DEMOS PARTICIPATIVA
Revista de las Jornadas de Democracia Participativa
23 de Septiembre
Día Nacional del Politólogo/a
En memoria del Dr. Mariano Moreno
Comisión Directiva
Comité Editorial: Ricardo Romero, Estefanía Soledad Otero, Elisa Bin, Andrea Maynard, Adriana
de Lucio, Nicolás Juncal, Rodrigo Borges y Ramiro Álvarez.
DEMOS PARTICIPATIVA
Revista de las Jornadas de Democracia Participativa
Publicación de la Asociación Civil Mariano Moreno
Producido por el Grupo de Estudios sobre Democracia Participativa
23 de Septiembre
Día Nacional del Politólogo/a
En memoria del Dr. Mariano Moreno
Comité Editorial:
Ricardo Romero, Estefanía Soledad Otero, Elisa Bin, Andrea Maynard,
Adriana de Lucio, Nicolás Juncal, Rodrigo Borges y Ramiro Álvarez.
Escriben
DEMOS PARTICIPATIVA
Revista de las Jornadas sobre Democracia Participativa
Publicación de la Asociación Civil Mariano Moreno
Producido por el Grupo de Estudios sobre Democracia Participativa
Comité Editorial:
Ricardo Romero, Estefanía Soledad Otero, Elisa Bin, Andrea Maynard,
Adriana de Lucio, Nicolás Juncal, Rodrigo Borges y Ramiro Álvarez.
Escriben:
Ricardo Romero, Estefanía Soledad Otero, Andrea Maynard, Nicolás Juncal, Sylvia Ruiz Moreno,
Elisa Bin, Amilcar Cervellino, Ricardo Jesús Laleff Ilief, Carolina Zarzuri, Pablo Balcedo,
Antonio F. Gomez Cavallini, Lorena P. Schefer, Ignacio Moretti, Leandro Rossi, Mariana Isabel Pereira,
Sabrina Mary, Magdalena López, Analía de Ariño, Juan Manuel Maberti, Ema Graziani,
Alberto Ascione, Luciana Lopardo, María José García Montaldo, Cristina Zurutuza,
Guillermina Moreno, Maria Rosa Avila, Alejandro del Valle, Alejandra Salinas,
María Esther Martínez Villarroel, María Carolina Tiraboschi Ferro, Gisela Signorelli, Martín Carné,
Alberto Ford, Cintia Pinillos, Valeria Sassaroli, Valeria Venticinque, Pablo Luis Caballero,
Paula García Comas, Héctor Shalom, Gonzalo Sarría Bravo.
Editorial
Estefanía Soledad Otero*
“…mis discursos no llevan otro fin que excitar
los de aquellos que poseen grandes conocimientos…”
Mariano Moreno. Sobre las miras del Congreso, 1810
*
Presidenta Asociación Civil Mariano Moreno. Estudiante de Ciencia Política UBA.
También el apoyo del Consejo Académico de las Jornadas, los señores Arturo
Fernández, Tomás Varnagy, Enrique Peruzotti, Virginia González Gass, Pablo Slavin y María
José Lubertino, gracias.
Gracias a todos/as los/as Invitados/as Especiales que estuvieron presentes en
los Paneles, nos deleitan con su experiencia y sabiduría. Así como a los/as Ponentes: nuestra
más profunda admiración por el trabajo y esfuerzo en construir una Ciencia mejor, incluso a los
que recién comienzan.
A los y las ciudadanas que con su práctica y lucha cotidiana construyen no sólo
nuestro objeto de conocimiento, sino también nuestra esperanza de una sociedad mejor.
Estas Jornadas se hacen con el esfuerzo militante de sus miembros, que desde
sus distintas funciones, aportan su grano de arena para esta utopía. Junto a Elisa Bin, Andrea
Maynard, Adriana de Lucio, Nicolás Juncal, Jorge Baletto, Rodrigo Borges y Mariano Lebret,
ahora estamos a cargo de conducir la Asociación Civil Mariano Moreno. Seguramente los
consejos de Ricardo Romero, Sylvia Ruiz Moreno y Alejandro Belmonte nos orientarán en el
camino.
Por último, agradecer en lo personal a mis padres Roberto y Marta, mis dos
hermanas mayores Ludmila y Rocío, y mis cuñados Flavio y Martín, que me apoyan día tras día
para que mis sueños tomen el rumbo correcto y puedan suceder. Y sobre todo, dedicar todas mis
esperanzas y esfuerzo de construir una sociedad mejor, a mi sobrinita Zoe Berenice, que con su
carita inspira y nos hace ilusionar con vivir una Argentina futura democrática y participativa.
Hasta la próxima.
Presentación
Ricardo Romero*
“…Se trata de un ámbito de participación plural, abierto a todos/as
aquellos que compartan los principios democráticos y la idea
de una ciencia política, y disciplinas afines,
comprometida con su sociedad y época…”
Asociación Civil Mariano Moreno. Declaración de Principios
Con la Revista Demos Participativa se abre un nuevo espacio que se suma a la labor de
seis años de historia, marcadas por una secuencia de actividades que marcan la vida de un grupo
de personas que nos propusimos aportar una propuesta política para nuestro país, cuando en
plena crisis de nuestra república se cuestionaban las instituciones democráticas, nosotros
salíamos a pensar conceptualmente el gobierno del pueblo.
Así, en Mariano Moreno encontramos la inspiración juvenil y revolucionaria para la
construcción de nuestra nación, nos sentimos comprometidos con nuestra sociedad, tanto como
él, porque sabemos que el futuro depende de nuestras acciones presentes. Por eso, impulsamos
la Democracia Participativa, como práctica posible, como utopía en marcha, donde los logros de
Porto Alegre nos dan las herramientas y convicciones para luchar por el Gobierno del Pueblo.
En un lustro, tuvimos el apoyo de distintos referentes que teorizan o practican la
Democracia Participativa. Desde Raúl Pont, mentor del Presupuesto Participativo, pasando por
Felix Sanchez, Alfredo Gugliano, Eduardo Mancuso, Luciano Fedozzi, Marco Rodrigues, Ives
Cabbanes; a quienes no podemos dejar de agradecer.
También tuvimos el respaldo incondicional de nuestros profesores, como Arturo
Fernández y Tomás Varnagy, que nos reconocieron como un pensamiento politológico real, y
que hoy es aceptado por la comunidad académica, por lo que nuestra gratitud es incalculable.
A su vez, se haría interminable la lista personas que colaboraron a lo largo de estos años
con nuestras actividades, y que seguramente quedaron registradas en nuestras publicaciones,
blogs, páginas, fotos y recuerdos. A todos/as ellas esperamos seguir construyendo esa
Democracia que queremos.
De hecho, personalmente me toca asumir una responsabilidad en el Estado, lo que me
deja sólo en un rol de colaboración académica. Pero estoy seguro que las raíces echadas
permitirán a los y las que continúen con esta labor, alcanzar los sueños que marcaron el camino
de la Red Argentina de Ciencia Política Mariano Moreno, ahora cristalizada en la Asociación
Civil Mariano Moreno. Una trayectoria que encuentra un punto inflexión para su historia: su
primer subsidio, que es casi la consolidación de un trabajo cotidiano y el desafío a hacer las
cosas mejor.
Para éstas VII Jornadas de Democracia Participativa lanzamos la Revista Demos
Participativa que con una frecuencia semestral se propone difundir la producción académica
generada por éste evento. Este número, compila las ponencias presentadas a esta edición.
La primer sección de la Revista contiene los trabajos del Grupo de Estudios sobre
Democracia Participativa que analizan diversos aspectos de la Democracia Participativa, desde
la aplicación comparativa de Buenos Aires y Rosario, o analizando tanto una aplicación de nivel
nacional, como el Beagle, hasta una experiencia de caso barrial. A su vez, encontraremos
reflexiones teóricas que impulsan a mejorar la práctica participativa. Estos son los trabajos de
Ricardo Romero, Estefanía Soledad Otero, Andrea Maynard, Nicolás Juncal, Sylvia Ruiz
Moreno, Elisa Bin y Amilcar Cervellino.
En tanto que las secciones siguientes abarcan las ponencias presentadas en los tres ejes
propuestos para las Jornadas: 1) Reflexiones sobre las nuevas Democracia Latinoamericanas; 2)
Aportes de la Participación a los nuevos escenarios de la Democracia; 3) (De) Construcción de
experiencias participativas en las nuevas Democracias.
*
Director del Observatorio Local de Democracia Participativa y Miembro Fundador de la Red Argentina de Ciencia
Política Mariano Moreno. Actualmente participante del Consejo Académico de la Asociación Civil Mariano Moreno.
Quienes escriben son: Ricardo Jesús Laleff Ilief, Carolina Zarzuri, Pablo Balcedo,
Antonio F. Gomez Cavallini, Lorena P. Schefer, Ignacio Moretti, Leandro Rossi, Mariana Isabel
Pereira, Sabrina Mary, Magdalena López, Analía de Ariño, Juan Manuel Maberti, Ema
Graziani, Alberto Ascione, Luciana Lopardo, María José García Montaldo, Cristina Zurutuza,
Guillermina Moreno, Maria Rosa Avila, Alejandro del Valle, Alejandra Salinas, María Esther
Martínez Villarroel, María Carolina Tiraboschi Ferro, Gisela Signorelli, Martín Carné, Alberto
Ford, Cintia Pinillos, Valeria Sassaroli, Valeria Venticinque, Pablo Luis Caballero, Paula García
Comas, Héctor Shalom y Gonzalo Sarría Bravo.
Todos/as aportaron diversos enfoques, visiones, reflexiones y aportes a la comprensión
de la Democracia Participativa como práctica cotidiana en el continente y como proyecto
político del futuro. Obviamente agradecemos el esfuerzo y la confianza de sumarse a esta tarea,
sin su aporte esta publicación no hubiese sido posible.
Esperamos que esta iniciativa continúe que la Revista Demos Participativa se convierta
en una referencia para la Democracia Participativa en Argentina. En ese camino seguiremos
trabajando.
Son muchos los desafíos, son muchas las ganas, son muchos los proyectos; que
de seguro, nos harán camino al andar...
medida que puede contribuir a fortalecer la obra de gobierno que es consensuada por la
población.
Y siguiendo la línea de Tarso Genro (2001, p. 18) si se quiere radicalizar la democracia,
se deben seguir ciertos principios básicos como: generar un espacio de deliberación, estructuras
directas de participación, mecanismos de consultas periódicas, un sistema control y un ámbito
permanente de elaboración del Presupuesto.
Implementación en la Ciudad de Buenos Aires
En Buenos Aires, luego del aluvión asambleario citado del verano de 2002, el Gobierno
de la Ciudad implementó el Presupuesto Participativo para relegitimar su gestión.
De esta manera, se elevó a categoría de Secretaría el área de Descentralización y
Participación Ciudadana, que quedó a cargo del, en es entonces, Legislador Ariel Schifrin, quien
estableció las pautas para la instrumentalización de los mecanismos participativos.
En primer término se desarrolló el Plan Piloto de Prioridades Presupuestarias 2002,
en el cual los vecinos y vecinas, a partir de partidas ya asignadas para desramado y veredas,
determinaban dónde debían ejecutarse esas partidas. Se llevaron a cabo 16 Plenarios, uno por
cada CGP, donde participaron 4500 vecinos y vecinas y se cumplieron el 80% de las 338
prioridades.
En ese mismo semestre se desarrolló el Plan Piloto de Presupuesto Participativo 2003,
en esa oportunidad, los vecinos generaron acciones de gobierno, que fueron priorizadas e
incorporadas como anexo a la Ley de Presupuesto 2003. Esta vez se desarrolló en 43 Foros de
escala barrial, con 4500 vecinos y vecinas, 189 acciones lográndose un cumplimiento del 70%
de las metas propuestas.
Para el año 2004, el proceso se desarrolló a lo largo de todo el año, bajo el rótulo de
Programa de Presupuesto Participativo 2004, con instancias de apertura, comisiones y cierre,
donde los 9000 vecinos y vecinas priorizaron casi 1400 acciones en 51 Asambleas barriales.
Siendo el cumplimiento de los objetivos en un 60%
Cambios en la gestión
Tras la reelección de Aníbal Ibarra, para un nuevo período de gestión, la Secretaría de
Descentralización y Participación Ciudadana quedó en manos de Héctor Capacciolli, dando
continuidad al actual Programa de Presupuesto Participativo 2005, en el cual se estableció
una innovación con la implementación al fijar un monto de un millón de pesos fijos de la
Secretaría de Obras Públicas para su priorización. En el 2004, participaron 6000 personas en 51
Asambleas barriales, con unas 340 priorizaciones.
Para el Programa de Presupuesto Participativo 2006, se replanteó el ciclo del proceso,
estableciéndose tres instancias de mediación entre el Estado y los vecinos/as para la elaboración
de las prioridades. En las Paritarias, participaron unos 200 delegados temáticos y en las
priorizaciones unas 9.000 personas que votaron por 519 demandas.
En principio pareciera ser que el Presupuesto Participativo comenzó a tener continuidad
institucional, sin embargo, no se ha convertido en política de Estado, quedando como un
mecanismo circunstancial de canalización de demandas en la Secretaría de Descentralización y
Participación Ciudadana que intenta involucrar al resto del gobierno que busca encontrar un
esquema de planificación integrado con el resto de las Secretarías.
El balance del proceso tiene aristas positivas y negativas. Al ser un proceso, el
Presupuesto Participativo está lleno de conflictos y contradicciones, marchas y contramarchas,
avances y retrocesos, que pueden conducirlo a una crisis, como sucedió con la democracia
representativa. Por eso, es importante replantear constantemente el funcionamiento del PP, para
fortalecer sus virtudes y superar sus defectos.
Investigando el Presupuesto Participativo Porteño
A partir del inicio del proceso de Presupuesto Participativo en la Ciudad de Buenos
Aires, algunos jóvenes graduados/as y estudiantes de diversas disciplinas de la Universidad de
Buenos Aires, formamos el Grupo de Estudios sobre Democracia Participativa, nucleados en la
Red Argentina de Ciencia Política de la Asociación Civil Mariano Moreno, y diseñamos un
*
Titulo del Proyecto: Presupuesto Participativo Porteño en el contexto latinoamericano. Análisis comparativo
político y social de sus aspectos ciudadano, educativo y de género
Director: Lic. Ricardo Romero // Co- Directora: Lic. Sylvia Ruiz Moreno.
Equipo de Investigación: Andrenacci Lorena, Baletto Jorge, Bin Elisa, Cervellino Amílcar, de Lucio Adriana, Ghioni
Mercedes, Knopoff Samuel, Maynard Andrea, Mojico Daniel, Otero Estefanía y Ubieta Analía.
Colaboradores: Álvarez Ramiro, Castro Martín, Cleri Paola, Cristaldi Vanesa, Espiño Alberto, Guillardoy Paula,
Laici Luz, Morelli Juan, Nasep Paula, Puente Olivera Paz, Porte Viviana, Priori Sáenz Denise, Querido Leandro,
Revol Luisa, Sauro Analía, Sola Laura, Toufeksian Mara, Valle Ana Inés y Zothner Sabrina.
Asambleas distritales, a través de una Feria de Proyectos. Por último, los proyectos se
incorporan hasta un nivel presupuestario fijo. (Reglamento PP- Rosario).
La aplicación del Presupuesto Participativo de Rosario tiene una continuidad de seis
años y a lo largo de sus aplicación han buscado incorporar otras instancias de participación a fin
de incrementar el nivel de involucramiento de la Ciudadanía. De ésta manera, Rosario tiene un
procedimiento específico para los Jóvenes y para las Mujeres, que permite involucrar en
problemáticas específicas a personas que generalmente no participan del proceso, como los y las
jóvenes, o fortalecer a aquellas mujeres que tienen una responsabilidad mayor en generar
soluciones a escala local y social. (Reglamento PP Joven y Mujer).
Investigando el Presupuesto Participativo Rosarino
El Presupuesto Participativo Rosarino logró una instalación positiva en las
consideraciones mediáticas, especialmente en la prensa gráfica, donde se desataca la
participación vecinal en la elección propuestas y proyectos
(http://www.rosario3.com/noticias/noticias.aspx?idNot=20275). Aunque también reciben
críticas por la baja participación en relación a la cantidad población rosarina
(http://www.rosario3.com/noticias/noticias.aspx?idNot=20456).
Sin embargo, la riqueza que destacan los trabajos académicos reside en los espacios de
participación que el Presupuesto Participativo abre a nuevos sujetos sociales, generando
mecanismos específicos para jóvenes (Berretta, Diego, Turra, Silvana, Ferrero, Mónica – 2006),
o la inclusión de perspectiva de género con el Presupuesto Participativo Mujer
http://ssl.rosario.gov.ar/sitio/desarrollo_social/mujer/programa_pp.jsp.
A la vez, se introducen mecanismos que facilitan la participación ciudadana, como el
voto electrónico para las priorizaciones y la Feria de Proyectos, para que los/as ciudadanas
puedan ver las propuestas vecinales
http://www.sinmordaza.com/modules.php?name=News&file=article&sid=44780. Incluso se
desataca la “Isla de los inventos” un espacio de integración social que busca generar prácticas
creativas para solucionar problemas sociales.
http://www.undp.org.ar/boletines/2006/04/notas/nota8.htm.
Cabe desatacar que la Ciudad de Rosario viene desarrollando desde 1996 un proceso de
descentralización articulada con prácticas de planificación participativa. De ésta manera, el
Presupuesto Participativo permitió consolidar la gestión de proximidad con mecanismos que
permiten la toma de decisiones a escala local ( Superman, Roberto, 2006).
Lo que nos permite afirmar que el Presupuesto Participativo Rosarino generó una
política integral de participación que permite involucrar a la ciudadanía al proceso. Como señala
una investigación desarrollada por Josh Lerner y Daniel Schugurensky (L y S – 2007) quienes
analizan el efecto educativo de la democracia participativa, a través de entrevistas, consultado a
44 delegados/as participantes en las instancias de Asambleas, siendo consultados sobre sus
visiones acerca de sus conocimientos sobre las visiones ciudadanas. Esta investigación nos
permite ver el impacto que tiene la práctica participativa sobre la formación de los vecinos/as en
la gestión pública.
Por último, al analizar las priorizaciones surgidas del proceso participativo, se puede
observar una distribución geográfica uniforme de las mismas, lo que permitiría asegurar que
existe un proceso de redistribución al compensar las desigualdades regionales que se presentan
en los distritos. (Romero, Ricardo, 2007)
Comparación con Buenos Aires y Rosario: algunas conclusiones
Si bien pareciese que ambos proyectos buscaron reestablecer una relación entre la
Sociedad Civil y el Estado que estaba en crisis en el momento que comenzó la aplicación, el
caso Rosarino logra ese objetivo, en tanto que el gobierno porteño no. En este sentido, quería
dejar tres puntos críticos que comparados con el caso Rosarino, que permitiren afirmar que el
Presupuesto Participativo Porteño no se instala en la Ciudad por problemas estructurales
internos, que a continuación se exponen.
Organizativo: El caso porteño no logró establecerse como política de Estado, siempre estuvo
concentrado en la Secretaria de Descentralización. En cambio en Rosario, la decisión de
aplicación es del Gobierno mismo de la Intendencia. Además, la experiencia rosarina
consolidó un mecanismo que asigna partidas presupuestarias específicas a los proyectos
votados en el Presupuesto Participativo, en tanto que Buenos Aires sólo logra Actas
acuerdo con las y los funcionarios, que se cumplen más por voluntad de los mismos,
que por derecho de la ciudadanía.
Ciudadano: En Buenos Aires no alcanzó a involucrar a quienes estaban orientadas estas
instancias, los y las asambleístas mayoritariamente fueron refractarios a participar del
proceso, y solamente se involucraron referentes comunitarios/as que ya tenían una
relación con los/as Directores de los CGP´s. En tanto que en Rosario, los y las vecinas
que se plegaron a participar de las Asambleas vecinales, se sumaron a la propuesta de
involucramiento, junto a las OSC que ya estaban participando de los mecanismos de
descentralización participativa que venía implementando el municipio.
Distributivo: Al ver las prioridades votadas, se puede observar que las mismas se concentran
en los sectores medios, sin encontrar un proceso de compensación como en otras
experiencias de Presupuesto Participativo. En tanto que en Rosario, la aplicación del
mismo, permite observar que el proceso permitió derivar proyectos a zonas de menores
recursos, generando una tendencia redistributiva.
En definitiva, si la idea de aplicación del Presupuesto Participativo era reestablecer una
nueva relación entre Sociedad Civil y Estado, reciudadanizando y redistribuyendo ingresos,
podemos ver que el caso porteño no alcanza esos objetivos. En tal sentido, es necesario
desarrollar una estrategia que busque redefinir la relación de poder, la distribución de recursos
y, fundamentalmente, incluir nuevos sujetos sociales en el proceso de gestión participativa,
camino que Rosario logró marcar, aunque aún le quedan desafíos, como la masificación y la
apertura en la toma de decisiones.
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Textos por la Red Argentina de Ciencia Política de la Asociación Civil Mariano Moreno:
Presupuesto Participativo Porteño 2002-2006. Ricardo Romero, Edic. Cooperativas Bs. As. 2007/ Buenos Aires Ciudad
Participativa. Ricardo Romero (comp.) Edic. Cooperativas Bs. As., 2006/Presupuesto Participativo Porteño 2002-2005.
Ricardo Romero, Edic. Cooperativas Bs. As., 2006/ Comunicación y Cultura para la Democracia Participativa. Lorena
Andrenacci. Edic. Cooperativas, Bs. As., 2005/ Democracia Participativa. Una utopía en marcha, Ricardo Romero,
Compilador, Edic. Cooperativas, Bs. As., 2005/ Un nuevo contrato social. Ediciones Cooperativas, Bs. As., 2004. En
colaboración con Raúl Pont.
*
Politóloga, UBA. Co-Directora del Observatorio Local de Democracia Participativa. Miembro de la Asociación
Civil Mariano Moreno. Red Argentina de Ciencia Política.
Por ello, la reflexión y el debate acerca de los límites de la democracia representativa es una
cuestión insoslayable como así también el análisis del horizonte del actual escenario político.
No es un secreto que en la actualidad en la Sociedad Civil latinoamericana en su
conjunto, es una víctima de un profundo proceso de desarticulación y fragmentación social,
resultado de la aplicación de severos ajustes de las políticas neoliberales, experiencia que se
replica en el ámbito de lo Público, generando un Estado débil y desarticulado, que se torna en
ineficiente e ineficaz.
Durante las últimas tres décadas se han producido vacíos generacionales, crisis de
representación y representatividad, rupturas académico-epistemológicas, crisis estructurales que
afectaron las estructuras productivas, agudización de los procesos de pauperización, cambios en
los patrones socio-culturales, pérdida del sentido de pertenencia y de identidad, etc.
Así mismo se ha puesto de manifiesto el derrumbe de la escala de valores y principios,
donde la solidaridad, honestidad, compromiso y responsabilidad, pilares del proceso de
construcción de una Sociedad Civil equitativa y solidaria, por otra parte se han incrementado los
índices de acciones delictivas y/o violentas como así también el de otras prácticas reñidas con la
normativa vigente, y el aumento progresivo de casos de corrupción, que entre otras cuestiones
han permeado los cimientos de nuestra Sociedad y Estado.
El Presupuesto Participativo intenta superar a través de experiencias concretas estas
limitaciones, gobernando con la participación de la gente, con una base de participación
popular. Como modelo de organización aplicado a la administración pública, conlleva a la
revitalización de la democracia, ya que la esfera pública se abre a la sociedad y cualquier
demanda defendida por cualquier actor colectivo social será aprobada o rechazada después de
un debate público donde no está privilegiado ningún lobby. Para ello se vale de herramientas
como la participación popular, la práctica directa y la autoorganización.
En política económica, plantean una inversión de las prioridades; mejoras salariales,
educación, seguridad social, salud, vivienda, transporte y cultura como prioridades. Se reafirma
la necesidad de un modelo económico basado en la ampliación del mercado interno capaz de
alimentar, vestir, dar casa y educación a millones de brasileños marginados y empobrecidos.
Por medio de la democratización sustantiva, en tanto universalización de los
beneficiados por las políticas públicas; la democratización económica, en tanto transferencia
neta de renta a las clases populares; y la democratización cultural, la cual persigue la lucha por
la hegemonía de la diversidad y la democratización del patrimonio cultural, el Presupuesto
Participativo produce una apertura político institucional porque crea canales de participación y
representación de la población frente al núcleo político de poder y permite que los ciudadanos
descubran al Estado en todas las etapas del presupuesto.
En la práctica, esta herramienta ha supuesto, por una parte el incremento de la eficiencia
y la eficacia en el uso de los recursos públicos debido al control que ejerce la sociedad sobre al
gestión de lo público. Y, por otra parte, ha permitido la elaboración de tendencias
presupuestarias más realistas y racionales que obligatoriamente atienden las demandas
prioritarias de la sociedad.
Los presupuestos públicos se transforman en áreas de transacción y de negociación, la
participación ciudadana en los foros amplió la concepción de la democracia, creándose así un
nuevo nivel de ciudadanía y de gestión donde la sociedad civil logró intervenir activamente en
el gobierno, dándose también una innovación en los mecanismos de planificación de políticas
públicas.
Puede observarse una apertura a una nueva perspectiva de análisis de las limitaciones y
posibilidades con las que se encuentra la construcción democrática, proceso que en América
Latina ocurre bajo condiciones desfavorables siguiendo una línea de gobierno autoritaria y
conservadora donde la oligarquía maneja la política y sus instituciones.
Específicamente, en el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los objetivos
propuestos en el ámbito de la acción participativa ofrece a los vecinos la posibilidad de
establecer prioridades en la asignación de los recursos públicos y de acceder a la planificación y
Toma de decisiones:
• Presentación de los temas: los vecinos y representantes de las organizaciones no
gubernamentales presentan y seleccionan propuestas, prioridades y proyectos, de acuerdo a
cada tema en especial.
• Elaboración: se recibe información del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
y se consideran las propuestas, su factibilidad y su impacto en el barrio o a nivel Ciudad.
• Aprobación de las propuestas: se seleccionan y ordenan las acciones y
propuestas, que serán votadas en el cierre de la asamblea barrial.
Propuestas votadas:
Finalmente, se realiza un plenario de cierre en el que se votan las propuestas de todas
las comisiones temáticas. Allí también se eligen dos consejeros del Presupuesto Participativo.
Luego, los delegados temáticos de todos los barrios se reúnen con los funcionarios de
cada área de gobierno para analizar cómo llevar a cabo las acciones pensadas para el barrio y la
Ciudad.
Los consejeros provisorios del Presupuesto Participativo se reúnen para elaborar la
matriz presupuestaria que se incorpora al Proyecto de Presupuesto que el Ejecutivo envía
anualmente al Poder Legislativo.
La Legislatura evalúa, debate y aprueba el presupuesto anual de la Ciudad y luego el
Gobierno de la Ciudad se encarga de llevar a cabo las propuestas y los proyectos contemplados.
De este modo, se presenta como un mecanismo de participación de avanzada, en cuanto
reúne las distintas facetas que comprenden la participación ciudadana. En primer término el
acceso a la información, ya que los funcionarios de las distintas áreas de la administración
deben bajar a debatir con los vecinos y poner a su alcance los números de su gestión. En
segundo lugar, la posibilidad de emitir su opinión antes de la elaboración final del proyecto de
presupuesto, votando prioridades de inversión o introduciendo nuevas propuestas de obras o
servicios. Y por último, son los propios vecinos —a través de delegados de cada área barrial
electos en asamblea— quienes pugnan en el seno del Consejo del Presupuesto Participativo por
la inclusión de las prioridades votadas en el proyecto final, y luego realizan el seguimiento de su
posterior ejecución.
Conclusiones Finales.
La relación existente entre la transformación social originada por un cambio cultural, en
tanto variable independiente en el nivel de análisis elegido, a saber el del gobierno local –
municipal, y el origen del Presupuesto Participativo, en tanto variable dependiente, tiene como
trasfondo la creación de un nuevo centro de decisión que ha democratizado la acción política e
integrado a los ciudadanos comunes en un nuevo espacio público.
No es el gobierno y sus funcionarios públicos los que elaboran anualmente el
presupuesto y el plan de inversiones de la ciudad sino que éstos se gestan a partir de la discusión
y el diagnóstico técnico – político elaborado por tres ámbitos de intervención: la población
organizada en base geográfica, la población organizada en ejes temáticos y el gobierno
municipal.
El proceso genera además una reificación de la democracia en el espacio público local
al reforzar el carácter deliberativo de decisión sobre los espacios públicos y posibilitar la
institucionalización de la democracia deliberativa. Así también representa la construcción de
una nueva dimensión de ciudadanía, cuestión de mayor importancia en sociedades en las que
hay crisis de legitimidad como consecuencia de la desagregación y exclusión social.
*
Estudiante de Ciencia Política, UBA. Miembro Red Argentina de Ciencia Política y Presidenta de la Asociación
Civil Mariano Moreno. Observatorio Local de Democracia Participativa.
1
Baiocchi, Gianpaolo. Emergent Public Spheres: Talking Politics in Participatory Gobernance. University of
Massachusetts, Amherst.
2
Esa discusión pública puede organizarse a través de asambleas, foros, plenarios, comisiones, etc.
A lo anterior, le sigue aclarar que en esa esfera pública no estatal no suele participar el
grueso de la población, porque justamente el nivel de participación ciudadana depende mucho
de cada contexto social en cada ciudad. Por eso también vale aclarar que son las redes sociales,
o sea las ONG y demás OSC junto con los ciudadanos independientes, los partidos políticos, las
asociaciones privadas que se involucran, etc, los que forman la Sociedad Civil; ciudadanos
formadores de ciudadanía. El resto de la sociedad vive tras su situación personal.
Por lo tanto, es la Sociedad Civil uno de los elementos constitutivos dentro de esa
esfera pública no estatal la que hace política y participa activamente.
Para citar un ejemplo, vale recordar el estallido social del año 2001 en la Argentina. Ese
estallido social (en parte provocado políticamente y en parte por reacción voluntaria) reunió a
los vecinos en asambleas populares en los barrios a fin de pensar nuevas alternativas para
enfrentar lo que se venía.
Sobre esas asambleas, Pablo Rieznik dice que “la impresión dominante (…) es que la
causa decisiva que explica el levantamiento popular (…) es la brecha abierta entre
representantes y representados. Las propias Asambleas, entonces, plantearían inclusive una
salida superadora a tal contradicción al abrir el pasaje de una democracia representativa a
una participativa, en la cual el signo dominante sería la horizontalidad de la relación entre sus
protagonistas, así como la recreación entre ellos de lazos de solidaridad y confraternización
humana” 1
Otro de los elementos constitutivos es el Estado. Desde el punto de vista que venimos
analizando, el Estado no puede ser un mero garante de la Sociedad Civil sino más bien un
impulsor de prácticas y mecanismos que contribuyan desde el ámbito de las políticas públicas a
fortalecer, promover y concientizar sobre la participación de la Sociedad en su totalidad. O sea,
romper el límite del nivel de ciudadanos participativos para ampliar la esfera pública no estatal.
Si bien la Sociedad Civil también debe contribuir con sus prácticas democráticas y
cotidianas a involucrar más gente, es el Estado quien, con sus recursos, debe ampliar el espectro
de participación ciudadana.
Impulsar mecanismos de participación equivale a decir pensar instancias de consulta,
debate y resolución (como circuito constante) para incentivar a los ciudadanos a participar de
programas y actividades públicas con el objeto de que ellos mismos sean quienes decidan la
orientación y el destino de las medidas económicas, sociales y políticas.
Justamente, la esfera pública no estatal (Sociedad Civil + Estado) promueve la
participación en el marco de las decisiones acerca de las políticas públicas, de aquello que
aqueja a todo el mundo, a lo compartido. Y el Estado debe tener una fuerte presencia allí.
Por lo tanto, estas cuestiones nos llevan a pensar en por qué surge la necesidad de
repensar algunos conceptos que han existido siempre. Por qué es necesaria la participación
ciudadana y por qué son necesarios mecanismos de participación impulsados desde el Estado
(todo ello: gestión pública participativa).
Y una de las razones es la crisis de representación política e institucional que se viene
dando hace tiempo. El representante no representa y la ciudadanía se vuelve necesariamente
activa. A partir de ello surge “una transformación de la autoridad estatal y la emergencia de
una estrategia de ciudadanía en la que tanto la problemática de la participación ciudadana
como la de la descentralización tendrán un lugar central” 2
Este análisis se puede estudiar mucho mejor empíricamente en casos de gobiernos
locales, por ejemplo, el caso de Porto Alegre, Brasil, y la instalación del Presupuesto
Participativo como nueva forma de gobernar.
1
Rieznik, Pablo. ¿Qué son las Asambleas Populares? Razón y Revolución, Nro. 10, primavera de 2002, pág. 1
reedición electrónica: http://www.razonyrevolucion.org/textos/revryr/luchadeclases/ryr10-15-rieznik.pdf
2
Landau, Matías. “Cuando la autoridad estatal de constituye en una cuestión” pág. 56 en Política y participación
ciudadana. Ed. Miño y Dávida Editores, 2008
Si bien el concepto que se busca desarrollar es muy amplio para finalizar su alcance en
este trabajo, es inevitable para el campo de la Ciencia Política proponer ideas que contribuyan a
pensar en una forma alternativa de manejar y decidir sobre los recursos que cuenta cualquier
erario público.
En el apartado anterior, se había mencionado descriptivamente la constitución de una
esfera pública no estatal, en la cual se vinculan y relacionan tanto la Sociedad Civil como el
Estado.
Ahora bien. Surgen muchos interrogantes a la hora de estudiar de qué forma
(herramientas, mecanismos, campañas, discursos, reformas, etc.) la gestión de un gobierno
puede transformarse en el marco de una Democracia Participativa, más allá de la transparencia y
el control cívico.
En principio, se deberían tener en cuenta ciertos elementos que contribuyan a fortalecer
un ámbito propicio para el ejercicio de la gestión pública participativa.
Es necesario que los habitantes dejen de tener un rol pasivo y de beneficiarios para ser
verdaderos ciudadanos, y generar la participación en proyectos en el marco de la Sociedad Civil.
Porque las condiciones y el clima alrededor del ejercicio ciudadano son los hechos que definen
los límites y el potencial de participación así como la efectividad de las iniciativas
desarrolladas.1
Una gestión pública participativa precisa cinco conceptos para relacionar y desarrollar:
redes sociales, recursos, comunicación, información y negociación.2
Siguiendo la misma línea, y siempre teniendo en cuenta el ámbito de la esfera pública
no estatal, la gestión pública participativa “convoca a la ciudadanía a discutir y elaborar las
prioridades presupuestarias de la gestión pública, a través de diversas instancias
participativas, como asambleas, foros, comisiones, etc, y de alcances consultivos, deliberativos
e incluso resolutivos en el presupuesto...”3
Por último, es importante mencionar algunos casos de aplicación del Presupuesto
Participativo como primera práctica trascendente a nivel global, que nació en Porto Alegre a
fines de los `80 y se extendió no sólo por América Latina sino por toda Europa.
1
William, Reuben. Civic engagement for development. Creating an enabling environment for civic engagement in
development: a world bank perspective. Noviembre, 2000.
2
Ídem.
3
Romero, Ricardo. Presupuesto Participativa en Rosario y Buenos Aires: visiones sobre su aplicación. Trabajo
presentado en la Conferencia Mundial sobre el Desarrollo de las Ciudades, Porto Alegre, Brasil. 2008
4
Romero, Ricardo (Comp.) “Presupuesto Participativo Porteño en el contexto latinoamericano” en Democracia
Participativa, una utopía en marcha. Reflexiones, experiencias y un análisis del caso porteño. Red Argentina de
Ciencia Política Mariano Moreno. Ed. Cooperativas. 2004
marginados), etc., es interesante mencionar casos más alejados de nuestro continente, para
demostrar que es una práctica mundial.
