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ENTREEL PODER, EL CAMBIO YEL ORDEN SOCIAL EN LA NUEVA GRANADA COLONIAL ESTUDIOS DE CASO Lis veigaones age congregnas ednen nse aos con nips enous «nfs hiorgetonr que explora anos bios de la denoninads “hon clot Todo ls arodoeesen en comin I und paico-adninisrav ‘Nutro Rego de Cranaa.De acer on oe roess borax por lo autores as Tevenigaiones reeonan soe dato ep en parc. Algunos option fr efi sas uedclones de puto, ils y dads, to, por ws pars, tienen eemioos de prov 0, iclar, se adentarn ent reicioes ent tan, Adeionlneat los aon pesentedos perte brea peblemas coma ‘cin enela Audnlayel Cbd leans nel Iles ys itiniones L ‘Sls ar ipuat en torno alos ples de reduc dela poblicén y oat i tks fundameatles par compres el peodo clei. 6 Rk. ana Bonnet Vler [Neon Feemndo Gomer (Cato inetora(cords) Eure oer el earbiry erkenciall Mae Granade loa Esai de, ‘proone come un uniter sbiertprs explora uve etic p que Bio Inigo XVI, XVII y XVI sige end ton inporante como en ambio celsigo XL Diana Bonnet Ver [Neion Fernando Gonzilez Martine (Carlos Gustavo Hinestrza Gonzilez (coords) ‘Neon Ferman Gone Marines «Marcela Pui Escada en Masa Cine Pires Pies» Diana Bonnet Vl Jon Ande: Venn Feina« Hlstoe Manuel Coens Arenas ‘Cues Gstavo Hine Gone « Calo Alrander Zambrano Robinson Sana Caro 6 interac we conga eco de Amick Fula de Conn Soler Une bs Andes, iu SOCIAL EN LA NUEVA GRANADA COLONIAL isms neoses.n02 (Disa 0m Faced de Gens Sees S ENTRE EL PODER, EL CAMBIOY EL ORDEN, Lis Livestigaciones aqui congregadas reine’ sitéve articulos con miiltiples enfoques « influjos historiogrificos que exploran vatios ambitos de la denominada “historia colonial”, Todos los articulos tienen en comin la unidad politico-administrativa del, ‘Nuevo Reino de Granada. De acuerdo con iss sivacesos abordados por los autores, las investigaciones relexionan sobre un marco espacial en particular. Algunos optaron por ceflise a las jurisdictiones de pueblos, villas y ciudades; otros, por su parte, lo hicieron en términos de provincias 0, incluso, se adentraron en las relaciones entre estas, Adicionalmente, los trabajos presentados permiten observar problemas como la relacién entre la Audiencia y el Cabildo; los conflictos entre la Iglesia las instituciones civiles; as disputas en torno 2 los planes de redistribucion de la poblacién y otras dindmicas fundamentales para la comprensién del periodo colonial. Entre el poder, el cambio y el orden socal en la Nueva Granada colonia. Estudios de case, se propane ect an universo abierto para explorar nuevas teméticss, ya que historiae SWI, XVII y XVIII sigue siendo tan importante como registrar su cambio XK los sig enel 4577 crceasse 202 JM 6 POMEROY. cueoY nome igre, «= 14x24 Ss woateoon ISBN; 978-959-695-420-2 Universidad de | WM los Andes 9" 789586938202 Facultad de Clencias Sociales” aN ENTRE EL PODER, EL CAMBIO Y EL ORDEN SOCIAL EN LA NUEVA GRANADA COLONIAL ESTUDIOS DE CASO cs or Diana Bonnett Vélez ‘Nelson Fernando Gonzilez Carlos Hinestroza (coords.) Tate Diana Bonnett Vélez Nelson Fernando Gonzilez Marvines Carlos Gustavo Hinestroza Gos w{eoozde.y Nelson Fernando Gonzilez Martinez # Marcela i's Maria Cristina Pérez Pérez ¢ Diana Juliin Andrei Velasco Pedraza « Héctor Ma.aasi Cueva: Carlos Gustavo Hinestroza Gonzilez « Camiie Ab-vardei Robinson Salazar Carreto SOCIAL EN LA NUEVA GRANADA COLONIAL Estudios interdiscipinarios sobre la conguistay a colonia de América Facultad de Ciencias Sociales - Universidad de fos Andes = } ENTRE EL PODER, EL CAMBIO YEL ORDEN Entre el poder, el cambio y el orden social en la Nueva Granada colonial Estudios de caso Diana Bonnett Vélez Nelson Fernando Gonzilez Martinez Carlos Gustavo Hinestroza Gonzilez (Coordinadores) Nelson Fernando Gonzilez Martinez ~ Marcela Patricia Escandén Vega Maria Cristina Pérez Pérez~ Diana Bonnect Vélez Julién Andrei Velasco Pedraza ~ Héctor Manuel Cuevas Arenas ‘Carlos Gustavo Hinestroza Gonzilez ~ Camilo Alexander Zambrano Robinson Salazar Cartefio 6 STUDIOS INTERDISCIPLINARIOS SOBRE LA CONQUISTA Y LA COLONIA DE AMERICA Universidad de los Andes 2013 Ewe poder eleambi nden socal en Nurs Granaa soln: enios de to / Neon emando Gonder Mares Con Guo Hinewora Gonz Diana Borer Vie ~ Boge: ‘Unveil deot Ande Paced Cane Soc, Deprament de Hiro, CESO, Bicones Uniands 2013, 236 pp 142215 cm (Eels loerdciglnain sobre Cong aColonia de Ads: 6) ISBN 978.958.595.520 1. Colombia = Hiota ~ Colonia. 15501810 1 Gonuiie Macines, Neon Ferindo tL Hiseuzor Gontller Carlos Gua IIL Boner: We, Diana Inés 1 riverside os Ander (Colombia), Pasa de Cenaas Sociales Departamento de Histo V. Universidad del Andes (Colombia). CBSO cpp ses.i02 saua Peers edicts ener de 2013 (© Diana Bonner, Nelon Fernindo Gonsilety Carlos Hinecona (© Univeral delos Andes Facltad de Cloncns Sociales, Departamento de Historia, CESO) Ediconet Uniandct (Care Pm, 19-27, edit Asls6, piso Bogor D.C. Colombia “Telefono: 3394909, ox. 2133 api//edicionesaniandesed.co Infedari@uniandesedico ISBN irapeeso: 978.958.695.820 ISBN ebook: 978.958-695-8219 Diseio de cblera: View Gémnet Uneacin de cviectas“Catucho del Plan Geogefco del Vireinaco de Sansa, inlet ceteto de Moreno yExcandén. ‘Coneecin de eslos Manuel Romero Diageamacién: Neal Vinegss Uumpresdn y cabados: Edivrial Kimpres Lad (Cale 19 sur en. 69 C-17, Bogota DC, ‘Tekfono: 413 6884 é ‘Unpreo en Colombis- Prince in Calombia “Todor ln decechosrxerador: Ere publicscin no puede tr eprducda ni en wi sd nen us partes, i epurada eno canumisida por un tema de recuperacion de informaci, en ninguna Forma a por niogin ied 1x merce omqulmico, cectinico, magni, eleewo-Sprico, por ocopia 0 calque oso, in el pemiso previo po excite dela ediccal FIGURAS Y TABLAS. PRESENTACION... 4 ‘TABLA DE CONTENIDO ‘Transformacién e incervencién: el caso de las ‘obras hidrdulicas en la ciudad virreinal de Santafé (1757-1810) Nelson Fernando Gonzélez Martinez... ‘Orden divino y gobierno racional: representaciones sobre a provincia de Santa Marea en el siglo xvutr Marcela Patricia Escandén Vega. ‘Cuerpos fragmentados de los santos: raslado de reliquias religiosas al Virreinaro de la Nueva Granada, segunda mitad del siglo xvm1r Marla Cristina Pérez Pérez. 75 Los confictos en un arzobispado: de Juan de los Barrios a Luis Zapata de Cardenas (1553-1590) Diana Bonnett Vélez room *Distribuic jusicia en beneficio de aquellos leales vasllos" Ia estructura de la adminiseraci6n judicial en lavilla de San Gi (1739-171) Jide Andrei Velasco Pedr om 135 6. Los pueblos de indios en Cali, sigho xvitt Héctor Manuel Cuevas Arenas.. 169 7. Vinculos comunieatios, costumbre y auronomia local ‘enn pueblo de la provincia de Santafé: Guasca (1794-1803) Carlos Gustavo Hinestroza Gonedlez. wee 203 8 Poder loca: linaje,riqueza y vineulos sociales de algunas dosas y vecinas de Santafé, Tanja y Vélez (xvi-xvut) Camilo Alexander Zambrano... 237 9. Vendida con su criaal pecho: Ia fimilia esclava en Pamplona en la primera mitad del siglo xvi Robinson Salazar Carreno. 265 INDICACIONES BIOGRAFICAS.. 291 FIGURAS Y TABLAS Figura 1.1. ‘Acueductos, acequias,rfos y puentes dela ciudad de Santa wn 12 FIGURA 1.2. Niimero de intervenciones que se propuso adelantar en Jos extramuros de la ciudad (1750-1810). Froura 13. ‘Niimero de “mercedarios”e ingresos por mercedes de aguas al Ramo de Propios (1785-1814) sac FiGura $.1. * Jorisdicciones de la villa de San Gil, siglo xvtt. v9 Figura 5.2. Organigrama de la administeacin judicial en la villa de San Gila mediados del siglo xvi 182 Figura 6.1. Ubicacién aproximada de los pueblos de indios existences en Cali (1680-1820) segin las fuentes constltadas namo Figura 62, Cantidad de tributarios en la jurisdiccién de Cali (1679-1797) 190 Figura 7.1. ‘Ubicaciéa de Guasca con tespecto ala ciudad de Sancafé, siglo xm ANTAK EL PODER, 1L-CAMBIO Y EL ORDEN SOCIAL BN LA NUIVA GRANADA COLONIAL ‘Tasta 1.1. CCancidades entcegadas a os sefiores dipurados para laconduccién del agua a San Victorino (1796)... Tapa 12, Lisea de herramientasy piezas usadas, prestadas por el Cabildo la Deresera del rio San Francisco (1790), Tasca 13, Personas que se benefician de la cafteria de la que Sienz habia solicitado obcener agua... TABLA 6.1, Poblacion tributaria en Cali, 1536-1701 (hombres enere diecistis y cincuenta afi) ved 73 Tapia 62. Iniciativay éxito en los conflictos por tierca en Cali (1678-1783) ...179 TasLa63. ‘Cambios de apellidos entre los indios de algunos pueblos de Cali (porcencajes) Tastad.t. = Tipos de familias esclavas en regiseros notariales, Pamplona (1700-1750) PRESENTACION Eltexto que hoy presentamos, titulado Entre ef poder el cambio y el orden social en la Nueva Granada colonial: estudios de caso, reine nucve articulos que exploran diversos imbitos de nuestra llamada “historia colonial’ Como lo notaré ef lector las investigaciones aqui congregadas se concentran en el anilisis de procesos histdricos que cuvieron kugar en los tes siglos colonialesacordes con los incereses investigativos de cada sano de los autores. Este recortido parcial por los tres siglos de domina- cidn espafiola ostenta distineas temporalidades, pueseo que, micneras algunos estudios se ciccunseriben a unos pocos afos, ots en cambio apelan al anilisis de media y larga duracién. El hecho, de por i, puede dacuna idea de a mulkiplicidad de enfoques que aqui se recogen y delos influjos historiogréficos de unos y ots. Asimismo, los escritos consignados en esta obra tienen en comin su circunspecci6n espacial a esa unidad politico-adminisrativa que se conocié con el nombre de Nuevo Reino de Granada —ya como parce det Virreinato de! Perit desde su génesis, como virreinato indepen- diente a partir de 1749—. Sin embargo, no sobra advertir que en este aspecto cada autor adopts también su particular escala espacial a pactic del proceso hisedrico del que se ocupé. De este modo, algunos opraron por cefirsea las jurisdicciones de pueblos, villas y ciudades; otros, por su parte, o hicieron en términos de provincias 0 incluso se adentraron cen los intersticios de éstas. 2 Por orca parte, sabemos los problemas que puede acarrear el uso de nociones como historia local 0 regional, ambas generan suspics- cias: en el primer easo, porque bajo dicho epfcome es frecuente hallar recuentos de hechos aneedéticos de un lugar determinado, “historias de mi pueblo’, como las califica Renan Silva; en el segundo, porque el anilisis hisedrico termina encertado en unas fronteras que el propio historiador le impone, sin tener relacién alguna con otros espacios.! No obstante, consideramos que los excritos que forman este texto seelevan sobre estas objeciones y se constituyen en ejercicios que conjugan dife- rentes escalas de observaciones, sin perder de vista que tales localidades yyregiones se aticulaban una entidad poltico-administrativa més grande, ltimese Audiencia 0 Virreinato,o aun con la metcépoli. A continuacién nos referiremos a los elementos fundamenaales de cada uno de los cextos,en su orden de inclusién, El que abre [a compi laciSn, “Teansformacién eineervencién: el caso de las obras hidciulicas en la ciudad virreinal de Santafé (1757-1810)', de Nelson Femando Gontale, analiza la eensién entre Audiencia y Cabildo en torno a los asuntos relacionados con el manejo del agua para Santafé ya parti dela defnicién de extrarnutos ¢ intramuros. La consteuccién de acueductos, plas, puentes, ademas de las diversas eircunstancias que posibiliaron laapaticin de este tipo de infraestruceura, son el objeto de su estudio, ‘en una ciudad que desempedié un papel muy importante por ser sede vicreinal y centco de poder de la regibn que la circunds. Por su parte, el trabajo de Marcela Escandén, “Orden divino y gobierno racional: cepresentaciones sobre la provincia de Santa Marca ‘en el sigho xv, se interesa por examinar y conerastat las descrip- ciones realizadas por dos autoridades de la época: una civil —el gober- nador Antonio de Narvaez y la Torre— y una religiosa —el misionero. jesuita Antonio Julidn— conforme a la coseumbre de hacer informes "Armando Martinez Gamica, “La historia local desde la perspectiva de los tegt- enc Histrelo 1,1 (2009): 33-75, hsi//ww.eviscssunaledu.c/index php/ |istorelo/articlview#e/9317/ART; Renin Silva, “Serge Grozinski Les quarce partes du monde: Histoire d'une mondialisation. Pars: Editions de La Mart- ee, 2004.79 piginas, Anuario Colombian de Historia Social yd as Caturas 36,1 (2009): 342, 344 Eric Van Young, “Haciendo historia regional: consdera- ‘ones meroddlogicas y cbcicas’ Anuarie IHES 2 (1987): 255-281, pesoecion sobre provincias durante el periodo Borbén muy bien enmarcados en la corriente de lo que se ha llamado la Critica ilutrada de la realidad? Las representaciones de estos dos personajes enctan al juego dela cons- truccién social, especialmente por el lugar de poder desde donde hablan y la clasifcacién social que reproducen. Desde los inicios del aticulo la autora sefiala que su escrito no trata de establecer la verdad, pues la representacién en sis una realidad en cuanto tal, Cabe destacar que sa aniliss se inscribe en la linea desarrollada por trabajos pioneros como el de José Polo y Steinar Saether, quienes abordan las relaciones encre Jdentidades y conflictos sociales en Santa Marta y Riohacha coloniales. ‘Maria Cristina Pérez nos presenta su articulo “Cuerpos fragmen- tados de los santos: traslado de reliquias teligiosas al Virreinaco de la Nueva Granada, segunda mitad del siglo avin’ en el que analiza el tcaslado de reliquias (los restos de los cuerpos santos) desde Europa y cl significado que éstas adquirieron parala sociedad neogranadina dela segunda mitad del siglo xvu, asunto de fa mayor envergadura en los estudios sobre la geografia de lo sagrado, la fe barroca y la pedagogia de las imagenes en el ctistianismo colonial, Su importanciaradicaba en que elcuerpo de un determinado santo se convertiaen el recepriculo de Jo sagrado y, como tal, en una fuente milagrosa para la ciudad virreinal por su virtud rutear,al tiempo en que se erigiaen un ejemplo (example) ‘modelo de vida para la sociedad colonial, por la dignidades que eran continuamente resaltadas y por su papel como cohesionador social Por lo tanto, el objetivo de su investigacidn es mostra la importancia de la reliquia no sélo desde su aspecto fisico o material, sino teniendo en cuenta la relacién que establecia con la sociedad neogranadina y a preocupacién de ls erarqulas eclesidsricas frente a eseas prictias, Diana Bonnect, en su texto “Los conflictos en un arzobispado: de Juan de los Barrios a Luis Zapata de Cirdenas (1553-1590)", se inte- esa por la informacin de los dos arzobispos de Sancafé, para examinar Jas circunstancias en que se encontraba el aleiplano cundiboyacense durante la segunda parte de siglo xv1,en relacién con los actores de la » Véase por ejemplo: José Carles Chiaramonte, La once idutrada de a realidad: economia y sociedad en el pensamiento argentina ¢ iberoamericano del siglo xe {Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1982). Iglesia. Como se desprende de lo anterior, este articulo hace referencia al periodo colonial remprano, que no es el mas estudiado porloshisto- riadores colombianos a partir de fuentes primarias. El ariculo se §ja en las celaciones politicas entre Iglesia y Estado, y entre clero regular y secular, mostrando sus debilidades internas y los conflictos por el poder entre los euerpos del gobiemo civil y las eoxporaciones de la Iglesia: por otea parte, seals lo que temian y hacian temer los eclesiéstcos. La ancora examina cbmo se vivieron las luchas de poder en las diferentes jerarquias de la Iglesia cardlica: el arzobispo, el obispo, el Cabildo de la Catedral y ef llamado clero regular y secular, denominado también ceuras doctrinerosy diocesanos. Enel escrito “Distribuit justicia en beneficio de aquellos leales vasa- los la estructura de la administracién judicial en la villa de San Gil (1739-1771)',Julién Andeei Velasco explora el problema de la estruc- cura dela administraci6n de justcia en el marco de una jusisdiccibn, el de la villa de San Gila mediados del siglo xvi Se enfoca en los prin- cipales factores de cambio de este fendmeno (él crecimiento demogri- fico y los cambios jurisdiccionales de la justicia) y esboza un conjunto de circunstancias en ls que puede verse el modo de funcionamiento del gobiemo a eravés de los oficiales que componian el organigrama judi- al de Ia villa, El autor propone que, a partir de la dinimica de los factores aludidos, se presenté una preocupacién constante por “distri- bbuic” Ia justicia a los vasallos, o cual produjo cambios en la estructura de la justica, aumentando el mimero de cargos o intentando ampli as faculeades de otros. “Los pueblos de indios en Cali, siglo xvitt” es el titulo del escrito de Héctor Cuevas. El objetivo de su investigacion ¢s identificar y analizar los diversos ambitos sociales, econ6micos y politicos de los indigenas en Cali en el siglo xvur, como ejemplo de los resultados de Jos procesos de negociacién, adaptacién y resistencia entre los secvores populares y las dices. Como se apreciard en el artiulo, el autor oftece argumentos como la capacidad de aprovechar la retérica espafiola sobre eos, la adapeacidn y cimbio de los indios, los recursos juidicos, ‘Todos estos argumentos estén en didlogo explicito con autores que han teatado estos problemas para otras sociedades de Hispanoamérica. El autor estudia Eoncienzudamente los aspectos fisicos y espaciales de los pnasinracion pueblos de indios, su demografia el pago de eriburos, las autoridades y las relaciones con otros estamentos de la sociedad. Carlos Gustavo Hinestroza, en su trabajo. “Vinculos comunita- sios, costumbre y autonomia local en un pueblo de la provincia de Santafé: Guasca (1794-1803)" explora los puntos de encuentro entre indigenas, mestizos de la mis variada condicién socioecondmica y blancos de la dite que convivian en un pueblo de indios, a partir de un exzenso pleito hallado en diferentes fondos del Archivo General de la Nacién, Por lo dems, busca mostrar que, pese a la diversidad de intereses que podian tener estos segmencos de la poblacién, también habia lugar para alianzas y acciones mancomunadas con miras a alcanzar objetivos comunes como era la no intervencién de fordneos ‘en asuntos propios del pueblo. La linea metodolégica escogida en este abajo se orienta al andiss de la participacién, alianzas y desacuerdos entre diversos grupos y se encuentra muy relacionada con la historio- grafia accual que trabaja sobre las solidaridades e identidades en dreas de conflico, y quella que alude ala resistencia y ala asimilacién. Con “Poder local: linaje, riqueza y vinculos sociales de algunas dofias y vecinas de Santafé, Tunja y Vélez (xvtxvn), Camilo Zambrano oftece una mirada de la encomienda en contexto. Esto ¢5, tuna indagacién sobre el poder en la Colonia temprana y sus condiciones de posibilidad, mediante el anilisis de ciertos documentos en tomo a la posesién de encomiendas por parte de algunas mujeres. Zambrano pretende —por medio de los factores planteados por historiadores del periodo— examina las clasficaciones sociales, los téminos usados para cllasy los ariburos que implicaba aproximarse alas relacjones formales de género, as como los procedimientos jsidicos usados especialmente respecto al mangjo de recursos econémicos como las encomiendas. El artculo se encuentra dividido en tees partes unidas por un mismo criteria saber: la voluntad de perpecuidad en la posesién de los frutos deencomienda. De este modo cada aparte corresponde a un estudio de tuna sucesién de una mujer a tfeulo de encomendera para las ciudades coloniales de Vélez, Santaft y Tunja, espectivamence. Con este estudio de casos se logra dar dimensién a la configuracién social de la enco- imienda en términos del linaje, a riqueza y los vinculos sociales. El texco que ciera esta compilacién, “Vendida con su ctia al pecho: fa familia esclava en Pamplona en la primera mitad del siglo xviu" 2ENTRE HL PODIN EL CAMBIO'Y EL ORDEN SOCIAL EN LA NUEVA GRANADA COLONIAL elaborado por Robinson Salazar, analiza la conformacién de fami- lias de esclavos. Para ello, el autor consuleé los registtos notaciales de Pamplona —la documentacién idénea para este tipo de trabajos — y complementé la informacién de alli extractada con otras fuentes de caricter cualitativo, como censos, transacciones de esclavos, testa- mentos, cartas de dore, carras de manumisién y compra de la libertad. Ademés de las fuentes primarias, Salazar también se apoyd en una copiosa bibliografia sobre la Nueva Granada, en obras sobre otras unidades coloniales hispanoamericanas y, lo que ¢s mis interesante, en varios estudios ancropolégicos acerca de la familia en Africa, ast ‘como en articulos sobre la historia del continente negro entre los siglos xvity xvitt. De esta forma, el autor ha podido vinculat los modelos familiares europeos y africanos con la poblacién esclava de Pamplona, to que le ha permitido encender mejor el modo como se incorporé la poblacién negra al nucvo entorno, El arciculo sefiala la importancia ‘que presenté la mujer para atar los lazos de parentesco amenazados por la insticuciSn dela esclavicud. En este sentido, los grupos familiares de esclavos mostraron caracterfsticas de parentesco con fuertes raices afticanas: macrilinealidad, matsifocalidad y uniones poligdmicas, Para cerminat vale la pena relacionar este trabajo con los esfuerzos de la investigacin hisrica que acapara, hoy por hoy, buena parte de los Ambizos académicos nacionales, centrados en la separacién de Espafia y el eeinsito al republicanismo. La celebracién de los doscientos aos de la emancipacién ha conducido a un enovado interés por un petiodo (1808-1830) que, hasta hace quince afios, aproximadamente, poco cencusiasmo despercaba entre los historiadores profesionales y menos ain entre otros cientficos sociales. Los avances que en dicha materia se hhan logrado en los iltimos aos no se discuten, Basta mirar el impulso que sce imprimié ala otrora vilipendiada historia politica. Esta, como el Fénix, ha resurgido de sus cenizas, interesada ahora por la accién politica las relaciones de poder, sin omitir el estudio de las insticu- ciones y en un franco didlogo con la ciencia politica, la filosofia y la antropologia. ‘Sin embargo, debe reconocerse que tales desattollos seven opacados ppor laincomprensiéa que aiin pesa sobre el pasado de esa sociedad que abruptamente vivié el proceso de independencia, Para no ir muy lejos ni adentrarse en detalles, s suficiente deri que todavia no precisamos de un | | PaesenTAciOn concept acertado para describic esa configuracién social que se gest a partir de la llegada de los espaftoles, se consolidé en el siglo xvat y permanecié pricticamenté incélume hasta entrado el siglo x1x.? Seguimos recucriendo a la nocién de colonial para referirnos a ese largo perlodo, pese a que ésta ¢s mis congruente con los procesos de ocupa- cién militar y extraccién de materias primas en Africa y Asia por parte de los Estados europeos de los siglos xix y xx. Mientras tanto, otras expresiones que se han elevado como sustitutas, como Antiguo Régimen —acuiiada por Alexis de Tocqueville en 1856— 0 sociedad monarguica, tampoco son muy satisfactorias: a primera nos acerca mds ala realidad feancesa anterior a la revolucién de finales de! siglo xcvut; la segunda hace hincapié en el sistema politico y en la figura del rey, pero deja por fuera otros elementos constitutivos de dicha sociedad y opaca hechos tan ‘obvios como la subordinacién de la que fueron victimas los pueblos nativos. Sumado a elo la historia de este amplio periodo ain presenta ‘enormes lagunas en temas tan clésicos como la demografia, la politica, y la economia, pese a las notables contribuciones de autores dela talla de Jaime Jaramillo Uribe, Germin Colmenares, Renin Silva, Marga- rita Gonzalez, Jorge Orlando Melo, Hermes Tovar, Margarita Gartido y muchos otros que pacientemente se han consagrado a estos campos, ‘A.su vez, es un universo abierco paca explorar nuevas teméticas, como «bien lo ha sugerido la historia culeural Por lo tanto, hiseoriar los sigles XVI, XvIty XvIT sigue siendo tan importante como registrar su cambio en el siglo x1x. ‘Bogoté, 28 de octubre del 2011 > Renin Silva ya ha mado la atencin sobre este asunto, Vease: Renn Silva, “Serge Grutinski’ 34, + Véase ls polémica en corno al uso del concepto colonial en: Jean-Michel Sall- ‘mann ee i, “Para seguir epn el debate en torno al colonialism” Nuevo Mundo, Mundes Nucoos (2008), heepl/nvevoundo.revues.or/430 (consultado e127 de septiembre de! 2010), Alli pariciparon los histoviadores Jean-Michel Sallmana, Sanjay Subrahmanyam, Annick Lempériée, Carmen Bernand, Gastén Gordilloy Juan Carlos Gararagia {RNTRE BL FODER, BL CAMAIOY BL ORDEN SOCAL EN LA NUEVA GRANADA COLONIAL Bibliografia CutaraMonre, José Carlos. La critica ilustrada de la realidad: cconamiay sociedad en el pensamiento argentino e iberoamericano del siglo xvim. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina, 1982. Maaritvez Garwtca, Armando, “La historia local desde la perspectiva de los tegimenes’, Historelo 1, 1 (2009): 33-75, hetp://worw.evistas. unal edu.co/index.php/historelo/article /viewFile/9317/ART. SALLMANN, Jean-Michel ec a. “Para seguir con el debate en torno al colonialismo” Nuevo Mundo, Mundos Nuevos (2005), hetp://nuevo- mundo.cevues.org/430 (consultado el 27 de septiembre del 2010). SILVA, Rendn. “Serge Gruzinski. Les quatre parties du monde: histoire d'une mondialisation. Pacis: Editions de La Martiniéxe, 2004. 479 paginas”. Anuario Colombiana de Historia Social y de las Cultwras 36:1 (2009): 339-345. ‘Van Youns, Eric. “Haciendo historia regional: consideraciones meto- dolégicas y tedricas:. Anuario IHES 2 (1987): 255-281. ‘TRANSFORMACION E INTERVENCION: EL CASO DE LAS OBRAS HIDRAULICAS EN LA CIUDAD VIRREINAL DE SANTAFE (1757-1810) Nelson Fernando Gonzdlez Martinez” Introduccién, ‘Las obras hidciulicas ruvieron un lugar de capital importancia en la Sancafé virreinal. Si bien la conseruccién de acueductos, canales de desagiie y puentes no fue exclusiva del siglo xvtu, vale la pena advertis que para finales de este siglo aumentaron las discusiones y ‘controversias en torno al mejoramienco de la infraestructura hidrétlica. * Enel presente asculo se presentan les resultados de la investigacin tialada: Entre el aco pla crclacon: agua y gition de obras bidrdulices en la cindad de Sentaft (1757-1810), Lacitada investigacion constcuyé el trabajo de grado para cobeener el tule de Maglseren Historia por pate del autor. ~ Hincoriador y Magister en Historia de a Universidad de los Andes. Actualmente cstudiance dela Ezole des Hauees en Sciences Sociales de Pals (e288). Quiero agradecer al grapo de Erudios Coloaiales de la Universidad de los Andes por lot ‘comentarios que spudaron a conseruie el presente exto. Ademés la colaboracién recibida por liana Diaz, Carlos Hinestoza y Marla Lucta Guerrero paral clabo- racin de los mapas. 10 [ENTAE EL PODER, 1 CaseaI0 YEE ORDEN SOCIAL EN LA NUEVA GRANADA COLONIAL Formalmente, lo anterior se ampara en la considerable cantidad de expedientes capiculares, audienciales, notariales y financieros que nos hablan de las construcciones ¢ intervenciones hidedulicas adelancadas en laciudad. Tal tipo de evidencia es iil no sélo para imaginar el rasta material de la Santafé diesiochesca, sino ademis para ceflexionar en torno a los argamentos y justificaciones bajo los que la administea« capitalina decidié ejecutar —o no—ciertos proyectos. Recientes escritos, en especial con la intencién de estudiar aspectos como el “reformismo” borbdnico, las concepeiones ciensfico-médicas, el Ambito policivo y otros aspectos del complejo ethos visteinal, han referido problemas como la insalubridad de ls aguas en Saneafé y otras complicaciones alrededor del recurso." No obstante, menos atencién hha suscitado a transformacién material de la ciudad y fos intentos promovidos por cierras administeaciones para adelancar diversas inter- venciones de caricter hidrdulico, El presense arriculo, por un lado, roma como estudio de caso las obras hidréulicas que se gestionaron en Sancaféa partir de a segunda mitad del siglo xv1y, por otro, pretende dar cuenta de las aristosas relaciones que la Audiencia y el Cabildo enta- blacon durante este periodo especifico. En consecuencia, este articulo se dedica al estudio de las politicas de gestién en la capital y ala forma como lentamente se fueron materializando y configurando ciectos proyectos de infraeseructura hidréulica en ésta. Tomarcmos como punto de partida la inauguracién del acueducto de Aguanueva (1757) y nos excenderemos hasta la compleja coyuntura de 1810. Las “aguas” de la ciudad Santafé contaba con una significativa ced de riachuelos y corrientes |hidricas que ene! sentido oriente-occidence citcundaban el 4rea urbana y sus alrededores. Alli, os rios San Francisco y San Agustin fueron de especial relevancia para las dinémicas de provisién y suministzo. | Poe ejemplo: Adsiana Alzate Echevert, Suciedad y orden: reforms saniarias borbinicas en la Nuces Granade, 1760-1810 (Bogotd: Editorial Universidad del Rosario, 2007); Renan Silva, Las pidemias de vrucla de 1782 y 1802 en el Virreinato de Nueva Granada: contribucién awh anilisis isthrc de los process de -apropiaci dé modelos culturaes (Medellin: La Carera Eitotes, 2007). TRANSFORMACION & IVTERVENCION Desde el periodo previrreinal, la ubicacién y caractersticas de los dos tios los hicieron atractivos como posibles fuentes de acopio.t Cerca del ‘rea urbanizada de la ciudad virreinal circulaban varias quebradas que como La Pefia, Manzanares, San Diego 0 San Bruno, conformaban un entomo rico en aguas (x, figura 1.1). Igualmente el rio Fucha, que en términos de relevancia acompafié al San Francisco y al San Agustin, siempre se planted como una corrience que podria nutrir los incipiences acueductos y ductos hidriulicos de la ciudad. Con respecto al Fucha, Jas reiteradas complicaciones con su cauce, el aponamiento de uno de sus duetos en 1741 y la ineficiencia en el mantenimiento de la infraes- ‘ructurs hicieron que sélo hasta finales del siglo x1x se reactivara el uso de este rio para abastecer con agua los incipientes ductos de la ciudad? ‘Tanto en la Sancafé viereinal como en la. previrreinal, las preca- ras caractersticas de Ia infraestructura hidréulica motivaron ciertas pricticas de abastecimienco. Los pobladores se movilizaban dicecex- smence a las Fuentes naturales y extrafan —bien fuera para el consumo o el simple abastecimiento— el agua de forma direcra. En miicuras ¥ vasijas de barro los sancaferefios encargaban o transportaban ellos mismos las cantidades de liquide necesarias paca suplir actividades bisicas En especial las familias que contaban con sirvienteso tenfan la posibilidad de pagar el servicio prestado por los populares “aguadores” lograban hacerse al depésito de agua talda de los ros. Al lado de exo, los aljbes subeerrineos, pozos 0 chambas, también fueron pricticas de reco- leccién populares en Saneafe, codas ellas dependientes de condiciones ® José Segundo Peta, Informe de le Comisién Permanente del Ramo de Agua {(Bogoct: Imprenta Nacional, (898), 21, También: Archivo General del Nac (AGN), Bogocd, Colonia, Mjerss materiale, «ux, & S74582 y Empresa de Acueducto y Alcaneailado de Bogoei (ena). El agua on la historia de Bagotd (Bogots: Villegas Editors «t: 1538-1930, 2003). » Geemin Mejia nos dice: “[..] un deceumbe sobre el acueducto (del Fucha] lo inutliné a mediados del sig xv1tty permaneci sn artegl haste siglo xix sin embargo, eaeragua de ese ro siempre esturo presente en los proyectos eaborados paramejorael servicio deaguasen a ciudad” Germén Mei, Loraiosdelcambio (Bogoti: Cee, 1999), 75. paréntesis smi. Puede consltane pariclarmengs el caso del primer arueduco dela cud: AON, Bogor, Colonia Mijn matriles, 581-82. lgualrene una qucsinerpoesa por «lforcanero dela ciudad AGN, Bogoti, Colona, Meoras materiale, f 283-284, u 12 [EVTRE EL PODER, BL CAMBIOY EL ORDEN FOCTAL EN LA NUEVA GRANADA COLONIAL Figuea 1. Ateductos acequias, los y puentes dela ciudad de Sancafé Fuente: La base cactogrifica se tomé de: Domingo Esqulaqul, “Plano geomético de laciadad de Sana f [sl de Bogor (1791); Domingo Esquiagu, “Plano geomético dela ciudad de Sana fe sic) de Bogoed capital del Nuevo Reynode Granada" (1818) Viceate Talledo y Rivera, “Plano geomético de Sanca Fe [si] de Bogor” (1810), en Aes bistro de Bogor: 1791-2007. Marcela Cullar y Germin Mejia (comps), (Bogoti: Planees-Alaldfa Mayor, 2007), 15,17, 19,23, Carlos Marines, Sentsft: capital del Nuevo Reino de Granada (Bogocs: Banco Popular 1988). Los dacorsobre a ubicacin de calles y otos dato romaron de Moists dela Rosa, Caller de Sanafé de Bogotd (Booed: Imprenta Nacional, 1938). Los datos sobre acequasy acedctos te omaron de:José Segundo Pena, Informe de la comision permanente del ‘Raomo de Agua (Bogott: Imprenta Nacional), 7-35. AGN, Bogotd, Colonia, Mejeras materiales, ©, E.284-290y. CTRANSFORMACION E INTERVENCION ‘como la precipitacion y las condiciones de los suelos en los que se habi- taba, Dentro de estas circunstancias, los acueductos, pilas y canales de conduccién pasarian a ser los proyectos pensados para permicic el consumo piblizo en las plazas puiblicas y para crear una red de distri- bucién del agua. En sus margenes jucisdiccionales, Sancafé contaba también con unos niveles considerables de aguas. En el rea jurisdiccional dela ciudad se ‘encontraban, ademas de lagunas y zonas aleamente anegadizas, varios de los tlos desprendidos de la cuenca del rio Bogocs. El occidente, nortey oriente se caracterizaron por albergar corrientes de significativo tamaio que desafaron el erinsito ¢ incluso la comunicacién, Dicha zona conté con el principal afluence de la regidn: el rio Bogoci. Tal rio transita por varias poblaciones aledatias y sigue siendo uno de los limices naturales mis importantes de ingreso a la capital. Incluso, el Bogoti gencré inundaciones, tapoaamiencos y otro tipo de compli- caciones que se convistieron en desafios para los pobladores y adminis- tradores dela ciudad, Deeeste mismo resulta necesario mencionar algunos factores elimi ticos relacionados con el agua. En efecto, muchos de los problemas hidrdulicosdelaciudad sedebiecon ala variabilidad delos lujosde aguas cen lasliferentes eemporadas del ao. Por supuesto, sinos tenemos aque la regién en la que se encuentra ubicada Santafé adquirié hace millones de afios una condicién climdtica bimodal, tendremos que celacionar la injerencia de eseacondicién y algunos inconvenientes alrededor dela infraeseructura hidsfulica? En las dos épocas de verano (diciembre-marzo y julio-agosto) y las dos de lavas (abril-mayo y septiembre-noviembre), las condiciones orginicas y pluvioméericas vatlan, ala vez que cambian los niveles de liquido en los distintos afluences. Dependiendo de las caracteristicas de dichas temporadas, los rios, quebradas y riachuelos {mas suscepribles alos cambios de condiciones estos dos iltimos por su > Alrespecto de la configurcin limaica de Bogoty la akiplanicie boyacene: Gonzalo Corteal y Thomas van der Hammen, Investigaciones arqueligits en {on abrigesrocoas del Tequendama: 12.000 shot de historia dl hombre ym meio «ambiente en la aliplanici de Bogotd (Bogor: Fondo de Promociga de la Culrura * » Puede consltarse el caso més complejo que al especto se conserva AGN, Bogor, Colonia, Colegios,e 1¥ 355x-462y (Plito entre el Colegio de Nuesta Sehora del Rosario yun grupo de vecinos en contra de Mateo Séenz por ina merced de aguas que le fue ororgad, 1783-1783). ; % aps, Bogoti, Archivos del Cabildo, Ramo de Papi, . vt, 581-60r Vt 93y- 944; vn 16De VICES % na, Bogoth, Archivos del Cabildo, Ramo de Papi, «1x46 Ade. -TRANSIORMACION & OFTERVENCION Jit ogy tamaitiitdy = a —ehimero de Ct = tects 1s =a $s mow Figuca 13. Niimero de “metcedaros”e ingeesos por mercedes de aguas l Ramo de Propios (1785-1814) Fuente’ aD, Bogots, Archivos del Cabildo, Ramo de Props, tf. 58-60 © Vt, H93v94rse vi Ln: c VINE 38e-¥s VTE, ADS it. 242e BK, B.7e-6Sv: ex B67e 110, & 0x, 16Bes x, BLGSe-v:t x 20662079, 32 {N-TRE BL PODER, EL CAMBIO EL ORDEN SOCIALES LA NUEVA GRANADA COLONIAL ara hacerse @ una merced, la primera parte del procedimiento administrativo consiseia en presentar formalmente la peticiSn ante la inscicucin capieular, que estudiaba la viabilidad de entregar la merced y comvunicaba finalmente la decisin al interesado, Generalmente el otor- gamiento de mercedes no era denegado, en parte porque de su autori- zacién el Cabildo recibia un estipendio que se contaba dentro de los ingtesos del Ramo de Propios. La materializacién del incerés, concre- tamente, dependia del pago que hiciera el mercedario y de que estu- viera en la capacidad de solventar el impuesto anual que por éta debia pagar. Para hacerse a la merced, se pagaba una matriculay cada afio se ‘ancelaban cinco pesos al mayordomo de Propios. Contradiciendo los ciloulos que hizo Vargas Lesmes, es posible que el precio de las matri- culas no haya sido jo en codo momento, sino que en varios cx50s fuera negociado y que dependiera delos ofrecimientos que se le establecieran al Cabildo, Segin una de las pocas actas del Cabildo que nos habla sobre este tema, se podria pensar que sélo hasta principios del siglo xrx, con la consteuecién del acueducto de San Victorino, se establecieron taifas fjas para las matriculas.