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EDWARD P. THOMPSON | TRADICION, REVUELTA Y CONSCIENCIA DE CLASE Estudios sobre la crisis de la sociedad preindustrial Prélogo de it JOSEP FONTANA EDITORIAL CRITICA Grupo editoria! Grijalbo BARCELONA 3 LA SOCIEDAD INGLESA DEL SIGLO XVIII: gLUCHA DE CLASES SIN CLASES? * ‘Lo que sigue « continuacién podria ser desctito més como un intento de argumentacién que como un atticulo. Las dos primers secciones forman parte de un trabajo argumentative sobre el pater alismo y estin muy estrechamente relacionadas con mi articulo «Patrician Society, Plebeian Culture», publicado en el Journal of Sociat History (verano 1974). Les restantes secciones (que tienen st propia génesis) avanzan en la exploracidn de las cuestiones de clase y cultura plebeya.' Ciertas partes dal desarrollo se fundamentan en Investigaciones detalladas, publicadas y sin publicar. Pero no estoy seguro de que todas ellas juntas constituyan una «prueba» de la argumentacién, Pues 1a argumentacién sobre un proceso histérico de este tipo (que Popper sin duda describirfa como y «paternal» parecen ser sérmi- nos intercambiables, ef uno dotado de una implicacién més seria, el ‘otto algo mis suavizada, Los dos pueden realmente converger tanto ‘en hecho como en teoria, En la descripcién de Weber de las socie- dades «tzadicionales», el foco del anilisis se centca en Jas relaciones familiares de la unidad tribal o la unidad doméstica, y desde este punto se extrapolan las relaciones de dominio y dependencia que viienen 9 caracterizar la sociedad «pattiarcal como totalidad; formas que él relacions especificamente con formas antiguas y feudales de orden social. Laslett, que nos ha recordado apremiantemente la im- portancia central de la «anidad doméstican econémica en el siglo XvIt, sugiere que sta contribuy6 a la reproduccién de actitudes y relaciones patriarcales y paternales que permesron a la totalidad de la sociedad, ¥ que quizé siguieron hacigndolo hasta «] momento de la si ast Jo deseamos, Peto, si admitimos el término, debemos tambiéa admitir que es demasiado amplio para un andlisis discriminatorio. Nos dice muy poco sobre la aaturaleza cel poder y el Estado, sobre for- mas de propiedad, sobre la ideologts y la cultura, y es incluso dema- siado romo para distinguir entre modos de explotacidn, entre la mano de obra servil y libre ‘Ademés, es una desctipciin de relaciones sociales vista desde arriba. Esto no le invalids, pero debemos ser conscientes de que esta descripcién puede ser demasiado persuasiva. Si sélo nos oftecen la primera descripcidn, es entonces may ficil pasar de ésta a la idee de «una sociedad de una sola claseo; le casa gtande se encuentra en la cambre, y todas las lineas de comunicacién llevan 2 su comedot, despacho de Ja propiedad 0 perreres, Es esta, en verdad, una impre- sign que facilmente obtiene el estudioso que trabaja entre los doce: mentos de propiedades particulares, los archivos de los quarter ses- sions, 0 la coreespondencia de Newcastle. Pero pueden encontrarse otras formas de desctibit In. sociedad ademés de la que nos oftece Hercld Perkin en el primero de los extractos. La vida de una partoguia puede igualmente girar en torno al mercado semanal, los festivales y ferias de verano e invierno, In fiesta anual de la aldea, tanto como alrededor de lo que ocurrfa en Ja casa grande. Las habladusies scbre Ja caza furtiva, el robo, el escindalo sexual y el comportamiento de los superintendentes. de pobres podfan ocupar las cabezas de las gentes bastante més que Jas distantes ides y venidas de lo posesi6n. La mayor parte de la comu: nided campesina no tendrfa demasadas oportunidades para chorrar © invertir 0 para mejorar sus campos; posiblemente se sentian més preocupados por el acceso a la coccién, 2 Jas turberas y 4 los pastos del comin que por Ja ratacién de los nabos. La justicia podia perci- birse no como un ebaluarte sino como un titans, Sobre todo, podia existit una radical disociacién —ea ocasiones antagonisto— entre Ja cultura e incluso la «politica» de los pobres y aquellas de los grandes, Pocos estarlan dispuestos a neger esto. Pero las desctipciones del orden social en el primer sentido, vistas desde arriba, son mucho 18 TRAPICION, REVUELTA ¥ CONSCIENCTA DE cLASE ‘mis cortientes que los intentos de reconstenir una visidn desde abajo, ¥ siempre que se introduzea la notidn de «patemalismon es el primer modelo el que nos sugiere. ¥ el término no puede deshacerse de implicaciones normativas: sugiere calor humano, en una relacién mutuamente edmitida; ef padre es consciente de sus deberes y rex. Ponsabilidades hacia cf hijo, el hijo estd conforine o activamente cons. ciente a su estado filial. Tneluso el modelo de la pequedia unica doméstica econémica conlleya. (a pesar de los que lo niegan) un cierto sentido de confort emocional: «hubo un tiempo —escribe Laslett— en que toda la vida se desarrollaba en Ja familia, en un circulo de rostros amados y familioses, de objetos conocidos y mima- dos, todos de proporciones humanas» * Seria injusto contrastar esto con el recuerdo de que Cumbres borrascosas esté enmatcado exacta. ‘mente en una situacidn familiar como esta. Laslett nos recucrda un ‘specto relevaate de las relaciones econémices @ pequefia escala, in. cluso si el ealar pudiera ser producido pot la impotente rebelidn con. ‘ta una depencencia abyecta, con tanta frecuencia como por el respeto mutuo, En los primetos affos de la revolucidn industrial, los trabaja. dores rememoraban 2 menudo los valores paternalisias perdiddos; Cobbett y Oastler elaboraron el sentimiento de pétdida, Engels afit mé el agravio Pero esto plantes oiso problema. El paternalismo como mito 0 ideologia. mira casi siempre hacia tris, Se presenta en La historia ingles menos como realidad que como un modelo de antigiedad, recientemente acabada, edad de oro de Ia cual los actueles modos ¥ tmaneras constirayen una degeneraciéa, Y tenemos el Counéry Justice de Langhorne (1774): ‘When thy good father held this wide domain, The voice of sorrow never mourn’d in vain Socth’d by his pity, by his bounty fed, ‘The sick found medecine, and the aged bread, He left their interest ro n0 parish care, No bailiff urged his litele empire there; No village tyrant starved them, or oppress’d; He learn'd their wants, and he those wants sedzes 5. Peter Lasett, The World We Have Lost, 1965, p. 21 QWCHA DE CLASES SIN CLASES? 9 ‘The poor st hand their natural patrons saw, And lawgivers were supplements of law! * Y contimia para negar que cstas relaciones tengan alguna realidad en el momento: Fashion's boundless away Has bome the guardian magistrate away. Save in Auguste’s streess, on Galla's chores, ‘The rural patron is beheld no more ...