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La Coronilla de la Divina

Misericordia

La Hora de la Misericordia : Las


Tres de la Tarde

Se utiliza un rosario común de cinco decenas.

Francisco Martínez A.

Febrero 2009
Se utiliza un rosario común de cinco decenas.

1- Comenzar con un Padre Nuestro, Avemaría, y Credo.


2- Al comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro)
decir:
"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo,
la Sangre, el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
Nuestro Señor Jesucristo,
para el perdón de nuestros
pecados y los del mundo entero.

“JACULATORIA FINAL:
"Oh Sangre y Agua que brotasteis del Corazón de Jesús como una
fuente de misericordia para nosotros, en Vos confío".
3 -En las cuentas pequeñas del Ave María:

"Por Su dolorosa Pasión,


ten misericordia de nosotros
y del mundo entero."

4- Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se


repite tres veces:

"Santo Dios, Santo Fuerte,


Santo Inmortal, ten piedad y misericordia de
nosotros y del mundo entero."
"Antes de venir como Juez, abriré de par en par la gran puerta
de mi Misericordia.
Quien no quiera pasar por esta puerta, tendrá que pasar por
aquella de mi Justicia"

"Llamo a todas las almas a la confianza en el insondable abismo


de mi Misericordia,
porque deseo salvarlas a todas".

"Los rayos de mi corazón significan Sangre y Agua, y protegen las


almas de la ira del mi Padre... Bienaventurado el que vive a su
sombra, ya que no le alcanzará la mano de la Justicia Divina..."
(palabras de Jesús a Sor Faustina)
Oración inicial.

"Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida


brotó inmensamente para las almas, y el
océano de Misericordia se abrió por
todo el mundo. O fuente de Vida, Oh
Misericordia Infinita, abarca el mundo
entero y derrámate sobre nosotros."
Oraciones iniciales

Señal de la Cruz
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Padre Nuestro (La Oración del Señor)

V. Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea


tu nombre; venga tu Reino; hágase tu voluntad, en la
tierra como en el cielo.
R. Dadnos nuestro pan de cada día; perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que
nos ofenden; no nos dejes caer en tentación; y líbranos
del mal. Amén.
Ave María (la oración de la salutación)

V. Dios te salve María, llena eres de


gracia, el Señor es contigo; bendita tu
eres entre todas las mujeres y bendito es
el fruto de tu vientre, Jesús.
R. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros los pecadores ahora y en la hora
de nuestra muerte. Amén.
El Credo (Credo de los Apóstoles)

Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de


la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de
Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre
los muertos, subió a los cielos y está sentado a la
derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de
venir a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu
Santo, la santa Iglesia católica. la comunión de los
santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la
carne y la vida eterna. Amén.
Primero
Padre Eterno (en lugar del Padre Nuestro)
Padre Eterno,
te ofrezco
el Cuerpo y la Sangre,
el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
en propiciación de nuestros pecados
y los del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión (10 veces en lugar del Ave María)


V. Por Su Dolorosa Pasión,
R. Ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
Segundo

Padre Eterno (en lugar del Padre Nuestro)


Padre Eterno,
te ofrezco
el Cuerpo y la Sangre,
el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
en propiciación de nuestros pecados
y los del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión (10 veces en lugar del Ave María)


V. Por Su Dolorosa Pasión,
R. Ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
Tercero
Padre Eterno (en lugar del Padre Nuestro)
Padre Eterno,
te ofrezco
el Cuerpo y la Sangre,
el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
en propiciación de nuestros pecados
y los del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión (10 veces en lugar del Ave María)


V. Por Su Dolorosa Pasión,
R. Ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
Cuarto

Padre Eterno (en lugar del Padre Nuestro)


Padre Eterno,
te ofrezco
el Cuerpo y la Sangre,
el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
en propiciación de nuestros pecados
y los del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión (10 veces en lugar del Ave María)


V. Por Su Dolorosa Pasión,
R. Ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
Quinto

Padre Eterno (en lugar del Padre Nuestro)


Padre Eterno,
te ofrezco
el Cuerpo y la Sangre,
el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
en propiciación de nuestros pecados
y los del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión (10 veces en lugar del Ave María)


