Nos pasamos mucho tiempo mirando para otro lado, quiz pensando que Dios es un problema, algo incierto, un asunto personal que queda para otros tiempos. Pero Dios no es un problema, el problema somos nosotros; Dios no es un interrogante ni algo incierto, el interrogante y los dudosos estamos pisando la tierra. Da la impresin de que hayamos querido convertir a Dios en alguien que no es, como si en lugar de habernos creado El a nosotros, haya ocurrido al revs Y LOS HEMOS FABRICADO NOSOTROS A L, dndole toda suerte de tonos que poco o nada tienen que ver con el Padre, con este Dios que tanto ha amado el mundo. Por eso ES BUENO VOLVER, volver a mirar, volver a considerar, volver a pensar, volver a creer, volver al principio y ENTENDER que Dios no es el producto de nuestras fantasas no es alguien a quien temer ni de quien haya que protegerse, no nos vayan a caer toda suerte de maldiciones. Dios es el Padre y no juega con nosotros a ver si has cumplido esto y aquello, no tiene varas para medir la estatura de sus hijos, no est con la toga juzgando a diario ni con el dedo amenazador ni con las tarjetas preparadas para las faltas del partido.
Podremos vivir nuestra fe con esta confianza?
Podremos quiz expresar la suerte que tenemos de estar en sus manos?