°* Pero poclemos elegir las fuentes literarias como nos plazca. Po- drlemos retcoceder unos sesenta 0 setenta afios hasta sit Roger de Coverley, un tardio superviviente, un hombre singular y anticu:do, y por ello al mismo tiempo ridjeulo y entraaable, Podsfamos retro. ceder otros cien afios hasta el Rey Lear, o hasta el «buen anciaao» de Shakespeare, Adam; nuevamente los valores paternalistas se eon sideran cuna antigualla», se deshacen ante el individualismo compe. fitivo del hombre natural del joven capitalismo, en ef que «el vinculo cntze el paclre y el hijo estd resquebrajadon y donde los dioses pro- tegen a los bastardos. O podemos seguir retrocediendo otros cien afios hasta sir Thomas More. La realidad del paternalismo aparece siempre retrocediendo hacia un pasado ain mis primitivo e idea zado.* Y el tétmino nos fuerze a confundis atributos reales ¢ ideolé icos, Para resummis: paternalismo es un términe descriptive impreciso Tiene considerablemente menos especificidad histética que términos como ferdalismo o capitalismo; tiende a ofrecer un modelo de orden social visto desde atriba; contiene implicaciones de calor y de rela sae, Bet, Zab Neal th smn de 69 es esc cn) sn, Nin i eae rp, Ni al eae Se acs J la Ir doar sen. ls Ge mie yt ln apd PIG Raymond Willams, The Coutiry and the City, Oxford, 1973, passim, -—- 20 TRADICION, REVUELTA ¥ CONSCIENGIA DE cLASB siones personales que suponen nociones valorativas; confunde lo real con Jo ideal. No significa esto que debamos desechar el término por completa inutilidad para todo servicio. Tiene tanto, o tan poco, valor como otros términos deseriptivor generalisados —autoritario, demo. critico, igualitario— que por si mismos, y sin sustanciales afadi- daras, no pueden cutacterizar wn sistema de relaciones sociales, Nin- gin historiador serio debe catacterizar toda una sociedad como pa- ternalista o patriatcal, Pero e} paternalismo puede, como et la Rusia zatista, en el Japén meiji o en ciertas sociedades esclavistas, ser un componente profundamente importante no sélo de la ideclogia, sino de Ja mediacisn institucional en las telaciones sociales.” oCuél es el estado de la cuestién con respecto a la Inglaterra de! siglo xviu? n Dejemos a un lado de inmediato una lines de investigaciéa tem tadora pero totalmente improductiva: la de intentar adivinar el peso especifico de ese mistetioso Hluido que es el «matiz patriarcaly, en este 0 aquel contexto y en distintos momentos del siglo. Comenzamos con impresiones; adornamos nuestros presentimientos con citas opor- tunas; terminamos con impresiones Si observamos, por el contratio, la expresién institucional de les relaciones sociales, esta sociedad patece ofrecer pocos rasgos autén 7. El sgnifcedo del ands det peersismo en In obra de Eugene D. Gescvse, aie colina en Roll Jerdem, Ral (Noevs Yous 99%) ae puede sez une. exaperacisn, Lo" que pee. tel, on cpaign de on ieee ae Genover, eel grado de, ereipociads Gt in acon ete los doeion Ge or Gacy Ya a oe aan (oad) ep ot States det aetpci para wv» proparcna por le mantic imienona & los ene (Tlebere Gh Cotman, Poe Hack andy in Severs end’ Eettoos, Noga Nore 1996 es. np 308226, 7 “ec Beinn, fal) orden Bol A Mars fo ihe’ Maer Clase, Radice History ew. Nowe Yor, HE gad (eet 2920) 4133. 'En up sespuata povoral sae eos id viene 19961889), Geporese absctee, gor supine 200 bégleas wobse revosiat” dev eiclavor en’ cl bamiteio oscil awe” epueteu en oe ‘olunes subaipine) en a pare publica ae ope de canaiat In dalle ‘it deli Ine dels y sl Goo amagonaso Ey ea Sater ent gee Se Centon cia de pevlcoain oe nas” ene, Se la “vgn de os ecives yep low tsbuadores pobres ingot sige evn 4 dilcinente coupaibe, ef andi de Genovese de Repemeata j secipce, dd yale gue Te aides de pan rete ves LUCHA DE CLASES SIN CLASES? at camente. paternglistas. Lo primero que notamos eft ella es la impor tancia del dinero, La gentry terrateniente se clasifica no por nici rmiento u oiras distinciones de status, sino por sus.tentas: tienen tan- tas libras al afic. Entre la aristocracia y Ia gentry con ambiciones, Jos noviazgos fos hacen los padres y sus abogados, que los llevan con cuidedo hasta su consumacién; el acuerdo matrimonial satisfactorie- mente contraido, Destinos y puestos pocifan comprarse y_venderse (siempre que la venta no fuera sericmente conflictiva con las lineas de interés politico); los destinos en el ejército, los escafios parlamen- tatios, libertades, servicios, todo podia traducirse en un equivalente monetario: el voto, los derechos de libre tenencia, la exencién de impuestos parroquiales o servicio de la milicia, le libertad de los argos, las pucrias on las tiertas del comin, Este es el siglo.en que el dinero «lleva toda la fuerza», en e: que las libertades se convierten cn propiedades y se cosifican los derechos de aprovechamiento. Ua palomar situado en una antigua tenencia libre puede venderse, ¥ con 61 se vende el derecho a votar; los escombros de un antiguo caserfo se pueden comprar para reforzar las pretensiones a derechos, comunales y, por tanto, para cerrar un lote mas del comin Silos derechos de aprovechamiento, servicios, etc., se convir tieron en propiedades que se clasificaban con el valor de tantas li bras, no siempre se convirticron, sin embargo, en mercanclas acces bles para cualquier comprador en el mercado libre. La propiedad asumfa su valor, en Ia mayor parte de los exsos, s6lo dentro de una determinada estructura de poder folitico, influencias, inteteses y dependencia, que Namier nos dio a conocer. Los cargos titulares pres tigiosos (tales como rangers, keepers, constables) y los beneficios que con ellos teafan podian compratse y vendetse; pero no todo el mundo podia compratlos o venderlos (durante los gobiernos de Wal- pole, ningtin par tory o jncobite tenia probabilidades de éxito en este mercado); v el detentador de un cargo opulento que ineursia cen le desaprobacién de politicos o Corte podia verse amenazado de expulsién mediante procedimientos legales. La promocisn a los pues: tos més altos y lucrativos de Ja Iglesia, la justicia o las atmas, se ‘encontraba en situacién similar. Los cargos se obtenfan mediante Ia influencia politica pero, una ver conseguidos, supanfen normalmente posesiGn vitalicia, y el beneficiario debfa exprimir todos los ingresos posibles del mismo mientras pudieta. La tenencia de sinecuras de Corte y de altos cargos politicos era mucho menos segura, aunque 22 TRADICION, REVUELTA ¥ CONSCIENCIA DE CLASE de ningiin modo menos luctativa: el conde de Ranelagh, el daque de Chandos, Walpole y Henzy Fox, entre otros, amasaron fortunas di- ante su brev: paso por el cargo de Pagador General. Y, por otta parte, Ia teneacia de posesiones tertitariales, como propiedad abso luta, era enteramente segura y hereditaria. Era tanto el punto de aceeso para el poder y los cargos oficiales, como el panto al cual rctornaban el poder y los cargos. Las rentas podian anmentarse me- Giante una administracién competente y mejorss agticolas, pero no ofrecfaa las ganancias fortuitas que proporcionaban lus sinecttas, los cargos pablices, la especulacién comercial o un matrimonio afosti nado. Ta influencia politica podia maximizar los beneficios mas que la rotacién de cuatro hojas, como, por ejemplo, facilitand la conse. cucién de dectetos privados, tales como el certamiento, 9 el conver tir un paquete de ingtesos sinecuristas