* Por el contrario, se puede aseverar {que a cantidad que los mercedarios™ debian pagar anualmente por sus respectivaslicencias de aguas Fue mis stable. Observando los libros del Ramo de Propios, se puede sostener que, por lo menos durante todo el siglo xvii, el costo de este derecho anual nd sobrepasé los cinco pesos.™* También, huelga decir que no fue comin que algin individuo tuviera ids de una merced. Solamente la casa dela moneda pagaba diez pesos por concepto de las dos mercedes de las que disfrutaba.” % kon, Bogoti, Colonia, Mejoas materiales «xt £561, En dicho expedient: se cefiere el acta de Cabildo del 22 de diciembre de 1903, donde se define que por ‘una macrcula de merced de aguas en San Victorino se pagartan doscentos pesos y cien porunaen Aguanuera. Dade que com la palabra mecedari evipifcaba también alos individuos de una conden celigioes vile la pena aclarar que acé nos referimos a quienes eran tealazes deun dealo de merced. % Consitese: Abe, Bogoes, Archivos det Cabildo, Ramo de Propas ti. 5Sr-60r; YL ESB 9a 8 VEE Lev AE 3508 VI 9-50; vn 242 6 765: 8 E67eL 1st 1, 16B7s x LOS XE 206C-207%, Vewe poreferplo: A, Bogoc, Anhivos del Cabilo, Remade Propon tv EST, TRANSFORMACION £ mETERVENCION. ‘Ya adquirido el permiso para hacerse a la merced, ésta se otorgaba en pajas* de aguas. Asimismo, el que adquiriera tal beneficio estaba en la obligacién de coscear de su peculio la caferia que llevaria el agua hasta su casa y solventar los gastos de materiales y mano de obra que de alli devinieran. Enel caso de Sancafé, las meccedes se vomaban de las cafierlas principales y se llevaban hasta el punto en el que fueran a ser insealadas. La acomerida del agua alas casas y la pila dentro de la cual se hiciera su almacenamiento domiciliario dependia tiniea y exclusiva- imencedde quién fuera el eeular de la merced.*! Por ejemplo, el Cabildo de la ciudad de Santafé, haciendo uso de las potestades legales que le eran permitidas, otorgé al comerciante Mateo ‘Sdenz una merced para llevar agua hasta su casa desde una de las cajasde repartimiento."* La merced, que fue otorgada el 22 de mayo de 1783, contemplaba la construccién de una acequia desde la esquina de dofia Juana Huereas hasta la casa de Séenz. A este tltimo se le habia ancori- zado extracr una paja de agua bajo el costo de cien pesos por la merced. Las condiciones estipulaban, ademis, que de querer seguir Sdenz con dicho beneficio al fnalizar el primer afo, debia pager cinco pesos al Ramo de Propios.® Lacaja de la Esquina de la Huerta, como se denominaba popular- renee el lugar del que se autorizd a Sienz tomar agua, tenia asignadas ‘eatorce mercedes. Todas estas habian sido gestionadas por pobladores de la capital, alos cuales desde por lo menos 1765 se les venian otor- _gando los permisos para extraec agua de dicha caja (v. tabla 1.3). Entre los vecinos que sacaban liquido de este paraje podemos conta, ademés de varios comerciantes y personas pudientes dela ciudad, algunos funciona- ios dela Audienciay el Cabildo, Entre étos secuencan el alguacil mayor “Seg los cleus que ha hecho Palerm en México, una psjacquivais a aproxima- damente 2 0,512 ltros por minuto. En Santafé, mis adelante vecemos qu las ‘medidas de agua fueron problemdtias¢inclaso llegaton a converte en motivo de conflicto entre diferentes facciones. Constltese en: Jacinta Palerm y Carlos ‘Chairez,"Medidas ancguas de agua Relaciones 23, 92 (2002); 227-251, “Aba, Bogocs, Archivos del Cabildo, Ramo de Propioy tv 49-50%. © nGn, Bogots Colonis, Coles, 1¥, £3716 © naw, Bogor, Colonia, Colegis, IV, fE 371% ngw, Bogors, Colonia, Coleias,.1¥ 6. 356 | 34 [BNTRE EL FODER, EL CAMBIO Y EL ORDEY SOCTAL ENA NUEVA GRANADA COLONIAL Colegio de Nuestra Seftora del Rosario® Vicente Martinez Benito de Agar Jacobo Bermniden" José Carpincero® Pedro Romero “Teresa Florez" Francisco Pardo" Juan Jiménea™™ Francisco Vergara™ Juan Somoza’ Feenando Rodeiguec (actuaba su viuda Josefa de la Serna)" ‘Antonio Baamonde"* Pilbn Chorricos del rodadero’ “Adgairieron licencia pars bacer uso de lacaertadepuds de 1765 *Sulciarom ques leimpidiea a Sdenz tomar agua dela cakria “Tabla 13. Personas que se bensficaban dela cafiera de a que Séenz habia solicitado obeener agua Faente: ox, Bogotk, Colon, Colegio «.1V. fb 355. de dicho Cabildo, Vicente Martinez, y el comisario de la Caballeria, Benieo Castro Varios de los mefcedariosestuvieron vinculados ala buro- cracia tardocolonial del vireeinato y a la esfeca politica gue iba a participar en los hechos de independencia.* AGN, Bogoti. Colonia, Colegan 1%, 356 . Juana Maila Matin, Gente decent: le dite recora de le Capital, 1707-1803 (Bogotk: Instturo Colombiano de Ancropologia ¢ Histoda, 2008). También para el misino caso pueden consultars os clisicos textos de: Georges Brubaker, THANSTORMACION E ITERVENCION Lo extrafio del caso que arriba citsbamos esti en que se extendié por cinco afios y Hegé incluso a la Audiencia. De hecho, el Colegio de Nuestra Sefiora del Rosario y algunos vecinos decidieron interponer tun oficio para que se revocara la merced otorgada a Sten y que no se sacaran mas pajas de agua de esta caferia La insstencia con la que se siguid el caso y el empefio —y dinero— que pusieron los demandantes hhacen pensar que el agua también representaba un signo de estatus y, distinci6n en la capital. El hecho de que siempre see reprochara a Séenz ser un comerciante “tecién establecido” y que el caso se llevara ante la ‘Andiencia llevan a reflexionar sobre el significado que podtan llegar a tener las licencias de aguas La posici6n social de los vecinos que demandacon y la del mismo Colegio del Rosario pudieron haber sido fandamentales paraef rumbo que tomé el caso. Finalmente, hay que decie que casos como éstos no fueron tipicos ys mis bien, ef asunto de las mercedes fue de la entera poxestad del Cabildo. Aungue en el caso de Séenz la Audiencia fnalmence decidié revocar la decisién del Cabildo, no son frecuentes los pleitas de este tipo que enfrencan 2 ambas instituciones. Mis bien, canto el ororga- lento de las mercedes como su cobro y la resolucién de inconveniences se le dejaron al colectivo capieular. La Audiencia, por su parte, s6lo intetvino excepcionalmente. Puences y alcantarillas en los extramuros: del reconocimiento a Ja cjecucién Ante la aparicién de un dafo o un deterioro se desplegaban ciertos ireuitos que ayudaban a visbilizar los problemas y motivar ciertas “Bogota « sudy of municipal development in xvii centry in Spanish America (Texas, tess doctor, Universey of Texas), y Juin Vargas Less, “EL rauy lustre cabildo de Sanat’ Lascedad de Sana colonial, Bagoté (Bogotd:Cinep, 1990), 215-259, yen el cao de Nueva Granada en general: Margaica Garido, Reclamesy rereentacionct:variaconce sobre la politica en el Nucvo Reino de Granada, 1770-1815 (Bogori: Banco de a Replica, 1993). © AGN, Bogoté Colonia, Colegio .1¥, 6 3556387 “ Enunodelosapares.tnodelosprocuradoresquereprsensSalspanesdice“ennombre de mis pares oando en nia de etosy a mia, por Dis esto sear yea sel de «raz (+) no procedercon malic: AGN, Bogots Colona, Cale «1% 367 35, 36 ENTRE HL PODER, £1 CAMBIO Y EL ORDEN SOCIAL NLA NUEVA GRANADA COLONIAL accionesadministrativas, En un primer momento, los testimonios eran ‘el mecanismo mis frecaente para tener raz6n de un inconveniente de caricter hidrdulico. En especial los transetintes “notables” y los comer- ciantes eran quienes informaban al Cabildo de la ciudad sobre el dati de algiin puence o una complicaciOn hidesulica surgida en los extra- ‘muros. En muchos casos los militares y busécratas, que por la especifi- idad de su oficio se veian en la obligacién de movilizarse, informaban sobre el deterioro de la infraestructura hidréulice y los males que este tipo de averlas causaba. José Maria Chacén, por ejemplo, pone ante el Cabildo de la ciudad el dererioro que hubo en el puente de Serrezucla: Ayer que vine de Serrezucla a esta ciudad vi el dafio que Jhan causado las aguas en las alcanrarillas, en las que se han. hrecho algunas profundidades en el centro quedando solo cn los costados una orilla muy estrecha por dénde tran- sitar expuestas las recuas, y ain los visivantes a cacr ala laguna o al lodazal, con riesgo de perder Ia vida 0 los ince- reses porque no hay erecho ni tampoco podri pasar coche fe carro alguno, Lo hago presente a vuestca excelencia para que con el amor que siempre mira el beneficio del pablico tome la providencia conducente al reparo de este dao que lo pide pronco.? Este tipo de reporees, que generalmente sc expresaban cuando habia un serio dafio u obstruccién, llamaba la atencién de las autoridades y provocaba la movilizacién de algunos funcionarios. Este procedi- ‘miento, denominado reconocimiento, consistia en una inspeccién visual de los problemas que se mencionaban y la enerega de un informe por parte de los individuos delegados. Como minimo, al lado de un escri- bano, se enviaba a un agente de carictereécnico y otro administrativo —generalmente alcaldes de barrio o el mismo alférez de la ciudad— ppara que levantaran el oficio y expresaran la necesidad de hacer una intervencién.® Al ingeniero o albafil que se nombrara para hacer el © AcN, Bogotd, Colonia, Mejerar materiale, x, £191e, ® Véase tstimonio de José Antonio Ovalle en: AGN, Bogotd, Colonia, Mejores materiales 1m, B 4B30-0 = ——- TRANSIORNACION = nVTEAVENCION reconocimiento se le encargaba que diera fe de los inconvenientes, levantara un avalio y sugitiera posiblessoluciones. Dependiendo de la ccomplicacién del asunto, podia encangirsele esta tarea aun perizooaun smaesiso corciente. En los casos presentados en los extramuios, el Cabildo solicits Jos oficis de respetados ingenieros como Domingo Petrés y Eleuterio Cebollino, quienes en casos como los de Puente Grande y Fontibén hicieron varios reconocimientos. En todo caso, éstos funcio- naban como “garantes de objetividad” en las obras hidréulicas ara el Cabildo resultaba de vical relevancia el proceso de reco nocimiento, pues ayudaba a conocer los problemas y a estimat los costos. Ante la Audiencia, el poder justificar la gravedad de la obra yy los perjuicios que vendrian de ella podria ser motivo de fuerza para solicitar apoyo en la ejecucién de ciertos proyectos. De esta forma, y ‘cuando gracias al reconocimiento se levantaba un estimativo de lo que se debia hacer ante determinado inconvenience, empezaba el trimite sds lento, que se relacionaba con la consecucin de los recursos, En este punto, el Cabildo justificaba ante la Audiencia la necesidad de hacer la obra y la forma como se ejecutaria. Como lo eratibamos lineas atris, bien fuera mediante la figura de reintegro, bien mediante cualquier orra, se le autorizaba al Cabildo para estar al tanto de las obras ¢ informar ala Audiencia sobre el uso de los recursos.* La obligacién de lainstiucién capirular era estar al tanto de los trabajos, pedir erans- pparenciaen os gastos e informar ala Audiencia cuando los proyectos se fnalizaran, Ades entre sus areas estaba lade acuae como vigilante de los trabajos y encargarse de la eleccién de quién estaria« cargo de la smatetializacié de la obra, Justamente en cuanto al tema de la ejecucién, éste se asignaba mediante remate 0 diputacién, El primero era un mecanismo de caricter concesional y consistia en presentar mediante pregin piblico tuna obra; se redactaba un documento de obligaciones que debia AGN, Bogot, Colonia, Mejoras materiales «.x1X, f.286e- (Concepeoentegado por Pecés de una aleantaila en Puente Grande). % Aan, Bogots, Colonia, Mejoas materiale, «vm, £ 582¢ (Relactn sobre los puences que extaban sobre el amino quellevaba a Faatatid), 37 38 |PUTAE EL PODER, EL CAMBIO Y EL ORDEN SOCIAL EN LANNUEVA GRANADA COLOMIAL aceptar el posible asentista y que iban desde la recoleecién de los mate- sales de desecho hasta lasindicaciones técnicas las que debia ajustarse la obra.” Por su lado, la dipuracién era una fSrmula menos compleja, pues consistia en nombrar —sin ningtin tipo de concurso— a un indi- viduo para que respondiera pot la ejecucién de los trabajos. El Cabildo postulaba a alguien y, mediante voto, se le daba la aprobacién como dipurado, De facto, se tenia en cuenta que el encargado hubieca ya desarrollado otros trabajos y que euviecacierea experiencia en el Ambizo de las obras hidrdulicas. En los extramuros sonaron los nombres de cexburScratas, comerciantes y pobladores que, como Lorenzo Matto- quia, Clemente Alguacil, Juan Moreno y Baldisi Villa, incluso ya hablan estado a eargo de otros proyectos de intervencién.* Consideraciones finales Como hemos intentado mostrar, el tema hidréulico fue de sama importancia en la Sancafé virreinal. Entre otros, los inconveniences y demandas que aparecieron en los intramuros y emtramuros dejan clementos para pensar en la formas de gestidn bajo las cuales se erans- formé la infraestruccura de aguas. En los intramuros, a construccién de cencros de acopio y la reparticién de mercedes ejemplifican los dos tipos de acceso que se podia tener al recurso, Los puentes y en general toda la red de aguas deblan mancenerse con los dineros que artojaba el Ramo de Propios principal fuente de financiamieneo dela ciudad en este aspecto. De hecho, si bien el cuerpo capieular se encargé del mante- nimiento de las eaferias, acueductos y dems obras del ea urbana, argumencé la imposibilidad de solventar proyectos en los extramuros. ® naw, Bogots, Colonia, Mejras materials cv, .179¢-180e (Sancaft 1798). EL titulo del documento donde se derallan las obligaciones de wn rematador es el siguiente “Condiciones 2 que deberdoblgarse la persona o pecionas que comacen clasiento paral conserucidn dela aleantarilla que ha de hacese en ef eaell6n de Puente Grande” fsa precisamence fuel saacin de Marroguin,funcionario que en calidad de alealde ordinaio y después de regente partcipd en la gestin que materalizé [a ‘onsruccién de lacie! yoteaselifcaciones. Sin embargo, algunas icegulrida desennegreciion su diputaciones. Vase: AGN, Boga, Colonia, Mejorasmateria- es, ATI “TRANSEORMACION & neTERVENCION Esca condicién se expres, por peticién del Cabildo, en una mayor participacién de la Audiencia en este tipo de intervenciones. El Cabildo, justiicandose en la escasez de los recursos, en la utilidad de las construcciones hidrdulicas y amparindose en una ley de indias que permitia a las capitales vireinales concertar con la Audiencia el financiamiento de ciertas obras, loge6 ejecutar casi la totalidad de los proyectos extramuros. La Audiencia, antes que entregar dineros direc- tamente de las cajas reales, autorizaba préstamos que ef Cabildo debia devolver mediance la figura de reineegro, En parte, la circulacién de personas, correos, mercanclas y otros objetos se convertia en razén de peso para que la Audiencia atendiera las peticiones que le hizo el Cabildo y presentara una salida a los problemas de liquidez que aque- jaban a la ciudad, Dicho contexto favorecis a creacién de un proce- dimienco de gestién més organizado que, mediante procesos como el de ceconocimiento, avalio, remate y diputacién, envolvié varias de las cobras hidedulicas llevadas a cabo en los extramuros. Bibliografia Fuentes primarias, Archivo AkcHIVvo DisrritaL De Bocors (app), Archivos del Cabildo, Ramo de Propios. ARCHIVO GENERAL DE LA NactON (AGN), Bogoté, Colonia, Cole- ‘gios, Cuentas Real Hacienda Mejoras materiales; Policta; Seccién ‘Archivo Anexo IIL Impresas ParevEs, Julién de, comp., Recopilacién de leyes de los Reinos de las Indias [1681]. Madrid: Ediciones Culeura Hispdaica, «. 11, ed. facsimilar, 1973.” 40 Fuentes secundarias ‘Atzare ecuevernt, Adriana, Suciedad y orden: reformas saniterias borbénicas en la Nueva Granada, 1760-1810. Bogota: Editorial Universidad del Rosario, 2007. BRUBAKER, Georges. “Bogota a study of municipal development in xvttt century in Spanish America’. Tesis doctoral, Universicy of “Texas, 1960. ‘cenoru. Obras hidréulizas en América colonial. Madrid: Ministecio de Obras Publicas-Transportes y Medio Ambience, 1993. CosreAat, Gonzalo y Thomas Van der Harmen, Investigaciones “Archivo Casde la Conrencia (nec), Rionego, Colonia, Elin, vol 22,27, ee | 89 % ‘Maria Luisa Ansén, La importancia dela teliquias ipologiasdereicacien el camino de Sansiago en Espafa’, Anale de le Historia (1994). 90 ligadas con la ciudad que las cecibia. La vida y obra de algunos santos, 4 pesar de su procedencia europea, Fue conocida ampliamence por los feligreses neogranadinos no sélo mediante sermones, oraciones y reales cédulas, sino también por las pinturas y esculturas que se exponfan en, los templos de cada poblado, De igual forma, muchas de las celiquias ‘que se trasladacon llegaron a ocupar un espacio destacado en los altares de las iglesias que habian sido-consagradas a su proteccién o en las comunidades donde su devocién se habia extendido fuercemente, Por lo demés, debe pensarse que el acto mismo de erasladar una eli quia desde el lugar sagrado donde habia permanecido durante siglo, ppor ejemplo Roma, ya proporcionaba un valor especial alos distincos fragmentos de los cuerpos de los santos que ingresaron al Virreinato, En especial porque el santo era presentado como una persona cris- tiana, ilustre por sus victudes y ademas habia sido reconocido por la Iglesia como merecedor de culto piblico, pero también porque un simple fragmento incluso multiplicaba los beneficios, ya que cada troz0 cconservaba la carge sagrada originaria del cuerpo que permanecfa en Europa o habia sido easladado a otros expacios, es decis, se crefa quella cesencia del ser se mantenia intacta en cada una de sus partes (Potm ex parte), Esta presencia religiosa se transmicia a quienes velan, ingerfan, "usaban o poseian elementos que pertenecian o habian tenido contacto conel santo.” . ‘Asi, por ejemplo, sesultaba significativo el traslado de una relic ‘quia de santa Bicbara ala ciudad de Popayin en el afo de 1787, Esta santa, martcizada durante el imperio de Maximiliano el Teacio (235- 238), contaba con gran devocién y reconocimiento en el orbe cristiano, declarada, entre la Iglesia eatslica, como la patrona de aquellos fcles que cortian el peligeo de mosis por Fuego 0 por un rayo, como los mineros y artilleros.* La ciudad de Popayin, ademis de ser una importante ‘zona minera, era el escenario de continuas tormentas eléctricas que se SE ‘CUERPOS FRAGMENTADOS DE Los saNTOS 1 producian en distintas temporadas del afio, lo que explica en parce la devocidn religiosa por santa Bisbara, Pero no era la inica ciudad que invocaba la proteccién ¢ intercesién de esta mértiz. Desde la segunda smitad del siglo xvt yen gran parce de los siglos xv1ty xv tt, numerosas poblaciones tomaron su nombre a lo largo y ancho del Vieteinato, 0 construyeron oratorios y capillas dedicadas a su culco.” Resultaba claro, entonces, que la traslacién del cuerpo de santa Birbara hacia la ciudad de Popayén fuera todo un especticulo para los feligceses, quiencs acudian masivamente a veneratla bajo la creencia de que poseia propiedades milagcasas que podian aliviar sus penas, La rcli- quia ingresaba acompafada por su respectiva certificacién de aucenti- Juan Fried, comp, Fuentes documentales para la bistoia del Nuevo Reino de (Granada desde la intalacin de la Real Audiencia en Santa. vit doc. 1184 {Bogock: Biblioteca Banco Populat, 1976) 276280. "© John Jairo Macin Tamayo, La constraccién de una nueva identidad en las indl- (gona del Nuevo Reino de Granada: le producién del cateciama de Fry Lis Zapata de Cérdenas (1576) (Bogots: 1caNt, 2008), 48 (romado de Carta de Zapata de ‘Ciedenas al Consejo de India, Sane 24 de Marzo de 1583, Act Seecn quinca, Real Audioncia de Santa, legajo 26, en Juan Fried, Fuentes docamen- tales pare la Historia del Nuevo Reino de Granada: desde la inalacién de la Real Audiencia de Santa, doc. 1173, 183-189). 1 Edaacdo Casdenas, “Colombia: a Ilsia diocesan (1)% 281. seculares en 1575" y las cartas de los franciscanos sefialan menos de cincuenta franciscanos en 1562. Sees consciente de que a la muerte de Zapata de Cardenas persis- sieron muchas de las cuestiones que aqui se cratan, que algunos de ellas, se radicalizaron en los comienzos del siglo xvzty que otras atravesaron, los res siglos coloniales. No obstante, entre los afios cincuenta y setena del sigho xvt se fraguaron muchos dé los asuntos de los que se habla cen el escrito, en parte porque en estos territorios comenzaron a tener ‘efecto las politicas eclesidsticas adopeadas en el Concilio de Trento, a la vex que se sintieron —directa ¢ indirectamente— los efectos de la Reforma protestante y la Contrarteforma, El escrito esti dividido en tres partes. En ellas se habla de los conflictos emanados del “poder temporal” y el “poder espiritual” que adquitié la Iplesia, pues, dado su cardcter evangelizador y “civilizador’ cesta institucién intervino no solamente en lo que tenfa que ver con a organizacién social, la ransformacién de las paueas culeurales y la administracién de la economia de la poblacién, sino que su influencia ttvo particular impacto en la conciencia de sus feligreses. Por lo tanto se alude a las dos caras de la moneda: a las dimensiones politicas del problema, pero también al miedo ala condenacién, ala amenaza de exco- ‘muni6n y a los aparatos de control espiritual que tjerclan poder sobre los feligreses, los administradores publicos y todas las instancias del cuerpo eclesiéstico. Como se ha expresado, en la primera parte del escrivo nos interesa estudiar la manera como se gesté el conflito de jurisdiccién entre los sacerdotes seculares y los religiosos con las poblaciones indigenas. ‘También se examinacin las dificultades en la relacién entre las autoti- dades civiles y eclesidsticas en el altiplano cundiboyacense, durante la ‘escancia del primer arzobispo, Juan de los Battios (1553-1569), Eduardo Crdenas, "Colombia laglsia diocesan (1) 281 © “Lorrelgiowo Franciscans solicitan eezigan de Espana nuevos relgisos hasta alansarel nimero de cineuensa act, Secciin quia, Rel Audlencia de Sai, 188, 455 y 456e" (Respuesta als acuseciones del Reino por pate de lov religiosos dela orden de San Francisco 12 de junio de 1562), 109 a0 La segunda parte ofrece el rumbo que tomaron las fricciones a partie de 1566, aio particularmente conflictivo. Esta segunda parce lleva a revisar las tendencias hacia donde derivé el pleito durante el arzobis- pado de fray Luis Zapata de Cardenas (1573-1590), el protagonismo que adquirié del Cabildo de la Catedral y las innovaciones propuestas por el arzobispo para aliviar los problemas. Entre las innovaciones se propuso la ordenacién de sacerdoces mestizos, la produecién de un catecismo la ereacién del Seminario Colegio. En la tercera parte se indaga por los factores que propiciaron los miedos y motivaron las amenazas que proficié la Iglesia catdlicaen este tertitorio en el mismo periodo, Se verén los miedos que aquejaban alos representantes de la Iglesia y a los feligreses en el arzobispado de Santafé y los mecanismos que ayudaron a sortear estos temores en el altiplano cundiboyacense, Deeris de los miedos, de los castigos y dela represién, implicicay explicieamence habia ineereses de distinto tipo que cestaban defendiendo. La excomunién —como signo de expulsin de la comu- nridad, de la Iglesia catdlica y conducente a la condenacién ererna—, la acusacién de luteranismo, la amenaza del destietro y la prohibicién pata recibir o administrar los acramentos yejercer el sacerdocio fueron algunos de los castigos y amenazas —a la vez que creadores de miedos yyestraregias de control— con los que jugaron las autoridades eiviles y sas en el perlodo, y se estudiardn én la tltima parte del escrito, Muchas de las obras del pecfodo colonial sobre historia de la Iglesia han sido escritas por miembros de comunidades religiosas y por friles pperceneciences ala misma congregacién de Juan de los Barrios y Zapata de Cérdenas, Las fuentes con las que han trabajado estos aucores han sido de gran utilidad para la produccién de este texto." De particular incerés resultan la obras de Mercedes Lopez Rodsiguez “Tiempos para rezar y tiempos para trabajar: la cristianizacién de las comunidades M Vease al respeceo: Eduardo Cirtenas, “Colombia: lx igesia dioesana (1): 281-299; Luis Carlos Manta, “Colombia: lz evangelzacin Fndaace en ‘Nuevo Reino de Granada (siglo v1), en Historia de la Iglesia en Hispanoamé. ray Flipinas «i dic Pedro Borges (Madi: Biblioteca de Autores Cestianos, 1992), 315-328; Alberto Lee, Clero indigena en Santaft de Bogtds siglo x7 (Bogotk: Consejo Episcopal Lasinoamericano, 1986), Muiscas coloniales durante el siglo xv1 (1550 - 1600)" y su articulo divulgado en el nimero 19 de Historsa Critica en el afio 2001." El trabajo de Michael Franeis, publicado bajo el titulo “La tierra clama por remedio: la conquista espiritual del tertivorio muisca” cstudia aspectos muy relacionados con el tema de esea investigacién.”” En el ICANH sc publics la obra de John Jairo Marin, titulada La construccién de una nueva identidad en las indigenas del Nuevo Reino de Granada: Laproduccién del catecsmo de fray Luis Zapata de Cirdenas (1576). Por lilkimo, este escrito esta fundamentado en las Fuentes peimarias reco- gidas en el Archivo de Indias, en el Fondo Audiencia de Santafé y en algunas de ls fuentes publicadas por Juan Friede.** ‘De Juan de los Barrios a Luis Zapata de Cardenas: el poder secular los “funcionarios” religiosos (.u] porque silos indios han de venir en conocimiento de ‘Nuestra Santa Fe catélica después de la voluntad de Dios ha de ser de mano de frailes, porque clérigos son pocos y estos vienen ‘como los demas espafotes a allegar dineros para volverse a Espafia.? Laccortespondencia con la metr6poli de dos de los miltiples funcio- narios de la Audiencia, los licenciados Juan Montatio y Diego Garcla de Valverde, traza una ruta clara de los problemas que atravesaba el tertitorio de la Audiencia durante la adminiseracién del arzobispo "Mercedes Lépex Rodtigues, Tempas para rezar y tiempos para rabajar la crisia- ricacion de las comunidades miscs colonials durante el sgl xr1 (1550 - 1600) {(Bogocs: cant, 2001). Mercedes Lopez Rodeiguer, “Los hombres de Dios en el Nuevo Reino: cura y Fayles doctinerosen Tunja y Santalt™, Historia Cece 19 2001): 129-152. J. Michael Panis, “La terra lama por remedio: la congoiscaespriteal el terri- toro muisea’,Fronerts 5 (2000): 93-118. "© Joan Friede, comp, Fuentes dacumentales para la historia del Nuero Reino de (Granada desde a instalacién de la Real Aadienca en Santee. Vi-vitt (Bogotd: Biblioteca Banco Popular, 1976). Act, Seccién guinea, Real Audienca de Santa 188, 4A 44Se (El icen- «iado Garcia de Valverde, fiscal del Nuevo Reino). nz Juan de los Barrios y hasta la Uegada de Luis Zapata de Cardenas, El cider Montafio, en una de sus cartas de 1554, acusaba a recién legado arzobispo, Juan de los Barrios, de haber desarendido la conversién de los naturales, de no tasar los diezmos y de que la catedral no se habia comenzado a edificar.” Posteriormente, Montafio se mostré como su enemiga implacable, acusando al arzobispo de toda clase de malos «ratos con los indios y de manteneslos bajo su servicio personal. “Afios mas tarde, entre junio de 1561 y abril de 1562, el licenciado Garcia de Valverde, fiscal de Ia Audiencia, ampliaba algunos de los problemas cruciales para la adhesién de los eeligiosos al terrtorio. El fiscal crticaba los arilugios con que los encomenderos —sin ninguna intervencién de la Audiencia— quitaban y ponian cucas 0 sacerdoces doccrineros y cobraban la congrua —o los beneficios salariales— teniendo o no religioso en la docerina; los acusaba de quedarse con la parte de la demora que corsespondia al pago del estipendio; también se referfa Garcia de Valverde a la enemistad y las rencillas entre el ‘obispo y las comunidades religiosas”" y expresaba su desaprobacién ppot los pleitos incesantes entre franciscanos y dominicos —y de éstos con los seculates— por acaparar las doctrinas* Ademis, el licenciado resentia la intervencién del obispo fray Juan de los Barrios en las deci- sjones de la Audiencia® y por preferic a los clérigos sobre los religiosos para ocupar los cargos principales. ™ got Seccién guinea, Real Audiencia de Santa t. 188, .75e- (Carta al rey del licenciado Montaho, 6 de noviembre de 1554). 4 “Lyla enemistad que quien (sie) tenido con fries desu orden, Francscanosy dominicos econ ningunes que vengan ni con loque estén’. AGL, Secciénquinca, Real udiencia de Santaf, 188, € 335 (Carta al ey dellienciado Valverde, 7 dejunto de 1561). Bact, Seccién quinta, Real Audience de Santa. 188, 334 y 335r-y (Carta al rey dellcenciado Valverde, 7 de junio de 1561). 2 "Elobspo c jurisdiccib eesti tendek lo suyoy seri honndo y fxyorecidoen Ia jurisdiceign de wuesera majesea la eclesistiea, no se entrometsré porque agora locidores dees audienca algunas vee los veo azcbisposy papas yotrasal obispo ‘Audicneia, lo eval causa algunas veces pas de ambas paces y otras imperei. ‘Gt Seccibn quinta, Real Audiencia de Santafe, «188, £ 359 (Carta al rey del, licenciado Valverde, 26 de Abril de 1562) Yaen 15641os oidores proponian en virtud del patronato—y como lo exigia el Concilio de Teento— que los curas secnlares se encargaran de los pueblos de indios y que los teligiosos de comunidad regresaran a lavida convencual. Los variados incereses en juego que habia detris de sca propuesta fivorecieron el conflicto durante todo el periodo colo- nial, sin que se lograra legar a una decisi6n definitiva, Aunque eran los seculares los que estaban llamados a cumplir con las actividades del rinisterio sacerdoral en los repartimientos de indios, difcultades de diversa indole impedian que este objetivo se lograra. El elemento prin- cipal que mantuvo la polémica durante mas de dos siglos fue la dispura por obtener la congrua, acaparada por los religiosos que habitaban en los repartimientos, lo que derivé en Ia lucha entre sacerdotes y reli- giosos de comunidad por ganar las limosnas de los pueblos de indios.* Lo mis grave era que del niimero tan reducido de clérigos que habi- taba en la Audiencia muy pocos estaban interesados en las activi- dades religiosas y la mayoria querla vivir en el Perd, donde lograban mejores emolumentos para regresar prontamente a Espafia* Ya Tomis Lépez, en el afio de 1558, habia diagnosticado, por un lado, la condi- «i6n “apocada” de los clécigos y su intervencionismo en las actividades dela Aadiencia y por otto, el desorden y las quejas conera el obispo. En 1808 aos era tan grave la siruacién y a confrontacién de los fligreses Declan los oficiales:“que hay en ete reino sino es doso wes cuando mucho delos dominios y otros de los fanciscanos que esdn ycesiden en los convencos para servicio ellos todos los dems extn repartidos en las docirinas de los repac+ timientos de Indios de V M y de veeinos particulars y en cada un ao ganan 200 pesos cada uno poco mis 0 menos” AGI, Seccia quinta, Real Audienca de Santa. 