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452 ELIO GOMEZ GRILLO. Profesor, Abogado y Doctor en Derecho. Profesor en las Fa- cultades de Derecho y Humanidades y Educacin de la UCV, donde tiene a su cargo las Catedras de Derecho Penal y Criminologi Introduccién a ta Criminologia (con especial referencia al medio Venezolano) (1964), La delincuencia en Caracas (1963); Hora de Audiencia (1970); La delincuencia en Venezuela (1974); Los delineuentes que yo he conocido (1975). Desde 1972 es Director de Cultura de la UCV. Entre sus publicaciones se encuentran ‘ EL PROBLEMA DE LA PRISION ELIO GOMEZ GRILLO (Resumen de una conferencia dictada en ef VI SEMINARIO ORIENTAL SOBRE CIENCIAS DEL DELITO celebrado en Lecherias, Edo. Anzéa- tegui, del To. al 5 de noviembre de 1978. Especial para “SIC”’) APARICION DE LA PRISION COMO PENA. La pena de prision comienza a ser utilizada como sancién en sf misma a fi- ines del siglo XVII, en una fecha que coin: cide con la Revolucién Francesa. En el ‘comienzo de a historia de la penalogia, Presunto delincuente 10 sostenta, primero tun guardian, después, un arbo!, un pilar, (© un pozo, donde el reo, amarrado o en: cadenado, aguardaba {a sentencia. Luego vendrian las primeras instalaciones argu tecténicas, hacia el siglo X antes de nues tra era. Esto quiere decir que la prisién, ‘como medio para asegurar al encausado mientras se le dictaba sentencia, y no ‘como pena en si misma, se mantuvo en vigencia a lo largo de unos diez y ocho si: glos. Durante esos mil ochocientos afos 18 de otra manera. xxplica el paso de a cér: cel como recurso preventivo a la cércel como finalidad represiva © reeducativa? El cato es que la pena de muerte comen- 26 a ser abolida en muchas partes, Ia in: vencién de la navegacién a vapor terminé ‘con las galeras, las penas corporales ter dian a desaparecer. Habia que reemplazar todo esto con algo. Ese algo fue la prisién. ‘como pena. La explicacién del proceso la ofrece, entre otros, Rafael Garéfalo, en tun informe presentado a fines del siglo pasado a la Unién Internacional de Deve: ‘cho Penal. El ilustre tedrico del positivis- ‘mo penal dice que la razén del cambio es Primero, la idea de que la privacién de la libertad es un dolor que todos sentimos de igual modo; luego, la de que la civilize: ién no puede tolerar ya los castigos cor- orales, y, por ditimo, la necesidad de ‘igualdad y simeteia en todas las cosas. To- do esto ~explica Garéfalo— acabé dando referencia a esta clase de penas, suscep- Tiles de ser graduadas y divididas casi has- tal infinito”. Esto significa que la prisién come sancién.en si misma, como pena per se, tiene s6l0 unos dostientos afios. Hasta fi rnales del XVIII la cércel, como formula preventiva, correspondia al derecho pro- cesal penal. Es a partir de entonces, con vertida en instrumento represivo, cuando entra ala esferadel derecho penitenciario. De esta forma la prisién pasa a ser la san- ccién més representativa y casi exclusiva del Derecho Penal clésico y en tal condi: idn llega a su maximo desarrollo hasta fines del siglo pasado. Fue un ceinado casi absoluto que duré cerca de cien afos, La critica contra le prisién comen- 26 refiriéndose Gnicamente a las penas cortas de libertad y luego se extendié a todas las formas y formulas de medidas ccarcelarias. Se considera que es Enrique Ferri quien primero condena en forma sistemética la pena de prisién. Fue en 1885 cuando dijo que “El sistema carce lario constituye una de las aberraciones del siglo XIX". Allf comienzan a debili- tarse las esperanzas puestas en la cércel Habla sido ~se lamenta Hans Von Hentig— el nuevo gran invento social, i timidando siempre, corrigiendo menudo; debia hacer retroceder al delito, acaso de- rrotarlo, en todo caso.encerrarlo entre muros”. Pero “a pesar de campos de de- portes, escuelas y sales de trabejo, —sigue diciendo Von Hentig~, no hemos ido mas alld de la custodia mecénica, nunca se han aplicado suficientes recursos humanos ni bastante dinero para experimentar una ‘terapia mds seria y consistente, Para este hijastro ya erecido, nunca hemos tenido, bbajo la presion del exceso de poblacién y de la devaluacién del ser humano, tanto tiempo y dinero como el que hemos dedi- ccado al cultivo de los animales domésticos