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EL GOBIERNO Y LOS GOBERNADOS EN EL IMPERIO EGIPCIO * Los egiptologos ingleses y norteamericanos han dao ol nombre de e! mperio a un perio: do de cinco siglos, que va del ascenso de Ahmés | airededor de 1580 a.C. a la entroni zacién de Herihor alrededor de 1085 a.C.* Estos cinco siglos fueron una época bien defi- nido en fa historia egipcia. La época comienza con la expulsion cle los hicsos y la reunificacion de toclo Egipto bajo los principes de Tebas, Termina con una nueva division de Egipto en dos principacios independientes, uno al sur bajo Herihor, con su capital en Tabas y otro al norte bajo Smendes y su esposa Tentamén, con su capital en Tanis. Incluye el perfodo del maximo poder, bienestar y magnificencia egipcios —“‘aquella época dorada del imperio cuando Egipto gobernaba el Este’, en las pa- labras de Steindorff y Seele~ y termina con- forme comenz6 un largo periodo de reduccién del poder y una inercia relativa, asociados con la divisién interna, El gran esfuerzo nacional para expulsar a los hicsos dio a los ejércitos egipeios un Originaimonte fue san elscinsg pranunerade ante la Dive ‘3m def Ovste Meehin ce a Socineae! Orental Nowteame fava en Ann Atbar, eat abhi 1S de 7947. Aparaeid des Dubicadka em Journal of Arar Easter Stadt, enV Imsine ia. Trotkicgian de Fernanda Berar 1) Noturaimente existe ew tm variaevon sabe tas fechas «ue se han senaiado, William Edgerton impetu que los condujo al limite norte de Siria. Hasta donde sabemos, estos ejércitos de la temprana decimoctava dinastia estahan constituidos casi por completo de eyipcios nativos. Los conquistadores faraones durante este periodo inicial de la expansidn imperial recompensaban a sus veternos més «lestacacios con tierras, esclavos cautivos y otras formas de botin. Daban también tierras, esclavos y botin a los templos cle los principales dioses nacionales, y esta prdctica coniinud a través de todo nuestro periodo. Para sus fuerzas militares y policiacas los iltimos faraones del Imperio Ilegaron a con fiar cada vez mas en los extranjeros, especial mente en los nubios y libios; sin embargo, el elemento egipcio siguié siendo de gran impor: tancia en las fuerzas armadas, Algunos extran. jeros Hegaron muy aito en el servicio guberna: mental, incluso en el perfodo del desorden al final de la dingstia decimonovena, un aventu: rero sirio logré apoderarse del trono por un breve period, De esta manera, fuera del relativamente homogéneo Egipto que expuls6 a los hicsos, se desarrollo durante nuestro periodo un cier- to niimero de clases mas © menos poderasas y distintas con intereses potencialmente conftic tivos, Se puede sefialar particularmente el ser 62 REVISTA DE ADMINISTRACION PUBLICA vicio civil, los sacerdotes (en especial aquellos de los grandes templos), los oficiales profe sionales de! ejército egipcio y los mercenarios extranjeros, Todos estos grupos se trastadaban mas 0 menos el uno con el otro, ya que no eran mutuamente excluyentes las profesiones de servidor civil, oficial del ejército y sacer- dote. Sabemos, por los llamados ‘textos esco- lares de la decimonovena dinastia, que los servidores civiles (los escribanos y ejecutivos en las oficinas cel gobierno, a veces llamados burécratas) despreciaban a los militares y sa- cerdotes. Por lo tanto, estos hombres, 0 algu nos de ellos, estaban ciertamente conscientes de tener intereses de clases diferentes a los de la milicia y el clero. Es al menos una suposi- n razonable el que existiera una correspon- dencia entre el ejército y el clero, y pareceria extraiio, a priori, que no hubiera fricciones entre los tres grupos. Pero la evidencia exis tente sobre dichas fricciones es minima y tan exagerada por ta propaganda que facilmente podemos cometer grandes errores al tratar de interpretarta Recientemente se ha tenido una notable ilustracién de este peligro. El fundador de la vigesimaprimera dinastia, el faraén Herihor, cuyo ascenso —al rededor en 1085 a.C. marca la formal conclusién del perfodo del Imperio que se est estudiando, habia sido un alto sacerdote de Amén por varios afios antes de tomar posesion de los titulos reales. Cuando ascendié al trono, Herihor adopt el titulo de Alto Sacerdote de Amén como su prenom- bramiento real, cotocéndoio en su primera cartuchera, con su nombre personal Herihor y el epiteto Hijo