188, £598, (Ordenanza dea Audiencia para que nosecreen monase- ios vicarfas en los pueblos de indios, diciembre de 1566). * gat Secetén quinca, Real Audiencia de Santas 188,f. 801 (Care de Venera de Leyraal rey, I de marzo de 1571). % “(digo son decondicién apocada algunos preladosque dejan lo que es exencia de su saneo minierioy ofc y quieren se hacer oidoresy Audiencia y alcaldes de (Coney ansi ante Dios que ni hagan lo que es desu Cristo, ni acierten ea lo 0x0 ‘que usurpan ¢ indebidamente cjereen en la Audiencia han ido tances queas de sto vecinos rodos contra el obispo por la azéa dicha y por otros agravios que Jha ecbido 0 rectben de ua provisor suyo% aot, Seccién quinra, Real Audience de Santa 188,189 y 192 (Carta de Tomas Loperal ey 4 de lio de 1558) 13 14 ‘contra el obispado, que fray Juan de los Barrios habfa interrumpido la administracién de los sacramentos y en retaliacién la justicia eclesids- sca mantenfa abiertos —por cada feligeés— cresy cuatro procesos.” zo las condiciones de los frailes de comunidad no eran mejores: en Jos conventos habitaban muy pocos religiosos, su dispersién y constante movimiento por las docerinas de indios “se insinuaba como un riesgo para el pecado puiblico’ y los oidores les levantaban quejas por suambi- cién y su supuesta codicia Los frales se habian posesionado de los repartimientos de la Real Corona” y recibian toda clase de prebendas cen los pueblos de indios: ganaban un estipendio por parte de la admi- nistracién colonial (los documentos hablan de doscientos o trescientos pesos al ato aproximadamente),}cobraban por los distintos actos sacra- imentales (bautizos, matcimonios y entiercos") y adicionalmente reci- ban de los indios los llamados aprovechamientos y granjerlas, queeran © En 1554 sobre los seculares se deca: “la derecta de exe abispadoy ain de todo el diseico ene necesidad de espcialsima eformacién porque su codiciaes mucha yy may sin eienda y sv cecogimiento y compostura excerior disoluta y muy desba- ‘ada yen alguna manera rexardane imppiden la converiGn de estos pobresnata- sale ACI Seceibn quits, Real Audiencia de Sent. 188,46 84 y 85 (Sobre la sale vida de os lzigos y sus mals ejemplos. 20 de abil de 1556). ™ Decis el lcenciado Grajeda: “Estos files de Sanco Domingo son demasiada mente amiciosos ain codiciosopretenden ser seAoresnaturaesen lo espriual 1 corporal, y que los que aqut estamos les dejemos entra liberad para haces en dllosle que eles ants AGL Seecién quits, Real udlencia de Sanaa. 188, 4 201 a 204 (Cara del icenciado Grajedasobce la conducta dels teligiosos, 29 de noviembee de 1558). © “Bszos files quiecenypreenden adquirposesién yjursdiccibn en los pueblos de Ja Corona Realy expecialmence los francscanos en el pueblo de Sogamos0, que ‘entérminos de Tunjaylosdominicos en Fonsibén y Guascay Cai. act, Sect, _quina, Real Audiencia de Sant. 188, €598v (Ordenanda de la Asdiencis pass _que nos creen monaserioyvealas en los pueblos de indios, diciembre de 1566). % Decia Veneto: “todos son propitaros y cada uno gana en la doctina trescientos pesos para sy ein sus caballo y granjerasy todos los aprovechamientos que pueden sin econocer en lo espriral y temporal a nadie, act, Seccién quinta, Real Audiencia de Santa 188, € 8012 (Opinién de enero de Leyva sobre {os rligiosos, I de mayo de 1571) >) Por un entiedio en 1568 se cobraba a un indio eres pesos. AGH, Seccién quinta, ‘eal Audience Santa. 534, lgaio Is .207-208, remuneraciones adicionales a su salario en especie o en metdlico.™ Estas ~vaciadas formas de obtener recursos econémicos hacian muy lucracivas las actividades de los religiosos en los pueblos de indios, y fueron la {z6n de los pleits con los lérigos seculaces. Por otra parte, los frailes de las 6rdenes religiosas, comolos clérigos © curas pérrocos, eran totalmente desconocedores ¢ ignorantes de las actividades a las que estaban obligados, lo que era una seal de una especie de “acomodamiento" en cuanto a sus deberes formales —ya estuvieran escritos o les hubiesen sido transmitidos de forma oral— y de que habfan dejado de ser importantes; pero también podria sec tun signo de su desconocimiento e ignorancia acerca de as actividades a las que estaban obligados, por la falta de formacién que cecibian en sus seminarios. Por esa tazén y por el patronato, antes de ejercer como curas doctrineros debfan recibir una licencia y una aprobacién para poder dispensar las actividades sacerdotales. No obstante, en la visita a los pueblos de indios, el arzobispo fray Luis Zapata entendié que, con laconnivenciade la Audiencia yde os encomenderos, muchos rales, sin ccumplir estos requisitos, vivian en medio de las ticrras de los naturales. ‘Como a partir del Concilio de Trento (1545-1563) se habla prohi- bido que los religiosos vivieran fuera de sus conventos, &tos se deacon levantar ramadas, bohfos o chozas pajizas en los pueblos de indios —bajo la denominacién de monasterios y vicariar—. De esa forma se amparaban para que lasautoridades eclésisstcas nolosaislaran del lugar de donde sacaban sus beneficios econdmicos. Para Trento, en cambio, eran otras las motivaciones de tal prohibicién: bajo el patrocinio de la comunidad, los religiosos cumplieian sus votos, podrian sustentarse y zo entratian en contradiccién con los curas parrocos.” En la década de 1560, los miembros de la Audiencia, en viruad del [Patronato, se opusieron a quela atencién espiriual delos pueblos deindios % nat, Seecién quint, Real Audiecia de Sante. 231 (Cara del presdence Andeés Diaz enero de Ley, | de mayo de 1571) Act, Secci6n quints, Real Audience de Saif 534 lego £132, ® *[.J nopudiese haber monaseriodonde nohubiesealo menos es fale, y queen lis purtes yagares donde estos nos pista sustentarno los hubierey se edujeten a vviren comunidad poes en los pueblos por su pobreza no los susentalan bata ‘Desde los viereyes hasta quienes ocupaban los distintos cargos del orden local hacian parte de una estructura administativa que ha sido tratada con ciecta amplieud porla historiogeafia. Existen trabajos gene rales que se han encargado de las eseructuras adminiserativas de los > Jaime Jaramillo Uribe, “La adminisracin colonial’ en: Manual de historia de (Calorie ted. Jaime Jaramillo Uribe (Bogots Procultuz,1982),350-356. + Diana Luz Ceballos Gémez, Quyen tal haze que tal pague: raced y prctcas ‘nigias en el Nuevo Reina de Granada (Bogots: Ministero de Cultura, 2002), 348, + Vers Carlos Gariga, "Orden jeidico y poder politico en el Anciguo Regimen ISTOR. Revista de Historia Internacional 16 (2004): 13-44 (En linea]. Dispo- ible en: hup://worsistoreideedw/istorhtanl y Federica Morelli, “Pucblos, aleaidesy municipios: Las jusicia lea en el undo hispinica entre et Anrigu Regimen y Liberalismo’ Historia Critica 36 (2008): 36-57. © Linda Arnold, Burseraiay burderatasen México, 1742-1835 (México: Grijalbo, 1991); latence Hating, El Impericexpanolen América (México: Alianza Edito- rial Mexicana, 1990); José Marta Ots Capdequi, Instruiones de Gobierno del ‘Nuevo Reina de Granada darance el silo xva (Bogoes: Universidad Nacional de Colombia, 1950}: Beatz Patio Millin, Criminalidad, ly penal y estrac- tra social en a provincia de Antiogut, 1750-1820 (Medellin Isic pas Desarzollo de Antioquia, 1994) DISTAIBUIRJUSTICIA En MENEFICLO DE AQUELLOS LEAUEs Vasatto“ virreinaros, intendencias” audiencias# © cabildos? y algunos otros de ciertas gobernaciones o del desempefio de algunos cargos.” Anilsis «que traten rales encidades se hacen necesarios para la comprensién de las realidades politicas del Antiguo Régimen. Esto permite un acerca- siento al funcionamiento de las instituciones de gobiemoeen diferentes instancias —y en sus diferentes materias—, alas Lbgicas sociales yespa- ciales con las que tenfan relacién, al estudio de grupos de poder, entre otras tematicas, Sin embargo, an s6lo el estudio de la estructura de una insticueién 0 de un émbito concreto de ella es un problema digno de 7 John Lynch, Adminismactn clonal paola, 1782-1810: el stema de intendencias «en el Vireinat del Rio de a Plata (Buenos Aites: Eudeba, 1962); Horse Petsch- ann, Las reformas borbinicasy el sistema de incendencias en Nueva Eipata: un cetudiopottio adminisratios (México: Fondo de Coleura conémics, 1996). * Mark Burkholder y Dewitt. 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En tal horizonte temitico, el abjetivo de exe articulo es averiguar cual fue la estructura de fa justicia capitular en la villa de San Gil a ‘mediados del siglo xvi. Se entenderd por justicia capitular la que se administeaba, en primera instancia, por parte de los alcaldes ordinarios } por otros empleados que estuviesen vinculados al Cabildo secular. Ello implica el abordaje desde la préctica administrativa en la juris- iccidn que les competia, es decie, lade la instieucién capicular y que estaba dada por sus limites politices-erritorales. Mas adelante se lograré apreciar que tal gestién no sélo llegé a comperer alos alcaldes mencionados, En efecto, se parte, en muchos aspectos, dela idea de que las acciones que involucraban las labores judiciales comprendian un conjunto de acciones de diversa indole, levadas a cabo por diferentes empleados." Los alcaldes ordinatios, el alguacil mayor, los alcaldes de Nos refsimos especialmente sl adminisracion de jasicia, ya que exsten varios trabajos referentes al Cabildo secular. El estudio mis compleco y general sigue slenda el crabao elisics Constantino Bape, Lar cider secures Ver los ots mabsjor citados en fas nots anteriores. "8 De acuerdo con Femando Mayorga, existcron cuatro tipos fundamentales de dcginosjarisdccionales: captures, reales, eclesistcosy los qu inegraban el sistema de ls Audiencia. Femando Mayorga “La administraciba de juici en dl perodo colonial instzuciones¢ instancas del derecho indiano’ Credecia Hise 136 (2001): 37: "Clarence Haring, El Imperio espaol, 213-214. Cuando se haba de jurisdiciom, sc hace efecenci al teretorio que formaba el dstica circundante de una ciudad villa, el cul seexendiz hast os limites con ocros asentamientos mis ceca’ admnistrado con un Cabildo propio. En ots palabras. e¢ una nocién teritoral cuya definiin es un acto politico. Esta definicin es dstinguible ycomplemnen- cara a la que hace ceferencia Juan de Hevia Bolaios. En su tratadoJurisdicién, «sls porestad que se tiene para la decsin de causas. Es una nocién més adminis trai. Se divide en ordinatia y delegada: la primers hace referencia alos usces ermanencs, a ots los temporles (0 de comisén), Juan de Hevia Bolaos, (Caria flip, (Madi: Vinda de Juan GarefaInfanzon, 1717 [1603]),peimera parce, pltrafo4,foio M4. {4 Juliln Andrei Vasco Pedraza, “Disibuir jute’ capeulos?2 y4, DISTAIAVIR JUSTICIA EN BENEFICIO DE AQUELLOS LEALES VASALLOS 1a Santa Hermandad e incluso el escribano'* de alguna manera tuvieron aque ver con la administracisn judicial. ‘A pesar de la importancia de esta tematica s cai nua la presencia de «studios de las estructuraé politico-administrativas de la justicia local, misatinen laszonas rurales, as ciudadesintermedias los espacios fron- rerizos.* En tal vaci historiogrifico cambign se inscriben los objetivos de este escrito, Por otro lado es fundamental puntualizar que la justicia se revestia de una gran importancia entre las directrices de gobierno. Ast, Ia justicia era la mejor via para el mantenimiento del orden que Dios habla puesto en el mundo.” El marco temporal se define entre 1739 y 1771. Este se ha esco- gido segin acontecimientos politicos-administrativos significativos. 'S Adelaneando un poco el ema, cabe seflar que sh ineroducdo al escribano en ‘ organigrama judicial, Esto no canto porque haya tenido una aucoridad judicial ‘en sentido exricro, sino porgue al plsmaba sobre el pape! los process llevados ance los alealdes ordiatios, Aderds el cargo de esrbano debié hacer frente a diference“diligencas” que implicaban la maceraldad de la jusicia, como eras- lados,nodfcaciones, ence otras, % Algunos auroces que tatan el tema son Ricardo Zorraguin Bec y Armando “Marrnezen sus teabajos cites arriba y Charles R. Cartes “La magiscratura local ten el nore dela Nueva Espafa el caso de Nuevo Anuario Mexicano dle Historia del Derecho 4 (1952): 29-39. En Argenta desde hace algunos aos viene dindose uns tendencia hacia el estudio de esta temdcca en expecal desde Is historia socal dela jsticia© desde la antropologia politica. Son de destacac: ‘Ana Maria Locandi, Pader centr, poder loca: funionaries borbinicos en acum colonial: wx etudio de antropolgia poten (Buenos Airs: Prometeo Libros, 2008); Rail O. Fradkin, comp. El Pader la ware exudior svbrela justia _y la consruccibn det Estado en ef Buenos Aires rural, 1780-1830 (Buenos Aicts: Promezco Libros, 2007): y Rail O. Fadia, comp, ‘La ley ex tela de ara’ Ley, Justicia y sociedad rural en Buenos Aires, 1780-1830 (Buenos Aires: Pomete> Libros, 2009) *Adminiseratjustica era un ato Fundamental de ejrccio del poder politico pues se erataba de conservat un orden de cosas donde cada segmento de a sociedad, agrapada en cuzrpos 0 corporaciones, ra difeence ence st Victor Gyo Laberntosdejusica, 95; Tamac Hiecuog, Lt adminisracén come un fendrrene ‘social, Apase de I idea de jstica como vrtad fin iltimo del gobierno, exstia Ja desgnacin de “las justicias es deci, el grupo de fs distintos empleados que camplian el papel dejueces. Esto no debe pestarse confasiones ydeberéenren- den, sempre que te mencione, as justicias (en plural) como tna efetencia aoe ‘empleadosy no ala idea de justcia. 139 140 [ENTRE EL PODER EL CAMBIOY EL ORDEN SOCTAL EN LA NUEVA GRANADA COLOSIAL En primer lugar, por el establecimiento definitive del Visreinato del Nuevo Reino de Granada, lo cual puso a los territorios de la Audiencia de Santafé y a ottos més bajo un nuevo estatus politico.'* Pero esta fechase acoge més por la mayor disponibilidad de documentaci6n para el estudio.” En segundo lugas, el ao de 1771 tiene un significacién mis concreta. En tal fecha, la parroquia del Socorro logra obtener el titulo de villa, lo cual significé el derecho a administrae una jurisdi cién propia mediante ua Cabildo.® Esto cambiaria el mapa admin teativo de lo que habia sido el errizorio dela villa de San Gil por ochenta yy dos afios. El hecho implicaba el cambio de configuracién de la pric tica administrativa. El fundamento analitico utilizado parte de varios postulados." EL primero 63 la consideracién de que administrar ¢s un acto politico, En realidad, politica y administracién no se separan, Si se considera cde manera detenida la esfera de la administracién, ¢s, por una parce, "Los terrtoros de la Audiencia de Quit, lade Panam y los que después seta de ls Capitanla General de Venezuels. Anthony McFarlane, Colombia antes dela “Independencia: econamata, sociedad y politica bajo el dominio Borbén (Bogor: El Aacora, 1997), 295-305. "En esa investigaién se ha encontrado la dificult que representa la carencia de lasactascapitulares del Cabildo da yilla de San Gil lo ual no nos ha pericid abarcarciertosaspecros como la dimensin gubemnacvadelosacaldes ordnarios, asi com muchos aspects de [a vida urbana dela vlla de San Gil Debido x0, ros hemos concentrado en ls informacién disponible de los empleados de exes institucin sobre todo en las demandasllevadas cabo en ejugado ordinacio, » Amado Guerrero Rincéa y Armando Martnes Garnica, La provincs de lor CComuneress rigenes de 1s poblamientos urbanos (Bucaramanga; Edivoria UIS, 1996), 116. 1 En vatios arpectos nos han sido de utilidad las reflesiones de Max Weber, en special, las ceferentes alos tipos de dominacién y expecificamente la nocién de jerarqula adminisration. Max Webes, Economia y sociedad: ebono de tocar logiacomprensi (México: Fondo de Cultura Econdmics, 1969) 174 ys. Por supuest, tle zeflxione slo conscruyen un punto de partial investigacion ici moserando cbmo esos elementos vataton se vishumbrarén las pariolas- dades del fendineno, ya que, como declara este mismo autor: “Pero con todo, estamos muy lejos de ereerque la realidad histérica total se dee ‘apresar™ en el esquema de contepros que vamos 2 desarollar [los tipos de dominacién}” DESTRIQUIR JUSTICIA EN DENEFICIO DE AQUELLOS LEALES vasastos una condicién del poder politic y, por otra es el imbito “auténomo" de sus mecanismos. El punto de convergencia entre administracién y politica radica, como lo ha sefalado Antonio’ Manuel Hespanha, en que “el poder sélo se tiene cuando se eerce”* De tal suerte, la misma accién de llevar a cabo actos adminiscrativos indica un ejercicio del poder politico porque existen mecanismos de realizarlo. Del citado autor han sido fundamentales dos ideas: primero, el peso del factor delapoblacién en el poder politico, sobre todo como condicionante de su distribucién Segundo, realizar la historia de la divisién politico administativa es historia las relaciones entre el poder y el espacio. Asi tun cerritorio politico es una manera de organizar y controlar el espacio y a quienes lo habitan, c*~2 configuracién est en estrecha relacién con lalocalizacién y la densificacién demogrifica. A pair de lo anterior se plancea que la administracién judicial de la villa de San Gil, en especial su estructura, estuvo estrechamente ligada al crecimiento demogrifico y a los cambios en la configuracién del poblamiento que tal acrecentamiento significé. El aumento pobla- ional se radujo en transformaciones terricoriales y éstasrequirieron de sujetos que las administrasen, Esto no sélo se expresaria en al aumento de cargos sino en una modificacién de la esteuctura judicial sin Wegar a serias innovaciones. El artlculo eseé estructurado en dos partes. La primera realiza una vinculacidn entre la situacién poblacional y los cambios en la confi- guracién espacial de la zona. Ademés, dichas transformaciones se telacionan con el oficio que ms se vio afectado por ello: el de alcalde partidario, En la segunda, se estructura el organigrama judicial del caso cstudiado y se muestean algunas situaciones que permiten percibir ciertos factores que influfan en el dinamismo, permanente o efimero, de los cambios en la articulacin de las autoridades en la labor judicial, ® Annonio Mansel Hespanha, Viperas del Levitin: insisucine y poder polio (Portugal, gle xn} (Madid: Tauus, 1988), 37. ® Antonio Manel Hespanks, Vipera del Levstén, 87. Refice que desde el siglo -eesunualreacionarel poder on el nimero de vals También menciona que ‘ene importancia no sé el nimero sino la densidad de a poblaion. 141 ies 142 [ENTRE L PODER, BL CAMBIO YEL ORDEN SOCIAL EN LA NUBVA GRAWADA COLONIAL Administracién, espacio y poblacién: 4 propésito de los alcaldes partidarios Durante el régimen hispinico en América, todo acto fundacional ‘0 de ececcién —haya sido de una ciudad, villa 0 parroquia— significé la creacién de una jurisdiccién o la inclusién de un nuevo pobledo dentro del tericorio de otro. La delimitacién de un espacio politico que conllevaba la conformacién de un aparato institucional que administease ‘se espacio y la poblacién que lo habitaba eseavo dada, en sus comple- jidades, por las situaciones alas que euvieron que hacer frente, es decir, a la excensidn del espacio y al ntimero de habitantes. De esta manera, la fxibilidad ylacasuistica corde con ls situaciones, oe! margen de auto- nomfa brindada alas instituciones, fueron un requisito y una préctica comiin para el orden politico. Con ello, la puntualizacién del estatas, das facultades y otras particularidades administraivas de una localidad «specifica no se pueden desconocer ala hora del anilisis de sus pricticas en el ejercicio del poder. Para el caso de estudio hay que considerar sus especificidades, Por un lado, el crecimiento demogréfico de la zona fue notable, debido al ‘mestizaje generalizado. Por otto, y relacionado con lo antetior, se esta- blecieron asentamientos en ciertos lugeres que huego vinieron 2 confor- ‘arse en nuevos poblados llamados parroguias, Esto no eranada nuevo en el siglo xvint neogranadino. Desde finales de la centuria prece- denee se habia presentado tal fendmeno, lo que es evidenciado por las srecciones de la patcoquia del Socorro (1683) y de la villa de San Gil (1689), asi como por el continuo poblamiento de la zona central delo ue hoy es el deparcamento de Santander.® % En tal lgica también debe tenerse en cuenta que analizar la esfera de la administracién judicial, merece un enfogue que Diana Luz Ceballos lama sieuarco: "Es \epessindlible pensac de una forma situaiva, como els lo haan: Jos hombres del Antiguo Régimen obscevaban de una manera stuativa y en ello radicaba su éxito. El éxito de Espafaradica en su flexibilidad, en su eapacidad de adapracién, de mimeimo y de cambio’ Diana Luz Ceballos Gémex, Qugen tal nace que tl gu, 333, % Amado Guerrero Rincon y Armando Marcinez Gamnica, La provincia de sos Cemuneros, 35, 79 y #8; y Amado Aaronia Guerrero Rineén y Armando Martines Gamica, Le provinia de Guanents: oigenesdesuspoblamiento urban (Bucaramanga: Ediciones UIS, 1996), 37,107 ys. DISTRIBUIRJUSTICIA EN BENEFICTO DE AQUELLOS LEALES VASaLLOS La jusisdiccin de la Villa de Sanca Cruz y San Gil dela Nueva Baeza se conformé al separarse de la provincia de Vélez y obtener el titulo de villa en 1689, auspiciado por los vecinos asentados en los sitios de Guariguay Mochuelo.** Desde su ereccién en villa,y hasta bien entrado el siglo xvmr, hizo parte del corregimiento de Tanja” y cobié polii- «camente las parroquias del Sococro, Barichara, Simacota, Oiba,* Valle de San José, Paramo” y la de Mongui de Charali; las viceparroquias de Zapatoca y Los Confines (Culatas); ademas de los pueblos de indios de Guane, Curie! y Charalé, Por la misma época, mediados del siglo xvi, siendo San Gilla cabeza jurisdiccional y, por consiguiente, el centro politico de la regin, era aventajada por el Socorro en empuje econémico.” Por su gran dind- mica demogrifica y social esta parroquia requicié desde muy temprano «que un alcalde ordinario de San Gil residiea en ella.” La situacin socioe- conémica de la parroquia del Socorro hizo que en la jurisdiccién se configuraran dos centros de poder administrative y, por lo tanto, politico. Sumado a lo anterior es pertinence ineroducir el caso que se % Al parecer las getones para Ia Fundacién de San Gil se iniciaom en 1686 y tinditon sus fruos en 1689 con el apoderado Leonardo Currea de Betancutt cuando ls Rel Audiencia dio el auto de eeccin de la Vila de Santa Crt y San Gil del macva Baer. lnias Aria Diaz (pb), Hiri de Sen Gilen ss 300 ‘ios (Bogotis Acco, 1990), 56-65; Amado Antonio Guerrero Rincén y Armando Mantnes Gamnica, Le provincia de Guanenté 107-109 ” ‘Lois Wiesner Garcia, Tania: Gdad y poder ono ile x7t (Tanja: uve, 2008), 129; Martha Herrera Angel, “Las divsionespolco-adminiseaias del vincinato dela Nucra Granda finals del perlodo colonial’, Hiria Crea 22 (2001); 76-104. Verel euadro adm 1,80 ye condo ni. 5,91 Hasta 1753 Oibahabiasdo un pueblo de indios, 2 Hlcia 1760 el Valley Piramos consiaia un partido. ® Para ver na sineis dela imporeancia dl Socorro, ver: John Led Phelan, EL pueblo y el rey: la Revolucin comunera en Colombia, 1781 (Bogoes: Caslos | Valencia Editors, 1980), ceaptalo 3, * Axchivo General Municipal de San Gil (acm), dade de San Git xa 01, ii ‘AGM 1. fF Seo (Autos del Corregidor y Justicia Mayor de Tin, Sococo, 1694) {| Eso ya evidencia un cambio en la diseibucib del poder y por lo tanto en la eserucuea administrative. Mis adelante se verén oto ejemplos que evidencian ‘gue la importancascioecondimica del Socoroinfluyenleseurar judicial y oro treo en a disbucion del pode. 144 ENTRL AL PODER, #E-CANAIO YEL ORDEN SOCIAL EN LAXUEVA GRANADA COLONIAL dio con el escribano de San Gil en los primeros aftos del siglo xvint. La situacidn nos demuestra los continuos requerimientos administrativos enla susodicha parroquia. En 1705 Juan Gémez Rubio denunciaba, ante el gobernador y capitin general del Reino, que Custodio Peldez de Estrada, tinico escri- bano de lajurisdiccién, administraba todo lo referente a su oficio noen layilla de San Gil sino en el Socorco?* Justificé su denuncia aduciendo aque tal empleado tenfa que residir en San Gil, pues avila era la cabeza de la jurisdiccidn y el lugar donde debta estar el archivo, e igualmente porque su titulo consignaba ser escribano de ésta, y administear contt- fnuamente en el Socorro le restaba “lustre” Peliez se defendié: argu: rmeneé queen el Socorro se habia formado un archivo gracias ala mayor “opulencia” y “concutso” de los vecinos: y afadié que él asistia al alcalde ordinatio que residia alli mismo, administrando en los dos lugares sin faltar a sus obligaciones. Finalmente agreg6 el escribano: “[..] porque bien conozco que !a obligacién de asistir en la cabeza como lo hago todas as veces que se ofrece que hacer en ellay cuando nohay que hacer me voy con el sefior alealde de dicha parroquia [del Socorro] sélo a fin de buscar mi mancenimiento[. En toda el area de la jurisdiccidn de la villa, la poblacién venia creciendo. Esto se cotrespondia con el generalizado aumento demo- grifico del territorio neogranadino, expresado en el incremento de Ia poblacién mestiza, especialmente en las provincias de Cartagena y Santa Marta, y del actual departamento de Santander, teritorios en los cuales se registraron los mayores porcentajes de esa poblacién. % Archive General de la Nacién (ac), Bogors, Colonia. Empleadospitlics de Santander, tt, £. 789¢(Peliez de Estrada Custodio, Escribano Piblico de Sen Gil, concea cya rashumancia, en desempero desu oficio, representa Juan (Gémez Rubio, 1705) Tal ves causas que aude el exebanc hicieron queen sis [poseriores se implemencars el cargo de esribano del mero, que residié en el Socorro, mientras que el deCabildolo hizo en San Gil » AGN, Bogotk Colonia, Empleades publics de Santander ttt, 7918-% % Jaime Jaramillo Uribe Hea pera wna casificacn ycaracterizacin de las regones colombianas, ponencia prsentada en el Seminario sobre Regionalizacién, (Bogoci: Banco de la Repiblica, 1986), ctado por: Febio Zambrano y Olver Berand, Ciudad tertoria: el proce de poblamienta en Colombia (Bogotd: “Tescet Mando Edicores, 1993), 53.Los mis altos poreanjes de mestizos se dieton ‘en Antioquia (58%) Cartagena (65%), Riohacha (63%) y Santander (74%). DISTRIDUIR JUSTICTA EN DENEFICIO DE AQUELLOS LEALES VASALLOS. En 1753 se estimaron 5374 cabezas de familia pata la jurisdiccién de San Gil?* cuyo mimero de habitantes podria oscilar entre 26.000 y 33.000. Esta poblacién continué su multiplicacién en los afos siguientes. En 1779 se contabilizaron 51.086 habitantes, teniendo en ‘cuenta las jurisdicciones de San Gil yl de la nueva villa del Socorro.” Esto significaba que en veintistis afios la poblacién habia aumentado en ‘un 36,89%. Para el caso de este tiltimo poblado ya se ha estimado el aumento demogrifico: encre 1687 y 1810 la poblacién crecié a un ritmo en promedio del 2,6% anual” Esta dindmica demogeéfica comprucba que se asistié a un cambio cn la conformacién de! poblamiento de la zona, alo largo de todo el siglo. El fenémeno se tradujo no sélo en una transformacién de las 2 AGN, Bogott, Colonia, Poblaiones de Sancander.legajo. 3, . 176e (1752). Gitado por: Robinson Salazar Carrefio, Haciendas cloniales dela ill de San Gil (ensayo inédito, 2008), 7. Aunque San Gil no se enconcraba entre los mis ppoblados, con 300 cabezas de familia en compacacién con 1600 del Socorro, 1100 de la parroquis de Mongut de Chara y 800 de Simacora, esto se explica «on las sustracciones de vecinos.que menciona el padre Oviedo para la fands- ‘én de Barichara (500) y Cepis (200), lo que habia producido tuna baja en as rents del curato de 2000 a 1000 pesos anuaes. Basilio Vicente de Oviedo, Cuai- dadesyriquecas dl Nuevo Reino de Granada (Bogocs:Iprenta Nacional, 1930), 17-178. EL promedio de personas por familia debid oscilar ence cinco y sis personas, Robinson Salza, Tey merador campesinas, extancerosy hacen em ajar dct del vila de San Gil slo x01 (tess de Maesta en Historia, Universidad de los Andes, 2009), 25: Angela Inés Guamdn, Poblemientsy urbanism colonial ‘en Santander: eeudio de dice puchls de le regibn central (Bogoct: Universidad [Nacional de Colombia, 1987), 70. Esta autora estima al promedioen ss. Hermes Tovar Pinabn, comp. Convocatoria al pader del mimera: enssy etadlo- ‘ees on la Nuewe Grenade (1750-1830) (Sancaft de Bogots, Archivo Gener de la Nacién, 1994), 375-378, Para ver el proceso de erecidn de la paroquia del Socom en a vill: Amado Guerrero RineSn y Armando Martinez Gurnica, La provincia dels Comuneros, S97. % Robinson Salazar Carrgho, Tieray mercades.25. > Maria Cristina Cerm Oris y Hizabeth Gélvez Pinzén, Demograicisérica ened Socora en el periade caloial, 1684-1810 (eis de pregrado en Historia, Univer- sidad Industrial de Sancander, 1997). Citado por: Amado Guerteo Rincén y ‘Armando Martinez Gacnics, La provinela de los Comuneras, 86. 145 ney M6 jurisdicciones eclesiisticas, sino también, como se verd més adelante, enun cambio de la divisin politica en el interior dela jucisdiccién de San Gily, por lo tanto, en la esteuctura de la administraci6n judicial, Pero después de todo lo mencionado, zcémo influyeron esos fené- menos en la administracién judicial? Segtia se dijo, constituiruna parto- quia significé un cambio en la jurisdiccién eclesidstica y, en el caso analizado, caus6 una transforrhaci6n en la divisién politica incerna con lestablecimiento de partidos que, en su mayorla, se correspondieron con las demarcaciones parroguiales. Esto, coeténeamente, cransform dl funcionamiento de la administracién judicial al incrementat el nimero de cargos —en este caso de alealdes partidarios— y, como se mestrard en el siguiente acfpite, al presentar cambios en las faculeades de distintos miembros del Cabildo, o por lo menos al formular peti- cones para que se transformasen. A continuacién se expone la primera situacién, ya que es la que mejor representa el peso de los cambios mencionados sobre un cargo. Debido a la cantidad significativa de habieances de una parroquia y su demarcacién, el cabildo sangilefio designaba un alcalde partidario —también llamados pedéneos o forineos— para cada una de ella. EI proceso de designacién, en genera, cra el siguiente: la institucin capitular componla ternas de sujetos *idéneos” para ocupar el cargo * Como lo expresa Martha Herrera, habla una mulkiplicidad de designactones pas las divsiones poliico-edministrativas. Aunque la designacién de parse foe east exclusivamente para las divsiones interas de las jursdiccfones de ciudadesy villas también pueden encontrarse menciones de divisionesinernas de cualquier tipo, o mayores, con la misma palabra. "Partido Se lama también el disito © eeritorio. que est comprendido de alguna junsdicién © admi- nissractdn de una ciudad principal, que se lama su cabeza’. Dicionario de la lengua crtellan, en que se explicae verdadero sentido de las voces, su naturaleza _y¢alidad, com ls phrases o modes de hablar, ls proverbs o refanes,yotasctat concenientes al ade La lengua (.]. Compuesto por la Real Academia Expaiok tv (Madrid: Inpeenta de la Real Acidemia Espafola, por los hevederos de Francisco dl Hiero, 1737). “ Enewecaso esudiado, en general se designan indstinsamente con ls eee palabeas, DISTAIAUIR JUSTICIA EN BENEFICIO DI AQUELLOS LEALES VASALLOS «en cada parroquia, Luego las temas pasaban al virey, quien elegla uno ppara cada localidad. Una vez hecho esto, se comprobaba que los escogidos no fueran deudores de la Real Hacienda y que pagaran el derecho de media anata. Posteriormente, eras afianzat el juicio de residencia y hacer el juramento del cargo, se les despachaba el tieulo del oficio para ‘que pudicran tomar posesién de ése. De tal forma se tealizaron las designaciones de los alcaldes partida- fios de lajurisdicein en 1750 y 1757. En el primer caso, la propuesta de las ternas se habia realizado en el Cabildo el 20 de enezo y la confir- rmacién de los elegidos se hizo apenas el 6 de mayo, siendo favorecidos los primeros de cada terna. En el segundo caso, las gestiones trans- currieron con mayor pronticud. E] Cabildo confeccioné las ternas el 1 de enero, y el 15 del mismo mes fueron designados los favorecidos, despachindose dos dias después los titulos:® En ambas ocasiones fueron elegidos os alcaldes partidarios para las parroquias de Mangui de Charali, Simacota, Oiba, Zapatoca y Barichars, Aunque no se tienen fuentes documentales tan puntuales como pueden ser las teenas las designaciones de los afios de 1750 y 1757, se sabe que tres afios mis tarde, en 1760, existla alcalde para los sitios del Valle y Paramo. También se dispone de datos que petmiten rati- ficar la existencia de alealdes para ls viceparroquias de Culatas (1748) y del Piramo (1766), para las parroquias de Confines (1750), del Socorro (1769)* y del Valle de San José (1770). Ademés, una muestra clara del aumento de cargos de tales alcaldes, correspondientes con las * AGN, Bogots, Colonia, Empleados pblics de Santander. vn £. 134 (Cabildo ‘de San Gil cemata as ernas pars alcaldes de ea juidicctin, 1750). © AGN, Bogotd, Colonia, Empleadas publicos de Sancander, . xxix, fE 3820-0 (Temas para alcaldes pedineos de San Gil del ao 1757 y peticibn del sealde ste Barichara para que seleconcedalajussdiceién ordinara como asu antecesor). “ nanse, Akaldia de San Gil, caja 003, Aone O41, £ Bey. (Documentos obcela Jura de Caos Il en a Vila de Sana Cruz y San Gilde a Nueva Baera, 1760), Esce dito es un poco confuso si tenemos en euenea que un alalde ordinaio residia alli. 147 148 ENTHE £1 PODER. EL CAMO YEL ORDEN SOCIAL EN LANURVA GRANADA COLONIAL creaciones parroquiales, ¢s que en 1739 se presentaron las néminas de alcaldes fordneos slo para las parroquias de Mongul y de Simacora. sos alealdes partidarios tenianjurisdiccién en las demarcaciones de Jas parroquias, ya que, aunque no se posea la sufciente documencacién que indique el errixorio especifco sobre el cual ejercfan su auoridad, cen diferentes expedientes o prococolos notariales se consigna “alcalde pattidario de a parroquia {el nombre de esta misma] y su demarca~ cidn’!” No obstante, también se dio la ocasidn en que se designaba tun alealde partidario para distintos sitios que en afios posteriores se convertician en parroquiss © ya eran viceparroquias. En el primer caso, hacia 1748 en la viceparroquia de las Culatas, Lorenzo de Arenas era su alealde partidario, yen 1760, os sitios del Valle el Péramo tenfan un mismo alcalde, quien «la sazén era Juan de la Cruz Urrea, “Tales alcaldes debian, a grandes casgos, cumplic con tres fanciones: la de justicia, las de gobierno y las que le competian a un escribano. Ea En los primeros afos, el cargo de teniente de corregidor era desig- nado por el cortegidor. Ya para mediados del siglo xvii era un cargo que debia ser tramitado ante el virrey. En 1768, ante este tiltimo, el doctordon Joseph Ignacio de Angulo y Olart solicieaba see conficiera elempleo de teniente de corcegidor y justicia mayor en la villa de San Gily el de corregidor de nacurales y de forajidos. Pedfa, ademés, que se le dieran esos oficios, ral como se habia hecho con los sefiores Manuel Ruiz de Cote y Pedro Navarro y Murillo, y de ser asi €l se comprometia ‘a cumplir todos los requerimientos. Decia entonces: (] que estoy pronto, siempre que la piedad de Vuesers Excelencia se digne hacerme la gracias que solicito, a enterar en Reales Cajas en cada tn afo lo que han ente- rado, por razén de tributos, yrequintos los referidos Cote Ver Luis Wiesner Garcia, Teja: Cindad y pode, 122 y ss: Francisco Anconio “Moreno y Escandén, Indies y mestzar dela Neco Granada finale del gly xvur (Bogocs: Banco Populas, 1985), 41,133 y ss: Martha Herrera Angel, “Las div- sone politico-adminisraciva’ mapa mim. 1,83. Laatided que tenemos de este cargo en cuanto ast anoridud,funcionesy peie- ticases mula Sélo lo encontramosreferenciado, pro ast el momento no hemos ‘encontrado tuna pricticaefectiva del ofiio, % Gass, Alaldle de Sen Gi caja 004, AGM 046, £1 ¢ ("Don Nicolés Diaz del ‘Casillo contra don Juan Manuel de Vesga Sanciago por tun pedazo de tera, 1766). 