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EL LENGUAJE CINEMATROGRAFICO %. Florencia Castillo Rodriguez (Universidad Veracruzana) 0. El cine ha sido considerado un lenguaje o una lengua desde sus origenes, con el transcurso del tiempo se han ido desarrollando postulados tedricos que han permitido delimitar con mis perti- nencia el por qué es lenguaje y no lengua. En el presente capitulo se exponen parte de las propuestas mds representativas desde los inicios del cine, pero én ningin momento pretendemos hacer un glosario histérico; enfatizamos los trabajos de Christian Metz y Emilio Garroni. 1. De los primeros teéricos a Jean Mitry ' 1.1, El inicio. Entre los escritos de los primeros tedricos y directo- res del cine como Ricciotto Canudo, Louis Delluc y Abel Gance encontramos que el cine es considerado como un nuevo lenguaje © una nueva lengua. Sus observaciones a este respecto son mds bien de caracter promocional. Este nuevo lenguaje o nueva lengua tiene como caracterfstica primordial ser universal. Ante todo, bus- can delimitar este nuevo lenguaje con respecto a otros, por ejem- plo, Ricciotto Canudo Mega a decir que entre el cine y el teatro no hay ninguna analogia. Pues bien, los primeros que se avocaron en sistematizar sobre ello fueron Bela Balazs y los tedricos sovitticos. 43 los teéricos soviéticos. Balézs? fue el primero au cee datenttioarasate el lenguaje cinematografico en El hombre visible (1924). En su tercer y ultimo libro El film, Evolu- cién y esencia de un arte nuevo (1945), en el capitulo El nuevo lenguaje”, al diferenciar el teatro del cine, Balazs jenunass cuatro principios que caracterizan el lenguaje cinematografico: . Distancia variable entre el espectador y la escena dentro de la misma. De ello resulta un tamavio variable de la escena, que encuentra su lugar en un marco y en la composici6n de la ima- gen. . Division de la escena en planos separados. 3. Encuadre variable (4ngulo y perspectiva) de las imagenes deta- Iadas dentro de la escena. 4. El montaje es la union de las tomas separadas para formar una serie ordenada, en la que no sdlo se suceden escenas completas (tan cortas como sean)..., sino incluso el encuadre de pequefios detalles dentro de una escena. Asf nace la escena como una uni- dad como las piezas de un mosaico colocadas en orden cronolé- gico (Baldzs, 1978: 27). nN Baldzs, al enunciar estos cuatro principios, sistematiza parte de los elementos constitutivos del lenguaje cinematogréfico; es necesario remarcar la importancia que le da al montaje, cosa que es sumamente importante entre los te6ricos soviéticos agrupados en el VGIK, primer escuela de cine, asf como para Lev Kulechov, Sergei Eisenstein, Vsevild Pudovkin y Dziga Vertov, a pesar de las divergencias que tienen en ciertos puntos, todos coinciden en el papel predominante del montaje. En Poetika kino, publicada en 1927 por OPOIAZ, se formula la hipotesis de “cine-lenguaje”, Ahi se encuentran los artfculos: “Los fundamentos del cine” de Yuri Tynianoy y “Problemas del Cine estilfstico” de Boris Bichenbaum. Tynianov propone que todo lo que capta el cine no es s6lo una mera fotografia, mas bien toda la imagen captada del mundo visi- ble debe convertirse en elemento semantico de su Propio lenguaje; Tynianov cuestiona que si hay analogfa entre el cine y las artes 44 verbales, ésta deberia ser entre el cine y la poesfa y no entre el cine y la prosa. Cuestionamiento retomado mds tarde por Pier Paolo Pasolini. Eichenbaum sefiala que no hay que considerar al cine como un arte no verbal ya que esta constituido por un lenguaje interior. El espectador debe ligar los planos, es decir, debe construir “‘cine-fra- ses” y “‘cine-periodos’’. Por lo que el cine ‘‘como todas las artes es un sistema particular de lenguaje figurado” (puesto que en general se utiliza como “lengua”)” (Aumont, 1985: 166-167). Para los formalistas rusos sdlo hay arte y “lenguaje cinematogré- fico” cuando se efectta una transformaci6n estilfstica en el mundo real. Y esta transformaci6n se debe al cémo se usan determinados procedimientos expresivos que resultan de un propésito de comu- nicar significaci6n. 1.3. Las “gramdaticas” del cine. Cuando el cine es considerado un arte con lenguaje, resulta necesario sefialar las principales figuras. La difusién de los cine clubs y la intencién de educacién popular permite la proliferacién de las gramaticas, entre las que podemos mencionar: Gramdtica del filme (1935) de Raymond J. Spotts- wode, Essai de grammaire cinématographique (1946) de André Berthomieu y Grammaire cinegraphique (1947) de George Bataille. Roger Odin ha demostrado que las gramaticas cinematograficas tienen més relacién con la literatura que con la lengua, se busca adquirir el conocimiento del film por medio de leyes muy genera- les e inmutables que lo rigen. Estas gramdticas no son ni mejores ni peores, aunque abusan muchas veces de la metaforizaci6n, lo importante es que han aportado elementos para la descripcién del lenguaje cinematografico que afios después se ha realizado. 1.4. Marcel Martin. En 1953 aparece El lenguaje cinematogrdfico de Martin, si bien sus postulados no son de enfoque semidtico, es necesario referirnos a ellos porque emp{ricamente plantean el re- chazo de las gramaticas. Marcel Martin sostiene que el lenguaje cinematografico surge a la par de los descubrimientos de procedimientos de expresi6n ffl- 45 mica. Surge con los aportes de D. W. Griffith y S. Eisenstein. Las primeras pelfculas eran un registro de otro espectaculo ° la Tepro- duccién de la realidad. Para contar historias es necesario ir desa- rrollando procedimientos que en su conjunto serfa el lenguaje cinematografico, Ahora bien, este lenguaje esta determinado por la historia y por Ja narratividad; por lo tanto, las primeras Pelicu- las no tienen lenguaje y, si lo tienen, éste es estructuralmente idén- tico al de los filmes narrativos. Para Martin el lenguaje cinemato- grafico tradicional es como un conjunto de recetas, de procedi- mientos, de trucos que permiten una claridad en el relato pero que no aportan nada desde el punto de vista estético y fflmico. Martin pasa del nivel lingiifstico al estilistico cuando enumera las elecciones estilfsticas necesarias, por lo que prefiere el térmi- no de estilo al de lenguaje. Con todo lo anterior, deducimos que el lenguaje cinematogra- fico no es sélo la nomenclatura de procedimientos, es necesario recurrir a los aportes semio-lingiiisticos para ampliar el concepto de lenguaje y no enfocarlo intuitivamente. 1,5, Jean Mitry. Mitry no es Unicamente un estudioso del cine (public6 su primer libro de cine en 1928), también’ ha realizado y montado diversos filmes y dado clases sobre cine. Mitry es el autor de los dos voltimenes de Estética y psicologia del cine (1963-1965). El primer volumen lleva por subtitulo “Las estruc- turas" y el segundo “Las formas”. Aqui nos interesa su capitulo “Cine y lenguaje” del primer volumen. Parte de una definicién de lenguaje con la que define al lenguaje cinematografico, nos di- ce: Un medio de expresion susceptible de organizar, construir y comunicar Pensamientos, que puede desarrollar ideas que se modifican, se forma y Se transforma, se convierte entonces en un lenguaje, es lo que se deno- mina un lenguaje. Lo cual nos lleva a definir al cine como una forma estética (tal como la literatura), que utiliza la imagen que es (en si misma y por si misma) un medio de expresién cuya sucesién (es decir la organizacién logica y dia- léctica) es un lenguaje (Mitry, 1978: 44.45), El aporte de Jean Mitry (entre otros) es sefialar que los criticos 46 anteriores consideraban el lenguaje solamente verbal, cuya carac- teristica primordial es el intercambio de comunicacin, Mitry par- te de la representacién, de la imagen de las cosas para definirlo: Resulta evidente que un film es una cosa muy distinta que un sistema de signos y simbolos. Al menos, no se presenta como solamente esto. E] film es, ante todo, imagenes, ¢ imagenes de algo. Es un sistema de imagenes que tiene por objeto describir, desarrollar, narrar un aconte- cimiento © una sucesion de acontecimientos cualesquiera, Pero estas imagenes, segin la narracién ¢legida, se organiza como un sistema de signos y simbolos; se convierte en simbolos o puede convertirse en tales por afadidura. No son tinicamente el signo, como las palabras, sino ante todo objeto, realidad concreta: un objeto se carga (0 al que se carga) con una significacién determinada. En esto el cine es un lenguaje; se convierte en lenguaje en la medida en que primero es re- presentacién, y gracias a esta representacién. Es, si se quiere, un lengua. je de segundo grado. No se da como una forma abstracta a la que se le podrian agregar ciertas cualidades estéticas, sino como esta cuali- dad estética misma, aumentada con las propiedades del lenguaje; en suma, como un todo organico en ¢l cual arte y lenguaje se confunden, siendo uno solidario del otro (Mitry, 1978: 52). Mitry asi define al lenguaje cinematografico. Veamos ahora los trabajos de Christian Metz y Emilio Garroni para aclarar y siste- matizar ain mas la distincién entre lenguaje verbal y lenguaje ci- nematogréfico. 2. Christian Metz y Emilio Garroni: la propuesta de Hjelmslev para definir al lenguaje. 