no ganados por via normal en osesiones hirotecadas, allanando el camino pata conseguir un ma- ‘wimonio que uniera intereses arménicos o logrando acceso preferente una nueva emisin de bolsa Fue esta uns fase depredadora del capitaliseno agrario y comercial, y el Estado mismo eta uno de los primeros objetos de presa, El triunfo en Ie alta politica eta seguido por el botin de guerra, ast como la victoria en Ia guerra era con frecuencia seguida por el botin Politico, Los jefes triunfantes de las guertas de Marlborough no sélo obtuvieron recompensas pablices, sino también enormes sumas sus. traldas de Ja subcontratacién militar de fortaies, transporte u onde. nnanzas; Marlborough recibié el palacio de Blenheim, Cobham y Cadogan los paquefios palacios de Stowe y Caversham. La sucesién hhannoveriana trajo consigo una setie de bandidos-cortesanos, Pero Jos grandes intereses financiezos y comerciales requerien también acceso al Estado, para obtener cédulas, privlegios, contratos, y la fuerza diplomética, militar y naval necesarias para abrir el camino al comercio.* Ta diplomacie obtuvo para la South Sea Company el 8, No debeios olvidar que Ja gran investgacién dle Napier del cacicter gel sistema arlmmentario se crigin camo estudio de «The Imperial Beobless uring the ‘American Revolutions, prefacio de le primera ates ce tie Siructare of Poltics at the Accession of George Tl. Desde Ie epee de Namie of oles Incr yu conta renee Js id oles ¥ econdimica de Inglaterra ha sido despreclido con excesiva frequent, y des Dués olvitado. Vease también Jos comentarios de Irfan Habib, «Coloniagation of ‘the Indian Economy, 1757:1900s, Social Scientist, Delhi, n°" 32, com pp 2530, GLUCHEA DE CLASES SIN CLASES? 2 asiento, o licencia para el comercio de esclavos con la Amética expa- fiola, y fue la expectativa de benelicios masivos de esta concesién Jo gue hinchS la South Sea Bubble, No se pueden hacer pompas (bubble) sin escupir, y los escupitajos en este caso tomaron la forte de sobornos no sélo a los ministeos y a las quetides del rey, sino también (parece seguro} al mismo rey. Estamos acosrumbrador « pensar gue 1a explotacidu: es algo que ccurre sobre el terseno, en el momento de Ja preduccidn. A princ ppios del siglo xvi se cteaba la riqueza en este nivel primatio, pero se elewé répidemente a regiones més altas, se acumulé en grardes paquetes y los verdaderos agosios se hicieron en la distribucién, acaparamiento y venta de attfeulos o materies primas (lana, grano. carne, anicar, pafos, té, tabsco, esclavos), en la manipulacién del crédito y en la ineastacién de eargos del Estado. Un bandido patticio compiti6 paca lograr cl botfn del poder, y este solo hecho explica las grandes sumas de dinero que esteban dispuesios a emplear en la compra de escaiios parlimentarios, Visto desde esta perspectiva, el Estado no era tanto el drgano efectivo de una clase determinada como uun pardsito a Jomos de Ti misma clase (la genéry) que hebia trium fado en 1688, V ast se vefa, y se considetaba intolerable por muchos miembros de la pequefia geréry tory durante Ia primera mitad de’ 3 810, cuyos impuestos y tierras velan teansfesidos pot los medios més patentes a los bolsillos de los cortesanos y politicos wig, a la misma lite aristocratica cuyos grandes dominios se estaban consolidando frente a los pequefios, en estos alos. Incluso hubo un intento por parte de Ia oligarqufa, en Ia época del duque de Sunderland, de com firmarse instivucionalmente y autoperperuarse mediante 1a tentativa de lograr el Peerage Bill (Proyecto de Ley de Nobleza) y Ia Septen. rial Act (Ley Septenal). El que las defensas constitucionales contra esta oligarquia pudieran sl menos sobrevivir a estas décadas se debis en gran medida a Ja obstinada resistencia de la gentry independiente rural, en gran parte ory, en ocasiones jacobita, apoyada una y cra ver por la multirad vociferante y suxbulenta Todo esto se hacia en nombre del rey. En nombre del rey podian los ministtos de éxito purgar incluso al més subordinado funcicna. rio del Estado que a0 estuviera totalmente sometido a sus inteze:es, «No hemos shorrado medios para encontrar a todos los malvades, y hemos despedido a todos aquellos de Jos cuales tenfames Ja més minima prueba, tanto de sa actual como de su pasado comporta Le EEEEEEEEEEEEEEEIEEEEE 24 TRADICIGN, REVUELTA Y CONSCIENCIA DE CLASE rmienton, escribian Ins tres serviles comisarios de Aduanas de Dublin al duque de Sunderland en agosto de 1715. Es «nuestro deber no petmitir que ninguno de nuestros subordinados coma el pan de Su Majestad, si no tienen todo el celo y afecto imaginables hacia su ser vicio y ef del Gobierno»? Pero uno de los intereses primeros de los depredaores politicos eta limitar Ia influencia del rey a la de primus inter predatores. Cuando al ascender Jorge I parecié dispucsto a prescindir de Walpole, resales que era susceptible de ser comprado como cualquier politico whig, aunque a més alto precio: Walpole conocfa su deber. Nunca fue soberano tratado con mayor generosidad. El Rey, 800.000 libras, mas el excedente de todos los impuestos asignados a la lista civil, ealeulados por Herv fen otras 100.000 libres; ta Reina, 100.000 libras al afic. Corria et rumor de que Pulteney ofrecia ‘més. Si asf era, st incapacidad politica era asombrosa, Nadie a excepcida de Walpole podia Inaber esperado obtener tales concesiones a través de los Comu nes ... una cuestiGn que el Soberano no tardé en captar «Considere, Sir Robert», dijo el Rey, ronroneando de gratiend mientras su miniscto se disponfa a dirigitse a los Comunes, aque le que me tranquiliza en esta cuestién es lo que hard también sw tranquilided; val a decidisse para mi vida y para su vida» © Ast que el deber de Walpole resulta ser el respeto mutuo de dos la- daones de cajas fuertes asaltando tas cimatas del mismo banco, Dorante estas décades, los conocidos «xecelos» whig de In Corona no surgian del miedo que os monarcas hannoverianos tealizazan tun golpe de estado ¥ pisotearan bajo sus pies las libertades de los sibditos af adquirir poder absoluto; la retérica se destinaba exclu- sivamente «Iss ttibunas pUblicas. Surgia del miado més teal a que el monarca ilustrado encontrara medios para elevatse, como person ficacién de un poder imparcial, racionalizsdo y butoctitico, pot en- cima y més alld del juego depredador. El atractivo de un rey tan pattigtico hubieta sido inmenso, no sélo entre Is gemtry menor, sino ‘entre grandes sectores de la poblacidn: fue precisamente el atractivo de su imagen de pattiota incorrupte Jo que lewd William Pitt, el 9. MSS de Blenheim (Sunderlerd), D IT, 8 10, JH Plumb, Sir Rabore Walpole, 1969, 11, pp. 168-169. eames {LUCHA DE GLASES SIN CLASES? 