1.0 INTRODUCCIÓN
Las cargas dinámicas que actúan sobre cimentaciones y estructuras de suelo pueden originarse
por terremotos, explosiones de bombas, operaciones de maquinarias y martillos, operaciones de
construcción (hincado de pilotes), explosiones en canteras, tráfico intenso (incluyendo aterrizaje
de aviones), viento, carga debido a la acción de las olas en el agua, etc. La naturaleza de cada
una de estas cargas es bastante diferente una de otra, siendo los terremotos los que constituyen
la fuente más importante de cargas dinámicas sobre estructuras y cimentaciones.
La licuación ocurre en suelos saturados, esto es, suelos en los cuales los espacios entre las
partículas individuales están completamente llenos de agua. Esta agua ejerce una presión sobre
las partículas de suelo lo cual influencia la forma como las partículas por sí mismas son
presionadas juntas. Antes del terremoto, la presión de agua es relativamente baja. Sin embargo,
el movimiento sísmico puede causar que la presión de agua se incremente al punto donde las
partículas de suelo puedan fácilmente moverse una con respecto a la otra.
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Licuación de Suelos y Resistencia Cíclica
hasta llegar a la superficie, de esta manera la propagación de las ondas de corte durante un
terremoto a través del esqueleto del suelo, producirá una complicada distribución de esfuerzos
de corte en función del tiempo, causando así deformaciones en la masa de suelo cuya
magnitud dependerá de la magnitud del terremoto.
Densidad Relativa
Durante la ocurrencia de un terremoto, una arena suelta puede sufrir licuación mientras que
este mismo suelo en un estado más compacto puede no evidenciar el fenómeno. Una arena
con un valor de resistencia a la penetración estándar de 40 golpes/30cm (densidad relativa de
70 a 80%) puede mostrar evidencias de licuación en la forma de volcanes de arena, pero no es
probable que experimente más del 10% de deformación por corte bajo la influencia de la
vibración sísmica, aún después de que se hayan desarrollado altas presiones de poros. En
contraste con ello, arenas con valor de 20 golpes/pie (densidad relativa de 30 a 60%), pueden
desarrollar relaciones de presiones de poro de 100% y experimentar deformaciones por corte
muy grandes del orden del 25-30%, bajo la acción de los esfuerzos de corte aplicados (Seed et
al., 1984).
Youd (1978), propone tres tipos de falla del terreno asociados al fenómeno de licuación de
suelos:
Desplazamiento Lateral
Es el tipo más común de falla del terreno por licuación de suelos. Este tipo de falla involucra
el movimiento lateral de las capas superficiales como resultado de la licuación y la pérdida
transitoria de la resistencia de las capas inferiores. El desplazamiento lateral ocurre
generalmente en terrenos relativamente llanos (con pendientes comprendidas entre el 0.5 y
5%). En condiciones normales el desplazamiento lateral tiene un rango de pocos metros, y en
condiciones anormales pueden ocurrir desplazamientos laterales de varias decenas de metros
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Falla de Flujo
Son las fallas del terreno más catastróficas causadas por el fenómeno de licuación. Los flujos
pueden movilizarse a grandes distancias (decenas de metros) a altas velocidades (decenas de
Km/h). Los flujos pueden involucrar suelo completamente licuado o bloques de suelo firme
viajando sobre una capa de suelo licuado. Este tipo de falla se desarrolla generalmente en
arenas saturadas, sueltas, con pendiente del terreno mayor que 5%.
Muchas de las mayores y más dañinas fallas de flujo se han desarrollado bajo agua en áreas
costeras. Por ejemplo las fallas de flujo submarinas que afectaron grandes secciones de los
puertos de Seaward, Whittier y Valdez en Alaska. Estas fallas adicionalmente generaron
grandes olas que causaron daños adicionales y pérdidas de vidas. La falla en Valdez durante
el terremoto de Alaska de 1964, involucró 75 millones de metros cúbicos de sedimentos
deltaicos y ocasionó la destrucción del puerto. Esta falla ocasionó desplazamientos laterales
de 5 metros en la población detrás del puerto, ocasionando daños adicionales. No se han
desarrollado medidas prácticas para estabilizar fallas de flujo similares a las presentadas. En
el caso de Valdez, se trasladó a la población 6 Km al noroeste, en un terreno más estable.
En tierra firme, las fallas de flujo han sido más catastróficas aunque menos frecuentes que los
flujos submarinos. Durante el terremoto de Kansu, China de 1920 se produjeron varias fallas
de flujo cuyo tamaño fue de hasta 1.6 Km de largo y ancho. Se cree que la presión del aire, en
vez de la presión de poros generó dichas fallas. No existen técnicas prácticas para prevenir
este tipo de falla.
