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28 Prevacio Piedras, y sobre todo del personal del Instituto de Estudios del Cari be. Debo mencionar también el contexto crucial del Proyecto Atlantea (Intercambio Académico - Caribe de la UPR) y de la Red de Investigaci6n Cultura, Sociedad y Politica en el Caribe que coordino, desce que comenzé Atlantea. No menos debo testimoniar mi gratitud a las otras instituciones que ne han acogido como docente: la Universidad de La Habana y. lade Oriente, en Santiago de Cuba; y la Universidad Central de Ven zuela, en Caracas. Los colegas, alumnos y personal de todas ellas. han provisto insumos e inspiraciOn Invalorables. Lo mismo se apli- a con creces a aquellas donde he impartido la mayor parte de mi. docencia graduada: el Centro Juan Marinello, en La Habana, y ell Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, mi otra casaen San Juan. Mi profunda gratitud a Pablo Pacheco Lopez, exdirector del Cen- tro Juan Marinello, quien me propuso y me puso a trabajar en el Ubrohace mas de tres aiios, aunque es ahora cuando se publica en Cuba, Agradezco igualmente a Elizardo Martinez, de Ediciones Ca- Nejon, que posibilité la edicién en Puerto Rico, por haberlo acogido. Debo reconocer, ademés, la labor del diagramador puertorriqueno. Marcos Pastrana y del editor cubano Emilio Hernandez, cuyo, profesionalismo y paciencia mejoraron mucho la calidad de! libro. Finalmente, la obra hublera sido mucho més dificil sin el coauspicio. del ya mencionado Centro de Estudios Avanzados. Estas listas suelen terminar, con toda justicla, con un agradeci- miento a la familia, En mi caso corresponde sobre todo a mis hijos —Rudén Antonio, Rail Ernesto, Jorge Eduardo, Maria Soledad, Monica Marie y Laura Judith—, a quienes s6lo habia podido dedicar: tun humilde articulo, y que aportaron la mayor inspiracién a la vez que sufrieron el mayor costo. Una nota final sobre la dedicatoria, a Ja mayor de mis hijas y la nifia de mis ojos. Cada vez que editaba otro libro, me preguntaba: “;Y cundo vas a publicar uno que sea solo tuyo?” Aqui esta. Rio Piedras, Puerto Rico, noviembre de 2005, La invencién del Caribe a partir de 1898 (Las definiciones del Caribe como problema hist6rico, geopalitico y metodolégico)* Plantaclon adentro, camara, sombras son la gente y nada mas. —Tite Curet Alonso! boricuta, acompafiado en Nueva York por miisicos antillanos que utilizan formas musicales e instrumentacion principal nente cubanas. El tema: el asesinato de un indigena centroamerica- ho por el capataz de una plantacté n en el siglo XVIL. Musica, poesia historia se fundlen para sugerir el hilo comdn de la experiencia que hoy nos damos en lamar “caribefia’: la explotacion de aborfgenes, lricanos y hasta algunos europeos en las plantaciones de América I ji abogado panameno interpreta una cancién de un salsero + orginamente una conferencia con ArehieW Syngham (@.p4.) enaPR- cayeen oct aj present on a conferenciax ne ea A tiion de stos del Care (CSA-mayo de 1995) y de Asociacion de Histo "does et Caribe (ACH abi de 1286 en igs). etn aos, tao se rues sobre todo con las dseusiones ntraductorias amis cursos sree Esta es na version revsaday aumentada ce fa publicada en la Revista sicana cet Caribe (Chetomal, Quintana Roo, México, #196) 7495. Quix Hnuradecer as sugerenctas de los doctores José Suan Aeromy Rafe! Lopez Valdés a las versiones més tempranas, asf como las de Norman Girvan a ésta, tena "Planeacton adentfor inerpresado por Ruben Blades en el LP Netiendo mana de ia Orquesta de Wile Coon, ‘ 30 ‘Tan ux108 ve Dios, desde el siglo XVI. Y, por supuesto, también sugieren la resistencia y la creatividad con la que todos respondlieron. No entremos por ahora en el escabroso tema de la plantacién Comercemos mejor por mirar el mapa y preguntamos: «desde cuando se llamn6 Caribe a ese mar delimitado por las Antillas, Centroamérica y parte de la costa norte de Suramérica? {Cuando pasé el nombre Caribe del mar a la geograffa imprecisa de algunas 0 todas las masas de tierra que lo rodean? Las palabras, como todo lo humano, estan siempre cargadas de historias y, por lo tanto, de ideologias y discur- sos, ds imaginarios. No. No siempre se ha llamado Caribe ese mar al sur de las Antillas Mayotes; no, no hace mucho tiempo que llamamos Caribe a las Anti las, menos atin a parte de las masas de tlerra continentales. En tan- to denominacién de una regién geogrética, el Caribe es un invento del siglo XX. Esta invencién arranea precisamente de la transicion cen nuestra regién de la hegemonia europea a la estadouniclense. Aunque su hegemonia impuso gradualmente el término, general ‘mente aceptado ahora para referirse a la region, Estados Unidos no definié un Caribe. La segunda mitad de este articulo demuestra que a partir de 1898 no se defini6 un Caribe, sino muchos Carlbes. Y tan- tas 0 mas definiciones se originaron dentro de la regién como aque- las que lo hicieron desde el Norte I. Panorama histérico de la palabra “caribe” La primera traducetén de la palabra caribe a un idioma europeo se remonta a 1492. En el diario de su primer viaje a América, el geno- vés Crist6bal Col6n tomé nota de unos “caribes" o“canibales,” siem- pre al este de los arahuacos antillanos que le daban las noticias. En eltranscurso de esey del segundo viaje al afo siguiente, Col6n iden- Ufic6 a esos caribes como habitantes antropéfagos de lo que hoy Hamamos las Antillas Menores y otras partes de ese Nuevo Mundo? * Segin José J. Arrom, la palabra combina “dos términos registrados en tupi- Sunrank cara'senor y be "poderos’ lucite: Lo cual solos ploperecs <1 probable étimo del gentile, sino que vendra a conimar ef come te proverbal gto de guera carbene carte te, tadelds Por Soke eect somos gt’ Estudos de Lexcologta Aine, La aban Casa ee Noe ticas, 1980, p, 95.) aa alia La nwenciOn pet, Canise A raRmiR oe 1898 Hoy vernos que, comenzando con el propio Colén, los europeos \jautizaron “earibes” a los aborigenes que resistieron la conquista {lo sus tierras ancestrales en las Antillas. Luego les sumaron otros. norindlios a quienes querian “rescatar para la evangelizacion", léa- 0 esclavizar en sus minas, pesquerias de perlas y siembras. Al Judelinir el término, los espafioles mezclaron mitos americanos ¥ uropeos con algo de realidad. Nabia entonces, por lo menos en algunas cle las Antillas Menores, \urupos indgenas social y lingifsticamente distintos de las tribus y fncieazgos que hoy lamamos tainos. Las diferencias eran las mis- ins existentes entre los arahuacos y caribes continentales en toda (| Grea al norte del Amazonas, hoy Venezuela, las Guyanas y el extre- no norte de Brasil, En las Islas Virgenes y al este de Borinquén, estos caribes alternaban —al igual que los diversos cacicazgos tainos— cutrela eooperacién y la hostilidad con sus vecinos. El primer contac- lo con los presuntos caribes, ala vez primer encuentro armado entre ‘ospaiioles y americanos del cual tenemos testimonto, ocurre en nues- {ra vecina isla de Ay-Ay, conocida ahora como Santa Cruz La reaccién espafiola ante la resistencia de los ayayanos resume | primer destino histérico de la palabra caribe: nativo rebelde y/o ‘osclavizado, Una canoa con cuatro hombres y dos mujeres le salié al aso a un bote con veinticinco soldados enviado por el Almirante hacla su aldea. Después de una feroz escaramuza, Miguel de Cineo recibié de Colén como eselava una hermosa oven que el primero hhabta capturado. Venciendo a golpes la resistencia que le ofrecié la ayayana—literalmente con unas y dientes— Caineo la viol6, tal como jan tantos europeos con las mujeres nativas y africanas.* Un informe de 1509 del conquistador de Puerto Rico, Juan Ponce de Le6n, ilustra esta imprecision entre arahuacos y caribes, al afit- mar que hablé ‘a los caciques de la costa y a los caribes que allt 5 ste tema es discutido, entre otros, por Jalil Sued Badillo, Los caribes: rea lidad 0 fébula Ensayo de Rectificacién Histérica) (Rio Piedras, PR. Editorial Antillana, 1978). Véase también las relerencias, notas y anotaciones en Salva- ‘lor Brau, La colonizacién de Puerto Rico: Desde el descubrimiento de ia Isla hasta la reversi6n a la corona espafola de los prvilegios de Col6n. 3ra ed. ant. por Isabel Gutlérrez del Arrayo (San Juan: LCP, 1966). ' Samuel Eliot Morison, The Great Explorers: The European Discovery of ‘America (Nueva York: Oxford University Press, 1978), pp. 446-448, ‘TaN t£108 be Dios. halle..."6 Efectivamente, tainos y caribes —alguna vez hostiles ent si seallaron en los intentos de recuperar las tierras que les habia sido arrebatadas. El propio Ponce de Leén, despojado en 1511 de | {gobernacién por los reclamos del hijo de Cristobal Coldn, regres en 1515 al frente de una “Armada contracaribes.” Su nleto, Juan Troche, trarsformado de viejo en homénimo del abuelo, dacumentaria el ra caso de su abuelo al relatar en 1582 la desolacion de la tereera parte de lalsia al este de los rios Lotza y Salinas A, Del “Mar del Norte” al “Mar de los Caribes” Una ojeada preliminar de la cartogratia de los primeros tres siglos de América demuestra que el Caribe no siempre fue llamado asf. La, implantaci6n de Europa represent6 un Nuevo Mundo para todas las artes involucradas.’ La conquista y colonizaci6n transformé la. seofisica y la geografia europeas y, como siempre, tuvo una fuerte carga geopolitica. Cartégrafos y cosmégrafos buscaron maneras de articular las implicaciones te6ricas y los detalles practicos de lo que, para ellos, eran verdaderos descubrimientos. En el siglo XVI, se bautizé una mescolanza de yolfos, mares y océa- nos. Las Capitulaciones de Santa Fe de Granada, contrato entre los reyes de Espafia y Crist6bal Colén, hablan de lo que Colén habia “descubierto en las mares Oceanas,” declaran a los reyes senores de dichas mares, y le nombran “su almirante en todas aquellas islas y tierras flrmes que por su mano e industria se descubrirn o ganarén en las dichas mares ...” A fines de siglo, las mares se habian multipli- cadoy confundido. En la Geografia general de las Indias de Juan Lopez. de Velasco, encontramos golfos de Espaiia, de las Yeguas, del Norte © del Sargazo, y el mas sintomatico: “Golfo Grande del Mar Océano.” *“Traslado fiel de la relacién hecha por Ponce de Le6n en la villa dela Con. eepctn” (i demayo de 1508), en aida Caro Cosas el AntologtadeLectnns de Historia de Puerto Rico (Sigios XV- AVI} 2a ed re 9 um Sa Jon La autora], 1980), pp. 97-100. * Brau La cofonzacn...captles8y T"Memora de Melgarejo, en Caro Costas, ed., pp. 165-186. eo Scbrecltérmino “implantation” como altemaivaadescubiento 0 con Quist wéase Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES),Equo Soles co, formactn histrcosoctal de Amen Lain (Caract:Edlstonee dele Be Dllotena dela Universidad Central de Vonezacl, 1982), La nwenciOn net. CaRmBe A paRTR De 1898 [/ntre estos, aparece nuestro Caribe como "Golfo de Tierra Firme.” Aparecen mares del Norte, de Bacallaos, de Sargazos, del Mediodia {lo} Brasil, det Pird, Mar Pacifico, Mar del Sur y, siempre el de mayor Jorarqufa, Mar Océano. Lin la terminologia del resto de los europeos y los navegantes, ¢l (arlbese confunde con el Atléntico Norte, pero mediado el siglo XVI jjor lo menos un mapa francés describe en detalle un Mer des entilles. La confusion prevaleciente se refleja también en un mapa holandés {le la “América Occidental,” hecho en 15942 Mientras tanto, y hasta \ pérdida irremediable, Espana seguirfa insistiendo en “las Indias” Homo Gnico nombre de lo que muchos espaiioles todavia insisten en llamar provincias y no posesiones coloniales. El resto de los europeos, mientras tanto, seguian explorando los (uerpos de agua y las terras incognitas. A mediados del siglo XVI, un New andl Accurat Map of the World perpetiia la identificacién del Cari- he como parte del Mar del Norte, al igual que otro mapa holandés de |i misma época."" El mapa inglés, sin embargo, acusa un contraste Importante: entre Norte y Sur América, mientras que los demas eu- Fopeos, sobre todo los espafioles, siguen hablando de “Septentrio- hal” y“Meridional.” La situacion se repite a mediados del siglo XVII, fosta vez en un mapamundi francés de 1759. En medio de esas confusas y contradictorias geografias, fueron algunos anglosajones, los europeos y criollos angloamericanos, ' *Capitulactones dle Santa Fe," en Caro Costas, p. 15; Gonzalo Menéndez- Pda, Imagen det mundo hacia 1570 (Segtin noticias del Consejo de Indias y de los tratadistas espatoles) (Madrid: Consejo de la Kispanidad, 1944), "Los mapas de Cuba de Rusoll (1561) y Porcachi (1590) sélo se refleren a un ‘Mar(e) Oceano”; el de América de Ortelius (1573) s6lo al “Mare Atlintico”. Un ‘napa de Cuba (Mercator-Hondius-lansson, 1606) y otra de as Antillas (Hondius, 1120) se refieren el Caribe como “Iucatanus Sinus”. Todos en la Colecctén pri- vada del seftor Paul Karon, En adelante citada como Coleccién Karon). Tan {urde como 1700, un mapa identificado s6lo como Archipelagi Americani Dolinatio Geographica ineluye un “Sia, Mexican.” ‘Mapa de Pierre Desceliers (ca. 1545), The Plerpont Morgan Library, Str Francis Drake and the Age of Discovery (catélogo, 1988), sin pag. el mapa holandés sirve de portada y contraportada a la Revista del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe (San Juan de PR), "Un mapa de E. Cave de mediados del siglo XVIII designa el Caribe como North Sea por contraste con The South Sea (el Pacifico) y el Atlantick Western ‘Ocean. Véase también: A Map ofthe Caribbee Islands por Thomas Jeflerys (1756). 33, 34 “Taw 12103 DE Dis... quienes comenzaron a usar el término Caribbean Sea. Desde los co. Ilenzos en el siglo XVII de su conquista y colonizacién en las Anti llas Menores, los ingleses se referfan a ellas como Caribby [0 Caribbee] islands. Y asi, administradores, colonos y marineros angloparlantes comenzaron a trasladar poco a poco el nombre dado a los antiguos @uchoa de las islas al mar que ellas delimitaban." Eventualmente, prevaleceria entre ellos, sin embargo, el término Inds eurocéntrico y oficial de West Indies."? Los daneses y otros euro- ’Peos que compitieron con Gran Bretafia por el dominio del archipiélago. también participaron del bautismo, y algunos de ellos distinguleron, reveladoramente, a las Antillas Menores como Gnicas *Caribes" 13 En la segunda mitad del siglo XVIll, el religioso moravo aleman Christian Oldendorp, uno de los primeros etndgrafos eutropeos dles- pués del tempranisimo Fray Ram6n Pané, opone unas Caraibische Jnsein alas Grosse Antilles y las coloca entre el Westlicher Ocean y un Carabische See" (Paris: Librairie Hachette et Cie, 1879], p. 616; mi traducci6n [como todas en. the Garendon Pe 198), p tig. Ons On Ube a La IWvENCION pet, CaRIBE A PARTIR DE 1898 Una distincién mas clara entre mares y océanos y, con ella, de un ®ve las Antillas” —y poco a poco de un Mar Caribe—, comenz6 a jjortir del trénsito al siglo XIX, a partir de la Revolucién Atléntica, |injclada en 1776 con la Revolucion de Independencia de Estados \Jnidos, continuada con las revoluciones Francesa y Haitiana (1789- 1791), ¥ culminada en las guerrae de independencia de Hispanoamé- Flea, esa revolucién produjo también la transicion de la hegemonfa [roncesa a la inglesa, a la Pax Britannica del siglo antepasado.'* El vombio en la terminologia estaria prefiado, como los contrastes an- lorlores, de la geopolitiea tras la geogratia. Hasta 1763, Francia habia mantenido una leve ventaja sobre Gran Viretafa, caracterizada por su Joya principal en el Caribe: Saint- Domingue, hoy Haiti. Como resultado de la Guerra de los Siete Anos, {que los britanicos lamaron The Great War for the Empire, los ingle- hues se quedaron con dieciséis de las Antillas Menores y Francia con hlete. En 1797, Gran Bretafa le arrebat6 Trinidad a Espafa (y por poco Puerto Rico); en 1803, Francia le vendié el territorio de la 1a a Estados Unidos; al aio siguiente, se proclamé la indepen- de Haiti, Dos mapas de fines de fines del XVI ilustran las transiciones tanto como las persistentes ambigiiedades, Algunas de estas legan hasta el presente, como es el caso de la divisi6n de las Antillas Menores en \nlas “de Sotavento” y “de Barlovento”, Un mapa de LS. lela Rochette, publicado en Londres en 1784 por William Faden, se titula A Chart of tiie Amilles, or, Charibbee, or, CARIBS ISLANDS, with the Virgin Isles, y distingue claramente The Charibbean Sea de The Atlantic Ocean, El apa de La RochetteFaden explica despues del titulo: From the Situation of the Caribs Islands, compared to that of the Westernmost Isles of the Mexican Gulf, They are named Windward [Barlovento] Islands by the Spaniards, as well as by the French, the Dutch, and the Danes, while the English, who consider the position of those Islands respectively (0 Barbadoes give them the 'S Demetrio Boersner, Relaciones internacionales de América Latina: Breve historia, Sta. ed. rev. y au, (Caracas: Editorial Nueva Sociedad, 1996), eapitu- los 2y 3. Véase tambien: E[rie] J. Hobsbawi, The Age of Revolution, 1789-1848 (Nueva York: The New American Library, 1962) [Laexpresion més amplia de Atléntica es de Fernando Pic, Historia General de Puerto Rico. dra ed. rev. aum, (Rio Piedras: Ediciones Huracén, 1986), pp. 115118. 