2.1. El “primer” Metz: cine jlengua o lenguaje? Las aportaciones de Metz a la semidtica del cine son innegables, El cine ya no debe ser analizado de una manera general, intuitiva e impresionista, es necesaria wna mayor sistematizacién. Metz toma en cuenta los aportes de la lingiifstica estructural, se declara discfpulo de Ferdi- nand de Saussure quien propone la semiologfa como “una ciencia que estudie la vida de los signos en‘el seno de la vida social” (Saussure, 1982:42) y Metz declara la necesidad e importancia de una semiologia del cine. Ahora bien, la obra de Metz ha ido desa- trollando diversas etapas porque vuelve a elaborar su trabajo con reflexiones propias o con las de otros semio-lingtiistas 0 teéricos 47 del cine. Por el momento, nos remitimos a uno de sus articulos mas celebres “El cine glengua o lenguaje?” (1964) que mas tarde vuelve a publicarse con nuevas notas en Essais sur la signification du cinéma (1968). Si bien después pubica Langage et cinéma (1971), nos remitimos al articulo porque es uno de los mas difun- didos y Emilio Garroni lo analiza* para tomar otro punto de par- tida y definir asf qué es el lenguaje cinematogrdfico. 2.1.1. El cine un lenguaje sin lengua. Para saber si el cine es un len- guaje, Metz propone diferenciarlo de los rasgos que caracterizan a la lengua: a) el cine no tiene doble articulaci6n® porque el significante es la imagen y el significado es lo que representa la imagen, por lo tanto no es posible recortar el significante sin recortar el significa- do;* para A. Martinet si no hay doble articulacién no hay lenguaje y comg el cine no lo tiene seria mds bien un “‘lenguaje de arte”; para Metz la palabra lenguaje tiene dos direcciones: i) determina- dos “sistemas” recibiran el nombre de lenguajes si su estructura formal se asemeja a la de nuestras lenguas, y ii) todo lo que habla al hombre del hombre es sentido como lenguaje; pues bien, estas dos expresiones metaféricas, para Metz, nacen en el lenguaje en sentido mas estricto: el lenguaje verbal sirve para que los hombres se comuniquen; ¢sté muy fuertemente organizado. Los grupos de sentidos figurados ya estan alli. Teniendo en cuenta este estado de los usos; que no siempre permi- ten atenerse a los sentidos que desearfamos fueran estrictos, nos parece conveniente considerar al cine como un lenguaje sin lengua (Metz, 1976: 168). b) el cine no tiene primera articulacién ya que no tiene ni fone- mas, ni palabras, la imagen siempre es habla nunca es lengua; ¢) por lo que Metz propone que /a sintaxis del cine debe elabo- rarse sobre bases sintdcticas y no morfoldgicas. La sintagmatica se- tfa una instancia mas amplia que la sintaxis, el “plano” serfa la Menor unidad sintagmatica y la secuencia, un gran conjunto sin- tagmatico. El paradigma cinematogréfico seria frégil y aproxima- tivo, 48 el cine es ante todo habia. Todo en él es aseveracion. La palabra, unidad de lengua, estd ausente; la frase, unidad del habla, es soberana. El cine no sabe hablar més que por neologismos, toda imagen es un “apax” (Metz, 1976: 171). d) el cine no es lengua porque una lengua es un sistema de sig- nos cuyo objeto es la intercomunicacién, el cine es un medio mds expresivo que de comunicacion; e) ya que el cine s6lo conoce la frase, la unidad actualizada, es preferible hablar como R. Barthes de “grandes unidades significan- tes”, el cine se deja fragmentar en unidades sintagmdticas pero no se reduce a unidades paradigmdticas, Metz concluye que si el cine no es lenguaje, la semiologfa no puede dejarlo a un lado, es necesario que la semiologia estudie el lenguaje que no es simple y que los sistemas de paradigmatica incierta puedan ser estudiados en tanto sistemas de paradigmatica incierta mediante métodos apropiados. Pasemos a la respuesta que hace a este ensayo Emilio Garroni. 2.2. Emilio Garroni: proyecto de semidtica. 2.2.1. Objetivo. El objetivo formulado por Garroni es mucho més amplio que el de Metz porque es intentar explicar cOmo y en qué sentido es legitimo (y util) el uso del término lenguaje cuando nos referimos a expresiones de tipo no (0 no basicamente) lingiistico-verbal, haciendo una referencia particular a su funci6n artistica (Garroni, 1975: 57). Para esto ser4 necesario construir modelos de referencia que no sean precisamente cinematogréficos, pictéricos o de cualquicr otro tipo, situados a distintos niveles y aplicables a numerosos fendme- nos de manera inmediata y asf tenga sentido hablar de “lenguaje cinematografico”, “‘lenguaje pictérico”, etc. 2.2.2. Respuesta al “primer” Metz. En el ensayo citado de Metz, se plantea un problema capital: se asimila la expresi6n filmica a 49 la expresiOn lingifstica o forma parte de un “lenguaje” mas gené- rico, m4s indeterminado, su respuesta es que es un lenguaje y no una lengua, es un fenédmeno mas genérico y no lingifstico en sen- tido estricto porque el lenguaje filmico no tiene doble articulacion ni referencia paradigmatica, es sintagmatico, s6lo habla por neolo- gismos y cada imagen es un apax. Garroni esta de acuerdo con Metz en que no es posible hablar de doble articulacién y paradig- matica de la misma manera que en el campo lingiistico, pero cuestiona si la doble articulaci6én es indispensable para definir la semiosis en general, atin la no lingistica y entonces comenzar a plantear modelos apropiados y si es posible construirlos. Para ha- cerlo hay que diferenciar entre doble articulacién y doble segmen- tacién, para que haya doble articulacion: 1) que las unidades de la primera articulacién se definan como unidades minimas dotadas de significado (y que no sean infinitas sino finitas, o bien —como suele suceder— finitas y susceptibles de incremento numé- rico infinito); 2) que las unidades de la segunda articulacion se definan como unidades minimas (al menos en el aspecto de la linearidad, sino en el de la ocurrencia), desprovistas de significado (y en nimero finito: “limitadas en numero y, a poder ser, muy limitadas”). A falta de estas condiciones, la nocién de doble articulacién pierde toda eficacia funcio- nal, y queda reducida a no ser otra cosa que una limitacion arbitraria, ¢fectuada en dos tiempos sucesivos, de los fendmenos semidticos consi- derados, una especie de doble reticulo aplicado mecdnicamente a los mismos, 0 sea, una doble segmentacién (Garroni: 1975: 70). Para ejemplificar lo anterior, se remite a P. P. Pasolini quien pro- pone la doble articulacién de lenguaje cinematogrdfico as{: unidad de primera articulacién = encuadre (“monema”), unidad de se- gunda articulacién = objetos singulares que componen cuda encua- dre (“cinema”), estamos ante una doble segmentacién y no una doble articulacién, También Pasolini afirma que la referencia para- digmatica es la referencia a la “lengua del obrar de la realidad”. Garroni sefiala que de la “realidad” se puede hacer una descripcion semidtica, pero no puede ser el Presupuesto material de cualquier cédigo. S6lo se puede hablar de “lenguaje de la realidad” como metdfora. La postura de Pasolini se Parece a la de Metz, cuando éste re- 50 chaza la concepcion material “lingiifstica” del lenguaje cinemato- grafico, llegando a conclusiones inadecuadas porque consideraba la realidad como algo inmediato, como auto-significado, es decir, considera la realidad como codigo de una lengua. Para Metz el ci- ne es comprensible y no necesita de anilisis, de aht la legibilidad de las grandes unidades significantes en su estructura interna, Ga- rroni cuestiona que la nocién de gran unidad signiticante resulta ser equivocada, ya que estd entre nocién formal y dato material no analizado. Para Metz toda imagen visual o filmica es de alguna manera un apax. Un mismo objeto puede percibirse de distintas maneras 0 distintas colocaciones respecto a otros objetos. Asf toda imagen estd en relacién con otra imagen y no lo esta, su diferencialidad es que es algo individual y positivo respecto a un fluir potencial, continuo y sin Ifmites, por lo que no es posible hablar de referen- cialidad paradigmatica, esto es porque se parte del andlisis de la propia imagen, pero es un punto de vista no cientitico, es un de- fecto de induccién como ya lo sefialé Hjelmslev.? Garroni propone; Se puede y se debe hablar, por lo tanto, de cine como lenguaje, aunque superando toda posible analogia con el lenguaje verbal y con su mode- lizacién pertinente y aunque superando la idea —que en gran parte depende de aquella analogia, incluso cuando se excluye— de que se tra- ta de un lenguaje “sui generis”, que no es propiamente susceptible de modelizacién si no es al nivel de las grandes unidades significantes, y en términos de equivalentes lingiiisticos. Para que el cine pueda considerar- se como un lenguaje solamente se ha de suponer alguna posibilidad per- tinente de modelizacién, sea o no lingiiistica (Garroni, 1975: 78). Para lograrlo, Garroni pone de la teorfa del lingiiista danés Louis Hjelmslev propuesta en Proleédgemenos a una teorta del lenguaje y Ensayos Lingiitsticos, en especial “La estratificacién del lenguaje”. 2,2.3.Proyecto de semiética. Hjelmslev no fue ms alld del estudio de Ja “lengua lingiiistica” aunque pretendia ampliarlo a “lenguas no lingii{sticas”, Garroni comenta que los resultados de Hjelmslev estan fuertemente condicionados por la interpretacién lingiifstica 51 ‘cluir los lenguajes no verbales, pero a través de exa- ve y data de su Rone dar4 una definicién de semiética més general y satisfactoria. La definicién no serd referencial por- que los modelos deben aplicarse a datos materiales pero no re- construirse por abstraccién y partiendo de ellos.