de Amén en su segunda car- tuchera. Y anteriormente, cuando era un alto sacerdote de Amon y todavia no era rey, Heri hor se habia atrevido a representarse é1 mismo en las paredes del templo como de la misma dignidad que ef reinante Faraén Ramsés XI, un descaro casi sin precedente. Estos y otros hechos indiscutibles parecen probar, sin duda alguna, que la elevacién de Herihor al trono fue un triunfo para el clero de Amon de Kar- nak y todos los egiptdlogos lo han considerado asi, hasta 1936, cuando Hermann Kees com probé que la verdadera explicacion es exacta: mente la opuesta.? Herihor no fue inicialmente un sacerdote, sino probablemente un oficial del ejército. El que haya asumido el oficio de alto sacerdote de Amén en la ditima parte del reinado de Ramsés XI representé una aplas: tante derrota para el partido clerical ° y su coronacién como faraén unos afios més tarde no fue un triunfo del clero. Herihor asumi los poderosos cargos seculares de virrey de Nubia y visir del Alto Egipto casi al mismo tiempo gue el de alto sacerdote. Pudo haber transferido después el oficio de visir a otro oficial (sin duda un teal seguidor de su propio partido), pero no puede haber ninguna duda de que su subsecuente toma de la corona fa ra6nica descansé més que en e! poder sacerdo- tal, en el militar, Enfatizo su relacién con Amén y el sacerdocio de Amon por ia misma raz6n por la que la reina Hatshepsut enfatizd su milagroso nacimiento, con el fin de dar un matiz teologico aparentemente respetable pero por completo falso a su usurpacién. Esta 2° Kees, "Hanhar und die Aufrichtung des Thebanischen Gottesstastes". Nachrichten von der Geselisghatt der Wissenschation cu Gorungen, phil hist. KI., Neue Folge, Fracngrupes |, 2. Baed (1936.38), pp. 1-20, 3. Oat menos une drsota para la anterior fariiia ce ate sa ‘cerdooia. Dicha familia prababiemente na tena ienas fa {cos muy profunsias on @ tacoreloci ESTUDIOS DE CASO cx} inversion directa de un panorama que parecia cierto y obvio puede ayudarnos a cuidarnos del dogmatismo al interpretar las corrientes subyacentes de las pol iticas del antiguo Egipto. En cuanto a la organizacién y poderes del gobierno, todos saben que e! Faradn erael mo: narca absoluto y que su autoricad descansaba tedricamente en su supuesta diviniclad, Es frecuentemente llamado “el buen dios.” Uno de sus titulas més frecuentes lo designa como “el hijo del dios sol Re” y sabemos que este titulo de parentesco divino no era una simple forma verbal, sino que era tomado literalmente, Los escribanos de la corte nos dicen que el divino faraén hacia personalmente todo lo necesario para el beneficio de Egipto, con la ilimitada habilidad personal y que caracteriza propiamente a un dios, Nos dicen que perso- nalmente acababa con sus enemigos por miles en el campo de batalla, descubria él mismo lo que estaba mal en todo su imperio y personal- mente ideaba los reglamentos y leyes necesa- rios para mantener todo correctamente, Nos dicen que los reyes extranjeros Ilegaban es- ponténeamente de sus lejanas tierras Ilevando sus tributos y rogando al faraén por el aliento de vida que sdlo é! podia otorgar. Y nos dicen muchas otras cosas igualmente incre ibles. Las inscripciones autobiogréficas de los oficiales y sacerdotes son por lo general jac- tanciosas, a su nivel, como lo son los elogios de la corte del Faraén. Es facil de encontrar que Fulano era un modelo de virtudes y habi- lidades, pero nuestra informacion sobre lo que Fulano hizo en realidad se limita generalmente a una lista de sus titulos y éstos no siempre significan exatamente lo que parecen ser para nosotros Desgraciadamente la informacion veridica sobre cOmo funcionaba el gobierno faraénico es muy escasa, Muchos de los documentos relevantes pueden interpretarse en mas de una forma y el cuadro resultante incluye nece- sariamente muchos datos inciertos. No hay duda de que la ley del Faraén era absoluta en el sentido més estricto de la pala- bra. La ley era simplemente su deseo formal- mente expresado. Si la ley era codificada * es claro que cualquier disposicion det codigo podia modificarse 0 anularse por el faraén rei ante en cualquier momento, Entre los pocos 4. Grimo Stele lo ha sefalade,, Dawes, Li Tumba ce Rok mire en Tebas (New York, 1943}, yp. 31-32 y 50, nim.24, ha sostenuio viyorasamante cjun tos cuarenta (con ccter frnguive de "pel" eet