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LIMITADO INST/C, 4 Documento de Trabajo No. 12 de septiembre de 1975 INSTITUTO LATINOAMERICANO DE PLANIFICACION ECONOMICA Y SOCIAL politica macroeconémica en el corto plazo en América Latina, organizada conjuntamente por el Instituto Latino- americano de Planificacién Econémica y Social, el Ministerio de Planificacién x y Politica Bconémica de Panam&, y el National Bureau of Economic Research. Isla Contadora, Panam, 31 de octubre al 2 de noviembre de 1975 LA CURVA DE PHILLIPS Y 3L CONFLICTO ENTRE EL PLENO EMPLEO Y LA ZSTABILIDAD DZ PRECIOS EN LA ZCONOMIA ARGENTINA, 1964-74 Mario 8. Brodersohn 2/ 4/ Centro de Investigaciones Econémicas, Instituto Torcuato Di Tella. Este documento es responsabilidad de su autor, y ne deve ser reprodu- cido ni citado sin su consentimiento previo. 4. INTRODUCCION Uno de los temas que a vartir dela revolucién keynesiana ha despertado gran interés en el campo de la politica econémica ha sido el de deter- minar aquel nivel de demanda efectiva que permitiese el m&ximo aprove- chamiento de la capacidad potencial de produccién de la economia de un pais. En los Estados Unidos se sostiene, por ejemplo, que ese nivel de demanda efectiva debe ser compatible con un nivel de desempleo laboral del 4 por ciento. Pero desafortunadamente para los encargados de delinear medidas de politica econémica el. problema no s6lo se limita a determinar ese nivel Sptimo de demanda agregada sino que simultdnea~ mente deben procurar que los’ sucesivos incrementos de demanda efectiva dirigidos a lograr ese nivel 6ptimo no incurran en el indeseable. costo de afectar negativamente otros objetivos econémicos, que pueden tener una prioridad por lo menos similar a la de pleno empleos Por esta razén, la evaluacién de un esquema de politica econémica requiere considerar junto con el beneficio derivado de un aumento en el Producto Bruto Interno per cApita el costo de los efectos desfavorables paralelos que el aumento en la presién de demanda puede originar en otras variables. Por lo general, se afirma que la variable que aumenta simulténeamente con una mayor presién de la demanda es la tasa de inflacién (en la Argentina otro aspecto a considerar es la tendencia al desequilibrio externo). Ante este conflicto entre los objetivos de pleno empleo y estabilidad de precios los gobiernos deben enfrentar la diffcil tarea de definir cual es la combinacién mfs deseada entre presién de demanda y tasa de inflacién en base a las distintas opciones alternativas que constituyen la funciéa de bienestar de la comunidad social. - Plantear la realidad econémica de un pais en los términos anteriores de un permanente conflicto de objetivos, tal como lo hace 1a versién moderna de 1a teorfa macroeconémica, indica claramente que para las autoridades gubernamentales no és suficiente el logro exitoso del objetivo antinflacionario si para alcanzarlo se ha debido pagar Jel precio el precio de alejarse de niveles de pleno empleo. Una visién integrada de cualquier esquema de politica econémica requiere considerar la compatibilizacién simulténea de objetivos que son conflictivos entre s{, Alrededor de la aceptacién o rechazo de este tipo de conflicto entre pleno empleo y estabilidad de precios se ha desarrollado una extensa literatura que se engloba bajo el nombre de la curva de Phillips Y/ La publicacién del trabajo de Phillips (24) ex 1955, que pone de relieve empiricamente la relacién funcional inversa y no lineal entre variacién porcentual de los salarios monetarios y nivel de desempleo, ha producido un impacto notable en el mundo académico y sefialé un cambio de énfasis en la discusién de los problemas macro- econémicos. Contrariando la versién simple y difundida del modelo keynesiano, la relacién empirica de Phillips pone de manifiesto que la economfa acelera su tasa de inflaci6n bastante antes de haber alcan- zado.la meta de pleno empleo. En realidad, aceptar la hipétesis de que la curva de Phillips es estable a través del tiempo implica que . para obtener un nivel menor de desocupacién (o menor tasa de inflacién) debemos pagar el precio de acelerar la tasa de inflacién (o aumentar la desocupacién) aun antes de haber alcanzado el punto de pleno empleo. El propésito de este trabajo es presentar en su primera parte el ff de estado actual de la moderna controversia en torno al trad 37‘ partir de 1a publicacién original de Phillips se desarrollé una extensa e inagotable literatura vinculada con este tema. Una “+ revisién completa de la misma se aleja de nuestro propésito basico que es el de analizar su vigencia para la economfa argentina. . Nuestro fin al desarrollar sintéticamente la literatura sobre ao la curva de Phillips es m&s modesto ya que nos limitamos a presentar las ideas b4sicas que giran en torno a dicha curva. El lector interesado en profundizar estos temas puede consultar las revisiones de Laidler y Corry (5), Laidler (13), Rothschild (25), Spencer (29) y Burton (4). /corto plazo Paci) corto plazo entre pleno empleo y estabilidad de precios / La versién original de Phillips se limité a desarrollar el modelo estad{stico sin profundizar su fundamentaci6n teérica,. Por esta razén se consi- dera que los avances teéricos explicativos de la relacién empfrica de Phillips se inician con el trabajo de Lipsey (15) en 1960 y luego adquieren una nueva dimensién con la introduccién en dicho modelo de la tasa esperada de inflacién por Phelps (23) en 1967 y Friedman (7) en 1968, Ambos desarrollos son analizados en las secciones 2 y 3 respectivamente. Otra lfnea distinta de razonamiento pero. que también dié lugar a importantes contribuciones en cuanto a la curva de Phillips es la que est& vinculada con el trabajo de Hines (10) en relacién al rol de los sindicatos como factor explicativo de las mayores, demandas salariales. Este tema forma parte de la seccién 4. La importancia de este andlisis surge claramente si tenemos en cuenta que en torno al modelo de Phillips se polarizaron nuevamente las viejas discusiones entre monetaristas y no monetaristas sobre causas y remedios a la inflacién. Para ello, se hizo necesario transformar el trade-off inicial entre tasa de cambio de los salarios monetarios y nivel de desempleo en un trade-off entre variacién de la tasa de inflacién y nivel de ocupacién, las diferencias entre uno y otro enfoque inflacionario vuelven a ser claras en cuanto a sus implicaciones de politica econémica. Los “no-monetaristas" procuran a través de controles sobre precios y salarios definidos como parte de una politica de ingresos desplazar hacia abajo y a la izquierda la curva de Phillips a fin de que niveles mis elevados de empleo sean compatibles con tasas mis bajas de inflacién. Por el contrario a/ Bl término trade-off podria ser traducido como ‘obtener més de un objetivo a catbio de lograr menos del otro objetivo. Dado que no hetos encontrado una expresién abreviada que exprese ese concepto en castellano y a su muy difundido uso en la comunidad académica, hemos preferido utilizar dicha expresién a lo largo del trabajo. /los "monetaristas" los "monetaristas" ponen énfasis en la contencién de la inflacién mediante la regulacién de la demanda a través de instrumentos mone- tarios y fiscales. En este caso una polftica deflatoria al modificar las expectativas inflacionarias permite que la economia en el largo plazo tienda a su “tasa natural de desempleo' En la filtima parte del trabajo pretendemos verificar emp{ricamente para el perfodo 1964-74 si las distintas formulaciones de la curva de Phillips son aplicables a la economfa argentina. Pero antes de pasar a desarrollar los temas anteriores consideramos importante destacar que 1a experiencia de 1a economfa argentina en los filtimos 25 afios demuestra que evaluar su evolucién en términos exclusivos de una opcién entre pleno empleo y estabilidad de precios, tal como lo refleja la curva de Phillips, constituye una visién m&s bien restringida de su real comportamiento econémico. El conjunto de conflictos que ha debido enfrentar en ese largo perfodo de tiempo es mucho m&s amplio que el que surge entre estabilidad de precios y pleno empleo. En otros trabajos (3) hemos puesto de manifiesto que los stop-go en los ritmos de crecimiento del producto y de los precios que han caracterizado su comportamiento de corto plazo son el resultado de esquemas de politica econémica que no han sido eficaces para compatibilizar el conjunto de objetivos que definen el equilibrio interno (pleno empleo, estabilidad de precios y distribucién mas adecuada del ingreso) con el objetivo de equilibrio en la balanza de pagos. En ciertos cortos perfodos de la economfa argentina (en particular 1960-61) el logro de aquellos objetivos que componen el equilibrio interno ha sido conflictivo con el de equilibric externo; mientras que en otros perfodos alcanzar el objetivo de equilibrar la balanza de pagos ha requerido pagar un precio en términos de desempleo, inflaciéa y regresividad distributiva (en particular 1962-63). El comportamiento de corto plazo de la economfa argentina puede ser visualizada entonces conto un sucesivo proceso pendular entre los objetivos