36 La invenciow pet Canuse raktin Dé 1898 ‘TAN LE10S bE Dios... nome of Leeward (Sotavento] Islands, or Leeward Charibbee Isiands.* De un modo similar, un mapa de Thomas Jefferys titulado The Caribbee or Leeward Islands, the Virgin Islands, and the isle of Porto Rico, publicado en 1794 en un Westdndia Atlas, incluyé a todas las Antillas Menores excepto a Trinidad y Tobago, todavia posesiones espaiiolas. Dicho Geographer to His Majesty, quien llevaba entonces casi medio siglo de produccién, aclaré dentro del mapa que Leewards | era “segiin los ingleses”, pues estas Caribbee Islands “[are] named by the French, Spaniards, Dutch, & ANTILLAS and WINDWARD”. Jefferys. distinguia The Caribbean Sea de The Western Ocean"? Paradéjicamente, los caribes se perpetuaron en la historia al ser bautizado con ese nombre el mar que tan bien domaron, pero s6lo, después de que, mezclados con africanos, ya habian sido reducidos a reservaciones en Martinica y Dominica, 0 exiliados por los briténi- cos ala costa de los Mosquitos y Honduras. Fueron los franceses, sin ‘embargo, quienes subrayaron la descendencia directa, al referirse a tun Mer des Caraibes o Mar de los Caribes. Los hispanoamericanos tarn= bién rescataron a los caribes y al Caribe como definicién de ese mar de conquista y pillaje, luego de piratas, corsarios y contrabandistas, y finalmente de escenario secundario de sus guerras de independencla. Y lo que resulta mas importante: los americanos comenzamos a defi- hir una geopolitica americana y, con ella, una nueva geograffa. B. El Caribe: siempre Frontera imperial Durante la Revolucion Atlantica, la América se distanci6 de Euro pa. Los estadounidenses aspiraban desde la colonizacién a ser (en. palabras del gobernador John Winthrop) como una “Ciudad sobre una colina” que con su ejemplo salvarfa al mundo," Asi, vieron en la 6 Grfasis en cl original, [traduccion] ahadida, Notese que al igual que en el proximo mapa~ la explicaciOn se refiere a fodas las Menores, luego divididas, entre “de Sotavento” y “de Barlovento”, pero igualmente invertidas entre los angléfenos y todos los demas. " Lends: Laurie & Whittle, 1794. Enfasis anadido. '" Mhry Beth Norton et al, A People & A Nation: A History of the United States, Sra. ed. (Boston; Houghton Milfin Co,, 1990), pp. 30-35, eta de Winthrop, p. 32; ‘Anders Stephanson, Manifest Destiny: American Expansionism and the Empire of ‘Right (Critica! Issue) (Nueva York: Hil & Wang Publishers, 995), capitulo 1 Ionarquia y en la Iglesia catolica la suma de toda la maldad y la corrupcién, En su discurso de despedida, en 1796, Jorge Washington planted un distanciamiento de la polttica europea: “Seria impruden- le de nuestra parte envolvernos artificialmente en las vicisitudes ordinarias de su politica o en las alianzas y conflictos corrientes de sus amistades y enemistades."!9 ‘Aunque unos y otros revivieron la idea de un Nuevo Mundo y pro- pusieron un Hemisferio Occidental, Sim6n Bolivar y otros caudillos |ndependentistas hispanoamericanos se planteaban un rompimiento ienos radical con Europa. Bolivar utiliz6 el Caribe como retaguardia inilitar entre 1815 y 1816. En la carta de un “Americano Meridional” a un caballero de Jamatca clamaba: “;Y la Europa civilizada, comer- clante y amante de la libertad, permite que una vieja serpiente, por s6lo satisfacer su safia envenenada, devore la mas bella parte de nuestro globo?" ‘Al mismo tiempo, el Libertador interpuso una distancia ambigua con “nuestros hermanos del norte,” al contrastar “la suerte de los reyes espafioles y de los reyes americanos," y reconocer que “no somos indios ni europeos, sino una especie media entre los legitimos propietarios del pais y los usurpadores espafoles.""" El apoyo que no obtuvo de Gran Bretana o de Estados Unidos lo consiguié en 1816 del presidente Alexandre Pétion de Haiti, De allf salieron las dos ex- pediciones de Les Cayes, y utiliz6 el archipiélago para reagrupamiento y teabastecimiento. El Caribe desempené asi, durante el XIX, el rol, en palabras de Juan Bosch, de “frontera imperial.” Mientras tanto, los americanos —sumidos en la guerra civil y el caudillismo— pospusimos la redefinicién de la geograffa del Caribe. Los latinos dejamos inconclusa, 'citado por Robert H. Ferrell, American Diplomacy: A History, Sra. ed. (Nue- va York: WW. Norton & Co., 1975), p.84, Estey los pirrafos siguientes: Arthur P. Whitaker, The Western Hemisphere Idea: lis Rise and Decline (Ithaca y Lon- ‘res: Cornell University Press, 1969; orig. in 1954), Véase también: Fadmundo O'Gorman, La invencion de América: Investigacién acerca de fa estructura hist6- rica del nuevo mundo y det sentido de su devenir, 2da, ed. corr. y aum. (México: Fondo de Cultura Econdmica, 1977; original en 1958) % Bsertos politicos, 3ra, ed. (Madrid: Alianza Editorial, 1975), p. 66. 2 bf, pp. 67, 69. Enfasis afiadido; notese el contraste entre la identitica- cion bispanoamericana con la herencia. prehispanica y su ausencia en el dis curso norteamericano. 38 ‘Tan ut108 ne Dios. en Cuba y Puerto Rico, la Independencia de la América Hispana” Los hermanos del Norte, por su parte, comenzaron la expansién ha- cia el oeste de su continente con la compra de la Lulslana en 1803, Luego de obtener las Floridas entre 1810 y 1819, la Doctrina Monroe. de 1823 definio un contradictorio aislacionismo expansionista: aisla- clonista cou respecte a Europa y expansionisia con respecto a Ame rica. Esos suefios de hegemonia hemisfériea quedaron pendientes, sin embargo, por la expansi6n hasta el Océano Pactlico y la divisi6n. tema entre un expansionismo esclavista y un expansionismo de. “tiervas libres’ 2 Estados Unidos, ademas, no tuvo una verdadera cancilleria, un ministerio de relaciones exterlores, ni una consistente politica inter nacional hasta décadas después del fin de la Guerra Civil en 1865; menos podia tener, por consiguiente, una politica hemisférica caribena. Adin mas, los antiguos expansionistas esclavistas del Parti do Demécrata se convirtieron en los més idealistas opositores de) imperialismo capitalista del Partido Republicano. Por eso es tan dif cil hablar de que un Estados Unidos monolitico y coherente queria tal ocual cosa?! Hece apenas cien aos que el expansionismo posesclavista esta: douridense comenzé a definir el Caribe como regién y a mirar a ‘Suranérica a través ese prisma. A partir de una primera Conferencia Intemacional Americana celebrada en 1889, el gobierno de Estados 2 De Cristobal Cot6n a Fidel Castro: el Caribe, hontera imperial (La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1983; orig. 1970). Ci. Luis Martinez Fernéndez, ‘Tom Between Empires: Economy, Society, and Patterns of Political Thought in the Hispanic Canbbean, 1840-1878 (Athens y Londres: The University of Georgia Press, 1994), ® Frederick Merk, The Monroe Doctrine and American Expansionism, 1843. 1849, (Nueva York: Vintage Books, 1972); Dexter Perkins, Historia de la Doctri nna Monroe. 17ma. ed., Trad. de Luis Echavarri ala ed. de 1955. Buenos Aires EUDE3A, 1964), capitulos Lal 4; Ernest R. May, The Making ofthe Monroe Doctrine. (Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press, 1976); Antonio Gaztambide, *;Que fué la Doctrina Monroe?: Ensayo de interpretacién histéri= co-historiografica’” (Manuserito sin publicar, 1977), *'Yease al respecto el tercer ensayo deste libro: “Elimperio "bueno! del $8: Una comparacién entre los nuevos imperios europeos y el estadounidense.” Para situlos adicionales de la extensa bibliogratia solo disponible en inglés, ‘ver: Robert L. Beisner, From the Old Diplomacy to the New, 1865-1900. 2da. ed. Arlington Heights, llinois: Harlan Davidson, 1986), La invencion pet. Canise a ragmin DE 1898 Unidos opuso una politica unilateral “pan-americana”, consistente ‘on la Doctrina Monroe, a las aspiraciones interamericanas articula- jay clesde la época de Bolivar. En 1895, el bisofio secretario de esta- {Jo Richard Olney desafié a los ingleses, entonces en disputa territorial ‘on Venezuela, al proclamar: “Estados Unidos es hoy précticamente joberano en este continents, y au mandato es ley para los sibditos sobre quienes delimita su intervenci6n.”25 La Guerra Cubano-ispano-Estadounidense-ilipina concret6 esta Mlirmacién de soberania. El gobierno de Estados Unidos ocupé a Cuba y anex6, no s6lo a Puerto Rico, Filipinas y Guam, sino de paso lumbién a la Reptlica del Hawaii que habfa creado afos antes. Poco después, conquist6 varias Islas en el Pacifico y se dividi6 las Samioas con Alemania, En 1903, el gobierno “progresista” de Teodoro Roosevelt, "tomé” el Canal de Panama. Al hacerlo, Estados Unidos foslableci6 en la nueva repGblica panamena el mismo tipo de protec- \oraclo que condicioné la independencia de Cuba en ese mismo afio y bajo el cual intervendria continuamente en sus asuntos internos y inilitarmente de 1906 a 1909 y en 1917.7 demas, Roosevelt reafirmé el cardcter untlateral de la declara- ln de Monroe al afirmar en 1904 que “en el Hemisferio Occidental J adhesién a la Doctrina Monroe puede obligar a los Estados Uni- dos, aunque renuentemente, en casos flagrantes de tal perversidad © Impotencia, al ejercicio de un poder de policia internacional." Hasta los afos treinta, ejercerian tal poder, comenzando por las \ncautaciones de las aduanas de la Repdblica Dominicana en 1905 y las de Nicaragua en 1911, Luego tuvieron lugar las dos ocupaciones Citado por Ferrell, p. 338. Véase tamblén: Boersner, Op. cit, capitulos 3y 6. “Quien primero modifieé el nombre en Estados Unidos fue Philip S. Foner, he Spanist-Cuban- American War and the Birth of American Imperialism. 