.

Su cabeza cayó sobre su hombro y permaneció allí.

― Voy a llevarla dentro ―informó a la doctora.

―Probablemente no sea lo mejor… ah, está bien, todo

Pagina 280
correcto ―La doctora rubia puso sus manos en alto cuando sus
colmillos brillaron de nuevo ―. Está bien. Sólo sígueme.

El hermano Rhage iba primero por el corredor y los otros dos


guerreros se quedaron atrás, en la retaguardia, junto con los
primos.

Assail andaba tan suavemente como podía, cada uno de los


miembros rígidos de Marisol o cada una de sus profundas
respiraciones le trasmitía su dolor directamente hasta su propio
pecho hasta sentía que sus pulmones se abrasaban, su aliento se
cortaba y su pierna le dolía.

Siguiendo adelante, pasaron por un interminable número de


habitaciones, algunas de las cuales se podía ver dentro y en la
mayoría no se molestó en volver la cabeza para ver. De lo poco que
se dio cuenta era que había aulas, una oficina que estaba vacía y
algo que parecía una sala de interrogatorios. Justo cuando estaba a
punto de convencerse de que estaban en otro distrito postal, la
doctora finalmente se detuvo y señaló el camino hacia una sala de
examen.
J.R. Ward The King

La camilla en el centro estaba directamente debajo de un


conjunto de luces que colgaban y cuando se acercó y comenzó a
tumbar a Marisol sobre la camilla acolchada, se alegró de que la
sanadora no volviera la lámpara hacia ella. La sala de azulejos
parecía ya demasiado brillante con el aluminio, la cabina de cristal
blindado y la mesa móvil con sus instrumentos parecía
amenazadora a pesar de que esas herramientas eran
supuestamente para ayudar en las manos adecuadas.

Querida Virgen en el Fade, el rostro de Sola era gris por el


dolor y el agotamiento mientras estaba sentada allí, con sus rodillas
apretadas contra el pecho, el saco del ejercito azul marino envuelto
a su alrededor cubriéndola como una segunda piel.

―Voy a pedir a todo aquel que no sea esencial que


permanezca en el pasillo ―dijo la doctora espantando a los
hermanos, los primos y a aquel sanador humano.

Pagina 281
―No, pues no… vamos a estar bien. Bien, adiós. ―Luego, en
un tono mas bajo, dijo entre dientes ―. Él es un macho vinculado.
¿Puedes manejar eso si tengo que hacerle un examen interno a
ella?

¿Macho… vinculado? ¿Él?

Cuando los hermanos comenzaron a discutir con ella, Assail


asintió sombríamente a los guerreros y a Rehvenge. ―No habrá
ningún problema por mi parte. Te doy mi palabra.

Solo entonces se preguntó si la privacidad de Marisol no


merecía también que la protegieran de tipos como él.

―Marisol ―dijo en voz baja ―. Tal vez lo sería mejor si yo…

―Quédate.

Cerró los ojos. ―Está bien.

Giró la cabeza y le dio la orden a su cuerpo para que volviera


a poner los ojos sobre su cara, pero no pudo ver nada que pudiera
J.R. Ward The King

comprometer su privacidad.

La doctora caminó cerca de ella y habló en voz baja.


Amablemente. ―Si pudieras recostarte, seria genial. Si no te
sientes segura lo entiendo, y voy a subir la parte superior de la
cama para ti.

Hubo un largo silencio. ― ¿Cual era tu nombre? ―preguntó


Marisol tranquilamente.

―Jane. Soy Jane. Detrás de mí está mi enfermera, Ehlena. Y


nada va a suceder aquí sin tu consentimiento, ¿De acuerdo? Estás
al mando.

En realidad, tenía la sensación de que le estaba empezando a


gustarle esta doctora.

―Está bien. Muy bien. ―Marisol agarró su mano y se echó


hacia atrás, haciendo una mueca, hasta que estuvo totalmente

Pagina 282
relajada. ―Está bien.

Él esperaba que ella le soltara una vez que estuviera


tranquila, pero no lo hizo y sus ojos no se movían de él. Ni cuando
la sanadora quito el saco de dormir y la cubrió con una manta. Ni
cuando le hacia preguntas para saber de su posible conmoción
cerebral y probaba sus reflejos. Ni cuando le pincharon y cortaron
en su herida del muslo. Ni siquiera cuando la máquina portátil de
rayos X fue traída y le tomaban una imagen desde varios ángulos.

―Bien tengo todo tipo de buenas noticias ―dijo la doctora un


poco mas tarde cuando se acercó con un ordenador portátil. En su
monitor, estaba la sombría imagen de la radiografía, el hueso del
fuerte muslo de Marisol. ―No sólo es una conmoción cerebral leve,
sino que la bala pasó limpiamente. No hay evidencia de que el
hueso esté roto o astillado. Así que nuestro principal problema es el
riesgo de infección. Me gustaría limpiar la herida a fondo y darte un
poco de antibióticos, así como algunos medicamentos para el dolor.
¿Suena bien?
J.R. Ward The King

―Estoy bien ―Marisol interrumpió.

La doctora se rio mientras ponía el ordenador portátil a un


lado. ―Juro que encajas aquí. Eso es lo que todos mis pacientes
me dicen. Aun así, respeto tu inteligencia y sé que no vas a querer
poner en riesgo tu salud. Lo que me preocupa acerca de esto es la
herida que según me dijiste en el auto te dispararon hace
veinticuatro horas. Eso es mucho tiempo para que se infecte.

―Vamos a hacer esto correctamente, Marisol ―Assail se oyó


decir―. Tomemos los consejos dados.

Marisol cerró los ojos. ―Está bien.

―Bien, bien ―La doctora escribió algunas cosas en la


computadora portátil. ―Sólo hay otra cosa.

― ¿Qué? ―Preguntó Assail, cuando hubo una larga pausa.

Pagina 283
―Marisol, necesito saber si hay cualquier otro lugar en el que
podrías haber sido herida.

―En cualquier lugar... ¿como? ―masculló en respuesta.

Assail podía sentir a la doctora mirándole a él. ― ¿Te


importaría disculparnos por unos minutos?

Antes de que pudiera responder, Marisol le apretó la mano tan


fuerte, que hizo una mueca.

―No ―dijo ella con frialdad―. En ningún otro lugar.

La doctora se aclaró la garganta. ―Puedes decirme lo que


sea, ya sabes, cualquier cosa que sea pertinente para tu
tratamiento.

De pronto, el cuerpo de Marisol empezó a temblar de nuevo,


de la misma forma que lo había hecho en el asiento trasero del
Range Rover. Rápido, como si le estuvieran arrancando la piel a
tiras cuando dijo ―Él trató de violarme, pero no sucedió, primero
yo…
J.R. Ward The King

En ese instante, los sonidos de la habitación se apagaron. La


idea… no, la realidad de que alguien la había maltratado, dañado,
causado cicatrices en su precioso cuerpo, tratado de...

― ¿Estás bien? ―Preguntó alguien. La enfermera. Debió de


ser…

― ¡Él va a caerse! ―Gritó la doctora.

Assail se preguntó acerca de quién estaban hablando...


cuando perdió la conciencia.

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J.R. Ward The King

Capítulo 23
Traductor: Gloria García
Corrector: Payne Rlhdn

―Habla, sanador ― Wrath exigió mientras se puso de pie sobre el cuerpo inmóvil
de su shellan―. ¡Habla! Queridísima Virgen Escriba, parece muerta.
En efecto, inmediatamente después de que Anha colapsara, la había llevado de
regreso a su habitación de emparejado, los Hermanos estaban con él, los aristócratas y sus
juegos sociales sin valor quedaron atrás. Fue él quien había depositado a su amada sobre
la ropa de cama mientras el sanador era convocado, y fue el que había aflojado su corpiño.
Los hermanos se habían ido tan pronto como el medico de confianza llegó con sus utensilios
profesionales de curación, y entonces habían sido sólo ellos tres, el fuego crepitante, y el

Pagina 285
grito que rebotaba en su alma.

―Sanador, ¿Tu que dices?


El hombre miró por encima del hombro en cuclillas al lado de Anha. Con la túnica
negra que fluía en el suelo, más bien parecía un pájaro gigante, a punto para echar a volar.
―Ella está peligrosamente comprometida, mi señor ―Ya que Wrath retrocedió, el
sanador se sonrojo―. Creo que está embarazada.
Una corriente de aire frío le golpeó, corriendo de su cabeza a los pies, eliminando la
sensación en toda su forma. ―Ella es...

―Embarazada. Aye. Me di cuenta cuando palme su vientre. Es duro y distendido, y


me dijo que recientemente había pasado su necesidad.
―Sí ―susurró―, Así que esto es causado por la…
―Esto no es un síntoma de aborto, ya que no está sangrando. No, creo que este
malestar tenga otra explicación. Por favor, mi señor, acerquémonos al fuego para hablar de
J.R. Ward The King

manera que no la molestemos.


Wrath se permito a si mismo ser acercado a los troncos en llamas.―Esta enferma,
¿Continuara con fiebre?
―Mi señor...―El sanador se aclaró la garganta, el rey le estaba preguntando
sobre la posible muerte de la reina y no sabia que responder ―. Perdonadme, mi señor….
―No me digas que no tienes explicación, ―Wrath siseo.

― ¿Preferiría que lo engañe? Su corazón es lento, su tez es de color gris, su


respiración es superficial e intermitente. Podría haber alguna dificultad interna, no puedo
decir en que medida esta en peligro. No lo sé.
Wrath movió sus ojos hacia su compañera. Nunca había sido una persona que
sintiera miedo en demasía. Ahora el terror se deslizó en su piel, poseyéndolo como un
espíritu maligno, llevándolo al límite.

Pagina 286
―Mi señor, le pediría que la alimentara. Ahora y tan frecuente como ella pueda
tomar de su vena. Tal vez la carga de energía que viene con ello pueda revertir esto...
ciertamente, si tiene alguna esperanza, es usted. Y si se despierta, le dará agua fresca
solamente, nada de cervezas. Nada que causará una mayor depresión de su sistema…

―Fuera.
―Mi señor, ella es…

― ¡Déjanos…ahora!
Wrath era consciente del macho tropezando hasta la puerta. Y así el sanador
podría… una furia asesina estaba aumentado en el pecho de su rey y la podría dirigir a
cualquier forma corporal a su alcance. Cuando la puerta se cerró de inmediato, Wrath se
acercó a la plataforma de la cama. ―Mi amor ―dijo con desesperación―. Anha, mi
amor, escucha mi voz.
Sus rodillas se aflojaron.
J.R. Ward The King

Wrath volvió a caer de rodillas en el piso junto a su cabeza. Acariciando el cabello


sobre su hombro y hacia abajo sobre su brazo, cuidando de no apoyarse con su peso sobre
ella. Midiendo su respiración, intentó que sus respiraciones fueran más profundas.
Quería volver a la noche pasada, cuando habían despertado juntos y él la había
mirado a los ojos y los vio brillando con vida. Porque la verdad, es que retorcía su mente
para poder recordar específicamente todo lo relacionado a esos momentos, esas horas, esa
noche, los olores de la comida que comían, y las conversaciones que tenían sobre el futuro, y
las audiencias que iban a tomar en la corte.
Se sentía como si la claridad de los recuerdos debería haber sido una puerta a través
de la cual podía irse y por lo tanto tomar su mano, y oler su aroma, y sentir la ligereza en el
corazón que viene con la salud y el bienestar y tirar de ella hacia atrás del presente estado.
Pero eso era sólo fantasía, por supuesto.
Desenvainando su daga ceremonial, acerco la daga, la hoja pulida.

Pagina 287
Izo la daga, cuando se subió la manga adornada con joyas y adornos de oro se
rasgo la fina tela que cubría su pecho y la tiro detrás de él. Mientras aterrizaba con un
sonido de raspado, todas aquellas gemas meticulosamente colocadas rasparon el roble duro,
se cortó con el filo de la navaja la muñeca. Aunque él deseaba que hubiese sido su garganta.
―Anha, por favor, levántate. Levanta la cabeza, mi amor. ―Apoyándola sobre
su antebrazo libre, acerco su muñeca sangrando hasta sus labios―. Anha, toma de mí...
bebe de mí.
Sus labios se abrieron, pero no fue por que aceptase el alimento. No, era sólo el
ángulo de su cabeza. ―Anha, bebe... vuelve a mí.
Cuando gotas rojas cayeron en su boca, él oró para que de alguna manera llegaran a
la parte posterior de su garganta, y de ahí a sus venas, reanimándola con su pureza. Esto no
era su destino, pensó. Ellos tenían que estar juntos durante siglos, no separados, un año
después de su emparejamiento. Esto no les podía pasar a ellos.

―Bebe, mi amor ―Mantuvo su muñeca en su lugar hasta que la sangre amenazó


J.R. Ward The King

con salirse fuera de sus labios ―. ¿Anha?


Dejando caer la cabeza hacia abajo en el dorso de su mano fría, rezó por un milagro.
Y cuanto más tiempo se quedó allí, mas se dejaba llevar por la agonía de ella, cada vez
más cerca de la muerte. Si pasaba, iba a irse con ella. De una forma u otra. Queridísima
Virgen Escriba, esto no podía ser lo que les deparaba el futuro.

Wrath no despertó de la profundidad del sueño como una


boya flotando desde las profundidades para rebotar en una

Pagina 288
superficie tormentosa. Él estaba en el oscuro tono de su ceguera,
naturalmente y como siempre, echó el brazo hacia el lado opuesto
de la cama

¡Crash!

Wrath levantó la cabeza y frunció el ceño.

Tocando un poco con las manos, cosas encontradas que


parecían libros, una montaña, un cenicero. Leña quemada. No
estaba en su habitación. Y Beth no estaba con él.

Moviéndose de un tirón, en posición vertical, el corazón


saltando en su pecho, la arritmia haciéndole marear. ― ¿Beth?
―En el fondo de su cerebro, reconoció que se encontraba en la
biblioteca en la planta baja de la mansión de la Hermandad, pero
sus pensamientos eran como gusanos en suelo mojado,
retorciéndose sin cesar, yendo a ninguna parte. ― ¿Beth...? ―Un
gemido lejano―. ¿George? ―ladrido.

Wrath se frotó la cara. Se preguntó dónde estaban sus gafas


envolventes. Pensó, sí, él estaba en el sofá en la biblioteca, el que
J.R. Ward The King

está en frente de la chimenea. ―Oh... joder... ―gimió mientras


intentaba ponerse en vertical. Estar de pie fue rotundamente
increíble. Su cabeza daba vueltas, su estómago cerrado como un
puño, tuvo que agarrarse del brazo del sofá aunque había madera
por todo el lugar. Tambaleándose a través del espacio muerto, no
se detuvo hasta llegar a las puertas tan rápido como pudo, las
paredes se cerraban sobre él.

Moviéndose alrededor de las manillas, hizo saltar los cerrojos


y… George irrumpió en la habitación, el golden corrió alrededor en
círculos, los estornudos sugiriendo que estaba sonriendo.

―Hey, hey...

Wrath tenía la intención de regresar al sofá, porque no quería


que todos los ojos funcionales en la casa lo vieran así pero su
cuerpo tenía una idea diferente. Y cuando fue derribado sobre su
culo, George tuvo la oportunidad de saltar encima, consiguiendo

Pagina 289
estar sobre él, abrazándolo.

―Oye, grandote, los dos estamos todavía aquí...


―Acariciando el amplio pecho del retriever, enterró su nariz en su
pelaje y dejo que el aroma, del perro limpio trabajara como
aromaterapia en él. ― ¿Dónde está mamá? ¿Sabes dónde está?
―Menuda pregunta tan estúpida. Ella no estaba aquí, y era su
maldita culpa. ―Mierda, George ―Esa gran cola golpeaba contra
sus costillas, y el hocico estaba resoplando, y esas orejas aleteaban
alrededor. Era bueno, era normal, pero no lo suficientemente bueno.

― ¿Qué hora es?

Maldita sea, lo había perdido con John y V pero bueno, acaso


no. Y eso no había sido la mitad de ello. Tenía algún recuerdo vago
de destrozar la sala de billar, mover de un tirón todo tipo de mierda,
peleando con cualquiera que se acercara demasiado, entonces
había sido hora de una siesta. Estaba bastante seguro de que
alguien lo había drogado, y no podía culpar a quien lo había hecho.
Un poco de tranquilizante apago las luces, no sabía cuándo se
habría detenido. Y no quería hacer daño a ninguno de sus
J.R. Ward The King

hermanos o el personal. O la casa. ―Mierda ―Parecía que ese era


todo su vocabulario.

Hombre, el debió de dejar que Vishous lo trajera hasta aquí y


le dijera lo que estaba pasando. Pero al menos sólo había dos
lugares donde su compañera iría. Uno de ellos era Lugar Seguro
de Marissa, y el otro era la antigua casa de Darius. Y no había duda
de que era lo que John había estado tratando de decirle.

Mierda, pensó. Estos no eran él y Beth. Así no era como se


suponía que tenían que ser las cosas entre ellos. De hecho,
siempre había sentido que las cosas entre ellos estaban escritas
por el destino; desde el momento en que había llegado a su vida la
realización que ella trajo a él, todo siempre había parecido que
estaba en su destino. Habían tenido problemas, claro. Él era un
idiota impulsivo y ella no pasaba ninguna de sus mierdas. Pero
nunca esta separación. Nunca.

Pagina 290
―Vamos, amigo. Necesitamos un poco de privacidad.

George saltó y dejó que Wrath de un empujón se levantara del


suelo. Después cerrando las puertas, se embarcó en la búsqueda
del teléfono. Sin tener en cuenta su discapacidad. Las manos
empujando hacia adelante, el torso doblado, arrastrando los pies,
chocó contra una cosa, lo toco para saber si era su amado asiento,
sillón, una mesa auxiliar, el escritorio parecía ser la última mierda
con la que se toparía, descubrió donde había caído el teléfono
después de que se lo arrebataran de las manos.

Al poner la cosa en su oreja, con las yemas de sus dedos


palpo alrededor hasta que encontró los botones y luego tuvo que
desbloquearlo antes de que pudiera comenzar a marcar.

Contando los diez dígitos con el signo de número y la tecla de


asterisco al final doce teclas, marcó en una secuencia siete
números y esperó.

―Lugar Seguro, buenas tardes ―Cerró los ojos. Había


esperado oír su voz y encontrarla allí, así podría ir a buscarla.
J.R. Ward The King

―Oye ¿Esta Beth ahí?

―No, lo siento, no está ¿Puedo tomar un mensaje? ―Cuando


cerró los ojos, la mujer dijo―: ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?

―No hay ningún mensaje.

― ¿Debo avisarle de esta llamada si llega más tarde? ―Se


preguntó qué haría la recepcionista si supiera con quien estaba
hablando.

―La voy a encontrar en otro lugar. Gracias.

Al colgar, sintió la cabeza grande de George apoyándose en


su muslo. Ha sí, típico del perro, con ganas de ayudar. Wrath
mantuvo el dedo en el botón de colgado, apretándolo hacia abajo.
No sabía si estaba listo para hacer otra llamada. ¿Y si no lo cogía
en el próximo número? No Iba tener ni puta idea de dónde estaba.
Y la idea de que podría tener que ir a Vishous o John para ese tipo

Pagina 291
de información era demasiado vergonzosa para soportar.

Cuando marco los nuevos dígitos, pensó para sí mismo... No


puedo creer que hayamos llegado a esto. Esto no somos nosotros.
J.R. Ward The King

Capítulo 24
Traductor: Luisa Camargo
Corrector: Payne Rlhdn

Volviendo la cabeza en la almohada, Sola miro a la puerta de


la habitación del hospital que le habían dado. Aunque no veía la
puerta.

En cambio, los flashes del secuestro se mantenían jugando


delante de sus ojos, bloqueando todo lo demás: llegar a casa y ser
golpeada en la cabeza. El viaje en coche, las luces. La persecución
a través de la nieve.

También la celda de la prisión y el guardia que la había


llevado abajo… el golpe en la puerta la hizo saltar y sintió alegría;

Pagina 292
ella sabía quien era.

―Me alegro de que estés de vuelta ―Assail abrió la puerta y


asomo solo la cabeza, como si tuviera miedo de asustarla―, estas
despierta. Acomodo las mantas más arriba de su pecho. ―No he
dormido.

― ¿No? ―empujo mas la puerta y entró con una bandeja de


comida. ―Tenia la esperanza de… Bueno, me preguntaba ¿si
aceptarías estas vituallas?

Sola ladeo la cabeza. ―Tienes una manera muy antigua de


hablar.

―El ingles no es mi lengua materna ―él puso la bandeja en


una mesa rodante y se la llevo―, ni mi segundo idioma.

―Probablemente esa es la razón por la que me encanta


escucharte hablar.

Assail se quedo helado al oír sus palabras, y si, tal vez si ella
no se hubiera tomado los medicamentos para el dolor, no habría
J.R. Ward The King

admitido algo así. Pero que demonios.

De repente, el la miro, una luz intensa en sus ojos que hizo


que parecieran mas brillantes que de costumbre. ―Me alegra que
te guste mi voz ―Dijo bruscamente.

Sola se centro en la comida cuando la vio, sentía calor en su


interior por primera vez desde… siempre. ―Gracias por hacer el
esfuerzo, pero no tengo hambre.

―Necesitas comer.

―Los antibióticos me están poniendo mala ―ella asintió con


la cabeza hacia la bolsa de suero colgando del poste de su cama―
Lo que esta ahí es solo… horrible

―Voy a alimentarte.

―Yo…

Pagina 293
Por alguna razón, pensó de nuevo en esa noche en la nieve,
cuando había seguido su rastro en su propiedad y se había puesto
delante de su coche. Hablando de ser amenazador en la oscuridad,
Jesús, a él le había asustado como la mierda. Pero no fue eso todo
lo que había sentido.

Assail acerco una silla. Divertido, no era una de esas sillas de


plástico desvencijadas que se suelen encontrar en las clínicas; era
algo más tipo Pottery Barn59, acolchado cómodo y con un diseño
agradable.

Cuando se sentó, no encajaba en esa silla y no porque tuviera


sobre peso.

Él era demasiado grande, su poderoso cuerpo


empequeñeciendo los brazos de la silla y el respaldo, con su ropa
demasiado negra para el color pálido, había manchas de sangre en
su chaqueta, en su camisa y sus pantalones que ya estaban secas
y marrones.

59
Cadena de tiendas de venta de muebles
J.R. Ward The King

―No mires eso ―dijo en voz baja

―Mira aquí. Elegí lo mejor para ti.

Levantando la tapa, revelo… ― ¿Dónde demonios estoy?


―Preguntó cuando se inclino y respiro profundo―. ¿Es qué Jean
Georges tiene división medica o algo así?

― ¿Quien es ese Jean-Georges?

―Uno de los chefs de lujo en la ciudad de Nueva York. Oí


hablar de él en Food Network60. Ella se sentó haciendo una mueca
cuando su muslo se quejo.

―Ni siquiera me gusta la carne asada, pero se ve increíble.

―Pensé que el hierro seria bueno para ti.

La pieza de carne estaba bien asada, con el exterior crujiente


mientras cortaba con... ― ¿Son de plata? ―pregunto viendo el

Pagina 294
tenedor y el cuchillo, la cucharas seguían plegadas en la servilleta.

―Come ―él llevo un pedazo cortado con precisión a su


boca―. Come para mí.

Sin preguntar, su boca se abrió por si misma, como si no


fuese dueña de sus propias acciones.

Cerró los ojos y gimió. Si, no tenía hambre en absoluto.

―Esta es la mejor comida que alguna vez haya probado.

La sonrisa que iluminaba su cara no tenía ningún sentido. Era


demasiado brillante para ser solo por haber comido y lo sabia por lo
que volvió la cabeza de manera que ella solo vio un destello de su
expresión.

Durante los siguientes quince, veinte minutos, los únicos


sonidos de la habitación aparte del sonido del aire por las rejillas de
ventilación fueron los de los cubiertos de plata contra la porcelana
del plato. Y sip, a pesar de su: Oh, no. No puedo… se comió el filete
60
Canal de televisión Estadounidense que transmite principalmente programas de cocina.
J.R. Ward The King

de carne, las patatas asadas y la crema de espinacas. Exactamente


igual que el panecillo que tenía toda la pinta de ser casero. Y una
tarta de melocotón. También había bebido el agua fría de un botellín
y un poco del café que le había llevado en un termo.

Ella probablemente se habría comido la servilleta, la bandeja,


todo de lo que le pusieran delante y la mesa rodante si tuviera la
oportunidad.

Se dejó caer de espaldas contra las almohadas y puso una


mano sobre su vientre. ―Creo que voy a explotar.

―Sacare esto al pasillo. Perdona ―Desde donde estaba, ella


veía todos sus movimientos, la forma de levantarse, sujetar la
bandeja por los bordes, sus manos elegantes, la forma de darse la
vuelta y salir tranquilamente.

Eso sin hablar de sus modales en la mesa, había manejado la

Pagina 295
plata con un toque suave, como si los usara en su propia casa. Y
no había derramando ni una gota de café como ella. O dejado caer
algún trozo de comida antes de meterlo en su boca. Un perfecto
caballero.

Era difícil conciliar la imagen de el dejándole su móvil para


que pudiese hablar con su abuela. Entonces todo se había vuelto
loco, con la sangre corriendo por su barbilla como si hubiera
arrancado un pedazo de alguien. Sus manos también habían estado
teñidas de color rojo con sangre…

Teniendo en cuenta que los había matado a todos en ese


lugar antes de que ella se fuera.

Obviamente había traído a alguien con el. Oh, Dios… ¡Era


una asesina!

Assail regreso y se sentó, cruzando las piernas por la rodilla,


no por el tobillo al muslo como lo hacían el resto de los hombres,
junto las manos, se las llevo a la boca y la miro.

―Lo mataste, ¿verdad? ―dijo ella en voz baja.


J.R. Ward The King

― ¿A quien?

―Benloise.

Su magnética mirada se fijo a otro lugar ―No vamos a hablar


de eso, de nada de eso.

Sola doblo la parte superior de la sabana ―No puedo


pretender que anoche no paso.

―Tendrás que hacerlo.

―He matado a dos hombres ―ella parpadeo rápidamente―.


Mate a dos seres humanos. Oh, Dios… ―cubriendo su rostro, ella
trato de mantener la compostura.

―Marisol… ―hubo un chirrido como si hubiera movido la silla


mas cerca―. Cariño tienes que sacarlos de tu mente.

―Dos hombres…

Pagina 296
―Animales ―dijo el bruscamente―, ellos eran animales que
se merecían todo lo peor y mas.

Ella aparto las manos de su cara y no se sorprendió al ver esa


expresión mortal en su cara, aunque no tenia miedo, no de él. Sin
embargo estaba asustada de lo que había hecho.

―No puedo… ―ella hizo un gesto con un lado de su


cabeza―. No puedo borrar las imágenes de mí...

―Bloquéalos querida. Olvida que alguna vez paso.

―No puedo, debo entregarme a la policía....

―Te iban a matar, ¿Piensas que se habrían entregado por


honor a su conciencia? Te puedo asegurar que no.

―Eso fue culpa mía ―Ella cerro los ojos―. Debía saber que
Benloise tomaría represalias. Pero no creía que serian a ese nivel,

―Ahora ya estas a salvo.


J.R. Ward The King

― ¿Cuantos?

― ¿Cómo dices?

― ¿A cuantos… has matado? ―ella exhalo fuerte―, y por


favor, no trates de fingir que no hay. Vi tu cara, recuerdas. Antes de
limpiarte.

El miro hacia otro lado y se limpio la barbilla como si la sangre


todavía estuviera sobre el. ―Marisol. Mete eso en un lugar
profundo de tu mente y déjalo.

― ¿Es así como tu lo dejas?

Assail negó con la cabeza y con la mandíbula apretada le dijo


―No, yo recuerdo a mis muertos, a todos y cada uno.

― ¿Entonces odias lo que haces?

Sus ojos se quedaron fijos en los de ella ―No. Disfrute de

Pagina 297
ellas.

Sola hizo una mueca, enterarse de que era un asesino


sociópata era la guinda del pastel.

Él se inclino sin dejar de mirarla ―Nunca he matado sin


alguna razón, Marisol. Me gustan las muertes de aquellos que se
merecían lo que les sucedió.

―Así que has protegido a otros.

―No, soy un hombre de negocios. A menos que me


molesten, soy de los que vivo y dejo vivir. Sin embargo, no permito
que me pisen a mi o que pongan en peligro a los míos.

Ella lo estudio durante un largo rato y ni una vez la miro a los


ojos ―Te creo.

―Deberías.

―Pero aun así es un pecado ―Pensó en todas esas


oraciones que había hecho y se sintió culpable como nunca lo había
J.R. Ward The King

estado antes―. Me doy cuenta de que he hecho cosas ilegales en


el pasado pero nunca dañe a nadie, excepto financieramente. Lo
cual es bastante malo, pero al menos no quemo su....

El la tomo de la mano. ―Marisol. Mírame ―paso un tiempo


antes de que ella pudiera verlo a los ojos.

―No se como voy a vivir conmigo misma. Realmente no lo se.

Assail sintió como su corazón latía fuerte en su pecho, se dio


cuenta de que se había equivocado. Había creído que teniendo a
Marisol físicamente segura y después de ocuparse de Benloise
podría cerrar ese capitulo de su vida.

Una vez que ella tuviese otra vez el control sobre si misma, tal
y como él se había asegurado que pudiese hacer, volviera a casa
de su abuela y podría empezar de cero.

Equivocado, tan condenadamente equivocado y en su interior,

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no sabía como ayudarla.

―Marisol… ―El tono de su voz era uno que jamás se había


escuchado a si mismo. Por otra parte, suplicar no era algo que el
hiciese―. Por favor.

Cuando sus parpados se abrieron y finalmente sus miradas se


encontraron, tuvo que tomar una respiración profunda. Bajo su
mirada, su inmovilidad le recordaba demasiado lo que podía haber
pasado.

¿Qué decirle? Pensó. ―En realidad, no puedo pretender


entender el concepto del pecado que defiendes, pero claro tu
religión es distinta a la mía y respeto eso ―Dios, el odiaba ese
moratón en el lado de su cara por muchas razones―. Pero, Marisol,
tus acciones fueron en nombre de la supervivencia. Tu
supervivencia. Lo que hiciste allí es la razón por la que sigues
respirando. La vida se trata de hacer lo que sea necesario, y tu lo
hiciste.

Ella se dio la vuelta como si el dolor fuera demasiado. Y


J.R. Ward The King

entonces susurro, ―Ojala pudiera tener… infiernos, tal vez estas


en lo correcto. Tendría que borrar desde muy atrás en el tiempo
para evitar lo que paso hace dos noches. Esto ha sido la
culminación de todo ello.

―Si lo deseas, puedes cambiar. Podrías dejar de hacer el tipo


de trabajos que realizabas para Benloise.

Una sonrisa fantasmal toco sus labios mientras se quedo


mirando la puerta ―Si, estoy de acuerdo.

Volvió a respirar hondo ―Hay más opciones para ti.

A pesar de que ella simplemente asintió, tenía la sensación


de que había hecho las paces con la idea de su retiro. Y por alguna
razón, eso le daba ganas de romper algo. Aunque no lo admitiría
ante nadie, ni siquiera a si mismo.

Mientras ella se quedo en silencio, el la miro memorizando

Pagina 299
todo, desde su ondulado pelo oscuro que había sido completamente
suave cuando la había duchado en el baño del hospital, sus mejillas
pálidas, a sus labios perfectamente formados.

Pensando en todo lo que había dicho, la oyó decir que no


había sido violada, pero solo porque había matado al bastardo
primero.

El de la celda, pensó. Aquel cuya mano había usado para


escapar.

Todo su cuerpo dolía por ella, realmente lo ha...

―Puedo sentir que me estas mirando ―dijo en voz baja

Assail se sentó de nuevo en la silla y se froto los muslos


―Perdóname.

Echo un vistazo por la habitación, odiaba la idea de salir por la


puerta, incluso aunque debería dejarla descansar.

― ¿Te duele algo?


J.R. Ward The King

Marisol volvió la cabeza hacia él, sus ojos caoba buscaban su


mirada. ― ¿Dónde estamos?

― ¿Que tal si contestas mi pregunta primero?

―No es nada que no pueda aguantar.

― ¿Traigo a la enfermera? ―Él estaba a punto de levantarse


cuando ella lo sostuvo deteniéndolo

―No, por favor. No me gusta la forma en que esas cosas me


hacen sentir. En este momento tengo que estar al cien por ciento
conectada con la realidad. De lo contrario creo que estoy de regreso
allí.

Assail miro hacia abajo una vez más y realmente, de verdad


quería volver al norte y volver a matar a Benloise. Aunque reprimió
el impulso recordando el sufrimiento que el hombre estaba
disfrutando asumiendo que su corazón seguía latiendo.

Pagina 300
―Entonces, ¿Dónde estamos?

¿Como responder a eso?

Bueno, tanto como pudiera distorsionar la realidad, que era lo


que ella deseaba, no podía decirle que era miembro de una especie
que se podía comparar con Drácula. Muchas gracias Stoker61.

―Estamos entre amigos. ―Tal vez era un poco exagerado.


Pero Rehv le había proporcionado lo que se le había pedido cuando
lo habían necesitado, probablemente eso se había conseguido al
utilizar el nombre del rey en beneficio propio.

―Tienes unos amigos muy elegantes. ¿Trabajas para el


gobierno?

Él se echo a reír. ―Querido señor, no

―Eso es un alivio. Me preguntaba si ibas a arrestarme o tratar


de convertirme en una informante.

61
Bram Stoker , autor de Dracula
J.R. Ward The King

―Te puedo asegurar, las entradas y salidas del sistema


judicial humano no son de mi preocupación, en absoluto.

― ¿Humano…?

Maldiciendo entre dientes, quito importancia a lo dicho


―Sabes lo que quiero decir.

Mientras sonreía sus parpados aletearon. ―Lo siento, creo


que me estoy durmiendo, comí mucho, creo.

―Déjate llevar. Y cuando despiertes, te voy a llevar a casa.

Ella se incorporó ―Mi abuela esta todavía en casa

―No, ella esta en mi finca. Nunca la habría dejado donde


estaba expuesta y vulnerable.

Sin previo aviso, Marisol puso los brazos alrededor de él,


lanzándose sobre sus hombros y aferrándose con tanta fuerza, que

Pagina 301
sentía cada estremecimiento de su cuerpo.

―Gracias ―Se atragantó contra su cuello―, sin ella, no


tengo a nadie más.

Assail tan cuidadoso como pudo le devolvió el abrazo,


apoyando las manos en su espalda ligeramente. Respirando su
aroma, su corazón se apretó de nuevo ningún hombre la había
tocado así antes con tanta reverencia.

Permanecieron así por largo tiempo. Y cuando por fin se echo


hacia atrás levantó la cabeza y le miró, no podía dejar de acariciar
su cara con los dedos.

―Estoy sin palabras ―dijo en voz quebrada.

― ¿Por qué?

Lo único que podía hacer era mover la cabeza y romper el


contacto en su totalidad para ponerse de pie. Era eso o se quedaría
en esa cama con ella.
J.R. Ward The King

―Descansa ―dijo más o menos―, cuando caiga la noche, te


llevare un lugar seguro.

Y entonces ella y su abuela podrían vivir con él. Y de esa


manera ella siempre estaría a salvo. Nunca se preocuparía por ella
otra vez.

Assail se apresuró a salir antes de que sus ojos se cerraran.

Simplemente no podía soportar esa imagen de ella con los


parpados cerrados.

Una vez fuera de la habitación, se detuvo en seco.

Al otro lado del pasillo, sus primos gemelos estaban apoyados


contra la pared, y no miraban hacia arriba o alrededor de él. Ellos
estaban mirando directamente a sus ojos mientras un pensamiento
surgió, seguro que habían estado esperando a su regreso todo el
tiempo que había estado dentro.

Pagina 302
No hablaban, pero no tenían que hacerlo.

Assail se froto la cara. ¿Como creía que podría tener dos


humanas en su casa? Estaba jodido.

No iba a ser capaz de hacer esto en una noche. Porque ¿Qué


diría cuando se hiciera evidente que no podía salir durante el día?
¿O que la luz del sol no entraba en su casa? O…

Embargado por la emoción, se metió la manos en le bolsillo


delantero de sus pantalones negros, cogió el vial de coca y se tomo
rápidamente lo que quedaba.

Solo así podía sentirse un poco normal.

Luego cogió la bandeja de arriba de la mesita.

―No me miren así ―murmuro mientras se alejó.


J.R. Ward The King

Capítulo 25
Traductor: Katty Carro
Corrector: Payne Rlhdn

― ¡Wrath!

Cuando pronunció el nombre de su marido, Beth dio un


respingo, irguiéndose de las almohadas. Por un momento, no tuvo
ni idea de donde se encontraba. Las paredes de piedra y la rica
ropa de cama de terciopelo no eran…

Era la casa de Darius. No era la habitación de su padre, pero


era una que Wrath había utilizado cuando necesitaba algún lugar
para pasar la noche. A la cual ella se trasladaba cuando no podía
dormir.

Pagina 303
Finalmente debía haber caído rendida encima del edredón.

Un teléfono comenzó a sonar en la distancia.

Apartando el pelo de su rostro, descubrió una manta sobre


sus piernas que no recordaba haber puesto ahí, su maleta al lado
de la puerta y la cubertería de plata en la mesilla de noche.

Frizt. El mayordomo debía haber venido en algún momento


del día.

Frotando su esternón, miró la almohada vacía a su lado, las


sábanas impolutas, la falta de Wrath y se sintió peor de lo que se
había sentido la noche anterior.

Pensar que había asumido que habían tocado fondo. O que el


espacio podría ayudar.

―Mierda, ¿Wrath? ―Dijo mientras saltaba de la cama.

Corrió hacia la puerta, la abrió de par en par, salió disparada


al pequeño pasillo y giró bruscamente para entrar en la habitación
J.R. Ward The King

de su padre, buscando el teléfono en una de las mesas auxiliares.

― ¡Hola! ¿Hola? ¿Hola…?

― Hola.

Al escuchar esa profunda voz, colapsó en la cama, aferrando


el teléfono en su puño, presionándolo contra su oído como si
pudiese traerle a su hombre.

― Hola. ―Cerrando los ojos, no se molestó en luchar con las


lágrimas. Las dejó brotar ―. Hola.

― Hola. – Su voz era tan ronca como la de ella.

Hubo un largo silencio y estuvo bien; incluso aunque él


estuviese en casa y ella allí, era como si se estuviesen abrazando el
uno al otro.

― Lo siento ― dijo él ―. Lo siento mucho.

Pagina 304
Ella dejo salir un gemido: ―Gracias.

― Lo siento ― él se río un poco ―. No soy muy elocuente,


¿verdad?

― Está bien. Yo tampoco me siento elocuente. Simplemente


estaba soñando contigo, creo.

― ¿Una pesadilla?

― No. Te añoro.

― No me lo merezco. Tenía miedo de llamarte a tu móvil en


caso de que no me respondieses. Pensé que quizás estuviese
alguien contigo, lo podrían coger y… Sí, lo siento.

Beth soltó el aliento y se apoyó contra las almohadas. Cruzó


las piernas a nivel de los tobillos y miró a su alrededor, a sus fotos.

― Estoy en su habitación.

― ¿Estás ahí?
J.R. Ward The King

― No hay teléfono en la que solías usar.

― Dios, ha pasado mucho tiempo desde que he estado en


esa casa.

― Lo sé, ¿verdad? Hace que resurjan muchas cosas.

―Puedo apostarlo.

― ¿Cómo está George?

―Te echa de menos ― se produjo un golpe amortiguado, el


sonido de él palmeando el costado del perro ―. Está aquí a mi lado.

Las buenas noticias eran que los temas neutrales eran la


forma perfecta de sumergirse suavemente en el entendimiento.
Pero la gran discusión todavía estaba por venir.

―Así que la cabeza de John está bien ― dijo ella agarrando


el extremo de su camiseta ―. Pero supongo que ya habrás

Pagina 305
escuchado que todo fue bien en el centro médico.

― ¡Oh, sí! No. De hecho, he estado… un poco desubicado.

―Te llamé.

― ¿Lo hiciste?

―Sí, Tohr dijo que estabas durmiendo. ¿Finalmente


conseguiste dormir algo?

―Ah…Sí.

Cuando se quedó callado, el segundo silencio fue como de


calentamiento, la cuenta atrás para la verdadera situación. Y aun
así ella no estaba segura de cómo hacer que surgiese todo, qué
decir, cómo hacer.

― No sé si alguna vez te he contado mucho sobre mis


padres―, dijo Wrath –. Salvo como fueron…

Asesinados, ella terminó por él la oración en su mente.


J.R. Ward The King

―Eran una pareja hecha en el cielo, en términos humanos.


Quiero decir, incluso aunque era joven, los recuerdo juntos y la
verdad es que me imaginé que cuando ellos murieron, esa clase de
cosa se había terminado con ellos. Como si esa clase de amor
fuese una entre un millón o algo así. Pero entonces te conocí a ti.

Las lágrimas de Beth eran cálidas cuando comenzaron a


deslizarse por sus mejillas, algunas caían suavemente sobre la
almohada, otras encontraron su oído. Estiró el brazo, agarró un
pañuelo de papel y se limpió sin hacer ruido.

Pero él sabía que estaba llorando. Tenía que saberlo.

La voz de Wrath se volvió aguda, como si estuviese teniendo


problemas para mantener la compostura.

―Cuando me dispararon esa noche hace un par de meses y,


Tohr y yo arrastramos el culo de vuelta de casa de Assail; no estaba

Pagina 306
asustado de morir o lo que fuera. Sabía que la herida era mala, pero
he estado en un montón de mierda antes… e iba a conseguir pasar
a través de ello porque nadie ni nada me iba a apartar de ti.

Apoyando el teléfono sobre su hombro, dobló el húmedo


pañuelo en precisos y pequeños cuadrados.

― ¡Oh, Wrath!

―Cuando se trata de ti teniendo un bebé… ―su voz se


rompió ―.Yo… yo…yo… ¡Oh, por el amor de Dios! Sigo intentado
encontrar las palabras, pero simplemente no puedo, Beth.
Básicamente no puedo. Sé que quieres intentarlo, lo entiendo. Pero
tú no has pasado cuatrocientos años viendo y escuchando como las
mujeres vampiro morían en el paritorio. No puedo, como tampoco
puedo sacarte de mi cabeza, ¿sabes? Y el problema es: ¿soy un
hombre vinculado, así que me gustaría proporcionarte lo que
quieras? Hay una parte de mí que no va a escuchar la voz de la
razón. Simplemente no, no cuando se trata de poner en riesgo tu
vida. Desearía que fuese diferente porque esto me está matando,
pero no puedo cambiar como soy.
J.R. Ward The King

Inclinándose hacia un lado, tiró de otro pañuelo de la caja.


―Pero ahora hay la medicina moderna. Tenemos a Doc. Jane y…

―Además ¿Qué pasa si el niño es ciego? ¿Qué pasa si


tienen mis ojos?

―No lo amaré menos a él o a ella, te puedo asegurar eso.

―Aunque, pregúntate a ti misma a qué nos estamos


exponiendo genéticamente. Me he adaptado para poder manejarme
en la vida, claro. Pero, ¿crees por un instante que no añoro mi vista
cada día? Me despierto al lado de la mujer que amo y no puedo ver
tus ojos en la noche. No sé como te ves cuando te vistes para mí.
No puedo ver tu cuerpo cuando estoy dentro de ti…

―Wrath, haces un mundo de…

― ¿Y lo peor de todo? No puedo protegerte. Ni siquiera


abandono la casa y eso es tanto por mi jodido trabajo como por mi

Pagina 307
ceguera ¡Oh! No te engañes a ti misma. Legalmente, si tenemos un
niño, va a ser mi sucesor. No tendrá elección. Jesucristo, Beth, odio
tener que salir de cama, odio ese jodido escritorio, odio las
proclamaciones y la mentira, y estar encerrado en esa jodida casa.
Lo odio.

Dios, sabía que él no era feliz, pero no tenía ni idea de que


fuera tan profundo.

Entonces, de nuevo, ¿cuándo había sido la última vez que


habían hablado así? La monotonía de cada noche combinada con
el estrés de la banda de bastardos y su mierda.

―No lo sabía ― suspiró ―. Quiero decir, era consciente de


que eras infeliz, pero…

―No me gusta hablar sobre ello. No quiero que te preocupes


por mí.

―Pero lo hago de todos modos. Sé que has estado estresado


y desearía poder ayudarte de alguna manera.
J.R. Ward The King

―Ese es mi punto. No hay ayuda que valga, Beth. No hay


nada que alguien pueda hacer ¿Y si tuviera una vista perfecta, y si
los riesgos del embarazo no fueran BFD62? Aun así no querría
pasarle esta mierda a la próxima generación. Es una crueldad, no
se lo haría a alguien a quien odio, mucho menos a mi propio hijo ―
se río con dureza ―. Infiernos, debería dejarle a Xcor tener el
maldito trono. Le viene perfecto.

Beth sacudió la cabeza. ―Todo lo que quiero para ti es que


seas feliz. ―De hecho, eso no era cierto ―. Pero no puedo mentir.
Te amo, y aun así yo todavía…

Chico, tendría ella una idea de cómo se sentía él con respecto


a las palabras no dichas.

Aunque encontraría una manera para hablar.

― Casi no lo puedo explicar. ―Golpeó con un puño su

Pagina 308
corazón ―. Es como un vacío en el centro de mi pecho. No tiene
nada que ver contigo o como me siento con respecto a ti. Es en mi
interior, es como si se hubiera encendido un interruptor en mi
interior, ¿sabes? Y desearía poderme expresar mejor que eso, pero
es difícil de describir. Ni siquiera sé lo que fue, hasta una de esas
noches, ¿cuándo Z llevó a Nalla a nuestra casa en Manhatan e hice
de niñera? Estaba pasando el rato en su suite, con Nalla durmiendo
en mi regazo, y simplemente me quedé mirando todas las cosas
que tenían en su habitación. El cambiador, los móviles, esa cuna,
todas las toallitas, los biberones y chupetes. Y simplemente pensé:
Quiero esto. Todo. El Genio de los pañales, los patitos de goma y
las noches sin dormir. El olor de la caca y el dulce olor de la hora
del baño, los llantos y los arrullos, el cliché del rosa y el azul63…
sea lo que sea que tengamos. Y escucha, lo oculté. Realmente lo
hice. Estaba tan conmocionada que pensé… Es un estado de
ánimo, una fase, una ilusión pintada de rosa de la cual iba a
despertar.
62
Big fucking deal
63
La autora específicamente utiliza el color robin’s-egg blue, el equivalente en español sería el azul
turquesa.
J.R. Ward The King

― ¿Cuánto…― él se aclaró la garganta ―. ¿Cuánto tiempo


hace de esto?

―Sobre un año.

― ¡Maldición!

―Como dije, he sentido esto durante un tiempo. Y pensé que


cambiarías de opinión. Sabía que no era prioritario para ti. ― Ella
estaba intentando ser diplomática sobre eso ―. Pensé…bueno,
ahora que lo estoy diciendo, me percato de que nunca te hablé de
cómo estaba. Simplemente no era el momento.

―Lo siento. Sé que ya me disculpé, pero… Maldición.

―Está todo bien. ― Ella cerró los ojos ―. Y sé de donde


procedes. No es como si no te hubiera visto cada noche luciendo
como si quisieras estar en cualquier otro lugar de cual estás.

Pagina 309
Hubo otro largo silencio.

―Hay algo más ―dijo él después de un rato.

― ¿Qué?

―Creo pronto vas a entrar en tu necesidad.

Incluso aunque la mandíbula de Beth se abrió con sorpresa,


en el fondo de su mente, algo se despertó.

―Yo… ¿Cómo lo sabes? Los cambios de humor. Los antojos


de chocolate. El haber ganado peso…

― ¡Mierda! ―Dijo ella ―, yo, ah… ¡Oh, mierda!

Yyyyyyy eso simplemente lo resumía, pensó Wrath cuando se


recostó en la silla del escritorio de la biblioteca. George estaba
espatarrado a sus pies sobre la alfombra, descansando su grande
cabeza cuadrada sobre una de sus shitkickers64 como si le
estuviera ofreciendo su apoyo.

64
Marca de botas de alta calidad.
J.R. Ward The King

―Puedo estar equivocado. ― Wrath frotó su dolorida sien ―.


Pero como tu pareja, me voy a ver afectado tan pronto como tus
hormonas empiecen a fluir. Mi sangre circula más caliente, mis
emociones son más fuertes, mi temperamento se vuelve muy
susceptible. Como ahora, no estás en casa, ¿verdad? Me siento
más como yo mismo de lo que he sido durante dos semanas. ¿Pero
en el transcurso de esa discusión qué tuvimos? Yo estaba bastante
ido.

―Dos semanas. Ese es el momento en que comencé a


comprobarlo y entonces me quede con Layla. Y sí, ahí estabas
realmente fuera.

―Ahora, ―hizo hincapié con el índice a pesar de que ella no


estaba con él en persona ―esa no es excusa para la manera en la
que me comporté. Es solo el contexto. Puedo hablar contigo por
teléfono así y mantener la compostura lo suficiente para poder

Pagina 310
explicarme a mi mismo. ¿Cuándo tú estás conmigo? De nuevo, no
es una excusa y no es por tu culpa, pero me estoy preguntando si
no tiene parte de culpa en todo esto.

Cuando se inclinó hacia un lado y puso la mano sobre su


perro, George levantó la cabeza, en busca de la caricia, oliendo y
dándole una pequeña lambida. Acariciando las largas ondas que
crecían desde ese fuerte pecho, Wrath las retiró y las alisó sobre las
patas delanteras de George.

―Dios, Wrath, cuando no despierto contigo justo como


ahora…

―Es horrible, lo sé. Es lo mismo para mí o quizás incluso


peor. No estaba seguro de si realmente había jodido las cosas.
Como, no hay vuelta atrás, jódete.

―No lo has hecho ―Hubo un susurro, como si ella estuviese


moviéndose alrededor de la cama ―. Y supongo que hemos estado
en una especie de trabajo paralelo en los últimos tiempos.
Simplemente no me percaté de cuanto tiempo habíamos perdido y
otras cosas. Ir hasta Manhattan, escabullirnos juntos, hablar
J.R. Ward The King

realmente. Ha pasado mucho tiempo.

―Con franqueza, esa es otra razón por la que no quiero tener


un niño. Apenas puedo mantener el contacto contigo en este punto.
No tengo nada que ofrecerle a un niño.

―Eso no es cierto. Serías un padre maravilloso.

―En otro universo, quizás.

―Por lo tanto, ¿qué hacemos? ―Preguntó ella pasado un


momento.

Wrath se frotó los ojos. Maldición, se sentía infernalmente


resacoso.

―No lo sé, realmente no lo sé.

Ellos se habían dicho lo que opinaban de la manera que


debería de haberlo hecho en primer lugar. Razonablemente.

Pagina 311
Serenamente.

Realmente, él había sido el problema de ello, no ella.

―Lo siento mucho, ― dijo de nuevo ―. No hemos avanzado


demasiado, en muchos niveles. Pero no hay nada más que pueda…
Hombre, realmente me estoy hartando de sentirme impotente.

―Tú no eres impotente, ―dijo ella con sequedad ―. Lo


tenemos bien establecido.

Todo lo que él pudo hacer fue gruñir en respuesta.

― ¿Cuándo vas a venir para casa?

―Ahora. Conduciré… Creo que hay un coche extra aquí en


algún lado.

―Espera hasta después de que oscurezca.

―Wrath, hemos pasado por esto antes. Estoy perfectamente


bien a la luz del sol. Además, son cerca de las cuatro y media.
No queda mucho.
J.R. Ward The King

Cuando él se la imaginaba fuera a la brillante luz del día, su


estómago se revolvió… y pensó en Payne que le decía que era un
machista. Comparado por estar preocupado por su shellan, era
mucho más fácil rendirse y prohibir. El problema era lo que le hizo a
Beth. Realmente no podía ponerla en una jaula de oro simplemente,
por lo que así no tendría que perder los papeles sobre su seguridad.

Y quizás la cosa del embarazo para él fuera simplemente la


más profunda sombra del color de la cobardía.

―Vale, ― se escuchó decir a si mismo ―. De acuerdo. Te


amo.

― Yo también te amo… Wrath, espera. Antes de que te


vayas.

― ¿Sí? ―Cuando hubo solo silencio, frunció el ceño ―.


¿Beth? ¿Qué?

Pagina 312
―Quiero que hagas algo por mí.

―Lo que sea.

Pasó un rato antes de que ella hablase. Y cuando terminó,


cerró los ojos y dejo caer la cabeza.

― ¿Wrath? ¿Escuchaste lo que te dije?

Cada palabra, desafortunadamente.

Y estuvo a punto de soltar un: De ninguna manera, cuando


pensó lo que era despertarse sin ella a su lado.

―Vale, ― dijo entre dientes ―. Sí, seguro. Lo haré.


J.R. Ward The King

Capítulo 26
Traductor: Maite Muñoz
Corrector: Payne Rlhdn

Mientras Saxton se miraba en el espejo de su vestidor,


estiraba del final de los lazos de su pajarita y apretaba el fuerte
nudo. Cuando soltó la seda estampada, esta mantuvo su forma
perfectamente simétrica como si fuese un cachorrito bien
amaestrado.

Dando un paso atrás, se alisó su pelo recién cortado y se


puso su abrigo de invierno de cachemira de Marc Jacobs. Dio un
tirón a una manga y después a la otra; entonces extendió sus
brazos y los gemelos bajo la chaqueta de su traje aparecieron.

Pagina 313
Estos no eran los que llevaban el escudo familiar.

Él nunca volvería a llevarlos. No, estos eran unos VCA de los


años cuarenta, con zafiros y diamantes engarzados en platino.

― ¿Me he puesto el perfume? ―Miró sus botellas de Gucci,


Prada y Channel, todas ellas alineadas en una bandeja de cristal
con asas de bronce ―. ¿No dices nada?

Una aspiración rápida en una de sus muñecas. Sí sería


Ëgoïste, y era fresca.

Alejándose, caminó a través del veteado mármol crema del


suelo y fue hacia el blanco-sobre-blanco de su habitación. Pasando
al lado de la cama tuvo el instinto de rehacer todo el asunto, pero
era cosa de sus nervios.

―Sólo lo comprobaré.

Ahuecando y reorganizando las almohadas colocándolas en la


posición que tenían cuando él había ido a vestirse, vio el reloj
Cartier vintage en la repisa de la cama.
J.R. Ward The King

No había más cosas para ponerse.

Y entonces miró alrededor a la blanca chaise lounge y los


blancos sillones. Inspeccionó las blancas alfombras de angora. Se
acercó y se aseguró de que el Jackson Pollock sobre la chimenea
estuviese perfectamente vertical.

Esta no era su vieja casa, la Victoriana en la que Blay pasó


una vez un día. Este era su otro lugar, un Frank Lloyd Wright65 de
una sola planta que compró en el mismo instante en que salió a la
venta ¿Porque cómo podría no hacerlo?

Había tan pocas de ellas libres.

Por supuesto, había tenido que hacer algunas reformas


clandestinas y ampliar el sótano, pero los vampiros habían estado
trabajando a su manera durante mucho tiempo alrededor de los
seres humanos y sus molestos inspectores de edificios, y

Pagina 314
colaboradores

Revisó su Patek Philippe, y se preguntó por qué estaba


haciendo esta terrible peregrinación. Otra vez.

Era como un terrible Día de la Marmota. Pero al menos esto


no pasaba con bastante regularidad.

Mientras subía las escaleras, fue vagamente consciente de


estar jugueteando con su pajarita una vez más. Abriendo la puerta
en la parte superior, salió a una elegante cocina de los cuarenta
completamente funcional, modernas reproducciones de esos
electrodomésticos Hello Lucy.

Cada vez que andaba por la casa, con sus muebles Jetsons y
la total y absoluta falta de florituras, se sentía como si estuviera de
vuelta en la América de la post-Segunda Guerra Mundial y esto lo
tranquilizó. Le gustaba el pasado.

65
Arquitecto Estadounidense, uno de los grandes maestros del siglo XX. Precursor de la arquitectura
orgnica y el iniciador del movimiento Prairie Scholl. Uno de sus proyectos mas famosos es la Casa de la
Cascada.
J.R. Ward The King

Le gustaban las diferentes huellas de diversas épocas.


Disfrutaba viviendo en espacios que eran tan auténticos como él
pudiese hacerlos.

Y no era que él fuese a volver a esta casa Victoriana


próximamente. No después de que él y Blay hubiesen empezado
fundamentalmente las cosas allí.

Al salir por la puerta principal, sólo pensar en ese hombre


hizo que su pecho se tensara, e hizo una pausa, concentrándose en
la sensación, en los recuerdos que venían a él, el cambio en su
presión arterial y en los patrones de sus pensamientos.

Después de que ellos dos habían roto, lo que había pasado


por su provocación, había hecho un montón de lecturas sobre la
pena. Las etapas. El proceso. Y había sido divertido por extraño
que parezca, el mejor recurso había sido un pequeño folleto que
había encontrado y que trataba de cómo superar la perdida de una

Pagina 315
mascota. Tenía preguntas que se suponía tenías que responder
sobre lo que el perro había aprendido, o lo que te perdiste sobre el
gato, o cual había sido tu momento preferido con tu cacatúa.

Nunca lo admitiría, pero había contestado cada una de ellas


en su diario acerca de Blay y le había ayudado. Hasta cierto punto.
Todavía dormía sólo, y aunque había tenido relaciones sexuales, en
lugar de hacer borrón y cuenta nueva, esto le había hecho anhelarlo
todavía más.

Pero las cosas iban mejor de lo que había creído. Al menos


tenía la sensación de estar a medio camino de la normalidad: Había
sido como un muerto viviente las dos primeras noches. Ahora, sin
embargo, tenía una costra sobre la herida y estaba comiendo y
durmiendo. Todavía había desencadenantes, como cada vez que
tenía que ver Blay con Qhuinn.

Era tan difícil ser feliz por ser que amabas. Cuando él estaba
con alguien más.

Como todo en la vida, había cosas que podías cambiar, y


J.R. Ward The King

cosas que no.

En ese caso...

Cerrando los ojos, se desmaterializó y apareció en un césped


cubierto de nieve que era fácilmente tan grande como un parque de
la ciudad y tan cuidadosamente mantenido. Por otra parte, su padre
odiaba cualquier cosa fuera de lugar: plantas, hierba, objetos de
arte, muebles... hijos. La gran casa señorial más allá de tener unos
cuatro mil quinientos metros cuadrados de tamaño, tenía alas que
habían sido añadidas conforme pasaba el tiempo por generaciones
de humanos. Mirando hacia arriba a través de la noche invernal,
Saxton recordó con exactitud por qué su padre había comprado la
finca cuando algunos alumnos habían dejado el Union College,
este era el Antiguo País en el Nuevo Mundo, lejos de la madre
patria.

Un tradicionalista, su padre había saboreado el retorno a las

Pagina 316
raíces. No es que realmente él las hubiese dejado alguna vez.

Acercándose a la entrada principal, los faroles de gas a cada


lado de la inmensa puerta parpadearon, arrojando luz sobre las
antiguas esculturas de piedra que se habían hecho recientemente
en el siglo XIX como parte de la recuperación del estilo Gótico. Al
detenerse, pensó que tal vez no debería llamar a la puerta porque el
personal estaría esperándole. Ellos, al igual que su padre, siempre
se daban prisa para que entrara o saliera de la casa como si se
tratara de un documento que debía ser despachado o una cena que
se sirve y hay que limpiar apresuradamente.

Sin embargo, nadie abrió la puerta anticipadamente.

Inclinándose, tiró de la cadena de hierro cubierta de


terciopelo para hacer sonar la campana.

No hubo respuesta.

Frunciendo el ceño, dio un paso atrás y miró a un lado, pero


no llegó a ninguna parte.
J.R. Ward The King

Había demasiados arbustos bien cuidados como para ver a


través de cualquiera de las hojas de diamante, de las ventanas de
vidrio emplomado.

Dejarle fuera de la casa era el testimonio de su relación: El


hombre le pide que venga en su cumpleaños y luego lo deja fuera
en el frío en la puerta principal.

En realidad, Saxton había decidido que su existencia era


ahora un jódete a su padre. Por lo que entendía, Tyhm siempre
había querido un muchacho, un hijo, específicamente. Había rezado
a la Virgen Escriba por uno. Y entonces él había sido su deseo
concedido.

Por desgracia, hubo una advertencia que había resultado ser


un factor decisivo.

Justo cuando estaba debatiendo la posibilidad de llamar de

Pagina 317
nuevo, la puerta fue abierta por el mayordomo.

El rostro del doggen se congeló como siempre, pero el hecho


de que él no se inclinara ante el primogénito y único hijo de su amo
decía mucho sobre su opinión de a quien estaba a punto de dejar
entrar.

No siempre había sido así en la casa familiar.

Pero su madre había muerto, y entonces su pequeño secreto


había salido a la luz así que...

―Tu padre está ocupado.

Eso fue todo. No, un ¿puedo-coger-su-abrigo? ¿Cómo te va?


o incluso, verdaderamente, hace frío esta noche.

Ni siquiera podría sacarle una conversación acerca del


tiempo.

Pero estaba bien. Él nunca se había preocupado por el tipo,


de todos modos.

Cuando el mayordomo se hizo a un lado, centrándose en la


J.R. Ward The King

pared cubierta de seda opuesta a él, caminar a través de esa


mirada fija fue como ser electrocutado por una valla eléctrica
aunque por lo menos Saxton estaba acostumbrado a ello. Y sabía a
dónde ir.

El salón de señoras estaba en la izquierda, y cuando entró en


la frívola habitación, puso las manos en los bolsillos de su abrigo.
Las paredes lavanda y la alfombra de color amarillo limón eran
brillantes y alegres, y la verdad era que, aunque llevarlo allí
pretendiese ser un insulto, lo prefería al recibidor con paneles de
madera de los caballeros.

Su madre había muerto hacía unos tres años, pero esto no


era un santuario dedicado a su pérdida. De hecho, él no tenía la
sensación de que su padre hubiese olvidado a la hembra.

Tyhm siempre había estado más interesado en las materias


del derecho, incluso por encima de los asuntos de la glymera.

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Saxton se quedó inmóvil. Giró hacia la parte posterior de la
habitación.

A lo lejos, las voces se mezclaban y eso era inusual. La casa


habitualmente era silenciosa como una biblioteca, el personal
pasaba de puntillas alrededor, los doggen habían desarrollado un
complejo sistema de señales con la mano con el cual comunicarse
para no molestar a su amo.

Saxton se acercó a un segundo conjunto de puertas. A


diferencia de las que daban al hall de la entrada, estas estaban
cerradas.

Abriendo un panel, se escurrió en una elevada sala octogonal


donde su padre mantenía los volúmenes encuadernados en cuero
de la Antigua Ley. El techo estaba a unos diez metros de altura, el
moldeado de todos esos estantes era de caoba oscura, las cornisas
sobre las puertas estaban talladas en un bajorrelieve Gótico
apropiado, o al menos, una reproducción del siglo XIX de las
mismas.
J.R. Ward The King

En el centro del espacio circular, había una enorme mesa


redonda, cuya superficie marmolea era un poco chocante.

Estaba cubierta con volúmenes abiertos. Mirando de refilón


los estantes, vio huecos en la interminable línea de tomos. Una
veintena de ellos.

Como si sonase una advertencia en la base de su cráneo,


mantuvo sus manos en los bolsillos y se inclinó, trazando la
verborrea que se exponía.

― ¡Oh, Jesús!

Sucesión.

Su padre estaba investigando las leyes de sucesión.

Saxton levantó la cabeza hacia las voces. Ahora que estaba


en esta habitación eran más altas, aunque todavía amortiguadas

Pagina 319
por otro conjunto de puertas cerradas a través del pasillo.

Cualquiera que fuese la reunión estaba teniendo lugar en el


estudio privado de su padre. Completamente inusual. El hombre
nunca dejaba estar a nadie allí, no permitía siquiera que los clientes
fueran a la casa.

Esto iba en serio y Saxton no era estúpido. Había una


conspiración contra Wrath en la glymera, y, obviamente, su padre
estaba involucrado.

No había razón para preocuparse por la próxima generación


del rey, salvo que estuviesen tratando de liquidar al actual.

Caminó alrededor de la mesa, revisando cada página abierta.


Cuanto más veía, más preocupado se sentía.

―Oh... mierda ―murmuró en una rara maldición en el.

Esto estaba mal. Muy mal…

El sonido de una puerta abriéndose en el estudio le animó.


Trotando sobre las suelas de sus mocasines, se deslizó de nuevo
J.R. Ward The King

en el salón de señoras y volvió a cerrar silenciosamente los paneles


detrás de él. Estaba frente al Sargento John Singer que había sobre
la chimenea cuando el mayordomo dijo su nombre dos minutos más
tarde.

―Él le verá ahora.

No había razón para lanzar un gracias. Solamente siguió la


estela de desagrado del doggen y se preparó para más de lo mismo
por parte de su padre.

Por lo general, odiaba venir aquí.

Pero esta noche no. No, esta noche, tenía un propósito mucho
mayor que el de frustrar lo que sin duda iba a ser uno más de los
intentos de su padre por avergonzarlo.

Pagina 320
Purrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.

Trez frunció el ceño al oír el sonido. Abriendo uno de sus


ojos, se encontró con su hermano de pie junto a su cama, Boo el
gato negro en los masculinos brazos, y una expresión de
desaprobación en sus entrecerrados ojos de hielo.

De su hermano, no del gato.

―Estás gastando otra noche sin mover el culo ―masculló


iAm.

No era una pregunta, así que por qué molestarse en


responderle.

Gimiendo mientras se sentaba, Trez tuvo que apretar sus


brazos para mantener el torso vertical. Al parecer, mientras había
estado ido, el mundo se había convertido en un hula hoop y el
J.R. Ward The King

planeta giraba y giraba alrededor de su cuello.

Perdiendo la lucha, se dejó caer hacia atrás.

Como su hermano seguía estando allí de pie, sabía que este


era el canto de sirena que le devolvía a la realidad. Y él quería
contestar, él realmente quería. Su cuerpo, sin embargo, estaba sin
fuerzas.

― ¿Cuándo fue la última vez que te alimentaste? ―le


recriminó iAm.

Movió los ojos y esquivó la pregunta. ― ¿Desde cuándo eres


un amante de los animales?

―Odio a este maldito gato.

―Que puedo decir.

―Respóndeme.

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El hecho de que ni siquiera podía pensar en la ultima vez…
nop, totalmente en blanco.

―Voy a enviar a alguien ―murmuró iAm―. Y luego tú y yo


vamos a hablar.

―Vamos a hablar ahora.

― ¿Por qué, crees que no lo vas a escuchar más tarde?

Bueno, quizás lo había pensado. ―No.

―Están persiguiendo a nuestro padre y a nuestra madre.

Trez se sentó de nuevo, y esta vez no necesitó ninguna ayuda


extra. Mierda. Debería haber esperado esto de los s'Hisbe, pero...

―Cómo.

― ¿Cómo crees? ―Su hermano cambió el suave rascado de


las orejas de gato negro a su barbilla.
J.R. Ward The King

―Van a empezar con ella.

Se frotó la cara. ―Jesucristo. No esperaba que el sumo


sacerdote fuera tan…

―No fue él. Nah. Él fue la segunda persona que vino a verme
la pasada noche.

― ¿Qué hora es? ―Aunque el hecho de que podía ver por las
ventanas en la noche, al menos le respondió parcialmente.

― ¿Por qué no me despertaste cuando llegaste a casa?

―Lo intenté. Tres veces. Iba a llamar a un carro de combate


si no regresabas de ese viaje.

― ¿Y qué dijo el sumo sacerdote?

―s'Ex es del que tenemos que preocuparnos.

Pagina 322
Trez dejó caer las manos. Mirando fijamente a su hermano,
pensó que debía de haber oído mal. ―Lo siento, ¿quién?

―No es el tipo de nombre que tengo que repetir, ¿verdad?

–Oh, Dios. ― ¿Qué demonios hacía el sicario de la Reina


visitando a su hermano? Otra vez...―. Realmente saben cuál es
respuesta, ¿no es así?

iAm se sentó en el borde de la cama, haciendo que el colchón


se desplazara por su peso. ―Estamos en un callejón sin salida,
Trez. No más fingimientos, no más persuasión. Han utilizado la
zanahoria; ahora van a utilizar el palo.

Al pensar en sus padres, Trez apenas pudo imaginar sus


rostros. La última vez que les había visto había sido... bueno, había
otra cosa que no podía recordar.

¿Qué estaba claro entonces? Los barrios en los que habían


vivido. Todo de mármol. Accesorios de oro. Alfombras de seda.
Sirvientes por todas partes. Joyas colgando de las lámparas para
J.R. Ward The King

crear un efecto brillante.

No habían empezado de esa manera y eso era otra cosa que


podía imaginar:

Había nacido en un modesto piso de dos dormitorios en la


esquina más alejada de la corte, lo suficientemente agradable para
los estándares normales.

Nada parecido a lo que tuvieron cuando vendieron su futuro.

¿Y después de eso? ¿Mientras habían ascendido a lo mejor


de lo mejor? Él había sido enviado para ser educado por el personal
de la reina, sólo en una habitación blanca. No fue hasta que se
negó a comer o beber durante noches y noches que no enviaron a
iAm con él.

Y así fue como su disfunción había comenzado.

Pagina 323
¿Desde entonces? De alguna manera, iAm se había
convertido en el responsable de llevarle hacia adelante.

― ¿Te acuerdas de cuándo fue la última vez que los vimos?


―se oyó decir.

―En la fiesta. Ya sabes, para la reina.

―Oh... sí cierto ―Sus padres habían estado sentados con los


principales de la reina, como se les llamaba. En frente y en el
centro.

Sonriendo.

No le habían reconocido ni a iAm cuando entraron, pero no


era inusual. Una vez vendido, era de la reina. Y una vez reclutado
para el servicio de emparejarse, iAm ya no era suyo, tampoco.

―Ellos nunca miraron hacia atrás, no lo hicieron.

Trez murmuró. ―Sólo soy una mercancía para ellos. Y tío,


consiguieron un buen precio.
J.R. Ward The King

iAm se quedó en silencio, como era su costumbre. Solo se


sentó allí, acariciando al gato.

― ¿Cuánto tiempo me queda?, ―Preguntó Trez.

―Tienes que ir esta noche ―Los ojos oscuros cambiaron―.


Ahora mismo.

―Y si no lo hago ―No había razones para responder a eso, e


iAm no se tomó la molestia. Si no salía de la cama y se entregaba,
sus padres iban a ser sacrificados. O peor.

Probablemente mucho peor.

―Son una parte del sistema ―dijo ―. Los dos consiguieron


realmente lo que querían.

―Así que no vas.

Una vez que pusiera un pie dentro del territorio, nunca

Pagina 324
volvería a ver el mundo exterior de nuevo. La guardia de la reina le
iba a recluir en ese laberinto de pasillos, lo encerrarían porque él
era algo equivalente a un macho de harén, separándole incluso de
su hermano.

Y mientras tanto, sus padres se mantendrían, indiferentes.

―Ella me miró ―murmuró―. Esa noche en la fiesta. Sus ojos


se posaron en los míos y me mostró esa pequeña sonrisa secreta
de superioridad. Como si hubiese hecho todo correctamente y el
beneficio adicional hubiese sido no tener que cargar conmigo .
¿Qué jodida clase de madre hace eso?

―Así que vamos a dejarlos morir.

―No.

― ¿Así que vas a volver?

―No.

iAm negó con la cabeza. ―Tu decides, Trez. Sé que estás


J.R. Ward The King

enojado con ellos, con la reina, con cien mil cosas, pero hemos
llegado a la encrucijada, y hay sólo dos opciones. Realmente tienes
que entender que… volveré contigo.

―No, te quedarás aquí ―A medida que su confusa cabeza


intentaba darle vueltas a todas las posibilidades, su cerebro se iba
apagando, ningún destello―. Además, no voy a ir.

Mierda, necesitaba alimentarse antes de intentar hacer frente


a esto.

―Joder, la sangre humana es una mierda ―murmuró,


frotándose las sienes como si tal vez la fricción pudiese poner en
marcha sus neuronas―. ¿Sabes qué? Realmente no puedo hablar
de esto ahora y no estoy siendo un imbécil. Yo, literalmente no
puedo pensar.

―Voy a enviar a alguien ―iAm se levantó y se dirigió a la

Pagina 325
puerta que separaba sus habitaciones―. Y tienes que recobrar el
juicio. Tienes dos horas. ―Me odiarás ―le espetó.

― ¿Por ellos?

―Si.

Pasó mucho tiempo antes de que tuviera una respuesta. Y el


gato dejó de ronronear, la mano de iAm quieta en la garganta.

―No lo sé. ―Trez asintió. ―Me parece bien.

La puerta se cerró y su hermano se puso en marcha, cuando


el cerebro de Trez escupió un hey espera.

―Selena no, ―gritó.― ¡iAm. Selena no!

No se fiaba de sí mismo con ella en una buena noche, lo


último que necesitaba era acercarse a ella en este momento.
J.R. Ward The King

Capítulo 27
Traductor: María Vjm
Corrector: Payne Rlhdn

Cuando Wrath llamo a la puerta que estaba frente a él, no


sabía qué demonios estaba haciendo. Tal vez tuviera suerte y no le
respondieran.

Necesitaba más tiempo antes de hacer algo como esto.

Denegado.

La puerta se abrió y una profunda voz dijo, —Hey. ¿Qué estás


haciendo?

Mientras trataba de pensar en una respuesta a eso, cerró los

Pagina 326
ojos detrás de su gafas envolventes —Z.

—Sí. Hey. —El hermano se aclaró la garganta. Lo que


realmente lo impresiono fue el silencio que se impuso—. Sí. Así
que. ¿Qué pasa?

De pronto, como si el universo le disparara en las bolas, se


escuchó el fuerte grito de una niña. —Ah, escucha, justo acabo de
levantarla. ¿Te importa?

Wrath se pasó una mano por el cabello. —No, no, sí, está
bien.

—¿Quieres que vaya a tu oficina después? — Se preguntó


como se vería la habitación, y pinto el espacio justo como su Beth la
describió cuando estuvo ahí. Desordenado, pensó. Hogareño.
Alegre.

Rosa.

Nada que Z ni muerto hubiese aceptado antes de que


conociera a Bella.
J.R. Ward The King

—¿Wrath? ¿Pasa algo ?

— ¿Te importa si entro?

—Ah... claro. Sí, quiero decir, Bella está afuera trabajando así
que tenemos un poco de intimidad. Pero vas a querer…
¡Chhheeeeeeeeeeeeeeeeeeep!

—Tener cuidado por donde pisas.

Wrath levantó sus botas shitkicker y el juguete que había


pisado se infló con un silbido —¿Joder, lo he roto?

—En realidad, creo que es un juguete del perro. Si. Estoy


bastante seguro que ella se lo quito a George en la planta de abajo.
¿Quieres que te lo devuelva?

—Él tiene un montón. Puede quedárselo.

Mientras cerraba la puerta, era dolorosamente consciente de

Pagina 327
que cada uno estaba hablando de su crío… sólo que el de Wrath
tenía cuatro patas

Y una cola.

Por lo menos no tenía que preocuparse por que George le


sucediera en el trono, o fuera ciego.

La voz de Z se escuchó al fondo de la habitación. —Puedes


sentarte al pie de la cama si te mueves cinco metros en línea recta
a ti.

―Gracias.

Realmente Wrath no quería sentarse, pero si permanecía de


pie, sentiría el deseo de andar de un lado a otro y no pasaría mucho
tiempo antes de que se tropezara con algo que no fuera un juguete.

En una esquina, Z le hablo suavemente a su hija, las vibrantes


palabras fueron convirtiéndose en una especie de ritmo como si
estuviera hablando a través de una canción. En respuesta, hubo
J.R. Ward The King

todo tipo de arrullos.

Y luego provino algo que se escucho aterradoramente claro:


—Dada.

Wrath hizo una mueca detrás de sus gafas, y pensó que bien
podía terminar con esto de una vez. —Beth quiere que hable
contigo.

— ¿Sobre qué?

Mientras recordaba al Z que tan bien conocía, rememoró al


hermano convencido de que iba a explotar y de que se llevaría con
el a media docena de ellos; cadavérico, el rostro lleno de cicatrices,
ojos tan negros y opacos como los de un tiburón, hasta que Bella
llegó. Entonces estos se tornaron amarillos al menos mientras no
se enojara, y eso no sucedía nunca al menos que estuviera en la
batalla.

Pagina 328
Gran cambio.

— ¿La estas sosteniendo? —Preguntó Wrath.

Se produjo una pausa. —En cuanto termine de atar este lazo


de la espalda... Espera, chiquitina. Está bien, vamos arriba. Le puse
un vestido en color rosa que Cormia le hizo a mano. Odio el rosa.
Sin embargo, en ella me gusta, pero guarda esa información para ti
mismo.

Wrath relajo sus manos. —¿Cómo se ve? ¿No está totalmente


de un odioso color rosa? Jodidamente odioso…ehrm, puede ser
malditamente castrador

—Sí.

—No me digas que Lassiter ha convertido en todo un


metrosexual a alguien como tú. Escuche que hablo con Manello
para ir a la pedicura con él pero estoy rezando para que esto solo
sea un chisme.

Era difícil ignorar la facilidad con la que el hermano estaba


J.R. Ward The King

hablando. En realidad, como si fuera algo normal. Por otra parte, él


tenía su familia, su shellan estaba a salvo, ¿él desaparecía en el
sótano con Mary de forma regular desde hacía cuánto tiempo?

Nadie sabia precisamente lo que hablaban ahí abajo. Pero


todo mundo podía adivinarlo.

—En realidad, no sé por qué estoy aquí —Dijo Wrath dijo


bruscamente.

Mentiroso.

Se escucharon unas pisadas acercándose, y entonces se


escuchó como ún crujido, el del macho sentándose en una
mecedora y meciéndose de atrás hacia adelante. Al parecer, a Nalla
le gustaba esa posición en la que estaban, la jovencita hizo más de
ese arrullo. Un suave chirrido indico que Z estaba levantando otro
juguete para mantenerla entretenida.

Pagina 329
— ¿Esto es sobre el tiempo que pasa Beth con Layla?

— ¿Soy la única persona que no lo sabía?

—No sales mucho de tu oficina.

—Una razón más para no querer tener un hijo.

—Así que es verdad.

Wrath agacho la cabeza y deseó que su visión funcionara


para poder fingir que estaba examinando algo. La colcha. Sus
botas. El reloj.

—Sí, Beth quiere un hijo. — Sacudió la cabeza. —Quiero


decir, ¿cómo lo hiciste? Al quedar Bella embarazada, debiste estar
aterrorizado ante la idea.

—No hubo ninguna planificación de por medio. Bella entró en


su necesidad, y cuando la presión se hizo mas intensa, cedí ante lo
inevitable. Quiero decir, yo tenia las drogas. Le suplique que me
permitiera ocuparme de ella de esa manera. Aunque, al final hice lo
que un macho hace para ayudar a su hembra a atravesar por eso.
J.R. Ward The King

El embarazo fue difícil, pero el nacimiento me asusto más que


cualquier cosa que haya pasado en mi vida.

Y considerando que el tipo fue un esclavo sexual no sabían


por cuanto tiempo. Eso era mucho decir.

—Después de eso —dijo Z lentamente —. No pude dormir por


las siguientes cuarenta y ocho horas. Me tomó tanto tiempo
convencerme de que Bella no se iba a desangrar y Nalla estaba
viva y continuaría estándolo. Demonios, tal vez fue más de una
semana.

—¿Valió la pena?

Hubo un largo silencio, y Wrath estaba dispuesto a apostar su


huevo izquierdo que el Hermano estaba mirando el rostro de su hija.

—Puedo decir que sí, ya que ambas sobrevivieron. ¿Y si ese


no hubiese sido el caso? Mi respuesta sería diferente, incluso

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amando tanto a mi hija como la amo. Independientemente de todo,
como todos los machos emparejados Bella es mi centro de todo,
aun incluyendo a mi hija.

Wrath apretó sus manos en un puño.

Mejor enfocarse en el otro asunto. —Creo que Beth está


esperando que cambies de opinión.

―No puedo hacer eso. Nadie puede. Es el fuerte vínculo del


emparejamiento masculino. Lo único que realmente necesitas es
hablar con Tohr. Caí en esto, y soy el bastardo más afortunado en
la faz de la tierra porque ha funcionado. Tohr, por otro lado, lo
escogió. De alguna manera tuvo las pelotas para lanzar los dados
aun conociendo los riesgos. Y de todas formas su Wellsie murió.

Repentinamente, Wrath recordó cuando fue abajo a la oficina


del centro de entrenamiento en busca del guerrero con toda la
hermandad detrás de él. Encontró a Tohr sentado junto con John,
con el teléfono en la oreja, un aura de desesperación acentuaba
todo, desde su pálido rostro hasta la manera en que sostenía
J.R. Ward The King

fuertemente el teléfono, la expresión que tenía se había congelado


mientras levantaba la vista para descubrir a todos ahí, en la puerta.

Jesucristo, lo recordaba con tanta claridad como si hubiese


sucedido ayer. A pesar del tiempo transcurrido, Tohr se unió con
Autumn y siguió adelante, en la medida en que cualquier macho
sería capaz de hacerlo.

Wrath negó con la cabeza —No puedo hacer que el hermano


pase por eso.

Un prolongado silencio, como si tal vez también Z estuviera


recordando esa noche. Pero entonces Zsadist dijo suavemente.

—Es tu hermano. Si hace esto por alguien... Sería por ti.

Pagina 331
Al minuto en que Beth entró en el magnífico vestíbulo de la
mansión, se detuvo en seco. Al principio, no pudo reconocer la pila
de astillas de madera que estaba a un lado bajo la bóveda de la
sala de billar. Pero entonces, reconoció el destrozado recubrimiento
verde: Era la mesa de billar. Viéndose como si alguien la hubiese
destrozado con una motosierra. Al pasar, miró dentro y sintió como
su mandíbula se desencajaba.

Todo estaba hecho añicos. Desde los sofás hasta las


lámparas, el televisor contra el bar.

—El está bien —dijo una voz masculina detrás de ella.

Se dio la vuelta levantando la vista hacia los ojos amarillos de


Z. En los brazos del hermano, Nalla estaba vestida con un adorable
vestido de color rosa de cintura imperio y una falda acampanada, la
J.R. Ward The King

cual le quedaría corta en un par de meses.

Hablando de ternura. Unas pequeñas zapatillas en color


blanco destacaban en sus pies, y un excéntrico lazo blanco recogía
sus rizos multicolores.

Sus ojos eran de color amarillo, al igual que su padre, pero su


sonrisa era la de Bella, muy abierta, confiada y amigable.

Dios, dolía ver aquello. Especialmente porque sabía que era


la causante de toda esa destrucción en esa otra habitación.

—Me llamó.—dijo ella.

—¿Fue por eso por lo que regresaste a casa?

—Iba a regresar de todos modos.

Z asintió. ―Bien. Lo de anoche fue un caos.

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—Eso esta claro —Beth miro por encima de su hombro—
¿Quién lo hizo…?

—¿Detenerse? Lassiter lo drogó. Cayó como una piedra y


después tuvo una larga y buena siesta.

—Eso no era lo que iba a preguntar, pero... sí. —Beth junto


sus manos frías y se las frotó—. Ah, ¿sabes dónde está?

—Me dijo que le pediste que hablara conmigo.

Mientras miraba a través de Z, recordó la primera vez que se


encontró con el. Dios, realmente la asustoy no sólo por la cicatriz.
Había tenido una mirada glacial en aquel entonces, el tipo de
mirada mortal que se te clavaba en el pecho .

¿Ahora? Él era como un hermano para ella, excepto cuando


se trataba de Wrath. Wrath siempre será lo primero para ella.

Eso era así con todos los hermanos. Y considerando lo que


Wrath había hecho a la sala de juegos eso era muy malo.

—Pensé que tal vez podría ayudar. —Dios, se escuchaba tan


J.R. Ward The King

poco convincente—. Lo que quiero decir es…

―Se ha ido en busca de Tohr.

Beth cerró los ojos. Después de un momento, dijo: —Sabes,


no queria nada de esto. Sólo para que quede claro.

—Te creo. Tampoco lo quiero para vosotros dos.

—Tal vez podamos resolverlo. — Cuando se volvió hacia las


escaleras, una ola de agotamiento la impacto como una tonelada de
ladrillos. —Escucha, si lo ves, dile que subí para tomar una ducha.
Fue un día muy largo para mí también.

—De acuerdo.

Mientras pasaba al lado del hermano, se sorprendió al sentir


como la mano de él se apoyó sobre su hombro y la apretó para
darle animo.

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¡Dios Santo! si alguien le hubiese dicho hace un par de años
que ese guerrero pudiese ofrecer algo más que una bala en la
cabeza, de ninguna maldita manera o hubíera creido. ¿Y el hecho
de que en ese momento estuviera sosteniendo a un bebe
extremadamente adorable en sus musculosos brazos, y decir de
paso que es su hija quien miraba hacia la cara llena de cicatrices de
Z con una total y absoluta adoración?

Los cerdos vuelan. El infierno se ha congelado y Miley Cyrus


ya no se quita la ropa.

— Lo siento —dijo Beth con voz ronca, sabiendo que la otra


cara de la hermandad era que todos ellos se preocupaban
realmente los unos por los otros.

Los problemas de uno eran los problemas de todos.

—Le haré saber que estás en casa a salvo —Dijo Z—. Ve a


tomar un descanso. Te ves muy cansada.

Ella asintió con la cabeza y subió pesadamente las escaleras,


arrastrando su cansado cuerpo un paso cada vez. Cuando llegó al
J.R. Ward The King

segundo piso, se quedó mirando a través de las puertas dobles del


estudio que estaban abiertas.

El trono el cual estaba colocado detrás del enorme escritorio


se asomaba como un monstruo, la vieja madera y los antiguos
grabados eran tangibles y representaban las líneas de sucesión que
sirvieron a la raza ¿por cuánto tiempo? Beth no lo sabía, ni siquiera
podía imaginárselo.

Así que muchas parejas sacrificaron a sus primogénitos por


una raza que, por todo lo que ha visto, no solo era ingrata, sino que
era francamente peligrosa.

¿Podría poner en riesgo a alguien de su propia carne y


sangre? Se pregunto. ¿Podría condenar a muerte algo que ella
misma tuvo algo que ver en su creación según lo cual llevaría a su
marido a la tristeza y sufrimiento?

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Pasando por el umbral, cruzó la alfombra Aubusson y se
detuvo justo frente a solo dos de los símbolos de la monarquía. Se
imaginó a Wrath ahí, con el papeleo y la rutina, como un tigre
atrapado en un zoológico, bien alimentado, constantemente
atendido, no obstante enjaulado.

Recordó nuevamente su trabajo en el Caldwell Courier


Journal, como correctora para Dick el idiota y el club de sus
muchachos mientras el intentaba mirar debajo de su blusa. Beth
estaba desesperada por salir de ahí, su transición y encontrar a
Wrath fueron sus salvadores.

¿Cuál sería la de Wrath?

¿Alguna vez podrían salir de todo esto? Abdicando


repentinamente, su única gracia salvadora, ser asesinado por Xcor
y su Banda de Bastardos.

Wow. Eso sería un gran futuro.

Y su solución era el poner en riesgo su propia vida al intentar


quedar embarazada. No era de extrañar que estuviera hundida en
J.R. Ward The King

la mierda.

Pasando con sus dedos a través de los complicados adornos


de la mesa, descubrió que esos arabescos en realidad formaban
una vid. Tenía fechas grabadas a lo largo de las hojas.

Los reyes y las reinas. Sus hijos.

Una larga historia de la cual Wrath era su representación


actual. El no renunciaría a esto. De ninguna manera. Si ahora se
sentía impotente, alejándose del trono lo enviaría justamente hacia
el borde. El ya había perdido a sus padres demasiado pronto Como
para ceder su legado a otro. Eso sería un golpe que nunca lograría
olvidar.

Ella todavía quería tener un hijo.

Pero cuanto más tiempo permanecía allí, más se preguntaba


si todo esto valía la pena, el tener que sacrificar al hombre que

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amaba. Y ese iba a ser el resultado, además suponiendo que
pudiera quedar embarazada y tuviera un hijo sano, si tuvieran un
hijo, él iba a terminar aquí.

¿Y si tuviera una hija? Con quien se casara tendría que


hacerse cargo y entonces su hija tendría el placer de observar a su
macho volverse loco por la presión.

De cualquier manera es una gran herencia.

—Maldita sea —Beth suspiro.

Wrath ya era el rey cuando ella se emparejo con el, pero para
ella, en ese momento era demasiado tarde. Estaba completamente
enamorada y si su trabajo hubiese sido el de ser guardia de
seguridad o un alto jefe de Estado, Beth se hubiese enganchado de
igual manera. En ese momento no pensaba en el futuro. Solo el
estar a su lado era más que suficiente.

Pero vamos, aunque hubiera sido consciente de todas las


implicaciones...
J.R. Ward The King

Nop. Aun así se hubiese puesto ese hermoso vestido rojo de


Wellsie y aguantaría con decisión mientras a Warth le grababan su
nombre en la espalda .

En la salud y la enfermedad, en la pobreza o la riqueza, en


términos humanos.

Con hijos o sin ellos.

Cuando finalmente se dio la vuelta para irse, enderezo los


hombros y salió de la sala con la cabeza en alto. Sus mirada era
clara, su corazón estaba en calma, y sus manos estaban firmes.

La vida no era un bufét, donde puedes llenar tu plato con lo


que deseas .No puedes elegir el plato principal y tomar solo lo mejor
y regresar por más cuando quizá tengas solo tres bocados
restantes y te quedaste sin puré de patatas. Y demonios, cuando
pensaba en ello, lógicamente, conseguir junto con el verdadero

Pagina 336
amor, un matrimonio feliz y una ardiente vida sexual ya era rizar el
rizo.

Existían muy buenas razones para no tener un hijo. Y tal vez


las cosas cambiaran en el futuro; tal vez Xcor y los bastardos se
enterrarían de nuevo en sus agujeros, y la glymera querría entrar en
razón, y la Sociedad Lesser dejara de asesinar.

Los cerdos volaran.

El infierno se congelara.

Miley dejara de mover su trasero y se sentara en una silla y se


mantendrá así como un servicio social.

Mientras Beth se dirigía hacia la escalera privada del tercer


piso, deseo haber llegado a esta conclusión antes de que Wrath
fuera a buscar a Tohr, pero ese era otro choque que ella había
provocado y que no podía deshacer.

Sin embargo, podía evitar que esto fuera más lejos.

Por mucho que esto doliera, tenía que elegir otro camino y
J.R. Ward The King

sacar a ambos de su miseria.

Por el amor de Dios, no era la primera mujer en el planeta que


no podía tener niños sólo porque los deseara. Y no sería la última.
¿Y todas aquellas mujeres? Continuaron adelante. Vivieron sus
vidas, avanzaron y ellas no tenían a su Wrath .

Él era más que suficiente para ella.

¿Y en qué momento pensó que no lo era? Beth regresaría y


se sentaría delante de ese escritorio y se pondría en las botas de
su hellren por una milla o dos.

No quería desilusionar a su padre y ella ni siquiera lo conoció.


Para Wrath, el ser el rey sería la única manera de honrarlo y no
desear el someter a la siguiente generación al trono

Esta era la única manera de proteger la los niños que nunca


tendrían.

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The Rolling Stones tenían razón.
J.R. Ward The King

Capítulo 28
Traductor: Mari Cruz
Corrector: Payne Rlhdn

—Tu primo va a emparejarse.


Mientras Saxton era conducido a través de las puertas del
estudio de su padre, ese fue el saludo con el que fue recibido.

Allá vamos, pensó. Y la próxima vez que conversaran, no


tenía ninguna duda de que iba a ser sobre que dicho primo habría
tenido un bebé varón perfectamente sano que iba a crecer “normal”.
Supuso que este sería su regalo de cumpleaños, un informe sobre
algún pariente que viviera el tipo adecuado de vida, con subtítulos
sobre que él era una vergüenza para la línea de sangre y un

Pagina 338
desperdicio de ADN para su padre.

En realidad, las pequeñas y felices noticias habían empezado


poco después de que su padre supiera que era gay, y recordaba
cada sentencia, arreglándolas como feas figuritas en la repisa de
su mente. ¿Su favorita absoluta, sin excepción? La noticia de última
hora de hacía un par de meses acerca de un macho gay que había
salido por ahí con otro macho gay de la especie, y acabó golpeado
por un grupo de humanos en un callejón.

Su padre no había tenido ni idea de que estaba hablando


sobre su propio hijo en ese momento.

El crimen de odio había sido el colofón de su primera cita con


Blay, y había estado a punto de morir a causa de las lesiones: No
había ningún sitio al que ir por ayuda médica. Havers, el único
médico de la raza, era un tradicionalista devoto, y acostumbraba a
rechazar tratar a homosexuales reconocidos. Y acudir a un médico
humano tampoco había sido una opción. Sí, había clínicas en la
ciudad abiertas las veinticuatro horas, pero le habría tomado todo lo
que le quedaba de energía haberse arrastrado de vuelta a casa,
J.R. Ward The King

había estado demasiado avergonzado para llamar a nadie en busca


de ayuda.

Pero Blay había aparecido y todo había cambiado para ellos.

Durante un tiempo, al menos.

― ¿Oíste lo que dije? ―demandó su padre.

― ¡Qué maravilloso para él! ¿De qué primo se trata?

― El hijo de Enoch. Fue arreglado. Las familias van a tener


un fin de semana entero de celebraciones.

― ¿En su finca aquí o en el sur de Carolina?

―Aquí. Es hora de que la raza restablezca las tradiciones


apropiadas en Caldwell. Sin tradición, no somos nada.

Lectura: No vales nada a menos que continúes con lo

Pagina 339
programado.

Aunque naturalmente su padre hubiera dejado asentada la


directriz en términos mucho más académicos.

Saxton frunció el ceño cuando finalmente miró al macho.


Sentado detrás de su escritorio, Tyhm siempre había sido delgado,
un Ichabod Crane vestido con un traje que colgaba de sus
huesudos hombros como una vestimenta funeraria. En comparación
con su última visita, parecía haber perdido peso, sus rasgos afilados
sosteniendo la piel del rostro como soportes bajo una tienda de
campaña.

Saxton no se parecía en nada a su padre, ese pelo oscuro, y


esos ojos oscuros, la piel pálida y el cuerpo desgarbado no le
habían tocado en la lotería genética. En su lugar, su madre y él
habían sido como un guisante y su vaina en disposición y
decoración, con idénticos ojos grises y un brillo saludable en su piel.

Su padre había señalado a menudo cuan parecido era a su


mahmen y pensándolo bien, no estaba seguro de que hubiera sido
J.R. Ward The King

un cumplido.

―Entonces ¿Qué estás haciendo para trabajar? ―murmuró


su padre mientras tamborileaba con los dedos en el cartapacio de
cuero.

Sobre la cabeza del macho, el retrato de su propio padre se


alzaba con idéntica desaprobación. Al sentirse Saxton aguijoneado
por dos pares de ojos suspicaces, tuvo un casi irresistible deseo de
responder honestamente la pregunta: Saxton era, de hecho, el
Primer Consejero del Rey. E incluso en estos tiempos, cuando todo
lo que concernía a la monarquía era casi historia, eso era aún
impresionante.

Especialmente para alguien que reverenciaba la ley como su


padre.

Pero no, pensó Saxton. Se lo iba a guardar para sí mismo.

Pagina 340
―Estoy donde estaba ―murmuró.

―Fideicomisos y herencias es un campo bastante


complicado. Me sorprendió que lo eligieras. ¿Quiénes son algunos
de tus clientes más recientes?