25 mayor, al poder en una matea de aclamacién popular, a pesar de la hrostilidad ele los politicos y de ia Corte." alos sucesores de los antiguos Cavaliers se habfan convertido en demagogos; los sucesores de los Rowsdheads en cortesanosr, dice Macaulay, y continéa: «Durante muchos afios, una generacidn de Whigs que Sidney habria desdeftado por esclavos, continuaton i: brando una guetta a muerte con una generacidn de Tories a los cuales Jeffreys habria colgado por republicanoso."" Esta caracteriza- ‘idn no sobrevive mucho tiempo después de mediado el siglo. El odio entre whigs y tories se habia suavizado mucho (y —pata algunos historiadoses— desaparecido) diez afios antes del ascenso de Jorge III, 7 la subsiguiente amatanze de los inocentes Pelhamitas Los supervivientes tories procedentes de la gran gentry volvieron a Jas comisiones de paz, recuperaron su presencia politica en los con dados y abrigaron esperanzas de compartir el botin del poder. Al ascender la manufactura en Jas escales de riqueza frente al trasiego ‘metcantil y ls especulacidn, también ciertas formas de privilegio y cortupcién se hicieron odioses a los hombres adineredos, que llege ron a aceptar la palestra racionalizada ¢ «imparcial» del mercado libre ahora uno podia hacer su agosto sin la previa compra politica en los érganos del Estado. El ascenso de Jorge III cambié de modes diversos los términos del juego politico; la oposicién sacé su vieja retérica liberal y le dio lustre, Para algunos adquitié (como en le ciudad de Londres) un contenido verdadero y renovado. Pero el rey desafortunadamente malogrs todo intento de presentarse como rey ifusteado, como Ia cispide de una buroctacia desintetesada. Las fun: ciones parasitarias del Estado se vieron bajo constante escratinio y atague a destajo (ataques contta East India Company, contra puestos y sinecuras, contra la apropiacion indebida de tiertas piblices, la 1, P.D. Longford, «Willian Pitt end Public Opinion, 175%», Bnalish Historicc! Review, CCCXLVI (1973), Pero, ovanda extova en el poder, el spatriousmor de Bite sélo se limits a la saree derecha del gobiecno. La patie zquierda, Nectastle, ctomé el tesota, el pateonaspo ceil yscleiteticn,'y la dlisposiein le aguella parte dal diem ‘del servicio. secteto empleada” fuel momento ea sobornae a los taiembros del Patlamenco. Pitt ere. secte tatig de Estado, y tenia la ditecién Ge le guerra y los asuatos exteriores. De ‘modo que tods Ix porqueria de todos les ruidesas * pestilents.akantailss ‘el gobrerno se visti un solo canal, Por fos restates eanales oslo pasi a briliaee y sin miculay (1. B, Macaulay, Critical and Historical Essay, 1880, pT 12. Ibid, p. 746 26 © TRADICIGN, REYUELTA Y CONSCIENCIA DE CLASE reforma del Impuesto de Consamos, etc); pero su papel esencial patasitario persist. «La Viejt Corrupcién» es un término de andlisis politico més serio de lo que a menudo se cree; pues como mejor se entiende el poder politico a lo largo de la mayor parte del siglo xvii es, no como lun 6rgano directo de clase o intereses determinados, sino como una formacién tolitica secundaria, un Ingar de compra’ donde se obte- nfan o se inc:ementaban otros tipos de poder econémica y social; en relacién a sus funciones primarias era caro, ampliamente ineficaz, y s6lo sobrevivi6 al siglo porque no inhibié’seriamente los actos de aquellos que poseian. poder econémico 0 politico (local) de facto Sa mayor fuente de enerafa se encontraba precisamente en la debi- lidad misma del Estado; en el desuso de sus poderes paternales, buro eriticas y proteccionistas, en la posibilidad que otorgaba al capita: lismo agrario, mercantil y fabril, para realizar su propia autortepro- duccién; en los suelos fértiles que oftecia al laisex-faice.” Pero raremente parece ser un suelo fértil pasa el paternalismo. Nos hemos acostumbrado 9 una vision algo distinta de Ja politica del siglo xvi, presentada por historiadores que se han acostam- brado a considerar la épocn en los términos de las apologias de sus principales actores." Si se advierte Ia cormupeidn, puede legitimarse ‘mencionando un precedente; si los whigs era depredadores, también lo eran tos series, No hay nada fuera de orden, todo esta incluido en «dos eriterios aceptados de la épocay, Pero la visién alternativa que yo he offecido no debe producir sorpresas, Es, después de todo, la 15. Debo subrayar que esta es una visin del Estado vista desde wdentron Desde sfueras, en su efectiva presenciz mitt, naval, diplomatica e lampesel, cdrecta © indivecta (como en la paraestatal Eset India Company! debe. verse con un apes mucho mis prev. La merci de debilidad interna y fee externa, y el euilirio entre ambas (en politica de apuettas de «pte») noe onducen taste la mayotia de las cuestiones de peinepio reales abiert en Te tiie poliia de medisdos del siglo xvi, Ere cuateo la debilidad Inberente {su patastirgo interno destrala gus venganzas en dessotas extetnas (le Pet ida Ge Menorea y el saenfiio ritual dal slmieante Byng, el desaetre ane cana) cuando los elementos de In clase divigente se volan empujador por el shock ticta de meres facconalismes y a ina politica de principios classi 14, Pero ha hubido ua cambio significavo en le reciente historiograts, hacia un tomar més en serio las rclaciones entre los ‘polices ya nacidn politica sin puerats. Véste J. H. Plumb, «Political Mane, ext Tames Le Ehisford, “ed, Maw sersus ‘Society in Eighecenth Century Britain. Cambridge, 1968; y, nolatlemente, John Brewer, Parly [feolagy sand Popular Politics af ‘he Accession of George IIT, Cambridge, 1976, ast como muchos gttos est dics especializas, {LUCHA DE GLASBS SIN CLASES? a critica de la alta politica que se encuentra en Los wisjes de Gulliver yen Jonathan Wilde, en parte en las sétiras de Pope y en part: en Humphrey Clinker, en «Vanity of Human Wishes» y «London» de Johnson y ea el «Traveller» de Goldsmith, Aparece, como teoria pol tica, en la Fabuda de las abejas de Mandeville y reaparece, de forma sis fragmentatia, en las Political Disquisitions de Bargh.® Ea las pot metas décadas del sigh, la comparacién entre Ja alta politica y los bbajor fondos era un recurso corsiente de la sétita: Sé que pasa parecer aceptable a Tos hombres de alcumis hay que eslorate ca imialos, a6 de gué modo consiguen Dixero ossn, No ine sorprende ue ol Talento necesaro para it U8 rim Hombre de Berto goa cen eas en el mn, dado qr fn fan cantidad de Tos que lo poseen son segados ca lo mgr de foe vidas en ef OL0Baly [Ast se expresaba John Gay, en una carta privada, en 1723. La idea constituye Ja semilla de la Beggar's Operz. Los historiadores han desatendido geaeralmente esta imagen como hiperbolica. No deberian hacerlo Hay, desde Inego, que hacer alguna salvedad. Pero una, sin em- Dargo, que no puede hacerse es que et parasitismo estaba frenato, 0 los recelos vigilados, por una clase media en progresivo aumento de profesionales ¢ industriales, con fines claros y con cohesién.” Esta clase no empezé a descubsirse a s{ misma (excepto, guizés, en Lordzes) hhasta las tres ltimas décadas del siglo. Durante In mayor parte del mismo, sus miembros potenciales se contentaban con someterse a una condiciéa de abyecta dependencia, Excepto en Londres, hicieron pocos esfuerzos (hasta el Association Movement de finales ce los afios 1770) para librarse de las cadenas del soborno electoral y Ia in fluencia: eran adultos que consentian en su propia corsupcién. Des. paés de dos décadas de adhesién servil » Walpole, surgieson los Dist En nestma época la apo est entts pa Corte corupte a In aye ti tl om fecal linn yon 5 oo Bemis ey on Dogar ion Babe Erne, Difecis, and Abe, 1779) Bata ce pos supuesto, tambizn Ia itica de la vija ‘oposiciastrale Walpole Te." F Burgess, ed, Leiters of Joby Gay, Oxford, 1966, p. 43. 