2 vols. (Nueva York: Monthly Review Press, 1972, Hay traducl6n al espanol.) Recien= Jeiente, se han afadido las Filipinas, entre otras cosas. Véase también, entre Iuichos otros, la obra plonera de Julius C. Pratt, Expansionists of 1898 The Acquistion of Hawat! and the Spanish Islands. Baltimore: The Johns Hopkins University Press, 1936). "Foner, The Spanish-Cuban-American War and the Birth of American Inperiatism: Walter LaFeber, The Panama Canal: The Crisis in Historical Herpective, 2da, ed. (Nueva York: Oxford University Press, 1979), capitulo 2; Lester D. Langley, The United States and the Caribbean in the Twentieth Centary ia, ed, (Athens, Ga.: The University of Georgia Press, 1989), capitulos 1 al 4 ® Citado por Ferrell, p. 408. 39 40 ‘Tan E108 be Dios, militares ce Nicaragua (1909-1925, 1927-1933), y las de Haiti (1915-1934) y de la Repdblica Dominicana (1916-1924.) Mientras tanto, compraron las Isas Virgenes danesas en 1916, ocuparon el puerto mexicano de Veraeruz en 1914 e invadieron el norte de México en 1916. Ese es el contexto del Caribe que se invent6 como regién a partir le 1698, Hasta quelu cunvirticron en su Mediterraneo, en su traspatio,, los estadounidenses ni siquiera hablaban consistentemente de un Mar Caribe, mucho menos de una regién Caribe. Un contraste de mapas decimonénicos lo demuestra: uno francés de mediados de siglo todavia utiliza Mer des Antilles, mientras que uno estadouni- dense de finales de siglo lo lama Caribbean o Antillean Sea. Més atin, aunque generalizaran desde la décadla de 1890 aquel término con. que los burécratas, colonos y marineros noreuropeos designaban el mar y algunas de sus Islas, ni siquiera los gobernantes estadouni- denses definteron consistentemente una regién Caribe y hasta con- fundfan el Caribe con Suramérica y viceversa tan tarde como 1950 y ain después. ue ocurri6? Si Estados Unidos no definié un Caribe, zquién lo hizo? La invencién del Caribe como region result6 de la irrupcién de Estados Unidos en ella como potencia dominante, pero no fue una accion consciente o consistente de su parte. Como cuestién de he-_ cho, é partir de 1898 no se defini6 un Caribe, sino muchos Caribes. Unos por los imperios y otros de frente a los imperios, unos exclusl- vamente geograticos, académicos o intelectuales, y todos mas 0 menos tefiidos de geopolitica. IL El Caribe como region geogrética Veamos entonces las tres principales tendenclas en que se han. agrupado las definiciones del Caribe como region geogrética, (es de- Gir, cono la conceptualizacién supranacional de un grupo ce masas de tierra) un poco desu historia. Me concentraré en el manejo del terme no en el siglo XXy en la base geopolitica de las tendencias. Estas son: © Ver, por ejemplo, David F. Trask, Michael C. Meyer y Roger C. Trask, Comps. y eds.,A Bibliography of United States-Latin American Relations since 1810: A ‘Selected List of Eleven Thousand Published References (Lincoln: University of | Nebraska Press, 1968), eapitulo 15, Latnvenciow pet Cane a raRriR DE 1898 A. El Caribe insular o etnohistérico B. El Caribe geopotitico C. El Gran Caribe o Cuenca del Caribe if ‘A éstas afadiré luego un Caribe cultural (0 Afroamérica Central) A. El Caribe insular 0 etnohist6i i Caribe insular tiende a ser sinénimo de las Antillas y de las West Indies, por lo que suele incluir a las Guyanas y a Belice, y puede Ile- jar tan al norte como a las Bahamas y las Bermudas. Esta es la més Ullizada en la historiografia y otros estudios sobre la regién porque bs la Giniea que coincide con los usos mas antiguos y, lo que resulta Inds importante, con las identidades regionates generadas interna- ente.*? Ademés, pone énfasis en la experiencia comin de la planta- olin azucarera esclavista, lo que analizaré mas adelante. Al Caribe antillano lo revivieron las luchas independentistas en Jus Antillas que permanecieron bajo dominio espafol: Cuba, Rept- blica Dominicana y Puerto Rico.® Después que los mexicanos, cen- {yo y suramericanos se volvieton sobre si mismos, quedaron los an~ {illanos luchando; primero, los dominicanos por su liberacién de Haiti y los cubanos y puertorriquefios por la abolicién de la esclavituc © Liuego de publicada la primera versi6n de este texto, la colega Mercedes Contova, dela Universidad de La Habana, me obsequio copia de una reflexion nds temprana del ge6grafo polaco Andrze| Dembicz donde se consignan todas ra, Vea! Defic eo {itn tendenctas aunque no agrupadas de esta ane (hilcn dela Region del Care en: Premisas geografcas de fa integracisn Vehcconmin det Cane (ta Habana: arias CetcgTéclea- Acade win 1979), pp. 1128, Povo dexputs, se publi ot reiexton, may parcits, Phan wo Grates Cares enn Mea pr eel Cena, |2s0 008 Recotctn competencia prt fn iercotonaes (Next Unwerstdad Nacional Autonoma de Mésico, 1997), pp. 2129, Véase tambien lin textos de Norman Girvan etados adelante, nota 57 "Sorel encepo deinular” vase Manvel Moreno Fraga aso suacomo arma y ores exttio sobre ects, ngenios yplataciones Barceo- ie Elta ten, 1989) pp. 162171; sobre el de -etnohistorico Andres ‘han E Cabana de pas? (Geopatiteg, interac seguridad) Caracas Patol Nueva Sociedad, 1989), pp. 2330, ; 1S age el tito ensayo de este libro: “identiades internaconales y co peracion regional en el Carb ae aes eae el prox ensayo deeste libro "La geopolitics enel antilanismo: cilainoamericanismo en el Caribe de fines de! siglo XI al 42, ‘Taw e108 pe Dios luego todos frente a Espafia. Dentro de este complejo y contradictorio proceso, todos se vieron limitados por el peso de la plantacién. Un dia antes de morir, en 1895, en una carta a su amigo Manuel Mercado, José Marti contrast6 los pueblos de Nuestra América con el “Norte revuelto y brutal que los desprecia.” Y afirmé: “Vivi en el mons:1uo, y le conozco las entranas: —y mi honda es la de David.” Marti también advirtié acerca del imperativo de que el archiplélago se convirtiera en un muro de contencién contra el expansionismo. estadounldense: “ya estoy todos los dias en peligro de dar mi vida por mi pais y por mi deber .. de impedir a tiempo con la indlependen- cla de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza més, sobre nuestras tierras cle América." Este Caribe, aunque definido de modos diversos, aplica el término a.unaidea interna a la regi6n, incluidos los francéfonos. {Cuando se comenz6 a hablar de “Caribe”, aunque se refiriera a las Antillas? Su uso coincidié con el expansionismo estadounidense y llevé al cuestionamiento —reveladoramente— de la utilizacién misma del concepto. En 1987, el escritor puertorriquefio Edgardo Rodriguez. Julia evocaba el argumento de su maestro Charles Rosario en la década del sesenta: ara nosotros, los puertorriquefios, el término antillanta tiene sig- nificado pleno, pero no los términos caribefio 0 caribenidad. Uno hos congrega en la experlencia hist6rica y cultural compartida con las Antillas Mayores, el otro —the Caribbean— nos somete a una categoria suprahist6rica, a un invento de la objetividad sociolog- a,antropolégica o etnolbgica de origen anglofono, objetividad que siempre funciona en contra del colonizado, como sefialo Fanén.2> Las Antillas, sin embargo, son mas que las Antillas espafiolas. En al sigl XVII, Oldendorp comenzé su libro con “Un breve recuento de las islas caribefias” diciendo: 3418 de mayo de 1895, Obras completas, 2nda ed. (La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1973), Vol. 4 p. 168. ® “Puerto Rico y el Caribe: Historia de una marginalidad”, conferencia publt- cada como" Puerto Rico y el Caribe", Por Dentro de £1 Nuevo Dia, 20 noviembre 1988, Enfasis ahadidos. Publicado también en Caribenos (San Juan: Instituto de. Culture Puertorriquetia, 2002), pp. 3-20. Véase también [uan Manuel