―Sabes que no puedo divulgar esa información.

Su padre dejó el tema de lado ―No será nadie que yo


conozca, seguramente.

―No. Probablemente no. ―Saxton intentó sonreír un poco ―.


¿Y usted?

Su actitud cambió instantáneamente, el sutil disgusto


menguando, siendo sustituido por una máscara que tenía toda la
calidad reveladora de una losa de pizarra. ―Siempre hay cosas que
reclaman mi atención.

―Por supuesto.

Mientras ambos continuaron hablando como en un partido de


vóleibol, la conversación se mantuvo en un plano artificial e
J.R. Ward The King

irrelevante, Saxton se entretenía metiendo la mano en su bolsillo y


ajustando su iPhone a su palma. Había planeado su salida, y se
preguntaba cuando podría aprovechar su oportunidad.

Y entonces llegó.

El teléfono encima del escritorio, el que había sido fabricado


para parecer antiguo, resonó con un timbre electrónico que parecía
tan real como nada hecho realmente de latón podría conseguir.

―Te dejaré ―dijo Saxton dando un paso atrás.

Su padre se quedó mirando a la cuidadosamente escondida


pantalla digital y pareció olvidar cómo responder la cosa.

―Adiós, P… ―Saxton se paró a sí mismo. Desde que su


orientación había sido revelada, había una palabra empezando por
P peor que polla… al menos cuando él la usaba.

Pagina 341
Como su padre solo se despidió con la mano, sintió un alivio
pasajero. Por lo general, la peor parte de sus visitas en persona era
la despedida. Mientras se iba, su padre afrontaba otro intento fallido
de traer a su hijo de vuelta, empezaba el paseo de la vergüenza
otra vez.

Saxton no había salido66 por su familia. Nunca había


pretendido que su padre lo supiera.

Pero alguien se había ido de la lengua, y estaba bastante


seguro de que sabía quién.

Por eso cada vez que se iba, revivía el haber sido expulsado
de esta misma casa una semana después de que su madre hubiera
muerto: le habían echado con la ropa que llevaba puesta, nada de
dinero, y ningún sitio donde quedarse mientras el amanecer se
aproximaba.

66
Se refiere a salir del closet o contar su condición sexual.
J.R. Ward The King

Más adelante se enteró de que todas sus cosas habían sido


quemadas ritualmente en los bosques que había detrás de la
mansión.

Un uso muy útil para todos esos acres de propiedad. ―Cierra


la puerta al salir ―espetó su padre.

Estuvo más que feliz de obedecer: Cerrando las cosas


silenciosamente, por una vez no malgastaría ni un momento con
todo ese dolor. Mirando a derecha e izquierda, escuchó.

Silencio.

Moviéndose rápidamente, regresó al salón y a través de la


biblioteca, tirando de las puertas para cerrarlas detrás de él.
Sacando su teléfono, comenzó a tomar fotos, su corazón latiendo
tan rápido como sus disparos. No se molestó en arreglar ángulos o
hacer nada secuencial- la única cosa de la que se preocupó fue que

Pagina 342
el enfoque y la luz fueran buenos, y de que no salieran movidas…

El retumbar de las puertas abriéndose directamente detrás de


él le hizo darse la vuelta. Su padre parecía confundido mientras
permanecía de pie en la entrada de su estudio. ― ¿Qué es lo que
estás haciendo?

―Nada. Solo estaba mirando sus libros. Son bastante


impresionantes.

Tyhm miró las puertas que Saxton había cerrado detrás de sí


mismo, como si se preguntara por qué estaban cerradas. ―No
deberías haber venido aquí.

―Lo siento ―secretamente, deslizó el teléfono en su bolsillo,


inclinando su torso a un lado mientras señalaba con la cabeza a los
libros―. Es solo que… quería maravillarme ante su colección. Los
míos tienen cubiertas de tela.

― ¿Tienes un juego de Leyes Antiguas?

―Sí. Lo compré de una finca.


J.R. Ward The King

Su padre se adelantó y tocó las páginas del volumen abierto


más cercano en la mesa redonda. La forma amorosa en la que
acariciaba esas palabras, ese papel, ese objeto inanimado, sugería
que tal vez Saxton no fuera la mayor angustia de su vida.

¿Y si la ley era dejada a un lado? Eso acabaría con él.

― ¿De qué se trata todo esto? ―dijo Saxton en voz baja―.


Oí que el rey recibió un disparo, y ahora… todo esto trata sobre la
sucesión.

Cuando no hubo respuesta, comenzó a pensar que


necesitaba salir a toda prisa: Había una posibilidad muy alta de que
su padre estuviera en esto con la banda de bastardos, y sería una
locura pensar que Tyhm dudaría ni un segundo en entregar a su
hijo gay al enemigo.

O, en el caso de su padre, a los aliados.

Pagina 343
―Wrath no es un rey para la raza ―. Tyhm negó con su
cabeza. ―Nada bueno ha sucedido desde que su padre fue
asesinado. Ahora, aquel era un gobernante. Yo era joven cuando
estuve en la corte, pero recuerdo a Wrath, y mientras que el hijo no
se preocupa de las formas correctas, el padre era un rey estelar, un
macho sabio con paciencia y majestad. Qué fracaso el de esta
generación.

Saxton miró al suelo. Por alguna absurda razón, notó que sus
mocasines estaban perfectamente pulidos. Todos sus zapatos lo
estaban. Limpios y ordenados, arreglados. Le resultaba difícil
respirar.

―Yo pensaba que la hermandad se estaba ocupando de las


cosas bastante bien. Después de los ataques, mataron a muchos
asesinos.

―El hecho de que uses la palabra después para acompañar


“los ataques” es todo lo que uno necesita saber. Un comentario
vergonzoso. Wrath no se molestó en gobernar hasta que no se casó
con esa mestiza suya. Sólo entonces, cuando intentó contaminar el
J.R. Ward The King

trono con su bastarda de genes humanos, encontró oportuno


intentar ser rey. Su padre hubiera odiado esto ¿Esta humana
llevando el anillo de su madre? Es una desgracia que no se
puede… ―Tuvo que aclararse la garganta ―. Simplemente, no se
puede apoyar.

Cuando Saxton se dio cuenta de las implicaciones, pudo


sentir como la sangre desaparecía de su cabeza. ¡Oh, Dios! ¿Por
qué no había visto venir esto?

Beth. Iban a derrocarlo a través de ella.

Su padre levantó la barbilla, su nuez de Adán destacándose


como un puño en la parte delantera de su garganta. ―Y uno tiene
que hacer algo. Uno tiene que… hacer algo cuando se toman malas
decisiones.

Como ser gay, terminó Saxton por el macho. Y entonces cayó

Pagina 344
en la cuenta. Era casi como si su padre estuviera participando en el
intento, sólo porque no podía hacer nada acerca de su propio
fracaso de descendencia.

―Wrath será retirado del trono ―dijo Tyhm en un nuevo


arranque de fuerza―. Y otro que no se haya desviado de los
valores fundamentales de la raza será puesto en su lugar. Es la
consecuencia apropiada para alguien que no hace las cosas de la
manera apropiada.

―Yo había oído… ― Saxton vaciló ―. Había oído que fue un


emparejamiento por amor. Entre Wrath y su reina. Que se enamoró
de ella cuando la ayudó en su transición.

―El desviado a menudo disfraza sus acciones con el


vocabulario del justo. Es un acto deliberado para intentar
congraciarse con nosotros. Eso no significa que ellos se hayan
comportado bien o que su pobre elección deba ser soportada por
las masas. Muy al contrario, él ha avergonzado a la raza, y se
merece todo lo que le venga.
J.R. Ward The King

― ¿Me odia? ―le espetó Saxton.

Su padre levantó la mirada de los libros que se iban a utilizar


para preparar el camino de la abdicación. Cuando sus miradas se
encontraron a través del plan para la destrucción de Wrath, Saxton
se vio reducido a un niño que simplemente quería ser amado y
valorado por el único padre que le quedaba.

― Sí ―dijo su padre―, lo hago.

Pagina 345
Sola se subió los jeans nuevos hasta las rodillas y se detuvo.
Apoyándose, pasó con cuidado la cinturilla por encima de la herida
de su muslo.

―No está mal ―murmuró mientras continuaba tirando de


ellos hasta cubrir su trasero, luego los abotonó y subió la
cremallera.

Un poco sueltos, pero cuando se puso la nueva camisa blanca


de manga larga y el confortable suéter negro que también le habían
dado, no lo notabas. Oh, y las Nikes eran de la talla justa e incluso
le gustaba el dibujo en negro y rojo.

Entrando en el baño de la habitación de hospital, se inspeccionó el


pelo en el espejo. Brillante y suave, gracias al secado rápido que se
había administrado.

―Te ves…

Girando ante la voz, encontró a Assail de pie junto a la cama.


Sus ojos ardían atravesando la distancia entre ellos, su cuerpo
amenazador y grande.
J.R. Ward The King

―Me asustaste ―, dijo ella.

―Mis disculpas ―, le ofreció una ligera reverencia ―Llamé a


la puerta varias veces, y cuando no contestaste, me preocupó que
te hubieras caído.

―Eso es realmente… ah, amable por tu parte―. Sí, la dulzura


no podía estar asociada de ninguna manera con él.

― ¿Estás preparada para ir a casa?

Ella cerró los ojos. Quería decir que sí y por supuesto,


necesitaba ver a su abuela. Pero también tenía miedo de hacerlo.

― ¿Puedes… decir? Preguntó.

Assail se acercó a ella, caminando lentamente, como si supiera que


solo hacía falta el grosor de un pelo para asustarla. Alzando sus
manos, acarició la melena sobre sus hombros. Después tocó los

Pagina 346
lados de su rostro.

― No. No notará nada de nada.

―Gracias a Dios ―exhaló Sola―. Ella no puede saber. ¿Lo


entiendes?

―Perfectamente.

Girándose para encarar la puerta que llevaba al pasillo, él le


ofreció su codo como si la estuviera escoltando a una fiesta.

Y Sola lo tomó porque quería sentirle contra ella. Conocer su


calidez. Estar cerca de su tamaño y fuerza. La perspectiva de
enfrentarse a los ojos de su abuela era un tipo diferente de infierno.

―No pienses en eso ―le dijo él, mientras la conducía por el


largo pasillo ―. Debes recordar eso. Lo verá en tu cara si lo haces.
Nada de eso ocurrió, Marisol. Nada de nada.

Sola era vagamente consciente de que los guardias que se


habían encontrado cuando llegaron a este lugar se habían
deslizado detrás de ellos. Pero tenía muchas otras cosas sobre las
J.R. Ward The King

que preocuparse y esa pandilla de hombres no había disparado


ningún arma cuando ella entró en la instalación. Era difícil imaginar
por qué se molestarían en hacerlo a la salida.

Uno de ellos saltó hacia delante y abrió la puerta de acero


para ellos, y el Range Rover estaba justo donde lo habían
aparcado. A su lado, los dos primos de Assail permanecían
sombríamente de pie vigilados por algunos más de esos tipos de
apariencia increíblemente peligrosa.

Assail abrió la puerta trasera del auto para ella y le ofreció su


mano. La necesitaba. Impulsarse a sí misma dentro del SUV le
causó un pinchazo en el muslo que la hizo lagrimear. Pero una vez
que estuvo dentro, se apañó para ponerse el cinturón de seguridad
ella misma, tirándolo lejos de su cuerpo y acoplándolo en su lugar.

Sola frunció el ceño. A través de los cristales tintados, vio


cómo Assail iba hacia cada uno de los hombres, uno detrás de otro,

Pagina 347
y les ofrecía su mano. No hubo palabras, al menos que ella viera,
pero no había necesidad de ellas.

Miradas sombrías encontraron los ojos de Assail y le dieron


sutiles asentimientos de respeto, como si se hubiera llegado a un
acuerdo entre todos ellos.

Y luego los primos de Assail se montaron delante, Assail se


metió en el asiento trasero con ella y se pusieron en marcha.

Tenía un vago recuerdo de todas las puertas y barricadas que


habían tenido que atravesar al entrar en el sitio, así que ahora
pensó que el camino de salida les llevaría una eternidad.

Al menos así lo deseaba. Tenía la vana esperanza de que si


pasaba el tiempo suficiente, podría convencer a su niña interior de
que no había roto dos veces el principal de los Diez Mandamientos,
casi la habían violado, y había tenido que desfigurar un cuerpo para
sacarse a sí misma del infierno.

Por desgracia, un latido y medio de corazón más tarde,


estaban de vuelta en la Autopista Norte, dirigiéndose al sur hacia el
J.R. Ward The King

centro de Caldwell. O ciertamente así le parecía.

A medida que llegaban a los puentes que les llevarían sobre


el río y a través de los bosques, a la fortaleza de Assail, ellos iban
a…

Genial. Su cerebro estaba volviéndose incongruente. Frotó


sus ojos cansados, tenía que recomponerse.

No sucedió.

―Sabes qué, puede tengas un punto. ―dijo en voz baja.

―Acerca de qué ―preguntó Assail a su lado.

―Tal vez todo fuera un sueño. Uno malo, un horrible sueño.

El Range Rover cruzaba hacia el oeste el puente sobre el


Hudson, y con el tráfico moviéndose sin problemas todo el camino,
iban a llegar a casa de Assail en sólo cinco o diez minutos.

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Girándose, miró cómo se quedaba atrás el centro de la
ciudad, todas aquellas luces como estrellas caídas a la tierra.

―No sé si puedo verla ―se oyó decir a sí misma.

―No ocurrió.

Contemplando el paisaje urbano hacerse más y más pequeño,


le dijo a su cerebro que hiciera lo mismo con todas las visiones y
olores y sensaciones que estaban tan cerca, demasiado cerca; el
tiempo era una autopista y su cuerpo y su cabeza estaban viajando
por ella. Así que necesitaba pisar el acelerador a fondo y alejarse lo
más posible de las últimas cuarenta y ocho horas.

Antes de darse cuenta, estaban girando por el estrecho


camino que conducía a la finca que poseía Assail. Y entonces su
estómago cayó en picado cuando la casa de cristal apareció a la
vista, su iluminación dorada derramándose sobre el paisaje como si
el lugar fuera un caldero de oro.

Fueron a la parte de atrás, los faros balanceándose por toda


J.R. Ward The King

la parte trasera de la mansión. Y allí estaba ella. En la ventana de la


cocina, levantando la cabeza para mirar afuera, las manos
alcanzando un paño de cocina. La abuela de Sola estaba mirando,
esperando… ahora peleando con la puerta trasera.

De repente, todo desapareció de la cabeza de Sola y su mano


buscó a tientas la manija de la puerta. Assail agarró su brazo.

―No. No hasta que estemos en el garaje.

A diferencia del resto del viaje, estar a cubierto les llevó una
eternidad, lo que se reforzó con la puerta rodando hacia abajo como
si tuviera todo el tiempo del mundo.

En el instante en que cayó en su lugar, Sola irrumpió fuera del


SUV y corrió a la puerta. Estaba cerrada, y en su mente paralizada,
lo único que se le ocurrió fue agarrar el picaporte más fuerte y tirar y
empujar. Alguien la abrió por control remoto, porque hubo un ¡clank!

Pagina 349
y entonces de repente la cosa se abrió de golpe.

Su abuela estaba en el lado más alejado de una antesala de


techo bajo, de pie en el centro de la cocina, ese paño blanco de
cocina arrugado en su cara, los aromas de la comida casera como
amor en el aire. Sola corrió hacia delante mientras su abuela abría
los únicos brazos que siempre habían estado allí para abrazarla.

No se dio cuenta claramente de lo que se dijo en portugués,


pero las palabras fluían rápido por ambos lados. Hasta que su
abuela la empujó hacia atrás y capturó su cara entre esas manos
desgastadas.

― ¿Por qué dices lo siento? ―exigió la mujer, limpiando las


lágrimas con sus pulgares―. No te arrepientas por ti. Nunca.

Sola fue arrastrada de vuelta y sostenida contra ese busto


generoso. Cerrando los ojos, se hundió en él y dejó que su mente
se cerrara. Esto era todo lo que importaba. Estaban juntas. Estaban
a salvo.

―Gracias, Dios, ―susurró―. Gracias, Señor.


J.R. Ward The King

Capítulo 29
Traductor: Mafe Ramirez
Corrector: Payne Rlhdn

Por supuesto que era Selena.

En cuanto Trez escucho que tocaron la puerta, tomó una


respiración profunda...y sip, su esencia la precedía, deslizándose
por debajo de la puerta. Su cuerpo se endureció de inmediato, su
polla se extendió por encima de su vientre, empujando por debajo
del cubrecama.

Envíala lejos, decía una parte de él. Si queda algo de


decencia en ti, envíala lejos.

Pagina 350
No era exactamente su mejor argumento, él estaba, después
de todo, tratando de llevar a sus padres a la tumba. Eso en cuanto a
su comportamiento de Boy Scout

Dejó de darle vueltas en su cabeza. En este punto estaba tan


hambriento de sangre, que no iba a tener ningún sentido.
Alimentarse primero. Pensar después.

De acuerdo. Pero ¡Por favor! Selena no.

El problema era ¿Quién más iba a venir a servirle? No


conocía a ninguna elegida en la casa a excepción de Layla, que
estaba fuera de servicio. Y si no aceptaba la vena que se le estaba
ofreciendo, la única alternativa era ir al club y trabajarse al menos a
media docenas de mujeres, lo que le resultaba tan atractivo como
tomar aceite de motor.

También estaba el asunto que estaba tan bajo de energía y


tan profundo en el agujero de gusano en el que se sentía, que ni
siquiera estaba seguro de que fuera suficiente. ¿Otro dato curioso?
Creía que ni siquiera era capaz de colocarse un par de jeans. Así
J.R. Ward The King

que para que infiernos iba a ir hasta el Iron Mask y…

Se oyó de nuevo el apagado repique. Empujando sus manos


por debajo de las sábanas, acomodó su erección de manera que
fuera lo menos visible posible, el solo contacto le hizo rechinar los
dientes. Vas a ha a hacer esto con ella una vez, y nunca más. Se
dijo a sí mismo.

―Selena ―Mierda, solo el sonido de su nombre dejando sus


labios se sentía como si su mano estuviera sobre su polla. Oh,
espera, no había quitado su mano de la maldita cosa. En cuanto
ella abrió la puerta, sacó el brazo que tenía debajo de las sábanas y
lo obligo a quedarse fuera.

¡Dulce María, Madre de Dios! citando las palabras del poli.

Ella lucía tan hermosa como siempre, con esa hermosa


túnica blanca y su cabello recogido en lo alto, pero su hambre la

Pagina 351
convirtió en una visión trascendental que se fue directo a sus
caderas, su polla rogando por ella.

Esto era una mala idea, pensó. Y seguramente, por eso


Selena dudaba en la puerta, sintiendo el cargado ambiente. Era su
última oportunidad de enviarla lejos. Y no lo hizo. ―Cierra la puerta
―dijo con una voz profunda y deformada.

―Estas sufriendo.

―Cierra la puerta.

Click.

Había solo una lámpara encendida, aquella al lado del diván,


y la luz amarilla mantequilla parecía actuar como un escudo,
silenciando todo los sonidos exteriores, amplificando todo dentro de
la habitación.

O tal vez era el color de sus ojos el que lo hacía.

Mientras se acercaba, ella se levantó la manga, dejando al


descubierto su pálida muñeca. En respuesta sus colmillos se
J.R. Ward The King

desplegaron tanto que pincharon su mandíbula, y mierda, no quería


lo que ella le estaba ofreciendo. Quería su garganta, la quería
desnuda y bajo su cuerpo, sus colmillos en su garganta, y su
polla…

Gimiendo, golpeó la cabeza hacia atrás y apretó del edredón


en sus puños.

―No te preocupes ―se apresuró a decir. ―Aquí estoy,


tómame.

A pesar de todo el aire de la habitación, sus pulmones


comenzaron a morir de hambre por oxígeno, respiraciones poco
profundas bombeaban dentro y fuera de su boca abierta. Y luego
su mano rozó su brazo, y gimió de nuevo, tratando de zafarse.
Apretando los dientes, sabía que esto era algo muy malo.

―Selena, no puedo… no puedo hacer esto.

Pagina 352
―No comprendo.

―Debes irte. ―joder, apenas podía decir las palabras―.


Déjame o voy a…

―Aliméntate ―lo cortó bruscamente―. Necesitas alimentarte.

―Selena…

―Solo toma mi vena.

―Debes irte.

Estaban dando vueltas en círculos, llegando a ninguna parte,


cuando ella se hizo cargo de la situación. Primero pensó que su
mente estaba jugando con él, pero no, era esencia de sangre fresca
lo que podía oler.

De ella.

Se había cortado la muñeca.

Craso error.
J.R. Ward The King

Con un rugido fue hacia ella y no hacia su muñeca. Sus


manos se abrieron paso a través de las arrugadas sábanas, la tomo
por los hombros y la halo a su regazo dejándola acostada sobre el
colchón.

La montó en un segundo, el cubrecamas saliendo de entre


ellos, sus manos sujetando sus muñecas en las almohadas sobre
su cabeza.

Una mirada de impresionados ojos lo detuvo. Y aun así no


podía quitársele de encima. Jadeando, estaba respirando como un
tren a todo vapor, su cuerpo completamente rígido, sus músculos
crispados. ― !Mierda! ―gimió, y dejó caer su cabeza.

Quítate de encima, le ordenó a su cuerpo. Termina con esta


mierda.

Le tomó un momento darse cuenta de las ondulaciones

Pagina 353
debajo de él. Se dio cuenta de que era ella. Se estaba moviendo
contra él, y no como si quisiera liberarse. Sus ojos, antes
alarmados, estaban ahora vidriosos, sus labios abiertos mientras se
arqueaba contra él.

Ella lo deseaba. Maldito infierno, su esencia flotando hacia su


nariz, su sangre corriendo rápida y caliente como la suya.

―Selena ―gruñó―. Lo siento.

― ¿Por qué? ―dijo ella bruscamente.

―Por esto.

Golpeó su garganta, hundiéndole profundamente sus


colmillos, sangre corriendo en su lengua, bajando por su garganta.
Y como cuidando de ella, su cuerpo bombea contra la túnica,
tratando desesperadamente de encontrar su núcleo a través de las
capas de tela, su polla palpitando, la fricción haciéndolo todo peor.

Mientras bebía duro, un gruñido retumbó fuera de su pecho,


llenando el aire del sonido animal de un macho que consigue lo
necesario o al menos, parte de lo que necesita. Y en cierto modo,
J.R. Ward The King

tal vez era bueno que estuviera tan hambriento de sangre. De lo


contrario, el impulso sexual habría prevalecido.

Siempre y cuando lo único que hiciera fuera alimentarse,


podrían volver de eso. Cualquier cosa más allá...

Mía, anuncio una voz en su interior.

Mía.

Selena pensaba que estaba preparada para esto. Pensó que


estaba lista para venir a esta habitación, encontrar a Trez en su
cama para alimentarlo de su muñeca. Había asumido que podía
cumplir con su deber y guardar el secreto.

Por el contrario, había explotado. El poder en su interior


liberado. Por el golpe contra su garganta, por la desesperación
sexual con la que lo necesitaba. Y aún había más. Atrapada bajo su
peso, sintiendo sus caderas frotar arriba y abajo sobre ella,

Pagina 354
sabiendo que estaba bebiendo de su vena. Antes había sentido
miedo. ¿Pero cómo podía temerle ahora? No con ese cuerpo que él
tenía, con esos brazos y piernas, su propio sexo, desesperado por
recibirlo.

Abriendo sus ojos, alzó la vista hacia el techo por encima de


sus oscuros hombros.

―Tómame ―dijo ella con un gruñido―. Tómame...

En respuesta sus dedos se deslizaron desde las palmas de


ella hacía el espacio entre ellos, reteniéndola, mientras restregaba
sobre su vena, su mejilla sin afeitar contra su piel. Ella
instintivamente abrió sus piernas, y en cuanto lo hizo, la presión de
su torso bombeando se concentró en su centro, empujando,
frotando. Para ella era muy confuso, y quería estar enfocada.

Quería que ambos estuvieran desnudos, y comenzó a


hacerlo.

Sin embargo, No hubo ningún movimiento. Trez le había


clavado y la frustración que sentía amplificaba el hambre que había
J.R. Ward The King

echado raíces, la negación de lo que quería truncando su


necesidad. Empujó con sus palmas, pero no lo logró, su fuerza era
nada en comparación con la de él.

―Más ―gimió, mientras curvaba su espalda tratando de


alcanzarlo, sus pechos latiendo dolorosamente, su corazón
retumbando contra su pecho.

Cada sacudida contra su garganta, cada trago, cada succión


que él hacía, la llevaba más cerca de algún tipo de precipicio y
nunca había querido tanto caer como ahora. Aun cuando no sabía
donde estaba el fondo ni a donde la llevaría, no pudo imaginar que
podría elevarse más sin romperse en pedazos.

Estaba equivocada.

Excepto que se detuvo. Con una maldición, él parecía tener


que obligarse a retraerse, e incluso entonces, no se fue lejos de su

Pagina 355
cuello. Con sus colmillos sobre su piel, su cabeza colgó largo
tiempo. Hasta que empezó a lamer las heridas para cerrarlas.

Esto no puede estar acabando, pensó frenéticamente. Esto no


podía…

―Lo siento ―dijo él con voz gutural.

―Por favor… por favor ―dijo con voz ronca―. No te


detengas.

El levanto su cabeza. Y querida Virgen Escriba, era magnifico.


Labios gruesos entreabiertos, ojos negros brillantes, un gran rubor
en sus mejillas, estaba a la vez saciado y con hambre todavía, un
macho sólo parcialmente alimentado.

Sin embargo, cuando trató de llegar a él, sus manos la


empujaron con un agarre de hierro.

―Tómame ―le rogó―. Aquí abajo… te necesito aquí.

―Jesucristo ―dijo mientras saltaba lejos de ella, arrojándose


de la cama. Hasta sus pies parecían no tener coordinación, pero
J.R. Ward The King

luego se marchó al cuarto de baño y cerró la puerta.

El frío recorrió todo su cuerpo, y no porque su cuerpo no


estuviera cubierto por el de él. Era vergüenza. Pena.

¿Cómo podía haberse equivocado de esa manera? Sentarse


requirió un par de intentos. Y cuando finalmente estuvo fuera de las
almohadas, trató de arreglar el desastre en su cabello y colocar los
pliegues de su túnica en su lugar. Volteándose pudo ver donde
había yacido. Su sangre era una mancha roja contra las sábanas
blancas.

Su muñeca seguía sangrando donde la había cortado.


Haciéndose cargo de eso con su lengua, sacó las piernas fuera de
la cama. Se sentía demasiado débil para sostenerse, pero no tenía
otra opción, excepto pedirle a que la ayudara.

Atravesó la habitación hasta la puerta del baño, y colocó la

Pagina 356
mano sobre uno de los paneles. Del otro lado, podía oír su profunda
respiración.

En cuanto quiso abrir la boca, para intentar disculparse por su


temeridad y luego irse, tomó una profunda respiración

El aroma de su excitación sexual era más fuerte que nunca,


ella frunció el ceño. La quería aún .Entonces por que había...

― ¿Trez?

―Lo siento.

Girando la perilla, encontró que la puerta no estaba


bloqueada, pero en cuanto intento abrir el ladró ― ¡No lo hagas!
―El aroma de su excitación fue más fuerte en su nariz, miró dentro.
Él estaba al otro lado, apoyado en el lavamanos, con la cabeza
gacha. Y cualquiera fuera el tormento que estaba atravesando era
claro donde había estado de pie. Su erección era tan increíble como
el resto de él.

― ¡Cierra la maldita puerta! ―él gritó.


J.R. Ward The King

Excepto que no iba a escuchar. No después de su visita al


cementerio. No después de haber recordado tan recientemente,
como esta mañana exactamente, que le esperaba: Su cuerpo
solamente comenzaba su proceso de muerte, pero sabía bastante
bien que una vez que las articulaciones comenzaran a sonar, el
tiempo era esencial.

Esta podía ser la única oportunidad de estar con un macho, y


lo deseaba. De hecho, lo habría querido aunque él no hubiera
respirado bajo su cuello.

Y su cuerpo la deseaba. Claramente.

Por todas esas razones, abrió completamente la puerta.

―Maldito infierno ―gruñó. Luego hablo más bajo ―Selena,


por favor.

―Yo quiero esto.

Pagina 357
Él sacudió su cabeza ―No debes.

―Te deseo.

―No puedes, por Dios Santo Selena te lastime.

―No, no lo hiciste.

Él vio por encima de su musculoso brazo. Sus ojos brillaban


verdes. ―No me presiones ahora. Nada va a pasar.

― ¿Vas a hacer que te ruegue?

Su enorme cuerpo se balanceo, como si ella hubiera aspirado


su fuerza en vez de dársela. ―No nos hagas esto Selena. No esta
noche.

Ella frunció el ceño. ― ¿Esta noche?

Él tomo una toalla y la envolvió alrededor de sus caderas.

―Solo vete. Estoy… muy agradecido de que me dieras lo que


J.R. Ward The King

necesito. Pero no puedo hacer esto ahora.

Dándole la espalda, se quedo mirando fijamente a la pared.

Selena tiró acercando sus solapas. ― ¿Qué te aflige?

―Por el amor de Dios, mierda, ya estoy jodiendo a mis


padres, no quiero añadir esto a la lista.

― ¿De qué estás hablando?

Cuando no respondió, se acercó a él, sus zapatos sin hacer


ruido al caminar. Cuando tocó su hombro, salto.

―Trez… Háblame.

Sus ojos se movían frenéticamente a través de su cara, sus


hombros, su cuerpo. ―No quiero hablar ahora. Quiero…

― ¿Qué? ―ella susurró.

Pagina 358
― ¿Sabes qué? que me vaya al infierno. Te deseo. Así que te
tienes que ir maldita sea.

Se vieron el uno al otro por largo tiempo, entonces ella decidió


tomar el control. Alcanzando el lazo en su cintura, las manos le
temblaban mientras deshacía el nudo y dejaba caer la cinta al piso.
Desenrollando la túnica y dividiéndola en dos, expuso el centro de
su cuerpo, tomando sus pechos doloridos y sosteniéndolos.

Pero su sexo estaba expuesto, sus ojos cayeron y se quedó


viéndolo fijamente.

Los labios de Trez se separaron, sus colmillos se desplegaron


de nuevo, se quedó de pie, su centro respondiendo aún mas, como
una ola, floreciendo entre sus piernas como una llamada. La que él
respondió cayendo sobre sus rodillas.

Ella no estaba segura de que esperar, pero no era lo que hizo


a continuación.

Él levantando sus manos y colocó alrededor de su cintura.


J.R. Ward The King

Calor fue su primera impresión, seguido inmediatamente de una


sensación eléctrica, un chisporroteo que le transmitía a través de
sus palmas.

Era tan alto que su cabeza se acercó justo debajo de sus


pechos, y todo lo que pudo pensar en hacer fue pasar las manos
sobre su suave cabello, muy rizado.

Perdió la iniciativa cuando su boca rozó su esternón. Y luego


la parte superior de su abdomen. Y luego su ombligo. Él se levanto
sobre sus talones, mientras curvaba su cuerpo, y ella supo que él…

Selena gimió y casi se cayó cuando rozó la cima de su sexo


desnudo con sus labios; Su apretón sobre su cintura era la única
cosa que la mantenía derecha.

Su toque era suave y apacible, su cara y nariz rozaban sobre


su pelvis, sus labios besaban el exterior de su hendidura.

Pagina 359
Y ella quiso más.

Del mismo modo que ella trataba de formar palabras, la


lengua de él se extendió en una lamedura de sondeo, la invasión
tan lánguida no la asustada aunque era extraño. Y luego volvió,
lamió de nuevo su entrada, probando otro poco.

Él ahora ronroneaba.

Cayendo hacía adelante, ella puso sus manos sobre sus


hombros y ensanchó su postura, aun cuando estaba impaciente con
el esfuerzo decidió permanecer así; puso toda su concentración
sobre él y lo que le hacía. Despreocupándose por su equilibrio y
coordinación.

Él solucionó el problema levantándola y posándola sobre la


manta de piel delante de la tina de patas de garra.

Dejándose conducir hasta cualquier parte donde esto la


llevara, extendió sus hombros sobre su cabeza y arqueó su
espalda, levantando al punto máximo sus pechos y dejando de lado
J.R. Ward The King

las mitades de su traje, su cuerpo revelado ante él.

―Joder ―dijo entre dientes mientras sus ojos viajaban desde


la coronilla de la cabeza hasta sus pezones apretados, más allá de
la superficie plana de su vientre, su sexo y sus piernas.

Su oscura mano haciendo contraste con su pálida piel,


mientras daba una perezosa caricia desde su clavícula hasta uno
de sus pechos. Capturando el peso en su mano, ella gimió y se
retorció, sus rodillas flexionándose y separándose.

La toalla arrojada lejos de su cuerpo, exponiendo su lampiña


belleza y su formidable sexo.

―Tómame ―le ordeno―. Enséñame.

Pagina 360
J.R. Ward The King

Capítulo 30
Traductor: Blay Rlhdn
Corrector: Manny Rlhdn

Las lágrimas de su hermano olían a lluvia de verano sobre el


asfalto aún caliente.

Mientras Wrath se dirigía al centro de formación, cada palabra


que él y Tohr habían compartido, cada sílaba y todos los silencios
de por medio, resonaron como el dolor después de una pelea,
desde los huesos hasta la médula, sentía los remanentes de la
conversación que había tenido en la piscina.

Un comentario volvía a él: Están tan vacías sin un bebe como


nosotros estamos vacíos sin ellas.

Pagina 361
Fue probablemente la única cosa que realmente le perforó en
todo el miedo que estaba pasando. Para él, despertar sin Beth
había sido la peor de las revelaciones y si así es como ella se
sentía sin un bebé, entonces su tiempo en la cama iba a ser muy
frío para ambos.

Analizando. Ahora odiaba su vida, vivía como en una


alucinación y se estaba volviendo un sicótico. No quería eso para
ella y sabía muy bien cómo hacer feliz a su amada, tenía que ser
honesto, nada sería suficiente si ella estaba siempre infeliz.

¿El problema? El hecho de entender, de ver como se sentía


ella, no cambiaba nada toda la mierda por la que estaba
preocupado. Si no que sentía más visceralmente su
incompatibilidad.

George estornudó.

Wrath cambió sus manos en el cabestro, se inclinó y palmeó


el flanco del perro.
J.R. Ward The King

—Este túnel siempre afecta tu nariz.

Dios, ¿qué coño iba a hacer? Suponiendo que estuviera en su


necesidad eso era... pero tal vez estaba equivocado y se salvarían.
Aunque eso sería ¿Por cuánto tiempo? Tarde o temprano iba a
tener su periodo fértil.

Cuando George señaló que era hora de parar y subir las


escaleras de poca profundidad, Wrath golpeó el código, se abrió el
camino y un momento después estaban en el vestíbulo, rodeando la
base de la gran escalera.

La primera comida ya había sido servida, la Hermandad


estaba allí hablando con voces profundas y fuertes. Haciendo una
pausa escuchó al grupo y pensó en la noche en la que Beth pasó la
transición. Él la había traído desde el sótano de Darius y sus
hermanos se sorprendieron cuando apareció con ella en brazos.

Pagina 362
Tenía sentido. En aquel entonces nunca le habían visto así
alrededor de una hembra.

Y cuando había regresado de la cocina con el tocino y el


chocolate lo que necesitaba para satisfacer sus antojos de pos
transición, la hermandad en pleno se había postrado clavando una
rodilla frente a ella, sus cabezas inclinadas y sus dagas clavadas en
el suelo de madera.

La reconocían como su futura reina. Aunque ella no lo hubiera


sabido en ese momento.

— ¿Mi señor?

Wrath miró por encima del hombro con el ceño fruncido.

— Hey, ¿qué estás haciendo ahí, consejero?

Cuando Saxton se acercó, su olor no era nada bueno.

— Tengo que hablar con usted.

Detrás de sus gafas envolventes, Wrath cerró sus ojos. Estoy


J.R. Ward The King

seguro que sí —Murmuró—. Pero tengo que ir con mi Beth.

—Es urgente. Acabo de llegar de…

—Mira, no te ofendas, pero me he ausentado con las cosas


entre mi shellan y yo durante el último... mierda, yo no sé cuánto
tiempo. Esta noche, ella va primero. Cuando haya terminado, si hay
tiempo, voy a buscarte. — Inclinó la cabeza hacia abajo.

—George. Llévame con Beth.

—Mi señor…

—Tan pronto como me sea posible, hombre. Pero ni un


segundo antes.

Con rápida eficacia, su perro y él giraron hasta la gran


escalera y se dirigieron hacia la puerta que conducía al tercer piso.

De la nada, una sensación de mareo le hizo tropezar con sus

Pagina 363
pies hasta que tuvo que poner una mano fuera y agarrarse a la
pared. La cosa le golpeó, pero pasó pronto y se enderezó
enseguida, con sus shitkickers plantados firmemente en el suelo.

Volvió la cabeza hacia la izquierda y la derecha, al igual que


hacía cuando pasaba algo y todavía tenía algo de visión. Sin
embargo no había nada que viniera hacia él. Nadie le había
empujando desde atrás. No había fuertes ráfagas de viento que
soplaran desde la sala de estar en el otro extremo del pasillo. No
había juguetes con los que tropezar en el suelo.

Extraño.

Como fuera, él sólo quería llegar a su Beth y sintió que estaba


arriba, en sus aposentos privados.

Esperándolo.

Cuando comenzó a subir el final de la escalera, pensó en sus


padres, en todo lo que le habían contado de cuanto lo querían. No
había dudas sobre esa cuestión. Él había rezado por cambiar y
J.R. Ward The King

parar el futuro, el destino, o la suerte.

Deseó que él y su Beth estuvieran en la misma página. Él


realmente lo hacía.

Cuando Anha oyó su nombre a una gran distancia, se sentía como si estuviera
ahogándose.
Cogiendo una gran bocanada de aire, sabía para que la estaban convocando y
quería responder a la llamada. Era su compañero, su amado, sus hellren que le hablaba a
ella.

Pagina 364
Y sin embargo, ella no lo podía alcanzarlo, su voluntad estaba atada por algún gran
peso que se negaba a dejarla ir libre.
No, no era un peso. No, era algo introducido en su cuerpo, algo ajeno a su
naturaleza.
¿Tal vez el bebé? se preguntó con horror.
No se suponía que tenía que ser así. El retoño que había concebido en el interior de
su vientre se suponía que era una bendición. Un golpe de suerte, un regalo de la Virgen
Escriba que garantizaba un próximo rey.
Pero… había sido después de su necesidad que había llegado a sentir la enfermedad.
Ella había escondido los síntomas y el preocuparse para poder proteger a su amado de la
preocupación que florecía en su interior. Sin embargo, había perdido esa lucha, había caído
en suelo a su lado en el festival.
Lo último que había escuchado con claridad era que le llamaba por su nombre.
J.R. Ward The King

Tragando, saboreaba el familiar sabor de su sangre, como el vino espeso, pero las
ansias de alimentarse bebiendo de su vena que siempre la acompañaban no seguían ahí.
La enfermedad estaba reclamándola, pieza por pieza, privándola de esa función.
Iba a morir de esto como fuera.
Adiós, quería decir adiós a Wrath. Si no podía revertir esto, por lo menos lo que
podía hacer era ofrecerle algo dulce para amar cuando ella fuera al Fade.
Convocando los resquicios de fuerza que le quedaban, tiró contra la cuerda que le
arrastraba hasta su muerte, tirando con desesperación, rezando por tener la fuerza que
necesitaba para verle una última vez.
En respuesta, sus párpados se levantaron lentamente, sólo a medias, pero sí, vio a su
amado, con la cabeza gacha y el cuerpo derrumbado en el suelo, al lado de su lecho.
Estaba llorando abiertamente.

Pagina 365
Su mente mandó la orden de extender su mano, a su boca que se abriera y le
hablara, y girara su cabeza hacia él pero nada se movía.
Nada fue pronunciado.
La única cosa que salió fue una sola lágrima que se posaba solitaria en el rabillo del
ojo, engordó hasta colmar y se deslizó hacia abajo por su fría mejilla.
Y entonces lo hizo, volvió a cerrar sus párpados a modo de despedida, haciéndolo
con fuerza.
Inmediatamente una niebla blanca hervía de en las esquinas de su negro campo de
visión, sus rizos por sus mejillas sustituyendo la ceguera que se apoderaba de ella. Y a
través de sus rizos una extraña iluminación, como una puerta llegaba a ella, avanzando
como si estuviera en una nube.
Sabía sin que se lo dijeran que si abría la puerta, si ella se acercaba al botón de oro
y abría el portal, sería bienvenida al Fade, y no habría vuelta atrás. Estaba también
J.R. Ward The King

conscientemente convencida de que si no lo hacía dentro de un plazo establecido, perdería


su oportunidad y se perdería en el intermedio.
Anha no quería ir. Temía lo que le pasaría a Wrath sin ella.
Había tan pocos en quien poder confiar en la corte. Muchos a los que temer.
El legado de su padre estaba podrido. Simplemente no había sido evidente en la
salida.
—Wrath... — Dijo a la niebla—. Oh, Wrath...
El tono de anhelo en su voz hacía eco alrededor, rebotando en sus propios oídos así
como el paisaje de blanco sobre blanco.
Miró hacia arriba, ya que tenía algo de esperanza de que la Virgen Escriba
apareciera en su esplendor con su túnica y se apiadara de ella.

Pagina 366
—Wrath...
¿Cómo iba a salir de la Tierra cuando gran parte de ella se quedaría atrás?
Anha frunció el ceño. La puerta de antes parecía haber retrocedido. ¿O quizás era
que lo hubiera imaginado?
No, se estaba retirando. Poco a poco, inexorablemente.
— ¡Wrath! —Gritó —. ¡Wrath, no me dejes! ¡Wraaaaaaaaath!

— ¿Sí?

Anha gritó mientras giraba alrededor. Al principio, no tenía idea de lo que iba a
encontrar: Era un niño pequeño, de siete u ocho años, de pelo negro y pálidos ojos, su
cuerpo tan dolorosamente escuálido que su primer pensamiento fue que le debía alimentar.
— ¿Quién eres tú? —Dijo con voz ronca. Y sin embargo, ella lo sabía. Ella lo
sabía.
J.R. Ward The King

—Me has llamado.


Ella puso su mano sobre la parte baja de vientre. — ¿Wrath?
—Sí, mahmen. —El niño se centraba en la puerta con una mirada que parecía
antigua.
— ¿Vas a cruzar al Fade?

— No tengo otra opción.

— Mentira.
—Me estoy muriendo.

—No tienes que hacerlo.

—Estoy perdiendo la pelea.

Pagina 367
— Bebe, bebe de lo que está en tu boca.

—No puedo. No puedo tragar.

La cadencia de sus palabras estaba aumentando más y más rápido, como si supiera
que se le estaba acabando el tiempo y por extensión, a ella se le acababa también.
Esos ojos suyos, de un verde pálido… había algo extraño sobre ellos. Las pupilas
eran demasiado pequeñas.
—No puedo beber. — Repitió.
Queridísima Virgen Escriba, su mente se estaba nublando sin medida.
—Ven conmigo y serás capaz de hacerlo.
— ¿Cómo?
Extendió la mano hacia ella. —Ven conmigo. Te llevaré de vuelta a casa y entonces
J.R. Ward The King

podrás beber.
Miró hacia la puerta. Había un espacio hacia la misma, el espacio que le hacía falta
para alcanzar y completar el ciclo que había comenzado tan pronto como ella se había
desmayado en el suelo.
Pero lo que ella sentía hacia su hijo era más fuerte.
Dándose la vuelta, le dio la espalda al portal. — ¿Me devolverás a tu padre?
—Sí. Vuelve a él y a mí.
Caminando hacia adelante, agarró la cálida palma de su hijo en lugar del pomo de
la puerta y la acompañó escoltándola hasta salir de la niebla blanca, lejos de la muerte que
había venido por ella, hacia...
— ¿Wrath? — Susurró reclamándolo en el oscuridad.

Pagina 368
— ¿Sí?
—Gracias. Yo no quería ir.
—Lo sé, mahmen. Y algún día, me vas a agradecer lo que estoy haciendo.
— ¿Lo haré?
—Sí. Y todo estará bien.
Ella no escuchó el resto de lo que dijo. Así como una aspiración le había tirado
abajo, una explosión repentina la llevó hacia el exterior, impulsando de golpe todas sus
partes en el mismo momento. Y a continuación, un fuerte viento le golpeó en la cara,
echando su pelo hacia atrás, dejándola sin aliento.
Anha no sabía dónde iba a terminar. Lo único que podía hacer era rezar para que lo
que había acudido a ella fuera en realidad su progenie y no un demonio para engañarla. La
única cosa peor que no volver atrás sería ser engañado una eternidad por aquellos a quien
amaba

— Wrath —Gritó en la vorágine —. ¡Wraaaaaaaaaaath..


J.R. Ward The King

Capítulo 31
Traductor: Luisa Camargo
Corrector: Manny Rlhdn

Trez sabía que nada de esto debería estar pasando.

No de esta forma, había tomado de la garganta de Selena en


lugar de su muñeca. No estaba totalmente loco para tomarla en la
cama. ¡Mierda! Ni era un tonto del culo, de hecho estaba tendida
sobre la alfombra de piel, sus pechos a la vista, desnudos, su olor
mostraba su excitación y su sexo estaba listo para él.

—Tómame —Dijo ella con la voz más sexi que había oído en
su vida—. Enséñame…

Su mirada estaba fija en las marcas que le había dejado y le

Pagina 369
gustaba a un nivel que no entendía. Ella lo había rechazado antes y
ahora…. ¿Ahora lo deseaba?

A quien le importa. Su erección palpitaba. A quien le importa


¡Tómala! ¡Ella nos quiere!

A nosotros. A las dos partes que había en él. En realidad


sonaba estúpido, pero no lo era. Su pene, de hecho, era el que
estaba hablando en este momento.
—Selena —Se quejo—. ¿Estás segura? Si continuo… no seré
capaz de detenerme. —Demonios, apenas podía parar.
Ella alargo la mano y la paso por su antebrazo, hacia arriba
acariciándolo. — Si.
—No debería estar haciendo esto —Se oyó decir.
¡Cállate! ¡Siéntate!67
Genial, ahora el imitaba a Howard el padre de Stern68

67
Recordando frases del propio actor Howard Stern.
68
Famoso cantante estadounidense que solo protagonizo algunas películas sobre sí mismo y su
banda.
J.R. Ward The King

—Selena, no soy digno de ti.


—Te quiero a ti. Y eso te hace digno.

¡Idiota! Ya te dije que no seas estúpido.69

¡Yupi! era idéntico a Ben Stern.


Trez cerró los ojos y se mareó pensando. Esto parecía un giro
cruel que su maldita suerte le ofrecía esta noche.
—Por favor… —Dijo ella.
Oh, joder. ¿Cómo iba a decirle que no?
Cuando abrió los ojos de nuevo, no sabía cómo iba a hacer
para contener su necesidad sexual, para que saliera intacta. Había
elegido el peor momento posible para abrir esa caja de Pandora, y
no podía alejarse de ella. Se sentía en carne viva, en lugares que
no le gustaba reconocer ni a sí mismo, y esto sin duda iba a ser una
verdadera ayuda, para ella.

Pagina 370
De momento.
Por lo menos, podía hacer que disfrutara.
Había llegado la hora de Selena, él apoyo los brazos a ambos
lados de su curvilíneo cuerpo y poco a poco e inexorablemente
acerco su boca hacia la de ella, hasta que estuvieron a apenas a un
milímetro de distancia.
—No hay vuelta atrás —Gruñó.
Ella cruzo los brazos detrás de su cuello. —No hay regreso.
Le parecía justo.
Para sellar el acuerdo, la besó, rozando su boca con la de
ella, incitándola a abrirla, hasta que lo hizo, sus labios se separaron
para él, por voluntad propia. Su lengua ya había penetrado en su
sexo, solo un poco. Demonios, se había sorprendido a si mismo
lamiéndola. ¿Ahora? Poco a poco se dejo caer, terminado sobre
ella, no hubo quejas. Se centro completamente, fusionando su

69
Recordando frases del propio actor Howard Stern.
J.R. Ward The King

boca con la suya, inclino la cabeza a un lado mientras dibujaba sus


labios.
Era una dicotomía muy extraña, estaba tan dispuesto a
tomarla, dispuesto a separar sus piernas, colarse entre sus muslos,
meterse en su caliente humedad y si, quería moverse en su interior,
marcarla con su olor, por dentro y por fuera, así como ningún otro
hombre se había atrevido a hacerlo, la miro. Sin embrago, el tenia
todo el tiempo del mundo para besarla.
Por otra parte, ella era dulce como un buen vino frio, suave
como el Bourbon doble, embriagadora como un oporto. Y él ya
estaba borracho, antes de levantar su cabeza para respirar.
Pero no se la podría quedar para siempre. Había otro lugar al
que debía volver.
Siguió su camino hasta su cuello, besándola, lamento las
evidentes marcas que había dejado al tomar de su vena, las
acaricio con sus labios, una vez, dos veces.

Pagina 371
—Lo siento —Dijo.
— ¿Por qué?
Tuvo que volver a cerrar los ojos mientras la ronca voz de ella
penetro en la bruma de su mente y rápidamente lo excito aun mas
¿Qué era lo que le había dicho a ella? oh, sí.
—No debería haber sido tan duro.
—Bueno, no me importa, me ha gustado. Todo.
Yyyyyyyyyy no había recibido el doble mensaje.
— ¿Vas a seguir? —Le pregunto
— ¡Joder si! —Si… ahora mismo. Si quieres.
El movimiento sensual de su cuerpo y su gemido fue el mejor
sonido que había oído en su vida. —Si…
Tratando de mantener atada a su bestia interior, beso todo su
cuello hasta llegar a su clavícula y luego retrocedió para mirarla.
Sus pechos eran los más bellos que había visto nunca: ella era
perfecta, sus pezones erectos en la punta de sus pechos pálidos, su
J.R. Ward The King

suave piel. Su respiración burlaba su autocontrol.


Él era tan cuidadoso con su boca.
Sacando su lengua, lamió el círculo alrededor de su pezón y
por como ella le agarraba su cabello, lo aprobaba.
—Oh… —Jadeó ella.
Sonrió antes de succionar su pezón con cuidando,
acariciando su costado con una mano, hasta llegar a su cintura,
hacia su cadera, su muslo y la cara interna de su pierna.
Ella se acercó mas a él, se volvió agua, su cuerpo estaba
suelto, confiado cuando se amamanto y avanzo sus toques hacia
arriba. Llegando casi en su núcleo, estaba pensando donde
acariciarla exactamente cuando la imagen de una persona invadió
su mente.
Al principio, no podía entender lo que su jodido cerebro había
proyectado pero reconoció a aquella mujer al azar que se había

Pagina 372
follado en la parte posterior de un coche hace años. Con una
claridad asesina. Lo vio todo en HD70, sus dientes delanteros
manchados de pintalabios, el borrón de la máscara de pestañas
bajo sus ojos, la cirugía en sus senos era una chapuza, cada uno
de sus pezones miraban en una dirección.
Pero eso no era lo peor.
No, lo peor fue la forma en que su cabeza se movía hacia
arriba y atrás, arriba y hacia atrás porque estaba dentro de ella. Su
pene estaba en su sexo, entrando y saliendo, el ritmo crecía
rápidamente, para correrse y terminar cuanto antes.
Su erección, la que estaba a punto de entrar en Selena, había
estado en un pozo negro. Había estado en cientos de mujeres
humanas, sucias, que no habían llevado sus pruebas sobre sexo o
ETS715 encima. Seguramente ya le habían pegado el SIDA por
meterse en los pantis de las putas que se había tirado.
El hecho de que no podía contraer sus enfermedades no
importaba en lo más mínimo.

70
Alta definición.
71
Enfermedad de Transmisión Sexual
J.R. Ward The King

Sucio, estaba sucio.


Sacudiendo su espalda, murmuró entre dientes y cerró los
ojos, tratando de ordenar y evacuar toda esa mierda.
— ¿Trez?
—Lo siento, yo… —Sacudiendo la cabeza, volvió a sus
pechos, sentía nauseas a causa del odio que sentía hacia sí mismo.
—Solo soy…

Otra mujer humana llenó su mente, esta era la agente de


bienes raíces con la que había hecho el negocio del almacén que
acababa de comprar: se acordó de las manos contra la pared
mientras la jodía desde atrás, el anillo de bodas brillaba con sus
movimientos.

—Lo siento —Gruño. Y luego sacudió su cabeza negando,


había recuerdos que estaban ahí, que no podía sacarse de sus
pensamientos—. Yo soy…

Pagina 373
En una rápida sucesión, vio a la morena que había dejado que
se la chupara en su oficina. A la pelirroja y a la rubia que se había
tirado en el baño del club. El trio con esas chicas de la universidad,
la gótica en el cementerio, la camarera en Sal´s, la farmacéutica
cuando había ido a buscar a Motrin una tarde, la camarera de ese
lugar, la mujer que había visto en el concesionario de coches.
Cada vez más rápido, hasta que las imágenes eran como
balas, una tras otra, tras otra, disparando directo a su cerebro.
Se alejó de Selena, todo parecía un tanto extraño y era
totalmente cierto pensar, en que las sombras tenían razón. El sexo
con los humanos lo había contaminado. Y él estaba pagando el
precio, aquí y ahora.
J.R. Ward The King

Sentado en la mesa de la cocina, Assail solo podía mirar a


sus primos. El par de sicarios narcotraficantes, tenían modales, no
solo se habían lavado antes de la comida, se habían sentado de
nuevo en sus asientos y parecían querer aflojar sus pantalones.
Cuando la abuela de Marisol se puso de pie de nuevo, Assail
negó con la cabeza.
—Señora, usted debe disfrutar de este alimento en el que
trabajo con tanto esfuerzo.
—Estoy disfrutando —ella se dirigió de nuevo a la mesa y
corto mas pan—. Estos chicos, necesitan comer más. Demasiado
delgados, demasiado.
A este ritmo, se iba ha convertir en una copia de sus chicos
de seguridad, ¿Cómo es la expresión? ¿Sofá con patas?
¿Y sabes que? que a pesar de que los dos hombres estaban

Pagina 374
llenos, tomaron otro trozo de su pan casero, y obedientemente le
pusieron mantequilla.
Increíble.
Assail desvió sus ojos hacia Marisol, que tenía la cabeza baja,
el tenedor solo desplazaba la comida. Ella no había comido mucho,
pero sí que había tomando una capsula de color naranja y gris del
frasco de pastillas de color cobre que la Doc. Jane le había dado.
Él no era el único que la miraba. Los ojos de águila de su
abuela estaban monitorizando todo: cada movimiento de ese
tenedor, cada sorbo de su vaso de agua, sobre todo la falta de
apetito.
Marisol, por otra parte, no estaba mirando a nadie. Después
de su emotivo encuentro con su línea de sangre, se había cerrado,
su mirada estaba en la comida, su voz estaba limitada en si y no
acerca de salsas y condimentos.
Ella se había retirado a un lugar donde nadie podía llegar.
—Marisol —Dijo.
Ella levanto la cabeza. — ¿Si?
J.R. Ward The King

— ¿Quieres que te enseñe tu habitación? —En el instante en


que lo dijo, miro a la abuela. — Si usted me lo permite, por
supuesto.
De acuerdo con las viejas costumbres, la mujer mayor habría
sido el guardián de Marisol, aunque él rara vez mostraba respeto
por los seres humanos, le pareció conveniente consultarlo con ella.
La abuela de Marisol asintió. —Si. Tengo cosas para ella, allí.
Efectivamente, había una maleta con ruedas junto al arco en
la gran sala.
A medida que la abuela volvía a su propia comida, podía jurar
que había una leve sonrisa en su boca.
—Solo estoy cansada. — Marisol se puso de pie y cogió su
plato—. Me siento como si pudiera dormir para siempre.
No digas eso, él pensó mientras se ponía de pie.
Después de que ella beso la mejilla de su abuela y hablaron

Pagina 375
en su lengua materna, la imitó, poniendo los platos en el fregadero,
y luego fueron por la maleta. Quería pasar el brazo alrededor de
ella, pero no lo hizo. Sin embargo cogió el equipaje cuando salieron.
—Permíteme —dijo.
La facilidad con la que ella se rindió, le demostró que aun no
estaba recuperada. Asumiendo el control, la llevo por las escaleras.
Habían dos grupos: uno que subía a su habitación y el otro que
seguía al sótano, donde había cinco dormitorios.
La abuela y sus primos estaban en el nivel de abajo.
Miro hacia atrás por encima de su hombro, ella le seguía en
silencio mirando al suelo, con los hombros caídos del cansancio
físico y mental.
—Te voy a dar mi habitación —Le dijo—. Es privada.
Él quería quedarse con ella, pero no podía. No con su abuela
en la casa. A pesar que era donde quería estar.
—Gracias —Murmuro ella.
Antes de que supiera lo que hacía, forzó la puerta blindada
J.R. Ward The King

abriéndose camino, exponiendo la escalera sumamente pulida de


mármol blanco y negro.
—Detectores de movimiento, eh —dijo ella sin perder el ritmo.
—Por supuesto.
Cuando comenzó a subir, la vigilaba intentando no notar los
movimientos de su cuerpo, le parecía una falta de respeto, más
cuando ella estaba cojeando.
Pero Querida Virgen Escriba, no quería a nadie más, solo a
ella.
Sus pasos los llevaron por todo el pasillo superior, el espacio
octagonal que ofrecía amplias vistas del río, el núcleo urbano
distante de Cadwell, los pisos boscosos al oeste. La cama era
circular con la cabecera curvada, se encontraba en el centro de la
habitación, bajo un techo de espejo. El “estilo” estaba todo
incorporado: armarios de nogal burled72 servían como mesitas,
oficina y zona de recepción, absolutamente nada de esto estaba en

Pagina 376
el camino de las paredes de cristal.
Dando a un interruptor junto a la puerta, las cortinas se
movieron de sus compartimientos ocultos, sus longitudes de
ondulante flujo se acercaron cerrando el lugar.
—Para tu comodidad —dijo—. El baño es aquí.
Metió la mano en torno al marco de la puerta y oprimió otro
interruptor de la luz. El dibujo de color de la habitación era
almendrado y crema, y se repetía en los suelos, paredes de mármol
y los muebles del baño. Qué curioso, nunca se había parado a
pensar, en ningún sentido, sobre la decoración, pero ahora estaba
contento con los tonos, eran calmantes. Y Marisol merecía paz, se
la había ganado después de su dura batalla.
Mientras caminaba por el cuarto de baño, sus dedos flotaban
sobre las vetas en el mármol, como si estuviera en la misma tierra.
Girándose, ella se enfrento a él.
— ¿Dónde dormirás?

72
Es una madera en color marrón oscuro, fuerte usada para diseño de interiores, tiene un dibujo en
forma de grano y anillos de diferentes tamaños, que son de un brillante tono solar.
J.R. Ward The King

Nunca había dudado en afirmar su posición, sin embargo se


aclaró la garganta. —En la planta baja. En una habitación de
invitados.
Ella cruzo sus brazos sobre el pecho.
— ¿No hay más camas por aquí?
Sintió que sus cejas se levantaron. —Hay una cama plegable.
— ¿Puedes quedarte? Por favor…
Assail se encontró aclarándose la garganta otra vez. —
¿Estás segura de que es lo correcto con tu abuela aquí?
—No me siento bien, si estoy sola no seré capaz de dormir.
—Entonces será un placer aceptar tu invitación.
Solo tenía que asegurarse de que eso era todo lo que haría.
—Bueno, gracias —ella miro la bañera de hidromasaje situada

Pagina 377
bajo de la ventana —. Eso se ve increíble.
—Permíteme llenarlo para ti —se adelanto y subió las manijas
de bronce, el agua clara comenzó a correr y pronto tuvo agua
caliente —. Es muy profundo.
No es que él lo hubiera probado…
—También hay una pequeña cocina aquí.
Abrió una puerta oculta, revelando un refrigerador ancho, del
tamaño de un microondas y una cafetera. —Y hay víveres en el
armario de arriba, por si tienes hambre.
De hecho, era un maestro de lo obvio, ¿o no lo era? Silencio
incomodo.
Cerró el pequeño gabinete. —Voy a esperar abajo mientras te
aseas.
El derrumbe de Marisol llego sin preámbulos, los sollozos, el
movimiento de sus hombros mientras ponía su cabeza entre sus
manos, tratando de no hacer ruido.
Assail no tenía experiencia reconfortando hembras, pero se
acercó a ella sin perder tiempo. —Por lo más querido —Murmuro,
J.R. Ward The King

mientras la apretaba contra su pecho.


—No puedo hacer esto. No está funcionando, no puedo.
— ¿No puedes qué? Habla conmigo.
Aun con la cara enterrada en su camisa, su respuesta fue
bastante clara. —No puedo fingir que eso no sucedió—, levanto la
cabeza, sus ojos estaban brillantes por las lágrimas. —Lo que veo
cada vez que cierro los ojos.
—Shhh… —Coloco un mechón de cabello tras su oreja.
—Está bien.
—No lo está.
Tomando su cara entre sus manos, sintió tanta rabia e
impotencia. —Marisol…
En lugar de responder, agarro sus muñecas, apretándoselas,
tenía la sensación de que le estaba pidiendo algo.

Pagina 378
Querido Dios, ella quería algo de él.
Fue la quietud de su cuerpo y el salvajismo de su mirada, la
que se aferro a él.
Assail cerró los ojos un instante. Tal vez estaba
malinterpretándolo todo, pero no lo creía, aunque en cualquier caso,
no podía dar rienda suelta a sus pensamientos, después de todo lo
que había pasado.
Dio un paso atrás. —La bañera esta casi llena. —dijo sin
convicción —. Voy a comprobar el alojamiento de tu abuela,
llámeme si necesitas algo antes de que vuelva.
Señaló el intercomunicador de la habitación, se apresuró a la
salida, cerrando la puerta tras de sí. Cayendo hacia atrás contra
ella, quería golpear su cabeza varias veces, pero no quería alertarla
de su conflicto.
Pasando una mano por la parte delantera de sus pantalones,
tenía la intención de acomodar su erección en otra posición, pero el
contacto de inmediato lo hizo gemir y sabía que tenía que hacer
algo al respecto si quería seguir con sus muy respetables
J.R. Ward The King

responsabilidades.
Apenas llego al baño de la oficina en el primer piso. Se
encerró, apoyo las manos sobre el mármol del lavabo y bajo la
cabeza.
Duro tres latidos.
Se deshizo del cinturón con rapidez, desabrochándose el
pantalón con facilidad dejándolo caer al suelo y ahí estaba su polla,
dura como una piedra, palpitante alzada más arriba de sus caderas.
Mordiéndose el labio inferior, se toco a sí mismo y comenzó a
acariciarse, apoyándose en el mármol dejando caer todo su peso en
el brazo, el placer era tan intenso que dolía.
No había nada que hacer al respecto. Se le escapo un gemido
al sentir la amenaza de su liberación. Ya había llegado demasiado
lejos como para detenerse, ya no podía parar.
Mas rápido, más arriba y abajo, hasta morderse el labio pero

Pagina 379
no era suficiente. Volvió la cabeza hacia su brazo y mordió su
bíceps, sus colmillos hundiéndose profundamente en el musculo a
través de su suéter, a través de su camisa.
El orgasmo lo golpeo duro, los picos afilados como cuchillos
entrando en el, eyaculó varias veces seguidas cubriéndose a sí
mismo con su otra mano libre.
Incluso con el apogeo de la liberación, honro a Marisol:
Deliberadamente bloqueo todas esas imágenes que tenia de ella
guardadas en su mente, decidido hacer de esto solo un acto
exclusivamente físico.
Cuando termino, no se sentía nada satisfecho.
Se sentía más sucio incluso después de limpiarse a sí mismo.
J.R. Ward The King

Capítulo 32
Traductor: Regin Rlhdn
Corrector: Manny Rlhdn

Beth encontró el kit médico en el lavabo del baño. Después de


haberse estado volviendo loca sobre su condición en la mesa de
billar y todo lo demás, había subido las escaleras y se había dirigido
inmediatamente a su habitación a tomar una ducha, y allí había
encontrado el estuche negro de cuero entre su lavabo y el de
Wrath.
Al principio había pensado que era una caja con cristales de
repuesto para las gafas envolventes de Wrath, excepto que esto era
suave, no duro.
Y cuando decidió cogerlo en sus manos la primera ola la
golpeó.

Pagina 380
Un aire caliente y húmedo rodeó todo su cuerpo, desde la
parte posterior de su cuello hasta la longitud de sus piernas, desde
su rostro y su garganta hasta el vientre y hacia abajo hasta los pies.
Como si ya hubiese encendido la ducha.
Desechando la sensación, bajó la cremallera del kit y lo abrió.
No había gafas de sol, no. En su lugar había un frasco de vidrio con
un líquido transparente y tres jeringas, todo bien sujeto, como si
fueran a dar un paseo en coche y quisieran respetar las leyes de
seguridad vial respecto al cinturón. La pequeña botella tenía una
etiqueta así que ella la giró e intentó ver lo que decía.
Morfina.
Nunca había visto algo así entre las cosas de Wrath. Y no era
difícil extrapolar que él podría haber ido con Jane, o demonios,
incluso con Havers, para estar preparado en caso de que ella
entrara en...
Otra ráfaga de calor de apoderó de ella y frunció el ceño
mirando la rejilla de ventilación que había sobre su cabeza. Quizás
Fritz tenía que hacer que revisaran el sistema de calefacción.
J.R. Ward The King

A medida que sus rodillas cedían sin previo aviso apenas tuvo
tiempo de agarrarse al mostrador y el kit médico cayó dentro del
lavabo de Wrath tirando sus frascos de Channel sobre él. Con un
gemido propio de un animal herido, trató de arrastrarse a sí misma,
pero su cuerpo no respondía.
Seguía su propio camino.
Un tremendo y volcánico poder explotó desde ella hacia
afuera, robándole la fuerza que le quedaba para mantenerse
alejada del suelo. Dejándose hundir, se hizo un ovillo rodeando su
centro, sujetando con sus manos su bajo vientre, pegando las
rodillas a su pecho. Apenas notaba el frío del mármol bajo el
incendio forestal que arrasaba bajo su piel con una necesidad
sexual abrumadora que solo requería una única cosa.
A su compañero.
Girando sobre sí misma se puso sobre su espalda, luego se
giró hacia el otro lado y por último se puso sobre su vientre.

Pagina 381
Arañando el suelo resbaladizo, frotaba sus muslos entre sí tratando
de encontrar un poco de alivio, un respiro al dolor que tenía por
todas partes.
¿Cuántas horas? Trató de recordar cuántas horas le había
dicho Layla que esto duraba.
¿Veinticuatro? No, eran más.
Beth gritó cuando otra explosión atravesó su cuerpo. El sudor
brotaba de sus poros, sus colmillos se alargaron en su boca. Y esto
era solo el comienzo, en su interior ella lo sabía. Esto era solo el
principio y se iba a poner mucho peor: conforme pasara el tiempo,
las hormonas iban a dejarla incapacitada para todo salvo respirar.
¿Y pensar que ella se había prestado voluntaria para esto?
Una locura.
La necesidad era como un par de puños apretándote el
cuerpo hasta el punto que sabía que tenía que tener algunos
huesos rotos. No, no, esto iba a matarla ¿Cómo podría no hacerlo?
¿Y la necesidad de sexo? Esto no era incluso sobre tener un hijo.
Era sobre supervivencia.
J.R. Ward The King

Wrath.
Oh Dios, él iba a venir aquí cuando terminara de hablar con
Tohr. E iba a encontrarla en el suelo ¿Y entonces qué?
Incluso a través de la vorágine de sus hormonas, ella era
capaz de pensar en la conclusión a la que llevaba esto. Él iba a
estar en una posición terrible: o bien servirla y vivir con las
consecuencias que odiaba, o verla sufrir.
Cosa que nunca haría.
Sus palmas se arrastraron por el suelo resbaladizo cuando
intentó levantar su torso de quinientos kilos hacia arriba.
Agarrándose a los tiradores de los cajones como si fueran los
peldaños de una escalera, tuvo que hacer un descanso cuando
llegó a la altura del mostrador. Su visión era turbia, sus ojos
luchaban por enfocar mientras que su cuerpo rogaba por el sexo
que simplemente no podía tener.
Antes de que sucumbiera a esto por completo, iba a cuidar de

Pagina 382
las cosas por sí misma.
Las manos le temblaban tanto que necesitó de varios intentos
para lograr coger el kit, pero finalmente lo tuvo en sus manos y lo
llevó con ella de vuelta al suelo. Era hora de otro descanso contra el
frío mármol. Pero no por mucho tiempo. Las oleadas llegaban más
intensas y más rápidas cada vez.
Hurgó con sus dedos para conseguir sacar la ampolla de
cristal y ésta rebotó fuera de su correa, rodando lejos de ella.
Beth lloró mientras arrastraba su cuerpo por el suelo en un
intento de llegar a ella, estirando el brazo, palmeando el suelo con
su mano.
—Beth —Dijo una voz —. Oh, Dios... Beth
La palma de una mano masculina bajó de las alturas,
alcanzándola, buscándola a través de la nada y a través de la
ciénaga en la que se encontraba, luchó en procesar los cómos y los
porqués hasta que su cuerpo realizó la conexión por ella.
Wrath.
Cuando sus shitkickers entraron en su línea de visión, sus
J.R. Ward The King

hormonas volaron, respondiendo a su presencia aumentando hasta


un nivel que era el infierno en la Tierra. Haciendo hervir su sangre y
haciendo que su sexo gritara por lo que sólo él podía darle.
Pero eso nunca podría pasar.
— ¡Vete! —Gritó con la voz rota. — Drógame o dámela... —
Wrath se arrodilló a su lado. — Beth...

— Dame la droga, yo lo haré.

— No puedo dejarte...

Ella le miró con dureza, no tenía fuerzas para luchar con él.
— ¡Dame las malditas drogas!

El cuerpo de Wrath había comenzado a responder mientras


subía las escaleras hacia sus aposentos y en el momento en que
había entrado al baño, supo exactamente qué es lo que estaba

Pagina 383
haciendo. Así como cuál era la solución: Todo su instinto le rugía
que sirviera a su hembra, que aliviara su sufrimiento de la única
forma que importaba.
Sacudiéndose a si mismo se dejó caer sobre sus rodillas y
buscó con sus manos a su alrededor para encontrarla, siguiendo los
sonidos de su voz y los movimientos bruscos que su cuerpo hacía
sobre el suelo de mármol. Ella balbuceaba, retorciéndose de dolor,
perdida entre la agonía de la necesidad.
— ¡Dame las jodidas drogas!

Le tomó un momento desechar su demanda, y entonces él se


dio cuenta de que era uno de esos momentos en la vida en el que el
sendero se abre en dos caminos y en su mente, ninguno de los dos
era bueno.
—Wrath... — Se quejó ella —. Wrath... solo drógame.

Él pensó en el kit que había dejado sobre el lavabo. Lo único


que tenía que hacer era abrirlo, llenar una de las jeringas e
inyectarle la morfina. Y entonces su sufrimiento se aliviaría.
Sólo parcialmente, señaló una parte de él.
J.R. Ward The King

Una nueva oleada por parte de la necesidad aplastó el cuerpo


de Beth, sus jadeos subiendo de volumen hasta que se convirtieron
en gritos, sus piernas chocando contra él mientras ella se movía
presa de espasmos.
No estaba seguro de cuando había tomado exactamente su
mente la decisión pero, de repente, sus manos estaban
desabrochando sus pantalones de cuero, habiéndose olvidado de la
medicina y con la dirección a tomar elegida.
—Espera leelan. —Gruñó mientras liberaba su erección—.
Espera, ya voy.

Tan jodidamente correcto.


Excepto que lo que sentía en torno a sus piernas eran unos
vaqueros que le tomó demasiado tiempo quitar. Su cuerpo luchaba
contra él, sus muslos abriéndose y cerrándose mientras ella se
retorcía y giraba en el suelo. Pero cuando finalmente consiguió
arrancar a los cabrones de sus piernas, no perdió el tiempo. La

Pagina 384
obligó a estarse quieta, hundiendo sus manos en las caderas de
ella, y entonces...
Beth gritó su nombre mientras él la penetraba, sus uñas
arañándole los hombros, sus pechos empujando contra el suyo.
Él se corrió de inmediato, sus testículos apretándose hacia
arriba y luego soltándose. Y no estaba preparado para la respuesta
que vino de ella.
Mientras ella le acompañaba en su orgasmo, su sexo le
ordeñaba, tirando de su longitud, y casi tirando de él.
Se corrió de nuevo, tan violentamente que se mordió su
propia lengua. Bombeando dentro de ella se dejó ir duro y salvaje.
Hasta que su cuerpo se tomó una pausa para recuperarse. Y
entonces fue que notó la diferencia que había causado en ella. Ella
también se estaba tomando un pequeño descanso, la tensión de su
cuerpo había desaparecido, como si las propias moléculas
estuvieran tomándose un respiro.
Pero antes de que pudiera felicitarse a sí mismo sintió algo
más. La pena impregnaba el aire, el triste olor de la emoción le
detuvo e hizo inclinar la cabeza hacia abajo como si pudiera mirarla
J.R. Ward The King

a los ojos.
—No llores —dijo bruscamente. —Leelan, no...

— ¿Por qué estás haciendo esto? —Gimió ella.

— ¿Por qué? —solo había una respuesta, esta noche y para


siempre—. Porque te amo más que a nada en el mundo.
Más que a sí mismo. Más que a cualquier futuro hijo.
Su mano temblorosa le rozó la cara.
— ¿Estás seguro?
Él respondió al empezar a moverse de nuevo en su interior,
las fuertes penetraciones haciéndole entrar y salir de su resbaladizo
sexo. Y la respuesta de ella fue dejar escapar un sonido que fue
mitad ronroneo y mitad gemido, sus hormonas aumentando de
nuevo.

Pagina 385
Por alguna razón, él pensó en la visión de Vishous.
Te veo de pie en un campo blanco. Blanco, el blanco te rodea,
y tú estás hablando de cara al cielo. Tu futuro está en tus manos.
Jesucristo, sentía como si tuviera el aliento del Fade en la
nuca, acechándole. E incluso, a pesar de que eso era un hecho
para todo ser viviente, se sintió como en el punto de mira, como si
la fecha de su muerte estuviera a la vuelta de la esquina.
Eso no significaba que Beth fuera a vivir más que él. Todo lo
contrario. La causa más probable de su propia muerte iba a ser la
de ella.
Dejó caer la cabeza en su cuello, la rodeó con sus brazos y se
dedicó al sexo. Entregándose y cediendo, yendo con ella a lo que
iba a ser un salto de acantilado y el salto iba a ser la parte fácil en
todo esto, porque la caída libre no iba a costarle una mierda.
Era el aterrizaje el que le podía matar.
J.R. Ward The King

Capítulo 33
Traductor: Maite Muñoz
Corrector: Manny Rlhdn

Sola cerró los ojos mientras se acomodaba en el fondo de la


profunda bañera. Mientras el nivel del agua subía hasta cubrir todo
menos su cuello y la cabeza, su calidez la hizo darse cuenta de lo
fría que había estado, no en la superficie de su piel, pero sí en su
interior.

Mirando fijamente su cuerpo en la penumbra, se sentía


distanciada de él, y no era una idiota. Dejar que ese matón la
metiese mano para poder sobrevivir la noche pasada creó esa
separación. Ahora el tema era ¿cómo obtener de nuevo una
conexión?

Pagina 386
Ella conocía una solución segura. Pero él la había dejado aquí
sola.

Hombre, las estaba pasando canutas para aceptar el sensato


consejo de Assail. Pretender, durante esas horas, que el miedo, el
horror no habían existido, le parecía sólo tan desafiante como
superar la experiencia por sí misma. ¿Pero cuál era su otra opción?
Ella no podía respirar el mismo aire que su abuela, no con todo lo
que había hecho y visto justo frente a su cerebro.

Mirándose a sí misma de nuevo, movió sus piernas. A través


de las ondulantes olas, el vendaje en su muslo se deformaba y se
volvía a formar, se deformaba y se volvía a formar. Alcanzándolo a
través del agua tiró de él y lo despegó con facilidad. Sabía que se
suponía que no debía tener los puntos de la herida húmedos ¡Uy!

¿Dónde demonios la había llevado Assail para curarla? Ese


lugar era caro, desde el sistema de entrada, pasando por los
aparatos médicos, hasta toda esa gente. Su cerebro había estado
intentando darle un sentido a todo, y la única conclusión a la que
pudo llegar fue: el gobierno.

A pesar de que se lo había tomado a broma, no podía pensar


en ninguna otra explicación. Pero él no la había detenido. Cerrando
J.R. Ward The King

los ojos, se preguntó cómo había sabido como encontrarla. Y que


era exactamente lo que le había hecho a Benloise. Mierda, esa
imagen de la sangre en el rostro de Assail, alrededor de su boca...
¿Quién se iba a hacer cargo de Caldwell ahora? ¡Duh!

Sacando una mano fuera del agua, se echó el pelo hacia


atrás. La humedad la absorbía por completo, calentándola de la
cabeza a los pies, haciéndola sudar.

Dios, se estaba tan tranquilo aquí.

Ella llevaba viviendo en esa casa con su abuela desde hacía


casi una década y estaba acostumbrada al cotilleo de los vecinos: el
pasar de los coches, los perros ladrando en la distancia, los niños
chillando y gritando según se quitaban las pelotas de baloncesto en
la calzada. ¿Aquí? Sólo el agua moviéndose contra la bañera
mientras desplazaba sus piernas alrededor, sabía que el silencio no
era sólo porque no había otras casas en los alrededores. Este lugar
estaba construido como una fortaleza, y tenía trampas. Trampas de

Pagina 387
alto nivel.

Pensó de nuevo en esa primera noche en la que fue allí a


petición de Benloise. Su misión había sido la de espiar a Assail y su
mansión y lo que había descubierto la confundió: esas extrañas
cortinas holográficas. Las cámaras de seguridad. Y al hombre en sí
mismo.

Tal vez estaba dándole demasiadas vueltas a las cosas.


Quizás Assail y sus colegas eran tipos expertos en solucionar
cualquier contratiempo.

Cerrando los ojos, se dio por vencida con todo y simplemente


flotó en el agua.

Podría haber accionado los chorros, pero su cuerpo ya se


había agitado bastante, muchas gracias.

De pronto, las emociones empezaron a brotar, demasiadas


para contenerlas.
J.R. Ward The King

Moviéndose bruscamente hacia arriba, el agua se salió fuera y


golpeó el suelo. Maldita sea.

¿Cuánto tiempo le llevaría volver a sentirse normal? ¿Cuántas


noches de miedo y de distracciones durante las comidas y de
ataques de llanto ocultos le iba a costar?

Al salir, cogió una esponjosa toalla blanca del estante y se


estremeció cuando entró en contacto con su piel. Era como si sus
nervios estuviesen en alerta máxima, veletas atrapando con cada
vuelta la tela de rizo, cada golpe del sistema de ventilación,
temblando mientras el agua que se secaba.

―Eres preciosa.

Su húmedo talón chirrió mientras se giraba hacia la puerta.


Assail estaba de pie en la sombra, una oscura, amenazante
presencia que la hizo sentir más que simplemente desnuda.

Pagina 388
Hubo un momento eléctrico cuando sus ojos se encontraron.

Y entonces dejó caer la toalla. ―Te necesito.

El sonido de él exhalando fue como una especie de derrota,


pero no le importó.

Podía sentir la tensión en el aire entre ellos dos, y supo que


no era unilateral.

―Ahora, ―Exigió ella.

― ¿Cómo puedo decir que no? ―Le susurró con su


acentuada voz.

Se acercó a ella y le cogió la cara entre sus fornidas y cálidas


manos, fue un alivio de tenerlo inclinándose, rozando sus labios
contra los suyos, colmando su boca, reconfortándola mientras la
excitaba.
J.R. Ward The King

Y entonces la levantó del suelo y en sus brazos, la llevó a la


habitación.

Con increíble dulzura, la depositó en el edredón de piel como


si estuviera en peligro de romperse, lo cual era bastante cierto. A
pesar de que su cuerpo respondía al suyo aflojándose y
derritiéndose, estaba al filo de la navaja de romperse.
Pero esto iba a ayudar.

Bajó sus hombros hasta que la acomodó junto a él en la cama


como si estuviese preocupado de que aprisionarla de cualquier
forma pudiese asustarla. Excepto que ella quería que su peso la
atase; quería sentirse prisionera sobre el colchón, sustituyendo la
memoria con la realidad, cambiando su percepción a través del
contacto.

Sola lo atrajo hacia ella. Abriendo sus piernas para hacerle

Pagina 389
sitio, la erección detrás de su bragueta fue derecho a su centro, los
plisados pantalones de lana que llevaba se rozaban contra su
sensible piel, haciéndola gemir, en el buen sentido.

Con más besos, su lengua se deslizó en su boca, y sus


manos fueron hacia sus pechos. Él era mejor que el agua de la
bañera para sus dolores y molestias, especialmente cuando movió
sus caderas contra ella, acariciando su sexo con la promesa del
suyo, arrastrándola amable y fácilmente. Y mientras sus pezones se
endurecían hasta dolerle, parecía saber que era lo siguiente que
ella necesitaba, romper el contacto con su boca e ir descendiendo
para besarlos.

Su lengua se deslizo perezosa mientras lamía alrededor de


uno y luego del otro pecho antes de succionar la punta y tirar de él.
Arqueándose por el placer, tiró hacia atrás de su pelo, sus espesas
ondas eran más que suficiente para aferrarse mientras se veía en el
espejo encima de la cama.

Y le vio haciéndole el amor.


J.R. Ward The King

―Oh, Marisol, eres una fiesta para los ojos.


Sus párpados bajaron mientras subía la cabeza y
contemplaba su cuerpo. ―Eres el sueño de cualquier hombre.

No lo creía. Era delgada como un niño, sin caderas que alabar


y pechos apenas lo suficientemente grandes como para necesitar
sujetador y sin embargo, así, con esta tenue luz, en esta cama
redonda, bajo su tensa mirada, era tan voluptuosa como cualquier
mujer del planeta, totalmente excitada y lista para ser complacida
por su hombre.

A pesar de que él no era realmente suyo.

Dejando caer su cabeza hacia abajo, atendió a sus pechos un


poco más mientras sus dedos se desviaban hacia su cadera y el
exterior de su muslo. Acariciaba la pierna arriba y abajo, mientras
chupaba y se anclaba cuidadosamente contra ella.

Pagina 390
Y entonces su mano se deslizó entre ellos, sustituyendo su
vestida erección, pasando por encima de su sexo húmedo, una vez,
dos veces y luego frotándola.

Él volvió a atrapar su boca mientras sus dedos la penetraban.


Por una fracción de segundo, ella hizo una mueca de dolor y tensó
su cuerpo, recordando la última vez que algo así le había pasado.

Assail paró inmediatamente. Mirándola de arriba a abajo, su


expresión se oscureció hasta el punto de la violencia. ―Cuánto
daño te han hecho.

Sola se limitó a sacudir la cabeza. No quería recordarlo, no


cuando la liberación estaba tan cerca que podía tocarla.

― Marisol. ¿Cuánto?

―Pensé que habías dicho que olvidase lo ocurrido. Cerró los


ojos como si le doliera.

―No quiero hacerte daño, nunca. Especialmente así.


J.R. Ward The King

Dios, era hermoso, los magníficos rasgos llenos de angustia


por ella.

Ella alargó una mano y le acarició la frente, borrando las


arrugas que se habían formado. —Sólo quédate conmigo. Haz esto
por ti y no por nada ni nadie más. Eso es lo que necesito ahora
mismo.

Cada vez que Assail pensaba que esta mujer estaba hecha
para sorprenderlo, Marisol lo llevaba a otro nivel, todavía más
profundo. En este caso, la idea de que un hombre había maltratado
su sagrado cuerpo. Virgen Escriba en el Fade, su cerebro,
literalmente, se cerró con un embotellamiento de agresión y de
agonía.

Y entonces, el simple roce de ella fue suficiente para


desviarlo de esa violencia.

Pagina 391
―No te detengas ―Susurro ella mientras le acariciaba la
garganta.

Esta acción tan inocente activó en él una respuesta inmediata


por alimentarse, sus colmillos descendieron dentro de su boca, su
deseo de marcarla tomando de su vena, era casi tan fuerte como su
firme propósito de no dejar que nunca supiese lo que era en
realidad.

Ya había sido traumatizada suficientemente. Las manos de


ella fueron hacia su camisa y tirando la sacó de sus pantalones. Y
entonces se puso a trabajar en su cinturón. Excepto que él no podía
distraerse. No hasta que supiera.

― ¿Qué te hizo? ― Le exigió.

Como Marisol se quedó inmóvil, una parte de él se preguntó


por qué la empujaba, especialmente teniendo en cuenta el consejo
que le había dado con tanta insistencia.
J.R. Ward The King

―Hice lo que tenía que hacer, para distraerlo, ―dijo


firmemente. ―Y luego me fui por sus pelotas.

Assail resopló. ―Debería haber sido yo el que lo matara.


― ¿Para defender mi honor?

Él hablaba completamente en serio mientras la miraba.― Por


supuesto.

Sus ojos parecían aferrarse a los suyos. ―Realmente eres


un caballero después de todo, ¿verdad?

―Maté a Benloise, ― Se oyó decir―. De una manera que le


hizo sufrir.

Sus párpados se cerraron brevemente. ― ¿Cómo supiste que


fue él quien me secuestro?

Pagina 392
―Te seguí la noche que asaltaste su casa.

―Así que eras tú. ―Ella negó con la cabeza―. Podría haber
jurado que alguien estaba conmigo. Pero no estaba segura. Jesús,
me pones en evidencia cuando se trata de seguir a alguien.

―Me preguntaba ¿Por qué fuiste allí?

La sonrisa que le dio estaba llena de ironía. ―Porque él me


dijo que dejara de seguirte y se negó a pagarme el total de lo
acordado. Quiero decir, yo estaba preparada para mantener mi
parte del trato, pero algo lo asustó. ¿Fuiste tú?

Él asintió con la cabeza y tomó su boca de nuevo, bebiendo


de sus sentidos, de su gusto.

―No más de eso para ti.

― ¿De qué?
J.R. Ward The King

―Ese tipo de trabajo.


Su silencio volvió, pero sólo por un momento. ―De acuerdo.

Dios, eso era lo que necesitaba oír y que no había sabido: La


idea de que ella estuviese segura lo asaltó tan fuerte que tuvo que
parpadear para poder salir de allí.

Y tan pronto como pasó, Assail se despojó rápidamente de su


ropa, las finas telas flotando desde el borde de la cama hasta el
suelo.

Entonces estuvieron piel con piel, en equilibrio encima de sus


muslos entreabiertos, su polla dura como una roca, aun así
satisfecho por esperar.

Cuando al fin colocó su cabeza en la entrada de su sexo,


supo que iba a estar perdido para siempre si llegaba hasta el final.
O tal vez era una mentira. Tal vez… ya se había perdido aquella

Pagina 393
primera noche en que la había conocido en la nieve. Entró en ella
lentamente, sintiendo como se arqueaba contra su pecho, viendo
sus ojos rodar hacia atrás, deseó que nunca se hubiesen conocido.

A pesar de lo bueno que era esto, no necesitaba una debilidad


como ella en ningún lugar cerca de su vida.

Pero al igual que una herida llena de sal, ella iba a estar
permanentemente en su piel.

Al menos se iba a quedar aquí con él, e iba a estar a salvo.

Ese era su único consuelo.

Moviéndose lentamente, con cuidado, entraba y salía de su


resbaladizo agarre, su polla siendo acariciaba por todos lados. Tubo
que apretar los dientes y asegurar la parte baja de la espalda para
mantener el equilibrio, aunque el ritmo… quería ir más y más
rápido, pero esa no era una opción.

Y sí, supo exactamente lo que ella haría después: Lo estaba


J.R. Ward The King

usando como una goma de borrar, y estaba más que dispuesto a


pagar ese precio.

Cualquier cosa por ella.

Marisol se recolocó, envolviendo sus piernas alrededor de él,


atrapándole, lo que hizo que fuese más profundo. Una embestida
después y estaba agarrada a sus hombros. Se estaba acercando,
estaba muy cerca.

―Te tengo, ―Dijo sobre su pelo―. Déjate llevar y yo te


cogeré.

Su cabeza se echó hacia atrás, le clavó las uñas y su cuerpo


se tensó, él se quedó inmóvil, sintiendo los tirones en su excitación,
los sutiles tirones que le hacían redoblar su esfuerzo.

Al volver la cabeza hacia su cuello, sólo pretendía estar más

Pagina 394
cerca, sentir más de ella, ser más sensible a sus necesidades.

Pero ella se movió inesperadamente, arqueando su cuerpo,


cambiando su posición y su cuello empujó su boca, sus colmillos.

El arañazo fue mínimo. Su sabor era todo lo contrario.

Antes de que pudiera detenerse, la marcó más


profundamente.

Su Marisol gimió y deslizó sus manos hasta sus caderas,


tirando de él como si quisiera que empezara a moverse de nuevo.

―Estoy tomando la píldora, ―Dijo desde una gran, gran


distancia.

Su mente obstruida no sabía lo que eso significaba, pero el


sonido de su voz era suficiente para hacerle volver a la realidad.

Lamiendo la herida que le había hecho, se la cerró y se llevó


J.R. Ward The King

más de su sangre en él, aunque era una cantidad muy pequeña


comparado con lo que él quería.

―Sigue adelante, ― Dijo―. Por favor, no te detengas.

Assail estuvo tentado de tomar el camino equivocado y


morderla adecuadamente, tomándola completamente. Pero no lo
haría sin su permiso. Una violación podía pasar de muchas
maneras diferentes y una violación era una violación, especialmente
cuando sólo una parte obtiene placer con ello.

Él, sin embargo, llegaría hasta el final.

Enganchándose completamente en ella, se introducía y salía,


se introducía y salía, balanceando sus caderas.

En el último momento, se retiró y se vacío completamente


sobre su bajo vientre, los espasmos de la eyaculación esparciendo
su aroma en su piel.

Pagina 395
Por más que deseaba más de esto y tenía la intención de
tenerla de nuevo, ahora mismo no iba a derramarse dentro de ella,
no hasta que supiese toda la verdad acerca de él. Sólo así ella sería
capaz honestamente de decidir si quería o no tenerle como su
amante.
Con sus labios en su oído, le dijo:
―Más, si...
El ondulante gemido que dejó escapar fue la respuesta
perfecta. Y antes incluso de que su erección empezase a
desaparecer, antes de que sus uñas se hundieran de nuevo en sus
costados y sus piernas apretaran la parte inferior de su cuerpo más
cerca de ella, él empezó a moverse de nuevo, el sexo tranquilo por
respeto hacia ella, y sin embargo más vivo pero conteniéndose.

Nunca antes había estado con una mujer o una hembra como
esta.

Después de años de haber tenido relaciones sexuales, se


sintió como si finalmente estuviese con alguien por primera vez.
J.R. Ward The King

Capítulo 34
Traductor: Elizabeth Dne
Corrector: Manny Rlhdn

De rodillas ante la cama, Wrath comprobó el tiempo entre las respiraciones de su


amada, midió sus inhalaciones que movían débilmente el brazo que había extendido sobre
su cintura. Más y más tiempo entre los latidos, exhalaciones más y más lentas.
Y mientras tanto, su propio corazón seguía latiendo, sus pulmones hacían su trabajo,
y su cuerpo seguía adelante.
Le pareció tan cruel, habría cambiado su salud por la de ella en un momento. Le
habría dado lo que fuera tan sólo para mantenerla a su lado. Pero como eso no era posible,
puso su mano sobre la empuñadura de su enjoyada daga y se la colocó entre ellos.
Centrándose en sus labios entreabiertos, puso la hoja en ángulo de manera que se

Pagina 396
señaló en el centro de su pecho. Los soportes de la cama se habían construido a partir de
paneles de roble noble, y estaban a la altura justa para lo que él requería: Apoyo la base del
mango del arma en el borde de la madera, mantuvo la daga en posición vertical en su puño
y se inclinó, midiendo la distancia que tenía que recorrer hacia ella.
Poniendo el esternón sobre el filo de la daga, empujó lo suficiente como para sentir
el pinchazo.
Satisfecho con el ángulo, se volvió la daga a la inversa y apunto a la madera,
cavando un círculo entre las fibras, creando una marca para la base de la daga. Mientras
estaba erosionando la madera, sentía que era una falta de respeto que pudiera perderse el
último aliento de su Anha, por tales esfuerzos cuando debería estar pensando en ella, y solo
en ella.
Pero los preparativos tenían que ser realizados.
Si la perdía antes de que terminara, se vería obligado de hacer un intento
chapucero, y necesitaba asegurarse de que no habría ninguna posibilidad de supervivencia.
― ¿Qué... qué haces?
J.R. Ward The King

La cabeza de Wrath se sacudió. Al principio no podía comprender la visión ante él.


Su Anha había vuelto, su pálida cara hacia él, lo estaba mirando fijamente por
debajo de sus pesados párpados.
La punta de la daga se deslizó de la marca que estaba creando, y se hundió en la
muñeca de la mano con la cual se apoyaba. No se dio cuenta del corte.
― ¿Anha?
Su lengua lamió la sangre en sus labios. ―Nuestro hijo...
Realmente, no oyó lo que ella dijo. Las lágrimas se asomaron a sus ojos y su corazón
latía con fuerza, se preguntó si esto no era un sueño, una escena que lo perseguía a través
de su propia muerte, después de que se apuñalara en el mismo lugar, que sintió su amor por
ella con mayor intensidad.
Excepto que ella estaba tratando de llegar a su rostro. Tocándolo con asombro, como
si tampoco pudiera comprender su retorno a la conciencia.