y de las plantas tiles. Dicha en otras pa: labras, nos hemos conformado con el ais: lamiento del mundo exterior. No hay me: jor prusba de esta concepcion, que la im: pportancia tremenda que le atribuimos a la fuge de un penedo, eungue este suceso, nacido del impulso de libertad, haga peli (grar nuestra seguridad menos que Ia li beracién de eriminales sin corregir, que incluso acaso se han vuelto més peligro: 08" EVOLUCION HISTORICA DE LA PRI- SION Hay autores que distinguen tres etapas caracteristicas en la evolucién his térica de la prision: Primero, el periodo de la explotacion. Se aprovecha la capaci- dad de produccién del press. Segundo:-1s ‘etapa correccionalista y moralizadora, en earmada en las instituciones det siglo XVIII y principios de XIX. Tercero: ta etapa de la readaptacion social o resocia: lizacién sobre la base del tratamiento. Dentro de tal esquema.conceptual, 32 considera que {a carcel, al inicio de la sociedad capitalista, tenia como funcién principal hacer producir al preso, adap- téndolo a la disciplina de la fabrica, y reproducir esa disciplina, amplidndola, para la sociedad en general. Porello, en la sociedad capitalista, sistema carcelario dependerfa, esencialmente, del desarrollo ddel mercado de trabejo. De tal suerte que, debido 2 la disminucién de ta poblacion carcelaria que se registra en los pafses ca: pitalistas del mundo a partir dela segunda imitad del siglo XIX, tal funcion de la cér- cel disminuye violentamente CRITICA MODERNA A LA CARCEL ‘COMO PENA eCusles eritica’ se le hacen ala ca ‘cel de hoy? Casi valdria a pena preguntar cusles criticas no se le hacen. El penalista espaol Eugenio Cuello-Calén sefala que a prisién origina graves males, separa al recluso de la sociedad, de su familie, de suis amigos, de sus compaferos de trabajo, su contacto con el mundo exterior cesa por completo...La prisién agrava sus ter- dencias antisociales y crea en el preso un espiritu hostil y agresivo contra la socie- dad". Ataques a la cércel lanzan igual- mente el criminélogo escandinavo Olaf Kinberg, el alemén Hernett, fos ingleses Barnes y Teeters., Estos itimos dicen que “la vide de las prisiones es mortal para el hombre medio”, Taft formula re servas somejantes. Autores como Aschat: fenburg, Binbaum, Patini, hablan de per- turbaciones mentales especitices causadas por la vida en prision. “La prision dice dramaticamente Tannebau— “no fracasa fen cuanto a mejorar el carécter de los pre: S05, sino que contribuye a empeorarlo. Si, ‘eomo s@ ha reprochado, convierte al mal- vado en el més endurecido de 10s crimi- tales, entonces 1a prision no sélo ha fra catado en su mision de proteger a la so- Ciedad, sino que se ha convertido en favo- reeedora del ineremento del delito en la comunidad. Enviar un criminal a la pri: sign —afiade— es darse el trabajo de te rer que recluitlo de nuevo después de su Uiberacién. EI actual método de castigo es va6lo, costoso e indtil, necesitamos un su cedéneo del castigo..” Sutherland y East sefialan la imposibilidad de hacer compa tiles castigo y reeducacién. Clemmen ha- bla de la prisonization, que es la “conta: ‘minacién” carcelaria que ineviteblemente sufre todo prisionero, ‘Muchos congresos y reunione’ espe cializadas han condenado a la prision. Asi, ‘el Congreto de Antropologia Criminal, ce- lebrado en Ginebra en 1896, e! 11 Congre: 0 Internacional de Derecho Penal y Peni- tenciario que $2 Hlevé @ cabo en La Haya, en 1950, donde se hablo ya de la prision abierta como la mejor formula para reem- plazar @ la prsién clésica. El afio anterior, fen 1949, el Grupo de Expertos en Crimi+ nologta, reunido en Lake Success, sugeria 2 las Naclones Unidas la implantacién de esas instituciones abiertas. Todavia un poco antes, en 1946, el Primer Congreso Panamericano de Medicina Legal, Deonto- logta Legal y Criminologia, reunido en La Habana en 1946, dejé dicho textualmen- te: “El sistema penitenciario, no obstan- te los generosos esfuerzos realizados has ta ahora, constituye un rotundo fracaso en la lucha de la sociedad contra el cri- En ef VIII Congreso Internacional de Criminologia que acaba de celebrarse en Lisboa el pasado setiembre, se dedico tuna de las secciones de trabajo al tema “Tratamiento...” de los delincuentes, es decir, @ la