Garcia Passalacqua, “Puerto Rico y el Caribe", £1 Mundo, 27 abril 1987, La NVENCION DEL CARIBE A ParTin 1898 La gran cantidad de islas que componen el archipiélago mexicano se conocen como las West Indies. Aunque anteriormente este tér~ tino también se referia en un sentido mas amplio a América en lteneral, se entiende todavia hoy que se reflere a esas Islas y no a las masas continentales en esa parte del mundo. Las islas mismas son cominmente llamadas las Antillas... iJ etndgrafo moravo ineluta entre las Antillas Menores alas Bahamas incluso las Bermudas, £) Caribe antillano se confunde todavia con las West Indies, tal como ocurria hace doscientos anos. ;Por qué? Sencillamente porque —como folleja la cita anterlor— Gran Bretafta tradujo el nombre imperial tspanol, Y hasta hace unos cincuenta afi, los angl6fonos a ambos Jados det Atlantico —ineluyendo aquellos dentro del Caribe— se re {erian a las Antillas exclusivamente como las West Indies. Todavia sa identidad internacional tlene fuerza entre ellos y entre algunos uropeos, cosa comprensible, ademas, porque el término es més ‘mplio al incluir, por ejemplo, masas continentales.” Las West indies se convirtieron en Caribe para la misma 6poca que Jas Antillas, otro signo de transiciones imperiales, esta vez durante Jn Segunda Guerra Mundial de los afios cuarenta. En 1942, cuando Jos britanicos sobrevivieron, sobre la base de concesiones alahege- tnonia estadountdense en las Américas, surgié una Comisién Angloa- tnerieana del Caribe para las colonias de Gran Bretaia y Estados Unidos. En 1946, se transform en Comisién del Caribe para atender \amblén las colonias francesas y neerlandesas. Poco a poco, las elites West Indian y antillanas se fueron sintiendo “caribehas.” Fl historiador y primer primer ministro de Trinidad y Tobago, Erie Williams, publicé From Columbus to Castro: The History W Oldendorp, C.G.A. Oldendorp's History ... p.3. Enfasis en el original "7 Uno de loe primeros lectores de este trabajo me informé que, por lo me- hos en Austrla, se sigue utlizando West Indies, aun en la correspondencia. Véa- te también, por ejemplo, el New West Indian Guide / Nieuwe Westindische Gids {NWIG) de Holanda o David Watts, The West Indies: Patterns of Development, Culture and Environmental Change since 1492, Vol. 8: Cambridge Studies in Historical Geography. (Cambridge, R.U.: Cambridge University Press, 1987). Como sintoma de tendencias recientes, sin embargo, me informa uno de los teltotes de la NWIG que -a pesar del nombre de la revista~ en Holanda se utili: van ain més, y ahora casi exclusivamente, frases equivalentes a “el Caribe. (Gert Oostindie al autor, 18 de junio de 1996.) 43 ‘Tan 11908 DE Dios.. of the Caribbean, 1492-1969, en 1970, justo cuando se publicaba el libre de Juan Bosch con casi idéntico titulo. Uno de los primeros 6 adoptar una identidad caribena mas que West Indian, Williams habe Propuesto en 1942 —comentando acerca de la Comision Angloam ricana— "an economic federation ofall the Caribbean areas," relirié dove a lo que hoy Hamamos Caribe insular. Bosch, sin embargo, 1 escribié sobre el mismo Caribe que Williams; mlentras que este has blaba del Caribe insular, la “frontera imperial” del primero se exten dia For todo lo que hoy llamamos el Gran Caribe. Para ese entonces, habian proliferacio toda clase de Carlbes. Po ‘el mas contradictorio es el que todavia resulta mas popular: ese Ca nibe insular, medio West Indian, medio antillano, que, sin embargo, uede incluir las Guyanas, Belice, las Bahamas y, de nuevo, hasta las Berrrudas.® Pero si admitimos que Antillas y West Indies recobraro el nonbre indigena en virtud del expansionismo, ;cémo se veta des: de al arriba? Para los estadounidenses, todo era lo mismo, inclt yendo las repdblicas “bananeras” centroamericanas, cuyo destino todavia quieren decidir, y hasta a EI Salvador, al cual no toca una gota de agua del Caribe, B. El Caribe geopolitico £1 Caribe geopolitico se refiere al Caribe insular, Centroamérica y Panama, sobre todo después de 1945; hasta entonces, eran las repli blicas antillanas y Centroamérica, incluido Panama. Esta tendencia “Londres: Harper & Row, Publishers, 1970, Para el titulo de Bosch, véase ota 22 supra, 1 The Negro ins the Caribbean (Washington, D.C.: Associates in Negro Folk Education, 1942), p. 204, eitado por Humberto Garcia-Mufiz, "Geopolitics y geohistoria en el discurso de Eric Williams sobre integracidn carbene,” Terry Firme 16, XVI (No. 63 - 1998): 414, A" Para una muestra de su temprano dominio, véase: Lambros Comitas, Caribbeana 1900-1965: A Topical Bibliography (Publicado para el Research Institute for the Study of Man por la University of Washington Press, Seattle, 1968), Para su perdurabilidad, véase los textos panorémicos mis recientes Frankia W. Knight, The Caribbean: The Genesis of a Fragmented Nationalism 2da. e¢. (Nueva York: Oxford University Press, 1991) y Understanding the Contemporary Caribbean, Eds. Richard S. Hillman & Thomas 1. D'Agostino (Boulder, Col. y Kingston: Lynne Penner & lan Randle Publishers, 2003) La awvencion bet Cantoe a raRTIR DE 1898 ‘4 la més utilizada en la historiografia y otros estudios sobre las rela- tones con Estados Unidos, por ser la vision mas consistente entre Joy que han utilizado el concepto con alguna precision en ese pais. ‘Alemas, pone énfasis en las regiones donde se produjo la mayor parte {lol Intervencionismo militar estadounidense."! lsta es la nica tendencia engendrada exclusivamente en Estados Unidos y es tan antigua como el imperialismo intervencionista. Asi lo {ofle)6 Dana T, Munro, el primero de los diplomaticos que luego histo- Jlaron su experiencia, en Intervention and Dollar Diplomacy in the Caribbean: 1900- 1921 y The United States and the Caribbean Republics: 021-1933: Resulta casi imposible hablar de la politica estacouniden- jo sin incluir Centroamérica y Panama. En la diplomacia y el debate lic, sin embargo, el término se confunde con América Latina yla nayor parte de los estudios hablan de “la politica latinoamericana’ fsunque tengan que ver mayormente con este Caribe. {Al menos hasta hace unas décadas, la politica “caribena” del go- blerno de Estados Unidos no sélo era indistinguible de aquella hacia América Latina sino que en gran medida era la politica latinoameri- cana de ese pafs. En palabras de Richard ¥. Salisbury: asta la Segunda Guera Munda a potea latinoamercana de Estados Unidos se centrabe mayormente ena region Ge Carve fn eleto, la habldad el gobierno de Estados Unidos para implementa su poltca a tants dla nervencion tna, tna niputacton policy a penetracioneconomica tend a lm proporconsiment mitre mds a ur uno se moves ene he misferio. “Vea, por ejemplo, Langley, pats y H. Michel Erieman, The Caribbean ‘hatlenge" 0 Poy in Vaile Region Boulder, Colo: Westview Press, 1981), «Princeton, Nueva Jersey: Princeton University Press, 1964 y 1974). Véase lumbién: Wiliam Krehm, Democracies and Tyrannies of the Caribbean Inaction anes by Gregori Seer Geto Con Lawrence 8 Ise ora ereatow afos aunque en aque momento fue pba tn espaielyno en el original. Por lo tanto, esta tendencia no fue, como alega Serbin:“esbozada a principos de la década del setenta por algunos organs ins econémicos del estado de Florida” (El Canbe:¢Zona de paz?,p. 25). “Good Neighbors? The United Stats and Latin Ameriea inthe Twentieth Gentry Areca Fore Relais ee Era Kc Haines y J Samuel Walker, Contributions in American History 0, 90 (Westport Conn. Greenwood Press, 1581, p. 316 45 46 Taw tm0s ve Dios.. Par mayor complicacién, esto es cierto sélo si se entiende por di ploraacia “caribena” la dirigida a las reptblicas. La que tenfa que con el Caribe colonial, a la vez hablante de lenguajes menos “lat nos’, era parte de su diplomacia europea. Esta sltuaciOn continué durante el perfodo posterior a la Guen Mundial: los autifices de esa politica internacional miraban —y en al gunz medida miran— a Latinoamérica a través del cristal de sus rel clones con y percepciones del Caribe. Desde 1980, diversos factor han diversificado las percepciones y las politicas, especialmente l relativas a México y a la Comunidad del Caribe, pero la region del Mat Caribe retiene su centralidad en las politicas y las relaciones, De modi que cuando se habla de la politica latinoamericana se demuestra ma Yor sensibilidad al referirse a América Latina y ef Caribe o al distin: gulr entre ellos, aunque esto todavia no se ha generalizado.