Giovanni Allegretti y Carsten Herzbergcreen que el Presupuesto Participativo “se trata
de experimentos concebidos para involucrar a los ciudadanos en la construcción de las
prioridades de gasto de las administraciones públicas mediante la organización de ciclos
anuales de reuniones públicas y el suministro de otras herramientas de apoyo al
perfeccionamiento paulatino de las opciones que se incluirán en los documentos de
planificación” 1
Los autores mencionan en su investigación caso de ciudades europeas con Prepuesto
Participativo:
Francia (Saint Denis, Bobigny, Morsang-sur-Orge, etc.)
Alemania (Vlotho, Umstadt, Emsdetten, Esslingen, Rheinstetten, etc.)
Nueva Zelanda (Christchurch, etc.)
España (Cataluña, Andalucía, Barcelona, Albacete, Córdoba, Sevilla, etc.)
Italia (Nápoles, Venecia, Roma, Milán, Vimercate, Inzago, etc.)
Cada uno de esas ciudades ha ido aplicando su propio Presupuesto Participativo, según
la población, el liderazgo político, el contexto histórico, la situación económica, etc.
1
Allegretti, Giovanni y Herzberg, Carsten. El retorno de las carabelas: los presupuestos participativos de
Latinoamérica en el contexto europeo.
ciudadanos y en la política y que supone ante todo nuevos retos y oportunidades, que deben y
pueden ser superados con una mayor implicación de la ciudadanía”. 1
En definitiva, y teniendo en cuenta las dos concepciones, el resultado que se puede
obtener es que al menos es indispensable repensar y reflexionar acera del rol de la ciudadanía y
del Estado.
Sociedad Civil y Estado, en el ámbito de una Esfera Pública No Estatal, con una nueva
forma de gobernar en la Gestión Pública Participativa, con mecanismos de participación
ciudadana como el Presupuesto Participativo, todo ello englobado en la Democracia
Participativa como una nueva forma de vivir, nos hace pensar que algunas maneras de hacer
política y de gobernar ya no alcanzan (o no son suficientes) para salir de las crisis generalizadas.
Rieznik, Pablo. ¿Qué son las Asambleas Populares? Razón y Revolución, Nro. 10,
primavera de 2002, reedición electrónica:
http://www.razonyrevolucion.org/textos/revryr/luchadeclases/ryr10-15-rieznik.pdf
William, Reuben. Civic engagement for development. Creating an enabling environment for
civic engagement in development: a world bank perspective. Noviembre, 2000.
1
Font, Joan. Participación ciudadana y decisiones públicas: conceptos, experiencias y metodologías.
*
Licenciada en Ciencia Política y Magister en Análisis del Discurso de la Universidad de Buenos Aires. Profesora
Universidad del Salvador
Miembro de la Red Argentina de Ciencia Política Mariano Moreno, www.redmarianomoreno.com.ar. Consejo
Académico de la Asociación Civil Mariano Moreno, www.asociacionmoreno.com.ar.
Miembro investigador del Observatorio Local de Democracia Participativa, www.ciudadparticipativa.com.ar.
las fronteras más extensas del mundo, con poco menos de 5000 kilómetros cuadrados, no bastó
para superar sus dificultades y ambigüedades técnicas.
Esto se puso en evidencia cuando se intentó trazar el límite a la altura del Canal de
Beagle, sobre las islas Picton, Lennox y Nueva, en 1904, porque en su artículo 3º el Tratado
otorga a Chile “todas las islas al sur del Canal de Beagle hasta el Cabo de Hornos”, pero como
las islas se encuentran bañadas por el Océano Atlántico, su cesión al país trasandino supone la
ruptura del “principio bioceánico” que se afirma en el mismo artículo del Tratado de 1881, al
otorgarle a la Argentina “las demás islas que haya sobre el Atlántico, al Oriente de la Isla de
Tierra del Fuego y costas orientales de la Patagonia”. Tampoco quedaba establecido el dominio
de las aguas del Canal.
Posteriores protocolos definieron que en caso de no llegarse a una resolución pacífica
bilateral, debería recurrirse a las instancias del arbitraje de Su Majestad Británica. Esta instancia
fue utilizada, en forma unilateral, por el gobierno Chileno en 1967, que se apresuró a convocar
al Árbitro del Reino Unido, lo que provocó un entredicho con el gobierno argentino que se
resolvió con la aceptación de ambas partes de un Acuerdo de Arbitraje y solicitud de una Corte
Arbitral británica, hacia julio de 1971. El trámite diplomático del acuerdo se alcanzó en la
transición de los gobiernos democráticos de Eduardo Frei y Salvador Allende en Chile, y
mientras languidecía la dictadura militar bajo las presidencias de los generales Roberto
Levingston y Alejandro Lanusse.
Al tiempo que se desarrolló la gestión del arbitraje, en Chile se produjo el golpe militar
que se llevó la vida de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, mientras en Argentina se
sucedían los gobiernos de Héctor Cámpora, Juan Perón y María Estela Duarte de Perón,
derrocada por el golpe militar del 24 de marzo de 1976. Cuando el fallo se dio a conocer, el
resultado fue ampliamente favorable a la posición chilena. Tras años de propaganda política de
gobiernos democráticos y militares afirmando nuestros derechos sobre las tres pequeñas islas
del Canal de Beagle, la Corte concedía su soberanía a Chile. El gobierno dictatorial del General
Jorge Videla tomó la drástica decisión –poco frecuente para un fallo de Arbitraje Obligatorio-
en mayo de 1977, de rechazar completamente el laudo.
Los meses que siguieron se intentaron varios caminos de negociación con la dictadura
del General Augusto Pinochet, desde la “diplomacia presidencial” mediante el encuentro en la
base aérea de “El Plumerillo”, en enero de 1978, hasta la conformación de comisiones técnicas
bilaterales –“Comix 1” y “Comix 2”- a partir del Acta de Puerto Montt, en el mes de febrero. El
fracaso de esas gestiones derivó en la escalada militar ya referida.
La tarea de Monseñor Antonio Samoré derivó en la elevación de una propuesta de uso
común de zonas del Canal de Beagle (el “Mar de la paz”) entregada en diciembre de 1980, que
fue aceptada por el gobierno de Pinochet, pero causó gran malestar entre los militares y sectores
de la opinión pública de Argentina, lo que derivó en un rechazo de la propuesta por parte del
gobierno del General Viola. Como consecuencia de esta decisión, se sucedieron varios
incidentes en el transcurso de 1981 y las tropas de ambos Estados quedaron apostadas en las
inmediaciones del Canal, incluso en el transcurso de la Guerra de las Malvinas. En años
recientes se hicieron públicas las derivaciones de esta situación pre bélica con Chile en la guerra
con Gran Bretaña. También se ha rebelado que hasta el día de hoy la frontera del lado chileno
continúa plagada de minas antipersonales. (Clarín, 17/08/2008)
Éste es el contexto en el que el gobierno de Raúl Alfonsín recibió la cuestión del
Beagle, como una materia pendiente de resolución, con toda la carga emotiva de una derrota
militar en el Atlántico Sur, una opinión pública que a veces transitaba la xenofobia folklórica
con un componente de repudio al régimen de Pinochet, en esas combinaciones extrañas que
provoca la emoción colectiva. Tenía un problema técnico muy serio con el antecedente del
fracaso de una comisión de expertos de Cancillería que había fracasado en la defensa de la
posición argentina frente a la Corte británica. Y tenía objetivos propios sobre el significado de la
resolución del conflicto con Chile, que se engarzaban en un programa mayor de reconstrucción
de la democracia, en Argentina y en los países vecinos.
El Dr. Hugo Álvarez Natale, quien en ese momento se desempeñaba como asesor del
Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Dr. Adolfo Gass, brinda dos
argumentos de interpretación doctrinaria para sostener que “como el sufragio universal –ausente
en el espíritu de los constituyentes y del frío texto-, la democracia semidirecta entra
cómodamente en la constitución vital, esa que sin abrogar el esquema normativo, se va
nutriendo cotidianamente con la costumbre, la doctrina y la jurisprudencia”. (Álvarez Natale,
1983: 145)
Por un lado, que el artículo 22 debe leerse en forma completa, en el contexto de su
segunda parte: “Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del
pueblo y preticione a nombre de éste, comete delito de sedición”. Según Álvarez Natale lo que
quisieron impedir los constitucionalistas “fueron las «puebladas», manifestaciones inorgánicas y
facciosas” y la forma del plebiscito utilizada por Rosas para gobernar con facultades
extraordinarias y suma del poder público (Álvarez Natale, 1984, 136). Por otra parte, menciona
que algunas constituciones provinciales incluyen institutos de democracia participativa como el
“referéndum”, “iniciativa” y “revocatoria”. Si la Constitución Nacional no pudiera admitir las
figuras de la democracia participativa, esas cartas provinciales deberían ser declaradas
inconstitucionales, ya que deben ser acordes a la Carta Magna. (Álvarez Natale, 1984: 137)
Toda esta discusión fundó el debate constitucional sobre la democracia participativa que
luego daría lugar a la inclusión del capítulo II “Nuevos derechos y garantías” de la Constitución
Nacional sancionada en 1994. De acuerdo con lo establecido en el artículo 40, en junio de 2001
se sancionó la ley nº 25.432 que reglamenta la Consulta Popular.
Pero la ocasión de esta consulta también habilitó la discusión política sobre el contenido
de la democracia y la necesidad de superar los límites de la elección de autoridades, para
consolidarla. Esto se explicita una vez más en los fundamentos del Decreto 2272:
“Que por otra parte la participación popular constituye un elemento caracterizante de la
democracia, que debe ejercerse especialmente cuando se trata de cuestiones que definen el
destino común y –como en este caso- proyectan su influencia sobre las futuras generaciones.
Por eso, el método de consulta popular que se propone resulta la forma conveniente y adecuada
a fin de que los cuerpos constitucionalmente habilitados para suscribir y ratificar el tratado que
surja de la mediación, lo hagan con el debido conocimiento de la opinión popular.” (La Nación,
26/07/1984).
Es decir que en momentos de decisiones cruciales, “que definen el destino común” los
representantes deben fortalecer sus decisiones con el apoyo de la decisión popular explícita. Un
argumento que es válido para fundamentar la consulta popular pero también puede serlo para
otras figuras como el presupuesto participativo, que implica la consulta popular en instancias
decisivas de todo gobierno, federal o local, como lo es la materia del Presupuesto.
Otro aspecto que debe ser considerado es el efecto esclarecedor que provocó la consulta
en la sociedad, sobre un tema que había generado grandes polémicas y sensibilidades, durante
décadas, a veces sin un conocimiento certero detrás. La necesidad de exponer y oponer
argumentos entre los partidarios del SI y el NO al Tratado obligaron a afinar los argumentos.
Un hecho anecdótico resulta ilustrativo del interés suscitado por la consulta. El jueves
15 de noviembre el periodista Bernardo Neustadt –que en ese momento conducía el principal
programa político de la televisión- logró organizar el primer debate de dos contendientes
políticos en la historia de la televisión argentina: el Canciller Dante Caputo presentó la posición
favorable al Tratado, mientras que el presidente del bloque justicialista del Senado, Vicente
Saadi, presentó los argumentos en contra, en un programa televisado en simultáneo por Canal
13 –desde donde se transmitía- y 7 –que tomó la imagen del 13-, durante dos horas y media, con
altos niveles de audiencia. (La Nación, 16/11/1984) Todavía hoy se pueden ver algunas
imágenes de los pasajes más pintorescos de la exposición de Saadi. Lo cierto es que más allá de
la disparidad de los expositores, esa experiencia marcó un hito en la comunicación política.
Por cierto, el texto definitivo del Tratado no se conocía cuando se lanzó la convocatoria
a la consulta, y recién el 4 de octubre se llegó a un acuerdo con el gobierno chileno, y pasaron
unos días más hasta la redacción definitiva, en el Vaticano, hasta el 19 de octubre de 1984,
cuando se dio a conocer el texto del Tratado. (La nación, 19/10/1984) Aunque no es el objeto de
esta ponencia analizarlo, en síntesis, establece la delimitación bioceánica. Crea regímenes
especiales de navegación del Canal en torno a las islas -que quedan bajo dominio chileno-. De
esta manera se elimina la propuesta de explotación común que había formulado el Papa en 1980
y que había sido fuente de polémicas. El Canal queda dividido por una línea media, donde una
de sus márgenes queda para la Argentina y la otra para Chile, continuándose la línea divisoria
del mar, suelo y subsuelo según un trazado hasta el Cabo de Hornos. De esta manera se
completa la delimitación que no había sido precisada en el Tratado de 1881. Y se conforma una
comisión binacional para intensificar la cooperación comercial y la integración física.
Otro episodio anecdótico tuvo que ver con la mecánica de la consulta, que fue
establecida por el Ministro del Interior, Antonio Tróccoli, tomando como referencia los lugares
de votación de los comicios del 83, pero al mismo tiempo, para propiciar la participación y
teniendo en cuenta que por las características del sufragio el electorado estaba organizado en un
Distrito Único, instauró la modalidad del “voto en tránsito”, para poder votar en el lugar más
cercano para el votante, que sería incorporado a un padrón especial. Esta medida fue motivo de
polémicas sobre la veracidad del resultado. La actual Ministra de Defensa, Nilda Garré, que en
ese tiempo trabajaba en el despacho del senador Vicente Saadi, manifestó a la prensa que había
votado dos veces, una en la mesa donde estaba empadronada y otra “en tránsito”, “para
evidenciar la posibilidad de fraude en la consulta”, mostrando fotografías que registraban esos
momentos. (La Nación, 26/11/1984)
Más allá de los diversos intentos por deslegitimar la consulta –desde la
inconstitucionalidad hasta la forma de votación- el resultado fue contundente, aún cuando el
Partido Justicialista tomó la decisión de sostener una abstención activa –a pesar de lo cual
muchos dirigentes se pronunciaron por el Sí-. La participación, en una votación voluntaria que
no tenía precedentes –ya que el sufragio es obligatorio- resultó muy elevada, con un 70,17 de
sufragios, de los cuáles un 81,32 fueron a favor de la firma del Tratado de Paz y Amistad, 17,08
en contra y 1,09 en blanco.
A pesar del éxito de la consulta, el trámite de homologación no fue sencillo. En
Diputados, la holgura del resultado –127 a favor y 74 en contra- oculta la complejidad de un
debate que se extendió por 14 hs. En el Senado – el Tratado estuvo a punto de naufragar y
apenas fue aprobado por un voto, 23 a 22, con una abstención del radical Luis León. Así se
logró la ratificación, el 14 de marzo de 1985, tras casi 24 horas de debate, en dos jornadas (La
Nación, 15/03/1985). Entrevistado por Roberto Russell, Dante Caputo interpretó así la decisión
de la consulta: “la dimensión del tema requería que se clausurase con un sello de esa naturaleza.
Las palabras de Alfonsín fueron estrictamente «si no hacemos la consulta el tema va a quedar
abierto años y años». Fíjese que así y todo ganamos por un voto en el Senado. Imagínese lo que
hubiera pasado sin la consulta.” (Citado por Russell, 1990: 55)
Conclusiones: un aporte al ejercicio de la democracia participativa
Una primera reflexión que surge ante el análisis de la Consulta Popular sobre el Canal
de Beagle es que cumplió rotundamente con las aspiraciones del gobierno que la convocó. Un
resultado que no necesariamente se consigue cuando se toma una decisión tan audaz como lo es
toda convocatoria a la participación popular. En estudios comparativos sobre democracia
participativa ha sido reconocida la efectividad de esta consulta para legitimar y afianzar la
gestión de gobierno de Raúl Alfonsín. (Zovatto, 2004)
Sin embargo, esta necesidad del gobierno –sobre todo después del naufragio de la Ley
Mucci- era advertida por la oposición que denunciaba un intento de “plebiscitar” la gestión a
través de la consulta. Deberíamos distinguir entre los objetivos de una convocatoria
gubernamental a la consulta popular y los efectos de dicha acción. Que un resultado favorable
de una convocatoria tenga efectos legitimantes, no explica por sí misma la convocatoria. Si
aceptáramos este criterio entenderíamos los instrumentos de la democracia participativa que
están en manos oficialistas como una maniobra efectista de los gobiernos para doblegar a la
oposición.
Bibliografía consultada
Legislación citada:
Prensa consultada:
CLARÍN
LA NACIÓN
*
Licenciado en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires.
Miembro de la Red Argentina de Ciencia Política Mariano Moreno, www.redmarianomoreno.com.ar. Vocal de la
Asociación Civil Mariano Moreno, www.asociacionmoreno.com.ar.
Miembro investigador del Observatorio Local de Democracia Participativa, www.ciudadparticipativa.com.ar.
1
Macpherson, C.B. (1977). La democracia liberal y su época. Madrid, Alianza, 1991.
2
Lic.Ricardo Romero -Comp.-“Democracia Participativa, una utopía en marcha”, Ediciones Coop; Buenos Aires,
2004.
3
Lic. Alcir Martins. “Breve resgate de Orcamento Participativo no Río Grande Do sul”. Democracia Participativa,
una utopía en marcha, Ediciones Coop; Buenos Aires, 2004. p. 103
- Agenda abierta y discusión de presupuesto (discusión de todos los temas que se consideren
necesarios y que afecten a la materialidad de las vidas que componen el universo, es decir
discutir el presupuesto efectivo.)
- Accountability (control de la/s ejecución/es y obligación de publicar los gastos)
Así planteados estos cuatro principios básicos caracterizan las construcciones y
discusiones sobre Democracia Participativa en la gran mayoría de las experiencias. Si bien
desde la ciencias sociales es difícil hablar de neutralidad de los conceptos, podemos considerar
que todos los procesos hacia una ampliación de la participación se dio “a partir de” o “por la
búsqueda de” alguno de estos cuatro principios. No quiere decir esto, que todos aparecerán o
que sean mejores o superiores. De hecho no lo son, teniendo en cuenta la profundidad de los
temas en que puede influir la Democracia Participativa y sus efectos en los sistemas político-
sociales en los que vivimos. Pero pensando en la organización y objetivos del proceso “en el
origen”, podemos decir que son previos. O por lo menos, considerados individualmente,
condición necesaria, para que cualquier tipo de actividad pueda ser considerada dentro del
marco de “ampliación de la participación”. Es decir, son analíticamente previos en un sentido
organizacional o fundacional, respecto al proceso entendido en términos de política pública.
En este sentido, cualquier discusión sobre formas o métodos para una mejor distribución
de la riqueza en sociedades capitalistas, la delegación del poder en sociedades burguesas
liberales y las formas de reconvertir esas democracias delegativas, o sobre la forma de sufragio
de una población apática, son un derivado, que podría (y esperemos que así sea) reformarse o
solucionarse a partir de la Democracia Participativa. Pero en lo que queremos enfocarnos aquí
es en el proceso mismo.
Por esto último, observando las características externas de la operatoria que se repite en
las distintas instancias de democracia participativa, podemos analizar lo participativo o no de
algún mecanismo según la aparición u omisión de estas dimensiones. A su vez, desde el análisis
de las características internas de las 4 dimensiones podríamos volver a entrar en contacto con las
ideas constitutivas de la vida política entendida desde la mejor práctica de la “política liberal”; o
más profundo aún, de nuestra naturaleza como “animales políticos”, como seres gregarios; o
desde la idea de la realización del individuo y su integración a la sociedad. Sin embargo este no
será el eje del análisis que seguirá a continuación.
Las dificultades de aplicar una única herramienta de análisis
No es la intención que estos cuatro criterios lleven un juicio valorativo, ya que, como
dijimos, se intenta obtener una herramienta de análisis de todo tipo de organización participativa
que involucre la toma de decisiones y la auditoria del gasto. A su vez, dependiendo de los
medios, situación contextual y experiencia de los participantes, la aparición y grado de estas
características la adecuación o no, tenderá modificarse. Más aún, ya que es una mecanismo que
depende de la heterogeneidad social (del ámbito, territorio, temas a tratar, etc.), se dan muchos
efectos secundarios importantes sobre la estructura del proceso mismo de participación en el
avance de su aplicación, lo que llevará a variaciones en dicha adecuación de los principios a la
realidad existente. Por esto debemos entender estos procesos como un continuo. Efectos tanto
positivos como negativos podrán observarse en el camino a la institucionalización, a partir de la
práctica continua y la rutina, pero como dijimos, al pensar la Democracia Participativa tomamos
la idea de un proceso, por lo que los efectos negativos pueden ser rápidamente modificados.
Es probable que el diagnóstico de alguno de los ejes arroje una inadecuación entre el
modelo y la realidad, o que alguno de estos principios no se aplique, ya que no hay una sola
“receta” para los procesos que intentamos estudiar. El caso que analizaremos en breve y de
hecho no adecua los cuatro principios. Su ámbito es reducido, su influencia fuera de él es difusa
y los efectos de las reformas que se proponen incierto, pero sin embargo es evidente que abre el
camino a una proceso de ampliación de la participación.
La Asociación:
Amigos de Villa Luro no es un club deportivo, es una Asociación de Fomento barrial y
como tal figura en términos legales (en adelante: -la Asociación-). Fue creada en 1924 y según
sus directivos es una de la más grades del país en su tipo, ocupando 5 lotes en la C.A.B.A. y
actividades para 2400 personas en total. Aunque no lo aparente, esta situación no es un
beneficio sino una carga, la deja en desventaja respecto a otras con el misma etiqueta legal ante
la posibilidad de pedir subsidios o asistencia por parte del Estado. La calidad de sus
instalaciones y su tamaño puede parecer pequeño para las dimensiones de los grandes clubes,
pero es enorme en comparación a las pequeñas asociaciones vecinales que nacen y mueren en
todos los barrios de la Ciudad.
Su marco legal además implica que no tiene las mismas posibilidades contractuales que
una entidad deportiva hacía profesores y empleados, como tampoco los tiene hacía sus socios.
Por ejemplo, este tipo de entidad no puede desafectar a un socio con la misma facilidad que sus
pares deportivos.
Volviendo a su estructura organizativa y societaria, en esta asociación realizan
actividades 2400 personas en distintas actividades organizadas en su mayoría en comisiones.
Sin embrago de estas 2400 personas 800 son alumnos de colegios de la zona que realizan
actividades en las instalaciones de la Asociación (por el único beneficio de reducciones en el
impuesto municipal –ABL-). A su vez la administración del natatorio es concesionada debido a
las particularidades de esta actividad y la organización de sus actividades es compartida y
consensuada con la Comisión Directiva. En esta actividad muchos de los concurrentes no son
socios plenos de la institución. Por lo que quedan solo 900 socios plenos de los cuales 800 son
menores: Aquí el problema.
Los dilemas de la falta de participación:
Toda la Asociación solo tiene aproximadamente 100 socios plenos mayores que tiene
todos los derechos estatutarios para poder ejercer los cargos directivos. Sumemos a esto dos
grandes problemas:
En la sociedad actual el frenesí económico y las demandas sociales sobre los adultos,
particularmente en los adultos jóvenes alejan y dejan muy delgadas a todas las asociaciones y
organizaciones de la sociedad civil que necesitan una atención constante. Las únicas que han
prosperado son aquellas que pueden funcionar en forma de red, algo más laxa y esporádica.
Claramente la asociación Amigos de Villa Luro no es una de ellas y necesita nutrirse de
personas que toman a cargo el crecimiento de la misma. En la Comisión Directiva según el
estatuto se necesitan 12 personas titulares, 4 suplentes y 6 revisores: 22 personas. Estos número
surge de lo que fija el estatuto, pero no es la realidad del día a día donde la toda la actividad
“dirigencial” recae en como máximo unas 9 personas. En las últimas asambleas tanto ordinaria
(una vez al año, donde se presenta el balance y los planes para el próximo año de la Asociación
así como sus directivos para el período) como en las extraordinarias, por ejemplo para una
reforma edilicia importante, no han concurrido más de 40 personas (entre los que se
computarían los 22 cargos nombrados anteriormente). Sumado a esto no hay nuevos postulantes
para renovar las comisiones y los que están declaran en algunos casos que no se van solo porque
no quieren dejar débil la comisión directiva por temor a una liquidación de la asociación por
parte de algún grupo tentado por su valor inmueble.
El otro frente del problema es que la tendencia a que la proporción regresiva de
adultos/menores se continúa incrementando, con lo que en breve habrá menos adultos con
capacidad de voto y de tomar los cargos.
El problema de representatividad es obvio y los directivos ven esto en un síntoma muy
simple, la poca llegada de ellos mismos a los socios y personas que realizan actividades. Esto a
su vez repercute en la imposibilidad de movilizar a esa masa socios, en términos comunitarios,
gregarios: políticos. La diferencia cualitativa y cuantitativa de pasar de una participación de 40
personas a, por lo menos, una porción de los 900 socios plenos que realizan actividades, para
defender e impulsar a la Asociación es enorme. La búsqueda de fondos, nuevas actividades,
reparaciones en las instalaciones, promoción para incrementar el número de socios, etc, son una
constante que se facilitaría con un apoyo mancomunado de todos.
una escala de unidad política menor este tipo de políticas son mucho más efectivas y viables que
en la situación opuesta1. En todo caso, apoyándonos en sus afirmaciones y pensando en la escala
con que cuenta la Asociación, entendemos que será una garantía a priori respecto a que las
reformas del estatuto y la ampliación de la participación serán controlables y redundaran en un
beneficio para su funcionamiento.
Este segundo caso lleva al extremo el procedimiento ya que implica también un fuerte
cambio de concepción entre el derecho fundamentado en el factor económico (el estatus de
“Pleno” como socio con una cuota monetaria mayor vs. el resto). El modelo hoy planteado en la
reforma puede ser acusado de “universalidad calificada”, pero entendamos que la realización del
segundo caso es algo idílico y en términos de aplicación prácticamente inviable.
Cuando se emprenden proyectos de este tipo no solo hay que poner atención en la
dimensión teórico política, sino también en la capacidades y percepciones de quienes llevarán
adelante el proceso, es decir los participantes. En otras palabras de la dimensiones que
corresponden a la praxis política, la organizativa y la social. Quien tiene la mayor
responsabilidad y realiza el mayor aporte a la institución es el socio pleno y al no tratarse de un
ámbito Público estatal, no tiene porque atenerse a las reglas de ciudadanía. Por ende pueden
reservarse el derecho “de admisión” que en todo caso puede también entreverarse con el punto
que trataremos a continuación; la Autoreglamentación.
Sin embargo, antes de pasar a este y tratando puntualmente el caso de la Asoc. de
Fomento Amigos de Villa Luro debemos defender la validez de la reforma. No sólo es
intrínsicamente válida por la ampliación de la participación, más aún siendo esta enfocada a los
jóvenes y la adecuación de un Estatuto algo anticuado a las nuevas realidades de la sociedad
porteña, sino porque efectivamente los nuevos participantes comparten características y
realidades con los que quedan exceptuados de participar. Si consideramos que los nuevos
asamblearios no solo comparten los espacios y materiales con lo que realizan sus actividades,
sino que realizan las mismas actividades, son vecinos por lo que comparten la realidad del
barrio y la zona, muchos pertenecen al mismo colegio y obviamente se encuentran en el mismo
rango de edad, es decir poseen el mismo perfil social. Por todo esto podemos suponer que
“mirando el trazo grueso”, sus inquietudes, dudas y propuestas respecto a la Asociación serán
similares.
En cuanto a la Autoreglamentación, claramente el procedimiento ya ha sido elegido y
no ha surgido por parte de la propia Asamblea de jóvenes, sino en la asamblea ya existente de
adultos con el requisito especial de unanimidad de votos presentes por tratarse de una reforma
de estatuto. Solo quedaría por consensuar el funcionamiento de las dos asambleas, la
consolidación de lo expuesto en cada una de ellas y su relación con la asamblea de socios
mayores. Por lo que, si bien el procedimiento fue elegido por fuera de los participantes, no así
todo el proceso, lo cual puede ser enriquecido desde las propias asambleas.
Las asambleas de adultos ordinarias y extraordinarias revisten de carácter deliberativo y
resolutivo con el siguiente procedimiento: Luego del segundo llamado a constituirse en
asamblea se da inicio, dependiendo de los temas a tratar, se necesitará mayoría simple o bien 2/3
de los presentes y en casos extremos unanimidad para su aprobación. Los temas a tratar se han
especificado y publicado previamente en una orden del día, pero ante la moción de tratar algún
otro tema se incorpora a la orden. Por lo que este procedimiento puede considerarse de Agenda
abierta y obviamente se trata el presupuesto.
Las Asambleas de Jóvenes revestirán del mismo carácter y funcionamiento con una sola
e importante modificación: Su carácter será no vinculante, pero con el compromiso de la
Comisión Directiva de llevar adelante las propuestas emitidas si al analizar su factibilidad estas
son viables.
Este compromiso, contemplado en forma despersonalizada, es algo precario, por lo que,
salvando las diferencias de escala, presenta el mismo inconveniente que el diagnosticado para el
Presupuesto Participativo porteño: “Este modelo no tiene expresión presupuestaria”, el
1 Dahl, Robert. “La democracia. Una Guía para Ciudadanos”. Taurus. Buenos Aires. 1998.
participante “solo se lleva el compromiso del área central, lo que provoca una arbitrariedad en la
decisión de la ejecución”1.
Si bien como método de análisis volvemos a llevar el caso al extremo del modelo, lo
hacemos ya que utilizamos este caso como testigo de los procesos de ampliación democrática,
como dijimos en un principio. Al tratarse de menores, lo que es lo mismo que decir individuos
inhábiles legalmente para utilizar derechos económicos y políticos plenamente, que además, por
su edad, no están familiarizados o son inexpertos con manejo de dinero, términos contables,
contratos, etc. No puede exigirse en esta situación un carácter resolutivo, por lo menos no uno
directo. Vemos aquí los márgenes de acción que todavía esta reforma podría trabajar. En otros
términos, la atracción que genera la real posibilidad de decisión sobre el presupuesto es
claramente mayor que la que genera una invitación a un debate no resolutivo.
Como último punto tenemos el concepto de Accountability. En este caso no hay mucho
para decir, ya que, resumidamente el control sobre la gestión estaba estipulado en el estatuto
original, siendo que los libros contables y legales estaban a disposición de cualquiera de los
socios, además de la obligación de presentación de balance en cada asamblea ordinaria por parte
de la Comisión Directiva. Por lo que el único aporte de la reforma se encuentra en la
continuidad de este derecho y el incentivo a verificarlos en mayor cantidad de oportunidades.
Aportes a futuro:
A modo de conclusión no cerraremos el debate sobre los cuatro principios utilizados
para analizar esta experiencia sino que a través de ellos vemos algunos aportes factibles de tratar
en el proceso de desarrollo de esta nueva etapa para la Asociación, a su vez vemos en una
perspectiva más amplia el aporte que este tipo de acciones hace a la sociedad en general e
instamos a que se reproduzca:
La reforma del estatuto y su continuidad:
- Coordinación de las tres asambleas para que no sean instancias separadas. Por el
aprendizaje desde otras experiencias vemos en este caso que el riesgo se asienta en que
cada asamblea pueda convertirse en un compartimiento estanco. A fines prácticos se
conformarán 3 asambleas al año de distintas personas cada una a excepción de la
presencia de integrantes de la comisión directiva, por ende estos tendrán la
responsabilidad y también el poder de la puesta en conocimiento de los sucesos de cada
una y al mismo tiempo la coordinación de sus propuestas. Sería positivo si se debatiera
la utilización de algún otro tipo de dispositivo para la comunicación inter-asamblea o la
conformación de una gran asamblea para, como mínimo, la lectura de consolidación de
resoluciones o en el mejor de los casos puestas a consideración por toda la asamblea.
- La atracción del poder de gestión: como dijimos la asamblea de jóvenes no tiene
carácter resolutivo. El compromiso de la Comisión Directiva es personal y por ende
precario. La pregunta es entonces: ¿Que otras formas existen de garantizar la ejecución
de lo decidido siempre que fuese materialmente viable?
Beneficios indirectos para todos:
En Argentina y en los países Sudamericanos en general, los cambios profundos se han
dado “desde arriba”. Normalmente el agente de cambio a sido el Estado o en términos más
generales “la dirigencia” y a pesar de la desestructuración de estos en las últimas décadas y el
surgimiento de volátiles y coyunturales movimientos de base aún son necesarios para, por
ejemplo, impulsar y sostener esa participación, ya que no es una práctica arraigada en la
población.
La participación juvenil es una falencia de la política, las organizaciones sociales, las
fundaciones, etc. por la apatía, falta de perspectivas y la desconfianza. Que jóvenes de menos de
18 años se acerquen a este tipo de prácticas sería un logro no sólo para la Asociación, sino de
carácter social. Si un modelo como este fuese exitoso sería un caso a exportar a otras
organizaciones sociales y deportivas.
1
Lic. Ricardo Romero, Presupuesto Participativo Porteño 2002-200. Ed. Cooperativa., 2006, p. 24
“La escuela” a perdido, debido a factores políticos de nuestra historia reciente de los ’60
y `70 y económicos de los `90, la capacidad de formación democrática y política en términos
generales. La formación humanística históricamente subyugada y retrasada a un segundo plano
sobre la técnica en nuestro sistema educativo muestra, en estos días convulsionados, su valía.
Que hubiese sido de nuestro Estado si los resabios de conciencia democrática, la racionalidad y
la mesura no hubiesen seguido a los excitados 19 y 20 de Diciembre del 2001.
El vuelo que estos acontecimientos dio a la participación política fue muy alto y
debemos intentar que no descienda, es común ver en la manifestaciones políticas de hoy a
padres que llevan a sus hijos a marchas, que hablan de política y sociedad con ellos. Esto es un
buen síntoma. Si las escuelas hoy están desbordadas y muchos otros espacios son parte de la
educación y formación de los jóvenes este tipo de actividades abren sus mentes y les
demuestran la fuerza y el poder de la organización colectiva, de la asociación y de la
fraternidad. Las asociaciones de fomento, los clubes de barrio, las organizaciones vecinales
muchas veces son el primer reducto de formación humanística de jóvenes que no encuentran
este tipo de instrucción en los colegios. El deporte y las artes aportan a los jóvenes principios y
conceptos sobre superación personal, valores sociales, sentimiento de pertenencia, “conciencia
de equipo”. Si a estos principios y valores pueden sumarse sus primeras herramientas en el
conocimiento de sus capacidades políticas y organizacionales sería un gran paso para conformar
individuos con compromiso, solidaridad y confianza, además de otorgarles la práctica de
herramientas de expresión y negociación necesarias para llevar adelante estos valores en
acciones concretas. Y así lograr una participación ciudadana más sana en todos los ámbitos.
Bibliografía:
- http://www.amigosdevillaluro.com.ar/
Sede Social: Ramón L. Falcón 5176, Teléfono: 4683-4740
Polideportivo: Ramón L. Falcón 5177
Capital Federal
- Lic.Ricardo R. -Comp.-“Democracia Participativa, una utopía en marcha”, Ediciones
Coop; Buenos Aires, 2004.
- Lic. Romero R. Presupuesto Participativo Porteño 2002-200. Ed. Cooperativa., 2006.
- Lic. Martins A. “Breve resgate de Orcamento Participativo no Río Grande Do sul”.
Democracia Participativa, una utopía en marcha, Ediciones Coop; Buenos Aires, 2004.
- Macpherson, C.B. (1977). La democracia liberal y su época. Madrid, Alianza, 1991.
- Dahl, R. “La democracia. Una Guía para Ciudadanos”. Taurus. Buenos Aires. 1998.
- Held,D.: Ciudadanía y autonomía; Revista La Política, Paidós, 1997
- Przeworski, A.“Democracia y mercado”. ED. Cambridge University Press. 1995
- O´Donnell, G. “Apuntes para una teoría del estado”, en Oszlak, Oscar: Editorial Paidos,
Buenos Aires.1982.
*
Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires. Miembro de la Red Argentina de Ciencia Política Mariano
Moreno, www.redmarianomoreno.com.ar. Vicepresidenta de la Asociación Civil Mariano Moreno. Presidenta de la
Asociación Civil General. Directora Ejecutiva de proyectos de la Asociación Civil Proyecto Solidario. Coordinadora
del Componente Jóvenes- Subprograma Seguridad Ciudaana – Proyecto “Seguridad Ciudadana” del Ministerio de
Seguridad de la Provincia de Buenos Aires y del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), 2003.
Miembro investigador del Observatorio Local de Democracia Participativa, www.ciudadparticipativa.com.ar.
