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Carmen

La primera vez que la vi me sorprend increblemente, porque es una mujer que con su
mirada intimida y desnuda el alma de quien se le acerca en cuestiones de segundos.
Ella mira la vida desde sus espacios de una manera muy diferente por ser un hada
escapada de un cuento ancestral. De esas hadas que uno nunca entiende si tienen vidas
pasadas, si comen, duermen o viven enamoradas de la vida por vocacin o por virtud.
Tiene la paciencia de un sabio y la habilidad de un malabarista para moverse en los
avatares de la vida. No es la Carmen que contaba sus diecisis aos, es la Carmen mujer,
cientfica, poetisa y exquisita escritora de cuentos maravillosos. Esa, la que relata sus
andanzas por este mundo en mgicas narraciones y puede hacerte llorar o rer a su antojo
con cada una de sus experiencias. Esa, la que es sensible y llora como nadie cuando te
recita con el alma una poesa o simplemente aora y recuerda vivencias que la han
marcado para toda su vida.
La admiro no slo porque me invita a aprender ms sobre la bendita comunin de los
tomos cuando forman una molcula, sino porque me ensea de manera inconsciente a
descubrir otros tonos y matices que la vida esconde.
Cuando la veo, de inmediato recuerdo que esa es la mujer que le gusta baarse con sus
caracolas y tomarse un ron con limonada bajo el ritmo del cadencioso son caribeo,
acompaada de un cielo lleno de estrellas. La mujer que expresa lo que siente sin tapujos
ni rencores. Ella, que hoy es la representacin renovada de Eva, mujer que fue desterrada
del paraso por osada y voluntariosa ante un Adn tan indeciso. La que vive y trata de
transformar caras tristes en rostros alegres en este mundo tan vaco y corrompido.
Pero queda mucha Carmen para rato, de eso estoy seguro, y para los que la queremos y
apreciamos sabemos que siempre ser nuestra nia dorada, la que nunca creci y que se
encuentra encapsulada en un mundo de fascinantes colores, entre vida y magia, entornos
y sortilegios.
Con mucho cario y admiracin que siente este humilde discpulo, con estas pocas y
maltrechas letras que ante las suyas nunca se comparan, le aprecia
Mario Ortega

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