® Por supuesto, esta es la tendencia que menos eco tiene en la x si6n. Los centroamericanos, sobre todo, ni siquiera se plantearon, una identidad internacional caribena hasta que los forz6 la contrao fensiva estadounidense de la década antepasada. La mejor eviden cia ai respecto es que no se referian a sus costas caribefias como. tales, sino a sus costas “atlénticas” Algunos, sin embargo, sf la adoptaron como reaccién al intervencionismo. Otro puertorriquefio, José Enamorado Cuesta, Publizé en 1936 £1 imperialismo yanqui y fa revolucion en el Caribe, @ incluia Centroamérica y Panama. Después de la Segunda Guerra Mundial, activistas de la misma region se unieron en una Legién del Caribe para combatir a los dictadores que asolaban las islas, el ist= mo yel continente, muchos de ellos herencia de las ocupaciones estadounidenses.*” “Robert A. Pastor, Whirlpool: U.S. Foreign Policy toward Latin America and ‘the Caribbean (Princeton, N. Jersey: Princeton University Press, 1982), “© Aigunos no hacen ni lo uno ni lo otro: From Gunboats to Diplomacy: New US. Policies forLatn Amerco, Ed Richard Newfarme. 31a reimp. (Baltimore, Maryland: The Johns Hopkins University Press, 1985), que se dedica casi exelusivamente al Caribe geopotice y Lars Schoultz, Beneath the United States:A History of U.S Policy ‘Towaré Latin America. (Cambridge, Ma.: Harvard University Press, 1998) ; 3a, ed. (Ro Piedras, PR. Ediciones Puerto, 1974), © Charles D, Ameringer, The Democratic Left in Exile: The Anti-Dictatorial ‘Sirugele in the Caribbean, 1945-1959. (Coral Gables, Fla: University of Miamnt Press, 974) La nwvencion bet. Cantse rarmin DE 1898 (il Gran Caribe (0 Cuenca del Caribe) caribes anteriores, este afade a Venezuela y por lo menos a parte de Colomblay de Mente, Esta esa tendencla ms recent. Aunque comenzo mucho antes, no se populariz6 hasta a cone estadounldense, Cuyb yarrote sc blandié contra Cuba, Nica Iivuny Granada on los ates ochentay cya tanahoria se bettiz6 Iniclativa de la Cuenca del Caribe por el presidente Ronald Reagan 1) 1983. Significativamente, la Iniciativa no ineluyé a todos los paf- os de la cuenca ni a todos los Caribes; se trataba realmente del jwopolitico, pero exclufa a paises como Cuba y Nicaragua. Este Caribe tiende a coincidir con la visién del Caribe como Mesoamérica o una América “central” entre las del norte y del sur. Hybién se ha destgnado como tercermundista porque la han asm. lo algunas elites, sobre todo de México, Colombia y Venezuela, des- de la Guerra Mundial. El colombiano German Arciniegas publicé en 1045 una primera Biografia det Caribe hasta la toma del Canal de Pa- hana, Coma los nacionalistas decimononicos, Arcinlegas reivindicé ‘los aborigenes: ""Carbe’ es como decir ‘indi bravo.’ Es una pala: ba de guerra que cubre la floresta americana como el veneno de {que se unta el aguij6n de las flechas. Y asi es el mar. cE Esta fue, como hemos visto, la definicién adoptada por Juan Bosc! «11970 para caibehizarse. Afines de esa décaca —y por tanto antes de que Reagan fuera siquleraelecto— l tendencia floret incluso bajo el eoneepto de Cuenea adoptada, por ejemplo, por elSistema Eco hnomico Latinoamericano (SELA) y, como “menos comprometedor, hole tercermundst,vease Serb, £1 Caribe: Zona de pas? 21 ‘ciedad, Num. 77 (1978): $4.63. Este Caribe también. Sede Epo coe icon el seud6nimo “El Caribe’— una polémica en verso conta os pul a7 Tan LzI08 ve Dios. ase “Caribe amplio” como “el circulo de parentesco que en much sentidos viene for|éndose un real futuro politico-econdmileo" a que como regién de estudio,5! a“ El Gran Caribe tuyo también, si ‘© también, sin embargo, una gestaci extaresonal, Des 85, la Univerided de Fide onsen eae anuales sobre el Caribe que ineluyeron a Colombia, Méxi y Venezuela, Posteriormente, y estimulado tanto por la Inctativad Reagan como por el peso interno de las comunidades migrantes « ana, haitiana y puertorriquefa, el estado de la Florida comenz6. ue un cierto parentesco con la Cuenca.>! Leron, sin embargo, las elites de las potencias reglonales las qu reactivaron lo que algunos llaman “vocaciones caribenas” o “int Sespreeminentes” en legion ante a contraofensiva estadounide ‘aradojicamente —como reflejan el tema musical del epfgrate ea paste, ccita oi pe a ‘sugestiva y hasta bela tm ets Shiath Rampal, cya Wes Indian Commisen propondra ees Reta ues la creacion de la Asociacién de Estados del Ca (west Commission, Time For Action: Report add el Kingoe ae el agian Cee Fa byron een eS AC -aribe y América Latina (CISCLA - Universidad Interamericana, Sa erm, Peseta! de Trabajo, #2 (1983), +See Germ contrat CBS Goer se nee anne a soca La wwvencin Det, CARIBE A PARTIR DE 1898 0» quisieron reacercarse al Caribe por sus propias aspiraciones 0 Jomores geopoliticos.* Es decir, que incorporaron, ademés de la wopolitica de la hegemonta, la geopolitica de la resistencia. Por lo tanto, la reaccion regional mas que la accién estadouniden- so constituy6 finalmente la fuerza de redefinicién hacia lo que recién jw ha dado en llamar Greater Caribbean o Gran Caribe. Primero, los jaises entonces considerados “potencias regionales” (Colombia, México y Venezuela) activaron con Panama sus respectivas *voca- {Jones caribenas” a través del Grupo de Contadora, por la isla pana- nena clonde se cre6. Luego se transfiguraron en Grupo de Apoyo a Jos patses centroamericanos que buscaban soluciones propias bajo | nombre de Esquipulas, también por la localidad —esta vez uatemalteca— de su origen. Finalmente, y por niclativa de la Comunidad del Caribe (CARICOM), Jodlos los estados y tervitorios dela cuenca adoptaron la caribefia como, jpor lo menos, una de sus identidades, al constituir—en julio de 1994— ji Asociacion de Estados del Caribe (AEC). La sustitucién del con- opto de Cuenca por el de Gran Caribe recibié un gran empuje desde Jn fundacién dela AEC. Su segundo secretario general, e! economista Jumaiquino Norman S. Girvan, ha hecho un particular esfuerzo para que la regién se identifique con la idea, de la cual era un entusiasta jpartidario descle mucho antes de asumir el cargo.” En el caso de Venezuela, es interesante ver la evoluctén de las aproxina- Jones. Véase: Demetrio Boersner, Venezuela y el Caribe: Presencia cambiante (Caracas: Monte Avila Editores, 1980); Venezuela y las relaciones internaciona- los en la cuenca det Caribe, Comp. Andrés Serbin (Caracas: Inst. Lat. de Invs. Soe. CLDIS)y Asociacién Venezolana ce Estudios del Caribe, 1987); Estudios det Caribe en Venezuela, Comp. Rita Gacalone. (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1958); y La nueva agenda de seguridad en el Caribe, Ed. Andrés Serbin, Némero Temtica de los Cuadernos de INVESP (Instituto Venezolano de. [studios Sociales y Politicos), Num. 2 Gullo-die. 1998), ademas de las obras bllas en las notas anteriores. “Convention Establishing the Association of Caribbean States”, 24 de Julio lle 1994, hutp://wwwaes-aece/major_documents. Sobre las fuerzas que culmina- ron en la AEC, véase Gaztambide, ‘Identidades internacionales y cooperacién regional en el Caribe,” ultimo ensayo de este libro. ™ Girvan, “Relnterpretar el Caribe,” Revista Mexicana del Caribe (Chetumal, Quintana Roo), IV, 7 (1999):6:34, Véase también:“E! Gran Caribe,” John Chitford Sealy Memorial Lecture, Port of Spain, Trinidad, April 5, 2001, y las versiones. ten inglés de éstos y otros textos en el sitio de Web de la AEC, citado en la nota anterior. 49 50 ‘Taw ut10s pe Dios, [La wwwenciOn 01, CARIBE 4 PARTIR DE 1898 Las elites dominantes y las potencias regionales no fueron, sin ‘embargo, los tinicos propulsores de esta redefinici6n. A partir de sus apertaciones a la fundacién de la AEC, intelectuales y movimientos sociales de toda la region se unieron bajo este concepto para inten- tar proveerle una voz a la sociedad civil en los procesos de integra ciéa. Una alianza entre cl Caribbean Policy Development Centre (CPDC), con sede en Barbados, y la Coordinadora Regional de Inves- tigaclones Economicas y Sociales (CRIES), con sede en Managua, reunié tres Foros de la Sociedad Civil del Gran Caribe entre 1997 y 1999 en Colombia, Barbados y México, respectivamente.