* Saussure propuso el signo como una entidad de dos caras (signi- ficante y significado), su concepcién era més formal que material. André Martinet desarrolla la teorfa de Saussure y propone la doble articulacién como una definicion formal y no referencial, a todo lo que se aplica el modelo de doble articulacién es un lenguaje. Ga- rroni cuestiona que esta concepcién a pesar de ser formal sea, en parte, un modelo material’ y sintagmatico; hay que liberarse de la concepcién sintagmatica primaria, es necesario una mayor formali- dad y ser4 con el modelo de Hjelmslev con ciertas modificaciones que se explicitar4 a continuacién. El modelo sera “semidtico” y no “lingifstico” y permitird el andlisis de “cualquier proceso semiéti- co”. a) La funcién sfgnica y el significado. Hjelmslev propone en los Prolegémenos una definicion formal de signo cuando propone que en virtud de la funci6n del signo existen dos funtivos, la forma del contenido y la forma de la expresion, y s6lo en virtud de ellos exis- ten respectivamente la sustancia del contenido y la sustancia de la expresiOn que se manifiestan por la proyeccién de la forma sobre el sentido.'® El significado también es susceptible de una defini- cién formal, como forma del contenido, al margen de los vinculos restrictivos (de naturaleza material) que el llamado sentido o significado comporta; y que como consecuencia de ello, ya no se justifica la necesidad de que la consideracién formal del significado (como es el caso de los Uamados lenguajes no verbdles) vaya unida por alguna especie de analogia intui- tiva o material al significado lingiistico sustancial (Garroni, 1975: 173), La sustancia o significado puede considerarse con una forma pe- ro es la forma la que se ha de “determinar” con la sustancia, al ser la forma la “constante” y la sustancia la “variable”. Asf se recupe- ra, de cierta manera, el referencialismo en que el signo es signo de 52 algo, es decir, no que el signo se defina asi, sino que la forma del contenido de un signo puede asumir aquel algo como sustancia del contenido, asi hay un cierto doble referencialismo: es signo de la sustancia del contenido y es signo de la sustancia de la expresion. b) La formalidad de la semiética. Para Hjelmslev el cardcter pertinente de un sistema semidtico es la bi-planaridad (plano de expresion y plano del contenido) y la bi-planaridad implica la no conformidad de dos planos. Garroni cuestiona si la bi-planaridad como no conformidad es un cardcter pertinente de los sistemas semiéticos. La definicién formal de Hjelmslev de semiética es: “una jerar- quia, cualquiera de cuyos componentes admite su andlisis ulterior en clases definidas por relacién mutua, de modo que cualquiera de estas clases admite su andlisis en derivados definidos por mutua- cién mutua” (Hjelmslev, 1980: 150). Garroni sefiala que la clave de la definicién es la definicién de mutaci6n: “Funci6n existente entre derivados de primer grado de una misma clase; una funcién que tiene relacién con una funci6n existente entre otros derivados de primer grado de una misma clase y pertenecientes al mismo ran- go” (Hjelmslev, 1980: 180). Se trata de una relacién entre funcio- nes contraidas por “correlaciones” a cualquier nivel de andlisis. Asi la definici6n de semidtica es formal y no operativa pero no es- tablece explicitamente si los planos relacionables (cuyos derivados quedan definidos por mutacién reciproca) han de ser conformes 0 no, o si su conformidad o no conformidad es indiferente desde el punto de vista de la definicién formal. Hjelmslev se basa en el prin- cipio de simplicidad para hablar de bi-planaridad-no conforme; pe- To ise justifica? Para Garroni no sé puede responder de manera de- finitiva ya que el principio de simplicidad no carece de ambigie- dad.!! Para saber si la definicién de semidtica es pertinente y espe- cifica propone una operacién interpretativa de dos érdenes de con- sideraciones, si bien extrafios (en parte) a la teorfa de Hjelmsiev al menos vinculados; las dos direcciones son: i) hacia la consideracién de las especiales relaciones que se pue- den establecer entre sistemas formales distintos, esto es, rela- ciones de equivalencia, a falta de una transformaci6n formal; 53 ii) hacia la consideracién de la posibilidad de coordinacion de un sistema formal, respecto a una sustancia o materia (ya sea de] contenido o de la expresi6n). Esto puede contribuir a justificar una disociacién entre biplana- ridad y no conformidad o justificar “sistema semidtico” en rela- cién a sistema monoplanares. Las relaciones entre expresiOn y contenido pueden ser: i) relacién de interdependencia: a nivel teérico muy general y simplemente como “expresién” y “contenido”; ii) relacién de determinacién: nivel de mayor especificacién, cuando se considera un determinado sistema de la expresion © del contenido frente a los diferentes sistemas del contenido o de la expresién que puedan corresponderle; iii) relaci6n de constelacién: si se tiene en cuenta que la expre- sién y el contenido (dos clases) estén constituidas por varios sistemas de expresién y varios sistemas del contenido que se corresponden todos ellos exactamente, la relacién funcional de un miembro cualquiera (variable) de expresion con un miembro cualquiera (también variable). Ademés, si fuera posible por medio del cdlculo establecer y de- mostrar la existencia de clases exhaustivas E’, E”, E’”, ..., consti- tuidas cada una de ellas por todos los posibles sistemas de expre- sién, de tal manera que de la clase C’,C”, c’”,...,a cada miembro \e correspondiera respectivamente algin miembro y las funciones per las clases contrafdas de las parejas (E’, Cc), (E”, C”), (B”, C'"), 5 8¢ podrfa hablar de nuevo de interdependencia. As{ en este sentido estricto solo podemos hablar de interdependencia al nivel mas general de “expresién” y “contenido”, La importancia de lo anterior radica en considerar la posibilidad de que expresion y contenido asuman funciones distintas de inter- dependencia bajo ciertos aspectos y esta consideracién, en algunos casos deberfa llevar a negar que la conmutabilidad sea siempre des- 34 de un punto de vista analftico no conformidad (y que en virtud del principio de simplicidad se basa siempre en la no conformidad de Jos derivados, a partir de un determinado grado). Asi en el caso particular de la funcién de determinacién, el Plano formal y especifico, tedricamente prioritario es el plano “determinado” como constante respecto a un plano “determinante” como varia- ble. En tal caso, no se justifica que al menos una de tales variables, en cuanto variable no puede estar constituida por un sistema con- forme al sistema (constante) dado, con la notable consecuencia de que precisamente en este caso, por lo menos, ya no seria aplica- ble al principio de simplicidad. Para Garroni la nocién de “célculo”'? de Hjelmslev expresa mds bien una exigencia, aunque indeterminada, de rigor y de globali- dad, hasta el punto de que en ella se mezcla una consideracion es- trictamente l6gico-formal y una consideracién heuristica y cons- tructiva. Hjelmslev da un ejemplo: los sistemas de la expresion po- sibles respecto a un determinado sistema del contenido y a la in- versa, son virtualmente infinitas, es decir, construibles de cualquier manera, ilimitadas y no determinadas por ninguna condicién l6gi- co formal. Pero por mas indeterminada y heterogénea que pueda ser, no hay duda de que se trata de una exigencia de rigor y de globalidad y esta exigencia (aunque en el caso de las semidticas se expresa a partir de ellas y bajo la condicién que impone la definici6n de semiédtica) necesariamente implica consecuencias mas amplias, hasta el punto de poner en crisis la propia defini- cién. En otras palabras, impone el problema de la transforma- bilidad de los sistemas semidticos formales, en el sentido ya in- dicado por Hjelmslev, asf como la necesidad de examinar estas relaciones de transformacién. Para Garroni basta con avanzar la hipétesis de una relacién de equivalencia por transformacién con- forme (Transformaci6n de un sistema bi-planar y no conforme con un sistema bi-planar conforme) y relacién inversa de equivalencia por transformaci6n no conforme. Hjelmslev en los Proleogémenos'* ejemplifica sistemas que para los légicos (en especial Carnap), son modelos semidticos, es decir, los juegos como el ajedrez. Segtin Hjelmslev hay una entidad del contenido correspondiente a una entidad de la expresién, de mo- 55 do que la red funcional en ambos planos es la misma, seria una semidtica monoplanar pero de acuerdo a la definicién de semi6ti- ca no serfa una semidtica propiamente y asi propone el término de sistemas semidticos. Garroni sefiala que en parte esta de acuerdo si se toma en cuenta la estructura formal que explique el juego de ajedrez tal como se suele presentar concretamente, esto es, por me- dio de piezas individualizadas en configuraciones no susceptibles de otro andlisis desde el punto de vista de la expresion, De hecho, as{ ya es diffcil hablar de conformidad ya que cada pieza de ajedrez no constituye una entidad minima no analizable de conte- nido, por ejemplo: una pieza tradicional /la reina/ puede ser anali- zada segdn las siguientes entidades