1
Offe, K Contradicciones en el estado de Bienestar, Alianza editorial, Bs As, 1991
2
Hobbes, Thomas , El Leviatán, Sarpe,. Madrid , 1984
1
Genro Tarso y U de Souza, Presupuesto Participativo, EUDEBA-CTA, Bs As. 1998
caído en redes de violencia que los seducían a entrar en el circuito delictivo y los abandonaba a
su suerte cuando eran detenidos por fuerzas policiales,. En este marco se propuso con las
autoridades, padres, familiares y colaboradores, dar inicio a una etapa complementaria del 1º
ciclo destinado a la ampliación de la ciudadanía y fortalecimiento de las prácticas participativas
y democráticas entre los beneficiarios, trabajando con ellos mismos de manera conjunta de
acuerdo a sus necesidades y demandas. De ello surgió de manera consensuada e identificadas
las prioridades de una agenda, la idea de constituir una bolsa de trabajo local y generar vínculos
con el municipio para auspiciarlo, planificar la reapertura de los talleres de formación laboral
en oficios con que contaba la OSC (carpintería, panadería) en un primer momento para dar lugar
a otros posteriormente.
3º instancia
Finalmente, la OSC implementa un ciclo de talleres de formación de jóvenes lideres
que se conviertan en facilitadotes y replicadores de la experiencia en sus propios ámbitos de
pertenencia, en este caso fueron seleccionados sobre un total de 60 beneficiarios un total de 12
jóvenes; formándolos en cuestiones de liderazgo, motivación, y técnicas de intervención
comunitaria. Así mismo, la OSC ha implemento otro taller destinado a otros 10 beneficiarios
con los fines de capacitarlos como auxiliares para la planificación de proyectos sociales
comunitarios, dicho taller dio por resultado un laboratorio de proyectos: en el que se
planificaron:
un centro cultural y social,
una biblioteca comunitaria,
reapertura del grupo de murga (actualmente en funcionamiento),
microemprendimientos productivos:
taller de costura “hilvanando futuro” (actualmente en funcionamiento)
taller de formación en gastronomía (ejecutado)
servicio de cattering y eventos (actualmente en funcionamiento)
CONCLUSIONES
Finalizada la etapa de implementación y ejecución de “Construyendo Futuro” puede
concluirse que los objetivos fueron alcanzados satisfactoriamente, arrojando una deserción de
los participantes que no superaba el 2.0 %. Por otra parte cabe señalar , que:
Se logró concientizar un grupo de aproximadamente 50 jóvenes y adolescentes respecto
de sus derechos y obligaciones como ciudadanos, y paralelamente ello permitió ampliar
sus horizontes de participación
Permitió consolidar valores y principios democráticos y participativos en los
beneficiarios, y arraigar en concepto de “ciudadanía activa”
Viabilizó la contención social y la (re)inserción social, política y económica de los
beneficiarios, a partir del conocimiento del pleno ejercicio de sus derechos para la
consecución de sus demandas individuales y colectivas en tanto ciudadanos miembros
de una comunidad:
Fortaleció sus identidades individuales y colectivas;
Generó un marco para la introspección de criterios q permitieran fijar prioridades para
la resolución de conflictos y /o planificación de respuestas alternativas, adoptando para
ello, criterios deliberativos , representativos y democráticos, construyendo un espacio
1
Andrenacci, L, “Comunicación y cultura para la Democracia Participativa”, Edic COOP, Bs. As., 2005
*
Licenciado en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires.
Miembro de la Red Argentina de Ciencia Política Mariano Moreno, www.redmarianomoreno.com.ar.
Miembro investigador del Observatorio Local de Democracia Participativa, www.ciudadparticipativa.com.ar.
porque eso es utópico, haría a la sociedad ingobernable y habría que dejarlo para los griegos de
la famosa democracia directa ateniense de la antigüedad.Como politólogo asumo que esta
descripción de la democracia representativa es correcta, y que la democracia representativa es
una enorme conquista de la humanidad que los argentinos debemos defender y valorar. Esta
descripción de los politólogos Dahl y Sartori es muy buena y muy importante. Los teóricos de la
democracia participativa como Macpherson y Bachrach que polemizaban con teóricos del
elitismo democrático como Dahl y Sartori coincidían con esto, y los teóricos brasileños del
Presupuesto Participativo y la democracia participativa también coinciden.
Pero el PP refuta los planteos de Dahl y Sartori de la imposibilidad de
macrodemocracias participativas en sociedades modernas. Dahl es uno de los principales
estudiosos de la democracia representativa moderna. Dice Dahl que le democracia directa,
también llamada democracia de asamblea, democracia directa, democracia primaria o
democracia de consejo abierto es sólo posible en estados pequeños y de poca población, y sólo
en estas circunstancias la democracia directa tiene ventajas sobre la democracia representativa,
consistente en que los propios ciudadanos puedan participar directamente en el proceso de
gobierno, cosa que la democracia representativa en una unidad política o estado amplio no es
capaz de proporcionar. En una pequeña ciudad gobernada por ciudadanos reunidos en asamblea
popular aumentan las oportunidades para participar efectivamente en las decisiones de gobierno,
los participantes pueden debatir las cuestiones importantes y llegar a una opinión propia, y no
tienen que delegar cuestiones cruciales en representantes, dice Dahl, que pueden estar influidos
por otros intereses que los representados. Pero, afirma, la democracia directa es inviable en
estados o unidades políticas con extensos territorios y mucha población, y como éstas
características condicionan la forma de democracia, entonces en las sociedades modernas, que
tienen mucha población y amplio territorio, sólo es posible la democracia representativa.
Considera Dahl que cuanto más ciudadanos tenga un gobierno democrático, tanto menos podrán
participar los ciudadanos directamente en las decisiones y tanto más tendrán que delegar su
autoridad en representantes.
Opina Dahl que hay un dilema político fundamental: si el objetivo es establecer la
democracia directa o la participación directa de los ciudadanos, es decir, un sistema democrático
que permita amplia participación ciudadana en las decisiones políticas, entonces hay que tener
un sistema político de pequeña escala donde exista la democracia directa. Pero si el objetivo es
establecer un gobierno eficaz para resolver los problemas ciudadanos, lo único posible es un
estado amplio donde se establezca la democracia representativa. Para Dahl, hay un dilema entre
participación ciudadana frente a la eficacia del sistema democrático: cuanto menor sea el
tamaño del estado y la población más podrá lograr la participación directa ciudadana y menor
necesidad habrá de votar representantes y delegarles las decisiones políticas; cuanto más grande
sea el estado y la población que abarque mayor será la necesidad de los ciudadanos de votar
representantes y delegarles las decisiones políticas y mayor será la capacidad de esos
representantes de resolver con eficacia los problemas importantes de los ciudadanos. Dice Dahl
que pese a todas sus ventajas la democracia representativa tiene un lado oscuro que la mayoría
de los ciudadanos acepta como precio a pagar por la representación, que es que la delegación de
autoridad de gran discrecionalidad en decisiones muy importantes en representantes electos y
funcionarios no electos, de manera que junto a las instituciones democrático representativas que
ayudan a los ciudadanos en influir en el gobierno hay un proceso de regateo no democrático
entre élites políticas y burocráticas, que poseen gran discrecionalidad por la débil participación
y control popular.
Otro destacado politólogo, Sartori, en el mismo sentido afirma que la intensidad del
autogobierno está en relación inversa a la extensión con la que se aplica, y en relación inversa a
la duración. Con Dahl, Sartori dice que la democracia directa es siempre microdemocracias (por
ej formas de democracia participativa como la democracia industrial o cogestión de los
trabajadores en las empresas) que requieren de una macrodemocracias representativa; que las
microdemocracias participativas amplían y completan a la macrodemocracias representativa y
dependen de esta para existir, pero nunca pueden las democracias participativas dejar de ser
microdemocracias.
Introducción
Escribir en el fragor de los acontecimientos siempre resulta un ejercicio dificultoso,
pues con suma facilidad puede caerse en simplificaciones y en respuestas taxativas sobre
fenómenos aún en desarrollo, sin embargo cualquier renuncia a la reflexión acerca de la
actualidad es una renuncia misma a la práctica humana, a la acción del hombre en los conflictos
de su tiempo. Amén de evitar supuestos erróneos es menester aclarar que resulta inconcebible
realizar un análisis acabado sobre el fenómeno venezolano; primero por cuestiones obvias de
tiempo y espacio, y en segundo lugar porque carecemos de la perspectiva temporal necesaria
que nos brinda la “tranquilidad” para analizar dicho proceso como un fenómeno del pasado. No
obstante nos es posible verter algunas consideraciones con la suficiente visión teórica para no
caer en meras reflexiones sin fundamentos, pero, por sobretodo, buscaremos resaltar el marco en
el cual creemos se debe estructurar cualquier estudio sobre el terreno de lo político.
A partir de allí nuestro análisis hará hincapié sobre dos grandes cuestiones: la
problemática acerca del Estado venezolano y su relación con ciertos mecanismos de
participación política. Pero la tarea es incompleta si no conectamos ambos puntos con la
cuestión del “socialismo del siglo XXI” y “de la revolución bolivariana”. Es decir, ¿en qué
consiste el socialismo del siglo XXI o la revolución bolivariana? ¿Cuáles son sus fundamentos?
¿Surgen notorias diferencias o contradicciones entre el concepto de socialismo del siglo XXI y
el de los autores clásicos del marxismo? ¿Se puede establecer un socialismo a partir del
accionar del Estado en el marco de una sociedad capitalista? Algunos de estos interrogantes
iremos develando a continuación.
Entre el agotamiento neoliberal y la “revolución bolivariana y socialista”
Es más que conocido que en la década de los 90’ se evidencia claramente en la región la
hegemonía neoliberal, paradigma difundido desde ciertos sectores de poder pero sobre todo
desde los organismos internacionales y desde la política exterior norteamericana. La caída de la
Unión Soviética, llevó a un autor1 a pronunciar la muerte de las ideologías e incluso el fin de la
historia, sostenía además que las capacidades de los principios liberales o neoliberales tenían las
cualidades de solucionar todos los problemas de las sociedades modernas, pero que sin embargo
allí donde se evidenciaban conflictos debían hallarse los motivos de los mismos en la mala
aplicación de estos principios o directamente en su falta de aplicación. Desde otro ángulo, el
pensamiento de Hayek influenciaba las políticas económicas de los Estados latinoamericanos y
el Consenso de Washington se arrogaba el monopolio de una verdad revelada.
Los ataques constantes desde las usinas ideológicas del neoliberalismo indicaban como
al único factor responsable de las crisis económicas al intervencionismo estatal, diagnóstico que
además traía aparejado la supuesta “salvación de los pueblos”; el paraíso consistía en la
destrucción del Estado keynesiano y en la desregulación de los mercados, puesto que el Estado
benefactor había demostrado sus propios límites incuestionables a nivel mundial y además la
alternativa del socialismo se desmoronaba con el muro de Berlín. En Venezuela, una vez
Chávez en el gobierno se inicia un proceso tendiente a modificar el tipo de políticas públicas
neoliberales (fácil de observar en el cambio de políticas sociales focalizadas a políticas de corte
más universalistas, por ejemplo las denominadas “Misiones”).
Se suele hablar generalmente sobre el papel estatal en términos de intervención o no en
la economía, cuando en realidad el Estado siempre interviene, todavía más en la dimensión
económica, es decir aún una supuesta no intervención del Estado es una intervención, puesto
*
Docente Adscripto de la comisión 15 de Teoría Política y Social I, cátedra Dr. A. Borón, FSoc-UBA. Estudiante
avanzado de Ciencia Política-UBA.
1
Fukuyama, F.: El fin de la historia y el último hombre, Planeta, Buenos Aires, 1989.
1
Marx, K.: El 18 Brumario, AGEBE, Buenos Aires, 2003.
realidad el buen salvaje ha sido ahogado por la dinámica social. Sin embargo, alcanzar ciertas
conquistas populares no es una vuelta al pasado, es también el futuro, las reivindicaciones no se
aquietan porque no desaparecen las asimetrías de poder ya que el antagonismo de clases implica
resistencia, movimiento. El Estado actúa sobre ambos polos de la relación, no es un mero
instrumento.
Ahora bien, por otro lado es indudable que el proyecto bolivariano o del “socialismo del
siglo XXI” carece de cualquier estructuración teórica coherente que nos permita descifrar el
posible rumbo del proceso venezolano. Más bien se observan el diseño de políticas públicas
nacidas por el agotamiento de un modelo y dictadas por la coyuntura (los sucesos del 2002 son
claves en este punto) que a su vez van acompañadas de una gran exclamación discursiva por
parte del presidente venezolano. No obstante es imposible obviar ciertas tensiones sociales y
cambios que se producen en dicho país, y es allí donde justamente debemos poner el foco de
atención para analizar las perspectivas democráticas y participativas, renunciando a pensar los
escenarios actuales con enfoques maniqueos. El chavismo ha encontrado oposición en distintos
sectores, por ejemplo en la burocracia estatal, en los sindicatos con anclaje en los partidos
tradicionales y en ciertos medios de comunicación.
En los últimos meses el gobierno ha decidido no renovar las licencias concesionadas a
algunos canales televisivos, de esta manera las disputas de poder también se desarrollan en las
propias instituciones de la sociedad civil, siendo éstas mismas las que sirven para imponer una
visión determinada del mundo de acuerdo a los intereses de ciertos sectores, cualquiera que
fueren ellos. No es que la lucha política se extiende a la sociedad (entendiendo la sociedad como
ese ámbito “no-político”), sino que lo social es también político en el sentido que lo
estrictamente estatal sólo es un momento de la relación de dominación capitalista. En lo que
respecta a la participación, la última reforma constitucional propuesta por Chávez introduce
nuevas formas que no reemplazan a las viejas estructuras como el Parlamento, pero que sin
embargo permiten una mayor acción de los sectores populares en los llamados “Consejos de
Planificación y Coordinación de políticas públicas” (por ejemplo la gestión comunitaria del
agua en determinadas regiones, los consejos de estudiantes, trabajadores, etc.), estos elementos
de participación permiten nuevos canales de acción política, pero chocan con la estructura
burocrática, prestando a confusiones y contradicciones en el seno del aparato estatal.
Las propias tensiones que se agudizan en Venezuela representan el propio límite al
establecimiento de un nuevo tipo de Estado que elimine los antagonismos de la sociedad, ya que
viejas estructuras de poder tradicionales continúan presentes, incluso en el último proyecto
constitucional desaprobado por el referéndum; dichas estructuras junto con elementos
alternativos de participación popular generan contradicciones no resueltas que por ende
agudizan los antagonismos materializándose en el Estrado que, al mismo tiempo no puede
solucionar estas contradicciones porque se encuentra inserto en la propia sociedad al ser una
forma de relación social de dominación y al no destruir las asimetrías de clases. Es interesante
analizar el último referéndum que ha sido un revés para las pretensiones de Chávez de reformar
la constitución de forma parcial, en él proyectaba un “nuevo socialismo” pretendiéndolo
concretar a través de los mecanismos jurídicos-políticos en vigencia. Es decir, que los propios
límites al socialismo del siglo XXI son los propios límites de un gobierno que parece entender al
Estado por fuera de la sociedad, que cuando los mecanismos legales no producen los resultados
favorables a sus intenciones los respeta. El propio Estado respeta al sistema jurídico, que en
última instancia regula las relaciones sociales y perpetúa un orden clasista.
El proyecto bolivariano sigue siendo un proyecto estatal, que choca con sus
incapacidades teóricas y prácticas, con las contradicciones de sus propuestas “revolucionarias” y
los reveses del sistema establecido. El socialismo del siglo XXI se constituye más como una
evocación discursiva que como una forma que busca trascender los límites actuales de la
sociedad capitalista para establecer un nuevo tipo de sociedad. Lo que venimos diciendo no
implica entender al Estado como un instrumento de los sectores dominantes o como cuerpo
monolítico sin fisuras, por el contrario, las contradicciones sociales lo rasgan, lo atraviesan, y el
posicionamiento del Estado frente a las políticas públicas que desarrolla pueden ser de distintas
perspectivas y hasta llevar a cabo reformas que beneficien al polo dominado de la sociedad. Sin
embargo el Estado es el garante última del orden social, ya lo dijo Weber1, al mismo tiempo que
se separan los medios de trabajo de los trabajadores se separan también los medios de coerción
de la clase dominante a manos del Estado moderno, a diferencia de lo que sucedía en el Edad
Media donde dicha escisión no existía.
El llamado “socialismo del siglo XXI” parece otorgarle al Estado otra connotación,
puesto que se para desde una perspectiva instrumentalista y reformista, ya que el Estado es
capaz de generar una transición hacia un nuevo orden en la medida que los puestos dirigenciales
sean ocupados por aquellos sujetos independientes del poder del “imperio”. Chávez en
apariencia sigue este razonamiento: no hay más neoliberalismo en el gobierno, por ende no más
poder anti-popular, el Estado es de otro carácter, es un Estado popular que debe dar el golpe
final a los aliados del imperio para así lograr el socialismo del siglo XXI. Pero su proyecto no
anula la propiedad privada de los medios de producción. Como hemos dicho anteriormente, el
Estado es una relación social que deriva de la propia interrelación de los sectores sociales, el
poder no está en los cargos ya que estos son solamente la materialización del Estado, es decir
constituyen únicamente el aparato estatal, la mera ocupación de ellos no basta para producir
cambios, como ha demostrado el gobierno chileno de Allende. El proyecto de un socialismo
desde el Estado choca con las concepciones clásicas de la literatura marxista, al mismo tiempo
que establece fuertes límites a la acción que trasciendan los canales estatales pareciendo no
repensar los errores del socialismo real.
En Venezuela las contradicciones sociales se cristalizaron de tal manera que se vuelve a
reflexionar sobre el papel del Estado y su accionar ante dichas tensiones, pero el Estado no está
al margen de estos conflictos, forma parte de ellos. El proyecto chavista de constitución no
preveía la abolición de la propiedad privada, pero introducía elementos que tendían a satisfacer
demandas populares, como la jornada laboral de seis horas o derechos educativos y laborales,
pero incluso esto avala lo que veníamos diciendo: que el Estado lleve a cabo políticas favorables
a sectores menos privilegiados en la asignación de recursos no representa un quiebre en la
relación de dominación, sólo un impacto diferente en términos de la puja entre los polos
antagónicos. En Venezuela, al menos desde el Estado, no existe un indicio certero sobre un
futuro cambio en la estructuración capitalista de la sociedad, sino más bien observamos un
proceso con ribetes contradictorios, por ejemplo entre nuevos elementos de participación y los
tradicionales de la democracia, que al mismo tiempo toman a diversos actores como centrales en
la dinámica estatal: el ejército, la Iglesia, los núcleos urbanos, etc.
Los mecanismos de participación popular son promovidos, limitados, organizados y
financiados por el Estado; en términos gramscianos, la clase popular no se encuentra
autonomizada para su acción fuera de los canales oficiales, sino que se encuentra encasillados
por y en el Estado. El propio partido Socialista Unido de Venezuela es un partido estructurado a
partir del Estado que agrupa a distintas fuerzas políticas sin una homogeneidad clara en su
interior, y ambos carecen de un suficiente impacto en el gobierno y en las tomas de decisiones.
Aún cuando las posibilidades reales de cambio no están zanjadas, se plantean interrogantes en sí
es posible una estructuración diferente de la sociedad venezolana con el curso actual de los
acontecimientos. No estamos en condiciones de sostener que estas contradicciones entre la
propia práctica discursiva y la acción del gobierno chavista son producto de una apariencia que
pretende ocultar adrede la verdadera complejidad de la sociedad venezolana, pero lo que sí no
constituye una imprudencia es aseverar que indudablemente las tensiones manifiestas en la
actualidad entre los polos básicos de toda sociedad capitalista impactan de diferente modo en el
aparato estatal y en el desarrollo de las políticas públicas, al mismo tiempo que son también un
producto de la suficiente imprevisión y proyección de un modelo coherente que fundamente el
significado del socialismo del siglo XXI o de la revolución bolivariana ya que ¿hay tal
socialismo, o en realidad hay un solo socialismo que debe aprender tanto de los autores clásicos
marxistas como de las falencias del socialismo real?¿La transición pacífica hacia un nuevo
1
Weber, M.: El político y el científico, Alianza, Buenos Aires, 1996.
orden no resulta ser más una ingenuidad que un proyecto realista de las relaciones de fuerza y
de la estrategia política que se debe adoptar para ello?
Consideraciones finales
Hemos intentado esbozar algunos conceptos para realizar un análisis del actual proceso
venezolano tomando como elementos la participación política y los límites estatales del
proyecto chavista del socialismo del siglo XXI, a partir de ciertas categorías que nos permiten
entender los sucesos sociales y políticos como parte de una totalidad integrada, y al propio
Estado como una relación social de dominación. Hemos destacado que realizar conclusiones
definitivas sobre procesos en desarrollo es una imprudencia, pero sí es posible analizar un
proceso que se nos presenta como la transformación hacia una nueva sociedad cuando en
realidad sus contradicciones arrojan escepticismo sobre las posibilidades reales de cambios
desde el punto de vista de la desestructuración de las desigualdades sociales. Por ello,
parándonos desde una perspectiva marxista, liberal o simplemente status quoísta, el caso
venezolano produce más agitaciones en los corazones que novedades revolucionarias.
El contexto está signado todavía por elementos transicionales luego de la etapa
neoliberal, es común que la esperanza o la oposición encarnizada fuera de la cotidianeidad de
las tierras venezolanas pueda más que la racionalidad, aún así parece una exageración ver un
nuevo mundo en Venezuela como asimismo presagiar la muerte de las instituciones de las
democracias modernas. Ambas posturas parecen exageradas al calor de los acontecimientos.
Bibliografía:
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• Lenin, V. I.: El Estado y la Revolución, Nuestra América, Buenos Aires, 2006.
• Marx, K.: La cuestión judía, Nuestra América, Buenos Aires, 2005.
• Marx, K.: Crítica del programa de Gotha, Ediciones en Lenguas Extranjeras, República Popular China,
1979.
• Marx, K.: El 18 Brumario, AGEBE, Buenos Aires, 2003.
• Miliband, R.: El Estado en la sociedad capitalista. Ed. Siglo XXI, México, 1988.
• O’Donnell, G: Apuntes para una teoría del Estado. En teoría de la burocracia estatal, OSZLAK, O.
(comp.), Ed. Paidós, Bs. As., 1984.
• Poulantzas, N.: Estado, poder, y socialismo. Siglo XXI. Madrid, 1979.
• Poulantzas, N.: Poder Político y Clases Sociales en el Estado Capitalista. Ed. Siglo XXI, México, 1971.
• Weber, M.: El político y el científico, Alianza, Buenos Aires, 1996.
*
Licenciada en Ciencia Política UBA.
1
Nos referimos al llamado puntofijismo, pacto de gobernabilidad que tiene como protagonistas a los principales
partidos políticos del país (Acción Democrática y COPEI).
2
Laclau E.: “La Razón Populista”, pág 99.
3
En las principales ciudades del país se producen masivos saqueos. El gobierno responde suspendiendo parcialmente
las garantías constitucionales, se estableció un toque de queda y se ordeno una brutal represión. Hugo Chávez narra
posteriormente que muchos militares quedaron sensibilizados por esa experiencia represiva lo que aceleró el
movimiento conspirativo y precipitó los golpes de Estado que se intentaron en 1992. Blanco Muñoz A: op. cit. pág
182-183.
4
Sobre todo durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, Las voces críticas son acalladas por el festín de la
renta petrolera.
1
Las reformas solo podían dar una contribución parcial y limitada a la gestación de una cultura democrática y a
prácticas integradoras del sistema político. Desde el punto de vista jurídico e institucional se crean nuevos
mecanismos de incorporación y participación, se establece la elección directa de alcaldes y gobernadores.
2
Se establece una posición maniquea entre Estado y una mítica sociedad civil. Una suerte de paradigma de los
nuevos sujetos de la “democracia de ciudadanos” que debe reemplazar a la “democracia de partidos” es el ciudadano-
vecino cuya principal preocupación es la defensa de la propiedad y la protección ante la amenaza de los excluidos
3
Laclau E.: op. cit. pág 103.
4
Muñoz Blanco A: Del libro Habla el Comandante realizada por el historiador Agustín Blanco Muñoz. Caracas.1998,
pág 115.
5
Discurso en Inauguración de la I Cumbre sobre la Deuda Social y la Integración Latinoamericana. Caracas. 10 Julio
de 2001.
6
Nos referimos a una Venezuela ligada al horizonte normativo de la democracia conservadora. Una sociedad sin
debates ideológicos, apolítica, donde los principales asuntos de gobierno tienen que ver con la eficacia y la
honestidad de la gestión y en el cual la participación y la toma de decisiones democráticas sobre la vida colectiva
están estrechamente acotadas a los ámbitos locales.
7
La Venezuela como expresión de los intereses de la mayoría pobre del país.
internacionales. Precisamente en base a estos dos puntos, Chávez articulará su discurso: _lo
popular: “No creemos en este paradigma del mundo capitalista occidental, democrático
burgués. Tampoco creemos en el caído paradigma de la Unión Soviética: el comunismo (…).
Eso no existe. Entonces ante esa realidad nosotros nos hemos planteado, la necesidad de rescatar
lo nuestro” 1 . Y _la autonomía nacional: “Si porque cualquier logro que nosotros obtengamos,
de repente hay un estornudo económico en el Asia o en Norteamérica o en Europa o en
cualquiera de nuestros países, bueno, eso tiende al efecto “dominó” y a derribar estructuras muy
débiles; vulnerabilidad muy altas; estructuras carcomidas” 2.
*Segundo para aprehender conceptualmente esa totalidad debemos distinguirla de algo
diferente de sí misma, debemos aprender sus límites. Lo que constituye la condición de
posibilidad de un sistema, sus límites, constituye al mismo tiempo su condición de
imposibilidad al producir una interrupción en la expansión del sistema de significación”3.
Chávez al desligarse del “Otro”, de lo que está “afuera”, participa, de lo que está “afuera”
excluido. Cuando afirma: “deslindar en función, no de cosas exactas. El deslinde de la izquierda
y la derecha ¿dónde esta eso? ¿quién lo define? Pero si hablamos estimar revolución, de cambio
profundo, desde el punto de vista de que el pensamiento revolucionario tiene que enfrentar la
realidad y desenmascararla donde quiera que esté la mentira, así como reconocer las
contradicciones, para tratar de hallar una resultante, eso constituye un deslinde”4. Chávez en su
“deslinde” conforma un exterior constitutivo, un “Otro”. En el deslinde pone un límite.
*Tercero, la única posibilidad de tener un verdadero exterior, sería que el exterior fuera
el resultado de una exclusión; de algo que la totalidad expele de sí misma a fin de constituirse.
Tenemos entonces que simultáneamente a la constitución de un TODO, surge un OTRO, que
queda como antagonizante no sólo de la cadena de equivalencias sino de todo. Veámoslo en el
siguiente Ej.: “El problema histórico del desempleo, no sólo en Venezuela, en América Latina y
en el mundo entero es uno de los perversos efectos de esa maléfica doctrina que llaman el
neoliberalismo económico que casi acaba con los pueblos del continente y que hoy, aquí en
Venezuela le hemos dicho: ¡Vete de aquí neoliberalismo salvaje porque eres enemigo de
Venezuela!”5. El neoliberalismo se erige aquí, como antagonizante no sólo de Venezuela sino
del mundo. Con la relación antagónica, Chávez posibilita en torno a una cuestión puntual; como
lo es por ejemplo, la exaltación de lo “autóctono” y lo “nacional”; una creencia, una identidad.
Decimos entonces que antagonismo no es una oposición simple, es una relación dual:
“revolución-capitalismo”; “revolución-socialismo”.*Cuarto, lo que tenemos es una totalidad
fallida, el sitio de una plenitud inalcanzable. Aquí se experimenta una falta, una falta que es
excesiva y es en el sueño donde el deseo se realiza, se articula6. Cuando Chávez dice: “y
Bolívar lo decía en estos términos: Volando por entre las próximas edades, mi imaginación se
fija en los siglos futuros, y mirando desde allá con admiración y pasmo la prosperidad que ha
adquirido esta inmensa región, ya la veo sentada en el trono de la justicia coronada por la gloria,
mostrarle al mundo antiguo la majestad del mundo moderno, del mundo nuevo” 7; está
expresando un sueño, pero un sueño en el cual el deseo no obtiene a su objeto directamente,
sino indirectamente, por procuración, por medio de desvíos. En el caso del deseo es así: Chávez
procura ver a Venezuela coronada de gloria, pero además el acceso directo al objeto del deseo
es otorgado por un tercero, éste tercero es Bolívar.
*Quinto, existe la posibilidad de que una diferencia, sin dejar de ser particular, asuma la
representación de una totalidad inconmensurable. Esta operación se denomina
1
Del libro “Habla el Comandante” realizada por el historiador Agustín Blanco Muñoz. Caracas.1998
2
Discurso en Inauguración de la I Cumbre sobre la Deuda Social y la Integración Latinoamericana. Caracas. 10 Julio
de 2001.
3
Laclau E.: “Emancipación y diferencia”, pág 70-71.
4
Blanco Muñoz A.: op. cit., pág. 85-86.
5
Discurso del Aniversario de la muerte del libertador Simón Bolívar y del juramento bajo el Saman de Guere.
Caracas. 17 de diciembre de 2001.
6
O. Masotta “Lecciones introductorias al psicoanálisis”, pág 82
7
Discurso en Inauguración de la I Cumbre sobre la Deuda Social y la Integración Latinoamericana. Caracas. 10 Julio
de 2001.
1
Laclau E.: op.cit., pág 95.
2
Blanco Muñoz A.: op. cit, pág 295.
A modo de introducción
Probablemente Maquiavello y Chávez compartan mucho más que la simple denuncia
vulgar de que el segundo reproduce cómicamente la tragedia del primero. Quizá ambos
permanezcan en el pequeño panteón político de los que legaron a la humanidad en su apellido
un nuevo insulto. Maquiavellico y Chavista quizá sean sinónimos en el futuro no muy lejano.
Sin embargo existe a mí entender un punto de puesta en diálogo, un terreno por el que transitó y
transita un interrogante común no puesto en los hombres sino en los ordenamientos políticos
que construyeron intelectual y prácticamente. Pensar en Maquiavello implica mucho más que la
indignación pequeño-burguesa ante los consejos perversos a un príncipe tiránico. Reflexionar
sobre la política impulsada por Hugo Chávez reclama mucho más que las denuncias de
populista y dictador. Pensar en el primero puede abrir las puertas hacia una de las preguntas más
trascendentes del pensamiento político emancipador: cuál es el ordenamiento político que nos
garantice la Libertad. Estudiar la experiencia del segundo puede movilizarnos a repensar cuáles
son los límites del capitalismo democrático para el respeto real no de las libertades sino de la
Libertad del Pueblo.
Este trabajo intentará hallar esos puntos de contacto, buscará hurgar entre esos puntos
con el simple objetivo de actualizar las viejas tensiones entre República y Democracia quizá
desconfiando de la segunda e intentando afirmar principios de la primera. Buscaremos así cuál
es la pertinencia del pensamiento maquiaveliano para entender los ordenamientos políticos del
capitalismo contemporáneo.
La pregunta por el ordenamiento político
Ciertamente podríamos plantarnos en las puertas mismas de la Teoría política moderna
y encontrar al pobre Dante, ya que de infiernos se trata, garabateando dos advertencias
bifurcadas en sendas puertas; una rezando “Orden”, otra “Conflicto”. En una nos tenderá la
mano el viejo Hobbes, en otra Maquiavello. En todo caso, no estaremos seguros si ambas
entradas efectivamente no se cruzan en algún momento, o peor aún, si ambas puertas no
conducen al mismo hogar.
Pero ciertamente la opción que aquí recorremos, y que pretendemos reivindicar para el
abordaje de la realidad particular venezolana, es la que inicia su trayecto una vez atravesada la
puerta del Conflicto maquiaveliano.
Sostenemos que la pregunta por el ordenamiento político que garantice la libertad,
interrogante fundamental en las preocupaciones del florentino, nos permite aproximarnos al tipo
de realidad política que ofrece la Venezuela bolivariana.
Así también la elevación del Conflicto como expresión de la libertad política y en
última instancia como condición de posibilidad de la existencia misma de la República, nos
parece un núcleo que, si bien debe ser re-actualizado por las peculiaridades propias del
momento histórico, continúa constituyendo la centralidad de la vida política y de las
particularidades en que se manifiestan condicionamientos económicos profundos en los
capitalismo democráticos contemporáneos.
Decíamos que la pregunta por el ordenamiento político adquiría en el pensamiento
maquiaveliano un relieve particular. Si bien algunos han escrito sobre las repúblicas y que en
ellas hay tres gobiernos llamados Monarquía, Aristocracia y Democracia; otros, más sabios
quizá, opinan que los gobiernos son de seis clases: tres de ellos son pésimos, los otros tres son
buenos en sí mismos1.
Esta formulación cercana a la construcción de tipos ideales, a esquemas que permiten
entender la realidad política en base a la proximidad o alejamiento de las formas abstractas, es
*
Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini (CCC).
1
Maquiavelo, Nicolás. Discursos sobre la primera década de Tito Livio, Losada, 2004 ( p.54).
1
Ibid.
2
Ibid., p 60.
3
Ibid., pp. 63-64.
Sostengo para ambas preguntas la misma respuesta: Sí. Pero en el segundo interrogante,
adjunto una aclaración: la crisis en la que se encuentran los principales paradigmas teóricos
políticos que brindaron cierta coherencia al pensamiento y movilización de los actores
relevantes del Siglo XX, lejos de implicar su derrumbe constituye ese escenario de
conocimiento indispensable que Newton pudo retratar con la siguiente afirmación: “Si he visto
más allá, es porque me he parado sobre los hombros de gigantes”1 .
Por ende, la configuración de nuevas realidades sociopolíticas permite la reactualización
de viejas preguntas cuyas respuestas, lejos de ser alcanzadas una vez desechadas viejas
explicaciones, expresarán la vieja tensión entre lo nuevo que no termina de nacer y lo viejo que
no acaba de morir.
Ahora vueltos sobre nuestro primer interrogante, recorramos un poco más el camino
propuesto.
Para Maquiavelo los ordenamientos políticos se conducen fácilmente en aquellas
ciudades donde la multitud no está corrompida. Para evitar dicha corrupción las repúblicas se
han dado dos estrategias. La primera es la de permanecer sin intensas relaciones con sus vecinos
lo cual les ha permitido no ser “contagiadas”. La segunda, y esta es la que nos resulta más
interesante, ocurre como corolario del primer criterio: “Aquellas Repúblicas donde se ha
mantenido el vivir político y no corrompido, no soportan que ningún ciudadano sea o viva a la
manera de los hidalgos y, hasta mantienen entre ellos, una igualdad equitativa”2.
El sostén de determinado ordenamiento republicano requiere fundamentalmente que los
ciudadanos sean virtuosos. La corrupción que carcome la base misma de la república destruye el
vivir político. Pero el vivir político virtuoso garantía de la república, no puede tener lugar allí
donde existen “hidalgos”. Es más, sólo allí donde impera una igualdad equitativa está asegurado
el ordenamiento.
Sin embargo, la hidalguía y la igualdad pudieran ser meramente valores simbólicos. En
definitiva un problema puramente de status y, lejos de poder dar cuenta de nuestros tiempos, las
condiciones de la república maquiaveliana se ciñen a determinado momento histórico.
Ahora bien, quién es un hidalgo. Dirá el florentino: “en qué consisten estos hidalgos, digo que
así son llamados quienes abundantemente viven ociosos de la renta de sus posesiones, sin
preocuparse por cultivar o por otro trabajo necesario para vivir”3.
Como observamos más arriba, donde existen hidalgos no es posible el vivir político no
es posible la igualdad que otros ordenamientos ostentan como sólida garantía republicana. Lo
interesante es que la desigualdad maquiaveliana en última instancia está constituida por los que
“cultivan o realizan otro trabajo para vivir” y los “ociosos que viven de la renta”. Es decir a un
lado, los que trabajan para vivir; a otro lado, los que viven de la renta sin trabajar.