154 {VTAEEL PODER, EL CAMBIO'Y £1 ORDEN SOCIAL EN LA NUEVA GRAMADA COLONIAL y Navarro 2 satsfacer los mismos estipendios que fueron dde cargo de los supradichos, ya afanzar a satsfuccién de oficiales reales o de aquel Cabildo y pagar la media anata decontade (..)" Eneste proceso también debieron expedirse certificaciones como ‘en efecto se hizo— que daban testimonio de que Angulo y Olarte no tenia ninguna deuda con el Tribinal dela Santa Cruzada, el Juzgado General de Bienes de Difuntos, la Real Audiencia y la Real Hacienda. En esta ultima pagé veinticinco pesos del derecho de media anata. Ademas realizé a fianza de los tribucos: {..} ha dado seguridad y aaa asatisfacci6n de ls oficiales reales por la cantidad de 700 pesos, liquidos que perce- necen a Su Majestad, yen que se han regulado los eibutos de los indios de el partido y jurisdiecion de la Villa de San Gil,en que ha sido nombrado por Teniente de Corregidor de Tunja y Corregidor de Naturales y Forajidos de aquel partido. Siendo desu cargo asf mismo pagarlos estipendios de los cutas de los pueblos de aquellajusisdiccin (..}” Bajo el tenience de corregidor se encontraban los dos alcaldes oxdi- narios.* Como méximas autoridades,judiciales llevaron a cabo las causas civles y criminales en la jurisdiccién de la villa: hacfan la ronda rocturna, participaban con facultades gubernativas y controlaban el buen orden del poblado.” Para el caso estudiado es digno mencionar, Aa, Bogoti, Colonia, Empleador pbc de Santander, tv, £ 880v (Angulo y ‘Olare José Ignacio, su nombramiento de teniente de coregidor de San Gil, 1768). AGN. Bogori, Colonia, Empleades pblics de Santander, 1¥,£ 882. * Pacalalegslacién concernience a este cargo vet Julén de Paredes, comp. Rec pliacin de leyes de les réinos de Indias (Moatsid: Ediciones Culeura Hispinica, 1973 (1681). libro v.teulo 3* Bl alealde ordinasio se peeflba como el cargo que poseis el monopolio de administracin de justciaen el mbieo local pero en las ciudades donde res- diera gobernador o Real Andienca pods presencase un juego de poder al esar les oxganismos de apelacin de sus decisiones. En ls sitios dande no residieran ‘otras ineiuéiones, el poder que alearzaba la autoridad de un alealde ordinario xysu administaién posefan una imporancia fundamental. A pesae de que en DISTRIBUIRJUSTICIA EN BENEFICIO DE AQUELLOS LEALES VASALLOS como yase ha anorado, que uno de los alcaldes ordinarios resdia en el Socorro, lo que habia decretado el corregidor de Tunja finales del siglo xv1t. Esto hizo que no hubiese alealde pareidario en la parroguia del Socorro, Aunque no se profundizard sobre ello, bastard con mencionar «ue los alcaldes ordinatios fueron los que cotidianamente llevaron a cabo las querellas en sus diferentes tipos y durante todo el tiempo. ‘Al cargo de alférez real —oficio que era comprable, aunque era més de caricter honorifico— le correspondia, segiin la reglamentacién, reemplazar a fos alcaldes ordinarios cuando estuviesen ausentes* En ‘otras palabras, se constcuian temporalmente en alaldes ordinarios, “en depésico de vara’ Esto se cumplié en varias ocasiones en la villa de San Gil cuando el alférez real Francisco Suarez, hacia a década de 1760, levi 41 mismo, 0 junto al esribano, los procetos judiciales que se presenta ron.® En este tipo de circunstancias, el alfésez real ponfa en prictica facultades que estaban “latentes” en su cargo, tomando la jurisdiecibn oedinaria. Con este cargo no se presentaron conflictos por preeminen- cias jurisdiccionales en el period comprendido, 1a jurisiccin de San Gil permaneci6 el teninte de comregidr y justia mayor de Tanja, este parece no haber partcipado en la administacin judicial de una manera significative So en pocos casos evel mano de enient en las cass. Todo esto hace referencia al problema de las invtancas judiiales. La administra cin de jusicia tenia unos aspectosformaes sep el lugar donde se hicer y que infuan en su peiccica, Las elacione entre cargos los conflicts po jursdcciones ‘© sompetencias, entre otosaspectos, fein enee la ciudad de Sana Fe, por ‘jemplo, sede dela Real Audienciay donde estaba el corregidor de a provincia as ‘como los alcades ordinarosy layla de San Gil, donde el nico representa de losincereses reales eraeleeienedecoregidor De alse explic laimsporeanca de lot alealdes ordnarios como miximas ancoridadesjudiciales en noesco caso deexeudio. © Acmsc, Alcalde de Sam Gil, eajas 1 2 005, y Tribunal Superior, sas 003 a (005. Algunasconsideraciones sobre esto yahan sido esudiadas en ulin Andeei Velasco, Lo aleldesondinarosy la administrcin de justia en La vlla de Sam Gil, 1760-1772: un eoso preliminar, ponencia presentada en el V Cologs de Estudios Histricos del Nororiente Colombiano, Bucaramanga 25,26 y27 de ‘marzo del 2009. © Paralalegslacibn concerniente a este cargo, ver Recpilacib, «1 bro v, culo 3evleyes Fart © Gmsc, Tribunal Superior, aja 004, documento sin niimero (Demanda de dota Bernabelade Rueda Rosales por deuda, 1762, Demanda de dan Antonio de Cala por eras, 1767) Aelia de San Gil, caja 004, AGM 59,60 72. | 155 156 [ENTREE PODER. EL CAMBIO VL ORDEN SOCIAL EN LA NUEVA GRANADA COLONIAL Con los alcaldes de La Santa Hermandad® se pretendia que “[.] nuestra Real Justicia sea administrada con mis autoridad, euidado, y ‘buena disposici6n’, Eran los encargados de velac por la tranquilidad de lossitios rurale, as{ como porla capeurade los criminales en tales zonas. Eran cargos de eleccién, por lo que cada afio cambiaban los indivi- duos que los ocupaban. Tenfan jurisdiccién, llamada de Hermandad, la cual se refer, en general, a los delitos cometidos en el campo 0 a los malhechores que habiendo delinquido en un poblado escapaban alasafueras Con tales competencias cumplieron los alcaldes de la Hermandad de San Gil. Enconeramos a uno de ellos administrando justicia en fa parroguia del Socorro en 1766, Don Francisco Cristébal de Vergara, alcalde de la Santa Hermandad euvo un enfrentamiento con el reniente de corregidor, don Manuel Ruiz de Cote, principalmente, por la preemi- nencla de tener posesién de laves de la cércel pablica en la parroguia del Socorro. El alcalde comenzaba su declaracién mencionando “Que cn la cdrcel piblica de la parroquia del Socorro de esta jurisdiccién tengo algunos reos delincuentes en los casos de mi jursdiccién de cuyos delitos estoy conociendo”® y que el domingo en la noche, 15 de julio, habia pasado a registrar la circel para verificar que todo estuviera en orden, Al llegar, solicieé las laves al alcaide, quien se defendié diciendo que cra el alealde ordinario el que las tenfa. Este a su vez, cuando le fueron reclamadas, mencioné que las posela el teniente de corregidor, quien, al hacerle la slicieud del préseamo de las llaves, pronuncid que no las queria dar, © Prescindimos de hablar sobre el alcale provincial de l Santa Hermandad por la. falta de informacién, Sélo queremos recordar que ea el que ditgia a os alcaldes dela Santa Hermandad y tenia vor voto en el Cabildo. En 1631 se decret que se csablecicra en as cudadesy villas delasTndiascon las mismas preminenciasque desde Sevilla cargo a perpecaidad, vor y voto en el Cabildo, que ‘pueda poner los oficiales y cuadeilleros,y entender enlajusticia de la Hermandad [.]" Recople- ibn. th ibto¥, elo 4%, leyes Joaquin Exciche- Diccionario razomado de lgiacn, 11,43, Ver también Reto- ‘pilin. ideo vs tulo 4°. © ‘ncn, Bogort, Colonia, Empleader publica de Santander, vf. 525¢ (Uitbe Salazar Antonio José de, alealde de San Gil, u acusaci6n contra Manvel Raz de (Core, coreegidor de Tuna, por varor dln, 1762.) Enfasis afiadido, DISTAINULA JUSTICIA EN BENEFICIO DE AQUELLOS LEALES VASALLOS Los siguientes dias, lunes martes el alcalde de a Santa Hermandad vvolvié 2 solicitar las laves al corregidor, quien de nuevo se las negé, ‘Ante las reiteradas negativas, Vergara exigié tenet a su disposicién las llaves. Este pleto es algo extenso y no se aporvarin més deralles del ‘conflcro, No obstante, ¢ itil su alusién porque oftece indicios de las labores que realizaban los alcaldes de la Santa Hermandad. El mistno ‘Vergara mencionaba: "De lo referido comprenderi Vuestra Sefioria seeme imposible el cumplimiento del empleo de alealde de la Santa Hermandad por no haber otras fortalezas ni cdveeles donde arrestar los delincuentes y ponerlos buen recaudo que es la de aquella pacroquia: pues cl traerlos hasta aqui es muy gravoso por la distancia e incomodi- dades que se ofrecen del camino" Todo indica que las competencias judiciales que se le encargaban al alcalde de la Hermandad en la legisla- ccidn y en los diccionarios de esta misma se cumplieron en la parroquia del Socorro —lo que también muestra su importancia al tener cércel propia. El fiscal de la Audiencia, en elpleito que aludimos, hacia refe- rencia a la demora con lague se atendian los “delitos de Hermandad” por no tener el oficial las laves y la consecuente dilacién en la resolu- cién de sus causas. Ahora bien, con respecto al cargo de alguacil mayor vale la pena sefalar que era otro de los ofcios suscepribles de ser comprados:“[.] se les habian de cometer a ellos fa ejecucién de los autos y mandamiencos de los gobernadores, alealdes ordinatios y demas jusicias"” y actuaban como una especie de comandantes de polica, ya que debian hacer la ronda nocturna y reconocer los lugares piblicos a guisa de los algua- ciles mayores de las audiencias. Para el caso de San Gil, este oficio podia acquit las faculeades que significaba tener jurisdieci6n ordinaria. Asi lo sugiere la peticién que clevé al vierey, en 1769, el alealde ordinario de San Gil, don Francisco de Buenaventura de Uribe Salazar y Patio, residente en la parroquia del Socorro, pues imploré la jurisdiccién ordi- naria para don Ignacio Joseph de Uribe y Mantlla, regidor y alguacil mayor, argumentando que: 4 ncn. Bogord, Colonia, Empleados pilose Santander, 1, 525-5260 © José Macia Ots Capdegul, Mansa de bisrria del derecho expat nls indy del derecho propiamenteindiano (Buenos Airs: Editoral Losada, 1945), 376. 187 iA 158 {.)dicha mi jusisdicetdn es tan numerosa en gentes como 0 los delitos que no se puede dar eficaz remedio a causa de que son pocos os que obtienen jacisdiccién ordinaria y camoen don Ygnacio Joseph de Uribey Mantilla, Regidor yAlguacil Mayor del Cabildo de la referida villa concurren las buenas circunstancias de idéneo, capaz para los nego- Siosjudicialeseineegro en sus deverminaciones como gene- ralmente estimado de este vecindario he tenido por bien y somo conveniente al servicio de ambas majestades y bene- fico pico (21. nots stuacibn, que atafte al mismo cargo, puede obsecvarse una pric para parcicipar de las retribuciones que dejaban las costas de lospotosjudiciales, pese a que éstas no eran grandes, En 1768, el ‘Calle singilefio levanté una representacién al vierey, en la que pedia pevisin sobre si el alguacil mayor debfa, 0 no, recibir décimas por [bss en los que participara realizando diligencias ejecutivas.® El asntoeabien complejo. El alguacil mayor, don Ignacio de Uribe, habia geld al Cabildo aplicar la Real Provisién que en 1748 el enconces alps mayor, don Pedro Martin, habia obrenido para recibic décimas, Lasliud fue aprobada. Sin embargo, el conflicto surgié porque en sql anerdo estuvo ausente el alférez real, don Francisco Suérez, y gatduton sus reservas sobre la aprobacién el regidor decano, don Cesibal Joseph Surez, y el depositario general, don Roque Maria Esmgp, quienes firmaban fa mencionada representacién.”” Laseesregidores argumentaron: 1) que no era costumbre “[quizds <éslem fondacion] de pagar y llevar décima los antecedence al aceual ingetrante’; 2) que los alguaciles anteriores y posteriores a don Pedro ‘Mua co pretendicron hacerse a tales décimas Fundndose —decian * so Boots, Colonia, Empleados piblces de Santander. c. xf. 61004 (EL (his dela vila de Stn Gil sabre que «don Ygnacio Joseph de Uribe Alguaci ‘nr dedla see confiera jurisdiccion oxdinara, 1769). * dsc ldésima pace de as costs. * 49% Beg Colonia. Empleados pls de Santander, x. we. £334 (Consulta Clildo deSan Gi sobre sil Alguacl Mayor de aquel Cabildo don Ygnacio (ihedehe evar décima dels causas jecuivas 1768), DISTAIBUIKJUSTICIA ER BENEFICIO DE AQUELLOS LEALES Vasattos los regidores— en la miseria y necesidades puiblicas del lugar y de la jurisdiccién; 3) que no habia presentado la Real Provisibn aludida, y que incluso Marin no lo habfa hecho; y 4) que pedia las décimas para sus intereses personales, a saber, pagar deudas que oscilaban entre eatorce y quince mil pesos con comerciantes en Cartagena y Mompox. A esto itimo agregaban: “Nosotros aunque legos y para todo inad- vertidos siempre hemos ofdo decir a los doctos y timorados [sic] que ino se debe dejar de atender al piblico por las incomodidades de un parciculae[.."7" E13 de sepeiembre de 1770, el fiscal de a Audiencia se limieé a soliciear que los regidores documentaran su relacién conforme aderecho y que el alguacil acudiera ala Audiencia a remicie la diligen- cias que le correspondieran, Hasta el momento no se ha localizado més informacién al respecto, Paradar un leimo aspecto dela temética ratada,y paraconectarcon, fo anterior, se desea hacer alusién al tema de los aranceles. El Cabildo de San Gil no tenia mucha claridad sobre este asunco, En pleitos revisados, sélo en un par de ocasiones encontramos el registro de las costas. La falea de conocimiento se sustenta si se tiene en cuenta que, en 1766, el tasador y eparcidor general de la Audiencia realizé un informe, a peti cién del Cabildo de la villa de San Gil, sobre los aranceles que debian cobras los juecescartularios —es deci, los que actuaban con testigos a falta de escribano— y os regidores cuando se les designara en comisién para diligencias. Eck en costumbre, que estos jueces con nombre de cacti Jarios, porque aenian con testigos, y no con escribano por catecerse de dl en el gar donde se acta, hayan de percibie Jos mismo emolumentos que se previenen por arancel, s¢ les paguen a los receptores y escribanos: Y 2 los jueces, aque actian con escribano dentro del lugar de su domicitio, sc halla en pedctica, se les satisfagan por la parte a cuyo pedimento se acta, oa la que fuere condenada en costas 272 maravedis, por la firma de cualquiera despacho que se libra, y porla que extienden enteraen los procesos 136 por 7 AGN, Bogotd, Colonia, Empleada publics de Santander tx, 332%, 160 media 68 y porlaeibrica 34= Yien cuantoalossalarios que eben persibr os alealdes ordinaris, coregidores u otros jueces de esta clase, cuando salen de comisionarios se ha acostumbrado y esti en prictica que sila tierra adonde van, ala comisibn fuere fia, leven mil ochenta y ocho mara- vedi, ys eflida mil serecientos teinta y dos: Y si el eal comisionario residiere en el Jugar cdlido, pasando 2 otros ue sean del mismo temperie, no lleve més que los dichos mil ochenta y ocho macavedis por eada un dia de sus sala- rs. ¥ por lo que respectaal punto de los regidores que son [ilegible} por jueces comisionarios; se ordena {ilegible] citado arancel, hayan de percibie [.] cinco pesos de oro de a veinte quilaces por cada un dia de los que impendieren siendo terra cilida y que si fuere fila al de dos pesos de dicho oro." El fiscal recomendaba seguir lo dicho en el informe por el tasados, excepto con lo referido a los regidares. Decla que “sélo se le podri satisfacer del ramo de propios alguna ayuda de costa casada.a su precisa manutencidn y prectsos e indispensables costos’? Al parecer, algunos de tales elementos se aplicaron, pero no puede aficmarse mayor coxa al respecto por la precariedad de la informacién, No obstante, lo que si s¢ puede argumentar es que cada figura procesal —firmas,diligencias, comisiones, pregoncs, entre otras— tenia un costo, lo cual se rasabay se repartia entre quienes hablan participado en la elaboracin del pleto y enllevar a cabo las diligencias ejecutivas. Por ejemplo, en la querella que sostuvo el doceor Joseph Velizquer de Suvillaga en Batichara contra don. Joaquin Gémez™ por deuda de trescientos pesos, se tasaron por parte ddl escribano algunas figuras asi: decreto sencillo a diez maravedies, la 7 AGN, Bogotd, Colonia, puts varan 1%. 1v12¢ (Autos sobre que selibre teal provsién al Cabildo dea vila de San Gil con inser del eal arancel para {que se observe en aquellajussdiein por los jueces.esribanos y demas ministos deel, 1766), > AGN, Bogori, Colonia, Jmpuets nares, 1%, 6 13x > pease, Alaldia de Sen Gil caja 004, an 058, 1-16 (Plc del doctor don ‘Joseph Vlinquez de Swilag contra don Joaquin Gémex por 300 pesos, 1772), DISTRIBUIN JUSTICIA EN BENEFIEIO DE AQUELLOS LEALES VASALLOS. dliligencia a sesenta, autos interlocurotios a sesenca, pregones a trcinta y siete, entre mas cosas, codo lo cual sumaba 6102 maravedies, que el ‘scribano contabilizé en veintidds pesos y tres y medio reales.” Se agre- garon ocho pesos y dos reales por “la asesoria del chasqui, y parce de correo’, En total sumaron treinta pesos y cinco y medio reales.”* Consideraciones finales ‘Ahora bien, todos los cargos tratados se articularon en la adminis- craci6n de justicia. En especial el escribano, el alguacil mayor, el alcalde provincial y los alcaldes de la Santa Hermandad estaban obligados a realizar las diligencias judiciales que mandase el alcalde ordinario. Sin ‘embargo, como se vio en un par de circunstancias descritas yanalizadas, las condiciones demogrificas y espaciales llevaron hacia un aumento de los alcaldes partidarios y a una distribucién de otros cargos en dos centros administrativos. También es interesante observar que, a pesar de la carencia de documentacién que compruebe la aprobacién y la {implementacién del cambio de faculeades jurisdiccionales al alguacil mayor yal alcalde partidario de Barichara se presenté la existencia de requerimientos de un aumento de ofciales para sustencat las necesi- ades de la aplicacion de la administracign judicial, En tal sentido, los oficiales no solicicaron tn aumento de cargos sino la ampliacién de facultades judiciales para algunos de ellos. Por supuesto que tales solicitudes pudieron darse como “excusas” para la satisfaccién de intereses personales, como nos lo da a entender el caso de las décimas del alguacil. Pero lo que ademés muestran esas peticiones es un conjunto de creencias sobre las facultades judiciales, ‘que no apelaban en sus argumentaciones alas leyes sino a nociones rela- ionadas con el buen orden ylas necesidades locales. Lo que sebuscaba, 2% Sehactan las cuenta de cada peso de ocho reales 272 maravedics, % noms, Alcldia de San Gi. x2 004, AGM, 058, 15-160, Otco ejemplo lo tenemos en aca, Alda de San Gi, Caja 004, AG 0714. 1-0 (Plio del dona Mara de los Reyes contsPoicapo Sel y Salvadora Gonzles de Tenorio, smatido y mujer, por una deuda de 28 pesos y 4 reales que le debian del arrenda- toieno de una ere 1771) En ese dio pleit se wsaron, ence ost dligen- eas de avalos, fmasensera, medias frras yuna esercua de depésite E peso también se tasé en 272 matavedies, 161 162 ‘en parte, etal solucién de los problemas mas cercanos con lo que habia A disposicin, Era la necesidad de extender fa justicia a los vasallos, en luna variedad de sitios yen wna multiplicidad de situaciones que reque- sian ser suplidas.” ‘Ademés,selogra pereibir un afin por “distribuir” lajusticia por parce de las autoridades. Ello, por una parte, ¢s reflejado por las peticiones James Lockharey Stare Schwart, Américe Latina on la Edad Moderna: una Wisteria de la Ambica espaola y ef Brasil coloniales (Madrid: Akal, 1992), 116-117, 169-170. = * Gusavo Arboleda, Hitoriade Call « my it (Cal: Universidad del Vile, 1956). Alonso Valencia, “Encomiendasy estancias eral Valle def Cauca siglo x01, En: Indio, encomenderory empresarios ene Vale del Cauca, comp. Alonso Valencia a1 72 en cuenta que lo indigena en el periodo colonial en la regi6n es una construccién dentro de lo hispnico, sobre todo en el siglo xvii. Este trabajo pretende hacer los andlisis pertinentes en el marco de esta carac- terizaci6n, para dar nuevas visiones sobre fenémenos que se consideran yyaresueltos, como el mestizae y su capacidad de sobrepasar lo indigena. Génesis de los pueblos de la jurisdiccién ara entrar en materia es necesario hacer una pequeiia resefta sobre los pueblos de indios en los siglos anteriores. Los grupos que encon- traron los espafioles fueron denominados en las crénicas y demas documentos aguales 0 guaales, jamundies, timbas lilies, gorrones, bugas, ijaos, chances, los cuales, segin la arqucologia, se pueden agrupar en el perlodo arqueoldgico llamado sardio 11 y las culturas Sonso tardio, Pichindé, Quebrada seca, Tinajas y Buga.” Dichos grupos fueron articu- lados « las necesidades de los encomenderos y de la naciente “sociedad colonial’ fo cual significé el traslado de ellos 2 las estancias y a otros espacios, y también marcé el inicio de su desmembracién como etnias (Cali Gerencia Culeural dela Gobernaciba del Ville del Cauca, 1996), 43-89: Hccor Cuevas, La repiblice de indi Jacques Apel Gaise. Apunts sobre la fundacin de Talud (Talud Uceva, 1985); Nubia Bejarano, “Yambo: un pueblo de indios en fa Colonia” (esis: Licencaturaen Historia, Universidad del Valle, 1980); Clara Inés Camacho, “Algunosaspectos sobre laulizacin dela mano de cobra indigena, Cali sigs xvi-xvit” (tess de Licenclacura en Historia, Univer- sida del Valle, 1983): Gustavo Espinosa Jaramillo, Valle del Canca:pobladoresy furdadore. Ciudad, puebla.yaldes (Cali; Universidad Santiago de Cali,2005); Lis Albereo Londo, Venb, de reepuerd indigene a cpital industrial del Valle ‘el Cauca (Calls GerenciaPaa el Desarrollo Cultural Goberacin del Valle det Caves, 1996); Silvia Palla Alamirano, comp. La encomienda en Popayin rs arudes Sevilla: Escuela de Estudios Hispanoamesianos, 1977). © Hermann Teimborn, Serie y barbare en el Vale del Cauce (Popayin: Univer- sidad del Cauca-Universidad det Valle, 2005), 86, Carlos Azmando Rodeguez, Tras las hulls del hombre prebirpinicoy su clara en d Valle del Cauca (Cali: Inciva, Fandacibn Hispanoamescana de Cali, Emba- jada de Espataen Colombia. 1992). diferenciadas¥ La formacién de los pueblos de indios en la regidn nace de esos traslados y de la legada de numerosa poblacién yanacona y de indios de otros lagares, lo que dio como resultado una heeerogeneidad énicaen la poblacién y de poca cohesién grupal? ‘Como resultado del proceso arribadescrito y del mestiaje,los pueblos deindios poco poco menguaron en cancidad yen nimerode habitances. ‘De 32 poblados registrados entre 1600 y 1650, sdlo se encuentran once a finales de la década de 1680, de elosen 1720 subsisian site. La poca auronomia delosindios para defender sus ticrras laampliacién dela gran propiedad, el mestizae y la vacancia (desocupaciSn) de las terras fueron Jas principales causas del fin de muchos pueblos. La tabla 6,1 muestrala poblacién tributaria d> ' jursdiccién, cuyos mimeros pueden dar una idea de la cantidad de habirantes adscritos a la coralidad de pueblos: Amo | as36 | 1582 | 1559) asx | seas | ters | avon Peblecén. | 50.000 | 10.000 | 3535 ae 20002700} 400 | ive | 130 Tabla 61, Poblacién eciburaia en Cali, 1536-170f (hombres ence diecsts y cincuenea aos) Fuentes: Héctor Cuevas, Repiblca de indios en Cal: siglo x71 19; Repiblice de Indias, siglo, 97. Kathleen Romoli,‘Nomencaruray poblacin indigena dea antiga jurisdiccdn de Cali a mediados del siglo xv1 en Reviste Colombiana de dntropologta xv (1974) 372-382; Alonso Valencia, “Encomiendas y estancas’ 43-90 * Héctor Cuevas, La replica deindio; Guseao Espinosa, Vale del Cac: pol ores fundadores:iudades, pueblo yaldes (Cali: Universidad Suotiago de Cal, 2005); 281-285; Alonso Valencia, “Evolucin de los pueblos de Indios del Valle del Canes’, 99-122. "Héctor Cuevas Reptilia de indios, 72 y Héctor Cuevas, “Repibitca de indios en (Cal siglo van” (cess de Maestra en Historia, Universidad del Valle, 2010), 9. 173 174 ‘Aceste panorama se le deben sumar las deserciones de los poblados como fruto de una movilidad geogrifica nacida de la rupeura de las barceras érnicas entre los indios, especialmente en el sur de la juris- diccion. Esea movilidad también tenia su equivalence en la fexibilidad dela adscripcién al estamento, debido a que muchos indios se conside- raban mestizos, especialmente en las cuestiones tebbutarias. Los pueblos de indios en Cali en el siglo xvitt ‘Los pucblos que subsistieron hasta el siglo xvmit se carscterizaron por una de dos sicuaciones concretas: la primera, que se ubicaban cerca de Cali y de sus autoridades, formando colectivos mediante la iden- tidad generada por la adseripcién a un estamento diferenciado: y la segunda, como en el caso de Roldanillo y Rioftio, por haber surgido de tun grupo étnico en particular, en estos dos casos, del pueblo gorrén del siglo xv1, esto sin excluir a los individuos de otros origenes que se integraron a estas comunidades. Para una mejor ubicacién, se presenta vun mapa (v. figura 6.1) que erata sobre los pueblos que llegaron hasta 1680 aproximadamente. Para los albores de la época de la independencia quedaban en Cali cinco pueblos: San Diego, Arroyohondo, Yumbo, Riofrfo y Roldanillo, La ralentizacién de extincién de poblados —de siete a cinco a lo largo de un siglo— es un proceso interesante, cuya respuesta estaria en las inémicas asociadas alas “tierras de indios”" juneo con la inerioriza- cidn de las obligaciones y pterrogativas de su estamento, que gencrarfan, pricticas sociales, econémicas, culturales y politicas en respuesta a la necesidad de la conservacién de las tirras por parte de las comni- dades que las usufructuaban, asi como la proteccién legal individual y colectiva por parte del Eseado. Por lo tanto se desdibuja un tanto el ‘ardcter de comunidad “impuesta’ siendo el rastreo de dichas pricticas uno de los objetivos de este articulo, En la documentacién contuleads lo que se denomins reiguando en elaltiplano scundiboyacense en Cali eran sieras de indie. Para el Caribe ocustié lo mismo, Lola Luna, Resguardos colonials de Santa Marca y Cartagena y reitencia ind! gona (Santa Fe de Bogoes: Banco Populat, 1993), 22; Matta Herrera, “Los ppucblos que no erin pueblos; Anuario de Hitoria Social de Ls Fvonterat aims, 2,374 (1998): 13-4. B Socorro 6 Figura 6.1. Ubicacién aproximads de los pucblos de indios exstenees en Cali (680-1820) sein as ueneesconsaltadas Nota: se incluyen Cajamarca (de la ciudad de Toro), por ser ancxo eelesistico de Roldanill,y el pucblo de Tul (de a ciadad ce Bugn), que quiso ser wasladado en 1803 a Riofro. Fuente: Elaboracign propia. 176 ENTAEELPODER.EL CAMBIO YEL ORDEN SOCLAL EN LA NUEVA GRANADA COLONIAL i ‘Los individuos, familias y comunidades lamados indiosen la region durante el siglo xvmtr ya habfan interiorizado las pricticas, imaginarios. y ls representaciones sociales y culeurales que identifcaban a su esta- ‘mento, que fue una conscruccién colonial sin ninguna continuidad prchispénica, Se habjan organizado bajo las precrogativas y obliga- ciones propias de su condicién, sin que ello significara una dicotomia encre lo espafioly lo indio, al estar imbricados dentco del contexto de una sociedad colonial. Una caracteristica del espacio Fsico de los poblados era que no tenian forma de damero, como en otras segiones del viereinato.!* La falta de desarrollo del modelo del damero puede tener vasias explica- ciones: el que los nicleos de poblacién indigena en los siglos xv1 y xvit tuvieran el carécter dealojemiento de mano de obra paralos estancieros, que éstos por costos no aplicaran ese modelo urbano, o que la hetero- gencidad émnica de los indios les impidiera organizarse colectivamence para adoptar la cuadricula. Sin embargo, es mas convincente que el modelo cuadiculado fuera inapropiado para la economia campesina y agricola, al ser concenerado y aleja las parcelas del sitio destinado para la residencia. El modelo cuadriculado es esencialmente comercial y arte- sana, y porlo tanto tiende ala concentracién urbana y representa una dificulead para los habitantes de los pueblos que generalmence tenfan sus rozas desperdigadas." El hecho de que la arresan{a no estuviera muy desarrollada en la jurisdiecién de Caliy que el comercio en los pueblos de indios, excepto en Roldanillo, no fuera cuantioso daria una explica- ign mis coherente que la hipétesis altemativa de que los indios siguieron "Archivo Cenerl det Cauca (ace) legaje 3951, £2: legnjos $107 y 3627. Archivo General de la Nacién (46n), Bogotd, Colonia, Pblecones Cauc, lego. 1, £ 859 (1803). Respecto a otras regiones, Marta Hletteta, ordenar para controlar: ‘ordenamionto pacha y contra politica en las Mamnes del Caribe y en los Andes teninales neogranadines sgl xvut(Sanca Fe de Bogocd: Academia Colombiana de Histoeia-1cAntt, 2002). Armando Matinee Garnes, Elrgimen del reiguerde en Santander (Bucaramanga: Gobernacién de Sanne 1993), Bn 1760 durante una pelea de ls inios de Yumbo contra su cua, piden mucve dias de plazo pra tecoger testimonios,wlizando la excusa de ear ocupados a sus cultves. Aon, Colonia, Archivo Histérico de la Arquidicesis de Popayda (asian) legao 4976.6 17 con sus concepciones espaciales y por ello tendieron a la dispersién, debido a que los grupos étnicos de la region pocas décadas después de la llegada de los espafioles fueron eliminados como colectvidades. Los que sobrevivieron a esa situacién, junto con los migrantes yanaconas, se acomodaron directamente a la espacialidad dela estancia, alrededor de tuna caplla sin un orden particular. A pesar de todo, se puede afirmar que se adopré de una manera u otra la simbologia del orden colonia, pero sin el damero, al no faltarla iglesia ni la plaza en cada niicleo de poblacin. En un litigio de tierras con el pueblo de Yumbo, un estanciero describié el hecho de la exis- tencia de una capilla con un cura como justificacién de la existencia de uuna comunidad con tierras: (a) de que hubiese habido cuca con su casa, iglesia y algunos indios vivlendo alli [en a parte norve de Yabo} exxo no prueba set pueblo [..] en este caso es natucal, que ya por cazén de servic a cuza o pot estar junto a él, hhubiesen hecho alguna casa los indios quedndose alli: y de haber viendo la vulgaridad de nombrae la fundacibn, pues e adelantamiento a vor difundiéndose en el vulgo para ‘pretender més derecho del que tienen (J, pueblo seentiende tuna poblacién con titulo legitimo para que se denomine, noun error del val La iglesia, segtin el ejemplo anterior, justificaba la existencia de un pueblo de indios y lo mismo se podria aplicar a un poblado de libres. Eracl reference comunitario por excelencia, el espicio saero de identidad local y la depositaria del esfuerzo comunitario en su construc- cin, ornamentacién y reparacién;'* incluso era el espacio del espiritu ™ “ipa de Yabo de 1770 de la Notarte Ide Yembo", Anexo de less de Nubia Bejaano, Yurbor un pueblo de indies. 190-191. En concordancia con lo ante- for en México central, lo qu ea un conjuneo de ranchitos para el erateniente «xan pueblo para los indios. Chale Gibson, Lar antes bj el domini ppl” (1519-1810) (México: Siglo XXI, 1967), 305.306. "Nancy Fats, La sociedad maya bajo dominio colonial: la emprec oles de Le apervivencia (Madd: Alianaa Editoil, 1992), $06; Marea Hecera, Ordena 7 178 Ss corporativo que tenian los miembros ticos de la localidad, de rivalidades hhumanas y de sociabilidades agrupadas en torno a la advocacién de algunos santos." El ritmo del tiempo era matcado por el toque de las campanas, desde los llamados para actividades cotidianas como la ‘isa, el pago de tributos y as estas, hasta los lamados de emergencia 1 demas sucesos extraordinarios.”” Los habitantes de los pueblos de indios Tras siglos de interaccién, los indigenas habian dejado las identi- dades étnicas difecenciadas para darle paso alo estamental y local, ris propio de la sociedad hispdnica colonial, Ejemplo de ello fue la ‘elacién de las comunidades con la ticeray el éemplo local, ast como su identificaciin como indios de tun pueblo concreto en los docu- mentos consultados. La identidad que construyeron se sustenté en una tradicién de ocupacién legal de un espacio como miembros de un estamento, en lugar de mostrarse como una continuidad con las com- nnidades prehispanicas. Eseaeradicién era una reinterpretacién de los esquemas dados por los europeos. Un ejemplo de esta interiorizaciin sa defensa de las ticrtas de indios, que comenté bajo la tutela de los encomenderos, luego se desarroll5 con los procectores de naturales, el cottegidor, los tribunales de justica, y Gnalmente los indios pudieron asumir esea empresa colectiva de forma aurénoma y eficaz. A finales del ‘ara controlar, 196. En 1787 les indios de Roldanillo no partciparon del epa- ‘cin dela igleia local, entre ocos motives, porque no senlan ee espacio como ‘propio al tenet la competenca en esa labor de los demas habieantes del pueblo, ‘que eran en su gran mayoria mestizos. Archivo Hisério de Cali (aHC),signatura 156.100.2361, James Lockhart, Lor nabuas despues de la Conguita: historia rcialy cultural de 4 poblaionindigena del Meco central, gles xveaxvas (México: ECE, 1999), 330-337; Marla Lucia Sotomayor, Cafradias,cacigues y mayordomos: recons- srucién social y representacn politica en los pubes de indo siglo xvas (Santa Fe de Bogord: scan, 2004), 173-175. Macgacita Garido,Remasyrepresentaciome aracone sobre la pata Nero Reino de Granada 1770-1815 Santa Fe de Bogor: Banco de a Replica, 1993), 264; Macca Hettea, Ondenar para controlar, 181-184. AGN, Bogoti, Colona, Atta, legajo 4684, €.4r-S, 8.9, 93 (1752); antan legajo. 