de equilibrio interno y equilibrio externo: para lograr m&s de uno se incurrfa en el costo de afectar negativamente el otro. /Lamentablemente e1 Lamentablemente el an&lisis empfrico basado en la curva de Phillips se sigue planteando en el contexto’ de una economia cerrada; es decir, bajo el supuesto de que 1a economfa mantiene su posicién de equilibrio externo cualquiera'sea la combinacién que se elija entre desocupacién e inflacién Y Teniendo presente la limitacién que significa el no haber incluido en el andlisis empfrico el mencionado conflicto entre equilibrio interno y externo, el objetivo b&sico del trabajo es analizar la relevancia de la curva de Phillips para la econonfa argentina. MODELO SIMPLE DE PHILLIPS La curva de Phillips es bésicamente una funcién que explica el compor- tamiento del mercado de trabajo en! situaciones de. desequilibrio al poner de manifiesto que la tasa de cambios de los salarios monetarios (AW) varfa en forma directa con el exceso de demanda o de oferta en ese mercado Qe 5); es decir, © Aw = 2@ZS 5 150; £00) = 0 Presentada en esta forma la relacién funcional tiene la limitaci6n el de que impide su asimilacién directa con la curva de Phillip: exceso de deuanda de mano de obra no es directamente observable, por lo -que es necesaric relacionar el exceso de demanda con alguna variable roxy que se pueda medir estadisticamente. La variable que se suele utilizar es el porcentaje de mano de obra desempleada. Pero, al introducir en el anflisis esta variable a fin de relacionarla con la tasa de variacién de los salarios monetarios se aprecia que el desempleo puede ser atribuido tanto a una deficiencia en 1a demanda 1/ =Excepciones importantes son los trabajos de Harry Jonnson (12) y David Laidler (14). /de mano de mano de obra para un nivel dado de salarios como a problemas friccio~ nales y estructurales en el mercado de trabajo. La versién de Lipsey (15) permite incorporar en el modelo de Phillips estos dos filtimos casos de desocupacién junto con el que tiene su origen en deficiencias de demanda. Como resultado de rigideces friccionales y estructurales que gravitan en el mercado de trabajo es my posible observar que una situacién de equilibrio entre demanda y oferta de mano de obra (exceso de demanda igual a cero) puede coexistir con una desocupacién friccional positiva, dado que se requiere un cierto tiempo para desplazarse de uno a otro trabajo asi como que la oferta de mano de obra puede estar relacionada con un cierto sector o regién mientras que la demanda est& asociada con otro sector o regién. En consecuencia, teniendo en cuenta las imperfecciones dol mercado Jaboral afin en condiciones de “equilibrio" es posible apreciar por un lado una cierta cantidad de desocupados friccionales y por el otro puestos vacantes no cubiertos. Dadas estas fricciones, la condicién de “equilibrio" en el mercado laboral es que el nfimero de desocupados friccionales sea igual al nfimero friccional de vacantes no cubiertas a fin de que el exceso de denanda de nano de obra sea nulo % zn otros términos, si defi- nimos D = EB + PV y S = E + M, donde D = demanda-de mano de obra. E = obreros empleados, PV = puestos vacantes, S = oferta de mano de obra y H = obreros desocupados. Entonces D = S implica PV = M > 0. Por lo tanto, la igualacién de la demanda y oferta de mano de obra es compatible con una situacién friccional en donde existe una oferta positiva de desocupados, que a su vez coincide con una demanda laboral insatisfecha (puestos vacantes). 1/ la definicién de “equilibrio" como 1a igualacién entre desenpleados y puestos vacantes simplemente incorpora el concepto friccional y estructural a la tradicional concepeién teérica de equilibrio como con un nivel cero de desocupados. /Por otra Por otra parte, ¢1 modelo de Phillips supone que la relacién funcional entre exceso de demanda y porcentaje de desocupados es negativa y no lineal, es decir, Bes. ctu) 5 sto donde U = total de desocupados en relacién al empleo total. En suma, la din&mica del mercado de trabajo puede ser descriptiva en base a las siguientes relaciones funcionales: Av + £0 PBe gu) 5 arco Estas relaciones funcionales parten de dos supuestos bAsicos: a) un exceso de demanda igual a cero es compatible con un nivel posi- tivo de desocupacién friccional y estructural; b) un paulatino aumento en el exceso de demanda por un lado reduce 1a desocupacién y por el otro estimula un aumento en la tasa de crecimiento de los salarios nonetarios. Dados estos supuestos sobre la dindmica de comportamiento en el mercado de trabajo podemos derivar la relacién funcional de Phillips dada por AW sh (u) 3 ato El gréfico 1 sintetiza el conjunto de relaciones funcionales descriptas ms arriba. El cuadrante I define la relacién AW « 2@) yel cuadrante II la relacién 2 = g (U). Con el fin de simplificar la D-S D representacién gr&éfica hemos transformado —7= en 2s +12 g- En conse- cuencia cuando z= 1 implica que la demanda de mano de obra se iguala con su oferta, Para el cuadrante I ello significa que en ese punto AW = 0 y en cnadrante II que a la derecha de R= 4 hay exceso de oferta. Por filtino el cuadrante IIZ incorpora el artificio de una lfnea de 45° que permite asociar el cuadrante It con el IV. La unién de los puntos de los cuadrantes I a III permite derivar la curva de Phillips en el cuadrante IV. Por ejemplo, supongamos que partinos /Gr&fico 1 de una situacién en donde la demanda agregada de mano de obra se iguala con la oferta g 1) que, de acuerdo con lo definido anteriormente, implica también que observamos, debido a desequilibrios friccionales y estructurales, un nivel positivo de desocupacién (igual a OC en el cuadrante II del gréfico 1) que se iguala con el nfimero de puestos vacantes, de tal forma que E+ PV = E+ M. Supongamos ademfs que el gobierno inicia un programa de obras piiblicas que.da lugar en el corto plazo.a una fuerte presién de demanda en el mercado de trabajo que nos lleva a una situacién de exceso de demtanda dada por OA en el cuadrante I, En esas condiciones es de esperar un aumento en los salarios monetarios hasta alcanzar una variacién porcentual igual a OB, que a su vez dar& lugar a una reduccién en la desocupacién friccional de OC a OD en el cuadrante II al hacer mAs atractivo via aumento salarial las nuevas oportunidades de empleo a aquéllos que en busca de mejores alternativas de empleo permanecfan desocunados. Por lo tanto, el resultado final del programa de inversiones gubernamentales es un menor nivel de desocupaci6n laboral pero pagando el precio de un mayor ritmo de crecimiento en los salarios monetarios y (dependiendo de las hipdtesis de traslacién) en los precios. 3. ROL DE EXPECTATIVAS INPLACIONARIAS Lipsey pare derivar la curva de Phillips parte de las siguientes hip6tesis sobre el comportamiento del mercado de trabajo: a) 1a demanda y oferta de mano de obra determinan el nivel del salario monetario; b) la tasa de cambio del salario monetario depende del exceso de demanda de mano de obra; y, ¢) un elevado exceso de demanda est& asociado con un bajo nivel de desocupacién y un reducido exceso de demanda con un elevado nivel de desocupacién; con el supuesto adicional de que una situaci6n de exceso.de demaida nula implica un nivel positivo de desocupacién. En base a estas hipétesis se deriva, tal como vimos en el punto anterior, la curva de Phillips, entendiendo por tal la /relacién funcional -10- relacién fu ional entre la tasa de variaci6n de los salarios monetarios y el nivel de desocupacién laboral. El enfoque desarrollado hasta aqui ha sido criticado entre otros por Friedman, Phelps zstos diltimos sostienen que el comportamiento en el mercado de trabajo no debe ser explicado en funcién del salaric monetario sino del salario real; es decir, 1a demanda y oferta de mano de obra depende de la relacién entre los salarios monetarios y el nivel general de precios, Dada esta hipétesis, pasar del anflicis del mercado de trabajo en términos del salario real a la relacién funcional de Phillips, que se expresa en términos de salarios monetarics, requiere introducir en el modelo 1a tasa esperada de cambio en los precios. S6lo en condiciones de estabilidad en el nivel de precios o de certidumbre perfecta sobre la tasa futura de inflacién, el anflisis del mercado de trabajo en funcién del salario real y el andlisis de la curva de Phillips en funci6n del salario monetario son similares. Por esta razén, se suele interpretar la versién de Lipsey como un caso especial de la curva de Phillips; cuando existe certeza sobre el futuro. En esta nueva versi6n del modelo de Phillips se recurre a la tasa esperada de inflacién en lugar de utilizar la tasa actual de aumento de precios por las caracteristicas especiales que retine el mercado de trabajo que se basa en negociaciones salariales que se realizan a intervalos discretos. En este caso, los sectores intervinientes en las negociaciones consideran no s6lo el ritmo actual de crecimiento en los precios sino que toman también en cuenta la tasa de inflacién que se espera durante el perfodo de vigencia del contrato de trabajo (salvo que se suponga que las expectativas futuras dependen