Pagina 397
― ¡Anha! ―Presionó sus labios contra los suyos y luego limpió las lágrimas de sus
frías mejillas.
De repente, el consejo del curandero volvió a él y se apresuró a poner su muñeca
encima su boca. ―Bebe, mi amor no me hables todavía. Bebe. En primer lugar y sobre
todo, ¡tienes que beber!
Su Anha lucho sólo un momento antes de que tragara correctamente una vez. Y otra
vez. Y una tercera vez.
Cuando ella gimió y cerró los ojos, no era por miedo o por estar molesta. No, era por
puro alivio vital, como si fuera a alimentar un hambre dolorosa y la agonía fuera cediendo.
―Bebe ―Dijo, como si todo fuera aún más borroso. ―Mi amor, toma de mí y
vuelve.
Acariciando el cabello hacia atrás, miró su daga. Y oró para que este milagro se
quedara con los dos. Ella siendo revivida y pronto recuperada.
― ¿Mi señor?
Ante el sonido de una voz profunda, Wrath giro la cabeza alrededor sin mover la
J.R. Ward The King

vena de sus labios. El hermano de la daga negra Tohrture estaba de pie justo delante de la
puerta cerrada de la habitación, después de haber entrado en silencio.
―Ella se despertó, ―Dijo Wrath con voz ronca―. Alabada sea la Virgen Escriba,
ella ha despertado.
―Sí, ―Dijo el hermano―. Y debo hablar contigo.
―Puede esperar. ―Volvió a centrarse en su amada.
― ¡Déjanos!
El hermano se acercó mucho, y puso sus labios contra la oreja de Wrath, para que
ninguna palabra se perdiera:
―Ella luce igual a como estaba tu padre.
Wrath parpadeó. Miró hacia arriba. ― ¿Perdón?
El hermano tenía los más increíble ojos azules, el color que rivalizaba con las gemas

Pagina 398
de aguas pálidas que habían sido especialmente compradas para el vestido de primavera de
Anha.
Inclinándose hacia abajo, susurró las palabras una vez más. ―Tu padre estaba
igual la noche de su muerte.
A medida que el Hermano se enderezó, sus ojos nunca vacilaron. Tampoco su
expresión. Ni su cuerpo.
Un destello de ira se estrello en Wrath. La última cosa que quería era mezclar este
espacio sagrado de esperanza con algún recuerdo de aquella noche de pérdida. Cuando
había corrido hacia el castillo sobre un corcel negro a toda velocidad a través de los
bosques, arriesgando su propia vida para volver a tiempo.
De hecho, tanto como deseaba que los capítulos de esa historia se fueran de su
mente, volvieron a él con claridad: Había sufrido una lesión durante las horas del día, un
resbalón y caída en su habitación cuando se había clavado una espiga de metal. La herida
había hecho que fuera imposible para él desmaterializarse, pero no había sido excusa
suficiente para quedarse en el castillo, cuando había sido llamado por una de las Familias
fundadoras.
J.R. Ward The King

Cuando se había marchado al caer la noche, no tenía la intención de regresar hasta


el día siguiente.
La hermandad había llegado a por él unas horas más tarde.
En el momento en que había llegado de nuevo al castillo, ya era demasiado tarde. Su
padre se había ido.
Y en cuanto a las apariencias, era cierto que algunos muertos mostraban la fuente
de su muerte: los asesinados, los mutilados, los ancianos, como en el caso de su padre, sin
embargo, el rey parecía estar durmiendo, su cuerpo limpio y vestido con ropas ceremoniales,
su pelo extendido, los guantes y zapatos lustrosos, como si tuviera la intención de caminar
hasta su tumba.
― ¿Qué dices? ―Wrath meneó cabeza―. No puede...
Otro susurro al oído. ―Mira sus uñas.
Cuando los ojos de Anha se abrieron y se agrandaron al ver al hermano, Wrath se

Pagina 399
inclinó y la besó en la frente. ―No te preocupes, mi amor.
Al instante, ella se calmó bajo su toque y su voz, sin dejar de alimentarse sus ojos se
cerraron de nuevo.
―Eso está bien, ―Murmuró―. Toma lo que te ofrezco.
Cuando estuvo seguro de que ella se había acomodado una vez más, miró hacia
abajo a sus manos y frunció el ceño. Tenía las uñas azules.
Las manos de su padre habían estado enguantadas.
― ¡Vete! ―Le dijo al hermano bruscamente―. Te hare llamar.
Tohrture asintió y se dirigió a la puerta. Antes de irse, le dijo con claridad, ―No
permitas que beba algo que no ha sido probado.
¿Veneno? ¿Podía haber sido... veneno?
A medida que la puerta de su habitación fue cerrada y volvía a estar bloqueada,
Wrath sintió una extraña calma viniendo a él; la fortaleza y un propósito le fue devuelto
cuando Anha continuó bebiendo de su vena, los sorbos que la devolvían a su propio ser. Y
J.R. Ward The King

cuanto más tomaba de él, más el color de la muerte desaparecía de sus dedos.
Después de la muerte de su padre, su mundo había estado vacio, hasta que ella
había sido traída y se había convertido en su ancla, en la respiración en su pecho y en los
latidos de su corazón, también en su reinado.
¿Pensar que su padre podría haber sido apartado de él? ¿Y también su amada
hembra?
Mientras pensaba en la opinión de Tohrture, sabía que había enemigos en su corte.
Enemigos capaces de asesinato.
Wrath hervía por dentro, en su interior se sentía como si se fusionaran el acero y el
hierro.
―No te preocupes, mi amor ―Dijo, estrechando su mano en la suya―. Voy a
encargarme de todo.
Y la sangre correrá como las lágrimas derramadas por su dolor.

Pagina 400
Él era el rey, sí. Pero primero y ante todo, era el hellren de esta magnífica hembra y
seria su ahvenge.
J.R. Ward The King

Capítulo 35
Traductor: Mafe Ramirez
Corrector: Manny Rlhdn

—De todas las cosas en las que podía tener razón…


En cuanto Trez se tumbo sobre el piso resbaladizo del baño,
colocó su antebrazo sobre los ojos. Era muy consciente de que su
polla se estaba desinflando, todo ese sexo sin sentido que había
tenido, había desplegado su velas al viento por completo, y más.

Pero estaba aún más consciente de quien estaba a su lado,


desnuda sobre la alfombra de piel.

Mierda, debería de colocarse esa toalla de nuevo sobre sus


caderas y…

Pagina 401
— ¿Quiénes?
Apretó la tela de la toalla, ni siquiera podía mirar a Selena. —
Mi gente.
— ¿Acerca de qué tienen razón?
— ¿Por qué todavía estás aquí?
Cuando se dio cuenta de cómo eso había sonado, se sentó y
fue cauteloso. —Lo siento, solo quería decir, ¿cómo haces para
aguantar toda mi mierda?
Buen Dios, ella era totalmente irresistible sentada allí, la
túnica cubriendo solo sus hombros, sus pezones todavía erectos,
sus piernas colocadas de una manera en que si se movía solo un
poco, podría ver…
Selena se cubrió con la tela, y por mucho que le doliera, era lo
correcto. Él ya había arruinado el momento.
Aunque por las razones correctas.
—Lo siento. —Dijo él. Pensando que debería tatuárselo en la
J.R. Ward The King

frente, así lo vería cada mañana, y cada noche.


Nunca debió permitir que las cosas pasaran de la manera en
que lo hicieron. Nunca.
— ¿Por detenerte?
—No, eso no lo lamento. —En cuanto ella hizo una mueca de
dolor, él quiso patearse en las bolas—. Lo que quiero decir es…
¡Joder! No lo sé. No sé nada en este momento.
Hubo un largo silencio. Luego ella dijo calmadamente. —
Necesitas saber que no hay nada que no puedas decirme.
—Ten cuidado, la caja de Pandora es difícil de cerrar.
—Absolutamente nada. —Sus ojos eran totalmente honestos
mientras lo miraba—. No tengo nada que temer, ni de ti, ni por ti.
Sin embargo pienso que me debes una explicación. Asumiendo que
no tengas ninguna intención de continuar, y solo para que no me
culpe a mi misma por ello.

Pagina 402
Wow, ok. Como si no hubiera pensado que ella era caliente
antes. Ahora estaba a nivel de las diosas: la belleza física era una
cosa; tener firmeza era mucho más atractivo.
Y ella tenía razón.
—Está bien. —Dijo, sintiendo un rechazo total. Pero ella tenía
derecho a saber—. He estado con montones de mujeres humanas
en los últimos años, y nada de eso me había importado hasta estar
contigo esta noche. Y creo que estoy a punto de condenar a mis
padres a una dolorosa muerte. Aparte de eso, estoy muy bien.
Ella levantó las cejas. Pero no se echó atrás; no corrió. Sin
embargo tomó una serie de respiraciones profundas. —Tal vez
simplemente empecemos desde la mitad. ¿De que en la tierra de la
Virgen Escriba, estás hablando?
—Es un maldito desastre, yo soy un desastre.
Ella esperó, claramente aguardando a que continuara. —Aún
no me has dicho nada.
Mirándola a los ojos, sintió muchísimo respeto por ella. —Dios
¿cómo es posible que existas?
J.R. Ward The King

—Sigues sin decirme nada. — Sonrió lentamente—. Sin


embargo me gusta la manera en que me miras.
Trez negó con su cabeza, sabiendo que se merecía algo
mucho mejor de lo que él podía ofrecerle. —Tú no deberías.
Realmente no deberías…
—Eso solo lo decido yo, así que habla, si estas tan
determinado en apartarme de ti, utiliza tus palabras para
convencerme de tu monstruosidad.
— ¿Mi vida sexual no lo ha hecho todavía?
—Fui entrenada como una erhos. Está dentro de mis
expectativas que un macho trate de esparcir su semilla lo más
posible.
Él estrecho sus ojos: su cara de repente se tornó impávido, y
eso no era algo habitual. —Hay algo más.
—Y es…

Pagina 403
—Estoy comprometido con alguien.
Ella casi consiguió esconder una mueca de dolor. Casi. —Por
supuesto.
—Sí. En efecto. Y si no me presento, mis padres van a ser
sacrificados.
— ¿Entonces no estás enamorado?
—Ni siquiera la conozco. Y no quiero hacerlo.
La Elegida liberó algo se tensión. — ¿No conoces nada
acerca de ella?
—Nada. Excepto que es la hija de la reina.
Sus increíbles ojos se agrandaron. —Entonces tú también
debes ser de la realeza.
Él pensó en toda la diversión que estaba teniendo Wrath en el
trono. Las risitas y pataditas de Rhev columpiándose como cabeza
del imperio symphaths. Por lo menos le permitían salir de noche.
Bueno, más o menos también a Wrath.
J.R. Ward The King

Su futuro iba a ser toda una jaula de oro.


—Mis padres me vendieron cuando era muy joven. —Se oyó
decir—. Nunca se me permitió escoger ¿y ahora? A menos que
vuelva al Territorio, ninguno de ellos vivirá por mucho tiempo.
Selena inclinó la cabeza a un lado, su mente claramente
trabajando. — ¿No existe ninguna oportunidad de negociar?
—Ninguna.
— ¿Tus padres no pueden devolver el pago?
Pensó en la cínica sonrisa de su madre la última vez que la
vio.
—Creo que aunque pudieran hacerlo, no lo harían.
Sus cejas se levantaron de nuevo. — ¿Estás seguro de ello?
—Sería propio de ellos.

Pagina 404
— ¿Alguna vez les has preguntado?
—No, nunca lo he hecho. Pero si eso significa volver al
s’Hibes de nuevo. Nunca lo haré.
— ¿No puedes enviar a alguien en tu lugar?
Se imagino a iAm regresando al Territorio. El contrato era
específico por Trez, y no era como si el sumo sacerdote, o incluso
s’Ex, pudiera usarlo como carnaza y hacer un cambio. Sin embargo
podían tomar a su hermano como rehén. O algo aún peor.
Así lograrían que Trez volviera.
—No lo creo. Mi hermano sería el único, y no lo puedo poner
en peligro. No quiero arriesgar su vida.
— ¿Y no piensas que tus padre podrían…?
—No, sé que los matarían. — Se masajeó el cuello—. Sabes
todo esto es muy triste, pero creo que lo peor es el hecho de que no
puedo ponerme sentimental con esos dos. Es como si... ellos
hubieran hecho un trato con el diablo. Si algo malo les pasa, solo
recibirían un justo castigo.
Sin embargo, independientemente de lo que le pasara a sus
J.R. Ward The King

padres, la deuda todavía tendría que ser saldada.


Aun cuando s’Ex los hiciera pedacitos, Trez todavía estaría
atado al contrato. Lo que se había hecho, ya no podía ser
deshecho. Y mientras continuaba mirando a Selena, esa verdad le
pesaba ahora más que nunca.
Las manos de Selena temblaban. En qué momento le había
dicho Trez que había estado con ¿Exactamente cuántas mujeres?
Se preguntó.
Santa Virgen Escriba, ni siquiera quería pensar en eso.
Podía, sin embargo, intentar que sus manos dejaran de
temblar. En cuanto Trez guardo silencio, comenzó a abrir y cerrar
sus dedos, esperando que eso pudiera evitar que él viera a través
de su fachada de calma: tenía el claro presentimiento de que si se
daba cuenta de lo alterada que estaba, no diría una palabra más,
que esas intimidades que inesperadamente compartía eran más
sagradas que la experiencia sexual que podrían tener.

Pagina 405
—No tengo parientes como tal, — Dijo tranquilamente—. Pero
no puedo imaginar tener un hijo y… venderlo.
Trez asintió, y movió su brazo hacía arriba para poder seguir
frotando su cuello. — Lo sé, ¿cierto? Quiero decir, mis padres me
valoraban. El problema es que yo era como una mercancía para
ellos, algo que podía venderse. Puedes esperar eso de vendedores
de autos y comerciantes de alfombras; ó de gente que maneja
supermercados o centros comerciales, y escucha, quisiera ser uno
de esos hijos de puta resignados, así podría decir: Ellos no me
querían, pero todavía soy valioso, bla, bla, bla. Sin embargo las
cosas no funcionan conmigo de esa manera. — Se señalo a sí
mismo.
—Yo no soy nada… no soy nada.
De repente Selena quiso llorar. Contemplar a este
absolutamente magnifico macho y saber en su corazón, que él no
veía nada de lo que verdaderamente era, era un crimen. Un crimen
causado por la gente que lo debía de haber amado más que nada
en la vida.
— ¿Es por lo que te rodeas de humanos? —Se oyó preguntar.
J.R. Ward The King

En el silencio que prosiguió, tenía dificultades hasta para


respirar: tenía miedo de su respuesta. Por muchas razones.
—Sí. —Maldijo por lo bajo —. Al igual que, ya sabes, estaba
con esa mujer, justo antes de que comenzara la migraña.
Justamente igual que la otra noche, pensó ella, deseando
poder desaparecer.
—Y ella estaba tan vacía de sentimientos como yo. Sólo dos
cuerpos vacíos que disfrutan juntos. No significaba nada, y eso es
lo que he estado haciendo todos estos años. Solo como si fuera un
ejercicio físico.
Selena lucho buscando las palabras adecuadas para decir,
algo que fuera amable, incluso gentil, que le expresara que se
sentía cómoda con lo que le estaba diciendo cuando realmente le
desgarraba el corazón. Aun cuando no debería ser así.
¿Cuánto tiempo había compartido con él? ¿Una hora, dos
como máximo? Incluso con la inminente muerte que la acechaba.

Pagina 406
—Yo podría salvarlos, —Dijo casi para sí mismo —. Si me
sacrifico, podría salvar a mi padre y a mi madre.
Movió su cuello bruscamente a un lado y su cuello sonó.
—Aquí, — Murmuró, moviéndose detrás él—. Permíteme.
Sacando sus manos fuera del camino, agarro sus duros
hombros de acero y los masajeo tal como él había estado
haciéndolo, tratando de relajar las fibras musculares. Mientras
trabajaba sobre él, la piel se suavizaba sobre los tensos músculos,
pero al parecer era lo único que estaba logrando.
Él gimió. —Eso se siente increíble.
—Realmente pienso que no estoy haciendo nada.
Las manos de él cubrieron brevemente las suyas.
—Sí lo haces, y más de lo que crees.
Selena continuó con el masaje, y pensó en su propio pasado.
—Como dije, no tuve propiamente un padre y una madre. Fui
criada con y por mis hermanas. Era necesaria para continuar la
J.R. Ward The King

tradición, pero no podría decir si alguien alguna vez me quiso.


Reclamada, por así decirlo. Así que en cierto modo, puedo imaginar
cómo te sientes, fui criada como un perro de pura raza, pero no
buscaron mi nacimiento. Porque nacer implica que alguien tenía
esperanza de que sucediera, de que alguien habría orado para que
ocurriera.
Él inclinó su cabeza hacia atrás, y se la quedo mirando. —Sí,
exactamente así.
Ella sonrió y lo empujo de vuelta a su posición.
—Si matan a mis padres, siento que voy a ir al infierno —
Murmuró.
—Pero no podrías ser culpable de eso, nunca diste tu
consentimiento.
— ¿Disculpa?
—Fuiste comprometido cuando no eras aún capaz de dar tu

Pagina 407
consentimiento. De hecho suena como si nunca quisieron
preguntarte. Por lo tanto tu incumplimiento y sus consecuencias
deberían recaer sobre tus padres, no sobre ti. Esto es acerca de ti,
y sin embargo no tiene nada que ver contigo.
—Dios...
Como él no continuó, ella frunció el ceño. —Lo siento, no
quise sonar presuntuosa.
—No lo eres. Eres... perfecta.
—Difícilmente.
—Quiero hacer algo por ti.
Ella se quedó inmóvil. — ¿Qué? —Porque ella tenía algunas
ideas.
—Algo que valga la pena.
Ella miró la alfombra de piel donde se habían tendido. Oh,
valdría la pena...
—Pero sigo sin tener nada.
J.R. Ward The King

Selena suspiró. —Tu presencia es suficiente.


Trez tiró de sus manos, de manera que ella cubriera su
espalda. Manteniéndola ahí, él puso su cabeza contra la suya.
Cuando respiro, su enorme torso se expandió, levantándola y
bajándola de nuevo. —Gracias. — Dijo mientras se quebraba su
voz.
—No he hecho nada.
—Has hecho que me sienta, como si no fuera malvado. Y esta
noche, eso lo es todo.
—Oh, nunca lo has sido. — Suspiró ella y lo besó en la
mejilla—. Ni ahora, ni nunca.
Cerrando los ojos, se aferro a él, y se encontró a si misma
conectándose con él a un elevado nivel espiritual. Al punto que no
sabía cómo iba a dejarlo, no solo esta noche, sino cuando su
destino final la reclamara.

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— ¿Has comido? —Le pregunto él después de un rato.
—En realidad…no. — Su estómago gruñó—. Y tengo hambre.
—Vamos abajo. Mi hermano debe estar haciendo un poco de
su salsa, o por lo menos, eso creo. Él la hace cada vez que tengo
un dolor de cabeza.
Selena abandonó su agarre y se inclinó para aliviar su
espalda.
Sin previo aviso, su columna vertebral se rebeló, las vértebras
se bloquearon en su posición. Trez, por otro lado, se levantó
fácilmente, y mientras extendía su mano para ayudarla a levantarse,
sólo pudo mirarlo.
Al observar la confusión en sus hermosos rasgos, ella
imagino que podía aceptar su ayuda. Ahora mismo, era incapaz de
levantarse a sí misma del suelo.
—Poco a poco, — Dijo con voz ronca. — ¿Por favor?
Trez frunció el ceño, pero la levantó suavemente sobre sus
pies.
J.R. Ward The King

— ¿Estás bien?
Ella hizo algo de tiempo simulando que ataba de nuevo su
túnica. Mientras tanto, sus articulaciones gritaban, particularmente
sus caderas y espalda.
Forzando una sonrisa en su cara, ella intentó no asustarse.
Pero esta era la forma en que había comenzado para sus
hermanas. A cada una de ellas.
— ¿Vamos? —Dijo con determinación.
Los almendrados ojos de Trez se estrecharon aún más. Pero
luego se encogió de hombros. —Sí, seguro. Voy a ponerme algo de
ropa.
—Voy a esperar en el pasillo.
Con toda su fuerza de voluntad cruzó a través de la
habitación y salió al pasillo. Al cerrar la puerta tras ella ya estaba
ahogada en su propio aliento.

Pagina 409
Al instante, su cuerpo experimentó un cambio interno de
increíble poder. De una manera que sólo podía significar una cosa:
alguien estaba en su necesidad.
¿La reina? pensó con asombro, mientras miraba la
abovedada entrada privada de los aposentos de la Primera Familia.
Ahora sería un momento trascendental.
Apoyó su espalda contra la pared, pensado en como masajeo
los hombros de Trez y deseando que hubiera un equivalente para
su propio cuerpo. No había ninguno. No tenia cura, ni forma de
ralentizar la enfermedad.
No sabía cuánto tiempo le quedaba.
J.R. Ward The King

Capítulo 36
Traductor: Manu Blanco
Corrector: Manny Rlhdn

Beth no tuvo más remedio que rendirse a las demandas de


su cuerpo. ¿El único respiro que tenía? Era cuando Wrath se venía
dentro de ella. Hubo una pequeña pausa y la necesidad rugió
dentro una vez más.
—Toma mi vena —Dijo Wrath acercándose—, Tómala.
Ni siquiera sabía si estaba sobre su espalda o sobre su
vientre, en que habitación estaban o qué hora era, pero en el
instante en que la garganta toco su boca la mordida era clara como
el cristal: Sus colmillos se alargaron y ella los uso, traspasando
profundamente y con dureza la piel de Wrath, alimentándose de lo
que necesitaba de él.

Pagina 410
Oh, el poder de Wrath, cuando su boca se lleno, estaba
sorprendida por el tremendo efecto que su sangre tenía sobre ella.
La fuerza llenándola incluso a través de la necesidad y su dolorido
cuerpo que parecía haber pasado por una trituradora, se fortaleció
desde el primer trago preparándose para lo que venía, a pesar de
que no era como si tuviera otra opción.
Mientras liberaba la vena para tomar un poco de aire, no
podía creer que se hubiera ofrecido voluntaria para esto. Debió
estar loca. Su estúpida y romántica idea de tener un bebé, le
estaba mostrando doce tipos de realidades diferentes.
Retomo la vena de Wrath que de alguna manera logro
mantener el bombeo mientras ella bebía de él, su erección
entrando una y otra vez, las estocadas resonando profundo en su
pecho, su cabeza moviéndose de arriba a abajo y sus labios
absorbiendo su fuerza. Cubiertos de sudor, sus cuerpos se movían
juntos en una armonía perfecta, no sabía donde terminaba ella y
comenzaba el.
Un cambio repentino en el tempo le dijo que estaba cerca del
orgasmo y lo necesitaba.
J.R. Ward The King

La cabeza de Wrath fue hacia atrás y sus colmillos


desgarraron su cuello.
Pero a él, no parecía importarle.
Jesús, era magnifico: a través de la bruma del sexo ella lo
observo tensarse, sus labios se curvaron hacia atrás, exponiendo
sus propios colmillos, su largo cabello negro cayendo revelando sus
hermosos ojos verdes y luego cerrándolos fuertemente.
Y luego fue su turno, su centro se cerró fuertemente sobre su
erección ávido de lo que el eyaculaba, un placer tan agudo que
parecía agonía. Justo cuando las contracciones empezaban a
parar, ella se preparo a sí misma para la siguiente ronda del
aplastante impulso de tomarlo.
Cuando no llego de inmediato, miro alrededor, como si la
necesidad fuera un tercer jugador que acabara de dejarlos.
Oh wow, seguían en el baño. En el suelo.

Pagina 411
Wrath colapso sobre ella, su cabeza cayendo tan fuerte que
escucho su frente golpear contra el mármol.
A medida que la tregua se hacía más larga, su cuerpo debió
comenzar a enfriarse pero el infierno en su cuerpo seguía
manteniéndolos a ambos calientes.
Un zumbido más allá de la bañera la hizo voltear la cabeza.
Las persianas estaban bajando para el día, los paneles
bloqueándose en su sitio en los alfeizares.
¿Así que esto había durado... ocho horas? ¿Nueve?
No había sonidos del piso de abajo, pero los hermanos
probablemente habían sido afectados por sus hormonas. También
las hembras.
Wrath se levanto a sí mismo con esfuerzo, sus brazos
temblando. — ¿Como estas?
Beth abrió su boca para responder pero solo salió un
graznido.
— Vas a querer tomar de mi vena de nuevo —Dijo mientras
retiraba un mechón de cabello de su cara—. Lo necesitas.
J.R. Ward The King

— ¿Qué pasa con…? —A medida que voz se quebraba


aclaro su garganta—. ¿Qué hay de ti?
Se veía demacrado, sus mejillas hundidas como si hubiera
perdido varias libras, el negó con la cabeza —Mi única
preocupación eres tú.
La imagen de él se ondulo mientras ella sentía las lágrimas en
sus ojos.
—Lo siento —Murmuro—. Oh Dios, lo siento tanto

— ¿El qué?

— Todo esto.

El meneo su cabeza —Esto tenía que pasar en algún


momento.
— Pero yo…
Wrath bajo su cabeza y la beso suavemente, —Nada de eso.

Pagina 412
Iremos a partir de hoy ¿lo que sea que venga? lidiamos con ello
¿ok?
Ella no pudo responder, la necesidad resurgió abruptamente
acelerando su corazón y calentando su sexo.
—Oh, dios, —Gimió—. Pensé que había acabado.
—No, —No parecía sorprendido en absoluto—. Aun no hemos
terminado.

iAm estaba de pie junto a la estufa de la cocina cuando sintió


la presencia de su hermano, Ni siquiera tenía que mirar alrededor
de la olla de estofado que había hecho para ellos; El aire en la
habitación había cambiado. Y no de buena manera.
J.R. Ward The King

Trez no estaba solo, y lo supo, no porque capturo la escancia


de Selena sino porque capturo la de su hermano.
iAm maldijo entre dientes mientras se estremecía, El hijo de
puta se había emparejado.
Fantástico.
Infiernos, iAm había tenido la esperanza de que con todas
esas hormonas en la casa todo el sexo que el par había tenido
había sido el resultado de las hormonas de la necesidad de alguien
más.
Excelente teoría. Excepto que las Sombras eran inmunes a
toda esa mierda.
—No se suponía que fueras tu el que le sirviera —Murmuro
iAm mientras ponía mas salsa en la mezcla.
— Cuida el tono.
iAm se movió y agarro al idiota: —Tengo una idea. ¿Qué tal

Pagina 413
si tu, por una vez, tomas una buena decisión acerca de una
hembra? Así no tendría que enfadarme.
La elegida estaba junto a Trez, alzo la barbilla —Si quieres
culpar a alguien no lo culpes a él. Yo escogí ir a él aunque pediste a
otra.
IAm se volvió a la olla. —Genial, felicitaciones y bienvenida a
la familia.
Su hermano se materializo sobre él, le dio la vuelta y lo agarro
por la garganta —Discúlpate con ella.
iAm se aferro al brazo de su hierro de su hermano y descubrió
sus colmillos —Jodete Trez.
— ¿Quieres un pedazo? —Su hermano gruño, —Eres un
jodido…
— Hazlo. Te desafío.
—No me provoques.
—Trato de salvar tu culo ¡Bastardo idiota!
El par se alzó igualando su ira con la de Wrath la noche
J.R. Ward The King

anterior. La elegida camino y tranquilamente les habló.


— Me lo dijo —Los corto—. Todo. Y me parece que están en
esto solos, así que cenamos en lugar de darnos puñetazos ¿De
acuerdo?
iAm y Trez volvieron la cabeza al mismo tiempo.
Mientras enfrentaban a la totalmente calmada y controlada
Elegida Trez hizo lo impensable. Dejo caer su mano, dio un paso
atrás y cruzo los de brazos sobre su pecho.
Todavía estaba furioso hasta la medula, pero la llamada de
atención fue atendida tan fácilmente que se preguntaba si el jodido
emparejamiento podría ser útil. Al menos para una cosa.
iAm miro a su hermano: —No sé qué decirte.
— ¿Selena? ¿Nos darías un minuto?
La elegida asintió —Tal vez debería volver al norte y darles a
los dos su espacio.

Pagina 414
Trez frunció el seño —No tienes que irte.
Los ojos de Selena iban y venían de uno al otro —En realidad
creo que sí, saben dónde voy a estar y por favor no se pelen o den
puñetazos, solo empeoraría la situación.
iAm se preparo para una elaborada y pegajosa despedida
pero la hembra lo impresiono al hacer una ligera reverencia y salir
del cuarto. Sin reproches, sin problemas. Joder, ella casi podía
gustarle.
Si no estuviera tan enojado con su estúpido hermano.
— Quiero ver a s'Ex. Hoy.
iAm cruzo sus propios brazos y se apoyó en el horno. — ¿Por
qué crees que lo vas a hacer entrar en razón? Ya me las vi con el
bastardo y está más que dispuesto a hacer su trabajo.
— ¿Puedes llegar a él?
—Sí.
— Dile que nos vemos a medio día en nuestro apartamento.
J.R. Ward The King

—Esa es la hora límite para mostrarte ante el s'Hisbe —


Cuando su hermano no respondió iAm alzo las cejas. —No piensas
entregarte ¿o sí?
—Organiza le reunión.
iAm maldijo largo y bajo, si, quería patear el trasero de su
hermano, pero positivamente tenía que ser él y nadie mas —Trez...
— Hazlo.
—No hasta que me digas en lo vas hacer.
—Yo pensé que me querías de vuelta.
— ¿Así que eso es lo que estás haciendo? Dime algo,
¿Planeas traer tu elegida contigo y hacer una pequeña familia o
alguna mierda así?
—Ella no es mía.
— ¿Le has dicho eso a tus hormonas?

Pagina 415
Trez corto el comentario con la mano —No sé de lo que estás
hablando.
—Y ese es tu jodido problema.
—Solo llama el Ejecutor, eso es todo lo que tienes que hacer.
Mientras Trez giraba sobre sus talones iAm hablo
bruscamente —No puedo dejar que vayas allí.
Trez se detuvo y miro sobre su hombro.
— ¿Qué? —Gruño iAm.
—Yo solo... no se, supongo que no esperaba eso.
Tiempo de volver a la salsa. Estofado. ¿Qué diablos estaba
haciendo?
Alzando la tapa cogió la cuchara y revolvió lentamente. Había
hecho todo a mano, desde el caldo de pollo hasta las especias que
flotaban en el fragante caldo.
— ¿iAm?
— No me importa si ellos mueren —Observo los trozos de
J.R. Ward The King

zanahoria y cebolla que flotaban en la espesa salsa—. Sé que se


supone que me importa, porque son mis padres, pero he pensado
sobre ello y lo siento, si ellos pueden ser egoístas yo también
puedo. Mi familia somos tu y yo, y te escogería por sobre
cualquiera.
— Dios... Creo que necesitaba que digieras eso.
Lanzo otra mirado sobre la olla — ¿Lo dudas? ¿Alguna vez?
Trez cruzo la cocina y se sentó en una de las sillas de la
barra.
—Hay límites.
iAm tuvo que sonreír —Ni lo digas.
Yendo hacia los gabinetes de la izquierda tomo dos bol
hondos, luego abrió uno de los cajones y cogió dos cucharas,
revolviendo el guiso le sirvió a su hermano primero.
Trez probó un poco y gimió. —Esto esta delicioso.

Pagina 416
Cuando iAm probó el guiso, estuvo de acuerdo pero lo
mantuvo para el mismo. El orgullo era un rasgo poco atractivo,
incluso si estaba bien merecido.
— ¿Qué vas a hacer con la elegida? —Pregunto iAm. El
encogimiento de hombros de Trez fue un poquito demasiado
indiferente—. Nada.
— No estoy seguro si eso va a funcionar para ti.
Trez miro el Guiso —Ella es solo otra razón para permanecer
en el exterior. No es que la necesite.
—Ella dijo que le contaste todo, ¿Lo hiciste?
Paso un rato hasta que Trez asintió lentamente —Si. Más o
menos.
— ¿Exactamente que mantuviste para ti mismo?
Esos ojos negros se elevaron después de un tiempo —
¿Otro?
iAm cogió el cuenco vacío y lo lleno con la segunda ronda.
J.R. Ward The King

—No le dije lo mal que se iba a poner. —Dijo Trez


suavemente mientras removía el estofado.
— Así que le mentiste.
Hubo un largo silencio. —Si... Lo hice.
¿Después de que la reina terminara con la eliminación de sus
padres? Toda la tribu iba a venir tras iAm. Él era el siguiente
peldaño en la escala, porque que no podían tocar a Trez, después
de todo él tenía que estar en una pieza.
iAm se encontró a si mismo asintiendo. —Un buen
movimiento, probablemente.

Pagina 417
J.R. Ward The King

Capitulo 37
Traductor: Danny Sk Cullen
Corrector: Manny Rlhdn

Era fácil pensar en Dios, viendo la salida del sol sobre el rio
Hudson.
Mientras Sola estaba sentada en la terraza vacía de la casa
de Assail, miró a través del cristal el agua lenta y fría. Pequeños
destellos melocotones y amarillos formaban una capa fina sobre la
extensión de hielo y a través del camino, formando un grandioso
orbe anaranjado sobre los rascacielos del centro de la ciudad.
Había logrado salir de esa prisión, pensó por enésima vez. Y
a pesar de cualquier cicatriz que pudiera haberse formado dentro de

Pagina 418
ella, su cuerpo estaba intacto, su mente funcional, y su seguridad, al
menos a corto plazo, segura.
Pensando en todas esas oraciones, no podía creer que
hubieran sido concedidas. La desesperación le había hecho
pronunciar las palabras, pero realmente no había esperado que
ninguna pudiera ser escuchada.
La pregunta ahora era... ¿cumpliría su parte del trato?
Hombre, hubiera sido mucho más fácil si un ángel con alas
hubiera descendido y la liberara, mágicamente la depositara aquí.
En su lugar, había hecho el trabajo sucio ella misma, Assail había
estado en la limpieza, y uno de esos feroces primos suyos, había
sido su chofer para el viaje de cinco horas de regreso a la cordura.
Oh, y luego estaban todas esas personas en esa instalación.
¿Simples mortales tocados por la mano de Dios? ¿O una
serie de eventos aleatorios que acaban de pasar para sacarlos
como lo habían hecho? ¿Había sido un hecho que su vida hubiera
sido salvada por un caso de la intervención divina o más bien algo
de no más importancia que una bola de bingo escogida entre las
demás?
Un barco de pesca de poca profundidad, apareció en su
J.R. Ward The King

campo visual, un solo asiento de pasajeros, en la parte posterior, el


motor externo controlando la velocidad y dirección.
Tirando de la pesada manta aún más cerca, rodeando su
cuerpo, pensó en todas las cosas que había hecho, empezando por
cuando tenía sólo nueve o diez años. Había comenzado robando
bolsillos, entrenada por su padre, y se había movido hasta robos
más complejos, con su ayuda. Luego, después de que lo hubieran
metido en la cárcel y ella y su abuela se hubieran trasladado aquí a
los Estados Unidos, había conseguido un trabajo de cajera en un
restaurante y trató de sostenerlas a ambas. Cuando eso había
resultado demasiado difícil, había puesto su experiencia al buen uso
y sobrevivido.
Su abuela nunca le había hecho ninguna pregunta, pero esa
siempre había sido la manera, su madre había sido igual, excepto
cuando se trataba de la implicación de Sola en ese tipo de vida.
Desafortunadamente, la mujer no había vivido lo suficiente para
hacer más que un impacto en su vida, y después de que ella se
hubiera ido, el marido y la hija que dejó atrás se habían convertido

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en uña y carne.
Naturalmente.
Tarde o temprano, habría quedado atrapada. Infiernos, su
padre había sido aún mejor en eso que ella, y había muerto en
prisión.
Imaginándose la última vez que lo había visto, lo recordó en
su juicio, vestido con uniforme de prisionero, esposado. Él apenas
la había mirado, y no porque estuviera avergonzado o preocupado
por ponerse emocional.
Ella ya no era útil para él en ese punto.
Frotándose los ojos, pensó que era de asnos estar todavía
sufriendo por eso. Pero después de haber pasado todo su tiempo
tratando de hacerlo sentir orgulloso, tratando de conseguir algo de
aprobación, tratando de encontrar cualquier tipo de conexión, se
había dado cuenta de que para él, ella era sólo otra herramienta
para su trabajo en el mercado negro.
Ella había salido de la sala del tribunal antes de saber si era
culpable o no y se había ido directamente al apartamento de él.
Forzando la casa, encontró un alijo de dinero en efectivo que
J.R. Ward The King

guardaba en un hoyo en la pared detrás de la ducha en el baño y


utilizó esa mierda para conseguir que ella y su abuela, estuvieran
libres de su legado.
Los papeles para entrar en los EE.UU. habían sido
falsificados. Las noticias que habían recibido tres semanas después
sobre la sentencia habían sido real: Su padre seguía con vida.
Y después había sido asesinado detrás de las rejas.
Con su abuela no sólo como una viuda, sin hijos, Sola había
hecho el papel de proveedora de la única manera que sabía, la
única manera que funcionaba.
Y ahora estaba allí, sentada en el balcón de la casa de un
señor que se dedicaba a la droga, frente al tipo de dilema moral que
nunca esperó encontrarse...
Observando como un pescador al azar apagaba su motor y
lanzaba una red.

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A pesar de que él tipo había apagado el motor, no se detuvo.
La corriente del río lo llevó a lo largo en su barco a la deriva a través
de la vista, una humilde artesanía empequeñecida por los edificios
distantes.
— ¿Quieres el desayuno?
Sola se dio la vuelta. —Buenos días.
A su abuela se le habían hecho unos apretados rizos
alrededor de su cara, el delantal atado en su cintura, y un destello
de lápiz labial en sus labios. Su sencillo vestido de algodón había
sido hecho a mano por ella, por supuesto y sus robustos zapatos
marrones eran de alguna manera apropiados.
—Sí, por favor.
Cuando iba levantarse, su abuela hizo un gesto hacia abajo
con ambas manos arrugadas. —Siéntate en el sol. Necesitas el sol,
estás demasiado pálida. Vives como un vampiro.
Normalmente, ella habría insistido un poco más pero no esta
mañana. Estaba demasiado agradecida de estar viva para hacer
cualquier cosa aparte de obedecer.
J.R. Ward The King

Volviendo la vista, se encontró con que el pescador


desaparecía por la derecha, fuera de su vista.
Si no hubiera orado, hubiera salido de ese lugar de todos
modos. Era una sobreviviente, siempre lo había sido y había hecho
lo que tenía que hacer, como una extraña clase de piloto
automático, absorbiendo sus emociones y sensaciones físicas
haciendo lo que era necesario.
Así que si miraba a su futuro, en las corrientes en su vida que
iban a llevarla fuera de la vista, por así decirlo, ir de fiar era la cosa
más inteligente que hacer.
Independientemente de cualquier "acuerdo" que ella hubiera
tenido con Dios.
Iba a terminar en la cárcel o muerta Y simplemente había
actuado con frialdad en una situación sin salida. No era donde
quería terminar.
Parpadeando ante la intensa luz, se dio por vencida con la

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cuestión de la visión y cerró los ojos, dejando caer la cabeza hacia
atrás. La calidez en su rostro la hizo pensar en Assail.
Estar con él había sido como tocar el sol y conseguir no
incinerarse. Y su cuerpo quería más, infiernos, sólo el pensamiento
pasajero de él era suficiente para tomarla de regreso a esos
momentos en la cama, la noche tan tranquila, los jadeos tan fuertes.
Mientras sus pechos se tensaban, sintió una calidez brotando entre
sus muslos…
—Sola, ya está lista —Dijo su abuela a su espalda.
Apoyándose sobre sus pies, ella se inclinó sobre el balcón de
cristal, tratando de encontrar a su pescador. No pudo. Él se había
ido.
Brr, hacía frío aquí afuera.
— ¿Sola? —Le llegó un toque suave.
Extraño. Por lo general, la voz de su abuela era como sus
manos, nunca eran suaves. De hecho, ella hablaba como cocinaba:
de frente, franca, sin contenerse.
Pero ahora el tono era tan cerca de ser suave, como Sola
J.R. Ward The King

nunca lo había oído.


—Sola, ven comer ahora.
Sola se inclinó una última vez tratando de ver al pescador.
Luego se dio la vuelta enfrentado a su abuela.
—Te amo, vovó.
Su abuela sólo pudo asentir mientras aquellos antiguos ojos
suyos se empañaban. —Ven, que vas a morir por coger un
resfriado.
—El sol esta caliente.
—No es lo suficientemente caliente. —Su abuela dio un paso
atrás y le hizo señas—. Debes comer.
Mientras Sola entraba en la casa, se quedó paralizada.
Sin mirar, sabía que Assail había bajado las escaleras y
estaba mirándola.

Pagina 422
Mierda, no estaba segura de poder dejarlo atrás.

Después de haber sido secuestrado en su habitación por los


últimos dos días, Trez encontró que el mundo era una gran
extensión para sus sentidos, como tener una luz estroboscópica en
la cara y un par de altavoces a cada oído: Yendo al camino norte
hacia la cabeza en del centro en Caldwell, se encontró poniéndose
las gafas de sol y apagando la radio.
De la nada, un estúpido hizo un barrido de dos carriles, y le
cortó como el infierno el camino.
—¡Mira por dónde vas! —Gritó contra el parabrisas,
golpeando la bocina.
J.R. Ward The King

Por una fracción de segundo, esperó que el chico al volante


del Dodge Charger se volviera rabioso hacia él. Quería golpear
algo. Mierda, probablemente sería una buena práctica para su
reunión con s'Ex. El señor Charger, sin embargo, sólo tomó su
sobrecargada testosterona y su polla del tamaño de un lápiz a la
siguiente salida, adelantando a una minivan y una camioneta en el
proceso.
—Gilipollas.
Con un poco de suerte, el bastardo conduciría fuera hacia una
zanja sin cinturón de seguridad.
Unos diez minutos más tarde, Trez desaceleró de los sesenta
kilómetros por hora y entró en un laberinto de un solo sentido.
Enfrentándose a todos los semáforos y las señales de alto, su
cerebro se agobió y se le olvidó la manera de llegar al condo…
Cuando el sonido de la bocina sonó detrás de él, apretó sus
dientes y pisó el acelerador. Al final, se vio obligado a conducir por

Pagina 423
los alrededores buscando el edificio de veinte pisos de altura e
historia Commodore. Gradualmente, redujo a cero la velocidad y
encontró la gran altura y la rampa que conducía hacia abajo al
garaje de estacionamiento. Mientras descendía, consiguió que el
visor lo dejara pasar, limpió el lector, y procedió a caminar hacía
uno de sus dos sitios reservados.
El subir por el ascensor le tomó cincuenta años y luego
estaba fuera, en el corredor de la alfombra. Su apartamento estaba
un poco más abajo y entró por la puerta principal, no la de servicio,
abriendo con su llave de cobre.
Mientras entraba a la cocina, vio dos tazas sobre la encimera,
una bolsa abierta de papas fritas de Cape Cod73, y la cafetera
medio llena.
Hizo una pausa viendo la revista abierta GQ. Ya la había
visto antes. —Bonita chaqueta —Murmuró mientras cerraba la
revista.
No había razón para encender cualquier lámpara. El día era
luminoso y soleado, y todos los cristales dejaban entrar mucha luz.

73
Península en el extremo oriental del estado de Massachusetts, al noreste de Estados Unidos
J.R. Ward The King

La forma negra imponente que llegó a la terraza era un


presagio de la fatalidad si es que jamás hubiera visto una.
Caminando hacia ella, Trez abrió la puerta con la mano y
salió, cerrando las cosas detrás de él.
La voz de s'Ex de debajo de la capucha de verdugo sonó
ligeramente divertida.
—Tu hermano me invitó a pasar.
—Yo no soy mi hermano.
—Sí. Nos hemos dado cuenta. —Mientras el sicario de la
reina se cruzaba de brazos sobre el pecho, sus enormes
antebrazos se notaron incluso bajo los pliegues de la tela—. ¿A que
debo el honor de mi presencia?
El hecho de que hacía mucho frío parecía apropiado. —No
quiero que jodas con mis padres.
—Entonces debes volver. Eso es todo. —El verdugo se

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inclinó—. No me digas que me has llamado hasta aquí con la
esperanza de negociar. ¿Lo hiciste? Seguramente no eres tan
estúpido.
Trez le enseñó los colmillos, pero luego retrocedió con esa
mierda ocultándolos. — ¿Hay algo que quieras? Todo el mundo
tiene un precio.
El verdugo levantó la mano y lentamente se quitó la capucha.
La cara detrás de los pliegues de tela negra era hermosa como el
pecado y tenía los ojos de todo el calor del granito de invierno.
— ¿Por qué iba a arriesgar mi propia vida por tus padres? Si
desobedezco una orden, habrá consecuencias y ninguno de
vosotros vale la pena.
—Puedes hablar con la reina. Ella te escucha.
—Suponiendo que es cierto, y no estoy diciendo que lo sea,
¿Por qué iba a hacer eso por ti?
—Porque hay algo que deseas.
—Ya que pareces saberlo todo, qué es exactamente lo que
J.R. Ward The King

piensas que es —Dijo el verdugo en un tono aburrido.


—Estás atrapado allí tanto como cualquiera de ellos.
Recuerdo lo que es eso y te puedo asegurar que, la vida de este
lado de las paredes es mucho mejor.
— ¿Es por eso que te ves como una mierda, entonces?
—Piensa en ello. Puedo ofrecerte cualquier cosa del exterior.
Cualquier cosa.
Los ojos del verdugo se estrecharon. —Salvarlos a ellos no va
a salvarte a ti.
—Matarlos no va a hacer que regrese. Y es por eso que lo vas
hacer, ¿verdad? Así que ve con la reina, dile que has hablado
conmigo directamente y no me importa si los matas. Luego
sugiérele que se quede con todo lo que se les ha dado los
aposentos en que viven, la ropa y joyas que han adquirido con la
generosidad que recibieron, la comida en sus despensas. Todo.
Eso hará que la reina este completa de nuevo. Ella no ha perdido

Pagina 425
nada, nada deja de tras…
—Mentira. Ella no tiene un medio para su hija. Toda esta
“restitución” no va a resolver el hecho de que la princesa no tiene
compañero.
—No voy a ser yo. Te lo estoy diciendo en estos momentos.
Ustedes pueden joder a mi padre y a mi madre, puedes
amenazarme con hacerme daño físico, puedes destrozar mi casa…
— ¿Y si sólo te llevo ahora?
Trez sacó el arma que había escondido en la cinturilla en la
parte baja de su espalda. No apuntó al s'Ex. Lo puso directo bajo su
barbilla.
—Si lo intentas, voy a apretar el gatillo. Entonces tendrás un
cuerpo muerto, y a menos que la hija de ella sea una perra enferma,
no me va a querer.
s'Ex estaba quieto todavía. —Estas jodidamente loco.
—Cualquier cosa que quieras en el exterior, s'Ex. Tú te
encargas de esto por mí, y yo me ocuparé de ti.
J.R. Ward The King

Mientras el verdugo de la reina consideraba el trato, Trez


respiró suavemente, y pensó en las dos únicas personas que
realmente le importaban. Jesús Cristo Selena..., la deseaba, pero
no era bueno para los gustos de esa elegida. Demonios, incluso si
este prospecto de negociación funcionara, todavía sería un
proxeneta, y no podría cambiar su pasado.
Y luego estaba iAm.
La idea de perder a su hermano... ni siquiera podía ponerlo en
el pensamiento. Pero el macho iba a estar mejor sin él si no podía
solucionar este problema.
—Me sorprende que desees salvar a tus padres así. —Dijo
s'Ex sin darle importancia.
— ¿Me estás tomando el pelo? Si pierden su estatus, es peor
que la muerte para ellos. Lo que ellos me hicieron ha arruinado mi
vida y la de mi hermano. Esa mierda es mi venganza. Además,
como he dicho, no importa lo que hagas con ellos, no voy a volver

Pagina 426
allí.
El verdugo se movió y paseó a lo largo de la terraza, su bata
arremolinándose a su alrededor como la promesa de la violencia,
las bocanadas de su aliento eran como fuego de la respiración de
un dragón.
Después de un largo momento él estrechó las manos a la
espalda, y regresó.
Pasó un rato antes de que finalmente hablara y cuando lo
hizo, no estaba mirando a Trez. Estaba mirando el vaso del
apartamento.
—Me gusta este lugar.
Trez mantuvo la pistola en su barbilla, pero sintió una punzada
de ¿esperanza? Bueno, no una alegre y emocional, sin duda. Pero
tal vez había una solución después de todo.
s'Ex levantó una ceja —Tres dormitorios, dos baños y medio,
cocina agradable. Mucha luz. Pero las camas son de lo mejor, hay
grandes camas allí.
— ¿Quieres esto? es tuyo.
J.R. Ward The King

Mientras los ojos de s'Ex se deslizaron de nuevo a él, Trez


escuchó la frase de trato con el diablo una y otra y otra vez en su
cabeza.
—Le falta algo.
—Qué.
—Mujeres. Quiero que me traigas mujeres aquí. Te voy a
decir cuándo. Y quiero tres o cuatro a la vez.
—Lo tienes. Menciona el número y la hora y voy a traértelas.
—Tan seguro de ti mismo.
— ¿Cómo mierda crees que me gano la vida?
Los ojos de s'Ex ensancharon. —Pensé que eras propietario
de un club.
—No sólo vendo alcohol —Murmuró.

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—Hmm, que trabajo. —El verdugo frunció el ceño—. Sólo
para que quede claro, ella puede ordenarme ir tras tu hermano.
—Entonces voy a tener que matarte.
s'Ex echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada. —Muy
arrogante.
—Déjame explicarlo con claridad. Tocas a iAm y voy a
encontrarte. Tu último aliento será mío y tu corazón todavía estará
caliente cuando lo saque de tu pecho y me lo coma crudo.
—Ya sabes, es un milagro que no nos llevemos mejor.
Trez extendió la mano libre. — ¿Tenemos un acuerdo?
—Hay que considerar a la reina. Puedo no ser capaz de influir
en ella. Y para que seas consciente, si ella no lo considera, tu plazo
habrá pasado.
—Así que mátalos. —Sostuvo la mirada negra de s'Ex sin
vacilar—. Lo digo en serio.
El verdugo ladeó la cabeza, como si estuviera teniendo en
cuenta todos los ángulos. —Sí, evidentemente lo haces. Nos vemos
aquí en la mañana al mediodía con una muestra y veré lo que
J.R. Ward The King

puedo hacer en el territorio.


Antes de que s'Ex desapareciera, el macho estrechó
brevemente la palma que le ofreció. Y entonces se había ido, como
una pesadilla desterrada al despertar.
Desafortunadamente, Trez sabía el macho estaría de vuelta.
La pregunta era, ¿con qué tipo de noticias y qué clase de
apetito?

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J.R. Ward The King

Capítulo 38
Traductor: Mari Cruz
Corrector: Manny Rlhdn

Fue una hora después del ocaso cuando Abalone salió de su


casa, desmaterializándose a un lado de su jardín. La noche era
terriblemente fría, y cuando se materializó en la finca de una de las
familias más acaudaladas de la glymera, se tomó un momento de
respiro hasta que sus senos nasales se entumecieron.
Otros se estaban reuniendo, los machos y las hembras
apareciendo en la oscuridad, enderezando sus pieles y ricos
ropajes y joyas antes de encaminarse hacia la luz.
Con un peso en el corazón, les siguió.
Las grandes puertas talladas de la mansión permanecían

Pagina 429
abiertas por doggens, el personal inmóvil con sus uniformes, sólo
parpadeando.
La señora de la casa, siendo como era, permanecía de pie
bajo una lámpara de araña en el vestíbulo, su traje de alta costura
rojo brillante caía hasta el suelo en pliegues de seda. Sus joyas
eran rubíes, los destellos en su garganta, sus orejas y sus muñecas
una ostentosa exhibición.
Por ninguna razón en particular, pensó que las rojas gemas
de la verdadera reina de la raza eran mucho mejores, más grandes,
más claras. Había visto una pintura al óleo de la majestuosa
hembra allá en el Viejo País, e incluso a través de las capas de
pintura y del tiempo, el rubí saturnino y sus compañeros tenían un
resplandor tal que destruiría la pretensión que tenía delante.
No se veía al compañero de la anfitriona por ningún sitio.
Pero, de nuevo, ese macho tenía dificultades para permanecer de
pie durante largos períodos de tiempo.
No estaba para cosas mundanas.
La fila de recibimiento que se había formado avanzaba
rápidamente, y en un momento Abalone estaría besando la mejilla
J.R. Ward The King

empolvada de la hembra.
—Un placer que pudiera venir. —Dijo ella pomposamente,
agitando una mano en dirección a su espalda—. El comedor, si
gusta.
Mientras sus rubíes brillaban, él se imaginó con ojos vidriosos
a su hija, así, una gran dama en una gran casa.
Tal vez el castigo por no apoyar esta afrenta al trono
mereciera la pena. Él había encontrado el amor con su shellan
durante los años que ella había estado en la Tierra, pero eso había
sido suerte, había empezado a darse cuenta. La mayor parte de sus
contemporáneos, ahora masacrados en los ataques, habían tenido
relaciones sin amor ni sexo que habían girado en torno al circuito de
fiestas en lugar de en la mesa de la cena familiar.
Él no quería eso para su hija.
Sin embargo, si el amor le había ocurrido a él, seguramente
habría una oportunidad para ella, incluso en la glymera.

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¿Verdad?
Entrando en el comedor, encontró que todo estaba tal y como
había estado cuando el rey había aparecido ante ellos hacía poco
tiempo: la larga y estrecha mesa no estaba y las sillas estaban
colocadas en filas. Esta vez, sin embargo, los supervivientes de la
aristocracia se fueron sentando junto a sus compañeras.
Por lo general, las shellans no estaban incluidas en las
reuniones del consejo, pero no había nada de habitual en este
encuentro. O el último.
Y, de hecho, la reunión debería haber sido más sombría,
pensó mientras elegía un asiento tapizado de seda en la parte
trasera. Como contraste a mostrar algún respeto a la importancia
histórica, el peligro, la naturaleza sin precedentes de todo esto,
todos estaban charlando entre sí, los caballeros alardeando, las
damas moviendo las manos de tal y cual manera, para que sus
joyas brillaran.
De hecho, Abalone estaba solo en la última fila, y en lugar de
saludar a aquellos que conocía, soltó el botón de la chaqueta de su
traje y cruzó su pierna sobre su rodilla. Cuando alguien encendió un
J.R. Ward The King

cigarro, tomó un puro e hizo lo mismo, solo para tener algo que
hacer. Un Doggen apareció inmediatamente al lado de su codo con
un cenicero en un soporte de latón, asintió dando las gracias y se
concentró en dar golpecitos a la ceniza.
Él era poca cosa para todos ellos, porque hacía mucho tiempo
había decidido que lo mejor era volar bajo el radar. Su sangre había
visto de primera mano las crueldades de la corte y la sociedad, y él
había aprendido esa lección a través de la lectura de los diarios que
habían llegado hasta él. La verdad era que tenía mas recursos
financieros que todos los que estaban en la sala y juntos
difícilmente podrían alcanzarlo.
Gracias, Apple Computer.
La mejor inversión que nadie en los años ochenta podría
haber hecho. Y luego habían estado las grandes compañías
farmacéuticas en los noventa. ¿Y antes de eso? Las corporaciones
de acero y las compañías de ferrocarril durante el cambio de siglo.

Pagina 431
Siempre había tenido una habilidad especial para descubrir
hacia donde se estaban encaminando los humanos, con sus
entusiasmos y necesidades.
Si la glymera supiera esto, su hija sería un producto de gran
valor.
Lo cual era otra razón para que no hablara de su patrimonio
neto.
Era increíble lo lejos que llegaba su linaje a través de los
siglos. Y pensar que se lo debían todo al padre del rey.
Diez minutos más tarde, el salón estaba lleno, más que
cuando se reunían para las fiestas, y eso, era señal de que la
glymera tenía al menos cierto interés por la magnitud de lo que
estaba pasando. Lo de llegar elegantemente tarde no se aplicó esta
noche; las puertas iban a ser cerradas justo…
Miró su reloj.
…ahora.
Efectivamente, hubo una reverberación de sonido cuando la
pesada madera se deslizó a su sitio.
J.R. Ward The King

Todos y cada uno de ellos se sentaron y guardaron silencio, y


entonces fue capaz de contar las cabezas y averiguar quién se lo
había perdido. Rehvenge, el leahdyre, por supuesto, se había aliado
a sí mismo con Wrath y nadie iba a comprobar ese lazo. Marissa
tampoco estaba, aunque su hermano, Havers, estaba aquí pero ella
se había emparejado con aquel hermano que nadie conocía
realmente y que se suponía era del linaje de Wrath.
Naturalmente que ella también estaría ausente.
Los paneles de las puertas a la derecha de la chimenea se
abrieron y seis machos entraron. Instantáneamente, los reunidos se
irguieron en sus asientos. Reconoció a dos de ellos
inmediatamente, el de la apariencia aristocrática de delante, y el
del feo labio leporino detrás, quien había venido a visitarle con
Ichan y Tyhm. Los cuatro de en medio tenían el mismo aspecto
tenebroso: cuerpos grandes, figura de guerreros, estaban alertas
pero no nerviosos, preparados, con sus armas guardadas, pero a
mano.

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Su control era lo que daba más miedo de ellos.
Solo los que no tuvieran miedo podrían estar relajados en esta
situación.
La señora de la casa condujo dentro a su hellren, el macho
que caminaba inclinando la cabeza sobre su bastón que usaba con
su mano libre, su pelo blanco, su rostro arrugado como cortinas
plisadas.
Ella le sentó como si fuera un niño, arreglando la chaqueta de
su traje, alisando su brillante corbata roja.
Entonces se dirigió a los reunidos, las manos entrelazadas
como una soprano, a punto de cantar a pleno pulmón un aria, en un
teatro lleno. Su regocijo ante la atención que recibía era
completamente inapropiado en la mente de Abalone.
De hecho, toda esta cosa era una pesadilla, pensó mientras
sacudía de nuevo la ceniza.
A medida que su boca empezó a hablar, lanzando gracias y
reconocimientos, él se preguntó cómo le irían las cosas cuando su
“amado” fuera al Fade. Indudablemente, eso dependía del
testamento, y de si éste era un segundo emparejamiento, y de si
J.R. Ward The King

había jóvenes en la línea de sangre que la precedieran en su


carrera por los bienes.
Ichan fue el siguiente en subir al escenario. “Encrucijada,
medidas necesarias, el trabajo de Tyhm para exponer la debilidad
conjunta ante la raza… compañera mestiza… heredero con un
cuarto de humano...”
Era la retórica que ya le había comunicado a él, la
recapitulación simplemente, intentando fingir que era la primera vez
que ninguno oía hablar de todo esto. Pero todo había sido
preparado, las expectativas dispuestas de antemano, las
repercusiones reconocidas como necesarias.
Abalone miró hacia el rincón más alejado de la sala. Tyhm, el
abogado, estaba de pie con toda la apostura de un perchero, su
cuerpo largo y delgado sostenido con esfuerzo en vertical. Estaba
nervioso, sus ojos a la vez absortos y parpadeando demasiado.
—…La moción de censura debe ser unánime, para esta, la

Pagina 433
mayoría del Consejo. Más aún, sus firmas irán junto con sus sellos
en este documento preparado por Tyhm—. Ichan alzó un pergamino
con los símbolos del Idioma Antiguo dibujados con esmero en tinta
azul y luego señaló a una fila de cintas multicolores, un tazón de
plata de ley con velas rojas, y un montoncito de servilletas blancas
de lino —. Todos sus colores están presentes aquí.
Abalone miró el enorme anillo de sello de oro que reposaba
pesadamente en su mano. Era el que había usado su padre, el
escudo tallado tan profundamente en el metal que incluso con el
paso de los siglos, el contorno, las volutas y los símbolos eran
obvios.
En honor a la verdad, el oro del anillo había sido sin duda
alguna brillante cuando había sido fundido, pero ahora era mate por
la pátina de uso y desgaste bien ganada por los machos de su
familia. Honorablemente ganada.
Esto estaba mal, pensó una vez más. Todo este complot
contra Wrath, era falso, orquestado solo para servir a las
ambiciones de los aristócratas que no eran dignos al trono: a ellos
no les preocupaba la pureza de sangre del heredero. Solo era una
forma de hablar, para justificar su meta.
— ¿Podríamos hacer una votación? —Ichan miró a la
J.R. Ward The King

multitud—. Ahora.
Esto estaba mal.
La mano de Abalone comenzó a temblar tanto que dejó caer
el puro al suelo y no pudo moverse para recogerlo.
Di no a esto, se dijo. Levántate por lo que es.
— Todos los que estén a favor, que digan “Sí”.
Él no dijo nada. Aunque no porque tuviera el coraje de ser el
único “No” cuando se solicitó la disensión.
Tampoco abrió la boca entonces.
Abalone dejó caer la cabeza cuando el mazo golpeó la
madera.
—La moción es aprobada. El voto de no confianza prosigue.
Ahora unámonos todos para enviar este mensaje de cambio a los
de nuestra raza.

Pagina 434
Abalone se inclinó y recogió su puro. El hecho de que hubiera
quemado un pequeño agujero en el suelo barnizado le pareció
adecuado.
Esta noche él estaba dejando una mancha en el legado de
sus ancestros.
En lugar de adelantarse hacia el pergamino, se quedó donde
estaba mientras cada representante de las familias y todas las
hembras iban y se pavoneaban ante Ichan, haciendo su parte
mientras se fijaban sellos y cintas. Era como contemplar a los
actores en un escenario, cada uno de ellos disfrutando su momento
de gloria, de estar bajo los focos.
¿Sabían lo que estaban haciendo? Pensó. Pasándole las
riendas a quien ¿Ichan? ¿Al frente de esos combatientes? Esto era
desastroso.
— ¿Abalone?
Sacudiéndose a sí mismo ante el sonido de su nombre,
levantó la mirada. Toda la sala le estaba mirando fijamente.
Ichan le sonrió desde su lugar. —Usted es el último, Abalone.
J.R. Ward The King

Ahora era la oportunidad de vivir de acuerdo al nombre de su


abuelo. Ahora era el momento de expresar su opinión de que esto
era un crimen, esto era…
—Abalone. —Ichan seguía sonriendo, pero había una
marcada demanda en su tono—. Su turno. Por su sangre.
Cuando dejó el puro en el cenicero, su mano comenzó de
nuevo a temblar. Aclarándose la garganta, se puso de pie,
pensando en la bravura de su linaje, la forma en que su antepasado
había hecho lo que era correcto a pesar del riesgo.
La imagen de su hija irrumpió en su flujo de emoción.
Y sintió lo ojos de los demás como un millar de miras láser
enfocadas en él.
Con intención de matar.

Pagina 435
Cuando Wrath oyó un toque en la puerta abovedada de su habitación, maldijo en voz
baja y lo ignoró.
— Wrath, debes recibir a quien quiera que sea.
Tomó otra cucharada de la sabrosa sopa que había sido preparada delante de él con
verduras que él mismo había salido a recoger de la tierra. El sabor era sutil, el caldo
aromático, los trozos de carne eran de una vaca recién sacrificada que había crecido en sus
establos.
A la que él mismo había matado.
El toque llegó de nuevo.
—Wrath —Reprendió Anha mientras se acomodaba por sí misma encima de sus
J.R. Ward The King

almohadas—. Otros te necesitan.


Él no tenía ningún sentido del tiempo, ya fuera de día o de noche, de cuántas horas
o noches habían pasado desde que ella había regresado a él. Y no le importaba. Como
tampoco le importaban nada los caprichos de la corte o las preocupaciones de los
cortesanos.
Más toques.
—Wrath, dame la cuchara y contesta a la puerta. —Le ordenó su hembra.
Oh, eso le hizo sonreír. Ella había vuelto de verdad.
—Tus deseos son órdenes para mí. —Dijo, colocando el amplio cuenco en su
regazo y dándole el cubierto que había usado.
Habría preferido con mucho seguir alimentándola él mismo. ¿Pero verla capaz de
realizar el esfuerzo sin derramar nada y efectuar el proceso de seguir introduciendo
alimento en su vientre? Eso le relajaba por dentro.

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Y sin embargo, por desgracia, una sombra colgaba aún sobre ellos: ni él ni ella
habían hablado acerca de la criatura, sobre si les habían robado o no su más preciado
deseo.
Era demasiado doloroso hablar sobre eso, especialmente a la luz de la revelación
hecha por Tohrture.
—Wrath. La puerta.
—Sí, mi amor.
Avanzando a través de las alfombras, estaba listo para decapitar a cualquiera que
se atreviera a entrometerse en la recuperación.
Excepto que cuando abrió los pesados paneles, quedó congelado.
Fuera, en el corredor, la Hermandad de la Daga Negra se había amontonado, sus
cuerpos de luchador asfixiando lo que de otra manera, era un espacio más que amplio.
El instinto de proteger a su shellan le hizo desear una daga en su mano mientras
salía y cerraba la puerta detrás de él.
J.R. Ward The King

De hecho, esa ansia de defender su territorio le tenía cerrando sus puños a pesar de
que nunca había sido entrenado para luchar. Pero moriría para salvarla.
Sin una palabra, sus dagas negras aparecieron, la luz de las antorchas capturando y
deslumbrando a través de aquellas superficies asesinas.

Con el corazón desbocado, se preparó para un ataque.


Excepto que no fue así: Como uno solo, cayeron de rodillas, inclinaron sus cabezas, y
golpearon el suelo, sus dagas arrancando esquirlas del suelo de piedra.
Tohrture levantó primero sus ojos increíblemente azules.
— Nos comprometemos con vos, y solamente con vos.
Y entonces todos le miraron, con un profundo respeto en sus rostros, aquellos
cuerpos increíblemente preparados para ser llamados a su servicio, para él, por él y
únicamente de esa manera.

Pagina 437
Wrath puso su mano sobre su corazón y no pudo hablar. No había comprendido
hasta ese momento lo solo que había estado, sólo su shellan y él contra el mundo, lo que
había sentido como suficiente. Hasta ahora.
Y esto era tan opuesto a la glymera. Los gestos de los cortesanos eran hechos
siempre en público, y no tenían más profundidad que cualquier representación, una vez
ejecutada, ya era pasado.
Pero estos machos…
Por tradición y costumbre, el rey no se inclinaba ante nadie.
Y aun así, se inclinó ahora. Profunda y reverentemente.
Recordando las palabras que había oído decir a su padre, pronunció, —Vuestro
juramento es aceptado con gratitud por vuestro rey.
Luego añadió algo por su cuenta: —Y es reciproco. Me comprometo ante vosotros,
todos y cada uno, que les ofreceré la misma lealtad que han ofrecido y yo he aceptado.
Miró a cada uno de los hermanos a los ojos.
J.R. Ward The King

Su padre había usado a aquellos machos criados especialmente por su fuerza física,
pero su alianza había sido principalmente con la glymera.
El instinto le dijo al hijo, que el futuro sería más seguro si ocurría lo contrario: Con
estos machos detrás de él y su amada y cualquier descendencia que pudieran tener tendrían
la mejor oportunidad de sobrevivir.
—Hay alguien que desea reunirse con vos, —Dijo Tohrture desde su posición en el
suelo—. Nosotros estaríamos honrados de permanecer de guardia aquí a vuestra puerta
mientras vos atendéis esta necesidad en su cámara de recepciones.
—No abandonaré a Anha.
— Si lo desea, mi señor, por favor, proceda a hacerlo en su otra cámara. Éste es
alguien con quien necesitáis hablar.
Wrath entrecerró sus ojos. El hermano permaneció firme. Todos ellos eran
inquebrantables.

Pagina 438
—Dos de ustedes vengan conmigo. — Se oyó decir a sí mismo—. El resto
permanezcan aquí para seguir protegiéndola.
Con un jodido grito de guerra, la hermandad se levantó en masa, sus duros rostros
imperturbables eran el peor pronóstico del estado de las cosas. Pero a medida que se
colocaban delante de su cámara matrimonial, Wrath supo en su corazón que ellos darían la
vida por él o su shellan.
Sí, pensó. Su guardia privada.
Cuando se iba, Tohrture avanzó delante de él, y Ahgony se colocó detrás, y entonces,
otros tres de ellos les precedieron, Wrath sintió la protección cubriéndole como si fuera una
cota de malla.
— ¿Quién está esperándonos? — Dijo Wrath en voz baja.
— Nosotros le colamos. —Fue la tranquila respuesta. – Nadie puede conocer su
identidad o no sobrevivirá una quincena.
Tohrture fue quien abrió la puerta, y por causa de su envergadura, no se pudo ver
quién estaba en la esquina, estaba de pie una figura encubierta y encapuchada, pero no
firme: quien quiera que fuera, estaba temblando, los pliegues de la tela movidos por todo el
J.R. Ward The King

miedo que contenía su cuerpo.


La puerta fue cerrada por Ahgony, y los Hermanos no se alejaron de su lado.
Inspirando, Wrath reconoció el aroma.
— ¿Abalone?
Manos de un pálido fantasmagórico temblaron durante su camino hasta la capucha
y la retiraron. Los ojos del joven macho estaban muy abiertos, su cara carente de color. —
Mi señor —Dijo, cayendo al suelo, inclinando su cabeza.
Era un joven cortesano de una familia menor, el resultado de una sucesión de
petimetres, el único que estaba allí por la gracia de la sangre en sus venas y nada más.
— ¿Qué dices? —Preguntó Wrath, inspirando por su nariz. Captó el olor del miedo,
sí, pero había algo más. Y cuando lo definió por sí mismo, quedó impresionado.
La nobleza no era normalmente una emoción que pudiera ser olfateada. Eso estaba
más en el ámbito del miedo, la tristeza, la alegría, la excitación pero este proyecto de

Pagina 439
macho, apenas a un año de una transición que había hecho poco por aumentar su peso
corporal o su estatura, tenía un propósito bajo su miedo, una motivación que le impulsaba y
que solo podía ser noble.
—Mi señor. — Con voz estrangulada —. Perdone mi cobardía.
— ¿En referencia a qué?
—Yo sabía, sabía lo que ellos harían y yo no… —Se le escapó un sollozo—.
Perdonadme, mi señor.
Mientras el hombre se derrumbaba, se le presentaron dos enfoques. Uno agresivo. El
otro conciliador.
Sabía que iba a llegar más lejos con éste último.
Caminando hacia el macho, extendió la palma de su mano.
— Levántate.
Abalone pareció confundido por la orden. Pero entonces aceptó la mano levantada y
la guía que le llevó hacia una de las sillas de roble tallado cerca de la chimenea.
J.R. Ward The King

— ¿Aguamiel? — Preguntó Wrath.


—N-n-n-no, gracias.
Wrath se sentó frente al macho, su silla gruñendo bajo su peso de una manera que la
de Abalone no había hecho.
—Inspira profundamente.
Cuando la orden fue obedecida, Wrath se inclinó. —Dime la verdad y yo me
encargaré de lo que sea que temes. Nadie puede tocarte, siempre y cuando no digas ninguna
falsedad.
El hombre escondió su rostro entre sus manos. Luego respiró hondo de nuevo. —
Perdí a mi padre antes de mi transición. Mi madre también, murió en el lecho de parto. En
eso soy como vos.
— Es terrible para uno quedarse sin padres.
Abalone dejó caer sus manos, revelando unos ojos que eran firmes. — No se

Pagina 440
suponía que iba a descubrir lo que encontré. Pero hace tres amaneceres, estaba abajo en las
celdas del castillo. No podía dormir, y mi melancolía me hizo pasear bajo tierra. No tenía
ninguna vela, y mis pies estaban cubiertos por calzado de cuero blando por lo tanto, cuando
escuché voces, ellos no se dieron cuenta de mi acercamiento.
— ¿Qué viste? — Preguntó Wrath amablemente.
—Hay una habitación oculta. Debajo de las cocinas. Nunca la había visto antes,
porque su puerta tiene una cobertura que coincide con los muros de debajo y no la hubiera
notado excepto que el panel falso no había logrado cerrarse correctamente. Se había pillado
con una piedra, haciendo una rendija a través de la cual mis ojos podían enfocar. En el
interior, había tres figuras, y estaban rodeando un caldero encima de una llama. Sus voces
se callaron cuando uno de ellos añadió hierbas de algún tipo dentro del agua que estaban
calentando. El hedor era horrible y estaba a punto de darme la vuelta y seguir con mis
preocupaciones cuando escuche vuestro nombre.
Los ojos de Abalone estaban fijos en un punto lejano, como si estuviera
contemplando y escuchando de nuevo aquello que estaba relatando. —Excepto que no erais
vos. Era vuestro padre. Estaban discutiendo cómo había enfermado y muerto e intentando
determinar la cantidad apropiada para alguien de menor estatura—. El macho negó con la
J.R. Ward The King

cabeza. — Retrocedí. Después me apresuré. Mi mente estaba confundida por lo que había
presenciado, y me convencí a mí mismo… Debo haber imaginado eso. Seguramente ellos no
podían haber estado hablando sobre vuestro padre, vuestra compañera. Era solo… ellos os
habían prometido fidelidad a vos y a vuestra sangre. Así que ¿cómo podían ellos permitir
que tales cosas salieran de sus labios y llegaran a los oídos de otros? — Unos ojos claros e
inocentes se encontraron con los de Wrath.
— ¿Cómo pudieron hacer tal cosa?
Controlando su furia interna, Wrath extendió la mano y la colocó encima del hombro
del joven. Aunque sus edades no eran tan distantes, se sintió como si estuviera hablando con
alguien de una generación muy diferente a la suya.
—No te preocupes por su motivación, hijo. El impuro se confunde con el justo.
Los ojos de Abalone parecieron estar mejor. — Me convencí a mí mismo de que me
había equivocado. Hasta que la reina… —Puso de nuevo su cara entre las palmas de sus
manos. — Queridísima Virgen Escriba en el Fade, cuando la reina cayó al suelo, supe que

Pagina 441
yo os había fallado. Supe que no era diferente de aquellos que habían causado el daño,
porque no detuve aquello que debería haber sabido…
Para evitar un completo desmoronamiento, Wrath apretó el otro hombro. —
Abalone… Abalone, detente.
Cuando hubo regresado un mínimo de compostura, Wrath mantuvo su tono de voz, a
pesar de que en su interior estaba hirviendo. —No eres responsable por las acciones de los
infames.
— Debería haber acudido a vos. — Ellos mataron a la reina.
—Mi compañera está viva y bien. —No había razón para hacer hincapié en lo
cerca que había estado de perderla—. Te lo aseguro, ella está muy bien, de hecho.
Abalone se desplomó. — Gracias a la bienaventurada Virgen Escriba.
—Y tú estás perdonado, por mi parte y la de los míos. ¿Lo comprendes? Yo te
perdono.
—Mi señor, — Dijo el macho, dejándose caer de nuevo al suelo y posando su frente
contra el anillo con el diamante negro que Wrath portaba. — No merezco esto.
J.R. Ward The King

—Lo haces. Debido a que acudiste a mí, puedes hacer la reparación que buscabas.
¿Puedes conducir a uno de los Hermanos abajo a ese lugar oculto?
—Sí, —Dijo el macho sin vacilación. Poniéndose en pie de un salto, se colocó su
capucha—. Se lo mostraré ahora.
Wrath asintió a Ahgony. — Ve con él.
— Mi señor —Dijo el hermano, aceptando la orden.
—Solo una cosa antes de que te marches —Dijo Wrath en un gruñido—.
¿Puedes decirme quiénes eran?
Los ojos de Abalone se clavaron en los suyos. — Sí. Cada uno de ellos.
Wrath sintió como sus labios se curvaban en una sonrisa, aunque no sentía ninguna
alegría o felicidad en su corazón.
— Bueno. Eso es muy bueno, hijo.

Pagina 442
J.R. Ward The King

Capitulo 39
Traductor: Luisa Camargo
Corrector: Pilar Ocampo

Había una ventaja en vivir solo y ser repudiado por tu padre:


cuando no ibas a casa por un día entero, nadie iba rechinando los
dientes sobre tu posible desaparición.

Ciertamente reducía las llamadas en tu teléfono, pensó


Saxton mientras se sentaba al otro lado de las puertas dobles del
estudio de Wrath. Acomodándose a si mismo en el adornado banco,
miro por encima de la barandilla de oro. Silencio. Ni siquiera los
doggen limpiaban. Por otra parte, algo estaba pasando el la casa,
algo grande. Podía sentirlo en el aire, y aunque no tenía mucha
experiencia con las mujeres, sabía lo que era.

Pagina 443
Alguien estaba teniendo su necesidad, no era la elegida Layla
de nuevo, por supuesto. Pero había oído que una mujer podría
estimular a otras a lo lejos, y claramente era eso lo que había
sucedido.

Dios, esperaba que no fuera Beth, pensó mientras se frotaba


los cansados ojos. Las cosas tenían que ser resueltas antes de que
ella…

─ ¿Sabes donde esta?

Saxton miro por encima de la barandilla de nuevo.

Rehvenge, el Leahdyre del concejo, había conseguido llegar a


la mitad de la escalera de honor sin que se notara su presencia.

Y al parecer, algo más se estaba cocinando por la expresión


de su cara; como siempre el hombre lucia una figura de corte
imponente, con su abrigo de visón y su bastón rojo, pero era su
expresión desagradable lo que lo ponía en un territorio francamente
J.R. Ward The King

mortal.

Saxton se encogió de hombros ─También estoy esperando


por él.

Rehv camino hasta el segundo piso y se paseo por la puerta


del estudio como si fuera a comprobar que no había nadie ahí.

Luego frunció el ceño, giro sobre el talón de sus mocasín LV74


y miro hacia el techo, mientras discretamente se acomodaba a si
mismo su pantalón.

En ese momento, se puso pálido ─ ¿Eso es Beth?

No había razón de definir lo que “eso” era. ─Creo que si.

─Oh, por el amor de Dios ─El leahdyre se sentó en el banco


de enfrente y fue cuando Saxton se dio cuenta del tubo de cartón
largo y fino que llevaba─. Esto se pone cada vez peor.

Pagina 444
─Lo hicieron ─susurro Saxton─. ¿No lo hicieron verdad?

La cabeza de Rehv se giro y lo miro con los ojos amatista


entrecerrada. ─ ¿Como lo sabes?

─ ¿Me odias?

─Si.

Saxton miro hacia otro lado. ─Trate de advertirle al rey.


Pero… él iba a cuidar de su shellan

─No has respondido mi pregunta.

─Fui a la casa de mi padre para un rendimiento del comando.


Y cuando estuve allí, me di cuenta de todo el asunto ─cogió su
teléfono y comenzó a desplazarse por sus fotos, mostrándoselas a
Rehv─. Tome estas. Son libros de las antiguas leyes, todos abiertos
en referencias de herederos y sangre. Como he dicho, esperaba
hablar con Wrath ayer en la noche.

74
Louis Vuitton. Hace referencia a la marca de zapatos.
J.R. Ward The King

─No habría importado ─Rehv pasó la mano sobre su


recortada Mohawk─. Tenían todas las ruedas ya en
movimiento.

Al otro lado del salón, por la sala de estatuas, la puerta que


conducía a la planta superior se abrió. Lo que surgió fue…

─Mierda ─Rehv sacudió la cabeza y murmuro─: Ahora


sabemos a lo que se parece el apocalipsis zombie.

El sujeto tambaleante, de parpados pesados y extremidades


caídas tenia un parecido con el rey, el pelo largo y húmedo de una
ducha todavía caía en forma de pico sobre su cara, las gafas
envolventes estaban bien y si, la camiseta sin mangas negra y el
uniforme de cuero. Pero todo lo demás estaba mal. Había perdido
mucho peso, sus pantalones colgaban sueltos como banderas
alrededor de sus piernas, la cintura de sus pantalones estaba suelta
en sus muslos, incluso la camisa supuestamente ceñida ondulaba

Pagina 445
en su pecho. Y su rostro estaba tan mal. La piel se había hundido
alrededor de sus pómulos altos y su pesada mandíbula, y la
garganta… Querida Virgen Escriba, su garganta.

Las venas a ambos lados de su cuello habían sido tomadas


tan a menudo y con tanta fuerza, que parecía un extra en La
Matanza de Texas75.

Y sin embargo, el hombre parecía estar flotando en una nube.


El aire que le precedía era suave como una brisa de verano, una
sensación de satisfacción y felicidad de estar rodeado de una
burbuja.

Era una pena tener que arruinarlo.

Wrath los reconoció de inmediato, se detuvo y su cabeza iba


de lado a lado como si estuviera midiendo sus rostros. En cambio,
Saxton estaba seguro que lo que veía eran sus auras.

─ ¿Qué?

75
Película de terror independiente, que se ha convertido en una película de culto.
J.R. Ward The King

Dios, esa voz ronca, era apenas un susurro. No había fuerza


detrás de él.

─Tenemos que hablar ─Rehv golpeo el tubo en su mano


como si fuera un bate de beisbol ─. Ahora.

Wrath respondió con una cadena vil de maldiciones. Y luego


dijo entre dientes ─No me jodas, ¿me puedes dar una puta hora
para alimentar a mi shellan después de su necesidad?

─No. No podemos. Y necesitamos a los hermanos. A todos


ellos.

Rehv se puse de pie con ayuda de su bastón. ─La glymera


voto, mi amigo. Y tenemos que tener una respuesta.

Wrath no se movió durante un tiempo.

─ ¿Por qué motivos?

Pagina 446
─Tu reina.

Ese rostro ya pálido se volvió ahora ceniciento.

─Fritz ─el rey grito hacia la parte superior a todo pulmón.

El mayordomo se materializo desde la sala de estar del


segundo piso, como si hubiera estado esperando a ser convocado
por horas.

─ ¿Si, señor?

Con total agotamiento el rey murmuro. ─Beth necesita


comida. Llévale todo lo que pueda desear, la puse en el baño. Así
que será mejor que veas como esta. Esta débil y no quiero que se
desmaye y se ahogue.

Fritz hizo una reverencia tan baja, que era una maravilla que
la cara no cepillara la alfombra.

─Ahora mismo.
J.R. Ward The King

A medida que el doggen se apresuró a salir, Wrath lo llamo

─Lleva a mi perro afuera Y luego tráelo a mi oficina.

─Por supuesto, señor. Será un placer.

Wrath se giro y se enfrento a las puertas abiertas de su


estudio como si fueran la horca ─Rehv, llama a la hermandad.

─Roger a eso. Y Saxton tiene que estar en el encuentro,


alguien tiene que emitir una opinión legal de todo esto

Wrath no respondió. Él solo entro en la habitación de color


azul pálido, una sombra viviente en el centro de todo ese mobiliario
francés elegante.

En ese momento, Saxton pudo ver el desgaste a causa del


peso que el macho llevaba en sus hombros, pudo sentir el fuego
que quemaba sus pies, el sentido de perdida que causaba este

Pagina 447
bache en el camino.

Wrath era el capitán del barco de la raza. Y como tal se


hundiría con el.

No tenía gratificación. Nada de eso. Las horas que ese macho


había pasado encadenado a la mesa de su padre, el papeleo que
pasaba por sus manos, un sinfín de papeles que otros habían
preparado, que Saxton le había presentado, y que Wrath había
firmado, para que volviesen al pueblo. Un infinito mar de
necesidades que te chupan la vida.

Poniéndose de pie. Saxton enderezo la ropa que había estado


usando desde que había ido a la casa de su padre y descubrió que
ya era demasiado tarde.

¿Lo que fuera que pasara ahora? Él estaba arrinconado, y no


solo porque él y su padre estaban separados.

Sabía muy bien lo que era ser forzado a encajar en un molde.


Y luego ser satanizado por no haber cumplido.
J.R. Ward The King

Trágicamente él y Wrath eran almas gemelas.

En silencio y con el corazón encogido, Sola camino por la


casa que había compartido con su abuela, al pasar de una
habitación a otra, viendo todo y al mismo tiempo sin ver nada.

─ Puedo contratar a alguien para hacer esto ─dijo Assail en


voz baja.

Parando en la cocina, se apoyó sobre la mesita redonda y

Pagina 448
miro por la ventana. A pesar de que no había luces externas, se
imagino la entrada posterior cubierta de nieve. Lo imagino allí
parado, en el frio.

Era tan frustrante. Había traído colosales cajas de U-Haul76


para empacar sus cosas, no quería recordar nada sobre ese
hombre. Pero cuando abrió los armarios e hizo estimaciones sobre
la cantidad de papel periódico que iba a necesitar, era todo lo que
venia a su mente: no era por abandonar la casa, ni las cosas que
iba a tener que dejar, ni los años que había pasado desde ese día
de otoño en el que ella y su abuela habían llegado y decidido que si,
esta casa lo haría por ellas.

Había pasado mucho tiempo.

Y sin embargo, la única cosa que estaba en su mente era el


hombre que estaba detrás de ella.

─ ¿Marisol?

Ella lo miro por encima del hombro. ─ ¿disculpa?

76
Compañía de mudanzas que cuenta con bodegas para almacenar.
J.R. Ward The King

─Te pregunte que ¿Por donde te gustaría empezar?

─Ah…por el piso de arriba, creo.

Al salir de la sala, tomo algunas de las cajas desarmadas,


deslizo algunos rollos de cinta en su muñeca, y subió las escaleras.
En el rellano, se decidió por su habitación.

Fue cuestión de un momento armar una de las cajas


medianas, arranco la cinta con un ruido como el de la tela al ser
desgarrada, los dientes ayudaban con su trabajo. Los cuatro lados
se convirtieron en algo solido capaz de mantener las cosas dentro.

Su abuela había estado lavando su ropa el tiempo suficiente


para que la mujer supiera cuales eran sus ropas favoritas y Assail
las había llevado. Lo que quedo en el closet eran las segundas
opciones y ellas los echo encima sin sudar: pantalones de yoga que
se había lavado tantas veces que ya era de color gris oscuro, no

Pagina 449
negro; cuello de tortuga que habían perdido el elástico alrededor de
la garganta pero eran funcionales en caso de apuro; bras que
estaban un poco deshilachados en las copas; paños suaves y
gruesos que estaban pelados arriba; pantalones vaqueros de la
escuela secundaria que utilizaba como una escala para medir su
peso.

─Aquí ─dijo Assail suavemente.

─ ¿Qué…? ─mientras miraba su pañuelo, se dio cuenta que


estaba llorando─. Lo siento.

Antes de darse cuenta, se sentó sobre su cama doble. Y


después de secarse los ojos, se quedo mirando el pañuelo, tocando
el fino tejido de ida y vuelta bajo sus dedos.

─ ¿Qué te aflige? ─le pregunto, cuando se arrodillo a su lado.

Mirándolo ella estudio su rostro.

Dios, no podía creer que nunca había pensado en que era


hermoso.
J.R. Ward The King

Y sus extraordinarios ojos claros eran un charco de


compasión. Pero tenía la sensación de que iba a cambiar.

Tengo que irme ─dijo ella bruscamente

─ ¿De esta casa? Si por supuesto. Y vamos a ponerla en el


mercado, y tú…

─De Caldwell.

La quietud que se apodero de él era tan pronunciada como


una explosión de actividad. Todo cambió, pero él se mantuvo en la
misma posición.

─ ¿Por qué?

Ella respiro profundo ─No puedo… No puedo quedarme


contigo para siempre.

─Por supuesto que si.

Pagina 450
─ No, no puedo ─ella se centro en su pañuelo─. Me voy en la
mañana y mi abuela vendrá conmigo.

Assail estallo y empezó a caminar por la habitación. ─Pero


estas a salvo conmigo.

─No puedo ser parte de la vida que estas viviendo. Es que…


no puedo.

─ ¿Mi vida? ¿Que vida?

─Se lo que viene después. Sin Benloise, van a necesitar


conseguir el producto en alguna parte y tu vas a resolver el
problema, haciendo que, de alguna manera te ponga a cargo, no
solo de el suministro de muchos clientes al por menor en Caldwell,
sino que pasaras a ser el mayor vendedor de la costa este.

─No sabes cuales son mis planes.

─Te conozco. Lo que haces es dominar, y eso no es algo


malo. A menos que estés tratando con alguien que intenta alejarse
J.R. Ward The King

de todo─, ella hizo un movimiento con la mano hacia atrás y hacia


adelante─. De esto

─No tienes que ser parte de mi trabajo.

─Así no son las cosas y lo sabes ─Ella levanto la vista hacia


él ─Podría ser si fueras un abogado, pero no lo eres.

─Entonces ¿Pensaste que alejarte de mi era una mejor


opción?

Divertido, una parte de ella se animaba al ver que estaba


hablando como si fueran pareja. Pero la realidad piso ese pequeño
rayito de sol. ─ ¿Crees que podrías hacer otra cosa?

El silencio que siguió respondió de alguna forma lo que estaba


pensando.

Su voz sonaba molesta ─No entiendo el cambio tan abrupto.

Pagina 451
─Fui sacada de mi casa, secuestrada, retenida contra mi
voluntad y casi violada, ─el retrocedió como si lo hubiera
abofeteado, ella maldijo─. Es solo que… ya es hora de que deje
atrás esta vida criminal para siempre. Tengo suficiente dinero como
para no tener que trabajar, y tengo otra casa.

─ ¿Donde?

Ella bajo la mirada. ─Aquí no.

─Ni siquiera vas a decirme a donde vas.

─Creo que me buscarías. Y estoy demasiado débil en este


momento para decir que no.

De repente un olor a especias estaba en el aire, ella miro a su


alrededor, pensando en las muestras de colonia que venían en las
revistas. Pero nada había cambiado, solo estaban los dos en casa,
no había Pluglns Glade77 a la vista.

77
Reconocida marca de ambientadores para el hogar.
J.R. Ward The King

Él camino por la barata alfombra y se cernió sobre ella. ─No


quiero que te vayas.

─Tal vez este loca, pero me alegra, ─ella trajo el pañuelo a su


boca y lo froto de un lado a otro sobre sus labios─. No quiero ser la
única sintiéndose así.

─Puedo mantenerte separada de los negocios. No tienes por


qué saber nada de las operaciones, la distribución, el efectivo.

─Excepto que durante todo el tiempo que sea tu novia, o lo


que sea, soy un objetivo y si mi abuela vive con nosotros también lo
será. Benloise tiene familia, no aquí en estados unidos, pero si en
Suramérica. Tarde que temprano, su cuerpo va a aparecer, o su
ausencia se va a notar, y tal vez te involucren o no.

─ ¿Crees que no puedo protegerle? ─pregunto con altivez

─Pensé que podía cuidarme. ¿Y esa casa tuya? La he

Pagina 452
comprobado, como sabes, es una fortaleza, te concedo eso. Pero
las cosas suceden. La gente puede entrar. La gente… lastimar.

─No quiero que te vayas.

Levanto los ojos hacia él y sabía que nunca iba a olvidar la


forma en que se veía en el centro de su pequeña habitación, con las
manos en las caderas, frunciendo el ceño y un aire de confusión
rodeándolo. Como si estuviera acostumbrado a salirse con la suya
en todos los aspectos de la vida que no podía comprender lo que
estaba sucediendo.

─Voy a echarte de menos ─ella dijo con una voz cansada─.


Todos los días, todas las noches ─Pero tenía que ser inteligente. La
atracción había estado allí desde el principio y cuando fue a salvarla
había añadido otra dimensión a todo eso, se había forjado una
conexión emocional que se había formado de su terror y dolor.

¿El problema?

Nada de eso era una base solida para una relación.


J.R. Ward The King

Demonios, lo conoció mientras lo espiaba para un distribuidor


drogas. Él la había cazado por entrar sin autorización. Ambos se
habían estado seguimiento a través de la noche, hasta que ella lo
vio tener relaciones sexuales con otra mujer. Por el amor de Dios.
Luego vino su casi tragedia y algo de sexo alucinante que había
sido un arma de doble filo para su recuperación.

Sola se aclaró la garganta ─Solo tengo que salir. Y por mucho


que esto duela… Eso es lo que voy a hacer.

Pagina 453
J.R. Ward The King

Capítulo 40
Traductor: Regin Rlhdn
Corrector: Manny Rlhdn

Bajar aquí era lo mejor para hacer un anuncio, pensaba Wrath


mientras entraba en el comedor con George a su lado.
Se sentó ocupando su lugar en la cabecera de la mesa de
diez metros de largo y esperó a que todos llegaran.
De ninguna manera iba a tener este tipo de reuniones con el
culo sentado sobre el trono de su padre. Eso no iba a suceder. Y no
había motivos para excluir a nadie de los que vivían en la casa de
esta reunión. Esto iba a afectarles a todos.
Y sin ninguna reunión previa además. No necesitaba ningún
cónclave privado con Rehv y Saxton donde aprenderse los detalles

Pagina 454
y luego sentarse junto a ellos mientras lo regurgitaba para todos los
demás. No tenía nada que ocultar frente a su familia, y nada iba a
hacer que esto fuera más fácil de oír.
Se quitó las gafas, se frotó los ojos y pensó en otra de las
razones por las que se alegraba de no estar en el piso de arriba,
estaría demasiado cerca de Beth. Fritz le había asegurado que
estaba en la cama y que se estaba alimentando, pero si había algo
que sabía de su shellan era que era plenamente capaz, incluso
después de lo intensa que había sido la necesidad, de levantarse
de la cama para acompañarle y volver a conectar con los problemas
del mundo exterior.
¿Y si esto se tratara de ella? No necesitaba oírlo justo ahora.
Mierda, él sabía que iba a tener un montón de tiempo para decirle.
—Sentaos —Murmuró Wrath mientras se ponía las gafas de
sol de nuevo—. Tú también, Z.
Podía sentir a Phury dudando en el umbral de la estancia
junto a su hermano, y en el momento incómodo que siguió, Wrath
sacudió la cabeza. —Nada de besar el anillo, ¿De acuerdo? Dadme
un poco de espacio.
—Me parece bien —Murmuró Phury—. Cualquier cosa que
J.R. Ward The King

necesites.
Así que habían sido advertidos. Eso o que Wrath se veía tan
mal como se sentía.
Mientras los demás fueron llegando de uno en uno o en
pequeños grupos, podía decir por sus olores quienes eran y en qué
orden habían entrado. Nadie dijo nada, y se imaginó que Phury
estaba haciendo señales con sus manos a la gente, indicándoles
que permanecieran callados y lo más alejados posible de él.
—Estoy a tu derecha. — Anunció Rehv—. Saxton está a mi
lado.
Wrath asintió mirando al frente.
Un poco más tarde, Tohr dijo. — Ya estamos todos aquí.
Wrath tamborileó con sus dedos sobre la mesa, con el cerebro
abrumado por el aroma de todos los reunidos. Todos los matices de
ansiedad y tristeza empapando su nariz, así como el silencio que

Pagina 455
los envolvía. —Cuéntanos, Rehv — Exigió.
Se oyó el sonido de una silla retirándose y entonces el rey
sympath y leahdyre del consejo de la glymera empezó a pelearse
con algo. Se oyó un pop, y luego un sonido como el sacar algo de
un envoltorio. Entonces un pergamino, uno de los grandes fue
desenrollado.
Con una gran cantidad de lo que fuera que había sobre él,
arrastrándose por la superficie de la mesa.
Las cintas de las familias, pensó Wrath.
—No voy a leer esta mierda. — Dijo Rehv con un gruñido—.
No merece mi tiempo. El resultado final es que todos han puesto su
sello aquí. Así que, para ellos, Wrath no es más el rey.
Un estallido de ira brotó de las gargantas de los habitantes de
la casa, muchas voces entremezcladas y tan altas que rebotaban
en el techo, todos compartiendo el mismo sentimiento.
Y de hecho, fue la shellan de Butch, Marissa, que era sin duda
la hembra más refinada en la casa quien lo resumió mejor.
— Esos malditos hijos de puta.
J.R. Ward The King

Wrath se hubiera reído en cualquier otra circunstancia.


Demonios, nunca la había oído maldecir antes. No sabía que ella
podía dejar pasar esa mierda a través de sus labios perfectos.
— ¿Cuáles son los motivos? — Preguntó alguien.
Wrath se hizo oír a través de la multitud con dos simples
palabras. — Mi compañera.
Se produjo el silencio absoluto en la sala.
—El emparejamiento es totalmente legal. —Señaló Tohr.
—Pero ella no es completamente vampira.
Wrath se frotó las sienes y pensó en lo que él y Beth habían
estado haciendo durante las últimas dieciocho horas. —Y eso
significa que si tenemos hijos, tampoco lo será.
Jesucristo, esto era un desastre. Un puto desastre total.
Podría haber tenido alguna oportunidad si no hubiera tenido ningún
descendiente, entonces el trono podría haber pasado a su pariente

Pagina 456
más cercano. Butch por ejemplo. O cualquier hijo que el hermano y
su compañera tuvieran.
Ahora, sin embargo, había mucho en juego.
—Nadie es de raza pura…

—No estamos en la Edad Media…


—Tenemos que quitarlos de en medio…

—Esto es jodidamente ridículo…


— ¿Porqué están perdiendo el tiempo en…?
Wrath acalló el caos que se había formado dando con el puño
sobre la mesa.
—Lo hecho está hecho. — Dios, esto dolía—. La pregunta es,
¿Ahora qué? ¿Cuál va a ser nuestra respuesta? ¿Y quién diablos
creen ellos que va a gobernar ahora?
Rehv habló. —Voy a dejar que Saxton se encargue de los
aspectos jurídicos de la primera parte, pero puedo contestar a la
segunda. Es un tipo llamado Ichan, hijo de Enoch. Dice aquí que…
J.R. Ward The King

— Susurró —. ¿Es primo tuyo?