375, £51 (1753) 105 PUEBLOS DE INDIOS EN CALs, s16L0 xvIIL siglo acv1tt era comiin que los caciques pudieran ir alos tlbunales sin Ja asesoria de abogados." Enlainvestigacién, se encontraron 33 pleicos ene periodo 1678-1783, on los siguientes resultados: diecinueve (57,57%) favorables a los indios, cinco (15%) fayorables a los cerratenients, seis (18,18%) que se resolvieron con un acuerdo en comin y tres inconclusos (996). La inictativa y el éxito n los confiictos por tierra se observan en la tabla 6.2, a continuacién: Iicitva | fico | taconcluvo | Transsccign | _Perdieron Indios) 24 mmx jir man]? asm)s tasw [2 ase Amoridsdes| 3 $674 [2 eerm |o 0 1am enienes|? sm /3 asm i woes li aaee| 2 ase ‘Tabla 62. Inicativa y ico en los conlicros por tierra cn Cali (1678-1783) Foenter, Tanscripcion del Mapa de Yumbo de 1770 de la Notari I de Yerbo; AAP 4737, $685, 4976, 375; acc, 3627, 3951, $107, 970; ANB, Popaydn, caja 91, earpeta 4: atte. Cabildo,« 17. 248-255, Tribunal Superior de Cal. xj 109, carpets 3, Novaria Primera, exsiara 204 de 1880 Noraria Segunda, escrinira 113 de 1909, «4, #235:237. Con una inicitiva del 72% del total de pleitos yun éxito del 70% se reiteran as conclusiones sobre la interiorizacién del aparato legal. Ast los indigenas hicieron més lenta la apropiacin de la tierra por parte de los hacendados, obteniendo numerosas victorias legales que “* “Transerpcn del Mapa de Yambo de 1770 dela Noted Ide Yamba. ac, Bogot Colonis, aiae, legos 4737, 4584, 4976 y 375. acc, legajos3627,3951, 5107, 970, ase (Archivo Nacional del Ecuador), Popayin, esa 91, cacpera 4. AKC, Cabildo,t17, € 248-255. atc xa 109, carpeta 3. Nota Primera esciara 204 de 1880. Nocaca Segunda escrtura 113 de 1909, "* Necdocumentacin citadaen el anterior pie de pigina, 179 80 [NTRE HL PODER, EL-CAMCBIOY EL ORDEN SOCIAL EN LA NUEVA GRANADA COLOMEAL reforzaban Ia institucionalidad de la monarquia.® También asumieron fas obligaciones y los derechos estamentales pata construirse como comunidades. Los vinculos érnicos dieron paso alos vinculos estamen- tales y certicoriales, especialmente en la relacidn que tenian con fa tierra y la proteccién legal diferenciada como privilegios de su condicién. Se articularon en torno de este medio de produccién y lo defendieron dentro de los esquemas egaleseilegales que oftecfa la sociedad colonial en la regién: en los estrados, con redes clientelares y con violencia, sin nunca querer destruir ni criticar la sociedad y el Estado colonial. De hecho, aprovecharon los conceptos ¢ imagenes de dicha sociedad para acomodarlosa sus intereses,yasisabotear la explotacin y expropiacién de su trabajo y recursos, que ya no cran importantes en el periodo de estudio de este trabajo, Los indios aproyecharon y dieron un nuevo significado a la defii- «ibn juridica desu estamenco parael bienestar individual y grupal, tanto gue desvincularon el elemento tributario en sus reclamos e hicieron énfasis en lo colectivo, al mencionar de continuo que sus mujeres ¢ hijos estarian desamparados. También hacian hincapié en la catidad cristiana que debian tener los poderosos y en a tradici6n de ocupar un espacio como indios, ademas de cumplir con las obligaciones rligiosss. Eleributo en Cali durante el sigloxv1rt fue problemético tanto para los indios como para las autoridades coloniales,debido a la poca dispo- sicién para el pago, especialmente ante corregidores de poco agrado pparalos indios. Para todo el perfodo estuvo tasado en siete patacones para {os indios“riollos’y seis para los yanaconas (denominacion para cualquier indo cuyos origenes estuvieran por fuera de la jutisdicei6n). Durante la primera mitad del siglo hibo un aumento en el recaudo, por la legada de orasteros a todos los pueblos, asf como una mayor disponibilidad para pagarlos, hecho que se mide en los grandes pagos de tributos atra- sados en pueblos como San Diego y Roldanll, donde hubo afos en los que se recogicron el 130%, 154% y 230% del estimado de esa obligacin. * Compécese en un entomno diferente esta conelusi6n con la de Sern, donde los Indios retrocedian e tierra pero lograban debit l sistema labora, gracias a las apelaioneslegales. Steve Sern, Les pucblosindigenat del Per ye decaf dela conguista expaiola (Madrid: Alianza América, 1986), 185-218. Para la segunda mitad, parece que se hubiera deteriorado La voluntad individual y coleciva de pago, a pesar de una mayor divesificacién de actividades econémicas.! Una parte de la desvinculacién del triburo como justificador de reclamos colectivos, sobre odo a partir dela segunda mitad de! siglo xv, se debié a que ésce era un elemento disgregador de las comunidades, cn la medida en que involugraba a los indios en actividades por fuera de su pueblo para recoger dinero y, Finalmente la distancia geogréfica minaria la adscripcin originaria hacia un pueblo, Otro motivo de ‘mayor envergadura es la ruprura del pacto tributatio,® ya que los indios continuamente perdian tierra ante los hacendados y estancieros, a pesar de sus victorias legales. La inseguridad de la continuidad en el usufacto ‘olectivo de la tierra yk falta de proceccin legal hicieron que la tecoleecién de tributos en los pueblos fuera cada vez mis un asunto problemé- tico, tanto "que incluso los alcaldes ordinatios acaban pagindolos’?> Incluso, en los reclamos a partic de la segunda mitad del siglo xvuir supieron transformar la relacién de tributo a cambio de tierra, por el reclamo hacia un monarca protector de unas comunidades desvaidas, que no implicaba mucho el elemenco monetatio, Esto ocuctié al lesio. narse el pacto tiburario, posiblemente con la desaparicién del pueblo de Ambichintes a finales de la década de 1740 y otros motivos, como la arremetida de la gran propiedad. La transformacién del pacto tribu- tario nunca eliminé los lazos de proteccién legal entre la Corona y los Indios, sino que eraté de reforzatlos. 2 Hector Cuevas Replica de indi, sila rt, 162-176, ® Buenahora Durin anota el misma fenémeno de supeura en su estudio sobee los indios del macizo colombiano, aunque, por a exteasién de a abajo, no della los motivo de ell, Gonzalo Buenabora Dusin, “Los pucblos de indios del ‘macizo colombiano durance el periods colonial, en Memtrias del Primer Semi- nari Internacional de Emnobicoria del note del Ecutdor yor de Clombia ed, (Geido Bacomay Francisco Zuluaga (Cali: Faculead de Hamanidader-Univeridad el Ville, 1995), 234.235, es ® Afizm exo el gobernadoe Becatia de los indios de todo el valle geogsfico del so Cauca en 1788, AGN, Bogots, Colonia, Vistas Cauca &\. 824 Deudis de loacomregidores por concept deeibutos atrasados se pueden ve én AC esos 988, 2885, 4111, 4133, 4136, 4138, 4141, 4142, 4147 y 4280 181 82 Los indigenas supieron los limites y posibilidades en la interaccién centre ellos y con otros estamentos sociales, dentro de los esquemas y discursos que los articulaban. La Aexibilidad que offecian dichas telaciones y adscripciones daban pie a fenémenos como la movilidad ‘spacial y asus continuas migraciones en el espacio regional, con prefe- rencia al pueblo de Yambo, que se consolidé a finales del periodo colo- nial como un nticleo que atrajo a individuos y familias de los poblados vecinos, debido ala cantidad de poblacién india yasu cohesién, lo que aseguraba la integridad de sus sierras y el acceso « ellas. Los indios se jpodian mover entre los distintos pueblos aprovechando su pertenencia estamental, a pesar de la oposici6n de los curas y de los consecuentes conflictos. El caso del homicidio de Agustin Sinchez, indio de Yana- conas, por Manuel Rodriguez Narviex. (doctrinero de Yumbo) en 1752, puede iluserar la movilidad territorial de los indigenas en Cali. Lamadre del mucrto era Petrona Dromba, cuyo apellido era de los caci- «ques de Roldanillo, El occiso nacié en Yanaconas y murié en Yambo en casa de su hermano Leonardo, quien aproveché todos sus nexos‘con los yumbetos para inculpar al cura* Ouro ejemplo puede ser la movi- lizacién de gentes de Roldanillo a Cajamarca en 1778 para inflar as cifras de poblacién, ante las diligencias que se hicieron para extinguir ese pueblo Mediante la difecenciacién juridica los indios se acomodaron en la medida de sus posibilidades en una sociedad jerarquizada desde lo racial, econdmico, juridico, religioso y moral, a pesar de las continuas deerotas calectivas en cuanto al usuffucto de su condicién como indi- viduos dentro de Io estamental, Algunos prosperaron, prueba de ello fae su ascenso politico local y los testamentos que dejaron. Incluso se mestizaban y salfan de su categorla de indios para explorar mejor las posibilidades socioeconémicas abiertas desde otras condiciones socio- rraciales, Los que se quedacon como indigenas tuvieron que vivir enere dos fuereas tensionantes: el acceso a tierras y el goce de exenciones fiscales, al lado de estar en una condicién sociorracial considecada 4 Aon, Bogosd, Colonia, ans, legajo 4684, ® AGN, Bogoti, Colonia, Tribus, rollo 22 ff 652-680. infetios, que generaba pricticas de discriminacién social Ast, los indios se encontraban entre la cohesién y la desunién comunitaria, entre las perspectivasindividualesylocolectivo estamental, en un medio abierto ala movilidad territorial desde la categoria social indio. La moyilidad espacial también tenia su correspondiente en la accesibilidad a los cargos pablicos locales, al difuminarse en todos los pueblos las dinastias de caciques y la herencia como factores de legit- imidad de poder. En la segunda mitad det siglo xvutt se dio paso a la riqueza, al prestigio social y al conocimiento legal como vias de acceso a los cargos de gobernadores, acaldes y mandones de cada una de las localidades, quienes, con estos titulos, se velan menos comprometidos aque los caciques para responder por indios fugados y por los que no pagaban el eibuto, La movilidad social operé dentro de los esquemas hispénicos de clientelismo, patriarcalismo, tradicién y posicién dentro dela jerarquia sociorcacial, La identificacin sociorracial tambien fue flexible de acuerdo con Ja conyenicneia,y esto fue visible en los padrones de poblacién y en los estrados judiciales, Hijos de mestizos con indios podian ser indios 0 mestizos © montafieses” segiin el contexto y la necesidad, especifica- mente el acceso ala tierra y el sostenimiento de la “replica de indi ‘También exiscia una poblacién mezelada que se emparentaba con los indios de todos los pueblos pata usuftuctuar las terras y, de hecho, lograba el reconacimicnto para que la proleresoltante fuera considerada ™ Vinginia Gusiérer de Pineda y Roberto Pineda, Mucqenacion y cultura en la Colombia colonial, 1750-1810 (Santa Fe de Bogots: Universidad de los Andes Colcienciss, 1995), ¢ 1. 280-289. Guido Barona, “Una mirada problemitica en torno a la emnohistoriaen Colombia’, en Guido Barona y Francisco Zuluage {eciores), Memoria: del Primer Seminario Inernacional de Etnohisoria del norte del Ecuador y el ser de Colombia, es. Guido Barona y Francisco Zaluaga (Calis Facolad de Humanidades Universidad del Vill, 1995),72,73. Montafs es una categorta nica de la Gobernacin de Popayén. Segin Virginia, Gutierez de Pineda y Roberto Pineda, ran blancos de pocos recursos econé: snicos y con algin grado de mestizaje, pero creemos aqui que eran mestizos con. algunos recursos o independencia econémics, y pot lo tanto conservaban esa Identidad sociorracial dif Laopinidn delos dosautoces citadosse puede avalac paca cl siglo xvu, pero enel xvi yael concepto habia-cambiado, Virginia ‘Gutérrex de Pineda y Roberto Pineda, Mivcegenacin cular 1, W-L12. 183 184 [NTRE #1 PODER, tL CAMBIO YEL ORDEN SOCIAL EN LA NUEVA GRANADA COLONIAL india, especialmente en la mezcla montafieses-indios.* Con todas las ‘medidas anteriores se lograba dar la apariencia de que los pueblos més pequefios, como Arroyohondo, San Diego y Ambichintes, estuvieran ocupados, al fuera con un minimo de gente.” De hecho, el mestizgje fue una via de movilidad sociorracial bajo la iniciativa individual y familia como lo hicieron ls linajes de caciques de varios pueblos para ascender en la escala social y econémica; fue también una via para solu- clonar la escasea del mercado matrimonial entre iguales para engendrar indios. Como un ejemplode lo anterior, en 1782, José Pérez y Lili, indio de Yabo, ordené escribiren su testamento sobre e tributo que pags: Ha sido por gusto mfo, no porque en realidad haya sido indio, porque aunque mi madre fue india [.] y mi padre hombre blanco, de los que coméinmente seaman monta- feses. Cayo conocimlento no me ha faltado en saber n0 serindio tributario (..] pero conociendo el amparo que su ajestad hace a sus tributaria, ese ha sido el motivo, asi ppor esto, como por leal vasallo[.]” Eneeste entorno, los mestizos euvieron un papel menos confliciva y de presién a los indios que en otras tegiones, por ejemplo el altiplano cundiboyacense, debido aque fueron més un apoyo que una comperencia cen el acceso a la ticrra, ya que engrosaban las istas de usufructuatios y ayudaban en la economia campesina, Ante las auroridades, especifica- mente ls ecesisticas, los mestizos Fueron un factor ambivalente segin cada caso: podian set los buenos feligreses de una parroquia de libres una influencia nefasta. La indefinicién de los mestizos permeaba su adscripcién a uno w otro sector, en una combinacién de conveniencia individual y colectiva. anc, Cabilde, 32, 177197. © Enel padcén de 1798 en Arcoyohondo parece quesise loge ceistrar los verda- deros habitances del pueblo: der moncafescs, veiatid6s pardos, neve negios Ibe yun exlvo, acompriiados de wes indos “entnelas"enla ocupacién de las titra. ARC, Cabild, 32, 236-2360. % asic, Notarda Senda 12, 66-67. =r ‘Los PuEeLOs DF INDIOS 8N CALE, staco XVII (Otro eleriento de identidad y adscripcién eran los apellidos. Para el pperiodo en cuestin, se puede afirmar que entre los espatioles no habia uunanimidad en cuanto 2 si se debia llevar en primer lugar el apellido paterno 0 iaterno, puesto que algunos individuos escogian el que ‘mis se acomodara a sus interses y pretensiones de abolengo, aunque la tendencia general era llevar primero el apelativo paterno. Respecto 4 Jos indios de Cali, se puede decir que ya habfan asimilado el sistema espafol de patronimicos con todas sus caracteristicas generales, aunque para finales del siglo xcvir Omar Obando apunta que en la familia de gobernadores de San Diego los varones tenian en primer lugar el apellido paterno Supia y las mujeres el marerno Quintero?" La continuidad en ciertos apellidos es notable respecto a los que recopilé Romoli para mediados del siglo xv1™ y superallas expectativas {que genera la discontinuidad de los indios coloniales con los prehispé- nicos. Los Ajo, Ambimbe, Bala, Bolo, Bomba, Endegua, Imba, Lile, Piquimbo, Pile, Quindacui, Yamba ¢ Icambo, con todas sus variantes decescricura, etn presences en toda la documentacién hasta finales del siglo vin. La trayectoria de algunos de ellos también es iustrativa de los corridos de la poblacién en términos administrativos y de adscripcién territorial. Los apelidos Ajo y Pile, que en el siglo xvtty la primera rmitad del xvitt eran considerados casi exclusivos de Arroyahondo, en lavisita de 1552 estaban dispersos por toda el area, especialmente en los poblados y cacicazgos de la zona montafiosa al noroccidente de Cali ‘Otro tanto pasa con los Liles que, de los pueblos y cacicazgos del valle del rho Bitaco (vertiente occidental), se concentran en Yumbo y ocasio- nalmente en San Diego, ambos en la parte plana. Lo mismo ocurrié con algunos ropénimos dela ciudad, como Ambichintes y Lile, que se mudaron de la vertiente montafiosa.ala tierra plana del Cauca. La voluntad de tener 0 no un apellido también lleva al punto de como se sostuvieron éstos, ya que es posible que se guardara la memoria, de algunos como nativos de la regién y que ciertos forasteros se Omar Obando, Hitoria del municipio de La Cumbre, 1537-2004, Panas Pueblo de Indios (Cali: 2008), 122-123, 458. % Kathleen Romoli, ‘Nomenclador de los indios eibucarios del dstto de Cali: seg la viscade 1552", 384-455. 185 186 {NTRS UL CODER, EL CAMBIO ¥ £1 ORDEN SOCIAL EX LA NUEVA GRANADA COLONIAL cambiaran el propio paraaseguratse cl acceso alas tietras, Debe anotarse que para los sectores populares era més ficil cambiarse de nombres y apellidos que pars los miembros de las lites, y por ello algunas veces revivian apellidos extintos como, por ejemplo, los caciques Bilbia de Rioftio, que desapacecieron de los conteos en las décadas de 1750-1790 yvolvieron a encontrarse en 1800." Para presentar més cémodamente los datos, se organiz6 la siguiente tabla (63) con es categorias y sus respectivos porcencajes en los conteos de indios: apellidos espafioles (z), apellidas no expatioles ni con lazos prehispinicos pero atribuibles a los indios (at), rales como los que designan oficios (Sastre, Sombrerero), nombres compuestos que acabaron siendo apellidos (Vicente, Paulino), origenes (Chileno, Popayin, Anserma) o cualidades fisicas (Breve, Chiquito),entre otsos, como Tronera, Fraile 0 Quebrada; y la categoria de apellidos indios pprchispinicos (1). 1708 140 nssisé | 97800 pubic} sf fafefals fe fels fe] a] o | Yano | 20a] 0. [aa fais} 0 faed |702 | 1s [ans | 74} 56 | as Anoyphondo | 218] <2 |i} | 0 [70 wlole SanDig> | 395] 62 |4a |os) 73 |p |r| a2 [rs |—| — | - ‘Tabla 63. Cambios de apelidos ent los indios de algunos pueblos de Cali (porcenajs) Fuentes: ACC, Sign, 2543, 3877, 4889, a1, Cabild,¢ 32.6 192-195, 197-197 Se puede observar el progresive cambio de los apellidos de raigambre prehispanica (y los atribuibles a indigenas) 2 espafoles. £3 En 1746 aparece Antonio Bilbia en Yanaconat. acc, 208 PUEBLOS DE INDIOS EN CALI, siGLo.xvITE En Arroyohondo la tendencia general es la misma pero la velocidad es amis lenta en comparacién con los otros pueblos, posiblemente por cl interés de los indios en mantener los apellidos y, de paso, el acceso ala tierra y alas prerrogativas estamencales. En San Diego, pueblo dde migeantes (denominados yanaconas), era mis ficil encontrar indios que se cambiaran de apellidos para esconder sus origenes. Sabiendo que la distincién entre ctiollos y forasteros era mis permeable que en otras regiones, la diferenciaci6n social cortia a cargo de Ia riqueza individual y el acceso a cargos publicos dentco de cada pueblo, lo que atravesaba las relaciones de parentesco, amistad y compa- deazgo. Socialmente habia un nucleo y una periferia dentro de cada comunidad, las cuales no tenian unas bases firmes en fo heredicario y tradicional, al desenvolverse estos colectivos con los esquemas de movilidad social de la colonia tardia, que tenian en cuenta el dinero y lo estamental, mas no tanto lo éenico. Esto tiltimo si determin6 a los miembros de las dltes de las comunidades en las éreas cencrales 0 cde amplia presencia indigena de la monarquia hispénica, a pesar de la simplificacién y pauperizacién de las categorias sociales indigenas que hhubo durante e periodo colonial. Utilizando un concepto de Nancy Fartss, el centro fj de las comu- snidades lo componian las dices locales, ls familias con hijos adultos yeen general, la gente que no tendia a migrar al esta bien establecida econémicamente y no estar presionada tanto por e! ributo2® Pero en Cali el pacto tributario era débil y por lo tanto este elemento debe ‘star bien matizado, sobre todo desde la segunda mirad del siglo xvii. Hablando de los miembros de las élices, como ya se habia descrico con anterioridad, participaban de ellas los indios ricos, Al lado de fos recursos econémicos, ya veces més all, estaba la familiatidad en el conocimiento del aparato legal expatol para representar intereses individuales y colectivos frente a elemencos ajenos alas comunidades, % Por ejemplo, el nicleo Bjo de las comunidades yucatecas desritas pot Nancy Farvss, La sriedad maya, especialmente las piginas 348.353 y el capitulo 8. Karen Spalding, De indio a campesino: Cambios en la exractura social del Per colonial (Lima: lnsirto de Estudios Peruanos, 1974), 61-87, James Lockhart, Los nabuat, 168-173. Chattes Gibson, Los antects 85. % ‘Nancy Fuss, La wciedad maya, 48.353 y todo el capleuo & (357-398). 187 188 Este conocimiento podia transmitirse de gencracién en generacién y alimentarse con las gestiones de los funcionaios coloniales, pero, gracias al sistema de gobernadores-alcaldes-mandones que reemplazé al eacicazgo, esa posicidn de liderazgo podia estar abierta a cualquier indio india (por ejemplo, Clara Isanoa en Yumbo) que hubiera cons- truido lazos de compadrazgo y clientelas en el interior del pueblo, yen el exterior, y que tuviera experiencia en los recovecos legales y comer ciales que manejaban los spatioles y adinerados de las castas. Los ottos miembros de ese niécleo estable serian las familias indias aquelllevaban generaciones en los pueblos con algunas pequefas propie- dades que les permitieran un sustento aut6nomo yestble, por ejemplo, ‘unas reses, chivos y especialmente cerdos. Ese niicleo también podia ineluir libres de todos colores relacionados politica o parentalmence con los indios que estuvieran bien establecidos en los pueblos, ya que compartian su vida comunitatia y,comose dijo antes, podian murar su adscripcién sociortacial o modificar la de sus hijos de acuerdo con la conveniencia, En todo caso, los indios y sus familiares libres de los pueblos debian estar insertados en redes sociales inteanas que actuaban como gruposde presién y én facciones locales que salfan a flote durante los conflietos con curas y otro tipo de antoridades. Amenazas, borra- cheras, persuasidn y peticiones de Favores eran las armas de la cohesion, interna ance elementos esivos a los intereses de grupo Los miembros de estas redes fueron los que ala larga soscuvieron estos pueblos hasta su extinciéa y, en el caso de Yumbo, los acrecentaron y los hicieron perdurar hasta comienzos del siglo xx, pero bajo oteas condiciones, copands la institucionalidad india con el eabildo indio republican y la insticacionalidad local del Estado, laalealdia, para l acceso ala tierra yy su posterior venta” % aon, Bogots, Colonia, ta legajo 4737 (Yumbo, 1747), lgajo 4684 (Yambo, 1752), legsios 4976 y'375 (Yambo, 1760). Teanseipcisn del Mapa de Yumbo de 1770 dela Notaia I de Yambo, tia2. 4121 y3177 (Roldanillo, 1709-1714). Especifcamence sobre la festa como elemento aglatnador,véase Marta Herrera, (Ordenar para controlar, 227-230. Javies Ramos, “Resguardo indigena y propieded privada en el municipio de ‘Yambo" (cis de lcenciatus en Historia, Universidad del Vale 1999), 9-18. ole Ce eee Laperifera social estaba compuesca por los j6venes que tenian que ubicarse econémicamente y que podian estar mis presionados por el tributo, asi éste no se cobrara juiciosamente. Por esto, la emigracién de “chinos’ y decras de ellos ls “chinas’ era una constante, a pesar de que Ja mayoria de los pueblos tenta porencial demogrifico para sostenet tun nimero de tiburarios estable, Los forasteros que iban de paso, 0 no tenian motivos suficientes para establecerse a largo plazo, también hacian parte de lo marginal, en la medida en que no se insertaban ccbmodamence en la redes clientelares ¢ integradoras locales. Laflexibilidad con la que los indios asumian su estamento también sc extendia a la institucién de los pueblos. Después de la desverebra- cién de los lazos prehispanicos, los indigenas asumieron desde e xvi la institucionalidad hispinica como propia para agruparse colec- tivamente, excepto en la conformacién de cabildos indios. La cantidad dde gente no daba para montar un cuerpo colegiado, porque en muchos «asos los indios eran menos que una docena de familias; ademis no se tiene registro de conformacién de cabildos indios en el Nuevo Reino cde Granada, a excepcin de algunas regiones del Caribe. Para el siglo xvii los indigenas hicieron de los pueblos una institucion viva y itil 4 sus intereses colectivos, incorporando elementos como el arrenda- miento de tierras y el mestizaje en su cotidiano funcionamiento. Esta vitalidad no estaba exenta de conflictos en el interior y el exterior de cada poblado, y por ello se extinguieron algunos, como el de Ambi- chintes, que, a pesar de contar con potencial demogrifico para subsistr (Cinco triburaris, ocho mujeres y nifas, junco a nueve menores y dos reservados del eibuco en 1746);” parece que no contaba con un aiicleo de ppoblaci6n mulata y mestiza que reforzara demogrificamente el poblado, entre otros Factores, como lapresin dela gran propiedad, especialmente Ia pertenecience ala Familias de antiguos encomenderos Econom{a, tributos y triburarios La economia de los indios era campesina y parcialmente moneta- rizada. Cuando acabé la encomienda de particulates a principios del * Lola Luna, Reguardes colonists » acealegajo $111, 189 Sie 190 exTAEEC poDsR, £1 caMatO Y SL ORDEN SOCIAL EN LA NUEVA GRANADA COLONIAL EEGEREREREEEREE LE Figura 62 Conde de ebuttion nla jusiccién de Cal (1679-1797) Fuentes: Numetactones del Acc correspondientesa Cali. Noras: No seromé lcantidad de indiosausents en los conteos. La cancdad de 1797 csigual lade hombres caados que registra el padrdn genetal de Cal del mismo af. “Estado de Caliy sus partidos en 1808", Revita cespedeia 45-46 (1983): 504-505, 105 PUEBLOS DEINDIOS EN CALI, StCLO XVHIT siglo xvii, aumenté su iniciativa individual y auconom(a respecto de ‘otros sectores, por ¢jemplo, con el comercio de ganados y la arvieria, Un indicador importante (y asequible para el historiador) esl tributo, porlo tanto es imprescindible hablar de la eancidad de tributarios, para lo cual se presenta la grifica (v. figura 62) que muescra la progresiva dismninucién en lacantidad de varones que pagaban el rubro, La linea de la grifica y las cancidades son nocablemence descen- dentes y muestran una reduccién a un cuarto de los tiburarios al final del perfodo. El mestizae, las desesciones, la extincién de pueblos de indios y las omisiones son las principales causas de descenso en el niimezo de tributarios, al contrario del siglo xvt, donde las viruclas, saram- piones y gripas junto con la deseeuccién de los grupos indigenas por el sistema de dominacién hispdnica hicieron de las suyas.A diferencia del alriplano cundiboyacense, donde la poblacidn tribucaria crecié de 8864 en 1755 a 10.123 en 1778,” en Cali no pasé lo mismo, a pesar de la extincién del erabajo obligatorio, una mayor resistencia inmunolé- gicaalas enfermedadesy una mayor integracién y adaptacién al sistema sociocconémico imperante. Estas mejores condiciones no se tradu- jeron en un crecimiento de los teibutaris, ni siquiera ante el hecho de aque peligrara ta integridad de las tierca de indios, lo que se justifcaba con la presencia de tributatios, como sf ocurrié en el altiplano y en ortas regiones hispanoamericanas de amplia presencia indigena y cohesién social diferenciada, La cuestién demogrifica indigena en Cali siguié los parimetros de las regiones de transici6n y de froncera respecto a las zonas cenerales del imperio, en rérmninos de Lockhart y Schwartz, donde los indios se mestizaron mas répidamence debido a que la cohe- sin comunitaria estaba disuelta.** Parece que no habia mayor estimulo para ser eributario y el peso de éste en las economias individuales era oneroso. El descenso mis notorio en el ntimero de triburarios ocurre entre 1679 y 1700, en concordancia con la disminucién del nimero de Diana Bonner Vale, Tierra y comunidad: wn problema ireuelte. El caso det stsiplane cundiboyacene (Nuevo Reino de Granads) 1730-1800 (Santa Fe de ‘Bogoti: ICANH-Universidad de los Andes, 2002), 109, “Jmmes Lockhart y Stuart Schwarte, Amériza Latina en la Edad Modern 298-299. 191 192 pueblos de indios en el mismo periodo, que de once bajaa siete. Larelax tiva estabilidad de la cantidad de tributarios entre 1700 y 1760 también se corresponde con el niimero de pueblos, el cual se estabiliza en sete. La cifra de tributarios entre 1760 y 1797 se reduce pricticamente a la mitad, mas no asi la de pueblos, que desciende a cinco, Lo descrito en lilkimo periodo es indicio dea arremetida de la gran propiedad sobre las tierras de indios y de que estos ilkimos mal o bien cespondieron sin a necesidad de justificarse con la cantidad de teiburarios. La poblacién eriburara era una parte del total de los indios, peo la informacién pertinente al conjunto de éstos ¢s mas fragmentaria, Sélo a partir dela década de 1740 se pueden tener censos generales. Prome- diando la cifra para 1746, sin tener en cuenta los ausentes y los residences en el niicleo urbano de Cali, habria unos 461 indios en tos pueblos, mientras que entre 1797 y 1800 estarlan unos 300, lo que darfa una reduccién cercana al 35%. La disminucién de los habitantes indi- genas de los pueblos es menos pronunciada que la de los tsibutatios, que en el mismo periodo pasarian de 105 a 47, reduciéndose al 44.7%, Esto serfa explicable por la presién del tiburo a la poblacién adulta masculina. Los padrones generales de poblacién de 1777 dan como resultado 330 indios sobre un total de 10.990 habitantes (el 3%). En 1793 se registraron 391 indios como parte de un coral de 15.475 habitantes en la jurisdiceién, es decir, un 2,48% del total, La proporcién se mantuvo ‘en 1797, cuando se concaon 407 sobre un total de 16.455 habitances delajurisdiccién (2,479). El sensible aumento en el total dela pobla- cién podria explicarse en el aumento natural dela poblacién india y de las estrategias individuales y colectivas mencionadas para usufructuat la Acc, Signatures. 4111 (Yanaconas y Ambichintes) 4240 (Arroyohondo, 1750), 4138 (Yomboy La Loma, 1746), 3855 (Reldanilloy Riofro 1741). © Lacfta de 1777 se regitraen Anthony McFarlane, Colombia antes de la Indepen- dencia: economia, ceded y politica bao el dominio Borbin (Santa Fede Bogors: Banco dela Repiblica~E1 Ancora Ediores, 1997),530.Lade 1793 se encuentra ‘ntsc, Cabild 29,6 177. La de 1797, “Estado de Cali y us partidos en 18037 Revista Cespedesia, 504-505. condicién de “indio’ entre ella, aumentar el niimezo de ellos sin hacer Jo mismo con lacantidad de eributarios. El peso del eributo sobee las economias individuales y families parece que en la primera mitad del pesiodo eseudiado no fue oneroso, situacién que cambié en la segunda, al incrementarse las deudas por ‘este concepto, a lo que se agregarla el no pago como estrategia institu- cionalizada de resistencia conera las auroridades. El peso del tributo sobre Ja economia individual y familiar es tun asunto dificil de medic por la escasez de fuentes, Se sabe que los indios tuvieron una economia altamente monetatizada, pero no en términos comparables a los actuales, porque ain tenian gran control sobre la produccién de sus alimentos y las obligaciones de las rela- ciones de parentesco matizarian un poco Ia bisqueda de metilico para la subsistenciay las obligaciones tibutarias. También se sabe que los indios aprovechaban los dstintos matices de los diseursos juridicos y de imaginarios sociales que los calificaban de incapaces y miserables, para poner trabas al pago de eributos, Del mismo modo, la tasa de atrasos de! tributo era alta, se conocela reglamentactén de os jornales y conciertos, as{ como el precio de algunos productos comerciales, como el ganado, frutos y las herramieneas. Seria preciso juntar todas «sas variables para aproximarse, con un gran margen de duda, a peso del triburo sobre los indios, individual y familiarmente, ya que no era tun asunto colectivo ni claramente direccionado por las élites como, por jemplo, en Yucatin. ‘Comenzando por la capacidad productiva de los indios, se sabe que eran autosuficientes y que algunos, los ricos, podian generar excedentes dentro dela economia monetaria para acumular algunos cientos de pati- cones, asi como cubri sus obligaciones triburaias Pero el casose complica para los demas, quienes acudian a la crianza extensiva de cerdos para complementar sus recursos. El precio de uno en 1742 era deun patacén y poco mis de tres reales, y en 1809, dos. Un buen niimero de indios de Yumbo declaré cn 1742 no tener mis de diex marranos,y su crianza Nancy Faris, La sociedad maya, 74-78, 193 194 ‘era comin en los demés pueblos. El pago de los siete pacacones anuales involucrarfa enere cinco y tres cerdos, que era el resultado de una 0 dos, ‘camadas de una hembra y de unos ocho meses de espera en los montes de ‘Cauca para su crecimiento, De todas maneras era una inversién fies- {gosa, peco rentable si se podian vender en el Chocé yen el Raposo. Por sisola ls erianza de marranos no teniala capacidad de cubrir el triburo ppara un indio promedio, al competir con otras necesidades rponetatas, asi dsce no fuera efectivamente cobrado todos fos aos. Respecto al ganado mayor, Colmenares mencioné que el precio de las resesascendié alo largo del xvutt de dos y medio patacones, a prin- cipios de sigh, hasta seis, a finales. Lo mismo ocurtié con los eaballos y mulas, que eran més costosos y escasos.