® For supuesto, estos procesos tuvieron como escenario adicional a consolidacién de bloques econémicos a partir del fin de la Guerra, Fria entre 1989 y 1991. El proyecto “mesoamericano” de la AEC pro- curaba poner a sus integrantes en mejor posicién para negociar con. dickos bloques. Hasta ahora, sin embargo, el resultado parece apuns tar hacia una redefinicién de las relaciones de cada parte de la cuen- ca con los bloques mas que a la consolidacién de una nueva identi« dad regional, Esta tendencia, por lo tanto, sigue siendo relativamens te débil y controversial. D. La plantacién ... y la contraplantacion (Caribe cultural 0 Afroamérica Central) Pero, ;qué tienen en comdn todas las formaciones sociales bana: das sor el Mar Caribe y las dems incluidas por virtud de la historia, 5 Vease CRIESINVESP, Ler. Foro de la Sociedad Civil del Gran Caribe: Docu ‘mentys (Caracas: Epsilon Libros, 1998), entre otras publicaciones de los Foros, Como antecedente, véase Andrés Serbin, El ocaso de las islas: £ Gran Caribe frente a tos desafios globales y regionales. (Caracas: Instituto Venezolano de Estudios Sociales y Politicos (INVESP) / Editorlal Nueva Sociedad, 1996). Sobre: 10s Foros, y otras reflexions més recientes sobre la sociedad civil en la region, vease también Cultura, sociedad y cooperacién: Ensayos sobre la sociedad civil ddel Gran Caribe. Coordinadores A. Gaztambide y Rafael Hernandez (San juan y La Habana: Centro de Investigacion y Desarrollo de la Cultura Cubana “Juan Marinello” y Proyecto Atlantea, 2003), ‘8 Sobre los debates entre Wider Caribbean, preferida por los West Indians y Gran Caribe, véase: “Reflexiones sobre el concepto de Gran Caribe”, Bolen dela Asociacién de Economistas del Caribe, No, 3 (enero, 1996): 1-2, El'concepto Uk Cuenca, por otra parte, sigue presente, como demuestra, por ejemplo, la revista, ‘Nueva Cuenca det Caribe / New Caribbean Basin, publicacla en Puerto Rico. |i geopolitica o la conveniencia metodolégica de algunos investigado- ros? Por fin regresamos a la plantacion. Hace poco més de treinta y elnco afios, en medio del entusiasmo por la Comision de) Caribe, Char- les Wagley propuso dividir el hemisferio en tres “esferas culturales:” |. Buroumérica, que Incluye princtpalmente la zona norte de Norteaméricayy el lamado Cono Sur de Argentina, Chile y Uruguay, caracterizado por el exterminio, total o virtual, de los habitantes originales y la colontzacién europea masiva de esas tierras; 2. Indoamérica, que incluye a México, la mayor parte de Centroamérica y todas las porciones —principalmente andinas— del continente donde no fueron exterminados los aborigenes; y La América de tas plantaciones, que quizés debié llamar Afroamérica ¢ incluye el sur de Estados Unidos, el Caribe insu- lar, Brasil y todos aquellos lugares donde prevalecié la planta- cién como organizacién socioeconémica predominante.” A partir de la propuesta de Wagley, se puede considerar el Caribe como las partes de Afroamérica (0 de la América de las plantacio- hes) que quedan al sur de Estados Unidos y al norte de Brasil. Esta tendencia no es geografica, en el sentido de coincidir con fronteras politieas, sino que puede incluir —por sus caracteristicas— partes de paises, y no necesariamente territoriales. Esta seria, entonces, la iniea definicién estrictamente intelectual del Caribe"! Sus origenes, aunque revoloteando hace tiempo en las dimensio- hes creativas de la producci6n cultural, también fueron Intelectua- les. Motivados, segin Girvan, por la propuesta de Wagley, entre otras, lun grupo de intelectuales West Indian —liderados por Lloyd Best y ' Plantation America: A Culture Sphere,” Caribbean Studies: A Symposium, lid, Vera Rubin (Seattle: Univ. of Washington Press, 1980). Yolanda Wood ("Repensar el espacio Caribe,” Universidad de La Habana, Num. 236 {sept-dle. 1983]: 6780) propone una definicién “socio-cultural” y contemporénea. Véase, por otra parte, la propuesta de Kaldone G, Nwelhed, \Geopoltica cultural del Caribe,” en £1 Caribe: Mdentidad Cultural y Desarrollo, Comp. Andrés Bansart (Caracas: Equinoceio [Universidad Simén Bolivar], 1989), pp. 111-166, 92 Taw 12108 ve Dios, George Beckford— fundaron el New World Group y propusieron uno: mocelos de economias de plantacién.® El grupo adopté un Carl que se extendia a todas las socledades marcadas decisivamente pot tha experiencia. Segin Best: Es cierto que (el Cartbe] Incluye las Antillas —mayores y meno- res—y las Guyanas... Pero muchas veces el Caribe también incluye € litoral que rodea nuestro mar... lo que estamos tratando de abar- car en nuestro esquema es el fundamento cultural, social, politico yecon6mico de la “plantacion de aziicar," variante del pensamien- to colonial: Este origen en el pensamiento politico-econémico, la acerca a la die mensi6n tercermundista de la tendencia grancaribefa, pero es evi- dentemente més compleja y fluida. Ciertamente, si vamos a entender qué tienen en comin estos Carl- bes tan diversos y contradictorios, debemos centrarnos en la plan- tacién. No hay més remedio que movernos, usando el titulo de la “salsa” de Tite Curet Alonso, Plantacién adentro. Desde el punto de vistade lo que nos une, sin embargo, hay que mirar —como plantea- ron hace tiempo Beckford y Sidney W. Mintz," entre otros— a lo que Jean Casimir bautia6 como la contraplantaci6n.® Segén Casimir: ® Girvan, "Reinterpretar el Caribe,” p. 9. Sobre ef New World Group y los modelos, véase también Plantation Economy Revisited, nimero inaugural de Marrcnaye: Revista de ia Asociacién de Economistas del Caribe, 1,1 (septiembre de 1998), © “Independent Thought and Caribbean Freedom,” en Readings inthe Political Econamy of the Caribbean, Eds. Norman Girvan y Owen Jefferson (Mons, Jamai- ca: New World Group Ltd, 1971), pp. 7-26. (Originalmente publicado en New World Quareerly, vol. 3, No. 4, 1967). Citado por Girvan, fe. cit "Beckford, Persistent Poverty: Underdevelopment in the Plantation Econonaies of the Third World (New York, Oxford University Press, 1972). Sobresu insisten cla en el campesinado “como el depositario una cultura popular de autosulle ciencla e independencia,” véase la evocacién de Kari PolanyiLevitt, "The Plantation Economy Models: My Collaboration with Lioyd Best,” en Plantation Econony Revisited, p. 24, © Mintz, “The Caribbean as a Socio-Cultural Atea,” en: Peoples and Cultures ofthe Saribbean, Ed. Michael Horowitz (Garden City, Ni: Natural History Press, 1971), pp. 17-46, s6lo por mencionar uno de sus textos mas conocidos. "Estudio de caso respuesta a los problemas de la esclavitud y de la colonie zacion en Haiti" en Africa en América Latina, Ed. Manuel Moreno Fraginals, 2da, ed. (México: siglo xxi editores, 1987), pp. 398-822, Lanwvencion pet. Canine a rari 1898, El Caribe puede definirse como la América de las plantaciones en la medida en que viene de un pasado marcado por el apogeo y la deca- lenela de la plantactén. Lejos de edificarse a partir de los estilos de vida impuestos por Occidente, esta region invent6 otras formas de vida para superar los estragos que acarreé la sociedad esclavista, Todas las culturas caribefias fueron creadas por grupos huma- nos en conflicto permanente con el sistema dominante. Por su crea lividad y su talento, estos grupos mantentan un desaffo constante contra él sistema que, pese a todo, prevalecia como punto de refe- rencia, La cultura caribena es una respuesta a la sociedad de plan- lacién, no es la cultura de la sociedad de plantaci6n. Casimir concluye que —sobre todo por el impacto de las migracto- hhes intracarlbenas— se terminé creando un “espacio caribeno (ond geno” que extendi6 esta cultura toda la Cuenca del Caribe." Yes jprecisamente en los estudios culturales clonde se ha venido afirmancio lun Caribe cultural que trasciende al insular y devela la presencia y la Irradiacién de la plantacién y de la contraplantaci6n. A pesar de su titu- lo, Antonio Benitez Rojo nos remite a tal espacio en La isla que se repi- {e Lo mismo ocurre con el “eimarronaje cultural,” a partir del cual Angel Quintero Rivera ha construldo una sociologia de la miisica tropt ul." Finalmente, desde esa perspectiva hemos propuesto una aproxi- Inacién a la cultura como factor unificador mas que disociador.” El Caribe cultural, por lo tanto, son todas esas partes de le Améri- co de las plantaciones que quedan entre el sur de Estados Unidos y 1 Brasil, pero sin incluitlos: una Afoamérica Central. Puede, sin ‘embargo, incluir las comunidades migrantes caribefias en Estados Rico, 1997), p. 118. Enfasis en el original. Publicado originalmente como La ‘lon, pp. 9-22. 