Ilya Varshavsky
Yo quera darle gusto e imagin una fruta para ella que tuviese la forma de una naranja,
el gusto de un helado y que oliera como sus perfumes preferidos. Ella sonri y la mordi
decididamente arrancndole un trozo grande.
Me gusta mucho ver sonrer a Liulia; cada vez que sonre la quiero ms.
Cuando nos disponamos a marchar a casa en el aparato telecintico, Liulia dijo que
estos antiguos Cafs Moleculares son una preciosidad y su comida es mucho ms
agradable que la que se sintetiza en casa desde la estacin central.
Yo pens que seguramente era debido a que en la sntesis de la comida por los hilos
conductores siempre se introducan algunas perturbaciones.
Ya en casa, de repente Liulia se puso a llorar. Dijo que la comida sinttica era una
porquera, que odiaba la ciberntica y que quera vivir en la naturaleza, viajar a pie,
ordear cabras y beber leche natural comiendo pan de centeno. Dijo, adems, que las
Sensaciones Infundidas eran una parodia del sentimiento humano.
Mishka se puso tambin a llorar y declar que la Calculadora del Comportamiento era
una invencin infame, que un muchacho que se llamaba Tom Sawyer que vivi en la
antigedad, y a quien l apreciaba en alto grado, se pasaba perfectamente sin
Calculadora. Despus dijo que se haba inscrito en el crculo de electrnica solamente
para aprender a engaar a la Calculadora, y que si no lo consegua, se hara una honda
para llenar de agujeros al imbcil automtico.
Yo los tranquilizaba como poda aunque pens tambin que el Museo de Aromas
seguramente no era una invencin tan extraordinaria, tambin pens algo sobre las
seudochuletas. En total, nosotros tal vez nos fatigamos al encargar la comida.
Despus nos acostamos.
So que haba luchado a brazo partido con un oso y que estbamos sentados junto a
una hoguera, comiendo la agradable carne de oso oliendo a sangre y humo.
Mishka se meta en la boca enormes trozos y Liulia me miraba alegre con su
maravillosa y un poco turbada sonrisa.
Es difcil figurarse lo feliz que era en sueos, porque, no recuerdo si ya lo he dicho,
quiero mucho a Liulia y a Mishka.
Cuando me despert result que todas estas tonteras del caf las haba soado, y
entonces escrib este cuento; pues me parece que si dejamos sueltos a los cibernticos,
el resultado no puede ser muy bueno.
Es necesario que la gente no los pierda de vista.
FIN
Publicado en: Antologa de ciencia ficcin sovitica.
Grupo editor de Buenos Aires, 1975.
Edicin digital: Sadrac.