finicamente a/ Phelps (23) presenta una derivacién m4s sofisticada de la curva de Phillips en base a la teorfa de la biisqueda (search theory). En realidad Phelps como sus seguidores analizan ef mercado de trabajo a nivel micro y ponen un énfasis especial en la falta de transpa- rencia, incertidumbre y expectativas que se observa en el compor- tamiento de dicho mercado. /ae la -1- de 1a tasa presente de inflacién). Como en cada momento determinado de tiempo las expectativas pueden ser distintas del comportamiento actual de los precios y dado que los salarios monetarios se mantienen constantes entre perfodos de negociacién salarial, el salario real esperado difiere del salario real actual, diferencia que constituye Para estos economistas el elemento b&sico que explica en el corto plazo el trade-off entre tasa de inflacién y desocupacién. Es decir dicho trade off es el resultado de 1a ilusién monetaria que afecta en el corto plazo a los empresarios y obreros. Adem4s, como el modelo formativo de expectativas inflacionarias puede ser distinto para el sector laboral y para el sector empresario, 1a demanda de trabajo estar4 afectada por una apreciacién entre el salario real previsto y el actual distinta de la apreciacién que afecta a la oferta de mano de obra. De las consideraciones anteriores podemos deducir que habr& una curva de Phillips para cada tasa de cambio esperada de inflacién (AP®). EL grafico 2 presenta un conjunto de curvas de Phillips Y en donde el salario real a lo largo de una curva difiere segiin sea el nivel de desocupacién ya que se mantiene constante 1a tasa esperada de inflacién mientras que se modifica la tasa de cambios de los salarios monetarios. Supoagamos que partinos de una situacién de equilibrio @) con estabilidad de precios y salarios reales Le =0 (la tasa actual y esperada coinciden). En este caso OA representa la tasa natural de desocupacién El gobierno considera que UO es muy elevado y a través de polfticas expansivas procura moviéndonos a/ Esta parte del andlisis sigue a David laidler (13). 2/ Friedman identifica esta tasa natural de desempleo con una posicién de equilibrio en el mercado de trabajo tal como surgirfa en un sistema general de ecuaciones en la medida que incorporemos en el mismo imperfecciones estructurales y friccionales. Pero, tal como sostiene Tobin, “conocenos muy poco acerca de la existencia de un equilibrio walrasiano que permita todas las imperfecciones y fricciones que explican por qué la tasa natural es mayor que cero y menos afin acerca de la optimicidad de dicho equilibrio si en realicad existe" (30, p. 6). (Gr&fico 2 SRAPECG WD - 13 - a lo large de la curva de Phillips AP° = o% alcanzar U, aun cuando ello signifique aumentos salariales de AV, 0. En este caso, si no aumenta la productividad, los precios aumentarén a un ritmo de AW,. Este inesperado aumento de precios en la medida que los trabajadores contindan operando con la hipétesis previa de estabilidad de precios dar& lugar a una baja en el salario real actual, que motivardé a los empresarios a aumentar la demanda de trabajo y la ocupacién. Al mismo tiempo que aumenta la demanda de mano de obra por 1a caida en el salario real aumenta también la oferta de mano de obra porque los trabajadores con el aumento en los salarios monetarios y dada su hipétesis de que no cambia la tasa-esperada de inflaci6én suponen que aumenté el salario real. En consecuencia, la cafdaen la desocupacién ha sido posible en el corto plazo a través de una mayor inflacién. El trad predicciones inflacionarias de los trabajadores. " ff de la curva de Phillips es e2 resultado de un error en las in realidad, la baja simult&nea del salario real. ex-post para los empresarios y el aumento ex-ante del salario real para los trabajadores es lo que posibilita el aumento en el empleo," Friedman (7, p. 10). Sin embargo, ese error tiene corta duracién ya que el aumento de precios modificara las expectativas de inflacién de los trabajadores que abandonaréa las que se basaban en A\P° = 0% para pasar a A\P° = AW). Dado este cambio en las expectativas inflacionarias la curva de Phillips de corto plazo se desplaza hacia 1a derecha, que con AW, implica volver al nivel anterior de desocupacién U,. Si nuevamente las autoridades consideran inadecuado Uy y prefieren U,, ello dar& lugar a un mayor ritmo de aumento salarial igual a Av, que provo- carga un mayor ritno de aumento de precios igual a (Wj. En el largo plazo, como las expectativas se van formando en funcién del comporta- miento actual y pasado de inflacién, 1a curva se desplaza nuevamente a AP® = A\Wg, que implica volver a U,. los desplazanientos hacia arriba de las curvas de Phillips de corto plazo tienden a determinar una curva de Phillips de largo plazo. (Bn el ~ he En el ejemplo del gr&fico 2 1a curva de largo plazo es vertical y pasa por los puntos A, B, y C. Esta curva demuestra que en el largo plazo el trade-off entre inflacién y desocupacién desaparece completamente ya que la tasa natural de desocupacién en el largo plazo (U)) es independiente de 1a variacién porcentual en los salarios monetarios. En el corto plazo y antes de que las expectativas tengan tiempo de ajustarse a la nueva tasa de aumento de precios, ser& posible reducir Uy aumentando el ritmo de crecimiento de 1a tasa de inflacién (no es le tasa de inflacién sino la tasa de cambio de la tasa de inflacién) / En otros términos, si queremos reducir la tasa natural de desempleo (pasar de Uy a U,) la tasa de inflacién debe acelerarse continuamente. Pero en el largo plazo si se quiere reducir esa tasa natural de desempleo sin pagar el precio de acelerar la tasa de inflacién se requiere actuar sobre variables reales como cambio tecnolégico, estructura de inversién etc. a fin de aumentar la productividad de la mano de obra. Esta versién rejuvenecida de la dicotom{a clasica entre variables reales y monetarias vuelve a sugerir que corresponde a la politica monetaria determinar el comportamiento del nivel general de precios. a/ Tal como lo indica Solow (23) para Friedman el proceso de ajuste hacia el equilibrio es lento. Supongamos que partimos de una situacién en la que la tasa de desempleo, que se corresponde con la tesa natural, y la tasa de variaciones de precios se han mante- nido estables por un largo perfodo de tiempo. Supongamos ademas que el gobierno aumenta la demanda global y consiguientenente la tasa de inflacién sube al 2 por ciento anual y el gobierno procura mantenerla a ese nivel. En este caso, segin Friedman, 1a tasa de desocupacién cae durante un perfodo de 2 a 5 afios. A partir de entonces y cuando la tasa constante de inflacién (2 por ciento) es anticipada se revierte el proceso hacia la tasa natural de desempleo lo cual para Friedman puede requerir un par de décadas. ») La curva de Phillips oon expectativas inflacionarias La ecuacién bésica del modelo de determinacién de los salarios tionetarios en base a expectativas inflacionarias es el siguiente , ad <7 2 AM = ap ta, Tp +a, APE @) /aonde, AW, - 28 - donde, A\ Wi, “= cambio porcentual promedio de W que. tiene lugar en el periodo t (walarios b&sicos de convenio del peén industrial); v;t ‘= mMivel'promedio de desempleo durante el periodo t (Gran # ‘Buenos Aires); A Pe = éxpectativas de la tasa futura de inflacién que se proyecta durante él periodo t, Es decir, en lugar. de considerar expectativas sobre el nivel de precios recurrimos a variaciones porcentuales. ‘Esto fltimo parece m&s razonable dado que las Personas tienden a pensar ds en términos de -cambios en el nivel.de precios que en su nivel absoluto. Dada la ausencia de observaciones directas sobre expectativas de pretios es necesario remplazar la yariable /\ Pe en base a un modelo de ‘éxpectativas que recurra:a datos estadisticos observables. Los hddélos de expectativas més conocidos son. los.siguientes 1. Expectativas estaticas En este modelo las expectativas en.el periodo t son aproximadas por la tasa actual de inflacién en ese perfodo, e APE = APE . (2) Remplazando (2) en (1), ; Aw = gta, +a Ary Bn nuestros cémputos P,, Indice del Costo de Vida de 1a Capital Federal, fue estimado en base a dos hipétesis de comportamiento, La primera define A. P{"? como sigue: ) 22 AM 23 En este cago se supone que interesa el promedio mévil de los cambios porcentuales en los precios que tienen lugar hasta el momento de proceder a aumentar los salarios monetarios (o las negociaciones salariales); es decir, durante el afio anterior al aumento de salarios. /La limitacién - 29> La limitacién de este,modelo ee que puede reflejar ya sea la formacién de expectativas futuras como el proceso de ajuste de-los salarios a la inflacién pasada. La segunda hipétesis sobre variacién porcentual de precios es la siguiente: Av® od [Pet Pes , 7 Pee2 Ort 2 Lay ary (2) En eate caso ae define A P() on base a 1a varincién porcentual de los precios contemporgneos con el aumento en los salarios Y, Este modelo no indica claramente 1a relaci6n de causalidad entre precios y, salarios. Si le introducimos una demora de un semestre estamos indicando que la variacién porcentuél’ en el costo de vida » precede a la de los salarios monetarios 2/,: Para el periodo bajo anélisis henos deserrollado lae tres ecuaciones (oon APC), A Pe y A P)).” es que artojen los mejores: resultados son las siguientes expresionés (como los resultados no donde “interés para el anflisis a realizar no“sé incluyen 168 que corresponden a ZL Pi2) y's ef eatadiatico 't entre patéatesie: 1) t (5-4) We 0.26 + 10239 (9.02) (0.13) (6.87) #100" ZAP ‘t/a serie semestral ha sido 1levada en este cado a variaciones ‘porcentuales anuales.a fin de que sea cqmpatible con las otras series estadisticas. ‘ (2) 2/ Perry (20) en su andlisis para Estados Unidos concluyé que Z\ PY con una demora de un trimestre arroja la mejor estimacién de a: B/ ‘Test de melticolinearidad de Farrarstlaubers 155) AM, (5) AW = -12.67°+ 73.34 + 1th A PRD ¥ = 0.75 (0.66) (0.85) (6.52) Ros 0.72 + FCB) 227.13 FG(1) = 7.08 DW = 1.04 Los resultados logrados para las tres ecuaciones (incluyendo A (2) )° permiten derivar las siguientes conclusiones: a) la variable U, no es significativa en ningin caso y en uno de los tres casos tiene el comportamiento perverso que hemos puesto de, manifiesto al desarrollar el modelo simple de Phillips /;») 12 variable precios es significativa en todes los casos indicando que.el cambio porcentual en el indice del costo de vida influye en 1a determinacién de los salarios monetarios; ¢) en: todos los casos se aprecia autocorrelacién en los residuos a un nivel de significacién del 5 por ciento, lo cual sugiere, tal como se apreciar& luego con las ecuaciones (5-7) a.(5.10), que debemos especificar mejor el modelo incorporando nuevas variables; d) en el caso de la ecuacién (5.4). el coeficiente de expectativas inflacionarias no es significativamente dietinto de uno, lo cual permitirfa aceptar la hipétesie de Friedman-Phelps en el limitado sentido de que no es vélido suponer que existe ilusién monetaria en el corto plazo. Al mismo tiempo se rechaza la hipétesis de que présiones de demanda, medidas por su proxy U,, determinan el salario monetario dado que el Coeficiente de esta variable no es significativamente distinto de cero. En auma de acuerdo con esta versién simple de expectativas inflacionarias podemos concluir que el cambio porcentual en los salarios reales afecta el comportamiento en el mercado de trabajo (dado que el ‘cdeficiente ‘de Pf no es distinto de 1) aun cuando no podemos aceptar la hip$tesis de que el cambio en los salarios sea una funeién estable de la tasa de desenpleo, sino por el contrario el a/ La nwla contribucién de U, puede apreciarse con el siguiente resultado: AM = 312 + 1.06 A p(2) Re = 0.74 (0.69) (7.37) Re = 0.75 /comportamiento de -31- comportamiento de los salarics monetarios es independiente del nivel de desequilibrio en-el mercado de trabajo. Hasta ahora hemos desarrollado una versién muy ‘simplista de 1a formacién de expectativas ya que suponemos que a las unidades econémicas e610 19s interesa conocer 1a tasa de‘inflacién actual. Sin embargo, parece m&s ragonable suponer que en el modelo intuitivo de formacién de expectativas influye la historia pasada en las tasas Me inflacion, Adem&s, tal como indicamos m&s arriba el uso de At=A Po) no nos permite apreciar si refleja un modelo est&tico de expectativas o si muestra el mecanicno de ajuste de los salarios monetarios a la inflacién pasada. Por ello, otros modelos de expectativas son necesarice para profundizar el andlisis. En general se suelen utilizar los siguientes modelos de formacién de expectativas ~ Modelo extrapolativo . - Ar Amy + O(APR- APL) donde 0 es la tasa de extrapolacién. Esta ecuacién expresa que la tasa esperada de inflacién que existe en el momento t es igual a la tasa de cambio de precios en el perfodc t m&s un factor de..correccién que permite tener en cuenta la tendencia de la tasa de inflacién en el Gltimo periodo. sio > 0 se enpera que la diferencial de crecimiento entre la tasa actual y la pasada de inflacién continuard en el futuro y si @ < O se espera que siga la tendencia reversiva (expectativas regresivas). El caso particular @ = 0 corresponde al modelo desarrollado mas arriba para APE = AP,. Sustituyendo la ecuacién de formacién de expectativas en (1), tenemos 7 ta, Tr +a, AP +a, e (AP, ~- A?) AW =a 1/ Ver Turnovsky y Wachter (32). /Este modelo Este modelo de formacién de expectativas es poco satisfactorio y adolece del mismo defecto que el modelo de expectativas estéticas debido a que sélo toma en cuenta la inflacién actual y la del periodo anterior; es decir, no toma en consideracién la informacién que pueden proporcionar una experiencia pasada m4s extensa. 3- Modelo adaptativo eo. e e < AP Art YAPR-APM) 0 SV st G) donde Y es 1a tasa de adaptacién. La ecuacién (3) también puede ser presentada como una media geométrica ponderada de la tasa de precios pasados: DPE TAP FT OD AP HY HYP AP tees SOs PTS O-V PAR, (4) is0 oo . donde S~ Y 1 - YP a1 — isd + Esta ecuacién sostiene que el cambio en las expectativas (A PE - A PE_,) es igual a una fraccién Y del error de prediccién entre lo esperado en el filtimo periodo y 20 que efectivamente ocurrié en este periodo. Si ¥ = 1 sélo influye la tasa actual de inflacién (A PE = A Py). Si Y es cercano a cero las ponderaciones ¥ (1 - Y)* decaen lentamente, influyendo asi una larga historia pasada de precios, Por el contrario, con Y cercano a uno las ponderaciones se reducen répidamente y la memoria de precios es corta, De 1a ecuacién (3) surge e e Ame-1- FAP, AY AR, (5) Por otra parte tomando la ecuacién (1) y restandole 1 - ¥ ) AW, obtenemos: TAY, - -33- AW OT AW, = apt ea, tte, Yl, + p[an-o- AK, | Sustituyendo (5) en (6): Aw, = ag¥ ta, - a, -Yo +a TAR + -Y AM, Este método de estimacién tiene el inconveniente de ser no lineal en los coefi, ientes e introducir autocorrelacién y multicolinearidad debido al uso de rezagos en las variables dependiente e independiente. Dado que el Banco Central (2) tiene formulado un programa de computacién que permite estimar directamente (4) para distintos valores de Y , hemos estimado /\ W, en base a la ecuacién (1). Por intermedio de (4) hemos derivado los AX Pt asociados con distintos valores de ‘Y , que variaron de 0.1 a 1.0. in este caso si bien los rezagos llegan a infinito, hemos definido un nfmero de perfodos (igual a 20) truncados cuando la suma de coeficientes para Y = 0.1 aproximaban a 0.89 y, Para n = 20 la suma de los Y alcanza a 1 a partir de Y = 0.25 (cuando ¥ = 0.2 dicha suma es 0.99). En consecuencia, para cada valor de Y y su correspondiente /\ Pt hemos estimado via minimos cuadrado los valores de (V4. El grafico 5 asocia los valores de R* correspondientes a (1) con el valor respectivo de Y . Blegimos aquelta ecuacién cuyo R? sea méximo ( Y = 0.7) 2/: (5.6) AW, = 10.45 + 46.89 Ur + 1.243 A Pe Re 0.78 (0.60) (0.61) (7.20) Rs (0.76 F (18) = 32.65 FG (i) = 5.83 DW . 4.14 b : 1/ Es decir para’ = 0.1 el valor de = (1 -1)* = 0.89 correspondse a n=20 (en nuestro caso son semestres). En este caso se recalcu- laron los 7 pare que ae suma anterior sea igual a uno. 2/ Remplazando U;' por u? no altera los resultados ya que sigue siendc el mayor reo #0. 76) para 20. 7 y_el coeficiente de A Pe es 1,249, Pero te Sentusién do U;" y U;? incorpora una elevada waltieclinearidad. (Grafico 5 se $254 ODL ae 3 0z"0 of"o 040 0s" {09'e oL*o -35- La estructura de rezagos declinante geométricamente utilizada para la expresién anterior es la siguiente: 0.700 ; 0.210 ; 0.063 ; 0.019 ; 0.006 ; 0.002 ; 0-001 = 1 Es decir, on el modelo de formacién de expectativas el semestre actual y el anterior representan el 91 por ‘ciento del total de las ponderaciones en 1a historia pasada de variaciones de precios /. Loe resultados de la ecuacién (5.6) permiten derivar las siguientes conclusiones: i) el coeficiente de BD no es significativamente distinto de cero, corroborando asi los resultados anteriores. Si se elimina la variable UL el valor de x aumenta: Aw, = 0041 + 1.19 A Pe RE = 0.77 (0.09) (8.20) ii) el test de hipStesis del coeficiente de /\ Pe igual a 1 con un estadistico t = 1.41 para 18 grados de libertad nos indica que no podemos rechazvar la hipétesis de que es igual a 1 a un nivel de signiticacién del 5 por ciento; iii) en relacién a las ecuaciones (5.4) y (5.5) si bien mejora levemente el R, seguimos sin poder rechazar la hipétesis de auto- correlacién, aun cuando en este caso tampoco podemos aceptarla al nivel de significacién del 1 por ciento. Este resultado nuevamente invalida los test de hipétesis para cada uno de los coeficientes estimados y vuelve a cugerir la necesidad de especificar mejor el el modelo incorporando otras variables. La inclusién de la variable desempleo en la curva de Phillips tiene el propésito de ilustrar el rol del exceso de demanda en la determinacién de los salarios monetarios y por ello puede ser visualizada como tratando dé capturar - por cierto de una forma a/ Canad&, un pais ms estable tanto del punto de vista pol. como de precios, por rara coincidencia también maximiza R' cuando t = 0.7. Ver Vanderkamp (33) en su andlisis del perfodo 1949-68. /ouy cruda - 36 - muy cruda y primaria - los efectos que una politica basada en regular la demanda, tiene sobre la tasa de inflacién salarial. El