suelo del Saldn det Visi na #0" ste roltos de pin que sostionen ef texto el cédign te (I, sino “probabiemente cuatro harias lexibles cortadas dle cuore grueso" Ip, 50, num. 24) “los bastones le mi fo pursios an las manos di Ins fuseiananos ue distrito fds) alguueil ingles, como los instrumantos de cormecion Vistos om -manas dal ujier” (o. 31P, "Reales instrumentos. {ie eorreecian’” camo aquellos Gue eseasamenta recibir ian Ia importancia correspondiente g los cuarenta an la punte Fey on 0 texto, y la perfoeta forina simple de los euarento fbjetos due me paren dificil de relaciona® con "los basto- hes de mando pusta ea las manos de tos funcianarios ie distro” No veo difieultae alguna en roconocer gue une palabra que originalmente significabs “correa’” @ “ban” f algo sinnar haya lagado a sigriticay "itigo™ Icome en ‘el ex golpeado con vweinte lewgnzas”, Revista de Egptor loyia, 1.1933, 631 y una oe grupo espreifico de manus corto de prc. El cSthigo mgiés fen esencea cel Latin codex, fautiox, tronco de érbal, Bloque do madera, tabla de es entura) se mafiere @ complacion sistemética ce loves © aun compacién especies de loves, por ejemplo, aquella ‘de Justiniano, En cuanta a la larga y deigada forma de los euarenta objetos, «5 Bien conecida Ia falta de verac: ‘iad de las proporovanes en las pinturas egipcias. La Talta fie un (oreal aieededor dle ellos puede ser en rvalicad falgo de realism, siende los «alles tal ver desatatos para lina taeit remision. Pero la axistencia de un eddigo de Ldoreoho Farabnico no debe seputr consirersndose come un hecho conoeido # menos que se obtengan nuevas evi dencins 6A REVISTA DE ADMINISTRACION PUBLICA registros sobre procedimiento judicial que han Megado a nosotros de nuestro periodo de cinco siglos hay solamente uno que cita direc- tamente una regla de derecho a manera de autoridad, y en este Gnico caso |a cita es intro- ducida por las simples palabras “el Faraén ha dicho.” Las pocas leyes reales que han llega- do hasta nosotros, tales como el Edicto de Harmhab® y el Decreto Nauri de Seti |,’ refle- jan la misma teor‘a legal. E! texto del Decreto Nauri comienza: "Su Majestad ha ordenado,’ y el texto de Harmhab principia: “El rey mismo ha dicho.” Lo que el faraén haya dicho es ta ley. Teéricamente, el derecho del Faraén a gobernar descansaba en su divinidad. Habia sido procreado por el dios sol Amen-Re y con a entusiasta aprobacién de los otros dio ses lo colocé en el trono y decreté un largo y brillante reinado para él. Sin dude estas ficcio- nes teolégicas ayudaban a fortalecer la posi- cidn del faraén. Pero la verdadera base solida de su poder era su control de la maquinaria del gobierno, incluyendo el ejército y la poli La usurpadora Hatshepsut después de servir varios afios como regente para el legi- timo pero inmaduro Faraén Tutmés III, Jo empujd a la oscuridad cuando se sintié fir- memente establecida en el control del yobier- 5 Pap. Turia 2021, 3, 4, pubicatio nor Cemy y Pact, JEA. Vol. X11 199275, Ps. XIV yo. 32 Ch Sead, Eimtung in de agypuische Feécntsgescaichte bas sain Enule ces Nouri Resehes, Vol. I> Jurisnscher Teil 1 Agvotalogisene Fore cchungen.” Heft 10 herausgugeiien von Alexandlar Sehartt Gluckstadr and New York 1938) p, 20. © Uioma euierin por Plluger, INES, V (1946), 260-76. 7 Pubiwade yor Gui, JEA, Vol. KIL (4927). Pls XXXVIPKLNy pp. 193-206. no, permaneciendo e| Faraén legitimo en una posicién subordinada mientras Hatshepsut vivid. En vista de que ella controlaba ya el gobierno pudo proclamarse hija de AmenRe. Ciertamente nadie negé pibblicamente su titulo de divinidad mientras ella vivio, pero uno se pregunta cudntos de sus contempo- raneos lo creian realmente. E! Faraén legitimo Tutmés {1 procedié finalmente a tomar osesion del trono, no a causa de su superior titulo de divinidad sino porque la muerte de Hatshepsut quitd el obstéculo de su camino. Mas sorprendente atin es el caso del revolucionario real Akenatén, que fue ca- paz de abolir la teologia politeista tradicional, alterando su propio titulo de divinidad mas alld del reconocimiento, pero continué gober nando hasta su muerte, Claramente el hecho fue que la divinidad Gel Faraén descansaba en su poder para gobernar, no obstante que la teoria oficial era exactamente ta inversa de ésta, Al lado del Faraén divino, cuyo verdadero poder descansaba en el servicio civil, el ejérci