Pero esta característica de orden económico-político constituye un condicionamiento
para la acción política, para la construcción de un ordenamiento político. “Cuando alguien
quiere hacer una República donde hay muchos hidalgos, no podrá hacerla si antes no los elimina
a todos, y el que quiere hacer un reino o un principado donde hay mucha igualdad no podrá
hacerlo nunca si no extrae de entre los iguales muchos hombres de ánimo ambicioso e inquieto,
convirtiéndolos en hidalgos de hecho y no de nombre...”4.
La igualdad entonces no es meramente de status sino que implica también una
determinada posición en la estructura productiva. Así también, está claro que allí “donde hay
hidalgos no puede establecerse una República”, y que donde se pretenda ser Príncipe y reine la
igualdad, se deberá introducir la desigualdad (de status y de riquezas) en la búsqueda de aliados
a los fines de conservar un ordenamiento político no-republicano.
Lo que nos interesa entonces, es remarcar esta relación entre economía y política.
Algunos autores sostienen que el objetivo de Maquiavelo, al recomendar una y otra vez la
1
Citado por Merton, Robert. Social theory and Social Structure, FCE, 1980.
2
Maquiavelo, Nicolás, op. cit., p.185.
3
Ibid.
4
Ibid. Pp. 185-186.
1
Althusser, Louis. Maquiavelo y nosotros, Akal, 2004. (p 50)
1
Boron, Atilio. La verdad sobre la democracia capitalista, en Socialist Register 2006, Clacso-CCC, 2007.( p 49).
2
Ibid. Pp. 52-53.
decir, la Política permanece oculta dado que es bien o forma o bien mecanismo de negación de
la forma.
La Política en la República, tal como la expusimos arriba, se manifiesta en el conflicto
que expresa la tensión entre los intereses del Pueblo y de los Nobles. Pero hemos mostrado que
la pregunta a partir de la cual el conflicto no es sólo de orden de status, podía realizarse en
nuestros capitalismos, sobre la forma de diferenciación establecida por el trabajo. La República
como ámbito donde se expresa el Conflicto que constituye condición de la Política; y la
realización de ésta permitiendo la Libertad implica una proyección de la Política no como
dependiente, tampoco como autónoma; sino como Contenido del ordenamiento político en
hipótesis de conflicto permanente con la estructura económica.
Entonces, República democrática por un lado permite la actualización de nuestra
pregunta maquiaveliana, al mismo tiempo que, a través de la misma pregunta, hemos llegado a
encontrar una contradicción entre ambos términos. La República presupone la política como
contenido, la democracia como forma.
Por esto, nuestra pregunta maquiaveliana en los tiempos del capitalismo contemporáneo
sólo puede ser formulada a lo republicano de nuestros estados y en términos republicanos; por
ende las posibles respuestas no podrán valerse de ningún herramental teórico y político
democrático. Nos interrogamos por la Política no por la política.
*
Lic. en Ciencia Política – UBA. Maestrando en RRII en el IRI – UNLP. Coordinador del
Centro de Estudios en Política Internacional (www.cepi.org.ar). Mail: info@cepi.org.ar
1
Rosenau, J. Along the Domestic-Foreign Frontier, Exploring Governance in a Turbulent World. Cambridge
University Press, 1997, pag 344.
2
O´Donnell, G. Apuntes para una teoría del Estado, pag. 3. s/d/b.
3
Lechner, N. “Estado y Sociedad en una perspectiva democrática” en Papeles de investigación N° 6, suplemento de
Pagina/12. Coordinación de la Red de Editoriales de Universidades Nacionales, pag. 27
4
Cuando hablo de zonas sociales neurálgicas, me refiero a las esferas de la sociedad que son estratégicas, las cuales
determinan rasgos importantes de la misma, provocando consecuencias de difícil reversión. Son zonas sensibles a los
abatares del Mercado, por ejemplo la asistencia social, distribución de las riquezas, etc.
Mercado y la Sociedad Civil quedó a la luz de este nuevo escenario. La Sociedad Civil es una
importante fuerza social, compuesta de miles de grupos comunitarios y privados, definiendo y
ejemplificando con especificidad los grupos que se encuentran por fuera del Estado, como
organizaciones de desarrollo, ecológicas, grupos de consumidores, etc1. Se debe agregar que
todas deben de ser independientes del Estado, tanto en el financiamiento como en el marco de
contención estructural, pero al decir que ésta debe ser independiente del Estado, no supone que
no pueda tener trato, diálogo y hasta acuerdos con éste último. No hay que pensar la relación
entre estos dos actores como oposición o como espacios mutuamente excluyentes, sino
diferentes y hasta complementarios en algunas situaciones.
Ahora ¿cuál es el sentido de hacer estos comentarios, si el articulo trata sobre
participación ciudadana en el proceso de toma de decisiones de la política exterior?. La
respuesta es sencilla: las decisiones ya no las toma solamente el Estado o el Gobierno de turno,
sino que en es importante consensuar con las opiniones ciudadanas y también con el Mercado
cristalizado en los lobbys empresariales. Así el Estado ve atacadas sus bases producto de
infiltraciones por fuera y por dentro, y al encontrarse en algunos momentos con un vacío de
legitimidad, debe recurrir a mayor consenso social que lo equilibre nuevamente y ésta es la
participación ciudadana.
En base a los diferentes autores que trabajan la problemática, no hay un acuerdo
unánime sobre la definición de legitimidad, la cual es un punto clave para comprender el
proceso participativo. Se la puede observar desde una óptica filosófica, haciendo referencia a las
razones y valores morales que atribuyen al poder político el derecho a gobernar y a exigir
obediencia, ó desde la mirada que surge en la órbita de la sociología que hace referencia a la
aceptación del poder político por parte de los miembros del sistema político, sobretodo los
ciudadanos2. Avanzando en esta idea, Campero Núñez del Prado comenta que en la actualidad
la participación se la ve como una variable que potencia el logro de la eficacia gubernamental.
Así también se percibe que la eficacia en el accionar del Gobierno tiene relación directa con la
descentralización de sus funciones, lo cual eleva la legitimidad de las medidas adoptadas. Esto
marca una clara diferencia con las décadas pasadas, donde el concepto de eficacia en las
políticas públicas estaba adherido a la idea de centralización en la toma de decisiones y donde la
participación era tenida en cuenta como un obstáculo, lo cual generaba retraso en las decisiones
y en su posterior aplicación.
Considero en este caso, que la legitimación tiene una base muy amplia en si el otro
siente que es participe de la decisión. Aquí la coacción no tiene el efecto mas deseado ya que es
impuesta contra la voluntad de ese otro, al revés del consenso producto de un juego de
retroalimentaciones entre dos o mas actores. Es así como se deduce que la participación social
en las decisiones del Estado es una condición necesaria para enriquecer la democracia actual.
Ya O´Donnell3 comentaba los diferentes tipos ideales de democracias donde, a mi entender se
comenzaba con la Delegativa, se pasaba a la Representativa y se ascendía a la Participativa,
donde en éstas diferencias la participación ciudadana es la que marca las distancias entre una y
otra.
Teoría de la Participación de la Sociedad Civil: en construcción...
No encontramos actualmente en las Ciencias Sociales en general, ni en la Ciencia
Política o en las Relaciones Internacionales en particular, un andamiaje teórico acabado que nos
permita comprender y explicar los procesos participativos. En la realidad, diversos actores no
estatales comienzan a configurar un abanico de diferentes grados de participación en temáticas
públicas, intentos de instalar un tema en agenda o incidir y dar sus opiniones en la formación de
1
Waisman, C. “Que es una sociedad fuerte? Autonomía y autorregulación en las democracias latinoamericanas
contemporáneas”, Capitulo 16 en Ciudadanía, sociedad civil y participación política. Isidoro Cheresky (comp.) Ed.
Miño y Dávila, Bs As, 2006.
2
Barreda, M. La legitimidad política como un campo de batalla entre filósofos y sociólogos de la política, Área de
Desarrollo Humano e Institucional en América Latina, www.iigo.org, consultado el 30/09/2007.
3
O’Donnell, G. “¿Democracias Delegativas?” en Cuadernos del CLAEH Nº 61, 1992, Montevideo, 2ª serie, Año 17.
pag. 293
las políticas públicas. Claro que no se puede medir fácilmente los niveles de influencia, pero la
presencia de estos nuevos actores es ya innegable.
Al hacer referencia a la participación ciudadana, debemos delimitar nuestro campo de
análisis, definiendo que es y que no es participación de la Sociedad Civil y en que tipo de caso
teórico recae. Debemos, por lo tanto, utilizar criterios que nos organicen y den un panorama mas
claro. Aquí utilizaré dos variables que resultan útiles para delimitar la participación: la primera
hace referencia a la distinción entre procesos Institucionalizados y No-institucionalizados,
estando aquellos que están formalizados por normas o leyes, y los que carecen de dicho marco
legal. La segunda se basa en el modo de participar, diferenciando aquellos en los que la
participación ciudadana toma decisiones o aquellos definidos como diálogo y propuesta1.
Proceso
Participación Institucionalizado No - Institucionalizado
1
Remy, M. I. Sociedad civil, participación ciudadana y desarrollo, Instituto de Estudios Peruanos, Ponencia en la V
Conferencia Regional para América Latina y Caribe – ISTR, Lima 10-12 de Agosto del 2005.
2
Diario Clarín, 29/07/2005.
3
Palermo, V. y Reboratti, C. (comps.). Del otro lado del río. Ambientalismo y política entre uruguayos y argentinos.
Ed. Edhasa, Bs As, 2007, pas. 28.
A modo de conclusión
Mas allá del conflicto internacional en lo particular, que no es menester aquí analizar en
profundidad, debemos tener en claro algunas consideraciones finales. Como punto inicial, no
nos es fácil a los cientistas sociales ni a los internacionalistas explicar y dar cuenta de la
participación ciudadana en las decisiones de los Estados en materia de política internacional. Se
podrían enumerar los Foros, Encuentros, Congresos, Simposios y demás eventos que diversos
organismos del Estado realizan con el fin de ampliar la base y el sustento de sus decisiones, pero
creo que esto no colabora con el objetivo de explicar el proceso. Como propuesta, encuentro
pertinente el poder categorizar mas claramente los procesos participativos y de organizarlos en
base al motor de la reacción. Esto es que debemos hilar fino y ver cual es el motivo por el cual
un determinado grupo social se moviliza mas fuerte y comprometidamente que otros, cuales son
los intereses afectados, y hasta se debería tomar algunos criterios esenciales de los diferentes
motivos. Dichos criterios surgirán de la observación y análisis de los casos empíricos, pudiendo
obtener así características constantes y profundas en base a las motivaciones específicas.
Ahora bien, sabemos que la incitativa participativa surge en base a intereses afectados o
futuramente afectados, pero para que esa iniciativa deje de ser tal y pase a ser una participación
concreta, depende también de los canales democráticos y consultivos que garantice el Estado.
Esto es, la participación no se potencia tan solo con enunciarla en discursos o dejándola sentada
en las declaraciones de los Organismos Internacionales, la misma se estimula con prácticas y
canales adecuados que desarrollen el músculo de la participación en la sociedad. Este aspecto no
es menor, ya que las características de la estructura participativa brindada desde el Estado puede
hipotecar o desmotivar desde el inicio las iniciativas sociales, o contrariamente puede generar
la convicción de avanzar.
Finalmente, ésta es una relación mutuamente influyente1, siendo nuestra responsabilidad
como ciudadanos el garantizar y reclamar los canales y espacios deliberativos y participativos, y
ciertamente asumir que somos sujetos de influencia concreta en éste juego de ida y vuelta. Caso
contrario, colaboraremos a la pasividad y apatía, no disputando juego alguno.
1
Aquí no podemos aseverar que la participación surge solo por que el Estado al motiva o solo por que la Sociedad
Civil lo decide, ni se puede afirmar quien comienza primero con el circulo virtuoso.
I. Comentarios iniciales
Estas breves líneas pretenden abordar el rol del Estado Nación en el contexto
latinoamericano caracterizado actualmente por diversos fenómenos destacándose el proceso de
Globalización, y lo que refiere a las posibilidades reales de una ciudadanía integral1 en este
escenario de constantes alteraciones.
El centro de atención estará puesto en el ideal de una ciudadanía ampliada, analizando sus
posibilidades en un mundo globalizado, en el cual el Estado se ve peligrosamente afectado en su
libre y concreta capacidad de acción y decisión. Ante la creciente erosión de los derechos del
ciudadano, especialmente de los derechos sociales, dada la profundización de la desigualdad
económica y el aumento preocupante de la pobreza, el desempleo y la marginalidad se evidencia
un creciente descontento.
El incumplimiento, cuando no la violación de los derechos es una constante en el
continente, situación profundizada por la liberalización financiera, la trasnacionalización de la
economía, la descentralización de las decisiones estatales, la flexibilización laboral y la
mundialización del proceso de desarrollo y crecimiento.
Se intentará entonces, analizar en forma crítica la situación actual y las posibilidades de
desarrollo futuro para una ciudadanía integral que vea conjugada en forma equilibrada los
derechos para el ciudadano y contemple la presencia del Estado frente al mundo globalizado.
II. La “inversión” del modelo: “Latinoamérica de patas para arriba”
El modelo de ciudadanía de T.H. Marshall explica el devenir de los derechos ciudadanos y
piensa la ciudadanía como “estatus que se concede a los miembros de pleno derecho de una
comunidad”2 implicando la concepción liberal de que a diferentes derechos corresponde una
responsabilidad en el cumplimiento de determinados deberes. La mirada marshalliana significa
un respeto por las “contingencias” de la sociedad, significando dicho modelo la necesaria
conquista de un derecho una vez ganado el derecho anterior.
En base a una concepción histórica primero surgirían los derechos civiles, luego los
políticos y por último los sociales3, cuyo devenir está garantizado por el nacimiento previo de
los derechos que le anteceden a cada serie. El resultado de este proceso viene a ser la
consecución de un nivel de igualación, en tanto posesión de derechos ciudadanos que implican
una contrapartida de obligaciones.
Dicha igualdad convive en tensión con un principio contrario al de ciudadanía, el de clase
social, como desigualdad económico social resultado de la economía capitalista, por lo cual la
“ciudadanía es un principio de igualdad”, mientras que el de clase “por el contrario es un
sistema de desigualdad.”, siendo “la clase y la ciudadanía principios de organización opuestos,
*
Lorena Schefer: Licenciada en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires, actualmente Maestrando en
Ciencia Política en el Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín (IDAES-
UNSAM). Ignacio Moretti: Licenciado en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires, actualmente
Maestrando en Ciencia Política en el Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Martín
(IDAES-UNSAM).
1
Se entenderá por Ciudadanía Integral, la correspondiente garantía y efectiva materialización en forma equilibrada de
los derechos políticos, sociales y civiles.
2
Marshall, T.H. y Bottomore, T.; “Ciudadanía y clase social”, Alianza Editorial, Madrid, 1992, Pág. 37.
3
Por derechos civiles Marshall entiende los “derechos necesarios para la libertad individual: liberta de la persona,
de expresión, de pensamiento y religión derechos a la propiedad y a establecer contratos válidos y derechos a la
justicia”; los derechos políticos incluirían “el derecho a participar en el ejercicio del poder político como miembro
de un cuerpo investido de autoridad política o elector de sus miembros”; y por último, los derechos sociales
abarcarían un amplio espectro “desde el derechos la seguridad y a un mínimo bienestar económico al de compartir
plenamente la herencia social y vivir la vida de un ser civilizado conforme los estándares predominantes en la
sociedad”. Para una lectura más completa léase Marshall, T.H. y Bottomore, T.; Ob. Cit.
1
T.H. Marshall, en David Held; “Ciudadanía y autonomía”; Revista La Política, Paidós, 1997, pág. 42.
2
Calderón, F., “Las condiciones sociales de la democracia: el Estado y el régimen”, en “La Democracia en América
Latina: El Debate conceptual sobre la Democracia”, 2004, pág. 104.
3
Garretón, Manuel, “Discusión de tres tesis para un marco teórico para el proyecto sobre el desarrollo de la
democracia en América Latina: estado, percepciones ciudadanas, indicadores y agenda”, en “La Democracia en
América Latina: El Debate conceptual sobre la Democracia”, Edit. Taurus, Aguilar, Altea, Alguafara. Buenos Aires
2004, pág. 229.
4
Seguido entre otros, por países como Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, México.
5
O’Donnell, Guillermo;”Notas sobre la Democracia en América Latina”, en “La Democracia en América Latina:
Contribuciones para el Debate”, Edit. Taurus, Aguilar, Altea, Alguafara. Buenos Aires 2004; pág. 56.
6
Nun, J.; “Estado y Ciudadanía”, en “La Democracia en América Latina: Contribuciones para el Debate”, Ob. Cit,
pág. 172.
7
Caracterizada por la existencia de: funcionarios electos, elecciones libres, sufragio inclusivo, derecho a ocupar
cargos públicos, libertad de expresión, acceso a la información, derecho de asociación, entre otras cuestiones. Dahl,
R.; “La democracia y sus críticos”, Paidós, Buenos Aires, 1991.
8
Przeworsky, A.; “Democracia, Ciudadanía y Estado”, Paidós, Buenos Aires, 1997, pág. 68.
vale preguntarse,¿cuáles son las opciones para alcanzar una democracia de contenidos,
entendiendo que no alcanza con las posibilidades básicas que ofrece la participación electoral?.
En este escenario en el cual el Estado es “incapaz de imponer legalidad sustenta una
democracia con ciudadanía de baja intensidad” el resultado es la “inefectividad del Estado-en-
tanto-ley”1, garantizándose algunos derechos políticos pero no los derechos civiles y menos aún
los derechos sociales, convirtiéndose el Estado en “un reproductor activo de las desigualdades
existentes, así como también un facilitador, y no un control, de las más devastadoras
consecuencias de la globalización”2.
Esta situación se potencia en una economía de tipo capitalista, la cual a partir de los ’90 es
delineada por recetas del Consenso de Washington, teniendo consecuencias que influyen sobre
la ciudadanía, resultando en el imperio de un capitalismo financiero, virtual e inmaterial3. De
una economía regulada por los Estados se pasa “…a un capitalismo globalizado, desregulado,
con mercados fragmentados y desestructurados…”4.
Estamos frente a tres fenómenos: la crisis del régimen de representación (fragmentación
del sistema de partidos, pérdida de centralidad de la política, surgimiento de otras formas
alternativas de participación), la inseguridad social (márgenes elevados de desempleo, pobreza,
marginalidad) y la inseguridad civil (inseguridad y desigualdad jurídica, no protección de la
propiedad y de los bienes). Ahora bien, ¿hay posibilidades reales de ejercer la ciudadanía sin
condiciones sociales mínimas?, a lo que vale responder que lógicamente “así como la igualdad
política (un hombre, un voto) es la condición necesaria para la existencia de la ciudadanía
moderna, la igualdad social lo es para su realización efectiva”5.
Los ciudadanos son actores de un proceso paradójico entendido como “atomización
individualista”, siendo propio de esta situación la “desaparición de los enmarcamientos
colectivos y de los puntos de referencia que valían para todos”6, lo que resulta en un proceso de
individualización, de desafiliación, de aislamiento, de desprotección, en el cual el sujeto sufre
una metamorfosis al momento de enfrentarse a la vulnerabilidad y los peligros de una “sociedad
que se vuelve cada vez más una sociedad de individuos”7.
Esta serie de cambios tan abruptos, que significan la profundización de la desigualdad y
los márgenes de pobreza y exclusión, modifican el sustrato material de la ciudadanía,
produciéndose “una nueva codificación de la ciudadanía, una ciudadanía que es de extrema
fragilidad y que atiende más a la desigualdad económica que a la igualdad social”8,
materializándose un “divorcio” entre Democracia y Ciudadanía Efectiva9.
Este divorcio implica un debilitamiento de la democracia y eventualmente del Estado, el
cual “no puede mostrarse como socialmente eficaz, porque si lo hace deja de ser
económicamente eficiente”10, en un escenario determinado por “el rol protagónico del
mercado” que impone “una comprensión de los individuos en tanto consumidores volcados al
ámbito privado, antes que como ciudadanos con capacidades para ejercer sus derechos, y,
entonces, los lazos de solidaridad se debilitan”11.
1
O’Donnell, G.; “Acerca del Estado, la democratización y algunos problemas conceptuales”, en Desarrollo
Económico, Vol. 33 Nª 130 (julio-septiembre 1993), pág. 173.
2
O’Donnell, G.; “Notas sobre la Democracia en América Latina”, en “La Democracia en América Latina: El debate
conceptual”, Edit. Taurus, Aguilar, Altea, Alguafara. Buenos Aires 2004, pág. 50.
3
Alonso L. E.; “Ciudadanía, sociedad del trabajo y Estado de bienestar: Los derechos sociales en la era de la
fragmentación”, en Manuel Ledesma (Comp.) Ciudadanía y Democracia, Editorial Pablo Iglesias, s/d, pág 170.
4
Ibíd., pág. 170.
5
Ibíd., pág. 122.
6
Castel R.; “La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del asalariado”, Paidós, 1997, pág. 471.
7
Ibíd., 466.
8
Alonso. L.E.; Ob. Cit., pág. 171.
9
Przeworsky, A.; Ob. Cit.
10
Alonso, Ob. Cit., pág. 172, 173.
11
Calderón, F.; “Notas sobre la crisis de legitimidad del Estado y de la democracia”, en “La democracia en América
Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos”. Contribuciones para el debate; Programa de las Naciones
Unidas para el desarrollo (PNUD), Alfaguara, 2004, pág. 207.
1
Alonso, L.E.; Ob. Cit, pág. 171.
2
Lander, E.; “Democracia, Participación y Ciudadanía”. Ponencia presentada en XVIII Asamblea General de
CLACSO, Buenos Aires, noviembre 1997.
3
Castells, Ob. Cit.
4
Mann, M.; ¿Ha terminado la globalización con el imparable ascenso del Estado Nacional?, s/d., pág. 198 y 199.
5
Alvater, Ob. Cit., pág. 49.
6
O’Donnell, G.; “Estado, Democracia y Globalización”, en Revista Realidad Económica nº 158. Ago/Sept. 1998,
pág. 10.
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sociales en la era de la fragmentación”, Editorial Pablo Iglesias, s/d.
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“Las condiciones sociales de la democracia: el Estado y el régimen”, Alfaguara, Bs. As.
2004. “La nueva cuestión social bajo la mirada del desarrollo humano en Revista Nueva
Sociedad, Nª 166, Feb. 1999.
♦ Castel, R.; “La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del asalariado”, Paidós,
1997.
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“Los Estados ya no pueden gobernar, sólo negociar”, en Revista Ajoblanco, Barcelona,
1999.
♦ Garretón, M.A.; “Discusión de tres tesis para un marco teórico para el proyecto sobre el
desarrollo de la democracia en América Latina: estado, percepciones ciudadanas,
indicadores y agenda”, Alguafara; Bs. As. 2004.
1
Beck. U.; Ob. Cit., pág. 212.
2
Castel, R. Ob. Cit., pág. 478.
3
Calderón, F.; D.; “El Estado de la Democracia en América Latina”; en “La Democracia en América Latina: El
Debate conceptual sobre la Democracia”, Edit. Taurus, Aguilar, Altea, Alguafara. Buenos Aires 2004, pág. 207.
Luego de una década del más ferviente y profundo programa de políticas neoliberales
en la región, América Latina parece despertarse; se despabila de ese letargo producto de la ola
de programas neoconservadores. El avance e instauración de un sistema de ideas de carácter
holista, es decir, abarcadora de diversas dimensiones de análisis como el campo político,
económico, social, sexual, legal y administrativo, por nombrar tan solo algunas áreas,
demuestran el carácter sumamente complejo que esto suscita. Esta situación trastocó el
panorama de la región en todos estos campos de acción lo cual redundó en una fuerte división
social, en un creciente aumento de la pobreza estructural y la generación de nuevos pobres; en la
constitución de un nuevo tipo de analfabetismo, en un aumento de la conflictividad social, en un
avasallamiento y desmovilización de la clase trabajadora, en un asentamiento del poder en
manos del capital organizado y disciplinado, ya sea de orígenes nacionales, extranjeros y/o en
novedosas combinaciones entre ambos.
Esta situación modificó, de plano, las relaciones de poder entre los actores políticos
como así también la participación social de diversos grupos y organizaciones sociales. El
período “post década del `90”, es decir, luego de la puesta en práctica de los parámetros y
lineamientos del Consenso de Washington, encuentra el surgimiento de múltiples movimientos
sociales que se ven forzados y obligados por situaciones de extrema precariedad, a veces, o
movilizados a reclamar por intereses de carácter social, en otros casos, debido a que se abre la
posibilidad de un nuevo escenario ante el desgaste de la extrema ortodoxia neoliberal. Esa
situación es la que da origen al resurgimiento de los movimientos sociales, que al no lograr
sentirse representados por los actores políticos y partidos predominantes en la escena política
local y nacional, recurren a la participación política utilizando métodos novedosos y no del todo
institucionalizados (al menos en algunos casos), dando nacimiento a nuevas formas de
expresión social en el espacio público, el cual, es redefinido al calor de la voz de estos nuevos
actores sociales auto legitimados y acreedores del favor popular. Se inicia así, un proceso de
expansión de la arena política, en donde se multiplican los canales de participación a sectores
hasta entonces excluidos y acallados, y que ahora, de manera no-institucionalizada, logran hacer
oír su voz en el espacio público: es cuando la voz soberana hace tronar su tono grave en el seno
del espacio político; no es otra cosa que el poderoso grito de la voluntad general. Dicho proceso
de ampliación de la participación popular en la política significó, entre otras cosas, una
redefinición y redemocratización del espacio público.
Desde luego, esta apertura y redefinición del espacio público debe entenderse en
carácter de proceso y no como un acontecimiento cosificado que se instala en la realidad social
de manera instantánea y definitiva. Como todo proceso, tiene avances y retrocesos, y como tal,
se define y redefine a sí mismo constantemente según la contingencia y el contexto en la que
acontece. Un ejemplo de ello son las asambleas populares que, valga la redundancia, se
popularizaron en el período de crisis en la Argentina del 2001 o los denominados “clubes de
trueque”. Estas prácticas surgen como reflejo de la necesidad y de la imposibilidad de encausar
reclamos dentro del entramado institucional, lo cual repercute en la paulatina instauración de
prácticas no reguladas pero auto legitimadas por una situación de crisis política que se refleja en
un total paroxismo gubernamental (dada la incapacidad de decisión política y que profundiza de
manera cuasi cíclica la falta de legitimidad), institucional (dada la poca capacidad para
*
Licenciado en Ciencias Políticas de la Universidad de Buenos Aires. Maestría en Ciencia Política Universidad
Nacional de San Martín (en curso).
reencausar la situación dentro de la vía institucional) y legal (dada la poca legitimidad del
Poder Judicial para contribuir a resolver la situación desde una vía judicial dado el conflicto de
derecho).
Es esa situación de triple paroxismo la que lleva a diferentes movimientos sociales a
tener que salir a escena, es decir, a apoderarse del espacio público, hasta ese momento, espacio
del cual los partidos y agrupaciones sociales tradicionales eran principales protagonistas. Pero
con la pérdida creciente de legitimidad de estos actores, se abren dos posibilidades de acción:
por un lado, la búsqueda de un nuevo actor que represente de manera fiel, las necesidades y
requerimientos que estos sectores consideran como claves y que no han sido atendidos
adecuadamente por las instituciones vigentes con la misma urgencia; por otro lado, aparece la
idea de la participación directa, sin mediaciones, la irrupción inmediata en la arena social: así, es
que el espacio público se redefine, deja de ser el lugar de participación de los partidos e
instituciones organizadas y tradicionales, para ser un lugar en donde además, grupos sociales
hasta ahora ocultos por las burocracias y estructuras partidarias, emergen con un reclamo y una
voz que no pretende mediación. La mediación implica representación, y es el mismo concepto
de representación el que esta en crisis.
La crisis de 2001, quizá aún no del todo analizada por los cientistas sociales, inicia la
desarticulación de la hegemonía partidista de participación en la esfera pública, que conduce al
surgimiento de movimientos nuevos como son los piqueteros, de extracción social humilde, y la
participación a través de “cacerolazos”, como modo de expresión de los sectores de un nivel
socioeconómico medios y medios altos. De esta manera, sectores sociales muy distintos, se
lanzan a ocupar el espacio público con estilos también muy diferentes, pero con una
característica en común: la participación directa.
Cabe destacar que esta situación particular no sólo se vive en Argentina sino
que en otros países de América Latina se observan fenómenos de participación directa muy
claros, aunque en cada caso, con rasgos particulares: el caso más contundente es el de Bolivia y
el de Venezuela, aunque en este último caso se nota más fuertemente la conducción desde arriba
de la movilización social, lo cual establece una diferencia bastante importante con la situación
de Argentina.
Si bien podría entenderse esta nueva situación que viven algunos países de América
Latina como un resurgir de los movimientos sociales luego de una aplastante ortodoxia
neoliberal, puede observarse que no sólo los sectores sociales habitualmente movilizados son
los que se lanzan a la práctica de la democracia participativa (no institucionalizada), sino que
sectores ajenos y no acostumbrados a esta modalidad de participación directa, incursionan en
estas estrategias (hasta entonces siempre repudiadas por estos) debido a la eficacia que han
demostrado estos métodos para instalar problemáticas en la agenda social y política en lo que va
del presente siglo.
Esto es un elemento particularmente nuevo, dado que el espacio público no solía ser,
hasta la actualidad, un lugar de recurrencia habitual por parte de la clase media de la forma que
inauguran los “cacerolazos”. Esta particularidad de recurrir a un lugar anteriormente ajeno
demuestra la necesidad de salir a discutir directamente con los sectores más humildes de la
sociedad en su arena de expresión, vale decir, la calle. Esto no implica que los sectores medios
hayan perdido sus canales de expresión tradicionales, sino que hay una toma de conciencia de la
importancia de la ocupación del espacio público y la necesidad de articular un nuevo discurso
que los erija como sector legítimo para la participación directa de las decisiones políticas, pero
ahora desde el propio suelo de los movimientos de base, es decir, en el teatro político originario
de la democracia, es decir, el espacio público.
Todo esto encierra por detrás, el pedido de ampliación de la participación democrática
en diferentes ámbitos de decisión gubernamental, que van desde las cuestiones básicas y de
orden municipal hasta problemáticas de orden provincial y/o nacional (un claro ejemplo de esto
fue la discusión por las retenciones móviles). Es decir, se abre la lucha de poder a un mayor
número de actores. Contribuye a esta situación la estructura estatal, que demuestra una clara
incapacidad para abrir espacios de participación a todos los sectores por igual, con lo cual, ante
BIBLIOGRAFÍA
• Dahl, Robert, “La Poliarquía”, Tecnos, Madrid, 1989.
• Fernández, Macedonio, “No todo es vigilia la de los ojos abiertos”. Obras completas, Vol.
VIII. Ed. Corregidor, Bs. As., 2001.
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nos revela en la experiencia psicoanalítica” en “Escritos I”, Tomo I, Siglo XXI, Buenos
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(FCE), 2004.
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Buenos Aires, 1995.
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• Rousseau, Jean-Jacques, “Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre
los hombres”, Tecnos, 1998.
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• Schmitt, Carl, “Sobre el parlamentarismo”, Tecnos, Madrid, 1990.
• Weber, Max, “Parlamento y Gobierno en el Nuevo Ordenamiento Alemán”, en Escritos
Políticos. Ed. Folios, México DF, 1982.
*
Estudiantes de Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires.
1
El mecanismo de elección presidencial boliviano, hasta el año 2005, determinaba que, en cado de que ningún
candidato supere el 50% de los votos, la decisión quedaría en manos del Parlamento, quienes deberían elegir entre los
dos mas votados.
Paraguay se caracteriza por un intrincado sistema político: el mismo partido perduró más de
6 décadas gobernando e incluso sostuvo su permanencia en el poder en períodos autoritarios.
Este artículo busca dar luz al fenómeno vivido por Paraguay en este año, cuando en Abril, por
primera vez luego de más de 12 presidencias coloradas consecutivas, un candidato outsider
ingresa en la arena política, “sacudiendo” las estructuras democráticas, con la consigna de
despartidizar el Estado y dar credibilidad a los mandatarios.
Panorama histórico-político desde 1947
En 1947 se lleva a cabo la “Revolución Colorada” mediante la cual, al año siguiente, la
Asociación Nacional Republicana –ANR, conocida popularmente como Partido Colorado- gana
las elecciones y se instaura en el poder de manera ininterrumpida por 61 años. Dentro de este
lapso, se incluye también todo el proceso dictatorial liderado por Stroessner. De esta manera, el
coloradismo sostuvo su poder tanto en los períodos autoritarios como en los democráticos,
sirviendo de soporte legislativo a un gobierno de facto.
Anterior al gobierno de Morínigo, el Partido Liberal (que junto con el ya nombrado
Colorado forman el “bipartidismo” paraguayo) había gobernado –interrumpido en el año 1936-
1937 por la Revolución Febrerista- por 35 años. De esta manera, exceptuando la de Morínigo,
todas las demás presidencias fueron partidarias. (Soler; 2002). Ambos partidos, fueron creados
en el mismo año: 1887.
La estructura partidaria que va consolidando la ANR lo transforma en una institución de
alto alcance y de profundo arraigo en la sociedad. No obstante, durante el stronismo, la
partidización del Estado1 fue un proceso que se expandió notablemente, puesto que, tanto como
para adquirir un cargo público, dictar clases en escuelas, recibir subsidios, evitar persecuciones
o percibir algún beneficio, los ciudadanos debían afiliarse al Partido Colorado. Cabe agregar
que, durante este lapso, Stroessner no sólo lidera el Poder Ejecutivo y triangula poderes con las
Fuerzas Armadas, sino que también se alía al Partido Colorado para conciliar un soporte
legislativo. Si bien el período Stronista de gobierno puede ser comprendido globalmente dentro
de los golpes de Estado del Cono Sur, lo característico del caso paraguayo es el soporte que le
brinda dicho partido al presidente de facto; lo que le garantiza la renovación la presidencia, por
medio de la Reforma Constitucional que la ANR aprueba.
La expansión del aparato partidario se complementa a una ampliación de la importancia de
dicho partido dentro del Estado mismo. De esta manera el aparto público sobredimensionado es
considerado corrupto y político-partidario. Asimismo, en los períodos de profundas crisis
económicas, el número de cargos públicos aumentaba notablemente (Herken Krauer, 1988).
La diferencia entre ser afiliado o simpatizante de la ANR o ser funcionario estatal era difusa
y en muchos casos presentaba una total correlación. De esta manera, como Schvartzman indica,
el partido avanzó por todo el país inaugurando seccionales en aquellos lugares en los que,
incluso, la presencia del Estado era vaga. En tiempos de la dictadura Stronista también funcionó
como mecanismo represivo y persecutorio (Schvartzman, 1997). Dicho lo anterior, la
separación entre la noción de Partido Colorado y la noción de Gobierno de turno se complejiza,
sobre todo entre los años 1954 y 1989 (Gobierno de Stroessner); aunque difícilmente pueda
marcarse un quiebre luego del último año. Por su parte, algunos autores sostienen que el período
Stronista deja como saldo a un partido subordinado al mando de las Fuerzas armadas (Yore,
1992).
La transición hacia la democracia en Paraguay tiene sus particularidades. Cuando en 1989 el
Gral. Rodríguez derroca a Stroessner comienza un nuevo camino, sosteniendo que para
*
Licenciada en Ciencia Política. Universidad de Buenos Aires. Asistente de Investigación del Instituto de
Investigaciones “Gino Germani”.
1
Concepto acuñado por varios autores (Soler, 2002), para expresar el fenómeno caracterizado por una apropiación de
algún partido de las esferas del Estado. Por su parte otros prefieren caracterizarlo como partidocracia paraguaya
(López, 2007)
mantener unido al país había que mantener unido al Partido Colorado. De esta manera, la
transición fue tutelada por las Fuerzas Armadas, más precisamente, por el coloradismo. En esta
perspectiva se presenta una paradoja: es un golpe de Estado el que comienza el camino hacia la
democracia. Además, este proceso estuvo signado por una deficiente economía, y un
estancamiento notorio en todas las esferas financieras del Estado (De Riz, 2007), que persisten
incluso hoy en día. Paraguay sostiene un modelo agroexportador que evidencia su
susceptibilidad cada vez que los precios internacionales bajan; asimismo, sus dos socios
vecinos: Brasil y Argentina no se convierten en mercados de acceso e incluso pueden funcionar
como competencia.