Las fallas de flujo pequeñas durante los terremotos son comunes en terrenos montañosos
húmedos y arenosos. Por ejemplo, en los depósitos de arena eólica de San Francisco en el
terremoto de 1906 y en los depósitos volcánicos de Tokachioki, Japón y Chile.
Otro de los efectos de falla por flujo por licuación inducida por sismo, han sido los
evidenciados en depósitos y presa de relaves antiguas, construidas por el método de aguas
arriba, algunas de ellas con consecuencias catastróficas para los recursos humanos y
económicos y para el medio ambiente. Este tipo de fallas han sido muy comunes en décadas
pasadas obligando a mejorar las técnicas de construcción de presas de relaves en áreas de alta
actividad sísmica.
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Quizás la falla por pérdida de capacidad portante más publicitada ha sido la de los edificios
Kawagishi-cho durante el terremoto de Niigata, Japón en 1964. Estos edificios rotaron hasta
60° y se hundieron en la arena licuada. El subsuelo en dicha zona consiste de 15 m de arena
suelta (N<20goles/pie) suprayaciendo arenas más densas. El nivel freático estaba a 1 metro
por debajo de la superficie. Aparentemente la licuación inicialmente se desarrolló en las
partes media e inferior del depósito de arena suelta, después se propagó hacia la superficie
debilitando el suelo de cimentación. El daño estructural de las edificaciones no fue grave.
Foto 1: Destrucción del puerto de Niigata, Japón (1964) por tsunami después del terremoto.
El terremoto de Niigata, junto con el terremoto de Alaska también en 1964, han reportado
fenómenos de licuación y sus efectos devastadores han provocado la atención de ingenieros y
sismólogos. Una gran falla en el terreno ocurrida cerca de la orilla del río Shinano donde los
edificios de departamentos de Kawagishi-cho sufrieron fallas en la capacidad de soporte y se
inclinaron severamente. A pesar de la excesiva inclinación, los edificios sufrieron poco daño
estructural (ver Foto 2). Volcanes de arena y fisuras en el terreno fueron observados en varios
lugares en Niigata (ver Foto 3). El desplazamiento lateral ocasionó un movimiento lateral en
la cimentación del puente Showa, tanto que los tramos entre los apoyos fueron sacados de
lugar y por lo tanto trajo consigo el colapso, tal como se observa en la Foto 4.
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Licuación de Suelos y Resistencia Cíclica
Foto 4: Colapso del puente Showa por desplazamiento lateral. Niigata, 1964.
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Foto 5: El Viernes Santo, 27 de Marzo de 1964, un gran terremoto de magnitud Ms=9.2 golpeó Prince
William Sound y causó severos daños en forma de desprendimiento de tierra y licuación
La licuación se observó en varios lugares, incluyendo el aeropuerto de Oakland, las zonas que
se encuentran a lo largo del río Salinas y la estación de aterrizaje marítima Moss.
Fotos 6 y 7: Numerosos volcanes de arena fueron observados en varios lugares como evidencia de la
ocurrencia de licuación como el aeropuerto de Oakland, en las zonas que se encuentran a lo largo del
río Salinas y la estación de aterrizaje marítima Moss.
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Hanshin (ver Foto 8) ilustra los efectos de las altas cargas inducidas por el terremoto. Los
movimientos fuertes del terreno condujeron al colapso de la autopista Hanshin, así mismo la
licuación ocasionó daño severo al puerto de la ciudad, tal como se puede observar en las Fotos
9, 10 y 11.
Foto 8 Foto 9
Foto 10 Foto 11
Ericksen et al., (1970) y Plafker et al., (1971) indicaron que en Casma, Puerto Casma y en
zonas cercanas al litoral de Chimbote, se produjeron desplazamientos laterales del terreno
causado por licuación de depósitos deltaicos y de playa, ocasionando grietas en el terreno que
derrumbaron las estructuras que las cruzaron. La zona central de Chimbote fue evidentemente
un área de licuación de suelos, así como de asentamientos diferenciales de la cimentación.
Carrillo (1970) indicó descensos en los terraplenes de acceso de casi todos los puentes de la
Carretera Panamericana y asentamientos en las plataformas del Terminal Marítimo de
Chimbote. También se presentó evidencias del fenómeno de licuación en los depósitos de
arenas saturadas de la calle Elías Aguirre, en Chimbote.