— ¿Quién cojones sabe? — Wrath se removió en su silla.
— Nunca lo he conocido. La pregunta es, ¿Dónde está la
Banda de los Bastardos? Ellos tienen que estar involucrados en
esto.
—No lo sé — Dijo Rehv mientras volvía a enrollar la
proclamación—. Parece un poco sofisticado para el gusto de Xcor.
Una bala en el cerebro es más de su estilo.
—Él está tras esto –Wrath sacudió la cabeza—. Mi conjetura
es que va a dejar que el polvo se asiente, entonces va a matar a
ese hijo de puta de Ichan y a nombrarse a sí mismo rey.
Tohr habló. — ¿No puedes modificar las Leyes Antiguas?
Como rey, tú puedes hacer lo que quieras, ¿No es verdad?
Cuando Wrath asintió en dirección a Saxton, el abogado se
puso de pie arrastrando suavemente la silla. —Lo que el voto de

Pagina 457
censura hace, desde el punto de vista jurídico, es quitarle al rey
todo el poder para mandar y gobernar. Cualquier intento ahora de
cambiar toda esa palabrería sería nulo y sin efecto. Usted sigue
siendo todavía el rey, en el sentido de que tiene el trono y el anillo,
pero en la práctica, no tiene poder alguno.
— ¿Así que pueden nombrar a alguien más?
Wrath preguntó. — ¿Así tal cual?
—Me temo que sí. He encontrado una nota de procedimiento
oculta que dice que en ausencia de un rey, el consejo puede
nombrar a un gobernante de hecho con una mayoría completa, y
eso es lo que han hecho. El pasaje estaba destinado a ser usado en
tiempos de guerra, en el caso de que toda la Primera Familia fuera
aniquilada junto con todos los herederos inmediatos.
Hemos pasado por eso, pensó Wrath.
Saxton continuó. —Ellos han hecho estallar esta bomba, y por
desgracia, tiene validez desde el punto de vista legal aunque se
esté utilizando de una forma que no había sido contemplada por los
redactores originales de las leyes.
— ¿Cómo no vimos esto venir? — Dijo alguien.
J.R. Ward The King

— Es mi culpa. —Dijo Saxton bruscamente—. Y por tanto,


frente a todos ustedes, yo ofrezco mi renuncia y mi expulsión del
colegio de Abogados. Es imperdonable que haya pasado por alto
esto…
— Al diablo con eso. — Dijo Wrath con agotamiento—. No
voy a aceptar tú…
— Mi propio padre es quien hizo esto. Igual de mal, yo
debería haber investigado esto. Debería haberlo hecho…
— Suficiente. — Espetó Wrath—. Si vas a seguir con ese
argumento, yo debería haberlo sabido desde el principio, ya que mis
antepasados fueron los que redactaron esa mierda. No acepto tu
dimisión así que cierra la jodida boca con todo eso de renunciar y
siéntate de una puta vez. Voy a necesitarte conmigo.
Tío, tenía unas grandes habilidades interpersonales.
Wrath maldijo un poco más y entonces murmuró. — Entonces,
si me he enterado de esto bien, no hay nada que hacer.

Pagina 458
—Desde un punto de vista legal —Dijo Saxton—. Que sería
lo correcto.
En la larga pausa que siguió a todo eso, se sorprendió a sí
mismo. Después de haber sido tan miserable durante los siglos en
los que no se había decidido por aceptar el legado de su padre, y
todas las noches que había pasado en el cargo ahora, pensarías
que se sentiría aliviado. Todo ese papeleo agobiándole, las
peticiones de la aristocracia, lo anticuado que era todo. Oh, y estar
confinado en casa, solo teniendo un poco de acción con Payne y
sintiendo como la mano con la que solía sostener la daga se le iba
atrofiando con el paso del tiempo.
Hasta el punto que se sentía como una figurita de porcelana.
Así que sí, el debería de sentirse aliviado de poder ser libre
de toda esa mierda.
Sin embargo, no sentía más que desesperación.
Estaba perdiendo a sus padres de nuevo.
J.R. Ward The King

Al final, Wrath tuvo que ver la cámara oculta por sí mismo. Encubriéndose a sí
mismo con una humilde túnica para que nadie le reconociera, atravesó el castillo con
Ahgony, Tohrture y Abalone, quien también se había disfrazado.
Moviéndose con rapidez a través de los pasillos de piedra, se cruzaron con miembros
de la familia, doggens, cortesanos y soldados. Sin la carga de tener que aguantar todas las
inclinaciones y saludos rituales que le habrían correspondido como rey, llegaron en un muy
buen tiempo, vislumbrando el final del castillo a medida que abandonaban la zona que
correspondía a la corte y bajaban a la de los criados.
Los olores eran diferentes aquí. No había juncos frescos o flores, o bolsitas llenas de
especias colgando, o hembras con un dulce aroma. Esta zona era oscura y húmeda, y las
hogueras no se habían cambiado con estricta regularidad, así que había un matiz de hollín

Pagina 459
en cada inhalación que hacía. Sin embargo, cuando llegaron a la cocina, el glorioso perfume
de las cebollas asadas y el plan horneándose se impuso a todo eso.
No entraron en la zona de la cocina propiamente dicha, sino que tomaron una
pequeña escalera de piedra que se sumergía en las profundidades del castillo. Cuando
llegaron abajo, uno de los Hermanos cogió una antorcha encendida de su soporte en la
pared e iluminó el camino con su luz amarillenta.
Las sombras les seguían, esparciéndose por el suelo lleno de suciedad como si fueran
ratas, enredándose en sus pies.
Wrath nunca había bajado aquí. Como rey, el solo había estado en las partes bien
cuidadas del castillo.
Este era un lugar apropiado para hacer el mal, pensó mientras Abalone se paraba
frente a un trozo de pared que aparentemente no era diferente del resto.
—Aquí — Susurró el macho —. Pero no sé cómo entraron.
Ahgony y Tohrture comenzaron a buscar a su alrededor, utilizando la luz de la
antorcha.
J.R. Ward The King

— ¿Qué es esto? —Dijo Ahgony—. Hay un saliente.


La “pared” era en realidad una mentira, una imitación del mismo color que la pared
de piedra y mortero, pero con una construcción endeble. Y en el interior…
—No, mi señor —Dijo Ahgony antes de que Wrath fuera siquiera consciente de
haber dado un paso hacia delante—. Yo iré primero.
Con la antorcha en alto, el hermano penetró en la oscuridad, las llamas revelaron lo
que parecía ser un lugar de trabajo reducido. A un lado había una tosca mesa sobre la cual
encontraron vasijas de cristal cubiertas con tapas hechas de metales pesados, un mortero,
una tabla de cortar, varios cuchillos y en el centro de la estancia, un caldero que
descansaba sobre el hueco de una hoguera.
Wrath se acercó a aquel vientre de hierro fundido.
—Acercadme la luz.
Ahgony iluminó con la antorcha.

Pagina 460
Revelando un vil guiso, ahora frío, pero que claramente había sido cocinado, y que
se veía como los restos de las aguas residuales.
Wrath metió su dedo dentro y trajo consigo un poco de ese lodo marrón. Lo olió, y se
dio cuenta de que a pesar de su consistencia y del color que tenía, tenia buen olor.
—No lo pruebe, mi señor. —Interrumpió Tohrture —. Si necesita hacerlo,
permítame que sea yo quien lo haga.
Wrath se limpió la mano en la capa y se acercó a las jarras de cristal. No reconoció
las diversas raíces retorcidas que había adentro, ni las escamas, ni las hojas. No había
ninguna receta tampoco, ni siquiera un pedazo de pergamino con notas para preparar nada.
Lo que daba a entender que se sabían la receta de memoria.
Y que habían estado utilizando este lugar por algún tiempo, pensó, pasando sus
dedos sobre la superficie de la mesa y entonces yendo a investigar el rudimentario orificio
de ventilación que había sobre el caldero.
Volvió junto a los demás y se dirigió a Abalone. —Ya has hecho honor a tu linaje.
Has demostrado tu valor esta noche. Sal afuera, y que sepas que lo que ocurra ya no recaerá
J.R. Ward The King

sobre ti.
Abalone hizo una reverencia. —Mi señor, una vez más, no soy digno.
—Esa decisión es mía y ya he dicho lo que pienso. Ahora vete. Y mantén en silencio
todo esto.
—Le doy mi palabra. Es todo lo que tengo para ofrecer. Y es suya y de nadie más.
Abalone se inclinó sobre el diamante negro y besó la piedra, luego desapareció. Sus
pasos sonaban amortiguados por el pasillo mientras se abría paso de nuevo a la superficie.
Wrath esperó hasta que sus agudos oídos dejaron de oír sonidos en la distancia y
entonces dijo en voz baja. —Quiero que ese macho joven cuide de esto. Denle riqueza
suficiente para que sus futuras generaciones tengan una vida próspera.
—Como desee, mi señor.
—Ahora, cierra esa puerta.

Pagina 461
Sin sonido. Perfecto. Quedaron encerrados allí sin el menor ruido.
Durante un largo rato, Wrath paseó de un lado al otro por el claustrofóbico espacio,
imaginando el fuego encendido y despidiendo calor. Mientras, analizaba el aspecto que
tenían esas raíces, los polvos. Todo eso convertía el regalo de la naturaleza en veneno.
— ¿Por qué ella? — Preguntó—. Si ellos mataron a mi padre y quieren el trono,
¿Por qué no yo?
Ahgony negó con la cabeza. — He estado pensando sobre ello. Tal vez no querían
un heredero. ¿Quién te sucede en tu linaje? ¿Quién sería el siguiente en la línea del trono si
tú no tuvieras descendencia?
—Tengo primos. Lejanos.
Las familias reales tendían a tener una descendencia limitada. Si la reina sobrevivía
a un parto, no querían ponerla en riesgo de forma innecesaria. Especialmente si el
primogénito era varón.
—Piensa, mi señor. — Le instó Ahgony—. ¿Quién estaría en la línea de sucesión
para el trono? ¿Quizás alguien que esté a punto de nacer? Podrían estar esperando que
J.R. Ward The King

llegara el momento de un parto. Y entonces te convertirían en el objetivo.


Tirando hacia atrás de las mangas de su capa, Wrath se miró los antebrazos.
Después de su transición, había sido tatuado con su linaje, y miró todos los trazos que
estaban marcados de forma permanente en su piel, siguiendo quién vivía, quién había
muerto, quién había tenido hijos, y quién estaba embarazada…
Cerró los ojos cuando la solución a la ecuación se presentó frente a él. —Sí, de
hecho sí.
— ¿Mi señor?
Wrath dejó caer la capa de nuevo en su lugar. — Sé en quién están pensando para
sucederme. Es un primo mío y su compañera está muy por la labor de tener un hijo. La otra
noche dijeron que le rezaban a la Virgen Escriba por un hijo.
— ¿De quién habláis?
—Enoch.

Pagina 462
—Por supuesto —Dijo Tohrture sombríamente—. Debí haberlo sabido.
Sí, pensó Wrath. Su principal consejero. Buscando un hijo para que preservara la
fortuna familiar en el futuro, mientras que el macho en cuestión se colocaba la corona en su
propia cabeza durante siglos.
En silencio pensó en su sala de recepción. En su escritorio con pergaminos cubriendo
toda su superficie. Las plumas que usaba para escribir y los tinteros, las listas con peticiones
que tenía que atender. A él le encantaba todo eso, las conversaciones, las sentencias, el
proceso calmado de tomar una decisión cuidadosamente.
Entonces vio el cadáver de su padre, con sus manos enguantadas, y las uñas
azuladas de su Shellan.
—Hay que hacerse cargo de esto —Declaró.
Tohrture asentía. —La hermandad lo encontrará y lo despacharemos.
—No
Los dos hermanos le miraron.
J.R. Ward The King

—Atacaron a mi sangre. Yo derramaré la suya personalmente.


Las caras de ambos guerreros se volvieron impasibles y él sabía lo que estaban
pensando. Pero no importaba. Debía vengar su linaje y a su amada.
Al otro lado, había un tosco banco pequeño bajo la mesa y lo sacó. Tomando asiento
en él asintió con la cabeza por encima del caldero.
—Ahgony, sal fuera y ensalza la fuerza vital de mi compañera. Da a conocer a lo
largo y ancho del reino que ella ha sobrevivido. Tohrture, quédate aquí conmigo y
esperemos el regreso de esos asesinos. Tan pronto como oigan la noticia, vendrán aquí para
llevar a cabo un segundo intento y voy a darles la bienvenida.
—Mi señor. Quizás podamos ofrecerte nuestro servicio de forma diferente —
Ahgony miró a su hermano—. Déjanos escoltarte de nuevo junto a tu compañera, y
permítenos entablar batalla con quien sea que venga aquí.
Wrath cruzó sus brazos frente a su pecho y se apoyó en la pared. —Llévate la
linterna cuando salgas.

Pagina 463
J.R. Ward The King

Capítulo 41
Traductor: Maite Muñoz
Corrector: Payne Rlhdn

Beth sólo tenía que ir y mirarse en el espejo.


A pesar de que estaba en un completamente nuevo estado de
agotamiento, simplemente tenía que levantarse de la cama, andar
tiesa cruzando la gruesa alfombra, y dirigir su atención a la luz que
brillaba intensamente en los lavabos del baño. Según se acercaba,
su cuerpo era una contradicción de dolores, los músculos tensos y
licuados, un tira y afloja de entrañas, y su cerebro aparentemente
había votado por ir con este último: No podía mantener un
pensamiento en su cabeza, fragmentos del día y la noche anterior
repitiéndose en primer plano, pero sin tener la adherencia suficiente
para ofrecer cualquier conocimiento concreto.

Pagina 464
Echando un vistazo a su reflejo, se quedó de piedra: Era
como si estuviese viendo su propio fantasma y no porque estuviese
pálida. En realidad, su piel estaba radiante y sus ojos chispeantes,
incluso aunque estaba cansada hasta los huesos, era como si
hubiese ido a Sephora78 y se hubiese maquillado de forma
profesional. Demonios, incluso su pelo parecía el de un anuncio de
Pantene.
No, la parte espectral era por el camisón de Lanz que llevaba
puesto: de franela, y tan grande como una carpa de circo, el modelo
blanco y azul pálido era como una nube a su alrededor, ondeando
por todas partes. Esto la hizo pensar en la película Bitelchús, Geena
Davis con un menor IMC79, y un menos enojado Alec Baldwin
quedándose atrapado en la otra vida, merodeando alrededor de su
casa en sábanas holgadas, tan temible como Casper.
Mirando hacia abajo, se inclinó y recogido el botiquín de
medicamentos que nunca había utilizado. Cerrándolo, lo puso de
nuevo donde lo había encontrado, en el mostrador entre sus dos
lavabos.
78
Marca de productos de belleza
79
Índice de Masa Corporal
J.R. Ward The King

Dios, tanto si este era el resultado de todas las hormonas que


aún estaban en su torrente sanguíneo, como si no, toda la
experiencia era un paisaje de ensueño, un recuerdo tan borroso,
como si hubiese sido retorcido, una gráfica experiencia
Pero lo que había pasado antes de su necesidad estaba más
claro que el agua. Como alguien cuyos síntomas no cuadran hasta
que no reciben un diagnóstico, volvió a pensar en los cuatro meses
anteriores, enlazando los cambios de humor, el deseo de tener
hijos, los antojos, el aumento de peso.
SPM80, estilo vampiro.
Todo esto de conseguir ser fértil lo había querido durante un
tiempo y todavía no había enlazado todos los signos juntos.
Centrándose en el espejo, se acercó mucho. Nop, sus rasgos
eran los mismos. Sentía como si debieran ser diferentes.
Como en su transición.

Pagina 465
Además Wrath la había ayudado con todo eso. Y fue divertido,
al igual que con la necesidad, había tenido unas extrañas
sensaciones durante algún tiempo antes de que sucediera su
cambio: inquietud, el apetito voraz, dolores de cabeza por el sol.
Tuvo que preguntarse si descubrir que estaba embarazada iba a ser
tan fuerte como descubrir que era un vampiro.
Poniendo la mano en la parte baja del abdomen, pensó: En
realidad, probablemente podría ser.
Por alguna razón, volvió a recordar cuando se despertó
después de su transición. Lo primero que hizo fue ir al cuarto de
baño para verse en el espejo. Por lo menos entonces había tenido
colmillos para demostrarlo todo. Ahora, cualquier cambio que
pudiese estar pasando estaba en el interior.
Al menos su abdomen todavía estaba perfecto. Aunque era
más probable que el peso que había cogido fuese gracias a su dieta
Breyers. O podría estar embarazada. Como, ahora mismo.
Al imaginarse al tipo del anuncio Infinity x Infinity de AT & T81,
supo que aunque Wrath la había mantenido, estaría loca al pensar
80
Síndrome Pre Menstrual
81
Hace referencia a una campaña publicitaria donde un hombre habla de varios temas con niños
J.R. Ward The King

que él mágicamente daría la vuelta a la esquina en la carretera y de


repente iba a ser todo feliz-feliz por comenzar una familia.
Una vez más, en el supuesto de que estuviese embarazada.
Haciendo frente al reflejo de sus propios ojos, se preguntó qué
demonios era lo que había puesto en movimiento. Había cosas en
la vida que podías deshacer.
Esta no era una de ellas.
Su estómago soltó un ruido como si su corazón estuviese
apunto de salirse por su boca.
Mirando de refilón a la cosa, murmuró:
―Muy bien, vamos a llevarnos bien.
Con sus tripas triturando la comida que les había arrojado, se
dio la vuelta y caminó de regreso a la cama.
Sólo que no fue allí donde terminó.

Pagina 466
En su lugar, entró en el armario, sacó una bata azul y metió
sus sobresaltados pies en un par de UGG82 de color rosa que
Marissa había conseguido para todas las mujeres de la casa a
modo de broma.
Los cuartos de la Primera Familia eran tan suntuosos que
Beth no se pasaba mucho tiempo buscando o pensando en la forma
en que estaban hechos y como de costumbre, se tranquilizó cuando
los dejó. Sí, claro, el lugar era precioso, si fueras un sultán. Por el
amor de Dios, era como tratar de dormir en la cueva de Ali Baba,
joyas centelleando en las paredes y el techo, y no eran falsas.
Y no, nunca se había acostumbrado al inodoro de oro.
Todo el asunto era absurdo.
Mierda, pensó mientras cerraba la cámara acorazada detrás
de ella. ¿Cómo iba a criar alguien a un niño en este ambiente? Un
niño que era normal a medias, eso es.

82
Botas de nieve con interior y exterior de piel de oveja
J.R. Ward The King

Bajando las escaleras hasta el segundo piso, se dio cuenta de


que había otro aspecto acerca del niño que no había considerado:
Había estado tan concentrada en tener uno, que no había pensado
en tener uno en este tipo de vida.
Sería un príncipe o una princesa. El primero, el heredero al
trono. Ah, y PTI83 ¿cómo le dices a un niño que su padre había
recibido un disparo en la garganta por alguien que quería la corona?
Dios, ¿Por qué no había pensado en nada de esto?
¿Cual era el punto de Wrath sobre todo esto? este no era.
Al salir de la escalera, se fue al despacho de Wrath, sólo
vagamente consciente de la conversación que se eleva desde el
vestíbulo.
Se sorprendió de que no estuviese detrás del escritorio. Había
asumido cuando Fritz había traído la comida que su hellren estaba
absorbido por el trabajo.

Pagina 467
Al entrar en la habitación, se quedó mirando ese enorme
barco de madera que era el trono y luego entrecerró los ojos,
tratando de imaginarse a un hijo o una hija sentado detrás de el.
Porque desenroscando las Viejas Leyes: Si tuvieran una niña, Beth
se aseguraría de que su marido cambiara las reglas. Si la
monarquía británica pudo hacerlo, también podrían los vampiros.
Dios. ¿Estaba ella pensando realmente esto?
Frotándose las sienes, reconoció que todo esto era la punta
del iceberg contra la que Wrath se había estado estrellando y
mientras, ella había ido guardando los precios de los juguetes
Fisher en su cabeza, disfrutando de un debate interno entre los
pañales Diapers contra los Pampers84, o que tipo de monitor de
vídeo comprar, y si le gustaba o no el nuevo estilo de la cuna de
Pottery Barn.
Cosas infantiles y de bebé. El tipo de cosas con las que había
visto batallar a Bella y Z, comprar y usar.

83
Para tu información.
84
Marca de pañales
J.R. Ward The King

Nada de lo que estaba pensando tenía que ver con la


educación de un niño en su infancia ¿Era en lo que Wrath se había
centrado?
De repente, las presiones inherentes a esa gran silla tallada
nunca le habían parecido tan reales. A pesar de que había sido
testigo de primera mano, la verdadera carga de todo esto no la
había establecido hasta este momento, hasta que se imaginó a su
hijo sentado donde su compañero lo hacía todas las noches.
Salió de la habitación rápidamente.
Había otros dos lugares en que los que él podría estar, en el
gimnasio o tal vez en el la habitación del billar.
Oh, espera, no habría nadie allí nunca más.
Por lo menos hasta que llegaran los muebles nuevos.
Hombre, menudo lio.
Levantándose el camisón y la bata, se dirigió al trote hacia las

Pagina 468
escaleras, hasta que el meneo de sus órganos Internos la hizo tener
náuseas y tuvo que reducir la velocidad.
Cruzando la representación del mosaico de manzano, se
imaginó que podía preguntar a cualquiera que estuviese en el
comedor.
En el momento en que llegó bajo los arcos, se quedó helada.
A pesar del hecho de que no era la hora de la comida, toda la
Hermandad estaba en la mesa y algo horrible había sucedido. Su
familia era como una versión de sí mismos de la colección de
Madame Tussaud85, todo el grupo organizado inmóvil en las sillas,
con las caras tenían los rasgos de siempre, pero sus expresiones
decían que algo estaba mal.
Y todos los ojos se fijaron en ella.
Cuando Wrath levantó la cabeza y la inclinó hacia ella, era
como si hubiese vuelto a su transición en todos los aspectos,
cuando ella había salido del sótano de su padre y entró
encontrando a los hermanos en la mesa. La diferencia, por

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Famoso museo donde exhiben replicas de cera de personalidades.
J.R. Ward The King

supuesto, era que en aquel entonces hubo sorpresa en la


habitación.
Ahora, era algo totalmente diferente.
― ¿Quién ha muerto? ―demandó.

De vuelta en el Antiguo País, Xcor y su banda de bastardos se


había quedado en un castillo que parecía haber sido levantado de la
tierra, como si las piedras de su construcción hubiesen sido
rechazadas por su suciedad, expulsadas como un tumor. Situado
en un desaliñado, por otro lado inhabitable monte, la construcción

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había sido rodeada por una pequeña aldea de un pueblo medieval
de humanos, la fortificación no era tan regia como envidiaba ser. Y
el interior, no era menos ingrato: Los fantasmas de los seres
humanos muertos erraban por muchas de las habitaciones y
especialmente por el gran hall, golpeando cosas sobre las pesadas
mesas, balanceando candelabros de hierro fundido, derribando las
pilas de troncos para las chimeneas.
De hecho, habían encajado muy bien allí. En el Nuevo Mundo,
sin embargo, ellos habían vivido en una calle sin salida, en una
casa Colonial con una suite principal del color de un intestino
grueso.
― ¡Lo hicimos! De verdad, tenemos el trono
― ¡Vamos a gobernar por siempre!
― ¡Hurra!
A medida que sus guerreros se felicitaban mutuamente y
procedían con el alcohol, se sentó sobre el sofá de la sala de estar
y extrañó el gran salón de aquel castillo. Parecía un espacio más
adecuado para jugar a ser testigo de la historia que ellos habían
puesto en marcha y en la que habían triunfado.
J.R. Ward The King

Techos de dos metros y sofás de terciopelo simplemente no


estaban a la altura de un evento de esta magnitud.
Además, su castillo anteriormente había sido la sede de la
Primera Familia de la raza. Anunciar el destronamiento de Wrath en
el mismo lugar en el que había nacido y se había criado habría
tenido mayor resonancia.
Por supuesto, ésta débil zona suburbana, no era lo que le
estaba privando de la alegría que compartían sus guerreros.
Excepto que no, era otra cosa: la lucha con Wrath no había
terminado.
Esta no era la manera de terminar esto. Demasiado fácil.
Reflexionando sobre su viaje a este momento, Xcor sólo pudo
sacudir la cabeza. Antes de que él hubiese llegado al Nuevo
Mundo, volando a través del océano en la noche, las cosas
parecían estar mucho más bajo su control. Tras la muerte de El
Sanguinario, él había tomado las riendas de los soldados y

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disfrutado durante siglos del conflicto con la Sociedad Lessening
después de que la hermandad hubiese llegado a Caldwell.
Eventualmente, después de todos sus éxitos en el campo, no
habían tenido que salvar a los humanos que perseguían, y era
difícil de encontrar algo de deporte en esas ratas sin cola.
Había querido el trono tan pronto como había aterrizado
porque... estaba allí.
Y tal vez sabía que a menos que tomasen la corona, él y la
banda de bastardos serían cazados: más pronto o más tarde, la
hermandad descubriría su presencia y querrían ejercer su
superioridad sobre ellos.
O eliminarlos.
A través de sus esfuerzos, las tornas habían cambiado; él
había ganado poder sobre ellos y su rey. Y eso era lo que era tan
extraño. El sentido de que él estaba de alguna manera fuera de
control era ilógico.
Cuando Balthazar dejó escapar una risa convulsa y Zypher
sirvió más ginebra ¿o era vodka? El talante de Xcor se iluminó.
J.R. Ward The King

―Él no ha respondido todavía ―les cortó Xcor.


Todo el grupo se giró hacia él con el ceño fruncido.
― ¿Quién no? ―Preguntó Throe mientras bajaba su vaso.
Los otros tenían copas de plástico rojo o bebían de la botella.
―Wrath.
Throe negó con la cabeza. ―Él no puede hacer nada, ya que
legalmente está indefenso. Y no hay nada que pueda hacer.
―No seas ingenuo. Habrá una respuesta a nuestro cañonazo.
En algún momento.
Él se puso de pie, una inquietud tamborileando a través de su
cuerpo, animándolo con movimientos nerviosos luchó por
mantenerse en su sitio.
―Sin intención de ofender ―eludió Throe―. No alcanzo a ver
lo que puede hacer.

Pagina 471
Dando la espalda a la jovialidad, Xcor dijo: ―Anota mis
palabras, esto no ha terminado. La cuestión es, en base a su
respuesta, si todavía podremos aguantar.
― ¿A dónde vas? ―Demandó Throe.
―Fuera. Y no quiero que me sigáis, gracias.
Ese gracias sonó mas bien como un: Que te jodan, pensó
mientras se desmaterializada a través de la parte delantera de la
endeble puerta y volvía a aparecer sobre el césped.
No había más casas en esta parte de la urbanización, la única
otra estructura era la casa del surtidor del sistema de alcantarillado
municipal.
Echó la cabeza hacia atrás y reconoció el cielo. No había luz
de la luna, una capa de nubes que prometía más nieve bloqueaba
la iluminación.
Sí, en este momento de su triunfo, no sentía una gran alegría
o sensación de haberlo logrado. Había esperado ser... bueno, feliz,
podría ser una palabra para esto, aunque esa emoción no estaba
en su léxico. En cambio, estaba tan vacío como lo había estado
cuando había llegado a estas costas e incómodo hasta el punto de
J.R. Ward The King

la ansiedad.
Oh, mierda. Él sabía la causa de esa preocupación.
Era su elegida, por supuesto.
Mientras sus hombres disfrutaban de la ilusión de la victoria,
había un único lugar al que quisiera ir aunque esto pusiese,
indudablemente, su vida en peligro.
Y dirigiéndose hacia el norte lo hizo.
Viajando a través del frío aire nocturno, sus moléculas se
mezclaron en una ola hacia el pie de una de las montañas en el
borde más lejano del territorio de Caldwell.
De pie entre los pinos y robles, plantando sus botas de
combate en la crujiente nieve, miró hacia arriba a pesar de que no
pudo ver la cima del monte.
No podría, de hecho, ver mucho más allá de lo que tenía a
novecientos metros delante de él.

Pagina 472
La gran mancha del paisaje por delante no se basaba en el
clima o el terreno. Era magia.
Una especie de juego de manos que no podía entender, pero
cuya existencia no podía cuestionar.
Había seguido a su elegida hasta aquí.
Antes, cuando ella había ido a la clínica, y él estuvo
aterrorizado de que los Hermanos la hubiesen herido en represalia
por haberle alimentado, había esperado a que ella saliese del
tratamiento, y la siguió hasta aquí. De hecho, ella había sido
manipulada para proporcionarle a él su vena. Había salvado su vida
no a través de una verdadera elección, si no por una idea creada
por Throe y no era la primera vez que se arrepentía de haber
enviado a ese guerrero a la Hermandad.
Si no hubiera tratado de castigar al hombre como tal, ninguno
de ellos la habría conocido nunca.
Y su pyrocant habría permanecido desconocida para él.
Porque la verdad, la falta de conocimiento de la existencia de
esa hembra, de su olor y del sabor de su sangre, de esos
J.R. Ward The King

demoledores, momentos robados en ese coche, habrían sido una


bendición para él.
En cambio, era como si hubiese cogido una sierra y se
hubiera cortado su propia pierna.
Se había ofrecido, sin saberlo, a cruzarse en su camino.
Mirando el borde de la niebla, se preparó y cruzó la barrera.
Su piel registró una advertencia instantánea, sus instintos internos
se activaron por el campo de fuerza, provocados por un
desarraigado sentimiento de terror. Procediendo hacia atrás, sus
botas crujieron a través de la cobertura del suelo, sólo una ligera
subida que le informaba de que era, de hecho, el comienzo de la
ascensión hasta la montaña.
En este momento de triunfo, el único lugar donde quería estar
era con la mujer que no podía tener.

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J.R. Ward The King

Capítulo 42
Traductor: Manu Blanco
Corrector: Rhage Rlhdn

En términos generales, si tu esposo se niega a decir una


palabra hasta que estáis a solas y con las puertas cerradas. Eso
solo significa que las cosas no van bien.

Mientras Beth escuchaba las puestas dobles del estudio


cerrarse detrás de ella, fue al fuego cubierto y extendió las palmas
para calentarse, se estaba sintiendo fría de repente. Especialmente
cuando Wrath no fue a sentarse directamente detrás del escritorio al
trono de su padre.

En cambio su hellren se sentó en uno de los sofás azules

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franceses, la pequeña cosa afeminada protesto por el peso.
George se sentó a los pies de su dueño mirando hacia arriba, como
si el también estuviera esperando lo que tenía que decir.

Wrath se quedo mirando al frente, incluso cuando no podía


ver, su ceño fruncido tras las envolventes gafas de sol, su aura tan
negra como su cabello. Volviéndose apoyo su trasero en el fuego
cubierto y cruzo sus brazos.

—Me estas asustando.

Silencio.

—¿Por qué no estás sentado detrás del escritorio? —


Pregunto bruscamente.

—Ya no es mio.

Beth sintió toda la sangre abandonar su cabeza, — ¿Qué


estas…? Lo siento ¿Que?

Wrath se quito las gafas y las dejo en sus rodillas mientras se


J.R. Ward The King

frotaba duramente los ojos.

— El consejo me ha retirado del cargo.

— ¿Cómo? Joder ¿Como…Que hicieron?

— No importa, pero ellos lo hicieron —Ladro una pequeña


risa—. Escucha, ¿Todo el papeleo? Ahora no es mi problema.
Pueden gobernarse solos. Tener estúpidas discusiones internas y
discutir sobre toda esa mierda.

— ¿Cuáles fueron los motivos?

— ¿Sabes lo más jodido? Odio el trabajo pero ahora que se


ha acabado… —Se restregó el rostro de nuevo—. Como sea.

— No lo entiendo, tu eres el rey por sangre, y la sociedad


está regida por la monarquía, ¿Cómo hicieron esto?

— No importa.

Pagina 475
Beth estrecho su mirada — ¿Que no me estás diciendo?

Él se puso de pie y camino alrededor, habiendo memorizado


la distribución de los muebles hacia tiempo —Esto nos dará más
tiempo juntos. No es una mala cosa especialmente si estas
embarazada. Y demonios si tienes un niño ahora parte de todo lo
que estaba en mi cabeza ahora no viene al caso.

—Lo voy a averiguar ¿Te das cuenta?, Si no me lo dices voy


a encontrar a alguien que si lo haga.

Wrath fue hacia el escritorio y recorrió con las manos las


esquinas talladas, luego paso los dedos por la cima del trono
sintiendo las tallas en la madera.

— Wrath. Habla. Ahora.

Incluso con ella es ese estado de ánimo, hubo una larga


pausa antes de que él hablara. Y cuando lo hizo su respuesta no
fue nada de lo que ella esperaba pero tan devastadora como
J.R. Ward The King

cualquier otra.

— Ellos se basaron… en ti

Ok. Tiempo de sentarse. Yendo al mismo sofá donde él había


estado sentado cayó sobre los mullidos cojines — ¿Por qué?
¿Cómo? ¿Qué he hecho? —Dios, la idea de costarle el trono por
algo que ella había hecho.

— No es algo que hallas hecho, es lo que eres.

— ¡Eso es ridículo! Ellos ni siquiera me conocen.

— Eres mestiza.

Bueno, eso la cayó.

Wrath vino hasta ella y se arrodillo, elevando sus grandes


manos tomo las de ella entre sus palmas, —Escúchame y tenemos
que ser claros con esto, Te amo, toda tu, cada parte, cada parte de

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ti es perfecta.

— Excepto porque mi madre era Humana.

— Ese es su jodido problema —Dijo —. Me importa una


mierda sus jodidos prejuicios. No me afectan para nada

— Eso no es exactamente cierto, porque por mí no estás


sentado en ese trono ¿Cierto?

—¿Sabes algo? Esa mierda no vale la pena para mí. Tu sí.


Todo lo demás, Todos los demás se pueden ir a la mierda.

Ella miro el trono — ¿Me estás diciendo que no te importa el


hecho de que el trono de tu padre ya no te pertenezca?

— Odiaba el trabajo.

— Eso no es a lo que me refiero.

— El pasado esta atrás, y mis padres han estado muertos


desde hace siglos.
J.R. Ward The King

Ella negó con la cabeza — ¿Eso realmente importa? Se


porque te apegaste a todo, es por ellos, no me mientas, y más
importante no te mientas a ti mismo.

Se sentó bruscamente —No lo hago.

—Sí, creo que lo haces. Te he estado observando estos dos


años. Se lo que te motiva, y sería un error dejar que todo ese
compromiso desapareciera solo porque un invitado a la fiesta dijo
que no puedes usar la corona nunca más.

—Uno, no es un invitado a la fiesta, es el consejo. Dos, es un


hecho consumado. Lo hecho, hecho esta.

—Debe haber algo que puedas hacer, Alguna manera de


darle la vuelta a esto.

—Solo déjalo Beth —Se puso de pie, su cabeza mirando


vagamente al trono —. Sigamos adelante.

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—No podemos.

— Al diablo con eso.

— Una cosa es renunciar, o abdicar o como se llame, eso es


una elección personal, pero tú no aceptas órdenes de los demás
fácilmente —Dijo en un toco seco —. Hemos discutido esto antes.

—Beth, tienes que dejar esto…

— Piensa en el futuro, en un año, o dos años ¿Me estás


diciendo que no vas a resentirte conmigo por esto?

― ¡Claro que no! No puedes cambiar lo que eres, no es tu


culpa.

—Dices eso en este momento y te creo, pero en una década


cuando mires el rostro de tu hijo o de tu hija, no crees que estarás
resentido conmigo por dejarlos fuera del…

— ¿Dejarlos fuera? ¿De qué? ¿De las críticas de todos a su


alrededor? ¿De estar montados en un pedestal en el que no
J.R. Ward The King

quieren estar? Infiernos no, toda esa mierda es parte por lo que no
quiero un jodido niño.

Beth negó de nuevo —No estoy muy segura de eso.

— Jesucristo —murmuro poniendo las manos en las caderas


—Hazme un favor y no jodas mi mente por mí ¿Ok?

— No podemos ignorar la posibilidad.

— Perdón ¿Me perdí algo? ¿Algún adivino te dio una jodida


bola de cristal? porque, sin ofenderte, no puedes ver el futuro más
de lo que yo.

— Exactamente.

Wrath levanto las manos y empezó a golpear el suelo con un


pie.

—No lo entiendes, solo… no lo entiendes. Joder. Esta

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hecho. Está cerrado. La moción de retiro se aprobó, estoy castrado
como rey, no tengo poder o autoridad, incluso si hubiera algo que
pudiera hacer desde una perspectiva jurídica no soy la persona
indicada que puede cambiar esto.

—Entonces ¿Quién es?

— Un primo lejano. Todo un hombre. —Su Hellren hizo sonar


al tipo como todo un idiota. Beth cruzo las manos sobre el pecho.

—Quiero ver la proclamación o el documento ¿Tiene que


haber uno no? No creo que ellos solo te dejaran un mensaje de voz.

— Oh, por la Virgen Escriba, Beth ¿Podrías solo dejar esto?

— ¿Lo tiene Saxton o se lo enviaron a Rehv?

— ¿Podrías ser jodidamente normal? —Le grito —. Acabas


terminar tu necesidad. La mayoría de las hembras se quedan en
cama por una semana ¿Por qué no puedes ser así? eso es lo que
se supone que tienes que hacer, estoy sorprendido que con todo el
J.R. Ward The King

tiempo que pasas con Layla ella no te lo haya dicho.

Mientras el seguía y seguía, ella sabía que solo era una


válvula de escape, pero no podía seguir indefinidamente.
Parándose del sofá, camino hasta él y…

Bofetada.

Mientras la mano de Beth seguía su camino, el sonido de la


bofetada se desvanecía en el cuarto y su amado macho cerraba la
boca.

Mirándolo directamente dijo suave —Y hora que tengo tu


atención, y no estás gritando ni despotricando como un lunático,
apreciaría que me digieras donde puedo encontrar lo que te
enviaron.

Wrath dejo caer su cabeza como si estuviera completamente


cansado — ¿Por qué estás haciendo esto?

Pagina 479
De pronto pensó en lo que le había dicho cuando su
necesidad la golpeo y la encontró tratando de llegar a la medicina.

Con una voz rota le respondió: — Porque te amo. Y, o bien


no lo sabes, o no quieres ver mas allá en tu futuro, pero esto, es
realmente importante para ti. Wrath, este es el tipo de cosas que la
gente nunca supera, y como dije ¿Si quieres renunciar? Bien, es tu
elección. Pero voy a estar bien jodida si dejo que alguien la tome
por ti.

Él se puso a su mismo nivel —No lo entiendes Leelan, se


acabó.

— No, si hay algo que yo pueda hacer por ello.

Hubo un largo momento y luego la atrajo hacia el


estrechándola con tanta fuerza que podía sentir sus huesos —No
soy lo suficientemente fuerte para esto —Suspiro en su oído, como
si no quisiese que nadie escuchara eso saliendo de su boca, nunca.

Recorriendo su poderosa espalda con las manos, lo apretó


J.R. Ward The King

igual de fuerte.

— Pero yo lo soy.

Por toda la eternidad


Wrath espero en el cuarto oculto que olía a tierra y a especias. En la oscuridad, sus
pensamientos eran tan altos como gritos, vividos como rayos y tan indelebles como una
inscripción en piedra.

Pagina 480
Y justo cuando pensó que nunca iba a pasar, que su silencio y el serian compañeros
para la eternidad en esa oscuridad, literal y figurativamente, hubo un sonido rasposo
mientras el panel camuflado se deslizaba hacia atrás.
—No importa lo que ocurra, — Le susurro al hermano —. No interferirás, por la
presente te lo ordeno, y obedecerás.
La respuesta de Tohrthure no fue más que una exhalación — Como desee.
La luz parpadeante de la antorcha era superficial, pero fue más que suficiente para
Wrath para identificar el varón: Un clérigo que estaba en la periferia de la corte pero cuyo
padre había sido un sanador para la raza.
Un guardián de hierbas y pociones.
El macho estaba murmurando por lo bajo: —… Hace más en las noches. La Cannae
hace lo imposible…
Mientras el macho se acercaba a la mesa da trabajo, el cuerpo de Wrath actuó sin
consentir su mente. Brotando descuidadamente de las sombras, agarro el delgado brazo
J.R. Ward The King

superior poniendo toda su fuerza en el agarre sin ningún refinamiento. En respuesta hubo un
sorprendido grito de sorpresa, pero luego la antorcha se movió destellando muy cerca de sus
ojos.
— ¡Cierra la puerta¡ —Wrath demando mientras intentaba atrapar al clérigo por
la cintura.
Incluso cuando no había comparación entre sus tallas, con Wrath siendo dos veces el
tamaño del macho, la túnica del clérigo hacia resbaladizo el agarre y su presa se movía
demasiado dificultándole el controlarlo. La antorcha era tan peligrosa como la falta de
control, dejando sombras a lo largo de las paredes y sobre la mesa, Wrath se quemo las
manos tratando de controlarla.
Y luego la capa que estaba usando para ocultar su identidad se prendió.
Mientras el calor se dirigía a su pelo, dio un salto hacia atrás y bajo las manos para
buscar la daga y cortar la tela. Excepto porque la daga estaba bajo la capa y lo único que

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pudo sentir fue el contorno de la funda.
Sobresaltándose, fue a retirar la voluminosa tela de la capa hacia atrás pero retiro
su mano con un agudo dolor. En un latido las llamas estaban por todo él, y aunque trato de
apartarlas con los brazos era como luchar con un enjambre de avispas.
Agitado, cegado por la agonía y el dolor, con ruido rompiendo sus oídos, se dio
cuenta de que no iba a salir con vida de esto.
Con respiraciones cortas, el corazón palpitando enloquecido, su alma gritando por la
injusticia de todo, deseo ser un macho diferente, no uno de la pluma, sino uno que pudiera
dominar a otro con ágil confianza. El diluvio vino de arriba, oliendo, sabiendo tas
asqueroso que parecía más una lana hedionda que un líquido. Con un siseo y un sonido que
hizo que sus ojos se abrieran aun mas, las llamas se habían ido, la agitación loca
terminado.
Se produjo un gran estruendo cuando Tohrthure tiro el pesado caldero a un lado.
J.R. Ward The King

— No beba mi señor. Y tú, confiesa si has participado.


Wrath escupió lo que tenía entre los labios, y cuando un trapo fue puesto en sus
manos, fue capaz de limpiar la asquerosidad chorreante de sus ojos. Apoyando las manos en
sus muslos, respiro hondo con la esperanza de dejar de jadear, moviendo la cabeza con
esfuerzo. Quizás era el humo. El dolor. La mierda que le habían arrojado encima.
Un momento después se dio cuenta de que la luz era estable, y dirigió su mirada a la
fuente de iluminación. El hermano había tomado el control de la antorcha y sometido al
clérigo que estaba acurrucado en el suelo con las piernas recogidas.
— ¿Cómo…? —Una ronda de tos interrumpió la pregunta de Wrath—. ¿Que le
hiciste?
—Corte los tendones detrás de sus rodillas para que no pudiera correr.
Wrath recelo ante la imagen, pero su utilidad era evidente.

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— Es suyo para que haga lo que desee mi Señor —Dijo Tohrthure, dando un paso
atrás.
Mientras Wrath miraba al clérigo era difícil no contrastar el calmado éxito del
hermano contra su agotador lio: Para Tohrthure todo había sido meramente una
complicación menor.
Arrastrando los pies hasta el macho comprometido, lo forzó a ponerse sobre su
espalda, y tuvo un destello de satisfacción cuando los ojos del macho se abrieron al hacerse
evidente la identidad de Wrath.

— ¿A quién le sirves? —Demando Wrath.


La respuesta fue un tiro irónico que no fue a ninguna parte, y antes de que Wrath
pudiera saber siquiera lo que estaba haciendo, cogió la túnica del clérigo y lo arrastro fuera
de la suciedad de la sangre y lo que fuera que hubiese en el caldero. Wrath estaba atascado
en una profunda, e inevitable necesidad de matar. Sin embargo no había tiempo para
examinar la extraña emoción.
J.R. Ward The King

Levantando al macho hasta que estuvieron nariz con nariz, Wrath gruño: —Si me
dices quienes más voy a perdonar a tu Shellan y a tu pequeño hijo, pero ¿Si dejas a alguno
por fuera? Tu familia será atada de pies y manos, y colgada de los tobillos en mi Hall para
que se marchiten con el tiempo.
Mientras Tohrthure sonreía sanguinariamente la cara del clérigo se puso más pálida
aun.
— Milord… —El macho susurro, — Perdóneme, perdóneme y se lo diré todo.
Wrath miro eso ojos suplicantes viendo las lágrimas caer y pensó en su Shellan y en
su padre.
— Por favor Milord, muestre misericordia, se lo ruego, muéstreme misericordia.
Luego de un momento Wrath asintió. —Prosiga.
Los nombres salieron en una serie de susurros tambaleantes y Wrath los reconoció

Pagina 483
todos.
Eran todos sus Asesores, comenzando con Ichan y terminado antes de Abalone, que
ya había demostrado donde estaba su lealtad.
Una oleada de furia surgió cuando el último nombre fue dicho y el clérigo guardo
silencio y la urgencia de matar no sería negada.
Su mano temblada mientras se dirigía a la funda de la daga, tirando un par de
veces, con el ángulo incorrecto, el arma quedo atrapada en su funda.
Dejando que el macho cayera al suelo, agarro al macho por la garganta y comenzó a
apretar.
— Milord —El clérigo comenzó a resollar y a arañar la muñeca de Wrath —. Lo
prometió Mi Señor… — Wrath levanto mas su brazo, y se dio cuenta de que había
bloqueado una puñalada limpia al pecho, la yugular, y los órganos mayores con su agarre.
—Mi señoooor
J.R. Ward The King

— ¡Esto es por mi sangre!


Puso toda su fuerza en el arco que descendió, a pesar de la mirada horrorizada del
macho, entrando por el ojo, atravesando su cerebro sin detenerse hasta quedar firmemente
incrustada en el cráneo.
El cuerpo de inmediato comenzó a dar violentos espasmos, lo brazos y las piernas
sacudiéndose, el ojo restante rodando hacia atrás hasta que lo único que se pudo ver fue
blanco, y se había ido.
Wrath se desplomo, dejando ir el peso muerto.
Mientras consideraba la visión del puño de la daga sobresaliendo del cráneo, sintió
tantas nauseas que se tiro a un lado y apoyo las manos en el frio suelo de tierra, vomitando
hasta que sus manos no pudieron sostenerlo.
Rodando a un lado, apoyo su brazo salpicado sobre su rostro.

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No lloro.
Quería hacerlo.
A medida que la conciencia de haber matado a otro ser crecía en su pecho, quiso
cambiar su mundo a un tiempo mucho más atrás de este. Uno donde su padre moría de una
enfermedad natural, y donde su shellan solo hubiera tenido un mareo por su embarazo y la
única cosa por la que tenía que preocuparse era por lo que los demás murmuraban por su
elección de pareja.
La nueva versión de la realidad era algo de lo que él no quería formar parte.
No había luz en este lado. Solo medianoche.
— Nunca había matado a nadie antes. —Dijo con voz baja.
A pesar de su fiereza el tono de Tohrthure era suave —Lo sé milord, usted lo hizo
bien.
J.R. Ward The King

—No lo hice.

— ¿No está él muerto?


Si, ciertamente lo estaba —Quise decir lo que dije acerca de su Shellan y su
pequeño. Serán perdonados.
—Por supuesto.
A medida que la lista de nombres recorría su cabeza las ganas de matar se
reavivaban, incluso cuando su estomago no estaba asentado del todo y sus esfuerzos
palidecían frente a lo que la hermandad podría hacer.
De hecho el no estaría vivo si Tohrthure no hubiese intervenido, Wrath se impulso a
si mismo fuera de la suciedad, ¿Cómo iba el...?
Una mano apareció frente a él —Milord, permítame ayudarlo.

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Wrath miro a esos claros y brillantes ojos y pensó que eran como la luz de la luna,
arrojando luz a la oscuridad, mostrando un camino fuera de lo salvaje.
— Debemos entrenarlo, — Dijo Tohrthure —. Debemos enseñarle lo que usted
necesita saber de manera que pueda vengar su línea de sangre. Voy a retirar el cuerpo y a
ponerlo de manera que se crea que un accidente le sobrevino, eso nos dará el tiempo que
necesitamos. Desde ahora y en adelante, su comida deberá ser preparada por nuestro propio
doggen personal, no por nadie relacionado a la corte, Todos y cada uno de los víveres serán
recogidos por las manos de los hermanos mismos. Beberemos y comeremos en su presencia
antes de que usted lo haga y dormiremos fuera de sus aposentos. Estos son nuestros
solemnes votos.
Por un momento, todo lo que Wrath pudo hacer fue mirar fijamente esa palma
extendida hacia él como si viniera de la mismísima Virgen Escriba.
Abrió su boca para dar las gracias pero nada salió.
En respuesta se agarró al brazo frente a él y se sintió alzado hasta sus propios pies.
J.R. Ward The King

Capítulo 43
Traductor: Elizabeth Dne
Corrector: Agnes Thaly

El aire fresco es bueno para la mente y el alma.

Cuando Layla salió al jardín, tuvo cuidado yendo poco a poco


por la terraza totalmente cubierta de nieve, que se extendía hacia
fuera. no quería correr el riesgo de caer.

Era curioso cómo lo evaluaba todo, desde las superficies


potencialmente deslizantes a las escaleras o el seleccionar los
alimentos. Todo se había intensificado.

―Es de noche ―le dijo al bebe dentro de su vientre.

Pagina 486
Era, por supuesto, una locura hablar de eso a alguien que
aún no había nacido. Pero tenía la idea de que si sólo podía
mantener el diálogo abierto, quién sabe si su hijo elegiría quedarse
cerca.

Si tan sólo pudiera comer las cosas correctas y no caer y


descansar. De alguna manera, quizás al final de los muchos meses,
podría sostener a su hijo o hija en sus brazos, y no sólo en su
cuerpo.

Caminando hacia abajo sobre el césped nevado y lejos de las


luces de la casa, descubrió que la mantenían caliente como si
estuviese en un sitio cálido, solido y cómodo. Lo mismo lograba con
los guantes y el abrigo. Había dejado el gorro y la bufanda atrás;
había querido que el aire frio despejara su cabeza.

Más adelante el mismo terreno, la piscina estaba reluciendo


bajo su cubierta de invierno, pero se la imaginó llena de agua
iluminada desde abajo, las olas azules invitadoras y suaves sobre la
piel y las articulaciones. Iba ir a nadar tan pronto como pudiera y al
J.R. Ward The King

aire libre. Por mucho que apreciaba la piscina que estaba en el


centro de formación, el aire allí olía a cloro, y después de haber
utilizado para el baño las naturalmente frescas y cristalinas aguas
en el Santuario, no estaba a favor de bañarse allí.

De repente, se detuvo. Detenida en sus pensamientos


distraídos. Detenida en todo excepto el movimiento de sus
pulmones y el latido de su corazón.

Cerrando los ojos, revivió lo que había sucedido en el


comedor, viendo la angustia en el rostro de Wrath cuando el
anuncio fue hecho, oyendo la indignación y la agresividad en las
voces de la hermandad, viendo cómo Rehv se quedaba mirando al
rey como si estuviera leyendo cosas que ella no podía percibir.

Xcor estaba detrás de todo.

Tenía que ser él. Uno no organiza un intento de asesinato

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para luego sentarse de brazos cruzados mientras la glymera va
ganado procesalmente lo que uno quería.

No, él estaba al acecho entre bastidores.

En algún lugar.

Con el estómago revuelto, reanudó su paseo inquieta,


pasando por el área de la piscina y los formales jardines
geométricamente construidos. Y siguió hacia el lado más alejado,
hasta dar con el muro de contención de seis metros de altura que
recorría todo el camino alrededor del complejo.

Continuando siempre hacia adelante, sus orejas estaban


entumecidas. También lo estaba su nariz. No le importaba.
Imágenes de Beth apareciendo en el arco del comedor y de Wrath
mirando hacia abajo a la gran mesa hacia que su mente entrara en
conflicto con un cada vez más trágico y traidor final para ella. Algo
que ella se negaba a imaginar.

O por lo menos trató de no hacerlo.

¿De verdad había permitido que Xcor entrara en el coche?


J.R. Ward The King

¿Realmente se había sentado a su lado, desarmado, su


interminable colección de armas dejadas sobre el capo del
Mercedes y había hablado con ella? ¿La había tomado de la
mano? Ya basta, se advirtió.

De nada le serviría recordar su conexión, aquella chispa


ardiente.

Layla se desaceleró. Deteniéndose. Recordó con gran


precisión y una cantidad enorme de culpa la forma en que Xcor la
había mirado.

Sabía tan poco de él, aparte de sus aspiraciones políticas, era


un desconocido, y además uno mortal. Y sin embargo, tenía la
sensación, dada su torpeza con ella, de que no era uno que se
deleitaba con las mujeres muy a menudo.

Con su desfiguración facial, era obvio el por qué. Pero con

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ella... él era diferente.

Aparte del embarazo, que activamente había causado, nunca


tuvo a nadie que la afectara mucho durante el curso de su vida.
Pero no podía permanecer de brazos cruzados mientras no sabía
si había algo, aunque fuera muy poco, que pudiera hacer para
ayudar a Wrath en esta horrible situación.

Tenía tal sentimiento de culpa. Desde hacia tanto tiempo.

Sin embargo, Podría tratar de hacer algo acerca de eso.

Sacando su teléfono móvil, el que Qhuinn había insistido en


que llevara consigo a todas partes, miro el teclado de la pantalla.

Xcor le había dicho que lo llamara, los dígitos estaban


grabados en su mente desde el momento que habían salido de sus
labios.

Nunca había imaginado usarlos.

Con cada toque del dedo de la pantalla, el teléfono dejaba


escapar un tono diferente, la secuencia se completó después de
J.R. Ward The King

siete pulsaciones.

Ella paso su dedo rozando sobre el botón enviar. Y entonces


lo presionó.

Todo su cuerpo temblaba mientras ponía el delgado


dispositivo del tamaño de una tarjeta en su oreja. Un timbre
electrónico sonó una vez... Dos veces...

Layla miro a su alrededor.

Desde la izquierda, en el lado más alejado de la pared, oyó


un sonido lejano, algo tan débil que si no hubiera reflejado
exactamente el ritmo que estaba oyendo en su propio teléfono,
podría haber pensado que lo estaba imaginando.

El dispositivo móvil se escapó de su agarre y rebotó sobre la


nieve a sus pies.

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Él los había encontrado.

De pie en la ducha de la casa de Assail,

Sola no supo cuánto tiempo permaneció bajo el chorro


caliente, dejando que el agua resbalara sobre sus hombros y cayera
por su espalda, cerrando los ojos y apoyándose en la pared.

Por alguna razón, estaba helada, a pesar de que había


suficiente vapor en el baño para calificar el baño como una sauna,
y ella estaba segura de que había aumentado su temperatura
corporal a cuarenta grados.

Nada conseguía tocar el área congelada en que se había


J.R. Ward The King

transformado el centro de su pecho.

Le había dicho a su abuela que se iban a ir justo antes del


amanecer para Miami.

En retrospectiva, invertir en un lugar seguro en el corazón del


negocio de la familia de Benloise podía parecer la cosa más
estúpida. Pero con un poco de suerte, Eduardo, suponiendo que
aún estuviese y siendo el beneficiario del testamento de su
hermano, estaría tan ocupado disfrutando de la compra de un
Bentley azul pálido y de sabanas con dibujos de animales de
Versace que no vendría detrás de ella.

Suponiendo que supiera lo que su hermano le había hecho a


ella. O planeado para ella.

Ricardo había mantenido tanto a sí mismo.

Dios ¿Qué había hecho Assail al hombre?

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Un recuerdo fugaz de ese rostro suyo, ensangrentado
alrededor de la boca y la barbilla. El recuerdo aumento la frialdad,
se dio la vuelta.

― ¡Joder! ―Gritó mientras miraba el cristal lleno de niebla.

La figura masculina que había aparecido en la puerta estaba


inmóvil como una estatua y poderoso como un tigre. Él la estaba
mirando como lo haría un depredador.

Al instante, todo su interior se calentó, porque sabía a que


había venido, y también lo quería.

Assail se dirigió a la puerta de cristal que los separaba y la


abrió. Estaba respirando con dificultad, bajo la luz empotrada por
encima de su cabeza, sus ojos brillaban haciéndolos parecer con
cerillas encendidas.

Se metió en la ducha totalmente vestido, sus mocasines, sin


duda de Gucci, arruinados, su chaqueta de ante marrón oscuro
absorbiendo el agua que caía y volviéndose del color de la sangre.
J.R. Ward The King

Sin decir una palabra, él apretó sus manos en su cara y la


arrastró por su barbilla hacia su boca, sus labios aplastando los de
ella mientras la apretaba contra el mármol con su cuerpo. Sola
cedió con un gemido, aceptando su lengua, que penetro en su
boca, agarrando sus hombros a través de su fina ropa.

Él estaba totalmente erecto y apretó sus caderas contra ella,


empujando su dura polla y frotándola contra su vientre, la H de oro
de su cinturón raspaba contra ella. Más besos, más desesperados,
con el tipo de hambre que nunca olvidarías incluso cuando tuvieras
ochenta años y fueras demasiado viejo para pensar en tales cosas.
Y luego sus manos estaban sobre ella, sobre sus pechos
resbaladizos, sus dedos pellizcando sus pezones hasta que la línea
entre dolor y el placer desapareció y lo único que sabía era que si
no conseguía un orgasmo en los siguientes segundos, iba a
explotar. Como si sintiera lo que ella necesitaba, Assail cayó de
rodillas, lanzó una de sus piernas sobre su hombro, y se postro

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ante ella, sus labios comiendo su sexo de la misma forma en que
había atacado su boca.

Este fue sexo de castigo, una condena por su elección, la


expresión física de su ira y su desaprobación. Y tal vez eso hacía
de ella una perra enferma, pero le encantó.

Quería que él se corriera con ella aunque eso lo cabreara y lo


llevara aun en el borde, sirviéndose en ella para que no tuviera
que sentirse tan culpable... o tan vacía.

Agarrándolo del pelo empapado, inclinó sus caderas y le


obligó a ir incluso más duro dentro de ella, arqueando la espalda
para que se encontrara con un ritmo que la llevara hasta el final.
Sola se mordió el labio mientras se corría salvajemente, su torso
sacudiéndose contra el mármol con un chillido agudo.

Antes de darse cuenta, estaba en el suelo de la ducha,


tendida debajo de él, mientras se quitaba la chaqueta empapada y
la camisa de seda de su musculoso pecho. Cuando comenzó a
quitar la hebilla del cinturón, acerco sus manos hacia él, impaciente
J.R. Ward The King

por tocar esa suave piel y los duros contornos de su pecho. Él no


dijo una palabra. No cuando separó sus piernas y la penetro,
tampoco cuando su polla entraba y comenzó a golpear dentro de
ella, ni siquiera cuando se elevo por encima de ella y se quedó
mirando sus ojos como si estuviera desafiándola a rechazar todo lo
que podía darle.

La ancha espalda de Assail, la protegía del agua que aun


caía, manteniendo su visión clara para que pudiera verlo todo,
desde su feroz expresión a los abultados y musculosos hombros, a
las sombras proyectadas por sus pectorales. Tenía el pelo húmedo
y se movía al mismo ritmo, las gotas de agua caían de la puntas
como si fueran lágrimas, y de vez en cuando su labio se arrugaba
hacia atrás. Vagamente, había registrado como que algo no estaba
bien, una bandera roja que ondeaba en los rincones lejanos de su
cerebro. Pero eso era tan fácil de ignorar cuando otro clímax
creciente la tomó, cerrando sus pensamientos hasta que solo podía

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pensar en las sensaciones, todo lo que podía sentir era a Assail.
Cuando comenzó su orgasmo su sexo se apretó alrededor de su
erección, enviándolo a él también a su clímax, su cuerpo lo registro.

No llevaba puesto ningún condón. ¡Mierda!

Tan rápido como el pensamiento cruzó por su mente, se


había ido de nuevo, su liberación redoblando de intensidad por lo
que en vez de empujarlo hacia atrás, ella extendió la mano y hundió
sus uñas en sus caderas.

Fue justo cuando su propia liberación se desvanecía cuando


las cosas se fueron volviendo un poco extrañas. Su cuerpo se
quedó inmóvil mientras se recuperaba y ella lo sintió empujando
profundamente dentro de ella, terminando lo que había empezado.

Excepto que él no había terminado con ella.

Después de que hubiera terminado de eyacular, su pelvis se


bloqueo contra la de ella, y comenzó a retirarse casi
inmediatamente. Esperaba que él se acostara a su lado contra el
suelo de mármol; O tal vez la levantara y la llevara fuera para
J.R. Ward The King

secarse y meterse en la cama; tal vez hacer un comentario tipo:


maldita sea, que no se habían mantenido a salvo en lo más
mínimo.

Tal vez le digiera lo que no le había mostrado: que no quería


que se fuera.

En cambio, él apoyó su peso sobre una mano y agarró su


polla brillante por sus fluidos combinados con la otra. Acariciándose
a sí mismo, gimió como si estuviera preparándose para correrse
de nuevo.

Su segundo orgasmo salió disparado y aterrizo sobre todo su


sexo, pero no se detuvo allí. Después de que hubiera cubierto su
coño, se trasladó hacia arriba, desplazándose a sí mismo de
manera que se corrió sobre su estómago, su caja torácica, sus
pechos, su cuello, su cara. Parecía tener un suministro interminable
de esperma, y mientras los chorros calientes golpeaban su piel

Pagina 493
sensibilizada, ella se unió a él con otro orgasmo, moviendo las
manos arriba y abajo de su cuerpo, sintiendo el lío caliente que la
estaba recubriendo, ahuecando sus propios pechos.

En la parte de atrás de su cerebro, sabía que había algo raro


en todo eso. Pero al igual que por la falta de un condón, tampoco
conseguía preocuparse por eso en este momento.

Era como si él estuviera marcándola de algún modo. Y eso


estaba bien con ella.
J.R. Ward The King

Capitulo 44
Traductor: Gloria García
Corrector: Payne Rlhdn

Xcor estaba totalmente desorientado en medio de la niebla y


supo que iba siendo tiempo de regresar. Había estado sin rumbo
caminando por la montaña durante lo que se sintió como horas, y
todavía no había llegado a ninguna tipo de cumbre o fortificación.
Todo lo que había visto eran árboles de hoja perenne. La corriente
de un arroyo congelado ocasionalmente. Huellas impresas en la
nieve.

Su teléfono sonó discretamente en el bolsillo.

Incluso mientras maldecía la interrupción, reconoció que era

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la señal adecuada para detener esta locura, sin duda, uno de sus
Bastardos reportándose, además asumiendo que descubrió la
guarida de la hermandad, ¿Qué esperaba hacer? ¿Gritar fuera de la
ventana de la elegida hasta que ella estuviera de acuerdo para
reunirse con él?

Todo que conseguiría seria estar rodeado de guerreros, y


aunque había oído que el rojo era el color del amor, el
derramamiento de sangre no era el remplazo adecuado para una
rosa.

Recuperando su celular, él respondió con brusquedad. ―


¿Sí?

Un sonido agudo y estridente resonó en su oído, lo


suficientemente fuerte que lo hizo retirase lejos volviendo a la línea,
ladró, ―Qué.

Ninguna respuesta.

―Maldita sea, Throe.


J.R. Ward The King

De repente, todos los instintos que tenía o que poseería


comenzaron a gritar, y no a modo de advertencia, como si estuviera
a punto de ser atacado.

Dejando caer la mano, se dio la vuelta lentamente, temeroso


de que se tratara de algún tipo de fallo de encendido interno.

Su aliento le abandonó en un largo suspiro mientras


contempló lo que había aparecido ante él.

Era... ella.

Desde fuera de la niebla densa, su elegida se había


materializado y el impacto de su presencia le golpeó mientras
estaba de pie Oh, hermosa de contemplar, su espíritu afable
haciéndole sentir el monstruo en él con gran claridad.

― ¿Cómo llegaste aquí? ―Preguntó ella con voz temblorosa.

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Miró a su alrededor. ― ¿Dónde estoy?

― ¿Quieres decir que no lo sabes?

―La hermandad no debe estar lejos, pero no puedo ver o


encontrar nada en este hechizo de mala muerte.

Envolviendo sus brazos alrededor de ella misma, parecía


estar en conflicto pero ¿por qué no iba a estarlo? Él estaba cerca de
donde permanecía, aunque no podía juzgar si eso era en términos
de metros o kilómetros.

― ¿Cómo te va? ―le preguntó en voz baja―. Me gustaría


que hubiese luz de luna. Podría verte mejor.

Pero podía olerla, su aroma. Ese olor.

―Te he llamado ―susurró después de un largo momento.

Sintió que sus cejas se levantan. ― ¿Eras tu? ¿Justo ahora?

―Sí.
J.R. Ward The King

Por un traicionero segundo, su corazón golpeo más rápido


como si hubiera corrido aquí arriba por ella. Pero entonces...

―Ya has oído…

―Sobre lo que le hiciste a Wrath.

―Esa fue la elección del consejo.

―No te quedes conmigo.

Cerró los ojos. Por desgracia, no pudo.

―Te dije que el trono iba a ser mío.

― ¿Dónde están tus soldados?

― ¿Como si hubiera venido esta noche a derrocar al rey ciego

Pagina 496
en la puerta de su casa?

Su voz se hizo más fuerte. ―Ya has conseguido lo que


querías de él y usaste a su amada para hacerlo. ¿Por qué
molestarte con él ahora?

―Él no es al que he venido a ver.

El aliento de la elegida salió de golpe. A pesar de la admisión,


sin duda eso no era una sorpresa.

Y Dios lo salve, Xcor dio un paso más cerca de ella, a pesar


de todo lo que era correcto y apropiado, debería haber corrido: Ella
era más peligrosa para él que cualquier hermano, sobre todo
porque los finos temblores que vibraban a través de su cuerpo
esbelto habían registrado todo sobre él.

Se endureció completamente. Era imposible no responder.

―Ya lo sabes, ¿verdad? ―dijo con un suave gruñido. ― ¿Me


estabas llamando para ver si podías influir en mis acciones?
Vamos, admítelo. Puedes ser honesta solo estamos tu y yo aquí.
J.R. Ward The King

Solos.
Ella levantó la barbilla. ―Nunca he podido entender tu odio
hacia ese buen hombre.

― ¿Tu rey? ―Él rio con aspereza―. ¿Un buen hombre?

―Sí ―respondió con verdadero fuego―. Él es realmente un


alma buena que tiene un verdadero matrimonio por amor con su
compañera, un macho que se compromete todas las noches para
hacer lo mejor para la raza.

― ¿De verdad? ¿Y cómo a logrando ese objetivo plausible?


Nadie lo ve nunca, lo sabes. Él nunca se mezcla con los
aristócratas o los plebeyos. Él es un solitario que no ha sabido ver
con claridad en tiempos de guerra. Si no hubiese sido yo, hubiese
sido otro.

― ¡Es un error! Lo que has hecho está mal.

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Él negó con el cabeza, por un lado admirando la ingenuidad
de sus principios y por otro entristecido por que ella tuviese que
lidiar con ello. ―Es la manera del mundo. Fuerza vence la
debilidad. Es tan universal como la gravedad y la puesta del sol.

Incluso a través de su ropa exterior, pudo decir que sus


pechos estaban bombeando por encima de sus cerrados
antebrazos, y sus ojos bajaron hacia bajo antes de cerrarse
brevemente. ―Nunca me he preocupado por la inocencia
―murmuró.

―Perdón si te ofendí, entonces.

Levantando los párpados, él dijo ―Pero me parece que,


como siempre cuando se trata de ti, las noticias continúan a buen
ritmo.

Sus largas manos se acercaron a él, suplicando a través del


aire frío. ―Por favor. Sólo para. Yo...

Cuando ella sólo pudo tragar duro, él se encontró


acercándose. ― ¿Que ibas a hacer?
J.R. Ward The King

Con movimientos bruscos, se paseaba dando vueltas delante


de él. Y por el momento, no pudo mover un solo músculo.

― ¿Qué es exactamente? ―preguntó profundamente― ¿lo


que harás?

Ella se detuvo. Levantando esa hermosa barbilla. Lo desafió


con su mirada y su cuerpo, a pesar de que era doscientas libras
más ligero que el de él y completamente inexperta.

―Puedes tenerme.

Pagina 498
― ¿Hace calor aquí o estoy loca?

Cuando nadie le respondió, Beth echó un vistazo a través del


estudio. Saxton, Rehv, y Wrath estaban todos tranquilos sentados
en el conjunto combinado de sofás azules. Los dos primeros
estaban mirando hacia el fuego apagándose, y ella no sabía a
donde Wrath había dirigido sus ojos.

Infierno, a pesar de que estaba en la misma habitación con


ella, no tenía ni idea donde estaba.

Quitándose su túnica, la puso en el gran escritorio tallado y


leyó la proclamación de nuevo. La silla que ella había elegido era la
que Rehv tomaba generalmente, el blando bergère, pensó que lo
había abandonado, a un lado del trono de Wrath.

Ella se negó, a pesar de lo que tenía en las manos, a referirse


a la gran silla, como nada más que de su marido. Mirando hacia
abajo al pergamino, negó con la cabeza ante todos los símbolos
que habían sido entintados tan cuidadosamente. Cuando llegó a la
J.R. Ward The King

Antigua Lengua, ella era lenta con la cosa de la alfabetización, tenía


que pensar en la definición de cada carácter antes de poder hilar
una frase junta. Pero lo que sabía era que tras leerlo una segunda
vez el significado era el mismo que la primera vez que lo leyó.

Poniendo el rígido papel, pesado con todas sus coloridas


franjas sobre el escritorio, pasó los dedos sobre las tiras de satén
que estaban aseguradas por sellos de cera. Las cosas eran tan
estrechas y suaves como las tiras de cinta usadas en el cabello de
las niñas, perfecto para atar en una coleta.

No es como si estuviera pensando en él bebé.

―Así que realmente no hay nada que podamos hacer acerca


de esto ―dijo después de un rato.

Oh dios, ella tenía calor. La franela no había sido una buena


opción era eso o era estrés.

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Saxton se aclaró la garganta cuando ningún otro voluntario
respondió.

―Procesalmente, han seguido las reglas y a partir de un


punto de vista jurídico, su fundamento es correcto. Técnicamente,
según las antiguas leyes leídas ahora, cualquier descendiente de...
―Más carraspeo. Y miró a Wrath como si pudiera medir que tan
volcánicas las cosas se pondrían―. Ustedes dos sería obligado por
el trono, y hay una disposición relativa a la sangre de nuestro
gobernante.

Se llevó la mano a su bajo vientre. La idea de que un grupo de


personas señalaran a su hijo, a pesar de que no había nacido y tal
vez ni siquiera existiera, era suficiente para hacer que quisiera ir al
campo de práctica y disparar unos cuantos tiros.

Antes, cuando estaba en mundo de los humanos, había sido


objeto de discriminación como mujer de vez en cuando, “Tos”
Chupa Pollas “tos”. No tenido ninguna experiencia con cualquier
material racial, sin embargo. Como alguien que había parecido
Europea, a pesar de que, como se vio después, ella sólo era medio
blanca porque era sólo mitad humana, todo ese lado de las cosas
J.R. Ward The King

nunca había sido un problema.

Hombre, tener una opinión acerca de un individuo basándose


en características unidas a la lotería de los espermatozoides era
una locura. La gente no podía evitar el tipo de sexo que saliera de
su matriz; Tampoco podían cambiar la composición de sus padres.

―Esa Glymera ―murmuró―. ¡Qué panda de cabrones!

―Soy probablemente el próximo paso ―Rehv dijo. ―Ellos


saben acerca de mi relación con vosotros dos.

Miró hacia el macho con Mohawk. ―Lo siento mucho.

―No lo sientas. Estoy solo en esto para ayudaros a vosotros


y a la Hermandad. Luego siguió secamente ―. Tengo las manos
llenas en el norte para mantenerme ocupado.

Así era, pensó. Era tan fácil olvidar que no sólo era el

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leahdyre del consejo, sino también el rey de los symphaths.

― ¿Y no puedes expulsarlos o algo? ―le preguntó al hombre


―. Es decir, como leahdyre, tu no puedes... no sé ¿obtener una
nueva lista de personas?

―Voy a dejar que nuestro buen amigo abogado justo aquí me


interrumpa si me equivoco, pero como yo lo entiendo quienes
pertenecen al consejo lo determina la familia. Así que incluso si
encuentro motivos para echar a los cabrones, estos acabaran
siendo remplazados por miembros de esas líneas de sangre
quienes probablemente tendrán la misma opinión sobre las cosas.
El punto es que lo hecho, hecho esta, incluso con nuevas personas.
Todo sigue adelante.

―No dejo de pensar que hay algo...

― ¿Podemos parar esto ahora? ―Wrath interrumpió―.


Quiero decir ¿podemos darle a esta mierda un descanso? No te
ofendas, pero lo hemos mirado desde todos los ángulos, tu has
leído lo que enviaron sobre ello. Lo hecho, hecho está.
J.R. Ward The King

―Simplemente no puedo creer que fuera tan fácil ―Se quedó


mirando el trono―. Quiero decir, un pedazo de papel y se acabó.

―Temo por el futuro ―Saxton murmuró ―. Ese sistema de


valores de ellos no es bueno para la gente como yo. O para las
hembras. Habíamos hecho tales progresos a lo largo de los últimos
dos años sacando a nuestra sociedad de la edad de piedra.
¿Ahora? Eso va a ser eliminado recuerden mis palabras.

Wrath estalló. ―Escuchen, tengo que irme.

Con pasos largos, se acercó a ella, una mano en el fino aire


para que ella la agarrara y le guiara en el último par de pulgadas.

Cuando ella tomó su mano y tiró de él, ella inclinó la cabeza


hacia un lado para que pudiera besarla en la yugular, inclinándose
para el otro lado para que pudiera hacer lo mismo en la izquierda, y
luego poner sus labios en el camino de su boca para que pudiera
rozarle allí, también.

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Y entonces él y George se fueron.

Al verlo pasar, odiaba lo tenso que estaba, tan cargado, cómo


demacrado aunque físicamente hablando, eso era debido a que le
sirviera en su necesidad. ¿Mental y emocionalmente? Había una
larga fila de personas responsables de eso.

Aunque ella también estaba en la lista.

―Tiene que haber una manera ―dijo a nadie en particular.

Dios, rezó que su hellren no estuviera dirigiéndose al


gimnasio. Lo último que necesitaba era más ejercicio, reposo y
comida era lo que su cuerpo requería en estos momentos.

Pero ella conocía esa mirada en su cara demasiado bien.


J.R. Ward The King

Capítulo 45
Traductor: Ketty Carro
Corrector: Payne Rlhdn

Xcor nunca había sido un hombre de letras. No era


meramente un ignorante en literatura, era, de hecho, un analfabeto,
y por lo regular, Throe usaba palabras tanto en inglés como en su
lengua materna que él no comprendía.

Y aun así uno podría suponer, incluso con su más bajo nivel
de habilidad, que los cuatro monosílabos que le acababa de decir;
al menos, si los procesamos individualmente, no ofrecían duda para
la compresión.

Su cerebro, sin embargo, se negaba a procesarlos.

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― ¿Qué demonios has dicho? ―preguntó con dureza.

Cuando Layla le repitió lo que había dicho, su aroma estaba


lleno del afilado picor del miedo. ―Puedes tomarme.

Xcor cerró sus ojos y sus manos en puños. Su cuerpo ya


había traducido sus palabras y respondió con voluntad propia, sus
músculos se crisparon por conseguirla, tirándola sobre la fría tierra,
montándola para marcarla como suya.

― No sabes lo que dices ―se escuchó a si mismo mascullar.

― Lo hago.

―Estás esperando un niño.

―Yo… ―incluso teniendo los ojos cerrados, se la podía


imaginar tragando duro ―. ¿Eso significa que no me quieres?

Él se tomó un momento para respirar, sus pulmones se


estaban abrasando.
J.R. Ward The King

―No ―gimió ―. No es eso.

De hecho, cuando se la imaginaba con otro, la lanza de dolor


que atravesaba su pecho era suficiente para hacerlo palidecer. Y
aun así, a pesar de la semilla de otro plantada en su cuerpo, él
podría tomarla, tenerla, quedarse con ella.

Excepto por una cosa.

Abriendo los ojos, la revisó con detalle, desde su hermoso


cabello con peinado alto hasta sus pies, los delicados rasgos hasta
ese esbelto cuello que quería bajo su boca. Había más que ver, por
supuesto pero era su rostro sobre todo lo demás lo que él
necesitaba principalmente en la memoria de sus ojos.

Había padecido una clase de locura desde el comienzo con


ella, siempre desde que había sido llevado a ella bajo el arce en esa
pradera, siempre desde que le había sido dada su muñeca y

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tomado de su manantial, él había sido infectado con una
enfermedad.

―Respóndeme una cosa ―Sus ojos continuaron


deambulando, midiendo cada matiz de su pánico, el gesto
congelado.

― ¿Qué? ―ella rápidamente apuntilló cuando él no hablo de


inmediato.

―Fuera de los eventos que han acontecido ¿Te habrías


ofrecido alguna vez a mí?

Ella dejo caer su mirada. Apretando sus brazos sobre su


corazón. La cabeza colgando.

― Respóndeme, ―dijo con gentileza ―. Habla con la verdad


para que así ambos podamos escucharlo en alto.

―Pero lo que se ha hecho, está hecho; y…

Él alcanzó e inclino su mentón hacia atrás con los más suaves


toques. ―Dilo. Debo escucharlo de tu propia boca y te prometo que
J.R. Ward The King

he recibido aguijones más duros que ese.

Las lágrimas llenaron sus ojos, volviéndolos luminosos, como


los rayos de luna sobre la superficie de un lago. ―No, no puedo.

Sintió como se estremecía su cuerpo, claramente como si


hubiera sido golpeado. Pero como prometió, él permaneció de pie
ante la agonía. ―Entonces mi respuesta para ti es no. Incluso si
hubiera una manera para deshacer todo esto con tu rey y no la hay,
nunca te tomaré en contra de tu voluntad.

―Pero yo escogí esto. Es mi elección.

Xcor meneó la cabeza. ―Solo a través de la incitación de algo


más.

Dio un paso hacia atrás. ―Deberías volver a… ―miró a su


alrededor entre la niebla, todavía totalmente perdido ―. Adonde
quiera que vayas.

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―Tú me quieres. ―Ahora su voz era firme y segura ―.
Puedo sentirlo.

― Por supuesto que lo hago. Pero no como el sacrificio de un


cordero para la matanza. Mi fantasía no es esa.

― ¿Importa la razón?

―Algunos regalos son más dolorosos que los insultos. ―Se


iba apartar de ella, y descubrió que no podía moverse―.
Especialmente cuando no hay nada que hacer sobre tu Wrath. Ha
sido remplazado.

―Si tú derrocaste al legítimo rey, puedes derrocar a otro. Y


volver a poner a Wrath.

― Me concedes demasiado crédito.

―Por favor.

Su resolución lo molestaba, incluso aunque fuese una virtud,


suponía. ―Por qué te importa tanto. Tu vida no debería cambiar.
J.R. Ward The King

Deberías de estar a salvo aquí o donde quiera que sea. La


hermandad no será desmantelada.

―Irán a por ti.

―Entonces, los mataremos. Esperaba que pudieran ver los


beneficios de postrarse agradecidos.

De hecho, no podía creer que estuviese diciendo eso. Pero


para no molestarla, podría dejar a Wrath y a ellos vivos, siempre y
cuando no se metiesen en su camino.

Layla meneó la cabeza. ―Su lealtad no se lo permitiría ―Sus


manos se alzaron hasta sus mejillas y las apretó como si estuviese
imaginado una tragedia ―. Habrá una nueva guerra. Por tu culpa.

―Entonces, ódiame. Sería mejor para ambos si lo hicieses.

Ella lo miró fijamente durante un largo tiempo. ―Tengo miedo

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de no poder hacerlo.

Xcor hizo su mejor intento para ignorar la manera en la que su


corazón saltó ―. Debería irme.

― ¿Cómo encontraste este lugar?

―Te seguí a casa no hace mucho tiempo. Estabas en el


coche, volvías de la clínica. Estaba preocupado por ti.

― ¿Y por qué…viniste esta noche?

― Me tengo que ir.

― No.

Por un momento el jugo a soñar que lo que ella le había


ofrecido era por que en verdad lo sentía. No solo con la esperanza
de persuadirlo para ponerlo de su lado.

Pero esa locura no duró. Especialmente cuando se imaginó a


si mismo aterrorizando al hombre humano herido en el desolado
restaurante, sin otra razón más que porque podía y entonces
J.R. Ward The King

recordó quitándole la columna a todos esos lessers, y mandándolos


a cada uno de los aristócratas. Como si el recipiente tuviese incluso
significado. Después de lo cual recordó decapitar asesinos.
Apuñalándolos en el estómago. Rompiendo sus pulmones.

Había demasiados actos violentos en su historial.

Tanto como la depravación que había sufrido en los


campamentos de guerra de la hermandad.

Por encima de lo cual estaba su rostro.

Él quería simplemente empezar a bajar la pendiente. A


diferencia de ella, no podía desmaterializarse lo había intentado
reiteradamente para acelerar el ascenso a la pendiente y fracasado
en esta niebla.

Sí, quiso dejarla atrás. Por todas la razones que le había


dicho a ella y también para protegerse a si mismo.

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De hecho se escuchó a si mismo decir ―Reúnete conmigo
bajo el arce. A medianoche, mañana.

― ¿Con qué...? ― Ella se arrebujó en la parka como si la


fueran a comer viva ―. ¿…propósito?

―No el que te esta preocupando.

En ese momento, se dio la vuelta y comenzó a caminar hasta


que el proceso de sus pensamientos se aclaró lo suficiente para
detenerlo. Mirando sobre su hombro dijo; ―De acuerdo ¿sabes
como llegar a casa?

― ¡Oh, sí! Por supuesto ―Excepto que cuando ella miraba a


su alrededor, parecía bastante perdida ―. Sí, es justo por…

No se detuvo para ocultar sus palabras. Honestamente no


parecía saber donde estaba.

Cerrando los ojos, él maldijo. Nunca debería haber venido


hasta aquí, nunca.
J.R. Ward The King

¿Por qué si la dejaba aquí sola y no encontraba un refugio


antes del amanecer ¿Qué pasaba si estaba a medio camino de
donde ella necesitaba estar?

Poniendo las manos en las caderas, levantó la cabeza y


buscó en el cielo, creyendo que podrían ofrecerle algo de sentido
común porque claramente había perdido el suyo.

De todas las personas que lo podían matar, pensaba.

Nunca había considerado que podría ser por una mujer.

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Cuando Trez midió la muchedumbre de góticos en el Iron
Mask, no podía decir que estuviese asustado de volver a estar en la
montura de nuevo. Sus negocios siempre habían sido importantes
para él, bueno, en principio había sido el negocio de Rehv;
entonces cuando el Reverendo había renunciado o era más como si
hubiera buscado una salida, Trez se había hecho cargo de la
totalidad del negocio del club. Y aun así, tanto si el lugar era suyo o
de Rehv, a él le encantaba llevar las operaciones, tratar con la
gente, planear nuevos lugares, mirar crecer el dinero. Sí, claro, los
humanos eran un dolor en el trasero, pero eso era cierto tanto si
estabas conduciendo tu coche, comprando en el supermercado o
intentado vivir.

Vale, las drogas y la bebida realmente no ayudaban a lo


último, pero lo que sea.

Esta noche, aunque, cuando miraba la docena o así de chicas


que trabajaban haciendo rondas, sentadas sobre regazos, tomando
J.R. Ward The King

la mano de hombres y desapareciendo en los baños privados


estaba asqueado por todo ello.

Especialmente cuando pensaba sobre lo que había acordado


hacer por s’Ex.

Hombre, era tan tentador asumir que resolvería el problema


que manteniendo al verdugo feliz iba a hacer que todo
desapareciese.

Error.

El asunto era que él simplemente seguía pensando que si


tuviera s más tiempo, encontraría una manera de salir.

― ¿Por casualidad estabas buscándome?

La humana que estaba delante de él, tenía el cabello largo y


negro. Por supuesto, muchas de ellas se lo teñían y un cuerpo que

Pagina 508
tenía tantas curvas como una pista de carreras. Probablemente con
la misma rapidez. Y con la piel artificialmente pálida hasta el punto
de parecía harina y los labios pintados del color de la sangre, era un
quiero ser vampiro en un mundo de impostores, todo avivado en
una persona que probablemente naciese de un panorama
emocional bipolar.

No es que estuviese generalizando o algo así.

―No, ―dijo él ―. No te estaba buscando.

― ¿Estás seguro? ―dio una vuelta delante de él, mostrando


brevemente su culo levantado ―. Porque valgo la pena.

En los ojos de su mente, todo lo que podía ver era a su


elegida, tendida delante de él, tan hermosa y pura.

― Lo siento ―murmuró cuando se giró alejándose.

Después de que Selena lo hubiera dejado a él y a iAm en la


cocina, no había vuelto. Cuando todo el mundo había sido llamado
al comedor para escuchar las horribles noticias sobre el rey, había
J.R. Ward The King

esperado verla allí. No volvió.

Y quería dirigirse a la gran finca de Rehv para verla. Las


cosas entre ellos eran demasiado abiertas para su gusto, pero tenía
la sensación que salvo por pequeños detalles iba a hacer que se
sintiese peor.

Ella también.

Realmente necesitaba dejar toda esa mierda.

Cruzando por el camino a una de las prostitutas profesionales,


una morena con un traje ajustado de cuero rojo, cruzaron la mirada
y rápidamente la miró de arriba a bajo.

Sí, pensó. Serviría.

Cuando él le hizo señas para que se acercara, ella estaba


más que feliz para cruzar a través de la muchedumbre y acortar la

Pagina 509
distancia. ―Hola, Jefe.

Mierda, realmente y absolutamente odiaba hacer esto.


―Tengo un cliente privado para el cual necesito algunos servicios
especiales. ¿Estás interesada?

―Siempre ―echó una mirada a su alrededor ―. ¿Está aquí


esta noche?

―Localización remota. Mañana al mediodía. Se lo voy a


preguntar a otras dos.
― Divertido. Aunque no te molestes con Willow ¿vale? Ha
sido un dolor de muelas últimamente.

― Entendido.

― Gracias por pensar en mí, Jefe. ― Ella sonrió y le dio un


golpe de cadera ―. Me aseguraré de que tu amigo pase un buen
rato.

Cuando se alejó, Trez pensó sobre que tal vez,


posiblemente… sí, con bastante seguridad, vomitando toda su
J.R. Ward The King

cena sobre el refinado suelo negro.

En busca de aire fresco, se dirigió hacia la entrada, y se


adelanto como si estuviese únicamente comprobando con Ivan y el
nuevo chico a la cabecera de la cola de espera. Y entonces
simplemente comenzó a caminar, sin dirigirse a ninguna dirección
en particular, incluso aunque no tenía abrigo y que sus
Ferragamos86 no eran adecuados en las aceras resbaladizas.

En su soledad, estaba lejos de estar solo; pensamientos de


Selena, su hermano, sus padres, acaparaban el espacio a su
alrededor, haciéndolo considerar seriamente el mérito de cogerse
una jodida borrachera.

iAm le había dicho que el trato hecho con s’Ex era una idea
jodidamente estúpida. Y entonces, por supuesto, volvió hacia la
cocina a hacer cacciatore87.

Pagina 510
Aun así, considerando todas la cosas, esa conversación había
ido mucho mejor que algunas de la otras que habían mantenido
últimamente.

― ¿Quiere algo de crack? ¿H?

Levantando una ceja, Trez miró al chico blanco que estaba


apoltronado contra el lado más alejado de una sala de tatuajes.
Elegante.

Justo cuando abrió la boca para decirle al jodido chico, no, el aire
cambió de dirección y fue golpeado en el rostro con un pastel de
crema lleno del aroma de lesser.

Lo detuvo congelado en su sitio.

― Así que, ¿qué será? ―le preguntó el asesino.

86
Marca de zapatos.
87
Es un plato de cocina italiano, que viene de la palabra cazador, consistente en asar pollo o conejo junto
con tomates, cebollas, hierbas aromáticas como el orégano, pimiento de morro y vino.
J.R. Ward The King

Trez miró de izquierda a derecha sin ninguna razón en


particular salvo otra que de repente estaba interesado en comprarle
algo que nunca iba a usar al gilipollas que no tenía ni idea de que
estaba hablando con el enemigo.

De pie en la oscuridad, Trez metió la mano en el bolsillo de


sus pantalones como si fuera a sacar su cartera. ― ¿Cuánto?

― ¿Por cuál?

Trez se mantenía en el engaño, mirando alrededor como si


estuviese nervioso. Acercándose, era definitivamente un lesser, el
dulce hedor era mucho peor que un humano que no se había
duchado en una semana trabajando en una tienda de dulces a
quién solo se le ocurría empaparse en talco para niños.

Y llevando de contrabando un mapache muerto debajo de


cada axila.

Pagina 511
― Por ambos. Oye, ¿te importa si nos alejamos un poco?

El asesino se giró y comenzó a decir precios cuando se


introdujo más profundamente en el callejón de al lado de la tienda.
No lo hizo para que el dinero cambiara de manos como parte de la
transición.

Trez tomó el control fácilmente, llegando hasta el bastardo


desde atrás, agarrándolo por la cabeza y girándosela de tal forma
que lo único que se mantenía sobre la columna vertebral era piel.
Cogiendo el peso muerto por el torso, empujó al asesino detrás de
una pila de tarimas y comenzó a registrar sus bolsillos.

Diez bolsitas de polvos. Veinte o así de pequeñas pastillas.


Setecientos en metálico.

No jugaba en la ligas mayores. De hecho, difícilmente


remarcable para esta parte de la ciudad, excepto por la parte de
lesser.

Empujando el cadáver que todavía se movía a la tierra, sacó


J.R. Ward The King

su teléfono y marcó un número. Respondieron al tercer toque.

― ¿Butch? ― dijo ―. Oye, compañero ¿Qué pasa? ¡Uh-huh!


Sí, cierto.

Miró cuidadosamente al asesino y pensó las indolentes


posiciones de brazos y piernas que le hacía parecer una mosca en
un alfeizar.

― Bueno, tengo un amigo que me gustaría que conocieses.


No, no de la clase que quieres llevar a casa a cenar. Sí, no se va a
ninguna parte. Tómate tu tiempo.

Después de colgar, miró los paquetes en su palma. Estaban


marcados con el símbolo de la muerte en el Idioma Antiguo.

Alguien de la raza estaba involucrado. Y estaban trabajando


con el enemigo para hacerlo.

Pagina 512
La siguiente pregunta ¿Quién demonios era?
J.R. Ward The King

Capítulo 46
Traductor: Elizabeth Dne
Corrector: Agnes Thally

Se estaba acercando el amanecer cuando Beth decidió que


tenía que salir de la cama y de la suite que compartía con Wrath. Él
no había venido a dormir, y la perspectiva de pasar un minuto más
con el caos en su mente fue suficiente para hacer que quisiera un
respiro.

¿La primera parada? La habitación de Layla, pero la elegida


no estaba allí. Probablemente era mucho mejor. Estaba segura de
que todo lo que habría hecho era fastidiar a la pobre hembra sobre
tempranos síntomas del embarazo, estaba enloqueciendo con las
dos posibilidades: Uno, ¿habría concebido, algo que habría pasado

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hace veinticuatro horas, como mucho? Y dos, Layla había tenido un
casi horrible aborto involuntario.

No es exactamente un buen borrador, si Beth no quiera


conducirse a sí misma hasta la completa locura.

Volviendo hacia atrás por el pasillo de las estatuas, pensó en


otra cosa, la cocina. Sí, la cocina era una buena siguiente parada,
suponiendo que no quería ir a fastidiar a Wrath en la sala de pesas
del centro de formación.

Era evidente que necesitaba un poco de espacio.

Mientras bajaba la gran escalera, estaba encontrando


imposible no pensar en realidades paralelas. La primera capa era lo
que estaba frente a ella: Wrath y el destronamiento, el triste silencio
en la casa, la tensión sobre lo que el futuro de la raza. El segundo
nivel era totalmente interno y completamente físico: Una punzada
en su pelvis, ¿era la implantación o la llegada de la menstruación?
lo que significaría que no había funcionado. El dolor en sus pechos,
¿era síntoma de la concepción o el resultado de los esfuerzos de
J.R. Ward The King

todo el sexo? Periodos de sofocos, ¿los efectos residuales del


desequilibrio hormonal o de la franela?

Sólo la severidad de la situación en la que ellos estaban por


culpa de las acciones del consejo le impedía repasar
minuciosamente en los detalles de su cuerpo. Y mientras tanto, en
el fondo de su corazón, no sabía si esperaba estar embarazada o
esperaba no estarlo.

En realidad, todo era una mentira.

Puso la mano sobre la parte baja del abdomen, se encontró


rezando para que no hubiera funcionado. La única cosa peor
después de que Wrath perdiera el trono sería que él descubriera
que iba a ser padre.

Si, él ya se sentía como si hubiera perdido la herencia de sus


padres, parecería como si alguien lanzara una piedra para atraparlo

Pagina 514
mientras él apenas estaba pisando el agua: Sin lugar a dudas, iba a
sentir que había engañado también a su hijo.

Abajo, en el nivel de vestíbulo, cruzó por delante del comedor,


y luego entro en la cocina. Dios, el misterioso vacío, la cocina era
generalmente un lugar bullicioso, incluso durante los momentos de
calma entre las comidas principales en la mansión. Caminar
mientras que las persianas estaban bajadas y no haber nada en la
cocina, en el horno, o en los mostradores, la asustó.

Maldita sea ¿Qué iba a suceder ahora?

¿La hermandad iba a vivir en otro lugar? ¿Dónde ella y Wrath


estarían? Técnicamente, no deberían estar alojados en la suite del
tercer piso si no eran la Primera Familia nunca más.

En realidad... sería casi un alivio.

Aunque la causa de la reubicación apestaba.

Abriendo el congelador, vio una porción entera de mierda que


no quería comer. Pero debería tener hambre, ¿cómo no iba a
tenerla? Sólo había picoteado las cosas que Fritz le trajo unas
J.R. Ward The King

horas antes y desde luego, no había comido nada durante su


necesidad.

Necesitaba hacer pis.

Desapareciendo en el baño de la cocina, se hizo cargo de


sus asuntos, lavo sus manos, y le dio al refrigerador otra
oportunidad.

Alguien acababa de poner un gran recipiente con algo en el


nivel inferior. Una rápida mirara debajo de la tapa y… cacciatore.
Normalmente era una comida que bien valía la pena tomar en
cuenta, sobre todo porque iAm debía ser el que lo hizo. Sin
embargo, el tufillo le consiguió un grande y gordo no, gracias, a su
estómago. Lo mismo cuando se trató de las sobras de jamón. De un
plato de lasaña Boloñesa con linguini en un recipiente Tupperware.
Sopa de tomate...

Pagina 515
Dando al congelador otra mirada, sacó una caja con simples
Eggos88 y volvió a colocarlas a su sitio.

—Meh.

El helado era un total ni hablar. Sólo el pensar en esas cosas


con nata la hizo tener ganas de vomitar.

Vaciló mientras miraba hacia abajo a ella misma.

— ¿Hay alguien ahí? —le dijo a su pelvis.

Bien, era oficial. Había perdido totalmente la cabeza.

Después de un viaje a través de la despensa, donde por el


amor de Dios, resultó que era tan imposible conseguir encontrar
algo comestible como en la lavandería, se desplazó de nuevo a la
nevera y se obligó a tomar un frasco de chips de mantequilla
Vlasic89.

88
Marca de gofres congelados
89
Marca de encurtidos norteamericana
J.R. Ward The King

—Son encurtidos, mierda —murmuró —. Encurtidos. Aquí


vamos con el Cliché completo.

Excepto que cuando abrió la tapa y miró el baile de las


rebanadas en su pequeña piscina de dulce salmuera, hizo una
mueca y tuvo que volver a ponerlos a su sitio.