El fenómeno político y el desenvolvimiento adquirido por el sistema de partidos paraguayo
en estas últimas décadas, se caracterizan por la apropiación de todos los sectores políticos por
parte del Partido Colorado, que se refleja en la exclusión de los ciudadanos de las esferas
públicas. El partido controla la permanencia democrática y la aparición de los Golpes de Estado,
hace uso libre de los recursos estatales, triangula poderes con las Fuerzas Armadas, etc.
Asimismo, establece los candidatos para los cargos sabiendo con seguridad que triunfarán en las
elecciones Sumado a ello, ostenta una constancia en el poder tanto sea en períodos de
democracia como en las rupturas dictatoriales (López, 2007; Zamora, 1995).
Es necesario remarcar lo anteriormente descripto y recordar el perfil autoritario que tiene
Paraguay en su historia política (entre cuatro de sus presidentes suman casi cien años de
gobierno: Gaspar de Francia, Antonio López, Solano López y Alfredo Stroessner), para dar
cuenta de la magnitud que adquiere el suceso electoral del corriente año.
Coyuntura política: elecciones 2008
Es en este contexto donde se torna sumamente interesante analizar el rol del líder outsider
que triunfa en las últimas elecciones con más del 40% de los votos (un equivalente a 766.502
del total de 1.874.127 de electores declarados en el Tribunal Superior de Justicia Electoral).
Es indudable que el escenario de los Nuevos Gobiernos de América Latina, tanto como el
desarrollo adquirido, sobre todo en los últimos años, por el MERCOSUR han influenciado
dentro de la política doméstica de Paraguay. Es esta una de las maneras de analizar el resultado
electoral. Luego de la intentota frustrada de golpe de Estado de Lino Oviedo en 1996, que fue
repudiada totalmente por los países miembros, se evidencio que el MERCOSUR no recibiría
con agrado una regresión al autoritarismo (Ansaldi, 2001).
Fernando Lugo gana la presidencia encabezando una coalición altamente heterogénea: la
Alianza Patriótica Para el Cambio, que cuenta entre sus participantes a grupos de tendencia
socialista, marxista, indigenista, estudiantiles, agrupaciones independientes, campesina, y al
tradicional Partido Liberal. Lugo se impuso en las runas sobre la colorada nicanorista Blanca
Ovelar y, el ya conocido, Lino Oviedo (quien estuvo refugiado en la “Argentina menemista”).
El presidente saliente, Nicanor Duarte Frutos, fue el primer presidente colorado en muchos
años, que no pertenecía a las líneas militares ni las empresarias del partido (De Riz, 2007)
“Monseñor Lugo” se convierte en el primer mandatario paraguayo que, luego de 61 años
ininterrumpidos de gobierno monocolor, gana las elecciones sin pertenecer al Partido Colorado
ni al Partido Liberal. Este nuevo personaje político combina su convicción en Dios y en la
Iglesia Católica, con un discurso de crecimiento con equidad, soberanía energética, justicia
social y reconciliación nacional: “el perdón dará reconciliación, la reconciliación es condición
de existencia de la paz y sin paz no puede haber progreso”1.
Su estrategia política comienza por el diseño de un pluralista mando ministerial, incluyendo
en la cabeza de dichos organismos a militantes de diversas corrientes. De todas maneras, la
dificultad reside en el potencial peligro de vacío en las Cámaras que tanto los legisladores de
UNACE (liderado por Oviedo) y de la ANR pueden hacerle al nuevo Gobierno; dado que sin
formar coaliciones parlamentarios, la Alianza Patriótica no posee mayoría por si misma.
1
Discursos disponibles en http://www.youtube.com/watch?v=kI0hb7oAn6E; y
http://www.dailymotion.com/relevance/search/gregoryschepard/video/x3actq_lushamaritatigrego_news
La finalidad de este escrito es efectuar un análisis sobre las relaciones existentes entre
los patrones de institucionalización en la administración y la gestión (de las decisiones) públicas
y el republicanismo. La crisis de la representación no puede desligarse de otras dimensiones de
la debacle argentina: la destrucción del Estado, la desarticulación de la nación, la quiebra de su
economía y la falta total de autonomía internacional. Se podría decir que algunos de estos
procesos tienen también su correlato en países de Europa, pero en ningún caso, éstos se suman y
se combinan como en el nuestro. No se trata, por lo tanto, sólo de una cuestión de época, sino de
una crisis política de magnitud sin precedentes en la historia nacional. Un problema inicial es
apuntar a saber qué se puede esperar de las propias instituciones políticas y qué de la
movilización y la organización popular, de las luchas sociales y su articulación en un
cuestionamiento al modelo imperante, no sólo en el terreno económico y social, sino también en
el político.
Me propongo entonces en este escrito: Ofrecer una visión de la situación argentina
como un caso de déficit de las instituciones democráticas, acentuada por una profunda crisis de
legitimidad.
ESCENARIO DE LA CRISIS
La crisis se refleja en un vacío de autoridad política que erosiona la funcionalidad de la
institucionalidad democrática. La condena de la opinión pública al rol de los legisladores se ha
trasladado a la razón de ser el Congreso. La brecha entre la sociedad política y la sociedad civil
se está manifestando de modo tal que ambas pueden percibirse como esferas autónomas y
contradictorias entre sí. La clase política está preocupada por ocasionar el debilitamiento de la
base de sustentación social del sistema. Su búsqueda recae en nuevos recursos institucionales y
legales para mantener la esencia de un modelo representativo agotado en su capacidad de
generar legitimidad para la continuidad democrática. Esto ha sido enfatizado en el discurso de
Juan Carlos Herrera, quien afirma: “Las dilaciones y desinteligencias para llevar en adelante
una reforma política reclamada, de modo explícito, en la Mesa del Diálogo Argentino, están
poniendo en riesgo la credibilidad de la práctica democrática al reflejar la no disposición a
flexibilizar los mecanismos de la representación política que permitan mayor competencia en
las candidaturas y mejoras sustanciales en la calidad de la representación. En la medida que el
orden social pierde su fundamento de legitimad en un orden racional-legal, ésa capacidad de
imponer que define al poder como fuerza, se traslada a los márgenes de la sociedad y es ejercida
en esos márgenes por la delincuencia, por la protesta inorgánica, por la parálisis de actividades
económicas. El poder se transforma en crisis y habita en el proceso de desmembramiento de los
vínculos sociales acentuando la disgregación, la prepotencia, la arbitrariedad y la formación de
formación de fortalezas de poder autonomizadas que no pueden reconstruir un espacio de
negociación en el contexto de la sociedad”1. “Los partidos ganan elecciones pero no la
confianza de los ciudadanos”2. Siguiendo en este punto nuevamente a Herrera decimos: que el
proceso presenta dos aspectos3: Por una parte el desfasaje creciente entre las prioridades de la
sociedad y las propias del sistema político. Por otra parte, la confrontación abierta planteada en
un contexto de rechazo a principios de legitimidad de la autoridad política que se manifiesta en
episodios de acción directa por parte de agrupamientos ad-hoc que, aún cuando expresan el
sentimiento de impotencia colectiva, también están señalando la tendencia de los cambios
necesarios. Es preciso tomar en cuenta que toda sociedad despolitizada carece de sustento de
sociabilidad. Es necesario volver a descubrir la realidad del poder donde se produce y no en los
márgenes sociales donde ejerce sin controles, sus formas más repulsivas y aberrantes. La
discusión en torno al lugar central de la política y de la explicitación del poder tiene que ver con
*
Abogada, integrante del grupo de investigación “Pensamiento Crítico”. Director: Slavin Pablo E. Facultad de
Derecho. UNMDP.
1
Herrera, Juan Carlos, “El poder hecho añicos”, junio 2002.
2
Paramio Ludolfo, “La crisis de la política en A.L.” www.iesam.csic.es.
3
Herrera, Juan Carlos, “El poder hecho añicos”, junio 2002
al recuperación del Estado y el fundamento de racionalidad legal que es el sustento del Estado
democrático. De allí la importancia de una profunda reforma institucional en el campo de la
política.1
La crisis se refleja en un vacío de autoridad política que erosiona la funcionalidad
de la institucionalidad democrática. La condena de la opinión pública al rol de los
legisladores se ha trasladado a la razón de ser el Congreso. La brecha entre la sociedad
política y la sociedad civil se está manifestando de modo tal que ambas pueden percibirse
como esferas autónomas y contradictorias entre sí. La clase política está preocupada por
ocasionar el debilitamiento de la base de sustentación social del sistema. Su búsqueda recae
en nuevos recursos institucionales y legales para mantener la esencia de un modelo
representativo agotado en su capacidad de generar legitimidad para la continuidad
democrática. Esto ha sido enfatizado en el discurso de Juan Carlos Herrera, quien afirma:
“Las dilaciones y desinteligencias para llevar en adelante una reforma política reclamada, de
modo explícito, en la Mesa del Diálogo Argentino, están poniendo en riesgo la credibilidad
de la práctica democrática al reflejar la no disposición a flexibilizar los mecanismos de la
representación política que permitan mayor competencia en las candidaturas y mejoras
sustanciales en la calidad de la representación. En la medida que el orden social pierde su
fundamento de legitimad en un orden racional-legal, ésa capacidad de imponer que define al
poder como fuerza, se traslada a los márgenes de la sociedad y es ejercida en esos márgenes
por la delincuencia, por la protesta inorgánica, por la parálisis de actividades económicas. El
poder se transforma en crisis y habita en el proceso de desmembramiento de los vínculos
sociales acentuando la disgregación, la prepotencia, la arbitrariedad y la formación de
formación de fortalezas de poder autonomizadas que no pueden reconstruir un espacio de
negociación en el contexto de la sociedad”2. “Los partidos ganan elecciones pero no la
confianza de los ciudadanos”3. Siguiendo en este punto nuevamente a Herrera decimos: que
el proceso presenta dos aspectos4: Por una parte el desfasaje creciente entre las prioridades
de la sociedad y las propias del sistema político. Por otra parte, la confrontación abierta
planteada en un contexto de rechazo a principios de legitimidad de la autoridad política que
se manifiesta en episodios de acción directa por parte de agrupamientos ad-hoc que, aún
cuando expresan el sentimiento de impotencia colectiva, también están señalando la
tendencia de los cambios necesarios. Es preciso tomar conciencia de que toda sociedad
despolitizada carece de sustento de sociabilidad. Es necesario volver a descubrir la realidad
del poder donde se produce y no en los márgenes sociales donde ejerce sin controles, sus
formas más repulsivas y aberrantes. La discusión en torno al lugar central de la política y
de la explicitación del poder tiene que ver con al recuperación del Estado y el fundamento
de racionalidad legal que es el sustento fiduciario del Estado democrático. De allí la
importancia de una profunda reforma institucional en el campo de la política, lo que el
Diálogo Argentino ha dado en llamar la reforma política como condición principal para
recomponer el valor de la confianza en el aparato institucional del Estado para hacer
posible otra vinculación entre la sociedad civil y el sistema político.5
EL ESTADO Y LA CRISIS DE AUTORIDAD
La crisis de representación, ha señalado Isidoro Cheresky, en su artículo llamado “La
crisis de Representación Política”6 se ha manifestado a través de la movilización ciudadana
hacia los partidos políticos. Incluso afecta la relación con los sindicatos, la justicia y otras
1
El Diálogo Argentino ha dado en llamar la reforma política como condición principal para recomponer el valor de la
confianza en el aparato institucional del Estado para hacer posible otra vinculación entre la sociedad civil y el sistema
político.
2
Herrera, Juan Carlos, “El poder hecho añicos”, junio 2002.
3
Paramio Ludolfo, “La crisis de la política en A.L.” www.iesam.csic.es.
4
Herrera, Juan Carlos, “El poder hecho añicos”, junio 2002.
5
El Diálogo Argentino ha dado en llamar la reforma política como condición principal para recomponer el valor de la
confianza en el aparato institucional del Estado para hacer posible otra vinculación entre la sociedad civil y el sistema
político.
6
Cheresky, Isidoro; “La crisis de Representación Política”; 2 de Julio de 2002.
instituciones. Esta movilización es “sorprendente para los tiempos que corren”, pues “sucede a
contramano de lo que fueron los rasgos dominantes de nuestra sociedad y las sociedades
contemporáneas en general”, donde la presencia política está cada vez más limitada al acto de
votar. La “autonomización respecto a los partidos” se produce en una sociedad donde “las
identidades políticas fueron, durante décadas, muy rígidas”.
Formalmente el poder ejecutivo, pero de hecho el ministerio de economía, ha obtenido
una delegación de facultades parlamentarias que al atribuirle capacidades legislativas en ciertas
materias ha generado una modificación del régimen político en el sentido de una mayor
concentración de la capacidad decisoria y de relegación del parlamento y mas en general de la
deliberación. Es en este punto que Isidoro Cheresky hace hincapié en su artículo “La política, de
la tribuna a la pantalla”. Son sus palabras: “En esta situación de fragmentación política,
desdibujamiento de los alineamientos partidarios y concentración de poder, y en términos
generales de impotencia de la clase política, operan fuertes condicionamientos provenientes del
poder financiero. A diferencia de los poderes económicos tradicionales este no está regido desde
un centro o centros con finalidades durables y conocidas y no emana en general de los secretos
de los grandes propietarios. Ahora los valores dominantes, los bursátiles, se definen en el
pronunciamiento de una suerte de opinión pública constituida por una variedad de agentes que
incluyen la diversidad de tenedores de títulos y acciones1 La escena pública de la emergencia
económica está impulsada por las cotizaciones de la bolsa y las calificaciones del riesgo país.
Las pizarras que anuncian el punto de equilibrio resultante del pronunciamiento de una variedad
de actores no concertados salvo excepcionalmente, exhiben así un dictamen sobre la evolución
de la emergencia. Sobre la interpretación de estos signos se suscita una deliberación mediática
seguida con extrema atención por amplias audiencias en los momentos críticos pero que lleva al
hastío y al desinterés cuando la tensión se hace continua y que es protagonizada sobretodo por
los expertos que se confrontan en torno a como responder ante el requerimientos de los muy
poderosos y anónimos agentes de los cuáles depende la posibilidad de salir de la emergencia”2.
Así, la gobernabilidad depende de signos públicamente constituidos que son puestos en
circulación mediática al momento mismo que cobran existencia. Estos mandatos no campean
solos debido a que existe como contrapartida un poder ciudadano cuya expresión dominante es
la figura de la opinión pública. Los decisores políticos, en la medida que la legitimidad electoral
persiste como la clave de acceso al poder, se hacen eco del estado de la opinión ofrecido por
los sondeos. El giro de la opinión pública se ha mostrado capaz de contrarrestar los imperativos
de gobernabilidad provenientes de los mercados3. La opinión pública es una construcción
vehiculizada por los medios gráficos y audiovisuales que adquiere consistencia en las diferentes
figuraciones que ofrece la televisión. Es decir, que la misma se construye a través de aquellas
1
En esta nota Cheresky nos muestra que a quienes él se refiere son bancos, inversores institucionales como los
constituidos por los fondos de pensión y ahorro, empresas e inversores personales. Pero también intervienen cuando
esta en juego la deuda pública como es el caso argentino instituciones públicas internacionales condicionadas por las
decisiones de los gobiernos de los principales potencias mundiales, como el Fondo monetario internacional. El
funcionamiento de los mercados, según los estudiosos del poder financiero, no esta determinado por el diagnóstico
de la economía real ya sea del país o de la empresa, sino que derivada en buena medida de factores subjetivos y está
muy influido por las llamadas calificadoras de riesgo que atribuyeren regularmente una acotación sobre las
posibilidades de reembolso de las deudas contraídas por los países deudores.
2
Cheresky, Isidoro. (2001) “La política, de la tribuna a la pantalla”.
3
A fin de aclarar esta idea, Cheresky en su artículo “La política, de la tribuna a la pantalla” nos hace una breve reseña
de lo que sucedió en el Ministerio de Economía en esos años. A tal fin, nos dice: “J. L Machinea que estuvo a cargo
del Ministerio de Economía durante casi dieciséis meses hasta marzo del 2001, presentó su renuncia cuando se hizo
evidente su fracaso en ganar la confianza de los mercados pese al refuerzo de crédito internacional, lo que descalificó
la expectativa de que el liderara la salida de la recesión y planteó la posibilidad que el país llegara en poco tiempo a la
cesación de pagos. R. López Murphy, designado para sucederlo, formuló un programa de fuertes restricciones del
gasto público que afectaba principalmente a la Educación general, las Universidades y el gasto provincial, obteniendo
para este diciplinamiento el respaldo entusiasta de los principales agentes económicos en particular los vinculados al
mundo de las finanzas. Pero, los representantes de los sectores afectados anunciaron una reacción social; antes que
esta se concretara, una agitada e improvisada asamblea de dirigentes políticos oficialistas aglutinados en la quinta
presidencial obtuvo del presidente la renuncia del flamante Ministro. Su sucesor, D. Cavallo, mucho menos
apreciado por el oficialismo que su predecesor y dirigente de un partido rival que había competido en su
representación en las selecciones presidenciales, fue sin embargo aceptado pues se presumía que conjugaría, como
se ha señalado, el favor de los mercados y la popularidad de la opinión”.
situaciones que los medios de comunicación hacen conocer. Otras expresiones ciudadanas
menos centrales, al menos por el momento, provienen de acciones sociales reales entre las
cuales se destacan las tradicionales huelgas generales y los novedosos cortes de ruta. Pero
buena parte de estas acciones, portadoras del signo de la protesta social y eventualmente del
temido estallido, están orientadas a adquirir “realidad” no por la vía de quienes participan
directamente en ellas sino de quienes asisten a su transmisión o retrasmisión mediática1.
LA DESINTEGRACIÓN INSTITUCIONAL ARGENTINA
El año 2001 será recordado como el de las desintegraciones argentinas. Esto ocasionó la
profundización de la exclusión y de la miseria en gran parte de los sectores populares. Se
considerarán culpables de tales consecuencias la convertibilidad, las privatizaciones y el
usurario sistema bancario; transformaciones que en su momento fueron reflejo del éxito.
“En los análisis de ciencias sociales de nivel macro, la noción de desintegración política
suele remitir a dos tipos de fenómenos diferentes que no necesariamente se presentan juntos. En
términos generales, cabe distinguir los procesos de división de sociedades nacionales respecto
de aquellas situaciones en las que se desintegran determinadas instituciones estatales y actores
específicos del sistema político, sin que se fragmente la unidad territorial nacional. Sea que estas
divisiones se produzcan por consenso o por medios violentos, quienes impulsan los cambios
conjugan los intereses de determinadas elites dirigentes y los sentimientos y la movilización de
importantes sectores de la población que dejaron de creer, o nunca creyeron en la comunidad a
la que ellos pertenecían. También la desintegración política puede darse a través de la pérdida
de las capacidades del sistema estatal y de representación política para mantener la confianza de
los miembros de sus sociedades y asegurar la legitimidad de las instituciones. Es a partir de esa
autonomía ampliada que cobra su verdadero significado social la noción de clase política, de
matiz ofensivo en otras circunstancias. El representado, por su parte, se distancia lentamente de
la ilusión representativa y las encuestas electorales comienzan a registrar proporciones mayores
de abstencionistas que optan, al fin, por el mal menor”2. En nuestro país, dada las diferencias
estructurales con respecto a las naciones más desarrolladas y modernas, así como las disímiles
posiciones ocupadas en el sistema económico y político mundial, es preferible evitar las
“falacias homogeneizadoras”3. En nuestro caso, desde hace una década los estallidos de
indignación contra las decisiones de los gobiernos y de repudio a los dirigencias políticas
movilizan emociones fuertes profundamente ocupadas por los asuntos públicos. Las protestas
contra los aparatos estatales se realizaron reivindicando la defensa del interés general, que se
consideró menoscabado por el mal desempeño de los tres poderes del sistema democrático y
republicano. Las movilizaciones expresaron las protestas de la opinión pública contra los modos
de funcionamiento de los aparatos estatales y del sistema político que todavía conservaban
niveles de legitimidad suficientes como para ser interlocutores de los reclamos. Sidicaro hace
un breve análisis acerca de la actitud que tomó la población y las consecuencias de esas
protestas. Siguiendo su razonamiento podemos decir que si la consecuencia fue el incremento
de la desintegración del reconocimiento y de la legitimidad de las instituciones estatales y de los
partidos, eso sucedió en virtud de que desde la sociedad se captó correctamente que el maltrecho
Estado y los cuestionados partidos políticos optaban por alternativas que favorecían los intereses
de los actores socioeconómicos predominantes. “La sociedad solamente pedía un Estado que
hiciera cumplir las leyes y que asumiera la preservación del interés general”4. Nuestras
desintegraciones políticas afectan desde hace años las prácticas de las estructuras e
instituciones estatales, y sus efectos se expanden en otras esferas de la actividad social. Desde
hace varias décadas el Estado Argentino demuestra que carece de capacidades burocráticas para
controlar las acciones contrarias a las leyes de los actores socioeconómicos más importantes. No
consigue evitar las evasiones impositivas, neutralizar las fugas de capitales, hacer cumplir las
legislaciones laborales, y además, transfiere a los sectores propietarios fondos públicos por los
1
Cheresky, Isidoro. (2001) “La política, de la tribuna a la pantalla”.
2
Sidicaro, Ricardo, 2002, “Las desintegraciones institucionales argentinas y sus consecuencias sociales”.
3
Sidicaro, Ricardo, 2002, “Las desintegraciones institucionales argentinas y sus consecuencias sociales”.
4
Sidicaro, Ricardo, 2002, “Las desintegraciones institucionales argentinas y sus consecuencias sociales”.
más variados motivos. Las concesiones estatales otorgadas a esos agentes poderosos privados
fueron componente primordial del crecimiento de sus patrimonios, mientras que,
paradójicamente, criticaban el intervencionismo del Estado en la economía. Es imprescindible
tener en cuenta a la hora de analizar el debilitamiento de los aparatos estatales, la existencia de
las relaciones de fuerzas adversas que los mismos mantienen, desde hace muchos años, con los
grandes intereses nacionales y extranjeros que gravitan sobre la toma de decisiones. Esos
actores no conforman un bloque social, sólo los asemeja su interés por las ganancias y los
negocios; objetivos para los que no necesitan instituciones ni sistemas económicos y culturales
que sean históricamente visibles y sustentables. El Estado es un gasto, la política es un costo y
la educación, la ciencia y la cultura no son rentables1. La desintegración del modelo pudo haber
abierto una crisis económica grave, pero relativamente acotada, de no mediar la incapacidad del
gobierno aliancista para encarar alternativas serias y que distribuyeran con criterios equilibrados
los costos del fin de la convertibilidad. Pero el poder económico consiguió hacer de la crisis un
negocio, y el corralito fue el mecanismo con el que captó nuevas ganancias financieras”2. Con la
agudización de la crisis económica y la creciente desintegración de las capacidades estatales,
declinaron los niveles deficientes de normalidad con los que operaban los sistemas públicos de
salud, de educación, de seguridad y asistencia social, así como los encargados de eventuales
iniciativas para paliar los efectos del desempleo y otros problemas. Ninguna de las carencias de
las políticas públicas en esos temas ha producido numerosos efectos de fragmentación de la
estructura social. En el plano de la acción del gobierno, las deficiencias de las funciones
estatales fueron permanentes factores de desgaste de su credibilidad3.
NUEVOS ACTORES SOCIALES
Sobre este punto, Cheresky4 afirma que hoy en día han aparecido una serie de nuevos
actores sociales, entre los que se encuentran los caceroleros y los piqueteros. En este contexto se
ha producido una movilización social inédita. Hemos visto movilizarse a actores que no
corresponden con lo que los sociólogos esperaban. Los caceroleros y los piqueteros no
corresponden con el paradigma de las clases sociales. Cheresky apuntó que “hay quienes
piensan que estos actores son efímeros y serán reemplazados por otros. Yo creo que no son
efímeros”. Si bien “esta presencia pública fue inesperada, la sociedad argentina ya había
empezado a cambiar mucho, porque se había debilitado la cautividad política. La ilustración era
esa presencia tan particular de la fluidez ciudadana que son las encuestas de opinión”, el hecho
de que los políticos “comenzaran a ligar su rumbo a los resultados de las encuestas”.
El cacerolazo ha tenido como objetivo vetar al Gobierno de forma masiva, en palabras de
Cheresky. De este modo, “se instala la idea del poder en la calle”. El resultado es “una sociedad
que se pronuncia negativamente y cuya fórmula enigmática es ‘que se vayan todos’. Esa es la
expresión de una profunda crisis de representación. No hay ninguna alternativa al ‘que se vayan
todos’”. Sin embargo, “esta movilización no es contra las instituciones democráticas. Va en el
sentido de un reclamo de renovación de la representación política”. El proceso cuenta con
“potencialidades variadas”. Una posibilidad es que esta nueva movilización lleve a “una
reconstitución de la sociedad civil, una mayor presencia permanente de los ciudadanos”. Otro
nivel de movilización es el vinculado con la exclusión social y la pobreza. Para Cheresky, “los
excluidos, los desocupados, no son básicamente un actor”, pues “lo que crea la exclusión es la
ruptura de los lazos de pertenencia”, que conduce al individualismo. Sin embargo, ambos
“pueden tener una forma de presencia pública cristalizándose colectivamente en la protesta”.
“El recurso de la huelga -explicó- es el de parar un recurso productivo. En el excluido el recurso
es el bloqueo, el corte de ruta”. Pero los desocupados no se organizan, sino que hay “grupos de
representación virtual”. Según Cheresky “el futuro político y general de la Argentina es
dudoso”, pues sería necesaria “la constitución de liderazgos políticos nuevos o viejos” y “la
1
La crisis del Estado y los Actores políticos y socioeconómicos en la Argentina 1989-2001, Buenos Aires, Libros de
Rojas –Universidad de Buenos Aires, 2001, p. 107.
2
Sidicaro, Ricardo, 2002, “Las desintegraciones institucionales argentinas y sus consecuencias sociales”.
3
Sidicaro, Ricardo, 2002, “Las desintegraciones institucionales argentinas y sus consecuencias sociales”.
4
Cheresky, Isidoro; “La crisis de Representación Política”; 2 de Julio de 2002.
1
En este punto, Campione pone de manifiesto que se refiere no sólo a la gran empresa privada, sino a. los organismos
financieros internacionales, formales, o informales (como el Grupo de los 7 o el Club de París), donde los
representantes estatales tienen la cantidad de votos que el capital aportado les asigna.
1
Pérez, Germán; “Modelo para armar: complejidad y perspectivas de la protesta social en la Argentina
reciente”; Diciembre 2002.
2
Pérez, Germán; “Modelo para armar: complejidad y perspectivas de la protesta social en la Argentina
reciente”; Diciembre 2002.
3
Pérez, Germán; “Modelo para armar: complejidad y perspectivas de la protesta social en la Argentina
reciente”; Diciembre 2002.
licitaciones, que contrate personal idóneo”1; una concepción moderna de los roles de las
instituciones oficiales, nunca fue una demanda real de los dueños del poder económico o de los
organismos internacionales, ya que de ser así dicha reforma se habría concretado, al igual que
todo lo que pendía de ella.
Planteada desde la perspectiva de los países del primer mundo, sólo conduciría a
agravar las múltiples desintegraciones y sus consecuencias sociales.
El gobierno representativo debe aparecer en la dirección de un republicanismo
deliberativo, donde la gestión de la cosa pública no se restrinja a la manipulación de las elites
amparadas en la razón de estado, sino que incorpore efectivamente instancias colectivas de
participación deliberativa y control ciudadano2.
Las formas de la política están experimentando una transformación decisiva. Las
instituciones y actores tradicionales cambian y aparecen otros nuevos. Pero sobretodo, el
ámbito de la política se ha desplazado. Persisten por supuesto los conciliábulos de los
poderosos y hay también movilización política efectiva, pero la circulación de voluntades,
informaciones y decisiones descentralizadas parece predominar.
El futuro político y general de la Argentina es “dudoso”3, pues sería necesaria la
constitución de liderazgos políticos “nuevos o viejos”4 y la recuperación de un marco de
soberanía que haga posible el ejercicio de la decisión política. Actualmente la movilización
ciudadana encierra un significado alentador de renovación política.
1
Sidicaro, Ricardo, 2002, “Las desintegraciones institucionales argentinas y sus consecuencias sociales”.
Pérez, Germán; “Modelo para armar: complejidad y perspectivas de la protesta social en la Argentina
reciente”; Diciembre 2002.
2
Pérez, Germán; “Modelo para armar: complejidad y perspectivas de la protesta social en la Argentina
reciente”; Diciembre 2002.
3
Cheresky, Isidoro; “La crisis de Representación Política”; 2 de Julio de 2002.
4
Cheresky, Isidoro; “La crisis de Representación Política”; 2 de Julio de 2002.
El debate en la sociedad
El debate es y ha sido una pieza clave en la construcción de nuestras sociedades, y se
vuelve fundamental para garantizar el buen funcionamiento de la democracia. Algunos párrafos
del extenso material alojado en el sitio web de la Asociación Internacional de Debate Educativo
(IDEA, por sus siglas en inglés), una de las organizaciones de debate más importantes del
mundo, nos dan mayor claridad al respecto:
“Desde su origen, el debate ha estado intensamente relacionado con el concepto de
sociedad abierta. En la antigua Atenas, los ciudadanos se reunían en foros para discutir y debatir
los asuntos más relevantes del día antes de emitir su voto. Estos debates eran una parte integral
de la nueva forma de gobierno que Atenas legaría al mundo: la democracia.
“A diferencia de regímenes totalitarios y otros no democráticos en los cuales un
conjunto limitado de ideas son impuestas como verdades absolutas, las sociedades democráticas
dependen del libre y abierto intercambio de ideas. De hecho, puede decirse que una verdadera
democracia no puede existir sin el debate. Para que este sistema funcione, los valores
promovidos y desarrollados por el debate -razón, tolerancia- deben ser alcanzados y
consolidados. Pero aún entre las sociedades que restringen la discusión abierta, el debate puede
enseñar a la juventud que ninguna persona ni gobierno posee la última verdad.”
Características
De acuerdo a la Real Academia Española, un debate es una “discusión de opiniones
contrapuestas entre dos o más personas”. La amplitud de la definición nos lleva a restringir un
poco más la idea a la que apuntaremos al referirnos a “debate” en los siguientes párrafos.
Hablaremos de “debate” como una instancia estructurada de discusión entre dos o más partes,
que se enfrentan estando en diferentes posturas respecto a una resolución. Diremos que el
“formato” del debate es la descripción del número de oradores de cada parte, los tiempos de
cada exposición, los objetivos a alcanzar en cada fase y el modo de asignación de posturas, entre
otros.
El stock de formatos de debate es infinito, dado que los más tradicionales pueden ser
adaptados a las necesidades de una ocasión particular y que es posible diseñar formatos nuevos
sin partir de esquemas anteriores. Esta flexibilidad hace difícil la generalización de las
características de los formatos: aunque lo más usual es el enfrentamiento entre dos partes, el
número puede ser superior; cada parte puede tratarse de una persona o un equipo compuesto por
varios participantes; algunos formatos incorporan intervenciones de la audiencia; en algunos
casos se requiere la participación de un moderador; etc.
Además de tener un formato, el debate suele ser competitivo, lo que significa que
alguna de las partes participantes resulta ganadora. Lo más frecuente es que un jurado imparcial
determine el veredicto considerando la calidad de los argumentos presentados por cada parte y
de las refutaciones realizadas ante los argumentos de sus oponentes (relevancia, validez lógica,
respaldo con evidencia), la destreza para la comunicación adecuada de las ideas y otros aspectos
indicados por cada formato.
Por su parte, la asignación de posturas suele realizarse al azar, de modo que los
participantes deban tomar aleatoriamente cualquiera de ellas.
Miremos todo esto en un ejemplo:
*
Red Sin Fronteras Patagonia.
Objetivos
Mediante la creación de programas de debate se les ofrece a los jóvenes espacios para participar
en un intercambio de ideas libre, abierto y crítico. La práctica del debate no constituye
necesariamente un fin en sí mismo, sino que sirve como medio para el alcance de diversos
objetivos:
-Desarrollo del pensamiento crítico y habilidades argumentativas.
-Desarrollo de habilidades comunicacionales.
-Promoción del trabajo en equipo.
-Desarrollo de habilidades de investigación.
-Promoción del interés en asuntos sociales, económicos y políticos.
-Desarrollo del respeto al prójimo, a sus argumentos e ideas.
-Promoción de la tolerancia y el entendimiento individual, local, intercultural e internacional.
-Promoción del análisis de conflictos y la búsqueda de soluciones.
-Promoción de la participación ciudadana.
Por su parte, la importancia de la discusión como tal podemos notarla en palabras de
John Stuart Mill, en Sobre la libertad (1859): “En ausencia de la discusión no sólo se olvidan
los fundamentos de la opinión sino también con mucha frecuencia el significado de la opinión
misma; a falta de discusión, las palabras que la transmiten dejan de sugerir ideas. En vez de un
concepto definido y una creencia viviente, sólo quedan unas frases retenidas de memoria”.
Resoluciones
Las resoluciones son afirmaciones que definen el tema del debate; usualmente un
equipo debe defender y otro rechazar una resolución dada a lo largo de toda la discusión. Las
resoluciones serán diseñadas de acuerdo a los intereses y propósitos del desarrollo del debate.
Una primera consideración en cuanto al diseño de la resolución, es que debe ser
debatible. Esto significa que debe ser razonablemente accesible la formulación de argumentos
relevantes tanto a favor como en contra de la misma. Rara vez resulta debatible una resolución
ante la cual casi todas las personas se expresen en una misma postura.
La literatura acostumbra distinguir tres tipos de resoluciones: de hechos, de valores y de
políticas; si bien los límites entre ellos no siempre son claros, conocer la clasificación es útil
para apreciar la gran diversidad de matices que pueden alcanzarse según el modo en que se
aborde algún tema.
Los argumentos sobre las resoluciones deben estar contenidos en los primeros
desarrollos, donde los participantes deberán presentar sus razones para afirmar u oponerse a la
resolución. Los discursos siguientes tienen como fin responder y analizar los argumentos ya
presentados. Así, se presentan objeciones a los discursos de los oponentes, y se defiende la
postura propia ante las refutaciones del equipo contrario. Los interrogatorios tienen por fin
clarificar argumentos y crear una base para las objeciones que se harán en las exposiciones
restantes.
Cada debate incluye dieciséis minutos de tiempo de preparación, ocho minutos para
cada equipo, que pueden solicitarse fraccionados o continuados.
Avances
El programa de debate de Red Sin Fronteras Patagonia tiene por objetivo promover la
práctica del debate entre jóvenes, con un foco especial en estudiantes de instituciones de nivel
medio. Desde 2004, a fines de organizar su trabajo, ha planteado el siguiente esquema
cronológico:
1. Difusión del debate como herramienta 4. Debates locales entre estudiantes de
educativa. diferentes escuelas.
2. Capacitación de jóvenes y docentes. 5. Debates regionales entre estudiantes
3. Debates de entrenamiento en escuelas. de diferentes localidades.
*
Administradora de Consorcios (RPA /GCBA). Profesora de Inglés. (AACI ). Maestra de Francés (Alianza Francesa
de Bs.As.). Ciencias Económicas (UBA). Miembro de Comisión APDH. Diario Bs.As. Corazón Porteño.
*
Este texto es un trabajo parcial elaborado en el marco del proyecto Ubacyt Observar los medios: las poéticas de la
Comunicación Visual en las programaciones mediáticas, dirigido por la Dra. Alicia Entel. Dicho proyecto se propuso
la indagación y seguimiento de poéticas de comunicación visual y el análisis de representaciones visuales para
estudiar –entre otros temas- el modo por el cual los medios construyen "imagen" acerca de ciertos asuntos.
en el sentido peirceano, es decir que se relacionan con el objeto que denotan por analogía. “Un
signo por Primeridad es una imagen de su objeto” (Peirce: 1986). Pero también poseen una
dimensión indicial, en tanto retratos confirmados por la “experiencia real” (Eco:1968) en esa
lectura correspondiente al tercer principio de L. Groarke.