minimas de contenido: (1) “desplazamiento de un cuadro”, (2) “desplazamiento de mas de un cuadro”, (3) “desplazamiento adelante”, (4) ‘‘desplazamiento atras”, (5) “desplazamiento ortogonal”, (6) “‘desplazamiento dia- gonal”; /el rey/ puede ser analizado con (1), (3), (4), (5), (6); /la torre/ (1), (2), (3), (4), (5), etc. Es decir, no hay conformidad entre el contenido y la expresién. Estas piezas, como figuras de la expresion pueden ser: /la reina/; un circulo, un cuadrado y un tridngulo superpuestos; /el rey/: un circulo, un cuadrado y un circulo, /la torre/: un circulo y un cuadrado. El plano del conte- nido es inmutable y el plano de la expresibn no conforme, es decir, se justifica la bi-planaridad no conforme. En conclusi6n, por lo menos algunos sistemas que se presentan o pueden pre- Sentarse como monoplanares pueden transformarse en bi-plana- tes y les corresponde (con ciertas modificaciones) la denomina- cién de semidticas. La transformacion inversa (de bi-planares no conformes a biplanares conformes o monoplanares) es posible en cuanto (si hay un sistema del contenido) haya un sistema de la expresién conforme. a bi-planaridad Re parece que pueda ser, en determinadas con- diciones formales, condicién permanente de los sistemas semidti- cas (una condiciéa suficiente pero no necesaria). Garroni reformu- & la definicién con terminologia operativa: una semiética es un sistema cualquiera que pertenezca a una clase de sistemas transfor- mados ih de los definicién de Hjelmsiev (biplanaridad no conforme), es una expli- caciém ulterior, siguiendo las exigencias internas de Ia teoria de 56 Hjelmslev, pero no se puede considerar como suficientemente ex- plicitas, hasta el punto de imponer condiciones necesarias y sufi- cientes para la determinacién de “lo que es semidtico” sin que ala vez se determinen las condiciones y operaciones que en general ha- cen posible las transformaciones indicadas, lo que falta no es una aplicabilidad adecuada de la definicién (modificada) sino la expli- cacién suficiente de las propias condiciones pertinentes expresa- das por la definicion, en cuanto definicién formal, sin lo cual una definicién ni siquiera es comprensible desde un punto de vista formal y teérico. c) forma y sustancia. Garroni propone la posibilidad de una perspectiva ms adecuada para la formulacién de una condicién necesaria y suficiente que permita la identificacién teérica y apli- cada de “lo que ¢s semidtico”. Esto lo leva a una nueva revision de la nocién de sustancia y de su papel frente a la determinacién de la forma. Los logros de la lingiiistica y de la semidtica general se deben al abandono progresivo de presupuestos materiales, sin embargo pare- ce que Garroni dice lo contrario. Esto no es tan simple. Si bien el progreso de la lingitfstica y la semidtica se debe a una considera- cién mds formal no implica el abandono de la sustancia, la teorfa ha de justificarse con un determinado conjunto de fenémenos ma- teriales no sdlo porque sea util dar explicaciones, sino porque con- dicionan la posibilidad de cualquier teorfa. El que una teoria sea formal no implica que sea auténoma y se desinterese de los fend- menos sustanciales o materiales sino que tales fendmenos, en rela- cidn a los cuales nace y se formula, no facilitan de una manera in- mediata y contradictoria los “datos” de las “condiciones” que la teoria determina explicitamente a priori. Una definicién “pura- mente” formal de semiOtica en rigor es incomprensible, porque no contiene intrinsecamente una condicién de coordinabilidad, de la que depende igualmente el significado formal de las distin- tas nociones relacionadas con ella. Garroni parte nuevamente de Hjelmslev para ahondar esto: i) las determinaciones sustanciales 0 materiales son formales hasta cierto punto; 57 ii) la sustancia o materia no solamente Presta a ser tratada segan los Prolegémenos © la “Estratificaci6n”’, demuestra mantener relaciones y correlaciones con la forma, “tan importantes que Ilegan a presentar a ésta como totalmente insuficiente alos fines de una definicién adecuada de “lo que es semidtico” (Garroni, 1975: 213). Si bien la “Estratificacién” no es una inversién o revolucién declarada de los Prolegémenos, al menos es una nueva sistematiza- cién tedrica. Garroni propone que a primera vista la distincién de forma y sustancia es la distincién primaria, si el andlisis es de tipo formal y deductivo. Sin embargo, en la “Estratificaci6n”' * Hjelm- slev propone que el plano del contenido y el plano de la expresion son superiores a la distincién entre forma y sustancia, por lo tanto se puede hablar de “forma del contenido”, “sustancia del conteni- do”, “forma de la expresién” y “sustancia de la expresién” mien- tras que carecerfa de sentido hablar de ‘contenido de la sustan- cia”, “contenido de la forma”, “expresién de la sustancia” y “expresién de la forma”; por lo tanto, sustancia y forma est4n su- bordinadas a la distincién entre el contenido y la expresi6n. Garro- ni dice que esta prueba es totalmente aparente y un falso rigor obligarfa a aceptar estas distinciones. Si la distincién entre forma y sustancia precediera a la de entre contenido y expresi6n, no se echarfa de menos en el andlisis el criterio de bi-planaridad que Hjelmslev considera indispensable para un andlisis semidtico, pero la inversion de las distinciones jresuelve el problema de Ia especi- ficidad formal 0 lo resuelve verbalmente o crea nuevas dificulta- des? Segan Garroni, el objetivo de Hjelmslev es dar mayor impor- tancia a los strata que también son planos pero tiene lugar de acuerdo a nuevas formulaciones de tal manera que los planos con- tienen también los strata en que pueden ser luego analizados; pero, ila distinci6n entre expresién y contenido es formal o intuitiva que mis tarde recibe justificacién precisa? Si la expresi6n y el con- tenido son también una determinacién de una forma respecto a una sustancia, ,cudl serd la distincién entre forma y sustancia y como distinguirla de la distincién entre forma y Sustancia semid- tica? Garroni dice que la distincién entre “forma y sustancia en general” y “forma y sustancia semi6tica” es ambigua, contra- dictoria y formalmente incoherente. 58 Segan Garroni, la distincién de Hjelmslev entre torma y sustan- cia en general y forma y sustancia semiética, puede plantearse en tres niveles: i) forma en general es la “abstraccién” pura y simple que es la raz6n de todo andlisis; ii) forma en general a la vez esta constituida Por el conjunto de abstracciones posibles y por aquella abstraccién que sirve de base de una teoria semiética, esto es, la distincién entre ex- presién y contenido, que en general-es forma que se presenta como el conjunto total, pero exchisivo de las marcas que segtin la eleccién axiomatica, son constitutivos de sus defini- ciones. Asf ya no se puede hablar de forma en general, en rea- lidad la distincién de los planos se aplica a una sola esfera (especifica de la semidtica y a punto de definirla) entonces la distincién entre forma y sustancia parece ser una explicacién mucho mas general; iii) forma y sustancia semidticas, ulteriores distinciones analfticas de la distincién entre expresién y contenido, es decir, en cuanto pedemos distinguir entre elementos formales y ele- mentos sustanciales (en relacién al plano de la expresién y del contenido) que dependen exclusivamente de la “nica esfera semidtica” en este sentido “forma y sustancia no cons- tituyen un efecto sino un caso particular de esta distincion general”. Para Garroni la simplicidad y obviedad son sélo aparentes, sefia- la: la distincién entre forma y sustancia en general y forma y sus- tancia semiética es separada y a la vez unida. Para Hjelmslev for- ma y sustancia semiética son un caso particular de forma y sustan- cia en general pero si forma y sustancia en general son términos telativos, no absolutos y si esta distincién es una abstraccién que es la razén de todo anilisis cientifico no resulta obvio afirmar que la distincién primaria entre expresién y contenido represen- ta de una manera semiética la primera distincién de una forma res- pecto a una sustancia y que la siguiente distincién entre forma y sustancia semidtica representa a la vez una especificaci6n ulte- 59 rior, tal parece una antinomia, donde por una parte la distincién entre expresién y contenido, en cuanto precede a la distincién de forma y sustancia semidtica, pertenece al orden de la forma en general y no es una distinci6n especfficamente semidtica. Esta po- sicion ha sido rechazada por Hjelmslev. Por otra parte, expresién y contenido como forma general es definida como “el conjunto total, pero exclysivo, de las marcas que, segtin la axiomitica ele- gida, son constitutivas de definiciones” (Hjelmslev, 1972: 62) y en cuanto es base de la definicién de la esfera semidtica y de la misma distinci6n ulterior entre forma y sustancia semidtica. La consecuencia serfa una inaceptable duplicidad de la nocién de forma especificamente semidtica a nivel de distinci6n ulterior en- tre forma y sustancia, esté en contradiccién con el principio de simplicidad y coherencia. En otras palabras, la distincion primaria entre expresion y contenido se ha de considerar a la vez como especificamente semidtica y como no especificamente semidtica; y solamente una oscilacién de esta cla- se, segtin creemos, puede