tambin sobre m desde lo alto. Senta una felicidad que era siempre nueva, profunda
siempre, y as tena que florecer sin remedio. Esa era mi vida; no poda hacer otra
cosa.
Tu vida fue demasiado fcil dijo el caracol (Sin detenerse a observarse a s mismo).
Cierto dijo el rosal. Me lo daban todo. Pero t tuviste ms suerte an. T eres una
de esas criaturas que piensan mucho, uno de esos seres de gran inteligencia que se
proponen asombrar al mundo algn da... algn da.... Pero, ... de qu te sirve el
pasar los aos pensando sin hacer nada til por el mundo?
No, no, de ningn modo dijo el caracol. El mundo no existe para m. Qu tengo yo
que ver con el mundo? Bastante es que me ocupe de m mismo y en m mismo.
Pero no deberamos todos dar a los dems lo mejor de nosotros, no deberamos
ofrecerles cuanto pudiramos? Es cierto que no te he dado sino rosas; pero t, en
cambio, que posees tantos dones, qu has dado t al mundo? Qu puedes darle?
Darle? Darle yo al mundo? Yo lo escupo. Para qu sirve el mundo? No significa
nada para m. Anda, sigue cultivando tus rosas; es para lo nico que sirves. Deja que
los avellanos produzcan sus frutos, deja que las vacas y las ovejas den su leche; cada
uno tiene su pblico, y yo tambin tengo el mo dentro de m mismo. Me recojo en mi
interior, y en l voy a quedarme! El mundo no me interesa.
Y con estas palabras, el caracol se meti dentro de su casa y la sell.
Qu pena! dijo el rosal. Yo no tengo modo de esconderme, por mucho que lo
intente. Siempre he de volver otra vez, siempre he de mostrarme otra vez en mis
rosas. Sus ptalos caen y los arrastra el viento, aunque cierta vez vi cmo una madre
guardaba una de mis flores en su libro de oraciones, y cmo una bonita muchacha se
prenda otra al pecho, y cmo un nio besaba otra en la primera alegra de su vida.
Aquello me hizo bien, fue una verdadera bendicin. Tales son mis recuerdos, mi vida.
Y el rosal continu floreciendo en toda su inocencia, mientras el caracol dorma all
dentro de su casa. El mundo nada significaba para l.
Y pasaron los aos.
El caracol se haba vuelto tierra en la tierra, y el rosal tierra en la tierra, y la
memorable rosa del libro de oraciones haba desaparecido... Pero en el jardn brotaban
los rosales nuevos, y los nuevos caracoles seguan con la misma filosofa que aqul, se
arrastraban dentro de sus casas y escupan al mundo, que no significaba nada para
ellos.
Y a travs del tiempo, la misma historia se continu repitiendo...