En segundo lugar, son metáforas, de modo que poseen un segundo nivel de analogías,
ya que Ch. Peirce demostró que la metáfora es un signo icónico, es decir analógico con su
objeto (Peirce, 1986).
La primera analogía, entonces, remitirá a un objeto identificable en el mundo que
llamábamos “real”: a través de los signos visuales que en cada caricatura delinean la figura de la
Presidente, se remite a su persona y al ejercico de su cargo. Este sería su sentido “interno”,
desde el punto de vista de L. Groarke.
La segunda analogía, la metafórica, predica características de los tres objetos anteriores.
El “sistema conceptual “en términos de Lakoff y Johnson al que confluyen las caricaturas del
corpus (o el estereotipo que actualizan) puede ser enunciado así: “Cristina no es Cristina”, o “La
Presidente no es la verdadera presidente”, o “El que gobierna es Néstor, no Cristina”
(frecuentemente expresados en los discursos opositores con el cliché “doble comando”). Porque
o es un títere de Néstor Kirchner, o un muñeco, o la Madrastra, o reviste una personalidad
invadida por su esposo. Nos hemos deslizado al sentido “externo”. La fuerza argumentativa de
la metáfora tiene aquí una fundamentación entimémica en la actualización de un topos: la idea
(ingenua y paradójica) de que un presidente en los sistemas denominados democráticos es una
figura autónoma, autosuficiente, y que como tal ejerce su mandato. Esto implica desconocer el
verdadero carácter de las repúblicas democrático burguesas, atribuyéndoles un rasgo que sería
más conveniente a las monarquías autocráticas que a los gobiernos republicanos.
Pero la argumentación entimémica de las imágenes no requiere necesariamente de la
metáfora y menos aún de la metáfora visual. Falta una explicación que justifique
semióticamente ese poder argumentativo que estos autores le atribuyen.
Para ello, postularemos que la “difícil refutación” (Le Guern:1981) de la metáfora visual,
o, si se prefiere, su vigor argumentativo, se basa en esta reduplicación analógica, en la
combinación de estos dos “niveles” de iconicidad, uno de los cuales tiene, también, una
dimensión indicial. Hablamos de indicialidad de los íconos en el sentido de que
reproducen hábitos perceptivos, tal como lo señalara U. Eco (1968) “...los signos
icónicos... reproducen algunas condiciones de la percepción común, basándose en
códigos perceptivos normales y seleccionando los estímulos que... permiten construir una
estructura perceptiva que -fundada en códigos de experiencia adquirida- tenga el mismo
“significado” que el de la experiencia real denotada por el signo icónico”. Su caso
ejemplar es el retrato pictórico.
El proceso típico de la analogía metafórica se formula “A es a B como C es a D”. Pero
en las metáforas visuales, a diferencia de las verbales, esa indicialidad de los signos del primer
nivel analógico modifica los términos de la comparación, porque la indicialidad produce el
efecto de sentido de “existencia real” del objeto. Por lo tanto, la formulación será la siguiente: A
es a B (primer nivel analógico-existencial) como C es a D (segundo nivel, metafórico, e.d.
analógico-“¿existencial?”) porque en éstas la relación A-B (ícono e índice de un objeto “real”)
“indicializa”, “existencializa”, la relación C-D (ícono de un objeto que se contagia de realidad
existencial).
Es decir: aquellos signos de la imagen que corresponden a Cristina (A), es a Cristina
“real”, que verdaderamente existe (B), como aquellos signos de la imagen que corresponden al
títere, muñeco, doble perfil (C) es a Cristina “manejada” por Néstor (D) que debe ser
entendido como real porque C-D está contaminado de indicialidad-existencialidad por el
primer par A-B.
Dicho de otro modo: como ambos niveles análogico-existencial por un lado e icónico
por otro coexisten homoespacialmente, la relación icónico-indicial de los primeros, que
comparten cualidades con un objeto del mundo real, “La Presidente”, se traspone
metonímicamente (u homoespacialmente) a un objeto ideológico, un concepto axiológico (“La
Presidente no es quien gobierna”), por “contagio” de la fuerza asertiva de la existencialidad de
la metáfora caricaturesca.
Este modo de argumentación de la prensa, de tan difícil refutación, constituye, sin lugar
a dudas, un modo de intervención pública que está muy lejos de la función de informar
“objetivamente” al ciudadano para el libre ejercicio de su racionalidad política. También está
alejado del legítimo derecho de opinión que los medios reclaman, si es que todavía creemos que
los argumentos deben apoyarse en premisas verificables racionalmente y no en complejos y
oscuros mecanismos retóricos.
“El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes”, pero con
argumentos veraces formulados legítimamente.
Bibliografía
Introducción
Los medios ocupan un lugar central en nuestra vida cotidiana, influyendo o modificando
muchas de las prácticas tradicionales. Un claro ejemplo de ello es que, ante la crisis de
credibilidad que sufren instituciones como la justicia, progresa la denuncia ante las cámaras.
Los regímenes democráticos garantizan constitucionalmente la libre expresión. Pero, ¿este
derecho cívico se cumple en realidad o se diluye frente a la alta concentración mediática? Si la
comunicación es tomada como mercancía y las empresas mediáticas monopolizan la emisión, la
libertad de expresión queda reducida a una ilusión, porque los medios no son plurales ni
participativos.
Ante las consecuencias negativas que esto trae, se levantan los llamados medios
alternativos con el fin de democratizar la comunicación, entendiéndola como un derecho y no
como un privilegio. La pluralidad de voces, la horizontalidad y la participación son sus
características.
Comenzaremos el informe con una descripción de un canal de TV alternativo, Canal 4
Darío y Maxi, y una breve historia de su desarrollo, para luego contrastarlo con algunos
conceptos de quienes teorizaron sobre comunicación alternativa.
*
Socióloga. Investigadora de CENTRO estudios sociales y ambientales.
La dimensión política
Las temáticas propuestas en los programas y su jerarquización se centran en el
seguimiento de las luchas de los trabajadores, la cobertura de marchas y/o actos, entrevistas,
difusión de actividades culturales que no pertenezcan a los circuitos comerciales; problemas que
afectan al barrio, proyección de documentales. Si bien la programación es variada, incluyendo
contenidos culturales, informativos, políticos, deportivos y musicales, la línea adoptada es
similar en todos los casos, adaptándola al estilo del género. Aquellas cosas que los medios
comerciales se niegan a mostrar, encuentran aquí un lugar de privilegio y un tratamiento atento
y reflexivo. Asimismo, se promueve la participación de aquellas personas o grupos que deseen
hacerlo, que tengan algo para comunicar y quieran hacerlo a través de la pantalla. Se llama a
participar a los vecinos del barrio y a la comunidad en general, sea en forma de productores, de
entrevistados o de técnicos y se explicita la intención de construir un “ida y vuelta”
promoviendo su transformación en emisor con la recurrente invitación a participar y a concurrir
al estudio. De este modo, no sólo se proponen enfoques y asuntos diferentes a los del sistema
institucional de medios sino que se fomenta el debate y se busca una ruptura de las relaciones
comunicales verticalistas y unidireccionales.
Según postulados de Margarita Graziano (2008), podría decirse que Canal 4 Dario y
Maxi propone un cambio en las relaciones entre emisor-receptor en la medida en que existe la
“posibilidad de una comunicación de retorno vehiculizada por la participación en la producción
de mensajes distintos de los del sistema institucional de medios…”, reconociendo la
imposibilidad de hacer uso de los medios comerciales a estos fines. Hasta aquí hablaríamos de
una comunicación horizontal. Ahora bien, Canal 4 no se presenta como el medio de una
organización política, un partido o un movimiento, sino como un colectivo conformado por
militantes de diversas agrupaciones, independientes, grupos culturales y vecinos. Sin embargo,
por lo observado en los programas y por lo expresado en las entrevistas, el cuestionamiento al
sistema y la idea de transformación del orden social es frecuente en los temas que se tratan,
aunque el Canal no sea la herramienta de difusión de un partido político ni un medio orgánico.
Si la “estrategia totalizadora”, que según entendemos sería requisito para la alternatividad según
la autora, implicara cierta organicidad, no se inscribiría Canal 4 Darío y Maxi entre los medios
alternativos. No obstante, la intención transformadora es visible, tanto en los aspectos culturales
como comunicacionales.
La concepción que los integrantes tienen del término “alternativo” es la simple opción
entre un medio comercial y otro que no lo es, es decir sin modificación alguna de ideología,
contenidos y/o participación. Rechazan la alternatividad así entendida y proponen los términos
alteratividad y subversivo para definir al canal. Lo subversivo estaría dado por la intención de
cuestionar al sistema, al poder y el orden y lograr su transformación.
Lamas y Lewin (1995), que relacionan lo alterativo con el cambio y la transformación
del orden de cosas existente, proponen una definición de medio comunitario que consideramos
pertinente mencionar: “Lo comunitario aparece como una combinación de ambos conceptos, ya
que se definen como medios provocadores, como alteradores y a la vez reconocen su búsqueda
de transformación social como parte de una comunidad que reclama nuevos niveles de
participación”.
Canal 4 Darío y Maxi, que se define como medio comunitario, estaría ligado a esta
concepción ya que busca alterar el orden, fomentar la participación, reflexión y acción para la
transformación social. Aunque desde el punto de vista de los autores, lo comunitario es una
categoría más amplia, que abarca en su seno lo alternativo tanto como lo alterativo.
Respecto de la contrainformación, desde el Canal se expresa el rechazo a la realización de
una información “en espejo” de los medios masivos, que imponen temas y agenda. La iniciativa
de armar una agenda propia, con temáticas propuestas por los vecinos, realizadores y
participantes desplaza toda dependencia de los medios masivos. Según Cassigoli Perea (1989),
el fin de la contrainformación es impulsar a los individuos a la acción, para lo cual toma aquella
información que brinda el sistema institucional de medios, y la da vuelta mediante un análisis de
clase, a fin de mostrarla desde otra perspectiva, la de los trabajadores. Se trata de convertirla en
comunicación, no en mera información transmitida unidireccionalmente. Sin embargo,
consideramos a esta concepción un tanto limitada, en la medida en que permanece atada a los
ítemes propuestos por los medios comerciales, lo que impide la difusión de otros asuntos que
podrían resultar interesantes y aportar al proceso de concientización y participación.
La dimensión comunicacional
Si bien el énfasis de Canal 4 está puesto en la dimensión política, la configuración del
espacio televisivo merece ser considerada. La espacialidad, la decoración, los juegos de cámaras
y luces no son las habituales de los estudios de televisión. Las transmisiones se realizan desde el
edificio de un centro cultural no preparado para tal fin. La escenografía casi ausente y los
elementos que decoran el lugar son líneas de alternatividad: esta ausencia de escenografía no
implica ausencia de significado, sino una fuerte presencia de ciertos rasgos que hacen a la
identidad del medio. En el caso del programa Bumerang, la escenografía es una cocina real y en
uso casi permanente, con objetos cotidianos que son realmente utilizados (pileta instalada,
cocina, botellas, pava, mate). Esto genera cercanía con el receptor, humaniza el medio y crea la
sensación de que quien transmite es un vecino, un par. La decoración se completa con fotos,
frases escritas en las paredes, dibujos. La transmisión desde el estudio es intercalada con
imágenes del programa radial, que muestra la intimidad de su producción.
En el caso del programa El bondi informativo la escenografía está compuesta por el
dibujo de un manifestante pidiendo alto mientras sostiene a otro caído. Aquí, el impacto no se
logra por los colores o la multiplicidad de formas (es un dibujo simple y de colores primarios)
sino por la temática relacionada con los asesinatos de Kosteki y Santillán. Esto se completa con
una simple mesita para las entrevistas
Las partes del “estudio” que no se ven en la pantalla también están decoradas en la
misma línea. Estos elementos decorativos son la contracara de los medios comerciales, en los
que se apela a formas, colores, sonidos y rapidez de imagen impactantes.
Los juegos de luces y cámaras no abundan, son los imprescindibles para la correcta
transmisión, lo que demuestra que, si bien existe un clima y una estética que podría
caracterizarse como “alternativa”, no hay una preocupación ni un interés particular sobre lo
ornamental. Por esta razón, se genera la posibilidad de una mirada que no se dispersa y más
lenta respecto de los cánones visuales de la industria cultural, con vertiginosas sucesiones de
imágenes que estimulan más la mirada que el pensamiento.
Conclusión
Por lo expuesto hasta aquí, se puede observar la relevancia de estos medios dentro de un
régimen democrático. A la falsa libertad de expresión ofrecida por los medios comerciales
monopolizados, se enfrentan los medios alternativos que promueven la participación popular, la
distribución de la palabra, la pluralidad, la difusión de las problemáticas sociales y la inclusión
sin distinciones. El necesario y enriquecedor debate que se genera en el seno de estas
experiencias resulta un aporte de vital importancia para la reflexión de los ciudadanos, la
problematización y el intercambio horizontal de ideas, todo ello modelado también por la
organización interna del canal, donde no existen las jerarquías y las decisiones se toman
colectivamente.
Finalmente, debe decirse que este informe no agota, por supuesto, el análisis teórico del
caso, que podría ser mucho más detallado y complejo. Sólo ha pretendido ilustrar acerca de la
significatividad de que existan medios al servicio de la sociedad y de una comunicación
verdaderamente democrática, que contribuya activamente en los procesos de transformación
social.
Bibliografía
Introducción
Los modelos de gestión de riesgo de desastre, que de manera paulatina se están
incorporando en las políticas públicas, requieren para su aplicación exitosa, de la congregación
de varios factores. El compromiso de autoridades municipales, el involucramiento de
asociaciones locales y la participación de pobladores, son condiciones necesarias para generar
instancias de participación, sin las cuales estos proyectos tienen escasas posibilidades de
prosperar.
*
Socióloga. Investigadora de CENTRO estudios sociales y ambientales.
1
Gestión de riesgo y Cambio Climático, Inundaciones en la cuenca de la Laguna La Picasa (PICT 2228) y Riesgo de
Inundaciones en Rufino, Provention Research & Action Grants projects 2007-2008 (Proyecto 3083)
1
La solución propuesta por los gobiernos nacional y provincial fue un plan de obras de defensas de la ciudad y un
sistema de regulación interna y evacuación de la laguna que dirige el agua hacia la cuenca del Río Salado en Buenos
Aires.
El resultado fue una presencia muy dispar de actores en la actividad. La jornada contó
con la participación de autoridades municipales, concejales, asociaciones (bomberos voluntarios
y el presidente de la vecinal), autoridades educativas y periodistas, pero la ausencia de vecinos
fue total. ¿A qué se debió esta ausencia?
El tema excluyente del taller, fue la “falta de participación” de los vecinos, atribuida por
los participantes a la “falta de compromiso” y “desinterés” que ellos observan en otros ámbitos.
Sin embargo las causas pueden ser de naturaleza distinta.
El caso de las inundaciones en la cuenca de La Picasa y las formas de acción social
surgidas al calor de aquel problema, mostraron que las ideas sobre los espacios de participación
no son homogéneas y que pueden suscitar conflicto.
En el taller se hicieron presentes miembros de asociaciones e instituciones para quienes
las instancias de debate resultan familiares. Además, para algunos, la actividad representaba una
instancia de formación dentro de sus carreras profesionales1 y una oportunidad para de resolver
algunos problemas comunes.
Los presentes estuvieron de acuerdo en señalar una tendencia de descuido y desinterés
muy marcada en la población de Rufino. Tal disposición se expresa en comportamientos tales
como el abandono de residuos en horarios y sitios distintos de los que estipula el municipio o la
falta de “conciencia de los curiosos”, que asisten a los lugares donde se provocan siniestros o
inundaciones. Para los representantes del municipio y los bomberos, el taller representaba la
posibilidad de discutir e intentar revertir estos comportamientos. La ausencia de vecinos limitó
esa posibilidad.
Cabría preguntarse si la ausencia de vecinos en el taller es producto de la apatía de los
vecinos o de las limitaciones de la metodología de participación propuesta, la cual podría
resultar extraña, poco precisa y hasta incierta para este grupo.
Como dijéramos mas arriba, el régimen de manejo del agua, las formas en que se piensa
y se actúa en torno a este recurso, contiene el esquema que organiza el sistema de roles
políticos atribuidos y asumidos por los diferentes actores.
Para algunos actores, no es responsabilidad de los vecinos deliberar ni decidir sobre lo
que se debe hacer en torno a estos problemas, esa es una obligación del gobierno. La decisión de
intervenir en estos temas, sólo ocurre cuando se percibe una falta en este precepto compartido
por muchos.
Conclusiones
La participación social y el compromiso de diferentes actores es uno de los pilares sobre
los que se sustentan los proyectos de gestión de riesgo. Sin embargo, muchos proyecto parten de
algunos supuestos que es preciso revisar.
Los motivos que impulsan a los actores a conformar espacios de participación son
disímiles. Las posibilidades de que se logren instancias de largo alcance son inherentes al
proceso, objetivo y modalidad que les dio origen.
En situaciones de emergencia la participación está motorizada por el deseo de obtener
respuestas rápidas y tangibles, la evaluación de la efectividad de las propuestas suele surgir
tiempo después y en el momento que se imponen las evidencias2.
En tiempos de sequía, estas motivaciones se disipan y muchos no entienden por que se
los convoca a pensar, hablar y actuar sobre problemas3, que desde su perspectiva, debieran ser
resueltos por el gobierno.
Las tareas de prevención son uno estandarte de los proyectos de gestión de riesgo, los
espacios de participación uno de los caminos para lograrlo. En pos de su procuración. es preciso
reconocer que la participación no es una entelequia dada sino una categoría a construir y que en
esa tarea deben incorporarse las múltiples experiencias y expectativas que portan los diferentes
actores. El obviado de estas cuestiones disminuye las posibilidades de generar instancias sólidas
de participación.
1
Fueron varios los que expresaron entusiasmo frente a lo que se les “iba a enseñar” en el taller.
2
Son muchos los casos en el que falta de previsión en cuestiones como el manejo y mantenimiento de las obras han
generado mayores riesgos y hasta nuevos desastres.
3
Consigna con la que se invitó a participar a los vecinos.
• Una línea, que podemos llamar institucional, se concretó en la creación de Oficinas Mujer, a
partir de la década de los 80. Así, Institutos, Consejos, secretarías, etc., fueron naciendo en
los gobiernos a nivel nacional, en la mayoría de las provincias y en algunos municipios.
• Otra línea, que abarca lo normativo, implicó la modificación de leyes discriminatorias hacia
la mujer como la ley de matrimonio, la de patria potestad, etc., también en la década de los
80. Además, se promulgaron nuevas leyes que favorecieron la igualdad de derechos, y
algunas Constituciones - como la de la Ciudad de Buenos Aires, 1996 - establece que todas
las políticas públicas deben tener perspectiva de Género. La Ley de cupo femenino de 1991
(24.012) estableció que el 30% de los cargos electivos en los cuerpos legislativos de nivel
nacional, provincial y municipal deben ser ocupados por mujeres (replicada en el campo
sindical)., La Ley Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, (25.673) de 2003,
crea el programa del mismo nombre y prevé la atención clínica, consejerías, provisión de
anticonceptivos y educación sexual, respetando la libertad y autonomía de las mujeres.
• Finalmente, en el aspecto de las políticas públicas, se diseñaron y ejecutaron algunas en
ámbitos específicos, como el PRIOM en Educación (1991-1995), la Comisión Tripartita –
hoy Área de Género – en el Ministerio de Trabajo, y el Programa de Salud Sexual y
Procreación Responsable en el Ministerio de Salud (2003).
La evaluación de estas tres líneas revela que no se logrado impactar de manera sustentable y
sistémica en todas las áreas del Estado. Las oficinas Mujer fueron perdiendo, en su mayoría,
jerarquía, presupuesto y capacidad de incidencia; las leyes enfrentan una enorme brecha con la
realidad; y las políticas públicas fueron, en general, parciales, y no siempre tuvieron continuidad
en el tiempo1.
Por lo tanto en Argentina, igual que en América Latina, todavía falta mucho por
recorrer. Según CEPAL, “La igualdad entre mujeres y varones en Latinoamérica avanza a
pasos lentos”, por lo que “los retos pendientes obligan a los gobiernos a asumir un compromiso
mayor en todos los frentes, si queremos alcanzar plenamente, en el año 2015 tal como nos
hemos comprometido, el Objetivo del Milenio Nª 3: “Promover la Igualdad de los sexos y la
autonomía de la Mujer”2. En efecto, entre los diez Objetivos del Milenio que las Naciones
Unidas propone cumplir para el año 2015, hay uno sobre la igualdad de los sexos, que todavía
tiene muchos obstáculos en su efectivo cumplimiento.3
La CEPAL continúa afirmando que, si bien gracias a que las mujeres ingresaron
masivamente al trabajo remunerado, el índice de pobreza en la región de América Latina y el
Caribe disminuyó casi diez puntos porcentuales, en el mundo del trabajo y la vida política
persiste la brecha entre el aporte de las mujeres a la sociedad y el escaso reconocimiento de
que son objeto. “Las mujeres siguen sobrerepresentadas entre los pobres y subrepresentadas
en la política", remarca. (Subrayado nuestro)
La clave de esta situación y, también del tratamiento de las mujeres como minoría
vulnerable en las políticas públicas se explica, en gran medida, por la “imposibilidad de que
éstas rompan el mandato cultural que las reduce a realizar labores domésticas y por la
ausencia de los varones en las actividades de cuidado del hogar y los hijos. Además de los
prejuicios sociales, la doble jornada laboral las hace candidatas al empleo precario, mal
remunerado e inestable. Sin olvidar la violencia, que es la vulneración más extendida de los
derechos humanos y un obstáculo para el desarrollo de la región.1 (subrayado nuestro).
Por eso es resulta fundamental impulsar un Consenso de Estado para el diseño,
implementación y evaluación de políticas transversales y sustentables que logren el necesario
cambio cultural de los estereotipos culturales de sexo/género, tal como estipula la CEDAW,
Convenciòn contra toda Forma de Discriminación hacia la Mujer (1979, Naciones Unidas), que
fuera ratificada por Argentina en 1985 y elevada a parte de la Constitución Nacional por la
reforma de 1994 (art 75 inc 22). Esta Convención afirma en su artículo 5:
“Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para:
a) Modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a
alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier
otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera
de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres;
b) Garantizar que la educación familiar incluya una comprensión adecuada de la
maternidad como función social y el reconocimiento de la responsabilidad común de
hombres y mujeres en cuanto a la educación y al desarrollo de sus hijos, en la
inteligencia de que el interés de los hijos constituirá la consideración primordial en todos
los casos.”
En cumplimiento de esta normativa, el INADI ha diseñado un programa que parte de la
participación de las mismas mujeres para el diseño e impulso de políticas públicas destinadas a
la erradicación de la discriminación hacia las mujeres y la construcción de una ciudadanía
diversa, democrática y plural.
III.- Desarrollo de la experiencia: Programa: Consenso de Estado Hacia la Igualdad
Real entre Varones y Mujeres del INADI: hacia el diseño participativo de políticas
públicas de género del INADI2
Este Programa es implementado por el INADI en cumplimiento de su Plan Nacional
contra la Discriminación, con el apoyo de AECID, FES y UNIFEM. Su meta es impulsar un
Consenso de Estado hacia la paridad entre mujeres y varones, tanto en el ámbito público como
en el privado. A la fecha de esta comunicación, se encuentra en ejecución en 26 municipios de
Argentina y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Está basado en la participación ciudadana
como forma de construcción de democracia local capaz de incidir en las políticas públicas y
motivar la construcción de una voluntad política transversal en temas de género. Esta estrategia,
denominada “gender mainstreaming”, fue formulada en la Conferencia Mundial de Beijing
(1995) y busca impactar todas las áreas de gobierno y todos los niveles con políticas de paridad
o de igualdad de oportunidades por sexo/género.
1
Informe regional CEPAL, op cit
2
Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo. Organismo descentraliado en la órbita del
Ministerio de Justicia, Seguridad y DDHH, creado en 1995.
• Salud
1. calidad de la atención de la salud sexual y reproductiva en hospitales y centros de salud
públicos.
2. Derechos sexuales y reproductivos, respetuosos de las necesidades y perspectivas de las
mujeres.
3. Doble Standard de moral sexual para varones y para mujeres.
4. La maternidad, es una función? Es un rol? Es una característica exclusivamente femenina?
• Violencia/Seguridad
1. cuál es el ámbito en el que existe más violencia contra las mujeres?
2. Las familias, son espacios violentos? Hacia quién/es se vuelca la violencia, en caso de
existir?
3. Se afirma que los varones suelen ser más violentos hacia las mujeres (y con más frecuencia)
que al revés.
4. El diseño de las ciudades, provee espacios en los que las mujeres, los/as niños/as, los/as
adultos mayores, los/as discapacitados/as, pueden sentirse seguros/as?
• Trabajo
1. Sigue existiendo la segregación horizontal y vertical por sexo.
2. Hay una brecha salarial por sexo: los varones ganan más que las mujeres por el mismo
trabajo.
3. Las mujeres sufren maltrato (acoso laboral, acoso sexual y mobbing) en el lugar de trabajo,
más a menudo que los varones.
4. las mujeres tienen obstáculos para entrar, y un “techo de cristal” para ascender.
• Educación
1. En los materiales educativos y los contenidos áulicos, se siguen reproduciendo roles e
identidades tradicionales según sexo.
2. En el aula, las/os docentes tienden a prestar más atención, y a estimular más, a los varones
que a las niñas.
3. Se espera que las niñas sean tranquilas, tiernas, aplicadas, y que los varones sean inquietos,
inteligentes, participativos.
4. en la población en general, y en el sistema educativo, todavía hay muchas dudas sobre la
conveniencia de brindar educación sexual en las escuelas de los tres niveles.
Las actividades se van articulando en niveles crecientes, hacia los estados municipales,
provinciales y el Estado Nacional. Así, podemos describir las siguientes:
Esta forma de construcción (diseño de prioridades y enfoques) de una política pública, más
la metodología de consensos de nivel creciente (municipal, provincial y nacional) constituye
una novedad inédita en la gestión de políticas públicas en Argentina.
Se espera continuar con una segunda etapa en 2009, abarcando nuevos distritos y
desarrollando actividades de sostén en los que ya participan, de modo de hacer sustentable la
propuesta y llegar a un consenso de Estado para la ejecución de políticas para lograr la efectiva
paridad entre mujeres y varones y una cultura no discriminatoria por motivos de sexo/género.
1
Córdoba Capital, Pilar, Río Segundo, Toledo, Carlos Paz, Río Cuarto (Prov de Córdoba). Paraná, La Paz. (Prov de
Entre Ríos). Cuatro barrios en Municipios de Las Heras y de Godoy Cruz (Prov. de Mendoza. San Miguel de
Tucumán y Simoca (Prov. de Tucumán). Comodoro Rivadavia, Esquel, Puerto Madryn, Trelew (Prov. de Chubut).
Almirante Brown, Lanús, Luján (Prov. de Buenos Aires). Ciudad Autónoma de Buenos Aires: las 15 comunas
agrupadas en 4 zonas: Zona 1: Comunas 1, 3, 4, 5; zona 2: 6,7,10; zona 3, 8,9,11; zona 4: 12, 13, 14, 15; Prov Bs As.
*
Presidenta Asociación ISEGORIA. Directora General de Programas Descentralizados CDNNYA GCABA 2004-
30/05/2008.
1
CDN Adoptada por Resolución 44/25, el 20/11/1989, en la 44ta. sesión de la Asamblea General de las Naciones
Unidas, en Nueva York. Entró en vigencia el 02/09/1990, de conformidad con el artículo 49 (1). Con 140 países
firmantes, y 192 parte de la misma. ARGENTINA firma 29/06/1990 y ratifica 04/12/1990.
En estos espacios es donde se hacen los esfuerzos más innovadores, para entender las
motivaciones de los niños/as y adolescentes, y tratar de dar una respuesta adecuada a fin de
facilitar su participación.
Sería sumamente importante que los Estados, en este caso Argentina instituyera
coordinadamente tanto a nivel federal como a nivel provincial y local, espacios para promover
la participación activa de los adolescentes, niñas y niños. Estas instancias posibilitan que los
mismos asuman compromisos y protagonismo sobre problemas que los afectan, intentando
buscar e incorporar sus opiniones y sus puntos de vista a las posibles soluciones.1
Es claro que además de fomentar, implementar o sostener esas instancias, el Estado
debe apoyar las iniciativas con fondos y estructura, de modo tal de avanzar en la articulación en
forma más sistemática y concreta tanto los espacios para el ejercicio de los puntos de vista de
las niñas, niños y adolescentes; como de las instancias que articulen las sugerencias para la
solución de los problemas que los afectan antes de la toma de decisiones.
Considero un logro que se hayan generado experiencias de este tipo, programas y
acciones; aún cuando deberíamos avanzar en la construcción de criterios coordinados y
sistemáticos en cada jurisdicción.
Los desafíos que pueden asumirse se configuran en abordar una población más
significativa en términos cuantitativos, y especialmente la creación de instancias de
participación para adolescentes. Constituye otro desafío analizar cualitativamente el nivel de
impacto de las experiencias transitadas y reformularlas en torno a los aprendizajes.
En esta segunda parte se sintetizan los avances tecnológicos, y de cómo afecta la
democracia, especialmente desde la faz del llamado Gobierno electrónico.
La Carta Iberoamericana de Gobierno Electrónico (CIGE); aprobada en Santiago de Chile, el
10 de noviembre de 2007 en la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, en su
preámbulo establece que la perspectiva desde la que tienen que abordar el empleo de las TIC en
la gestión pública es la del ciudadano/a y sus derechos. Entendiendo por ciudadano a cualquier
persona natural o jurídica que tenga que relacionarse con una administración pública.
La CIGE enuncia las consideraciones generales para el tránsito al Gobierno Eléctronico;
lo cual implica la preparación de las administraciones públicas, la planificación del gobierno
electrónico; la transformación de la administración pública, la interoperabilidad de los servicios,
la usabilidad de los sistemas y programas, y la inclusión digital e infoalfabetización.
La CIGE reconoce el rol insustituible del Estado para garantizar la universalización a
toda la población y la continuidad de los servicios electrónicos y el fortalecimiento de la
democracia. En definitiva reconoce el poder del Estado para propender a la expansión de la
ciudadanía, y a las instancias de su ejercicio.
LA CIGE establece el uso de las TIC en los órganos de la administración pública para
mejorar la información y los servicios que se ofrecen a la ciudadanía, orientar la eficacia y
eficiencia de la gestión pública e incrementar la transparencia del sector público, y de este
modo fomentar la participación ciudadana.
La brecha digital se presenta en el acceso, pero también en el uso estratégico y en la
apropiación de las TIC, y se superpone a las otras brechas existentes que pueden ser de
educación, de acceso al trabajo, de género; por discapacidad; etc.
Planteado el horizonte hacia el que debemos orientarnos, como afrontamos la brecha
digital; que rol puede desempeñar la escuela como institución por excelencia. Se puede
convertir en el corto plazo en un centro de alfabetización digital. Pueden llegar a obtenerse los
recursos materiales y humanos en algunas jurisdicciones de nuestro país para llevar adelante
este cometido.
Debería ser un tema de la agenda de gobierno; propender instancias de acceso a internet,
así como la orientación en torno a los usos y potencialidades de su desarrollo. Aprender a
1
Existen proyectos y experiencias fomentadas por el Estado a nivel provincial y local. Ejemplo Ciudad Amiga de los
niños y niñas. CABA.
navegar por la web, poder crear y utilizar una casilla de correo electrónico, integrar o conocer
las redes sociales, se convierten en cuestiones básicas y elementales para sustentar condiciones
de accesibilidad a todos los niñas, niños y adolescentes.
El mayor desafío se núclea en adquirir los criterios para sustentar la relación con
Internet y las TIC, ejercitando y utilizando criterios de búsqueda de información, criterios de
análisis y elementos de prevención y cuidado en la comunicación por esos medios,
especialmente al generar vínculos con personas virtuales.
En esta parte final, exploro la articulación entre los dos capítulos anteriores, para pensar
el gobierno electrónico, desde una concepción de una ciudadanía activa. Las niñas, niños y
adolescentes, estatuidos como sujetos de derechos a partir de la CIDN y la reglamentación
nacional; y el desafío de efectivizar ese consagrado estatus en los nuevos escenarios que se
plantean. En las denominadas sociedades de la información y del conocimiento, en las que se
constituyen como eje central de su desarrollo las Tecnologías de la información y de la
Comunicación, sobre las que pivotea este nuevo horizonte de la democracia.
Alejandro Prince define al Gobierno Digital “como el uso extensivo y estratégico de las
TIC por parte del gobierno y la administración publica, dotado del rol de facilitar y difundir el
uso intensivo, extensivo, y estratégico de las TIC por parte de todas las organizaciones,
empresas y personas de la sociedad civil, sin exclusiones, promoviendo la innovación, las redes
y el conocimiento”.
La CIGE reconoce el derecho de acceso electrónico, con un objetivo final y directo:
facilitar la participación en la gestión pública y sus relaciones con las administraciones,
haciéndolas más transparentes; y con un objetivo estratégico e indirecto: promover la
construcción de sociedades de la información y el conocimiento inclusivas, centradas en las
personas, y orientadas al desarrollo.
Si implantar el gobierno electrónico o digital, necesariamente comporta el derecho de la
ciudadanía a relacionarse electrónicamente con sus gobiernos y administraciones públicas;
como articulamos el derecho al acceso electrónico con el articulado de los derechos de las niñas,
niños y adolescentes,
Reflexionar sobre la administración pública y el gobierno, y la relación con los niñas,
niños y adolescentes desde la perspectiva de los derechos sociales en términos de su
participación ciudadana, y en términos de los otros derechos que puede afectar el gobierno; y la
administración.
Lleva a tomar en cuenta en el diseño y planificación del gobierno electrónico; una
verdadera faz inclusiva la consideración de las niñas, niños y adolescentes como sujetos de
derechos, constituyendo una democracia que incorpore activamente a sus actores más jóvenes
enriqueciendo y dando sustento a una participación efectivamente inclusiva, a promover el
control de la toma de decisiones y de la agenda sobre los temas que los afectan. Preguntarles y
consultarlos sobre las polítícas públicas que se ejecutan y las que aún están pendientes, sobre los
temas prioritarios, sobre los programas que se ponen en marcha.
El Estado esta obligado a avanzar en estas instancias, articulando las competencias de
cada jurisdicción. Nosotros como integrantes de esta sociedad, y en consideración a una ética
intergeneracional como adultos, también debemos actuar para reclamar y exigir esas instancias;
las ágoras donde sean oídos; y se tomen en cuenta sus opiniones en los temas que los afectan.
*
UNMdP-FCSySS
1
No entraré aquí en el desarrollo acerca del origen del estado en América Latina pero es interesante la tesis de
Quiroga (1985: 50) ésta sostiene que el estado se consolidó por las exigencias del mercado mundial y, en este sentido,
a diferencia de Europa, por ejemplo ‘la burguesía no creaba al estado con sus propias manos’. Es decir, que el estado
no fue impulsado por la burguesía de base agraria sino que fue el estado el que creó a la burguesía que por su
intermedio se fue constituyendo como clase dirigente.
2
En estas batallas se definió la unificación del territorio bajo un solo gobierno luego de más de tres décadas de
conflictos entre Buenos Aires que detentaba el poder de la Aduana y el Puerto y proponía un régimen centralizado de
gobierno y el interior que pretendía la consolidación de un sistema federal.
3
Al respecto, la relación sociedad civil/estado conceptualizada por Hegel (donde la primera se reduce al
mundo del particularismo y la segunda es la instancia que encarna los valores universales) es más útil para la
comprensión del caso argentino, que las visiones descentralizadoras anglosajonas.
1
El propio Ramos Mejía había interpretado a la Revolución como: “...un movimiento de carácter esencialmente
municipal...” que continuó en el tiempo por lo que “...la federación argentina no es sino el desenvolvimiento
natural del comunalismo colonial...” (Citado en Trusso, 1968: 44).
norteamericana cuyo diseño inspiró la Constitución de 1853 que, en sus rasgos generales,
aún con la Ley Saenz Peña, marcaban el límite de participación política.
Asimismo, el sistema de partidos fue paralelo a la consolidación del estado. Éste
sistema es la única forma reconocida como legítima para la participación política.