to y la policia, estaba, por supuesto, una gran cantidad de dioses en Egipto, y algunos de ellos (0 sus cleros) tomaban parte en el gobier- no de Egipto de vez en vez, mediante la pro- mulgacion de oréculos que parecen haber te nido consecuencias practicas legales. Retomaré este tema més adelante. Pero el verdadero pa- pel desempefiado por tos ordculos en el go- bierno era recucida y discutiré primero los elementos puramente humanos del gobierno. La legislacion parece haber sido una fun cion del Faraén unicamente; éste no parece haber delegado la funcién a ninguna otra rsona 0 grupo, ESTUDIOS DE CASO 6 La labor administrativa y judicial delFaraon era delegada a un cuerpo de oficiales numero: 50 y sisteméticamente organizado. Los egip. cios conocian perfectamente ta diferencia entre las funciones administrativa y judicial, pero bajo el imperio parece que las funciones judiciales eran desempefiadas incidentalmente ¥ por hombres cuyas labores principales eran administrativas. La delegacién del poder aclministeativo y judicial era, por supuesto, estrictamente auto: ritaria, desde ta ciispide hacia abajo, deste el Faraén hasta los mas altos oficiales del Estado y de ellos a sus subordinacios. El servicio del gobierno estaba dividido de dos maneras: por tipo de actividad y geogra: ficamente. Por un lado, existian departamen tos de la administracién central como la teoria real y el granero real que operaban a través cle todo Egipto y tal vez en todo el Imperio. Por otro lado, et pais estaba dividido en distritos administrativos cada uno de os cuales tenfa sus subordinacios al gobierno central en todas las consideraciones. Durante e) Imperio normalmente no hab bajo et Faraén un funcionario que ejerciera autoridad en todas partes del pais y en todos los ciepartamentos del gobierno al mismo tiempo. En los Reinos viejo y medio el Visir habia sido un funcionario tal. Pero en el im perio habia regularmente dos Visires, uno para el Bajo Egipto y otro para el Alto Egipto. Probablemente cada Visir en su propia region dirigia todas las actividades publicas, estando subordinados Gnicamente al Fara6n. No se ase- gura que cualquiera de los Visires ejerciera una autoridad general en Nubia (donde go- bernaba un virrey y era tal vez directamente responsable ante el Faraon) 0 en Asia. Pode mos sospechar que los Faraonesdel Imperia lo abolieron intencionalmente permitiendo a cualquier sujeto representar la autoriciad real dondequiera y en cualquier consideracién. En cualquier poblacion mayor habia un grupo flojamente organizaclo conocido como el consejo (knbl} y encima de él habia dos grandes consejos en Tebas y Helidpolis® pre sididos por ios dos Visires, respectivamente. No € seguro si estos consejos, como tales, desem. pefiaban directamente cualquiera funciones aciministrativas, pero ciertamente se institu yeron como cortes de derecho, tanto en casos criminales como en civiles, y en ciertos casos trataban asuntos administratives con su capa cidad judicial. Los miembros individuales del consejo, en su mayor parte, eran hombres cuyas principales labores eran administrativas, Asi, los consejos debieron tender en cierto grado a cortar las lineas dlivisorias de los de- partamentos aciministrativos, Cuando se enlistan tos nombres de los miembros de un consejo, la lista se eneabeza a menudo asi: “el consejo de esta fecha”, como si la composicién del consejo cambiara de un dia a otro. En una audiencia judicial, que tal vez comprendia intereses dei Templo de Mut en Karnak,? el consejo era presidido por el més alto sacerdote de Amon y consistia inte- gramente en sacerdotes de los diferentes tem: plos de Karnak, excepto el individuo que registraba, que tenia el titulo de “escribano 3. Garcnion, a Inseriverin de Mes Ik 98: Sei, op. cit, pp. 32-33 peg, 1905), pp. 33 8 Pap. Borin 3047, puiblieado por Erman, AZ, Vor. XVI 11879}, PL yop 71-7624! Shit op. eit, p33 «6 REVISTA DE ADMINISTRACION PUBLICA de registro del Consejo de Tebas”. Se han en- contrado otros consejos constituides por fun- cionarios laicos 0 por sacerdotes y funcionarios laicos juntos. Me parece que los tempios de los diases debfan considerarse como departamentos de la administracién real. Tedricamente era el Faraén en persona quien realizaba el ritual regular diario en todos y cada uno de los tem- plos en Egipto. El sacerdote que en realidad celebraba el