Como último recurso, abrió el cajón de las verduras.

—Sí —dijo rápidamente cuando su mano sacó un manojo—.


¡Oh, sí, sí, sí...!

Mientras llevaba el montón de zanahorias orgánica hasta el


cajón de los cuchillos, no podía creer que estaba a punto de
conseguir comer todo ese beta caroteno.

Odiaba las zanahorias. De acuerdo, no completamente si


estaban en ensaladas, no era como si comería alrededor de ellas.
Pero nunca en su vida les comió directamente de la nevera.

Pagina 516
De pie sobre el fregadero, peló una, soltó el pelador, e hizo
una pequeña y compacta pila de tiras de color naranja brillante con
un cuchillo de acero inoxidable. Un enjuague rápido. Cortar en el
medio. Cortar en sentido longitudinal dos veces. Y voilà, crudités.

Crujir. Mascar. Tragar

Estaban tan frescas, crujiendo cada vez que tomaba un


bocado de ellas, y el dulce sabor a tierra era mejor que el chocolate.

Una más, pensó mientras terminaba su último cuarto. Excepto


que cuando llegó al final de la número dos, pensó ¿Qué tal otro?

Mientras se abrió paso a través del tercero, pensó de nuevo


en la proclamación del consejo. Su motivación para intentar hacer
algo así era una obviedad. A pesar de la identidad racial de su
madre no era su culpa, ella todavía se sentía responsable para
llevar una tonelada de mierda delante de la puerta de Wrath.

Si pudiera encontrar una manera salir de todo esto.

Por parte del consejo, las cosas eran evidentemente, seguir


J.R. Ward The King

adelante. Un funcionario para la coronación un tipo llamado Ichan


había sido programado y Rehv lo había descubierto porque, como
un idiota, el secretario del consejo no lo había podido quitarlo de su
lista de correo electrónico directo.

Eso ocurriría a medianoche.

Echó un vistazo a los hornos dobles. El reloj digital azul


reflejaba las cuatro cincuenta y cuatro. Así que todavía faltaba
diecinueve horas.

¿Qué demonios podía hacer en diecinueve horas?

Volviendo de nuevo a su escondite, ella…

El sonido del sistema de seguridad anunciando la apertura y


cierre de una puerta exterior fue una sorpresa. Con el ceño fruncido,
salió por la despensa, empujando a través de una de las puertas
abatibles que el personal utilizaba.

Pagina 517
Layla estaba saliendo de la biblioteca, pareciendo como si
hubiera estado en un accidente de tráfico: Su pelo parecía
arrastrado por el viento, la cara blanca como una hoja, con las
manos en sus mejillas.

—Layla —Beth llamó—. ¿Estás bien?

La Elegida saltó tan alto que tuvo que abrir ambos brazos
para mantenerse estable.

— ¡Oh! ¡Oh…! Ah, sí. Sí, soy yo. Estoy bien, muy bien, sí.
Gracias — la hembra abruptamente frunció el ceño—. ¿Y tú?
¿Estas...?

No habías muchas maneras de terminar esa frase para la


hembra, teniendo en cuenta lo que estaba pasando: ¿Estás
depresiva? ¿Está tomando un descanso entre sesiones de
lamentos? ¿Estas embarazada, también?

—Oh, sip, bien. Sí, muy bien. Sí.


J.R. Ward The King

Las dos podían jugar a este juego del despiste.

—Bueno, sólo voy arriba. Para ir a la cama. Para tomar una


ducha e ir a la cama —cuando Layla comenzó a quitarse su parka,
su sonrisa era tan auténtica como la de Courtney Stodden90—. Te
veré en... bueno, más tarde. Te veré después. ¡Adiós! ¡Hasta
pronto!

La elegida corrió hasta la escalera como si estuviera siendo


perseguida, a pesar de que no había nadie detrás de ella.

Mientras Beth volvió a la cocina, se sintió mal porque no


indagó el motivo de la evidente angustia de la hembra, pero la triste
verdad era que no tenía muchas ganas. Tenía poco espacio en su
cabeza para los dramas tipo patio de colegio antes de que su mente
explotara.

Volvió al fregadero, peló otra zanahoria. La cortó por la mitad

Pagina 518
y le dio la vuelta y la solución vino a ella con tal claridad, que casi se
cortó la yema del dedo.

Dejando a un lado el cuchillo, cogió las dos mitades y las


mantuvieron unidas, encontrando el ajuste del rompecabezas que
las hacía parecer como si fueran una.

Entonces deliberadamente las separo. Las reunió. Las separo.

De ambas formas las mitades eran todavía zanahoria.

Lanzó los trozos sobre el mostrador y salió a la carrera.

Había encontrado una solución que los salvaría a ambos.

90
Es una estrella de reality casada con un hombre veinte años mayor que ella. Se puede describir como la
típica rubia tonta, con silicona y artificial.
J.R. Ward The King

Cuando Xcor se materializó en el patio delantero de su


residencia suburbana, sabía que necesitaba un momento para sí
mismo, aunque el sol estaba amenazando por el este.

Hablando de sustos, apenas había conseguido devolver a


Layla a tiempo. E incluso ahora, no estaba seguro de haber tenido
éxito.

Pero había hecho todo lo posible.

Una vez que se hizo evidente que ella había sufrido la misma
desorientación que él en la niebla, había tomado su mano y empezó
a subir con ella por la colina. Él no le pidió que le confirmara que el
complejo oculto de la hermandad estaba en la cima, se basó en el
mismo principio con el que habrían construido la guarida más
apropiada en el Antiguo País.

Pagina 519
Cuanta más alta fuera la posición, más defendible era.

La empujó tan rápido como pudo, hasta que terminó


directamente contra la pared de seis metros de altura de hormigón.
Una muy buena señal de que estaban cerca de su guarida. El
problema era que ella había ido demasiado lejos, volviéndose a
desmaterializar sobre la condenada cosa.

Frente a la elección de ir a la derecha o a la izquierda, había


sido muy consciente de que en su decisión prevaleció su seguridad.

En muchos niveles.

Había estado muy consciente de que incluso si él podía


construir un refugio adecuado para ellos, algo capaz de protegerlos
a ambos de la luz del sol durante todo el día, su ausencia se notaria
y sería cuestionada cuando regresara tras la puesta de sol. ¿Cómo
iba a ser capaz de dar respuestas que no complicaran su vida de
forma irreparable? él no lo sabía.

Había elegido ir en la buena dirección en su teoría de que


quería hacer lo correcto por ella, y por lo tanto, esa era la dirección
J.R. Ward The King

que él tomaría.

Cuando habían encontrado un bien recortado y cuidado


pequeño arbusto y luego un gran número de arbolitos idénticos,
estaba claro que estaban encaminándose hacia la parte trasera de
la casa principal. No la siguió todo el camino. Solo lo bastante lejos
hasta encontrar la primera línea de siembra, y luego la había
soltado la mano y la insto a irse rápido.

Él, también, estaba fuera de tiempo.

Xcor había mirado su avance pero sólo un momento, y luego


ella se perdió en la niebla, ni siquiera los sonidos de sus pisadas
llegaban ya a sus oídos.

Era como si hubiera desaparecido para siempre.

Y por mucho que una parte de él había tenido la tentación de


sentarse y dejar que el sol lo tomara, se había obligado a sí mismo

Pagina 520
a irse lejos, triangulando hacia abajo hasta que había tropezado
literalmente con una herramienta de arado.

A pesar de que sólo era capaz de ver a un metro y medio


delante de él, la superficie nivelada hacia abajo le proporcionó una
oportunidad para conseguir una buena velocidad por el desigual
suelo. Había corrido a toda velocidad, la gravedad jugando a su
favor, su única preocupación era que alguien viniera patrullando por
la montaña y lo viera con su linterna.

Eso no había llegado a pasar. Había llegado a la parte de


abajo y se había finalmente liberado de los paisajes revueltos,
empañados por la niebla.

La primera sensación de temor que había experimentado


penetro en él, sin embargo. ¿Qué pasaría si Layla no había entrado
a tiempo? ¿Qué pasaría si alguien la había encontrado y le
preguntaba? ¿Qué pasaba si...?

Había revisado su teléfono en vano y luego había tenido que


cerrar los ojos, concentrándose, y rezar para que las fuerzas que le
J.R. Ward The King

quedaban fueran suficientes para que tuviera el enfoque necesario


para desmaterializarse.

La única cosa que había hecho que la desmaterialización


fuera posible consistía en que él no podía morir sin saber lo que le
había pasado.

Sacando su teléfono una vez más, tenía alguna esperanza


errante de que lo había llamado y que no había oído el timbre en su
fuga hacia abajo de la montaña. AH... no.

Acechando por la puerta principal de la casa, un débil


resplandor en el cielo hizo que su piel picara en advertencia y que
sus ojos se humedecieran, algo que terminó cuando entró en la
casa. Para ver una escena de libertinaje abyecta.

La única cosa que la habría hecho más completa habría sido


la presencia de las hembras. Aun así, el ambiente era pesado con

Pagina 521
olor a ron y ginebra, lleno de carcajadas, cargado del tipo de
agresión masculina que surge después de la victoria.

— ¡Volviste! — Zypher lo llamó—. ¡Ha vuelto!

Los bramidos habrían sido lo suficiente ruidosos como para


despertar a los vecinos, si hubiera habido alguno. Era como si,
llenaran la casa.

—Y tenemos noticias —dijo Throe con satisfacción,


ligeramente ebrio—. La ceremonia de inducción es a medianoche
de la próxima víspera. En la sala de la biblioteca de Ichan. Hemos
sido invitados, Por supuesto.

La tentación de decirles que fueran en su lugar lo llamó. Pero


mantuvo su voz tranquila. Con nada más que un movimiento de
cabeza, él desaparecido arriba.

Afortunadamente, sus soldados están acostumbrados a que


se retirara en sus propios pensamientos y lo dejaron ir.

Mientras cerraba la puerta de la habitación, el ruido se fue


atenuando, aunque no desapareció; sin embargo, estaba
J.R. Ward The King

acostumbrado al ruido desconcertante de ese grupo de machos.

Fue hasta la cama, que era un lío de sábanas y mantas


enredadas, se sentó, se desarmó y sacó su móvil. Sosteniéndolo
en sus manos, se quedó mirando la pantalla.

No había manera de llamarla: Cualquiera que fuera el teléfono


que ella había usado tendría una cuenta controlada.

Recostándose y mirando hacia el techo, sabía que este vacío


era una revelación.

La idea de que podría estar muerta y él no lo sabría lo golpeó


tan profundamente, que sintió como si su alma se hubiera dividido
en dos.

Nunca volvería a unirse de nuevo.

Pagina 522
J.R. Ward The King

Capitulo 47
Traductor: Luisa Camargo
Corrector: Pilar Ocampo

¿Dónde estaba?

Sola merodeaba en la cocina de Assail, quejándose sobre las


pocas cosas que había vuelto a empacar y no dejaba de mirar por
encima de su hombro, esperando encontrarlo viniendo por la
esquina para tratar de persuadirla para que se quedara.

Como si él no lo hubiera intentado ya.

En la ducha.

Hombre, por una vez, los recuerdos de estar con él no

Pagina 523
consiguieron calentarla. Le daban ganas de llorar.

―No entiendo porque nos vamos tan pronto ―su abuela le


había dicho cuando salió del sótano―. Ni siquiera ha amanecido.

Su abuela lucia su vestido amarillo, una versión del vestido de


casa, pero estaba lista para el viaje, unos buenos zapatos, con un
bolso de piel falsa a juego colgando de su muñeca. Detrás de ella,
para terminar el conjunto, estaban los guardias de Assail cada uno
con una maleta y no parecían felices. Aunque vamos, su cara no
estaba construida para parecer chicos felices.

―Es un viaje de veintitrés horas en coche, vovó. Tenemos


que empezarlo.

― ¿No vamos hacer ninguna parada?

―No ―no podía correr el riesgo con su abuela en el


remolque―. Puedes conducir en el centro durante el día. Te
encanta conducir.

Su abuela dejo un salir un sonido que para otra persona


J.R. Ward The King

habría sonado como una bomba. ―Tenemos que quedarnos aquí.


Es agradable aquí. Me gusta la cocina.

No era la cocina lo que a la mujer le gustaba. Infierno, su


abuela podría cocinar a Coleman sin pestañear.

Él no es católico, quiso decir Sola.

En realidad es un traficante de drogas ateo y pronto pasara a


ser mayorista. ¿Y si estaba embarazada? se pregunto. Porque no
había tomado la píldora durante dos días. ¿No seria eso…?

Malditamente loco, como suelen decir.

Sacudiéndose a sí misma fuera de la locura, Sola cerró la


cremallera de la maleta rodante y se quedo allí.

― ¿Y bien? ―su abuela se burlo―, ¿Nos vamos o no?

Como si supiera exactamente lo que Sola estaba pensando, lo

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que en su caso era cierto.

No tenia mucho orgullo y dejo de parecer fría y relajada, de


nuevo miró a su alrededor buscando la entrada del comedor, la
arcada que se utilizaba cuando venia de arriba o de la oficina, la
sala poco profunda o los escalones que daban al sótano. Todo
estaba vacío. No se oían pasos acercándose a la carrera, sin
golpes como cuando alguien se apresura a tirar de su camisa para
llegar al nivel mas bajo.

Tiempo de dejar todo, ¿Cómo no iba a despedirla?

En ese momento, su abuela tomo una profunda respiración y


la cruz plana de oro amarillo que siempre llevaba al cuello capto la
luz del techo.

―Vamos ―se oyó decir Sola.

Con eso, cogió su maleta y se dirigió a la puerta trasera. En el


exterior, un nuevo me pierdo-en-la-multitud Ford estaba
estacionado cerca de la casa, el contrato de alquiler a nombre de la
J.R. Ward The King

identidad de emergencia de Sola

El que nadie en Caldwell sabía que tenía. Y en la guantera,


había otra serie de documentos e identificaciones para su abuela.

Utilizando el mando a distancia, abrió las cerraduras para abrir


el maletero. Por su parte, los hombres de Assail estaban manejando
a su abuela con guantes seda, ayudándola a bajar las escaleras,
llevando su equipaje, y su abrigo, que ella obviamente se negó a
ponerse como señal de protesta.

Mientras ellos llevaban a la mujer al asiento del pasajero y


ponían su maleta en la parte de atrás, Sola busco en la parte
posterior de la casa. Igual que antes, esperaba verlo corriendo a
través de la habitación principal para llegar a ella antes de que se
fuera. Tal vez subiría del sótano y saldría disparado a través del
cuartito de la entrada para salir patinando alrededor de la esquina.

Pagina 525
En ese momento, algo extraño sucedió. Todas las ventanas
de la casa brillaron repentinamente, los paneles de vidrio entre los
umbrales y las placas planas de las puertas corredizas mostraron
un brillo sutil. Persianas, pensó. Había persianas que protegían las
ventanas, un movimiento sutil del tipo de cosas que te podrías
perder a menos que estuvieras mirando en el mismo momento que
sucediera. ¿Después? Era como si nada hubiera cambiado. Todos
los muebles eran visibles, las luces encendidas… normal, normal,
normal.

Otro truco de seguridad, se dijo.

Tomándose su tiempo para abrir la puerta, puso un pie y se


estiro a su alrededor. Los dos guardaespaldas habían permanecido
atrás cruzados de brazos. Quería decirles… pero no, no le pareció
que estaban interesados en llevarle un mensaje a Assail.

Miraron al frente cabreados ahora que habían dejado a su


abuela en la seguridad del sedán.

Sola espero un momento más, los ojos fijos en la puerta de


atrás que estaba abierta. A través de la puerta, observo los zapatos
J.R. Ward The King

y los abrigos en el pasillo. Tan normal, bueno, normal para una


persona rica. Pero la casa no se parecía en nada a una de clase
media y eso era porque probablemente valiera cinco millones o
diez.

Dándose la vuelta, ella se sentó al volante y cerró la puerta. El


auto tenía un olor como a ambientador de limón. Ocultando el tenue
humo desagradable del cigarrillo.

―No se porque tenemos que irnos.

―Lo se, vovó. Lo se.

Con un pequeño sonido el motor volvió a la vida y ella puso el


coche en marcha hacia atrás. Girándose, dio a la puerta abierta una
última mirada.

Así que ya no había mas excusas para esperar.

Pagina 526
Dando al gas, parpadeo con fuerza cuando los faros
iluminaron el camino de entrada y luego la carretera de un solo
carril que las llevaría fuera de la península.

Él no iba a venir después por ella.

―Estas cometiendo un error ―dijo su abuela en una


rabieta―, Un gran error.

Pero no sabes toda la historia, Sola pensó mientras se


acercaba a una señal de pare y puso la direccional.

Lo que Sola no sabia... es que ella tampoco sabia toda la


historia.

Assail observo la partida desde el circulo de arboles detrás de


la parte posterior de su casa.

A través de las ventanas de la cocina, la vio de pie junto a la


mesa, rebuscando en una maleta como si buscara algo que hubiera
olvidado.

Aquí fuera, mi amor, pensó. Lo que se te ha perdido esta por


J.R. Ward The King

aquí.

Y entonces su abuela hizo su aparición con sus primos, y fue


claro que la mujer no estaba de acuerdo con la partida.

Una cosa más para adorarla.

También era obvio que sus primos no estaban de acuerdo.


Por otra parte, nunca habían comido tan bien, y tenían respeto por
cualquiera que se enfrentara a ellos.

No es que eso fuera un problema para la abuela de Marisol.

Mientras Assail era testigo de la búsqueda de su mujer, como


si estuviera esperando a que se presentara, hubo una pequeña
satisfacción en su tristeza. Pero el imperativo primordial era
convencer a su bestia de que la dejara elegir su camino.

No podía discutir con su instinto de conservación del mismo

Pagina 527
modo que no podía prometer retirarse del negocio. Había trabajado
demasiado largo y tendido para desvanecerse en un estilo de vida
de noches sedentarias incluso si los pasaba con ella. Además, tenía
la preocupación de que las cosas no se habían terminado con la
familia de Benloise todavía. Solo el tiempo diría si había otro
hermano por ahí, o puede que hubiera algún primo con un ojo
codicioso y un corazón lleno de venganza por lo que se había
servido su sangre.

Ella estaría segura sin él.

Cuando Marisol puso su equipaje en el maletero del coche, su


abuela fue acomodada en la parte delantera del vehículo. Y allí otra
pausa. De hecho, ella miro a su alrededor, él creyó que lo había
visto, pero no. Sus ojos pasaron sobre su escondite en las sombras.

En el coche. Cerró la puerta. Puso en marcha el motor y


arranco.

Entonces eso fue todo. Las luces del auto desaparecieron


mientras ella conducía.
J.R. Ward The King

Sus primos deambularon solo un momento. A diferencia de su


mujer, ellos sabían exactamente donde estaba, pero no se
acercaron. Se retiraron a la casa, dejando la puerta abierta para que
la utilizara cuando no pudiera soportar el sol naciente.

Su corazón estaba aullando en su pecho cuando finalmente


dio un paso libre de donde había estado escondido.

Caminando a través de la nieve, su cuerpo estaba flojo,


desarticulado a tal punto que se pregunto si se derrumbaría. La
cabeza le daba vueltas y vueltas y sus intestinos también. La única
cosa que era solida eran sus instintos masculinos, una constante y
sangrienta necesidad de salir a la carretera frente a ella,
preparándose para que ese auto barato le pateara el culo y ella le
exigiera volver a casa.

En su lugar Assail se obligo a ir a casa.

Pagina 528
En la cocina, sus primos se estaban sirviendo las sobras que
la abuela de Sola les había dejado solo para ellos, envueltas en
papel aluminio en el congelador. Se veían como si hubiera muerto
alguien. ― ¿Dónde están los teléfonos celulares? ―pregunto
Assail.

―En la oficina ―Ehric frunció el ceño mientras leía un post-it


fuera del paquete.

―Precalentar a trecientos setenta y cinco ―su hermano fue


hacia el horno de la pared y comenzó a apretar botones―.
¿Conversión?

―No dice.

―Maldita sea.

En cualquier otro momento, a Assail le hubiera resultado


imposible creer que Evale estuviera utilizando su escaso impulso de
hablar para usarlo en discutir sobre cocinar. Pero Marisol y su
abuela habían cambiado todo, para el poco tiempo que habían
estado aquí.
J.R. Ward The King

Dejando a sus primos estar, no estaba nada sorprendido por


que no le ofrecieran incluirlo en la comida. Después de siglos de
existencia transitoria, tenia la sensación de que iban a convertirse
en acaparadores de alimentos.

En la oficina, se sentó detrás de la mesa y miro a los dos


idénticos teléfonos frente a él. Naturalmente, su cerebro fue hasta el
recuerdo de como los consiguió. Vio primero a Eduardo en el suelo
y luego a Ricardo colgado en una pared de torturas.

Ordeno a sus manos a tomarlos pero sus brazos se negaron a


obedecer la orden, de hecho, su cuerpo cayo hacia atrás en la silla.
Mientras miraba al frente a la absolutamente nada, estuvo claro que
su motivación le había abandonado.

Abriendo el cajón central del escritorio, saco uno de sus viales


y aspiro la cocaína primero un orificio nasal y luego el otro. El fuerte
hormigueo, al menos, consiguió sentarlo y un momento después

Pagina 529
cogió los teléfonos y los conecto a su ordenador.

Su enfoque era artificial y se obligo a prestar atención pero


sabía que iba a tener que acostumbrarse a eso.

Su corazón, negro como era, lo había dejado. Y estaba


camino a Miami.
J.R. Ward The King

Capitulo 48
Traductor: Manu Blanco
Corrector: Olga JHR

De hecho era posible, si corrías lo suficientemente largo y


duro, podías sentir tu cuerpo como si hubieses estado en una pelea.

Mientras Wrath golpeaba la cinta de correr con sus Nikes


pensó a cerca de su última sesión de lucha con Payne.

Había tenido que mentirle. Antes cuando había asumido el


trono seriamente, los hermanos y Beth lo confrontaron con una
serie de ''Directrices'' para que no se saliera del rol. No fue un
cambio feliz y había roto las reglas al menos una vez que los demás
supieran, y otras veces de las que nadie sabía. Después de que

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había sido descubierto peleando en el centro, había accedido a
colgar las dagas, excepto para ceremonias, y desde eso, la huella
de la decepción de su shellan había sido suficiente para
mantenerlo a raya. Eso y el hecho de haber perdido su escasa
visión por el mismo tiempo.

Ninguno de ellos se equivoco.

El rey necesitaba respirar por encima de todo y derribar


asesinos en la oscuridad de un callejón de Caldwell no podía ser
una prioridad nunca más.

Y luchar con los hermanos tampoco.

Ninguno quería tirar el dado con la posibilidad de herirlo.

Excepto, claro, que Payne había aparecido y aunque él


asumió erróneamente que ella era un macho al principio, cuando su
verdadera identidad salió a la luz tenia un pase libre, precisamente
porque ella era hembra.

Pensó en ella escabulléndose en el vestuario de los hombres


J.R. Ward The King

y poniendo esa daga en su garganta.

Suponía que ahora podía luchar con quien quisiera. Pero le


debía una disculpa.

Concentrándose subió la velocidad en la cinta. La habían


reformado para él, tenía un par de ganchos en la consola y un
pequeño arnés atado a su cintura que lo orientaba en el espacio de
la cinta para correr.

Practicar en una noche como esta… Oh, espera, ya era de


día.

Acelerando el ritmo, encontró que, como siempre, su cabeza


flotaba fuera de su cuerpo por el esfuerzo, mientras su cuerpo
trabajaba duro su mente estaba libre para ir a la deriva.
Desafortunadamente como las hélices de un helicóptero
reverberando en un cañón sus pensamientos sobre sus padres, su

Pagina 531
shellan, la posibilidad de un futuro bebé, todo el vacío de los años
extendiéndose frente a él lo taladraban una y otra vez.

Si tan solo tuviera su vista podría al menos salir a luchar


contra los enemigos. Pero ahora estaba atrapado por su ceguera,
por su Beth, por la posibilidad de tener un bebé.

Claro, ¿Si ella no hubiera entrado a su vida?, hubiera ido en


una carrera de asesino suicida y muerto honorablemente en el
campo. Aunque, infiernos, sin ella, no se hubiera preocupado por
ascender al trono en primer lugar.

Sabía que nunca debió poner esa maldita corona en su


cabeza.

Después de todo lo que su padre había hecho en un


trágicamente corto tiempo, debió seguir sus instintos y haberse ido
de una puta vez. La raza había estado bien sin un gobernante por
un par de siglos, y probablemente podría haber mantenido esa
mierda indefinidamente.

Pensó en Ichan. Quizás ese hijo de puta iba a descubrir que la


J.R. Ward The King

población moderna no necesitaba un rey.

O más bien, Xcor y sus bastardos iban a aprender esa


lección.

Lo que sea.

Wrath iba a aumentar la velocidad de nuevo, pero la puta


maquina ya estaba al límite. Maldiciendo se mantuvo en el mismo
ritmo vertiginoso y pensó es su padre sentado en el mismo trono
que él no podía ver o usar, los pergaminos y los tinteros, las plumas
de aves reales y los libros encuadernados de cuero que cubrían la
superficie tallada.

Aun podía imaginarse el macho con esa media sonrisa de


satisfacción mientras derretía la cera y estampaba el anillo para el
sello real

— ¡Wrath¡

Pagina 532
— ¿Qué? quito la llave de seguridad de la maquina y salto al
lado de la cinta — ¿Beth?

— Wrath, oh Dios...

— ¿Estas Bien?

—Wrath, santo cielo, tengo la solución

Él no podía respirar — ¿La solución para qué?

— Ya sé que debemos hacer.

Wrath apoyo las manos en los brazos de la maquina jadeando


como un tren en caso de que sus piernas se sintieran como
gelatina y quisieran jugar al fantasma dejándolo con el culo en el
suelo como un torpe. Incluso a través de la hipoxia de Beth estaba
llena de convicción y fuerza, sus instintos se afilaron en su
presencia y la leyeron claramente.

Agarro la toalla que había dejado sobre la consola de la


maquina y se seco la cara. — Beth... por el amor de Dios, podrías
J.R. Ward The King

por favor, parar por un minuto.

— Divorciémonos.

A pesar de la asfixia producida por el ejercicio dejo de


respirar —Lo siento —dijo roncamente—. Pero no escuche eso.

—Disuelve nuestro matrimonio. Hazlo efectivo desde ayer


cuando para todos los efectos y propósitos eras el rey.

Wrath comenzó a negar con la cabeza llena de pensamientos


revotando de un lado a otro, — No te escuche decir eso.

—Si te deshaces de mi, te desharás de las razones que ellos


usaron. Sin razones no hay anulación. Tienes el trono y…

— ¿Estas fuera de tu jodida cabeza? — Bramo—. ¿De qué


mierda estás hablando?

Hubo una pequeña pausa, como si ella estuviera sorprendida

Pagina 533
de que no estuviese de acuerdo con su brillante idea.

—Wrath, enserio, este es el modo de tener el trono de


regreso.

Mientras el macho emparejado en él comenzaba a gritar


desde lo profundo de sus pulmones, estaba a una pulgada de
explotar pero ya había destrozado por completo la habitación del
complejo y los hermanos lo matarían si destrozaba su sala de
pesas. Intentando mantener su voz calmada fallo miserablemente:
—De ninguna jodida manera.

— Es solo un pedazo de papel —Le grito de vuelta—. ¿Y eso


que demonios importa?

— ¡Eres mi shellan¡

— iTodo es acerca de las Zanahorias!

Y eso lo detuvo en seco. Sacudiendo su cabeza para aclararla


un poco dijo: —Lo siento. ¿Qué?
J.R. Ward The King

Era un poco difícil terminar su relación por culpa de los


vegetales.

—Mira, tú y yo estamos juntos porque nos amamos, un papel


de ninguna manera va a cambiarnos.

— No. Absolutamente no. No voy a darle a esos imbéciles la


satisfacción de mandarte a la mierda

— Escúchame. —Ella se agarró a su antebrazo y lo apretó—


Quiero que te calmes y me escuches.

Fue la cosa más rara. Tan cabreado como estaba, ¿Si ella le
daba una orden directa? La seguía como un buen soldadito.

—Prepara la disolución del matrimonio, emparejamiento, lo


que sea. No les des ninguna razón. No quieres parecer como si
reaccionaras de alguna forma. Luego decide si quieres o no ser rey.
¿Así? No es mi culpa. Ahora, nos guste o no, soy la razón por la

Pagina 534
que estás perdiendo el trono, y no puedo estar el resto de nuestras
vidas sintiéndome responsable por algo como eso. Me mataría.

— Sacrificarte no es la manera…

—No me estoy sacrificando en lo mas mínimo. No me importa


ser una reina. Me importa estar a tu lado y ninguna corona o ningún
edicto van a cambiar eso.

— Podrías estar llevando a nuestro hijo ahora mismo ¿Estás


diciendo que no te importa que venga al mundo como un Bastardo?

—No lo será para ti o para mí.

—Pero los demás…

— ¿Cómo quienes? ¿Me quieres decir que Vishous va pensar


menos del niño? ¿Tohr, Rhage? ¿Cualquiera de los hermanos o
sus shellans? ¿Qué hay de Qhuinn y Blay? Qhuinn no está
emparejado con Layla. ¿Eso significaría que verías mal a ese niño?

—La familia no. Los otros, de eso es de lo que estoy


J.R. Ward The King

hablando.

—Entonces, ¿Quiénes exactamente? Nosotros nunca vemos


a la glymera, gracias a Dios, y no creo haber conocido a lo que
ustedes llaman un civil. Bueno, excepto por Ehlena y Xhex, me
refiero a los ciudadanos de la raza, ellos nunca vienen aquí, y eso
nunca va a cambiar ¿No? —Ella apretó su brazo de nuevo—.
Además, estabas preocupado por poner a nuestro hijo en el trono,
esto también soluciona ese problema.

Wrath rompió el contacto y fue a pasear por la habitación.


Excepto que él no conocía la distribución del cuarto tan bien como
para no acabar sobre su culo.

Se conformo con pasarse la toalla por el rostro de nuevo. —


No quiero el trono lo suficiente como para divorciarme de ti. No
pienso hacerlo. Es por principios. Beth.

Pagina 535
—Bien. Si te hace sentir mejor me divorcio de ti.

Él parpadeo detrás de sus gafas envolventes. —Eso no va a


pasar. Lo siento, pero no voy a hacer esto.

La voz de su leelan se rompió: —No puedo pasar el resto de


mi vida pensando que es mi culpa. No puedo.

— No lo es, honestamente no lo es. Mira, yo... yo solo tengo


que dejar ir el pasado ¿Sabes?, no puedo aferrarme a mis padres
de esta manera, esa mierda no es sana. —Dejo caer su cabeza
hacia atrás—. Maldita sea, quiero decir, te abras dado cuenta que
no lo supere, perderlos quiero decir.

— No creo que eso sea algo que la gente deje atrás en su


pasado. Especialmente en la forma que te paso a ti.

Flashes del escuálido pretrans encerrado en el minúsculo


espacio, viendo a través de un hueco en la madera como sus
padres eran cortados en pedazos. Siempre era el mismo rollo de
película, los mismos reflejos de las espadas, los mismos gritos de
dolor y terror y siempre terminaba de la misma manera, con las dos
J.R. Ward The King

personas más importantes para él en ese momento muertas,


muertas, muertas.

No iba a perder a Beth, ni siquiera de forma figurativa.

—No —Dijo con absoluta firmeza. Adelantándose puso su


mano en su vientre—. He perdido mi pasado y no hay forma de
cambiar eso. No voy a perder mi futuro. Ni siquiera por el trono.

Pagina 536
J.R. Ward The King

Capitulo 49
Traductor: Mafe Ramirez
Corrector: Olga Jhr

Uno de los problemas con los matrimonios, emparejamientos,


o lo que sea, era cuando la persona que amabas le ponía trabas,
no había mucho que hacer al respecto.

Mientras Beth salía de la sala de pesas con su hellren, se


sentía como un balón desinflado. Sin argumentos, sin planes,
odiaba sentirse así. Todos los caminos hacia un lugar mejor
obstruidos por un “no” que no era capaz de superar.

En lugar de seguirlo a las duchas, fue hasta la oficina, se


sentó en el escritorio, y se quedo mirando la pantalla de la laptop

Pagina 537
con las burbujas del protector de pantalla flotando alrededor de la
imagen de Outlook.

El bochorno le vino de la nada, golpeándola a través de la


pelvis y extendiéndose como un incendio forestal hasta la punta de
los dedos, la planta de los pies, la coronilla de la cabeza.

— Cristo ―murmuró —. Podría freír un huevo sobre mi pecho


si quisiera.

Sacudir el cuello de su camisón de dormir ayudaba un poco.


Pero luego, la explosión de su horno interno había terminado tan
rápido como llegó, dejando atrás nada más que el sudor del
enfriamiento en su piel.

Deslizando el ratón para que el protector de pantalla


desapareciera, vio la actualización de mensajes recibidos/ enviados.
La cuenta configurada en esta computadora era el correo general
del rey, y se preparó para una larga lista de mensajes sin abrir.

Solo había uno.


J.R. Ward The King

Una representación tangible del cambio de poder, supuso.

Frunciendo el ceño, se inclinó hacia delante. La línea de


asunto decía: Corazón Apesadumbrado. Y lo reconoció, solo porque
era de un hombre cuyo nombre estaba en el maldito pergamino.

Lo abrió y lo leyó una vez, dos y hasta una tercera vez.

Pagina 538
J.R. Ward The King

Que hombre tan encantador, pensó Beth al cerrar el Outlook.


Probablemente necesitaba desahogar su culpa. Dado el enfoque
aplastante de la aristocracia hacia todo, él no habría tenido la más
mínima opción.

Pagina 539
La glymera tenía formas de acabar con las vidas, que no
tenían nada que ver con ataúdes.

Revisando el reloj de la pared se imagino que Wrath acabaría


de un momento a otro. Entonces ellos… bueno, no tenían ni la
menor idea. Normalmente a esta hora estarían yendo a la cama,
pero hoy eso no parecía probable.

Tal vez podrían cambiar habitaciones hoy, no creía poder


soportar ver esas habitaciones enjoyadas.

Sin nada mejor que hacer abrió el Internet Explorer, se quedo


en la página de Google, mirando fijamente la línea de “Voy a tener
suerte”.

—Sí, claro.

Dios, si solo V no odiara todo lo referente a Apple, podría


tener un Iphone en su mano y preguntarle a Siri91 qué hacer.

91
Aplicación con funciones de asistencia personal para contestar preguntas
J.R. Ward The King

Apreciaba tanto que Wrath se hubiera mantenido firme en


cuanto a su matrimonio, pero aun así…

Sin ninguna razón aparente, esa escena de The Princess


Bride destello en su mente, aquella la que los protagonistas están
delante del sacerdote en el altar.

Beth se quedó inmóvil. Luego escribió rápidamente y


presiono el maldito botón.

Lo que surgió luego fue…

—Hey ¿lista para irte?

Beth levantó lentamente los ojos hacia su esposo. —Sé lo que


tenemos que hacer.

Wrath retrocedió como si alguien hubiera dejado caer un


piano en su pie. Luego la vio como si alguien la hubiera golpeado

Pagina 540
en la cabeza. —Beth. Por el maldito amor de Dios.

— ¿Me amas, completamente?

Él dejo caer su espalda contra el cristal de la puerta de la


oficina, mientras George se enrocó a sus pies, como sabiendo que
esta conversación iba para largo. —Beth…

—Bueno, ¿me amas?

—Sí. ―Gruñó su hellren.

— ¿Ambas partes, humana y vampiro?

—Sí.

— ¿Y no discriminas un lado sobre el otro?

—No.

—Así que es como navidad. Quiero decir, ustedes no celebran


la festividad, pero como Butch y yo lo hacemos, dejan que
coloquemos el árbol y las decoraciones, y ahora todos en la casa
J.R. Ward The King

hacen lo de los regalos, ¿cierto?

—Cierto. —Murmuró.

—Y cuando se trata del solsticio de invierno, quiero decir, lo


que sea que hagan con esas bolas, no piensas que eso sea más o
menos importante o significativo que la navidad, ¿cierto?

—Cierto. —Lo dijo con un tono que para ella sonaba como
alguien que pedía que lo mataran, que le disparasen y acabasen
con su miseria.

—Ninguna diferencia.

—Ninguna, ¿podemos dejarlo así por ahora?

—Mis creencias, mis costumbres, son igual de importantes


que las tuyas, ninguna diferencia, ¿cierto?

—Cierto.

Pagina 541
—En lo absoluto.

—Cierto.

Ella se levanto de la computadora. —Encuéntrame en el


vestíbulo de la entrada en dos horas. Ponte algo bonito.

— ¿Qué… qué coño estás haciendo?

—Algo qué habíamos dicho hace mucho tiempo que teníamos


que hacer, y que nunca hicimos.

—Beth ¿qué está pasando?

—Nada. Ella corrió en dirección al armario, para poder entrar


en el túnel por delante de él—. Todo esta bien.

— ¿Por qué no me lo dices?

—Porque temo que comiences a discutir conmigo. Dos horas.


En el vestíbulo.

En cuanto ella salió corriendo a través del panel oculto,


J.R. Ward The King

escucho a su hellren maldecir, pero no tenía tiempo para


malgastarlo con su hombre. Tenía que encontrar a Lassiter y a John
Matthew.

Ahora.

Selena experimentó su primer bloqueo real esa mañana.

Sentada en la mesa de la cocina del rancho de Rhevenge,


estaba tomando una taza de café y un bollo casero, cuando su
mente se comenzó a agitar pensando en el destino del rey, los
besos de Trez, la dura mirada de iAm, su propio e incierto futuro.

Pagina 542
Más que todo en los besos de Trez.

No lo había vuelto a ver en público ni en privado desde que


había abandonado el baño y había bajado las escaleras,
encontrándose con su hermano en la cocina.

Ella medio se alegraba de ello.

La cuestión sin terminar entre ellos. La cuestión sexual sin


terminar entre ellos. Era demasiado intensa para ella en este
momento. Cuando se encontraba dentro del momento, le pareció
tan natural, como predestinado. Pero con la cabeza más clara y los
ojos bien abiertos, se preguntaba que podía haber estado
pensando.

El futuro se acercaba, e iba a ser lo suficientemente duro sin


la presión de haberse enamorado.

Y ahí era donde comenzaban las cosas con él.

Mientras su cerebro daba vueltas dentro de su cráneo, tomo


un sorbo de café, se quemó el labio, y en su frustración, decidió que
J.R. Ward The King

simplemente no había suficiente azúcar en su cafeína. Y había


puesto demasiado café en el filtro. Y que el agua no se había
enfriado lo suficiente, así que tenía un gusto metálico.

En realidad la mezcla era bastante buena, era su sentido


interno de auto preservación el que luchaba por conseguir un
equilibrio.

Pero ella podía hacer algo con respecto al java, como le


decían los hermanos.

Estirándose para alcanzar el pequeño recipiente del azúcar,


estiro el brazo desde el hombro, inclinando el torso sobre su cadera,
su cuerpo no se había tensado tanto como para congelarse en esa
posición, como si todas las articulaciones se hubiesen vuelto sólidas
al mismo tiempo.

El terror cuadriplico su ritmo cardíaco, el sudor cubrió su cara

Pagina 543
y su pecho. Y cuando intento abrir la boca para respirar
profundamente, encontró que incluso su mandíbula estaba trabada
en su lugar, aunque podía ser producto del miedo.

De repente fue consciente del silencio de la casa. No había


nadie más en el rancho. Las otras elegidas habían ido al Santuario
a visitar a Amalya, la directrix, luego de que Wrath fuera
destronado. Rehvenge estaba en Cadwell. Los doggens que se
rotaban entre al rancho y la mansión de la hermandad se habían
quedado en vista de la triste noticia.

En un cálculo frenético, intentó recordar la cantidad de tiempo


que había tomado a sus hermanas verse afectadas de forma
permanente.

No días. ¿Quizás meses en términos de Tiempo en la Tierra?


Queridísima Virgen Escriba ¿y si fuera así esta vez?

Enfocando toda su energía, trato de abrir las puertas cerradas


que eran sus articulaciones, pero no lo lograba. De hecho lo único
que se movía eran las lágrimas que salían de sus ojos y corrían por
sus pestañas. Y era absolutamente bizarro. Debido a su
J.R. Ward The King

inmovilidad, podía sentir absolutamente todo. Los parches caliente


en sus mejillas. El calor que se elevaba hasta su sien y la punta de
sus orejas. El frío que se colaba a través de las blandas suelas de
sus zapatos. La persistente sensación de quemadura en su lengua
y la parte trasera de su garganta.

Incluso podía sentir el hambre, que había buscado satisfacer


en la cocina.

El temblor empezó en sus muslos, comenzando como una


contracción y luego aumentando. Luego en su hombros. Después
en sus brazos. Como si su cuerpo estuviera luchando por salir de
una prisión, sacudiendo las metafóricas barras que se habían
cerrado de golpe a su alrededor.

— ¿Hola?

La voz masculina era distante, haciendo eco delante del lado

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de la casa que veía hacia el lago. Ella intentó responder. Lo que
salió fue un gemido débil, nada más. Todo vibraba, desde los
dientes hasta los pies. Se agitaban hasta el punto de la violencia.

En cuanto Trez entró, su cuerpo estalló libre de sus confines


invisibles, sus miembros explotando, golpeando las cosas, en un
libre aleteo. Y luego se desplomó, su cabeza cayendo de golpe
hacia abajo sobre el borde de la taza de café, el bollo saltando de
su plato, el estrépito de la azucarera y el impacto estruendoso de su
pecho en la mesa como una bomba apagándose.

—Selena

Trez la atrapó antes de que golpeara el piso, sus grandes


brazos la sostuvieron y la abrazó con fuerza, rodeada por su
cuerpo, todo lo que había sido rígido se convirtió en líquido, no fue
tanto lo que se reclinó, sino lo que se derritió sobre él. Y no porque
estaba excitada.

— ¿Qué está pasando? —Preguntó mientras la llevaba fuera


de la cocina, y la colocaba en el sofá frente a la chimenea del
J.R. Ward The King

vestíbulo.

Aunque ella abrió la boca para hablar, nada salió. En lugar de


ello, los detalles de los paneles de madera oscura, la chimenea de
piedra y el búho disecado sobre la repisa de la chimenea se
volvieron hiperclaros, sus ojos prácticamente quemaban por la
agudeza de su visión. Cerrando los párpados, gimió.

— ¿Selena? Selena.

Sentía un curioso letargo ahora, uno tan intenso que podía


sentir su energía siendo succionada por un vórtice del que temía
nunca sería libre. Era vagamente consciente del avanzado estado
de su enfermedad. Siempre había asumido que eran las
articulaciones, pero sentía que los músculos eran el verdadero
problema.

Apartando lo que sabía a través de las supersticiones,

Pagina 545
ninguna de sus hermanas había aportado más detalles. Solo habían
hablado acerca de la fase final de la enfermedad. Ahora deseaba
haber interrogado a aquellas que la habían sufrido. Sobre todo
cuando los primeros síntomas habían aparecido, ¿hacía ya cuanto?

Bastante tiempo.

Definitivamente estaba comenzando la etapa final.

Algo rozó su boca. Algo húmedo, cálido... sangre.

—Bebe, —demandado Trez —. Bebe, maldita sea, bebe.

Su lengua probó su sabor, y la hizo gemir de sed. No creía


que pudiera tragar, pero…

Sí, sí, en realidad podía.

Frunciendo los labios, formó un sello en torno al corte que


había hecho en su muñeca, y oh, el alimento glorioso. Con cada
succión, sentía una fuerza llegando a ella, llenándola donde el
letargo había dejado un hueco.

Y cuanto más tenía, más quería, la codicia creciente en lugar


J.R. Ward The King

de saciedad.

Pero Trez no parecía importarle. En lo absoluto. Con manos


suaves, la recolocó para que ella estuviera acostada en su regazo,
sus piernas tendidas, con los brazos sobre su cabeza. Y mientras
bebía, él era todo lo que veía, sus hermosos ojos almendrados, sus
labios perfectamente moldeados, su piel oscura y su pelo rizado
cortado al rape.

De hecho sabía en las profundidades de su conciencia, que


cualquier cosa que hiciera en este estado, lo iba a lamentar, pero
no le importo. En todo caso, su primer episodio verdadero de la
enfermedad le daba ganas de seguir adelante con él, en lugar de
detenerse.

Tal vez no podía enamorarse.

Tal vez pudiera... blindarse contra eso.

Pagina 546
Rigidez, después de todo, era su futuro.

Capitulo 50
Traductor: Maite Muñoz
Corrector: Zirita Bellamy

De pie en la puerta de su dormitorio, John Matthew podía


sentir una convulsión amenazando con atravesarlo.
J.R. Ward The King

Como su hermana continuaba hablando, él sintió a su cabeza


asentir, se retiró a ese lugar donde la epilepsia había nacido, una
especie de maraña de impulsos eléctricos amenazando con
hacerse cargo de todo, excepto que se hizo con esa mierda. Justo
cuando el zumbido comenzó a levantarse, lo cortó con fuerza de
voluntad.

No. Vamos. Hazlo.

Increíble estar viendo a Dana Carvey de SNL92. Pero ahí


estaba.

Además de que funcionaba. No inmediatamente, pero poco a


poco, ese chisporroteo y esa quemazón comenzaron a disminuir,
largándose en un creciente retroceso.

— Así que... ¿lo harás? —Preguntó Beth, desviando sus


ojos—. Es, como, en una hora. Lassiter necesita todo este tiempo
para prepararse.

Pagina 547
Volviéndose a centrar, encadenó algunas señales de lo que
ella había estado hablando, su cerebro uniendo los nombres y
verbos hasta que...

Oh, Dios mío, pensó.

El hombre, por una vez, estaba contento de ser mudo. Porque


si hubiese tenido que hablar, ella habría sabido que
emocionalmente se encontraba en algún lugar extraño. Así estaban
las cosas, sus manos eran más firmes de lo que su voz hubiese
sido.

Algo sobre su solicitud le estaba llegando a lo grande.

“Sería un honor”, afirmó él.

Antes de que pudiera bajar sus brazos, su hermana se dirigió


a él, abrazándolo tan fuertemente que casi le rompe la cabeza. Y
mientras cerraba los ojos y la soltaba, el tiempo se detuvo…

92
Programa Saturday Live Night
J.R. Ward The King

Una visión lo golpeó desde la nada. En un minuto, él estaba


de pie fuera de su habitación y la de Xhex. ¿Al siguiente?

Todo lo que pudo ver eran lágrimas, excepto, no, no eran


lagrimas era lluvia. Lluvia en el parabrisas de un coche. Un coche
que había amado. Y entonces él se estiraba hacia delante para
encenderlo y…

Beth se apartó y él vio desde una gran distancia como su


boca se movía y le decía más cosas. Él asintió con la cabeza en los
momentos correctos, pero tan pronto como ella se fue y él cerró la
puerta, toda esa parte se había ido.

Apoyando la frente sobre los paneles, no tenía idea de por


qué sus ojos estaban llorosos o por qué su pecho se había
hinchado con tanto orgullo y felicidad.

— ¿Estás bien? — susurró Xhex detrás de él.

Pagina 548
Volviendo a la oscuridad, él asintió con la cabeza y entonces
se dio cuenta de que ella no podía verlo.

— Sí, lo sé —dijo ella —. Pero tengo que preguntar en voz


alta algunas veces.

Se oyó un clic cuando ella encendió la lámpara a su lado de la


cama. Parpadeando por la luz, se golpeó la cara, haciendo como si
solo estuviera, ya sabes, frotándola o alguna mierda. Pero ella era
una symphath por lo que, donde él estaba, estaba tan claro para
ella como una valla publicitaria.

“No lo entiendo”, dijo con las manos. “¿Por qué estoy tan jodido
de la cabeza por ella?”.

Los ojos grises de su pareja se centraron en él, y él no hizo


nada para evitar esa mirada láser: Si quisiera más información
sobre todo esto, ella era su mejor apuesta.

— Tu rejilla emocional tiene esa sombra —murmuró,


sacudiendo la cabeza —. Nunca he visto una igual. Es como si… no
J.R. Ward The King

lo sé, si estuvieses en una vida paralela, o que...

“¿Qué?”, exigió él.

— Hay dos tú aquí.

“Eso es lo que se siente”. Se frotó el pelo ya desordenado.


“Especialmente alrededor de ella”.

— Ella es tu hermana.

Pero había algo más que eso, pensó. No románticamente ni


nada parecido. Aun así...

— Vamos —dijo Xhex mientras salía de la cama —. Tenemos


que prepararnos. Maldita sea, es una brillante idea la de ella.

Mientras su hembra se acercaba a él desnuda, su cuerpo

Pagina 549
firme y musculoso tenía la manera de aclarar las cosas, de repente,
solo pudo pensar en sexo y era un alivio. Al menos podía hacer algo
al respecto.

— Déjame ayudarte en la ducha —dijo ella, metiendo la mano


entre los pliegues de su bata y encontrando su dura polla —. Tienes
que estar muy, muy limpio para esto.

John estaba más que feliz de ser guiado por las manos hacia
el baño, y cuando salieron, cuarenta y cinco minutos más tarde,
estaba más relajado y limpio que una jodida pistola.

— Sí, el esmoquin —dijo su mujer cuando él se paró frente a


su armario, mirando las telas que colgaban de las barras —. Sin
preguntas.

Asintiendo con la cabeza, se fue hacia la almidonada camisa


blanca, sacándola de la percha y poniéndosela sobre sus hombros.
Xhex tuvo que atarle los botones, por alguna razón su manos
temblaban ahora por todas partes como si estuviese nervioso. Se
puso los pantalones bien, aunque no los tirantes. Sin embargo, ella
tuvo que tener cuidado con ellos. Y se olvidó del fajín y de la
pajarita. Él se quedó allí como una vaca lechera mientras ella hacía
J.R. Ward The King

un trabajo rápido con todo.

Lo bueno era que la pudo mirar fijamente.

— Ahora la chaqueta —Ella sostuvo la cosa para él como si


fuera el hombre, guiando la lana fina hasta ponerla en su espalda, y
luego dándole la vuelta y suavizando las solapas —. ¡Maldición!

“¿Qué?” Pregunto.

La mirada de ella brillaba mientras lo repasaba de la cabeza a


los pies. —Con ese aspecto estas tan caliente como el infierno.

John infló su pecho, como el de un petirrojo. Es difícil no


hacerlo cuando tu mujer te está comiendo con los ojos de esa
manera.

“Y tú todavía estas desnuda”. Sonrió. “Tu traje de bodas es mi

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favorito”.

Excepto que ella no iba precisamente sencilla. Extendiendo la


mano, le tocó el collar que le había regalado, el que tiene el gran
diamante de corte cuadrado en el centro.

Xhex no estaba normalmente fuera de control, pero cubrió su


mano con la de ella y la acercó a su boca. Besándola, ella murmuró:
— Lo sé. Te quiero también. Para siempre.

Se inclinó hacia ella y rozó sus labios.

Un par de minutos más tarde salieron, ella vestida con unos


pantalones y una camisa de seda negra. Lo cual, junto al
mencionado traje de bodas, era un fino y pequeño ajuar precioso.
Sobre todo porque por una vez, ella había metido sus pies en un
espectacular par de jodidos zapatos.

Algo que planeaba terminar en cuanto tuviesen un minuto a


solas.

Otras personas estaban saliendo por las puertas de los


dormitorios: Blay y Qhuinn, también trajeados. Z y Bella, con la
J.R. Ward The King

pequeña Nalla vestida con otra confección de seda rosa y tul, lo que
la hacía verdaderamente la cosa más adorable que él había visto.

Y ni siquiera le gustaban los niños.

A medida que el grupo caminaba por el pasillo de las estatuas


y alcanzaba las escaleras, no había mucha charla. No la había
habido desde que Rehv había puesto ese anuncio en la mesa del
comedor. Y no iba a pasar por un tiempo.

Esto iba a ayudar, sin embargo.

Abajo, en el vestíbulo, todavía se había reunido más familia,


pero Wrath o Beth todavía no estaban, y John se unió a la multitud
que todavía estaba muy tranquila. Demonios, incluso Rhage había
mandado al garete sus habituales travesuras aunque con ese ángel
caído bocazas todavía lo podía demostrar.

— ¿Qué diablos es esto?

Pagina 551
Ante el sonido de la voz de V, John se volvió como el resto de
ellos y cuando vio lo que estaba a la cabeza de la gran escalera,
parpadeó una vez. Dos veces. Doce veces.

Lassiter estaba de pie en la parte superior de los alfombrados


escalones, su pelo rubio y negro estilo pompadour93, una pesada
Biblia debajo de la axila y los piercings atrapando la luz.

Pero nada de eso era la verdadera sorpresa.

El ángel estaba vestido con un espumoso traje blanco de


Elvis. Rematado con pantalones acampanados, mangas globo, y
solapas lo suficientemente grandes como para acampar en el patio
trasero. Oh, y alas arco iris que se pusieron al descubierto mientras
sostenía sus brazos, al estilo predicador.

— Es hora de empezar la fiesta —dijo mientras trotaba hacia


abajo, las lentejuelas titilando y parpadeando —. ¿Y dónde diablos
está mi púlpito?

93
Peinado caracterizado por la formación de una masa de cabello sobre la frente que se crea a partir de
la extensión del flequillo de una manera arrastrante hacia la parte trasera de la cabeza
J.R. Ward The King

V tosió el humo que acababa de inhalar. — ¿Ella te ha pedido


que hagas el servicio?

El ángel levantó su ya altísimo cuello. —Dijo que quería al


más sagrado de la casa para hacerlo.

— Ella está en problemas, de verdad —murmuró alguien.

— ¿Esa es la Biblia de Butch? —Preguntó V.

El ángel se enfoco en la biblia. — Sip. Y su BoC94. ¿Así lo


llama? También tengo un sermón que hice yo mismo.

— Los santos nos preserven —vino del lado opuesto de la


multitud.

— Espera, espera, espera —V agitó su mano enguanta —.


Soy el hijo de una diosa y, ¿ella te eligió a ti?

Pagina 552
— Puedes llamarme Pastor y antes de que El Sr. Fan de los
Sox se haga en sus calzones un montón, quiero que todos sepan
que estoy legitimado. Tomé un curso online de pastor en menos de
una hora, y estoy ordenado, pequeño.

Rhage levantó la mano. —Pastor Cabeza-Culo. Tengo una


pregunta.

— Sí, hijo mío, vas a ir al infierno.


Lassiter hizo la señal de la cruz y luego miró a su alrededor.

— Entonces, ¿Dónde está nuestra novia? ¿El novio? Estoy


listo para casar a alguien.

— No he traído suficiente tabaco para esto —Refunfuño V.

Rhage suspiró. — Hay Goose en el bar, mi hermano… oh,


espera. Ya no tenemos ningún bar.

— Creo que voy a correr por la morfina IV95.


94
Body of Christ: Cuerpo de Cristo
J.R. Ward The King

— ¿Puedo ponerme? —Preguntó Lassiter.

— Eso es lo que ella dijo —, respondió alguien…

— Oh... wow. Ese es, ah, un buen atuendo.

Todo el mundo miró por encima de su hombro cuando Beth


tomó la palabra. Venía de la biblioteca, Saxton a su lado, Rehv
detrás de ellos. Este último tenía un pergamino enrollado bajo el
brazo, y una expresión de desconcierto en su rostro.

— Lo sé, ¿no? —Dijo Lassiter, haciendo una pirueta,


extendiendo una especie de capa.

No es que John Matthew prestase atención al tipo. O a


cualquier otra persona.

Sin ser consciente, había avanzado hacia su hermana. Ella

Pagina 553
llevaba un simple vestido de tubo blanco, uno que cubría sus
hombros y que llegaba por debajo de las rodillas. Y a medida que
se acercaba, lo reconoció como algo que había visto llevar a las
elegidas cuando querían estar cómodas en casa. A diferencia de
ellas, su cabello estaba suelto y se derrama por su espalda en
ondas negras.

Parecía inocente. Y encantadora. Y perfecta.


“Estas preciosa”, afirmó.

— Oh, gracias —Ella ondeó el vestido —. Layla me lo prestó.


Así que ¿Estás listo para caminar conmigo por el pasillo?

Pasó mucho tiempo antes de que John pudiera hacer que sus
manos funcionaran bien. Y al responder con una seña afirmativa,
pensó en todas las sandeces que la glymera estaba dejando caer,
el estrés en la familia y la tristeza de Wrath, esto lo sintió como si lo
hubiera esperado hacer durante toda su vida. Como si hubiese
cruzado una gran distancia para hacerlo. Algún tipo de meta que
había querido cumplir aunque no siendo consciente de que estaba
por ahí.
95
La aplicada por intravenosa
J.R. Ward The King

“Sí, lo estoy”, afirmó con orgullo.

Beth nunca había amado más a su hermano. Mientras John


Matthew se situó justo a su lado, pudo sentir su fuerza tranquila
resonando hacia ella… y lo necesitaba.

A pesar de que había arreglado todo, no tenía ni idea de cómo


iba a reaccionar Wrath a esto.

Echando un vistazo por encima de los grandes hombros de su


hermano, se puso de nuevo frente a Lassiter. Al menos le evitaría a
su hellren la vista del ángel en aquel aparejo.

— Lo amas, ¿verdad? —Preguntó Lassiter, agarrando su


biblia en alto —. Quiero decir, me dijiste que me metiese en
Internet. Y lo hice. Incluso imprimí el diploma o cómo demonios se
llame.

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Abriendo la tapa de una caja versión del rey James, sacó un
pedazo de papel y lo agitó alrededor. — ¿Ves? Bonito y legalísimo.

Beth se inclinó. — Wow.

— Lo sé, ¿verdad? Igual que en Harvard.

— Impresionante.

— Estoy por enmarcar esta mierda, hey-hey —Lo puso lejos


—. Y después de hacerlo, investigué las bodas humanas. Sabía que
iba a necesitar algunos trajes de ceremonia, y estos fueron los que
más me gustaron. Los encontré en Gould’s Vestuario y Más. ¡Boom!
No soy más que un perro de presa.

Beth se frotó las sienes. Vishous. Ella debió haberle pedido a


Vishous que hiciera esto. — ¿Cómo te has arreglado el cabello?

—Aqua Net96. Horquillas. Edición de Diciembre de Cosmo


para las fiestas. Una vez más, gracias Internet.

96
Spray para el cabello
J.R. Ward The King

Rhage negó con la cabeza. — ¿Tienes pelotas? ¿O los


ángeles nacen sin bolsa?

Lassiter sonrió con picardía. —Lo hago bien. Antes en el Viejo


País, solía repicar a mediodía y a medianoche.

Realmente, realmente, ¡realmente! debería habérselo pedido


a Vishous. — Bueno, te agradezco todo lo que…

Cuando todo el mundo se quedó en silencio, ella miró hacia


arriba, a la cabecera de las escaleras. Wrath había aparecido y
estaba de pie, alto y orgulloso con George a su lado. A diferencia de
John, no llevaba esmoquin, pero le habían puesto cierto traje que
ella recordaba.

Era el que había llevado en su primer "día" oficial en casa de


Darius.

— ¿Para qué es esta multitud? —Dijo.

Pagina 555
— Sólo ven hacia abajo —respondió ella.

Cuando empezó su descenso, sus palmas comenzaron a


sudar y un instante después, una oleada de calor la golpeo muy
fuerte, el fuego atravesándola y abrasándola.

Hombre, ella no podía esperar hasta estar embarazada o


completara su necesidad. Su microondas interior la estaba
volviendo loca.

Cuando llego al último peldaño y los zapatos de Wrath


golpearon el suelo de mosaico, pensó que él no podría haber
parecido más magnífico. Tenía el pelo frondoso sobre sus robustos
hombros, las puntas próximas a sus caderas, y con esa corbata en
el cuello... parecía un poderoso hombre de negocios. Que podría
matar si fuera necesario.

Y esto hizo que sus hormonas se alborotaran sin parar.

— Que estamos haciendo aquí, Beth —le exigió.


J.R. Ward The King

— Nos vamos a casar.

Cuando él retrocedió, ella se apresuró antes de que pudiese


hacer cualquier tipo de alegato. — Dijiste que mis costumbres
humanas son igualmente importantes. Así que nos vamos a casar.
Ahora mismo. A mi modo.

Él negó con la cabeza. —Pero ya estamos emparejados. ¿Por


qué?

— Así podrás divorciarte de mí y mantener el trono —Cuando


dejó caer su mandíbula, ella lo interrumpió —. Aquí, frente a
nuestra familia. Con un Ministro de carne y hueso

Lassiter levantó la mano. —Feliz de atender el servicio.


También hago bautizos. Sólo hay que decirlo.

Wrath sacudió la cabeza. — Este es…

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— ¿Estás diciendo que mi lado humano es de menor valor?

— Bueno, no… Pero…

— De manera que si hacemos la ceremonia aquí y ahora, no


habremos perdido nada, no. Puedes divorciarte de acuerdo con ley
vampírica, todavía estamos vinculados, y nos las hemos arreglado
para mantener el trono —Ella levantó la barbilla a pesar de que no
podía verla —. Bastante bien las matemáticas, ¿no crees?

Hubo un momento de profundo silencio. Y entonces uno de


los hermanos dijo: —Amo jodidamente a esta mujer. Real, total y
jodidamente la amo.
J.R. Ward The King

Pagina 557
Capítulo 51
Traductor: Manu Blanco
Corrector: Olga JHR

Mientras Wrath maniobraba por el vestíbulo George, como


siempre, iba con él.

Francamente, aunque hubiera tenido la vista habría tenido


que ser guiado alrededor.

Seguía esperando que dé-ninguna-jodida-manera se le


J.R. Ward The King

escapara. Pero Beth lo tenía agarrado de las pelotas, de la mejor


manera posible: ¿Si las normas culturales eran tan importantes para
ellos como pareja? Bueno, si estaban ''casados'' de la forma
humana también estaban emparejados. Punto.

Aun así no estaba seguro de cómo se sentía. Aunque, ellos


hicieron esto acorde a las leyes de su raza, la tradición original, y
aunque ninguna de ellas tenía mucho significado para Beth, ella fue
derechito con él y lo hizo.

Parecía justo hacer lo mismo por ella.

— ¿Estás listo? —Le pregunto en vos baja Lassiter.

La gente seguía moviéndose y arrastrando los pies por todo el


vestíbulo — ¿Qué están haciendo? Suspiro de vuelta Wrath.

—Formándose en dos líneas, haciendo una pasarela que


inicia en el comedor y viene directo a nosotros, estamos como a

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cinco yardas del salón de billar. Ella desapareció. Cerraron las
puertas para que no podamos verla.

Wrath pensó en cuando se emparejaron. La virgen Escriba


había estado alrededor en esos días. Beth había llevado el vestido
rojo de Wellsie y casi se había desmayado cuando los hermanos
tallaron las nueve letras de su nombre entre sus hombros. John
Matthew, Blay y Qhuinn no estaban en la escena. Tampoco Rehv,
Elhena, Xhex, Payne, Manny o las sombras.

O Xcor y sus bastardos.

Y desde eso habían perdido a Wellsie. A nadie más sin


embargo.

De la nada una cancioncilla floto inundando el hall, algo


clásico que había oído antes en alguna película mierdilla
de...Bodas...

— ¿Listo? Pregunto Lassiter

—SIP. —Jesús, esto no era lo que había estado esperando


J.R. Ward The King

hacer.

— Acabo de asentir hacia Fritz, él está abriendo las puertas.

Wrath carraspeo y avanzo un poco. — ¿Que... que tiene


puesto?

— Blanco. Medio largo. Suelto. Esta escoltada por su


hermano y lleve una rosa rosada que Rhage tomo de la repisa de la
chimenea — Hubo una pequeña pausa —. Sus ojos están justo
sobre ti. ¿Y esa sonrisa suya? Millones de dólares, mi amigo. Vale
millones de jodidos dólares.

Al mismo tiempo la mierda sobre el trono y las otras razones


por las que hacían todo esto se fueron a la mierda: Mientras
captaba la esencia de su Leelan, todo lo que pudo pensar es que
ella lo era todo para él, y no solo porque ella estuviera salvando el
trono allí y ahora.

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Sagrada mierda. Podía estar embarazada también.

—Queridos hermanos. —Comenzó Lassiter —. Estamos aquí


reunidos para ser testigos de la unión de Elizabeth, hija de Darius, y
Wrath hijo de Wrath.

Así que estaban dejando fuera los nombres vampiros. Genial.


Lo hacía parecer más humano.

— ¿Quién entrega la mano de esta hembra...ah mujer en


casamiento?

Wrath esperaba que alguno de los hermanos tradujera la


respuesta de signos de John, en cambio el macho dejo su
respuesta alta y clara: Silbó una nota ascendente que declaraba
que el tipo estaba entregando a su hermana.

Por instinto, y porque no tenía ni idea de lo que suponía la


ceremonia Wrath extendió la mano. Mientras era estrechada por
John ambos apretaron fuerte, un apretón, todo: jodidamente-mejor-
tu-haces-esto-por-ella en vez del tradicional cuida-bien-de-ella.
J.R. Ward The King

Un par de gargantas aclarándose como si algún hermano


estuviera poniéndose emocional.

Lassiter tosió un poco y escucho el sonido de las hojas de


papel pasarse —Ah, ok... Miren, solo voy a ir rápido atreves de todo
esto ¿está bien? ¿Hay alguna razón por la que alguno de ustedes
dos no pueda hacer esto? ¿No? Genial.

Beth se rio —Se supone que esperas a que nosotros


respondamos.

— Todos juntos entonces. Y ustedes también los del gallinero,


jeh, ¿Alguna razón por la cual esto no pueda suceder?

La casa entera, su shellan y el gritaron como uno: No

— Hombre lo estamos haciendo excelente. —Más hojas


pasándose. —. Si... pesaremos esto y esto... ¿Wrath?

Pagina 560
Por ninguna razón comenzó a sonreír — ¿Si?

— ¿Tomarías a esta increíble mujer, que acaba de salvar tu


culo, como tu esposa? ¿La amaras y consolaras, honraras y
cuidaras en la salud y en la enfermedad, renunciando a todo lo
demás, serás fiel hasta que la muerte los separe? Mierda... se
supone que era ante Beth ¿Qué tal si respondes?

—No. —Corto Wrath con una gran sonrisa —. Voy primero. Sí.
Lo hare.

Hubo un sollozo entre la multitud. Rhage susurro entre


dientes — ¿Qué? Esto es hermoso. Jodanse todos.

— Ahora Beth, ¿Tomas a este impetuoso dolor en el culo


como tu marido? ¿Lo amaras y consolaras, honraras y cuidaras en
la salud y en la enfermedad, renunciando a todo lo demás, serás fiel
hasta que la muerte los separe?

— Si —Respondió su Beth —. Absolutamente.

—Lindo, —Lassiter pasó algunas páginas más —. Ok. Anillos.


J.R. Ward The King

¿Tenemos anillos gente?

—Pon mi anillo en su pulgar —Dijo Wrath pensando en el


gigantesco diamante negro que su padre había usado —. Ten.

—Y él puede usar el mío. —Beth intervino —. Era de su


madre,

— Aww eso es una cosa dulce. —Lassiter tomo el anillo de


Wrath —. Ok. Vamos a hacer esto. Por la presente bendigo estos
anillos. Beth, toma el tuyo y ponlo en cualquier dedo... en el nudillo
que encaje... Ahí tienes. Repite después de mí. ¡Oh mier...! ejem
digo maldición, supongo que debí hacer esto con Wrath primero.

— No, Dijo Beth con otra carcajada —De hecho esta perfecto.

— Perfecto. Concedió Wrath.

Todo estaba tan... bien. Era tan real y tan natural, la falta de

Pagina 561
formalidad funcionaba, especialmente a la luz de los valores
ridículos del sistema de la aristocracia. Infiernos. Lassiter era un
antídoto vivo y respirando a todo eso.

— Ok. Así que Beth, sígueme: Yo Beth una totalmente


asombrosa chica...

Beth soltó una risita, — Yo Beth ¿Dónde está la parte de


totalmente asombrosa chica?

— ¿Qué? Vamos. Tengo una licencia de internet. Se lo que


estoy haciendo.

Wrath asintió a Lassiter —Él tiene razón. Eres de hecho


asombrosa y necesitamos oírlo.

— ¿Puedo tener un Amen?

— ¡Ameeeeeeeeen! —El grito resonó por toda la mansión.

—Ok...Bien. Bien... Yo Beth, una totalmente asombrosa chica.

—Tomo a este macho…


J.R. Ward The King

—Tomo a este macho…

— Como mi esposo para tenerlo y mantenerlo de ahora en


adelante…

— Como mi esposo para tenerlo y mantenerlo de ahora en


adelante…

— En lo bueno, en lo malo, en la riqueza y en la pobreza…

—En lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza…

Y de repente esto no era una broma. Mientras más lejos iban


más serio se ponía Lassiter y Wrath tembló, como si las palabras de
su shellan tuvieran un gran valor y significado.

Se dio cuenta de que esto era la tradición para ella y continúo


con la voz rasposa:

— En la salud y en la enfermedad…

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—Para cuidarte y amarte hasta que la muerte nos separe.
Este es mi voto solemne.

—Para cuidarte y amarte hasta que la muerte nos separe.


Este es mi voto solemne.

Lassiter pasó otra página, —Te doy este anillo como símbolo
de mi voto. Y con todo lo que soy y todo lo que tengo te honrare en
el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo.

De repente Wrath apretó sus molares para retener sus propias


emociones dentro mientras ella repetía los votos y deslizaba el
anillo en su meñique.

—Y ahora mi Señor, —Lassiter dijo sin problemas —Repita


después de mí.

Beth nunca fue una de esas chicas que se imaginaba su boda


o la representaba con Barbies o comprado la reviste Bride apenas
cumplió los veinte.
J.R. Ward The King

Y aunque lo hubiera hecho, estaba segura que ni siquiera en


ninguno de sus escenarios hipotéticos se abría asemejado en lo
mínimo a esto: Estaba rodeada de vampiros, posiblemente
embarazada, un ángel caído en un traje de Elvis precedía la
ceremonia con un libro de oraciones comunes.

Y sin embargo mientras miraba a su pronto-de-nuevo-marido


no pudo imaginar nada que le hubiese gustado más. Igual,
¿Cuándo estabas frente a la persona correcta?, sin vestido de
diseñador, sin cascada de champaña, sin Dj o un sitio para la
reunión, nada de eso importaba.

— Yo Wrath, te tomo a ti Beth —Comenzó Lassiter

— Tengo esto —Dijo su esposo —. Yo Wrath, te tomo a ti


Beth, como mi amada esposa, para tenerte y cuidarte desde este
día y para siempre, en lo mejor y en lo peor, en la pobreza y en la
riqueza, en la salud y en la enfermedad, para amarte y cuidarte

Pagina 563
hasta que la muerte nos separe. Este es mi voto solemne.

Oh... Un caso grave de misterio.

Mientras Beth sollozaba y reía al mismo tiempo, Wrath


deslizaba el gigantesco anillo del rey en su pulgar. Con gran
seriedad dijo:

—Te entrego este anillo como un símbolo de mi voto y con


todo lo que tengo y lo que soy lo honrare en el nombre de tu Padre,
de tu Hijo y de tu Espíritu santo.

Hubo una ronda espontanea de duros aplausos. Lassiter tuvo


que gritar para hacerse oír sobre el ruido —Por el poder conferido a
mí por Google los declaro marido y mujer. Ahora puedes besar a la
novia.

El ruido se hizo estremecedor mientras Wrath la rodeaba con


sus brazos y la alzaba de forma que solo su fuerza la sostenía fuera
del suelo. Era una movimiento que hacia regularmente para probar
que aún tenía la habilidad física de cuidar de ella.
J.R. Ward The King

—Quítame las gafas, —Suspiro a la cortina de cabello que les


daba algo de privacidad —. Quiero que veas mis ojos incluso si
ellos no pueden verte.

Las manos de Beth temblaban mientras se alzaban hacia su


cara. Quitándole sus gafas envolventes revelo su extraordinaria
mirada y pensó en la primera vez que los había visto: En la suite de
invitados subterránea de la casa de su padre.

Eran exactamente como lo eran entonces, de un brillante y


pálido verde, y brillaban tanto que tuvo que parpadear y no por las
lágrimas que tenía en sus ojos.

—Hermosos. — Ella suspiro.

—Inútiles. —Le cortó él con una sonrisa como si estuvieran


recordando la misma cosa.

—No. Me muestran todo el amor de tu corazón, — Ella toco su

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cara —. Y eso es muy útil.

La boca de Wrath bajo a la suya, tocando una vez, dos


veces. Y luego la beso profundo y lento.

Cuando finalmente se enderezó ella puso sus gafas en su sitio


y se sonrojo al mirarlos a todos. Demasiado amor alrededor. Eso la
hacía sentir invencible contra lo que fuese que viniera a por ellos.

En el intermedio Lassiter grito: — Y Gracias A Todos…

Wrath se agachó de lado y acarició las orejas de George


cogiendo el Arnés. Luego el trío estaba caminando por el pasillo
hacia el comedor.

De alguna manera Fritz se había sacado un banquete del aire


durante la ceremonia, la comida era simple pero era mucha y
estaba deliciosa.

Pero… primero los negocios.

Mientras Rev. Pasaba bajo el arco del techo inclino la cabeza


J.R. Ward The King

a Beth mientras ella se recostaba en su esposo.

— Es tiempo de firmar —Dijo ella.

Era doloroso ver la felicidad de tu esposo deslizarse fuera de


su cara.

— Es lo mismo ¿Cierto? —Ella susurro—. Estamos casados,


estamos cubiertos ¿no?

—SIP…. —Hubo una larga pausa —. Sip… puedo hacer esto.

Excepto que se tomó su tiempo para ir hasta Rehv y


desenrollar el pergamino que tenía lazos rojos y negros en la
esquina izquierda.

— Tengo un bolígrafo azul para la firma —Dijo Rehv


sacándolo de su abrigo —. El documente fue preparado por Saxton,
expedido para hace tres semanas. Me aseguró que el documento

Pagina 565
es infalible y que no hay ninguna grieta en la que puedan presionar.

— Revestido de Hierro —Susurro Wrath.

Rehv le pasó la pluma al rey y dijo: —Fírmalo y me haré cargo


de la entrega con gusto.

Beth soltó su mano para darle más espacio para firmar, pero
el claramente no quería eso, tomo su mano de vuelta y apretó.

— ¿Qué dice? —Más o menos exigió.

Beth miro el pergamino y no vio más que símbolos azules.

—Dice… que la unión esta anulada.

― ¿Cómo si nunca hubiese existido? —Susurro Wrath.

Rehv toco el pergamino —Esto es una declaración política. No


se trata de ustedes dos.

—Se supone que mi firma va en él y su nombre ya está ahí,


así que se trata de nosotros dos.
J.R. Ward The King

Rehv dio un paso atrás y entonces eran solo Wrath y la


escritura que no podía ver.

Todos los hermanos y los demás presentes estaban


mortalmente quietos.

El no podrá hacerlo pensó ella, Él solo no será capaz de


hacerlo.

Pagina 566
Capítulo 52
Traductor: Zsadist Rlhdn
Corrector: Manny Rlhdn

Mirando a Selena tomar de su vena, Trez estaba


completamente feliz, incluso se sentía volar, aun cuando estaba
sobre el suelo de Cadwell.

Todavía estaba en el club, terminando una mierda de


contabilidad de la que debería haberse ocupado días antes, cuando
J.R. Ward The King

había recibido el mensaje para una reunión.

Y de inmediato se dirigió a su casa, había esperado ver a


Selena. Cuando ella no se presentó, se había dicho a sí mismo para
tranquilizarse, ya vendrá, cuando sea... bla, bla, bla.

Había durado aproximadamente un minuto y medio con esa


mierda de imágenes fantasma de iAm con un aspecto sombrío con
Maldito Gato, como llamaba al animal, de nuevo en sus brazos
cuando lo dejo.

Tan pronto como Trez había sentido la presencia de Selena,


no se lo pensó y fue en su búsqueda, se sentía excitado, pero todo
cambio cuando la encontró en la cocina, en medio de una especie
de colapso. Venga.... ¿cuando fue la última vez que ella se había
alimentado?

De la nada, su polla y bolas rugieron ante el pensamiento de

Pagina 567
compartir esto con alguien más, y haciendo caso de su buena
conciencia, se centró en los tirones de su muñeca, en la vista de
sus labios contra su piel, la realidad de que estaba, de hecho,
cuidando de ella.

Sin embargo, una parte de él se preguntaba. ¿Por cuánto


tiempo?

—Cállate. —Cuando sus ojos se alzaron hacia él, negó con la


cabeza —. No es a ti.

Siguiendo su cabello con sus dedos, se maravilló de la


diferencia de ellos, lo suave que era todo en ella, olía como el aire
fresco en primavera a pesar de que era invierno. Cómo sus
pestañas eran de largas, y descansaban en sus pálidas mejillas,
mientras cerraba sus párpados.

Podría haberse quedado así para siempre.

Pero finalmente lo soltó, retrayendo sus colmillos y la boca. Y


fue entonces el momento de una pequeña tortura: Su lengua rosada
salió a escondidas y lamió las heridas punzantes, cerrándolas
J.R. Ward The King

cuando la paso por encima.

Reclinada en sus brazos, sus ojos estaban borrosos debajo


de sus espesas pestañas, desenfocados por la satisfacción.

—No he dejado de pensar en ti, — Dijo en voz baja —. Ni por


un segundo.

— ¿Si?

—Sip. —Él asintió con la cabeza mientras le limpiaba el labio


inferior con el pulgar —. Y no sólo porque tenemos… un asunto
pendiente.

Su sonrisa le habría tirado de culo si él no estuviera ya


sentado. — Eso lo haremos.

Dios, amaba la tranquilidad, aquí. No hay música, no hay


seres humanos que saturan el ambiente, no hay presiones del

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mundo exterior o del s'Hisbe. Ni siquiera los hermanos y sus
compañeras, lo más interesante. Solo ellos dos.

A medida que su erección aumentaba incluso se estiraba,


tuvo que mover sus caderas y bajar su cabeza. Y entonces se oyó
decir —Quiero hacer el amor contigo. Ahora mismo—. Mierda,
¿Realmente había dicho eso?

Y, sin embargo, en este momento, todas las razones para


mantenerse alejado, salieron de su cabeza, parecían tan lejanas,
eran nada más que el eco de un trueno en el cielo nocturno, que de
momento estaba claro y lleno de estrellas.

Excepto que entonces, una sombra cruzó su rostro, la


perezosa realidad, sustituida por una duda, que le daban ganas de
patearse a sí mismo y mantener su cremallera cerrada.

En lugar de alejarse, sin embargo, acercó su mano y le


acarició la cara. — Quiero eso.

— ¿Estás segura? —Joder, era difícil. Demasiado duro para


hacer lo correcto.
J.R. Ward The King

Cuando ella asintió con la cabeza supo que ambos estaban


perdidos.

—Por favor, —Susurró ella con voz ronca. —Sácame de esta


miseria, quítame este ardor.

Su mano recorrió su cuerpo, para llegar a descansar en la


unión de sus piernas. Y estuvo a punto de correrse en ese
momento, sus bolas se apretaron y su polla presiono contra su
pantalón, hasta tuvo que apretar la mandíbula.

Su primer pensamiento fue en quedarse donde estaban. No


era inteligente.

No iba a parar, incluso si alguien más entraba.

Con una oleada de fuerza, Trez se puso de pie con ella en


brazos, acunándola con cuidado. — ¿Dónde está tu habitación?

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—Arriba. En la parte de atrás.

A zancadas, la llevó por las escaleras que crujían a su paso,


hasta el segundo piso, rumbo a una suite que estaba sobre el ala de
la cocina, entro pateando la puerta. En el interior, los muebles de
estilo victoriano eran pesados, de caoba con muchas curvas, y la
cama era una espectacular extensión de carpintería, el marco
perfecto para ella, él la puso sobre el edredón de terciopelo.
Rondando por su cuerpo, se sentó a horcajadas sobre ella, con
cuidado de no aplastarla. — Quiero... verte.

Se llevó las manos al lazo de la bata, pero él la detuvo. — No,


me gustaría hacerlo.

El cinturón era tan blanco y suave como el resto de lo que


llevaba, y mientras sus manos oscuras aflojaban el lazo, se lamió
los labios. Separando las dos mitades de la tela que la cubría, se
tomó su tiempo en el proceso de descubrirla.

—Oh, joder...

Si, sus pezones se tensaron aún más a medida que el aire


J.R. Ward The King

fresco les golpeó.

Incapaz de contenerse, se inclinó y lamió uno, chupándolo


con la boca mientras seguía adelante con lo que llevaba puesto,
apartando la tela de encima. Luego se hizo cargo del otro mientras
le acariciaba de camino a los muslos.

Su olor se fue derecho a su sexo, su polla pateo de nuevo,


tratando de salir.

Y mierda, el sonido de ella gimiendo su nombre le hizo


detenerse. Pero luego volvió a la acción, tocándola entre las
piernas, encontró su núcleo caliente y húmedo, frotando la parte
superior. A medida que clavaba sus uñas en sus brazos, él sonrió
contra su pecho.

—Ven a mí, —El gimió mientras se amamantaba de ella.

En el momento justo su cuerpo se tensó como una cuerda,

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arqueando su espalda, su torso se levantó contra su pecho mientras
él cambiaba a la boca, metiendo su lengua, la ayudó a cabalgar su
orgasmo. Cuando todo terminó, ella se derrumbó, respirando con
dificultad.

—Por favor... — Su voz se quebró —. Sé que hay más.

—Sí, lo hay. — Él se incorporó y casi se arrancó la camisa por


la mitad — Sí, joder. Mierda, quiero decir... maldita sea.

Él sabía que tenía que controlar su lenguaje, y se


comprometió a mejorar con el vocabulario.

Sus pantalones tuvieron más suerte que su camisa, cuando


se los quito y los tiro lejos, sin importarle que aterrizaran en una de
las torres de la cabecera.

— Tú eres... magnífico.

Mientras ella hablaba, Trez se congeló y la miró a los ojos,


excepto que ella no le estaba mirando a la cara. Nop. Su mirada
estaba centrada abajo, y un vistazo rápido a si mismo confirmó que
J.R. Ward The King

estaba muy excitado, su polla estaba recta y orgullosa, lista para


hacer el trabajo.

— ¿Puedo tocarte? —Ella dijo con timidez. Excepto que su


mano pálida ya estaba llegando a él.

El gruñido que soltó fue lo suficientemente fuerte como para


sacudir el espejo junto a la puerta, y cayó a un lado. — Cuidado...
oh, Dios...

Se iba a correr, sobre todo por como ella le acariciaba.

—Oh, Jesús, —Dijo en un susurro antes de que se mordiera


el labio inferior.

Selena se puso de rodillas, sus pechos en un pesado vaivén,


su moño deshecho con algunos mechones sueltos. Sujetándole con
las dos manos, encontró un movimiento firme, subiendo y bajando,
arriba y abajo, apareciendo en la parte superior de su cabeza y

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luego encontrando su eje de nuevo. Y mientras lo trabajaba, sus
caderas le acompañaban: el ritmo cada vez más y más rápido.

Con un movimiento brusco, él la empujó sobre su espalda y le


tomó las manos alejándolas de su cuerpo.

—Pero yo quiero…

Él la interrumpió con su boca, lamiéndola entrando más allá


de sus labios. —Me quiero correr dentro de ti.

Su sonrisa era sexy como el infierno, sus ojos brillantes. — Y


entonces ¿me dejaras tocarte?

—Me vas a matar, mujer.

Cuando se colocó sobre ella, abrió las piernas para hacerle


sitio. — Tú eres la única en la que estoy pensando, —Se oyó decir.

Y tú sabes, esta vez el pasado se quedó lejos, probablemente


porque las horas que habían estado separados se las había pasado
pensando en ella, en el suelo de ese cuarto de baño, retorciéndose
bajo su boca, con ganas de más. Sí, la desesperación de entrar en
J.R. Ward The King

ella, tenerla, correrse en ella, era más fuerte que todas las cosas
que odiaba de sí mismo. Nada iba a parar esto ahora.

Sobre todo porque, durante el tiempo que habían estado


separados, se dio cuenta de algo en lo que eran iguales:

Ella había estado con una gran cantidad de hombres,


también.

Eso era parte de su trabajo, a pesar de que odiaba pensar en


ello. Como elegida que sirve a las necesidades de sangre de los
demás, había sido entrenada sexualmente y estado con los
hombres que había servido. Era la manera en que las cosas
funcionaban.

Y por mucho que lo deprimía, el suponía que los ponía en


igualdad de condiciones, aunque el sexo que ella había estado
teniendo había sido parte de un papel sagrado que salvó vidas.

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Para él, era más bien una adicción.

Tiempo pasado, pensó. Bien.

Agarrándose a sí mismo, coloco su polla y acortó la distancia,


pulsando dentro de ella, encontrando el lugar correcto. Con un
gemido, él subió los brazos, sujetando la cabeza de ella con sus
manos. A medida que sus ojos se encontraron, él se dio cuenta que
ella había dejado de respirar, como preparándose para su tamaño.

—Voy a ir despacio, —Murmuró, besándola suavemente.

Su voz fue un mero susurro: — Gracias.

A medida que avanzó hacia ella, ella estaba curiosamente


inmóvil, con los ojos cerrados, sus colmillos descendiendo. Y lo
único que podía hacer era contemplar lo hermosa que era contra el
edredón de terciopelo rojo sangre, su pelo negro extendido sobre la
almohada, con las mejillas encendidas.

—Eres estrecha, — Dijo él entre dientes. — Querido Dios.

—No te detengas.
J.R. Ward The King

—No lo haré.

—Hazlo, sólo hazlo.

Trez frunció el ceño, pensando que era una extraña forma...

Sucedió tan rápido que no tuvo la oportunidad de detenerlo.


Selena agarró sus caderas, lo encerró y empujo hacia delante,
llevándolo más allá, rasgando una barrera que no debería haber
estado allí.

Ella no pudo contener el gemido de dolor. — ¿Qué ha...?

No terminó la frase. No pudo terminar la frase. El apretado de


ella, a su alrededor, era demasiado, y el orgasmo le golpeo saliendo
como un chorro de cerveza, fluyendo en el interior de su cuerpo.

En respuesta, Selena rodeo sus piernas alrededor de su culo,


un suspiro de ondulación mientras intentó mantener cualquier

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empuje al mínimo. ¿Virgen? Virgen…

Y entonces recordó, de nuevo en el cuarto de baño…


Tómame, enséñame.

Virgen

Trez se retiró tan rápido que ella hizo una mueca y salió de la
cama, acabando al otro lado de la habitación.

La sangre en su erección desinflada hizo un puño en su


estómago. —Selena... Cristo, ¿por qué no lo dijiste?

Sus ojos bajaron mientras se ponía la bata otra vez. Ella


incluso se ató de nuevo el cinturón de tela antes de sentarse en las
almohadas. —Te deseaba a ti. Todavía lo hago. Es tan simple como
eso.

Alzó la mano para aflojar la corbata que constreñía su


respiración y recordó que estaba con el culo al aire, desnudo.

—No es simple, — Dijo con voz ronca —. Eso no es simple.


J.R. Ward The King

Lo último que necesitaba era otra mujer con la que estuviera


obligado a casarse: ¿Si Phury, como Prímale quería que él siguiera
adelante con esto? ¿Qué demonios iba a hacer?

Especialmente porque… se estaba enamorando de Selena.

Cuando Trez, desnudo, acabo en el lado opuesto de la


habitación, Selena pensó: Hmm, no pretendía hacer las cosas de
esa manera.

Pero ella había tenido razón en guardar silencio. En el último


minuto, había tomado una decisión consciente de no decírselo.
Precisamente por esta razón.

— ¿Cómo es… cómo, por qué...? —La tartamudez no era una


buena señal —. Pensé que eras una ehros.

—Lo soy.

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—Entonces, ¿cómo es que eres virgen?

—No he sido usada de esa manera.

Él levantó las manos en señal de frustración. — ¿Por qué yo?


— Bruscamente, maldijo. — Quiero decir...

—Como he dicho, deseaba estar contigo. Todavía lo hago. —


Después del golpe de dolor, ella sólo había conseguido un toque de
placer, quería saber qué más había haciendo el amor.

Poniendo sus manos en la cabeza, él se quedó allí. — Cristo.

—Sólo para que nos entendamos, — Dijo ella secamente —.


No espero nada de ti. Si eso es lo que te preocupa. No habrá
apareamiento.

No con su futuro. Aunque con la manera en que Trez la


estaba mirando, no habrían repartido las tarjetas de todos modos.

— ¿Estás segura de que tu Prímale pensará de esa manera?

Ella alzo la barbilla. — ¿Quién se lo va a decir? —Cuando eso


J.R. Ward The King

pareció detenerlo, ella se encogió de hombros —. No se lo diré. Y


no hay nadie más en esta casa con nosotros. Así que si tú no lo
haces, nunca lo sabrá.

En verdad, ella no estaba segura de lo que Phury haría si se


enterara. Técnicamente, ahora que ella había tenido relaciones
sexuales con alguien que no sea el Prímale o un hermano, ella
había caído. Pero era difícil saber en estos nuevos tiempos la
cantidad de las viejas costumbres que sobrevivían.

No es que importara. Su tiempo se estaba agotando.

Razón por la cual, cuando Trez se había detenido al darse


cuenta de la barrera en su sexo, había tomado la iniciativa con sus
propias manos. Ella estaba decidida a no perder la oportunidad,
especialmente no después de ese episodio abajo en la mesa de la
cocina.

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De pronto, pensó en lo que le estaba obligando a hacer y
sintió una lanza de dolor a través de su pecho.

—No te preocupes, — Dijo con cansancio. — No hay nada


que hacer.

—Tengo honor, ya lo sabes, — Le espetó.

—No quise ofenderte.

El cerró los ojos y murmuró: — No debes disculparte.

—No veo el problema. Mi cuerpo es mío para darlo y yo te he


escogido y quería que me desearas.

En ese momento, sus párpados se levantaron. — Te he hecho


daño.

—Lo doloroso fue que pararas.

Trez negó con la cabeza. — Esto es un desastre.

— ¿Para quién?
J.R. Ward The King

—No ves el problema. — Pero por lo menos él se acercó y se


sentó en la cama. Echando atrás la cabeza con sus manos, exhaló
con fuerza —. No debería haber sido el primero, Selena.
Cualquiera menos yo.

—Una vez más, ¿no crees que ese es un juicio que sólo yo
puedo hacer?

—Pero no me conoces.

—Sé lo suficiente. — Después de todo, le había dicho acerca


de las mujeres humanas. Sus padres. De estar atado a otro. ¿Qué
otra cosa podría haber?

—Nop. Tu no....

Un sonido a través de la habitación, le cortó y le tomó un


momento darse cuenta de que era el timbre del móvil.

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—Joder.... —Se quejó acercándose a la almohada. En ella,
estaba su móvil con la pantalla hacia arriba, claramente se había
salido fuera del bolsillo del pantalón, cuando estos terminaron en la
cabecera.

Comprobó el número, y a continuación, miró al reloj. — ¿Qué


hora es? —Oh, mierda.

— ¿Qué pasa?— Preguntó ella.

—Tengo que atender esta llamada. — Miró a su alrededor


como si buscara algo de privacidad —. Ya vuelvo.

Ella lo vio alejarse por el pasillo, su cuerpo desnudo estaba


resplandeciente, su trasero a la vista y fue suficiente para
preguntarse si alguna vez conseguiría la oportunidad de estar con él
otra vez.

Cerrando los ojos, se estiró y se encontró con un dolor en la


pelvis, que nunca había estado allí antes.

Sí, le había hecho daño. Pero no lo suficiente como para


J.R. Ward The King

arrepentirse de nada, o no querer hacerlo de nuevo.

Sin embargo, algo le decía que no estaba en su futuro.

Tendría que haberle dicho algo.

Y no tenía que haber tomado esa decisión a su espalda.

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Capítulo 53
Traductor: Blay Rlhdn
Corrector: Payne Rlhdn

Al final, Wrath firmó la maldita proclamación de disolución.

El anillo de su madre en el dedo meñique fue lo que le hizo


decidirse. El rubí era un símbolo de la promesa solemne de Beth a
él y le hizo pensar acerca de todo lo que su mujer había hecho por
él. Para emparejarse su compañera había puesto su fe, su corazón
y su futuro en él y en su gente, tradiciones y costumbres,
alejándose totalmente de su lado más humano, hasta el punto en el
J.R. Ward The King

que ella no volvió a tener contacto con ese lado nunca más, nada
fuera de él y de sus hermanos, asumiendo que esa era su vida.

Había ganado mucho, claro. Pero ella había perdido todo lo


que había conocido. Y lo había hecho por él, por ellos.

En este momento, lo más importante no era el trono. No, tenía


que estar a la altura de la norma que ella misma había establecido.
Él necesitaba cumplir su palabra. A pesar de que odiaba esta
maldita cosa completamente, desde los aristócratas y la banda de
bastardos al sentido de pérdida que venía con este pedazo de papel
redactado, tenía que cumplir lo que le había dicho a su Beth.

Sus tradiciones eran tan sólidas e importantes como las


suyas.

¿Si no lo hacía? Estaría tratándola con la misma falta de


respeto que el consejo y esta era la forma más lógica de eludir a la

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glymera.

Un bonito y pequeño dedo levantado para sus maquinaciones.

― ¿Dónde está la pluma? ―Gruñó.

Cuando Rehv puso la cosa en su mano derecha, apretó la


palma de Beth. ― ¿Dónde lo hago?

―Justo aquí― dijo ella bruscamente ―. Aquí.

Dejó que le condujera la punta del lápiz hasta donde debía


haber una línea y luego garabateó su nombre.

― ¿Qué pasa ahora? ―Exigió.

Rehv se río con un tono peligroso. ―Llevo esta pequeña


misiva arriba y se las meto donde el sol no brilla. ―Allí estaba el
susurro del pergamino ―. Pidieron que la 'coronación' fuera al
pasar la medianoche. Es una maldita pena que tenga que esperar
hasta entonces. Vamos Saxton, necesitas un poco de comida. Te
ves como si estuvieras a punto de colapsar.

Wrath miró a la silenciosa e inmóvil multitud. ―Bueno. ¿Está


J.R. Ward The King

gente va a comer o qué?

La conversación surgió del silencio, como si sus hermanos


supiesen que necesitaba la atención puesta en otro sitio, tomó a
Beth del brazo ―Sácanos de aquí ―Dijo con dureza.

―Entendido.

Con rápida eficacia, su shellan le llevó lejos del ruido y la


comida y cuando él olió a madera quemada, supuso que lo había
dirigido hacia la biblioteca.

―Acuéstate George ―dijo mientras se detenía en seco ante


lo que supuso que era el umbral. ―Lo sé, sé que no quieres
quedarte aquí, pero necesitamos unos minutos.

Buena decisión, pensó mientras dejaba caer su arnés y


caminaba hacia adelante por su cuenta con su mano extendida.
Cuando sintió el calor, le gustaría poder ver el candente fuego.

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Quería meter algo caliente y hacerlo chisporrotear.

Un clic como del ratón le dijo que había cerrado los pestillos.

―Gracias ―dijo su Beth. Se dio la vuelta ―. Lo mismo digo

―Todo va a estar bien.

―Si estás hablando de la banda de bastardos, no estaría tan


seguro, dependiendo de cómo se mire. Hemos comprado algún
tiempo, pero no resuelve el problema.

Hombre, la amargura en su voz no era típica en él, pero esta


situación le había cambiado.

Gracias a Dios que su padre estaba muerto y no era que algo


hubiera pensado desear nunca.

Detrás de él, Beth se apretó contra su cuerpo, sus manos


deslizándose hasta sus hombros y frotando sus apretados
músculos. ―Fue una ceremonia hermosa.
J.R. Ward The King

Él se echó a reír. ―Elvis hizo un gran trabajo.