permitir sostener la exigencia de una base especifica primaria (la distribucién entre expresion y contenido) de Jo que es semidtico, de tal manera que solamente en un segundo tiem- Po se puede articular lo que es semidtico en una consideracion especi- ficamente formal y en una consideracién especificamente sustancial (Garroni, 1975: 219). Garroni expone algunas importantes consideraciones epistemo- Idgicas sobre la formalidad y/o especificidad de la semiética, de la teoria, La teorfa de Hjelmslev no es facil reducirla a un sistema pura- mente lgico, Garroni considera que se presta como base teérica para cualquier objeto, para la definicién de estructuras restricti- vas muy variadas en vista de distintas aplicaciones, es decir, es la base tedrica comin del “estructuralismo”. Por ello, Garroni cree que Hjelmslev pudo considerar que era una teoria general que se confundiria con una ldgica-formal, con una teor{a formulable al margen de cualquier experiencia concreta, confiando en su vali- dez en la coherencia interna y arbitraria y eventualmente en su propia adecuacién 60 Garroni cuestiona: (De esta teoria se puede “derivar” sencillamente (en sentido légico) una definicién de semidtica o mas bien esta teoria constituye una con- dicion necesaria, hasta el punto de que para la formulacién de una de- finicién restrictiva cualquiera sea necesaria también la intervencién de “alguna otra cosa” (una hipotesis constructiva o, si se quiere, un axio- ma)? En otras palabras, ;la definicién de semidtica de Hjelmslev es propiamente un teorema, en el dmbito de una teoria formal en sentido logico, o es mds bien un axioma o una definicion que simplemente esta de acuerdo (no esi en contradiccién) con las definiciones primitivas? (Garroni, 1975: 225- 226). Este cuestionamiento afecta tanto a Hjelmslev como al mito del método hipotético-deductivo (o axiomatico) ya que el ‘método deductivo (en sentido estricto), segtin muchos légicos, es propio de las ciencias matematicas y légicas. Ahora bien, esté en juego una teorfa especifica, sobre 1a cual cabe preguntarse si puede con- cebirse como una teorfa axiomitica o hipotético deductiva. Quien emplea el método axiomiatico 0 hipotético-deductivo en los funda- mentos de una ciencia particular tiene por objetivo liberarse (a ni- vel te6rico) de todo residuo material pero al formular una defini- cién especifica que sirva de base para una teoria especifica y al perfilar tal teorfa especifica no se puede liberar del todo el “resi- duo intuitivo”.' § El deductivismo y el inductivismo no son alternativas insupera- bles, la tercera es el método constructivo que se debe a Kant (“que ya advirtié la irreductibilidad de toda cuesti6n relativa a las con- diciones del conocer, del hacer, del sentir y del valorar, en térmi- nos de condicionalidad o de condiciones meramente légicas” (Ga- rroni, 1975: 229), a los neokantianos y a Piaget. Piaget, en la epistemologfa genética, ha utilizado las ensefianzas de la Hamada crisis del axiomatismo e intentado demostrar que la axiomatizacion es valida, en ciertas condiciones, dentro de ciertos horizontes de la investigaci6n, pronuncidndose contra toda clase de “teduccionismo” y Hevando la cuestién al nivel mds general de un “método constructivista”’. 61 Garroni observa que la definicion de semidtica de ‘Hjelmslev puede entenderse bajo dos puntos de vista: i) formal, en el que no entra una definicion de ninguna relacién especifica; ii) aplicativo, en el que entra la especificidad, aunque de una manera no derivable de la formalidad. La unidad de ambas es una unidad constructiva, Garroni propo- ne que puede formularse la definicién de nuevo de una manera unitaria desde este punto de vista, que por lo demas, y de una manera sustancial, es el auténtico punto de vista de Hielmslev; de manera que, de acuerdo con sus propios deseos, esta de- finicion de semidtica se relacione con una teoria formal bastante ge- neral y de tipo axiomdtico (no necesariamente formalizada) adecuada precisamente a una determinada experiencia que se quiere explicar y clasificar, y —constituida de esta manera— a la vez constituya el obje- to propio del conocimiento: “lo que es semidtico” (Garroni, 1975: 240). La distincién entre forma y sustancia no puede quedar subordi- nada a la distincién entre expresién y contenido, debido a que es- ta Ultima distincién como cualquier otra que pretenda ser primaria ya es una distincién formal respecto a una sustancia. La forma en general es forma porque es algo coordinable con una sustancia en general; la definicién de forma comprende desde el inicio su coor- dinabilidad como elemento indispensable, asf “forma” (instancia de analizabilidad) es precisamente “coordinabilidad” (posibilidad de correlacién) con una sustancia. De esta manera, para Garroni se supera la idea de un procedimiento puramente axiomatico o hipotético-deductivo (en Hjelmslev cardcter constructivo) y definir todo primer enfoque teérico, en vistas a un objeto particular de conocimiento o el fundamento tedrico, en la inclusién condicio- nante entre forma y sustancia, en cuanto determinacion, per- cepcibn o presuposicién implicita de coordinabilidad, Garroni al ahondar sobre la definicién de sustancia en semidti- ca, define que la comunicacién definida en términos materiales 62 como la “relacién” de influencia de un individuo sobre otro es inadecuada para la explicacién de los fendmenos comunicativos en general y desproporcionada a la instancia social, en cambio si consideramos. la comunicacién como caracterizacién especifica de la sustancia se- midtica en su rasgo universal mds destacado (precisamente porque comunicar es la manifestacion de un conjunto de valoraciones socia- les que presuponen la valoracién social, » la comunicacién como condicion de la misma), aquella especificacién en términos materia- les e individuales podra ser considerada mds adecuadamente como un caso 0 aspecto muy particular; incluso a nivel de “acto sémico” o de “parole”, el que comunica en cierto sentido es mds bien la sociedad (0 al menos también la sociedad) que el individuo, [-..] la comunica- cién se presenta como la condicién (formal) de un conjunto de valo- raciones sociales que constituyen una sustancia Tepescto a una forma. De manera que todo Ilo que puede ser analizado, de acuerdo con una sustancia de analizabilidad (una forma) determinada y especificada di- versamente, respecto a una sustancia que a su vez puede ser analizada Se presenta como un conjunto de valoraciones sociales propiamente y de una manera general es un fenémeno semidtico o un acto comunica- tivo (Garroni, 1975; 254-255). ) la omniformatividad y los lenguajes no verbales: Garroni pro- pone que los fenémenos semidticos ya no dependen, segiin su identificacion formal, de un punto de partida condicionante y obligado que sefialaba las lenguas naturales y que “‘la definicién de semidtica no es otra cosa que la definicion de un sistema formal cualquiera, en cuanto es interpretable (a nivel de coordinacién en- tre forma y sustancia) como sistema semiético” (Garroni, 1975: 226 . El subrayado pertenece al autor). Supone que del universo semidtico § forman parte una clase L de sistemas lingiifsticos y de sistemas de los que es posible seleccionar solamente mensajes transformables en mensajes lingi{sticos y la clase complementaria NL de sistemas no lingiifsticos de los que tnicamente es posible seleccionar mensajes no transformables en mensajes lingiiisticos, siendo o no tales mensajes no lingiiisticos luego transformables entre sf. Para lograr esto, Garroni define la omniformatividad del lengua- 63 je verbal. Si bien es una presuposicién de la que no se puede Pres- cindir si se quiere explicar innumerables e importantes mecanismos culturales, es necesario cuestionar si la omniformatividad no supo- ne la “centralidad” del lenguaje verbal en relacién a toda otra foy- ma de comunicaci6n e incluso de conocimiento, esto es, la “cen- tralidad” de una perspectiva lingiiistica harfa dificil e irrelevante todos aquellos fendmenos semidticos posibles que puedan coexis- tir con el lenguaje. A esto Garroni propone que la autonomia 0 cuasi-autonomia de algunos procesos semiéticos analizables en términos de siste- mas de la clase L, es de tipo semidtico y no cognoscitivo, se basa en la distincién de una nueva definicién entre nueva formulacién 0 traduccién y conocimiento,! 