ritual diariamente lo hacia en represeniacién del Faraén. Las dotes del tem- plo existian ostensiblemente con el propdsito de sostener el ritual, ef servicio perpetuo que rendia el divino Faraén a sus divinos padres, los grandes dioses y diosas del Imperio. Los sacerdotes y otros funcionarios del templo eran los agentes del Faradn como los oficiales del ejército y los colectores de tributos. Hasta donde se ve, el Faraén tenia el mismo poder de nombramiento y remocién del sacerdocio como de otros departamentos del servici piblico, Es cierto que los sacerdotes podian, a menudo, legar sus oficios a sus hijos después de ellos, pero esto era igualmente ver{dico en otros departamentos gubernamentales, Es cierto que los sacerdocios mas acaudalados —en especial los sacerdocios de Karnak de Amen-Re-Rey-de-los-Dioses— eran un peligro potencial para un débil Faraén, pero lo mismo era el ejército y la propia familia de! Faraén. Un Faraén fuerte controlaba normaimente al sacerdocio por completo y esencialmente por los mismos métodos con que controlaba a su familia y el ejército. Es bien conocido que los Faraones de la decimoctava, decimonovena y vigésima dinas- tias dieron grandes dotes a los templos de sus dioses y, sobre todo, al gran templo de Amen- Re-Rey-de-los-Dioses en Karnak. Estas dotes inclufan tierras de agricultura, minas de oro y otros tipos de bienes raices; esclavos en gran- des cantidades que eran capturados en la gue- Fra © tomedos de paises conquistados; grandes rebafios de ganado de todos tipos; botes en el Nilo y en el mar; muebles de templos, ropajes, granos, vino, cerveza, propiedades y muebles de todas clases; y talleres donde eran manu- facturados miltiples articulos. Queda bien claro que Amen-Re-Rey-de-los-Dioses debid haber sido el propietario més acaudalado en Egipto, con la unica excepcién del Faraén, a través de todo nuestro periodo. ‘A menudo se ha establecido o hecho impli- ito por estudiosos modernos que todas las propiedades del templo en Egipto estaban exentas de la tributacién, No estoy seguro de que esto fuera cierto para cualquier periocio y Papyrus Wilbour'® nos da una evidencia Positiva de que eso no sucedié en el reinado de Ramsés V (afio 1150 a.C., un periodo del que [a literatura egiptolégica comin nos pue- de conducir a suponer que el gobierno real estaba perdiendo rdpidamente su poderio sobre los grandes sacerdocios 0 lo habia per- dido ya) Los decretos reales que conceden privile- gios administrativos e inmunidades a templos especificos prueban, por su simple existencia, 10 Eg. Eduard Meyer, Geschichte des Altortums, 11, 1 (a d., Sturgart y Berlin, 1928), pp. 73-74; no tanvasto Kors, ‘Kulturgeschichte des alten Oriente, ErsterAschnull Aqypten (Munich, 233), ap. 255-56. En contaste Otto, Priester und Tempel in helienissehon Agyore, #1 (Leip? ig y Berlin, 1908), 43, n, 2, Podria argumentarse de P. dom Filands 1X, 6, 13-7, 6 que los “grandes tempios” estaban ormalmenio rxonios de teibutacion en las altungs tiem: os, (ccinastias vigésima quinta y vigésimosnxta?), emma la conciusion me parece carover de contirmacién, ESTUDIOS DE CASO 67 que no habia un derecho general que conce: diera privilegios similares e inmunidades a todos los templos, Ha !legado hasta nosotros s6lo uno de tales decretos de privilegios ¢ inmunidades en buen estado del periodo del Imperio. Este es el Decreto Nauri de Seti | {1300 a.C.) que protege los intereses nubios de un templo particular en Abidos. No estoy seguro de que se mencione la tributacion en este largo y elaborado documento. Ciertamen- te no prohibe absolutamente el reclutamiento del personal del templo para la corvée, Prohi- be la toma arbitraria dei personal de! templo y el transportarlos de un distrito a otro para las labores forzadas. Prohibe también que los fun- cionarios reales roben el ganado del templo, dispongan de los botes de! templo en el Nilo, © interfieran con los trabajedores del templo u otro personal en el desempefio de sus labo- res. En suma, el Decreto Nauri se encarga de proteger la organizacién de un templo en par- ticular en contra de una serie especifica de actos arbitrarios y opresivos, en contra de los cuales los modernos gobiernos civilizados salvaguardan a todas las organizaciones y ciu- dadanos o sujetos sin excepcién. Lo que nos brinda el Decreto Nauri no es la debilidad de! gobierno real, sino su fuerza y su ocasional caracter arbitrario. Es claramente implicito que aquellos que no estuviesen especificamente protegidos por un decreto tal podian esperar tener de manera arbitraria no s6lo su ganado y botes, sino también sus propias personas en Posesién de los funcionarios del rey y sustra/- dos por periodos indefinidos, probablemente a partes lejanas del imperio, tanto para traba- jos de agricultura como para el servicio militar © cualquier otro propésito que derigiera cual- quier misero representante de la corona." 