hecho de que el coeficiente de U, no sea significative pone, en consecuencia, de manifiesto las limitaciones para la economia argentina de este enfoque de politica econémica como via de contencién inflacionaria. En otros términos, la tasa de inflacién no ha sido influenciada de manera significativa por el particular esquema de politica monetaria y fiscal, dado que si bien a través de estos instrumentos deberiamos esperar que se afecte el exceso de demanda laboral, esta Gltima variable no esta asociada con la tasa de inflacién salarial. Por otra parte, los resultados de la ecuacién (5.6), si bien estén limitados por la incertidumbre que arroja el coeficiente de Durbin-Watson, parecen sugerir que para el periodo 1964-74 los trabajadores no estatan sujetos a ilusién monetaria, aun cuando el coeficiente de adaptacién es mayor, que uno y, Por supuesto, la conclusién anterior en cuanto al rol de la tasa espereda de inflacién en la determinacién de la tasa de cambio de los salarios monetarios, debe ser tomada con sumo cuidado dadas las limitaciones teéricas existentes en cuanto a cu4l es el verdadero modelo que adoptan las unidades econémicas para formar sus expectativas futuras. No hay duda que la hietoria pasada de precios es "un" factor importante a considerar. Pero aun cuando aceptemos esta simple regla general, quedan de todas formas muchos puntos oscuros en el camino. En primer lugar écual es la adecuada 1/_ Em este punto surgen més claramente las limitaciones de un modelo de estimacién basado en una sola ecuacién ya si hubiésemos estimado el siguiente modelo de ecuaciones simultdneas Awt=£ QP, xX) y AP =g (AW, Y) donde Xe ¥ son otras variables independientes, estarfamos en condiciones de apreciar el efecto de cambios de precios en los salarios y luego de estos filtimos sobre los precios a fin de observar si el ritmo de inflacién tiende a una tasa finita de equilibrio. /estructura de -37- estructura de ponderaciones que debe acompaiiar a cada uno de los precios del pasado? En nuestro caso, los resultados sugieren que el semestre actual y el pasado son los que realmente cuentan. Es muy posible que para el convulsionado perfodo 1964-74 con 6 presidentes, 3 de ellos via revoluciones 0 golpes de estado y 3 via constitucional: electoral, una memoria tan corta en la formacién de expectativas acierte a describir el real comportamiento econémico. Pero también es muy. probable que al tomar. s6lo precios dejemos en el tintero variables socio-politicas mucho m4s significativas. En este sentido Solow (28, p. 4), en su andlisis para Estados Unidos e Inglaterra sugiere considerar a estos. factores institucionales como desviaciones irregulares a la relacién sistemftica basada en la historia pasada de precios. Evidentemente, la evolucién politica de 1a Argentina parece sugerir que esos desvios son més sistem&ticos que eccidentales, lo cual es muy probable haya llevado a internalizar en los agentes econémicos ciertas hipétesie de comportamiento basadas en la experiencia pasada en cuanto a la interrelacién entre cambio polftico y modelo econémico. En segundo lugar, intuitivamente podemos. aceptar que las varia~ ciones porcentuales de precios pasados'se adaptan mucho més al caso argentino, con una historia casi permanente de fluctuante inflacién que el nivel absoluto de precios. Pero también se puede argumentar que lo que realmente cuenta son las variaciones en torno a la tendencia histérica de la tasa de inflacién (aproximadamente del 27 por ciento anual en 1950-72) dada las fluctuaciones en torno a esa tendencia que muestra dicho periodo. Por ejemplo en 1964-67 la tasa promedio de inflacién fue del 28 por ciento anual, en 1969 se redujo al 7.6 por ciento, vuelve a subir nuevamente en 1970-1, llega a una explosién entre los primeros semestres de 1972 y 1973 del 71.5 por ciento y luego bruscamente baja entre los primeros semestres de 1973 y 1974 al 17.9 por ciento. Todas estas consideraciones sirven para ubicar en su adecuado contexto el papel de la tasa esperada de inflacién y en particular el modelo que sirve de base a la formacién de expectativas futuras. /e) La curva ~ 38 - c) La curva de Phillips y la politica de ingresos Los resultados basados en el modelo de expectativas adaptativas, que coinciden con el modelo menos sofisticado de expectativas estéticas, permiten concluir que en el corto plazo no se observa el tradicional trade-off: la economia argentina no enfrenta el conocido meni de opciones alternativas entre variaciones porcentuales de salarios mone- tarios y nivel de ocupacién. Pero en el largo plazo se nota que es muy significativo el efecto que en el comportamiento de los salarios tienen las expectativas en cuanto a la tasa futura de inflacién; impacto que es totalmente independiente del nivel de exceso de demanda en el mercado de trabajo. En conrecuencia, una politica antinflacionaria que procure reducir la tasa de aumento calarial a través de una contraccién en la demanda y consiguiente aumento en el desempleo no seré exitosa dada la independencia de la pi era variable con respecto a la segunda. Por el contrario, una politica de ingresos que opere sobre los factores que gravitan en la formacién de las expectativas-precios puede ser exitosa % En otros términos, la politica de ingresos debe cumplir el rol de evitar que la historia pasada de precios sea un medio adecuado para explicar la tasa futura de inflacién. Esto Gltimo nos lleva a analizar cul fue el papel de los distintos enfoques de politica de ingresos que se adoptaron en el periodo 1964-74, El primer problema que surge en este caso es definir aquellos periodos de tiempo en el que la politica de ingresos tuvo vigencia efectiva. Esta decisién no resulta nada sencilla dado que si bien formalmente todos los gobiernos anunciaron controles de precios y salarios, en varios casos no fueron m4s all4 de una intencién formal, en particular en cuanto al control sobre la fijacién de precios. A lo largo del 2/ J.C, de Pablo (36) sostiene que la reduccién del déficit fiscal en el periodo de Krieger Vasena no ha sido planteado como via de atacar la inflacién por el lado de la denanda sino por sus efectos en la formacién de expectativas inflacionarias dado que para impor- tantes sectores econémicos se suele asociar un mayor déficit fiscal con una mayor tasa inflacionaria. En este sentido puede interpretar entonces que una politica fiscal y monetaria restrictiva contribuye a reducir la tasa de inflacién via expectativas inflacionarias. /reriodo se -39- perfodo se observa que una préctica muy contin’ del gobierno fue la de fijar precios méximos para los productos que componen 1a canasta familiar asi como la de decidir unilateralmente los auaentos salariales. A pesar de estas regulaciones, el comportamiento de los precios y salarios mestra claramente la falta de obediencia efectiva a esas normas. Por esta razén, debemos distinguir periodos con controles efectivos de aquéllos con controles simplemente enunciativos y foruales. Teniendo presente esta confusa realidad socio-econémica que sé observa en el periodo bajo andlisis nos vemos obligados a adoptar dos criterios simulténeos que permitan definir cudndo efectivamente se aplicé una politica de ingresos. El primero se refiere a la existencia de un conjunto de regulaciones formalee sobre precios y salarios. El segundo aque los distintos grupos sociales acaten esas nortas reconociendo de esta forma el pocer politico del gobierno para arbitrar en la puja distributiva sobre el ingreso. ste segundo criterio introduce un elevado nivel de subjetividad en el an@lisis. Dados los criterios anteriores hemos seleccionado dos subperiodos durante los cuales realmente tuvo gravitacién la politica de ingresos. El primer subpe- riodo generalmente se asocia con Ongania-Krieger Vasena y cubre desde el segundo semestre de 1967 al segundo semestre de 1969. Si bien el cordobazo de mayo de 1969 podria cuestionar la inclusién del segundo senestre de 1969 consideramos que, tal como lo indica la evolucién del indice de costo de vida, continué siendo efectivo el conjunto de normas que regulaban los precios y salarios. la segunda experiencia mucho mis reciente, de politica de ingresos se refiere al perfodo C&mpora-Perén-Gelbard y se extiende desde el segundo semestre de 1973 1 primero de 1974. Para el primer perfodo usamos 1a variable dunmy 1, (1 para el periodo Krieger Vasena y cero el resto del periodo) y para el segundo la variable dummy I, (1 para el perfodo Gelbard y cero para el resto del perfodo). 