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NICOLAS MAQUIAVELO

Su Biografía
Nicolás Maquiavelo -Niccolo Macchiavelli- nació en Florencia el 3 de mayo de
1469.
Era hijo de Bernardo dei Niccolo Macchiavelli, jurisconsulto, y de Bartolommea dei
Nelli, una dama muy bella e instruida.
Fue escritor, jurista, diplomático y político. Consagró su vida a la teoría y praxis
política, la que dedujo de su observación y su experiencia directa de la confusión
política. Su prestigio comenzó pronto, y a los veinticinco años se le nombró
secretario del gobierno Dei Dieci. Se desempeñó, luego, en distintas legaciones en
algunos estados de Italia y en Alemania, misiones éstas que hubo de comentar en
sus escritos.
En 1502 contrajo matrimonio con Marietta Corsini, del mismo nacieron cinco hijos.
Sus actividades como embajador duraron hasta el año de 1512, en que se le dieron
responsabilidades políticas y técnicas incluyendo la organización de una infantería
nacional y de una caballería.
En el año 1513 es alejado del poder y comienza una época de persecución contra él.
Los Médicis lo encarcelaron y fue sometido al tormento, acusándosele de
conspirador. Ya había publicado para entonces obras filosóficas y literarias, pero
luego de ser prácticamente desterrado de Florencia, desde su casa de campo,
intensificó sus tareas; y gracias a la atracción que siempre experimentó el gran
Lorenzo de Médicis, uno de los espíritus más representativos del Renacimiento por
las artes y las letras, pudo Maquiavelo obtener su favor.
Muy distinguido también como tratadista y crítico militar, publicó obras muy
notables de este carácter como "El arte de la guerra", "Ordenanza de la Infantería"
y "Ordenanza de la Caballería". En otros aspectos, destacan su "Discurso sobre las
Décadas de Tito Libio", "Discurso sobre la Lengua", "Historia Florentina",
"Mandrágora" y "Discurso Moral".
En todas sus obras, revela Maquiavelo su gran cultura, un pensamiento ágil y
profundo y dotes extraordinarias de escritor. Maneja el idioma con personalísimo
estilo y suprema elegancia. Físicamente, era Nicolás Maquiavelo un hombre enjuto,
de regular estatura y rostro anguloso, expresivo y sereno.
La obra fundamental del célebre filósofo florentino, la que ha perdurado a través
del tiempo, dando siempre lugar a las más encontradas opiniones, es "El Príncipe",
libro que encierra, cuanto de filosofía práctica y reglas de gobierno podría apetecer
cualquier jefe de Estado de cualquier tiempo, dispuesto a no reparar en medio para
alcanzar sus fines. Su índole moral es fundamentalmente recusable.
"El Príncipe" ha tenido apologistas entusiastas, como Gentile, Alfieri, Wicouefort,
Gobineau y Nietzsche; y detractores implacables, a cuyo frente se hallan, en
diferentes épocas, hombres como Saavedra, Fajardo, Voltaire, Federico de Prusia,
Macaulay, Castelar, Tolstoi, etcétera.
Napoleón comentó el libro de Maquiavelo con discrepancia en algunos puntos,
pero siempre con simpatía. En cuanto al príncipe que hubiera de tomar como
modelo, para el diseño de su obra, se cita a Fernando El Católico y César Borgia.
Maquiavelo vivió algún tiempo en la corte del duque Valentinois, y en ella pudo ver
muchos hechos y actitudes que aprovechó para la composición de su libro. Sea
como fuere, lo cierto es que "El Príncipe" está considerado, con justicia, como una
manifestación típica del espíritu del Renacimiento y una de las obras maestras de la
literatura universal.
Murió el 22 de Junio de 1527, a la edad de 58 años, en Florencia. Sus restos fueron
inhumados en Santa Croce.
Maquiavelo y Dios
Su pensamiento
Tener de amigo a Dios es un privilegio, decía el Florentino, que no puede tomarse a
la ligera. Se supone que el amigo de los Dioses, escribe Platónen "la República",
recibe de ellos lo mejor de las cosas. Moisés, escribe Nicolás, tuvo un gran
preceptor en Dios mismo y recibía de él órdenes verbales. En ningún lugar, nuestro
autor, examina por extenso su concepción de Dios. Pero diseminadas en sus
escritos, hay muchas referencias a Dios. Reunidas, forman un retrato
inconfundible. El Dios de Nicolás es el Creador, la Divinidad Principal,
Providencial, Real, Universal; el de los muchos nombres, personal, invocable,
agradecible, merecedor de reverencia; un juez, justo y clemente, que premia y
castiga; aterrador, una fuerza trascendente, separada del mundo pero actuante en
él.
"...y el hombre ha sido creado sólo para bien y honor de Dios, quien le dio el habla
para que pudiera alabarlo; le dio un rostro no inclinado hacia la tierra, como los
animales, sino orientado hacia el cielo para que pudiera contemplarlo
continuamente; le dio las manos para que pudiera construir templos, hacer
sacrificios en su honor; le dio la razón y el intelecto para que pudiera especular y
conocer la grandeza de Dios... Pensad por tanto cómo todas las cosas hechas y
creadas, son hechas y creadas en beneficio del hombre..."

