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El documento presenta un resumen de una hora santa celebrada como parte de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. La hora santa incluyó lecturas, cánticos, oraciones e invitaciones a la reflexión sobre la necesidad de la unidad entre los cristianos y el llamado a compartir los dones mutuamente para enriquecerse. El evangelio leído fue el encuentro de Jesús con la mujer samaritana en el pozo, que ofrece una lección sobre la importancia del diálogo y la aceptación de la diferencia para al
El documento presenta un resumen de una hora santa celebrada como parte de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. La hora santa incluyó lecturas, cánticos, oraciones e invitaciones a la reflexión sobre la necesidad de la unidad entre los cristianos y el llamado a compartir los dones mutuamente para enriquecerse. El evangelio leído fue el encuentro de Jesús con la mujer samaritana en el pozo, que ofrece una lección sobre la importancia del diálogo y la aceptación de la diferencia para al
El documento presenta un resumen de una hora santa celebrada como parte de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. La hora santa incluyó lecturas, cánticos, oraciones e invitaciones a la reflexión sobre la necesidad de la unidad entre los cristianos y el llamado a compartir los dones mutuamente para enriquecerse. El evangelio leído fue el encuentro de Jesús con la mujer samaritana en el pozo, que ofrece una lección sobre la importancia del diálogo y la aceptación de la diferencia para al
G: En el nombre del Padre del Hijo y del Espritu Santo. La
gracia de nuestro Seor Jesucristo, el amor de Dios y la comunin del Espritu Santo est con nosotros. INTRODUCCIN Acogiendo la invitacin que nos hace la Iglesia, estamos aqu reunidos en estos das para orar por la Unidad de los Cristianos, para que se realice el deseo de nuestro Seor Jesucristo, que seamos uno con l, el Padre y el Espritu Santo, con la finalidad de hacer creble nuestro testimonio de vida cristiana. El tema de este ao que prepararon nuestros hermanos de Brasil, pertenecientes a diferentes confesiones cristianas, nos habla de la importancia de la comunicacin de bienes que ha de llevarnos a la unidad en Cristo. L: Todo el que bebe de esta agua... Despus de un viaje, del sol abrasador, del cansancio,y la sed sed, Dame de beber . Es el deseo de todo ser humano. Dios, que se hace hombre en Cristo (Juan 1, 14) y se vaca a s mismo para compartir nuestra humanidad (Filipenses 2, 6-7), es capaz de decirle a la mujer samaritana: Dame de beber (Juan 4, 7). Al mismo tiempo, este Dios que sale a nuestro encuentro nos ofrece el agua viva: el que beba del agua que yo quiero darle, nunca ms volver a tener sed sino que esa agua se convertir en su interior en un manantial capaz de dar vida eterna (Juan 4, 14). El encuentro entre Jess y la samaritana nos invita a probar agua de un pozo diferente y tambin a ofrecer un poco de la nuestra. En la diversidad nos enriquecemos 4
mutuamente. La Semana de Oracin por la Unidad de los
Cristianos constituye una ocasin privilegiada para la oracin, el encuentro y el dilogo. Es una oportunidad para poder reconocer las riquezas y los valores que estn presentes en el otro, el distinto, y para pedir a Dios el don de la unidad. Todo el que bebe de esta agua sigue volviendo , dice un proverbio brasileo que siempre se repite cuando un husped se marcha. Un refrescante vaso de agua, de chimarro, de caf, de terer, son signos de aceptacin, de dilogo, de convivencia. El gesto bblico de ofrecer agua a quienquiera que llegue (Cfr. Mateo 10, 42), como un modo de dar la bienvenida y de compartir, es algo que se repite en todas las regiones de Brasil. Jess deliberadamente decidi atravesar Samara en su viaje de Judea a Jerusaln. Su camino pasaba por el pozo de la mujer samaritana que lleg a ese lugar para sacar agua. En este camino hacia la unidad hay un pozo lleno de agua: tanto del agua que buscaba Jess, sediento por el viaje, como tambin del agua que l ofrece, que es capaz de dar vida eterna . El agua que extrae la mujer samaritana en su quehacer diario es el agua que calma la sed, el agua que hace florecer el desierto. El agua que Jess da es el agua sobre la que aleteaba el Espritu de Dios, el agua viva en la que fuimos bautizados Pidamos en esta Hora Santa que el Espritu del Seor nos mueva a buscar la verdadera Fuente de Agua Viva y a saber compartir de nuestra agua a los dems, conscientes de que viviendo la comunin con la Iglesia y entre nosotros alcanzaremos la unidad visible en Cristo el Seor. Canto: INVITACIN A LA ORACIN. G: Dios todopoderoso, sopla en nosotros el viento de la unidad que reconoce nuestra diversidad. A: Sopla en nosotros la tolerancia que acoge y nos hace comunidad.