21 objetivo de incluir una variable duamy distinta para cada uno de esos periodos, en lugar de una sola variable /dummy para ~ ho ~ dummy para todo e2 periodo con politica de ingreso, ha sido el de captar los diferentes contextos institucionales en el que se han aplicads dichas politicas de ingreso Y 2 Los modelos utilizados son los siguientes ~1 (2) Aw sa, ta, uta, AP +a, 1, + as 1, featur’ ey at ! AW, =a, + ay Ue + as A PE + ay Ty + ag I, Para cada uno de estos modelos se analizaron también los resul- tados eliminando la variable U,. El cuadro 1 detalla los valores que se obtuvieron (entre paréntesis figura el estadistico t). El cuadro 1 muestra que con la inclusién de las variables dummy mejoran los resultados de 1a ecuacién 5.6 eliminando la autocorrelacién aun nivel del 5 por ciento. El coeficiente de determinacién ajustado por grades de libertad (Ré) aumenta de 0.76 a 0.86. ia variable expectativa precios sigue siendo significativa y no difiere de uno. La eliminacién de la variable U, contribuye en general a mejorar las estimaciones. Lo que surge como un elemento de interés son los distintos signos de la politica de ingresos. Por lo general en los estudios empiricos realizados con variables dummy se espera que el signo del coeficiente sea negativo reflejando la medida en que el control de los salarios contribuye a reducir su ritmo de crecimiento. Hste resultado es el que se aprecia para el periodo Krieger Vasena en donde para los cinco semestres considerados (II : 1967 a II : 1969) 1/ Otro enfoque més reciente consiste en estimar la ecuacién salarial para periodos en los que se aplicé y para los que no se aplicé la politica de ingresos, asi como para todo el periodo completo, para luego hacer un test de la hipétesis de que la ecuacién sala- rial ha permanecido estable durante el perfodo total indepen- dientemente de si se aplicé o no la politica de ingresos. Ver Perkin-Summer-Jones (37). 2/ Ia variable /\ Pf corresponde a “V" = 0.7. /Cuadro 1 ' = ' (dart), (bee) (Our) (gett) TL 66° 62"S SQ"Oh 9870 BB°O Bg "é ge°2b- 96°0 - coro 4q opweururts (o1°S) . (22°L) (90°E) — (LET9) (SEO) (dL 70) 4 oore EE°9L 60°62 SQ"O QgrO Ld°*g HO°EL= = 66° Gorse bate f opueknpout (6°S) Se tte fe 34 V7 woo oseg ¥, Ac Da a Bt peqyaeqrt op soperd ¢ ay - peqzeart ep sopes? 9 x aoe (9S°<) (6472) (2078) (0g*z) A zZ6"L BHegty ord dg'O G6g°O “OL*gL z6°OL- gg" s oe ‘fn opueurutta (9°S) . (LLTE) (69°2) (499) (£0) (080) 4 LO"L FOG™HL Qz"CE Lgro 6970 -g9QTdL LOTLL- — 6Q*O. 99° gore in opuednzour (4°6) 4 ag Da a Yeu Se Ye Le 8 cea VV 102 08% L oapeng /dicha politica - 42 - @icha politica redujo 1a tasa anual de crecimiento en los salarios Ronetarios que se hubiese dado sin politica de. ingresos en un 11 por ciento, de acuerdo a la ecuacién (5.7) que arroja mejores niveles de significatividad para I, e I,. Pero para el periodo de Gelbard el signo de la variable dummy es positivo indicando que la politica de ingresos se orienté a aumentar los salarios monetarios a un ritmo anual mayor que el que se hubiese logrado sin esa politica: 17.96 por ciento. Couo los precios también estaban controlados el efecto global de las dos politicas de ingreso no puede ser estimado consi- derando s6élo esos coeficientes. Sin embargo, dado que en ambos periodos se observa una fuerte caida en el ritmo anual de inflacién una conclusién tentativa que surge de estas cifras es el distinto enfoque distribu~ tivo que caracteriza a dichas politicas de ingreso. Mientras Krieger Vasena procuré via politica de ingresos amortiguar el creci- miento tanto de los precios como de los salarios, Gelbard traté a través de su esquema antinflacionario compatibilizar un menor ritmo de aumento de precios con una uayor tasa de crecimiento anual de los salarioe. Debemos aclarar que estos resultados no nos permiten abrir juicio sobre el impacto final redistributivo de la politica de precios y salarios dado que para ello hubiese sido necesario formular un modelo de ecuaciones simulténeas con precios y salarios jugando sucesivamente el rol de variables dependientes e independientes. Por otra parte, el periodo de Grieger Vasena que cubre cinco semestres se caracterizé por un fuerte aumento salarial en el primer semestre y una desaceleracién posterior, por lo que su coeficiente al captar las dos fases puede mostrar simplemente que la diltima etapa, con menor ritmo de crecimiento anual en los salarios, anulé el fuerte efecto positivo inicial. En cambio, el perfodo de Gelbard que cubre sélo dos semestres puede resultar incompleto para evaluar correcta~ mente el sentido de la politica de ingresos V/ Para un anélisis detallado de la distribucién del ingreso en este periodo ver de Pablo (35). /De todas ~ 43 - De todas formas y aun teniendo presente las aclaraciones ante riores es evidente que una politica de ingresos no necesariamente debe ser asociada con un esquema distributivo de contencién salarial Por el contrario, el tema central en todo esauema antinflacionario basado en la politica de ingresos sigue siendo las pautas distribu- tivas del ingreso que el gobierno propone a la sociedad, Esta variable distributiva adquiere particular relevancia para un pais que se ha desenvuelto en un marco inflacionario por un largo perfodo de tiempo. En este contexto secular de inflacién, los distintos grupos sociales han generado los suficientes anticuerpos cono para evitar que una politica antinflacionaria signifique para ellos una pérdida real en su posicién relativa en la distribucién del ingreso. De esta forma y bajo una larga experiencia de marchas y contramarchas estabilizadoras de precios, el sistena de precios relativos deja de ser “el instrumento asignador de recursos productivos para pasar @ ser un mecanismo central en la distribucién del ingreso. sos ir y venir en las politicas antinflacionarias lleva al convencimiento a los grupos econémicos que el corto plazo prima en la puja distri- butiva y que su instrumento natural de autodefensa se centra bAsica~ mente en los precios relativos dado que posibles esquemas compensa~ dores de politica fiscal al requerir un tiempo mayor suelen no ser perdurables. La elevada significatividad de los coeficientes de expectativas. precio y de las politicas de ingreso y el nulo aporte de la variable exceso de demanda, sirven para poner de manifiesto que la inflacién argentina se desenvuelve en un contexto de continuas fricciones redis~ tributivas entre grupos sociales con distinto poder de dominacién sobre el mercado. Zllo indica que para el éxito del programa de politica econénica no basta con explicitar la meta distributiva sino que se requiere ademés un gébierno con suficiente respaldo politico como para imponer las nuevas reglas de juego en la distribucién del ingreso. Para aquellos paises con larga tradicién de respeto al juego politico-electoral, el cuestionamiento del poder arbitral del gobierno no implica quebrar las normas institucionales que regulan /la conducta = abe la conducta de un pais. Por el contrario, en la Argentina una importante via de cuestionamiento se ha manifestado en debilitar las bases mismas de sustentamiento de las instituciones representa~ tivas y asi crear las condiciones que desembocan en posteriores derro- camientos de gobiernos. Por esta razén, los gobiernos preocupados por su sobrevivencia abandonan su rol de arbitro distributivo y se transforman en meros otorgantes de las demandas de aquellos grupos con capacidad politica para imponer sus propias pautas distributivas. . Se inicia asi un proceso sucesivo de circularidad redistributiva que se autoalimenta en wateria inflacionaria y que termina por cuestionar el rol wismo del gobierno. Esta dindmica, que ha sido claramente expuesta por Guillermo O'Donnell (33), escapa a las necesidades inme- diatas de este trabajo, por lo que no ahondareuos en el tema. Lo que paribus sf queremos destacar es que el tradicional supuesto ceteris con respecto a la variable institucional-politico-social wargina del andlisis, para un perfodo tan convulsionado como 1964-74, elementos de gran significacién en 2a dindmica inflacionaria. No nos parece posible explicar satisfactoriamente esta dindmica si no se integra interdisciplinariamente el conjunto de factores que inciden en la misma. 4) Ia curva de Phillips y la presién sindical Ia connotaciones anteriores se asocian con 1a explicacién sociolégica de la dinémica inflacionaria y han sido expuestas en la Argentina entre otros economistas por Javier Villanueva(39). =n este sentido la inflacién es el resultado de la puja distributiva entre sectores sociales con poder de dominacién sobre el mercado. En el campo especifico de la curva de Phillips el andlisis realizado hasta aqui deberfa complementarse con el rol de la agresi- vidad sindical en la determinacién de los salarios monetarios. Para este andlisis no es apropiado definir esta variable en términos de variaciones en el porcentaje de sindicalizacién (enfoque Hines) dado que por las caracteristicas de la legislacién laboral argentina ese porcentaje, que no sélo es elevado sino también estable en el tiempo /no refleja - 45 - no refleja una mayor o menor presién sindical % Por esta razén recurrimos a definirla en términos de las jornadas de trabajo perdidas como resultado de huelgas y paros (enfoque Godfrey). En este sentido, el Ministerio de Trabajo publica estadisticas vinculadas con los conflictos de trabajo registrados en la Capital Federal, discrimi- nando el nfimero de casos, los trabajadores afectados y las jornadas perdidas. Esta serie estadistica cubre huelgas (interrupcién tempo- varia del trabajo cuya duracién excede una jornada de trabajo) y paros (interrupcién que no excede una jornada) 2/ tas cifras anuales discriminan por sectores econémicos y por causas generadoras del conflicto laboral (mejoras econémicas, reclamo de jornales, despido y suspensién de trabajadores, aspectos relacionados con la disciplina la organizacién y el funcionamiento en los lugares de trabajo). Lamentableuente no existe tal discriminacién a nivel mensual, por lo que esta variable no se limita al sector industrial, tal como correaponderia por asimilacién a los conceptos de salarios uonetarios y esenpleo, sino que cubre a todos los sectores productivos y a la totalidad de causas econémicas y no econémicas de las huelgas y paros 2 La variable jornadas de trabajo perdidas, que expresa el grado de presién sindical, ha sido estimada como sigue Y/ Por otra parte, una detallada critica de la utilizacién de la tasa de cambio del porcentaje de la fuerza de trabajo que esté sindicalizada como indicador de 1a militancia sindical puede verse en Purdy y is (40). 