Durante el período de consolidación estatal, éste sistema de partidos podría caracterizarse
como ‘de partido único’ por lo que la organización de la sociedad civil en sindicatos,
colegios profesionales, etc. inició su desenvolvimiento bajo el control y el influjo del
sistema de partidos políticos.
Y si bien la generación del 80 había puesto el acento en la libertad individual y el
individualismo económico, los reclamos de la Unión Cívica Radical o del Mitrismo de
1890, incluso de los demócratas progresistas de inicios del siglo XX no cuestionaron esos
valores sino que acentuaron el énfasis en el igualitarismo político comprendido como
representación de las mayorías y no como voluntad popular.
Condicionantes de la democratización y la participación
Al no consolidarse desde la sociedad civil, el Estado fue consolidado desde la Constitución, en
el contexto de una cultura política que, históricamente, había visto con recelo a la sociedad civil.
Así, la función principal que se le asignó a la Constitución, fue la de controlar, dominar y
contener a las ‘fuerzas destructivas’ que podían surgir de los conflictos de intereses dentro de la
sociedad. Esta desconfianza la podemos confirmar por la posición institucional que le otorga a
los partidos políticos (Art. 38) que son elevados prácticamente al rol de ‘órganos de estado’ y no
de la ‘sociedad’ y por la posición que ocupa la Corte Suprema de Justicia con su poder para
revisar y desafiar a las leyes parlamentarias, como a los mismos partidos políticos, hecho que
reafirma el rol asignado de ejecutores del valor sustantivo del orden Constitucional que es
equiparado al propio orden democrático.
Esta concepción del orden político y democrático centrado en el estado provoca una cultura
política cuyo modelo es el ciudadano con lealtad incondicional y fidelidad absoluta a los
acuerdos existentes. Por esto, no es extraño que se llegue a sostener que la democracia es ‘una
forma de vida’ o una ‘cultura constitucional’ que debe o debiera ser promovida por medio de
dosis de educación cívica y ciudadana.
Una reestructuración del Estado encaminada hacia procesos de democratización e incremento
de la participación ciudadana (en la línea de las propuestas de desarrollo local) tiene que partir
de la tesis que todo proceso de emancipación de la sociedad civil con respecto al Estado supone
el proceso análogo de politización de las instituciones de la sociedad civil.
En este sentido, creo que las diversas organizaciones por medio de las que se expresa la
participación ciudadana se ubican en un ámbito intermedio entre la demanda privada y los
modos políticos no institucionalizados. Ese lugar intermedio ha sido solapadamente pasado por
alto en los análisis pero, al mismo tiempo, ha sido enmascarado bajo el concepto de
organizaciones de la sociedad civil y participación ciudadana.
El enmascaramiento es resultado de la aceptación acrítica de los postulados de la Teoría
liberal que considera que toda acción reviste el carácter de pública o privada. Casualmente,
muchas de las demandas de estas organizaciones tienden a politizar temas que no pueden ser
incorporados sino con mucha dificultad dentro del universo dicotómico de la teoría liberal.
El tipo de demandas que exigen no son estrictamente privadas (por que pueden constituir una
preocupación legítima para otros) pero tampoco son públicas (debido a que no son reconocidas
como objeto legítimo de las instituciones o actores políticos relevantes), sin embargo, sus
acciones poseen resultados desde el punto de vista colectivo (tanto de los actores privados como
de los políticos).
Considero que, dadas las características de nuestro sistema político, la participación
ciudadana, pertenece a un ámbito de política ‘no-institucional’. La diferenciación es importante,
sobretodo, si consideramos que dentro del universo de la participación se incluyen
organizaciones que impulsan demandas de tipo privado (religiosas o económicas) y otras que se
orientan a la obtención de bienes o servicios de carácter colectivo.
1
Objeciones similares pueden elaborarse en relación con las mutuales, sociedades de fomento, cooperativas, etc.
El problema real de esta ‘tensión’, es que se intenta dar formato institucional y participación
en la gestión de las políticas públicas a organizaciones que no habían sido previstas por la
Constitución ni el propio sistema político que se han transformado en los reales condicionantes
de las diversas formas de participación popular.
BIBLIOGRAFÍA
ORTEGA Y GASSET, José (1995) El hombre a la defensiva (1929), en Meditación del pueblo joven y
otros ensayos sobre América, Alianza, Madrid.
QUIROGA, Hugo (1985) Estado, crisis económica y poder militar (1880-1981), CEAL, Bs. As.
RAMOS MEJÍA, José M. (1973) Las multitudes argentinas, Biblioteca Editorial, Buenos Aires.
SICA, Paolo (1981) Historia del urbanismo. El siglo XIX, Tomo I, Instituto de Estudios de
Administración Local, Madrid.
*
El trabajo transcribe algunos argumentos desarrollados en mi tesis doctoral, todavía no publicada. Ver Salinas,
2006.
*
Profesora de ESEADE
1
La “Encuesta Social Europea” (2002 y 2003) mostró que en 22 países los políticos y parlamentos recibieron un
índice de confianza de 3.6 y 4.6 respectivamente (sobre un total de 10). Ver Gronlünd, K. y Setälä, M., 2005,
“Legitimacy, Trust and Turnout”, APSA meeting.
2
En 2000 un 57% de latinoamericanos pensaban que la democracia sin un Congreso Nacional era posible, y que
los partidos no son esenciales para la democracia. Ver Marta Lagos, 2001, “Between Stability and Crisis in Latin
America”, Journal of Democracy, Vol. 12:137-145.
3
PNUD, “Informe sobre la Democracia”, abril de 2004. La muestra abarcó encuestas a 18.643 personas y a 231
dirigentes (de los cuales la mitad eran políticos).
4
Ver Encuesta Global de Transparencia Internacional, 2002: de 102 lugares posibles, Chile y Uruguay
obtuvieron los lugares 14 y 32 respectivamente, Brasil el 45, México el 57 y la Argentina el 70.
5
International Institute for Democracy and Electoral Assistance, 2004.
6
Por referéndum entiendo toda votación popular promovida por el gobierno respecto de una o varias normas o
medidas, y por iniciativa [popular] toda votación promovida por el electorado respecto de las mismas materias. En
ocasiones me refiero a ambas como I/R, como mecanismos de democracia directa o como democracia directa a secas,
indistintamente, si bien en todos los casos las inserto junto a las instituciones representativas.
7
Waters, 2003, p.7-8.
8
Gallagher, 1996, p. 231.
los EE.UU. y Europa, ha habido un creciente uso de la consulta popular en nuestra región: entre
1978 y Octubre de 2000 más de 60 cuestiones fueron sometidas a votación popular.
Sin embargo, es oportuno señalar que si bien el uso de la consulta popular ha aumentado
América Latina, en la mayoría de los casos se trata de consultas iniciadas por el gobierno y no de
propuestas independientes impulsadas por la ciudadanía, por lo que la capacidad de los nuevos
mecanismos para convertirse en verdaderas instancias de participación ciudadana y para presentar
alternativas a las propuestas de los gobiernos es todavía muy débil dadas las restricciones a los
mismos (ver Anexo, Cuadro I).
Las experiencias con el referéndum y la iniciativa
Respecto del uso del referéndum y la iniciativa popular a nivel mundial distinguiré tres
regiones, representadas por algunos países: en Europa Occidental, Italia, Francia y Suiza; en
América del Norte los Estados Unidos (a nivel estadual), y en América del Sur, Uruguay y
Colombia. La elección de estos países obedece principalmente a factores históricos tanto como
académicos: por un lado, Suiza y los EE.UU. presentan una larga e intensiva tradición de
participación ciudadana en la toma de decisiones de gobierno. Italia fue el único país que se
incorporó a este modelo de participación activa a partir de 1978. América del Sur constituye un
desafío en el sentido de que es en esta región donde la crisis de representación se tornó más aguda
y donde las expectativas de cambio fueron mayores. Desgraciadamente, a excepción de Uruguay y
Colombia los mecanismos de democracia directa han sido absorbidos o ignorados por el sistema
representativo sin poder incidir decisivamente en el camino de la [necesaria] reforma política.
La experiencia europea ilustra la capacidad de la iniciativa y el referéndum para
complementar las decisiones del gobierno y acercar las políticas públicas a las preferencias
ciudadanas. Si atendemos a la conducta del electorado en Suiza, Italia y Francia, éste hizo uso
de la iniciativa para expresar sus preferencias cuando los partidos tradicionales las habían
ignorado (caso del divorcio y la reforma electoral en Italia), o no las habían priorizado (caso del
gobierno suizo respecto de temas laborales y nucleares). De modo inverso, cuando el gobierno
francés sometió a votación la reducción del mandato presidencial, el electorado mostró su
indiferencia frente a una reforma que no les parecía prioritaria o relevante. El caso del último
referéndum de De Gaulle (1969) alerta sobre el rechazo de los votantes cuando perciben que el
referéndum obedece a proyectos de corte plebiscitario.
Por el lado de los partidos políticos, el uso de los mecanismos directos de decisión
refleja los rasgos del sistema en que se inserta: una democracia consensuada en Suiza ofrece la
posibilidad a las agrupaciones minoritarias y a las fuerzas extra-partidarias de influir en las
decisiones mediante la iniciativa, ya sea llevándolas a las urnas o amenazando al gobierno con
hacerlo si no atiende sus demandas. En un sistema de alta volatilidad como el italiano, la
iniciativa ha servido para sacudir a las coaliciones gobernantes y para permitir el acceso al
gobierno de agrupaciones minoritarias como los radicales. Tanto en Suiza como en Italia la
posibilidad de que el Parlamento atienda las demandas de los promotores de una iniciativa al
sancionar leyes que respeten esas propuestas permite integrar y conciliar las diferencias entre el
gobierno y los promotores.
Con respecto a los Estados Unidos el uso de la iniciativa popular en sus dos etapas más
activas (1900-1922 y 1980-2000) fue dirigido a introducir medidas para hacer al gobierno más
responsable ante el electorado, disminuir los incentivos institucionales para el derroche de los
fondos públicos y permitir que los ciudadanos participen más activamente en la formación y
definición de las políticas públicas. El caso de los term limits1 ilustra bien la dinámica de la
iniciativa como instancia participativa para controlar o corregir las medidas del gobierno.
Cuando los legisladores se negaron a introducir términos a sus mandatos, la iniciativa permitió
canalizar con éxito la demanda ciudadana para reducir la influencia del establishment político (y
asegurar para las legislaturas un funcionamiento más republicano).
1
Se refiere a la restricción en la cantidad de turnos en los que representantes y funcionarios pueden ocupar sus
cargos a lo largo de sus vidas. Entre 1990 y 2001, 21 Estados introdujeron term limits (en 6 de los 21 casos fueron
abolidos por la Corte o por la legislatura).
En América Latina, Uruguay es el único país que cuenta con una práctica intensiva en el
uso de la iniciativa popular en la región, adonde sirvió para promocionar a los partidos
minoritarios que reflejaban preferencias ciudadanas distintas de las preferencias de los
gobiernos de turno, posibilitando su acceso al poder y consolidando la idea republicana de
rotación y elección popular de los representantes. En Colombia el electorado canalizó sus
reclamos de reforma política a través de la iniciativa y del eventual acceso al poder de un
candidato independiente (Uribe). Sin embargo, cuando Uribe convocó un referéndum en 2003
proponiendo medidas contra la corrupción y el saneamiento fiscal, la convocatoria fracasó. Esto
plantea dudas sobre la eficacia del recurso al voto popular cuando el electorado percibe que hay
rasgos estructurales del sistema político inmunes a la reforma.
Bibliografía
Butler, David y Referendums around the World: The Growing Use of Direct Democracy, Washington
Ranney, Austin DC: The AEI Press, 1994
Gallagher, Michael The Referendum Experience in Europe, New York & London: MacMillan Press, 1996
y Uleri, Pier (eds.)
Rial, Juan “Instituciones de Democracia Directa en América Latina”, National Democratic
Institute, 2000, en www.ndipartidos.org/pdf/gobernando/democraciadirecta.pdf.
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Genève
Waters, Dane Initiative and Referéndum Almanac, Durham:Carolina Academic Press, 2003
Salinas, Alejandra “Democracia y gobierno limitado: la iniciativa popular y el referéndum en la teoría y la
práctica de la división del poder”, Doctorado en Sociología, UCA, 2006.
El presente trabajo se pregunta por el valor y efectos que tienen los procedimientos
participativos sobre el sistema democrático y particularmente por el poder político detentado por
el soberano en las democracias contemporáneas.
Parte de las críticas esgrimidas durante la crisis de Diciembre de 2001 se centraron en la
calidad de la representación política y en el funcionamiento de las formas de mediación y
agregación de intereses, denunciando la incapacidad del régimen de satisfacer las demandas
emergidas de la sociedad. Entonces se hizo necesario implementar acciones tendientes a
reconciliar a representante y representados y a facilitar el abordaje de una realidad social cada
vez más compleja. En este sentido, se hace necesaria la implementación de mecanismos e
instancias de involucramiento de la sociedad civil en los asuntos gubernamentales y la
reconstrucción de un pacto social sobre condiciones que permitan el pleno goce de la
ciudadanía. En lo que sigue se intentará analizar la dimensión política del problema,
específicamente la cuestión de la desigual distribución del poder político entre los ciudadanos.
La hipótesis que guía este trabajo es que en el sistema político poscrisis aparece como exigencia
la demanda por formas participativas y que ellas promueven la igualdad política ya que
funcionan como dispositivos de redistribución del poder político, ampliando las capacidades
ciudadanas y consecuentemente tornando más inclusiva la estructura gubernamental.
Para entender este fenómeno, observamos ciertas formas institucionales aparecidas o
fortalecidas luego del 2001 que promovían la participación de la sociedad civil en los asuntos de
gobierno.
Participación Ciudadana en la provincia de Mendoza: Consejos Departamentales y Foros
Vecinales de Seguridad
A partir de la Ley 6.721 del año 1999 se crea en la Provincia de Mendoza el Sistema
Provincial de Seguridad Pública (SPSP).1De este modo, el Ministerio de Seguridad es el
primero que por ley crea un Sistema de Participación Comunitaria, con mecanismos e
instrumentos que permiten formalmente la injerencia de la Sociedad Civil en el tratamiento de
los asuntos relativos a la seguridad pública. El impacto inmediato en la estructura
gubernamental fue la creación de la Subsecretaría de Relaciones con la Comunidad y sus dos
Direcciones: Participación Comunitaria y Apoyo a la Comunidad. El propósito de estas
unidades estatales era institucionalizar la participación comunitaria e integrarla al SPSP
fortaleciendo la participación de la población en el diseño y control de las acciones y medidas
preventivas de seguridad basadas en la educación, la comunicación y el fomento de la
participación ciudadana.
Para cumplir con estas funciones se implementan distintos programas, entre ellos, los
Foros Vecinales (FV) y los Consejos Departamentales de Seguridad(CD). Se trata de espacios
de encuentro entre autoridades ministeriales, municipales y miembros de Organizaciones de la
Sociedad Civil y tienen por misión: Facilitar y promover la comunicación y cooperación entre la
comunidad y las Policías; Propiciar la participación de la comunidad en la formulación y diseño
de planes y proyectos atinentes a las condiciones de seguridad pública; Proponer a las
autoridades competentes la elaboración e implementación de medidas, acciones y actividades
que mejoren las condiciones de seguridad pública en su ámbito de actuación.
A partir de lo analizado en la ley, los decretos reglamentarios y demás documentos
que regulan el funcionamiento de este sistema, parecería que efectivamente se propicia el
involucramiento directo entre el ámbito político-estatal y el social para la elaboración y
legitimación de decisiones políticas. Sin embargo, desde el momento de aplicación de la Ley
*
Socióloga – Mendoza
1
Aquí no analizamos la problemática de la seguridad en sí sino las formas participativas que se han generado en torno
a esta cuestión y a las formas de relacionamiento Estado-Sociedad.
6721, el sistema de participación ha pasado por distintas etapas. Al comienzo se vivió un auge
participativo, constituyéndose alrededor de ochenta FV y quince CD. No obstante ello, muy
pocos lograron permanecer en el tiempo y hacia fines de 2007 sólo existían 4 Consejos
Departamentales de Seguridad y el sistema se encontraba en franco retroceso.1
En esta ocasión el propósito no es evaluar el funcionamiento del Sistema sino más
bien extraer algunos elementos que nos permitan reflexionar sobre la democracia participativa.
Las observaciones tomaron como objeto de estudio los únicos Consejos que han funcionado
desde la sanción de la ley hasta la actualidad: Godoy Cruz y Las Heras. A continuación se
exponen las cuestiones más relevantes a los fines del presente trabajo.
En cuanto a la composición y naturaleza, vemos que mayormente los FV surgen a
partir de algún hecho violento, ello define un perfil organizacional y humano. El vínculo que los
une nace y se limita a la detención del delincuente y a reforzar las medidas de seguridad para
evitar la comisión de nuevos delitos en esa zona. Esta característica, dificulta que estos espacios
se mantengan en el tiempo, que la comunidad trabaje en torno a actividades de desarrollo local y
que en el largo plazo sirvan para el fortalecimiento del tejido social. Relacionado a esto, vemos
la dificultad de los participantes para transcender su situación personal.
Por otro lado, más allá de las competencias asignadas, en los hechos, lo común no es
que los Consejos logren intervenir de modo colectivo en la formulación de proyectos. No se
encuentra que un tema tras ser debatido en su seno tenga solidez y consenso suficientes como
para materializarse en una ordenanza o política municipal.
Un elemento identificado como totalmente perjudicial para cualquier intento por
constituir un sistema de participación es la alta rotación de los funcionarios que deben coordinar
tales espacios. Ello dificulta enormemente la sostenibilidad en el tiempo del sistema ya que el
funcionamiento de espacios participativos y con lógicas deliberativas requiere determinados
vínculos personales, que implican niveles de confianza y conocimiento entre sus integrantes,
vínculos que en su construcción demandan largos períodos.
Otro aspecto central al momento de evaluar la viabilidad de los mecanismos de
democracia directa es justamente el rol que tiene la ciudadanía en ellos. Lamentable, en la
mayoría de los casos la participación no pasa de lo exclamativo y de la queja, es una
participación espasmódica y poco propositiva, fruto de hechos específico. Se trata de reuniones
reactivas que se disipan en el tiempo. Participación con la que difícilmente se puedan crear y
consolidar mecanismos efectivos de democracia participativa.
Finalmente, no parece que estos espacios hayan servido demasiado para vincular a las
distintas organizaciones que operan en cada uno de los departamentos fortaleciendo, de este
modo, la constitución de redes interinstitucionales de trabajo y en definitiva del tejido social de
la comunidad. Lo cual, si bien vimos que es una premisa presente en la intención de fondo de
este sistema participativo, no ha logrado grandes resultados.
No obstante estos fracasos y debilidades, en el apartado siguiente se presentan
algunas reflexiones sobre las posibilidades que generan sistemas de este tipo para el
fortalecimiento democrático, motivos por los cuales es necesario consolidarlos y recrearlos
permanentemente.
Lógicas democratizantes: Tras el Modelo Político Neoliberal
Se trata de mecanismos que resultan adecuados para que los funcionarios
gubernamentales logren una llegada más directa a las problemáticas zonales, tomen
conocimiento sobre un tema y a partir de ello diseñen estrategias más informadas y
representativas de su comunidad. Es decir, son instrumentos que facilitan la elaboración
participativa de diagnósticos y acciones gubernamentales. Además de receptar información, por
1
El período que abarca este trabajo finaliza en el 2007. Durante el 2008 se ha iniciado un proceso de relanzamiento
del sistema, habiéndose constituido en la actualidad 14 Consejos Departamentales de los 18 departamentos que
componen el total de la provincia.
este medio el gobierno también brinda información con una lógica propia y consecuentemente
diferente al registro mediático. También hemos observado que en algunas ocasiones, en el Foro
o en el Consejo, se plantean situaciones conflictivas frente a las que el mismo Intendente
responde ofreciéndose a acudir al lugar e intentar mediar en el conflicto, con lo cual funciona
como un espacio de relacionamiento directo entre el ciudadano y su representante más próximo,
permitiendo una relación más dinámica entre gobierno y sociedad. Esto también acelera la
generación de soluciones a los problemas planteados. Potencialmente son excelentes
herramientas para fortalecer redes sociales ya existentes en las comunidades, para acercar la
organización política con la social, para recrear lazos de pertenencia y con ello acciones
preventivas a largo plazo.
Por otro lado, los espacios participativos sirven como instancias creadoras de sentido.
Por ejemplo, el SPSP atravesó una etapa de relanzamiento o refundación, en ella estos espacios
fueron aprovechados por el Ministerio y por los Municipios para transmitir la idea sustantiva del
sistema, la concepción de seguridad con que se deseaba trabajar y la participación con la que se
esperaba contar. Es decir, funcionan como espacios donde se desarrollan procesos simbólicos, a
través de los cuales se crean nuevos significados y sentidos. En estos procesos se rescatan
ciertas nociones e interpretaciones en detrimento de otras. Se crea consenso en torno a
definiciones conceptuales cuyas aceptaciones son previas y prerrequisito para el funcionamiento
político y técnico de estos mecanismos o procedimientos participativos. Con los “discursos”
expuestos lo que se pretende es crear una representación, una idea acerca de cómo ha de
comprenderse la inseguridad y la participación y cuál es el propósito general que orientó la
reforma implementada por la Ley 6721.
En términos más generales, frente a las criticas presentadas ante el sistema político en
el 2001, las estrategias que promueven la participación ciudadana son precisamente las que
confieren al sistema mayor representatividad, legitimidad y credibilidad. Pensamos que estas
instancias de participación aparecen como respuesta dada por el sistema político a los desafíos
surgidos en las democracias de comienzos del siglo XXI. El sistema de partidos y el formato
representativo siguen vigentes, pero esa democracia de partidos del siglo XX incorpora nuevos
elementos entre ellos instrumentos de democracia directa y semidirecta. En este sentido,
podemos decir que una de las causas presentes en la crisis de 2001 fue la situación de
desigualdad política existente en la ciudadanía. Esto nos remite al tema central de este trabajo el
poder político y la soberanía del pueblo.
En las democracias algunos hombres o grupos cuentan con medios como para ejercer
sobre la actividad política y consecuentemente sobre el rumbo de la sociedad una influencia
significativamente mayor que otros. Esta situación vacía de contenido el significado mismo de
la democracia al impedir uno de sus principios axiomáticos como lo es la igualdad política. En
este sentido, es decisiva la redistribución que se haga de lo que llamamos recursos de poder
político, el modo en que entre la población ellos se distribuyan afecta directamente al principio
de igualdad.
La organización social y política afecta este fenómeno de desigualdad. Ella promueve
un determinado reparto de recursos que reducen, incrementan o mantienen esas desigualdades.
Una redistribución democrática, que beneficie a la comunidad toda, deberá aumentar el
conocimiento e información que poseen los individuos necesarios para operar en el sistema,
aumentando sus capacidades reales de intervención y de influir su destino (SEN, Amartya,
2000). Este planteo nos brinda todo un conjunto de elementos que explican el modo en que
mecanismos como los Foros y los consejos reducen las situaciones de desigualdad. La igualdad
política requiere una ciudadanía inclusiva y la organización política, al contemplar la existencia
de mecanismos por los que la comunidad puede participar activamente en las cuestiones público
estatales, está promoviendo una redistribución de recursos más equitativa.
Desde esta perspectiva, con sus errores y aciertos, el sistema de Participación
Comunitaria en Seguridad y otros intentos de este tipo en esencia significan una oportunidad
para toda la sociedad civil de intervenir políticamente. Emergen como un recurso con efecto
igualador, fortaleciendo un flujo de poder ascendente. Poder que obliga a la apertura de la esfera
política a un mayor número de ciudadanos que van logrando ser sujetos activos en procesos
decisionales de los que antes estaban excluidos. Las condiciones discursivas actuales crean el
marco adecuado para que hoy se acentúe la dimensión participativa de la democracia por sobre
la representativa, esta dimensión exige transformaciones en la estructura organizacional que
amplíen la participación.
Entonces, los mecanismos de democracia directa o semidirecta benefician a la
comunidad, aumentando las oportunidades que poseen los individuos para operar en el sistema,
fortaleciendo sus capacidades reales de intervención. De este modo, la actividad estatal es
orientada por fuerzas que provienen de espacios de la sociedad civil. Puede decirse que en los
´90, la movilización popular fue claramente resignada a favor del poder de lobby que ejercían
ciertos grupos, frecuentemente económicos, dejando al hombre común desprovisto de formas de
demandar o presionar a los decisores políticos. Esta situación de desigualdad alejó cada vez más
al ciudadano de lo público, por recluirlo a un espacio políticamente marginal en la estructura
social. Es este ciudadano y principalmente aquéllos que se asocian con un propósito común, los
que retoman visibilidad y protagonismo con los mecanismos participativos. A diferencia del
lobby de los ´90, la primera década del siglo XXI estará atravesada por los intentos de constituir
sistemas inclusivos, donde la comunidad toda pueda incidir en los asuntos del Estado. La
consolidación en la estructura gubernamental de nuevas oportunidades de participación del
electorado, es una estrategia tendiente a materializar principios inherentes a la idea de
democracia tales como la “igualdad política” y la “soberanía del pueblo”.
Las transformaciones políticas y culturales de los últimos tiempos han excedido
frecuentemente la capacidad de respuesta del Estado. Esta desarticulación entre las demandas
sociales y las respuestas gubernamentales hace necesario un rediseño institucional que sirva
para reconciliar las distintas dimensiones constitutivas del proceso de cambio.
Entonces en un gobierno donde el pueblo es el soberano una redistribución
democrática del poder político creemos que se logra con la constitución de formas de
participación político-ciudadanas como, por ejemplo, los Foros y Consejos. Instancias como
éstas son posibilidades que poseen los ciudadanos para incidir sobre los decisores
gubernamentales. Transformaciones institucionales de este tipo reconocen mayores atribuciones
al soberano y sientan las bases para que a largo plazo se configure un sistema de Democracia
Representativa y Participativa. El éxito que alcance una fórmula de gobierno que combine la
dimensión representativa con la participativa dependerá en alto grado de la existencia y calidad
que logren los diversos mecanismos de participación que se creen.
BIBLIOGRAFÍA
*
Licenciada en Administración de Empresas en Brasil y maestría en Sociología y Ciencias Políticas en FLACSO –
Argentina).
1
Fuente: O Estado de Sao Paulo, 13 de enero de 2008, entrevista a Fernando Henrique Cardoso. Ver:
http://www.estadao.com.br/nacional/not_nac108576,0.htm
IV- Bibliografía
BOBBIO, Norberto (1985), El futuro de la Democracia. Barcelona: Plaza & Janes, 1985.
NOGUEIRA, Marco Aurélio (1999), Un Estado para la sociedad civil. Reforma y Democracia, Revista
del CLAD, 14, Junio 1999.
SORJ, Bernardo (2007), ¿Pueden las ONG reemplazar al Estado? Sociedad civil y Estado en América
Latina. Revista Nueva Sociedad, No 210, julio-agosto de 2007.
proyectos en la Segunda Ronda del PP 2007, votaron 8529 vecinos mientras que, habían
participado originariamente la mitad; un total de 12565 personas que se acercaron al PP en
dicho ciclo. Si tomamos los números año a año observamos que en el PP 2006 las 2779
personas que participaron de la Segunda Ronda son el 45,45% del total; mientras que en el PP
2007 éstas representan el 67,87%, es decir que se registra un aumento en la participación del
22,42% de año a año.
Por último, al PP 2008 asistieron 9804 personas de las cuales 2973 participaron de la
Primera Ronda y 6831 de la Segunda. Como vemos, en este caso la tendencia a una mayor
participación en la tercera instancia que en las primeras asambleas se reafirma a pesar de que
caen las cifras totales de participación (32% global), aunque no así las proporciones anuales en
cada una de las Rondas, las cuales sólo oscilan en un 2%.
Ahora bien, quisiera aclarar que no podemos considerar estos números como si cada una
de estas cifras representara a personas diferentes ya hay personas que participan de más de una
instancia del PP. Pero lo que nos interesa no es saber cuántas personas distintas han pasado por
el PP, dado que ya sabemos que la proporción poblacional es mínima en relación al total de la
ciudad, sino cuántas personas concurrieron en cada año por cada instancias, por mínima que sea
y evaluar a qué debe la disminución de las mismas. Por otra parte, y en relación a las personas
“repetidas” cabe aclarar que no son tales dado que las proporciones son mínimas. Así, por
ejemplo entre el PP 2007 y el PP 2009, el porcentaje de personas que participó de las tres
instancias de Primera Ronda en los tres años consecutivos no supera el 6% en el CMD Centro y
el 3% en los demás CDM. De la misma manera, entre las 8529 personas que participaron de la
Segunda Ronda del PP 2007, sólo el 12% había participado en la Primera Ronda y en el PP
2008 el porcentaje es menor no superando el 8%.
De esta manera podemos preguntarnos: ¿por qué tanta deserción en un proceso
participativo que lo que debería hacer es incorporar año tras año a más vecinos? ¿qué es lo que
desincetiva la participación?
Cuestiones de Calidad
Fung y Wright1 delinean tres cualidades de importancia para medir cuestiones de calidad:
Solución efectiva de los problemas (eficacia): si su desempeño conduce a los resultados
deseados, cuyos fines deben ser objetivos públicos.
Equidad: capacidad de generar resultados con justicia; a lo que yo agregaría variables como
la equidad en cuestiones de género, representación, edades, sectores sociales.
Participación amplia y significativa: implica la consolidación de una participación continua
y significativa de ciudadanos.
Grado de información: de las opiniones y propuestas de los participantes y calidad de sus
interacciones con los demás.
ANÁLISIS DE CASO: Calidad en el PP de Rosario
Solución efectiva de los problemas (eficacia):
1
“En torno al Gobierno Participativo con Poder de Decisión”; pag. 41- 44 en “Democracia en Profundidad – Fung
y Wrigth; UN de Colombia - 2003
Habremos de suponer que la efectividad y la eficacia estarán dadas por el hecho de que los
proyectos que sean elaborados y votados sean consiguientemente ejecutados por parte de las
Secretarías de la Municipalidad.
Tomaremos como referencia para analizar la efectividad en la solución de los problemas del PP
en la ciudad de Rosario, los resultados arrojados del estudio de la ejecución del PP 2005, PP
2006 y PP 2007:
Número de proyectos aprobados: PP 2005, 172 proyectos; PP 2006, 162 proyectos; PP 2007,
156 proyectos; PP 2005-2007, 490 PROYECTOS
Estado de Ejecución de los proyectos:
PP 2005, Ejecutados: 156 – En Ejecución: 8 – Pendiente: 8
PP 2006, Ejecutados: 129 – En ejecución: 10 – Pendiente: 23
PP 2007, Ejecutados: 81 – En ejecución 9 – Pendiente: 66
Visto en proporciones generales, el porcentaje de ejecución, si bien viene
disminuyendo progresivamente año a año (91% PP 2005; 80% PP 2006; 52% PP 2007), es
importante dado que observamos un 75% de obras ejecutadas junto con un 5% que se encuentra
actualmente en ejecución, lo cual arroja un saldo de 20% de endeudamiento por parte de la
Municipalidad a los vecinos de la ciudad. Lo que también es cierto es que dentro de ese 20% se
encuentran las obras más “vistosas” y, en consecuencia, las más costosas de las elegidas por los
vecinos.
Tipo de Proyectos: en pos de la dos comisiones que existen en los CPD, podemos agrupar a
los proyectos en Proyectos Sociales (proyectos referidos a la Secretarías de Cultura,
Promoción Social, Salud Pública, Gobierno) y Proyectos Urbanos (Sec. de Servicios
Públicos, Obras Públicas, Planeamiento). La mayor proporción de proyectos urbanos se
registra en el PP 2005. En el PP 2006 y PP 2007, las dos áreas se emparejan.
Equidad
Resultados Ecuánimes
La Municipalidad de Rosario, sólo adeuda, sin tener en cuenta el PP 2008, el 25% de las los
proyectos elegidos por los vecinos/as. Pero si estos mismos datos los analizamos por Distrito,
podemos observar, un claro relegamiento de algunos sectores de la cuidad en pos de otros. Es
decir, durante el PP 2005 y el PP 2006 donde los porcentaje de ejecución son altos las
diferencias no son marcadas; ahora bien en lo que respecta al PP 2007 donde el aumento de “lo
pendiente” es claramente notorio, hay distritos que han sido más favorecidos que otros. Así de
un total de 81 proyectos ejecutados, la distribución por CMD es la siguiente: Centro 21%; Norte
22%; Oeste 20%; Sur 15%; Sudoeste 12%; Noroeste 10%.
Género
Desde el inicio de la implementación del PP estuvo presente la voluntad política del Municipio
de trabajar desde la perspectiva de género. Esa voluntad se tradujo en la Resolución Nº
006/2003. En lo que hace a la Primera Ronda teniendo en cuenta los últimos tres períodos, las
proporcionalidades de género han sido siempre respetadas e incluso, tanto si lo analizamos x
CMD como en forma global, existen en todos los casos mayoría de mujeres.
En lo que respecta a los CPD, existe un cupo femenino con lo cual las mujeres encuentran
garantizada su representación en los mismos. Cuando los consejeros/as eligen la comisión en la
que quieren trabajar, hay una clara preponderancia de mujeres en la comisión social en
detrimento de la urbana. Eso denota como, más allá de las normativas, hay mandatos culturales
que no son fáciles de romper. De todas maneras, creo que esto último no malogra los resultados
ecuánimes respecto de cuestiones de género. Los datos de la Segunda Ronda no hacen más que
sostener esta hipótesis: las mujeres, por lo general, son un 30% más que los hombres en cada
una de las instancias.
Edades
En todas las instancias del PP las franjas etarias de mayor participación son las que van entre los
36-45 y los 46-55, es decir un rango de edad media. A ellas les sigue la franja de los 56-65 años.
El resto de las edades tiene poca representación (sobre todo los más jóvenes) y mucho más en
los CPD, donde si bien no cuento con datos oficiales, es observable que el promedio de edad es
de 50 años.
Sectores Sociales
Desde el momento en que las Asambleas de 1º Ronda se realizan en cada una de las áreas
barriales de los CMD, los Consejeros/as son elegidos en las mismas y las sedes de votación son
en los únicos espacios geográficos indiscutidos de cada uno de los distritos como son sus CMD,
eso garantizaría que todos los sectores tuvieran la oportunidad de participar del PP. De todas
formas, las brechas son incuestionables. La misma publicidad y otras instancias de
comunicación no son simétricas, pero esto es parte de una realidad social que excede al PP.
Participación amplia y significativa
Los porcentajes de renovación de los participantes, con excepción de los Consejeros/as, que en
general son los mismos año a año ya sean como titular o como suplentes, son significativos. Es
interesante saber que más gente se interesa en cada ciclo por conocer el proceso y participar de
él pero no es un buen indicador que aquellos que ya participaron dejen de hacerlo, eso
indudablemente responde a fallas en el PP.
Grado de información
Mencionaré algunas observaciones del análisis empírico de los CPD del Distrito Centro y
Noroeste del PP 2009. No hay un alto grado de conocimiento por parte de los consejeros de los
proyectos que ya han sido votados en los años anteriores. Eso dificulta la realización de los
nuevos proyectos. Por otra parte, no asisten todos los consejeros con lo cual propuestas de los
vecinos surgidas en la Primera Ronda, no pueden ser explicadas porque no existe o no está
presente el consejero de dicho barrio. Por último, las intervenciones suelen ser desordenadas y
dependen mucho de la capacidad de los coordinadores de cada área que cada reunión cumpla
con los objetivos propuestos. Muchos tiempo de cada una de la reuniones se pierde en reclamos,
que no son bien encausados desde el Municipio. Éste tampoco posee una estrategia
comunicacional óptima, de buen alcance y objetiva, lo cual lo convierte en el primer
responsable de la desinformación.
Estos dos últimos factores, la mala estrategia comunicacional y la demora en la ejecución de los
proyectos elaborados y votados por los vecinos/as están convirtiendo al PP en un espacio de
mero reclamo, que empieza a olvidar su sustancia cómo instancia de participación en la “co-
gestión” de la cosa pública.