G: Sopla en nosotros el fuego que une lo que est
separado y que cura lo que est enfermo. A: Sopla en nosotros la gracia que vence el odio y nos libera de la violencia. G: Sopla en nosotros la vida que se entrega y vence la muerte. A: Bendito sea el Dios misericordioso, Padre, Hijo y Espritu Santo, que hace nuevas todas las cosas. Amn! ACTO PENITENCIAL G: Con humildad, como hijos de Dios y hermanos en Cristo, nuestro Seor, pedimos perdn a Dios por nuestros pecados. (unos momentos de silencio) Respondemos a su llamada de renovar nuestras relaciones fraternas: L: Seor misericordioso, tu Espritu aleteaba sobre las aguas en las que la diversidad surga y era fecunda. Confesamos nuestra dificultad para vivir con diferencias legtimas. Perdnanos esas actitudes de mente, palabra y obra que hacen violencia a la unidad en la diversidad. A: Oh Seor, ten piedad de nosotros! (cantado) L: Cristo misericordioso, gracia y alegra de la multitud, que escuchas y enseas, que haces surgir nuevas esperanzas y curas las heridas de la mente y el cuerpo. Confesamos que hemos fracasado a la hora de escuchar voces distintas de las nuestras y de pronunciar palabras portadoras de sanacin y esperanza y hemos mantenido actitudes excluyentes hacia los que pedan solidaridad y comunin. A: Oh Seor, ten piedad de nosotros! (cantado) L: Seor misericordioso, eres la fuente de todo lo que existe, la Palabra Eterna y dadora de vida. Confesamos que no escuchamos tu creacin cuando gime y clama ser liberada y renovada. Aydanos a caminar juntos y a escuchar la voz de todo lo que existe, que sufre y anhela la salvacin. G: Oh Dios, fuente de piedad y de gracia, derrama sobre nosotros tu perdn. Que tu amor nos transforme en
manantiales de agua viva que renueven las fuerzas de tu
pueblo. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Seor. Como signo de reconocernos pecadores perdonados, los invitamos a compartir un signo de paz. Canto: Del Evangelio segn san Juan (4, 1-42) En aquel tiempo Jess se enter de que los fariseos supieron que cada vez aumentaba ms el nmero de sus seguidores y que bautizaba incluso ms que Juan, aunque de hecho no era el mismo Jess quien bautizaba, sino sus discpulos. As que sali de Judea y regres a Galilea. Y como tena que atravesar Samara, lleg a un pueblo de esa regin llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob dio a su hijo Jos. All se encontraba el pozo de Jacob. Jess, fatigado del camino, se sent junto al pozo. Era cerca de medioda. Y en esto que llega una mujer samaritana a sacar agua. Jess le dice: Dame de beber . Los discpulos haban ido al pueblo a comprar comida. La mujer samaritana le contesta: Cmo! No eres t judo? Y te atreves a pedirme de beber a m que soy samaritana? (Es que los judos y los samaritanos no se trataban). Jess le responde: Si conocieras el don de Dios y quin es el que te dice: "dame de beber", seras t la que me pediras de beber, y yo te dara agua viva.Pero Seor replica la mujer, no tienes con qu sacar el agua y el pozo es hondo. Dnde tienes esa agua viva? Jacob, nuestro antepasado, nos dej este pozo, del que bebi l mismo, sus hijos y sus ganados. Acaso te consideras de mayor categora que l? Jess le contesta: Todo el que bebe de esta agua volver a tener sed; en cambio, el que beba del agua que yo quiero darle, nunca ms volver a tener sed sino que esa agua se convertir en su interior en un manantial capaz de dar vida eterna. Exclama entonces la mujer: Seor, dame de esa agua; as ya no volver a tener sed ni tendr que venir aqu a sacar agua. Jess le dice: Vete a tu casa, llama a tu marido y vuelve ac. Ella le contesta: No tengo marido. Es cierto 4
reconoce Jess; no tienes marido. Has tenido cinco y
ese con el que ahora vives no es tu marido. En esto has dicho la verdad. Le responde la mujer: Seor, veo que eres profeta. Nuestros antepasados rindieron culto a Dios en este monte; en cambio, ustedes los judos dicen que el lugar para dar culto a Dios es Jerusaln. Jess le contesta: Creme, mujer, est llegando el momento en que, para dar culto al Padre, ustedes no tendrn que subir a este monte ni ir a Jerusaln. Ustedes los samaritanos rinden culto a algo que desconocen; nosotros s lo conocemos ya que la salvacin viene de los judos. Est llegando el momento, mejor dicho, ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirn culto al Padre en espritu y en verdad, porque estos son los adoradores que el Padre quiere. Dios es espritu, y quienes le rinden culto deben hacerlo en espritu y en verdad. La mujer le dice: Yo s que el Mesas (es decir, el Cristo) est por llegar; cuando venga nos lo ensear todo. Jess, entonces, le manifiesta: El Mesas soy yo, el mismo que est hablando contigo. En ese momento llegaron los discpulos y se sorprendieron al ver a Jess hablando con una mujer; pero ninguno se atrevi a preguntarle qu quera de ella o de qu estaban hablando. La mujer, por su parte, dej all el cntaro, regres al pueblo y dijo a la gente: Vengan a ver a un hombre que me ha adivinado todo lo que he hecho. Ser el Mesas? Ellos salieron del pueblo y fueron a ver a Jess. Mientras tanto, los discpulos le insistan: Maestro, come. Pero l les dijo: Yo me alimento de un manjar que ustedes no conocen. Los discpulos comentaban entre s: Ser que alguien le ha trado comida? Jess les explic: Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo sus planes. No dicen ustedes que todava faltan cuatro meses para la cosecha? Pues fjense: los sembrados estn ya maduros para la recoleccin. El que trabaja en la recoleccin recibe su salario y recoge el fruto con destino a la vida eterna; de esta suerte, se alegran juntos el que siembra y el que hace la 4