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Licuación de Suelos y Resistencia Cíclica
Foto 12: Volcanes de arena con grietas abiertas Foto 13: Resquebrajamiento del terreno en
en la llanura aluvial del Río Lacramarca. llanura aluvial del Río Lacramarca.
Foto 14: Agrietamiento del terreno en la llanura Foto 15: Daño en el Puerto de Chimbote.
aluvial del Río Lacramarca. Derrumbe del camino pavimentado.
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Licuación de Suelos y Resistencia Cíclica
La licuación ocurre cuando la estructura de una arena suelta saturada se altera deteriorándose
debido a la aplicación de una carga violenta. Al deteriorarse la estructura, las partículas que se
encuentran empaquetadas comienzan a moverse libremente con la finalidad de conformar una
estructura más densa. En un terremoto, sin embargo, no hay tiempo suficiente para que el
agua contenida en los poros del suelo sea expulsada. Esto está acompañado de un incremento
en la presión de agua la cual reduce la fuerza de contacto entre las partículas individuales del
suelo, tanto que la estructura de suelo comienza a ablandarse y a perder resistencia.
En la Figura 3, se observa como las fuerzas de contacto son pequeñas debido a las altas
presiones de agua. En un caso extremo, la presión de agua de poros puede llegar a ser tan alta
que muchas partículas de suelo pierden contacto una con la otra, en tales casos, el suelo tendrá
muy poca resistencia, y se comportará más como un líquido que como un sólido.
Figura 3: Las fuerzas de contacto disminuyen debido a las altas presiones de agua.
La licuación ocurre en suelos saturados, esto es, suelos en los cuales el espacio entre las
partículas individuales está completamente lleno de agua. Antes de un terremoto, la presión de
agua es relativamente baja. Sin embargo, la sacudida del terremoto puede ocasionar el
incremento de la presión de poros hasta el punto donde las partículas del suelo puedan
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Licuación de Suelos y Resistencia Cíclica
Cuando ocurre la licuación, la resistencia del suelo decrece y se reduce la capacidad del
depósito para soportar las cimentaciones de edificios y puentes. El suelo licuado también
ejerce alta presión sobre muros de contención y destruye estructuras en la superficie del
terreno. El incremento de la presión de poros puede también causar deslizamiento del terreno
y causar el colapso en presas. La presa de San Fernando sufrió un deslizamiento durante el
terremoto de San Fernando en 1971 (ver Foto 16). Afortunadamente no se produjo el colapso,
con lo cual se previno un desastre potencial por inundación de las grandes áreas pobladas
aguas abajo de la presa.
Las fallas debido al flujo por licuación se caracterizan comúnmente por grandes y rápidos
movimientos los cuales pueden producir efectos desastrosos, como aquellos presentados
anteriormente ocurridos en diferentes terremotos alrededor del mundo.
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Licuación de Suelos y Resistencia Cíclica
Foto 18: Falla de la presa Sheffield durante el terremoto de Santa Bárbara en 1925.
Como estos casos históricos de falla por flujo, se pueden involucrar el flujo de volúmenes
considerables de material que experimentan grandes movimientos, los que son producidos por
esfuerzos de corte estáticos. Para provocar flujo por licuación sólo se necesita en algunos
casos una perturbación muy pequeña.
Movilidad Cíclica
La Movilidad Cíclica es un fenómeno de licuación provocado por una carga cíclica, ocurre en
depósitos de suelo con esfuerzos de corte estáticos menores que la resistencia del suelo. Las
deformaciones debido a la movilidad cíclica se incrementan porque los esfuerzos estáticos y
dinámicos subsisten durante un terremoto. El desplazamiento lateral, es un resultado común
de la movilidad cíclica, puede ocurrir sobre terrenos suavemente inclinados y en terrenos
llanos cercados por ríos y lagunas. El terremoto de Guatemala en 1976 ocasionó un
desplazamiento lateral a lo largo del río de Motagua.