Juan Bodino
(Jean Bodin) Pensador francés (Angers, 1530 - Laon, 1596).
Jurista de formación, Bodin ocupó diversos cargos (abogado en el
Parlamento de París desde 1560, procurador del Tercer Estado en
los Estados Generales de 1576…) en la época en que Francia se
desangraba por las guerras civiles entre católicos y protestantes
(hugonotes). Buscando el modo de superar este clima permanente
de violencia -que además debilitaba a Francia en su relación con
otras potencias-, Bodino abrazó un tercer partido, llamado de los
«políticos», que proponía la tolerancia religiosa y el reforzamiento
de la autoridad del Estado como árbitro que garantizara la paz
entre las comunidades enfrentadas. En consecuencia, y aunque
había apoyado anteriormente a la Liga católica, acabó
reconociendo como rey al hugonote navarro Enrique IV, cuya
conversión al catolicismo puso fin al conflicto mediante una
solución de compromiso (1593).
Entretanto, Bodino había plasmado las ideas que sustentaban su
postura en un libro fundamental para la historia del pensamiento
político occidental: Los seis libros de la República (1576),
publicado sólo cuatro años después de la gran matanza de
hugonotes de la Noche de San Bartolomé. En ellos acuñó el
concepto de soberanía como el poder único, perpetuo, absoluto e
indivisible que impone el orden en un Estado impidiendo la guerra
entre sus súbditos; bajo ningún concepto consideraba legítima la
insurrección contra el soberano, pues estimaba que siempre era
preferible la tiranía a la anarquía.
En un terreno más concreto, sus propuestas conducían a un
reforzamiento del poder monárquico, razón por la que se le puede
considerar un precursor teórico del absolutismo de Luis XIV. No
obstante, el tipo de Estado que Bodino propugnaba incluía varios
límites frente a la arbitrariedad del soberano, como la obligación
de respetar las leyes divinas y naturales, o la prohibición de
imponer nuevos tributos sin consentimiento de los representantes
de los contribuyentes. Aunque estas precisiones hagan el sentido
general de su obra un tanto ambiguo, no cabe duda de que el
pensamiento de Bodino fue un paso fundamental en la definición
del moderno Estado nacional.
Bodino fue también un mercantilista, partidario de un sistema de
protección estatal para la industria nacional. Pasa por ser el
creador de la teoría cuantitativa de la moneda, que sitúa el origen
de la inflación de precios en un aumento de la cantidad de dinero
en circulación. No obstante, dicha doctrina había sido enunciada
algunos años antes por los escolásticos tardíos españoles (Martín
de Azpilcueta y Tomás de Mercado), que relacionaron la
«revolución de los precios» con la llegada de metales preciosos de
las colonias de América.
Gran monstruo fagocitador de individualidades, el Estado
ha sido creado contractualmente para proteger al hombre
de los demás hombres.