recoleccin. Con lo que se cumple el proverbio: "Uno es el
que siembra y otro el que cosecha". Yo los envo a ustedes a recolectar algo que no han labrado; otros trabajaron y ustedes se benefician de su trabajo. Muchos de los habitantes de aquel pueblo creyeron en Jess movidos por el testimonio de la samaritana, que aseguraba: Me ha adivinado todo lo que he hecho. Por eso, los samaritanos, cuando llegaron a donde estaba Jess, le insistan en que se quedara con ellos. Y en efecto, se qued all dos das, de manera que fueron muchos ms los que creyeron en l por sus propias palabras. As que decan a la mujer: Ya no creemos en l por lo que t nos has dicho, sino porque nosotros mismos hemos escuchado sus palabras, y estamos convencidos de que l es verdaderamente el salvador del mundo. Palabra del Seor Silencio meditativo REFLEXIN Dios frecuentemente viene al encuentro de nuestras necesidades a travs de los otros. Mientras clamamos al Seor en nuestra necesidad como la mujer samaritana: Seor, dame de esa agua , quizs el Seor ya ha respondido a nuestras oraciones poniendo en las manos de nuestros vecinos lo que andamos buscamos. Por eso tenemos que dirigirnos tambin a ellos y decirles: dame de beber. Que la mujer samaritana dejara su cntaro indica que ha encontrado un don mejor, un bien mayor que el agua que vino a buscar, y un lugar mejor en el que estar en su comunidad. Reconoce el don mayor que el judo extranjero, Jess, le est ofreciendo. A veces lo que necesitamos ya est presente en la vida y en la buena voluntad de las personas que estn a nuestro alrededor. Del pueblo guaran de Brasil aprendemos que 4
en su lengua no existe un trmino equivalente a
religin como algo separado de la vida. La expresin que se suele utilizar significa literalmente nuestro modo bueno de ser (ande rekokatu). Esta expresin hace referencia a todo su sistema cultural que incluye tambin la religin. La religin, por tanto, es parte integrante del sistema cultural guaran, como tambin de su modo de pensar y de ser (teko). Est relacionada con todo lo que mejora y hace progresar a la comunidad y conduce a su modo bueno de ser (tekokatu). El pueblo guaran nos recuerda que el cristianismo al principio se llamaba el camino (Hechos 9, 2). El camino, o nuestro modo bueno de ser es el modo que Dios tiene para traer armona a todas las parcelas de nuestras vidas. ORACIN DE INTERCESIN L: Dios de eterna compasin, individualmente y como comunidad pedimos tu luz para que nos volvamos ms acogedores y comprensivos hacia los dems y disminuyamos el sufrimiento en nuestro mundo. A: Escchanos, Dios de amor! Escucha nuestra oracin! (cantado) L: Dios de eterna compasin, ensea a tus hijos que la caridad, la hospitalidad y la unidad son expresiones de tu revelacin y de tu voluntad para la humanidad. A: Escchanos, Dios de amor! Escucha nuestra oracin! (cantado) L: Dios de eterna compasin, te imploramos que nos concedas la paz; instryenos y guanos para que podamos ser constructores de un mundo tolerante y no violento. A: Escchanos, Dios de amor! Escucha nuestra oracin! (cantado) 4
L: Dios de eterna compasin, que nos has hablado por
todos transformados medio de seremos la creacin y de los profetas y por medio de tu Hijo Jesucristo, concdenos sabidura para poder or tu voz por la diversidad. que nos llama a la unidad en nuestra A: Escchanos, Dios de amor! Escucha nuestra oracin! (cantado) Victoria de nuestro Seor L: Dios de eterna compasin, en el nombre de Jesucristo nuestro Seor, queJesucristo como un forastero pidi de beber a una mujer samaritana, danos agua viva que salta hasta la vida eterna. ((Co 15, A: Escchanos, Dios de amor! Escucha nuestra oracin! 51-58) (cantado) Se pueden aadir algunas peticiones. PADRE NUESTRO Silencio Preguntas para la reflexin 1 .Encontrarnos con el Seor Jess exige que dejemos atrs nuestros cntaros, cules son para nosotros esos cntaros? 2. Cules son los obstculos mayores que nos impiden hacerlo? 3. Cmo interpretas las palabras del Seor Jess de que a travs de l nos podemos convertir en un manantial capaz de dar vida eterna ? Canto:
Se puede decir que unidad y oracin en cierta
medida coinciden: obrar por la unidad es el comienzo de la comunin. S, la unidad de los cristianos se lograr, ser un canto de alabanza al Padre.