V. Por Su Dolorosa Pasión,
R. Ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
Sexto

Padre Eterno (en lugar del Padre Nuestro)


Padre Eterno,
te ofrezco
el Cuerpo y la Sangre,
el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
en propiciación de nuestros pecados
y los del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión (10 veces en lugar del Ave María)


V. Por Su Dolorosa Pasión,
R. Ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
Séptimo

Padre Eterno (en lugar del Padre Nuestro)


Padre Eterno,
te ofrezco
el Cuerpo y la Sangre,
el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
en propiciación de nuestros pecados
y los del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión (10 veces en lugar del Ave María)


V. Por Su Dolorosa Pasión,
R. Ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
Octavo

Padre Eterno (en lugar del Padre Nuestro)


Padre Eterno,
te ofrezco
el Cuerpo y la Sangre,
el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
en propiciación de nuestros pecados
y los del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión (10 veces en lugar del Ave María)


V. Por Su Dolorosa Pasión,
R. Ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
Noveno

Padre Eterno (en lugar del Padre Nuestro)


Padre Eterno,
te ofrezco
el Cuerpo y la Sangre,
el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
en propiciación de nuestros pecados
y los del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión (10 veces en lugar del Ave María)


V. Por Su Dolorosa Pasión,
R. Ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
Décimo

Padre Eterno (en lugar del Padre Nuestro)


Padre Eterno,
te ofrezco
el Cuerpo y la Sangre,
el Alma y la Divinidad
de Tu Amadísimo Hijo,
nuestro Señor Jesucristo,
en propiciación de nuestros pecados
y los del mundo entero.

Por Su Dolorosa Pasión (10 veces en lugar del Ave María)


V. Por Su Dolorosa Pasión,
R. Ten misericordia de nosotros
y del mundo entero.
Al finalizar las cinco decenas de la coronilla
se repite tres veces:

"Santo Dios, Santo Fuerte,


Santo Inmortal, ten piedad y misericordia
de nosotros y del mundo entero.“

“JACULATORIA FINAL:
"Oh Sangre y Agua que brotasteis del
Corazón de Jesús como una fuente de
misericordia para nosotros, en Vos confío".
ORACIÓN

Oh Dios, cuya Misericordia es infinita y cuyos tesoros


de compasión no tienen límites, míranos con Tu favor y
aumenta Tu Misericordia dentro de nosotros, para que
en nuestras grandes ansiedades no desesperemos, sino
que siempre, con gran confianza, nos conformemos con
Tu Santa Voluntad, la cual es idéntica con Tu
Misericordia, por Nuestro Señor Jesucristo, Rey de
Misericordia, quien con Vos y el Espíritu Santo
manifiesta Misericordia hacia nosotros por siempre.
Amén.
Invocaciones especiales

A cada una respondemos "Ten misericordia de Nosotros y del Mundo entero"

1 .Por Su institución de la Eucaristía como memoria de Su Pasión...