2/ —Conflictos de Trabajo, Ministerio de Trabajo, Direccién Nacional de Recursos Humanos, Divisién de Estadisticas Sociales, varios nimeros anuales. 3/ la serie de paros esté expresada en horas-hombre perdidas, que fueron asimiladas 2 jornadas en base al supuesto de que una jornada normal de trabajo es igual a 8 horas. /aonde 8, - 46 - donde S, @s e1 total de jornadas perdidas en el semestre t. Esta serie cubre 1964-77 dado que a partir de este filtimo afio no se elabora més dicha estadistica. Henos recurrido a /\ S, en lugar del nivel absolute 8, por dos uotivos. Bl primero es la probable estacionalidad de la serie dado que el primer semestre del afio incluye meses con vacaciones durante los cuales es menos probable el conflicto laboral. Por ello, la variable /, S, surge de relacionar S, con 5,_, y no con el senestre anterior (S,_,). 1 segundo motivo es mis delicado ya que supone gue la agresividad sindical es funcién de la tasa de crecimiento del “conflicto y no del total de conflictos ocurridos en el semestre. Una posible justificacién es que por lo general los salarios son fijados unilateralmente por el gobierno o si no lo son, por lo menos, se aprecia una fuerte presién del gobierno para encajonar esos aumentos dentro de pautas fijadas no necesariamente en forma piiblica y expli- cita. En este contexto un probable modelo de comportamiento sindical seria que los sindicatos para lograr mayores salarios tratan de crear un clima conflictivo en continuo ascenso para asegurarse una mejor predisposicién gubernamental. Esto filtimo sugiere que la tasa de aumento en los salarios monetarios se mueve en la misma direccién en que aumenta la tasa de agresividad sindical, medida a su vez por As La ecuacién estiuada para el periodo 1964-71 es 1a siguiente 24 2 (5.11) A. Wy = 6.920 + 1.002 /y Pe + 0.024 /\ 8, ~ 13.329 1, R= 0.8 (1,38) (5.12) (2,05) (4.36) RE = 08, F(12)= 25.8 FG(3)= 4.9 DY = 1.5: J/ la variable /\ Pf corresponde a un valor ‘T’= 0.7. la sustitucién de Zy Pe por A, PC) eleva el coeficiente Dia la zona de inde terminacién con un nivel del 5 por ciento. 2/ — Significativo al 5 por ciento. /Mewos estimado - 47 Hemos estimado una ecuacién similar a (5.11) incluyendo Uy. Los resultados muestran que su coeficiente tiene un signo contrario al esperado, no es significativo e introduce cierta multicolinearidad. Por esta razén, hemos excluido esa variable de la expresién (5.11). Los resultados alcanzados son claros y compatibles con nuestras esti- maciones anteriores: e) i) el coeficiente de adaptacién a las expectativas de precios no difiere de uno; ii) la variable dummy 1,, que expresa la politica ‘de ingresos durante el periodo de Krieger Vasena, tiene el signo esperado y es significativamente distinto de cero; iii) la variable proxy de la presién sindical /\ S, tiene el signo esperado y es significativa al 5 por ciento% se observa que un aumento anual del 10 por ciento en dicha presién a través de huelgas y paros da como resultado un aumento anual de les salarios monetarios del 2.4 por ciento; iv) la variable /\ 8, no esté estrechamente vinculada con el estado ocupacional del mercado de trabajo, lo cual sugiere que la presién sindical se manifiesta con cierta indepen- YX dencia del nivel de exceso de demanda de mano de obra + 0.0001 A S, RP = 0.15 (4.93) Conclusiones sobre la Ta economia argen: 2p En nuestro anélisis eupirico de la curva de Phillips para la economia argentina en el periodo 1964-7 partimos de la versién mas simple Vv vy En la ecuacién (5.11) hemos sustituido A\ 5, por S, y 8,_, con resultados poco satisfactorios con respecto a la significatividad de sus coeficientes. Esta independencia es atin mayor entre el nivel de desempleo y el totel de conflictos ocurridos en el semestre (S,). #1 coefi- ciente de correlacién es de 0.05. JAN, = - 48 - x Aly sa, ta, Uf ta, Y Verificamos no s61o que el estado del mercado de trabajo no es una variable significativa en la determinacién del ritmo de crecimiento de los salarios monetarios sino que tiene un comportamiento opuesto al esperado: a medida que aumenta el nivel de desempleo se acelera la tasa de aumento de los salarios. Como las estimaciones econonétricas basadas en la ecuacién anterio: fueron muy poco satisfactorias, el segundo paso consistié en verificar el rol de la tasa esperada de aumento de precios en el comportamiento de los salarios uonetarios. Para ello, debimos formular en primer lugar un modelo de expectativas inflacionarias y luego sustituir la tasa esperada de inflacién en Ja ecuacién de salarios. En este sentido, comenzanos por def un uodelo muy simple de expectativas estaticas; es decir, se partid de AW +a, Uy +a, A Pe Ne = 84 #82 Te tag t CLAP Amy = Ay, Los resultados obtenidos confirman la conclusién anterior acerca de la nula significatividad de la variable U, al mismo tiempo que ponen de manifiesto el importante rol de la tasa actual de inflacién en la explicacién de la tasa de variacién de los salerios. Dado que el modelo anterior odie tola en cuenta la inflacién actual, acocartando la influencia de le historia pasada de las tasas de crecimiento de los precios, se form1é un modelo de expectativas adaptativas en donde aw ae | 2 Wee APES CAREY GO- MAP £ VO -M AP, + eee 06M S En este modelo cuanto més cercano a uno sea 'Y was corta serd la memoria de las unidades econémicas y mayor la influencia en la formacién de expectativas de las tasas de inflacién de los perfodos més recientes. /las estimaciones ~ 49 - Las estimaciones realizadas a la vez que vuelven a descartar el aporte de U, sirven por un lado para destacar la significatividad de la tasa esperada de inflacién y por el otro para apreciar que el semestre anterior y el actual son los que realmente cuentan en la formacién de expectativas (para Y’ = 0.7 se maximiza el valor de Xi en la ecuacién de salarios). . Una limitacién importante de las estinaciones anteriores es la presencia de autocorrelacién en los residuos, que impide realizar adecuados tests de significatividad de los coeficientes estimados. Ello sugiere, adem4s, la necesidad de mejorar el wodelo a estimar incorporanéo nuevas variables. ln este sentido, decidimos introducir en el andlisis dos experiencias importantes de politicas de ingreso que se ejecutaron durante el periodo 1964-74: la de Krieger Vasena y la de Gelbard. In aibos casos se definieron variables dummy. El modelo quedé expresado, entonces, como sigue: AN =a, ta, Uy +a, APE + a, 1, + a5 Th e 2 Los resultados obtenidos descartan el rol de U, y resaltan la significatividad de las expectativas inflacionarias y de las politicas de ingreso, que en conjunto explican el 96 por ciento de 1a variacién en los salarios monetarios. La eliminacién de le autocorrelacién en los residuos permite destacar que el coeficiente de adaptacién no ifiere de uno y que mientras la politica de ingreso de Krieger Vasena sirvié para frenar la tasa de crecimiento de los salarios monetarios, la de Gelbard contribuyé durante su corta aplicacién a acelerar dicho crecimiento. La verificacién de que el nivel de desempleo (U,) no es una variable significativa en la explicacién de la tasa de cambio de los salarios monetarios llevé finalmente a formular un nuevo modelo en el que los salarios no estén influenciados por las fuerzas del mercado sino por la agresividad sindical (A\ 8,): e Aw 2a, +a AM tas A Spt ay Z, /los resultados = 50 ~ Los resultados de este modelo, que se aplicé al periodo 1964-71 por limitaciones en las fuentes estadisticas, mestran que el coefi- ciente de /\ PE no difiere de uho, que la politica de ingresos de Krieger Vasena ha sido significativa y que la agresividad sindical contribuye a aumentar el ritmo de crecimiento de los salarios. En particular, se observa que la presién sindical se manifiesta indepen- dientemente del estado ocupacional del mercado de trabajo. En suma, las estimaciones realizadas para la economia argentina rechazan para el periodo 1964-74 el conocido trade-off entre un menor nivel de desocupacién y una mayor tasa de crecimiento en los salarios monetarios. Usta filtima variable es independiente del estado ocupa~ cional del mercado de trabajo. En cambio, gravitan en la tasa de crecimiento de los salarios monetarios la tasa esperada de inflacién y el grado de presién que pueden ejercer los sindicatos. En aubos casos la influencia sobre