17, Pero tenga ‘en cuenta el aridlss sclevante en Jobo Cannon, Pari mentary Reform, Ws 1832, Cambridge, 1973, p49, nota L 28 TRAICION, REVUELA ¥ CONSCIENCIA DE CLASE dentes con su recompensa; 500 libras asignadss al metitorio cle, Cincuenta afios pasaron sin que pudieran logcat la derogacidn del Test ¥ las Corporation Acts (Leyes Corporativas). Como hombres de la Talesia, la mayors aduloban para obteuet ascensos, cenaben y bromea. ban {con resignacién) a le mesa de sus protectores y, como el irzoco Woodtorde, no se ofeadian por recibir una propina del sefor en une boda o un bautizo." Como repistradates, abogados, rutores, administradoses, mercaderes, etc., se encontraban deatro de los limi. tes de Ja dependencia; sus cartes respetuosas, en gue slicitaban pues- tos 0 favores, estén pteservadas en Ins colecciones de manuscritos de los grandes." (Como tales, las fuentes tienen la tendencia histo Fogrifica a sobredesiacar el elemento de deferencia en la sociedad del siglo xvi; un hombte en la situacién, forzosa, de solicitar favo res no revelard su verdadera opinidn.) En genetal, las clases medias se someticron a una relacién de clientelismo, Ocasionalmente un indi. viduo podia librarse, peto incluso las artes pesmaneciccon coloreadas por ou dependencia de la liberalidad de sus mecenss.” El aspirante A profesional © comerciante busceba menos el remedio a su senti- miento de agtavio en la otganizacién social que en la movilidad social (0 geogrifica, a Bengala, 0 al «Occidente» de Europa: al Nuevo Mundo}, Intentaba comprar Ja inmunidad a le deferencia adguitiendo Ia riqueza que le proporcionatis «independencia», © Uierras y status de gery El profundo rescntimiento generado por 18, ult obvi 1779. Habio Coches en la Iglesia Et St. Cosanc, medi tamenie espe de Is Cxeoni, sett ase com el deco de Gases tn pequeo: presenter estaba encuslts en ue pula de pagel Ulauee at SEB gla te comer 'n eine ei se 49. Be ‘ambica al oficial 0106» (The Davy of Cowniry Potion, 186). p 159 1 gb) suey de todo embrg Palen cob Ia ile lina prctensiones de influencla ea repleo. de ruegos ¥ peccaes de. votes bern oe "os punter Subuinnns, Parts en ts aren Casas gel ecto yen la Armada, en fs Tale, on las Compete de Inds Onineal” Aton y" Levante, en” todos Lot depasamenes et Tease dence ports a funwinatios "trabajos en. la. Corte pata, le vencadera gen 9 flnesuias ‘en Telanda, el cuerpo diplomatic, o cunlguer ett loss donde fos dsberes'tuetan ligeoe y tos Salas establese (JfH, Muni ePolieed Mans, en ep. at. ph 20. “De aqui ta iteunde nota de Blak « sir Joshua Reyaoks: «(Libers Figeet 90 quesemos Likeraldad“Queremes, precios jates 9. Vales Pros sionados y wna demanda general para el Arte» (Geolfrey Keynes, ed. The Comte Wanting of Wilton Bloke, 1957, p46) 21, Pana contenarios ‘rubles bre ‘deferencia_¢ independencia, vase Macy’ Theale, ed. The Awiobiography of Frows Place, Canbuicge, 199, GWUCHA DE Lasts soy CLASES? 2 esta condicién de «cliente», con sus concomnitantes hurnillaciones y sus obstéculos para Ja carrera abierta al talento, movid gran parte del radicalistno intelectual de principios de los afios 1790; sus ascuas abracan ler pier incluso en los tranguilos y racionalistas periodos de In prosa de Godwin, De modo que, al menos durante las primeras siete décadas del siglo, ao encontramos clase media alguna industrial 0 profesional que cjerza una limitacién efectiva a las operaciones del depredador poder cligérquico. Pero, si no hubiera habido frenos de ninguna clase, ningtin atemcante al dominio parasitario, la consecuencia habria sido necesatiamente le anatguia, una fascién haciendo peese sin restric ign sobre otta, Los principales atenuantes a este dominio ezan cuatro, Primero, ya hemos hablado de la tradicién en gian medida tory de Ja pequetia gentry independiente. Esta tradicidn es la nica que sale de Ja primera mitad del siglo oubierta de honor; reaparece, con manto wig, en el Association Movement de los sfios 17702 En segundo lugat, estd Ia prensa: en si misma una especie de presencia de clase media, adelantdndose 9 o:tas expresiones articuladas, una presencia que extiende su alconce 4] extenderse In alfabetizacién, y pp. 216218, 259. Fl afortunado aiereeder de Birmingham, William Hutton snot en sx’ antobjografig fa forma que se encuentra entre Jos papeles de Walpole, indica que alginos de sus allegados deseaban it més lejos: «Las personas nocivas o alborotadoras ... frecuente mente se tednen de modo tumuleuoso 9 amotinado» en las ciudades durante las elecciones. Entre los remedias que se proponian se en ‘ontraba la rigarosa exclusion de tada persona no habitante o votante de estas ciudades durante el periodo de vatacién; el nombramiento de condestables extriotdinatios con pode:es extraordinarios; multas y ppenas por cousar clessrdenes electorales, romper ventanas, tirar pie dias, etc., debiendo doblar el castigo en los casos de delincuentes que no fueran votantes; y la prohibicign de «todo tipo de Banderas, Estandattes, Colores o Tnsigniasn, divisas 0 distintivas politicos.” No se permitiria ni Ie accidn divecta, ni les actuaciones piblicas y ban- deras de la tmultitud sin derecho a voto. La ley, sin embargo, nunca alcanzé el libro de estatutos. Estaba, incluso para el Gran Hombie, mis allé de Jos limites de lo posible. Cualquier licencia otorgada la multitud pot los whigs durante estos afios surgia menos de senti sientos de libertad que de un sentido realista de estos limites. ¥ elles, a sa vez, eran impuestos por un especial equilibsio de fuereas que no puede, después de todo, ser analizado sin recustir al concepto de has Vv Patece uecesaric, una vez més, explicar cémo entiende el histo. riador —o cémo entiende este historiadoo— el sétmino «clase. Hace tunos quince afios concluf un trabajo, algo prolongado, de anilisis de 29, Commons Journals, NB (11 febrxo 17224) 50, Cambridge’ University Libesey, Ctholoomdsley) Hog P 6 f39) ) MS eee 34 TRADICION, REVUELTA Y CONSCIENCTA DE CLAS tun momento patticular de ta formacién de las clases. En el prefecio hice alguaos comentarios sobre las clases que concluian: ela clase es Acfinida por los hombres al vivir su propia historia, y, al final, es la tinica detiniciéns.” Se sapone hoy, generalimente entre una rnieva generacién de tesi- cos marsistas, que esta afirmaciin tiene que ser 0 bien «inocente> 6 (peor atin) ‘vio Inocenter: es decit, evidencia de ung ulterior en- trega al empitismo, historicismo, etc. Estas personas tienen formas mucho mejores para definie la clase: definiciones que pueden, ade més, ser répidamente aprchendidas dentro de la prictica teérica y ‘que no conllevan Ia fariga de la investigacisn histérica El prefacio era, no obstante, ponderado