11 intonto discutir el Oeereto Nauri mis ampliamente en un srticulo posterior Por otro lado, existe evidencia precisa que muestra que el Faraén, su Visir y otros fun- cionarios ejercian cierto grado de controt al menos sobre los asuntos econdmicos de los templos, e incuestionablemente ef gobierno hacia nombramientos en algunos casos para los oficios sacerdotaies més altos € inferiorcs. Dije antes que retomaria el tema cle los ordculos. A manera de ilustracion, se tomarén dos oraculos especificos, uno sobre una cues- tion administrativa de !@ mayor importancia publica y el otro en un caso mucho menor de robo. Ramsés 1/ en el primer afio de su reinado hubo de escoger un nuevo alto sacerdote de Amun de Karnak, un nuevo beneficiado para el mas importante sacerdocio en todo Egipto, De acuerdo con su propia afirmacién,"” Ram- sé5 puso ante del dios los nombres de todos los oficiales de la corte real, el comandante de la milicia (r3 hry amnfyt y, los sacerdotes, jefes y otros notables del propio templo de Amun (pr), y el mismo Amun escogié a cierto Nebwenenef que no era ni siquiera miembro de! sacerdocio Tebano, pero era un alto sacer dote de Hathor de Dendera, alto sacerdote de ‘Onuris de This e inspector de sacerdotes de todos los dioses entre This y Teba, oficios que habia tenido su padre antes que él, Ramsés, por lo tanto, procedié a instalar a su Nebwe- nenef como ‘alto sacerdote de Amun de Kar- nak, instruyéndolo para que instalara a su hijo en los otros sacerdocios que habian sido previamente de su familia. En este caso no hay duda de que el rey que instalé al nuevo 12 Consultar Sine, “Die Berufung eines Hoheapristers des Amon anter Ramss 1", AZ, XLIV. pp, 30-35, 1907 y Pie Ht) e REVISTA DE ADMINISTRACION PUBLICA alto sacerdote de Amun lo escogié también. El ordculo no era, sin duda, una dificultad més para arreglar las cosas que un moderno plebiscito. El otro de los dos ejemplos viene de media- dos de la viggsima dinastia, a mas de cien afios después del primero.’ Habian sido robadas cinco prendas de vestir de un sirviente Ilama- do Amenemius. El injuriado sirviente apelé a una deidad tebana menor llamada Amun de Pekhenty para que le revelara el nombre del ladron. Al consentir ef dios a hacerlo, el sir- viente Amenemuia le dijo los nombres de todos los habitantes del pueblo. Cuando se dijo el nombre del granjero Peteumdyamun, et dios incliné la cabeza “ para decir: él las robo. Entonces el granjero Peteumdyamun dijo al dios “eso es falso, yo no las robé’’. Entonces el dios se enojé mucho. En otra ocasién, el granjero acusado apelé Peteumdyamun a otro dios tebano menor, pero este dios hizo el mismo gesto que el otra hasta decir “él las tomé”. Una vez mas el granjero dijo, “eso es falso”, y este dios, como el primero, se enojd mucho de que un hombre sefiaiado como ladrén tuviera e! descaro de afirmar su inocencia Entonces el granjero acusado se present nuevamente ante Amun de Pekhenty, e! dios de su propio pueblo que to habia acusado la primera vez, y el granjero apelé al dios dicien- 13 Consultar Danson YP KXXVXXXV! 188-88, 1935, Biackman, JEA, XV pp. 55-247, 1925 ¥ Gerny, JEA, XXII pp. 60 y 188. 14 Se mantiine [2 traduccion convencional "nod (nodded inciing Ia eabera) para hna hn, # pesar de que este gosto broliabrernente no fue 1 verdadoro do “Ven a mi, Amun de Pekhenty, mi dios y amado sefior, étomé yo las vestimentas?”, { io tal vez “yo no tomé las vestimentas!’), Y asi el dios inclind ta cabeza marcadamente tanto como para decir "él las tomo”. El resto del registro no me parece muy claro. Probablemente el granjero acusado con- fesé su_hurto, como lo creen Blackman y Cerny.'