Sobre el nivel del terreno, debido a la alta presión de agua de poros ocasionada por licuación,
puede ser que el agua de poros fluya rápidamente a la superficie. Este flujo puede ocurrir
durante la ocurrencia del terremoto como también después de éste. Si el flujo de agua de
poros asciende lo suficientemente rápido, puede llevar partículas de arena hasta la superficie
donde se depositan formando volcanes de arena o ebulliciones de arena. Estos aspectos
pueden observarse frecuentemente en lugares que han sido afectados por licuación (ver Fotos
3, 6 y 7)
El exceso de presión de poros, ur, puede desarrollarse bajo condiciones de carga cíclica de tal
manera que origine una disminución del esfuerzo efectivo. Cuando los suelos se encuentran
bajo una condición de consolidación isotrópica, el esfuerzo efectivo puede reducirse a cero
cuando el exceso de presión de poros se incrementa continuamente. Seed y Lee (1966)
definieron como licuación inicial al punto en el cual el incremento de presión de poros es
igual al esfuerzo de confinamiento inicial. Diferentes métodos y una gran cantidad de ensayos
de laboratorio han sido llevados a cabo para evaluar el potencial de licuación y la predicción
del desarrollo del exceso de presión de poros bajo condiciones de carga sísmica. Un enfoque
importante y muy aceptado es el método del esfuerzo cíclico desarrollado por Seed, Martin y
Lysmer (1975). En este método la carga sísmica, expresado en términos de esfuerzo de corte
cíclico equivalente, es comparado con la resistencia a la licuación del suelo, también
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Licuación de Suelos y Resistencia Cíclica
expresado en términos del esfuerzo de corte cíclico. Cuando la carga sísmica excede la
resistencia, se espera que ocurra licuación o el máximo exceso de presión de poros.
El nivel del desarrollo del exceso de presión de poros puede ser previsto a partir del método
del esfuerzo cíclico, en el cual el exceso de presión de poros está directamente relacionado a
la amplitud del esfuerzo cíclico y el número de ciclos de esfuerzo. La tasa del incremento del
exceso de la presión de poros se encuentra dentro de un rango más o menos angosto cuando es
graficado en forma normalizada como se muestra en la Figura 4.
1
N α
= + arcsen 2 − 1
ur 1 1
σ 3c 2 π
L
N
donde:
ur = exceso de presión de poros.
α = constante que define la forma de la curva. Se puede obtener una curva promedio
utilizando un α=0.7.
N = ciclos de esfuerzo.
NL = ciclos de esfuerzo requeridos para producir licuación.
Los ensayos de laboratorio muestran que el número de ciclos de esfuerzo requeridos para
producir licuación decrece con el incremento de la amplitud del esfuerzo cíclico como se
muestra en la Figura 5.
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Licuación de Suelos y Resistencia Cíclica
El ensayo triaxial fue desarrollado por Seed y Lee (1966) para estudiar los factores que
controlan la licuación de arenas saturadas. Debido a su relativa simplicidad y a la gran
disponibilidad del equipamiento necesario, es todavía el procedimiento de ensayo más
comúnmente usado. En este ensayo una muestra cilíndrica y saturada de suelo es consolidada
bajo un cierto esfuerzo efectivo. Se previene todo drenaje y luego la muestra es sometida a
ciclos de cambio de esfuerzo axial.
El equipo triaxial cíclico del Laboratorio Geotécnico del CISMID, permite preparar
especimenes, confinarlos, saturarlos, consolidarlos y aplicarles una carga cíclica que induce
esfuerzos de corte cíclicos en planos de compresión triaxial. La respuesta cíclica del suelo es
determinada de modo de evaluar las propiedades dinámicas requeridas.
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Licuación de Suelos y Resistencia Cíclica
Todo el sistema de carga es neumático, es decir, accionado por aire presurizado, accionado
por un motor eléctrico. Este aire presurizado es a su vez controlado por válvulas reguladoras.
El sistema de medición y adquisición de datos es electrónico, siendo posible monitorear el
desarrollo de la prueba tanto en forma analógica como digital, ya sea en forma de gráficos
continuos o en la computadora. El equipo se complementa con una microcomputadora en la
cual se dispone de todo el software para el procesamiento de la información obtenida en el
ensayo.
Eventualmente el equipo puede ser usado para llevar a cabo ensayos triaxiales
convencionales. Además, se pueden realizar ensayos con consolidación anisotrópica, debido a
la independencia entre el sistema de aplicación de la presión de confinamiento horizontal y
vertical.
4.2 Procedimiento
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Licuación de Suelos y Resistencia Cíclica
definida a partir del número de ciclos de esfuerzo requeridos para alcanzar una
deformación límite del 100% de la relación de presión de poros.
• Este método es generalmente aplicable para ensayar suelos sin cohesión, con drenaje
libre y de permeabilidad relativamente alta.
5.2 Limitaciones del Ensayo
Hay ciertas limitaciones inherentes al uso del ensayo triaxial cíclico para simular las
condiciones de esfuerzo y deformación de un elemento de suelo en el campo durante un
terremoto, tales como:
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Licuación de Suelos y Resistencia Cíclica
En el ensayo triaxial cíclico es posible determinar el exceso de presión de poros, ur, que se
genera en un número N de ciclos de carga y especialmente el número de ciclos Nc para el cual
ur alcanzará el valor del esfuerzo efectivo de confinamiento, produciéndose la licuación del
suelo.