BIBLIOGRAFIA
Fung y Wright; “Democracia en Profundidad”; Ed. UN de Colombia; Colombia, 2003
Durston, John; “¿Qué es el capital social comunitario?; CEPAL- ECLAC División de Desarrollo
Social; Santiago de Chile, Julio 2000
Ford, Alberto; “Experimentos democráticos. Asambleas barriales y Presupuesto Participativo en
Rosario, 2005-2005”; Tesis de Doctorado FLACSO, 2007
“Reflexiones sobre cuestiones espaciales y temporales en dos experiencias
participativas en Rosario: asambleas barriales y presupuesto participativo”; Trabajo presentado en el
VII Congreso Nacional sobre Democracia, 2006
Lerner, Josh y Schugurensky, Daniel; “La dimensión educativa de la democracia local: el caso del
presupuesto participativo”; Revista Temas y Debates, Setiembre 2007
FUENTES
www.rosario.gov.ar
Gacetillas informativas de la Municipalidad de Rosario: Informe “Presupuesto Participativo 2006”;
Diciembre 2005; Planillas y bases de datos de la Secretaría General de la Municipalidad de Rosario,
área Presupuesto Participativo; información no publicada.
I. Introducción
El objeto de este trabajo es analizar la implementación de diferentes políticas
participativas en la ciudad argentina de Rosario-Argentina, entre 2002 y 2007, desde el punto de
vista de organizaciones de la sociedad civil (OSC) que han participado en ellas.
Justificamos nuestra intención en la constatación de que existen muchos e importantes
desarrollos teóricos referidos al valor de las políticas participativas pero no tantos estudios
empíricos de su implementación real. La idea aquí es ver en qué medida las políticas
participativas son "participativas" para unos actores calificados de ellas como son las OSC.
Como la base de este documento es una investigación en marcha, todo lo que desarrollamos está
sujeto a crítica y revisión. Por eso mismo, no se encontrarán aquí conclusiones sino más bien
aperturas.
En el marco de nuestra investigación, seleccionamos una muestra intencional de 15
OSC de Rosario en base a una combinación de criterios geográficos y temáticos, por lo cual
logramos que estuvieran presentes un número similar de organizaciones de los seis distritos en
los que se encuentra dividida administrativamente la ciudad, al mismo tiempo que una variedad
significativa de tipos de OSC1. Luego, entre marzo y abril de 2008, realizamos entrevistas semi-
estructuradas a responsables auto-seleccionados de esas organizaciones, que tuvieron
participación directa en algunas de las políticas participativas implementadas por la
Municipalidad de Rosario a partir de 2002. Consideramos que el diseño muestral no nos permite
hacer generalizaciones estadísticas pero sí esbozar tendencias significativas del punto de vista
de las OSC referidas a distintos aspectos de la participación.
En las entrevistas, se realizaron preguntas a las OSC referidas a sus objetivos
institucionales, las políticas en las que participaron, los intereses concretos que las llevaron a
involucrarse, la manera en que se desenvolvió su participación, los recursos que tuvieron
disponibles y la ausencia de otros, los diálogos y las relaciones establecidas con los funcionarios
estatales y con los miembros de otras organizaciones y de las suyas propias, así como los logros
alcanzados y su relación con los objetivos previos a la participación en ese espacio.
Analizamos la información generada bajo una doble luz. Por una parte, a partir de la
perspectiva de los propios actores al significar cada una de las dimensiones interrogadas; por
otra parte, con los lineamientos generales de la conceptualización acuñada por Fung y Wright
para analizar lo que denominan gobierno participativo con poder de decisión (empowered
participatory governance)2.
II. La efectividad de las políticas participativas para resolver problemas
En la propuesta de Fung y Wright, una de las dimensiones de mayor relevancia es la que
refiere a la efectividad en la resolución de problemas. Para estos autores, las políticas
participativas tienden a ella dado que principalmente empoderan a los individuos y a las OSC –
quienes se encuentran cerca de los puntos de acción y poseen un mejor conocimiento de las
situaciones relevantes-; promueven mejores soluciones que las políticas jerárquicas
*
El presente trabajo se ha desarrollado en el marco del Proyecto de investigación“La participación ciudadana en el
control de gestión de las políticas públicas municipales. El caso de la ciudad de Rosario”, IR: Osvaldo Iazzetta. El
proyecto integra el PAV-PAE 22576 de la Agencia Nacional de Promoción CyT.
*
Docentes e investigador@s de la Fac. de Ciencia Política y RR.II de la UNR.
1
La clasificación en la que nos basamos fue desarrollada por nuestro equipo en base a un trabajo previo del Instituto
Gino Germani (Universidad Nacional de Buenos Aires), y puede consultarse en www.oscregionrosario.org.
2
Fung, Archon y Wrignt, Eric (2003) Depeening democracy. Ed. Verso, London. En este trabajo, Fung y Wrigth
proponen el concepto empowered participatory governance para caracterizar a aquel gobierno guiado por los
principios de practicidad, participación y deliberación, que institucionalmente incluye devolución del poder hacia
unidades descentralizadas con la coordinación del Estado, y que tiene como objetivos la efectividad en la solución de
problemas, la equidad y la participación amplia y profunda de la comunidad.
1
Op. Cit.
2
Acuña, Carlos. (2007) Repensando los claroscuros de la incidencia política de la sociedad civil: obstáculos y
debilidades, en Carlos Acuña y Ariana Vacchieri (comps.), La incidencia política de la sociedad civil. Buenos Aires,
Siglo XXI Editores.
1
Op. Cit.
2
Lerner, Josh y Schugurensky, Daniel (2007) “La dimensión educativa de la democracia: el caso del presupuesto
participativo”. En Temas y Debates. Argentina
recursos que las personas y las organizaciones traían originalmente, por lo que la inclusión tiene
un fuerte efecto redistributivo por el solo hecho de participar, independientemente de logros
estratégicos. Para finalizar el análisis de la participación de las OSC en relación con la
dimensión de la equidad, nos detendremos en el aspecto de la deliberación. Los actores destacan
como algo muy positivo de estos espacios la posibilidad de hablar libremente y, cuando esto no
se verifica, lo reclaman con fuerza. Así se confirma que las políticas participativas son
entendidas, en un principio, como espacios de libre expresión. A veces, sin embargo, se
denuncian abusos en el uso de la palabra de algunos participantes, debido posiblemente a un
efecto subjetivo catártico que tiene la invitación a hablar, o a una deficiente construcción de las
reglas de participación.
Un aspecto complejo de estas políticas es la coordinación de la variedad de puntos de
vista y la vinculación entre los intereses particulares y los intereses comunes. Mientras muchos
coinciden en señalar la importancia de que existan reglas explícitas y que sean respetadas por
todos, menos son los que destacan la responsabilidad individual y de las organizaciones en
escuchar a todos y en intentar pasar de la particularidad al interés general.
1
Op. Cit.
sean materiales o simbólicos. Así las organizaciones que intentaron la participación en alguno
de los espacios participativos pero asumieron que allí no habría posibilidades de logro alguno y
en algunos casos incluso era poco factible plantear demandas, desistieron rápidamente de
participar.
En cuanto a la finalidad de la participación en la política escogida pueden observarse
diferencias en las respuestas, en base al tipo de organización. Las organizaciones de base
territorial justifican su participación en una política en función de la posibilidad concreta de
resolver a través de ella cuestiones puntuales de carácter material. En cambio, las
organizaciones cuyos fines son más generales, enuncian respuestas más variadas. La
participación se basa en la importancia dada desde la organización de responder a la invitación
del Municipio, “para estar y ser vistos, avalando el accionar del Estado” con la presencia de
algún referente de la organización en la misma. En otros casos, se observa la importancia dada
desde las organizaciones a la participación, entendiéndola como estar, intervenir, proponer, en
los espacios de decisión, es decir, en un sentido similar al uso que se le da al término en este
trabajo. En definitiva, podemos señalar una variedad de fundamentos para la participación:
convicción ideológica, logro de fines específicos, cumplimiento con la convocatoria,
conocimiento del ámbito y su funcionamiento. Asimismo es dable señalar una fluidez en las
razones señaladas, una transición de un fin inicial a otro o bien a una conjunción de objetivos.
Analizando ahora los aspectos referidos a los canales adicionales, las organizaciones que
intervienen en el PP lo reconocen explícitamente como un espacio en el que la participación
puede resultar en la obtención de logros materiales concretos. Los entrevistados señalan la
posibilidad de incidir en la definición de temas relevantes asociados a demandas de los vecinos,
y reconocen, aunque en menor medida, la obtención de resultados buscados. Algunos señalan
explícitamente la influencia de su organización en el establecimiento de temas de agenda y en el
diseño e implementación de proyectos. En el aspecto referido a la calidad de la participación, un
primer punto nos remite a la calidad de la información que manejan las OSC. En este sentido, en
general la calidad de la información sobre los temas y las reglas para participar en los espacios
es valorada positivamente. La información sobre las convocatorias a la participación así como
sobre los modos de intervención de las organizaciones y las reglas de juego al interior de los
distintos espacios, son reconocidas como útiles y ampliamente difundidas. En el caso del
Presupuesto participativo, aparecen muy bien valorado el rol de los coordinadores de los
espacios en cuanto a la facilitación de la información y la aplicación de las reglas en pos de
garantizar una participación equitativa, así como en el uso de un lenguaje claro y comprensible
para todos, atendiendo a las diferencias en la formación de los sujetos que concurren. Como
señalamos en relación con la dimensión de la efectividad, en todas las entrevistas aparece como
un aspecto destacado positivamente la posibilidad de establecer vínculos con otras
organizaciones. Estos espacios son productivos para conocer a otras organizaciones, identificar
sus objetivos y perspectivas sobre problemas comunes; así como para establecer relaciones con
nuevas organizaciones para potenciar los resultados obtenidos. En este sentido, los aspectos
positivos más destacados por los entrevistados son la experiencia como tal, la interacción con
otros y la obtención de algún resultado. Por su parte, los aspectos negativos son resaltados de
manera más esporádica y son diferentes según el entrevistado de que se trate, un ejemplo de esto
lo constituye la alusión a que algunos espacios participativos funcionan mejor para aquellas
organizaciones que pueden articular sus necesidades con otras de intereses afines.
1- Categoría de la Entidad:
Municipio_ X Otras Administraciones Locales_□ Asociaciones de Municipios_□
Universidad / Centro de Investigación_□ Mundo Asociativo_□
Otros_ □
2- Tipo de Experiencia
Presupuesto Participativo_ X Consejos Consultivos_□ Talleres de prospectiva_□
Audiencia y Foros_ □ Jurados Ciudadanos_□ Referendos_□
Consejos de Niños/as_□ Planificación Participativa_□
Otros_ X Taller de Capacitación Vecinal
3- Grado
Consultivo_□ Deliberativo_X Resolutivo_□
4- Objetivo
Igualdad_□ Ciudadanía_ X Confianza_□ Eficacia_□
5- Ámbito
Global_□ Sectorial_□ Temática_ X Territorial_□
6- Categoría: Experiencia
12- Actividades: El seminario se desarrolló con una lectura previa de los materiales
bibliográficos, elaborado a partir de un eje de consigna que permitirá el desarrollo de
un trabajo práctico de cada eje nodal. El primero consistirá en analizar los problemas
de la democratización y una ejercitación de prácticas participativas; En segundo
lugar se expondrá el caso del Presupuesto Participativo en la Ciudad de Porto Alegre
y se realizará una comparación de otros casos en Brasil, Uruguay y Argentina,
especialmente los casos de Rosario y Buenos Aires. Concluyendo en el análisis de
los ejes a tener en cuenta para la aplicación del Presupuesto Participativo en el
Municipio de La Paz.
1- Categoría de la Entidad:
2- Tipo de Experiencia
Presupuesto Participativo_□ Consejos Consultivos_X Talleres de prospectiva_□
Audiencia y Foros_□ Jurados Ciudadanos_□ Referendos_□
Consejos de Niños/as_□ Planificación Participativa_ X
Otros_□ ___________________________
3- Grado
Consultivo_□ Deliberativo_X Resolutivo_□
4- Objetivo
Igualdad_□ Ciudadanía_X Confianza_□ Eficacia_ □
5- Ámbito
Global_□ Sectorial_□ Temática_□ Territorial_X
8- Fecha de Inicio: 25 – 05 – 06
9- Fecha de Finalización: 25 – 05 – 07
10- Objetivos: formar un espacio plural y ciudadano para participar como ciudadanos/as
1
Presidenta Asociación Civil Mariano Moreno. Miembro Red Argentina de Ciencia Política. Investigadora del
Observatorio Local de Democracia Participativa.
12- Actividades: participación en: reuniones organizadas por la misma Red, a fin de debatir
y reflexionar sobre la situación de la implementación del Programa hacia las Comunas;
reuniones vinculadas al debate sobre el estado general de la Comuna; reuniones
organizadas por el Ministerio.
1- Categoría de la Entidad:
Municipio_□ Otras Administraciones Locales_□ Asociaciones de Municipios_□
Universidad / Centro de Investigación_□ Mundo Asociativo_□
Otros_X Secretaría de Planeamiento, Municipalidad de Rosario
2- Tipo de Experiencia
Presupuesto Participativo_□ Consejos Consultivos_□ Talleres de prospectiva_□
Audiencia y Foros_ X Jurados Ciudadanos_□ Referendos_□
Consejos de Niños/as_□ Planificación Participativa_ X
Otros_□ ___________________________
3- Grado
Consultivo_X Deliberativo_□ Resolutivo_□
4- Objetivo
Igualdad_□ Ciudadanía_□ Confianza_□ Eficacia_X
5- Ámbito
Global_□ Sectorial_□ Temática_X Territorial_□
6- Categoría: Experiencia
1- Categoría de la Entidad:
2- Tipo de Experiencia
Presupuesto Participativo_□ Consejos Consultivos_□ Talleres de prospectiva_□
Audiencia y Foros_□ Jurados Ciudadanos_□ Referendos_□
Consejos de Niños/as_□ Planificación Participativa_ □
Otros_ X Monitoreo Externo
3- Grado
Consultivo_X Deliberativo_□ Resolutivo_□
4- Objetivo
Igualdad_□ Ciudadanía_X Confianza_□ Eficacia_ □
5- Ámbito
Global_□ Sectorial_□ Temática_□ Territorial_X
6- Categoría: Experiencia
1- Categoría de la Entidad:
2- Tipo de Experiencia
Presupuesto Participativo_□ Consejos Consultivos_□ Talleres de prospectiva_□
Audiencia y Foros_□ Jurados Ciudadanos_□ Referendos_□
Consejos de Niños/as_□ Planificación Participativa_ □
Otros_X Auditoría Externa
3- Grado
Consultivo_ X Deliberativo_□ Resolutivo_□
4- Objetivo
Igualdad_□ Ciudadanía_□ Confianza_ X Eficacia_ X
5- Ámbito
Global_□ Sectorial_□ Temática_□ Territorial_ X
6- Categoría: Experiencia
10- Objetivos: monitorear áreas definidas del gobierno municipal como estrategia para
emitir una opinión informada sobre los niveles de transparencia de la gestión y
desarrollar las capacidades ciudadanas para participar crítica e informadamente en los
asuntos públicos locales; proporcionar a la ciudadanía y al gobierno local una imagen
detallada de sus fortalezas y debilidades en esa dimensión; resaltar la existencia de
aquellas prácticas transparentes y difundirlas para promover su réplica; construir un
sistema participativo de control que fortalezca la accountability del gobierno
municipal.
11- Destinatarios: áreas de gobierno local con poder de policía y ciudadanos en general.
1- Categoría de la Entidad:
2- Tipo de Experiencia
Presupuesto Participativo_□ Consejos Consultivos_□ Talleres de prospectiva_□
Audiencia y Foros_□ Jurados Ciudadanos_□ Referendos_□
Consejos de Niños/as_□ Planificación Participativa_ □
Otros_ X
3- Grado
Consultivo_ □ Deliberativo_X Resolutivo_ X
4- Objetivo
Igualdad_□ Ciudadanía_ X Confianza_ X Eficacia_ X
5- Ámbito
Global_X Sectorial_□ Temática_□ Territorial_ □
6- Categoría: Nacional
10- Objetivos: Determinar las causas por las que la participación ciudadana no es
efectiva, porqué no tiene su parangón entre los Sres. Fiscales, no logrando su
involucramiento total.
1- Categoría de la Entidad:
2- Tipo de Experiencia
Presupuesto Participativo_□ Consejos Consultivos_□ Talleres de prospectiva_□
Audiencia y Foros_□ Jurados Ciudadanos_□ Referendos_□
Consejos de Niños/as_□ Planificación Participativa_ □
Otros_ X Participación de poblaciones de bajos recursos.
3- Grado
Consultivo_ □ Deliberativo_ □ Resolutivo_ X
4- Objetivo
Igualdad_X Ciudadanía_ X Confianza_ □ Eficacia_ □
5- Ámbito
Global_□ Sectorial_□ Temática_□ Territorial_ X
12- Actividades:
1- Categoría de la Entidad:
2- Tipo de Experiencia
Presupuesto Participativo_□ Consejos Consultivos_□ Talleres de prospectiva_□
Audiencia y Foros_□ Jurados Ciudadanos_□ Referendos_□
Consejos de Niños/as_□ Planificación Participativa_ □
Otros_ X Talleres Participativos.
3- Grado
Consultivo_ □ Deliberativo_ X Resolutivo_ □
4- Objetivo
Igualdad_□ Ciudadanía_ X Confianza_ X Eficacia_ □
5- Ámbito
Global_X Sectorial_X Temática_□ Territorial_ □
6- Categoría:
1- Categoría de la Entidad:
2- Tipo de Experiencia
Presupuesto Participativo_□ Consejos Consultivos_□ Talleres de prospectiva_□
Audiencia y Foros_□ Jurados Ciudadanos_□ Referendos_□
Consejos de Niños/as_□ Planificación Participativa_ X
Otros_ X Derecho de los Jóvenes
3- Grado
Consultivo_ □ Deliberativo_ □ Resolutivo_ □
4- Objetivo
Igualdad_□ Ciudadanía_ X Confianza_ X Eficacia_ □
5- Ámbito
Global_□ Sectorial_□ Temática_ X Territorial_ X
12- Actividades: muestra educativa sobre los derechos de los jóvenes guiados por
jóvenes
1- Categoría de la Entidad:
2- Tipo de Experiencia
Presupuesto Participativo_□ Consejos Consultivos_□ Talleres de prospectiva_X
Audiencia y Foros_X Jurados Ciudadanos_□ Referendos_□
Consejos de Niños/as_□ Planificación Participativa_ X
Otros_□
3- Grado
Consultivo_ □ Deliberativo_ X Resolutivo_ □
4- Objetivo
Igualdad_X Ciudadanía_X Confianza_ □ Eficacia_ □
5- Ámbito
Global_□ Sectorial_□ Temática_□ Territorial_ X
12- Actividades:
Actos de lanzamiento, con difusión a toda la sociedad, organismos de gobierno de
nivel local y invitados/as especiales.
Asambleas municipales, donde se realiza un debate participativo con
representantes de organizaciones de mujeres o de organizaciones que trabajen con
mujeres.
Jornadas municipales: presentación de estos resultados a las autoridades locales,
en jornada pública. Se busca que recepten las demandas y propuestas, y asuman
algún nivel de compromiso para modificar la situación presentada.
Foros permanentes (integrados por organizaciones y mujeres participantes de las
asambleas) contra la discriminación de género y por la igualdad real entre mujeres
y varones.
Al menos, dos acciones de incidencia (lobby), difusión, notas periodísticas,
conferencias, seminarios, conferencias de prensa, actos públicos, volanteadas, etc.)
difundiendo el sentido y objetivos del proyecto como un proceso de más largo
plazo.
1- Categoría de la Entidad:
2- Tipo de Experiencia
3- Grado
Consultivo_ □ Deliberativo_ X Resolutivo_ X
4- Objetivo
Igualdad_□ Ciudadanía_X Confianza_ □ Eficacia_ □
5- Ámbito
Global_□ Sectorial_□ Temática_ X Territorial_ X
10- Objetivos: discusión sencilla sobre los elementos clave que están operando en esta
realidad, con la convicción que en forma aislada, cualquier gesta o intención de cambio
es impensable. Ello nos insta a ser partícipes de un proceso conjunto de "darse cuenta"
La Jornada contó con la presencia de 100 personas, entre ellas ponentes, participantes, expositores e
invitados especiales.
V Jornadas "Construyendo la Democracia Participativa. Experiencias y propuestas de la
Sociedad Civil y el Estado". Sede: Manzana de las Luces. 2006
En esta oportunidad, se analizaron las prácticas desarrolladas por la Sociedad Civil y el Estado a fin de
buscar en la praxis cotidiana las bases de construcción de la Democracia Participativa, invitando a
exponer las experiencias y reflexiones en ese encuentro. Esta actividad, como las anteriores, se desarrolló
el 23 de Septiembre en el marco del Día Nacional del Politólogo. Participaron Carolina Gallardo
(Asociativismo Ciudadano-GCABA), David Escobar (Vinculación Ciudadana-FD-UBA), Arturo
Fernández (Presidente SAAP), Silvia La Ruffa (Diputada Comisión Descentralización y Participación
Ciudadana-LCABA), Horacio Cao (Universidad de Buenos Aires), Diana Maffia (Instituto Hannat
Arendt), Eduardo Rinesi (Universidad de Buenos Aires), Roberto Zampani (Municipio Rosario). Se
presentaron 20 ponencias, 10 experiencias y participaron 100 personas.
IV Jornadas "Democracia Participativa una utopía en marcha". Sede: Solar de Nacimiento de
Mariano Moreno. 2005
El evento contó con una dinámica de exposición de ponencias y experiencias sobre Democracia
Participativa. Se avanzó en el análisis de la praxis de la Democracia Participativa desde su aspecto
Teórico y Práctico. Se avanzó en el análisis tanto de su forma de construcción como de su particular
desarrollo en Argentina y América Latina.
Participaron: Mario Toer (Ciencia Política UBA), Mabel Hoyos (Ciencia Política UBA), Verónica Gómez
(Directora. GCBA) y Edgardo Condeza (MCDC-Chile). Se presentaron 20 ponencias y participaron 110
personas.
III Jornadas "Otra Ciencia Política es posible" Sede: Biblioteca Nacional. 2004
En el marco de reflexión sobre alteridades, se realizó un diagnóstico crítico de la construcción teórica de
la Ciencia Política y las reformas institucionales que se limitan a cambiar el juego representativo.
Participaron: Horacio González (Biblioteca Nacional), Rubén Dri (Filosofía Política UBA), Héctor
Poggiese (Redes PP-GA-FLACSO), Dora Molina (Finanzas Públicas UBA), Jorge Ferronato (Historia
UBA), Alejandro Horowicz (Pensamiento Político Argentino-UBA) Enrique Vázquez (Periodista), Ema
Cibotti (Historia UBA), Horacio Tarcus (UBA) y Marcelo Frondizi (sobrino de Silvio Frondizi). Se
presentaron 15 ponencias y participaron 160 personas.
Se impulsó desde el Foro Social Mundial a la Democracia Participativa como un pilar para recuperar la
Democracia Argentina. Así, en el Foro Temático de 2002: “Crisis neoliberal en Argentina”, se
organizaron las Iº Jornadas. En ese encuentro participaron figuras brasileñas como Eduardo Mancuso
(Sec. RRII- Pref. Porto Alegre) y Neodi Saretta (Prefeito de Concordia). Además de Tomás Várnagy
(Director Ciencia Política UBA), Jorge Dobal (IDEP-CTA), Elisa Bin (Red Argentina de Ciencia Política
Mariano Moreno) y Ricardo Romero (Red Celso Daniel por el Presupuesto Participativo). Se presentaron
10 ponencias y aproximadamente hubo más de 100 participantes.
Publicaciones e Investigaciones
Presupuesto Participativo Porteño 2002-2006. Ricardo Romero, Edic. Cooperativas Bs. As.
2007.
Buenos Aires Ciudad Participativa. Ricardo Romero (comp.) Edic. Cooperativas Bs. As., 2006.
Presupuesto Participativo Porteño 2002-2005. Ricardo Romero, Edic. Cooperativas Bs. As.,
2006.
Comunicación y Cultura para la Democracia Participativa. Lorena Andrenacci. Edic.
Cooperativas, Bs. As., 2005.
Democracia Participativa. Una utopía en marcha. Ricardo Romero, Compilador, Edic.
Cooperativas, Bs. As., 2005.
Un nuevo contrato social. Ediciones Cooperativas, Bs. As., 2004. En colaboración con Raúl
Pont.
Seminarios con tutorías ofrecidos en forma presencial y virtual
Curso Gestión Participativa
www.cursogestionparticipativa.s5.com
En el marco del Programa de Formación Ciudadana para la Gestión Participativa, este curso intenta
introducir a los ciudadanos y ciudadanas en el conocimiento de una herramienta de gestión participativa.
A su vez, frente a los cambios que sufrieron las Democracias contemporáneas y la crisis que enfrentan, se
intenta comprender el rol que cumple el Presupuesto Participativo en la búsqueda de revertir este proceso.
En este sentido, se presenta en primer término el concepto de Democracia Participativa para luego
desarrollar mecanismos de participación popular a partir del estudio del caso del Presupuesto
Participativo de Porto Alegre y sus derivaciones de aplicación tanto a nivel local como estadual.
Concluyendo con un estudio de diferentes casos nacionales, especialmente los casos de Ciudad de Buenos
Aires, Rosario y Morón.
Curso Ciudad Participativa
www.cursogestioncomunal.s5.com
En el marco del Programa de Formación Ciudadana para la Gestión Participativa, este curso intenta
ntroducir a los ciudadanos y ciudadanas en el conocimiento de la Descentralización de la gestión Pública.
Ante las nuevas tendencias de gestión de proximidad, se intenta analizar a las Comunas Porteñas como un
Mecanismo de Democracia Participativa.
En este sentido, se presenta en primer término los diferentes aspectos que hacen referencia a las
dinámicas de Descentralización, concentrándose en analizar, en segundo lugar, algunos casos
FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
La iniciativa de instituir el 23 de septiembre como “Día Nacional del Politólogo” fue presentada en el año
2003 por los entonces diputados nacionales Mario Cafiero y Lilia Puig de Stubrin, bajo el Expte. N° 1885. El mismo
ha perdido su estado parlamentario, motivo por el cual se presenta nuevamente, pero en este caso como proyecto de
ley.
Este proyecto tiene por objeto establecer el 23 de septiembre como Día Nacional del Politólogo en memoria del Dr.
Mariano Moreno, nacido en Buenos Aires el 23 de septiembre de 1778, considerado dentro de los fundadores de
nuestra nacionalidad el primer hombre que reflexiona acerca de la actividad política.
Los primeros pensadores
Desde los orígenes de la Argentina, la reflexión política –tal la materia y actividad del politólogo– ha estado
íntimamente vinculada a la experiencia que forjaron nuestras instituciones.
Desde los primeros artículos periodísticos y ensayos publicados por nuestros Libertadores, como las obras
de Mariano Moreno cuyo carácter fundacional reivindicamos, o las “Instrucciones del Año XIII a los Diputados de la
Banda Oriental” de José Gervasio Artigas, que inauguran la tradición teórica federal rioplatense, aparecen elementos
de análisis político que acompañan al proyecto de Independencia de los pueblos hispanoamericanos. Pero será la
siguiente generación, nacida con la Patria, la que constituirá el primer esfuerzo colectivo de reflexión y praxis
política.
En el año 1837 Esteban Echeverría constituyó la Asociación de la Joven Generación Argentina, con el
objeto de recuperar los ideales de Mayo de 1810, de la que participaron Domingo Faustino Sarmiento, Juan Bautista
Alberdi, Bartolomé Mitre, Juan María Gutiérrez y Vicente Fidel López, entre otros. El Dogma Socialista de
Echeverría fue su manifiesto intelectual. De allí surgió la construcción teórica que cimentó la organización nacional a
partir de la Constitución de 1853.
La generación siguiente es la de los intelectuales formados en los colegios y universidades nacionales
durante los años de formación del Estado Argentino. De todos ellos, se destacan los directores de las dos grandes
publicaciones periódicas de la transición de los siglos XIX al XX: la Revista Argentina de Derecho, Historia y
Letras, creada en 1898 por Estanislao Zeballos, y la publicación que ya en su nombre lleva la referencia a la nueva
disciplina: la Revista Argentina de Ciencias Políticas, editada desde 1910 por Rodolfo Rivarola. En sus páginas se
reúnen trabajos de análisis político y social de los más destacados intelectuales de Argentina y América Latina.
Mariano Moreno: el primer politólogo
Mariano Moreno fue uno de los protagonistas de la lucha por la emancipación, que puso su formación
intelectual al servicio de la revolución, participando de la Primera Junta y reflexionando sobre la transformación
política en las páginas del periódico “La Gaceta”.
Apenas 32 años de existencia le bastaron a Mariano Moreno para forjar un ideal y procurar realizarlo transformando
la vida política de su tierra. Tan solo un lustro de actividad profesional le alcanzó para desempeñar aquellas tareas
que hoy definen a la profesión del politólogo: asesoría política, reflexión filosófica e histórica, participación en la
acción política y en el gobierno.
Nacido el 23 de septiembre de 1778 en Buenos Aires, Mariano Moreno cursó sus primeras letras en la
Escuela del Rey y el Colegio San Carlos, donde completó los estudios superiores de teología, hacia el año 1798.
Probablemente tuvo acceso allí, por vez primera, a la obra de Jean-Jacques Rousseau, que circulaba clandestinamente
en el Colegio.
En la Universidad de Chuquisaca cursó estudios superiores gracias a la iniciativa de un sacerdote pleitista,
quien advirtió su capacidad intelectual y lo envió con cartas de recomendación a casa de su amigo, el canónigo
Matías Terrazas. Aunque la idea originaria era doctorarse en Teología, el ambiente revolucionario de la casa de
estudios alto peruana que era en aquel entonces la usina de las ideas de la Ilustración en el Nuevo Mundo, convenció
al joven porteño de abandonar la sotana por el camino del derecho.
Mariano Moreno se recibió de bachiller en leyes en el año 1804, con una tesis doctoral que condenaba el
sometimiento de los aborígenes por parte de las autoridades españolas a través de la mita y el yanaconazgo titulada:
“Disertación Jurídica sobre el servicio personal de los indios”. Este escrito tiene un interés politológico y jurídico
como fundamento empírico del estado de naturaleza en las Américas, ya que “ciudadaniza” a los indios cuando
sostiene su estatus originario de libertad.
El paso por Chuquisaca no sólo definió las ideas de Mariano Moreno y cambió su profesión, sino que
también signó su vida personal, a partir del momento en que vio el relicario con el rostro de la niña María Guadalupe
1
Proyecto presentado por el Diputado Nacional Carlos Storero.
Cuenca, la que sería su mujer y madre del pequeño Mariano. Con su título, la quinceañera “Mariquita” y el bebé de
ambos, partió para Buenos Aires donde solicitó autorización para ejercer, incorporándose a la nómina de abogados de
la ciudad donde enseguida se distinguió por sus habilidades como defensor. Al poco tiempo fue designado Relator del
Tribunal de la Audiencia y consejero del Cabildo.
En 1809 representó a los hacendados porteños en su reclamación contra las medidas restrictivas que
imponía el monopolio, sobre los negocios de los criollos. El escrito de defensa, dirigido al virrey Baltasar Cisneros, y
conocido como La representación de los hacendados, establece una decidida toma de posición a favor del libre
comercio y contiene algunas definiciones reveladoras de su visión de la política y la administración pública: “La
política es la medicina de los estados y nunca manifiesta el magistrado más destreza en el manejo de sus funciones,
que cuando corta la maligna influencia de un mal que no puede evitar, corrigiendo su influjo por una dirección
inteligente que produce la energía y fomento del cuerpo político”.
Los acontecimientos de mayo de 1810 lo encuentran entre los ciudadanos que no se conformaron con el
permiso del Virrey Cisneros para convocar al Cabildo Abierto, ni con la Junta provisoria que lo mantenía en el poder,
designada el 24 de mayo. Su fama de brillante abogado y el escrito en defensa de los Hacendados fueron quizás los
factores que más influyeron para que el nombre de Moreno se incluyera en la lista urdida por French y Berutti. Así se
convirtió en el Secretario de la Junta provisional de gobierno proclamada el 25 de mayo de 1810.
Uno de sus mayores aportes a la ciencia política ha sido la difusión del Contrato Social de Jean-Jacques
Rousseau, encargada por la Primera Junta, cuyo prólogo contiene una verdadera síntesis del valor de la difusión del
conocimiento político hacia la sociedad y de la responsabilidad del intelectual en defender con sus herramientas
teóricas los principios republicanos.
Participó activamente en la revolución de mayo y en los primeros meses del gobierno patrio. Su pluma
trazó los decretos de la Primera Junta, la redacción del primer periódico argentino, La Gaceta de Buenos Aires,
creado para cumplir con el principio republicano de la publicidad de los actos de gobierno y tribuna de opinión y
reflexión política para su mente inquieta, y posiblemente definió la estrategia para defender las instituciones nacientes
a través del Plan de Operaciones encargado por la Junta.
Las fricciones al interior de la Junta llegaron a su punto culminante con la redacción del Decreto de
Supresión de Honores, que había intentado frenar las aspiraciones virreinales de Cornelio Saavedra. Allí sostuvo el
principio de la igualdad jurídica de los ciudadanos y que su libertad se funda en la paridad con aquellos que ejercen la
función pública.
Sus férreas convicciones lo condujeron a la renuncia a su cargo de Secretario de la Junta, el destierro
camuflado en una representación diplomática ante las cortes del Brasil y Gran Bretaña, y una prematura muerte en el
mar, el 4 de marzo de 1811.
El acta de la reunión del 18 de diciembre glosaba su último discurso, con un dejo de esperanza cifrada en
“que el pueblo empieza a pensar sobre el gobierno, aunque cometa errores que después enmendará, avergonzándose
de haber correspondido mal a unos hombres que han defendido con intenciones puras sus derechos.”
La primera compilación de la palabra escrita de Mariano Moreno, elaborada por su hermano Manuel,
revivirá el discurso y lo pondrá nuevamente en acción ante una nueva fase de la política revolucionaria. Las sucesivas
generaciones que irán jalonando la organización de la Argentina, reproducirán ese discurso y lo reformularán de
acuerdo a su época y a sus particulares ideas. Así el proyecto y la teoría que lo sustenta continuarán brillando como la
llama eterna de la libertad.
Consideramos al Dr. Mariano Moreno como el primer politólogo porque a través de sus escritos es el
primero que plantea:
El problema de las instituciones desde la perspectiva del origen del gobierno legítimo fundada en el derecho
natural y el establecimiento autónomo del pacto social.
La identificación entre pacto social y constitución se resuelve fortaleciendo el significado del acto legislativo
como el verdadero pacto que producirá la felicidad general.
La importancia decisiva de que el Congreso convocado establezca una constitución.
El problema de los sujetos reconoce la distinción entre “el pueblo de las Américas” que preexiste al pacto –y
nunca pactó con los reyes españoles- y “el pueblo de España” –que sí pactó el establecimiento de una monarquía.
Ese pueblo americano diferenciado de España constituye el fundamento de la legitimidad del pacto que emana
de la constitución propuesta.
La noción de pueblo(s) se constituye en forma distinta y articulada dialógicamente con la de “gobierno” o de
“representantes”.
El pueblo se convierte en sujeto político interpelando a sus autoridades y no meramente como elector de un
conjunto de representantes y se considera la fragilidad de las instituciones ante la apatía de los representados.
La distinción entre “pueblo de Buenos Aires” y “pueblo de las provincias” considerando sus iguales derechos a
participar de la formación de un gobierno común.
Estas líneas generales constituyen un bosquejo de trazo firme sobre el problema del establecimiento de un
orden político independiente en el actual territorio de la República Argentina, considerando sus principales obstáculos
y el camino sugerido para establecer una sociedad política democrática, promoviendo la acción cívica comprometida
e informada.
Por eso afirmamos que Mariano Moreno fue el primer politólogo. Y que la senda trazada por su pluma
todavía tiene un trecho por recorrer por todos aquellos politólogos que creemos en la necesidad de ampliar los
márgenes de la democracia en el siglo XXI.
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