® De todos modos, fue casi segura- mente castigado por eso. Pero no se puede dudar que fuere inocente. La afirmacién de la culpa del granjero, puesta en boca de Amun, fue realmente hecha, por supuesto, por un sacerdote 0 un grupo de sacerdotes. No hace falta sugerit que los sacerdotes no tenian co- nocimiento del asunto. Parece no existir evi dencia de cualquier tipo que pudiera admitirse por un tribunal moderno, Por el contrario, el granjero se comporté como un hombre cuya conciencia estaba tranquila. Si es que final- mente confes6, debio haberlo hecho bajo una clase de tercer grado psicoldgico. Estos dos ordculos, tomados conjunta- mente, parece que ilustran con claridad el poder de los ordculos y fo que no ocurrié du rante las dinastias decimonovena y vigésima. Un ordculo podia ser realmente decisivo en un caso menor, envolviéndose s6to los intere- 15 ‘Iw! “int! y “wt ‘it (revorso 6 ¥ 7) 1eadueido por Black: man, como narracién puede ser futura y continuar 1a interpretacion sacordotal del ordeulo” "Ello tomard y le impondea un castigo en presencia ce la goat del puebNO, ¥ pronunciaré un juramento en prescneia de! dios diciendo Fui yo quien Jo tomo". "Es una circunstancia sospe chose 21 que at di (sin tstigo Mumanol haya testficado 2 la gente de los pueblos diciendo: Mirad, el hombre re conoce los vestidos del Fara6n, dicienda: “Yo los ten, los devolworé 42)" "Seicl fop. eit, p. 39) ha sealado correctamente que el dios waiciona a} final de cuentas a tuna concieneia intrancuita ESTUDIOS DE CASO c ses de hombres humildes. Pero donde estuvie- ran involucrados los intereses del Estado sin duda, el Fara6n arteglaba el ordculo como cosa natural, tanto como incorporar la ficcion més imaginativa en los registros oficiales de su reino. Para los egipcios ambiciosos del Imperio, aparentemente los inicos campos de actividad satisfactorios se encontraban en las diversas ramas del servicio publico —la administracion civil, los sacerdocios y otros servicios del tem- plo y el ejército. No se tiene conocimiento alguno sobre carreras basadas en la riqueza privada '® 0 de habilidades profesionales fuera del servicio publico. En cierto sentido la propiedad privada existia ciertamente, no obstante que se puede definir sus limitaciones. Se compraba y vendia ganado, esclavos y tierras por individuos pri- vados, atin por individuos de condi humilde, tales como el pastor Mesy en los reinados de Amenotep I y 1V y los propie- tarios de esclavos podian alquilarlos a otros.” Evidentemente el pastor Mesy pasaba como un propietario entre sus vecinos; un hombre que tenia ganado para vender y que probable. mente aumentaba su riqueza. Hay razon para creer que las tierras involucradas en el juicio de Mes constituyé una fortuna para el exitoso 16 Hay razin para creer que las terrae invalucradas en ej: cio de Mes constituy una fortune oara el oxitozo tiga te, Hay también cazon para exeer que el exstoso Intigante ‘ra un pastor de queias durante el juicio y posteriormente tun escribano de la tesareria (ver Gardnier, La Iascripeito de Mes, 1. 54, pp. 2025). Este cambio de tila asociada 1 a0 alliencia tepetina es muy sorprendente, pera no pu: den durivarse do ahi teorias generales va ques: a) incier to yh) deo. 17 Consuitar Gardiner, Cuatro Papiros ae la Decimoctars Dinastia de Kahn, AZ, KLIN pp. 17-17, 1908 y Pis 1-3. litigante. Hay también razén para creer que el exitoso litigante era un pastor de ovejas du rante el juicio y posteriormente un escribano de la tesoreria (ver Gardiner, La Inscripcion de Mes, n. 54 pp. 20-25). Este cambio de titulos asociado a su afluencia repentina es muy sorprendente, pero no pueden derivarse de ahi teorias generales ya que es; a) incierto y b) nico, ajo con aio mediante un trato astuto. Es claro que ahi se encuentran las se- millas de la empresa privada, pero parece que éstas no se desarrollaron durante el Imperio. Entre la productiviciad de la familia individual, por un lado, y la larga escala de actividades de templos y otros departamentos quberna- mentales, por otro lado, se tiene Ia impresion de que poco quedaba para la empresa privada del comercio o la industria. Pero la escasez de docurnentos ciertamente aqué se impide, Ademés de los individuos como el pastor Mesy que compraba y vendia por cuenta pro. pia, habia comerciantes que se encargaban de actividades comerciales como agentes de grandes fundaciones religiosas.'® No se sabe mucho sobre estos comerciantes del templo més allé del hecho de su existencia. Aparen- temente, en algunos casos su comercio era de una envergadura internacional.'