― ¿Sabes cual es costumbre que los humanos tienen


después de hacerlo oficial?

― ¿Cual?

Cuando deslizó sus brazos alrededor de su cintura, ella se


acercó, se levantó de puntillas y besó el lado de su garganta y
¿quién sabe porque?, su estado de ánimo empezó a mejorar.

―Consumación ―murmuró ―. Es tradición que el hombre y


la mujer sellar el acuerdo, si sabes lo que quiero decir.

Wrath comenzó a sonreír, pero entonces recordó la última vez


que estuvieron juntos y las circunstancias. ― ¿Estas segura de que
estás lista para esto después de? bueno, ya sabes.

―Muy segura

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Para probar el punto, ella se frotó contra él y tuvo que
maldecir. Instantáneamente se sintió muerto de hambre, pero no
obstante la inclino salvajemente a un lado dejando caer su cabeza
hacia atrás y tomó la boca de su esposa.

―Sostenme ―dijo ella con un suspiro.

Cuando él obedeció, ella se quitó el vestido que llevaba atado


a la cintura, abriendo sus piernas y poniéndolas alrededor de sus
caderas.

―No llevas bragas ―gimió.

―Quería estar preparada para esto.

―Jesús, me alegro de no saber que tendría... ―No se


molestó en terminar la frase.

En su lugar, mientras ella le apretaba con los brazos alrededor


de su cuello, metió su mano entre ellos y desabrochó sus
pantalones. Al instante, su polla saltó libre, palpitante y caliente y
J.R. Ward The King

cuando la acomodó un poco más bajo y encontró su núcleo.

― ¡Mierda! ¿Qué pasa si estás embarazada? ―espetó,


empujando su espalda ―. ¡Joder!

―Las mujeres embarazadas tienen relaciones sexuales, en


serio, lo hacen.

Estirándose, ella atrapó su labio inferior y lo cortó con sus


colmillos después.

― ¿A menos que me estés diciendo que no me quieres?

Él tembló en sus shitkickers. ―Ese no es el caso.

Él resolvió cualquier confusión que pudiera tener entrando en


ella lentamente, presionando y buscando su núcleo de una manera
suave. Ella no parecía sufrir daño alguno, pero no estaba pensando
en nada de eso cuando las palmas ahuecaron su culo y empezó a

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moverla hacia arriba y hacia abajo sobre él.

―Te amo ―dijo en su cabello ―. Para siempre.

Cuando murmuró de nuevo en su oreja, un momento de


paranoia drenó una parte del calor fuera de su cuerpo.

¿Su padre le había dicho lo mismo a su madre?

Y sabía que había terminado.

De la nada, la advertencia de V vino a él, sobre el campo


blanco y el futuro en sus manos. ¿Qué hizo?

―Wrath ―susurró su esposa ―. Vuelve a mí. Céntrate en mí


aquí y ahora.

Con un gemido de sumisión, dejó ir toda la mierda para hacer


lo que ella había ordenado, sintiendo y pensando sólo en sus
sentidos y la sensación de él bombeando dentro y fuera de ella. El
orgasmo fue tranquilo, una ola que llegó y se retiró como un trueno
en una brisa de verano. Pero a medida que se corría dentro de su
hembra y sentía contraerse a su alrededor, parecía más poderoso
J.R. Ward The King

que todos los que le habían tocado sus bolas.

No quería dejarla ir.

Jamás.

Fuera de la habitación de Selena, Trez aceptó la llamada,


pero no obtuvo un: Hola sino un: ― ¿Dónde diablos estás? ―
espetó el verdugo de la reina ―. ¿Y dónde está lo que me
prometiste?

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Trez cerró los ojos. ―Estoy en camino.

―No me jodas ―La conexión se cortó.

― ¿Trez? ―Selena le preguntó desde el interior del


habitación ―. ¿Está todo bien?

Nop. No en lo más mínimo. ¿Cómo que ya era mediodía?


Abrió la puerta de par en par. ―Sí, pero tengo que irme.

Maldiciendo entre dientes, se fue directamente a sus


pantalones y se los puso, y cuando sus bolas quedaron atrapadas
en la cremallera, él deliberadamente la levantó con más fuerza y el
dolor punzante a través de la pelvis le hizo enfermar.

Esa pequeña llamada telefónica de s'Ex era un recordatorio


de todas las razones por las que había sido un idea jodidamente
tonta haber venido aquí.

Virgen.

Mierda.
J.R. Ward The King

Cuando él agarró su camisa y metió un brazo a través de la


manga, era plenamente consciente de Selena sentada en silencio
sobre la cama.

Virgen.

Justo en ese momento, todas aquellas mujeres a las que se


había follado volvieron a él en un rápido recuerdo, abriendo el
espacio entre ellos una vez más. Y entonces tuvo una feliz idea
acerca de lo que le iba a proporcionar hoy a s'Ex.

―Eso no va a suceder de nuevo ―dijo, señalando la cama y


a ella.

Una vez ya era demasiado. En respuesta, la cara de Selena


no demostró nada, pero su aroma lo decía todo, la tristeza salió de
cada uno de sus poros.

Y sin embargo, ella le encontró con la mirada. ―Como lo

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desees, pero voy a estar aquí por si cambias de opinión.

Hombre, no estaba más que auto protegiéndose mientras ella


lo miraba, casi retándolo a permanecer lejos. Su auto control no era
tan bueno, pero la situación en que estaba era tan mala.

iAm ya estaba en riesgo. ¿Si Selena estuviera con él? No


quería que ella cayera en su infierno.

Ah, ¿y en cuanto a Phury? Se sentía como una mierda sin


decir nada al Prímale. Sólo era otra forma en que la había
deshonrado pero nada bueno podía venir de una revelación así.

―Me tengo que ir, ― murmuró.

―Como quieras.

Él reaaaalmente quería que se detuviera diciendo eso.

Trez casi tropezó por la habitación, y no recordaba bajar las


escaleras, atravesar la oscuridad de la casa y salir hacia fuera por
el lado iluminado y cubierto de nieve del patio. Permaneció con los
ojos cerrados antes de poder enfocarse y concentrarse el tiempo
J.R. Ward The King

suficiente para desmaterializarse.

Pero finalmente llegó al Commodore, rodeando por detrás del


contenedor de la entrada de servicio de la parte posterior. Saltando
fuera, los repartidores que estaban descargando productos de
limpieza comerciales en la zona parada no le prestaron atención y
eso mismo hizo el mensajero en bicicleta que estaba pedaleando
por el callejón trasero.

Pero había un montón de gente esperándolo en el piso


dieciocho.

Tan pronto como salió del ascensor, maldijo por lo bajo.

iAm estaba apoyado contra una puerta cerrada, todo informal,


excepto por la mirada asesina en sus ojos. ¿Y con él? Las putas
que Trez había traído para s’Ex.

El verdugo de la reina estaba sin duda, en la terraza exterior o

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merodeando por las habitaciones interiores después de haber
tenido un ataque de rabia.

Trez se metió las manos en los bolsillos, ningunas llaves.


Mierda.

¿Se olvidó de ellas? ¿O estaban en el suelo de la habitación


de Selena? Maldita sea.

― ¿Te falta algo? ―su hermano arrastraba las palabras.

―Hey, jefe ―dijo una de las prostitutas.

―Jefe

― ¿Qué pasa?

Las mujeres hablaron sobre sí mismas mientras sacudían sus


extensiones y rodeaban las copas de sus sujetadores. Llevaban
puesto una versión de “llevo todo legal”, pero todo era corto,
apretado y de escote bajo.

No es como si ellas se fueran a quedar vestidas por mucho


J.R. Ward The King

tiempo.

―Permíteme ―murmuró iAm, sacando sus llaves de cobre.

Después de abrir la cerradura, empujó la puerta de par en par


y asintió con la cabeza para que las chicas entraran.

A medida que se exhibían, el macho entrecerró los ojos. ―


¿Qué mierda estás haciendo?

―Cuidando los negocios ―Siseó Trez desde atrás ―. De la


única forma que sé.

Pasó por delante de su hermano, entrando en la sala de estar.


Y como el espectro que era, el verdugo estaba esperando al otro
lado del cristal, su túnica negra flotando en el viento frío.

Cuando las tres prostitutas lo vieron, se congelaron, ya fuera


por un hechizo o cagadas de miedo. Tal vez ambas cosas.

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―Denme un minuto, señoritas ―dijo Trez mientras se dirigía
a las puertas corredizas. ―yo os lo enviare abajo al dormitorio que
hay en el pasillo de allí.

―Sí, está bien, jefe ―contesto la que estaba al frente.

Él esperó hasta que estuvieron fuera de la habitación ir a s'Ex.


Lo bueno era que el verdugo estaba enojada casi rasgando la
capucha de su cabeza.

Señalando con un dedo a la cara de Trez, él ladró, ―Tú


estarás a tiempo futuro, o nuestro acuerdo queda nulo y sin efecto.

Como Trez estaba a punto de romper toda la cara del


bastardo, iAm intervino ―Nosotros tenemos un compromiso
obligatorio con el rey. No podemos eludirlo y nada de esto va a
suceder de nuevo.

Sus negros y brillantes ojos se abrieron en dirección a su


hermano. ―asegúrate de eso.

iAm asintió con la cabeza, con el rostro engañosamente en


J.R. Ward The King

calma. Sin contar con que tenía su ceja izquierda levantada. Mierda,
Trez iba a oír toooodo acerca de esto tan pronto como hubieran
terminado.

Genial. Otra cosa para mirar hacia adelante. S’Ex llegó hasta
el broche negro en su garganta. Grande como el puño de un
luchador estaba adornado con piedras negras, con metal alrededor
de ella y alrededor de sí mismo, y cuando se quitó la cosa, todas
esas ropas cayeron al suelo.

Al verle de pies a cabeza tenía el aspecto de un maltratador


de mujeres enfundado en unos pantalones de combate.

Nada era normal en el resto de él. Cada centímetro de su piel


estaba marcado con tatuajes de ritual blanco, sus brazos y sus
musculosos hombros esculpidos con esa mierda. Y, sin embargo,
aun podía pasar por humano.

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Buenas noticias para las prostitutas.

―A pesar del hecho de que llegas tarde ―dijo s'Ex entre


dientes ―. Os haré un favor a todos.

― ¿Así que nuestros padres están vivos? ―Dijo Trez.

―Oh, sí, eso también. Sin embargo están perdiendo sus


propiedades a petición de la reina. La última vez que lo comprobé,
tu madre estaba teniendo un ataque de nervios mientras sus joyas
estaban siendo embargadas. ―El verdugo sonrió lentamente ―. Su
majestad está realmente satisfecha con su sufrimiento. No sé nada
más, diría que planearon todo esto a la perfección.

― ¿Cuál es el favor?

―Su majestad en poco tiempo estará ocupada con otras


cosas que no les implican a ellos.

Trez entrecerró los ojos. ― ¿Cómo es eso?

―Cerca de nueve meses.


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―Disculpa, ¿qué? No entiendo lo que estás.

―Está embarazada.

Trez dejó de respirar. Y luego obligó a sus pulmones para


seguir con el programa mientras lanzaba una mirada por encima de
su hermano. ― ¿Cómo diablos fue eso?

―De todas las personas, yo asumí que justo tú no


necesitarías un diagrama.

―Pero pensé que su consorte murió hace diez años.

―Si. Es una vergüenza. ―s'Ex crujió sus nudillos ―. Tuvo


una mala caída.

― ¿De quién es?

s’Ex sonrió con un borde de intriga. ―Es un milagro.

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Santa... Mierda.

s’Ex asintió. ― El momento es bueno para ti porque ella va a


tener que esperar para saber si es otra niña. En ese punto, las
cartas estelares tendrán que ser leídas para averiguar cuál será la
próxima reina. Obviamente, ¿si se trata de un hijo? Estás jodido. Si
no, puedes tener una oportunidad, después de todo, te prometieron
a esa hija en particular. ¿Si otra llega a ser reina? Tú estás bien.

iAm exhaló lentamente. ―Esto es... Una jodida gran noticia,


potencialmente.

―Pero todavía me la debes, ―s'Ex gruñó ―. ¿De ahora en


adelante? Cuidaras de mí o yo me encargo de los dos.

―No te preocupes por eso ―Trez miraba sus pantalones, su


mente confundida.

―Cualquier cosa que necesites.

―Eso me gusta más.

Jesús, esto lo cambiaba todo, o por lo menos, podría. Mucho


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mejor resultado del que podía haber planeado.

Cuando la mirada de obsidiana de s'Ex se desvió hacia la sala


a la que se habían ido las chicas, Trez le recordó. ―Un par de
reglas.

El verdugo miró hacia atrás. ―No he escuchado eso.

Trez intervino acercándose, pegando frente con frente. ―Las


reglas son estas: No les hará daño. Sexo duro está bien si es
consensual, pero nada de cicatrices permanentes o marcas. Y no
puedes comértelas. Esas son mis únicas dos restricciones y no son
negociables.

Con las sombras, siempre tienes que poner límites.


Especialmente con sombras como ésta.

―Espera, ¿son tuyas? ―Preguntó el hombre.

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―Si.

―Oh, mierda, ¿por qué no lo dijiste? ―s'Ex extendió la palma


de la mano. ―prometido. Nada permanente y nada de almuerzo.

¡Qué alivio!, pensó Trez mientras estrechaba la mano y le


daba un duro apretón. ―Pero yo te las estoy dando para todo el
tiempo que quieras. Y el apartamento también, por supuesto.
¿Cuándo desees algo fresco? Sabes dónde encontrarme.

A medida que el verdugo le sonreía y se iba alejando


caminando, Trez enganchó con fuerza su brazo una vez más.
―Una cosa más, ellas son humanas. Por lo que saben, los
vampiros son ficción y hay que mantenerlo así si quieres que esto
continúe.

s’Ex parecía aburrido. ―Está bien. De la otra forma habría


sido más divertido.

Cuando él salió de la habitación, sus fuertes pisadas


resonaban por el pasillo, y luego hubo voces, seguido por una
puerta que se cerraba.
J.R. Ward The King

Trez se fue directamente al bar incluso aunque fuera sólo


poco después del mediodía, y cogió una botella de Maker´s Mark97.
No se molestó en coger un vaso, directamente de la botella era lo
suficientemente bueno para él.

A medida que el licor quemaba el camino hasta sus entrañas,


su único pensamiento era que debía sentirse más aliviado de lo que
estaba. Pero de nuevo, no estaba suficientemente fuera de peligro
todavía. Y había tomado la virtud de una buena hembra hace una
media hora. Sin tarjeta de permiso para salir libre de la cárcel para
cambiar eso.

―Nueve vidas ―dijo iAm mientras se acercaba y le tendía la


mano.

Trez le pasó el bourbon acabado. ―Todavía no.

El gemido que ondeaba lejanamente era de origen femenino. Y así

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era el que siguió también.

―Se lo va a hacer a las tres a la vez ―murmuró iAm.

Una imagen rápida del verdugo de espaldas con una mujer a


horcajadas sobre sus caderas, otra montada sobre su cara a la vez
que sus dedos entraban en la tercera hacia que Trez se empinara la
botella y bebiera duro.

Maldita sea, pensó Trez, esperaba que él pudiera mantenerse


por delante de ese apetito.

97
Marca de Whisky bourbon.
J.R. Ward The King

Pagina 590
Capítulo 54
Traductor: Zsadist Rlhdn
Corrector: Zirita Bellamy

La nieve fresca comenzó a caer a las seis, como si hubiera


estado esperando que el sol se ocultara por el horizonte antes de
hacer su aparición, y antes de la medianoche, la tormenta no
mostraba ningún signo de aligerar.

Cuando comenzó, Xcor miro por la ventana del dormitorio,


rastreando los gruesos copos, gracias a las farolas que marcaban
círculos del enfrente de la casa.

— ¿Vas a venir?
J.R. Ward The King

Ante el sonido de la voz de Throe, Xcor miró por encima del


hombro. El guerrero estaba de pie en la puerta, vestido con el traje
adecuado.

Su Elegida estaría esperando por él, pensó Xcor. Con este


mal tiempo.

Suponiendo que se presentara.

Pero él no podía faltar a la coronación.

— Sí —Dijo bruscamente, levantándose de la silla que había


acercado a la ventana.

Recogiendo sus pistoleras, las ató en sus hombros y su


cintura, deslizando en ellas varias pistolas y dagas. Pero cuando iba
a coger la guadaña, Throe negó con la cabeza.

— Creo que deberías dejarla aquí, ¿no?

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— Ella viene conmigo.

Xcor la puso sobre su espalda y lo cubrió todo con su abrigo


negro. —Vamos a proceder.

Mientras caminaba hacia Throe, se negó a encontrarse con


los ojos del macho. Sabía lo que iba a encontrar si lo hacía y no
estaba interesado en el escrutinio.

Se unieron a los bastardos abajo, se quedó en silencio


mientras salían a la fría noche desmaterializándose desde el patio
trasero a los jardines formales y modernos de la casa de Ichan, hijo
de Enoc.

A través de los remolinos de nieve, vio que otros ya habían


llegado, los miembros del consejo embutidos en vestidos formales,
en torno a las habitaciones interiores, pasando por las ventanas que
brillaban intensamente.

La celebración estaba garantizada, ya que esto era, en efecto,


un triunfo o debería serlo. Pero en lo único en lo que podía pensar,
era en la hembra que estaba en un prado, a su suerte contra las
J.R. Ward The King

inclemencias del tiempo, esperándolo. Al levantar la mirada al cielo,


la nieve cayó en sus ojos y parpadeó.

¿Por cuánto tiempo ella iba a permanecer allí?

— Por aquí, —Dijo Throe, indicando una entrada delantera


que tenía toda la sutileza de una valla publicitaria a un lado de la
carretera —. Como si uno se pudiera perder.

Tantos focos, enfocados sobre el cristal, alrededor de una


puerta pintada de rojo que parecía algún tipo de sol sonriente.

— Tan chillones —Throe murmuró mientras comenzaban a


caminar a través de la nieve —. Desafortunadamente, el interior es
peor.

Xcor, por el contrario, no tenía una opinión acerca de la


decoración. Estaba impresionado por todo el personal uniformado
que se abría camino pasando a su alrededor, con bandejas de plata

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con pequeños pedazos de comida y tomando nota de las bebidas.

No, él estaba en un campo lejano, debajo de un arce,


esperando a una hembra, hasta que llegara y pudiera darle su
abrigo y protegerla contra las ráfagas.

Él no estaba aquí.

— ¿Puedo tomar su abrigo? —Pregunto un doggen a su lado.

Movió sus ojos atravesándole, el mayordomo dio un paso


atrás. —No.

— Como usted quiera, sire. —El doggen se arqueo tanto, que


casi tocaba el suelo brillante —. Pero, por supuesto.

En ese momento, Ichan se acercó con todo la floritura de un


director de orquesta. De hecho, llevaba una chaqueta de esmoquin,
de satén rojo como la sangre y un par de mocasines que llevaba
sus iniciales en hilo de oro. Todo un dandi, al menos en su propia
mente.

— Bienvenidos, bienvenidos. Tomen una copa. Claus, ¿les


J.R. Ward The King

sirves?

Xcor dejó que sus bastardos respondieran por él y decidió


alejarse a otra habitación.

De hecho, los aristócratas se quedaban en silencio, cuando el


pasaba, abrían mucho los ojos por miedo y respeto, y esa era la
razón por la que había decidido llevar sus armas. Quería que su
persona fuera un poderoso recordatorio sobre, quien en realidad,
estaba al mando.

A medida que miraba a su alrededor, observo que la distraída


observación de Throe sobre el mobiliario era correcta. “Arte
Moderno” ahogando los espacios, llenando esquinas y paredes, el
hacinamiento de sillas, mesas y sofás era tan retorcido, que había
que preguntarse dónde un huésped podía realmente sentarse. Y la
combinación de colores estaba por todo el lugar, lo único en común,
parecían ser los brillantes colores, tonos discordantes que eran una

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afrenta a la retina.

¿Cuánto tiempo iba a esperar ella? ¿Se habría puesto un


abrigo?

Por supuesto que lo habría hecho.

¿Y si alguien le preguntaba por qué se iba? ¿Y si era


sorprendida regresando a la casa?

— ¿Xcor? —Dijo Throe en voz baja.

— Sí.

— Ya es hora. —Throe cabeceo en dirección a una biblioteca


que no tenía más que las estanterías y los libros, benditamente
había sido vaciada de muebles.

O por lo menos, la mayor parte de ella. Centrado en el medio


de la habitación, había instalada una silla que parecía un trono
grande, además de una mesa con un gran trozo de pergamino, cera
para sellar, y muchas, muchas cintas.
J.R. Ward The King

Ah, sí. El sitio del pequeño apogeo de Ichan.

Que no iba a durar.

Xcor se acercó y se puso a la entrada de la sala, mirando a


los ojos de cada miembro de la glymera ya que tenían que pasar a
su lado. Cuando no quedaba nadie por congregarse, volvió su
atención a los reunidos, sus bastardos de pie a su alrededor, de tal
manera que sus cuerpos obstruían la manera de salir de la
biblioteca.

A su espalda, la puerta principal se abrió por última vez, una


oleada de aire frío y seco, irrumpiendo como un invitado errante.
Echando un vistazo por encima del hombro, frunció el ceño.

Invitado Errante, en efecto: Rehvenge, actual leahdyre del


consejo, caminó hacia adentro como Pedro por su casa, su largo
abrigo de visón auténtico, barriendo detrás de él, un bastón de color

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rojo, que no era un paraguas, ayudándolo a su lado.

Estaba sonriéndoles, sus ojos violetas mostrándose


calculadoramente, lo que era un aviso.

— ¿Llego tarde? —Gritó. Cuando se acercó a Xcor, esos ojos


mirándolo fijamente, directo a su interior —. Odiaría perderme esto.

Quién coño lo había invitado, se preguntó Xcor. El macho


estaba claramente en el equipo del ex-rey, un topo que era más
como un jaguar en medio de ellos.

Desde el interior de la biblioteca, Ichan se volvió en un medio


ademan, ondulando un cigarrillo en una anticuada boquilla de ébano
pasada de moda, sólo para congelarse cuando vio quien había
llegado.

Rehvenge alzó su bastón a modo de saludo. — Sorpresa —


Dijo el hombre que había irrumpido entre la multitud —. Oh, ¿no me
esperaban? Estaba en la lista de invitados.

Cuando Throe dio un paso adelante, Xcor sujeto al macho y lo


J.R. Ward The King

mantuvo atrás. — No. Puede que no esté solo.

De inmediato, todas las manos de sus soldados


desaparecieron en su ropa. Al igual que la suyas.

Y sin embargo, los hermanos no aparecieron.

Así que este era un mensaje, pensó Xcor.

Ichan miró al otro lado, como si esperara que Xcor lidiara con
el intruso, pero cuando nadie del grupo de guerreros se movió, el
aristócrata se aclaró la garganta y se acercó a Rehvenge.

— Una palabra, si lo desea, —Dijo Ichan —. En privado.

Rehvenge sonrió como si ya tuviera sus colmillos en la


garganta del idiota.

— No, no en privado. No para esto.

Pagina 595
— ¡No eres bienvenido aquí!

— ¿Quieres tratar de echarme? —Rehvenge se desplazó


hacia delante sobre las caderas. — ¿Quieres probarlo y ver cómo
va? O tal vez ¿pedirle a esos matones de ahí que lo hagan por ti?

Ichan boqueaba como un pez, su bravuconería se había ido.

— No lo creo.

En cuanto Rehvenge metió la mano en su abrigo, Ichan chilló


alarmado y los aristócratas en la sala se arrinconaron como ganado
a punto de ser sacrificado.

Xcor sólo miró por encima del hombro de nuevo. La puerta


había quedado abierta, el personal se había vuelto demasiado
distraído para cerrarla o tal vez, ellos se habían levantado y
desaparecido.

Rehvenge la había dejado abierto a propósito, astuto. El


macho ya estaba planeando su salida.

— Traigo saludos de Wrath, hijo de Wrath, —Dijo el macho,


J.R. Ward The King

todavía con esa sonrisa de come-mierda en su rostro —. Y tengo un


documento que me gustaría compartir con todos ustedes.

Mientras tomaba un tubo de cartón de debajo de su brazo y


abría la tapa, los aristócratas se quedaron sin aliento, como si ellos
esperaran que una bomba se desactivara.

Y tal vez había una especie de bomba ahí.

Rehvenge desplegó un pergamino que tenía cintas rojas y


negras que colgaban de su extremo. En lugar de leer lo que se
había firmado en ella, simplemente giró la cosa alrededor.

— Creo que deberías hacer los honores —Dijo a Ichan.

— Lo que sea que tú tienes... —Las palabras se apagaron


cuando el macho se fijó en lo que se estaba mostrando ante él.
Después de un momento, dijo —. Tyhm, ¡Tyhm!

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—Sí, creo que encontrarás que todo es bonito y legal. Wrath
no está unido a ella. Se divorció de ella hace unas tres semanas, no
soy abogado, pero estoy bastante seguro de que no se puede basar
un voto de no confianza en un tema que no existe.

El alto y delgado abogado tropezó y se inclinó, como si la


proximidad ocular aumentara su comprensión de lo que ahí estaba.

Y de hecho, la expresión de su cara era toda la traducción que


requería la multitud: La incredulidad se volvió en una especie de
horror, como si un explosivo hubiera sido realmente detonado justo
en frente de él.

— ¡Esto es una falsificación! —Declaro Ichan.

— Tiene testigos apropiados y soy uno de ellos. ¿Tal vez te


gustaría que Wrath y la hermandad vengan aquí y den fe de su
validez? ¿No? Ah, y no te preocupes. No estamos esperando una
respuesta de todos ustedes. No hay nadie.

— Nos vamos ahora, —Susurró Xcor.

Si fuera Wrath, el siguiente paso sería el de atacar la casa y


J.R. Ward The King

no había suficiente cobertura en el interior, el terrible arte y los


grandes espacios abiertos ofrecían poco para su uso como
escudos.

A medida que las voces de los aristócratas se mezclaban y se


hacían más fuertes, él y sus soldados se desmaterializaron fuera
sobre el césped delantero. Preparándose para el combate, sacaron
sus armas.

Excepto que no había nadie allí.

No había hermanos. Ningún ataque. No... Nada.

El silencio era ensordecedor.

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Capítulo 55
Traductor: Manu Blanco
Corrector: Manny Rlhdn

Igual que los grandes cambios en la vida, el sol y la luna no


prestaban atención al drama en el planeta, sus ciclos infectados por
los cambios de destino de los de aquí abajo.

Era pasada medianoche cuando Wrath se despertó junto a su


Shellan en su cama de matrimonio. Su brazo rodeando su cintura y
su mano ahuecando su pecho. Por un momento se preguntó cómo
sería si nada de eso hubiera pasado. La necesidad de Beth, la
mierda del consejo, su respuesta a eso.

Quizás todo había sido una jodida pesadilla.


J.R. Ward The King

Acercándose más a ella, mantuvo su erección atrás. Iba a


dejar de hostigar sexualmente a su Leelan, al menos hasta saber si
estaba embarazada o no. ¿Y si lo estaba? bueno no estaba seguro
de lo que iba a hacer por...

Sagrada mierda, ¿De verdad estaba pensando así?

— Estas despierto. —Dijo Beth.

— ¿Cómo lo sabes? —Murmuro en su cabello.

Ella se giró en sus brazos —Solo lo sé.

Ellos yacieron allí por un largo tiempo, infiernos, deseo poder


verla con sus propios ojos. En lugar de eso siguió recorriendo sus
facciones con los dedos.

— ¿Cómo te sientes? — Pregunto.

—Victoriosa —Podía sentir la sonrisa que estaba en su rostro

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—. Dios, amo a Rehvenge. El realmente lo llevo al consejo.

Cuando no dijo nada ella suspiro. —Esto es una buena cosa


Wrath, te lo prometo.

— Sí. Lo es, —la beso en la boca y luego se alejó —. Estoy


muerto de hambre ¿Quieres comer algo?

— La verdad no. No tengo hambre, pero va a ser la hora para


la primera comida. A menos que hayamos dormido mientras
estaban en ella.

— Creo que ya paso y ustedes lo llamáis desayuno ¿No? —


Salió de la cama y camino para dejar salir a George del baño —.
Dudo que nadie más este levantado, la fiesta se alargó hasta las
cinco de la tarde.

Mientras abría la puerta fue recibido por una ola dorada con
un collar tintineante y una cola que golpeaba las jambas de la
puerta y las piernas de Wrath, una y otra vez mientras el perro
giraba, giraba, giraba y oh un estornudo.
J.R. Ward The King

— ¿Wrath?

— Hey hombre, —Dijo mientras se arrodillaba— ¿Qué pasa


grandote? ¿Quién es el grandote?

—Wrath...

— ¿Si?

— Vamos a trabajar después de comer.

— ¿Me quieres subir al caballo de nuevo? —Pregunto


mientras acariciaba la cabeza lisa del perro que estornudaba de
nuevo.

—Sí.

Se froto su propia cara —. Ducha. Comida. Luego


hablaremos.

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— Trabajaremos querrás decir.

Las buenas noticias, supuso, era que nadie iba a querer nada
de él en el baño. Y mientras se paraba bajo el chorro aun frio se
preguntó porque se negaba. Esa esposa suya iba a apretar las
cadenas hasta que estuviera de vuelta en el trono estrujando
papeles.

¿Con ese pronóstico sobre su cabeza? Iba a usar el lavabo y


el secador de mujer para secar su cabello. Al principio no estaba
seguro de lo que estaba oyendo. Pero luego sobre el sonido de la
ducha lo reconoció como arcadas.

Salió fuera de la cabina de mármol tan rápido que casi se cae


de culo en el suelo resbaladizo — ¡Beth! ¡Beth!

—Estoy bien —Dijo ella desde una esquina.

Entrando al pequeño cuarto de baño separado, uso sus


palmas para sentir alrededor y encontró su compañera de rodillas al
lado de la taza, con una mano en el cabello y la otra abrazada al
J.R. Ward The King

asiento.

— Voy por Doc. Jane

—No, no lo har...

Fue interrumpida por una serie de arcadas, y mientras


permanecía ahí parado de pie deseo ser él quien pasara por todo el
esfuerzo y las arcadas.

—Al diablo con esto —Murmuro, tropezando de camino al


teléfono de la casa.

Excepto que sonó antes de que pudiera siquiera cogerlo para


marcar la extensión de la clínica. Mierda, quizás la esposa de V
estaba leyendo mentes también.

— ¿Jane?

—Oh, no Sire, soy Fritz—

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—Oh, escucha, puedes traer...

—Wrath, detente. Estoy bien —Dijo Beth directamente detrás


de él.

Se dio la vuelta. La salud de su esposa ciertamente no


sugería ninguna emergencia médica y ese tono suyo estaba
enojado no con pánico.

— ¿A quién debo traer para usted? —Pregunto el mayordomo


atreves de la conexión

Beth cortó de nuevo. —Wrath, en serio, no molestes a la


mujer ¿Ok? No está pasando nada.

— Entonces ¿Por qué estas vomitando?

—Perdón —Dijo Fritz —. ¿Señor?

—No tu... — Murmuro Wrath —. Y o ella viene aquí o.....

—Está bien. Iré a la clínica. —Murmuro Beth —. Solo déjame


J.R. Ward The King

vestirme primero.

—Iré contigo.

—Tenía el presentimiento de que lo harías.

Suspirando se preguntó cómo infiernos iba a superar esto. Y


si estaba embarazada iba a estar asustado como la mierda por
cuanto ¿dieciocho meses? O si no lo estaba, iba a tener que
ayudarla a atravesar la decepción.

Oh Mierda, ella podía perder al pequeño también.

Esa era la tercera opción. Oh, joder, ahora sentía que tenía
que vomitar.

— Gracias Fritz, iré yo.

—Señor, solo quería decirle que habrán trabajadores en la


casa esta noche.

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— ¿Trabajadores?

— ¿Para la sala de Billar? El daño fue… bastante extenso. El


suelo necesita ser enteramente reemplazado, pero la buena noticia
es que los artesanos originales están disponibles. Los contrate para
venir y ya he coordinado las cosas con Tohr. Él lo iba a discutir con
usted.

—Han estado pasando muchas cosas.

—Pero no se preocupe Señor, tenemos las precauciones


necesarias de seguridad en el lugar. Los antecedentes de los
trabajadores han sido revisados por Vishous y los hermanos
estarán al lado para supervisar. Me temo que no hay otra opción,
asumiendo que quieran utilizar la sala de nuevo.

— Esta bien, no te preocupes por eso.

—Gracias milord.

Mientras Wrath colgaba, se concentró de nuevo en su


J.R. Ward The King

hembra, yendo al armario se metió en un par de pantalones de


cuero y una camiseta.

—Vamos —Dijo mientras le ponía el arnés a George.

— Wrath voy a estar bien —Hubo una pausa —. Oh ¡mierda!

Las pisadas de su Leelan pasaron a su lado apresurándose


al baño.

Con calma Wrath volvió al teléfono y consiguió que el


mayordomo contactara a la Doc. Jane.

Era un poco difícil discutir la visita del doctor cuando Beth no


podía despegar la cabeza de la taza. Cada vez que creía que las
náuseas se habían ido, se ponía de pie, volvía al dormitorio y dos
minutos después estaba en el mármol sobre sus rodillas
devolviendo absolutamente nada.

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—No necesito recostarme. —Refunfuño mientras
contemplaba el techo sobre la cama.

Cuando Wrath no respondió ella volteo su cabeza sobre la


almohada y disparo una mirada en su dirección. Estaba sentado a
los pies del colchón, los hombros tensos, la mandíbula trabada y el
cuerpo inmóvil como una piedra.

— Estoy bien.

— Uh-hun.

—Estos van a ser unos meses muy largos si nos vamos a


preocupar por cada pequeño detalle.

— Acabas de intentar vomitar tu hígado.

— No lo estaba haciendo

— ¿Entonces estabas trabajando con tu páncreas?

Ella cruzo sus manos sobre el techo.


J.R. Ward The King

— Puedo sentirte mirándome. —Dijo Wrath.

— Bueno, lo estoy haciendo. Esto es ridículo.

El toque en la puerta fue suave, así como el ''Hola'' del otro


lado.

—Entra. —Dijo Wrath mientras se levantaba. Extendiendo su


palma, espero a que la Doc. Jane entrara.

—Hey hola a los dos —Dijo la hembra mientras entraba y


lentamente daba una mirada alrededor de la Suite —. Querido Dios.
Mira este lugar.

—Increíble ¿No? —Dijo Beth.

— ¿Son auténticas? —Dijo Jame mientras estrechaba la


mano de Wrath —. Quiero decir ¿Los rubíes y las esmeraldas en
las paredes?

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— Si, lo son. —Wrath se encogió de hombros como si no
fueran la gran cosa —. Eran parte del tesoro en el Antiguo País,
Darius los hizo instalar aquí.

— Es un empapelado muy elegante, —Doc. Jane sonrió


mientras iba hacia Beth toda profesional —. Así que ¿Estas
enferma?

—Estoy Bien.

—No, no lo está — Interrumpió Wrath.

—Sí. Lo. Estoy.

Doc. Jane puso su boldo de medico pasado de moda al lado


de la cama y se aclaró la garganta. —Bueno podemos, quizás, solo
ver como lo llevas de todas formas. ¿Puedes decirme que paso?

Beth se encogió de hombros —Vomite.

— Como una docena de veces —Wrath intervino.


J.R. Ward The King

—No fue una docena de veces.

—Bien. Tres docenas de veces.

Doc. Jane puso las manos en alto y miro a uno y a otro.

—Uhmm… Hay algo que me gustaría hacer si está bien con


Wrath. ¿Qué tal si hablo con tu hembra de mujer a mujer? No te
estoy echando, ¿solo pienso que las cosas están mejor si ella tiene
unos segundos a solas?

Wrath puso las manos en las caderas. — Ella vomito. Casi


una docena de veces. ¿Si quiere endulzarlo? Bien. Pero esos son
los hechos.

—Está bien. Gracias por eso. Realmente lo aprecio, —La


doctora sonrió —. Hey ¿Sabes que podría ayudar? Si vas y le traes
un poco de Ginger Ale y unas Saltinas de la cocina.

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Wrath la fulmino con la mirada —Me estás dando un trabajo
para deshacerte de mí.

—Como macho emparejado creo que vas a querer cuidar de


ella. Y creo, que si ella tiene nauseas, tener esas dos cosas en su
estómago la harán sentir mejor.

— Te das cuenta de que puedo llamar a Fritz.

—Si lo sé. O puedes hacerlo tú mismo y proveer para ella.

Wrath se quedó ahí frunciendo el ceño y apretando los dientes


— ¿Sabes algo Jane? Estas pasando mucho tiempo con Rhage.

— ¿Por qué estoy manipulándote? —La sonrisa de la médica


se hizo más grande —. Quizás, pero si te vas ya, puedes estar de
vuelta mucho antes de que termine.

Wrath seguía murmurando por lo bajo mientras iba por


George y tomaba el arnés, —No tardare.

Una advertencia más que otra cosa.


J.R. Ward The King

Pero aun así se fue.

Doc. Jane espero hasta que la puerta se cerrara para poner


sus ojos en Beth —Así que déjame adivinar. Piensas que estas
embarazada.

Beth sintió caer su mandíbula —Bueno... yo...

En un tono más suave la doctora dijo —No tendrás mala


suerte, decirlo en voz alta no hará nada malo, te lo prometo. Solo
quiero saber dónde tienes la cabeza.

Beth se rodeó el estómago con los brazos, —No sé, me siento


un poco tonta. Pero estas nauseas no son como algo que haya
sentido antes, es como… no solo mi estómago, es como si todo mi
cuerpo estuviera mareado, y Layla también comenzó a vomitar tan
pronto como el aborto involuntario se detuvo.

Doc. Jane asintió —Lo hizo, pero antes de ir más lejos en las

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comparaciones quiero recordarte que cada embarazo es distinto.
Incluso en la misma mujer. Pero hay que decir, acabas de pasar por
tu necesidad así que quizás lo estas, pero también es muy
temprano para asegurarlo.

—Eso era lo que estaba pensando. Y aun así... no sé, estoy


tomando esto como alguna clase de señal, pero demonios quizás
no signifique nada.

—Te diré una cosa, qué tengas un poco de humano en la


mezcla implica que va a agregar un poco de dificultad al diagnóstico
que será difícil. Por eso quería tener una tranquila conversación
contigo, creo que sería una buena idea saber cómo y por quien
quieres ser tratada durante tu embarazo. Estaré más que feliz de
ayudarte con esto, pero no es mi especialidad. Ahora, Layla fue a
Havers.

— No puedo ir con él. Wrath querrá estar conmigo durante


cualquier eventualidad y nadie creerá que no estamos juntos si él
aparece conmigo embarazada en la clínica. Quiero decir, lo último
J.R. Ward The King

que necesitamos es que nos acusen de fraude.

— Estoy de acuerdo. Y por eso tengo una idea.

— ¿Cuál?

—Hay un gran ginecólogo en Caldwell, una mujer. Todos


solían hablar de ella en el hospital. Ella tiene una conexión con los
casos especiales y creo que Manny te puede poner en contacto con
ella, así te atiende de una forma más privada. Entre Elhena y yo en
el lado Vampiro y ella en el lado humano, con el equipamiento
adecuado, me sentiré mejor acerca de todo esto.

Beth asintió, —Si, es una gran idea.

—Genial, me pondré en ello. Mientras tanto, te hare una


evaluación general y te daré algo para las náuseas.

— Honestamente estoy bien ahora, solo me pasa cuando me

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pongo de pie.

— Esta bien, pero déjame mirar tu tensión ¿Si?

—Como quieras.

Mientras Beth extendía el brazo y tubo un momento de total y


completa incredulidad.

¿Era posible que todo ese sexo duro hubiera funcionado?

Doc. Jane deslizo el aparato de medir la tensión en su sitio e


hizo un montón de sonidos amortiguados, la presión en el brazo
haciéndola reflexionar en todos los procesos invasivos como si ella
de hecho estuviera embarazada. Exámenes de sangre.
Ultrasonidos. Chequeos. Como alguien que había sido sana toda su
vida no sabía cómo iba a comenzar a manejar todo eso.

Ya no había vuelta atrás.

Hubo una pequeña pausa mientras la Doc. Jane soltaba el


inflador y escuchaba atreves del estetoscopio —Perfecto. Déjame
tomarte el pulso —Después de un momento los dedos de la doctora
J.R. Ward The King

de retiraron de su muñeca —. Sip. Estas bien.

La Doctora dio un paso atrás y la observo.

—Me estás dando la mirada de doctor —Dijo Beth


repentinamente asustada.

—Lo siento. Es un reflejo. — Doc. Jane puso sus cosas dentro


del bolso —. Aquí está el trato. Puedo ponerme agresiva y acosarte,
pero tu pulso y presión están bien, tienes un buen color, y no estás
vomitando en este momento. ¿Y asumo que no estás sangrando
abajo?

—Nop. Para nada.

— Perfecto ¿Estás de acuerdo en gritar si algo cambia? Si, es


así me quedare al margen.

—Trato.

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Wrath atravesó la puerta con Fritz pegado a sus talones.

—Oh mi dios. —Beth boqueo al ver lo que ellos, ambos, cada


uno estaban cargando —. ¿Eso es una caja de Ginger Ale?

— Dos —Dijo su marido —. Y dejamos una en el Hall.

Doc. Jane se rio mientras se ponía de pie. —Tu esposa está


bien. Pero prometió llamarme, y estoy muy segura de que lo harás
si ella no lo hace, si algo cambia.

Wrath asintió —Puedes apostar tu trasero en eso.

Beth volteo los ojos, pero por dentro no le importaba para


nada que él se comportara tan sobre protector. Su esposo iba a
cuidar excelentemente de ella, no importaba si llevara su bebe o no.

Y eso era amor, sin lugar a dudas.


J.R. Ward The King

Pagina 608
Capítulo 56
Traductor: Zsadist Rlhdn
Corrector: Rosmerry Gutiérrez

Después de que Wrath le mostrara a Doc. Jane la salida, fue


derecho a la cama. Cuando se sentó, Beth cogió su mano y la
apretó.

―Voy a estar bien ―dijo ella.

Dios, eso esperaba. ― ¿Estás cansada?

―Sí. De repente estoy exhausta.


J.R. Ward The King

― Déjame coger una Ginger ale.

― No. No, gracias, sólo quiero descansar por un minuto o


dos. Luego pensaré en tomar algo.

― ¿Todavía tienes nauseas?

― No. Es sólo que no quiero ser… ― Su pulgar acarició


suavemente adelante y atrás sobre su palma ―. Podemos hacer
esto, Wrath. Todo ello.

Como él no quería dejar que su paranoia saliera, asintió con la


cabeza. ―Sí. Todo va a estar bien.

Excepto que en su interior, no sentía eso. En absoluto.

― Deberías ir abajo y trabajar ―murmuró, como si ya se


estuviera quedando dormida ―. Saxton se quedó terminando.
Podría ayudarte a comprobar el correo electrónico y esas cosas.

Pagina 609
Cómo si la glymera tuviera algo que decirle a él esta noche.

Cuando había ido abajo para pedirle la comida a Fritz, se


había encontrado con Rehvenge, que estaba más que feliz de
informar sobre la frustrada ceremonia de coronación de Ichan.
Hablando de sus virtudes, Rehv se había elevado como un cometa
con la victoria: Los aristócratas se habían llevado una buena
puñalada, les había cortado las piernas a la altura de la rodilla.

Pero no había ninguna razón para ser ingenuo y suponer que


no conseguirían levantar sus culos de nuevo.

Ellos simplemente buscarían otra forma de llegar a él.

Gracias a Xcor.

Hombre, si pudiera ponerle las manos encima a ese hijo de


puta.

― No puedo dormir así, ―dijo Beth ―. Contigo vigilándome.

― Quiero quedarme.
J.R. Ward The King

― No hay nada que hacer aquí. Estamos en modo de:


“sentarse y esperar” hasta que lo sepamos de una manera u otra.

― ¿Quién te va a alimentar cuando estés lista ára comer?

El tono de ella se volvió suave. ― ¿Sabes? Antes de


conocerte lo hacía muy bien.

Bueno... una mierda.

Al final, imaginó que ella necesitaba descansar más de lo que


él necesitaba hacer de niñero de una mujer. Después de dejar caer
un beso o dos en su boca, dejó que George lo condujera fuera de la
suite y bajara las escaleras.

Emergieron en el rellano del segundo piso y se detuvo. El


último lugar donde quería estar era en aquel estudio.

El sonido de los martillazos abajo llamó su atención. ¿Qué...?

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― Escaleras ― le dijo a su perro.

En cuanto George lo llevó hasta el primer piso, los ruidos se


hicieron más fuertes, pero aún estaban amortiguados y su nariz olió
el polvo de concreto en el aire. Y algo más...

―Hey ― dijo Rhage ―. ¿Qué estás haciendo?

Wrath le tendió la mano y dejó que su palma chocara con la


del Hermano. ―Nada. ¿Cómo va todo ahí dentro?

― Colocando el suelo. Tenemos algo de trabajo pesado


colocando lonas de plástico en la puerta para mantener el polvo ahí
abajo. Fritz tenía la esperanza de que la dejáramos abierta para que
pudiera limpiar todas las mañanas después de que se vayan. No
vamos a dejar que lo haga.

― Buena idea.

Al otro lado de esas láminas, las voces masculinas


bromeaban de un lado a otro contra el estrépito de los martillos
golpeando en la piedra, charla informal y claramente nacida de gran
J.R. Ward The King

familiaridad.

― ¿Cuántos obreros?

― Siete. Queremos que acaben y salgan lo más rápido


posible, estamos todos un poco nerviosos. John está aquí conmigo.

― Hey, JM ―dijo Wrath, asintiendo con la cabeza en la


dirección del olor del macho.

― Él dice “hey”, y quiere saber ¿cómo esta Beth?

― Ella está bien. Realmente bien, gracias por todo, hijo.

― Él dice: “Bien, que ha sido un placer”.

Buen chico. Convirtiéndose en un gran macho, pensó Wrath.

― Bueno quiero entrar e ir a conocerlos ― espetó sin ninguna


razón en particular.

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Hubo un largo período de silencio, durante el cual estaba
dispuesto a apostar que Rhage y John cerraban los ojos y no se
miraban entre sí.

― Bien, me alegra que estéis de acuerdo ― murmuró Wrath


mientras indicaba a George.

El perro señaló que habían llegado hasta una barrera al


detenerse, y Wrath extendió la mano, con la palma encontró una
lámina que era rígida y gruesa. Dejando caer el arnés guía, utilizó
las dos manos para tirar a un lado para que no se rasgasen las
sujeciones de arriba.

Las voces se detuvieron de inmediato.

A excepción de uno que jadeó ―Santa... mierda.

De repente hubo un estrépito, como si las herramientas


estuviese cayendo al suelo, y luego un crujido.

Como si siete machos de casi el mismo tamaño acabaran de


J.R. Ward The King

arrodillarse.

Por un momento, los ojos de Wrath se llenaron de lágrimas


detrás de sus gafas envolventes. ―Buenas noches ―dijo, tratando
de ser del todo informal ―. ¿Cómo va el trabajo?

No hubo respuesta. Y podía oler la incredulidad, era como


cebollas salteadas, no del todo desagradable.

― Mi lord, ―saludó uno en voz baja ―. Es un gran honor


estar en su presencia.

Abrió la boca para resoplar hasta que inhaló, entonces se dio


cuenta de que era verdad. Para todos y cada uno de ellos. Eran
honestos en su admiración y asombro.

Con voz ronca, dijo: ―Bienvenidos a mi casa.

Mientras John se metió debajo de la lámina y se puso detrás

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de Wrath, lo único en que podía pensar era: Ya era el jodido tiempo.

Los siete trabajadores estaban todos arrodillados sobre una


rodilla, con la cabeza gacha, los ojos moviéndose hacia arriba y
hacia abajo como si Wrath fuera el sol y no podían mirarlo por
mucho tiempo.

Entonces el rey habló, y las cuatro simples palabras que


salieron de su boca fueron transformadoras, los obreros le miraron
de una forma rara, con una especie de amor.

Wrath hizo como si estuviera mirando a su alrededor. ― Así


que, ¿cómo creen que va esto?

Los machos miraron de un lado a otro, y entonces el capataz,


el tipo que había introducido a los trabajadores uno por uno
mientras ellos estaban registrando, habló.

― Vamos a levantar el suelo. Y poner uno nuevo.

Más mirandas hacia adelante y hacia atrás, mientras Wrath se


limitó a seguir moviendo sus gafas envolventes de izquierda a
J.R. Ward The King

derecha, como si estuviera disfrutando de la vista.

― ¿Está usted...? ―El capataz se aclaró la garganta como si


estuviera dolorido ―. ¿Prefiere otro equipo?

― ¿Qué?

― ¿Hemos desagradado a nuestro señor de alguna forma


para hacerlo venir aquí?

― Dios, no. Solo tenía curiosidad. Eso es todo. No sé nada


acerca de la construcción.

El capataz miró a cada uno de sus hombres. ―Bueno, eso es


porque es indigno de usted, mi señor.

Wrath estalló en una dura risotada. ―El infierno que lo es. Es


un trabajo honesto. No hay vergüenza en eso. Entonces ¿Cuáles
son sus nombres?

Pagina 613
Los ojos del capataz se abrieron desorbitadamente, como si
esta fuera la última cosa que había esperado oír. Pero entonces se
levantó del suelo apoderándose de su cinturón de herramientas. ―
Yo soy Elph. Él es... ― hizo las presentaciones de forma rápida.

― ¿Todos ustedes tienen familias? ―preguntó Wrath.

―Tengo una hija y una pareja, ―dijo Elph ―. Aunque mi


primera shellan murió en el parto.

Wrath puso su mano sobre su corazón como si estuviera


herido por algo ― Oh, mierda. Lo siento mucho.

El capataz parpadeó ante el rey. ―Yo... Gracias, mi señor.

― ¿Cuánto tiempo hace que la perdiste?

― Doce años ―El macho se aclaró la garganta ―. Doce


años, tres meses, diecisiete días.

― ¿Cómo está tu hija?

El capataz se encogió de hombros. Luego negó con la


J.R. Ward The King

cabeza. Ella está bien.

El que estaba en la parte de atrás, que había dicho antes


santa mierda, tomó la palabra. ―Ella está paralizada. Y es un
ángel.

La mirada feroz que recibió de su superior fue inmediata,


como si el tipo no quisiese que se molestara a Wrath. ―Ella está
bien ―le cortó.

― ¿Paralizada? ―Wrath parecía pálido ―. ¿Desde su


nacimiento?

― Ah... sí. Ella resultó herida. Se asistió al parto sin ayuda.


Aparte de mí que fui una triste ayuda.

― ¿Dónde diablos estaba Havers?

― No pudimos llegar a la clínica.

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La nariz de Wrath se ensanchó. ― Me estás mintiendo.

El capataz levanto las cejas en estado de shock. ―No fue


culpa de nadie, mi señor. A excepción de la mía.

―Pensé que estabas en la construcción. ¿O fuiste a la


escuela de medicina?

―No lo hice.

―Entonces, ¿cómo fue tu culpa? ―Wrath sacudió la cabeza


con tristeza ―. Lo siento. Mira, me alegro de que tu hija
sobreviviera.

― Es mi mayor bendición, mi señor.

―No hay duda. Y sé que tú sientes la pérdida de tu


compañera como el infierno.

―Todas las noches. Todo el día. Aunque mi segunda shellan


me mantiene.

Wrath asintió como si supiera exactamente en donde estaba


J.R. Ward The King

el hombre ―Lo entiendo. Lo entiendo totalmente. Algo similar le


pasó a mi hermano, Tohr.

Hubo una larga pausa. A continuación, el capataz dijo


lentamente ―No sé qué más decir, mi señor. Aparte de que nos
haya honrado en gran medida con su presencia.

―No tienes que decir nada. Y debería dejarlos solos chicos.


Estoy ocupando su tiempo. ―Wrath levantó la mano de la daga en
un movimiento informal ―. Hasta más tarde.

Cuando la lámina de plástico cayó en su lugar detrás del rey,


los obreros seguían sin palabras.

― ¿Siempre es así? ―Preguntó el capataz aturdido.

Rhage asintió. ―Él realmente es un macho de valía.

―No pensé que fuera a ser... así.

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― ¿Así como?

―Así, accesible.

― ¿En base a qué?

―Los rumores. Dicen que es distante. Intocable. Que no se


interesa en la gente como nosotros ―El capataz se sacudió como si
no pudiera creer que había dicho eso en voz alta.

― Lo que quiero decir es…

―No, está bien. Me puedo imaginar de dónde viene eso.

―Se parece a su padre, dijo el más anciano en la parte de


atrás ―. La viva imagen.

― ¿Lo conocías? Al padre de Wrath, es decir ―preguntó


Rhage.

El anciano asintió. ― Y vi a los dos juntos una vez. Wrath el


joven tenía cinco años. Siempre estaba de pie junto a su padre
cuando el rey tenía audiencias con los plebeyos. Tuve una disputa
J.R. Ward The King

por una propiedad con mi casero que era de la glymera. El rey se


preocupó por mí por encima de ese aristócrata, ya te digo ―Un aire
de tristeza sobrepuso a toda el aura del hombre ―. Recuerdo que
cuando el rey y la reina fueron asesinados. Estábamos seguros de
que el heredero había sido sacrificado y con el tiempo cuando nos
enteramos de lo contrario... Wrath se había ido.

―Escuché que le dispararon recientemente ―dijo el capataz


a Rhage ―. ¿Es eso cierto?

― Nosotros no hablamos de ello.

El capataz se inclinó ― Por supuesto. Pido disculpas.

― Como he dicho, está todo bien, no te preocupes. Vamos,


JM, vamos a dejar a estos chicos para que trabajen ―Como John
asintió, Rhage se giró. Simplemente háganos saber si necesita
cualquier cosa.

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John siguió al hermano, pero luego hizo una pausa en la
división entre las lonas. Los trabajadores todavía estaban mirando
donde Wrath había estado y hablado entre ellos, como si estuvieran
repitiendo todo. Como si hubieran sido testigos de un
acontecimiento histórico.

Al salir, se preguntó si Wrath era consciente del efecto que


había tenido en ellos.

Probablemente no.
J.R. Ward The King

Pagina 617
Capítulo 57
Traductor: Regin Rlhdn
Corrector: Blay Rlhdn

Mientras Ahna se sentaba en su tocador, constató que ya solo quedaba una leve
reminiscencia del cansancio que había sido persistente desde su episodio. Con cada noche
que pasaba se sentía más como ella misma, su cuerpo había vuelto a la normalidad. Su
mente de nuevo era afilada.
Pero todo había cambiado.
En primer lugar, la hermandad se había trasladado a la habitación de al lado. Los
doce que la componían. Y rotaban en su servicio de manera que la puerta del espacio
privado de Wrath y ella nunca estuviera desprotegida.
J.R. Ward The King

Luego estaba la comida. Wrath se negaba a dejarla comer cualquier cosa que él o los
hermanos no hubiesen probado con antelación, seguido por un pequeño tiempo de espera.
Y luego estaba la cara de preocupación de su hellren cuando pensaba que ella no le
veía. Hablando de preocupación... ¿Dónde estaba él ahora?
― Su rey volverá muy pronto.
Ella jadeó y miró por encima de su hombro. Tohrture estaba sentado en un rincón,
“leyendo” un libro de sonetos. A decir verdad, no creía que él estuviera siguiendo la lectura
en absoluto. En lugar de eso, sus ojos iban desde las ventanas bloqueadas a la puerta, luego
a ella, para volver de nuevo a las ventanas, a la puerta y a ella otra vez. En alguna ocasión
había alterado su rutina para hablar con alguno de sus hermanos, o para probar la comida
que había sido preparada para ella.
― ¿Dónde ha ido? ―preguntó una vez más.

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― Estará de regreso pronto – la sonrisa estaba destinada a ser tranquilizadora,
pero esa sombra en su mirada definitivamente no lo era.
Ahna entrecerró los ojos. ―Él no me ha explicado nada de esto.

― Todo está bien.

― No te creo.
El hermano se limitó a sonreír en la forma que solía hacerlo, sin darle nada para
seguir adelante.
Ahna dejó su cepillo sobre el tocador y se giró por completo para mirarle de frente.
―Él piensa que he sido envenenada entonces. De lo contrario, ¿Por qué toda esta
protección? La comida, toda esa preocupación...
― Todo está bien.
Justo cuando ella levantaba las manos en señal de frustración, la puerta se abrió...
Ahna se puso en pie tan rápido que su tocador se tambaleó, dejando sus frascos y pequeñas
J.R. Ward The King

botellas caer de él. ― ¡Queridísima Virgen Escriba! ¡Wrath!


Agarrando sus faldas, corrió descalza por el suelo de madera de roble para observar
el horror que había frente a ella: Cogido entre dos hermanos, su compañero estaba lleno de
sangre por todas partes. La simple ropa que llevaba estaba manchada en su parte delantera
debido a su labio roto y su cara llena de contusiones. Sus nudillos estaban goteando sobre la
alfombra y su cabeza colgaba flácida de su cuello, como si no fuera capaz de levantarla.

― ¿Qué le habéis hecho? ― gritó mientras la puerta de la cámara era cerrada con
llave.
Antes de poder detenerse a sí misma, golpeó a los dos que estaban sosteniendo a
Wrath, pero sus puños no hacían nada en ellos mientras maniobraban con él para dejarle
sobre la plataforma de la cama.

― Ahna... Ahna, detente... ― Cuando ellos dejaron a Wrath tumbado en la cama,

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éste levantó su mano izquierda ―. Ahna... detente.
Ella quería estrechar su mano y aferrarse a él, pero parecía estar herido por todas
partes.
― ¿Quién te ha hecho esto?

― Yo les pedí que lo hicieran.


― ¿Qué?

― Me has oído bien.


Sentándose bien, se dio cuenta de que ahora también ella tenía ganas de golpearle.
La voz de Wrath sonaba tan débil que se preguntó cómo era que aún seguía consciente.

― Hay un trabajo que necesita ser hecho. Por mis propias manos. ―Wrath las
flexionó y se estremeció de dolor ―. Nadie más será suficiente.
Ahna miró a su compañero, y luego hizo lo mismo con todos los machos que había
allí reunidos. Con todos ellos, incluso los que acababan de llegar al haber oído sus gritos.
J.R. Ward The King

― Vais a explicaros ahora mismo ― ladró Ahna ―. Todos. O voy a salir de esta
habitación.
― Ahna ― la voz de Wrath era apenas inteligible y estaba teniendo problemas
para tomar aliento ―. Se razonable.
Ella se levantó y se puso las manos en las caderas. ― ¿Voy recogiendo mis cosas o
alguno de vosotros va a contarme lo que pasa?

― Ahna...
― Habla, o empiezo a recoger.
Wrath exhaló una maldición entrecortada. ― No hay ningún motivo por el que
tengas que estar preocupada.

― Cuando entras en nuestra habitación a hombros de los hermanos, con aspecto de

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haber sido arrollado por un carruaje, ¡Eso es totalmente algo que me concierne! ¡Cómo te
atreves a excluirme de esto!
Wrath levantó una mano para frotarse la cara y luego hizo una mueca cuando entro
en contacto con su piel.
― Creo que tienes la nariz rota ― dijo ella de forma monótona.

― Entre otras cosas.

― Por supuesto.
Wrath finalmente la miró. ― Te voy a ahvenge, eso es todo.
Ahna se oyó a sí misma jadear. Y entonces sus rodillas se debilitaron y se sentó de
nuevo en la plataforma de la cama. No era ingenua, sin embargo, oír la confirmación de lo
que había estado sospechando fue un shock.

― Así que es cierto. Me hicieron enfermar.

― Aye.
J.R. Ward The King

Haciendo un inventario de las lesiones de su hellren desde otro punto de vista,


sacudió la cabeza.
― No, no voy a permitirlo. Si quieres tener venganza por ello, deja a uno de estos
machos capaces hacerlo por ti.
― No.
Ella echó un vistazo al pesado escritorio tallado que estaba en el otro lado de la
habitación. El que habían traído recientemente y en el que él se sentaba felizmente por
horas, gobernando, planificando, pensando... Entonces miró su destrozado rostro.

― Wrath, tu no eres apto para los menesteres de un deber que implique violencia
― dijo con voz ronca.

― Voy a serlo.
― No. Te lo prohíbo.

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Ahora él la miró fijamente a ella. ― Nadie manda al rey.

― Excepto yo ― le contestó en voz baja ―. Y ambos lo sabemos.


En este punto, hubo una sonrisa en la sala... de respeto.
― Le hicieron lo mismo a mi padre ― dijo Wrath con voz inexpresiva ―.
Excepto que a él le envenenaron hasta el punto de su muerte.
Ahna se llevó una mano a la garganta. ― Pero no... él murió de causas naturales.

― No fue así. Y como su hijo, estoy obligado a corregir ese error, al igual que el
tuyo ― Wrath se limpió la sangre de su boca ―. Escúchame ahora, mi Ahna, y escucha
con atención esto, que es la verdad. No voy a ser castrado en esto por ti o cualquier otra
persona. El alma de mi padre me atormenta ahora, caminando por los pasillos de mi mente,
hablando conmigo. Y tú vas a hacer exactamente lo mismo si ellos finalmente tienen éxito y
consiguen ponerte en una tumba. El destino ha querido que tenga que vivir con lo primero,
no esperes a que haga lo mismo con lo segundo.
J.R. Ward The King

Ella buscó apoyo de manera urgente. ― Pero tú tienes a la hermandad, eso es lo


que ellos son, es para lo que te prestan servicio. Son tu guardia privada.
Mientras ella le imploraba a su compañero, el gran número y peso de esos machos la
apoyó... en el mejor de los sentidos.
― Mándales a ellos ― suplicó ―. Envíales a cumplir el que es su deber.
Su mano ensangrentada se extendió hacia ella, y ella pensó que buscaba estrechar
la suya. En cambio, el la dejó descansar sobre su vestido, por debajo de la blusa, sobre su
vientre.

― Estás embarazada ― dijo con voz grave ―. Puedo olerlo.


Ella también había pensado lo mismo, aunque por razones diferentes. El ojo de
Wrath que estaba funcionando encontró los suyos.

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― Así que no puedo permitir que otros hagan lo que es mi deber. Incluso si pudiera
considerar tu punto de vista de que soy demasiado débil. Nunca podría mirar a los ojos a un
hijo o una hija con la conciencia de que no tuve el coraje necesario para hacer honor a mi
linaje.

― Por favor, Wrath...

― ¿Qué clase de padre seria entonces?

― Uno que está vivo.

― ¿Por cuánto tiempo? Si no protejo lo que es mío, van a acabar quitándomelo. Y


no voy a perder a mi familia.
Superada por todo, Ahna sintió como las lágrimas caían por sus mejillas, el
recorrido de éstas haciendo arder su rostro. Dejando caer la frente sobre el diamante negro
del anillo del rey lloró. Porque en su corazón ella sabía que él tenía razón y odiaba el
mundo en el que vivían y al que dentro de un tiempo, iban a traer a un hijo.
J.R. Ward The King

Capítulo 58

Pagina 623
Traductor: Zsadist Rlhdn
Corrector: Zirita Bellamy

En el centro, en el corazón urbano de Caldwell, Xcor irrumpió


velozmente en un callejón, sus botas de combate triturando,
aguanieve salada y sucia, el aire gélido golpeando en su cara,
sirenas y gritos distantes, ofreciendo un tipo de narración a esta
batalla.

Más adelante el asesino iba tan rápido como él. Sin embargo
el bastardo no estaba tan bien armado, sobre todo después de
haber vaciado su cargador y haber vuelto a la edad de 15 años
lanzando el cargador vacío sobre Xcor.

Gran movimiento. Justo al llegar a su altura se puso a llorar


por su mamá.

Y entonces la persecución había seguido sucesivamente.

Xcor se contentó con permitir que el lesser corriera antes de


J.R. Ward The King

apuñalarlo en el lugar en el que faltaba su corazón. A condición de


que todo aquel sprint no condujera a la clase de complicación en
que se había metido en su camino la otra noche.

No tenía ningún interés en encontrar a otro humano.

Después de otro cuarto de milla o así, el asesino llegó al final


del callejón con lo cual se vio obligado asaltar cerca de 20 metros
de altura sobre la alambrada y comenzar a escalarlo con paciencia,
como si estuviese en un vídeo musical.

Por algo, el Omega les había dado una especie de súper


poderes después de su inducción.

No es que eso fuera a salvarlo.

Xcor dio tres pasos y saltando lanzó su cuerpo en el aire, su


peso volaba hacia arriba y aterrizo en la espalda del lesser, justo
antes de que el asesino alcanzara la cima de la valla. Uniéndose y

Pagina 624
tirando con fuerza, bajó al muerto viviente de la esquina, girando en
el aire, de tal manera que aterrizaron con Xcor en la parte superior.

Su guadaña gritaba que la dejara salir a jugar. Pero en lugar


de liberarla, desabrochó al pequeño primo de su cadera.

El machete tenía un mango de acero y empuñadura de goma,


y lo sentía como una extensión de su brazo mientras él lo levantaba
por encima de su hombro.

Ahora, podría terminar esto rápidamente con el objetivo en el


centro del pecho. Pero ¿dónde estaba la diversión en eso? Golpeo
en su mejilla, le arrancó un lado de la cabeza, cortando la oreja.

El grito resultante fue un tipo de música, haciendo eco en sus


oídos.

— El otro lado —gruñó, obligando la cabeza a voltear —. Hay


que igualarlo.

La hoja del machete silbó en el aire por segunda vez, la


exactitud de Xcor fue tal, que nada, salvo el apéndice carnoso fue
J.R. Ward The King

tocado. Y el dolor era suficiente para incapacitar a su presa. Bueno,


eso y el hecho de que seguramente el asesino sabía que lo que
estaba por venir iba a ser mucho peor.

El miedo tenía una manera de llevar a la parálisis.

Y el no muerto tenía razones de estar aterrorizado.

En una serie rápida de tajos, Xcor se abrió camino por el


cuerpo, golpeando la hoja profundamente en cada hombro para
cortar los tendones e incapacitar el torso, y luego siguió adelante
con la parte de atrás de las rodillas.

Sentándose, observo las contorsiones y aspiró el olor, así


como el sufrimiento: Siendo la causa del dolor, alimentando a su
bestia interior, una comida consumida por su lado maligno que sólo
lo dejó con ganas de más.

Era hora de ser un poco más invasivo. Y decidió cortar el pie

Pagina 625
izquierdo despacio. Con la mitad de la fuerza, corto una vez, dos
veces, tres veces antes de que la cuchilla cortara limpiamente. El
pie derecho estaba relajado para una persecución.

En medio del trabajo, su mente se retiró a pensamientos que


estaba seguro de hacerle aún más depravado.

No dejaba de pensar en el paso final de Wrath. Tyhm, el


abogado, había hecho una evaluación posterior del documento de
divorcio y lo considero legal pero Xcor sabía lo que había precedido.

El rey había firmado en esa línea tan pronto como ese


pergamino de censura había aterrizado sobre su escritorio.

Moviéndose hasta debajo de la rodilla, se reubicó en su


trabajo, y el ritmo de los machetazos le recordó el viejo país,
cuando había cortado madera para mantener al margen su
frustración.

La pregunta que requería respuesta era: ¿Hasta qué punto,


ese pedazo de papel era real? ¿El rey en verdad se había apartado
J.R. Ward The King

de su pareja?

Se trata de un matrimonio por amor.

Al oír la voz de su elegida en su cabeza, una oleada de poder


le alcanzó mientras se enfrentaba a los muslos del lesser. No le
retenía nada, en ese momento: Lanzó sus músculos a trabajar,
golpeando a través de la piel y los huesos, la sangre negra salpico
su rostro, y sus colmillos quedaron al descubierto.

El asesino fue arañando por la nieve hasta la acera, las uñas


rasgando en el asfalto a continuación como los gritos secos en la
garganta, más golpes a ritmo de su respiración y el ritmo cardíaco,
dejándolo casi inanimado.

Pero no quería matarlo así.

De hecho, sólo había una manera de matarlo.

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Xcor redujo al lesser a pedazos, dejando sólo la cabeza unida
al torso y charcos de sangre negra formándose debajo de los cuatro
puntos cardinales donde antes se encontraban sus extremidades.

Cuando no había nada más que cortar, Xcor se sentó sobre


sus piernas y se tomó un respiro. No era tan divertido ahora que el
asesino se había rendido. El sufrimiento seguía allí, pero no era tan
evidente.

Sin embargo, no quería que esta obra suya acabara. Al igual


que el adicto se aferra a una dosis que ya no es suficiente para sus
necesidades, sin embargo, no pudo terminar las cosas.

Cuando su teléfono comenzó a sonar decidió ignorarlo. No


quería escuchar las quejas de Ichan, el aristócrata había estado
dejando un mensaje tras otro tratando de recuperar su casi-ascenso
al trono. Y luego estaba Tyhm, también llamando.

Su pequeña cábala había fracasado, sin embargo, la mente


de Xcor aún tenía que idear la siguiente aproximación.

El levanto el machete en el aire, y luego enterró la hoja de


J.R. Ward The King

acero pulido con fuerza en el pecho vacío, inmediatamente tuvo que


volver atrás para protegerse los ojos y la cara del brillante destello
de luz y la ráfaga de calor.

Como si hubiese sido golpeado por un impacto, su teléfono


comenzó a sonar de nuevo.

— Maldita sea —Golpeando su mano en el bolsillo interior de


su abrigo, sacó el molesto dispositivo. — ¿Qué?

Se produjo una pausa. Y entonces la voz más dulce que había


oído jamás entró en su oído.

— Estoy esperando por ti.

Xcor se tambaleó a pesar de que estaba casi postrado en el


suelo. Cerró los ojos y exhaló. — Estoy en camino.

—No has venido antes, cuando lo habías dicho.

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Falso. Tan pronto como pudo desprenderse de los bastardos,
había aparecido en al arce y encontrado huellas de su Layla en la
nieve. Sin embargo, ella debió haber regresado a su lugar de
reunión ahora.

— Había cosas que no me dejaron ir. —Esa maldita reunión.


Los disturbios después —. Pero ya no es así. Tenlo por seguro.

Quería quedarse al teléfono con ella, pero termino la


conexión. Levantándose de un salto, miró hacia abajo, y reconoció
que parte de su ira había sido por perder la oportunidad de verla.

Abruptamente, maldijo. Las extremidades que había cortado


en trozos no habían sido incineradas.

Sin embargo, no iba a limpiar después de lo hecho esta


noche. Que los humanos encuentran los restos, podían disfrutar de
algo sobre lo que trabajar.

Como un fantasma en la noche, se desmaterializó en el viento


y se materializo en la base de su prado. Inmediatamente la vio, de
J.R. Ward The King

pie bajo el árbol gigante, su rostro pálido brillando a la luz de la


luna.

Con rapidez, trató de desmaterializarse hacia ella, demasiado


impaciente para superar la distancia a pie. Pero su mente estaba
demasiado confusa para concentrarse suficientemente.

Tuvo que cruzar la distancia física, comenzó a caminar, pero


pronto empezó a trotar y luego a correr a toda máquina.

Ella era la única meta que importaba en ese momento, y al


llegar frente a ella, estaba sin respiración. Fuera de su mente.

En el amor.

Layla se llevó una mano a la nariz.

Cuando llegó Xcor ante ella, el olor que se arremolinaba a su


alrededor era vil, tan dulzón que se atragantó. Y él observó su

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reacción inmediata, escondió sus manos ensangrentadas en la
espalda, y camino de modo que no quedara a favor del viento de
ella.

—Perdóname, —dijo con voz ronca —. Pero estaba en el


campo.

Como no había nada que llevara el olor de la sangre de su


especie, suspiró con alivio —. ¿Nuestro enemigo?

— Si.

— Entonces es correcto y apropiado.

Cuando se encendieron sus ojos, ella negó con la cabeza. —


No tengo ningún problema con la defensa de nuestra raza.

— Eso es refrescante.

Ella trató de imaginarlo luchando y se encontró pensando que


no era difícil en lo más mínimo. Con su grueso cuello y los hombros
gigantescos, fue de hecho criado para la violencia. Y sin embargo,
incluso con el hedor de asesinos sobre su persona, ella no tenía
J.R. Ward The King

miedo.

— Esperé en la nieve por ti —susurró.

— Me preocupaba que lo hubieras hecho.

— Está hecho. El consejo acerca de Wrath, es decir.

Él entrecerró los ojos. — Así que ¿es por eso que has venido
hasta aquí? ¿Para presumir?

— No, no en absoluto. Simplemente estoy esperando...

Cuando ella no terminó, se cruzó de brazos, haciendo ver más


grande que nunca su pecho. — Explícate.

— Tú sabes exactamente de que hablo.

— Deseo escuchar las palabras.

— Deja a Wrath en paz.

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Xcor se separó de ella, caminando hacia atrás y adelante. —
Respóndeme algo.

— Lo que sea.

— Esa no es una respuesta segura para ti, Elegida —Miró por


encima, sus ojos brillando en la oscuridad —. De hecho, esta
reunión no es segura para ti.

— No me harás daño.

— Estas poniendo tu fe en un monstruo.

— No eres un monstruo. Si lo fueras, me habrías matado


aquella noche en el coche.

— Mi pregunta es la siguiente —él la evadió —. ¿Acaso Wrath


realmente ha abandonado a su hembra? Y puedes tratar de
mentirme, pero voy a saber la verdad.

Tal vez no, pensó Layla. Por eso había practicado su


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respuesta a esa pregunta. Durante horas.

Manteniendo el contacto con sus ojos, ella dijo sin ningún


cambio de afecto: — Sí, lo hizo. El anuncio lo precedió, pero es
cierto. Él ha dejado a su único amor para conservar lo que tú te
esfuerzas por robarle.

Horas delante del espejo. Se había sentado en su cuarto de


baño, en el pequeño banco acolchado, bajo el resplandor de tantas
luces como pudo encender, repitiendo esas palabras una y otra vez.
Hasta que fue rutina, hasta que su significado se perdió y se
convirtieron sólo en sílabas. Hasta que ella pudo decir la mentira sin
vacilación o tropiezo.

Y sabía que el decir la verdad a medias siempre daba más


credibilidad.

— Tal sacrificio —murmuró.

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Él tampoco revelaba nada.

Hubo un largo, largo silencio, lleno solo por los latidos de su


corazón.

— Deja esa búsqueda impía atrás —dijo ella —. Por favor.

— ¿Y qué hay de tu oferta anterior? ¿Sigue en pie?

Ella tragó saliva. En muchos niveles, no se podía imaginar


teniendo relaciones sexuales con él. Era un enemigo seguro como
lo era la sociedad Lesser, y tenía, de hecho, un lado que era
monstruoso. Por otra parte, nunca se había imaginado ofreciendo
su cuerpo a cambio de algo.

Y no era ingenua. Sí, había sentido una atracción hacia él


cuando se había acercado a ella y la encontró en el coche. Pero se
trataba de un acuerdo de proporciones del tipo empresarial.

Layla alzo la barbilla. — Sí. Lo haré.

—Y si estoy de acuerdo con tus términos, ¿tendría que


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esperar al nacimiento del bebe? O podría tomarte de inmediato.

En ese momento, el aroma del aire cambió, una especia


oscura quemaba y superaba el hedor que la había enfermado.

Sus manos fueron a su vientre, un terror repentino se apodero


de ella. ¿Y si ponía en peligro el pequeño que crecía dentro de ella?
Excepto que la elegida había continuado las relaciones con el
Prímale anterior, sin ningún efecto perjudicial.

— Me puedes tener cuando lo desees —dijo finamente.

— ¿Qué pasaría si quisiera esto aquí y ahora? En el frío. De


pie, con la ropa puesta.

Su corazón tronó, creciendo en el pecho apretado al


reconocer su excitación, sin embargo, ella se mantuvo firme, tenía
la seguridad de tener algo que él quería y con eso en cuenta, había
una posibilidad de que Wrath y Beth y cualquier posible hijo estarían

Pagina 631
a salvo.

— Haría lo que me pidieras —se oyó decir.

— Todo esto es por tu rey.

— Sí. Por él.

Xcor sonrió, pero era sin calor o humor. — Voy a considerar


tus términos. Ven a verme aquí mañana, a medianoche y te daré mi
respuesta.

— Pensé que era por eso que me llamaste aquí esta noche.

— He cambiado de opinión.

Ella esperaba que él se desmaterializara. En lugar de ello, le


dio la espalda y deshizo el camino por el que había llegado, sus
grandes pasos creando distancia entre ellos.

Cerrando los ojos, ella…

— ¿Qué le dijiste? — Una voz masculina exigió a sus


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espaldas.

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Capítulo 59
Traductor: Mafe Ramírez
Corrector: Rosmerry Gutiérrez

Trez decidió que ya era suficiente de estupideces.

Mientras se desmaterializa de nuevo hasta el campamento de


Rehv, estaba dispuesto a ser honesto, hablar y poner las cosas en
orden con su elegida. Él y Selena le habían dado vueltas a esto por
mucho tiempo, y ahora que tenía un respiro, y mientras durara,
necesitaba hacer de la situación con la hembra su prioridad.

Junto con los apetitos de s'Ex, por supuesto.

Mierda. Aparentemente el verdugo estuvo utilizando a las


chicas con tanta fuerza que no habían podido trabajar esa noche.
Tres de ellas le habían escrito mensajes de texto, la buena noticia
fue, al menos, que no parecían lamentar la maldita cosa: cada una
de ellas preguntaron si podían volver a ver al verdugo.
J.R. Ward The King

A este ritmo le terminarían pagándole a él por ver al hijo de


puta. Demonios, ni siquiera le habían pedido el dinero por su
trabajo.

Reformándose en su lugar habitual, del lado de la casa donde


estaba el lago, sintió alivio de ver la luz prendida solo en la
habitación de ella, y en ningún otro lado. Gracias a Dios. Se
introdujo en la casa por la puerta trasera de la cocina, no la llamó,
no hizo ningún sonido. En cambio atravesó la casa vacía como si
fuera un fantasma, dando vuelta en la base de la escalera, comenzó
a ascender sin que se oyera ninguno de sus pasos.

En el piso superior se dirigió a la izquierda, y cuando llegó a la


puerta parcialmente cerrada, sintió como la presión en su pecho
aumentó.

— ¿Selena…? —Su olor estaba en el aire, así que sabía que


estaba allí.

Pagina 633
— ¿Selena? —Abrió un poco más la puerta, y fue cuando oyó
el sonido del agua corriendo.

Tuvo que agachar la cabeza para pasar por la puerta baja, y


en cuanto cruzó de nuevo a la izquierda, captó la humedad en el
ambiente y el calor.

Oh…Dios.

La encontró en la bañera. La cabeza hacia atrás en una toalla,


su cuerpo estirado en una piscina profunda de agua clara, las
manos apoyadas en los lados de la antigua bañera de porcelana.

— Podría haberme levantado, — dijo sin molestarse en abrir


los ojos —. Pero quería que me vieras desnuda.

Trez se aclaró la garganta tosiendo, como si alguien lo


hubiera golpeado en el plexo solar — Ah ¿podemos hablar?

— Creo que debemos. —Ella levanto sus párpados y lo miró


—. ¿O hay algo más?
J.R. Ward The King

Sin más, ella movió sus piernas, el agua ondulando sobre su


increíble cuerpo, sus curvas amplificándose con el movimiento, sus
pezones lamidos por el agua, para luego exponerlos húmedos al
aire.

— Hay más —Dijo con voz ronca, deslizando su lengua por


sus labios.

—Entonces sin falta, trae una silla, a menos que quieras unirte
a mí.

Maldito infierno. —¿Hay alguna manera en que te puedas


levantar, salir de allí y vestirte?

— Si quieres hacerlo por ti mismo. De cualquier forma,


complace tus impulsos.

Por supuesto, porque tener sus manos sobre su cuerpo


desnudo iba a ser de gran ayuda.

Pagina 634
Maldiciendo entre dientes, Trez fue y cogió una silla, porque al
final, tenía miedo de que si se quedaba de pie, iba tropezar y caer
sobre ella. Literalmente.

En cuanto se sentó puso su cara entre sus manos y se frotó


rudamente y todo lo que pudo hacer fue permanecer así.

El agua tintineó como si ella se estuviera sentando. — ¿Trez


te encuentras bien?

— No.

Hubo tantas veces en su vida en que había sentido que caía


por un acantilado, cuando las cosas que había hecho o le habían
hecho a él, habían dado la vuelta para morderle el culo. Pero
ninguno como este.

— ¿Trez? —Cuando él no respondió, ella dijo —. Me estas


asustando.

— Yo soy… — maldito genio, por donde comenzar —.


J.R. Ward The King

Selena, realmente lo siento.

— ¿Por qué? —la tensión era palpable en su voz —. ¿Por


qué te estás disculpando?

La vergüenza le hacía un nudo tan fuerte en la garganta, que


apenas podía meter aire en sus pulmones. —Necesito ser honesto
contigo, cien por ciento honesto.

— Pensé que lo habías sido.

Lo único que podía hacer, era sacudir su cabeza. — Mira,


sabes que he tenido…extensas relaciones con los humanos.

— Eso fue exactamente lo que me dijiste anteriormente —


Dijo ella.

Más sacudidas de cabeza. —Mi negocio…es un club, ¿sabes


lo qué es?

Pagina 635
— ¿Rugby? ¿Baseball?

—Un club nocturno. Donde la gente va a tomar, escuchar


música. — Jesucristo —. Y a hacer otras cosas.

— ¿Sí?

Él dejó caer sus manos. Ella se había sentado y sus pezones


rosados estaban justo en el borde del agua, la superficie caliente
lamiéndolos una vez más, no es como si ella pareciera darse
cuenta.

— ¿Te importaría salir y ponerte una túnica? —le preguntó.

— No tengo nada de lo que avergonzarme.

Malditamente de acuerdo con eso. —Lo sé. Simplemente me


es difícil concentrarme.

— Tal vez quiero que luches.

De acuerdo, bien, ¿no se suponía que las vírgenes fueran tan


tentadoras? Por otra parte, tal vez ella no quería seguir siéndolo, él
J.R. Ward The King

se ocuparía de ello.

Mierda. —Misión cumplida —murmuró.

— Me estabas hablando de tu trabajo.

Él centró la mirada en el suelo. Eran azulejos blancos y


sencillos, antiguos y bien lavados, el tipo de cosas que consiguen
parecer frescos, incluso con sus grietas y desgastes ocasionales.

— ¿Trez? — por el rabillo del ojo observó como sacaba su pie


fuera del agua caliente para refrescarlo. — ¿Qué decías?

Solo hazlo98.

Grandioso la vida se resumía a un comercial de Nike.

— Yo trafico con mujeres. ¿Entiendes lo que significa?

Ella frunció el ceño. — ¿Las llevas a las calles?

Pagina 636
— Yo las vendo. Sus cuerpos. A hombres usualmente.

Silencio.

Él la vio a los ojos. — Me pagan por ello, las vendo.


¿Entiendes?

Luego de un momento sus hermosas manos se retiraron de


los lados de la bañera y se cruzaron sobre su pecho.

Exactamente, pensó él.

— Y eso no es lo peor de todo.

Hubo una pausa muy larga. Y luego ella dijo — Creo me


gustaría vestirme.

Él se puso de pie y se dirigió a la puerta. — Sí, eso pensé.

98
Hace referencia al eslogan de Nike: Just do it
J.R. Ward The King

Afuera, en el campo cubierto de nieve, Layla se dio la vuelta.


Estaba a punto de gritar cuando reconoció el macho que salió de
detrás del gran árbol. El macho que había sido herido y traído al
centro de formación de la hermandad. El que no había tratado de
aclararle, cuando ella pensó que pertenecía a los hermanos.

Aquel que la había llevado a ayudar a Xcor aquella noche


hace tanto tiempo.

— Lo siento, — dijo, haciendo una profunda reverencia, con


sus ojos fijas en ella —. Esto difícilmente es un buen saludo.

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Ella había estado a punto de hacer una reverencia, cuando
recordó que él no la merecía, él, al igual que Xcor, estaba en el
bando contrario.

— Luce usted extraordinariamente bien en una noche tan fría


—Murmuró él.

Su acento no era como el de Xcor, pronunciaba cada palabra


perfectamente bien. Su voz bien modulada en lugar de ser brusca.
Pero ella no se dejó engañar. Él ya la había utilizado como una
herramienta una vez.

No había duda de que lo volvería a hacer.

—¿Así que, qué conversación tuviste con él? —le pregunto


mientras estrechaba sus ojos.

Layla estrecho sus pesadas ropas sobre su cuerpo. —Creo


que si quiere saberlo, debe preguntárselo usted mismo. Si me
disculpa, me retiro.

La mano que agarro su brazo era como de granito. Y su


J.R. Ward The King

hermoso rostro se había oscurecido hasta volverse amenazante. —


No, no lo creo. Quiero que me digas lo que estabas discutiendo con
él.

Elevando su mentón, observó al soldado directo a los ojos. —


Quería saber si era real.

Él bajo cejas, su agarre se aflojó un poco. — ¿Cómo dice?

—El anuncio de divorcio. Quería saber si Wrath de hecho


había renunciado a su reina y yo le aseguré que era verdad.

El soldado dejó caer su presa. —Asumiendo que sea verdad.

—Asumiendo que lo sea o no, no se puede cambiar la


verdad. Usted lo confirmará en otros lugares, estoy segura.

Probablemente no, en realidad, dada la falta de contacto que


la familia tenía con el resto de la raza. Pero a lo mejor este hombre

Pagina 638
no lo sabía.

— ¿Entonces el rey ha despreciado su emparejamiento?

— Por el contrario, su amor es obvio para todos, él está


verdaderamente vinculado. —Layla se obligó a encogerse de
hombros de forma casual —. Le repito, usted escuchará esto de
nuevo a través de otros, estoy segura.

Throe sacudió su cabeza. —Entonces no pudo haberla dejado


ir.

— Tal vez debería considerar esto con respecto a cualquier


ambición que tenga por el trono —Ella dio un furtivo paso atrás —.
Un hombre que está dispuesto a separarse de su pareja vinculada,
es capaz de hacer cualquier cosa por mantener lo que otros quieren
arrebatarle. El enemigo que usted trata de perjudicar no se verá
afectado. Y ellos irán tras todos ustedes. Le doy mi palabra.

— Que cosa tan pequeña y feroz eres en verdad.

— Una vez más le digo, que esto es algo que usted puede
J.R. Ward The King

comprobar por sí mismo. Lo haga o no, en verdad no me molesta.

Cuando la dejó dar otro paso atrás pensó que tenía una
buena posibilidad de escapar.

— Había algo más. —Dijo él.

— Usted no estaba allí para saberlo.

— No.

— ¿Entonces por qué no se desmaterializó?

Ella frunció el ceño. Se dio cuenta que no lo había


considerado. —Tendrá que preguntárselo a él.

— No de esta manera. —Los ojos del soldado recorrieron su


cuerpo —. Y creo que lo puedo adivinar. Ten cuidado elegida. Él
no es quien crees que es. Es capaz de traiciones que una mujer
como tú ni siquiera puede imaginar.

Pagina 639
— Si me disculpa, voy a retirarme ahora —Hizo una
reverencia y luego luchó para concentrarse, concentrarse,
concentrarse.

— Ten cuidado.

Esas palabras la perseguían cuando desapareció en la


pradera y encontraba su camino de vuelta a la entrada de la
mansión.

Mientras contemplaba la pesada puerta, un escalofrío la


recorrió. Ese luchador le pareció más aterrador que Xcor por sí
mismo: él nunca le haría daño. No sabía cómo estaba tan segura de
eso, era como el latido de su corazón, algo que podía sentir en el
centro de su pecho.

Este otro macho, no era igual. En lo absoluto.

Cerrando los ojos, pensó que odiaba esto entre ella y Xcor.
¿Qué iba a hacer con todas las horas que había antes de mañana a
J.R. Ward The King

medianoche, y por qué la hacía esperar?

Se dio cuenta de que ya sabía cuál iba a ser su respuesta.

Pagina 640
Capítulo 60
Traductor: Luisa Camargo
Corrector: Pilar Ocampo

Selena se puso su atavió de nuevo.

Ropa interior y todo. A pesar del hecho que sus manos


estaban temblaban tanto que apenas podía anudarlos.

Cuando por fin salió del dormitorio, se encontró a Trez


sentado en una silla con el respaldo recto delante de la mesa que
ella a veces utilizaba para escribir su diario de notas. De hecho, se
alegraba de haber cerrado su diario encuadernado en piel, después
de haber terminado con el último escrito noche.

Era todo sobre él, por supuesto.

Y tenía el presentimiento que seguiría siendo así.

Él la miró, sus ojos oscuros destellando por un momento. ―


J.R. Ward The King

¿Estás lista para hacer esto ahora?

Queridísima Virgen Escriba, de todas las cosas que pensó


que le diría… esa no era una de ellas.

― ¿Cómo puedes... venderlas? ―Dijo ella bruscamente.

Él suspiró. ―Ellas quieren el dinero. Yo hago que


suceda. Hago que estén seguras.

―Y ellos... te pagan por eso también.

―Si.

Ella tuvo que sentarse antes de que cayera y se fue a la cama


antes de pensarlo. No, no en la cama. En lugar de ello, optó por el
sofá de dos plazas que estaba en frente de
la chimenea. Sentándose en el, metió sus pies debajo de su trasero
y se aseguró que el velo cubriera toda su piel.

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― ¿Hace cuánto? ―Se oyó preguntar.

―Años. Décadas. Primero fui supervisor. Ahora soy el jefe.

―No me puedo imaginar... eso.

Se frotó las sienes. ―Sé que no puedes.

Abruptamente, Selena se vio luchando por mantenerse


quieta. Su brújula interior giraba alrededor tan rápido, que apenas
podía formar una oración. ― ¿Sabes qué? Sólo dime todo. En este
momento, mi cabeza está maquinando todo tipo cosas de horribles
y…
―La peor parte es que he estado con un par de miles de
mujeres. Fácil.

Al principio, ella pensó: No, no podía haber oído bien. Pero la


ola de frío que pasó dentro de ella sugirió que en realidad, había
oído correctamente.

―Mil ―dijo ella con voz débil.


J.R. Ward The King

―Esa es una estimación conservadora. Podría estar cerca de


diez mil, es decir. Mierda, tal vez incluso más.

Selena parpadeó. Bueno, cuando había dicho antes que tuvo


relaciones con muchas mujeres había pensado un par de docenas
como mucho. ¿Pero los números de los que
estaba hablando? Incluso para los estándares ehros, eran
insondables.

Ella trataba de imaginar todos los diferentes escenarios que él


pudo tener ― ¿Algunas de esas mujeres son...?

―Si. Durante mucho tiempo, no vendería una prostituta hasta


que no hubiera estado con ella.

Una ola de náuseas atravesó su intestino, todo lo que Selena


podía hacer era mirarlo.
―Tienes razón ―se oyó decir―. No te conozco.

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―Dios, Selena, estoy tan jodido, lo siento. Nunca debería
haber estado contigo. No porque no quisiera, sino porque yo...
Bueno, sí, porque sabía que esta iba a ser la reacción que tendrías
si te decía la verdad. Y, de hecho, ayer por la noche, vine aquí para
tratar de explicarte, pero entonces yo solo...

Ella puso su rostro entre sus manos, las imágenes de él


besándola, acariciándola, obligándola a correrse, embistiéndola.
―Creo que me estoy enfermando.

―No te culpo ―dijo con tristeza.

Y sin embargo, no había ninguna razón para negar la realidad


como una manera de recuperar la virtud que había perdido de
buena gana. ―Te seduje ―Ella dejó caer las manos―. Obtuve lo
que pedí.

―No, esto es por mí.

―Sólo déjalo.
J.R. Ward The King

―Está bien. Lo siento.

Así era ella. Porque la triste verdad era que había disfrutado
estar con él. De hecho, mientras estaba sucediendo, se sentía en
una especie de paraíso. Desafortunadamente, esa ilusión fue tan
transitoria como el acto, y ahora que todo había terminado. El
placer era como si nunca hubiera existido.

―Selena, sea lo que sea que estés pensando, me lo puedes


decir.
―Ojalá hubiera nacido en otra vida ―espetó―. Me hubiera
gustado enamorarme de un hombre soltero y encontrar un lugar
humilde en el mundo con él. No creo que me hubiera gustado nada
de esto, no importa lo poco que tuviéramos.

―Eso todavía lo puedes tener ―Su voz estaba


completamente plana―. Eso puede suceder, cualquier hombre te
querría.
Ah, sí, pero sólo había una persona que ella quería. E incluso

Pagina 643
si Trez hubiera sido un santo, que no era claramente, estaba sin
tiempo.
―Está bien ―Ella luchó para guardar las lágrimas y tuvo
éxito. Después de todo, pronto estaría sola. ―Es lo que es. He
aprendido hace mucho tiempo, a no negociar con el destino.

Se quedaron en silencio durante un tiempo.

―No quiero, eso ―dijo él entre dientes―, No sé por qué me


siento como si tuviera que decir eso, pero lo hago.

― ¿Qué te vayas a emparejar? Sí, ya has dicho eso antes.


―De repente, se quedó mirándolo como si pudiera ver atreves de
él, notando su cabeza baja, su aura de tristeza―. Irónico, pero no
somos tan diferentes, tú y yo.

A medida que sus ojos se dirigieron a los de ella, ella se


encogió de hombros. ―Tampoco he tenido nada que ver en
mi destino. La tragedia es que algunas cosas nos siguen como
sombras que van con nosotros dondequiera que vayamos.

―Si. Sólo que nunca me preocupaba por eso. Hasta que te


J.R. Ward The King

conocí.

Pensó en el Santuario de cementerio, en sus hermanas que


había sido relegadas a una vida más corta, y tuvieron que esperar a
morir en una prisión de su propio cuerpo. Entonces recordó la
sensación que se movía dentro de ella, el calor líquido que fluía a
lo largo de sus músculos y huesos.

― ¿Te gustaban? ―Preguntó.

― ¿Quién? ¡Oh, las mujeres! no. Nunca. En


absoluto. Demonios, la mitad del tiempo realmente no disfrutaba.

―Él movió el cuello cuando los músculos de sus hombros se


fueron endureciendo de nuevo ―. Realmente no sé qué carajo
estaba pensando. Estaba fuera de control y sólo tratando de salir de
mi propia mente. El problema es, que todas esas mujeres están
ahora en mi interior.

Pagina 644
― ¿Dentro…?

―Mi gente cree que puedes envenenarte si estas... si estas


con mujeres como yo lo hice. Y estoy envenenándome a mí
mismo. Me ha devorado hasta no hay nada aquí.

Cuando él tocó el centro de su pecho, se dio cuenta de que


estaba, de hecho, hueco, la luz se había ido de sus ojos, la carente
animación de su cuerpo, su aura disipada como si nunca hubiera
existido.

Abrumada por su tristeza, ella sacudió cabeza. ―Te has


equivocado.

― ¿Sobre qué?

Tan vacío, él estaba... vacío hasta su alma. ―Lo que ahora


veo... es la peor parte de todo esto.
J.R. Ward The King

Assail se situó a orillas del Hudson, de nuevo vestido de negro


con un antifaz negro sobre su rostro. Detrás de él, Ehric estaba en
silencio y firme, el usando el mismo conjunto que su primo.

Ambos tenían armas de fuego en sus manos.

―Llegan tarde ―dijo su primo.

―Sí ―dijo Assail―. Démosle cinco minutos. Ni uno más.

A la izquierda, a unos cuatro metros en la línea de árboles, su


Range Rover a prueba de balas estaba estacionado cerca al río,
Evale estaba en el asiento del conductor con el motor en marcha.

Pagina 645
Assail levantó la vista hacia el cielo nocturno.