Para la aplicación de la carga cíclica se elige una relación de esfuerzos cíclicos (CSR) para el
ensayo y se calcula el valor máximo de la onda de carga como sigue:
σd
CSR =
2 σ0
F
σd = c
Af
Fc = 2 σ o R A f
donde:
σ d = esfuerzo desviador
σ0 = esfuerzo efectivo de confinamiento inicial
Fc = valor máximo de la onda de carga
Af = área final del espécimen
Finalmente, se mide el número de ciclos para producir una deformación del 5% y 10% en
doble amplitud, N5 y N10, respectivamente y el número de ciclos en el momento de producirse
licuación, Nc, esto ocurre en el instante en que ur = 1.
Se realizan un número mínimo de 3 ensayos con diferentes valores de CSR y los resultados se
presentan en un gráfico de CSR versus el logaritmo del número de ciclos, tal como se presenta
en la Figura 7.
a) Preparación de la muestra
• Compactación no uniforme.
• Imprecisión en las medidas de altura y diámetro.
• Inadecuada manipulación de la muestra, que induzca estados tensionales.
• Saturación incompleta.
• Consolidación incompleta.
b) Solicitación dinámica
• Cargas muy altas que originen tracciones que corten la probeta.
• Ciclos de carga no simétricos.
• Frecuencia de la carga no constante.
• Pico de la carga variable.
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Licuación de Suelos y Resistencia Cíclica
0.
-0.50
0.
-10.00
LICUACION INICIAL
1.00
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Licuación de Suelos y Resistencia Cíclica
0.5
Dr = 50.0%
o = 1.00 kg/cm2
0.4 LICUACION INICIAL
R=
RESISTENCIA CICLICA
0.3
S-11 P-7
S-6 S-9
0.2
SP
SP-SM
SM
0.1
0
1 10 100 1000
NUMERO DE CICLOS : N
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Licuación de Suelos y Resistencia Cíclica
CSR cs = c r CSR tx
donde:
cr = es el factor de corrección.
En aquellos lugares que presenten terrero con pendiente o en aquellos que soporten
estructuras pesadas, la presencia de los esfuerzos de corte estáticos, influenciarán la
resistencia a la licuación. Los ensayos de laboratorio muestran que la relación de esfuerzo
cíclico requerido para causar licuación inicial se incrementa para valores altos del esfuerzo de
corte inicial para suelos no colapsables, y disminuye para valores altos de la presión de
confinamiento efectivo inicial, Seed (1983) propuso que los efectos del esfuerzo de corte
inicial y de los esfuerzos de confinamiento sean tomadas en cuenta mediante la modificación
de la relación de esfuerzo cíclico mediante dos factores como sigue:
donde:
Ka = es el factor de corrección para el esfuerzo de corte inicial, que es función de la
relación de esfuerzo de corte estático horizontal inicial.
Ks = es el factor de corrección para el esfuerzo de confinamiento inicial, que es función
de los esfuerzos de sobre carga efectiva inicial.
En la Figura 8 se presentan los factores de corrección propuestos por Seed y Harder (1990) y
NCEER (1996) para la presión por sobrecarga, mientras que en la Figura 9 se presentan los
factores de corrección para el esfuerzo de corte estático, según Boulanger et al., (1991).
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Licuación de Suelos y Resistencia Cíclica
Figura 9: Factores de corrección por esfuerzo de corte estático (Boulanger et al., 1991).
En suelos colapsables, cuando el esfuerzo de corte estático inicial es mayor que la resistencia
del estado constante, la resistencia a la licuación puede ser reducida para un alto valor del
esfuerzo de corte inicial. La relación de esfuerzo de corte cíclico requerido para iniciar la
licuación puede ser mucho más bajo que la esperada y la presión de poros se puede
incrementar rápidamente durante el colapso de la estructura de suelo. El mecanismo de
generación de presión de poros durante el colapso de la estructura de suelo es básicamente
diferente a la generación de la presión de poro durante la aplicación de la carga cíclica. Por lo
tanto, el modelo de presión de poros, descrito en esta sección, deberá ser usado con
precaución para suelos colapsables lo cual depende en gran medida de la experiencia del
usuario y del entendimiento global del problema.
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Licuación de Suelos y Resistencia Cíclica
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