“6 Los rebafios de ganados de los indios del comin eran de menor tamafio, no més de diez reses, y posiblemence algunos no tendrian la propiedad de ninguna cabeza. Por Jo tanto, seria mis dificil para ellos cubrir el tributo con los ganados de su familia que con sus cecdos, Los jornales también eran un complemento alos ingresos, pero del pago de ellos no hay sino su reglamentacién, [a cual estipulaba antes de 1742 la retribucién de medio a un real diasios, dependiendo del oficio. Excepruando los dias fetivos y domingos, la cuenta daria por cada mes entre un patacén con cinco reales y tes patacones con dos reales. Después de 1742 subié el pago del jornal a cuatro patacones y medio real mensual. Sobre la efectividad de la aplicaci6n de dicha medida habria que investigae mucho més, porque los extadios sobce los jomales en la regién son précticamente inexistentes. De este modo, tun indio antes de 1742 cendria que ocuparse exclusivamente de tees a cuatro meses y medio para cubrir el tributo, y después de ese mismo aio, algo mends de dos meses, Este cileulo no esta exento de muchas falencias pero se puede comparar con los tres meses que dedujo Fartiss en su estudio sobre Yucatin.!” Cabe recordar que los indios dependian “© axe, Notaria Segunda, escituca 113 de 1909, 251,283, 257; ea 144, erpeta 3:"Exado de Caliy sus paridos en 1808 504-505, Germin Colmenares, Cali: teratenientes minerosy comerciantes, siglo xr (Calis Tecee Mando, 1997) 42-46, Guseao Arboleda, Historia de Cal. 127 snr (Calis Universidad del Vale, 1956). © Nancy Fasiss, La ocedad maya, 86.89, 94-99, poco de un ingreso monetario para su sustento, por vivir en econo- mias campesinas, dentro de las cuales habia un contzol directo sobre la produccién de alimentos para la subsistencia y el intercambio, Sobre los precios de otros productos no se tiene alguna referencia que permita hacer una mejor aproximacién del peso del tributo sobre hs economias individuales y familiares. Este es un campo poco explo- rado por la historiografia regional. Cerdos, reses y jornales eran elementos que podian partcipar en tan mercado y ser cambiados por dinero, y entre muchas necesidades se podia destinar algo para el pago de las obligaciones triburarias, Cada una de estas actividades por si sola no daba para cubric el tributo de sicee patacones para la mayoria de los indios y de seis para los forasteros, pero unidas entre si harfan mis Facible y llevadera esea obligacidn que se cubriria con buena parte de los bienes familiares, lo que convierte 1 tciburo en un elemento oneroso en la economia familiar. Ast, a los indios solicarios y forasteros que no tuvieran una parentela 9 un patrén en quien apoyarse y lograr de esa manera bienes 0 servicios con destino al ributo, les quedaria dificil cubcir tal obligacién. Lo mismo podria decirse de los j6venes que no tuvieran bienes propios,y por ello buscarfan la emigracién de sus pueblos y la consiguiente ausencia de las numeraciones. La desmorivacién colectiva ante el acoso de fa gran propiedad y del mismo Estado también coadyuvaba al panorama del no pago. La resistencia ante algunos funcionatios locales y el cocregidor cambin se veria materializada en la evasion del eributo, Los procesos descritos en este articulo muestran lainteraccign entre los sectores populares (en este caso de un segmento documentalmente discinguibley visible) ylas practicas, las representaciones sociales, culeu- rales y politicas de lo que se podria lamar sociedad colonial, Esta inte- raccién no fte unidireccional, ni bajo a total hegemonia espafola. Fue tun proceso de negociacién y adapracién de lado y lado, especialmente en el dmbito local, y cuyo ejemplo més visible era el poder del cura doctrinero dentro de su feligresia. Era alguien tan importante como el ‘acique, porque cumplia funciones de inteemediacién como éste ante En 1737, por ejemplo, dos sefiores se comprometen a pagar los ecbutos de eres forasteros. ACC, Signature 3759, £.8v. cased | 196 ENTRE EL FODER, LL CAMBIO ¥ EL ORDEN SOCIAL BY 24 NUEVA GRANADA COLONTAL cl Estado, los particulates, los indios y Dios. El cura, las aucoridades locales y os indigenas eran elementos indispensables en os pueblos de indios, tanto como Bsicamente lo eran la capilla doctrinera, las casas, los cultivos y sus tierras, a pesar de que habia curas que tenfan en su jutisdiccidn varios pueblos a su cargo y, por lo tanto, no permanecian siempre en sus “ayadas de doctrina” o viceparroquias. Este personaje representaba una parte fundamental del pacto colonial, que consistia, ‘en el cambio de tributo y trabajo por proteccién y adoctrinamiento de cada pueblo, todo dentro de un orden social y politico que invo- lucraba la identidad, la eenia, el lingjey ln pertenencia a una localidad concreca.? ‘Cuando el equilibtio entre las obligaciones del cara y las necesi- dades de los indios se compia, una parce fundamental del Ifo se concen- traba en que el cura no administeaba sacramentos, que cobraba por cellos cuando no lo debia hacer y violaba el secreto de eonfesién, lo cual llevaba un conficto de ineereses al plano moral. La proteccién, spiritual conducta a la proteccién tercenal, preferiblemente ante los hhacendados que deseaban expandir sus tertenos. Para los indios, espe cialmente los de Yumbo, era imperdonable el compadrazgo entre el cura y las familias de terratenientes en los pleitos por tiecras, Un ejemplo referido al cura Jerénimo de Paz en 1747 ¢s la siguiente queja de los Indios de Yambo: “Negindonos ef derecho de nueserastierras, dics donos que con una carta que escriba al sefior virrey nos echari de nuestro pueblo y se quedari viviendo con su compadre el capitin don Juan Vivas, atemorizindonos a todos para que no defendamos nuestro pueblo, ofteciéndonos a cada uno 100 azotes[..]"* Los simbolos culturales de los indios de aquel entonces pareciera que no diferian en mucho de los del resto de la sociedad, ya que no se han encontrado pricticas calificadas como idolitricas por los espaftoles ni otros elementos diferenciadores del resto de a poblacién. Solamente © Margarita Gatido, Reclamasy representaciones 18 y241. % nox, Bogor, Colonia, arsar,legajos 4737, 6 14, attr, lgajos 4976, 7-74; ‘42 legajos 375,651 1 Declaraeisn hecha a nombre de don Damidn Ianoa y el comin del pueblo de ‘Yumbo. aay, Bogotd, Colonia, ita, legajos 4737, £ Iv Los Purstos De DIOS 2 Cazs,siaco xvi 197 se encontr6 un auto en 1715 que prohibiaalos varones levar el cabello largo, pero a las mujeres se les exigia evar una ctineja (trenza), 2 antigua usariza, en lugar de dos** Posiblemente el cabildo tomé esa medida para homogeneizar el corte del cabello entre individuos prove- nientes de varias capas de migrantes ala regién. Fucra de esto, los indios no se diferenciaban en mucho de los mestizos. El compartir la lengua, la religibn y otcos elementos facilitaba la emigraciOn y la movilidad sin generar choque cultural. Ya desde fechas como 1668 se tiene noticia de que ls indios no hablaban ninguna lengua aborigen.** Conelusiones Yaenel siglo xvi para os indios a diferenciacién era mis juridica ‘que de hecho, Lamemoria éenica estaba diluida a favor de una memo: territorial y legalista més cercana alos individuos y ala redes de paren- tesco y compadrazgo mis inmediatas, las de otros sectores sociales Siglos de articulacién individual a la economia hicieron su efecto, al contratio de otras regiones del Virreinato y del Imperio donde, 2 causa de la cancidad de indios, se conservé la pasticipacién comunitaria en la ‘economia y, por ende, a diferenciacién cultural ara los pueblos que lograron llegar 2 los albores de la indepen- dencia, no fue una progresiva debacle, sino una transformacién institu- cional que, paralos ojos de las élites y autoridades espaftolas, marcabs el fin de unas comunidades débiles y decadentes, Esta visidn contrastaba con a de los indios y libres relacionados con los pucblos, para los cuales fue una transformacién que marcaba el puente entre la dicoomia espa- cial e institucional dl siglo xvi —sustentada en las reptiblicas de espa- froles¢ indios— y la consolidacién de sectores de campesinos libres, los cuales despuntaron en la regién desde el sigho xv1ty floreciezon en los dos siguieares, copando consciznte o inconscientemente los esp yados alos indios: las cofradia, las terra, la autoridad local, cc. reser = anc, Cabildo, ¢ 12, 65-65. » asic, Cabildo, © 8, £9. % Nancy Faces, La scedad mays, 166-170; Chaves Gibson, Le actus; James Lockhars, Lor neha; Karen Spalding, De indie a campesinn 198 La lexibilidad con la que asumicton los indios su insticucionalidad les permixié llegar en algunos casos hasta las primeras décadas del siglo 3x, adapedndola alos esquemas republicanos y permitiendo su subsi tencia legal y comunicaria hasta que los embatcs de la gran propiedad, las disputas politicas 0 simplemente la obsolescencia institucional hicieron menguar su uilidad colectiva, Los indigenas, o mejorJos mestizos que sc identificaban como indios fueron agentes sociales que asi como podfan actuar 4 la defensiva, como solamente Jo anota la historia oficial y elitista, lo podian hacet ala ofensiva y desde las herramientas conceptuales la prictica dadas por lasociedad mayor. A pesar de su escaso y decreciente niimero fueron actores sociales activos que supieron artcularse con otros sectores para defender sus prerrogativasy expectativas, Finalmente, hace falta mis investigacién historiogrifica y nuevas visiones sobre numerosos aspectos de los procesos que vivieron los scctores populares de a regién en la época colonial: su relacién con las autoridades, su economia, su religiosidad, sus conceptos sobre la juscica, Ia autoridad, la organizaciéa social y politica del espacio, entre ‘muchos otros. Este trabajo trat6 de estudiar algunos de estos aspectos y de abrir pucrtas para otcosinvestigadores. Bibliografia Fuentes primarias Anciivo Central pet Cauca (Acc). Popayin, Colonia, Signe- ‘suras: 970, 988, 2885, 3627, 3951, 4111, 4133, 4136, 4138, 4141, 4147, 4280 y 5107. ARCHIVO GENERAL DE LA NaCION (AGN). Bogotd, Colonia, Pobla- ciones Cauca; Visitas Cauca; Tributos; Archivo Histbrico Arguidid- esis de Popaydn. AncHivo Histérico De Catt (aHic). 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Indios y vecinzs, venidos de todos los rincones de este pueblo de indios, aguardaban el * No quedan sino palabras de agradecimiento para todos los miembros del Grupo de Hiscoria Colonial de a Universidad de los Andes, quienes arencamenteleyeron cada una de estas piginas y me beindaronvalisos consjos para mejoracas, Una versin preliminar de ete ensayo Fue preseatads como poneacis al XV Congreso Colombian de Historia “* "Hiseoidor de fa Universidad Nacional de Colombia y Magister en Historia de 1a Universidad de los Andes. Actualmentecursa el Doctorad en Historia en misma insieucion, " Bedecialas 12 my aproximadamence. 204 ‘campanazo que indicaria el inicio de la eucaristia? Sin embargo, a campana no repicd, En su lugar, e eco provocado por la algarabia de una muchedumbre enardecida se diseminé pore pueblo, Erala vor dela poblacién indigena que hacfa péblica su protesta contra los abusos del ‘que se reputaba como su cura. La causa inmediata del bulicio fue el requerimiento hecho por el doctrinero de Guasca, el secular Eusebio Ramirez de Arellano, a uno de los naturales? Ances de comenzat la misa, el clérigo encaré en las puertas de [a iglesia al indio Domingo Quinche. Le exigié el pago de Jas limosnas y la presentacién de las cédulas de comunién —una hoja aque certificabs el haber cumplido con los sacramentos de la confesin yyde la comunién, cuando menos, una vez en el ahlo—* Quinche, por su parte, no sarsfizo ninguna de las demandas: no poseiael medio real * Sobre fa esracificacén social en Guasea disci de manera mis profindaen el ‘numeral primero de este exrzo Sin embargo, cabeindicar que, gin ls Foentes rimaris conta lino ino no teen cater peyoratv sobre la condi- ci de la persona, sno que hace referencia, simplemente, 2 cualquier individuo que no figura como indigenso eiclavo, Con respecto al concepco de pueblo de indo he ora por seg la propucsa de Marts Herters. Como lo ha sefalado Jaautora,enrelacion cn a provincia de Sanafé, st era un espacio que inchia un cleo ucbano,formadoalededor de una iglesia, donde se aignaban porciones de iera.a la pobacibn indigena para que levantara sus catty slares: dems del «asco, estaba el tesguardo, constituido por ls tiers comunaesindigenas wli- sndas para la agrcularayla ganaders: por skimo se hallaban ls tierra de los ‘ecngs,citcundances al rexguardo, Marea Hercera Angel, Poder local poblacion _yordenamento eritoriat nla Nacoa Granada —siglo X7tt— (Bogoti: Archivo ‘General dela Nacién, 1996), 34.37. Ora intespretacin puede verse en: Diana Bonnets, Ter y comunidad: Un probleme iresude El cae del aliplano cond ‘ayacense(Vrreinat dela Nueve Granada) 1750-1800 (Bogotk: (CANH, Univer: sidad de os Andes, 2002),3031. Un cura secular es aquel que no hace parte de ninguna comunidad religioss ii sigue su cegla —como s lo hacen dominicos,fanciscanos o jesultas, entre ‘otros—i depende diectamence del obispo dela jursdccibn donde Fue asgnado, * Archivo General dela Nacin (Aa), Bogocs, Colonia, Cacique india, 74, f 326. Sobre as céduls de comunién en otros contexos dela América colonial consultar: Woodrow Borah y Sherburne F. Cook, Ensayo sbre bistria de Le poblacén: Misia ye Caribe (Mésico: Siglo XXU editces, 2+ ed, 1998), 2-63 ‘Jorge Moreno Egis, “Observanciarelgiosa del pueblo de Quito en 17977 en La ‘ulburex Le bistoria, ed Jorge Niiex Sinchex (Quito: aDHILAG, 1992), 33-51. Hllecror también puede remicse ala defen concempocinea dela expresién en: vinicuros comunszastos eo que el sacerdotele reclamaba por concepto de limosnas:* mucho menos tenia en su poder a dichosa cédula, probablemente porque ni siquiera comulgé en el lapso requerido. La negativa de Quinche ante las dos peticiones exasperd al reli- gioso. Al punto, éte ordené “a uno de los alcaldes (indios} lo corri- giese pot esta desvergiienza y mas en presencia de todo el cémulo de indios"® Pero la autoridad indigena ignoré la orden “porque eran amigos unos de otzos’, segin declaré el alcalde pedineo de Guasca, Juan de Dios Urbina” Ante el desacaro, el mismo Eusebio Ramirez de Arellano, preso de la ira, decidié llevar 2 cabo el castigo con sus propias manos: tomé un ltigo y, con un gesto amenazante, se dirigio 1 Quinche dispuesto a azotarlo. Al tiempo, Bemardino Colorado, uno de los indios que press ba la dispuca, osd oponerse al cura, Presto a defender a Quinche, Colorado se abalanzé sobre Ramirez de Arellano cinrent6 arrebatarle el chicote. El escindalo prorito llamé la atencién del resto de la poblacién indigena, que terminé por congregarse alrededor del acrio de la iglesia. Eneretanto, el teniente indio, cuyo nombre no fue registrado, inter- vino en la rifa e intenté apresar a Colorado,’ La medida exasperé los ‘Ral Academia Espaiols, Diciomari dela lengua castcllar compat por la Real Academia Esptoleredcid aun to pare su mds fic us, Teer ecn em lt (quale an colacado en los lagarescorropondientes todas ls voce delssiplementes, {que se psteron a finde las econ de lr ais de 17809 1783. 22 han inte (alae on slr D.E.yF. nuevos areas, de lo quaes se dani wn suplemento ‘uparado (Maid: Vada de Joaquin Iara, 3.+ed, 1791), 206. + nan, Bogot, Colonia, Caines e indi, 73, 32 © naw, Bogott Colona, Cacique indi, t.74£.335t.Lafuncin de los bald Indios ra a manatencén del orden deer en ls eguardos. Tenan Ia pocestad de encacelar aquellos indigenas que eemaran acionesdeliias 0 no pagan 1 ebuto, Sobre el cema. ver Marea Herre Angel, “Auroridades indigenas en provincia de Santafé siglo xvin’, Revista Colambiana de Amerepologia 30 (1993): 28. 7 nan, Bogor, Colonia, Caius end 74, 335v, Sobel figura del alealde podinen,yse a nora 25 de est excite. * aay, Bogor, Colonia, Calgues eins «74, £335. > aay, Bogor, Colonia, Cacique indi 74,6 335. Para csi xvitl iene ‘raumingena legido porel credo que tenia cl concral genealsbreel pueblo. Los captane le estan sero ypodiaexgir de ellos el que hicieran exornar 206 ‘HPPA HL FODAK-BLcAMMO¥ mL ORDEYS0C%44 La Wonta exANADA coLOMAL fimos de los naturales, quienes paulatinamente fueron rodeando a clérigo, micntras vociferaban en su contra. Sélo algunos secinn, gue presenciaban la escena decidieron interceder por el cura y salvelo de 4s turba que se gestaba." Pasados dos o tres dias, Amronio Araos, ortegidor del partido de Choconct —y dl que hacia parte el puchin de Guasca—,recbié una misiva de Ramieex de Arellano nartiadel, el suceso."' Ante la gravedad del asunto, Araos ordené la captura de todos aquellos indios que se viron envueltos en el conato de eorine ‘miento. Algunos indigenas fucron apresados y conducidos a la cdseel, ubieada en Choconté; otros, como Colorado y Quinche, os divest, implicados, consiguieron huir del pueblo, 4 lo indo ents, Debia velar pore conivncaen el eguado porate fence als ofits eigiosos por I ayuda wads y hudios de poten indigena Sobre su persona no recaia ningun obligacién pecunica por clecoey iis asec deadoret Mara Herrera Ange “Antounderedgence a Sepia m informe pomsior —del que dat cosnea mis adeanrs age wee eet un natn, pana pol cr, de quien se dijo er-un fa eer ses culdaer AGS, Bogor, Colonia, Cacgue endo, ¢ 74 E999 Po, Brobablec quem hombre hub td nombrad ord sonegidordlpoeae denombre Antonio de Arsos "Aan, Bogod, Colonia, Gigs indy «74, 33003330 “a, Bopot, Colonia Cacique indi 74. 326327 Los camino & tors nascent Es primes trio nun sto consi, sbdidide on psled ee ahead so eben nory vero, “sons ansenhe gor 4: fanciones que cobijaban deni lo polcvo, haa la podusston a son Y be Biaidad, pasando por la adminisracién de ju yc commol ake asecuadaadminiteaci6n eligi de le pobacisn: A sucabem ake oc, ier de naturales encsp dla recoeecibn del ibe yd coordine ig ee, de obra indigena para propoccionara 2 log Mara Hecreca Angel Pode leat 3437 Sin embargs tie contasaenanacion decripoion es beeper nl provincia de Tas hs diem son nec ee 4a dela misma sutra el gobo de Tana emremendabe “leer en en corregimientos de indios dela Provincia San vias y Sade, qu tenia on jurist pueblo de ince var Se ode urate ain send tee PY os laurie dea vila y dads Mara Herre Angel “Pevdnnene polso-amininracs del witinato dea Nava Gants fle el rks Colonial Historia Critica 22 (2001): 90-91, © gen, Bogocs, Colonia, Cacique eindioy 74,6336 El hecho descvito no pasé de ser una revuelta frustrada contra los aparentes abusos de un cura, mas dio inicio a un candente y-dilarado Proceso qu Bracias ala riqueea de sus dealles, peemie adentrarse en ese microcosmos que era un pueblo de indios a finales de! siglo xv y explorar algunas formas de interrelacion entré Ia heterogénea pobla- sién de estos lugares. Particularmente, este atticulo se preocupa por iusttar ques pes ala variedad de incereaee que separabun «le disdineos ‘en asuntos propios de éste; por modificar comportamient Guasca, De este modo, cada en concordancia con los vinculos comunitarios.8 Aecis, concretamente, en los intentos tos que tenian la fuerzadelacostumbreen 8rupo salvaguardaba sus propios intereses de los otros, dando lugar alo que he llamado Con ello no quiero indicar Ia ausencia de % Experinese claret: raj no eel inne deer egueand come wes rimebris ti acho menos encar en el dcbate de lo us again con iiMencis istoriog dics Sobre ct sms, aye: Calo Ginsburg“ Mivuhisoese seagate de ela’ Menus 12 (1994 1342, Cade Gsbur, sa ost aga the Bible: An Expeimentin Mohsen Ciel nut 332005) 665-65: Glorannt Lek “Sabre mlcohinnct cs Formas defers Fiera good: Pe Burk (Madrid: Alinta Edn 2003, TID 10, Ure ogc a micobisorie puede haltane en Joi Fntama, Lahore de io omira (Barsoes: Ctic, 2001, 315-16 to enbogs bavi ne secansectin dele eel de obcraciéncemuad enon cto Pet) qe ntado por preguntas generales —que en orca serene abledela mirobiria. Be erie wate Soncepo comunidad, ya que el mio, generalmence, aude 2 configuraciones en las que las ieee Smolen son minimas, En ef Sade see la uso a socolgia cies palabra se adage al ese de as Sika ones ance ale roms dl open yl nde, Sob stiet deal dese mci, ademis de lgiaseromendaronre Te euctilidal remiss a: Ferdinand Tone, Communy snd Sey [1887] (Mineola: Dover Publictons te, 2 ed, 200%) Nas Weber Emon, 2 ried (1922) (Misco: FCE, ved. 1997) 39-34, hime Eder Joly Tipoletes polares,rciedad 'Y campesinado (Bogor: Universidad Nacnal de Colombia, 1987) 15-16, Rada Heber, “Preface’ ens Ferd Ted NaS Community and Socery (1857 (Mines: Dover Psblcsions Tatee yet 3002) BEX. Ahors ben, elementos de disha iden sin dua son ttle pero el concept como tal debe sr mjorypesado pur apie «a 208 conflictos dentro del pueblo de Guasca. Més bien me gustaria advertir que éstos tendfan a aminorarse y permitian la conjuncién cransitoriade los distintos grupos sociales. Dado el caso que presento, es vital reconocer que éste se inseribe dentro de la linea investigativa que desarrollé Eric Van Young hace ya bastante tiempo. Como es bien sabido por quienes se han adentrado en os recovecos de Ia historia colonial, Van Young estudié el problema del conflicto y Is solidaridad dencro de los pueblos de indios, concen- trindose en aquellos que estaban en el area de influjo de la ciudad de Guadalajara, durance la segunda mitad del siglo xvt* Enere los aleances desu investigacién, puso de manifesto las diferencias internas {que presentaban esos grupos de indigenas-campesinos que habitaban tina misma localidad, a causa de la notable acumulacién de riquezas ‘que en ocasiones alcanzaban las auroridades nativas." Van Young nots ‘realidad americana dels siglos v1, xvm y xvtt,y particularmente paradl caso del Nuevo Reina (nétes el continuo pero poco rflexionado uso que se hace de Is dupls comunidades inafgena)- No sobraadvertic que el eéemino ha permeado profindamence la historia colonial, posiblemente a partir de los paradigmaticos ‘studios del anerop6logo noreeamericano Eric R. Wol,"Types of Latin American Peasantry:A preliminary discussion’ American Anthropologist, New Series 57,3 (1955): 452-471 y *Closed Corporace Peasant Communities in Mesoamerica and Central Java, Southwestern Journal of Anthroplogy 13,1 (1957): 1-18. En ‘exe sentido, ha contemplado que los terttorios comprendidos dentro detieras ‘comunales asignadas por la Corona espahola durante el siglo xvt dieron forma 2m eipo de campesinado propio de las tiertas alts de Amética Latina —cuya evdencia empiric ext sustenada, sobre todo, en estudios sobce Mesoamérica— cf cual Wolf denomin6 comunidad campesina corada de campesinos (coc). Puede consulearse una revaloracén de dicho concepta, en: Exc R, Wolf, "The Vicissitudes of the Closed Corpora Peasant Community’; American Ethrolo- _g3813.2 (1986): 325-328. 5 Brie Van Young, “Confice and Solidarcy in Indian Village Lift: The Guadala- jara Region inthe Late Colonial Period’ Hispanic American Historical Review 64 (1984): 55-79. + Eri Van Young, “Contlice and Solidarity’ 63-70. Dehecho el autor sefialé como ‘auras de extasdifcencacioes ocioecondmicas, en el seno de los pueblos los ‘cambios ue presenta economia delaegién apatiaalo largo dé oda lacenzucia dieciochesca de la agticuleura comercial raz dela demand de alimentos de la ciudad de Guadalajara, una mayor monetarizaci, competencia nee haclendas y campesinos por los recursos dela tierra, crecimiento de la poblacién en ls pueblos entre otror—. Vixcutos comunrranros cémo algunas de estas comunidades se fisuraron \por dicho motivo, fo que dio lugar a grupos clientelares o facciones que pugnaban entre si, dependientes, en numerosos casos, de uno w otto lider indigena de notable caudal —cabezas que, incluso, enfan vinculos con forineosen aras de acrecentar su patrimonio—; en tanto, muchos otros atenuaron tales conflicros intemnos proyectindolos sobre figuras exteriores al pueblo {que se juzgaban como una amenaza, ya fuera el hacendado Avido de tierras 0 un villortio vecino con el que se competia por recursos.” Esta lkima situacidn pareciera guardar similieudes con lo ocurrido en Guasca. Sin embargo, no deben sacarse conclusiones prematura- mente. Debe reconocerse que la realidad de los pueblos de indios del ato de Santafé —y particularmence de aquellos ubicados cen las provincias de Santafé y Tunja—, durante el siglo xvit, es ms ‘compleja que la presentada por Van Young para cl caso de Guadalajara, La razén de ello puede resumirse en la diversidad de los habirantes de los pueblos de indios en las jurisdicciones sefialadas, canto en términos étnicoscomo econémicos y sociales; un tema que no preocupé al histo- riador estadounidense, dada la uniformidad que presentaba la pobla- cin delos caserios y tierras conmunales en la regién de la Nueva Espafia que él eseudid. ‘Ahora bien, para levar a cabo esta demostracién me he valido del litigio librado entre el pueblo de Guasca y su cura, Los documentos se conservan en los fondos Juiias eriminales, Caciques eindios y Caras 1y obispes, y cubren los afos de 1794 2 1803. El acervo documental ‘est compuesto por varios testimonios acerca del conato de amotina- miento, ademas de numerosos memoriales acerca de los malos tratos que el doctrinero propiné 2 Ia poblacién del pueblo. También hacen parte de este conjunto la defensa de Ramirez, el pleito del cura con una de las familias mis poderosas del pueblo, las peticiones del protector de naturales a favor de los indios y una real cédula que ordenaba un -veredicto definitivo para sosegar los Animos. Igualmente me he valido del resumen general del proceso, archivado en el fondo Caras y obispo, el cual contiene, ademds de una sintesis de todo lo deserito, copias de otros documentos que no st encuentran en los fondos mencionados. ¥ Ezic Van Young, “Conflice and Soidariey, 70-75. 209 210 trie s:popen. st cassto YL ORDEN SOCIAL EN LA NUEVA GRANADA COLOMAL ‘vincuLes ComuNtraatos 2 Por iilkimo, he incluido otros folios de distincos fondos con el fin de complemencar la informacién recavade en los documentos ancetior- mente descritos, Con respecto a la estructura del texro, vale la pena sefialar que se dividird en tres partes, En la primera se deseribird, a geandes rasgos, la sieuacién espacial de Guasca y su estratificacién social. En la segunda se dard cuenta de las causas més proftindas del confliceo entre el cura y los indies, y al mismo tiempo se ilustearé la manera como el resto de !a poblacion se fue involucrando en el itigio. Latercera parte expondrs sas acciones que he interpretado como vinculos comunitarios, peco teniendo presente otras manifestaciones que también dan cuenta de comportamientos contrarios a éstos. Por dlkimo, se presenearé un comentario final. Guasea: in pueblo de indios plagado de vecinos Guasca no distaba mucho de Santafé (v. figura 7.1). Se ubicaba al nordestede la capital virreinal, a unas seis horas a lomo de bestia. Para Uegar al pueblo, bastaba con tomar el camino real que Llevaba a Tanja, elual iniciaba cerca de Usaquen y ascendia por los verdes cerros orien. tales. La ruta pasaba por el villorrio que se habla formado en torno ala hacienda La Calera y continuaba hacia el norce, Superado el casero, comenzabaa vislumbrarse el valle donde se asentaba el pueblo de indias de Guasca El camino alcanzaba a entrar por el costado occidencal del a Ee = resguardo, entrometiéndose en las viertas comunales, y continuaba ms ‘sna su trayectoria hacia el nordeste, alejado del nicleo urbano, Guasca se 0 clevaba 2.2700 metros sobre el nivel del mar. Su temperamento, frfo, i @ reivacana oscilaba, generalmente, ensre los 12 y los 15 grados cencigrados, ¥ sus ic om A craps fertiles suelos solian producir cebada, papas rigo, maiz yotres egum- bees propias del clima, ademds del pasto que nustria al ganado lanar y vacuno que alli tambign se criaba,!" j Seon z Para los tilsimos aos del siglo xvinz, Guasca acogia una hetero- génca poblacin en términos éenicos y socioeconémicos. Se ha calcu. Fgura 7.1. Uticacién de Gate con spec ala cudad de Senta siglo vst lado que el pueblo podria poseer alrededor de 2400 habitantes en el ‘ Fuentes: Mapa base vomado de toAc, Atlas geogifco de la Rpiblia de Colombia, 1968; informacién exrarada de Joaquin Ardstegs, “Vista la Provincia de Santa " . a 738], en Convocatoria al poder del nimero, ed. Hermes Tovs nad y Jorge Tove ‘46% Bogot, Colonia, Pseas Cundinemarcs 7, £486: AGN, Bogots, Colonia, £1738), ex Go i ” Cacique inion ©. 74, E3450 3450 Mors (Bogecd, aan, 1994), 229-285 LS SS = 22 vend 1 PODER, EL CAMBIO'Y BL ORDEN SOCIAL EN LA NUEVA GRANADA COLONIAL afio de 1794, reunidos en tres grupos sociales que se repetian en buena parte de las provincias de Tunja y Santas la live supuestamente blanca, Jos denominados libres y los indigenas.” Sin embargo, aunque las diferencias son claras os términos con que se designaban en la época podeian prestarse para malas interpretaciones hoy en dia, en especial cuando se hacia aJusién a los dos primeros grupos. Para el mismo ano de 1794, Guasea tenta una poblacién aproximada de 1760 habitantes, que quedaban contemplados bajo las categodas vecindario, vecinos, vecinas blancos 0 simplemente blancos; palabras que, segin las Fuentes, apenas excluian 2 indios y xclavos.® ‘Ahora bien, la documentacién oftece ciertos matices que permite dlistinguie un grupo del otro. Para referirse a as lies, se hacia preciso agregar al sustantivo veeino un califiativo, De esta manera, un abogado de la Real Audiencia indicaba haber “escogido a Jos yecinos mas honrados y principales” de Guasea, con objeto de un intcrrogatorio:"! yun vecino del que no sabemos mucho decfa: *ha tiempo que muchos vecinos de os principales no van a misa al Pueblo [de Guasca], por huit del curay no expetimentar sus malos tratamientos"* As! pues, viendo cesta sutiles diferencias, opeé por adoptar el término vecinos principales para dar cuenta de los notables del pueblo. Los vecinos principales eca un grupo consticaido por las siete farni- lias que detentaban el poder politico y econémico en el pucblo: los Tovar y Buendia, los Ospina, los Rodriguez, los Garzén, los Ramos, Todos les cleulos de poblaciéa se han hecho a partic de ls padeones realizados ‘en las visias de 1758 y 1779, Para consutar los censos de poblacin, remisise: ‘Aox, Bogor, Colonia, Visiter Gundinamarcs, alo 45, &. 482-4860; AGN, Colonia, Vistas Candinamarc, «7, .515-522r: yJoaquin Aréstegul, “Visitas laprovineia de Santa’ 241. 2 Mileiples referencias de est (adale pueden ser consultadas én: AGN: Bogosé, Colonia, Caciques ¢indiast. 74, 345, 3620, 3631 365¥, 366% 3685, 375% 380% 1 Gy, Bogoth, Colonia, Cacigueseindis,t.74, 6 3975. 2 4aw, Bogs, Casi, Cacigue end & 74 6. 369%, 3798 Jos Suez y los Torres.® Eran duefios de considerables extensiones de tierra, dotadas incluso de molinos, y usufructuarios de algunos cargos piblicos de no mucha notoriedad dentro de la administracién vireinal, como era el puesto de alcalde pedéneo:* Solian habitar en sus heredides y esporidicamente pasaban temporadas en Santafé, donde no se descarta la posesién de una que otra propiedad. Sin embargo, tales familias, segiin parece, no posefan grandes vinculos con @l patti- ciado santaferefo, lo que da a entender todavia su condicién de élite local agratia, La nica excepcién era la familia Tovar y Buendfa, que st > Si bien escs familias | sweaban por Blancas, la verdad es que sus ocigenes nicos merecen un ¢ Ao dealiads. Las invesigaciones genealogicas del profesor Roberto Luis Jaramillo, i bien nunca han sido publicadas, dan cuenta del origen mesizo de la fra Ospina (conversaciones con Roberto Las Jara- rile). Mis ain, podeasealarse,igualmence, que muchas de loshombres de estas familias ni squieasabian Sema, lo que indica el poco contacto que tenian con Sancafé yaa vex sugiere que no poscan los eequisits énicos para ingresr als, colegio, Sobel Familia Ospina también puede consulease: Jost Mara Restrepo Posada et A, Geneelogias de Sanca Fe de Bogoed, « ¥1 (Bogotés Nueva Gente 1991),320323, El alcalde peddneo era el encargado de organiaaey administra justica entre ls ‘ecnet que habicaban en or publ de india de a provincia we Sana. ver: Martha Herrera Angel, Poder local, 115. También los habla en ors juisdcciones _menotes coma es parraquissy los sitios. Coneretamente, st inervencién estaba limiada a catos menoces tales como “ierespecos a as autoridides, escndalos, ‘pendenctas,injrias y pequefos robo e incluso polian reducir a prisién 2 los acusados por unos pocos das: cuando las eausas eran mis gave, su func ‘consicaen tomar testimonios, embargr ls bienes dels ausados y prendetlos 1y cemitilos ala autoridad supetior —alealdes ordinaros o corrgidares, por cjemplo—. Margarita Garrido, "La justicia en un lenguaje de sentimientos, ‘Nueva Granada sgl cvit' en Memories del XIU Congreso colambiane debstoria CD-ROM (Bucaramanga: Universidad Industrial de Santander Univesidad "Nacional de Colombia, sede Medellin, 2006), 2 Sin embargo, todavia se sabe poco sobre estaiguraen otros contexts del Virrcinato Vase el aso del villa de San Gil, yadocumentadocn e aricuo de Jultn Andrei Velasco Pedraza, citulado “Diseribuiejusicta en benefcio de aquellos leaesvasallos: La estructura de la _adinisracin judicial enh ila de San Gil (1739-1771) incuid en exe iro, AGN, Bogotd, Colonia, Cacgues¢ indi, €.74, £ 38lv; AGN, Bogots, Colonia, Caras obisos 16, 1296-129%. 213 24 {UVTRE Et YORE, EL CANVBIOY EL ORDEN SOCIAL EN LA NUEVA GRANADA COLONIAL contaba con numerosa parentela involuctada en la burocraciavirreinal, particularmence en el Cabildo de Sancafé* Por su parte para referirse a blancos pobres, mestizos y mulatos, el ‘érmino vecino abunda en la documentacién. No obstanee, he preferido valetme de la expresin vecino libres, usada por José Antonio Maldo- sado en un alegato.” Si bien no es la denominacién mis comin en tas fuentes, e5, a mi juicio, la mis dtl para aclara la calidad de estos sujetos, pues evita la confusin que puede presentar el doble sentido del término vecino. Con todo, es vilido sostener que este segundo grupo social era el més numeroso del pueblo, aunque determinar su cantidad es casiimpo- sible con los datos eon los que se cuenta. Figuraban, en su mayorta, como atrendatarios, ya fuera de las tirras comunales indigenas o de parti- calares propiedad de los verinos principales o de un par de vecinos Libres eosiquecidos que habian conseguido algunos globos de consideca- ‘ién cerca del resguardo—™ De este modo, tendriamos una poblacién de condiciones fenotipicas variadas (blancos, mestizos y tal vez unos ‘Pocos mulatos), pero de condiciones socioeconémicas muy similares, residence en las tierras del resguardo que tenian alquiladas y en tos slobos arrendados a particulars.” Aun asi estos vecinos libres nunca ® Algunos datos sobre los Tovar y Buendia pueden hallarse en: Carlos Gustavo Hinextoxa G, “La guictud que nos ha signado Sa Majestad en nueszo Pueblo: steels de una comunidad inter-examental en un pueblo de la Sabana de Bogotd (Guass, 1740-1812)" (Monografia de grado para optar por el eulo de Magiste Univeridad de Jos Andes, 2003), 28, 39; y Juana Macla Marin Leéa, Gente decent: la dite rectra dela captal, 1797-1803 (Bogotd, 1CANH, 2008), 102-103, 107-109, 204-205 y Anexo 2 [CD-ROM]: abo gencalégico 19. -40N, Bogoti, Colonia, Gras y obispo, 16 £33. Maldonado obraba como procurador spoderado del cura Eusebio Ramierde Arellano, Inco en a misma slaquisicén €l ciao abogado contrapaso el ecina lire al vecino principal ‘ease po semploe caso dela familia Sarmiento: dueha de una casa yuna tends nel batola Nieves de Saneaféy de eras al norte del esguardo de Gusscs y, ss acllo, mines repurados por senor principals. AGN, Bogots, Colonia, Cac pete indion 1.74, BAB3t-A6ks, AGN, Bogotd, Colonia, Empleados plies, colo 23, 25-3, Aunque para el caso de Guasea no pueda afirmarse con cerceza a «xixenca de pequetos propiearis, pues no he hallad evidencia documenta, 0 debe rampoco descartarsecoeamente eta. * AGN, Bogotd, Colonia sites Cundinamarc,t.7, 486-486. viucuLos comunrranios pugnaron por la liberacién de las tierras comunales, ni por conve! Guasca en una parroguia.