A raíz de una tormenta de nieve, la luna tenía algunas nubes


perezosas a la deriva sobre su rostro, y esperaba que se quedaran
dónde estaban. Más luz de la necesaria, aunque el sitio era por lo
demás bastante discreto: retirado, en un recodo de la costa, con el
bosque que llegaba casi hasta la orilla congelada del río. Además,
era un terreno lleno de baches, con un solo carril, incluso el SUV
había tenido problemas con la tracción.

―Estoy preocupado por ti.

Assail miró por encima del hombro. ―Disculpa ¿Cómo dices?

―No estas durmiendo.

―No estoy cansado.

―Le estas dando mucho a la coca.

Assail se dio la vuelta y oró para que luciera relajado. ―No te


preocupes, primo.
J.R. Ward The King

― ¿Sabes si llegaron a su destino?

Había pasado tanto tiempo desde que Ehric había preguntado


por alguien, que Assail tuvo que mirar alrededor una vez más. Y, en
efecto, su instinto primario quería zanjar el asunto, sin embargo, la
verdadera preocupación en su dura cara lo detuvo.

Siguió viendo el terreno, el agua helada. ―No, no lo creo.

― ¿Quieres llamarla?

―No.

―Ni siquiera para asegurarte de que están seguras.

―Ella no quiere eso ―Y los porqués de esa espera en el


Hudson eran la prueba solida de su decisión de dejarlo―. Es una
ruptura limpia.

Pagina 646
Incluso él escuchó el vacío en su voz.

Dios, deseó como el infierno nunca haber conocido a esa


mujer.
El sonido era en un principio indistinguible de los ruidos
nocturnos del ambiente, pero el zumbido se convirtió
rápidamente en algo distinto: desde la izquierda, se anunció que tal
vez su espera había terminado.

El barco de pesca que navegaba desde la esquina era tan


bajo que parecía que flotaba como una hoja en el río y casi tan
silenciosa. Según lo acordado, había tres hombres en ella, todo
ellos vestidos con ropa oscura, y cada uno tenía una línea negra en
la parte baja de sus ojos, como si no fuera nada más que
navegantes de agua abierta buscando comida. Uno de ellos se
detuvo en la proa.

― ¿Atraparon algo? ―Assail preguntó.

―Tres truchas.
J.R. Ward The King

―Tuve dos ayer por la noche.

―Quiero una más.

Assail asintió, guardando su arma y dando un paso


adelante. A partir de ese momento, todo fue en silencio y con
velocidad: una lona se levantó y cuatro bolsas cambiaron de manos,
moviéndose desde el barco hasta él y luego a Ehric que se las
colgaba a los hombros. A cambio, pasó Assail más de un maletín de
metal negro.

El más alto de los hombres digito el código que le había dado,


haciendo abrir la tapa, inspeccionado el diseño de fajos de billetes,
y asintió con la cabeza.

Hubo un rápido apretón de manos y entonces Assail y Ehric


se retiraron hacia los árboles. Los bolsos iban con Ehric en la parte
de atrás y Assail en el asiento del pasajero.

Pagina 647
Mientras se iban golpeando el camino lleno de baches, las
ventanas estaban blindadas para captar los sonidos u olores.

No había nada.

Al salir a la carretera, se detuvieron y esperaron, mientras que


todavía estaban escondidos entre los árboles. Sin coches yendo o
viniendo. La costa, como se decía, estaba clara.
A la orden de Assail, el gas fue golpeado y se metieron en la
calle.
Con quinientos mil dólares en cocaína y heroína.

Hasta ahora, todo bien.

Después de la extraer de todo desde los teléfonos de


Benloise, había peinado los números y los textos-
particularmente los internacionales. Había encontrado
dos contactos en América del Sur con quien parecía había una gran
cantidad de comunicación, y cuando había llamado desde el
teléfono de Ricardo, había sido enviado en una red de conexiones
seguras, una número de clics que se producen antes de una timbre
adecuado empezara.
J.R. Ward The King

No hace falta decir, que no había habido una buena cantidad


de sorpresas después que Assail se presentó y explicó el propósito
de su llamada. Benloise, sin embargo, informó a sus compatriotas
del nuevo cliente por lo que no fue una sorpresa para ellos que el
que una vez había sido el mayorista se había vuelto superfluo y
había sido eliminado.

Assail les había ofrecido un acuerdo para iniciar una relación


con el pie derecho: Un millón en efectivo por medio millón
en producto como gesto de buena fe.

Las sociedades tenían que ser cultivada, después de todo. Y


él había aprobado a los hombres enviados para hacer la
transacción. Eran un paso claro frente a los matones de la calle de
Benloise, totalmente profesionales.

Ahora él y sus primos simplemente tenían que repartir el


producto para vender en las calles, y conectar con

Pagina 648
la Forelesser para distribuirlo. Y el negocio podría reanudarse como
si Benloise nunca hubiera existido.

Perfectamente arreglado.

―Esto ha ido bien ―dijo Ehric ya llegado a la carretera que


los llevaría a la casa de Assail.

―Sí.

A medida que avanzaban, miró por la ventana, los árboles


pasar. Las casas. Esa cabaña de caza.

Tendría que haber estado más contentos. Esto iba, después


de todo, a abrir un enorme potencial de ingresos. Y él amaba el
dinero y todo su poder. En verdad, lo hacía.

En cambio, la única cosa en su mente era preocuparse sobre


donde estaba su mujer, en verdad si sabía, de camino a Miami en
una sola pieza con su abuela. Y no había nada que pudiera hacer al
respecto.
J.R. Ward The King

Ella se había ido. Para siempre.

Pagina 649
Capitulo 61
Traductor: Mafe Ramirez
Corretor: Macarena Suarez

En cuanto Beth despertó lo primero que quiso hacer fue


hacerse un scanner corporal, para ver porque tenía tanta urgencia
de ir al baño. Cuando se dio cuenta de que eso no-iba-a-ser-ahora,
se obligó a sentarse y a deslizar sus piernas hacia el suelo.
¿Cuánto tiempo había dormido? Las persianas estaban arriba, así
que todavía era de noche. Pero Dios, se sentía como si hubiera
estado dormida por días. Miró la parte baja de si misma y colocó las
manos sobre su vientre, mierda, no recordaba haberse tragado un
balón de baloncesto. Bajo las palmas de sus manos su estomago
se sentía hinchado y duro, y sobresalía de tal manera, que dudaba
que pudiera ponerse pantalones.

Su primer instinto fue tomar el teléfono y llamar a Doc. Jane,


pero se calmo, hizo retroceder al pánico y se paró sobre sus pies.
J.R. Ward The King

―Me siento bien. ―Murmuró ―. Nos sentimos muy bien.


―Mientras se acercaba al armario se sentía como una bomba a
punto de estallar. Y Dios, como lo odiaba; no se había dado cuenta,
de como daba por sentado su estado saludable, hasta que
deliberadamente ella misma complico su salud.

Sin ninguna razón aparente el rubí Saturnino se deslizó fuera


de su dedo. Al mirar hacia abajo vio como el anillo rebotaba en la
alfombra, frunció el ceño y se inclinó para recogerlo. Ella y Wrath
habían intercambiado los anillos por conveniencia, porque ambos
estaban luchando con cosas que no encajaban en su vida, y los
símbolos de su matrimonio tenían significado, sin importar que
mano los usara.

O a quien se le cayera, como en este caso. ― ¿Qué


demonios? ―suspiró. En cuanto quiso colocarse el anillo de nuevo,
se dio cuenta que sus dedos estaban esqueléticos, la piel estirada

Pagina 650
sobre los nudillos y las palmas hundidas. Su corazón comenzó a
martillear, se apresuró al espejo del baño y encendió la luz.

Beth se quedó sin aliento, en el reflejo que le respondía el


espejo, estaba todo mal, todo malditamente mal. Durante la noche,
literalmente, su rostro se había vaciado, toda la grasa se había ido
de sus mejillas y sienes, la barbilla afilada como un cuchillo, los
tendones de su cuello destacándose evidentemente.

El miedo se clavó en su pecho. Especialmente cuando levantó


el brazo y tiró de la piel de sus tríceps. Suelta. Completamente
suelta. Era como si hubiera perdido veinticinco libras en cuestión de
horas, excepto por su vientre. Tratando de no volverse
completamente loca, se dirigió al armario buscando algo que
pudiera usar. Al final se puso unos pantalones de chándal de
cordón y una de las pocas camisas de botones de Wrath. La camisa
le quedaba como una fina nube de algodón blanco a su alrededor, y
eso significaba, cuando sintió otro golpe de calor, que le sobraba
mucha tela a su ropa. Por lo menos sus zapatillas le quedaban
perfectas.
J.R. Ward The King

Bajando al segundo piso, metió su cabeza a través de la


puerta del estudio, pero no encontró a Wrath sentado tras el
escritorio. Tal vez estaba trabajando fuera. Iba bajando la gran
escalera cuando lo encontró.

Él y George estaban caminando fuera del comedor junto con


una caravana de doggens, el personal llevaba todo tipo de
bandejas de plata a través de la representación del árbol de
manzano. El primero captó su olor, y se detuvo. ― ¡Leelan!
¿Seguro de que deberías estar de pie?

Resultó que el olor de la comida era un infierno de distracción:


el pico de hambre que sintió como respuesta fue suficiente como
para detenerla.

―Ah... sí, me siento bien. Tengo hambre, en realidad. ―Así


como un susto de muerte.

Pagina 651
Mientras el personal continuaba en la sala de billar,
envolviendo en plástico grueso el pasado, Wrath se acercó a la
base de la escalera. ―Vamos a llevarte a la cocina. ―Bajo las
escaleras para unirse a él y dejó que le tomara el brazo.
Apoyándose en su fuerza, tomó una profunda y liberadora
respiración. Probablemente se había imaginado todo lo que había
pasado escaleras arriba. En serio. Probablemente. Mierda.

―Sabes dormí bien. ―Murmuró como para tranquilizarse. No


funcionó.

― ¿Sí?

―Mm-hm

Juntos caminaron más allá de la mesa del comedor, y


atravesaron la puerta batiente en la esquina más lejana. Del otro
lado estaba iAm revolviendo el contenido de una gran olla. La
sombra se volteó y enseguida frunció el ceño en cuanto la vio. ―
¿Qué? ―ella puso sus manos sobre su estómago. ― ¿Qué
estas…?
J.R. Ward The King

―Nada. ―Dijo mientras golpeaba la cuchara de madera


contra la olla de acero. ― ¿Les gustaría un poco de sopa de pollo?

―Oh, sí, eso suena perfecto. ―Beth saltó sobre un taburete.


― ¿Y un poco de pan tal vez?

Fritz se materializó a su lado con un baguette y un plato con


mantequilla. ―Para usted, señora.

Ella se echó a reír. ― ¿Cómo lo supiste?

Cuando Wrath se sentó en el taburete al lado de ella, George


se echó entre ellos. ―Lo tenia listo.

Un humeante plato de sopa fue puesto ante ella por la


Sombra. ―Que lo disfruten.

― ¿Él también? ―le pregunto ella a iAm.

―Sí, puede que la Sombra también.

Pagina 652
Tomando la cuchara que le ofrecía Fritz, cavó en el plato,
consciente de que los tres machos la miraban fijamente, Wrath con
la más profunda intensidad.

―Mmmmmm. ―Dijo ella, y lo decía en serio. La sopa estaba


perfecta, simple, no demasiado pesada y caliente, caliente, caliente.
Tal vez era por que había atravesado su necesidad y no había
comido ¿durante cuánto tiempo?

―Entonces, ¿qué está ocurriendo en la sala de billar? ―


Pregunto tratando de distraer a los tres machos.

―Están limpiando los restos de lo que hice.

Ella hizo una mueca. ―Ah

Wrath tomo la barra de pan, le dio unas palmaditas, y rompió


el duro extremo poniéndolo a su lado. El pedazo que escogió para
ella estaba suave en el medio, crujiente en los bordes, y la
mantequilla que le colocó encima era sin sal, del tipo dulce. El
J.R. Ward The King

conjunto quedaba fabuloso con la sopa.

― ¿Le gustaría algo de beber?― pregunto Fritz.

― ¿Vino? ―dijo iAm, antes de arrepentirse ―. No, vino no.


Leche. Necesitas calcio.

―Buena idea Sombra. ―Intervino Wrath, mientras asentía


hacia Fritz.

―No, no eso me va a hacer vomitar ―pero eso no detuvo a


ninguno de los tres ―. Lo del calcio es cierto, bueno, tu sabes, la
descremada suena bastante bien.

Y los tres continuaban mirándola: ¿Más sopa? iAm ya le


estaba colocando un plato enfrente. ¿Más pan con mantequilla? Su
esposo ya la estaba untando. ¿Más leche? El mayordomo corría
hacia la nevera. Estar rodeada de toda esa normalidad realmente la
ayudo a calmarse. Pero sentía la necesidad de dejar las cosas

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claras, antes de que explotara de tanto que la alimentaban.

―Chicos, realmente aprecio esto, pero todavía no sabemos si


estoy embarazada…

No llego a terminar la frase, mucho menos la oración. De


repente todo lo que había comido se dirigía hacia la salida de
incendios, todo al mismo tiempo. Su estómago se contrajo sin
ninguna advertencia. A duras penas logro llegar al cuarto de baño
del personal. Sip, todo salió por arriba, desde la sopa hasta el pan,
por así decirlo. Y entonces cuando podía jurar que no solo su
estómago, sino toda su cavidad torácica estaba vacía, las arcadas
la mantuvieron inclinada sobre el inodoro hasta que sus ojos se
humedecieron, se golpeó la cabeza, y su garganta ardía en carne
viva.

―Hey, ¿Cómo vamos? ―por supuesto era Doc. Jane.

―Hey, ¿Qué pasó…?

Paso mucho rato antes de que pudiera decir otra cosa. Y P.D.
odiaba los sonidos de las arcadas. Apoyo su caliente y sudorosa
J.R. Ward The King

frente sobre el brazo, e intento bajar el agua de nuevo, solo para


darse cuenta de que no tenía suficiente energía para bajar la
palanca.

―Pienso que debemos llevarte al médico. ―Dijo Jane.

―Pensé que tú eras uno. ―Ladró Wrath.

― ¿Tenemos qué hacerlo? ―respondió Beth. El hecho que


comenzó a vomitar de nuevo, respondió la pregunta por si sola.

Wrath estaba atrapado en la cocina, justo afuera del baño y le


provocaba ponerse a gritar por su falta de visión. No había como
tener a tu pareja en una emergencia médica para sentirte realmente
enojado de estar ciego. Con esos pedazos de mierda de pupilas no
podía ver su cara, su color, su expresión, sus ojos. ¿Y su agudo
sentido del olfato?, tirado a la basura. Demasiado olor a vomito
había obstruido sus senos nasales, por lo que era imposible

Pagina 654
desentrañar alguna pista emocional. ¿La única cosa que estaba
trabajando? Sus oídos. Así que con cada ronda de arcadas, el
sonido iba directamente a su cerebro.

―Ok, está bien, vamos. ―Dijo Beth con voz ronca.

―Esperen un maldito minuto. ―Ladró Wrath ―. ¿A dónde?

La voz de Jane era calmada ―Al médico.

―Tú eres una maldita doctora.

La compañera de V puso una mano en su antebrazo.


―Wrath, ella necesita un especialista y hemos encontrado uno.

¿WTF? Espera un minuto. ―Eso no suena para nada como


Havers ―dijo entre dientes.

―No es Havers, ella es humana.

―Ohhh no, eso no va a suceder. ―Yyyyyy otra ronda de


arcadas. Detrás de sus gafas envolventes Wrath cerró los ojos.
―Mierda ―Con el telón de fondo del terrible sufrimiento de su
esposa, Doc. Jane comenzó a darle un montón de argumentos muy
J.R. Ward The King

racionales de porque su shellan debía ser manejada con mucho


cuidado. Pero, Cristo, la idea de que ella estuviera en el mundo
humano, de día, porque ¡hola! Las malditas persianas estaban
cerradas. ¿Sabes qué? Deseaba que la jodida vida lo sacara de su
lista de vidas de mierda. Estaba malditamente enfermo y cansado
de situaciones imposibles de ganar.

―…mestiza, complicaciones desconocidas, imposibilidad de


hacer una valoración…

Él cortó el pequeño discurso de Doc. Jane. ―Sin ánimos de


ofender, pero no voy a dejar a mi esposa salir sin un serio respaldo,
y nadie puede dejar esta casa ahora...

―Por eso voy a ir con ella. ―Wrath miró por encima de su


hombro hacia la voz de iAm. Su primer instinto fue echarle en la
cara todo el rollo de macho vinculado y que tenía todo bajo control,
gracias. El problema era que no tenía ningún control, no tenía una

Pagina 655
mierda. Y solo un imbécil se atravesaría en el camino de su pareja
hacia el tratamiento médico que requería.

Wrath dejó caer su cabeza hacia atrás con una maldición.

― ¿Estás segura que lo necesita? ―dijo él, si saber a ciencia


cierta a quien se lo preguntaba.

―Sí. ―Respondió Doc. Jane con gravedad ―. Estoy


totalmente segura.

iAm habló de nuevo. ―Nada le va a ocurrir a durante mi


guardia, por mi honor.

Wrath tenía la sensación de que la Sombra le estaba


ofreciendo su mano, y tan seguro que estiro la suya ciegamente,
nacht, el otro hombre la tomó.

― ¿Qué más puedo hacer por ti? ―se oyó decir Wrath
mientras estrechaban las manos.

―Nada por ahora, solo déjame llevarla.


J.R. Ward The King

―Está bien, de acuerdo. ―Excepto que cuando Wrath se


retiro dando un paso atrás, no se sentía en paz con nada de eso.
Pero pensó, ¿qué otra opción tenía? Sacudiendo su cabeza, pensó,
que era precisamente por esto que no quería tener un hijo. Esta
mierda de la paternidad no era para él. Qué demonios iba a hacer si
la perdía.

― ¿Wrath? ―dijo Beth con voz débil. ― ¿Wrath a dónde vas?


―como si supiera que estaba a dos pasos de caer en la locura,
colgando de las hierbas del borde de ese precipicio.

―Aquí estoy.

― ¿Me llevas arriba? Creo que debo alimentarme primero,


pero no quiero hacerlo delante de todos.

―Además ―dijo Doc. Jane ―. Necesito llamar a ver si ella


nos puede recibir.

Pagina 656
― ¿Wrath, me llevas arriba?

Entrando en acción, se adelanto y tomo a su amada


gentilmente entre sus brazos, levantándola del suelo. E
instantáneamente fue como un llamado a tierra, calmándolo.
Preparándolo para afrontar su mierda juntos, aunque su
preocupación fuera solo salvar a Beth.

―Gracias. ―Susurró ella, mientras su cabeza caía en el


hueco de su cuello.

― ¿Por qué?

Ella no le respondió hasta que George los había llevado hasta


la base de la escalera, y Wrath comenzó a subirlas.

Su respuesta fueron solo dos palabras: ―Por todo.


J.R. Ward The King

Capitulo 62

Pagina 657
Traductor: Zsadist Rlhdn
Corrector: Zirita Bellamy

Eran las siete y veintitrés de la mañana cuando Sola salió a la


terraza y vio el océano apropiadamente.

— Casi vale la pena conducir —murmuró para sí misma.

Con la salida del sol, la vasta extensión azul del agua se


fundió con el cielo, sólo las nubes melocotón de la aurora,
marcaban el horizonte entre el cielo y la tierra.

Se instaló en una silla de jardín, y gimió cuando todas las


articulaciones que tenía, y algunas de las que ella no sabía nada,
dejaron escapar un grito. Hombre, estaba rígida. Por otra parte, un
total de veinticuatro horas tras el volante de un coche haría eso a
una chica. Y no sólo le dolían sus huesos. Su pantorrilla derecha
tenía espasmos, como si tuviera un calambre constante, a pesar del
J.R. Ward The King

hecho de que había usado el autocrucero99 un buen ochenta por


ciento del tiempo.

Wow, el aire era suave y agradable aquí, incluso en


diciembre.

Y la humedad era impresionante. Su piel estaba bebiendo


positivamente el aire húmedo, así como su cabello, su cola de
caballo era un tirabuzón al final.

— Voy a dormir ahora —anunció su abuela.

Sola miró hacia atrás, a través de la pantalla de la puerta. —


Yo también. Voy a ir en breve.

— No fumes —la reprendió.

— Lo deje hace dos años.

— Y no vas a hacerlo otra vez.

Pagina 658
En ese sentido, su abuela asintió y salió de la pequeña sala
de estar.

Sola se centró en el océano. Su casa en Miami estaba en el


quinto piso de un edificio antiguo, el condominio sólo era un espacio
de mil quinientos metros cuadrados, sin pretensiones, que se había
comprado hacia un par de años con dinero en efectivo y después
decorado de forma muy barata en Rooms To Go100. El complejo
tenía una piscina y canchas de tenis, y aun así estaba casi muerto,
lo que con las vacaciones cerca y los pájaros de la nieve volando
indicaba como iba a ser el invierno.

Arqueando la espalda, trató de darse un poco de alivio. No


hubo suerte. Probablemente iba a necesitar un quiropráctico
después de conducir.

99
También conocido como regulador de velocidad, es un sistema que controla de forma automática la
velocidad después de que sea configurado.
100
Cadena de almacenes especializados en decoración del hogar.
J.R. Ward The King

Lo bueno es que nunca iba a tener que preocuparse de


hacerlo de nuevo.

Mierda, eso era deprimente.

Puso una mano en el bolsillo trasero del pantalón, sacó su


iPhone. Ninguna llamada. Ningún texto.

No había pensado que dejar a Assail dolería tanto. Y, sin


embargo, no podía decir que lo lamentara.

¿Qué estaría haciendo en este momento? se preguntó.


Probablemente estaría en el lado oscuro de Caldwell, en una noche
de tejes y manejes.

¿Iría de nuevo a ver a esa mujer con la que le había visto


joder hace unos días?

Cerró los ojos y aspiró profundamente un par de veces, y el

Pagina 659
hecho de poder oler el salitre en el aire ayudó. Ella no estaba más
con él. No es que en realidad hubieran estado juntos.

Así que lo que hiciera o con quién estaba. No era su


problema.

Nunca más.

Esto iba a estar bien, se dijo mientras se guardaba su teléfono


de nuevo y se quedaba mirando el océano. Había hecho lo correcto.

Y, sin embargo, aun así, imágenes de Assail persiguieron su


mente, interrumpiendo y perdiendo la hermosa vista delante de ella.

Inclinándose, sintió el vendaje alrededor de su muslo y luego


apretó los dedos. Cuando el dolor se disparó a su torso y acelero su
corazón, se dijo que tenía que recordar porque había terminado
aquí. Por qué se había mudado.

Exactamente cómo se habían contestado sus oraciones.

Sí, el viaje le había dado algo más que un dolor en el cuerpo y


un cerebro cansado, todos esos kilómetros de carretera habían
J.R. Ward The King

hecho maravillas sobre su punto de vista.

En el norte, se había dicho a sí misma que su huida había


sido decisión propia.

Pero ahora, a medida que el sol se levantaba frente a ella, los


rayos reflejándose sobre el agua, los delfines retozando en las olas
de la mañana, se dio cuenta que solo había sido una excusa.

Porque admitirse a sí misma que creía en Dios, le daba miedo


y era una locura.

Lejos de todo lo que había dejado atrás en el norte, en un


territorio neutral, donde estaba comenzando otra vez, fue capaz de
ser honesta consigo misma. Esa oración que había ofrecido, de
hecho había sido contestada y el irse de ahí, fue parte del trato.

Un gran sacrificio, como se vio después porque sabía que iba


a estar un largo, largo tiempo antes de ser capaz de dejar de

Pagina 660
comprobar su teléfono.

Se levantó de la silla de jardín, volvió a entrar, y cuando se


detuvo a cerrar la puerta y la miró, recordó el primer piso de la casa
de Assail. Cuando recogió la maleta que había dejado junto a la
puerta y en lo único en lo que podía pensar era que había guardado
la ropa en esa maleta cuando todavía había estado con él.

Igual que cuando se cepillaba los dientes: La última vez que lo


había utilizado, había estado en su cuarto de baño, arriba.

Y cuando se metió en las sábanas blancas, recordó que


durmió junto a él después de que había llegado a ella en la ducha, y
que la había tomado con un poder increíble.

Cerró los ojos y escuchó los sonidos no familiares a su


alrededor: a alguien hablando en voz alta en el aparcamiento de la
parte trasera, la persona de arriba, el funcionamiento de su ducha,
un perro ladrando al otro lado de la pared.

La casa de Assail había sido tan tranquila.


J.R. Ward The King

— Mierda —dijo en voz alta.

¿Cuánto tiempo iba a pasar, antes de que dejara de medir


todo por lo que había dejado atrás?

Era justo como había sido cuando su madre había muerto.


Durante meses, el metrónomo de la vida había sido impulsado por
los matices de su madre: La última película que vieron juntas, las
cosas que habían comprado en la tienda justo esa tarde, en
definitiva regalos de cumpleaños dados y recibidos, como la
Navidad, que por supuesto, nadie había conocido sería el fin de la
tradición.

Todo ese recuerdo incesante se había prolongado durante un


año, hasta que cada uno de los aniversarios se había agotado,
interna y externamente. Llegar a través de ellos había sido como la
perforación a través de una pared, pero lo había hecho, ¿verdad?
Había puesto un pie delante del otro hasta que la vida había vuelto

Pagina 661
a una especie de normalidad.

Ah mierda. Realmente no debía comparar, estar con un


traficante de drogas con el dolor y llanto por perder a la mujer que le
había dado a luz y la cuidó hasta que su abuela se hizo cargo de
ella.

Pero lo hacía.

Antes de que Sola por fin se durmiera, terminó llegando a la


mesa de noche, abrió el cajón, y puso la Biblia de su padre debajo
de la almohada.

Era importante mantener un vínculo con algo, cualquier cosa.

¿De lo contrario? Estaba tan aterrorizada que iba a embalar


todo en el maldito Ford que había alquilado y volvería. Y esa
estupidez, simplemente no era una opción.

Después de todo lo que había ido mal últimamente, realmente


no quería saber qué pasó con las personas que rompieron un
acuerdo con el tipo grande.
J.R. Ward The King

Y no, no estaba hablando de Santa Claus.

Capítulo 63

Pagina 662
Traducido por: Regin Rlhdn
Corregido por: Manny RLhdn

Lo bueno era que Beth nunca había tenido una fantasía


hipotética de cómo descubriría si estaba embarazada.

Mientras estaba sentada en una sala de espera perfectamente


agradable, rodeada de cómodas sillas de colores neutros, revistas
sobre menopausia y maternidad y mujeres en la veintena o
rondando los cincuenta, tenía muy claro que fuera cual fuese el
resultado de esta cita, positivo, negativo, o demasiado pronto para
decirlo, nunca se habría imaginado este escenario.

Sin su marido. Siendo escoltada por una Sombra que tenía


encima suficientes armas ocultas para hacer estallar un tanque o
incluso un portaviones. Habiendo tomado sangre directamente de
una vena veinte minutos antes de salir de una casa con el tamaño y
el esplendor de Versalles. Por Dios.

Si, no era la clase de mierda que aparece escrita en


J.R. Ward The King

digamos… Modern Motherhhoo101, pensó mientras cogía en sus


manos la revista más cercana y leía el título.

Mientras hojeaba las páginas a todo color, vio toda clase de


Madre Felices y Satisfechas sosteniendo sus Ángeles del Cielo en
la Tierra mientras predicaban sobre la santidad de la lactancia
materna, la importancia del contacto piel con piel, convirtiendo esto
último en algo crítico, la visita post nacimiento al doctor…

—Voy a vomitar — Murmuró echando a un lado la revista.

—Mierda —Dijo iAm levantándose de un salto —. Voy a


buscar el baño.

—No, no —Ella tiró de él para que volviera a sentarse —.


Quiero decir, no... Era solo un comentario.

— ¿Estás segura?

Pagina 663
—Por completo. La próxima vez que me sienta mal, prometo
decirlo directamente, y no usar una metáfora.

iAm tuvo que apretarse de nuevo para caber en esa silla con
relleno: La Sombra era tan grande que desbordaba por los
reposabrazos y el respaldo trasero, y llamaba mucho la atención.

Aunque no necesariamente por su tamaño.

Toda mujer que entraba, pasaba por allí, o estaba trabajando


en la recepción le miraba de un modo que probaba que no estaba
muerta del cuello para abajo, incluso si estaba embarazada o sus
ovarios estaban dándose por vencidos, o si estaba rodeadas por
teléfonos que no paraban de sonar y montones de papeles.

— ¿Has estado casado alguna vez? —Preguntó Beth.

Con aire ausente, él negó con la cabeza, con sus ojos negros
registrando todo su alrededor como si estuviera listo para
defenderla con su vida. Lo que en realidad era muy dulce.

101
Hace referencia a una revista para madres y padres que lleva el mismo nombre.
J.R. Ward The King

— ¿Alguna vez has estado enamorado?

Otra sacudida de cabeza como respuesta.

— ¿Quieres tener hijos?

Mirando alrededor hasta llegar a ella se río con fuerza. — ¿Me


dijeron que fuiste periodista?

— ¿Está mi: Quién. Qué. Dónde, Por qué. Cuándo asomando


de nuevo?

—Sí. Pero está bien. No tengo nada que ocultar –Cruzó las
piernas descansando el tobillo de una sobre la rodilla de la otra —.
Ya sabes, con todo lo que ha pasado con mi hermano todos estos
años, no pienso ni siquiera en ello, ¿Me entiendes? Tengo que
conseguir arreglarlo, y mierda, eso no ha estado pasando.

—Lo siento mucho —Había oído los cotilleos suficientes en la

Pagina 664
mansión para conocer la esencia de la situación —. Para ser
sincera, sigo esperando bajar una de estas noches y encontrarme
con que los dos os habéis marchado.

Él asintió con la cabeza. —Bien podría pasar...

— ¿Marklon, Beth? —Una enfermera la estaba llamando


desde una puerta abierta al otro lado de la sala.

—Soy yo —Levantándose, se puso el bolso sobre el hombro y


caminó hacia ella —. Aquí estoy.

Jesús, hablando de náuseas: Mientras pensaba en que iba a


entrar a hablar realmente con el doctor, creyó que ahora sí que iba
a vomitar de nuevo.

La enfermera sonrió y dio un paso atrás, señalando una


pequeña sala de triage102 tras ella —. Voy a tomar su tensión
arterial y su peso allí.

102
Este término se emplea para la selección de pacientes en distintas situaciones y ámbitos, en situación
normal en las urgencias extra hospitalarias y hospitalarias
J.R. Ward The King

— ¿Puedes sostener esto? —Le preguntó a iAm tendiéndole


su bolso Coach.

—Sip.

Cuando él se acercó a coger su bolso, la enfermera se detuvo


y miró de pies a cabeza a la Sombra. Entonces se puso de un color
rojo brillante y tuvo que aclararse la garganta. —Bienvenido —Le
dijo ella.

iAm solo asintió y siguió con su exploración del lugar, como si


un grupo de ninjas fuera a entrar en acción en cualquier momento o
algo por el estilo.

Beth tuvo que sonreír mientras la enfermera hacía un esfuerzo


por concentrarse y volver a lo suyo de tomar signos vitales.

Después de hacer eso, la enfermera los escoltó a través de un


pasillo que tenía una docena de puertas abiertas en él. Mientras

Pagina 665
avanzaban por el, pudieron encontrar la misma decoración marrón y
crema que había en la sala de espera, con similares falsas texturas
de arte en marcos de cristal haciendo todo lo posible para darle una
sensación de no institucionalidad a un lugar lleno de equipos
médicos y gente en pijama y batas blancas.

—Cinco minutos, por favor —Dijo la enfermera, una vez más


de pie a su lado.

Cuando iAm pasó a su lado, ella dio un paso hacia atrás con
los ojos muy abiertos, como si le gustara la forma en la que él olía.

La enfermera se sacudió a sí misma y entró, cerrando la


puerta tras de sí. — Si se pudiera ir sentando en la mesa de
examen, sería genial. Y usted puede quedarse donde quiera, señor.

La sombra eligió el asiento que había justo frente a la puerta,


mirándola, como si estuviera retando a alguien al otro lado a entrar.

Con otra sonrisa, Beth se preguntó qué pensaría la enfermera


si supiera que él estaba preparado para saltar sobre cualquiera
J.R. Ward The King

cuyo aspecto no le gustara. Y matarlo.

Tal vez cortarlo y ponerlo en un guiso.

Dios, esperaba que realmente hubiera sido de pollo aquella


sopa.

— ¿Señora Marklon? ¿Hola?

Beth se sacudió a sí misma. —Oh, lo siento, ¿Qué?

La parte de la historia clínica fue rápida, porque antes de su


transición había estado perfectamente sana, y no es como si fuera a
decirle que hace apenas dos años se había convertido en vampiro.

Obviamente.

— ¿Y de cuánto cree que está? —Fue la pregunta final.

— Para ser sincera, no tengo ni idea de si estoy embarazada

Pagina 666
aún. Sin embargo es una posibilidad, y estoy teniendo muchas
náuseas. Solo quiero comprobar que todo está correcto.

1. ¿Se ha hecho un test de embarazo?

—No. ¿Debería?

La enfermera negó. — Podemos hacerle un análisis de sangre


aquí mismo si el doctor lo requiere. Y en cuanto a las náuseas, si
está embarazada, muchas mujeres las tienen por la mañana,
aunque durante el primer trimestre pueden permanecer durante
todo el día y por el momento, todo está bien.

—Dios mío, no puedo creer que esté hablando de esto.

La enfermera sonrió y dejo de escribir en la ficha. —Bien,


ahora, si es tan amable de ponerse esto —Un cuadrado de papel
cayó en su regazo —. Voy a llamar al médico para que venga.

—Gracias.

La puerta se cerró tras la enfermera con un clic.


J.R. Ward The King

—No puedo dejarte —. Dijo iAm mientras se levantaba de la silla,


girándose, poniéndose de cara a la pared y tapándose la cara con
sus grandes manos —. Pero te agradecería enormemente que no le
dijeras a tu marido que has estado desnuda en una habitación
conmigo. Me gustan mis brazos y mis piernas justo donde están,
muchas gracias.

—Estoy de acuerdo.

Mientras hacía un rápido trabajo quitándose su ropa y


metiéndose en ese endeble vestido, realmente quiso que Wrath
estuviese con ella. Y de hecho, era una buena lección para saber
cuánto la calmaba su presencia. Ellos estaban separados rara vez,
y era fácil olvidar lo que él significaba para ella, especialmente
cuando la situación era estresante.

Yyyyyyyyyy entonces, estaban en este caso de date prisa y


espera.

Pagina 667
—Si tuvieras que casarte, ¿Con qué tipo de mujer sería?

iAm la miró. — ¿No podemos hablar de béisbol o algo así?

—Oh, mierda. U hombre, según fuera el caso. Lo siento. No


quise ofenderte.

Él se río de nuevo. — No soy gay.

—Entonces, ¿Cómo te gustaría que fuese ella?

—Tío, ¿No vas a dejarlo estar verdad?

Ahora fue su turno de reír. —Escucha, estoy aquí sentada,


helada envuelta en esta cosa fina de papel, a punto de que me
digan que tengo la gripe y que no me debería de haber molestado
en venir. Hazme un favor y deja que aparte mi mente de la realidad,
¿Podrías?

iAm se volvió a sentar. —Bueno, como te dije, no he pensado


demasiado en ello.
J.R. Ward The King

— Puedo organizarte una cita con alguien...

—No — Ladró él —. Noooooooo. No, no, no. Vuelve al borde


de ese precipicio, chica.

Beth alzó sus manos. —Bien, Bien. Simplemente, no sé,


pareces un buen tipo.

El no respondió a eso.

Y como se quedó en silencio, ella pensó que le había hecho


sentir incómodo, maldita sea.

— ¿Puedo contarte algo que nadie más sabe? —Dijo él de


buenas a primeras.

Beth se puso derecha. — Sí, por favor.

La Sombra dejó escapar un largo suspiro. — La verdad es


que…

Pagina 668
Oh Dios, no dejes que el Doctor entre antes de que el…

—Nunca he estado con una mujer.

Cuando las cejas de Beth se alzaron hacia el centro de su


frente, ella las obligó a volver a su sitio. No quería que él la mirara y
viera su rostro de asombro.

—Bueno. Eso es...

—Patético. Lo sé.

—No, no. En absoluto.

—Trez ha hecho más que compensar eso —Murmuró él —. Si


hacemos la media de su vida sexual y la mía aún permanecemos
dentro de la curva de Wilt Chamberlain103.

—Oh, vaya... quiero decir...

103
Jugador de la NBA que afirmó haber tenido relaciones sexuales con unas 20.000 mujeres
J.R. Ward The King

—Antes de que mi hermano saliera disparado del s'Hisbe yo


era malditamente tímido. Y luego, una vez que la mierda llegó hasta
arriba con él, he estado evitando que entrara en una espiral fuera
de control. Además, no sé, no me van las fulanas. Nuestra tradición
dice que honras tu cuerpo compartiéndolo solo con ese alguien que
es tu mitad. Supongo que no consigo sacarme eso de la cabeza.

Después de un momento, él la miró. — ¿Qué?

—Es que... nunca te había oído decir tantas palabras de


golpe. Es bueno que te hayas abierto.

—¿Podríamos mantener esto entre nosotros?

—Sí, por supuesto.

Ella esperó un par de latidos para decir —Pero, si conozco a


alguien, tu sabes, con quien pudieras conectar, ¿Podría
presentártela?

Pagina 669
El negó con la cabeza. —Te lo agradezco, pero no soy una
buena apuesta para nadie.

—Entonces qué vas a hacer, ¿Vivir toda tu vida solo?

—Tengo a mi hermano —dijo con voz ronca —. Créeme. Esa


mierda es más que suficiente para mantenerme ocupado.

—Sí, estoy segura de que lo es.

Cuando se hizo de nuevo el silencio, ella asumió que él había


terminado de hablar. Pero en lugar de eso, iAm tomó la palabra de
nuevo.

—Solo tengo otro secreto.

— ¿Cuál?

—No se lo digas a nadie pero me gusta ese maldito gato tuyo.

Beth inclinó su cabeza hacia un lado para mirarle y le sonrió.


— Tengo la sensación de que tú le gustas también.
J.R. Ward The King

Transcurrió una hora entera antes de que la puerta se abriera


de nuevo.

Y la que entró fue otra enfermera. —Hola, soy Julie. La


Doctora Sam se está encargando de una emergencia. Siente
mucho hacerles esperar. Me pidió que le tomara una muestra de
sangre para ir adelantando las cosas.

Por una fracción de segundo, Beth se preocupó por aquella


brillante idea. Había diferencias anatómicas entre las dos especies.
Y si ellos encontraban algo...

— ¿Señora Marklon?

Sin embargo, se recordó que iAm le había dicho que se haría


cargo de cualquier consecuencia. Y ella podía adivinar como
pretendía hacer eso.

—Sí, por supuesto. ¿Qué brazo quiere?

Pagina 670
—Déjeme echar un vistazo a sus venas.

Cinco minutos más tarde, un algodón impregnado en alcohol y


tres frascos llenos después, ellos estaban solos de nuevo.

Por un rato.

— ¿Siempre se toman tanto tiempo para todo? —Preguntó


iAm —. ¿Los humanos?

—No lo sé. Nunca estuve enferma. Y te aseguro que nunca


me había preguntado si estaba embarazada.

La sombra se acomodó en la silla de nuevo. — ¿Quieres


llamar a Wrath?

Ella sacó su teléfono. — No tengo cobertura. ¿Y tú?

Él comprobó su móvil. — Nop.

Tenía sentido. Se encontraban en uno de los edificios más


nuevos del hospital St. Francis. Uno con unos doce o quince pisos
J.R. Ward The King

de altura, hecho de acero y cristal, y ellos estaban solo en el


segundo piso. En el centro.

Sin ninguna ventana a la vista.

Dios, cómo deseaba que Wrath estuviese aquí.

La puerta se abrió, y después, mucho después, ella pensaría


en lo primero que sintió cuando la vio.

“Me gusta esta mujer.”

La Doctora Sam medía un metro y medio, tendría unos


cincuenta años y era toda atención al paciente. —Hola. Soy Sam, y
lamento mucho haberles hecho esperar.

Cambiándose la carpeta que llevaba al brazo opuesto y


ofreciéndole la mano sonrió, mostrando unos dientes muy blancos y
un rostro que había envejecido bien, de forma natural. Su cabello

Pagina 671
corto y rubio era el resultado de un buen tinte, y tenía unos bonitos
brazaletes de oro y un anillo de diamantes en la mano izquierda.

—Usted debe de ser Beth. Manny es un viejo amigo mío. Yo


solía hacer las consultas de ginecología y obstetricia para él en la
sala de emergencias de vez en cuando.

Sin ninguna buena razón, Beth sintió el impulso absurdo de


llorar aunque consiguió controlarlo. — Soy Beth. Marklon.

— ¿Y usted es? —Le dijo a iAm, ofreciéndole también la


mano.

—Un amigo.

—Mi marido no puede estar aquí. —Dijo Beth cuando los dos
estrecharon sus manos.

—Oh, lo siento.

—Él... no va a poder venir a ninguna cita.

La Doctora Sam apoyó una cadera en la mesa de examen. —


J.R. Ward The King

¿Está en el ejército?

—Ah.... —Beth miró a iAm —. La verdad es que sí.

—Agradézcale que esté haciendo el servicio por mí, ¿Quiere?

Dios, odiaba mentir. — Lo haré.

—Okey, vayamos al grano.

La Doctora abrió su carpeta. — ¿Ha estado tomando las


vitaminas prenatales?

—No.

—Eso será lo primero en nuestra lista.

La Doctora Sam levantó la vista hacia ella. —Tengo algunas


buenas que son orgánicas y no le harán sentirse mal.

—Espere, ¿Así que estoy embarazada?

Pagina 672
La Doctora frunció el ceño. —Lo... Lo siento, pensaba que
esta era su cita para el ultrasonido.

—No, vine a averiguar si tenía algún tipo de virus estomacal o


si estaba... ya sabe.

La Doctora cogió la silla en la que se había sentado la


enfermera y la puso cerca, frente a ella. Entonces cogió las manos
de Beth entre las suyas. —Está definitivamente embarazada. Y lo
ha estado por un tiempo. Es por eso que necesitamos que empiece
el tratamiento prenatal de inmediato así como intentar que suba un
poco de peso.

Beth sintió que la sangre abandonaba su cabeza. — Yo... eso


no es posible.

—A juzgar por los resultados de HCG104 diría que se


encuentra en su segundo trimestre... aunque, por supuesto, los
niveles varían considerablemente. Pero ahora usted tiene más de

104
Gonadotropina Crónica humana. Es una hormona producida durante el embarazo
J.R. Ward The King

cien mil. Así que, como le he dicho, espero que me deje hacerle un
ultrasonido para que podamos ver qué está pasando.

—Yo... yo... yo... yo...

—Sí, a ella le gustaría eso —Dijo iAm remotamente. —


¿Puede hacerlo ahora?

—Yo... yo...

—Sí, ahora mismo —Sin embargo, la Doctora Sam no se


movió. —Pero vamos a asegurarnos de que Beth esté de acuerdo
en esto. ¿Quiere un poco de tiempo a solas con su amigo?

—No puedo estar de cuatro meses. Usted no lo entiende... es


imposible.

Quizás se trataba de un asunto vampírico, pensó. Al igual que


la lectura estaba descompensada porque era una...

Pagina 673
—Bueno, de nuevo. Los niveles de HCG son meramente una
indicación al principio y solo en relación a cuánto están
aumentando.

La doctora se puso en pie y abrió un cajón, sacando una


pequeña cajita que tenía un sensor conectado mediante un cable
grueso. — ¿Puedo comprobar si hay latido de un corazón?

—Eso no es posible —Se oyó Beth decir a sí misma —.


Simplemente no lo es.

— ¿Me deja ver si hay un latido de corazón?

Beth se dejó caer de nuevo sobre la mesa y la doctora le


puso algo del tamaño de una huella en el estómago.

Se oyó un pequeño sonido. —Sí, tenemos un latido. Bueno y


fuerte. Uno cuarenta es lo que parece que vemos, y lo tienes ahí
golpeando.

Beth solo pudo parpadear mirando el techo que había sobre


J.R. Ward The King

ella.

—Vaya por la máquina de ultrasonido —Dijo ella con voz


grave. — Ahora.

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Capítulo 64
Traducido por: Elizabeth Dne
Corregido por: Agnes Tally

Mientras John paseaba por el mosaico del vestíbulo, era muy


consciente de dos cosas: Uno, su hermana se había ido hacía
horas. Y dos, Wrath estaba al punto de explotar.

El rey había tomado posición en el escalón final de la


magnífica escalera, con su torso yendo y viniendo como si midiera
el tiempo con todo el cuerpo.

Sin ninguna razón, John se acercó al recubrimiento plástico


sobre el arco en la sala de billar. El trabajo había progresado la
noche anterior, a pesar de la gran cantidad de metros cuadrados, el
piso estaba casi totalmente reparado. Esta noche, se suponía que
iban a traer una nueva partida de mármol y empezar a ponerlo.
Luego iban a tener que trabajar en las paredes, que probablemente
J.R. Ward The King

iba a tomar más tiempo.

Wow. Lo que fuera para tratar de distraerse a sí mismo.

Dejando el material de nuevo en su sitio, le echó un vistazo a


Wrath. Alguien podría pensar que en un momento como este, John
era la peor persona del mundo por no sentarse con el macho, sobre
todo porque él era mudo y el rey ciego.

Pero Wrath no quería comunicarse, así que, bueno,


funcionaria.

Todos los demás habían huido de la escena después de Beth


había dejado la mansión con la Sombra, y John había decidido
seguir su ejemplo. Como hermano había estado completamente
sobrepasado por el marido de su hermana, especialmente cuando
se trataba un tipo de mierda como esta. Pero una vez arriba,
¿incluso después de que hubiera tenido una sesión caliente con

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Xhex? Sus pisadas lo habían llevado de vuelta aquí.

Así que esperó.

Era gracioso, pero tenía la sensación de que si hubiera sido


cualquier otra persona, Wrath lo habría echado.

— ¿Tu teléfono está apagado? —Wrath exigió saber sin


levantar la vista.

John lanzó un corto silbido descendente, lo más cerca que


podía llegar a un no. Obviamente, si hubiera recibido una llamada,
ambos habrían oído el teléfono.

— ¿Texto?

John negó con la cabeza, antes de recordar que tenía que


silbar de nuevo.

De la nada, la campana del vestíbulo se disparó, una imagen


de la cámara discretamente instalada en la moldura exterior
apareció en el monitor enfocando la explanada de entrada.
J.R. Ward The King

Beth y iAm fuera, en los escalones de la entrada.

Cuando Wrath se puso en pie, John corrió para tocar el botón


de acceso antes de que Fritz llegara, silbando una ascendente y
urgente llamada para que el marido de su hermana supiera que su
esposa había vuelto.

El segundo después golpeó el botón de desbloqueo y la


puerta interior del vestíbulo se abrió de par en par.

John nunca olvidaría cómo se veía Beth cuando ella irrumpió


en la casa: Su rostro estaba pálido y demacrado, sus ojos muy
abiertos, sus movimientos descuidados y desordenados. Cargaba
su abrigo en su brazo en vez de llevarlo puesto, y dejó que la cosa,
así como su bolso, cayeran desatendidos al suelo.

La mayoría del contenido se dispersó por todas partes. Una


billetera. Un cepillo para el cabello. El cacao labial.

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¿Por qué estaba notando todo esto?

Pero luego todo lo que podía ver era a su hermana corriendo


a través del mosaico representando un manzano como si estuviera
siendo perseguida por un loco.

Cuando ella saltó hacia Wrath, no estaba alegre.

Estaba aterrorizada.

En respuesta, Wrath la abrazó sin esfuerzo, levantándola del


suelo, la tensión que apretaba su mandíbula no tenía nada que ver
con su peso.

— ¿Qué es, leelan? —le preguntó.

—Estoy embarazada. Yo…

—Oh, Dios…

—…voy a tener un niño.

John se apoyó con una mano para estabilizarse a sí mismo.


J.R. Ward The King

No podía haber oído bien. No había forma…

Wrath lentamente volvió a dejarla de nuevo en el suelo. Y


luego retrocedió un paso, cayendo hacia abajo como si sus rodillas
no aguantaran su peso.

Y caramba, algo hizo que John sintiera la misma sensación,


una curiosa combinación de desesperación e incrédula alegría se
vertió sobre él hasta que se encontró a sí mismo sentado en el
suelo.

¿Cómo era esto posible?

En el silencio que siguió al gran anuncio de Beth, Wrath no


pudo conseguir que su cerebro funcionara. O sus brazos o sus
piernas. Cuando se cayó sobre su culo sobrepasado, se sentía
como si estuviera en una especie de pesadilla.

—No lo... entiendo — ¿Un hijo? ¿Iban tener un hijo? —. Tu

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necesidad fue hace una noche, dos a lo sumo.

—Lo sé, lo sé —dijo ella con voz ahogada.

Al instante, él volvió a la acción. Forzando a su propio cerebro


de vuelta; su shellan lo necesitaba. Tomando de nuevo el control de
sí mismo, tiró de ella a su regazo, consciente de que John y iAm
eran los únicos que estaban alrededor. Y se alegró de ello.

—Dime lo que dijo el doctor.

El olor de sus lágrimas lo mató, pero mantuvo su mandíbula


apretada cuando ella se aclaró la garganta un par de veces.

—Sólo fui allí pensando que me iban a decir que era


demasiado pronto. No se suponía que ya estaba de cuatro meses…

— ¿Qué?

—Eso es lo que ella dijo —Beth sacudió la cabeza contra su


pecho —. Quiero decir, sé que me he sentido extraña, pero pensé
que era sólo porque la necesidad se avecinaba. En lugar de ello,
Estaba ya… Quiero decir, creo que estaba embarazada incluso
J.R. Ward The King

antes de que me llegara.

Jesús... Cristo.

Ella se movió hacia atrás.

—Honestamente, me di cuenta de que mi ropa estaba


empezando a estar más justa hace un par de meses. Tal vez un
poco más. Pensé que era porque me estaba carcomiendo el estrés,
o porque no me tomaba tiempo para hacer ejercicio. Y entonces mis
estados de ánimo se volvieron locos, y ahora que miro hacia atrás...
mis pechos estaban adoloridos también. Pero nunca tuve el período
ni nada. Así que simplemente no lo sé. Oh, Dios, ¿y si le ha hecho
daño al bebé estar con Layla? ¿Qué pasa si?

—Beth, shh… Beth, escúchame. ¿Qué dijo la doctora sobre él


bebé?

—Ella dijo... —Su compañera sollozó —. Ella dijo que era

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hermoso. Él es perfecto. Y tiene el corazón de un león.

En esto, Beth se derrumbó en un ataque de sollozos, el tipo


de llanto que es algún tipo de liberación por una emoción fuerte más
que cualquier otra cosa. Y cuando la abrazó, miró ausentemente
por encima de su cabeza.

— ¿Un hijo? —Dijo bruscamente.

—La doctora dice que es grande y fuerte. Y vi que se movía


— dijo a través de lágrimas —. No sabía que era un bebé, pensé
que era una indigestión…

—Así que estaba embarazada antes de la necesidad.

—Esa es la única explicación que tengo —se lamentó.

Wrath la abrazó aún más cerca, pegándola a su corazón.

— ¿Un hijo?

—Sí. Un hijo.
J.R. Ward The King

De repente, sintió que la más grande, amplia y feliz sonrisa


golpeaba su rostro, la maldita cosa estiró sus mejillas hasta hacerle
daño, por lo que sus ojos se humedecieron por la tensión, tirando
de sus sienes hasta que dolieron. Y la alegría no se quedó allí. Un
destello de luz tan enorme que casi le quema vivo inundó su
cuerpo, limpiando hasta los lugares que no sabía estaban sucios,
destruyendo las telas de araña que se habían deslizado en sus
esquinas, haciendo que se sintiera vivo de una forma en la que no
se había sentido en mucho, muchísimo tiempo.

Antes de que supiera lo que estaba haciendo, se puso de pie


con Beth en sus brazos, se echó hacia atrás, y gritó a pleno pulmón,
con más orgullo del que sus dos metros diez podían sostener.

—¡Un hijoooooooooooooooooooooooooo! ¡Voy a tener un


hijoooooooooooooooooooooooo!

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Capitulo 65
Traducido por Zsadist Rlhnd y Klaus Origen.
Corregido por: Payne RLhdn

Beth se enamoró de su hijo en ese momento.

Cuando Wrath aulló a la luna con orgullo paternal, ella sonrió


entre lágrimas y preocupación. Había pasado tanto tiempo desde
que lo había visto bien y verdaderamente feliz, y sin embargo allí
estaba, en medio de un momento que ella creía que le haría
enloquecer, brillando como el sol.

Y su hijo era la causa de ello.

¿Dónde diablos está todo el mundo? ―Él maldecía mientras


miraba por las escaleras.

―Sólo los llamaste hace unos dos segundos.


J.R. Ward The King

La gente venía a la carrera, formaron un atasco en la parte


superior de la escalera, a pesar de que era un sitio enorme, el
sonido de grandes pasos tronaba en el vestíbulo cuando los
hermanos llegaron con sus compañeras a detrás.

―Aquí ―dijo ella, sacando un trozo de papel endeble ―.


Enséñales esto, es una imagen de la ecografía.

Wrath la cambió de posición en torno a él sosteniéndola con


un brazo, tomó la foto y empujó hacia fuera como si fuera del
tamaño de una cartelera de oro.

― ¡Mirad! ―Ladró ―. ¡Mirad! ¡Mi hijo! ¡Mi hijo!

Beth tuvo que reír mientras sus lágrimas corrían más duro.

― ¡Mirad!

Sus hermanos formaron un círculo en torno a lo que él estaba

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sosteniendo, y ella se espantó. Cada uno de ellos tenía un brillo en
sus ojos, miradas masculinas que sujetaban sus emociones bajo
control.

Y luego ella miró a Tohr. Él estaba separado en la parte de


atrás, con Autumn a su lado. Cuando su compañero levantó la vista
con preocupación, parecía preparándose para moverse hacia
adelante.

―Estoy tan feliz por ti ―dijo el hermano ásperamente a los


dos.

―Oh, Tohr ―respondió ella, alargando las manos.

Cuando el hermano las estrechó, Wrath dejó caer el brazo


como si ocultara la imagen.

―No ―Tohr interrumpió ―. Continua, siéntete orgulloso.


Tengo un buen presentimiento sobre esto, y de todas las formas me
alegro por ustedes.

―Ah, joder ―dijo Wrath, tirando del hermano en un fuerte


J.R. Ward The King

abrazo ―. Gracias, amigo.

Había tantas voces, la gente los felicitaba, pero había otra


cara que ella quería ver.

John también estaba quedándose por la periferia, pero


cuando capto su atención, le comenzó a sonreír a pesar de que no
era como la de Wrath.

Estaba preocupado.

―Voy a estar bien ―articuló ella.

A pesar de que ella no estaba segura de creer eso. Se


culpaba a si misma por no haberse dado cuenta de que estaba
embarazada, por intentar conseguir que la necesidad comenzara
falsamente y especialmente, por tener éxito. ¿Y si esas violentas
náuseas hubieran conseguido un aborto involuntario? ¿Qué pasaría
si?

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Alejándose del borde del abismo, se aferró a dos cosas, uno:
había escuchado esos latidos del corazón, agradables y fuertes; y
dos: la Doctora había contado maravillas del bebé.

De repente, el mar de gente se abrió y allí estaban. Bella, con


Nalla en brazos, Z de pie junto a sus chicas.

Beth se rompió de nuevo cuando la hembra se adelantó. Dios,


era imposible no recordar cómo Nalla había comenzado esto,
poniendo en marcha la necesidad, se había convertido en
indiscutible.

Bella también estaba sollozando cuando se detuvo. ―Sólo


queremos decir ¡hurra!

En ese momento, Nalla extendió la mano hacia Beth, con una


sonrisa pegajosa en la cara que irradiaba alegría pura.

No había vuelta atrás, nop, no en absoluto.

Beth tomó a la niña de los brazos de su madre y la colocó


sobre su pecho, capturando una de las manitas y dándole besos,
J.R. Ward The King

besos, besos.

― ¿Estás lista para ser una gran...? ― Beth echó un vistazo a


Z y luego a su esposa ―. ¿...Hermana mayor?

Sí, pensó Beth. Porque eso es lo que era la hermandad y sus


familias. Cerrados como hermanos, más espesa que la sangre ya
que fueron elegidos.

―Sí, ella lo está ―Bella dijo mientras se secaba bajo sus ojos
y miró a Z ―. Ella está lista.

―Mi hermano ―Z choco la palma, con el rostro lleno de


cicatrices en una media sonrisa y sus cálidos ojos amarillos ―.
Felicitaciones.

En lugar de estrechar nada, Wrath empujó esa imagen de


ultrasonido en el rostro de su Hermano ― ¿Lo ves? ¿Ves a mi hijo?
Es grande ¿Verdad Beth?

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Ella besó el pelo súper suave de Nalla. ―Sí.

―Grande y saludable, ¿no?

Beth río un poco más. ―Grande y saludable. Absolutamente


perfecto.

― ¡Perfecto! ―Bramó Wrath ―.Y eso lo ha dicho la Doctora...


Quiero decir, ella fue a la escuela de medicina.

Incluso Z comenzó a reír en ese momento.

Beth devolvió a Nalla con sus padres. ―Y la Doc. Sam me


dijo que ha traído más de quince mil bebés en el transcurso de su
carrera.

―Miren ―gritó Wrath ―. Ella sabe estas cosas. ¡Mi hijo es


perfecto! ¿Dónde está el champán? ¡Fritz! ¡Consigue el puto
champán!

Sacudiendo la cabeza, Beth respiró hondo y decidió dejarse


llevar. Todavía les quedaba un largo camino por delante,
J.R. Ward The King

culminando con la llegada. Cristo ya comenzaba a asustarla a morir.


Con tantos obstáculos por delante, y tantas incógnitas, era tentador
perderse cayendo en picada.

Pero durante la siguiente hora, sólo quería vivir con Wrath


toda esta la alegría explosiva, ser parte de la celebración de este
milagro.

Tan malditamente gracioso: Todo el tiempo que había estado


luchando para tener un niño, cuando en realidad ya tenía uno
cocinándose.

La vida a veces, era realmente irónica.

Descansando de nuevo en brazos de su marido, ella


simplemente disfrutaba viendo como él daba palmadas a sus
hermanos en la espalda, e incluso aceptó una copa de Cristal de
Fritz.

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Su hellren era un tipo alto. ¿Pero en este momento? Dejaba el
Monte Everest en vergüenza.

― Puedes bajarme ―dijo ella con una sonrisa.

El ceño fruncido que le dio, era tan duro como una pared de
ladrillos, ya lo había visto alguna vez.

― ¡Por supuesto que no! Eres mi esposa, y estás llevando a


mi hijo. Tendrás suerte si dejo que tus pies toquen el suelo dentro
de tres años a partir de ahora.

Con eso, se inclinó y la besó en la boca. Ah, diablos, tal vez


así debería haber sido todo ―Este bebé es algo nuestro, no solo
tuyo ―pero eso no era lo que sentía. Había estado tan aterrorizada
con que no aceptara y amara al bebé, que estaba aliviada y
encantada recibiendo ese sentimiento posesivo.

Enamorarse, ya.

¿Cuál era la mejor noticia para su futuro hijo? Cuando Wrath,


hijo de Wrath, decidía que alguien era suyo, arrastraría la luna a la
J.R. Ward The King

tierra, si lo necesitaban.

Esa reacción era exactamente la que había estado demasiado


asustada para desear.

Wrath levantó su copa. ―Por mi hijo ―le gritó a la multitud ―.


Y lo más importante... Por mi esposa.

Cuando giró el rostro hacia ella, el amor que sentía hacía que
sus ojos brillaran con tanta fuerza, que podía ver la luz de color
verde pálido, incluso a través de las gafas envolventes.

El hogar gritó de alegría y todos bebieron.

Excepto ella, por supuesto.

Porque estaba embarazada, pensó con una sonrisa tan


brillante que rivalizaba con la de Wrath.

Wrath disfruto del momento todo el tiempo que pudo.

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Rodeado de sus hermanos y con el nuevo propósito de olvidar sus
miedos, sabía que esta era una de las mejores noches de su vida...
Oh, mierda, no era aún de día, no lo era.

A quién le importaba una mierda, la verdad.

Era difícil de explicar, incluso a sí mismo, qué era


exactamente lo que había cambiado. Pero de repente todo se
sentía diferente, desde la forma en que estrechó la mano de sus
hermanos, cómo sonreía a sus compañeros o como seguía
sosteniendo a Beth.

Y ella era la mejor parte de todo.

Con el champán fluyendo, las risas haciendo eco alrededor


del vestíbulo, no podía creer que había llegado a este momento en
su vida. Justo la noche anterior había sido despojado del trono y
potencialmente había roto su apareamiento. Y allí estaba con la
corona aún en su cabeza y con su joven esposa embarazada.

Cuatro meses antes.


J.R. Ward The King

Recordó, examinando cuidadosamente las semanas y luego


los meses. Había sido una noche, hace unos cuatro meses, cuando
Beth había venido a buscarlo al estudio durante el día. No habían
estado juntos por un tiempo en ese aspecto por todo lo que había
sucedido y ella le sorprendió, en el buen sentido, por la agresividad
con la que fue por él.

Después... ahora que lo pensaba, su olor había cambiado


más profundo, aunque no en la forma en que lo haría con el
embarazo de una hembra vampiro.

Todo el tiempo, ella había estado con jóvenes.

El destino les había dado lo que ella había querido, pero


temido y lo que él no sabia que necesitaba.

Al oír a su compañera bostezar, se puso en alerta


instantánea.― Bueno, es hora de subir.

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La multitud se calmó de inmediato, y podía sentir el foco de
atención en su Beth. Ella iba a tener un montón de eso a partir de
ahora, no sólo de él, sino de sus hermanos.

Ya eran protectores con ella. ¿Embarazada? Ahora Iba a


tener esa mierda veinte veces más.

―Y creo que necesito alimentarme de nuevo ―dijo su Beth


mientras empezaba a subir las escaleras, con George llevándolo de
una sutil presión sobre la pierna.

―Lo tengo. ―Él frunció el ceño ―. ¿Qué dijo la Doc. Acerca


de las náuseas?

―Realmente no cree que tenga gripe. Pero además, no sabe


nada de la necesidad, tal vez sea eso ¿por qué?

―Voy a hablar con Havers, tu no tienes que ir a verlo.

―Eso sería genial, en realidad. Estoy muy nerviosa.

―No te preocupes. Lo haré.


J.R. Ward The King

Y por supuesto que lo haría, sin dudar. Sentía que controlaba


otra vez su universo, una antigua sensación familiar que
despertaba de nuevo.

George lo guio hasta la puerta que daba a la escalera hasta el


tercer piso, y cuando llegaron arriba, Wrath se fue a la izquierda.

Cuando se abrió la bóveda, caminó dentro, llevándola


inmediatamente a la cama.

― ¿Quieres que te lleve al baño? ¿Una ducha? ¿El lavabo?

Ella se echó a reír. ―Sólo quiero estar aquí. Me siento como


que he estado en un viaje por una montaña rusa que ha ido
pasando demasiado rápido.

Sentado al lado de ella, se encontró con su mano en parte


baja del vientre. ―Me encanta.

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―Encanta, ¿qué?

―Este bulto que tu conseguiste que salga adelante.―Sonrió


―. Este es nuestro pequeño.

―Claro que lo es.

―Me gustaría poder verla. Esa foto.

―A mí también.

―Pero esto es bueno. Frotó en círculos, tratando de imaginar


como se vería su hijo.― Y él es fuerte.

―Sí. Al igual que su padre.

―Aquí, toma mi vena. ―Extendió su muñeca a su boca


―.Por favor.

―Oh, gracias.

A medida que sus colmillos se hundían en su piel, él la quería


en su garganta, pero no confiaba en sí mismo. Él era el alimento, y
esa clase de mierda tendía a continuar de una forma en particular
J.R. Ward The King

que no sucedía cuando se estaba embarazada. Nop. No con su hijo


allí.

La mano de su esposa aterrizó sobre su dura polla y él casi


saltó fuera de su piel. ― ¡Joder!

Ella rompió el contacto en su vena. ―Podemos tener sexo, ya


sabes.

―Ah, no. Nop.

―Wrath, no estoy enferma y no es que tengamos que


preocuparnos acerca de si voy a quedar embarazada ―El tono de
su voz sonaba igual de alegre que su sonrisa ―Conseguiste hacer
el trabajo muy bien.

―Lo hice, vaya si no lo hice

―Estoy muy feliz por esto ―dijo ella, mientras el sentía su

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toque en su cara ―. Acerca de tu respuesta sobre todo.

Supongo que a los dos los había sorprendido con su reacción.

Acariciando su vientre, pensó en lo que estaba creciendo


dentro de ella. ― ¿Quieres saber cuál es la mejor parte de esto?

―Dime, ―ella susurró.

―Me has dado algo que ni siquiera sabía que necesitaba. Es


el mejor regalo que recibiré jamás, es como, completarme en
lugares en los que no era consciente que estaban vacíos. Y sin
embargo, a pesar de todo eso, no te amo ni un poco más. Tú eres
tan importante para mí como siempre lo has sido. ―se curvó hacia
abajo y le dio un beso en la camisa suelta que llevaba puesta que
era una de las suyas en realidad, y no era tan buena ―. Estaba
totalmente unido a ti antes de esto, y lo estaré después de esto y
para siempre.

―Vas a hacerme llorar de nuevo.

―Llora. Y deja que me ocupe de ti. Me hare cargo de todo.


J.R. Ward The King

―Te amo mucho.

Se movió a su boca y la besó una vez, dos veces, tres veces


―Vale. Recuéstate ya. Ahora termina de alimentarte y descansa, y
un criado traerá comida.

―Nada de comida, por favor. No en este momento. Tu fuerza


es todo lo que necesito.

Amén a eso, pensó.

Wrath se quedó en el borde de la cama cuidando de ella


mientras se alimentaba. Luego la ayudó en la ducha, consiguió
secarla, y la coloco entre las sábanas.

―Sólo voy a descansar un poco. ―Dijo ella, que ya iba a la


deriva cuando las persianas comenzaron a subir por la noche.

―Tanto tiempo como quieras.

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Un hijo. Un hijo.

―Voy a ir a golpear el escritorio ―dijo antes de detenerse a sí


mismo.

Es curioso, eso era lo que le había dicho todas las noches


después de la primera comida, su manera de reconocer bromeando
que tenía que ir a ponerse su corona y tratar con la mierda.

―Estoy tan contenta ―dijo ella con voz soñolienta.

Era divertido ¿en este momento? Todas las cosas de ser el


rey no parecían como una carga más. De hecho, cuando agarró el
arnés de George, sintió sorprendentemente fácil bajar las escaleras
y dirigirse hacia su estudio.

En cuanto entró en la habitación y se encontró con el


escritorio, caminó alrededor de sus esquinas talladas e hizo una
pausa antes de sentarse en la silla de su padre. Lentamente bajó su
peso con una sensación de asombro. El trono crujió como siempre
lo hacía y se preguntó, si mientras su padre se había sentado en el,
había hecho lo mismo. No recordaba ese detalle de su juventud y
J.R. Ward The King

deseaba que su memoria fuera mejor.

En lugar de llamar a Saxton para consultar el correo


electrónico a través de su equipo de voz activado, frunció el ceño y
trató de sacar la mayor cantidad de recuerdos del pasado que pudo.
Era nebuloso lo que recordaba a causa de sus ojos defectuosos.

Dios, nunca pensó en el lado humano de su esposa de una u


otra manera pero esperaba como el infierno que el nuevo ADN que
traía a la mesa pudiera trabajar en su defecto. Sería tan bueno si su
hijo naciera con buena vista.

¿Pero si el pequeño no la tenía?

Entonces él mismo había abierto el camino, y estaría allí para


apoyar a su hijo. Ser ciego no era genial, pero eso no quería decir
que tenía que perder en la vida.

Mieeeeeeeeeerda, pensar que había estado dispuesto a

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sacrificar a un niño sólo porque tenía miedo que él o ella podría
tener un defecto. Estúpido. Tan estúpido. Y realmente jodido.

Gracias a Dios el destino sabía que era lo mejor.

―Mi señor ―dijo Fritz.

― ¡Adelante! ―exclamo, estaba realmente alegre, tiempo


para no bajar la marca. Aunque sólo fuera para no molestarse a sí
mismo.

―Uno de los trabajadores desea una audiencia.

Ah, sí. Y por un momento, volvió a su defecto de distanciarse


de las cosas, pero luego se puso de pie. ― Bajaré... no.

Con el pensamiento consciente, se sentó de nuevo en el


trono.

―Envíalo aquí arriba, escóltalo por favor. Y consigue algún


hermano para ayudar.

No estaba dispuesto a confiar en nadie, pero el pueblo tenía


J.R. Ward The King

que entrar en su casa.

―Ahora mismo ―dijo el mayordomo ―. ¡Sera un placer!

Parecía que él no era el único con un estado feliz, feliz,


alegría, alegría.

Bajó la mirada al suelo. ―No sé lo que estoy haciendo aquí,


George ―el resoplar de apoyo que obtuvo a cambio, fue
exactamente el voto de confianza que necesitaba. Que se joda la
glymera, de verdad.

Un poco más tarde, la aguda voz de Vishous corto en la


habitación.

―Llego tú visitante.

―Hazlo pasa.

Hubo cierto arrastre de pies y de pronto, la esencia en la

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habitación cambio tan abrumadoramente, Wrath retrocedió.

Él nunca había conocido tal… ¿gratitud? ¿Era eso lo que era?


¿Reverencia? Era un bouquet que nacía de profundas emociones,
eso era seguro.

―Reverencia del capataz ante tu escritorio, mi hermano.


―Dijo V ―. Se ha quitado el sombrero.

El hecho de que el capataz estuviera llorando era algo que


Vishous juiciosamente dejó fuera del informe.

Wrath se puso de pie y dio un rodeo. Antes de que pudiera


decir nada, sin embargo, una corriente de palabras cayó de la boca
humilde del hombre.

―Sé que fue usted. Sé que sólo podría ser usted ―La voz del
hombre se ahogó ―. No puedo pagarle ¿Cómo sabía?

Wrath se encogió de hombros. ―Me imaginé que tu hija


probablemente necesitaba una mejor silla de ruedas. Y un par de
J.R. Ward The King

rampas.

―Y la furgoneta. La furgoneta... ¿Cómo lo supo?

―Supongo que el dinero es un poco estrecho, aunque te


tomas el cuidado de tu familia muy bien. Y en cuanto al por qué, me
estás ayudando aquí, quería ayudarle allí.

―Mi segunda shellan, no puede expresar su agradecimiento


lo suficiente. Tampoco puedo yo. Pero le ofrecemos esto. Como un
homenaje indigno de su Alteza.

Wrath frunció el ceño, una porción repentina del pasado volvió


a él.

Y le hizo parpadear con fuerza.

Podía recordar la gente hacer esto con su padre, le daban


ofrendas al rey como agradecimiento.

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―Es un honor ―dijo con voz ronca mientras lo ponía en sus
manos.

Lo que estaba colocado sobre sus manos era suave, muy


suave.

― ¿Qué es?

Hubo una pausa incómoda, como si el capataz no entendiera


y ese fue el momento en el que Wrath supo que había llegado a una
encrucijada. Extrañamente, pensaba en su hijo. Cambiando
ligeramente el peso a un lado, extendió la mano… Y se quitó las
gafas envolventes.

―Soy ciego ―le dijo al plebeyo ―. No puedo ver. Así es


como sé lo que es importante para ti y tu familia. Tengo algo de
experiencia en buscar comodidades para vivir en este mundo.

El jadeo fue ruidoso.

Wrath sonrió un poco. ―Sí, eso del título de rey ciego no eran
J.R. Ward The King

sólo chismes. Es la verdad de Dios y no me avergüenzo de ello.

Santa mierda. Hasta que no dijo esas palabras, no se había


dado cuenta de que se había sentido inferior. ¿Cuánto lo había
mantenido oculto? ¿Cuántas disculpas había ofrecido por algo que
de lo que no tenía ningún control? Pero el tiempo había pasado.

Invidente o no, Tenía que dar ejemplo en este mundo, y


estaba maldito si no iba a vivir para ello.

―Así que por favor ―dijo al plebeyo claramente asombrado


―. Descríbeme el regalo que con el que me honras.

Hubo una pausa muy larga. Y el capataz no era el único que


estaba sorprendido. V emanaba doce tipos de OMG mientras
fumaba como una maldita chimenea en el rincón.

El capataz se aclaró la garganta. ―Es, um. Mi compañera,


ella teje la tela de la manera tradicional del Antiguo País. Lo vende

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dentro de la raza para las banderas de consuelo y ropa. Este es...
es su mejor tejido, uno que hizo hace años y no ha tenido el
corazón para vender. Le tomó un año completarlo ―La voz del
hombre se quebró ―. Ella dijo que sabe por qué ahora no podía
dejarlo ir, lo estaba guardando en tributo para usted.

Wrath puso las gafas envolventes a un lado y pasó las manos


adelante y atrás sobre la tela. ―Nunca he sentido nada tan fino, es
como el satén. ¿De qué color es?

―Rojo.

―Mi color favorito. ―Wrath hizo una pausa. Y luego decidió,


a la mierda ―. Voy a tener un hijo. ―Sonó el segundo jadeo de
asombro ―. Sí, mi amor y yo tuvimos suerte. ―De repente, la
realidad de su hijo no siendo el heredero al trono lo golpeó y sintió
tristeza. No realmente y también una especie de alivio ―. Voy a
usar esto para recibirlo. Cuando nazca. ―Yyyyyyyyyyyyyyyyyyyy
sonó un tercer jadeo.

―No, él no es el heredero al trono ―dijo Wrath ―. Mi esposa


J.R. Ward The King

es parte humana. Así que no puede sentarse donde lo hago pero


todo esta bien. Su hijo podría abrirse su propio camino. Él era...
libre.

Y en cuando Wrath habló su verdad, sin disculpas o


explicaciones, como envolviéndose a sí mismo en las vestiduras de
honestidad, cuando dijo las palabras que había mantenido ocultas,
sin darse cuenta de que lo había hecho. Comprendió que él también
era finalmente libre, y que sus padres, si hubieran tenido la
oportunidad de mirar por encima de su hombro, le habrían
aprobado.

Justo como era.

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Capitulo 66
Traductor: Klaus Origen y Zsadist Rlhdn
Corregido por:Payne RLhdn.

El Caldwell Galleria Mall estaba abierto hasta las diez de la


noche.

Cuando Xcor se materializó en un rincón escondido de su


vasta cadena de plazas de aparcamiento, pasó junto a las hileras
de coches aparcados, sus largas zancadas devorando la distancia
hasta una entrada que tenía alguna señal roja gigante sobre una
multitud de puertas.

No tenía idea de lo que estaba haciendo aquí. Caminando


entre los humanos con un propósito que, de haber ordenado a uno
de sus hombres llevar a cabo ese propósito, nunca le habría
J.R. Ward The King

permitido perdonar.

Empujando a través de las puertas de vidrio, frunció el ceño.


Ropa para mujeres abundaba a la izquierda y la derecha, todo tipo
de colores alegres, lo que le hizo pensar con cariño en coger un
lanzallamas para sacar a sus retinas de su miseria.

Más adelante, había sección tras sección de vitrinas con


rarezas brillantes en ellas, bufandas que colgaban de bastidores y
espejos, maldición, había espejos por todas partes.

Pasando por ellas, bajo la mirada.

No quería recordar su fealdad. En especial, no esta noche,

¿Tenían siquiera lo que estaba buscando en este lugar?

Merodeando por el primer piso, podía sentir los ojos de los


clientes sobre él, y estaba claro que se preguntaban si iban a

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terminar en las noticias de la noche de una mala manera. Él los
ignoró a todos y procedió a subir por un conjunto de escaleras
móviles.

Fue en la segunda planta que encontró el departamento de


ropa masculina.

Sí, aquí, todos los tipos de camisas masculinas y los


pantalones y suéteres y las chaquetas se organizaban en perchas y
mesas de exhibición. Y al igual que en la planta baja, la música
golpeaba en tono bajo por encima de la cabeza.

¿Qué demonios estaba haciendo allí?

―Hey, ¿puedo ayudarle...? ¡whoa!

Cuando se dio la vuelta y se acomodó en su postura de


ataque, el vendedor humano negro saltó hacia atrás y puso sus
palmas hacia arriba.

―Perdóneme ―murmuró Xcor. Al menos no había sacado


una de sus armas.
J.R. Ward The King

―No hay problema. ―El hombre guapo y bien vestido sonrió.


― ¿Busca usted algo específico?

Xcor miró a su alrededor, y casi volvió a la escalera de lujo.


―Necesito una camisa nueva.

―Oh, genial, ¿tiene una cita?

―Y pantalones. Y calcetines. ―Ahora que lo pensaba, él


nunca llevaba ropa interior ―. Y ropa interior. Y una chaqueta.

El vendedor sonrió y levantó una mano como si fuera a


palmear a su cliente en el hombro pero luego se contuvo mientras
se replanteó claramente el contacto.

― ¿Qué clase aspecto le gustaría? ―le preguntó


inmediatamente.

―Vestido.

Pagina 695
El hombre hizo una pausa como si no estuviera seguro de si
eso era una broma.

―Ah... está bien, puedo trabajar con el no al nudismo.


Además de que es legal. Venga conmigo.

Xcor le siguió, porque no sabía qué otra cosa hacer, había


conseguido poner esta bola a rodar; no había ninguna razón para
no seguir adelante.

El hombre se detuvo delante de una exhibición de camisas.

―Así que voy a seguir con el planteamiento de que es para


una cita, a menos que me diga lo contrario. ¿Casual? Usted no ha
mencionado un traje.

―Casual. Sí. Pero quiero un estilo... Bueno, no ser como yo


mismo, en todo caso. Presentable.

―Entonces creo que lo que vas a querer es un botón-abajo.

― ¿Un botón de abajo?


J.R. Ward The King

El tipo lo miró fijamente. ―Usted no es de aquí, ¿verdad?

―No, no lo soy.

―Lo puedo decir por el acento. ―El vendedor pasó una mano
por la increíble variedad de cuadros cruzados encima de cuellos.
―Estos son nuestros cortes tradicionales. Puedo decir sin medir
que la moda Europea no va a sentarle bien es demasiado
musculoso en los hombros. Incluso si pudiéramos conseguir el
tamaño del cuello y del brazo derecho, creo que aun así la
reventaría. ¿Le gusta alguno de estos colores?

―No sé lo que le gusta.

―Aquí. ―El hombre cogió una azul que le recordaba a Xcor


el fondo en su teléfono ―. Este va bien con sus ojos. No me gusta
basarme en esas cosas pero tiene que trabajar con lo que tiene.
¿Tiene usted alguna idea de su tamaño?

Pagina 696
―XXXL.

―Tenemos que ser un poco más exactos. ―El vendedor sacó


una cinta métrica ―. ¿Cuello. Brazos?

Como si quisiera ayudar con todo el conocimiento, el hombre


hizo un pequeño círculo alrededor de su propia garganta.

Xcor se miró a sí mismo. No llevaba nada más que la


camiseta sin mangas que tenía pero limpia, un par de pantalones
militares de combate, y sus botas.

―No lo sé.

El hombre se acercó con la cinta, pero luego dudó. ―Le diré


una cosa, ¿qué tal si le doy esto y simplemente lo envuelve
alrededor de su cuello y yo leo el número?

Xcor tomó la cosa e hizo lo que le habían dicho.

―Está bien, wow. ―El vendedor se cruzó de brazos sobre el


pecho ―. Bueno, no usara corbata, ¿no?
J.R. Ward The King

― ¿Corbata?

―Voy a tomar eso como un no. ¿Me deja que mida el brazo?

Xcor extendió el izquierdo y el hombre se movió rápido.

―Eso es casi normal en longitud al menos. ¿Ancho? Estamos


hablando del tamaño de the Rock105 fácilmente. Pero tengo una
idea.

Tras minuto y medio rebuscando, Xcor tenía tres camisas


diferentes para probarse.

― ¿Y qué hay de los pantalones? ―Preguntó el vendedor.

―No sé mi tamaño o preferencia. Bien podría elegir usted Lo


mismo puede decirse acerca de las chaquetas.

―Tenía la sensación de que iba a decir eso. Venga conmigo.

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Antes de darse cuenta, estaba completamente desnudo en un
probador, vistiéndose con la ropa que le habían dado y ocultando
las armas en un montón que había hecho con la ropa que llevaba.

― ¿Cómo está? ―Su nuevo mejor amigo le preguntó al otro


lado de la puerta.

Xcor se miró a sí mismo en el espejo y sintió que sus cejas se


levantan. Miró... no estaba bien, no. Eso nunca le pasaría a él. Pero
no parecía tan estúpido como se sentía o tan duro como habría
estado con su propia ropa.

Quitándose la chaqueta oscura que le había sugerido


ponerse, se ciñó sus armas de fuego y cuchillos, y luego se puso la
cosa de nuevo.

Quedaba un poco apretado en la parte de atrás, y no podía


abotonarse del todo, pero era mucho mejor que su abrigo de cuero
manchado de sangre. Y los pantalones se estrechaban sobre sus
muslos ligeramente.

105
Actor de películas de acción
J.R. Ward The King

Al salir le entregó las otras dos camisas. ―Voy a llevarme


todo esto.

El vendedor le dio una palmada. ―Bien, es una gran mejora.


¿Necesita zapatos?

―Tal vez más tarde.

―Tendremos las rebajas a finales de mes. Vuelva entonces.

Xcor lo siguió hasta la caja y tomó un par de tijeras de un


lapicero para cortar las etiquetas que estaban colgando de la
muñeca y la cintura. ― ¿Tiene olor?

―Oh, ¿se refiere a colonia?

―Aye.

―Eso es en otro departamento, a través de ese pasillo. Yo le


puedo mostrar dónde está, en realidad, mire esto ―Abrió un cajón y

Pagina 698
saco algo ―. Tengo algunas muestras aquí, sí, de la vieja escuela
Drakkar, Égoïste, esta es buena. Polo original. Oh, intente con esto.

Xcor aceptó un pequeño vial, hizo estallar la tapa y respiro el


olor a fresco y limpio como debería oler alguien elegante.

Básicamente todo lo que no era.

―Me gusta esta.

―Calvin Klein Eternity. Muy tradicional y lo dulce les gusta.

Xcor asintió como si supiera de lo que estaba hablando.

Una total mentira.

El vendedor lo cobró todo.

―Bien, son cinco prendas, en total es: uno noventa y dos.

Xcor sacó los billetes que había empujado en el bolsillo de


atrás. ―Tengo esto ―dijo, enseñando el dinero en sus palmas
abiertas.
J.R. Ward The King

Las cejas del vendedor se levantaron. ―Sí, no necesita todos


esos. ―Hizo una pausa ―. ¿Usted...? sí, está bien, necesita cinco
de estos, cuatro de estos y dos pequeños de estos.

Xcor trató de facilitar el proceso del hombre cogiendo los que


le iba nombrando que, al parecer, quería decir algo.

―Y aquí está su cambio y el recibo. ¿Quiere una bolsa para


sus viejas cosas?

―Sí, por favor. Gracias.

Una bolsa grande de color blanco con una estrella roja fue
puesta sobre el mostrador. ―Gracias por venir, mi nombre es
Antoine, por cierto. Por si quieres volver para los zapatos.

Después de meter sus antiguas ropas dentro, Xcor se


encontró inclinándose sobre su cintura. ―Su ayuda ha sido muy
apreciada.

Pagina 699
Antoine levantó la palma de la mano como si estuviera a
punto de darle una palmada en el hombro de nuevo. Pero una vez
más, se sorprendió a sí mismo y sonrió en su lugar.

―Golpeela duro, hombre.

―Oh, no. ―Xcor negó con la cabeza ―. Eso no será


necesario. Ésta me gusta.

Layla dejó la mansión a las once cuarenta y ocho para


escabullirse por las puertas francesas de la biblioteca. Nadie
J.R. Ward The King

parecía darse cuenta; otra vez. Rhage y John Mattew estaban


manteniendo un ojo sobre los trabajadores en la sala de billar,
Wrath estaba en su estudio con Saxton, Beth estaba reposando, los
otros hermanos estaban peleando y Qhuinn y Blay estaban
disfrutando de un momento de tranquilidad en su noche libre.

Ah, y el personal estaba afanándose con la limpieza después


de la celebración de la primera comida. No es que ella estuviera
controlando a todos en la casa. Nah.

Se desmaterializó desde la terraza trasera, viajó a la pradera


que estaba llegando a ser tan familiar y giro en la base del árbol de
arce.

Vestida con su tradicional túnica, llevaba un abrigo para


mantener el calor y en el bolsillo había puesto un bote de Mace106.

Qhuinn había insistido en que aprendiera defensa personal

Pagina 700
así como a conducir. Por si se diera el caso de que otro macho
apareciera, ella estaría preparada.

Deslizó la mano en el bolsillo de la chaqueta y palmeó con las


manos el cilindro, agachándose tuvo cuidado al caminar todo el
camino alrededor de la árbol y pisaba cuidadosamente la extensión
de pradera cubierta de nieve.

Estaba sola.

Queridísima Virgen Escriba, ¿estaba realmente...? Abajo en la


base de la colina, una figura apareció entre el fino aire y cuando la
brisa cambió de dirección ella percibió el olor.

Era él. Y... ¿algo más?

Algún tipo de fragancia que era a la vez masculina... y


deliciosa.

Xcor se tomó mucho tiempo para acercarse, incluso daba


zancadas sin prisas mientras subía la colina y se acercaba a ella,

106
Marca de gas lacrimógeno usado para autodefensa
J.R. Ward The King

llevando algo bajo el brazo. Su cuerpo respondió de inmediato a su


presencia, con el corazón acelerado, sus palmas sudando y su
respiración entrecortada.

Se dijo que era por miedo y abrumadoramente eso era cierto,


pero había algo más. Cuando llego ante ella se dio cuenta de que
sus ropas eran diferentes, mas refinado, atractivo.

¿Quien sabe si se había vestido así para ella? Tratando de


aliviar el ardor en sus pulmones, inhaló profundamente y frunció el
ceño.

―Hueles... diferente.

― ¿Mal?

Ella negó con la cabeza. ―No, no, en absoluto. Y tu ropa... se


ve muy bien.

Pagina 701
Él no respondió y su rostro no mostraba nada que le hiciera
poder sacar alguna conclusión.

El silencio se extendió hasta que ella no pudo soportarlo más.

― ¿Bueno…?

Por lo menos él no pretendía malinterpretarla. ―He pensado


sobre todo lo que me has ofrecido.

Y ahora su corazón latía tan fuerte, que ella apenas podía oír
su profunda voz.

― ¿Qué has decidido? ―Preguntó ella en voz ronca.

―Estoy de acuerdo con tus términos.

Era lo que había esperado y sin embargo, aun así, comenzó a


temblar sin control.

―A cambio de usarte, cancelaré todos mis esfuerzos en


relación con el trono.

Al menos no había consuelo que pudiera tener, salvo que


J.R. Ward The King

entonces ella sabía que tenía que vivir hasta cumplir su parte del
trato.

―No te preocupes ―dijo con voz ronca ―. No será este


invierno.

Su alivio salió en una fuerte exhalación, que hacia que su


rostro se oscureciera.

―Tu indulto no es indefinido.

Él tomó lo que llevaba debajo de su brazo. ―Tú me darás lo


que quiero tarde o temprano.

Sacándolo rápidamente, lo sacudió liberando lo que resultó


ser una manta y la puso extendida en el suelo.

Mirando por abajo hacia él, Layla no sabía lo que debía hacer.

―Siéntate ―le ordenó ―. Y pon esta a tu alrededor.

Pagina 702
Cuando ella obedeció y le entregó otra para que se
envolviera, se preguntó cómo seria estar en…

Xcor se sentó a su lado y envolvió sus brazos alrededor de


sus rodillas. Mirando al frente, su expresión era inescrutable.

Siguiendo el ejemplo, ella hizo lo mismo, incluso imito su


pose.

Al menos había salvado a wrath. Y proporcionalmente su


bebé estaría a salvo, si seguía haciendo lo que tenía que hacer
para el rey.

No importaba lo que costara.


J.R. Ward The King

Capítulo 67

Pagina 703
Traducido por: Mari Cruz
Corregido por: Zsadist RLhdn

La noche siguiente, Beth se recostó en su cama matrimonial y


sostuvo entre sus manos una pieza de tela extraordinaria. ― ¿Esto
lo ha hecho alguien?

―Sí, la shellan del capataz.

Bizqueando, trató de imaginar cómo el increíblemente fino


tejido podía haber sido confeccionado por algo que no fuera una
máquina. ―Es totalmente increíble.

―Les dije que lo usaríamos para nuestro hijo cuando nazca.

Con un respingo, trató de ignorar el pinchazo de puro terror


J.R. Ward The King

que se disparó a través de ella. Wrath, que había estado


aterrorizado acerca de todo lo referente al parto, parecía haberse
olvidado de esa parte por el momento. Por otra parte, ¿ella? Había
más que tomado el relevo.

―Sí, por supuesto, -―murmuró ―. Me encanta el color.

―Tuve que hacer algo por esos dos. Él es un buen tipo. No


esperaba nada a cambio.

Cuando Wrath salió del vestidor, estaba vestido con su


uniforme, y ella tuvo que tomar un segundo para admirar la vista. Su
pelo se balanceaba suelto, casi hasta su duro trasero. Sus brazos
eran magníficos, mostrando cada músculo que tenían, gracias a la
ajustada camisa sin mangas. Y esos pantalones de cuero…

Pagina 704
―Así que imagino que ella ha trabajado en eso durante un
año…

― ¿Vas a volver a tener relaciones sexuales conmigo alguna


vez? ¿O tengo que esperar cinco meses?

Detenido. En seco.

Pero al menos sabía que su marido la estaba prestando


atención. ―Vamos, Wrath. Como te dije ayer, estoy embarazada,
no rota.

―Ah…

Ella miró sus caderas, contemplando cómo su excitación


tomaba forma, deseando esa larga y dura erección suya.
J.R. Ward The King

―Bueno, al menos sé que me deseas -―murmuró.

―No lo dudes jamás.

―Entonces, ¿qué tal ahora? Porque te ves… muy bien ―sus


ojos volvieron a recorrerle de arriba abajo ―. ¿Te hiciste más
grande de repente? Quiero decir, ¿eso que hay en tu bolsillo es un
bate de béisbol o es que te alegras de verme? Ven aquí y déjame
probar tu mercancía, chico grande.

Él dejó caer la cabeza hacia atrás. ―Beth…

―Queeeeeeé. ¿Cuál es el problema? Mira, tenemos que


hablar de esto. Esto de la abstinencia no es bueno para ti ni para
mí.

Pagina 705
―Mi hijo está ahí, ¿de acuerdo? Y simplemente, no me
parece… bien.

Beth no quería reírse, pero no pudo evitarlo. ―Lo siento.


Levantó las manos cuando él frunció el ceño como si estuviera
enfadado. Honestamente, no me estoy burlando de ti.

― ¿Oh, de verdad?

―Ven aquí ―ella abrió los brazos ―. Y no, no voy a


seducirte. Palabra de scout.

Él se acercó con los pies descalzos, los calcetines negros


colgando de sus ágiles manos. Parecía absurdo hacer sentarse al
rey de los vampiros y echarle una arenga, especialmente cuando
estaba hecho de la forma en que lo estaba. Pero ella se iba a volver
J.R. Ward The King

loca si no conseguía tener esa conexión sexual. Y él también.

―Me gustaría estar contigo ―le dijo ―. Pero sólo si te sientes


cómodo. No vas a hacerle daño al bebé, puedes llamar a la doctora
y preguntarle tú mismo. O habla con Z, él y Bella estuvieron juntos
mientras estaba embarazada. Ella me lo contó. Habla con quien
necesites hacerlo, pero por favor, reconsidera tu posición. Estar
contigo tiene que tener un lugar en todo esto.

Cuando él hizo crujir los nudillos como si estuviera


considerándolo, ella se quedó mirando los tatuajes que recorrían la
parte interior de sus antebrazos. Trató de imaginar a un hijo suyo
con un conjunto similar y extendió la mano, dándole la vuelta a una
de las manos para poder recorrer con la yema de sus dedos los

Pagina 706
símbolos.

― ¿También conseguirá él éstos? ―Tantos nombres, pensó


―. ¿O a causa de que yo sea su madre, no le está permitido…?

―A la mierda con eso. Puede conseguir absolutamente todos


y haré que V se los haga. Pero sólo si él los quiere.

―Estoy sorprendida.

― ¿Sobre qué?

―Sobre cuánto lo deseo. Cuánto quiero que sea exactamente


como tú.

Hubo una larga pausa, y Wrath tuvo que aclararse la


garganta. ―Ese debe ser el mejor cumplido que nadie me hizo
nunca.
J.R. Ward The King

―No lo sé… Sólo es que siento que eres el hombre perfecto.

―Ahora vas a hacer que me sonroje.

Ella soltó una carcajada. ―Es verdad.

―Maldigo constantemente. Tengo poca paciencia. Le doy


órdenes a todo el que me rodea, incluyéndote a ti.

―También eres un gran guerrero. Un gran amante, aunque mi


hijo, nunca, jamás, tendrá sexo, nop, no voy a ir por ahí, y si
tenemos nietos, serán inmaculadamente concebidos. Espera,
¿dónde me quedé…? Oh, sí, también eres muy fiel. Nunca has
mirado a otra mujer.

Wrath levantó su índice ―Y eso sería cierto incluso si pudiera

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ver.

―Y eres inteligente. Muy apuesto…

Él se inclinó ― ¿Estás tratando de darme coba para que


tenga sexo contigo?

― ¿Está funcionando?

―Quizás ―Él besó sus labios suavemente.

―Sólo dame un poco de tiempo. Sólo ayer fuiste al médico


porque estabas vomitando.

Ella recorrió con la mano su mejilla y su dura mandíbula. ―Te


esperaré. Siempre.

―Me alegro ―él se echó hacia atrás ―. Entonces, ¿Cómo


está tu estómago? ¿Quieres comida? La Doc. dijo que teníamos
J.R. Ward The King

que hacer que engordaras un poco, ¿no?

―No me apetece nada. Pero voy a probar algunas de esas


galletitas saladas y Ginger ale. Layla jura que sientan bien.

―Bien hecho. ¿Cuándo vuelves a ir al médico?

―Bueno, eso fue la otra parte de la cita. iAm tuvo que hacer
un poco de magia con la pobre mujer naturalmente, ellos no habían
visto jamás algo parecido a mi análisis de sangre, a pesar de que la
cantidad de hormonas del embarazo resultaron ser las adecuadas.
Quiere que vuelva dentro de un mes, a menos que algo cambie.
Doc. Jane dijo que iba a intentar conseguir una máquina de
ultrasonidos para la clínica, tienen algo de equipo portátil para

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ortodoncias, pero no hay nada específico para embarazos que
muestre imágenes en 3D. Por desgracia, esa cosa va a ser
malditamente cara…

―Lo que sea que necesiten, lo tendrán.

Beth asintió y se quedó en silencio. Después de un momento,


agarró la gran mano de su marido y frotó el pulgar arriba y abajo
sobre ese diamante negro suyo.

― ¿Qué vas a hacer esta noche?

Aunque ya sabía la respuesta.

―Voy a golpear mi escritorio.

Ella sonrió ―Me encanta cuando dices eso ahora.

―Sabes… a mí también. ―Él se encogió de hombros.


J.R. Ward The King

―Es gracioso, me sentía totalmente inadecuado para este


trabajo. Ya sabes, cuando me comparaba con mi padre, bla, bla,
blá. Pero era yo que no me aprobaba, no él. Y no sé, de alguna
manera, he conseguido dejar que esa mierda se vaya.