53 54 ‘Taw 12408 be Dis.. Unidos y Europa, a menudo mas identificadas con la regién que Poblaci6n residente, Esta tendencia reconoce una identida etrocultural mestiza —pero marcadamente altoamericana— fraguadi or esas sociedades. Es decir, reconoce que el Caribe cultural tient uchisimo de herencia europea y alguna de la India y del Asia Orien. tal, pero es aistinty del resto de America por et legado africano." Asf pues, el Caribe cultural sirve de puente entre las tendencl és geograticas, pues coincide —como hasta ahora las identidades antillana y West Indian— con experiencias y proyectos internos a li regi6n, Reconocernos en él, sin embargo, se enfrenta a la misma ba trea que explica en parte la renuencia en algunos de nuestros paf Ses —sobre todo los hispanofonos— hacia cualquier identidat carbbetia: la ambigtiedad de reconocernos como afroamericanos. Est ambigitedad no se puede despachar con el argumento de que somos mucho mas que eso. Necesitamos superarla porque nuestro partici lar mestizaje nos distingue del resto de América ... y del mundo. Y su vez nos obliga a reconocemos en el Caribe IIL En conclusion: :qué es el Caribe? (Implicaciones metodolégicas) Finalmente, cual es la utilidad de todo esto? ;Por qué est disquisicién sobre la invenci6n del Caribe en el siglo XX? Primero, ara hacernos conscientes, una vez més, de que los conceptos est cargados de historia, de ideologias y discursos, de imaginarios. sundo, porque muchos hablan del Caribe sin definirlo y debem exigr y exigimos una definicion de cada Caribe del que hablemos, Tercero, porque —aunque visto retrospectivamente el Caribe sea tai antiguo como América y desde aqui se haya definido América— el Caribe es contemporéneo. Y, por lo tanto, ya que el Caribe se definié de diversas maneras ¢1 el siglo XX, tenemos que incursionar en el presente para comprender. el pasado y viceversa, Esto es particularmente cierto si tomamos en. cuenta, en palabras de Norman Girvan, que originalmente la mayor Parte de las definiciones actuales fueron “reactivas a las detiniciones, *Reconozco lo controversial y problematico del concepto Afroarérica Ce) ‘ai, como han sefialado varios comentaristas, pero la reitero: 1) porque exis y 2) por lo senalado adelante, La wwencsin ner, Cane a part oF 1898 {nperiales, representando un ejemplo de ‘apropiacién y redefinicién’ Interna de las concepciones impertales por aquellos subyugados a Joy designios hegemonicos."?* De manera similar a 10 ocurrido con 6) concepto de “América,"" el que ahora sean estimuladas interna- inonte hace de ello una parte de la historia dela resistencia caribefia y por lo tanto, muy pertinente para el presente. a segunda y tercera observaciones, sin embargo, contienen iinplicaciones metodolégicas que van mas alla de lo obvio y que oben ser objeto de reflexion por parte de los que nos considera- jos caribefiistas, o al menos estudiosos del Caribe. Por una par- 0, cada vez que hablemos de la regién, debemos de adjetivarla, recisar de cual hablamos y, de ser posible, por qué. Y a la inversa, cuando se nos hable del Caribe, exijamos lo mismo o al menos entifiquemos cual de los Caribes esté implicito. Por otra parte —y aunque sea legitimo preferir una u otra de las Jondencias resenadas—, cabe subrayar, en primer lugar, que no hay una definicidn correcta det Caribe, sino definiciones mas 0 menos oxplicitas, mas © menos consistentes con el tema bajo considera- ¢l0n, es decir, mas o menos apropiadas y conducentes al esclareci- Inlento cientifico. Concuerdo con Girvan, entonces, en que: Ja nocién de Caribe ha sido —y esta siendo— continuamente redefinida y reinterpretada, en funci6n del interés por ofrecer res- ppuestas a las influencias externas y a los procesos internos, Una posicién apropiada es sostener que no hay una definici6n “precisa © consumada; el contenido depende mas bien del contexto, pero cello debe especificarse con claridad cuando se emplee con propo- sitos descriptivos 0 analiticos .. En el nivel cultural, la ereciente Importancia de la diéspora del Caribe insular hacia Norteamérica y Europa ha sido reconocida, asi que el Caribe no es s6lo multilingie, también es trasnacional.* " Comunleacion con el autor, 18 de enero de 2004 Sobre América ase O'Gorman, Lanoencion de América, nota 9 supra bivan, *ReinterpretarelCaribe,"p. 10. Enasis ahadido. Noes aproplaco Nistor, por ejemplo, de Caribe insufar cuando en realidad estamos retrendo- Not silo a las Antilas. Tampoco se debe, para seguir con ls ejemplos mis sins peer esta atone aan ios con eae exci vido a Centroamériea y Panama, a menos que especifiquemos que se tra Mletstados Unidos las Antias,o Estados Unidos y el Carbe insular. 56 ‘Tan 12108 ne Dios, Licwvenciin net. CaRm: 4 PARR De 1898 Mas atin, conviene aclarar, en segundo lugar, que ni siquiera las tendencias propuestas —y resumidas al final— son la nica mane! posible de agrupar las definictones del Caribe. Otros estudiosos hai agrupado las definiciones de distinta manera y hasta pretendido qu sor las tinicas posibles. $i asimilamos la complejidad y contradiccie nes aqui resciiadas, no debemos cumeter el mismo error. En tercer lugar y de modo similar, no hay una definicién tinica d Jo que es un(a) caribenista ni se mira el Caribe igual desde adent que desde afuera, Esto dltimo podria resultar la mayor utilidad cien: tifica de una disquisicién que, de lo contrario, correrfa el riesgo dé quedarse en un diletantismo preciosista. RESUMEN DE LAS TENDENCIAS |, Caribe insular (0 etohistérico) |, Tiende a ser sinonimo de Antillas y las West Indies, por lo que suele Incluir las Guyanas y Belice, y puede llegar hasta las Bahamas y las Bermudas. 2, Es la mds utilizada en la historiograffa y otros estudios acerca, de la region porque es la Gnica que coincide con el uso més antiguo y con identidades internas. 4, Pone el énfasis en la experiencia comtn de la plantacion azuca- rera esclavista, Il, Caribe geopotitico |, Se refiere al Caribe insular, Centroamérica y Panamé, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial; hasta entonces era solo las Antillas y Centroamérica, incluido Panama. 4. Es la mas utilizada en la historiografia y otros estudios sobre las relaciones con Estados Unidos, por ser la vision mas consis- Lente entre los que han utilizado el concepto con alguna prect- si6n en ese pats. 4, Esta definido y, por lo tanto, pone el énfasis en las regiones don- le se produjo la mayor parte de las intervenciones estadounl- denses. Ill. Gran Caribe (0 Cuenca del Caribe) 1. A las tendencias anteriores, aflade Venezuela y por lo menos partes de Colombia y de México. 2. Tlende a coineidir con la visién del Caribe como Mesoamérica ‘una América “central” entre las del norte y del sur. }. Aunque se populariz6 a partir la politica estadounidense hacia la regidn en la década del ochenta, lo habian asumico desde la Segunda Guerra Mundial algunas elites, sobre todo de las po- tencias regionales. 87 ‘Taw 11208 DE Dios, EB ag Dee gS 'V.Caribe cultural (0 Afroamérica Central) La geopolitica del antillanismo de fines del siglo XIX* 1, No es “geogratfica” en el sentido de corresponder con fronter Politicas, sino que puede incluir —por sus caracteristicas. artes de paises. 2, Se define a partir de la propucsta de Charles Wagley de estudi las Américas sobre la base cle unas “esferas culturales” (cult spheres): Indoamérica, Euroamérica y la América de las plant ciones (Plantation America). 3. En ese sentido, se puede considerar como las partes de la Ami rica de las plantaciones (0 Afroamérica) que quedan al sur d Estados Unidos y al norte de Brasil, asi como las comunidad migrantes cariberias en Estados Unidos y Europa, e Ramén Emeterio Betances y de Eugenio Maria de Hostos puede decirse que su antilanismo les nacié en la cuna y que era inseparable de sus identidades personales. En el caso de Hotances, hay expresiones de regionalismo desde su experiencia revo- lucionaria francesa de 1848, a los 21 aftos, y en el de Hostos a los 24, (uando redact6y publicé su“novela” La peregrinacién de Bayotin Hubo ‘(vambos, sin embargo, una evolucién, una maduracién y, veces, giros Notables en su pensamiento que no siempre se han sopesado lo sul- Cente, al menos en cuanto al tema de este texto. Hay también, entre * Bste texto es un resumen casi completo de los hallazgos del proyecto rea- livado en la Catedra Eugenio Marfa de Hostos con la que me honr6 la Universi- ‘lad ce Puerto Rico de 2001 a 2003, Mi agradtectmiento para mis ayudantes de livestigacion, Yesenia Aponte Meléndez y Marian Alvarez Torres, asf como in- verables colegas y amigos en las Antilias hispanohablantes y Venezuela que han enriquecido et proyecto con pistas, fuentes y sugerenclas. Tal como apare= ‘ee aqut, fue presentado como ponencia ante el V Seminario Internacional: iden Iida, Cultura y Sociedad en fas Antillas Hispanopartantes, Santo Domingo, RD. al 27 de octubre de 2004, y en el Primer Seminario Inrernacional sobre Pensa ‘nienio Anditlano, Instituto Tecnolégico de Santo Domingo (INTEC), 25 al 26 de hhoviembre de 2004, ' “Hostos: Las Antillas como escenario hasta 1876,” Mensaje prineipal (jun- to al Dr Lowell Fie) en los actos conmemorativos del 163er. aniversario del hatalicio de Eugenio Maria de Hostos, UPR - Rio Piedras, 11 de enero de 2002. 59

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