® Finalmente estaban los indios. Constituian una masa cercana a las 654 almas, agrupadas en las siete capitanias que, a manera de barrios, circundaban la iglesia y la plaza.” Sus nombres respondian alas voces de Gacha, Sucunchoque, Chocancips, Cuerasips, Cuenca, Siecha y ‘Yea. Asimismo, los navurales afin gozaban del usufrueto de sus tierras de resguardo: una parte de ella las aprovechaban para sus labores agi- colas y otras se arrendaban a mestizos, mulatos y blancos pobres, como se indicé anteriormente.® Aun asi, no faltaban tampoco los indios que a 2% Sobre el proceso de tansformasibn de peblordeindios a parrouias consulta: Diana Bonnet. "De la conformacién de los pueblos de indios al sorgimiento de las purroquias de vecinos: l caso de aliplano cundiboyacense’ Revista de Estudios Sociales 10 (2001): 9-19; Marta Hertera Angel, Peder lace 50-68. Con respecto al aso particular de Guasea, ve: Carlos Guseivo Hinesoza G, La quletud, 33-56, © Lasparilidades partes 0 captenis eran las unidadesbiscas de la organizacién social muisca. Sas miembros compartian un teritorioy etaban viaculados por lazos de parencesco. Se elegan a parte de grupos de parentesco de fliacién matrilineal eSgamos, Sobre el tema, véase, Luis Eduardo Wiesner Gracia, “Ecnografla Musca: el resguardo de Cota en Grografe bumana de Colombia, Regién Andina, .1¥, vol. tt, coord. Frangois Correa Rubio (Bogocd: Insi- to Colombiano de Cultura Hispinice, 1996), 208. Sie'embargo, como lo ha sefialado Marcela Quiroga, encre otros autores, las capitamas se componian de jotras menores, lamadas en lengua aborigen wis conformadas por parentslas vinculadas por Linea materna. Debido a elo, fa aurora ha preferido referisse las primeras como capitanas principals y alas otras como parilidades (wt) ‘Consilcese: Marcels Quiroga Zaluaga, “Las unidadessociopoiticas muiscas en silo x1" en Lor macs en os sighs 71 xv: miradas desde la arqucoogi a antvopologia y la hioria, comp. Jorge Augusto Gamboa (Bogocd: Universidad de los Andes, 2008), 94-112. Ahora bien, paral siglo vt, como lo mencionala hisoriadore Marta Here, las gptantas se hllaban asentadasen alguna porci6n del resguardo, No obscance, grdualmence dejan de ser una unidad de paren- tesco, debido ala intervencin de aucocidadescoloniales , en especial, del core- iden Ne: Maca Heccera Angel "Aurovidadesindigenas’ 24. ® gn, Bogots, Colonia, Vas Cundinemares, 7,6 $15c519e » Sobre ln enajenacin de una porién del resguardo en 1758, ver: Diana Bonnett, Thera y comunidad, 294-295; Marea Hemera Angel, Pder lc, 95; Carlos ‘Guseavo Hinestroza GL quietud, 43-52; Roberto Velandia, Enciclopedia histé- rica de Cundinamarca, vo. 1 (Bogosés Cooperativa Nacional de Artes Grificas, 1980}, 1335-1337, 215 216 también se empleaban como concertados de las haciendas aledafias, en los oficios del areo, la siembra, la siega y el pastoreo de ovejas. A fin de cuentas, aquellos procedimientos permitian conseguir los recursos suficientes para satisfacer el tributo.* ‘Asi pues, indias, vcinos libres y vecinos principales eran los grupos sociales que convivian en Guasea, tal como ocurriaen cualquier pueblo de indi del alsiplano cundiboyacense. Y sin embargo cabe hacer una salvedad con respecto al grupo de los vecinas libres. Estos no hicieron gala, en ningiin momento, de ser un conjunto unido, como silo dejaron patente indios y vecinos principales, como se veré més adelante, Contra~ Fiamente, los vecinos libres se revelaron como una masi escindida y ambivalente, dividida enere el apoyo a los indios y a los veeinas princi- ‘pales ol mismo cura, Tal vez seria mis apropiado ver en este grupo un ‘cémulo de facciones, gestadas gracias ala presién o la negociacién que sobre blancos de escasos recursos, mulatos y mestizos hicieron algunos vecinos principales o e! mismo presbitero Acellano; o aun por lazosafec- tivos y familiares de estos vecinas libres con miembros de la poblacién indigena. Y es ques bien ese aticulo se ha propuesto demostrar la exis- tencia de winculor comuniterios encee estos grupos, el escrito munca ha pretendido dar a entender que dicho pueblo fuera la Arcadia del Virvei- rato ni menos desconocer las contradicciones latentes en su interior. Las raices del conflict ‘Cuando se avanza un poco en la revision de este dilarado proceso, van saliendo 2 la luz otras razones, incluso de mas peso, que darfan ‘cuenta del porqué de ese mocin perpetuado porlos indios el primero de junio de 1794. Segin parece, los problemas comenzaron tras la pose- sign del nuevo doctrinero de Guasca,cercana a marzo del mismo aio. El restimonio de los capitanes Toribio Mayordomo, Casimiro Yaya y Manuel Ray, en noviembre de 1794, consignado en una representa- cién ditigida al ical protector de naturales, daba cuenta de un vasto periodo de agresiones: » noN, Bogoed, Colonia, Visitas Cundinamarca 7.486, S31 ® Desconoacola fecha exaca desu posesén como cua docrinero de Guasc: pese ‘que he escudrisando en el AG (Boge) los fondos Caras yobispase Historia cclesistica, no he hllado referencias del hecho. [be] queal espacio de ocho © nueve meses que romé pose~ sién el Presbitero Eusebio Rarnirez de Arellano del cura dde nuestra resdencia (J. Mas en tan corto tiempo empe- zamos a experimencar una crueldad y temeridad con su genio inerépido, en tanto grado, que en lugar de mirarnos como ovejas humildes y rendidas se ha mostrado lobo sangriento™ z Particulaemente, el castigo mis denunciado por los indigenas fueron los azotes y los golpes que regularmente les propinaba el cura.” De hecho, la descripcién del levantamiento parece confirmar el carécter violento de Ramirez de Arellano, Pese allo, los abusos del cura contra los naturales también se hicieron larences en otro Ambito:elecondmico —muy ligado al celigioso, de todas formas—. Prueba del asunto eran los desmesurados cobros que por concepto de la adminiseraci6n de sacramentos exigia el presbitero, motivo de indignacién para la pobla- cién indigena. En otra representacién, el ya citado capitin Mariano Ray lo evidenciaba asi: “y alterado el acostumbrado importe de los entierros [..], que no Ilevaban més de ocho reales por el entierro de una criacura mediana, y por el de una persona grande siete pesos [] ahora exige nuestro cura siete pesos por el entierro de un chico, y por el de un grande cineuenea"* Y continuando con el menoscabo de la economia indigena, ‘Ramicez de Arellano enajené las ovejas de propiedad dela iglesia que ‘varios naturales tenfan artendadas, de cuyo rédito sacaban un ingreso ‘para su manutencin y otco pata la celebracién de las distintas fiestas % acm, Bogors, Colonia, Cavigureindion 74, € 341 > ease vatios casos en: AGN. Bogotd, Colonia, Cacigues¢indion 74, 341 345c, 3596-3694; y en AON, Bogotd, Colonia, Carasy obisos, «8 2891-290 % aw, Bogork, Colonia, Cacgues « india. 74, £ 321%. Nétese que el precio «que Mariano Ray consideraba “el acostumbrado” coincide con el estpulado en 1779, sein se constata en la vista que praccé el fiscal Moreno y Escandén, siendo muy semejance alos precios que se pagaban en los pueblos aledafios de Sopé, Guatavta y Choconti. Consiltese: AGN, Bogotd, Colona, Visitas Cund- amarce 7, & 430v, 444, 486, 497s Es posible, también, que lindo, en =a declaacin, hubiera exagerado lala qu le x cabo el cura. 217 218 ‘cligiosas* Incluso un vecino principal agregé que el cura administraba dichas ovejas “como hacienda propia’, mientras que otro denuncié, que “se lash quitado (a los indios), y no se hacen las fiestas’ Finalmente, dos indigenas acwsaron Ramirez de Arellano de esquilmarlos por el arreglo de la iglesia: “a costa del trabajo de todos nosotros se ha vueltoa «igi [el emplo}, quebrantindonos, y maltratindorios"*! Por otro lado, la acusacién que hizo Ramitez de Arellano sobre los amancebamientos de algunos capicanes indigenas con varias mestizas auument6 mds la tensién entre las partes. Ante tanta desazén, no fue de extrafar, entonces, que los indigenas expresaran claramence sa ‘xigencia al protector de naturales: “se sirva quitamnos a este Cura y roveernos de otro que asies justicia’®? Por su parte, las cazomes que llevaron al cura a enemistarse con los ‘ecinos principales no distaban tampoco de cuestiones econémicas. El Ain, Bogoet Colonia, Hira elastic, 10, € 286. vincutos couunrranios alabaron la decision. El curato de Guasea quedé vacante sdlo por unos dias, E123 de julio fue elegido como sucesor de Ramitez de Arellano el también secular Pedro de Biedma.”*Sin embargo, mésallé del desentace de este proceso que he venido exponiendo, queda en el are la pregunta del porque de la animadversién hacia Eusebio Ramirez de Arellano, ‘motivo, en ileimas, de que salieran a relucir los vinculos comunitaros, Por lo que puede verse, buena pacte de los problemas entre el pueblo y Ramirez de Arellano giraba en como a cuestiones econémi- co-teligiosas, salvo por las agresiones fisicas suftidas por los indi» y las acusaciones de vivie en amanccbamienco que formulé contra algunos indios y vecinas libres, ¢ incluso contra un alcalde pedineo, Pareciera sex, entonces, que éste fuera el comin denominador dentro de las disputas, sobre todo entre indiosyvecinas principales, Da la impresién de que el cura intent6 cambiar las reglas de juego que habian regido en Guasca con respecto a la administracién de las cofradias y las cencas eclesidsticas. Asi lo atestiguan cuestiones como ef decomiso de ovejas, el incremento en los precios de los sacramentos, el negarse a pagar limosnas, entre orras ya citadas, Pero es que Ramicez de Arellano no tuvo presente, por ejemplo, que la rexicencia del vecindario para contti- buir con las arcas dela iglesia era de vieja data, Un indicio que podria soportar esta hipétesis es una orden de 1745, emanada del discreco provisor Javier de Barasorda, que mandaba: [-] que todos los vecinos de Guasea contribuyesen en las limosnas de cofradias, emolumentos, misas de aguinaldos, ltave de sagrario y primicias bajo la pena de excomunién mayor, pues se le habla informado por el eura que enronces fue, que los vecinos agregatios,y entre ells la hacienda de Ja Calera y Siecha, y sus mayordomos y acrendstarios no coneributan Suumado aesto, a acusacién que Ramirez de Arellano hizo del Tovar también es bastance diciente al respecto, El cura afirmS que esta familia ro pagaba sus obligaciones con la Iglesia por considerarlas “robo de los 7% AGN, Bogost, Colonia, Historia eeidtcs, 10, £287 > AGN, Bogors, Colonia, Guna obitpas «8, € 300 227 228 {EERE ts PODER, zh CAMBIO Y £1 ORDEN SOCLAL ENA NUEVA GRANADA COLOWTAL ccuras’, y que incluso fue mas alld al aconsejar a sus eriados y arrenda- tarios no hacerlo.” Es decir, los Tovar y Buendfa (y posiblemence muchos més habitantes de Guasca) consideraban injustos los cobros del presbitero. Si romamos el caso de la manutencién dela lémpara del santisimeo, a raz6n extatia de parte de los Tovac, pues el candil se debia cconservar por a caridad de los ereyentesy n0 por un pago obligatorio” ‘Algunas ideas del historiador britinico E. P. Thompson pueden ser utiles para esclarecer el asunto. A los ojos de los habieantes de Guasca, Ramirez de Arellano actuaba de una forma ilegitima. Si se quiere, iba en contra de la economéa moral del pueblo. Como Jo ha sefialada “Thompson, cada sector de una comunidad tiene unas funciones econd- micas propias que debe respetar; éstas, omadas en conjunto, consti- tuyen lo que él ha llamado economéa moral, Cualquier intento de una de las partes por cambiar las reglas implicias desencadena fa animad- versién del resto de los sectores y el paso alas via de hecho.” El docts- nero, como parte de ese heverogéneo conjunto que era Guasca, también ddebia asumirlas si pretendia no enftentarse a su grey. Un precio por conferir los sacramentos, que a ojos del pueblo se considerara just, y ano intervencin en el manejo de las coftadias podrlan ser algunas de esas funciones que Ramirez de Arellano estaba obligado a cumplie” Pero él no siguid estos lineamientos y con ello percucbé ciertas pric- ticas que ya estaban arraigadas en el pueblo y que tenian la fuerza de Ia costumbre.® De alli que provocara que buena parte del pueblo se % AGN, Bogots, Colona, Caciguesendis 74, E A63r-464e 7 Joseph Urdetx, Objets de uso 11. 7 Sobre la economia moral, ver: Edward Palmer Thompson, Costumbres en comin (Baccelona: Cesc, 1995), 213-293. > Y dehecho,elabuso en cobro dels sacraments es una muesca de ello, puessa previo csaba congelado desde 1779, tno desde ances, 4 neste sentido, podria acgumentarse que se reproducian hechos del pasado para smancener un balance de fuerza, evitando ate abuso de alguna de as partes Ve Eric Hobsbawi "atroduetion Inventing Traditions en The Dnvention of Trad Han, eds, Esic Hobsbawm y Terence Ranger (Cambridge: Cambridge Universicy Pres, 1992), 1-13, También véase, Edward Palmer Thompson, Castumbres en como, 1320, 116-212. Deese modo, lsneguiva a pagar imosnas,laadminiseacién e las coftadias por particulares ete, podrian verse como mecanismos paca evitat cl abuso de los curas en el pueblo en cuanto acbestiones econémicas wsibordinars, que eacsionara contra las tencativas decambio y contra Iasineervenciones forineas en los asuntos locales, Por otro lado, pod pensarse que los amancebamientos que con ‘tanto encono denuncié Ramirez de Arellano eran comunes en Guasca. Sobre el asunco, un restigo asegurd que el cura hizo casar a varias personas que estaban en prisién por “piblico concubinato’ lo que ocasioné la reaccién de Miguel Tovar, de quien se dijo “se iba a quejar contra el cura porque los estaba casando contea su voluntad’® La cita da pistas para proponer que, en efecto, tales conductas no eran conde- nadasen el pueblo, ceniendo presente que, al parecer, el fendmeno se presentaba en indios, vecinos libres y vecinos principales. Guiomar Duefias ha documentado para la Santafé dela segunda mitad del siglo XVIII que estos comportamientos eran més regulares de lo que se suele creer en dicha ciudad, dada ladifcultad de aeceder al matrimonio por cuestibn de los altos costos que implicaba la cesemonia." :Por qué no ‘ocurticialo mismo en un pueblo donde el conctol sobrela poblacién era menos efectivo? En las pesquisas que he hecho en el Archivo General dea Nacién no ha resultado proceso alguno que antes dela llegeda de Ramirez de Arellano hubiera seflado dicha conducta. Es mis, hasta antes del arribo de este cura, pareciera que ninguno de los anteriozes doctrineros tuvo problemas de tamafia magnitud con alguno de los sectores del pueblo. Paradéjicamence después s{ los hubo, ranro asi que el presbitero Pedro de Biedma se vio envuelto en un suceso similar enelafio de 1809.4 "AGN, Bogots Colonis, Cras yobips «8. £ 298%. * Guiomar Ducias, “Adultrios, amancebamientos,divorcios y abandono: la Aluider de te vide familar sanafereia, 1750-1810", Anuario Colembiano de Historia Social y de la Calter 23 (1996): 34-47, Valea pena sefalar ques hizo un bardo exhaustv sobre fa documentacin exis- rence acera del pueblo de Guasea en la seccién Calonia del acw (Bogocs) so se hall I quja de 1745 por la no conenbocién del vcindarioy de los indigenas alas acas de laigesi, ya mencionada La revisi del archivo parroquia podria arojar _mis luces sobre hechos similares, pero hasta ahora noha sido posible su consults, Asiseexpresiba Biedima de ls habiances de Guzsca: “Tal eel exeadoexsco en ‘que me halle, rodeado de gentes desenfrenadas, que colman de insults, ultea- jando mi estado y ministerio, con escindalos en a parte sana del vecndario. No tengo otro arbitrio que el de amonestales,requeilesy an cordjan suavemente 29 230 ‘Tal ver deba agregarse que Ramirez de Arellano fue el primer cura secular que ocupé el cargo de doctrinero en Guasea. Desde 1556, lacomu- nidad de los dominicos detent e! cargo. La razén de ello es que la Real ‘Audiencia de Santafé habia ordenado que todos Jos repartimientos que habian quedado en la cabeza del rey eseuvieran administrados, en lo espicitual, por dicha orden. El cambio debieron sentilo profun- damente los habitantes del pueblo, y en especial los indios, quienes llevaban aproximadamente doscientos cincuenta afios al lado de los frailes dominicos. Tras un lapso tan amplio, muchas negociaciones se debieron tejer entre éstos y la orden; ¢ igualmente debi suceder entre los religiosos y los vecinos, quienes poco a poco se fueron asentando cen las inmediaciones del pueblo o en el resguardo mismo, durante los siglos xvit y xin, todo con el dnimo de hacer més soportable la exis- tencia de todos en Guasca.* Y es que es posible que tales negociaciones 2 Tos indis: pero de esto roman todo ocasidn para lerexpetarme,insultarme y ‘eutrme del modo mas indecoroso, coneluyendo siempre con exctarme a gue sme queje en el Tribunal qu quera,con ancases de confundiome, Cuando hay un Juez diario, y el Coregidor de naturales visits los pueblos com la frecuencia ‘ques de su cargo, no se experimentan tamafios excesot pero evsndo los vecinos y los indios se ven sin et eno, como que nada hay que les contengs,tampoco {alco que no comeran, ni ute que no hagan al Cus” Acs, Bogors, Colonia, Miselénes, 33, 97657 Enrique Orcega Rieauree, comp. Libro de acuerd dela udioncia Rel del Nuevo Reyne de Granada que se comerch el primero de enero de 1551 [581-1956] va. 1 (Bogors: Editorial Antena Leda, 1947), 222-224, Los otto eepaccientos feeron: Sogamoso,Cajct,Fontbén y Horta. Sobre al proceso de convertin de ‘epartimiento particular uno del ey. para el eato de Gasca, consular: Catlos Guszaro Hinestoza GLa quieted, 29-32. % Segin patece los laicos tenian herramienta para influiten la destrucin de los ‘cas. Aso insiniael fiscal proteceor de naeuales,ewando dijo: “expone ése que Ta Ley dela Concordia, que parece soictaban los vecinos” —apenas derogada el ‘primerode agosto ds 1795— aon Bogot, Colonia, Cureyobipos «8 £297 Sobre sa dezogacin, remiciese a Anconio Muro Oren, “Legilcién Hispane-lndiana delsigo vet: adisionesyreformas al libro primero del Nuevo Cédigo de Indi en Memoria del X Congreso del Instituto Internacional de Hlitoria del Derecho, £11 (México: UNAM, 1995) 154. Dicha ley dabs fa ficultad a los vireyes 1 a la méxima autoridad cel de un teritorio en su calidad de vicepatronos, eo concordancia con el peelado dela zona (pod ser wn aba, un obispo, un ac20- bispo, un cardenal, encre otras dignidades speriocs), para remover a cualquier materializaran en cuestiones como la forma de administear los bienes de Ia iglesia (las ovejas), en el jusco cobto por ls sucramentos 0 en la rolerancia al amancebamiento, por ejemplo. Negociaciones que con cl transcurrir del tiempo pasaron a ser pricticas consuetudinarias que dificilmente cambiatian de un dia a otro por la iniciativa de un forineo. Como lo he ineentado demostrar, todo lo que sucedia antes de da llegada de Ramirez de Arellano no implicaba una obediencia ciega a los preceptos de la Iglesia ni mucho menos una sumisiOn de los reli- giosos.a los caprichos de indiosy vecinos. Simplemence fueron pricticas {que se instituyeron con el eranscurcir del eempo y que garantizaron el orden dentro del pueblo durante mucho tiempo. Bibliografia Fuentes primarias Archivo ARCHIVO GENERAL DE LA Nact6N (aon), Bogots, Colonia, Cac ques ¢ indios, Curas y obispos; Testamentarias, Historia eclesidstica; Visitas Cundinamarca Empleados piblicos, Impresas AnOstEGUt, Joaquin. “Visita al provincia de Santafé” (1758). En Convocasoria al poder del nimere. Censosy estadisticas de la Nueva Granada 1750-1830. Compilado por Hermes Tovar Pinzén, Camilo Tovar Mora y Jorge Tovar Mora, 229-285, Bogoti: Archivo General de la Nacién, 1994. ‘ara sin nectsidad de Iniciar un proceso formal ni tener presents ls objecones delafectado, Juli de Pasedes, comp. Recopilacin de lye ce los Reinos de las Indias [1681], (Madsid: Ediiones Culeura Hispints, ed ficsmila, 1973), £28 libro, eclo Vt ley xx. De alli que se pueda infeie que la profusion de cepresentaciones y memoriale eviers como fn incerpear ala maxima auto- fidad del visreinao paca que administearajuwcia sobre al asunto, lo que dads Ins crcanseancias, ances de a erogacin del le, debia se una diigancia mas 0 ‘menos rip, puesto que se evtabarodo el proceso. 231 232 OrrEGA RicavRre, Enrique, comp. Libro de acuerdos de la Audiencia Real del Nuevo Reyno de Granada que se comenzé el primero de enero de 1551 [1551-1556]. 2 vol. Bogota: Editorial ‘Antena, 1947. PAREDES, Juliin de, comp.. Recopilactn de leyes de los reinos de las Indias {1681}, t. 1. Madrid: Ediciones Cultura Hispinica, ed. facsimilas, 1973. ‘ Fuentes secundarias ACADEMIA COLOMBIANA DE Historia. Historia extensa de Colombia, vol. 1%, t.2, parce 2. 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Melo, Micorta de Colombia: el xablcimienso dele dominacén epaila (Medelin: Edivocial La Careta, 1977), 364 238 ENTREE PODER, locales, poseedores de encomiendas, encomendados, ete, Esto signi- fica, enconces, que el espacio social donde se jugé el poder fue rela- cional y que su campo de accién fue local. Fue precisamente en este aspecto del poder donde el linaje, los vinculos sociales y la riqueza se hicieron imprescindibles. Estos consticuyeron los enlaces de inte- taccin ¢ interdependencia de la insticucién colonial par excellence que fue Ia encomienda. En este sentido, tanto ésta como la manera de su perpetuacién, el matrimonio o la descendencia, fueron parte funda- ‘mental de la lucha por la consecucién de la apropiacién del poder local, Asi enconces, la perspectiva de anilisis que aborda este articulo mediante cl estudio de tres casos es exclusivamente la perpetuacién de {a encomienda en manos de mujeres. Ahora bien, la expresién referida a dicho proceso para este contexto era la sucsién, La preferencia dela Para tener un panorama sobre la hscoriografia de ls encomiendas como insti- ‘ucién colonial, ver: Guillermo Hemnéndes Rodriguer, De los chibchas « la Golona y ata Repibics (Bogots: Universidad Nacional de Colombia, 1949); Datio Fajardo Moneais. El rgimen de la encomionda en la provincia de Vex obacism indigna y economia (Bogots: Uniandes, 1969); Juan Friede, “De la ‘encomienda indiana ala propiedad teriocalysuinfluenclasobee el mestizaje Anusri Colombiana de Historia Socal y dela Catara (1963): 35-62; uan Vil. ‘maria, “Encomenderos and Indians inthe fgrmaton of colonial society in the sabana de Bogoct, Colombiz, 1537 to 1740" (PRD, Brandeis, 1972); Alonso Valencia Llano “Las rebeliones los encomendetos: Hitoriay Espacio 14 (1991): 33-51; Juliin Bautista Rote Rivers, Encomiende y mita en Nueva Granada en el ‘glo xvi (Seria: Escuela de Estudios Hispano-Americancs, 1975); Gullermo Ramén Garcia-Herreos,“Encomlendas eo e! Nuevo Reino de Granada durante el periods presidencial del doctor Antonio Gondiler’ Unuerias Flumans: ica $6, 1 (1973): 134-225; Geemin Colmenaces, Hiroe candice y 00a de Colombia 1537-1719 (Bogors: Universidad del Ville, 1973); Macia Angeles Eugenio Maines, Zibuto yrabajo del indio on la Nueva Granada (De Jonenez te Quesada a Sande) (Sevila: Escuela de Eseadios Hispanoamericanos, 1977); Jorge Orlando Melo, Hisroriade Colombe (Bogoti Editorial La Carta, 1977), Margarita Gonzalez, “La hacienda colonial y los origenes de la propiedad tecito- al en Colombia’ Cuadernos Colombianer 3.12 (1979): 569-590, Luis Encique Baquero, Encomienda ida daria entre es indios de Muzo (1950-620) Santft de Bogors: Instcuro Colombiana de Cultura Hispinica, 1995); Hermes Tovar Pinaén ecil, Tercera, poblacén yrabaoindigena: provincia de Parplons ilo 207 (Santafé de Bogors: Centro de Lnvestgaciones de Hiseotia Colonial, nstieuto CColombiano de Cultura Hspinica y Fondo Mize de Promoctén de a Cultura y las Artes del Norte de Santander,1998).. sucesién para el titulo era en primer lage, la esposa; en segundo lugae, 4a hija, siguiendo la Linea de mayor a menor, y, en tercer lugar, la nieta del conquistador-encomendero En sincesis, la posesién de una enco- tienda por parte de una mujer se daba ante Ia ausencia de herederos vvarones. Ademés, la “Gigura” del marido era imprescindible para soli citar la sucesidn dela encomienda ‘Los procesos de sucesién de encomiendas eran despachados por la Real Audiencia o Cancilleria de Santafé, que era la corce donde tenian asiento las diferentes causas y sentencias relativas a la jurisdiccién de 4a Justicia Real. Para nuestro caso, el encargado de dar aprobacién o desaprobacién, en primera instancia, al titulo de posesién era su presi- dente, ya queen segunda instancia dicha atcibucién cortespondia al rey y su Consejo de Indias. Sin su aprobacién no habia titulo que pudiera perpetuarse en cualquiera de los mileiples linajes que confocmaban la sociedad colonial, Encuantoal peticionariode lasucesién, ése no podia seruna mujer, Jo que hacia imprescindible la inteevencién de un pariente, represen- tante o allegado que hicicra las veces de “mayor de edad” y reclamara por ella los derechos a la sucesiOn de la encomienda, Esto no signif caba que las mujeres no recibieran en su nombre las encomiendas. El peticionario, en este caso especifico de la mujer-sucesora, s6lo hacta las veces de intermediario entre ella y ls autoridades,y por intermedio de las mujeres recibian los derechos de posesién del titulo de encomen- deras, En conclusién, estos procesos permiten observar cémo, pese al interés por mantener la encomienda en la linea paterna, se dio lugar a que mujeres de ese mundo rural alcanzaran una posicin social privle. lads intimamente vinculada con diferentes poderes locales. ‘Ahora bien, de los expedientes de sucesiones que fueron recupe- rados en la investigacién, se seleccionazon sélo tres. Uno para cada ciudad (Santafé, Tanja y Vélez). Dado que habia varios expedienres para una misma ciudad, se tomé aquel donde convergian los vineulos sociales la riqueza y el linaje de forma explicita, mediante una leccura detenida de eodos los casos. + ‘Juli de Paredes, Recopilacn delyes dels reyes dela Indias (Maid: Consejo dela Hispanidad, 1943), ley 1, rieulo LI, libro 6, 239 240 De esta manera, con fos ctiterios anteriores, a saber: vinculos sociales, riqueza y inaje, se abre el primer apartado del aticalo con la encomendera de Vélez, Clara de Deza. En és presenta un caso proto- pico de sucesién de encomienda. Para el segundo y tercer apartado, el arciculo presenta casos axjpicos, pero con la misma intencién de pecpe- tuaci6n de la encomienda que animaba el primero. El caso de dofia Ana Marfa de Fonseca es interesance porque beinda mayores matices sobre los criteriosreferidos,principalmente en las distinciones existentes, por quel entonces, en os vinculos sociales. Poriltimo, dofia Isabel Ruiz de ‘Quesada nos da muestra de cierea “rebeldi siendo ésta, precisamente, Ja particularidad en la sueesién dela encomicnda, Clara de Deza: una encomendera criolla de Vélez ‘A continuaci6n se analizaré el manuscrito del fondo Encomiendas del Archivo General de la Nacién (AGN), el cual contiene el proceso de sucesién de Claca de Deza en la ciudad de Véler. El documento pposce 31 folios escritos por ambas caras Los afios a los que hace refe- rencia este proceso de autentificacién de los derechos de encomicnda sobre pueblos de indios oscilan entre 1552 y 1623, Ademis, el caso cen su conjunto esta constituido por documentos varios, tales como autos, cédiulas reales y careas de petici6n. Aunque fa problemética de este trabajo gira en tomo a las ciudades de Saneafe y Tanja por ser los centros de poder encomendero més notorio dentro del Nuevo Reino, esta encomendera de Velez nos permitiré hacer una adecuada compara- cidn con las dems sucesiones que transcurrieron durante el perfodo de este estudio. El punto més interesante, y que refueria la eleccién de este proceso, es la intima relacién comercial que ataba a Vélez.con Santafl y Tanja. Como se-verd mis adelante, el desembarcadero del Carare, por donde enteaban y salfan mercancias, productos agricolas y manufac- turas, hacta que la ciudad de Vélez estuviera en contacto continuo con Santafé y Tanja, por lo tanto a ciudad de Vélez no puede estar excluida alllevara cabo una comparaci6n. Inclusive, entre los seis casos recuperados 5 AG, Bogoti, Colonia, Encomiendas t,2, doe. 1 hojas 1e-31e (1597-1623. Deza ‘José, renuca as encomienda de indigenas de la jurisdiccin de Veler le sucede ‘nella su hija Clara de Deva}. para la prospeccidn de la investigaciOn, este caso resulta bastante deta- Ilado y adecuadamence conservado, excepto por unos pocos folios del incerrogatotio que no fue posible tener en cuenta por el estado lamen- table en que se encuentran. Hasta donde el documento nos permite afirmar, Clara de Dexa nacid y vivié en laciudad de Vélez. Esta ciudad, paral intervalo crono- {ogico de este proceso de sucesin, era una importante ciudad colonial; de hecho, por sus calles se podia comprobar la importancia comer- cial de la ciudad, tanto por sus tiendas distrbuidoras de vinos y ropa de Castilla como porlos centros de abastecimiento para los viajantes¢ Sin embargo, esta ubicacién comercial estratégica se complementaba con Ia caplotacion de la Fuerza de trabajo de ls indios en la mineriaaluvial auriferadelrfo del Oro (principalmente hasta finales del siglo xv) yen laagricultura de cafa, trigo, malz yalgodén, establecida en los pueblos de indios de encomienda, ala que se le afadfa la ganaderia.’ Por oto lado, la manufactura provela a la ciudad de viveres, conservas, lienzos de algodén y alpargates La sociedad de Vélez, por su parte, pas6 de ‘estar conformada por un grupo de soldadas encomenderes espafioles con indios muiscas y guanes encomendados, a una sociedad de estan- cieros y hacendados crollos y espafioles con la disponibilided de Fuerza de trabajo de los indios y un clero beneficiario de censos y eapellanias que fueron cl resultado de la formacién de la propiedad rural.’ En este medio crecié dofia Clara de Deza, Ahora bien, la posicién social de dosa Clara se muestra intima- ‘mente ligada con la de su ascendencia y parentela, segin se desprende de la fuente, Para acceder a éstas, se seguicd la casa y el linaje que la hizo visible para los jueces que levaron su caso," Era nototio que dofia © Armando Martinez Garnica, La provincia de Velee orlgents de le Vez: orignes desu poblemintor ‘erbanes(Bucaramanga: Universidad Induseal de Saneander, 1997) 20. Dario Fajardo, EU régimen de la encomienda em le provincia de Vaec(poblacion indgnsy eon oged:Unveridadelas Ander 96), + Armando Marine, La provincta, 21 * Armando Marines, La provincia, 21. "" En la seconstrucciin del hogar ibétco, los colonos eipaoles se ocupaban, en primer lugar, de Fandac wna casa poblada. Es deci, un lugar de habitacin y asen- ‘amino en los términos usados por ls civilizados. Sin embargo, l descripcién Ade este proceso se ecomari con mayor detenimiento mit adelante, 241 242 ‘Clara de Deza llevaba el apellido de su padre y de su abuelo patemno durante el transcurso del proceso de sucesién. Por aquel entonces, la posicién social de dofia Clara era el producto de los origenes sociales de su padre y de su abuelo, Flos llevaron a dofa Clara hasta la privile- giada posicién de encomendera en laaristocracialocal de Vélez. En este sentido, es importance hacer una semblanza de su padce y de su abuelo como parte de la crayectaria de su linaje. Ast pues, el abuelo pacerno de Clara, Jerénimo de Deza, obtuvo, por intermedio de dos cédulas reales de 1552 y 1554, una merced real de encomienda de los pueblos de Chebere y Sancoce. En aquellas, rey otorgaba las mercedes reales por los gastos y trabajos metitorios ‘que Jerénimo de Deza habia hecho 2 la Corona en el poblaimiento de la ciudad de Vélez, o mejor, en la colonizacién de los pueblos muiscas y guanes, Ambos pueblos de encomienda fueron adjudicados por dejacién, Es decie, que el poseedor anterior de los derechos sobre la encomienda remunciaba a ellos y los entregaba a la Corona para ser adjudicados nuevamente segiin los requisitas © mérivos correspon- dientes. Segin Germén Colmenares, las irregularidades en la dejacién de encomiendas fueron frecuentes. Estas se basaban en la compra y ‘venta de los titulos, accién que era prohibida por las leyes de la Corona, En este sentido, Jerdnimo de Deza debié convencer a los poseedores de las encomiendas de hacer la dejacién a cambio de algunos pesos de ‘oro de desconocidos quilates.” Esto hizo, pues, que el abuelo de Clara se convirtiera en un agente de la aristocraeia encomendera y obtuviera su sustento de la explotacién de los indios de sus encomiendas. Esta daré hasta el afio de 1597, cuatro décadas después de su posesién, ‘cuando su abuelo fue sorprendido por la muerte, dejando el disfrute de la segunda vida de su encomienda a su hijo, es decir, al padre de Clara. Aquél habria muerco mds o menos alos setenta afios, edad nada despre- ciable para un momento en el que la esperanza de vida no debia superar " Geemin Colmenares, Hizora econdmic social de Colombia, 125. [AGN, Bogotd, Colonia, Encomiendat,2, doc. hojas Sr-Bv, eilmente los cincuenta aos.” Fue at como el abuelo de Clara ocups ‘una posicién social privlegiada en la ciudad de Vélez. Continuemos ahora con el padre de Clara. Su nombre era José y set casa gra como la de su padre, a saber: Deza.'* José de Deza fre un espafol que, asi como su padre, no muestra su procedencia ibérica en mpruhen- dida en la compasicion q ver tiene a quien supp para hacer sta compusicion se renga consideracién a los deffectos referidos. Pero la ambicién del padre de Clara s6lo podia seguir los pasos dela llamada reconstruccién del hogar ibérico* Este proceso de la construct dleLhogar segin Plar Gonzalbo, estaba dividido en tes subprocesos onco- ‘mitante. El primero de ellos, sacado as luz por la Conquista, consiscia en Ja casa poblada, Esindiscutible que esteexpediente muestra la formacién "AGN, Bogoté, Colonia, Encomiendas, 2, doc. hoja 10 AGN, Bogors, Colonia, Encomiendss,2, doc, hoja 15 * No se puede olvidar que las expediciones de conquista y poblaciéa icfones isa y poblacién del Nuevo ‘Mundo fueron hechas por empresarios privados, incimament ligados con los -mereaderessevillanos y anillanos. 