Thomas Hobbes nació en Inglaterra, Malmesbury, Wiltshire, hijo


de un clérigo de Wesport. En 1603 reliza sus estudios en el
Magdalen Hall de la Universidad de Oxford, donde se empapa de
filosofía escolástica y de lógica, graduándose en 1608. Ese mismo
año se hace cargo del hijo de William Cavendish (conde de
Devonshire) lo que le permitió codearse con la nobleza y las elites
intelectuales.
Su primer viaje por el continente Europeo lo realiza en 1610, a raíz
del cual Hobbes toma conciencia del poder que todavía ejercía el
escolasticismo en la mayoría de los ámbitos de conocimiento.

En 1628 publica una traducción de Tucídides, obra que critica el


sistema democrático y sus peligros, desde una perspectiva
conservadora. A la muerte de William Cavendish acaecida en
1629, Hobbes trabaja como tutor del hijo de Gervase Clinton, con
el que viaja por Europa descubriendo su pasión por la geometría y
la aplicación de ésta a un método que demostrase los principios
sociales y políticos defendidos por él.

En su tercer viaje por el continente, allá por 1637, Hobbes se


relaciona con el círculo de Abbe Mersenne, estableciendo
contacto con Descartes y Pierre Gassendi. En un viaje a Italia
en 1636 conoce a Galileo, que le influirá en su construcción de
una filosofía social fundamentada en las ciencias naturales y la
geometría.

Cuando vuelve a Inglaterra en 1637, el rey y el parlamento


mantenían una acalorada disputa, motivo por el cual Hobbes hizo
circular secretamente un manuscrito titulado Elementos del
derecho, donde defendía la necesidad de la soberanía absoluta,
frente al parlamentarismo. En noviembre se exilia voluntariamente
a Francia, temiendo las consecuencias que la difusíón de su escrito
pudiera acarrearle. En 1642 publica De cive, una teoría sobre el
gobierno y comienza a escribir De corpore, primer trabajo que
incluirá posteriormente en una trilogía sobre el cuerpo, el hombre y
el ciudadano.

En 1647 trabaja como tutor del futuro Carlos II, que también se
hallaba exiliado en Francia y en 1648, después de soportar una
enfermedad que casi le lleva al borde de la muerte, publica la
segunda edición de De cive. Tres años después de la muerte de
Mersenne (1648), Hobbes publica su obra más importante,
Leviatán, una teoría sobre la soberanía en la que se muestra
como un defensor implacable del absolutismo. Pero, debido al
temor a las represalias de las autoridades francesas que veían en
esa obra un ataque a la instituciones eclesiásticas, Hobbes marcha
de nuevo a Inglaterra, donde se ve inmerso en una controversia en
torno al tema de la libertad con el obispo de Derry, John Bramall.

En 1657 publica la segunda parte de su trilogía bajo el título De


homine y cinco años después publica De corpore, enzarzándose
en intrincadas disputas con los miembros de la Royal Society John
Wallis y Seth Ward, sobre temas de geometría, religión y el estado
de las universidades.

En 1666 la Cámara de los Comunes incluyó su obra Leviatán en el


índice de libros investigados a causa de sus supuestas tendencias
ateas y, a pesar de que el rey intercedió a su favor, se prohibió a
Hobbes publicar ninguna otra obra, por lo que sus tres libros
siguientes, que trataban temas de historia y que fueron agrupados
bajo el título Bhemoth, no verían la luz hasta después de su
muerte, acaecida el 4 de diciembre de 1679 en Hardwick Hall.
Antes, Hobbes escribió una autobiografía en prosa y en verso latino
y con 86 años publicó una traducción al inglés de la Iliada y la
Odisea.

Jacobo Benigno Bossuet


De Enciclopedia Symploké, la enciclopedia libre.
Jacobo Benigno Bossuet (1627-1704). Apologista católico, estudió
teología con los jesuitas en el Colegio de Navarra, en París. Recibió la
tonsura en 1635, fue predicador y obispo en Metz, y en 1670 se hizo
cargo de la formación del Delfín de Francia. Participó en la disputa sobre
el quietismo, nombró obispo de Cambrai a Fénelon, cuya obra recibiría la
condena del Papa en esta disputa. En su etapa de preceptor del Delfín
compuso su obra más conocida, Discurso sobre la historia universal, en
el cual, siguiendo la metodología agustiniana, desarrolló una teología de
la historia que contenía, así mismo, la ideología del absolutismo
monárquico. Sus obras fueron escritas en francés.
Obtenido de "http://symploke.trujaman.org/index.php?
title=Jacobo_Benigno_Bossuet "