y surgia tanto de la prictica histérica como de la tesrica. (Yo no partia de las conehu- siones d:l prefacio: éste expresaba mis conclusiones.) En términos generales, y después de mis de quince afos de prictica, yo sostea dria las mismas conclusiones, Pero quizd debiera ceformulaclas.y smatizars, 1) Clase, segiin mi uso del término, es una categoria bistdrica; es decit estd detivada de la observaciin del ‘proceso social i To largo del viempo, Sabemos que hay clases porque las gentes se hen comportido repetidamente de moda clasista; estos sucesos histéricas descubren regularidades en las respuestas a situaciones similares, y en 1un momento dado (la formacisn «madura» de la clase) observamas Ja creaciin de instituciones y de una cultare con notaciones de clase. que admiten comperaciones transnacionales. Teorizamos sobre esta evidencia como tearla general sobre las clases y su formacién, y esperamos encontrar ciertas seqularidades, , aunque la teorfa althusseriana tiende a tener un arse nal te6rico mayor pata explicar el dominio ideolégico y In mistfi cacién de ta conciencia 5) Si volvemos a la clase como categoria histérica, es posible ver que los historiadores pueden emplear el concepto en dos sentidos diferentes: «) refctido a un contenido histsrico real correspondiente empiricarente observable: ) como categoria, heutfstica.o. analitica pata organizar fa evidencia histérica, con una cotrespondencia mucho menos directa En mi opinién, et concepto puede utilizarse con propiedad en ambos sentides: no obstante, surge a menudo J coe: fusién cuando nos trasladamos de uno al otto, a) Es cietto que el uso moderna de clase surge del mateo de la sociedad industrial capitalista del siglo 1x. Esto es, clase sepiin su uso moderno sélo fue ssequible al sistema cognoscitive de les gentes que vivian en dicha époco. De aqui que , & aque- llss innovaciones y racionalizaciones econdtnicas (como el certamien 10, la disciplina de trabajo, las relacones libres en el mercado de cereales) que gobernantes 0 patronos desesban imponer. La innovee ign es mas evidente en Ia cima de Ia sociedad que més abajo, per, puesto que esta innovacién no es un proceso técnica sociolégico sin norimas y neutto, la plebe lo experimenta en In mayorfa de les oce siones en forma de explotacién, o expropiacién de derechos de pro- vechamiento tradicionales, 0 disrupeén violenta de modelos valo rados de trabajo y descanso. De ello gue la cultura plebeya sea rebelde, pero rebelde en defense de Je costumbre. Las costumbres que se defienden pertenecen al pueblo, y algumas de ellas se funda- mentan de hecho en una reivindicacién bastante reciente en la pric rica, Pero cuando el pueblo busca una legitimacién de la protesta, recurre a menudo las regulaciones paternalistas de usa sociedad mis autoritaria y selecciona entre ellas equellas partes mejor pensadas para defender sus intereses del momento; los patticipantes en mot nies de subsistencias apelan al Book of Orders (Libro de Orden 4 la legislacion contra acaperadores, 2tc., los sttesanos apelan a cer 46 TRADICIGN, REYUELTA Y CONSCIENCIA DE cLastt {a8 partes (por ejemplo, la regulacién del aprendizaje) Gdigo Exta cultura tiene ottos tasgos «tradicionalese, por supuesto, Uno de ellos que me interesa en particular es la ptioridad que se otorga, cn ciertas regiones, a la sanciéa, intercambio o motivacién «no-con, nmi fren Ia dteamente mentns, Una» ott ter, lex minar formas de comportamiento del siglo xvITt, nos encontramos con le necesidad de. edescifcars ® este conportamiento y descubrie las reglas invisibles de accién, diferentes a las que el histotiador de sinovnientes obreros espera encnta En este sentido, compartimos algunas de las preocupaciones historiador de los siglos xvi y xvit en cuanto a i orientacion fi tropoligica»: asf por ejemplo, al descifrar la mnisica escabrosa, o la venta de espesa, 0 estudiar e] simbolismo de la protesta. En otro sentido, el problema es diferente y quizd mds complejo, pues la légien capitalista y el comportamiento tradicional «no-econdmico» se en. cuentrin en conflicto activo y consciente, como en la tesistencia a nuevos modelos de consumo («necesidades»), 0 en la resistencia una disciplina del tiempo y Ja innovacién técnica, o a |e racionaliza- cid del trabajo que amenaza con Ia destruccién de prdcticas tradi ionales y, en ccasiones, la organizaci 7 ién familiar de telaciones y roles de prodccién, De aqui que podamos entender Ia historia social del siglo svi como una serie de confsontaciones entee una innovadora 42. En fecha tan londinerses, al apelar Artifice, («Meet cos! tds mo, 111 eon sind, adeionan 4h cites soe ef aprose el Eseries TEAS Conon nae ese ao 2 apes eT Mtns ag Se tea aa Be fos gece del afar eels tain yun aoa ea a Sv ale ay Calta, oe ae Ta aut EP, ma eer tle ape TE ela ca hv signi papas no ee afer eee ate ee 1 topos ska populates oven oe eg Pot fat Bee Sega btn cseare recbrae cl Similicado de estos simbolos eo ena a hceme de on reac ge Ae Sapectativas de la multitud véase el sugerente articulo de William R. Reddy the Textile Trade and the Language of tbe Crow. cn LTS2I8I, Bas and Pret TR Taber Bi, OE HONE oF Hoven, 721871 Paes pretesidos por eur eyes, reste an.) trons rsicen, LUCHA DE CLASES SIN CLASES? 47 economia de mercado y In economia moral tradicional, de la_plebe. Pero, si desciframos el comportamiento, gsc sigue de cllo que tengamos que ir mis alld ¢ intentar econstruir con estos fragmentos de clave un sistema cognoscitivo popular con su propia coherencia contolégica y estructura simbélica? Los historiadotes de la cltura popular de los siglos xvi y xvii pueden enfentarse a problemas alga. diferentes_a este respect. Ta euestin se ha planteado.en un reciente intercambio entre Hildred Geertz y Keith Thomas y, a Besar de que yo me asociaria firmemente Thomas en esta polénica, sno podsia responder, desde Ia perspectiva del siglo xvi, ex los imismos términos exacramente. Cuando Geertz espera que un sistema coherente subraye el simbolismo de la cultura populer, yo tengo que estar de acuerdo con Thomas en que «a inmensa posibilided de vatiaciones cronolégicas, sociales y regionales, que presenta una so- ciedad tan diversa como la de Ja Inglateria del siglo xvii» —e in- eluso més 1a del siglo xvi—, impide estas expectativas, (En todo momento, en este trabajo, al referisme a fa cultura plebeya he sido muy consciente de sus variaciones y excepciones.) Debo unirme ¢ The. mas atin mis fuertemente en sv objecidn a «la distinciéa simple que hace Geertz entre alfabetizndos y analfabetos»; cualquier distincién de este tipo es nebulost en todo momento del siglo: los analfabetos oyen las producciones de los que no lo son leidas en vor alta en los tabernas, y aceptan de la cultura educada ciertas categories, mien teas que algunos de los que saben leer y escribir urilizan sus muy limitadas destrezas literarias slo de forma instrumental (para escr bir facturas © llevar las cuentas), mientras que sa «sabidutia y sus costumbres se ttansmiten aun'en el marco de una cular pre- alfabetizada y