―Me alegro.

―Sí, es algo bueno. ―Frunció el ceño ―. Sólo desearía que


hubiera una manera de… No lo sé, me gustó ayudar a ese capataz.
Y hay más como él ahí fuera, tiene que haberlos. Aunque no sé
cómo llegar hasta ellos. Mi padre solía lidiar siempre con mierda
como esa, hablar con la gente, gente real, no esa mierda de la
glymera.

Beth se incorporó de repente ―Tengo una idea. Sé

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exactamente qué hacer.

Él le echó una mirada y la lenta sonrisa que se formó en su


rostro era la más sexy que poseía. ― ¿Sabes qué? ―le dijo ―.
Amo tu mente. Lo hago totalmente.

Wrath sacó la pierna hacia fuera y alrededor, haciendo un círculo completo. Y el


contacto se produjo exactamente donde lo quería alto, y en la cara. Tohrture fue con el
impacto, balanceándose en un círculo, blandiendo su espada a la vez para que la hoja
destellara justo al lado del pecho de Wrath. Excepto que no llegó a suficiente distancia.
J.R. Ward The King

Ninguna sangre fue derramada, ninguna ropa cortada. Pero Wrath sabía demasiado para
disfrutar de la pequeña victoria. Volteándose hacia atrás sobre sus pies, dio un salto mortal
en el aire y aterrizó pesadamente, guardando su posición de lucha, alzando sus dos dagas.

―Tire las dos dagas ―ladró Ahgony.

Sin perder un segundo, las tiró lejos, enfrentando a su oponente con las manos
desnudas. Tohrture se abalanzó sobre él sin contenerse en nada, ni en velocidad ni en
fuerza, y Wrath se quedó muy quieto. En el último segundo, mientras el grito de guerra del
hermano resonaba en la cueva iluminada por antorchas, Wrath se lanzó al suelo y agarró al
luchador por los tobillos en un ataque explosivo.

Tohrture cayó hacia delante y como Wrath había aprendido, la última cosa que

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podías desear era un hermano con una espada en sus manos encima de ti. Rodando fuera
del camino, saltó de nuevo en sus pies. Esto era vital. Volver siempre a estar de pie.

La espada produjo un silbido gutural cuando Tohrture comenzó a blandirla de


delante atrás a ambos lados de su enorme torso. Wrath ni siquiera era consciente de las
evaluaciones que estaba haciendo donde se repartía el peso de su oponente, hacia donde
estaban mirando sus ojos, como los pequeños grupos de músculos se estaban contrayendo.
Pero todo era parte de su entrenamiento, cosas que una vez le habían parecido extrañas y
que se estaban convirtiendo en una segunda naturaleza.

De la nada, fue atacado por la espalda, un peso enorme derribándolo al suelo. Antes
de que pudiera inspirar aire, le dieron la vuelta y fue agarrado por la garganta mientras un
guante de pinchos se cerraba en un puño.
J.R. Ward The King

¡Crack!

El impacto le dejó casi sin sentido, sus brazos desmayados en el suelo de tierra
apisonada.

― ¡Call! ―gritó Ahgony. Instantáneamente, el peso se apartó, Night salto fuera de


su camino, su rostro mostrando ahora preocupación, no agresión. Wrath se obligó a darse la
vuelta y levantar su torso del suelo. Luchando por respirar a través de su boca
ensangrentada, dejó que el flujo sangriento cayera al suelo sucio con la ayuda de la
gravedad.

El dolor le había quemado al rojo vivo la cara, y mientras esperaba a que se


desvaneciera, se recordó de nuevo el principio de todo esto, cómo la sensación de daño le

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había aturdido, asustado y distraído. No más de eso. Ahora conocía el esquema del alivio:
cómo el entumecimiento llegaría inevitablemente, cómo de suficientemente pronto se
aclararía su mente y volvería a estar de pie.

Drop. Drop. Drop.

Su sangre era de color rojo brillante mientras formaba un charco cada vez más
grande bajo su cara.

―Es suficiente por esta noche ―anunció Ahgony ―. Buen esfuerzo, Señor.

Wrath se incorporó sobre sus rodillas, por lo que su torso se irguió. Sabía que no
debía intentar ponerse en pie aún. Su cráneo se sentía demasiado ligero para eso. Espera…
espera… ―Aquí, Señor, permítame ―dijo Night, ofreciéndole su mano.
J.R. Ward The King

― ¿Deberíamos llamar al sanador? ―dijo alguien.

Wrath cerró sus ojos y sintió como su cuerpo cedía. Pero luego imaginó a su amada
shellan, yaciendo en su cama, su piel del color de las nubes. Levantándose por su cuenta,
escupió la sangre que quedaba en su boca. ―Una vez más ―les dijo a los reunidos ―.
Hagámoslo… otra vez.

Hubo un momento de pausa, la luz de las antorchas parpadeando sobre los otros
machos en la cueva secreta de entrenamiento. Y entonces los hermanos se inclinaron ante él
del modo que él había notado recientemente que empezaban a usar no al modo de la corte,
no, ni como saludo o despedida, como era la costumbre aristocrática.

Esto era con respeto.

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―Como desee, mi Señor ―dijo Ahgony. Antes de gritar una vez más ―. ¡Call!

Capítulo 68
Traducido por: Regin y Blay Rlhdn
Corregido por: Zsadis Rlhdn

― ¿A dónde vas?

Abalone hizo una pausa mientras se ponía la chaqueta.


Cerrando los ojos, recompuso su expresión antes de darse la vuelta
y miró a su hija.

―A ninguna parte, cariño ―le sonrió ―. ¿Vas a proceder con


tus lecciones?

― ¿Por qué esta carta? ―Ella dio golpecitos al sobre abierto


J.R. Ward The King

que había en su palma ―. ¿A dónde vas?

Pensó en la proclamación que colgaba sobre la chimenea, la que


llevaba el nombre de su padre. Y entonces le preocupó que
recayera en las delicadas manos de su hija.

―Fui llamado ante el rey ―dijo con firmeza ―. Tengo que


obedecer.

Su hija palideció, cruzando sus brazos y rodeándose con


ellos. ― ¿Vas a regresar?

―No lo se ―caminó hacia ella y extendió los brazos,


atrayéndola hacia sí ―. Eso depende de su majestad.

― ¡No vayas!

―Serás provista de lo necesario ―Asumiendo que los activos


que una vez le fueron dados a su padre por el rey de entonces se

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siguieran manteniendo. Pero incluso aunque no fuera así, había
escondido mucho en lugares secretos ―. Fredicah está al tanto de
todo y cuidará de ti ―dio un paso hacia atrás ―. No puedo
avergonzar a nuestro linaje, tu futuro depende de ello.

Si no hacía lo correcto por cobardía, sabía que ella iba a ser la


siguiente. Y eso no lo soportaría.

―Que estés bien ―le dijo a su hija con voz agitada.

― ¡Padre! ―gritó ella cuando él se giró y se dirigió hacia la


puerta.

Haciéndole un ademán con la cabeza al mayordomo, no pudo


mirar mientras el doggen intervenía y sostenía a su hija.

En el exterior, aún podía oír a su amada hija gritando su


nombre y lamentándose. Y eso le tomó un tiempo antes de ser
capaz de reunir la concentración necesaria para desmaterializarse
aunque finalmente lo consiguió.

Yendo a la dirección que le había sido dada, volvió a tomar


forma enfrente de... Bueno, si esto era el lugar en el que iba a ser
J.R. Ward The King

ejecutado, era lo suficientemente elegante para que uno perdiese la


vida. La mansión estaba en la mejor zona de Caldwell, una belleza
federal con luz brillando a través de todas las ventanas y una alegre
linterna colgada en el frente, atrayéndolo hacia la entrada.

Podía ver figuras moviéndose en su interior.

Grandes figuras.

Con el miedo apretando su garganta y debilitando sus rodillas,


se acercó a la puerta principal. Había un botón para llamar junto al
tirador de bronce de la puerta, y en cuanto lo pulsó, el amplio portal
se abrió a lo ancho.

― ¡Hola! Tú debes de ser Abalone.

Lo único que pudo hacer fue parpadear. La morena que había


frente a él vestía con ropa holgada, su pelo se rizaba en las puntas,
sus ojos eran brillantes, de un azul amable y atento.

Pagina 714
―Soy Beth. ―le tendió la mano ―. Me alegra mucho que
hayas venido.

Él miró su mano y frunció el ceño. Eso era.... ¿El Rubí


Saturnino? Queridísima Virgen Escriba, esta era la....

Abalone se arrodilló ante ella, inclinando la cabeza hasta casi


rozar el pulido suelo.

―Su Alteza, no soy digno de...

Un par de enormes botas negras entraron en su línea de


visión.

―Hey, mi hombre, gracias por venir.

Esto tenía que ser un sueño.

Abalone alzó la vista hacia arriba, y arriba, y más arriba aún


hasta encontrar al más tremendo macho vampiro que hubiera
contemplado jamás. Y de hecho, con ese largo pelo negro y esas
J.R. Ward The King

gafas de sol envolventes, él sabía exactamente quién era.

―Su Alteza, yo...

―Sin ánimo de ofender, pero ¿Podrías levantarte? Me


gustaría cerrar esta puerta, mi esposa se está enfriando.

Mientras se levantaba con dificultad se dio cuenta de que


había olvidado quitarse el sombrero. Con un movimiento
espasmódico se lo arrancó de la cabeza y lo puso delante de su
cuerpo.

Entonces, solo pudo mirar hacia delante y hacia atrás,


mientras dos machos tan grandes que debían de ser hermanos, se
levantaban de sus sillas en el vestíbulo.

― ¿Éste es? ―preguntó el espléndidamente guapo.

―Sep ―respondió el rey, señalando con su brazo hacia la

Pagina 715
derecha ―. Ven por aquí Abe...

― ¿Vas a matarme? –―dijo Abalone sin moverse.

Las cejas de la reina se alzaron con sorpresa. ―No, buen


Dios, no. ¿Por qué haríamos eso?

Wrath puso una mano en el hombro de Abalone. ―Te


necesito vivo, amigo. Necesito tu ayuda.

Convencido de que iba a despertarse en cualquier momento,


Abalone le siguió aturdido hacia una preciosa habitación que debía
de haber sido construía con el fin de albergar un comedor, dada su
araña de cristal y la chimenea prominente que allí había. Sin
embargo no había una mesa larga y delgada, ni una fila de sillas, ni
un aparador para servir.

En lugar de eso, frente a la chimenea había un par de sillones


con el ángulo perfecto para sentarse en ellos quedando cara a cara,
y había más sofás y asientos igualmente cómodos a un lado. Un
escritorio había sido dispuesto en una esquina cercana, en el que
un macho rubio hermoso estaba sentado, vestido con un elegante
J.R. Ward The King

traje de tres piezas, barajando un montón de papeles.

―Toma asiento Abe ―dijo el rey mientras se sentaba en uno


de los sillones.

Abalone se sintió agradecido, esto era mucho mejor que la


guillotina después de todo.

El rey sonrió, su duro semblante aristocrático adoptó cierta


calidez. ―No se cuanto sabe sobre mi padre, pero él solía tener
audiencias con los plebeyos. Mi esposa leyó su correo electrónico la
noche de ese encuentro del consejo y ¿Mencionaste que trabajabas
con ellos en una organización?

Abalone miró de uno a otro entre el rey y su compañera, que


había tomado asiento en una de las sillas acolchadas y estaba
sirviéndose una Ginger Ale. El par había mentido, pensó de
repente. Ellos estaban muy unidos, su deferencia y devoción hacia

Pagina 716
el otro eran evidentes.

― ¿Abe?

―Ah... ―en absoluto lo que esperaba de ninguna de las


maneras aunque estaba contentísimo de que la idea de la glymera
hubiera sido frustrada. ―Si, pero es... es más bien como una
asociación libre, en realidad. Hay cuestiones que deben ser
ordenadas, y no es que esté intentando meterme en su forma de
gobernar...

El rey levantó las manos. ―Hey, estoy agradecido. Solo


quiero ayudar.

Abalone tragó sintiendo su garganta seca.

― ¿Quieres un refresco? ―dijo alguien.

Era un hermano con pelo negro azabache, barba de chivo y


unos ojos que eran plata helada así como una serie de tatuajes en
la sien.

―Por favor. Gracias ―respondió Abalone débilmente.


J.R. Ward The King

Dos segundos más tarde, el hermano le trajo una Coca-cola


fría en un vaso de cristal. Lo que resultó ser la mejor cosa que
Abalone hubiese probado nunca.

Recomponiéndose a sí mismo, murmuró. ―Perdóneme, temí


que lo encontrara desaprobatorio.

―En absoluto ―Wrath volvió a sonreír ―. Vas a ser muy útil


para mí.

Abalone se quedó mirando el vaso efervescente. ―Mi padre


sirvió al suyo.

―Si. Y muy bien, por cierto.

―A través de la generosidad de su sangre, la mía ha


prosperado ―Abalone tomó otro sorbo, su mano temblando
haciendo tintinear el hielo ―. ¿Puedo decir algo sobre tu padre?

Pagina 717
El rey pareció endurecerse. ―Si.

Abalone levantó la vista sobre las gafas de sol.

―La noche que él y su madre murieron, una parte de mi


padre murió también. Nunca fue el mismo después de eso. Si
puedo recordar nuestra casa estuvo de luto durante un total de siete
años, los espejos cubiertos con paños negros, el incienso, el
umbral marcado con una marca negra.

Wrath se frotó la cara. ―Eran buena gente, mis padres.

Abalone puso el refresco a un lado y se movió fuera de la


butaca, arrodillándose delante de su rey. ―Le serviré al igual que
mi padre lo hizo, hasta la medula ósea.

Abalone era vagamente consciente de que otros estaban


presentes en la sala y lo buscaban con la mirada. A él no le
importaba nada. La historia había cerrado el círculo y se preparó
para ir adelante con orgullo.

Wrath asintió una vez. ―Te estoy haciendo jefe de mi corte.


J.R. Ward The King

Justo aquí y ahora. Saxton, ―ladró ―. ¿Qué tengo que hacer?

Una voz culta respondió sin problemas, ―Acabas de hacerlo


todo. Prepararé el papeleo.

El rey sonrió y extendió la palma de la mano. ―Eres el primer


miembro de mi corte. ¡Boom!

―Sé dónde fuiste ayer por la noche.

Xcor se detuvo en medio del callejón sin darse la vuelta. ―

Pagina 718
¿Eras tú?

La voz de Throe era plana. ―Te seguí, y la vi.

Ahora él se giró sobre sus botas de combate. Entrecerrando


los ojos a su segundo al mando, le dijo ―Ten cuidado con lo que
vas a decir a continuación. Y no vuelvas a hacer eso otra vez.

Throe pisoteó con su bota. ―Hablé con ella. ¿Qué demonios


estás haciendo?

Xcor se movió tan rápido que en menos de un instante tuvo al


otro macho contra la pared de ladrillos del edificio luchando por
respirar a través de su garganta.

―Eso no es algo que puedas cuestionar ―Xcor se aseguró


de que él no cogiera su daga, pero era difícil ―. Lo que suceda
dentro de mi vida privada no es asunto tuyo. Y permíteme afirmar
esto claramente. Nunca vas a acercarte a ella de nuevo si deseas
vivir para morir de causas naturales.

La voz de Throe era estrangulada. ―Cuando tomemos el


J.R. Ward The King

trono…

―No, No más de eso.

Las cejas de Throe subieron de golpe a su frente. ― ¿No?

Xcor lanzó al macho y se apartó a un lado. ―Mis ambiciones


han cambiado.

― ¿Debido a una hembra?

Antes de que pudiera detenerse, sacó una de sus pistolas y


apuntó directamente a la cabeza de Throe. ―Cuidado con el tono.

Throe levantó lentamente sus palmas. ―Sólo cuestiono ese


giro.

―No es por ella. No tiene nada que ver con ella.

― ¿Qué es pues?

Pagina 719
Al menos a eso Xcor era capaz de decir la verdad. ―Ese
hombre renunció a la mujer a la que estaba unido con el fin de
retener el trono. Se de sus acciones por buena fuente. ¿Si está
dispuesto a hacer eso? Puede tener la jodida cosa.

Throe exhaló lentamente. Y no dijo nada más. El guerrero se


quedó mirando a los ojos de Xcor.

― ¿Qué? ―exigió Xcor.

―Si quieres que te diga algo más, vas a tener que bajar esa
arma.

Pasó un tiempo antes de que su brazo escuchara las órdenes


de su cerebro.

―Habla.

―Estás cometiendo un error. Estábamos siendo capaces de


hacer grandes progresos y habrá otro punto de vista.

―No es por nosotros por lo que no lo haré.


J.R. Ward The King

―No tomes esta decisión por un enamoramiento.

Sin embargo ese era el problema. Temía que había caído


mucho más profundo que eso. ―No estoy…

Throe caminó alrededor, con las manos en las caderas,


sacudiendo la cabeza hacia atrás y hacia delante. ― Esto es un
error.

―Entonces, forma tu propia cábala y tratar de prevalecer. No


va a funcionar, pero te prometo que haré un buen entierro si sigo
alrededor para verlo.

―Tus ambiciones sirven para lo que quiero.

Throe le miró fijamente. ―No estoy queriendo renunciar al


futuro tan alegremente.

―No conozco esa palabra “alegremente”, pero No me importa

Pagina 720
su definición, estemos donde estemos. Tú lo puedes dejar si
quieres, o puedes quedarte y luchar con nosotros como siempre lo
hemos hecho.

―Hablas en serio.

―El pasado no tiene interés para mí tanto como solía. Así


que, si quieres, toma a los demás si lo deseas. Pero nuestra vida en
el Antiguo País bastó durante muchos años, tanto que falle en ver
por qué la identidad del rey debe ser de tal preocupación para ti.

―Eso es porque mi espada no había sido afilada sobre la


piedra de la corona.

― ¿Qué harás ahora? ¿Eso es todo lo que te importa?

―Me temo que no te conozco.

―Una vez eso hubiera sido una bendición.

―Ya no.

Xcor se encogió de hombros. ―Esto es sobre ti.


J.R. Ward The King

Throe miró como si buscara la inspiración en los cielos. ―Bien


―dijo con fuerza.

― ¿Bien, que?

―Podría tratar ―el rostro del varón se convirtió en triste ―.


Mi lealtad esta contigo.

Xcor asintió una vez. ―Tu compromiso es aceptado.

Pero no estaba engañándose a sí mismo. La ambición de


Throe estaba entre ellos ahora, y ningún intercambio de palabras o
incluso de pergaminos iba a cambiar eso. Ellos no estaban hechos
así, no en lo más mínimo. Y quién sabe si tomaría noches o
semanas o años antes de que se distanciaran pero lo que debía
hacer era seguir adelante desde este momento.

Y temía que la moneda de cambio fuera una hembra.

Pagina 721
Capítulo 69
Traducido por: Blay RLhdn
Corregido por: Payne RLhdn

Sentado en su escritorio del Iron Mask, Trez había estado con


todo el asunto del club. El ruido, el olor de los humanos… el
infierno, incluso el papeleo estaba llegando a él.

Empujando lejos unos ciento cincuenta recibos, estaba a


punto de explotar cuando se frotó los ojos. Y entonces, mientras
bajaba sus manos y sus ojos se reajustaban a la luz fluorescente,
una pixelación nubló su visión.

¿Otra migraña?

Cogió un trozo de papel al azar y comprobó si podía leer el


texto. Sin punto ciego todavía. Renunciando a tratar de conseguir
J.R. Ward The King

hacer cualquier cosa se echó hacia atrás en la silla, cruzó los


brazos sobre su pecho y miró a través de la puerta cerrada. El
estruendo lejano de abajo le hacía pensar que tenía que ponerse
tapones para los oídos. Lo que realmente quería hacer era largarse
de aquí. Y no sólo de este club o de lo que estaba pasando en ese
almacén en la ciudad. Quería salir de todo el conjunto de la
absorbente empresa, desde la venta de bebidas alcohólicas, las
prostitutas, el dinero a la locura.

Pero santa mierda, cada vez que cerraba sus ojos, veía la
cara de Selena. Oía su voz cuando dijo que quería vestirse. Olía el
aroma de su decepción.

Mientras pensó de nuevo en su "relación", si es que podía


llamarla así. Definiéndolo en términos de extensión.
Conversaciones fallidas. Medias verdades. Secretos ocultos. Todo
por parte de él.

Pagina 722
Y era raro. Su hermano había estado cotorreando con él para
limpiar sus acciones ¿Cuánto tiempo? Diciéndole que tenía que
conseguir asentarse y detener eso del sexo, advirtiéndole que el
tiempo era cada vez más corto, esperando y rezando para que
viniera un cambio, incluso cuando no hubo ninguna esperanza de
que esto ocurriera. Mientras tanto, él había estado fallándose putas
en lugares públicos, consiguiendo migrañas y montando una gran
ola de autodestrucción, apretando su cuello sin prestar atención.

A pesar de todos los esfuerzos de iAm, Selena había sido la


encargada de hacerle verse a sí mismo realmente.

Parecía una falta de respeto con su hermano admitir eso, pero


así era.

Dios... rezaba para que la reina tuviera una hija que fuera una
elegida. Tal vez así, al menos parte de esta pesadilla podría estar
en…

El golpe en la puerta fue suave y metió una bocanada de aire


en su cuerpo, incluso antes de que abriera.
J.R. Ward The King

―Adelante ―murmuró.

La chica que entro estaba lo suficientemente bien como para


ser una modelo de piernas largas, pero su rostro no estaba muy
allá. Su nariz era un poco demasiado grande, labios un poco
demasiado pequeños, los ojos un poco descentrados. Y eso era
incluso después de toda la cirugía plástica. Sin embargo, desde una
distancia o en la oscuridad, era una maldita mujer fatal.

― ¿He oído que querías verme?

Su voz era como las del sexo telefónico, profunda y ronca, y


su cabello se veía naturalmente grueso cuando lo empujó por
encima del hombro.

―Si. ―Lo bueno es que no sabía lo suficiente como para ser


consciente de que estaba medio muerto.

―Tengo un cliente especial que…

Pagina 723
― ¿Es el tipo sobre el que han estado hablando? ―Sus ojos
se abrieron de golpe ―. ¿El dios del sexo?

―Si, quiero saber si se puedes ir a un apartamento mañana y


reunirte con él.

Él y s'Ex había acordado hacer esto una vez a la semana,


pero ¿cuando su chantajista le llamó y quiso una cita? Te fuiste con
ella. ―Los voy a presentarte y…

―Oh, joder, sí. Las otras chicas estaban hablando de él, es


un semental.

Ella comenzó a pasar sus manos hacia arriba por su cuerpo,


ahuecando sus pechos y su sexo.

―A mediodía de mañana. ―Él le dio la dirección de su


apartamento en el Commodore ―. Te veré allí.

―Gracias jefe.

Cuando sus ojos se estrecharon, tenía la sensación de saber


J.R. Ward The King

lo que venía a continuación. Efectivamente, ella le dijo ― ¿Qué


puedo hacer para mostrar mi gratitud?

Él negó con la cabeza. ―Nada. Sólo ven a tiempo mañana.

― ¿Estás seguro?

Mirando a través de ella, una parte de él quería dar el salto,


era mucho más fácil de esa manera, como caer hacia atrás en una
piscina en julio, chapotear y no tener más calor. El problema era,
que en esa hipótesis, no sabía cómo nadar. Y cada vez que lo
intentaba sólo obtenía un resfriado o terminaba bajo el agua sin
poder respirar. La lucha por llegar a la superficie simplemente no
valía la pena por un momentáneo alivio.

―Gracias nena. Pero tengo que pasar.

La mujer sonrió. ― Tienes una hembra ¿no jefe?

Pagina 724
Trez abrió la boca para decir que no.

―Sí, eso creo.

Ah, pensó. Sí, claro. Después de su pequeño combo feliz,


Selena no había llegado a la mansión de la hermandad de nuevo y
seguro que no había subido a la gran alcoba.

Aún podía recordar exactamente su expresión cuando se le


había se quedado mirando. Al tiempo se había levantado y la había
dejado sola, después de que el silencio se extendiera muuuucho
rato. Sí, claro, podría haberla presionado para algún tipo de cierre o
algo. Pero el resultado final era, independientemente de que tenía
que volver a la s'Hisbe, que todavía estaba contaminándose a sí
mismo.

No tenia nada que ofrecerle a nadie que valiera la pena ni


siquiera para disculparse por ello.

―Ohhhh, eso es un gran chisme, ― dijo la prostituta ―.


¿Puedo decírselo a las otras chicas?
J.R. Ward The King

―Si, claro, como quieras.

Ella prácticamente bailó hasta fuera de su oficina. Cuando la


puerta se cerró de nuevo, se volvió para mirarla. Sobre la superficie
plana, todo lo que podía ver era a Selena, claro, como si hubiera
muerto y su fantasma hubiera venido para atormentarlo.

Por una parte, estaba lo suficientemente loco para desear que


hubiera algunos asuntos pendientes entre ellos para utilizarlos
como excusa para verla. Por otra parte, la realidad era que podía
llegar a ella en unas mil maneras diferentes y todo lo que tenía para
ofrecer era a si mismo.

No era suficiente ayer, hoy o mañana. Muy dentro de él,


comenzó un cambio, al principio sólo lo reconoció como un
pensamiento errado. Pero entonces, cuando el pensamiento resonó
dentro, se dio cuenta que estaba mucho más allá de eso.

Pagina 725
Al mirar hacia el futuro, no vio nada importante en su vida,
excepto su hermano. iAm era sin duda lo único de valor que tenía
en este mundo. Y de repente, la idea de entregarse a sí mismo a la
reina y su hija, convirtiéndose en un esclavo sexual encarcelado en
las paredes del palacio siendo utilizado sólo por su polla y su
eyaculación no le pareció muy diferente a la forma en la que había
estado viviendo su vida. Él había estado jodiendo a muchas
mujeres con regularidad y no le había importado. No era como si
alguna de esas mujeres hubiera significado absolutamente nada.

¿Por qué sería la hija de la reina diferente?

Bueno, mierda. ¿Lo único que no sería lo mismo? Su


hermano sería libre de vivir su vida. Libre. Y eso sería
verdaderamente lo más honorable que Trez podía hacer.

Sentándose en la silla, se dio cuenta... No es una mala


manera de terminar las cosas.
J.R. Ward The King

Sola salió de su apartamento a pesar de que estaba en mitad


de la noche. Simplemente no podía soportar mas estar encerrada y
la terraza estaba haciendo que se apasionara por los viajes.

Bajó los escalones de cemento, que estaban más allá del


sendero que cortaba los arbustos. En el fondo al lado, la playa se
extendía una milla en ambas direcciones y el fuerte viento cálido le
golpeaba en la cara.

No escogió ninguna dirección en particular y puso sus manos


en los bolsillos de su fina chaqueta buscando su teléfono. Se había
mantenido en silencio. Y mientras miraba hacia el oscuro océano y

Pagina 726
escuchaba las olas en la orilla, sabía que no iba a sonar.

Oh, claro, recibiría llamadas de su abuela. Tal vez de la


compañía de teléfono o del taller de reparaciones para su nueva
batería del coche. Pero ninguna desde el código de área quinientos
dieciocho.

Se paró mientras observaba la luz de la luna que se filtraba


desde detrás de la cima del mar agitado. Incluso aunque estaba
mareada, deliberadamente de traslado de nuevo al maletero de ese
coche, sintiendo el frío y la vibración, el miedo de saber que todo lo
que se avecinaba próximamente le iba a hacer daño, mucho.

Sosteniéndolo fuerte contra su pecho se recordó una y otra


vez porque era algo bueno que el teléfono siguiera en silencio.

Al principio, no estaba segura de lo que percibía. No era un


olor, ni el viento que venía contra ella y no era que no viera nada…
Mientras buscaba el paisaje detrás ella, viendo arbustos
desaliñados, avisto otro apartamento con una especie de césped,
una piscina... No había nada que se moviera, ni que sonara
J.R. Ward The King

tampoco.

― ¿Assail? ―Le sopló al viento.

Echo a andar dirigiéndose hacia los arbustos, ¿pero cuando


se acercó a ellos? Él no estaba allí.

―Assail ―dijo en voz alta ―. ¡Sé que estás aquí! ―Su voz
no llegó lejos a causa del viento.

Retrocediendo, corrió más cerca de la casa. ― ¿Assail?

El corazón le latía fuerte en su pecho con una esperanza


traicionera vibrando a través de ella hasta que se sintió como si
estuviera flotando sobre la arena. Pese a todo ese optimismo era
como la gasolina en un tanque. Mientras mas tiempo pasaba sin
que él le contestara menor será el nivel conseguido, hasta que
ralentizara y se detuviera.

Pagina 727
― ¿Assail...?

Ella miró a su alrededor, rogando por verle a pesar de que era


la última cosa que necesitaba. Pero el hombre de cabello oscuro
que estaba buscando no respondió a su llamada y finalmente la
sensación de que alguien la observaba se fue. Como si el viento se
la hubiera llevado. Como si nunca hubiera existido.

Caminando de vuelta a su lugar, dejó que las lágrimas


cayeran una a una sin molestarse para hacerlas desaparecer.
Estaba oscuro y no hay había nadie para verlas.

Y nada que ocultar.

Ella estaba... por su cuenta.


J.R. Ward The King

Pagina 728
Capitulo 70
Traducido por:Vishoud RLhdn
Corregido por:Payne Rlhdn.

Y así fue, las semanas y los meses fueron pasando, las


estaciones cambiaban, del amargo y frío invierno, a los húmedos y
frescos vientos de la primavera que daban paso al dulce aroma de
las noches que anuncian un tempranero verano.
En mayo, la forma en la que Wrath media el tiempo no era por
el calendario, el subir y el bajar de las persianas de la mansión o las
comidas en su propia casa. Él pasaba todas la noche escuchando
las historias sobre su pueblo.
Las reales. Las que hablaban sobre la vida y la muerte. Los
emparejamientos y divorcios. Las enfermedades y la salud. Era
gracioso: tan importante como fue para él la ceremonia vampírica
de emparejamiento, el rito humano que había atravesado con Beth
J.R. Ward The King

consiguió que el metrónomo de su existencia mejorara.


Sus audiencias con los plebeyos estaban listas gracias a la
tranquilidad, y a la constancia de Abe, también conocido como
Abalone, pero las respuestas eran cosa de Wrath. Y había muchas
cosas que hacer, mediando en los desacuerdos de familias,
bendiciendo a los hijos e hijas que nacieron, compartiendo el dolor
con quienes han sufrido pérdidas y alegría con quienes había tenido
buena fortuna.
Como siempre, Beth estaba a su lado, sentada con Abe
durante las audiencias, revisando los papeles con Saxton cuando
fue necesario. Con ese gran vientre creciendo en cada momento.
―Estamos aquí, mi señor, ―dijo Fritz desde la parte
delantera del Mercedes ―. En la casa del amo Darius.

―Gracias, amigo.
Mientras él y George salían de la parte trasera del coche, hizo
una pausa y se inclinó ―Hey, ¿puedes ir a buscar más de esas

Pagina 729
fresas? Ella tiene de nuevo antojo de zanahorias, también. Y
pepinillos. Será mejor que te hagas con dos de esos frascos con
esos hijos de puta ácidos.
―Voy a estar de vuelta de inmediato, mi señor. Y creo que
voy a conseguir algo de yogur helado. ¿Ella lo toma con virutas de
chocolate?

―Oh, mierda. Sí. Y no olvides de la remolacha. O la carne.

―No lo haré.

―Date prisa, ¿de acuerdo? iAm la está trayendo de Pottery


Barn.

Wrath cerró la puerta. ―Vamos a hacer esto ―le dijo George.


Y el perro sabía tan bien dónde ir, que lo llevó a la entrada, que la
Wrath abrió con su mente ―. ¡Hola, cariño, ya estoy en casa! le
gritó.
― ¿Has traído las flores? ―Lassiter gritó detrás.

―No son para ti.


J.R. Ward The King

―Maldita sea. Bueno, estoy en la cubierta esta noche con


Tohr, por lo que podemos ponernos en marcha. Hay una lista
completa de las citas, pero quiero estar de vuelta para cuando
empiece Hell’s Kitchen107.

― ¿No tienes el DVR de esa mierda? ―Wrath refunfuñó


cuando él y George entraban en el antiguo comedor.

―Sí, pero tengo un pobre control de mis impulsos. Eran tan


solo las nueve, ¿de acuerdo? Y odio esperar. A propósito, puse
debajo de tu silla agua fresca para George.

―Por lo menos eres un amante de los perros. Eso es la lo


único que te salva.

― ¡Ja! Tengo alas y un halo, hijo de puta malhumorado. Ya


estoy salvado.

Pagina 730
―Para nuestra suerte.

―Hey, mi hermano ―dijo V mientras se acercaba a través del


arco y encendía uno de sus cigarrillos ―. ¿Dónde está tu chica?

Lassiter interrumpió, ―Ella tiene que venir pronto, ¿no?


―Wrath no pudo evitar sonreír mientras tomaba asiento. El único
momento que el hijo de puta realmente se puso serie fue cuando vio
entrar a Beth y tuvo que admitir que era un poco entrañable.

― ¿Ya volvió? ―Rhage preguntó mientras entraba en la


habitación.

― ¿Cuánto tiempo puede llevarte encargar los muebles para


él bebe? ―Butch pregunto al tiempo que hizo su aparición.

―Semanas ―respondió Z ―No tienes idea.

Y así fue, todo el mundo llegaba con la misma pregunta,


desde Blay y Qhuinn hasta Phury y Rehvenge.

107
Reality de cocina.
J.R. Ward The King

El único que no preguntaba en voz alta era John, pero no


tenía por qué. Desde que habían hecho el anuncio del embarazo
sorpresa, el hermano de Beth se había transformado en una
tranquila y preocupada presencia. Y Wrath amaba a ese chico por
ello. John nunca se puso en su camino, pero siempre estaba allí,
escuchando a Beth, apoyándola, hablando con ella, tragándose sus
películas.
Es curioso, la gravedad con la que se trató la situación hizo
que Wrath pensara en Darius.

Dios, el deseaba que su hermano hubiera sobrevivido para


ver lo que estaba a punto de ocurrir en tan solo cuatro semanas.

Jesús.

Cada vez que Wrath pensaba en el inminente acontecimiento,


descubría que no podía respirar. Pero se forzaba a sí mismo a
recordar todos los chequeos a los que iAm había acompañado a

Pagina 731
su mujer. Beth estaba teniendo un embarazo perfecto. Ella estaba
sana, feliz. Comía, bebía y se alimentaba bien, no es que las Doc.
Sam, la medico humana a la que ella acudía supiera sobre ello. Y la
frecuencia cardiaca también estaba bien. Su hijo estaba genial.

Era casi demasiado fácil.

Cuatro semanas para…

―Leelan ―dijo Wrath mientras él salía disparado de su silla.

Hubo todo tipo de saludos de voces profundas, pero sus


hermanos salieron fuera de su camino de modo que ella tuviera una
oportunidad clara de caer en sus brazos. Y mientras la levantaba,
tuvo cuidado de no presionar su vientre.

― ¿Cómo estás? ―Le susurró al oído, sabiendo que uno de


estos días, ella le iba a contestar que estaba teniendo
contracciones.

―Excelente, estupenda. ¡Oh, Dios mío, tengo las mejores


cosas! Lo tengo todo de color azul. Quiero decir, de cualquier forma,
J.R. Ward The King

vamos a tener un niño. La cuna y el tocador son perfectos ¿verdad,


iAm?
La Sombra respondió: ―Perfecto.

Sin duda, el pobre bastardo no tenía ningún interés en esa


mierda en absoluto, pero eso no importaba. Él era otro más de
aquellos que se habían pegado a Beth como su protector en el
mundo humano y Wrath sabia porque, por supuesto. Era la forma
que iAm tenía de pagarle por permitir que él y su complicado
hermano tuvieran un hogar en la mansión donde quedarse después
de que su casa en el Commodore hubiera sido comprometida.
Además era evidente que le gustaba Beth de una forma no
romántica.
― ¿Verdad que si? ―Beth se abrazó al cuello de Wrath tan
fuerte que no podía tragar ―. ¡Estoy tan emocionada! Quiero que
nazca ya.
― ¿Estas en la etapa de anidación?108 ―Wrath se giro hacia
la dirección en la que había escuchado la voz de Z.

Pagina 732
―Si. Y espera hay mas. Todavía te falta un Diper Genies109 y
conseguir teteros110.
―Vamos a conseguir formula111 ―le informo Beth, como si él
supiese de que estaban hablando ―. En caso de que mi leche no
baje.

Wrath se sentó en la silla y la acomodo en su regazo aliviando


con satisfacción su espalda, dejándola disfrutar de la noticia. Los
hermanos y guerreros se reunieron a su alrededor haciendo
preguntas como lo harían los hermanos mayores.

Cualquiera de ellos habría dado su vida por ella o por el bebé


en su vientre.

108
La pregunta hace referencia a que algunas mujeres en las últimas semanas de su embarazo pasan por
un periodo de anidación o preparar el nido. Es decir tener todo listo para el nacimiento del bebe.
109
Utensilio para desechar pañales.
110
En algunos países son conocidos como mamilas.
111
Leche en polvo para recién nacidos
J.R. Ward The King

Esto era suficiente para hacer que un macho tuviera que


parpadear un poco más rápido.

Mientras Wrath agarraba a su hembra, se dio cuenta que su


mano estaba haciendo círculos en su duro vientre y su cerebro
volvió al momento justo, antes de la puesta de sol. Una vez había
superado su trauma sobre el sexo, las cosas habían vuelto a la
normalidad como había sido después de conocerse.
Oleadas hormonales y todo.
Esa tarde al final del juego, tuvieron que hacerlo con ella
encima, y eso estaba más que bien para él. Amaba acariciar con
sus manos sus ahora pesados pechos y sentir su centro llevándolo
de una manera diferente debido a la forma que había adoptado su
cuerpo.
De hecho, tal vez había tiempo para un rapidito antes de…
―Oye, Abes.

Pagina 733
―Hola, Ab.

― ¿Qué pasa, Albacora?

Naturalmente, Lassiter se negó a llamarlo con el nombre


correcto. Cuando Abalone tartamudeo mientras saludaba, tuvo que
sonreír. El tipo todavía no se había acostumbrado completamente a
los hermanos, pero ellos se habían acostumbrados a él. Y Wrath
también.
―Mi señor, mi señora, buenas noches.

―Abalone, ¿cómo está tu hija ―dijo Beth.

―Sí, Abe, ¿cómo le fue en la cita de la otra noche?

No se oía ni el vuelo de una mosca. La hermandad había


acogido al macho y a su joven hija, y podre de aquel idiota que no la
tratara correctamente.

―Pues, no creo que sea un buen partido. Pero ella estuvo de


J.R. Ward The King

regreso treinta minutos antes del toque de queda.

―Bien. ―Wrath asintió ―. Eso significa que puede mantener


sus piernas. Así que, ¿qué tenemos esta noche?

―Es una lista grande ―el aristócrata hizo el informe ―. La


primera pareja que veremos acaba de tener un nieto y querían
preguntarle si pueden traer a la madre con el pequeño. Sin embargo
su hija no esta casada con el padre y ellos están preocupados por si
esto le puede ofender.

―Por supuesto que no.

El tono de Abalone permaneció tranquilo. ―Pero es


importante para ellos pedirle permiso y admitirlo delante de usted.
―Está bien. Genial. ¿Cuándo voy a conocer el chico?

Abalone río. ― ¿Mañana en la noche?

Pagina 734
―Voy a estar aquí. ¿Y después de esto quien sigue?

―Mi primo, en realidad. El busca permiso para...

A medida que el caballero siguió y siguió detallando las


interrelaciones familiares, Wrath se sobrecogió una vez más. Abe
era tan discreto y respetuoso, ni una sola vez dio un paso fuera de
lugar y aun así, cada puta noche le proporcionaba esta fuente de
conocimiento y compasión.
Era malditamente impresionante.

Y a medida que Wrath se volvía a sentar y escuchaba todo el


preámbulo, le llamo la atención la forma en que podía hacer
malditamente esto. El realmente podría.

Sobre todo, con su shellan frente a él en el centro, su perro a


su lado y sus hermanos rodeándoles.
J.R. Ward The King

Con una sensación de gran temor, Anha puso su mano sobre su vientre hinchado, y
miraba como su compañero se preparaba para la noche que tenia por delante.
A la vacilante luz de la chimenea y de las velas, todo era diferente en él. Había
notado que el cambio se acercaba en los últimos meses, pero en la víspera, todo lo que
había sido suave parecía haberse fundido inmediatamente, la culminación había llegado.
Su cuerpo era diferente ahora, mas duro, más definido. Más grande. Y su expresión no era la
misma. Al menos, no cuando este nuevo estado de ánimo se asentaba sobre sus hombros.
Como si sintiera su escrutinio, él la miro.
― ¿Cuánto tiempo estarás fuera? ―Ella preguntó ― Y no me mientas. Se cual es
el motivo por el cual tu te vas.

Pagina 735
Él aparto la mirada y fue hasta la mesa de roble sobre la cual estaba la ropa que la
hermandad había traído y ella nunca había visto. Todo era negro.
―Volveré al amanecer.

Su voz era más baja de lo normal, más fría de lo normal. Y entonces se dio cuenta
de que se estaba atando una correa de cuero sobre su pecho. Tal y como los hermanos lo
hacían.
― ¿Es que vas a luchar? ―ella susurro con un nudo en la garganta. Finalmente
respondió, solo después de que pusiera dos dagas negras con la empuñadura hacia abajo,
sobre su corazón. ―Volveré al alba.

―Vas a matarlos, ¿no es así?

― ¿Quieres que te responda?

―Sí.
J.R. Ward The King

Wrath, su compañero, su amor, el padre de su naciente hijo, se acercó a ella donde


estaba sentaba frente a su tocador. Cuando se arrodillo fue un alivio, porque él estaba
acostumbrado a estar de esta manera. Especialmente mientras la miraba dentro de sus ojos.

―Voy a hacer lo que necesito hacer, ―dijo.

Ella puso las manos sobre su rostro trazando sus rasgos, recordando todos los
amaneceres en los que había vuelto a casa sangrando, cojeando, hinchado y agarrotado.
Pero últimamente él había mantenido un horario con los otros machos y no había regresado
herido. Por lo tanto ella debería haber sabido que era el momento.

― ¿Te mantendrás a salvo? ―Imploró ―. Te necesitamos.

―Volveré con ustedes. Siempre.

En ese momento, la beso con fuerza. Luego salió por la puerta de la habitación.

Pagina 736
Antes de que cerrara la puerta tras de él, ella vio que los hermanos estaban alineados a
ambos lados del pasillo de piedra, cada uno con una antorcha. Ellos se inclinaron ante su
hellren mientras salía fuera.
Solo.
Dejo caer la cabeza entre las manos, sabia que lo único que podía hacer era rezar.

Capítulo 71
Traducido por: Gloria García
Corregido por: Zsadist Rlhdn

Mientras Wrath veía a la primera de sus citas, Beth salió a


escondidas a la cocina y se enganchó con un tazón de fresas
frescas que Fritz había comprado para ella en el Hannaford local.

Hombre, después de los numerosos meses pasados, se había


acostumbrado a la inactividad, un beneficio que Bella le había dicho
que disfrutara, pero había tenido algo de tiempo para relajarse; ya
que todo el mundo había sido, y seguía siendo, tan amable, los
J.R. Ward The King

hermanos y su compañeras, el personal, John Matthew, las


sombras. Era increíble.
Al igual que el embarazo.

Por algún milagro, tenía un embarazo humano normal, pues


estaba en su octavo mes y se sentía estupenda. Tenía mucha
resistencia, sin hinchazón de los tobillos, sin estrías, y un bebé que
daba vueltas debajo de su caja torácica cada vez que
comía. Especialmente si había azúcar de por medio.

No había nada que la hubiese preparado para esto.

¿Desastres? Mierda, sí, había pensado todo sobre ello.


Después del shock inicial en el doctor, había ido naturalmente
directo a Internet y se aterrorizo estúpidamente con todas las
diferentes cosas que podrían salir mal. Lo que la salvó había sido
que, en ese momento, había logrado pasar sin enterarse ese
espeluznante primer trimestre, cuando la mayoría de los abortos
involuntarios sucedían. Por desgracia, la necesidad la había

Pagina 737
golpeado, un juego salvaje con el que no habría sido capaz de
relajarse durante de otro mes mas.

Pero, sí, la preocupación había pasado en su mayoría ahora


que estaba en la etapa de las últimas cuatro semanas. Y, por
supuesto, el parto iba ser una perra, pero no, no iba a tratar de
joderlo con un plan de parto No–drogas112. Cada vez que se sentía
un poco rara, sólo recordaba que millones y millones de mujeres y
hembras habían hecho todo esto antes de ella.

Lo que su primer plan contenía era tener a iAm y a Trez.


Ambos estarían disponibles y cerca por las siguientes cuatro
semanas. Doc. Sam había prometido liberarse no importara la hora
del día o de la noche, un pequeño compromiso que, sospechaba
iAm había infundido con una de sus habilidades mentales.

Había trabajado en un sin número de ellas, discretamente, por


supuesto.

112
Hace referencia a que muchas mujeres en E.E.U.U deciden no utilizar la Epidural y pasan todo el
trabajo de parto sin ningún tipo de anestesia.
J.R. Ward The King

Y así habían tenido éxito en mantener la identidad de la raza


en secreto.

Tenía la esperanza de que, al igual que una gran cantidad de


mujeres, se pusiera en labor por la noche, así Wrath podría estar en
el parto, al menos la mayor parte del tiempo. Ellos habían acordado,
incluso a pesar de que eso iba a matarlo, que su seguridad y la del
bebé era lo primero. Y eso significaba que iba a tener que ir con la
doctora Sam.

― ¿Son las bayas de su agrado, señora? ―Preguntó Fritz.


Mirando a través de la cocina de su padre, asintió con la cabeza.

―Están perfectas.

Cuando el mayordomo sonrió como si hubiera ganado la


lotería, terminó lo que había en el cuenco y le permitió retirarlo.

Dirigiéndose de vuelta al comedor, tuvo cuidado de no hacer

Pagina 738
ruido mientras se sentaba en su acolchado asiento.

Wrath estaba sentado en su sillón favorito, el de la izquierda,


que estaba detrás del escritorio de Saxton. Al otro lado de él, en la
silla a juego, un hombre estaba sentado con las manos
entrelazadas con fuerza sobre sus rodillas, los hombros
encorvados, su rostro gris. La ropa que llevaba no era lujosa, justo
el tipo de cosas que conseguías en Targuet, y su reloj no era nada
como un Rolex, sólo uno negro mate, atado con una correa. Wrath
se inclinó hacia adelante y le ofreció su palma.

― ¿Qué pasó?

El hombre se balanceo en la silla. ―Ella... ―De repente, miro


a Beth, su rostro empalideció aun más cuando se puso rígida,
poniendo su mano sobre su vientre.

Oh... infiernos.

―Háblame –dijo Wrath en voz baja.

―Ella... ―En ese momento, el macho comenzó a susurrar en


voz tan baja que no podía oír nada. Pero estaba claro que Wrath
J.R. Ward The King

entendía cada palabra. Y mientras observaba las manos de su


marido apretarse, esos antebrazos contrayéndose, sabía de qué se
trataba.

Muerte. Por la maternidad.

Había escuchado durante tanto tiempo sobre cómo la raza de


vampiros sufría en la cama de partos, como lo llamaban, pero no
había tenido contacto con ello. ¿Hacer ahora esto con los
plebeyos? Esta rutina la horrorizada.

Tantas muertes. Las madres y los niños.

Al igual que su propia madre había muerto.

Era una tragedia en la que la ciencia médica parecía no poder


hacer mucha mella. Di lo que lo quieras sobre Havers: Pero tenía
una clínica equipada con todo tipo de tecnología moderna, y las
cosas malas aun sucedían. Aparentemente todo el tiempo.

Pagina 739
Wrath acerco sus grandes brazos y puso sus manos sobre los
hombros del macho. Habló también en voz baja, lo que fuera que
dijera, el marido que había perdido todo estaba asintiendo.

Se quedaron así durante mucho tiempo. Cuando la reunión


termino, ambos se levantaron y se abrazaron, el civil mucho más
pequeño que su esposo.

Antes de que el hombre se marcharse, besó el anillo de


Wrath.

Abalone escoltó al plebeyo fuera, hablando en voz baja con él,


mientras Wrath lentamente se hundió en su sillón. Sus cejas
estaban apretadas, su boca una línea sombría.

Cuando ella se puso de pie, se estremeció y tuvo que estirar


la espalda. Escudriñándole, quería tirar de él con fuerza hacia ella,
pero pensó que un recordatorio del embarazo no era probablemente
lo que necesitaba en ese momento.

―No le puedo ayudar, ―dijo Wrath con voz quebrada ―. No


J.R. Ward The King

puedo ayudarle en donde él está.

―A veces, saber que no estás solo es suficiente.

―No estoy tan seguro de eso.

Él le cogió las manos, se las llevó a los labios y le besó los


nudillos uno por uno. Y cuando una repentina ola de agotamiento la
golpeó, el pareció reconocerlo.

― ¿Qué tal si vuelves a casa? ―Dijo.

― ¿Cómo lo sabes?

―Acabas de bostezar.

― ¿Yo?

―Hare que Fritz te lleve.

Pagina 740
Arqueó la espalda, quería quedarse, pero tenía que ser
realista. ―Tal vez caminar por el centro comercial durante todo ese
tiempo fue demasiado.

―Vamos, toma un descanso. Estaré en casa en un par de


horas y pondré alguna mierda en la televisión para nosotros, ¿de
acuerdo?

―Eso suena como el cielo.

―Bueno. ―la besó una vez. Y luego parecía querer hacerlo


de nuevo ―. Te amo.

―También te amo.

―Fritz ―su marido llamó ―. ¡El coche!

Se aseguró de acariciar a George un par de veces e


informarlo que se iba. Luego salió hacia la noche, entro en la parte
trasera del mercedes, en dirección a la mansión.
J.R. Ward The King

Dejando caer la cabeza hacia atrás contra el asiento y


empezó a dormitar.

―Me temo que no soy muy buena compañía – le dijo a Fritz.

―Sólo descanse, señora.

―Buena idea, Fritz.

Cuando se apartó de Beth, Wrath se recostó en el sillón, y no


estaba a gusto en lo más mínimo.

Pagina 741
... Ella murió frente a mí...

…sosteniendo a mi hijo sin vida en mis manos...

― ¿Mi señor?

―Lo siento, ¿qué? ―Se sacudió ―. ¿Qué?

Abalone se aclaró la garganta. ―le gustaría tomar un


descanso, ¿señor?

―Si. Sólo dame un minuto ―Tomando la correa de George,


dijo, ―Cocina.

Caminando a través de la puerta abatible con su perro, estaba


aliviado de que Fritz se hubiera ido y que los hermanos se quedaran
atrás.

Mierda, en el momento en que había olido el dolor y la tristeza


de ese civil, sabía que todo se había perdido para el hombre y no
en un sentido material. La gente no se mete en esa clase de agonía
por cosas. Y Abalone, como siempre conocía la historia completa,
J.R. Ward The King

pero Wrath prefería dejar a la gente que le dijera los detalles en


persona; quería oír las cosas directamente de ellos.

El parto en realidad no había reclamado la vida de la mujer


esta vez.

Un accidente de coche.

Wrath había esperado que fuera lo primero, pero esa no fue la


forma en que el destino había acabado con ella. No, la mujer había
sobrevivido el nacimiento y tenido al niño. Habían sido asesinados
por un conductor ebrio camino a casa desde la clínica de Havers.

La crueldad casualidad del destino golpeaba a veces con una


bola en una escala épica.

Increíble.

Dirigiéndose a la mesa, sacó una silla y se sentó. Estaba

Pagina 742
bastante seguro de que estaba frente a la ventana, no era como si
pudiera ver hacia fuera.

Tantas historias que había oído, pero esta... Jesucristo, lo


toco.

No supo cuánto tiempo estuvo sentado allí, pero finalmente V


asomo su cabeza por la puerta ― ¿Estás bien?

―Pues no.

―Deseas que reprograme, ¿verdad?

―Si.

―Está bien.

― ¿V?

― ¿Sí?

― ¿Te acuerdas de esa visión acerca de la me dijiste? En la


J.R. Ward The King

que estaba mirando el cielo y el futuro estaba en mis manos.

―Si.

― ¿Qué...? ―De repente, volvió a vivir la angustia de aquel


civil ―. Nah, no importa. No quiero saber.

A veces, la información no era una buena cosa. Si ese


plebeyo pudiese haber visto el futuro, no habría cambiado el
resultado. Habría terminado de pasar el tiempo restante con su
hembra y su hijo aterrorizado por lo que se avecinaba.

―Voy a despejar el camino, ―dijo el hermano después de un


momento.

La puerta se cerró con thumpbump.

Sin razón aparente, pensó en su padre y su madre,


preguntándose como habría sido la noche de su nacimiento. Ellos

Pagina 743
nunca habían hablado de eso, pero tampoco nunca
preguntó. Siempre hubo algo más en juego, además, había sido
demasiado joven para preocuparse por esas cosas.

Mientras trataba de imaginar la llegada de su propio hijo, no podía


imaginar el torrente de eventos. Era una hipótesis demasiado cargada de
emociones como para replicar. Pero abruptamente hubo una cosa
malditamente clara como el agua. Solo que no estaba seguro de como
manejarla.

Mientras se aclaraban las ideas, los recuerdos del último par de


meses se filtraron dentro de él.

Historias y problemas, regalos dados y recibidos. Después de


todo lo que había luchado para no hacer su trabajo como rey, había
sido una revelación que realmente amara lo que estaba haciendo.

Ni siquiera había extrañado una lucha.

Diablos, había demasiados desafíos a los que enfrentarse y


superar: Las batallas, después de todo, no siempre se libran en el
campo y a veces, los enemigos no estaban armados con armas
J.R. Ward The King

convencionales. A veces somos incluso nosotros mismos.

Finalmente, sabía exactamente por qué su padre había


conseguido tanto estando en el trono. Él jodidamente lo consiguió
totalmente.

Era curioso; La única cosa que muchas de las personas


tenían en común era el amor por su familia. Sus compañeros, sus
padres, sus hijos; todo lo que parecía venir primero.

Siempre.

La familia primero.

La siguiente generación... primero.

Volvió a recordar la noche en que sus padres habían sido


sacrificados. ¿La única cosa que habían hecho antes de que la puerta fuera
derribada? Ocultarlo. Mantenerlo a salvo. Preservarlo, no fue para

Pagina 744
asegurar el futuro del trono. Eso no fue en absoluto lo que le habían
dicho, mientras lo encerraban en ese reducido lugar.

Te quiero.

Ese había sido el único mensaje que había importado cuando


su tiempo se había agotado.

No fue un: Sé un buen rey. Sigue mis pasos. Haz que me


sienta orgulloso. No, fue... Te quiero.

Era el vínculo que unía, incluso a través de las divisiones de la


muerte y el tiempo.

Cuando se imaginaba a su hijo llegando al mundo, estaba


muy muy seguro que una de las primeras cosas que le diría seria, te
quiero.

― ¿Wrath?

Saltó y se volvió hacia el sonido de la voz de Saxton. ―


¿Sí? Lo siento, unas pequeñas cosas en mi cabeza.
J.R. Ward The King

―He terminado con todo el papeleo de la noche anterior y


esta noche.

Wrath se volvió hacia las ventanas que no podía


ver. ―Trabajas rápido.

―En realidad, son las tres de la mañana. Has estado sentado


ahí por unas cinco horas.

―Oh.

Y sin embargo, no se movió.

―La mayoría de los hermanos se fueron hace horas. Fritz


todavía está aquí. Ésta limpiando arriba.

―Oh.

Pagina 745
― ¿Si no necesitas nada…?

―Hay algo, ―se oyó decir.

―Por supuesto. ¿Cómo puedo ayudar?

―Tengo que hacer algo para mi hijo.

― ¿Un legado?

Cuando Wrath comenzó a trabajar en todo el asunto en su


cabeza, estaba un poco asustado. Dios, se podría pensar que las
grandes esquinas en la vida deberían venir con una señal de
advertencia en el lado proverbial de la carretera, un número
pequeño de color amarillo que anuncie la dirección que vas a tomar,
y tal vez ofrecer un "Reducir la velocidad" como tipo de
asesoramiento.

Por otra parte, él y su shellan habían tenido meses de


embarazo antes de su necesidad. Así que la vida hizo lo suyo,
¿verdad?
J.R. Ward The King

―Si. Un poco.

Pagina 746
Capítulo 72
Traductor: Blay Rlhdn
Corrector: Payne Rlhdn

Era tal como había prometido.


Wrath se sentía bien con la promesa que le había dado a su shellan. Él estaba, de
hecho, volviendo al amanecer.
Mientras cabalgaba hacia su casa en su caballo, estaba agotado hasta el punto de la
agonía, era incapaz de mantenerse a sí mismo por más tiempo andando. Pero de nuevo,
había otro motivo para frenar su progreso.
J.R. Ward The King

A pesar de que se había ido por su cuenta, no regresaba solo.


Había seis cadáveres siendo arrastrado por el suelo detrás de él y su corcel, y dos
más en la parte trasera de su silla. El primero lo había atado con cuerdas a los tobillos,
estos últimos estaban asegurados al caballo con ganchos y malla. Y de los otros que había
matado no habían quedado suficientes restos para llevarlos con él. No podía oler nada más
que la sangre que les había quitado. No oía nada más que el arrastrar de los cuerpos sobre
el sucio camino. No sabía nada excepto que había asesinado a cada uno de ellos con sus
manos.
La cañada boscosa por la que continuó era la ultima distancia que le quedaba por
recorrer antes de llegar al castillo y de hecho, cuando salió a un claro, ahí estaba, el
monstruoso pedazo de tierra.
No le gustaba lo que había hecho.

Pagina 747
A diferencia de un gato en un granero que disfrutaba de su deber, los ratones que
había matado no habían sido una fuente de felicidad para él.
Pero al pensar en su nonato bebé, sabía que había hecho del mundo un lugar más
seguro para su hijo o hija. Y mientras pensaba en su amada compañera, así como en la
muerte de su propio padre, era muy consciente de que eso que había sido inusual en su
naturaleza había sido muy necesario también.
El puente levadizo que había sobre el foso se desplegó a lo largo permitiéndole la
entrada como si hubieran estado esperándole. Y así era.
Anha corrió hacia fuera sobre las tablas, la radiante luz de la luna capturaba su
cabello oscuro y su túnica roja.
La conocía desde hacía poco tiempo si se juzgaba por el paso de las estaciones, pero
por el curso de los acontecimientos, creían que habían estado juntos durante toda la vida.
La hermandad estaba con ella.
Tirando de las riendas, sabía que ella vio todo cuando sus manos fueron a su boca y
J.R. Ward The King

Tohrture tuvo que agarrarla del codo para mantenerla en posición vertical. Deseaba que ella
no hubiera llegado, pero de cualquier manera ya no había vuelta atrás.
Desmontando, a pesar de que no estaba todavía en el puente, dejó su caballo donde
estaba y se acercó a los gruesos tablones. Pensó que tal vez ella correría lejos de él, pero no
fue así, sino todo lo contrario.

― ¿Estas lo suficientemente bien?, ―Dijo mientras ella se lanzaba hacia él.

Sus brazos estaban débiles, cuando fueron alrededor de ella. ―Aye.


― Mientes.

Dejó caer la cabeza en su fragante pelo. ― Aye.


Al menos con ella, no tenía que fingir. La verdad era que aún temía por el futuro.
Podía haber tomado su venganza sobre esos traidores, pero habría más.

Pagina 748
Los reyes eran los objetivos para las ambiciones de los demás. Esa era la realidad.
Cerrando sus ojos, deseaba que hubiera una manera de salir de la herencia, si
hubiera alguna, le preocupaba su futuro hijo. Las hijas tenían una oportunidad, los hijos
estaban maldecidos.
Pero no podía cambiar para lo que había nacido. Sólo rezaba que el coraje que
había tenido esta noche lo tuviera de nuevo cuando más lo necesitara.
Por lo menos ahora se había demostrado a sí mismo y a su amada que no era solo
un líder en tiempos de paz. En la guerra, podía manejar la espada si tenía que hacerlo.
―Te amo ―dijo.
Cuando su compañera se estremeció contra él, sabía que iba a temblar de nuevo al
día siguiente por la noche, cuando viera lo que iba a hacer a los jefes de esos cadáveres. Los
mensajes tenían que ser enviados con el fin de ser recibidos.

―Vamos a nuestra cámara ―dijo, acunándola contra su pecho.


J.R. Ward The King

Cuando él asintió con la cabeza a los hermanos, sabía que se encargarían de su


caballo y sus presas. Ya habría tiempo para las decapitaciones más tarde. ¿Ahora? Sólo
quería un poco de cordura en medio de la locura. Dirigiéndose a su castillo, ella era como
siempre su única soga.
―Si tenemos un hijo ―murmuró.
― ¿Sí? ―Ella lo miró ―. ¿Qué pasa con él?
Wrath miró hacia abajo a la cara que le miraba, la cara hermosa que definía sus
horas así como sus años. ―Espero que encuentre a alguien como tú.
― ¿De verdad? ―Susurró.

―Sí, rezo para que él tenga la mitad de suerte que yo.


Cuando Anha le apretó alrededor de su cintura, su voz se volvió áspera. ―Y para

Pagina 749
un hija un macho que sea tan bueno como su padre.
Wrath besó la parte superior de su cabeza y continuó adelante, a través del gran
salón subiendo hasta su cámara, la hermandad con ellos, pero manteniendo una distancia
discreta.
Sí, pensó, para sobrevivir uno no debe estar solo y tienes que contar con un
compañero de valor. ¿Si posees eso? serás más rico que cualquier rey y reina que vaguen
nunca por la tierra.
J.R. Ward The King

Pagina 750
Capítulo 73
Traducido por: Ketty Carro
Corregido Por: Zsadist RLhdn

Wrath vio a su madre por primera vez en tres siglos y treinta


años al día siguiente.

En algún nivel, sabía que tenía que ser un sueño. Había sido
ciego durante demasiado tiempo para poder soñar que la realidad
había cambiado repentinamente.

Además, hola, había estado muerta durante centurias.

Y aun así, cuando salió de la oscuridad, estaba tan viva como


él podía haber deseado que estuviera, moviéndose sutilmente,
J.R. Ward The King

llevaba puesto un vestido de terciopelo rojo a la antigua usanza.

― ¿Mahmen? —dijo maravillado.

Cuando levantó la cabeza, se dio de cuenta con asombro que


era desde su almohada. Y mierda, esta era su habitación, podía
decirlo por el imperceptible centelleo de las paredes.

Su primer instinto fue darse la vuelta y buscar…

Beth estaba justo a su lado, tendida a salvo y en buen estado


bajo las mantas, su rostro estaba vuelto hacia él, su oscuro cabello
esparcido por la almohada que conjuntaba con la suya propia. Y
podía decir por la forma de su barriga que sí, que todavía estaba
embarazada.

¡Jesús! Podía verla.

―Beth, —dijo rudamente —. ¡Beth! Te veo, leelan. Despierta,

Pagina 751
te veo, te veo.

―Wrath.

En cuanto oyó el sonido de la voz de su mahmen, giró de


nuevo. Ahora, ella estaba en el lado derecho de la cama, sus
brazos cruzados, sus manos inmersas dentro de las voluminosas
mangas del vestido.

— ¿Mahmen?

―No sé si recordarás esto, pero viniste a mí una vez.

¡Dios! Su voz era tan gentil, justo como lo recordaba, y casi


cerró los ojos solo para poder memorizar el sonido. Sin embargo,
no; no iba a perderse ni un nanosegundo la vista.

Espera, ¿qué había dicho?

― ¿Lo hice?

―Estaba muriendo. Y viniste a mí desde las brumas del Fade.


Y me dijiste que te siguiera hasta el hogar. Hiciste que me detuviese
J.R. Ward The King

y volviese contigo.

―No lo recuerdo.

―Es una deuda que tengo contigo desde hace mucho tiempo.
—Su sonrisa era tan tranquila como la de la Mona Lisa —. Y debo
devolverla ahora. Porque te amo tantísimo, tantísimo…

― ¿Devolverla? ¿De qué estás hablando?

―Levántate, Wrath. Levántate, ahora mismo. —Abruptamente


la voz cambió, convirtiéndose en urgente —. Llama a un sanador,
debes llamar a un sanador si deseas salvar su vida.

― ¿Salvarla…? ¿La vida de Beth?

―Levántate, Wrath. Inmediatamente, llama al sanador.

― ¿Qué eres…?

Pagina 752
―Wrath, despierta.

De repente, con prisa, como si hubiera sido catapultado de


sueño REM.113 Wrath se irguió disparado.

― ¡Beth! —gritó.

― ¿Qué, qué, qué, qué…?

Cuando se giro hacia su esposa, maldijo la oscuridad a su


alrededor. Maldito jodido sueño, provocándolo con lo que no tenía.

― ¿Qué? —gimoteó Beth.

―Mierda, disculpa, lo siento. —alargó la mano y la confortó,


tranquilizándose a si mismo—. Lo siento, jodido sueño.

¡Oh, por Dios! Me asustaste. —ella se río y él la escuchó


golpear la almohada como si se hubiera dejado caer extenuada —.
Buena cosa que durmamos con la luz del baño encendida.

113
El término sueño de movimiento ocular rápido o sueño MOR (en español MOR; en inglés REM,
de rapid eye movement sleep) describe la fase del sueño durante la cual se presenta la mayor frecuencia
e intensidad de las llamadas ensoñaciones.
J.R. Ward The King

Frunciendo el ceño, se giró hacia el lado de la cama en donde


había estado su madre y…

―No, ella realmente no estaba aquí.

― ¿Quién?

―Lo siento. —Haciendo chasquear su cuello, sacó una pierna


por un lado de la cama —. Volveré ahora mismo.

Estiró su cuerpo, y cuando su columna dejo salir un


chasquido, crujido, pum, pensó cariñosamente en la conversación
que había mantenido con Payne tan pronto como había llegado a
casa. Ellos iban a comenzar los entrenamientos de lucha de nuevo
y no porque fuera una mujer.

Era porque ella era una tremendísima buena luchadora y


ahora quería volver al juego.

Pagina 753
En el baño, acarició a George, el cual estaba acurrucado
sobre la cama de perro Orvis que Butch le había regalado por
Navidades y entonces orinó y se lavó la cara.

Cuando regresó a la cama, planeó regresar a la tierra del


olvido. Excepto que cuando se acostaba, frunció el ceño.

― ¡Ah! Escucha ¿Te sientes bien?

Su Beth bostezó.

―Sí, absolutamente. Pero estoy encantada de haber vuelto


aquí cuando lo hice, dormir ayuda y estar acostada es mejor;
todavía tenía la espalda dolorida de las rebajas de ese centro
comercial.

Intentando sonar casual, le preguntó: — ¿Cuándo es tu


próxima cita con el doctor?

―El viernes. Ahora voy semanalmente. ¿Por qué lo


preguntas?
J.R. Ward The King

―Por nada.

Cuando se quedó callado, ella se acurrucó contra él y dejó


salir un suspiro mientras se acomodaba esperando lo que estaba
por venir. A él le llevó un minuto y medio.

― ¿Qué piensas sobre llamar al doctor?

―Llamarlo como… Espera, ¿quieres decir ahora mismo?

―Bueno, sí.

Podía sentirla retroceder.

―Pero, ¿por qué?

Sí, como si pudiera contarle algo semejante: Mi difunta madre


me lo dijo.

―No sé. Solo, quizás podría hacerte una revisión o lo que

Pagina 754
sea.

―Wrath, eso no es apropiado. Especialmente considerando


que no hay nada mal. —La sintió jugando con su pelo —. ¿Es por
ese civil? ¿El qué perdió a su esposa e hijo?

―No fue durante el embarazo.

― ¡Oh! Pensaba que…

―Quizás, simplemente deberíamos de llamarla.

―No hay motivo.

― ¿Cuál es su número? —Él cogió el teléfono —. La voy a


llamar.

―Wrath, ¿has perdido la razón?

Joder, simplemente marcaría el cuatrocientos once114

Beth seguía hablando con él mientras esperaba que le


contestara un operador.
114
Numero de información
J.R. Ward The King

―Sí, hola, en Caldwell, New York. El número de teléfono de la


Doctora. Sam ¿Cuál es su apellido?

―Te has vuelto loco.

―Voy a pagarle por la visita. No, a usted no, operadora. —


Cuando el apellido le fue proporcionado, se lo dijo y lo deletreó dos
veces —. Sí, póngame con su oficina, gracias.

―Wrath, esto es…

Solo cuando se estableció la llamada, Beth se calló.

― ¿Beth? —Preguntó frunciendo el ceño.

―Lo siento. —Dijo ella —. Sentí una punzada en la espalda.


¿Sabes qué? Voy a ponerme zapatillas de deporte la próxima vez
que vaya a caminar así. Ahora, vas a colgar y…

―Sí, hola, esto es una emergencia médica. Necesito que la

Pagina 755
Doctora. Sam venga a nuestra casa, mi esposa es su paciente…
treinta seis semanas… ¿Síntomas? Mi esposa está embarazada,
¿cuánto tiempo necesita?

― ¿Wrath? —Beth dijo en voz baja.

― ¿Qué quiere decir con qué no puede?

―Wrath.

Y ahí fue cuando él se calló y supo que su madre había


estado en lo cierto. Girando la cabeza hacia su esposa, dijo con
temor: — ¿Qué?

―Estoy sangrando.

La definición de terror cambia cuando las cosas no son


simplemente sobre ti. Y nada se trata de ti cuando estás en la
semana treinta seis de gestación, sintiendo un manantial entre tus
piernas y no se trata de que estés rompiendo aguas.

En principio, Beth pensó que había perdido el control de su


J.R. Ward The King

vejiga, pero cuando apartó la manta a un lado y cambió de posición,


vio algo en las sábanas.

Nunca había visto sangre tan brillante.

Y mierda, su región lumbar de repente la estaba matando.

― ¿Qué está pasando? —Demandó Wrath.

―Estoy sangrando. —repitió.

Las cosas sucedieron muy rápido desde ese momento. Era


casi como estar en el asiento trasero de un coche de carreras, todo
zumbaba demasiado rápido para alcanzarlo: Wrath gritando por
teléfono, realizando otra llamada, Doc. Jane y V llegando en una
carrera mortal. Y entonces aún más rápido, movimiento,
movimiento, movimiento, todos alrededor de ella, mientras todavía
se sentía extrañamente amortiguada.

Pagina 756
Cuando fue transferida a la camilla, observó donde había
estado sobre la cama y se estremeció por la fluorescente mancha.
Era enorme, como si alguien hubiera echado un galón de pintura
debajo de ella.

— ¿El bebé va a estar bien? —Susurró, alguna clase de


conmoción se extendió sobre todo —. ¿Él va…? ¿Wrath va a estar
bien?

La gente le ofreció su compasión, pero no verdaderas


respuestas.

Pero Wrath, el grande, estaba justo a su lado. Sosteniendo su


mano, colocándose el mismo, ofreciendo ayuda al lado de la
camilla.

John apareció cuando ellos llegaron al rellano del segundo


piso. Llevaba solo unos boxers, su pelo estaba todo hecho un lío,
sus ojos alertas. Él tomó su otra mano.

No recordaba mucho sobre las prisas, la precipitación, la


aceleración bajando por el túnel, excepto por el hecho de que el
J.R. Ward The King

dolor estaba empeorando. ¡Oh! Y las luces del techo la estaban


golpeando, dado que estaba tendida sobre su espalda, el ritmo
pulsando como si estuviese en una película de la Guerra de las
Galaxias por ir a una velocidad que deformaba la visión.

¿Por qué no podía escuchar nada?

Cuando miró a la gente a su alrededor, sus bocas estaban


todas hablando, sus ojos posándose con urgencia sobre ella.

― ¿El pequeño Wrath va a estar bien? —Incluso su propia


voz parecía venir de muy lejos, el volumen apagado. Intentó alzar la
voz —. ¿Va a estar bien?

Y entonces pasaron la habitual entrada del centro de


entrenamiento, yendo más lejos, hasta una puerta de emergencia
que había sido creada solo para ella, solo para esta situación.

Excepto que este no era su plan para el nacimiento. Se

Pagina 757
suponía que iba ir a un centro humano, donde había gente que
cuidaría de ella y del pequeño Wrath, visto cualquier problema que
él pudiera tener, estarían ella y iAm si era de día, Wrath el grande y
John si era de noche.

El pequeño Wrath, pensó.

Se suponía que ella acababa de darle un nombre a su hijo.

Cuando llegó a la clínica, simplemente seguía pensando que


no se suponía que estuviera allí. Especialmente cuando alzaba la
vista a esa enorme lámpara de operaciones que había en el
quirófano principal.

Por alguna razón, pensaba en todas la ocasiones que había


bajado hasta aquí, apoyando a un hermano herido, o yendo a hacer
revisiones con Layla o…

Doc. Jane puso su rostro en medio. Sus labios se movían


lentamente.

―…eth? ¿Puedes oírme, Beth?


J.R. Ward The King

¡Ah! Bueno, alguien había aumentado el volumen en el


mundo.

Pero su respuesta no fue registrada. No pudo escuchar su


propia voz.

―Vale, bien. —Doc. Jane enunciaba todo claramente —.


Quiero hacer un ultrasonido para descartar placenta previa115, lo
cual es una complicación ya que la placenta se encuentra en la
parte baja del útero. Pero estoy preocupada porque puedes tener
un desprendimiento de placenta.

― ¿Qué es… eso? — Murmuró Beth.

― ¿Sientes dolor?

―En la región lumbar.

Doc. Jane asintió con la cabeza y puso sus manos en su

Pagina 758
barriga.

―Si presiono…

Beth gimió.

―Simplemente asegúrate que Wrath está bien.

Llevaron la máquina de ultrasonidos y rasgaron su camisón.


Cuando le extendieron el gel por su estómago y las luces se
atenuaron, no miró el monitor. Permaneció mirando fijamente el
rostro de su esposo.

Ese maravilloso y masculino rostro estaba aterrorizado


completamente.

Llevaba puestas las gafas envolventes, mejor dicho gafas de


sol. Y sus ojos verdes pálidos desenfocados estaban vagando
alrededor de la habitación como si estuviese desesperado por ver
algo, cualquier cosa.

115
Es un problema del embarazo en el cual la placenta crece en la parte más baja de la matriz (útero) y
cubre toda la abertura hacia el cuello uterino o una parte de ella.
J.R. Ward The King

― ¿Cómo lo sabías? —Susurró —. ¿Que estaba en peligro?

Sus ojos se posaron en su dirección.

―Mi madre me lo dijo, en un sueño.

Por alguna razón, eso la hizo llorar, esa imagen de su marido


creciendo en oleadas cuando la naturaleza fuera de control de la
vida llega a casa para establecerse de la peor manera posible: Ella
no se preocupaba por nada salvo por su bebé, pero no había ni una
simple cosa que pudiera hacer que afectase a cualquier resultado.
Su cuerpo y su niño eran los que tiraban los dados.

¿Su mente, su voluntad, su alma? ¿Todos sus sueños y


deseos, esperanzas y locuras?

Ni siquiera en la mesa.

El rostro de la Doc. Jane regresó.

Pagina 759
―…eth? ¿Beth? ¿Estás conmigo?

Cuando alzó la mano para apartar un mechón de pelo de su


rostro, se dio cuenta de que le habían puesto un monitor para
controlar la presión sanguínea y una intravenosa. Y no había pelo
de por medio, eran lágrimas.

―Beth, el ultrasonido no me muestra lo que estaba esperando


ver. La frecuencia cardíaca del bebé está descendiendo y tú sigues
sangrando profusamente. Tenemos que sacarlo, ¿vale? Estoy
segura de que tienes un desprendimiento de placenta estás en
peligro tanto como él, ¿vale?

Todo lo que podía hacer era mirar a Wrath.

― ¿Qué hacemos?

En una voz que estaba muy quebrada que era apenas


comprensible, dijo: —Deja que ella te opere junto con Manny,
¿vale?
J.R. Ward The King

―De acuerdo.

Doc. Jane volvió a aparecer a su vista.

―Vamos a tener que dormirte, no quiero ponerte una epidural


porque no tenemos tiempo.

―De acuerdo.

―Te amo, —le dijo a Wrath—. ¡Oh, dios… el bebé!

Pagina 760
Capítulo 74
Traducido por: Blay RLhdn
Corregido por: Payne RLhdn

Todo lo que wrath tenía para seguir adelante eran los olores
de la habitación. Antiséptico en el aire, sangre que lo aterrorizaba,
el miedo de su Beth y de los demás a su alrededor, calma, frío
razonamiento por parte de Doc. Jane, Manny y Ehlena.

Con suerte, esto último iba a ser un salvavidas. De pronto,


una nueva fragancia entró mezclándose con las demás. Algo
astringente.

Entonces se oyó un chirrido a su lado, como si alguien hubiera


tirado una silla y después de eso una mano lo hizo bajar hasta que
estuvo sentado y le apretó tan fuerte que casi aplasta sus huesos.

John Matthew.
J.R. Ward The King

― Hey, hombre ―dijo, consciente de que el tiempo estaba en


un punto muerto. ― Hey... hombre.

Al final, todo lo que Wrath podía hacer era apretar la palma de


su hermano de vuelta, y así los dos se quedaron al lado del otro
juntos, congelados mientras estaban negociando términos médicos
de un lado a otro y había sonidos metálicos, silbidos y ruidos de
succión.

La voz de Doc. Jane era de preocupación y las respuestas de


Manny eran más de lo mismo. Ellos iban a la inversa de la situación.
Cuando las cosas se ponían más aterradoras, estaban más
centrados y con más control.

― Está bien, lo tengo…

― Espera, ¿está sucediendo? ― Wrath exigió.

Pagina 761
El silbido ascendente junto a él era la única respuesta que
obtuvo.

Y luego... el sonido de un bebé con su primer llanto.

― ¿Está vivo? ―Wrath preguntó como un tonto del culo.

Otro silbido.

Y luego se olvidó de su hijo enteramente. ― ¿Beth? ¿Qué hay


de Beth?

Nadie respondió.

― ¿Beth? ― Ladró ―. John, ¿que mierda está pasando?

El olor de la sangre en el aire era espesa, muy espesa,


demasiada espesa.

No podía respirar, no creía, ni siquiera estaba vivo.

― Beth... ―susurró en la oscuridad.


J.R. Ward The King

Estuvo así hasta que llegó Doc. Jane hacia él, y por la
cercanía y la dirección de su voz, sabía que se había arrodillado
frente a él.

― Wrath, tenemos un problema. El bebé esta bien, Ehlena


esta echándole un vistazo. Pero Beth sigue sangrando incluso
después de que cerré su útero con la cesárea. Ella tiene una
hemorragia muy mala y no hay señales de que esté coagulando, lo
más seguro es hacerle una histerectomía. ¿Sabes lo que es eso?

Ella estaba hablando con él como si fuera estúpido, bueno, lo


era.

― No. ―A pesar de que había oído la palabra antes.


Infiernos, en este punto, tendría que haber sabido hasta el más
común de los términos.

― Tengo que sacar su útero fuera, Wrath. Ella va a morir si no

Pagina 762
lo hago. Esto significa que no podrá de tener más… niños.

―Me importa un carajo nada, pero haz lo que necesites hacer


con ella. Hazlo Ahora.

― Está bien, vamos a hacerlo, Manny.

― ¿Dónde está mi hijo? ―Gritó abruptamente ―. ¡Denme a


mi hijo!

Tan solo un instante después, le colocaron un pequeño


paquete en los brazos. Tan ligero. Muy ligero para estar vivo y sin
embargo su hijo era cálido y respiraba vitalidad.

Quería abrazarlo, porque su shellan estaba en este niño. En


todas las moléculas de su cuerpo vivo, estaba en él y eso
significaba que mientras tuviera al bebé contra su corazón estaría
conteniendo el de Beth.

― ¿Qué está pasando? ―Susurró, sin esperar una respuesta.

Dejó que las lágrimas cayeran como pudieran. Probablemente


J.R. Ward The King

en el rostro de su hijo. A quién le importaba una mierda.

Pagina 763
Capítulo 75
Traducido por: Regin Rlhdn
Corregido por: Manny RLhdn

Beth salió de la realidad difusa del país de los sueños como


un corcho que flota en la superficie del agua, inmóvil. Sacudiendo la
cabeza, las cosas entraban y salían de su vista.

Pero en el segundo en que su cerebro volvió a encontrar su


sitio, gritó con fuerza. —Wrath.

—Aquí mismo, estamos aquí.

Echándose hacia atrás, se revolvió sobre la cama de hospital


en la que se encontraba y sintió por un instante oh, no demonios, no
de su vientre.

Y entonces nada más importó. Sentados junto a su cama en


J.R. Ward The King

una silla que no era lo suficientemente grande, su marido y su hijo


eran como dos gotas de agua.

El llanto que le sobrevino fue completamente incontrolable y


brotó tan rápido que parecía que explotaba desde su alma. Y tío, el
vientre dolía como una perra.

Cuando se estiró hacia el lado de la cama, su intravenosa


quedó tirante pero eso no le importó en lo más mínimo. Sus
hombres se acercaron a ella. Wrath de pie, con el recién nacido en
sus brazos, acercándoselo mientras estaba allí tendida en esa
cama de hospital.

—Oh, Dios mío, es mi bebé —Se oyó a sí misma decir.

El pequeño Wrath. Sí, ya le había puesto nombre era la viva


imagen de su padre. Incluso la pelusa de pelo formaba un pico de
viuda en el centro de su frente. Y como si la reconociera de alguna
forma, abrió sus ojos mientras su padre le dejaba a ella coger en

Pagina 764
sus manos el precioso paquete.

—Hey, hombretón.

Porque a pesar de que pesaba, ¿Cuánto? ¿Tres kilos o algo


así? La manera en que ese pequeño la miraba, le hacía parecer tan
alto como su padre.

—Eres hermoso —Le dijo ella.

Y entonces vio sus ojos. Sus pupilas eran normales, el iris


azul oscuro, no verde pálido.

Miró a su marido. —Es perfecto.

—Lo sé. Me han dicho que se parece a mí.

—Es cierto.

—Excepto por los ojos. Aunque le hubiera querido de todos


modos.
J.R. Ward The King

—Yo también.

Susurró y se agitó en la tela que la shellan del capataz había


hecho a mano. Hasta que se dio cuenta de que algo no estaba bien.

Su marido estaba demasiado reservado en este momento tan


especial. — ¿Wrath? ¿Qué es lo que no me estás diciendo?

Cuando vio que se pasaba las manos por la cara, el terror que
había sentido volvió. — ¿Qué? ¿Hay algo mal con él?

—No.

— ¿Entonces, que?

—Han tenido que quitarte la matriz. Estabas sangrando


demasiado.

Ella frunció el ceño y sacudió su cabeza. — ¿Perdón?

Pagina 765
Wrath buscó su brazo hasta acariciarlo. —Tu matriz ya no
está.

Una oleada de frío la golpeó. — ¿Una histerectomía?


—Sí, así es como lo llamaron.

Beth exhaló. Otra cosa que no formaba parte del plan. Y fue
un shock darse cuenta de que la parte que la definía como mujer,
como hembra no estaba más en ella.

Pero entonces ella miró a su perfectamente formado y


perfectamente sano niño y pensó en la idea de que podría no estar
viviendo este momento. Que podría no estar aquí con su marido y
con su hijo.

¡Que le den al útero!

—Bien — Dijo. — Está bien.

—Lo siento.
J.R. Ward The King

—No —Ella sacudió la cabeza de forma brusca —. No, no lo


sentimos. Tenemos nuestra familia y somos muy, muy afortunados.
No lo sentimos.

Y entonces fue cuando Wrath comenzó a llorar. Las lágrimas


caían tras el cristal de sus gafas, por su dura mandíbula e iban a
parar a los tatuajes de la cara interna de su antebrazo.

Mientras miraba todos los nombres que allí había, Beth sonrió
y se imaginó al pequeño Wrath grande y alto, fuerte como su padre.

—Lo conseguimos —Dijo ella en una súbita oleada de


optimismo —. ¡Lo logramos!

Wrath comenzó a sonreír, y entonces buscó la boca de su


esposa con la suya, besándola. —Sí. Lo has logrado.

—Hacen falta dos para esto —Dijo ella mientras le acariciaba


el rostro.

Pagina 766
—Tú y yo. Juntos.

—Yo solo tuve que hacer la parte divertida —Dijo él con una
sonrisa.

Varias horas más tarde, Beth se levantó de la cama y tuvo un


baño con esponja. Entonces se puso un camisón Lanz y con la
ayuda de Wrath salió de la habitación con el pequeño Wrath en sus
brazos.

Para encontrarse de frente con una ovación.

Ella tenía la intención de volver a la mansión para encontrar


allí a sus habitantes, pero ellos habían venido a su encuentro. Casi
J.R. Ward The King

cincuenta de ellos, desde hermanos hasta doggens, todos


hacinados en aquel pasillo en concreto, llenando todo el camino.

Difícil no romper a llorar.

Pero entonces, que carajo, estaban en familia.

—SALVE AL REY —Todos aclamaron

Acunando a su hijo contra su pecho y cubriendo sus


pequeñas orejas, se echó a reír.

Y entonces vio a su hermano. Estaba radiante, su sonrisa era


amplia y orgullosa. Tenía las manos cerradas frente a su corazón
como si se muriera por sostener al bebé.

Cojeando hacia él, no dijo ni una sola palabra, simplemente le


pasó al pequeño Wrath.

Pagina 767
La alegría que sintió cuando vio a John sostener torpemente
al pequeño era más o menos la mejor cosa del mundo. Solo detrás
de ver a Wrath hacerlo.

De repente, la multitud empezó a cantar en la Antigua Lengua.

—Salve al Rey.

—Bueno, no exactamente.

Cuando Wrath dijo esas tres palabras, fue como si hubiera


apagado el sonido del mundo entero.

Frunciendo el ceño y mirándole por encima del hombro, ella y


todos los presentes se quedaron mirando fijamente al último
vampiro de pura raza del planeta.

Wrath se aclaró la garganta y se quitó las gafas para frotarse


el puente de la nariz. —Abolí la monarquía anoche.

Dando pie a los grillos.


J.R. Ward The King

— ¿Qué? — Dijo ella.

—Me dijiste que no querías ser la causa de mi renuncia al


trono. No lo has sido. Al final, ha sido mi elección. Tarde o
temprano, alguien va a hacer carrera por mí y por extensión de ti y
de él. ¿Qué pasa entonces si yo muero? Mi hijo va a tener que
luchar para mantener algo que no debería ser decidido por linaje.

Debería ser decidido por mérito.

Beth se llevó las manos a la cara. — Oh, Dios mío.

—Así que somos una democracia ahora. Saxton me ayudó a


hacerlo legal. Y las elecciones van a tener lugar dentro de poco. He
hablado con Abalone y va a coordinarlo todo. Demonios, el tipo ya
tenía una lista de candidatos. Ah y lo mejor es que la glymera está
fuera del juego. He acabado con el consejo. Nos vemos, hijos de
puta.

Pagina 768
—Estoy muy feliz de ser jubilado —Dijo Rehv —. Enserio.

Wrath miró en dirección a Beth. —Es lo mejor para nosotros.


Para el pequeño Wrath. Y quién sabe quizás él decida gobernar.
Pero va a ser una elección. No una carga. Y nadie, de cualquier
segmento de cualquier sociedad, va a ser capaz de decirle a una
hembra, si es o no es digna. Nunca. Elegirá ella.

En ese momento, Wrath metió la mano en el bolsillo de los


pantalones de combate negros que llevaba, y sacó una puñado de...
¿Virutas?
No, eran trozos de pergamino.

Mientras los dejaba caer en el suelo dijo. —Oh, y he roto el


jodido decreto del divorcio también. La ceremonia humana es
absolutamente legal también. Teniendo en cuenta que nuestro hijo
tiene los dos tipos de sangre, yo quería que ambas tradiciones
contaran.

Beth abrió la boca para decir algo. Al final, sin embargo, lo


único que pudo hacer fue acercarse al cuerpo duro de su marido y
abrazarle.
J.R. Ward The King

Naturalmente, no había ni un solo ojo seco en todo el centro


de entrenamiento.

Pero eso es lo que ocurría cuando un simple mortal hacía algo


digno de un superhéroe.

Pagina 769
Capítulo 76
Traducido por: Maite Muñoz
Corregido por: Manny Rlhdn

Fue un mes más tarde, cuando Wrath se dio cuenta de que la


visión de V se había cumplido. La cara en los cielos, el futuro en sus
manos.
L.W116, ya tenía su horario, dormir durante el día y toda la
noche lo que era simplemente perfecto. Beth se había recuperado
de la cesárea como un cohete, alimentándose bien, comiendo
bien, y era la condenada mejor madre en el planeta.
Hablando con sinceridad. Ella era increíble y tan feliz, tan
condenadamente feliz.
La realidad de tener un hijo era incluso mejor de lo que había
soñado.
Y, oh, sí, L.W. estaba tomando las cosas en el planeta como
un soldado de caballería.

116
Las iniciales son por el nombre del bebe Little Wrath o pequeño Wrath
J.R. Ward The King

Comer, hacer caca, dormir, hacer caca, comer. Raras veces


se preocupaba o lloraba, y no tenía ningún problema en pasar de
mano en mano durante las comidas, por lo que cada miembro de la
familia tenía la oportunidad de abrazarlo.
Incluso el perro y el gato le gustaban. El niño dormía en una
cuna en la suite de la Primera Familia, y al parecer, tanto George
como Boo pensaban en esto como en una estación de guardia.
Cuándo el retriever no estaba ayudando a Wrath a moverse
alrededor, estaba justo con el niño, acostado en frente a la maldita
cosa, en guardia las veinticuatro horas, siete días. ¿Y cuándo
George estaba ocupado con su otro jefe? El felino estaba de turno
cuando el bebé dormía.
Así que sip, esta era una dichosamente normal noche de
Junio y Beth dijo que se iba a correr después de la Primera Comida,
y Wrath decidió llevar a L.W. su perro y el gato a dar un paseo
alrededor del primer piso.
Parecía que al niño siempre le gustaba eso, y como de
costumbre, en el momento en que comenzó a caminar, su cabeza
comenzó a estirarse a su alrededor como si se fijase en todas las

Pagina 770
cosas.
Estaban en la biblioteca, pasando por las puertas francesas,
cuando L.W. dejó escapar un graznido y se tensó, como si algo le
hubiese llamado la atención.
— ¿Qué pasa, gran hombre?
Wrath colocó de nuevo a su hijo. Dios, amaba esa palabra,
hijo y luego hizo cábalas.
— ¿Es la luna a lo que estas mirando? Debe ser. Sí, creo que
es eso.
Descorriendo las puertas, se abrió camino y respiró
profundamente. El verano estaba llegando a lo grande, la noche
cálida como agua dela bañera, y cuando L.W. estiró los brazos
hacia arriba, Papá pensó, sip. Él estaba revisando al viejo hombre
en el cielo. O la cara.
Con la sensación de que la realidad se estaba fusionando de
alguna específica, mágica manera, Wrath giró a su hijo en posición
vertical, poniéndole de cara al exterior.

Levantándolo alto.
Sosteniendo el futuro en sus manos.
Así su hijo vio la luna por primera vez, con ojos que eran tan
perfectos como el resto de él.
J.R. Ward The King

—Te voy a dar todo lo que pueda —Dijo Wrath bruscamente,


contento de que no hubiese nadie más alrededor —. Cualquier cosa
que necesites, te lo proporcionaré. Y voy a amarte hasta mi último
aliento.
De repente, se dio cuenta de que no estaba solo.
La gente salía sin parar fuera de las puertas de la casa. Una
gran multitud.
Girando alrededor, él abrazó a su hijo de forma protectora,
fortaleciéndose para las malas noticias. — ¿Qué?

Ellos fueron por Beth cuando estaba en la cinta corredora.

Todos ellos. Todos los miembros de la hermandad.


Pero no fue Tohr el que habló. Fue Saxton. Y cuando terminó, ella
se quedó paralizada y casi se cae de sus Nike.

Su viaje de regreso a través del túnel, en dirección a la casa,


tenía la misma clase de ensoñación que había sufrido cuando había
tenido problemas para dar a luz. No recordaba nada acerca de las

Pagina 771
prisas, ni de las personas que estaban con ella, ni de todo lo que se
dijo.
Y cuando ella llegó al vestíbulo, y vio a los otros en el hogar
reunidos una vez más, cada uno de ellos tenían la misma expresión
que sentía en su propio rostro.

El destino había tomado las riendas de nuevo. Y lo único que


podían hacer era ir en la nueva dirección.

Ella estaba siguiendo el orden a medida que ellos daban la


vuelta al primer piso de la casa, esperando su turno para ver a
Wrath y a L.W.

La puerta abierta a la terraza le dio la clave de a donde se


dirigían.

Cuando salió a la noche, ella vio a su esposo sosteniendo a


su hijo hacia la luna llena de la temporada, el brillante
resplandeciente orbe como el sol, el paisaje bañado en luz blanca.
Era como si estuviera haciendo una sagrada ofrenda.

Con un giro rápido, Wrath cambió en un instante, protegiendo


J.R. Ward The King

a su hijo con sus robustos brazos. — ¿Qué?

A pesar de que Saxton había traído la información a casa,


todo el mundo la miró a ella. Dando un paso adelante, deseó llevar
algo más que ropa de deporte. Un vestido de fiesta, tal vez.

—Beth, ¿qué diablos está pasando?

Ella trató de escoger las palabras correctas, encadenando


frenéticamente al azar sustantivos y verbos en su cabeza. Al final,
sin embargo, lo hizo corto y dulce.

Cayendo de rodillas, ella bajó la cabeza.

— ¡LARGA VIDA AL Rey!

Al unísono, la multitud detrás de ella hizo lo mismo, un coro de


esas cuatro palabras se elevó en la noche mientras sus cuerpos
bajaban hacia las baldosas.

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—Lo siento. —Negó Wrath con la cabeza.

—no estoy oyendo eso.

Ella se levantó. Pero fue la única.

—Has sido elegido por unanimidad de por vida. Rey de la


raza. Abalone dirigió el esfuerzo, y todos esos plebeyos a los que
ayudaste emitieron los votos. Todos y cada uno de ellos. Has sido
elegido por tu gente para guiarles. Tú eres el Rey.

Cuando el canto comenzó, Wrath parecía no tener idea de


cómo responder. Y era un canto tan alegre, voces femeninas y
masculinas elevándose hacia el cielo nocturno, una celebración del
presente y el futuro.

— ¿Y quién sabe? —Dijo Beth mientras miraba a su hijo —


Tal vez si crece para ser como su padre, pueda ser elegido,
también. Pero eso depende de la gente, tú has puesto el derecho a
votar en sus manos y ellos te han dado el trono a ti.
J.R. Ward The King

Wrath se aclaró la garganta. Una y otra vez.

Al final, lo único que pudo hacer fue susurrar, —Me gustaría


que mi padre y mi madre estuviesen vivos para ver esto.

Beth envolvió sus brazos alrededor de su marido y su hijo,


abrazándoles a los dos. Y mientras miraba por encima del hombro
de su hombre vio la cara de la luna, tuvo la repentina sensación de
que el realineamiento había terminado, la nueva era había llegado
finalmente.

—Creo que lo están —Dijo en voz baja —. Pienso que ambos


están mirando justo hacia abajo en este momento y son muy, muy
felices por esto.

Los padres, después de todo, estaban especialmente


orgullosos de ver la valentía de sus hijos recompensada por el
mundo. Y de saber que el amor abundaba alrededor de ellos. Por
todos lados.

Pagina 773
Para siempre.
J.R. Ward The King

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