John Locke
Pensador inglés (Wrington, Somerset, 1632 - Oaks, Essex, 1704).
Este hombre polifacético estudió en la Universidad de Oxford, en
donde se doctoró en 1658. Aunque su especialidad era la Medicina
y mantuvo relaciones con reputados científicos de la época (como
Isaac Newton), John Locke fue también diplomático, teólogo,
economista, profesor de griego antiguo y de retórica, y alcanzó
renombre por sus escritos filosóficos, en los que sentó las bases
del pensamiento político liberal.
Locke se acercó a tales ideas como médico y secretario que fue del
conde de Shaftesbury, líder del partido Whig, adversario del
absolutismo monárquico en la Inglaterra de Carlos II y de Jacobo
II. Convertido a la defensa del poder parlamentario, el propio
Locke fue perseguido y tuvo que refugiarse en Holanda, de donde
regresó tras el triunfo de la «Gloriosa Revolución» inglesa de 1688.
Locke fue uno de los grandes ideólogos de las elites protestantes
inglesas que, agrupadas en torno a los whigs, llegaron a controlar
el Estado en virtud de aquella revolución; y, en consecuencia, su
pensamiento ha ejercido una influencia decisiva sobre la
constitución política del Reino Unido hasta la actualidad. Defendió
la tolerancia religiosa hacia todas las sectas protestantes e incluso
a las religiones no cristianas; pero el carácter interesado y parcial
de su liberalismo quedó de manifiesto al excluir del derecho a la
tolerancia tanto a los ateos como a los católicos (siendo el
enfrentamiento de estos últimos con los protestantes la clave de
los conflictos religiosos que venían desangrando a las islas
Británicas y a Europa entera).
En su obra más trascendente, Dos ensayos sobre el gobierno civil
(1690), sentó los principios básicos del constitucionalismo liberal,
al postular que todo hombre nace dotado de unos derechos
naturales que el Estado tiene como misión proteger:
fundamentalmente, la vida, la libertad y la propiedad. Partiendo
del pensamiento de Hobbes, Locke apoyó la idea de que el Estado
nace de un «contrato social» originario, rechazando la doctrina
tradicional del origen divino del poder; pero, a diferencia de
Hobbes, argumentó que dicho pacto no conducía a la monarquía
absoluta, sino que era revocable y sólo podía conducir a un
gobierno limitado.
La autoridad de los Estados resultaba de la voluntad de los
ciudadanos, que quedarían desligados del deber de obediencia en
cuanto sus gobernantes conculcaran esos derechos naturales
inalienables. El pueblo no sólo tendría así el derecho de modificar
el poder legislativo según su criterio (idea de donde proviene la
práctica de las elecciones periódicas en los Estados liberales), sino
también la de derrocar a los gobernantes deslegitimados por un
ejercicio tiránico del poder (idea en la que se apoyaron Jefferson y
los revolucionarios norteamericanos para rebelarse contra Gran
Bretaña en 1776, así como los revolucionarios franceses para
alzarse contra el absolutismo de Luis XVI en 1789).
Locke defendió la separación de poderes como forma de
equilibrarlos entre sí e impedir que ninguno degenerara hacia el
despotismo; pero, al inclinarse por la supremacía de un poder
legislativo representativo de la mayoría, se le puede considerar
también un teórico de la democracia, hacia la que acabarían
evolucionando los regímenes liberales. Por legítimo que fuera, sin
embargo, ningún poder debería sobrepasar determinados límites
(de ahí la idea de ponerlos por escrito en una Constitución).
Este tipo de ideas inspiraron al liberalismo anglosajón
(reflejándose puntualmente en las constituciones de Gran Bretaña
y Estados Unidos) e, indirectamente, también al del resto del
mundo (a través de ilustrados franceses, como Montesquieu o
Voltaire). Menos incidencia tuvo el pensamiento propiamente
filosófico de Locke, basado en una teoría del conocimiento
empirista inspirada en Bacon y en Descartes.

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