7 Lo cual no excluye que en ciertos casos se pueda proceder por medio de abreviaciones oportunas, capaces de permitir una traducibilidad impropia |...) @ una traducibilidad entre impropia y apropiada |... Solamente es este sentido decimos que la hipotesis lingtiistico-céntri- ca ha de ser examinada criticamente y adaptada, si no propiamente abandonada, y se ha de instituir ‘una hipétesis lingiiistico-céntrica mds amplia; y que no solamente es deseable sino incluso posible el nacimiento de una especie de “‘psicoandlisis” muy especial de los sis- senior NL y de los mensajes seleccionados con ellos, (Garroni, 1975, 287). Ahora bien, la omniformatividad se puede reducir a dos posi- ciones: i) como productividad 0 capacidad de decir siempre “algo mas” o “de nuevo” sobre la experiencia expresable; ii) como capacidad de decirlo “todo”, La primera posicién puede resultar obvia pero la segunda no, Por lo que se pone en duda la omniformatividad y la equipoten- cia de las lamadas lenguas naturales, En determinadas condicio- Nes no es en funcidn de un Principio lingiifstico universal sino de un principio intelectual mas general (0 como se le quiera lamar) Susceptible de ser especificado de varios modos. Garroni se limita 64 al problema de la traducci6n interlingitistica y da como ejemplo la lengua hopi y el espafiol, entre ambas hay una diferencia de potencia, es decir, que serian diversi-potentes y no equipotentes, la mas potente podria ser menos respecto a una tercera, asf vemos que la omniformatividad es una mayor potencia en determinadas condiciones respecto a una potencia menor. No se puede hablar de omniformatividad u omnipotencia de una manera absoluta, incluso desde el punto de vista epistemolégico mas general [...] la de- terminacion de la totalidad irrelacionada (la totalidad de absoluto) es contradictoria en sus términos, el ser toda determinacién (incluso la mas general) tal, en relacién con algo ya determinado o determina- ble (aunque también sea, eventualmente, algo muy general) (Garroni 1975: 290). Garroni vuelve a referirse a Hjelmslev cuando propone una sus- tancia para el plano del contenido y varias para el plano de la ex- presidn, en las sustancias de las semiéticas no lingiifsticas hay una multiplicidad de sustancias de contenido y una forma del conteni- do admite diversas interpretaciones. Hjelmslev propone el término légico de interpretacién para significar que en el caso de una inter- pretacién sectorial habr4 omniformatividad, pero para Garroni no se ve en qué sentido y sobre qué base una interpretacién sectorial se distingue de una capaz de cubrir todo el dominio de la sustancia (al menos en el plano del contenido); sin duda, una misma forma del contenido no omniformativa admite diversas interpretaciones pero (afiade Garroni) de la misma manera en que admite la forma del contenido de las semiéticas omniformativas. Garroni sefiala que la coordinaci6n (en sentido estricto) puede definirse como una “interpretacién” (en sentido Iégico) de la for- ma semidtica, asi algunas interpretaciones (en sentido de coordi- naciones) convenidas en fines practicos, y por ello mantenidas, adquieran sin tener derecho a ello un estatuto riguroso y autOno- mo, transformdndose en motivaci6n anal{tica (en el lado de la sustancia) de no omniformatividad. Al menos en lo que se refiere al contenido, la omniformatividad significa. ulterior coordinabilidad respecto a un estado de la lengua ya dado, es 65 decir, respecto a coordinaciones ya normalizadas; y Por ello no se ha de exeluir el que la productividad de la lengua esté sujeta a restriccio- nes mds importantes (que la de no omniformatividad de Hjelmslev) que puede ser licito y util estudiar (Garroni, 1975: 295). La omniformatividad no es la base de la definici6n de la clase L por lo que ahora se puede hacer una definicién mas precisa Considerando cualquier clase L de sistemas que sean por lo menos transformables unilateralmente en un sistema I (siendo I un sistema lingilistico, 0 transformables en sistema lingilistico) externo a L’, mas potente o equipotente respecto a cualquier sistema de L’, llame- mos L” la union de L’y de I, L’” la unién de L” y de I’, etc. y defi- namos L como la unién de L" y de Ln-!, En otras palabras L presen- ta por definicién como motivada por una clase abierta y susceptible [...] de expansién continua, sin que le imponga un limite determinado y de tal manera que cualquier sistema en e] que sean transformables todos los sistemas (considerados hasta un determinado momento) de L, pertenece por definicion a L. Pero esta abertura admite ala vez que sean posibles sistemas s, s’, s”... en tanto que hasta ahora esta posibi- lidad podfa ser apuntada, sin sustituir la base de la definicién de L,. solamente como una hipétesis todavia muy intuitiva y esencialmen- te dependiente de ejemplos apropiados pero tedricamente no decisi- vos. Pero en tal caso la mueva definicion de L, basada en una rela- cién de potencia, en tanto no nos permite ya sin las oportunas pre- cisiones, el uso de expresiones como “‘toda la materia semiotizable”, @ la vez permite que haya una determinada materia, o algunas sec- ciones de la experiencia, que sean semiotizables, de manera que no sean sustancia de ningun sistema de L, y que, por lo tanto, S pueda definirse como la unién de L y de la clase complementaria NL (Garroni, 1975: 300-301). Se vuelve a definir la omniformatividad, ya que la diferencia entre los sistemas de L y los de NL consiste en el modo en que una experiencia coman posible semiotizada en cada caso se orga- niza en funcién de una posible semiotizacién, para distinguir los sistemas de L y los de NL Para ser la oposicién entre omniforma- tividad y no omniformatividad, en la que “omniformatividad” es formatividad abierta y la “no omniformatividad” es formatividad sectorial, de tal manera que no se refiere ya a una clase abierta de las materias posibles, sino a una clase cerrada, definida como Clase de uno o mds (siempre en nimero finito) sectores de la mate- Tl sustancia y solamente a éstos.! 8 66 Hay dos puntos de vista: del contenido y de la expresiOn: i) contenido: Ja coordinacién de una forma del contenido con un conjunto de valoraciones sociales que sectorialmente se Tefieren a experiencias sociobiolégicas de tipo especial o figural, y solamente sobre ésto no es inmediatamente trans- formable o traducible en una coordinacién de tipo lingiis- tico. La dificultad de pasar a una traduccién en sentido pro- pio consiste en el hecho de que el significado analftico de la alopotencia se ha de buscar en el hecho de que el sector de la experiencia coordinable con un sistema de NL es tam- bién el Gnico sector coordinable, aunque en coordinaciones sucesivas y diversas 0 “‘interpretaciones” determinadas al contrario de lo que sucede en los sistemas de L '® iz expresi6n. Garroni toma el caso del “modelo ritmico” parece que puede ser coordinable desde el punto de vista de la expre- sién y salvo algunas hipotesis constructivas y especificacio- nes con materias distintas, basta que algo sea observable y diferenciable para que pueda introducirse cierto orden ritmi- co, formulable de nuevo y de una manera acistica, grifica, etc. Para un modelo como éste que parece pertenecer a la cla- se NL se deberfa hablar de formatividad abierta ,cémo es po- sible que si los sistemas de L la misma materia no se da una posible transformaci6n o traduccién? La distincién de siste- ma L de NL respecto a formatividad abierta y sectorialidad exclusiva ha de reducirse para los sistemas Z en ambos planos se caracteriza por la formatividad abierta y para los sistemas NL basta que un solo plano (el del contenido) esté caracteri- zado por la sectorialidad exclusiva o por la formatividad abierta. 2.2.4. El lenguaje cinematogrdfico. Para poder definir qué es el lenguaje cinematogréfico, Garroni parte de la especificidad, tal como se plantea del paso del cine mudo al cine sonoro.?® Se trata de decidir si el lenguaje cinematografico es un modelo ho- mogéneo constituido por elementos 0 signos especificos cinema- tograficos (modelo narrativo) o de considerarlo “a Ja par con cualquier otro conjunto de fenémenos semidticos y mas alla de 67 cualquier prejuicio establecido” (modelo analftico). Garroni aclara que no quiere enfocar estos dos modelos uno como el co- rrecto y el otro como equivocado, mas bien son dos modos dis- tintos “en cuanto cada uno de ellos se sitta a un nivel apropiado del discurso”. As{ un film para un critico oun autor se plantea- 14 como problema producir objetos artisticos o intervenir en las opciones que condicionan su producci6n, para un te6rico, semi6- tico o analista se plantear4 como un hecho para analizar también los objetos artisticos en su estructura semidtica.?*. La funcién de analista es la de intentar determinar las condiciones de posibi- lidad de productos valorados,?? sean los que fueren y no la de prescribir las condiciones normativas. a) La “especificidad” del cine: en un inicio el cine fue mudo, esto motiv6 que los teéricos dedujeran las imagenes como lo “espectfico filmico”. Garroni parte de las propuestas de Rudolph Arnheim expuestas en El film como arte, Arnheim queria demos- trar que el cine era arte (Garroni extiende a lenguaje), su argumen- to se basa en que el lenguaje cinematogréfico es un lenguaje sim- ple u homogéneo, es decir “puro” (slo las imagenes) y rechaza Por definicién todos los ingredientes heterogéneos (color, habla, sonido).?* Pero hay un “segundo Arnheim” que habla de hete- rogeneidad en el teatro y en el cine Pero con ciertas concesiones hechas contra su voluntad. A pesar de todo, domina el “primer Arnheim”, esto es, lo “especifico filmico” (como la imagen visual) en su estado puro. Sin embargo, otros, como Bela Balazs (Cfr. 1.2.) advierten el peligro de una demasiada importancia a la ima- gen. Para Baldzs, como Para otros, en la imagen hay una funcién de relativa preeminencia y la dimensi6n sonora es indispensable Para la realizacion de un film.?