246 ENTAEEL PODER, 1 CAsaLO¥ BL ORDEN SOCIAL EN LA NUEVA GRANADA COLONIAL de una casa poblada en la historia del linaje Deza. En los anceriores documentos hemos visto que muchas de las expresiones usadas por Jexénimo de Deza, el abuelo paterno de Clara, para obtener a merced real de una encomienda toman el eérmino de poblador para refericse a suis mrtos Feente a la peticién elevada a la Corona. Su hijo, de igual manera esgrime estos mismos argumentos para hacer la composicién de sa encomienda. Pero zque significaba en el Vélez de ese momento el término poblador? En realidad, Vélez no seal una ciudad tan alejada de los centros de poder hispinicos, pues la Conquista su poste- arpiajen ego Litip-mcrol hla ie Wendi) delos poscedores de encomiendas apareciera en el horizonte del Nuevo ‘Mando como un rasgo caracteristico de una sociedad de prvilegios que compatta signifcados comunes con los centrosde poder hispinicocolo- tial2! Asi, poblar“significaba tanto como cultivar lo inculto, ocupar Jo vacio, seforear aquello que s6lo era una porcién de naturaleza sin derechos ni voluntad” Asien este caso la figura del padre que confor- ‘mabacel linaje era fa del poblador y no la del conquistador® Con ella activada en el linaje, anto los hijos como las hijas ya establecian una jerarquia entre ells ylos demas, como eran, entre otros los Funcionarios de 1a Corona, el cero secular y regulary los comerciantes, ya que los vasllos indios no eran mas que almas por salvar y por ello dignos de conmise- racibn ycaridad, yno de una posicién social dentro del orden colonial. El segundo subproceso en la reconstruccién del hogar perdido era la formacién de una nueva aristocracia. Precisamente, en este aspecto 2 Pilar Gonzalbo Aizpurs, Familia y orden colonial (México: El Colegio de Méric, 1998), 14 Es hioador means hae una ineresanedefinisn de la categoria social empleada durane la Colonia temprana, Nila casa, al la case yy macho mens el etamento setvian para defiir la organizacion social dela ‘Colona, Para ella a calidad era mis adecuada. ya que és “no slo dependia de caracteres bioligcoe sino también de su scuacién fils, del nivel desu pos cin econdmics, del reconocimiento socal dela categoria asignada ass profesién ss ocupaci yet presigio personal’ © ilar Gonzalo Arpura, Femi arden, 104, 2 Enese conterto entendemos fis ene sentido mas amplio posible. Deste dl apelldo, a casay las encomiendashastalo elas ylascrades as como también losvesinos vsitances de a casa. tiene pleno sentido a expresién dovia Clara, Esa nueva atistocracia hacta evar asus mujeres el dovia ances de su nombre de pila para hacee refe- ‘encia a la duefia de las posesiones familiares. Ademis, a novedad de «sa aristocracia era el opacamiento de la vida peninsular. Espafa y todo 1 imaginario que de ella pudo haber cruzado el Atlintico ya estaban ‘muy oscurecidos, no sélo desde el punco de vista de la distancia y de la composicién social de ls Indias, sino rambién desde lacitcunscripciSn de su entomo a la vida rural velefa como lo aestigua el proceso. Oro de los indicios de la pertenericia 2 esta nueva aristocracia de la familia de Clara era la notoria complaceneia que su abuelo y padre tenfan con losmiembros dela coree de Santaft, a llamada Real Audiencia, as{ como también con los clérigos de 1a orden de Loyola. Por iltimo, el tercer stbproceso hace referencia alas relaciones sociales como las del paisa- nae y el parentesco. Ahora bien, para este proceso de sucesién, estos vinculos sociales definidos por la conformacién de enlaces entre las familias encomenderas 0 de la élite colonial no son de caricterrele- vvante, pues no se encuentran, ni muchos apellidos del linaje Deza entre 40s testigos que participaron en el proceso, ni tampoco relacién alguna con lugares de Espafa.® De este modo, la composicién realizada por el padre de Claca extendis la posesién de la encomienda por otra vida mis, Aquélla costé a su padre 363 pesos de plata corriente cort seis tomines en tres cuotas, {a cual pagé en la Real Caja segin los certficados de la Hacienda Real adjuntos al proceso de sucesién EL8 de marzo de 1623, Juan de Gavitia, en nombre de Adriin de Gortéez, “matido y conjunta persona de dovia Glara de Deza’ enviaba ‘una carta de peticién a don Juan. de Borja solicitandole la sucesion de la % ELhermane de lac, Jeninimo de Det, hizo djacién de laencomienda pra que fnalmence su hermana la cecibiera porque habia tomado el hibice de san Ignacio ds Loyola, Esa orden de San Ignacio de Loyola la Compafia de Jens, fu eveada easel Eeumnénico y Sanco Concllio de Trento % Pilar Gonzalo, Familia yorden, 111-117. ‘ % naw, Bogors, Colonia, Encomiondas,2, doc. hos 2irv (Cersificado del pago hecho ala Real Cajal 20 de mayo de 1622 yel 17 de unio del mismo aio, respect ‘vaenc), Esineresange notarlaintervencién de un yemo de Jost de Devs, lamado ‘Alonso Navaro de las Peis, urate el proceso de composicién dela encomienda 247 248 encomienda a Clara por muerce de su padre y posterior dejaci6n de su hermano, Jerénimo de Deza. Antes de continuar, quisiera aclarar que de su hermano sélo sabemos que no tomé posesién de la encomienda porque habia tomado el hébito de la Compahia de Jestis en Santafé, como dijimos anteriormente; de su esposo,sélo comprobamos que fe clencargado de contratar un representante para Clara que reclamara su titulo de encomienda por segunda vida en su nombre frente a la Real ‘Audiencia, Volviendo al tema de la peticén de sucesién, el 2 de mayo dde ese mismo aho el presidente don Juan de Borja dictaba el siguiente auto a su escribano de cimara, quien lo interpreté ast: Dixo q no innovando la dha composicién sino dexandola a disposicién de lo q su magestad se sitviere de proveer y hoedenar en ella mandava y mando q a la dha doa Clara de Deza see despache titulo de sucesién dela dha enco- rienda sin aerecelle mas derecho del que el dho su padre tenia adquirido por razon de la dha composicin y asi lo proveyo y mando” Con ello, el presidente entregaba legalmente a dofia Clara de Deza su encomienda, restando, finalmente la confirmacién del rey. que no esti entre los documentos del proceso. Ast pues, la participacién de ddofia Clara de Deza no ha sido evidence. La posesion de la encomienda viene por la nea patezna y ¢s su marido quien aparece en los estrados juaiciales para dar curso a la sucesiOn, Por elo, este caso muestra un ~ dominio permanente de los varones espafiolesy crillos no sélo alr dedor de la encomienda, sino también del acceso ala ley. Sin embargo nos detendzemos en las leas del proceso donde ella fue mencionada, aproximindonos asi al papel que desempedé esta mujer criolla en a stucesi6n de una encomienda En los 31 folios que conforman este proceso, como decfamos al comienzo de ese acipire, desde el folio 22 se hace mencidn de Clara Por supuesto, con el distintivo de dof, que, como lo menciondbames, 2 nGw, Bogoti, Colonia, Encomiendas. 2. doc, hoja 30t (Auto proveido por el prcsidente dela Real Andencia Jun de Bort el 22-de mayo de 1623), «5 valor corriente entre la aristocracia local de Vélez. Ademis de este distintivo, se la identificaba como hija legicima de su padre. Esto signi- ficaba que ella fue concebida bajo los cinones del matrimonio catblico, Jo que respondia asi a los méritos necesarios para obtener la posesién de lasucesién dela encomienda, Por iltimo, la presencia de dofta Clara en la sucesién escavo representada por su marido, ‘Hasta aqui el andlisis del mapuscrito que contenia la sucesién de dofia Clara de Deza. Elexpedience permitié conocer a manera como la encomienda llegé a las manos de Clara, asi como también la posicién y Ja eeayecroria social de la que esta encomenders formaba parte integral. Dofia Ana Maria de Fonseca: encomendera criolla de Santafé, representante de una nueva aristocracia El siguience analisis se basa en el manuscrito de un proceso de suce- sibn de encomienda de doa Ana Marfa de Fonseca. El expediente consta de veinee folios scritos por ambas caras, Su cronologfa va desde el aio de 1538 hasta el aio de 1631. El tipo de documentos que contiene clexpediente son cartas de peticibn, descripciones de pueblos de indios xy autos, Sin embargo, la parte central del expediente o proceso no es la sucesi6n sino el acrecentamiento, Como se vio en el proceso ante- ior, la composicién hacia parte de aquellos procesos de sucesién en los cuales la encomienda queria conservarse por uha vida més de la permi- tida por lasleyes de sucesién (dos vides). En esteexpediente se trata tanto de una composicién como de un acrecentamiento. Ambas eran formas de ‘aumentar vidas alas encomiendas. Es decis, la composicién aumentaba dos vidas: Ia primera, para el que disfrutaba de la'segunda vida, que correspondia al hijo del encomendero, y la segunda, para su sucesor legitimo; por el otro lado, el acrecentamiento era el aumento de una vida mis para la encomienda, pero sin la necesidad de hacer una deja- cién. En este sentido, el control sobre las encomiendas variaba en los procedimientos pero era consecuente con un solo fin, saber: afadir el mayor nimero de vidas a una encomienda paraaleanzat la perpecuidad de ésas mediance otros medios en una casa poblada* * ow, Bogor, Colonia, Encmiendat, «1, doc. 5 (1631. Fonseca Ana Mati de, vind del apein Alonso de Mayorga socede éxte en a encomiendadelosinios 249 250 ‘Como lo mencionamos en el acdpite ancerior la sociedad en la que cstaban inmersas estas encomenderas estaba basada en la teconstruccién, de un hogar perdido. El primer elemento de éste era la casa poblads, caracterizada por el poblador, es decir, el colono espaftol. Sin embargo, cen la construccién de dicha estructura social encontramos dos tipos de pobladores: los primeros pobladores, conquistadores y descubridores, y los pobladores a secas. Entre estos primeros pobladores, conquistadores y descubridores del Nuevo Reino, y, en especial, de la ciudad de Sancafé, se encontraba el abuelo de doa Ana Marla, el capitin Juan de Olmos elvicjo. El fue uno de los soldados que entraron y conquistaron cl tecri- rorio muisca en compafila de Gonzalo Jiménez de Quesada, segin el testimonio del marido de dofa Ana Maria, el familiar del Santo Oficio de la Inquisicién —del cual hablaremos adelante con mas detalle—, capitin Alonso de Mayorga. Para él, el abuelo de dofia Ana Marfa fue tuno de los nobles y fue sefalado dentro de los primeros pobladores, Estos calificativos sociales ditigidos al bisabuelo de sus hijos debiecon set ‘moneda corriente no sélo enere los vecinos de Santaft, sino también entre los centros urbanos coloniales. Ellos no respondizn sélo 2 un cumplido, por decirlo de alguna manera, sino a un enlace de una confi- guiracidn social aristocrética en la formacién de la sociedad de Santafé colonial, para usac la expresin acufiada por Julidn Vargas Lesmes.* la posicién de prestigio en el espacio social era la representada por los primeros pobladores-conquistadores involucrados en la Fundacién dela naciente ciudad. Por otro lado, ademés de la nobleza que daba la participacién en la Conquista a estos primeros pobladores, estaba el cardcter individual en la defensa de los intereses de la Corona con vistas al establecimiento de los espatioles en las Indias. Con ello me refiero al apoyo del capién Juan de Olmos, el viejo, en la lucha coneralla tirania de Gonzalo Pizatro y Alvaro de Oyén, éste en Popayan, aquél en el Perti, a lo que se aftade la pacificacién de los pacces y el descubrimienco de los valles de Neiva, de los que, sin lugar a dudas, habria traido un botin nada despreciable ‘Ee Nemoedn, Tasgacs, Tibité y acho, Descripein y censo de los pucblos mencio- rads} : Vargas Lesmes, Le sociedad de Santa Fe colonial (Bogoti Cinep 1990). para saciar su sed de oro. Ahora bien, a todo este individualismo desbor- dado del conquistador, el capitin Alonso de Mayorga lo califca de esforzado y animoso. En efecto, este esfuerzo y aquel Animo estaban sostenidos no sélo pot los premios o mercedes reales (encomiendas y cargos de prestigio principalmente), sino por el acrecentamiento del honor de su linaje mediante el uso de armas y caballo, el cual habla renacido en el terreno abonado de la sociedad colonial santaferena.® En sia, tanto la sociedad de Santafé como el marido de dofia Ana Marfa derivaban la ‘nueva aristocracia de la participacin militar, bien fueraen la Conquists bien en la ocupacién yel asentamiento de los espafioles.” Bl poblador a secas, mencionado anteriormente, era el civilizador. Sudmbito de accién era la policicay la celigién. En este caso, el padre de dofia Ana Maria y su matido cumplieron dichas funciones. El primero cjercié cargos militares y civiles de control en la ciudad de Santafé, el Gleimo fue familiar del Santo Oficio de la Inquisicién, entre cuyas fanciones estaba la constante vigilancia del cumplimiento del dogma y ladenuncia de cualquier acto sospechoso de hercjia. La casa poblada de dona Ana Maria, entonces, tenfa su fundamento en los dos tipos de pobladores entre los que figuraban su abuelo, su padre y su marido. Ahora bien, era esta casa poblada una estructura social autoritaria?, éseimponia una sujecién al padre incuestionable2, cémo-erala rlacién ™ Julio Caro Baroje, “Honor y Vergiena (examen histdrco de varios conlctos populazes)’ Rests de Dilectolgla y Tradiciones Popaare 20,4 (1964):411-460, En este denso aticalo s¢ analiza el cancepeo de honor en la sociedad cortesana carellans, donde la signifcacién de dicho eérmino cambia porque “los patro- natos de vijas iglesias, el control de cofadias piadosas, de concejosy mercados de campos y villas de distin sonoma, algunos seheros incluso, no saponian gran ‘ora enere las honras que se pian adquiresrviendo al ey, bien ena core, bien ‘nel efército, bien en los consejos tibunales de Espaia 0 del Nuevo Mando y aun dedistineas pares de Europa’ 3 Gn, Bogor, Colonia, Encomiendas, 11. doe. §,hoja 885r (Carta de peticiin de ‘Capiedn Alonso de Mayorga, presentads en Ia Real Audiencis del Nuevo Reino el 25 de febrero de 1631), . % Familiar del Santo Ofcio de le Inguiscién (s. £), Recupersdo el 8 de octubce del 2007 de up://wwwencilopedia aragonesa.com/vorasp?vox_id=5482, Acompafane y salraguarda de los inuisdores considetado come miembro de 4 propia fila de abel nombre, 251 252 « Juan de Olmos, en un periodo donde las alianzas monogimicas eran NTRE HL TODER, EL CAMBIO EL ORDEN SOCIAL EN 1A NUEVA GRANADA COLONIAL ae Adtiana Maya Rexcepo, Brajrs y reconsrucén de idetiades ene ls _afrcanos ys descendionts en la Nueve Granada, siglo xv (Bogocs: Ministerio Cultura, 2005),200. 269 270 tuna subpoblacién de 215 descendientes de afticanos distribuida en «tes tipos de unidades de parentesco: familias nucleares —en especial madres con hijos—, familias extendidasy confraternidades (hermanos), En este escrito nos centraremos en los dos primeros tipos, dindoles a las madres soltecas un trato especial. Hablamos de apenas tn 24,1% de los esclavos identificados para los cincuenta afios del estudio (un cotal de 891 individuos), los cuales euvieron alguna referencia de vida fami- liae relativamente estable en el momento de su cegistro protocolario, proporcién similar a la del sistema esclavista santaferefo (una tercera parte, segiin Rafael Diaz) Ahora bien, estos datos justfican que la cela- cién entee la institucin de la esclavieud, el mazrimonio y a familia fue desfavorable para los cautivos. Lo anterior no indica que el restante 75,9% no haya tenido nunca parientes, sino que no se registraron esos datos en los protocolos, lo que mostraria que fueron esclavos disgre- gacos entre varios amos, peopiedades y provincias americanas, lo que hhaceimposible seguicles el rascro, Este trabajo se concentrara en esos 215 «sclavos, preguntando porla naturaleza de las familias que constituyeron. El ramafo de las entidades familiares de los esclavos de Pamplona (78 en toral) fue 2,75 personas, esto ¢s, una madre con al menos dos, |ijos o una pareja conyugal con casi un hijo, bajo si se compara con |b proporcién de las minas del Chocs* y la provincia de Venezuela (3,8 personas),‘ pero semejante al caso de Sancafé’ Fucron varios los faccores que jugaron en contra de la conformaci6n de Familias esclavas: 1h separacién por compraventas, el reparto de herencias y el otorgi- rmiento de dotes para futuras esposas y monjas; a baja expectativa de vida de los esclavos adultos y de los infantes; el traslado a los diferentes lugares de trabajo: la belleza Fisica de las esclavas, que les acarreaba el sometimiento sexual de sus amos, quienes por celos les prohibian tener + Rafael Antonio Diaz, Esclaviud,regisn y ciudad, 152y 156. > Luz Adtiana Maya Restepo, Bruiera y reconstruc de idenidader, 202-205, HL * pero la edad pudo haber sido menor, Sabemos por otras investigaciones que las esclavas eran sometidas sexualmente por la fuerza desde muy jovenes por sis amos, los hijos de éstos, los mayordomos de las haciendas, los hombres libres que frecuentaban las casas de los propietatios y por los mismos esclavos.” Segin los cdlculos para las madres esclavas de Pamplona, la edad promedio del primer hijo estuvo alrededor de los veinte afos y la moda fue de dieciocho, como acontecié con la mulata Juana de veinticinco afios, quien fue vendida en 1732.con su hijo mulatillo, Mateo, de siete afios, es deci ‘que dio a luz asu primer hij a los dieciocho afios.* Es posible sospechar Meyes Fortes, “Parentesco y mattimonio ent fos Ashanti’ 292-293. % Rafael Antonio Diaz, Eiclavitud, regi y ciudad, 153. La warnpa de ealeuac la dad de las madvesesclavas cuando dieron aluzasuprimerhijoescteerciegamente «n las fuentes notariales,descartando de entrada las posibilidades que desestimu Jaron wna procreacién ms eemprana: moralidad inf, ventas de nifios sepa- zndos de sus madres, el abortointencional 0 provocad por fs esfucreosRicos elas madres, las enfermedades, na comida deficient y la vida poco higiénica en que crecian los menoses. Hasta tanco no se cvence con una documentacibn y metodologia mis confable, seed muy dificil poder determinar con mayor certeza % Christine Hiineflds, Las Manuel via evtidiana de une femilia negra en la Lima del sgl xx: wna rflexiinhiszirica sobre la exlzvtud urbana (Lima lasi- tuto de Estudios Peruano, 1992). 35-36, El yemo de la hija del propieraio de la hacienda del Pando, un comerciance crolio det consulado limefo, viol a lz ‘cava de su esposa aprovechando su salida para mis, Se taté de Manwelita, que nese enconces tenia dicisiteafos. Producto de os apetitossexuales desu a0, nacié tuna nifiaa la que el padee neg, aunque su esposa sbla que era hija de su que el pare negé, manque su esposa sala que ca hij ™ AGN, Bogoci, Archivos Notailes de Santander, Nocaris Primera de Pamplona, rollo 1523134, & 183v-185r (1732, Venta de Andeés Suiex a favor del eapitén don Santiago Lara, vecino dea vllade San Crstébal). : 4 i gue debido al origen generacional del niio —"mulaillo’—, su padre fuera blanco 0 mestizo, ral vez el amo de Juana, el padre de ésteo algin otro individuo de piel no oscura, La madre mis joven fue otra mulara, también de nombre Juana, quien two su primer hijo a los quince aos; mientras la mis alta edad para madres que parian fue de eeinta ycinco afios, como sucedié com la negra Maria de treinea y seis, vendida junto con sus hijos Marfa Martina y Manuel Ignacio, de dos y un afio respectivamente-® Entonces, tenemos que las esclavas de Pamplona ‘engendraban encre os quince y treintay cinco afios, aproximadamente. Lapreguntaes: zeuintos hijos concebian las esclavas? Todo indicaria aque entre cada parto transcurrian cerca de dos afios, si bien no todos fos recién nacidos lograban sobrevivie alos primeros afos de vida. Por cjemplo, de diee casos en fos que se apuntaron las edades de las madres y de su descendencia, en ocho de ellos se encontraron hijos que no se llevaban mds de dos afios, como sucedié con la pareja conformada por el mulato Bernardo de veintiséisaios y a mulata Juana de veinticinco afios, quienes procrearon a Manuela de diez aiios, Josepha de ocho, Agustin de seis y Tomas de cuatro." Segiin estos estimativos, se puede sugerir que entre los quince y treinea y cinco afios de edad, las esclavas podian quedar embarazadas por lo menos en diez ocasiones, pero con suette una tercera parte de esos nifios lograba llegar a la edad adulea* Un ejemplo esl de la negra Maria con sus cinco hijos. En 1703, tenia treinta y cinco afos de edad, su hija menor era una negrita de un afo y medio, le segufan en orden Amador de cuatro afos, Juana Maria de % aan, Bogocs, Archivos Notaiales de Santander, Notara Primera de Pamplona, sllo 1523134, £ 971-7 (1731, Censo del capitén don Francisco Guerrero}. © cn, Bogots, Archivos Notarales de Santander. Noterla Primera de Pamplovia, rollo 1523133, 6 71e-72r (1713, Venta de dota Nicolasa Ramirez del Rincén y sa hijo don Miguel Plier dl Rincén), 4 4@N, Bogotd, Archivos Notarales de Santander, Nozaia Primera de Pamplona, rollo 1523134, € 97 (1731, Censo del capitan don Francisco Guerre) ‘© David L. Chandler, “Family bonds and the bondsman’, 114. Chendler sedala un cerimativo sag dado que la mujer esclava hacia los ereinta y res ash dado a Ia cinco nifios, pero ha perdido la mirad de ellos. 281 282 siete, Santiago de diez e Ignacio de trece.® Entre cada hijo habia tres afios, pero lo que llama la atencién es que el mayor lo engendré a los veintidés afos. Ante ello, cabe preguntarse si en oporeunidades ante- tiores quedé embarazada y, de ser asi, si algunos de ellos muricron a temprana edad o fueron vendidos por el amo y separados de la madze. La promiscuidad, el hacinamicnto, el concubinato, las relaciones ilfcitas y el asedio sexual de los amos generaban una identidad dudosa ¢ incierta del padres por ende, sélo se conocia quién era la madee. Més atin, como lo afirma Orlando Patterson, la esclavieud era una de las formas de relaciones de dominacién mas extremas que se aproximaba a los limites del poder total desde el punto de vista del amo y de casi total imporencia desde el punto de vista del esclavo.* Esto significaba que las esclavas eran victimas de la Iujutia de sus amos. Producto de aquello engendraban mulatillos que no eran reconocidos por sus padres. Por otra parte si esclavos, mulatos libres, mestizos y blancos frecuentaban con regularidad los mismos sitios —fuese el rio donde sc lavaba ropa, el solar dela casa del amo, ef cultivo o los lugaces alcjados y oscuros de fa ciudad—o convivian juntos en una choza sin separacién de los espacios y-con la poca atencién de los sefiores esclavistas, seguramente se engen- draban hijos con padres desconocidos, En caso de progenie, efecto de telaciones indebidas, era mejor callar a identidad del progenitor pata evitar represalias del amo y los seflamientos sociales, ‘De71 infantes escavos vendidos en la primera mitad del siglo xvitt, 54 se negociaron sin la compafia de sus padres: Por cjemplo, en 1746 © 4a, Bogor, Archivos Nocaiales de Santander, Notera Primers de Pareplona, rollo 1523133, £380 (1703, Censo de Juan Sanchez Cari). * Orlando Pacterson, Slavery and social death: A comparative study (Londres Hacvard University ress, 1982), 1 “ David L Chandler, “Family bonds and che bondsman’, 123, Mientras en Pamplona dela primera mitad del siglo apenas se vendid el 23.9% de nos con sus padres, en Cali dl siglo xvitt, la sivacién foe iver, pues a fia estuvo sercana al 90%; Manalo Florentino y José Roberto Goes, “Morfologis de la infanciaesclava}, 176. Los auoressefialan que los nos esclavosiban perdiendoa sas padres medida que ceecian: ‘Antes de completa un afo de edad, uno ence, ‘ada dier nifios ya no poseian ni padre ni made anorados en los invencaios. ‘los 5 aios, la mitad pereca esta completamente huésfana os 11, ocho de cada dice: eeu — el mulatico criollo Juan Joseph de dos afios, hijo de la esclava Maria, fue vendido por Ménica Virguey en cien pesos, La compradora fue dofta Matea Forero, vecina de Tunja y cesidente en el sitio de Chiquin- ‘uird, Io cual significé la separacién del infante del lado de su madre.‘6 A pesar de que nos parezca extrafa dicha situacién, entre los pueblos afticanos la separacién de los nos de sus progenitores era una prictica que regulaba las eseructuras familiares. Para citar un par de ejemplos, entre los mayomibé y los congo, que definian el parentesco por linea ‘materna, los nifios pequefios permanectan bajo la custodia paterna, pero siel hermano mayor de la esposa deseaballevarse dos o més de los hijos de su hermana para prepararlos como herederos desde temprana edad, lo podia hacer con el consentimiento del padre. De cualquier forma, cualesquiera que fuesen los poderes temporales del padee, el hermano de la madee siempre tenia derechos supetioces sobre los hijos de su hermana.” Un caso ain mds fuerte de separacién de infantes era el trifico levado a cabo por los yak —sureste de Nigeria— de nifios procedentes de sus vecinos los ibo, siendo cl mayor niimero nifias que eran adopsadas por los compradores para ser Futuras jSvertesesposas de hombres mayores.# Los hijos de los esclavos, legitimos © no, asumian la condicién esclava de sus madres, asi sus progenitores fucran libres o blancos.® En otras palabras, la progenie de las escavas era propiedad del esclavista, de la madre, quien disponta de ellos como propios asi lo reconocieron las leyes indianas y la sociedad. Los amos tenfan todos los derechos sobre sus esclavos y autoridad sobre sus hijos; se constituian en los Aox, Bogotd Archivos Notariales de Suneander, Notaria Primers de Pamplona, rollo 1523135, 421-43 (1746, Ventade Ménica Vieguey favor de doa Matea Forero}, © AcT-Richards,“Algunos tipos deeseructura familie entre os bantdes centaes’, 245; Meyer Fores, *Parentesco y matrimonio encte los Ashanti 291. Enere los ashanti (Ghana o Costa de Oro, aproximadamence la mitad de os hijos menores de quince afos vive con sus padres, en gran parte debido a gue compazten Ia misthaviviend y la otra miead reside en easas prsididas por el hermano de la madse. “Daryl Forde, “Doble filiacién ence los yak? 322 © Luz Adsiana Maya Restepo, Brajertay recansrucein deidensidades, 206. 283 284 padres legaes o nominales(parer) de la descendencia esclava, pudiendo dlisponer de ellos como bien les pareciera, dado que adquirian lacondi- cidn de sus madres, de modo que el dominio sobre ellas se extendia as prole. Los menores no pertenecian al padre biolégico, quien no podia ejercer derechos de custodia, Aun s el padre viva con sus hijos, les daba muestras de catifo y recibia amor de ellos n realidad era poco lo que les podia ofrecer aparte de su afecto, Por lo tanto, a igurade las sadzes era importante en a poblacién esclava, pues los hjos heredaban su situacidn, eran criados por ellas, les ayudaban a obvener la libertad y habla grandes probabilidades de ser vendidos en sacompafila, Comolo asevera Frederick Bowser: “La esclavitud tendia adarala unidad fami- {iar un cono matcadamente macriarcal"® Precisamente alrededor de la madre los esclavos lograron tej los ‘vineulos de parentesco, lo que permitié a la progenie esclava construir tuna identificacién pot linea macerna (matrilineal) y que su residencia fuaese roatrifocal (Ios hijos vivian donde residia la madre).* Es por eso aqueesfrecuente encontrar alos hijos con sus madres, residiendo con ellas o ransados su lado, tl vezen compaia de us padres ode un compaiero de la progenitora sin ninguna relacién biolSgica con la pole. El nico caso que se sale de esta regla en Pamplona fue el de Juan Buitrago, de ccuarenta afios, y st hijo Juan Benito, de veinte, quienes pertenecian don Juan de Figueroa, Segin lo declaré Figueroa en su testamento, tenia otras cinco esclavas —Nicolasa de treintaafios, Catarina de dici «fis, Francisca Josepha de doce, Maria Bartola de scis y Antonia Ignacia deato y medio—.* No habia vinculo parental entre elas ni con los dos cexclavos varones, si se considera el silencio del testador, pero posible- mente Juan y st hijo tenian relaciones amorosas con las caurivas adulras desu amo 0 con esclavas de otros propietarios. ‘Ahora bien, dentro de las tradiciones afticanas, muchas veces ef padre biologico no era quien regularmente cuidaba, formaba y cenfa 5 Feedetick P. Bowser, El eclav aficano en el Perk colonial 329; Rafiel Antonio Dia, Exleitd, retin cindad, 157. 5 Luz Adviana Maya Restrepo, Brajerieyreconstracion de idenidades, 204-206. % AGN, Bogosi, Archivos Notailes de Santander, Notarie Primers de Pamplona, sallo 1523133. £394 (1716, Tesamento de don juan de Figueroa). | la auworidad legal de sus hijs. En sociedades de tradicién marrilinea), la familia dela madre —mas exactamente su hermano mayor— dispuraba al progenitor lacrianza y correccién de los infantes,teniendo derechos {que sobrepasaban a los del padre: arreglar y pagar los contratos matri- moniales, cstigarlos, venderlos como esclavos, hacerlos trabajar en su favor, usarlos para pagar deudas de sangre, solventares adivinos en caso deenfermedad, heredatles sus bienes y hasta derechos de vida y muerte: ‘A pesar de que el pace no tenia la total custoia de sus hijos, de todas formas los nifios eran amparados y educados por otros pariences, quienes tenfan aucoridad sobee ellos, Ahora bien, en la esclavitud no eran los padres y fos hermanos de las madres os que se encargaban de les ras o ss capataces, quienes representaban la figura masculina de unr familie y,en algonos casos, establecfan rela- ciones paternales con dichos infantes. Bl propietario disponia a su voluntad de los esclavos, sin importar edad y género, Las compraventas se constituyeron en el mecanismo frecucnte de separacién de nifios esclavizados de sus padres. Esl caso de Juana, “muulatilla criollz” de doce afios, quicn fis-veridida en Pamplona 1 don Joseph Francisco Bermiides por el alcalde ordinario de la vill: de San Cristébal, don Manuel de Umafia. Su precio se paccd en 154 pesos. Esta compraventa evidencia no sélo la sxzaracién fisica de Juana de sus padres y demas familiares, silos habia, sino lo mas intere- sante es que ella fue vendida en un dea lejana de lugar donde se encon- trabainicialmence: a villa de San Cristobal. Con seguridad, su madre y ‘esiyanouo 95 soameBrasoauy sasoraauy sns assur “(esuasd wa) 9¢gT-E/S 1 ‘sosenyp & sopoqugs Somes supe K muowaea ‘vireg O34) PT 218T Ua seUOPeURR|POId 4 sean{ :apod 228:92)90, 4 uosipy ap svuripmasy 2p ouruanons YX Jop sPeouury UB eTALI-6EL1 TD YES ap BIE e] Uo TeDSEpH{ UoFserasyUTUApE ey 2p peraedsD ‘uopemifyuo> yf 23qos =epppasn{ e snquasiqy, seszguony soy ap kpouordey vu ,jriusumoop 2aiode un *B5) weg 9p eIpA e] ‘ue JI] soften 2p emf ey, opeoygnd ey “sajruopeurazun 9 safeuo}seu soiuada ua sejausuod saau2991p opestiosaad wp tapueauies op feSNpUT eprsi9stup ¥] 9p 1operiosstpy :vzVudad ODSVTEA IWAN NYTIOL usopspy ap onsenuy -seppuataqo9 ue opensi8or eUo}oD eHOASTH, 2p odnas op asuesSoaur sy ‘euoastpy ap ouriquiojo> oseiBu03 AX PP 2 Kouriquio,e5 22u=poioN Jap S62193sIH Sorpmasy ap oxbojey A pp usoisued ows opediopased vy seuasucul soy ap & pouotioa recog 2p opiwnuy [2 ud ,exgo 2p owes 4 opearous eansonnnsoespUt -TTAX OSS Jp to seuapfues sepuarey sey, £ €LLT-F69T soar[so So] 2p raypsoutap emaonins Bf :,suqumplaras vor9{ng,, sons “pure so] opeotignd eps -puaiavjose ey 2p A eons exoasty e] us opesreurua trey 28 uoroeSasoaup ap sososoau sng "tuoasizy 9 wiSojodonuy 2p overg ojo) oanansiy ye ssuowyssoqey opernouta X sopuy 50] 3p PepIssaAUN] 2] 9p eLOrsTpY ud eprseeyy eT ap opessis pursues ap jesnpUy PepIeAtuy) UY] ap JopeuOsTpY tONSAUYD UVZVIVS NOSNIGOY “puogsyg 2 sauaByrug ‘vangpn3 1d S08 T-0Sz1 ‘tmbonuy ap esuvord 1] uo wsoyShyos vasag vf :s0298 A soSuepuny semeoseyy, A tensor saan sopepae Komaesggsty suysoamey, u> 111Ax of8ts jap sajeuy “embonuy 3p eipujaoud ej us setoua3ympur ap souaSpur :seprewone X sonsonuazped sui, uemusnous as senuotoar souorseorgad sns aug iax £ Ax “tax sopBis so] saueanp wpeusse esanyy rf uo sesoxBya: sousSyat se] ap som 4 ugjzen2sp> x] o> sopeuornefas somsadse oprzyeue by o3s -odosd 2x69 vor) “jeusrew epes t[ ap enoasty vy & yemajN> eBO3sTY e| ssopwanso sour 19 opr: ap eansodsrad vy aprap ‘esos usu ¥ 2p o7pnas> jo U> opesnua> uy 2s soameBinsoaur sososa0uT sng S9puy SO] 2p PepIsIaAtue, *] 2p PONTE up opesoi0g jap aauerprasg “(WHTPP2W 2P25) FIqWOTOD >P TPUCHPEN, eprsvontur, wap topenospy -zaruxd ZAR VNILSTAD YPEVIN ‘oast} ap ourjquio|o> ose:Bu03 AX JP ue a1uoued ‘owes opediomzed vpy LAX offs fp uo ¥s9[8]¥] ap oxuarus>a|qes9 [> U> {A yesaus8 ua yeruojoa opopid jp ered seamunproany so ‘uesio4 SoaneSsoAUt sasozaiuT sng “UOYINITISUT BUNS opeioi20q] jap s2uepnass 4 sepury So] 2p PEPISISAIUA &] 2p PHOIIEL uaa saapSeyy “(UITPPAWY 2P2) PFqUOJOD 2p TEYOPEN PEPIIPANIA * ap Joptuo3si}] :zaTyZNOD V208ISANTH OAVISDD SOTEYD eas Se] angos ep 9p enoasipy > ‘opoyied owssyu fo a2uermp sefny uorstama anb exaonnssegyuy ap 4 sojeaieut souopewuojsuen se] £ niax of8is [pp s2[Cuy ap searrezsturape seutso] sey wos “HOBO 2p TONY 2 ap sywape S9sOIRIUE SUG "oUDHyOED 39 B40 WOME PD (ssaita) s12eq 9p 2]e}D0g soounrag uo soanepy Sap 3O>% e] ap aueIpMsD SaUDUITERASY “Sopuy so] 9p PEPISIOATUT *] 9p THOITEY UD saIsfFEpY K soprpoast}y :2INELEVIN ZITYZNOQ OGNVNAS{ NOSTIN -pruojos offis oun p Uo euePY Eaueg op ePUIADd uo soetuozoo sopepusoane set ap worndaaiad x] £ equojo> uapro [> ue ooyoquis oxsedu ns & s3jepos sauopesuasandoy sey ezyeur "e034 ug “Piquiojen U2 * ugroeauasendas ey & ‘ousy 4 seus8}puy soqpisadsg souotadiosunox15 se] 21qos oases A Te2o3>ofo stsrpuE Je uo: uo end epusSe ns pepsqenaze &] wy “ugrseSnsaaut op sorvaloid sosozoumu us opeleqen ey A peplsr2Atdn Y 9p FRHIed PUD =P owawerzedoq [pp a[qistA osea8u0p rureafoud jap ezopefinsoauy opis YH “Cy #08519) seUEI|O 2p sepeIUEIED sorprasy ap odtg ye 2eouoxseg “PepISioarun eusTUs | 2p P>pHOG PURI Ua sas tun wos "eIquOyoc) ‘SePUy so] 9p PEPISDAIUA, wap apy wens oper ‘eSoqpajod { ezopeuossip] 5VOSA NOGNVOS VIONULYY VTADWYH qenuoyo> e20d9 wus afeznsouu o1fduse wo sou0:803 ap seusipun soy oprs ey uoraedinsaaut ap ruse pediouiad ng (11x 28) Layisoto> vavavio WAEAN VINTTVIDOS NETHO HLA OUND TEMGGOLTETUNE —_ZGZ 294 EWEREEL ODER 21 CAMBIO £1 ORDEN SOCIAL EN LA NUEVA GRANADA COLONIAL especial de los juecesy los escribanos; también se intecesa por la juras y fiestas reales en vodo el perfodo colonial CaMILO ZAMBRANO: Historiador de la Universidad Nacional (sede Medellin) y Magister en Historia de la Universidad de los Andes. Hace parte del Grupo de Historia Colonial de la Universidad de los Andes. Accualmente se encuentra realizando wna pasantia de investigacién en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Colonia (Alemania) sobre craduccién y comunicacién multilingii. Este libro se compuso ena fuente ADone GARAMOND PREMIER, Enerode 2013 Bogest, D.C, Colombia,

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