prision. Uno de los ponentes, cl especialista canadiense Pierre Landre- ville, de la Escuela de Criminologia de la Universidad de Montreal, inspiréndose ‘en el pensamiento de Hawkins, grup {a8 posiciones en torno a la prision actual ‘en tres grupos:-el reformismo, ef reducti- vismo, y el abolicionismo. Para los reformistas, la prisié puede cambiar, transformar, rehabi delincuente. Dicen que si la.céreel no he podido cumplir sus planes y fines de ree ducacién, ello se ha debido a que ha care- cdo de los medios para hacerlo. Los re- DELITO y | Justicia duecionistas, como su nombre, io indica, tratan de que !a.utilizacion-de Ia prision se reduzea a su minima expresion. La cér- cel debe limitarse a recibir a aquellos que ‘merezcan penas largas, para intimidarles y ‘neutralizarles, Otros reduccionistas sostie nen, por.el contrario, que debe reducirse la duracién de las penas privatives de li bertad. Para los abolicionistas, deben elimi- arse las prisiones, y ser sustituidas por hospitales © por medidas privativas de li- bertad muy diferentes de la pena de pri: sin come se conace hoy. Esta posicién generalmente va asociada 0 se fundamen: ta en concepeiones que suponen cambios radicales del sistema penal o de la socie- 453 ddad en general. Son grupos al parecer més rientados hacia la préctica que hacia lo teoria. Podrian ubicarse en esta orienta: én a Kopotkin, Morris, Mitford, Al mis: mo Thomas Mathiessen, quien denomina {8 su postura “accion investigativa”. Otros, ‘como Huisman, proponen la abolicion del sistema penal. Figura también Haynes, Quien partiendo del estudio de Patterson sobre las prisiones norteamericanas, esti ‘ma que las cérceles, si bien no desapare- ‘cern violentamente estan condenadas @ irse extinguiendo en forma paulatina, Bar- nes y Teeters opinan que la Unica manera Posible de mejorar la prision es supri- miéndola “Insistimos —dicen— en que !a prisién debe ser abolida. Lo més sorpren- dente de este problema es que no la haya: ‘mos abolido desde hace largo tiempo”. En Inglaterra los sociélogos Sidney y Bee ‘rice Webb, afirman: “La reforma més réctica de la prisién y la més alentadora, serfa tener a la gente fuera de la cércel”. El australiano Norval Morris, apunta: “Dos afios de colaboracién con los més destacados funcionarios de prisiones del mundo, los de Europa, las Américas, Asia, Africa, y Oceania; los de sistemas de go- bierno .cpitalistas, comunistas, socialis tas, dietatoriales y militares, todos se ‘muestran contrarios al régimen de la pri sign en si. Todos proclaman su entusies: ‘Mo Por unos métodos que permitan dej a los delincuentes y sacarlos de la prisin. "Y afiade: "Se presume con cont ue antes de finalizar este siglo la ‘como ahora existe habré desaparecido..”. Y ita @ su maestro Hermann Mannbeim: “L$ dias de la prisién como método de tratamiento en masa para lot violadores de la ley estén casi contados”. {DESAPARECERA LA CARCEL? Pero no se le ha entonadé el defini- tivo “requiem” a la prisién, Algunos de sus més encarnizados enemigos ta admiten ara aquellos delincuentes que necesaria- mente deben ser sogregados de manera Permanente. Otros, consideran que si de- be sobrevivir para albergar a aquellos que jamés podrin vivir en forma normal. Sutherland advierte que no podemos ase- urer que la cércel es la culpable de todas las reincidencias, pues son muchos los fectores que intervienen en ella, Y el mismo Morris, ya citado, advierte: “Los muros de la prision no desaparecerin to- talmente, Como sancién bisica que admi- te diversas formas, la prisién puede seguir prestando valiosos servicios; pero ‘eré. una prision que imponga menos ais- Yamiento del mundo que lo que hace la ". Sin embargo, concluye dicien- do “La pena de prisién se ha usado dema: siado, ha discriminado entre razas y entre clase, ha impuesto condenas demasiado, larga y demasiadas de ellas han sido curn- 454 plidas en condiciones degradantes y em- brutecedoras. Existe una tendencia gene- ralizada por el abstimiento gradual, si no por la abolicién de la pena de prision”. ‘Trataremos de llegar a algunas con- Clusiones. Es indudable que no hay nadie ‘que pretenda aprobar el régimen de prisio: ‘nes tal y como éste funciona actualmente ‘i como ha funcionado siempre, La pr abierta, la institucién