* Garroni propone: distinguir, Por medio de las oportunas hipétesis, los componentes sim- ples de los signos complejos y reagrupar los signos simples ([...] invarian- tes) en clases o modelos homogéneos aunque tales signos pertenezcan 68 conjunto de modelos formales construidos a un nivel de generalidad notablemente mds elevado, en relacién con el plano del Namado “len- guaje” (Garroni, 1975: 336). Asi la nocién de modelo semiético formal elimina la nocién de “Jenguaje especifico simple” u homogéneo. b) Homogeneidad y heterogeneidad: no hay manifestacion se- mi6tica (artistica, verbal ,cualquiera) que pueda ser considerada pura y homogénea (la homogeneidad es una caracterfstica exclusi- va de una construcci6n analitica formal y no puede coincidir con el plano de las manifestaciones). El que el modelo semidtico lin- gilistico sea homogéneo 0 no, depende del hecho de que lo estu- diamos como hipdtesis y bajo el aspecto formal homogéneo; Ga- rroni propone que la imagen y el sonido constituyen un s6lo plano donde no son partes que se suponen especfficas sino son elementos formales homogéneos y heterogéneos, en cuanto establecen una relacién recfproca de interrelacién y, por lo tanto, dentro de cier- tos Ifmites, se modifican rec{procamente. c) Propuesta tedrica de un modelo heterogéneo: el cine puede parecer que es un tipo de discurso que puede referirse a un sistema semidtico no verbal en sentido estricto y que a pesar de todo pue- de casi transformarse o traducirse en sistema verbal, esto es, un sistema de la clase L, aunque sea més verosfmil suponer que entra en juego la interrelacién de un sistema de la clase L con un sistema de la clase NL.?§ Garroni se sitia en una hipotesis restrictiva y considera el len- guaje cinematografico como un proceso de tipo lingifstico-figura- tivo (relacién entre palabra e imagen), remitiendo a un modelo lingiiistico y a un modelo perceptivo-figurativo, asf se est4 ante algo que estd legitimamente de acuerdo con las condiciones que impone la definicién de semiética connotativa de Hjelmslev. Esta hipétesis da tres subcasos de un modelo heterogéneo: i) el lenguaje verbal tiene una funcién distintiva respecto a la imagen por lo tanto, el lenguaje verbal hace el papel de se- miosis guta y la imagen el papel de connotador; 69 ii) la imagen tiene una funcién distintiva con el lenguaje verbal, por lo tanto, la imagen tiene el papel de semiosis guia y el lenguaje verbal tiene el papel de connotador; iii) modelo formal heterogéneo en el que no se pueda establecer ni un plano de la expresién ni un plano del contenido, en cuanto sean especificables respectivamente en relacién con un modelo lingiiistico 0 con uno figurativo perceptivo (pala- bra e imagen) o a la inversa, que los dos planos sean especifi- cables a la vez, de acuerdo con una funcién de indiferencia y no de “equivocidad” entre palabra e imagen. El s{mbolo es la funcién que por lo general contraen la expresién (arriba) y el contenido (abajo), el sfmbolo especifico de la funci6n de indiferencia es ‘con el cual se convierte en no pertinente el lugar. El esquema del tercer modelo es: P i P ¢ i representan respectivamente las mismas entidades semidticas, especificadas en el mismo grado. Garroni propone este tercer modelo como fundamental (pero no exclusivo) en la generalidad de las obras cinematogréficas, Le extiende a todas las obras sean fflmicas 0 no, ya que es una mane- ra un poco mas técnica de expresar la “‘heterogeneidad constitu- tiva”, “intencional” 0 “explicita” que es una caracterfstica del mensaje de funcidn estética.? * 70 NOTAS 1 Este apartado se basa en Aumont, 1985: 159-176, 2 Bela Baldzs (hingaro, 1884-1949). Estudié filosofia en la Universidad de Budapest. Emigré por cuestiones politicas a Viena en 1919, donde se inicia como guionista en 1922. Afios después en Alemania continia su labor como guionista. Publicé El espiriru del cine (1930). Se refugid en la Unién Soviética en 1933, donde fue catedritico de cine. En 1945 publicé su iiltimo libro: ET film. Evolucién y esencia de un arte nuevo, Regresé a Budapest en 1945, 3 Romén Guber considera al respecto “su primer libro teérico, Der sichbara Mensch, oder die Kulter des Filme (El hombre visible o la cultura cinematografica, 1924 [...] Se trataba, en efecto, del primer intento histérico de sistematizacién teérica de la expre- sin cinematografica y de su influencia da idea el que al afid siguiente apareciera ya traducido al ruso” (Balézs, 1978: 8). 4 “Nos desagrada sinceramente tener que examinar una concepcién del lenguaje fil- mico [Ia de “El cine jlengua o lenguaje?”] 4 «Nos desagrada sinceramente tener que examinar una concepcin del lenguaje filmico [la de “el cine ;lengua o lenguaje?”] que en el conjunto de las importantes investigacio- nes de Metz solamente representa un aspecto y un momento muy determinado, superado posteriormente con teorizaciones mis amplias y rigurosas, con las que estamos casi total mente de acuerdo y que, por otra parte, nos han servido de estimulo para pensar de nuc- vo y volver a formular de una manera més adecuada nuestros puntos de vista, Pero lo ha- cemos, a pesar de todo, porque aquella concepcién parece representar un momento de la elaboracién genérica de una teoria semidtica del cine, que no se puede olvidar, aunque no sea més que para demostrar que se han eliminado radicalmente una infinidad de pre- juicios y malentendidos nuevos y antiguos; y ademés, porque es una concepcién bastante difundida, y en cuanto contiene errores y verdades que de un hecho condicionan algunos intentos de enfoque semiético” (Garroni, 1977: 67-68). 5 Metz escribe una nota en 1968 donde habla de cinco grandes niveles de codificacién, Jos cuales serian un tipo de articulacién: “1o. la percepcién (sistemas de construccién del espacio, de las “figuras” y de los,“fondos”, etc.) en la medida donde constituye un sis- tema de inteligibilidad adquirida y variable seguin las culturas; 20, el reconocimiento y la identificacién de los objetos visuales y sonoros que aparecen en Ia pantalla, es decir, la capacidad (también cultural y adquirida) para manipular correctamente el material deno- tado que ofrece el film; 30, el conjunto de los “simbolismos” y de las connotaciones de diversos érdenes que se vinculan con los objetos (0 a las relaciones de los objetos) desde fuera del film, es decir, en la cultura; 40. el conjanto de las grandes estructuras narrativas (en el sentido de Claude Bremond) que tienen curso, desde fuera del film (pero también en los films), en el interior de cada cultura; So. finalmente, el conjunto de sistemas pro- piamente cinematogréficos que vienen a organizar en un discurso de tipo especifico los diversos elementos dados al espectador por las cuatro instancias anteriores” (Metz, 1978: 67-468). © Es decir, entre el significante y el significado hay una cierta motivacién que no exclu- ye la convencién, Otros investigadores también comparten esta postura (p. Guiraud, J. Martinet, U. Eco), para mayor informacion Cfr. el artfculo “Especificidad de los mensa- jes lingi{stico e icnico” de Ma. Eugenia Gomez de Mas (1985), en especial las pp. 82-87 71 donde se habla del mensaje y sus relaciones con el referente (arbitrariedad vs motivacin Ia semejanza). ye Modo de proceder inductivo, Puede definirse en breves palabras como una progre- sién del componente a la clase, no de la clase al componente. Es un movimiento sinté- tico, no analitico; un método generalizador, no especificador. Basta Ia experiencia para demostrar las evidentes deficiencias de dicho método. Con- duce inevitablemente a la abstraccién de conceptos que se hipostasian como reales (...] En [et] terreno [de 1a lingitistica traditional] la induccién nos leva de la fluctuaci6n, no a la constancia, sino al accidente. Y asi entra finalmente cn pugna con nuestro principio empirico: no puede asegurar una descripcién autoconsecuente y simple” (Hjelmsley, 1980: 24-25). “‘Hemos observado que una definicién referencial s6lo es adecuada y aplicable con unas condiciones restrictivas muy acentuadas; es decir, sustancialmente cuando se puede dar, junto a unas determinadas reglas de uso, una lista finita de signos y una de significan- tes referentes correspondientes. Por lo tanto, no es adecuado ni aplicable, precisamente en el caso de las lamadas lenguas naturales, y en general en el de todos los sistemas se- midticos llamados omniformativos (o al menos en el caso de éstos)” (Garroni, 1975: 156). 9 “£1 indicio de ésta materialidad residual constitutiva y no simplemente referencial, cteemos que nos Jo da su incapacidad para explicar sw analizabilidad ulterior, incluso de acuerdo con el “contenido” (en el sentido de Hjelmslev) de las presuntas unidades mini- mas y dotadas de significado (los llamados “monemas”) que precisamente se suponen minimas en cuanto de hecho, es decir, materialmente, se presentan como minimas en la cinta continua de las realizaciones lingisticas concretas” (Garroni, 1975: 167). 