Durante toda una semana, hasta cuando una bendita lluvia trato de lavar un poco
mas el asfalto de la Plaza de la Victoria, que dificilmente puede ser limpiado,
las granadas lacrimogenas nos hicieron llorrar en vez de reir y ponernos con tod a la seriedad la pregunta: como se forma/ nace y a donde va la violencia/ a que puede llevar la violencia? Plantee este problema en cada momento dificil que tuve despues del mes de diciem bre del 1989, la plantee con sensatez ahora, cuando las explosiones sin fin a la s que oia desde mi casa me hicieron llegar de nuevo al medio de la "hampa" que, segun el senor ministro que dimitio, no tenia nada mas que hacer que salir a la calle / revolverse. El mundo, conducido, tal y como yo, por los estruendos de las granadas a esta re vuelta era profundamente desilusionada de que ya no acababa esta pelea tan acerb o para mantener a como de lugar el poder. Que otro palacio estaba sacudido desde sus fundaciones, mientras nuestro lider n acional, ordenado a que contestara ciertas preguntas, se salvaba/ rescataba sali endo por la puerta de atras, para que luego estuviera muy orgulloso de sus actos , que era la unica manera de proteger al estado de derecho. Tal estado de derech o, tal defensa, podriamos decir. Y probablemente no nos equivocariamos mucho. Con el motivo de los evento de 13-15 de junio, la mayoria de los intelectuales n os declaramos rotundamente/categoricamente en contra de traer a los mineros en B ucarest, para defenderse con su nuevo orden (bajo la cual siempre se planificaba algo) y fuimos etiquetados por la gente "de bien" como enemigos del pueblo, por haber estado en contra de la clase obrera. Escribi entonces que nosotros no nos burlamos de los mineros, sino que esos que trataron de transformar esta categor ia socio-profesional, una vez presente en la frente de la sociedad rumana, en un grupo de peleones, que ayudaba a a las tropas USLA a defender el poder de las m anifestaciones de los estudiantes y de los partidos de oposicion. *********