® En otros casos leemos sobre los comer- ciantes sin saber si comerciaban por su propia cuenta 0 para algiin templo 0 departamento gubernamental. Asi por ejemplo, el Papiro Boulag No. 11,2° una hoja de un libro de 18 9, Pap. Haris 46,2 19 Dawreto Nouri 40, swytw n hist {eamerciontes extran juror", Grifthi no necesarigmente i nacionsiiac 8 axtianjero pero st comerciandlo con vierras extran 20 Revista det Antiguo Egipto, Vol, 1, 1927, PI, ly IV. 7 REVISTA DE ADMINISTRAGION PUBLICA cuentas de la decimoctava dinastia registra entregas de carne, vino y pasteles a! comer- ciante Min nakht y al comerciante Sherybyn. El comerciante Min-nakht recibio suministros 2n al menos diez ocasiones diferentes en un periodo de catorce dias. Las cantidades reci: bidas son siempre pequefias, de manera que pudieran despacharse facilmente por un pe- quefio dependiente 0 por un baratitlero que llevara sus mercancias de puerta en puerta. Los vara sus mercancias de puerta en puerta. Los articulos vendides (carne, vino, pasteles) su- gieren que nuestros comerciantes pretendian vender a la clase més préspera de la poblacion; de cualquier modo, no a los mas pobres. Gierta tierra de agricultura era propiedad de individuos privados y podia transferirse de un individuo propietario a otro, tanto por herencia como por venta. Por supuesto, dichas tierras pagaban tributos a la corona, pero no se encuentra ninguna otra obligacion publica, como corvée o servicio militar, que estuviera necesariamente relacionada con la tenencia de tierras como tal, No sabemos si |a cantidad de tierras en propiedad privada durante el tmpe rio era 0 no lo suficientemente grande como para tener una importancia econémica consi- derable. La corona y los grandes templos poseian grandes térrenos, Las tierras de la corona y las tierras del templo cominmente se parcelaban para los altos oficiales, tanto del gobierno real como de la administracion de un templo. En algunos de los casos el oficial responsable vivia a gran distancia del terreno, Entonces, dicho pedazo de tierra tenia primero un pro- pietario ausente (Faraén o dios) y segundo un administrador ausente, el alto oficial al que se le habia asignado el terreno, Si todo iba bien, sin duda el administrador ausente esperaba realizar un generoso lucro sobre y bajo la zan- tidad de grano requerida por el Faraén. Pero parece que algunas veces los trabajadores huian para evitar los malos tratos de su jefe inme- diato?" y en ocasiones podian ser reclutados en cualquier otro fado para trabajos del go- bierno, aun en otra parte de Egipto.? Lo que sucedia entonces, se deja a la imaginacion. En suma, el gobierno det Imperio Egipcio era una burocracia autocrética, altamente centralizada en principio, y en gran medida centralizada en la practica. Ciertamente exis. tian conflictos de intereses entre los diferentes elementos de la burocracia y hay indicios de que los Faraones utilizaban conscientemente estos conflictos para fortalecer cualquier di- nastia que estuviera gobernando. Las clases sacerdotal y militar, las cuales llegaron a ser muy importantes en los siglos siguientes, pue- den ser observadas en su desarrollo embriona- rio y, durante el ultimo medio siglo de! impe- rio, ambas clases estaban involucradas en serias revueltas que contribuyeron a la caida de la vigésima dinastia y el colapso del imperio.?° 21 P. Bolona 1094, 3 1-5, Gordnier, Late-Egyptian Misce: Nanies Bibliotheca Aegyotiaea, Voi, VII, Brusclas D3. 1937, 22 Implicita por su prohibicion one] Deereta Navei 23 Hans.Wolfgang Helck en su estimulante y_valioso libro Der Einfuss der Militarihrer in der 18 dayptschen Dynas- tic ("Untersuchungen zur Geschichte und Altertums kufde Aayatens,” Vol XIV /Leiprig, 1939/) encuentea que los conthicios de intereses entre ios elements mi es ¥ no rniltares del servicio real tuvigron gran imporien- cia en Ja decimoctava dinastia y esprcialmente ene! peri: do Amara. A pesar de la umpresidn por la coicecién Halek y et andlisi de Ia evidencia, na estoy convencide de qu la evidencia sna por compl suficionte nara est blecer sus conclusions. ESTUDIOS DE CASO n Considero que el hombre comun habia co- —_cuyas aspiraciones requerian de una seria con- menzado aperias a emerger como un elemento _sideracidn en la vida econdmica o politica.

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