1 Cfr, Hjelmslev, 1980: 85. '! Garroni resume y cita a F. Antinucci (“"Note metodologiche in margine alla teoria hjelmsleviana” en Lingua ¢ stile, 2, 1969, pp. 241-242) “en el que se pone de manifiesto la distincién entre principio (un criterio) de simplicidad en cuanto pera a nivel de teoria (“dentro de Ia clase de descripciones que la teoria especifica para una lengua determina- 4a”) y el principio (un metacriterio) de simplicidad en cuanto opera a nivel de metateo- tia (que “debera (...) operar sobre el resultado obtenido por el primer (criterio en toda clase de descripciones”, en cuanto es un metacriterio “que sirve de base a la opcidn entre varias teorias"* (Garroni, 1975: 205), ' Cf. Hjelmslev, 1980: 149. > Cr, Hjelmslev, 1980: 152-154. '© Cr. Hjelmslev, 1972: $7.58, 'S «/Se puede identificar una teoria especifica con una teoria légico-formal? No se puede establecer sin mas una equivalencia [...] entre “posibilidad de derivaci6n” y “con- secuencia 16gica” (refiriendo Ia primera a un “sistema formal” y la segunda a una “teo- tia intuitiva”), ya que existen casos en los que “una proposicién es una consecuencia lé- ica de varias otras (en el sentido preciso de que convierte en verdaderas a las primeras), ¥ a pesar de todo, no puede derivarse de elas”. Con lo cual parece que la posibilidad de derivacion solamente sea propia, en sentido estricto, de los sistemas légico-formales, de los cuales, por otra parte, se puede decir que “All theorens proved on the basis of a given axiom system remain valid for any interpretation of the system” [Tarski, Introduccion 10 logic, Oxford Uniersity Press, N. Y.. 1946, p. 128], por lo tanto, el que Ia posibilidad de derivacién, tanto a nivel estrictamente formal como a nivel de interpretacién, sola- mente exista en un aspecto légico y no especifico, es decir, cuando nos éncontramos con “consecuencias légicas” que dependen bien de una teor{a intuitiva o incluso de una que afecta a los “primitive terms” que en la interpretacién han sido sustituidos por las “suites variables” (Garroni, 197S: 227). 72 16 “Quisiéramos subrayar el hecho de que (por lo menos en cierto aspecto y con las rati- ficaciones tedricas necesarias), en realidad éste es también cl clisico operacionismo de Bringmann o de la filosofia de Wittgenstein, segiin ta cual una forma, sea la que fuere (por ejemplo, la unidad de un concepto o de un significado) no puede tratarse nunca en sf y por si, sino que tiene un sentido y una posibilidad de tratamiento incluso formal (re- lativamente auténomo, salvo una coordinacién efectiva de la misma) solamente cuando se propone por definicién en relacién con una sustancia por lo menos posibles (por giemplo, con valoraciones, experiencias, usos, objetos, ete,)” (Garroni, 1975: 243), 17 “Conocer es reestructurar nuestzo sistema lingilistico, comprendiendo el sistema de yaloraciones sociales al que va unido, en vistas a la posibilidad dé determinar de una ma- nera cada vez mas adecuada cl comportamiento de determinados fenomenos, mis alld de la determinacién preliminar por la cual éstos simplemente son “decibles” (nombrables, clasificables, segiin las convenciones lingiiisticas, analizables en algunas de sus propieda- des y relaciones ya dadas, de nuevo, a titulo de condicién lingiiistica formal sustancial) [..] maducir equivale a establecer equivalencias (y diferencias) entre mensajes seleccio- nados de sistemas somidticos 0 lingiiisticos diversos (y sistemas de valoraciones sociales vinculados a ellos) en vistas a la posibilidad de restituir, en las distintas condiciones que imponen el cédigo de Uegada, el! mismo conjunto de valoraciones sociales comunicadas mediante el cédigo de salida, Naturalmente, la operacién de traducir implica también una operacion cognoscitiva [...] La traducibilidad no depende del conocimiento de algo, por ejemplo de una lengua, sino de un criterio de competencia en funcién del cual pode- mos establecer efectivamente equivalencias y diferencias, Y con un criterio de esta es- pecie se puede establecer si hay o no traducibilidad entre un sistema semidtico y otro” (Garroni, 1975: 272). 18 “De todas maneras, si es cierto |...] que la “omni-formatividad” solamente puede con- cebirse como determinacién y coordinacién de ulteriores sectores, de conformidad con la definicién de L, por una parte, y de la sustancia o materia por la otra, como clases abier- tas, la sectorialidad de Hjelmslev deja de ser distinta, y solamente puede volver a serlo con la condicién de que se le imponga el carécter de la exclusividad; esta “sectorialidad exclusiva” es, en lo que nos afecta, precisamente el cardcter distintivo de los sistemas de ta clase NL” (Garroni, 1975: 306). 19 “Cyeemos que precisamente por el principio segiin el cual nosotros comunicamos, en cuanto la comunicacién supone una condicion sistemética forma-sustancial , se deduce la consecuencia de que la organizacién de un conjunto sectorial y exchusivo de valora- ciones no puede considerarse simplemente como un sub-conjunto de un conjunto organi- zado y abierto que contenga propiamente también los elementos de aquel conjunto; aho- ra bien, precisamente coordinados con una forma no lingiitstica, constituyen un subcon- junto del conjunto de los elementos que pueden estar organizados y coordinados, por ejemplo, con una forma lingiistica (un sistema de L), y precisamente en este sentido “hablamos” de ellos, o incluso los “conocemos"’; pero su organizacion sectorial y exelusi- va supone una unidad espectfica, es decir, un criterio de competencia no lingilistico, que en modo alguno puede ser considerado como una parte o como una simple especifica- cién de un criterio de competencia lingilistico, que a su vez rige un tipo de organizacién igualmente especifico (respecto a los sistemas de NL) aunque abierto" (Garroni, 1975: 307). 20 Garroni aclara que esta cuestién carece de interés prictico pero es un ejemplo sencillo del que se pueden deducir una mayor aplicacién, Cuando hubo la transicién del cine mu- do al sonoro, se planteé no como es sino como ha de ser un film con una dimension sonora, 3* EL que haya distincién entre autor-critico y analista no quiere decir que se corte 73 comunicacién entre sus actividades. Cfr. Garroni, 1975: 321-326. 22 «Sepin cual sea nuestro método de investigaci6n, serd posible analizar determinados condiciones de preferencialidad, pero ciertamente no serd posible demostrar la objetivi- ded o la existencia de criterios determinados en la valoracion. Lo cual, después de Hume Kant, ya no deberian ser puestos en duda. . ; ‘ [-] a funcién especifica del analista es precisamente la de intentar las condiciones de poribilidad de 10s productos valorados, sean cuales fueren, y no la de prescribir las condiciones normativas, por ejemplo, de productos especificamente cinematograficos, que se han de distinguir cuidadosamente de los productos especificamente cinematogrificos ¥ estéticamente no vilidos, 0 bien de los productos especificamente cinematogrificos, sean o no vilidos estéticamente” (Garroni, 1975: 325). 23 Garroni aclara que la formacién de Amheim (gestiltica) lo inclinaba a detectar Ia especificidad y simplicidad de lo filmico a la pura visualidad. También Cfr. Andrew, 1981, 37-49. 24 fr, Baldzs, 1978: 160-176, 193-199 y 1980: 154-179. 25 “Ante Ia indefinida verdad de mensajes posibles, también son simples casos de domi- nio, co-dominio, etc., precisamente en funcién de los matices indefinidos que la relacién entre los dos términos en juego (palabra ¢ imagen) puede asumir cada vez, y de una ma- nera variable dentro de cada mensaje, Pero de acuerdo con determinadas hipétesis, aqui ‘nos vamos a ocupar solamente de aquellos pocos casos de interrelacién que en general nos parecen posibles, y que pueden ser indefinidamente especificables con Ia base de ‘unas cuantas asunciones preliminares, sin excluir ademds que cada caso se puede realizar de una manera diferente segin Ia circunstancias, incluso en relacién con la intervencién de otros modelos posibles [...] La razén de la exigtiedad del niimero de estos casos, 0 tipos, 0 modelos heterogéneos posibles [...] consiste precisamente en el alto grado de simplicidad de generalidad en el que nos hemos de ocupar de !as posibles interrelaciones de dos modelos formales en general, cuyas interrelaciones, ademas, condicionan la posi- bilidad de construir modelos mucho més complicados y a niveles de una mayor especifi- eacién" (Garroni, 1975: 364-365). 26 “De manera que el modelo muy general adecuado a Jo que Ilamamos “obra de arte”, nos vendria proporcionando precisamente por este modelo, que ulteriormente se com- plica todavia més, en modelos més especificados y articulables, hasta el punto de que en su interior intervienen varios modelos formales heterogéneos de distintos tipos, a diferen- tes niveles y ademés con repeticiones, Es més, partiendo de un conjunto de modelos ho- mogéneos dados y de los tres tipos fundamentales de modelos heterogéneos, o sea, de un nimero de elementos y de relaciones bastante limitado, seria posible (salvo un inevi- table recurso a la intuicion, o mejor, a la competencia circunstancial del que disfruta, como base del andlisis) construir para cada llamada “obra de arte” un blasén formal extremadamente complejo, cuya funcién fundamental estarfa constituida por el modelo del tercer tipo, en Ia forma siguiente: x T(x) en Ia que T (x) equivale a “obra” en su totalidad (la unidad de contenido suprema y, a a ver, un conjunto total de distinciones que permite individualizar correctamente tam- bién cada unidad de contenido en la que la obra ¢s analizable) y x equivale a un blasén cualquiera en el que se encajan-unos con otros todos los modelos subordinados cn cuanto puedan referirse al conjunto de todas las distinciones de la propia obra, Naturalmente, el tercer modelo que aqui hemos supuesto, no es exclusivo de las llamadas “obras de ar- 74 te” y mds bien es un cuadro organizador posible de todos sus blasones subordinados po- sibles” (Garroni, 1975: 374-375). 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