oral. Durante unos setenta afios, los coleccionistas y cspecialistas en cancidn folkdérice han disputado enconadamente et tre sf sobre la pureza, autenticidad, origen regional y medios de dis- petsién de su material, y sobre Ja mutua interaccién entre las cultu ras musicales sefinada, comercial y plebeya. Cualquier intento de segregar Ja cultura educada de 1a analfubeta enconteard incluso ma yyores obstéculos, En fo que Thomas y yo podemos disentir es en nuestros eéleulos con respecto al grado en gue las formas, rituales, simbolismo y su: persticiones populares permanecen coma exestos no. integrados de 44. Journal of Interdisciplinary History, VI, m2 1 (1975). - iia EE ane ee #8 RADICION, REVUELTA ¥ CONSGIENGIA DE CLASE modelos de pensamiento més antiguos», los cuales, incluso romados gp conjunto, eonstituyen «ao un solo eédigo, sino una amelyeme de despojas culturales de aiuchos distintos motos de pensomiete ane fiano y pagano, teurdnica y clésico; y aceia absuno precendee cn sees sts clement wan sido barajados de modo que fonsen in sistema nueva y coherentes.® Yo he hecho ya unt critica de Ine referencias de Thomas a la signorancia popular» a le eudl he Pondido brevemente Thomas; * y sin dude puede hablatse ge cllg ints detenidamente en el futuro, Pezo, zseté quinis el siglo, 0 los campos de " distintos siglos, asi como el [be de evidencis que cada uno de ellos hace prominente. lo que bags Ia dierencia? Silo que estudiamos son le mas ie ace Sous Jes sabios, ello puede aporar las conclisiones de Thooee 3110 gue observamos son las procesiones bufas populates, lor sites de pasaje o las formas cataceristions de motia y protest del lo xvi, upoyatia Jas mias, Los datos del siglo xvi ‘mental bastante mas coherent Pero la coberen HL the patecen sefialar hacia un universe : He, en que el simbolo informa la prdctica, * (y no me extratiatfa sien este momento a aettopologo tzeta este abso digustade) sage mee yee Sriuctuta inherente cognesetiva como de un campo de fucrzs deter, rmipedo ¥ wna opesicion suciolégica, peculiaes sla sociedad itl fislo Xam; para hablar claro, los elementos desunidos fraamen tades de ais angun formas de pensantoquaian nacre, i tlase, Ea algunos cases esto no tiene significado politi » novel geune: ins alld de Ia antitesis clemental de las definiciones denna de calturas antitétcas: el escepticismo en selacion, le Pérroco, Ia mezela de m ciones de fos pobs na las homilias del aterialisma efectivo y vestigios de supersti. Se conservan con especial confianza porque estag x oe robusta. Ese confianza fos sorprende una y otta vez: «Dios endiga a sus seforias», enclamé un habitante del Weer Cor iri un reverendo coleceionista de folklore bien entrado el siglo xrx, al set interogado sobre Ia venta de eaposes, aque puede pleas * guien guiera si no es eso el matrimonio bueno, sélico y cristiano 45. Keith Thomas, Religion aud the Decline of te 46° sAnuhuopelogy and the ‘Disapliag of Honea History, Ln? 3 (outmavers 1973), Jewel oy he BS 11H95) pp. 1OLIUS, ep. noes SP zis 1971, pp, 627.623 sesplinary QLUCHTA DE CLASES SIN CLASES? 49 ¥ les ditén que lo e9»."" «Dios bendiga a sus sefiotfas entrafia un sentido de condescencia desdenosa; «quien quiets» sabe lo que es cierto —excepto, pot suputsto, el pérroco y el sefior y sus bien educados hijos—; culquiera sabe mejor que el mismo pacroco lo que es... j4etistianor! En otras ocasiones, la asimilacién de antiguos fragmentos a 1a conciencia popular o incluso al arsenal de Ia_pto- testa popular es muy explicita: de la quema de brujas y herejes toma la plebe el simbolisino de qusmar a sus encmigas en efigie: las aviejas profectasm, como las de Merlin, legan a formar parte del repertorio de la protesta londinense, apareciendo en forms de falleto durante las sgitaciones que rodearon el cerramiento de Richmond Park, en pliegos y sitiras en época de Wilkes. ‘en la clase misma, en cictto sentido un conjunto nuevo de categorlas, mids que en més antiguas modelos de pensamiento, donde encontramos [a organizacidn formativa y cognoscitiva de la cultura plebeya. Quizés, en realidad, eta necesatio que la clase fuera posible ea el conocimiento antes de que pudiera encontrar su. expresién ins tiucional. Las clases, por supueste, estaban también may presentes en el sistema coguoscitivo de los gokernantes de la sociedad, e infor maban sus instituciones y sus rituales de orden, peto esto sélo viene a destacar el que la gentry y la plebe tenfan visiones alternativas de la vida y de la gradaciéa de sus satisfacciones. Ello nos plantea pro- bblemas de evidencia excepcionales. Todo lo que avs ha sido trans mitido mediante la cultura educade tiene que ser sometido a un sminucioso escrutinio, Lo que el distaate clésigo paterualista considera (por propio acuerdo) reconvino con ellos Taberero: Ruego a tos Caballeros gue no hablen de coscciéa 0 sean culpables de la menor Trtegularidad, Merineros: ¢Qué significa esto, Sefot?, si no nos desagtavian "§pidamente bay Barcos y Grandes Cafiones disponibles que utilizaremos como lo pida lz ocasién para desagraviarnor 7 ademas estamos dispuestos a desarbolar todos fos barcos del Rio y Iuego le diremos adiés a usted y a la vieja Inglaterra ¥ navegaremos hacia orto pais ‘Los mar.neros estaban sencillamente jugando el mismo juego que le legislacién con sus repetidos decretos sobre delitas capitales y sus apulaciones legislatives; ambas partes de esta relacidn tendian a ame: nazar més que a realizar. Decepcionados por el éabernero, le levaron 54, Sn embargo, coma nos recverdan Ios episodios de Yaron de Mayo, licen tory de patemalisuo, que se remonis al Book of Spots (Lise & Davonesl de Yee 'Stae, y que otarea patronage. 0 un ealdeparmise 4 Jag emeciones “del pusble, sigue’ sone excemadamente fuerte oeans in el sis nix, Est uestisn ep demasiado cxense pata et tatads en este {abo pao vase R. We Makaimson Popul Recreciays ta Eegict Socese 17001856, Camloidge, 1573, 55, Villian Clement Libeary, An Athor, Michigan, Sblberme Papers tol. 133, «Memorials of Dialogues betwine Soveral Seamess Cerna Vieng & 4 S.2 Master in the Lue Rusts Agraexo a! Bibloeario 2 ay penne ‘ue me’ permitieran coasltst ita ect papeles {LUCHA DE CLASES sin CLASES? 