Oraciones de Francisco Mena

En el principio fue la oscuridad

Un destello abrió el vientre de Dios
Brotaron estrellas, meteoros, planetas
La explosión cegó la oscuridad
Dios parió y el silencio se hizo estruendo
El murmullo sordo grito desgarrado
El susurro del viento huracán
Entre jadeos y pujidos
Se abría la matriz
Apareció la Sabiduría
Dibujó el mundo
Pintó cielos, tierra y mar
Diseño pájaros y ballenas, grillos y elefantes
Y por fin cansada de tanto fuego
Reposó sobre la roca que guardaba el mar Caribe
Durmió y en sus sueños
Su mente parió otros sueños
De aquellos nuevos, inconcebibles
Emergió el ser humano primero
Le dijo madre, la abrazó y su ser se hizo camino
Y aun hoy peregrina, buscando su ombligo,
Mientras tanto pinta, teje, diseña
Como su madre ausente
Que sigue soñando su pronto retorno
Si pudiera sembrar mi vida por algo más que el alimento
Si el vestido y el techo no asfixiaran mis sueños,
Si el chofer del bus fuese galante
Si encontrara luz dentro de mí
Si viese más allá de latas y edificios, de fábricas y lo que no tengo
Si sembrara mi vida en tierra fértil
Si el canto de mis huesos no fuese por artritis
Si mis pulmones alcanzaran algo de aire
Si saliese a la calle y viera rostros claros
Si por un momento pudiera poner mi vida en tus manos
Si olvidara los miedos que me asaltan
Tal vez podría cantar tus palabras
Con la música de mis actos
La melodía de un abrazo
El ritmo del corazón servido
Te pido me hagas semilla
Me dejes morir en la tierra de otros corazones
Hacerme uno con vos, amor más amor
Amor tu amor,
Semilla tu semilla
Mano tu mano
Para que cuando te llame
Aunque guardes silencio
Sepa que estás amarrado en mis pasos y yo en los tuyos
Déjame ser tu canto.
Amén
Vos me ves como si fuese un cristal
Te olvidás del polvo que me cubre
De los rayonazos de historias rasposas
Me ves como si fuese una luz
Tus ojos de lágrimas cubiertos
Con mis sueños francos
Mejor que mil barras de oro en vientre harto de una bóveda
Me ves y tus ojos me traspasan
Esto soy
Quisiera verme como reflejo en un espejo de diamante
Verme sin más, con ojos de perdón
Soy yo, soy un eco de tu vos
Eco de tu espíritu
No tengo nada
Soy un soplo breve en la inmensidad
Pero quizá mis brazos de tela puedan abrazar tan fuerte,
Puedan apoyar con tanta decisión
Puedan trabajar con tanta persistencia
Que al final, después de todo,
Llegue a ser un trozo de vos
Sembrado en el corazón de la tierra.
Amén