abierta, ha sido el Etla supone el autogobierno, Ia ausencia de muros y de carceleros armados. Es como el sla: ‘bon perdido entre la vieja cércel derrota: da por fracasada y la no-cércel, que serd la situacién penolégica del futuro. Hay quienes piensan en la existen cia de una contrarretorma penitenciaria, Tal es el caso del Profetor Alessandro Baratta. ““Impulsada por la escalation en el fenémeno terrorista, fa contrarre- forma del sistema penal y penitenciario tiende a asumir directamente al terrorista como estereotipo del criminal” —eseribe Baratta. Como consecuencia de ello, el sistema penal se aparta de los principios jedlogicos liberales y el penitenciaris- mo marcha ~sigue diciendo— “hacia un ‘uevo custodialismo, hacia la eércel de ‘maxima seguridad, y el sistema penal en su totalidad hacia una politica de intimi- dacién y un régimen policiaco”, Esto es, ‘que “la politica de la reforma penitencia: ria se topa y desmorona hoy contra la ‘exigencia de una nueva y més eficaz dis- ciplina. La eércel de méxima seguridad ~afiade— toma asi el aspecto de una for- taleza y quiere dejar deserun instrumento de reeducacion y de reinsercién para con: vertirse en un instrumento puro de “mo- dulacién del terror, de aniquilacién del Febelde” que pretenda combatir.lo que Baratta llama un “nuevo pacto social” No compartimos esta posicién, En el ‘thundo entero se aligera, se flexibiliza la prison. Y cada dia se idean més alternati- vas para sustituirla. Ademés, de los cuatro millones de seres humanos que constitu: yen la poblacién penal de! mundo, el nd- mero de terroristas alcanza escasos miles, © cientos, quizés. No puede transformarse al régimen de vida de cuatro millones de seres s6lo para mantener dentro de una formula de maxima seguridad a una por- cin minima de ellos. Para sustituir la prision, se ensayan di- versidad de penas. La probarién, primero ‘que todo. La multa, a sentencia condicio- rial, la comparecencia ante el juez, la li- bertad vigilada, el control del tiempo li- bre, la semi-reclusion que desde 1963, iste en Bélgica: el sujeto prosigue su vida normal en la comunidad y pasa la noche y los fines de semana en el pens © Ia prision solamente los fines de sera. nna; desde las dos de Ia tarde del sébado hasta las seis de la mafana del lunes, cuando se trata de determinados delitos leves. En los paises socialistas del Este europeo se aplican més y més sanciones distintas a 1a prision: ta prohibicién de elercer determinadas profesiones, 0 de residir en localidades especiicat. O la“ mitacién de la libertad”, ereade por los olacos; trabajar en horas extras durante un perfodo sin paga, 0 no disfrutar de ‘aumentos de sueldos'o de dirigencia gre- ‘ial por un tiempo... De lo que se trata es de que el hombre no vaya a prisién. Co- mo dice nuestro es que una condena de prisién debe imponerse s6lo cuando no haya une san- fernativa razonablemente adecus- a". O como lo seriala la guia de senten- cia preparadas por el Home Office para ser utilizadas por los tribunales: “La pri- sin entonces se esté considerando cada vez més como la sentencia que debe imponerse s6lo cuando hayan fracasado ‘otros métados de tratamiento o $2 consi: deren inadecuados”. El caso es que en In- laterra s6lo uno de cada treinta conde: ‘nados por los tribunales penales e¢ sen- tenciado a prision. Repetimos, en el mundo entero la ten dencia actual es liberalizar la prisién, Hoy en dia hay una cantidad de eérceles abier- tas en el mundo como no la hubo nunce antes. En més de un congreso o reunién ‘Wenica de especialistas, se ha desechado {a prisiégn como pena. Antes que un cen: tripetismo penitenciario —"Séloaqut Puedes estar’, vale més bien la actitud centrifuga— “Sélo aqui no podrés en- trax. O "Sélo esto no podrés hacer la tendencia de hoy. No la reclus lar, no ta méxima seguridad, no los barro- tes, no los paredones. Mas bien la probe ién, {a libertad vigilada, la multa, la pro- hibicion de esto o de aquello. Pero no la condicion prisionera, no el “Sélo aqui Puedes estar”, Es decir, que el aire y la luz de la li- bertad esté jluminando ahora més que tes y hoy més que nunca los s6rdidos te- Freones que durante siglos se alimentaron de las sombras de los cautivos. °

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