38 sa escrito a un maestro de escuela que efectuabs esta especie de tazea clerical, Nucvamente el punto de vacilacién fue la terminacién de la proclama: 2 la derecha «Marineros», a la izquietda «Ni W..., ni R...». El maestro tenia el suficiente aprecio a su cuello pata no ser autor de tal escrito, Siguié entonces este didlogo, por propio acueedo, aunque parece une conversacién improbable pata las «sca leras de Shadwell: ‘Marineros, No eres Amigo de los Marineros, Maestro: Sefores, soy tan Amigo Suyo que de ningin modo quiero ser el Instrumento para causetles Ja mayor Injutia cuando se les Proclame Traidores a nuestro Temido Soberano Seior Rey y provosadotes de Rebeldia y Sedicién entre sus comps: feros, y esto es lo gue yo cteo humildemente set el Contenido de Su Escrito Marineros: La Mayotia de nosetros hemos artiesgado la vide en defensa de la Petsona, lu Corona y Dignidad de Su Majestad Y por nuestro pals hemos atacado al eneinigo en todo momento on coraje y Resolucién y hemos sido Victoriosos, Pero, desce el final de la Guerra, se nos ha despteciado a nosotros los Marineros y se han reducide nuesteos Salarios tanto y siendo tan Caras las Provisiones se nos ha incapacitade para procarat las nevesidades corrientes de Jn Vida a nosotros y nucstras Fe milias, y pare hablarle claro sino nos Desigrevian rapide mente hay suficientes Barcos y Cafiones en Deptford y Woot ‘wich y armaremos una Polvareda en la Laguna como munca vieron tos Lopdinenses ast que evande haysmos dado a los Comercionses ua coup de grease [sic] navegatemos hasta Fran cia donde estamos seguros de encontear una cilia acogida Una vex mis los marineros fueron decepcionados; y con les pale bras, grees que un Cuerpo de marineros Briténicos va a tedbir Grdenes de un Maestro de Escuela viejo y Retrégrado? », se despiden En algiin lugar lograton un escribano, pero incluso éste rehusé la totalidad del encargo. A la mafiana siguiente aparecié efectivanente 1a proclama en las escaleras del rio, firmada a la detecha «Marine. ross y ala izquicrda... «Libertad y Wilkes por siempre!» El punto central de esta anéedota es que, en el climax mismo de Ja hnelga mariners, los dirigentes del movimiento pasaron varias horas de la taberna al maestro y de éste a un esctibano, en busca de un eseribiente dispuesto a estampar la mayor afrenta a la aatoridad 36 -TRADICION, REVUELTA ¥ CONSCIENCIA DE CLASE que pudiera imaginarse: «Ni Rey». Es posible que Jos matinetos no fueran en ningun sentido reflexivo republicsnos; pero eta este ef ‘pasar €r0 dentro del trazado arquitectSnico podian montarse muchas distintas escenas y desarrollarse dramas diverses. Gon el tiempo, una cultura plebeya tan robusta come ésta pudo habee alimentado expectations sltemativas, que constituyeran un desafio a esta hegemonia. No es asi como yo entiendo lo sucedido, ues cuando se produjo la ruptura ideoldgica con el pateralismo, fn los aio 1790, se prodojo eh primer luge bere ioe Bl iebeya que desde la intelectual de las clases medias disidentss y tlsde all fue extendia al attesanado orbano Pero as ideas pint 1. Jn asus cr aston apoio de i ae oe tee ei a poe Dea aoe "hea loin elem” E car sh "ane dino tm “ape ule cue npr Bonen oy the Saley Voc Ph siady of Labour History" INU 25) Me me a at ent de ‘ning tido aparte de ella No tiene nada en comin con histori: del. tones yJemrseate seated: pa forma de deal conendo Macixo Ca es pon sce ade oy ee, eee eresern'Gc as Hoe abnad’ pese’S Sevarally va binarce et deck, una cussion tespesto,t Ia cial ia hsont ole takes 60 TRADICIGN, REVUEETA Y CONSCIENCIA DE. CLASE ‘as, transportadss por Jos artesanos a una cultura plebeya amis ex tensa, desarrollaton en clla races instanténeamente, y quizé Ja pro teecidin que les proporcioné esta robusta e independiente cultura les permitics lluvecer y propagarse, hasta que se produjeron las grandes nada deferentes agitaciones populates al tétmino de las guerras rancesas Digo esto tedricamente. E} concepto de hegemonfa es inmensi- mente valioso, y sin dl no sabslamos entender la estructuracidn de rclaciones del siglo xvii. Pero miontras que esta hegemonia cultural bdo definie los limites de lo posible, e inhibit et desarrolle de hott wontes y expectativas alternativos, este proceso no tiene nada de determinacle © automético, Una hegemonia tal solo puede ser mante. niida por los gobemnantes mediante un constante y diestto efercici, de teatro y concesién, En segundo lugar, la hegemonia, incluso cuam. ddo se pone con fortuna, no impone una vision de la vida total zadota; més bien impone orejeras que impidan la visién en ciertas ecciones mientras 1a dejan libre en otras. Puede coexistir (come fen efecto lo hizo en Ja Inglaterta del siglo xv1) con una cultura del pueblo vigorosa_y autoactivante, derivada de sus propias expe- riencias y recursos. Esta cultura, que se resiste en muchos puntos a cualquier forms de dominio exterior, constituye una amenaza omn bresente a las descripciones oficiales de la realidad: dados los violen tos traqueteos de ln esperiencia y Ia intromisién de propagandistas ssediciosos», la multitud pastidaria de Iglesia y Rey puede hacerse jacobina o Iudita, la leal armada zatista puede convestirse en una Hota bolchevique insuttecta, Se sigue que no puedo aceptar Ie opi aién, ampliamente difundida en algunos citculos esttucturalistas y marxistas de Europa occidental, de que la hegemonia imponga un dominio toral sobre los gobeinados —o sobre todos aquellos que no ton intelectuales— qui akeamza hasta ef umbsal mismo de su expe rlencia, ¢ implanta en sus espititus desde su nacimiento categorias de subordinacidn de las cuales son incapaces de liberarse y para cuya correccidn su expetientia resulta impotente. Pudo ccurrir y all, pero no en Inglaterta, no en el sigho xvi. esto, aqui con promunciamientos de eptieticn tien hicors fen el statido Brett ence 1790, FL nimero desi Game) ene Tos aresanos) teabeh LUCHA DE CLASES SIN CLASES? ol VE a viin ecuacin prteralsmo detrenia perdia fuer inloso antes de ls Revolucion Francesa, aungue vio una temporal teanime cign en jas muchedumires partidavias de Inlesin y Res de principios Ge Js sos 190. el expect mise ol aniline as guetts, Lox motines de Gordon aban presencado el climax, y em Sigal apoteois, de a iene pleeya;« iafigeron un tase os fobernantes que oeds 7 abervarec en cl tomo cade ez mis di plinario de los afics 1780. Pero, por entonces, la elacién reciproce ent snr pee, nnn ata“ td, ave dt hhabia durado un siglo, Por may desigual que resultara esta relacién, In gentry necesitaba a pesar de todo certs clase de apoyo de los po- bres, ¥esos sensan que eran necestados: Date st cin as los pobres no fueron los completos perdedorss. Conservaron su cultura tradicional; lograton atajat parcialmente ly disciplina laboral del pei met industrialismo; quizds ampliaron cl alcance de las Leyes de Pobtes; obligeron a que se ejerciera unt catidad que pudo evitar ge 10s afios de ester se conven cn exis de rience y isfrutaron de Jas libertades de lanzarse a las calles, empuiar, bos- erecta ar dee ee EEG oan bles, y de ona disposicién bulliciosa y no vigilads que asombraba a los visitantes exiranjeros y casi les indujo errdneamente a pensar que eran «libres». Los afios 1790 eliminston tal ilusisa y, « reie de las experiencias de esos afos, la relaciéin de reciprocidad salté. Al saltar, err ese mismo mmemento, perdié la geniry su confiada beemoni cl tural, Pateci6repentinamente gue el mundo no estaba, después de todo, ligado en todo punto por sus gobetnantes y vigilado por sv poder. Ua hombre era un hombre «a pestr de todo. Nos apastamos del campo de fueraa del siglo XvIlT y entiamos enn perfodo en que se produce una reorganizacién estouctural de relaciones de clase © ideologla. Se hace posible, por primera vez, anolizar el proceso his térico en los términos de notaciones de dase del siglo xx Sti i

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