la tasa de variacién de los salarios se da con independencia del exceso de dewanda o de oferta de la mano de obra. Ia inflacién secular que caracteriza a la econonfa argentina ha servido para crear en ciertos grupos sociales los anticuerpos nece- sarios que contribuyen a evitar que los gérmenes regresivos de la inflaci6n los afecte negativamente. En el sector laboral este proceso se ha dado sin la necesidad de inocularle una dosis explicita de indexacién (ajuste por inflacién) en los salarios monetarios. Zl coeficiente unitario de adaptacién a las expectativas inflacionarias muestra la imposibilidad de engafiar persistentemente a los asalariados a través de una tasa inflacionaria creciente, No s6lo no estan sujetos a ilusién monetaria sino que en un contexto de continuas marchas y contramarchas en programas de politica econémica, los asalariados forman sus expectativas inflacionarias en base a un modelo en el que pesa en un 90 por ciento lo que ocurre en el semestre actual y en el anterior. Zata capacidad de los aselariados para transferir el aumento esperado de precios a los salarios unida a la presién alcista que /ejerce la = 51+ ejerce la militancia sindical sugiere. que la explicacién inflacionaria argentina escapa a la tradicional intepretacién de exceso de demanda como factor desencadenante. Si aceptamos que esta tiltima variable es adecuadamente representada por el nivel de deseupleo laboral, la aceleracién inflacionaria se da independientemente del estado del mercado laboral. Por el contrario, la inflacién argentina se acerca n&s a una explicacién basada en la influencia que sobre el nivel de precios tiene la existencia de aspiraciones individuales sobre la distribucién del ingreso nacional que exceden la capacidad global del pais para satisfacerla. Estas aspiraciones individuales han sido coupatibilizadas en un contexto de estabilidad de precios en aquellas contadas oportunidades en las que el gobierno se ha elevado por encima de las aspiraciones conflictivas regulando y arbitrando las pujas distributivas a través de una politica de ingreso... In el perfodo 1964-74 ello ha sido posible en dos oportunidades: en 1967-69 (Ongania - Krieger Vacena) y en 1973~74 (Perén-Gelbard). Pero también se puede apreciar que las tensiones socio~econémicas que implicaron estos shocks estabilizadores, en un pais. que est& acostumbrado a vazonar y operar en térainos de una permanente y,fluctuante inflacién, han llevado, una vez agotada y desaparecida esa, capacidad arbitral, a una explosién inflacionaria posterior. tal como lo ejemplifica la experiencia de 1971-72 y la actual a partir del segundo semestre de 197. Es decir, si bien la politica de ingresos puede desplazar hacia la izquierda la curva de Phillips, su remocién la vuelve a desplazar hacia la derecha, previo una sobre-expansién inicial de precios Ello denuestra que para un pais que no conoce otro tipo de compor. tamiento econémico que el que se desenvuelve con tasas de inflacién promedio del 25-30 por ciento anual, no es aconsejable imponer un freno brusco a la inflacién debido a que las tensiones que se’ acumulan durante ese breve interregno de estabilidad de precios lleva posterior- mente a una también brusca explosién de precios. Asi como no resulta f&cil para un pais con estabilidad de precios ajustarse.a las reglas de juego bajo inflacién, tampoco es simple un proceso inverso de /adaptacién. Con =~ 52+ adaptacién. Con ello queremos sugerir que si bien las politicas de ingreso de Krieger Vasena y Getbard parecen haber sido exitosas durante sus cortos perfodos de aplicacién, evaluadas con una visién mas amplia se observa que sélo fueron ejemplos transitorios de inflacién reprimida. Estos resultados sugieren que si la capacidad del gobierno de arbitrar en la puja distributiva se ejerce en forma gradual y durante un cierto periodo de tiempo, es posible no sé1o “educar a.las unidades econé- micas en cuanto a cémo operar con cierta estabilidad de precios sino que ademas se flexibilizan las tensiones distributivas y se amortigua el natural desgaste arbitral del gobierno en la medida que se desen- vuelve en un proceso sostenido de expansién del ingreso a distribuir. No. nos parece aconsejable ni viable politicamente para un pais que durante 25 afios no conoce otra forma de competir en la distribucién del ingreso que la que se produce a través de car ios en los precios relativos alterar esos hébitos de comportamiento en forma brusca puesto que es muy posible que con la estabilidad de precios la mayorfa de los grupos sociales se sientan simultdneamente defraudados. En este contexto de defraudacién colectiva la politica de ingresos pasa @ ser un breve periodo de transicién que puede terminar con la expulsién del 4rbitro al agotarse politicamente su capacidad de hacer respetar las reglas de juego distributivas. Esta visién de la dindmica inflacionaria se ha dado en un contexto de woderado y fluctuante crecimiento como resultado de un sector externo Limitado en cuanto a su capacidad de satisfacer un nivel de produccién compatible con el pleno empleo. Esto tiltimo sugiere que los determi- nantes de los salarios monetarios no pueden ser analizados en el contexto de una economia cerrada, tal como se fortwla la curva de Phillips, sino que debe incorporer en su andlisis la relacién entre la politica cambiaria que se sigue (tipo de cambio fijo versus tipo de cambio flexible) y le diferencial de inflacién interna y externa. Bn la medida en que la tasa de crecimiento de los precios internos, en un contexto de tipo de cambio fijo, exceda la inflacién mundial se afectaré la competitividad internacional del pais como resultado de una sobrevaluacién de nuestra moneda. La progresiva tendencia hacia /el desequilivrio - 53 - el desequilibrio externo que surge del esquema anterior llevard poste~ riormente a una devaluacién con el propésito de equilibrarla nueva~ mente. La ‘experiencia argentina indica que esta Gltima medida al ir acompaiiada de una politica de contencién del salario monetario da lugar a una redistribucién del ingreso en contra de los asalariados. Como estos iltimos tienei una propensién marginal a gastar mayor que la de los no asalariados, la devaluacién deprine el nivel de la demanda interna y con ello el nivel de la produccién y el eupleo dada‘la baja elasticidad de oferta en el corto plazo de los productos de exportacién. Esta dinémica indica que el equilibrio externo se logra en el corto plazo mucho més a través del efecto contraccién que tiene la devaluacién sobre la demanda interna de importables y exportables que a través del efecto cambio en los precios relativos. E1 resultado final de la devaluacién seré en el corto plazo una aceleracién inflacionaria y una desaceleracién en la tasa de crecimiento del producto y el empleo. El proceso descripto hasta aqui se asocia mucho més claramente con la politica de tipo de cambio fijo adoptada hasta 1964. A partir de entonces se dejé de lado ese modelo de politica y comenzaron a aplicarse esquemas caubiarios més flexibles, incluyendo como parte de los mismos las devaluaciones encubiertas que significaron las reducciones en los impuestos a las exportaciones. Sin embargo, en alguna medida la devaluacién de warzo de 1967 pero mucho mds la de fines de 1971, sugieren que el tipo de cambio no se ajusté en relacién a la disparidad entre la inflacién interna y la mundial. Bste rezago en el tipo de cambio real y su posterior ajuste contribuye a explicar, por ejemplo, para el periodo subsiguiente a 1a devaluacién de 1971, la desaceleracién en el rituo de crecimiento de la actividad econémica y del empleo. La contribucién més importante del nuevo esquema basado en cierta fl anterior a 196% es que mientras en este tiltimo periodo el ajuste al bilidad cambiaria con respecto al cue se aplicé en el perfodo equilibrio externo estuvo asociado con recesiones medidas a través {de contraceién = 54 de contraccién en el nivel absoluto del Producto Bruto Interno (por ejemplo, 1952, 1959 y 1962-63), en el que se inicia a partir de 1964 se observan aceleraciones y desaceleraciones en el ritmo de crecimiento del PRI sin que ello haya implicado una caida en su nivel absoluto. El conjunto de interrogantes que introduce en el anAlisis el rol del sector externo escapa a los objetivos inmediatos de este trabajo y ya han sido expuestos en otro trabajo (3) al analizar su impacto sobre el nivel de actividad econémica y a tasa de inflacién por lo que no ahondaremos en el mismo. /Referencias 5 2 Be 10. ae 12. = 55 - Referencias Gardner Ackley, "An Incomes Policy for the 1970' of Economics and Statistics, Vol. 54, agosto 1972. » Bie Review Banco Central de 1a Repiblica Argentina, Centro de Zstudios Mone~ tarios y Bancarios, CENYB-01, Adaptacién de las Descrip’ ‘de. 1970. Mario S. Brodersohn, “Sstrategias de politica cconémica guberna- mental en la Argentina, 1950-72", Revista de Ciencias Econén: 1974. John Burton, Inflacién de salari Barcelona, 197%. 9S, Hactlillan-Vicens-Vives, Bernard Corry y David Laidler, “he Phillips Relation: A Theoretica? Explanation”, Fovaomica, NO 134, Mayo 1967. 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