2. Por Su agonía en el Huerto...
3. Por Su flagelación en la columna y Su coronación de espinas...
4. Por Su condenación a muerte...
5. Por haber cargado con la Cruz...
6. Por Su caída bajo el peso de la Cruz...
7. Por Su encuentro con Su Madre afligida...
8. Por haber aceptado ayuda al cargar la Cruz...
9. Por haber recibido misericordia de la Verónica...
10. Por haber consolado a las mujeres...
11. Por haber sido despojado de Sus vestiduras...
12. Por Su crucifixión...
13. Por Su muerte en la cruz...
14. Por Su sepultura...
15. Por Su resurrección de entre los muertos...
Alabanzas a la Divina Misericordia
El Amor de Dios es la flor; La Misericordia el fruto. Que el alma
titubeante lea estas consideraciones sobre la Misericordia Divina y
recobre la confianza:
Misericordia Divina, que brotas del seno del Padre, en Ti confío.
Misericordia Divina, supremo atributo de Dios, en Ti confío.
Misericordia Divina, misterio incomprensible, en Ti confío.
Misericordia Divina, fuente que brota del misterio de la Santísima
Trinidad, en Ti confío.
Misericordia Divina, humano o angélico, en Ti confío.
Misericordia Divina, de donde brotan vida y felicidad, en Ti confío.
Misericordia Divina, más sublime que los cielos, en Ti confío.
Misericordia Divina, manantial de milagros y maravillas, en Ti
confío.
Misericordia Divina, abrazando todo el universo, en Ti confío.
Misericordia Divina, que bajas a la tierra en la Persona del Verbo Encamado, en Ti
confío.
Misericordia Divina, que manaste de la herida abierta en el Corazón de Jesús, en
Ti confío.
Misericordia Divina, enclaustrada en el Corazón por nosotros, y especialmente
por los pecadores, en Ti confío.
Misericordia Divina, insondable en la institución de la Sagrada Hostia, en Ti
confío.
Misericordia Divina, que fundaste la Santa Iglesia, en Ti confío.
Misericordia Divina, presente en el Sacramento del Santo Bautismo, en Ti confío.
Misericordia Divina, en la justificación de nosotros por Jesucristo, en Ti confío.
Misericordia Divina, que nos acompañas a lo largo de la vida, en Ti confío.
Misericordia Divina, que nos abrazas, especialmente a la hora de la muerte, en Ti
confío.
Misericordia Divina, por quien recibimos el don de la inmortalidad, en Ti confío.
Misericordia Divina, siempre a nuestro lado en cada instante de nuestra vida, en
Ti confío.
Misericordia Divina, escudo protector de las llamas infernales, en Ti confío.
Misericordia Divina, por quien se convierte el pecador empedernido, en Ti confío.
Misericordia Divina, que dejas atónitos a los ángeles; inasequible también a
los santos, en Ti confío.
Misericordia Divina, insondable en todos los misterios de Dios, en Ti confío.
Misericordia Divina, que nos rescatas de toda miseria, en Ti confío.
Misericordia Divina, manantial de felicidad y gozo, en Ti confío.
Misericordia Divina, que de la nada nos trajiste a la existencia, en Ti confío.
Misericordia Divina, que rodeas con Tus brazos toda obra de Sus manos, en
Ti confío.
Misericordia Divina, que presides toda la obra de Dios, en Ti confío.
Misericordia Divina, en la que estamos todos sumergidos, en Ti confío.
Misericordia Divina, dulce consuelo de los corazones angustiados, en Ti
confío.
Misericordia Divina, única esperanza de los desesperados, en Ti confío.
Misericordia Divina, remanso de corazones, paz en la turbulencia, en Ti
confío.
Misericordia Divina, gozo y éxtasis de las almas santas, en Ti confío.
Misericordia Divina, esperanza renovada, perdida ya toda esperanza, en Ti
confío.
Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro
de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu bondadosa
mirada y aumenta Tu misericordia en nosotros para que en
los momentos difíciles, no nos desalentemos ni nos
desesperemos, sino que, con la máxima confianza, nos
sometamos a Tu santa voluntad, que es Amor y
Misericordia.

Oh incomprensible e infinita Misericordia Divina, ¿quién


podrá adorarte como Te mereces. Eres la dulce esperanza
del pecador. Uníos estrellas, mar y tierra en un sólo himno
y cantad a coro, con vuestra mejor voz, la misericordia
Divina, cuya comprensión no se nos alcanza. (11, 296-297).
Oración Divina Misericordia.
Autor:

!Oh Divina Providencia,


Concédeme tu clemencia y tu infinita bondad!
Arrodillado a tus plantas a Tí caridad portento.
Te pido para los míos, casa, vestido y sustento.
Concédeles la salud, llévalos por buen camino, que sea
siempre la Virtud la que los guíe en su destino.
Tú eres toda mi esperanza, Tú eres el consuelo mío.
En lo que mi mente alcanza, en Ti creo, en Tí espero, y en Tí
confío.
TU DIVINA PROVIDENCIA, se extienda a cada momento para
que nunca nos falte, Tu Gracia, salud, amor, casa, vestido y
sustento.
AMEN.

Obtenido en: Grupo de Oración Santo Cura de Ars


A la Madre de Dios

Oh María, Madre y Señora mía.


Te ofrezco mi alma y mi cuerpo, mi vida y mi muerte y
todo lo que vendrá después de ella. Pongo todo en tus
manos, oh mi Madre.
Cubre mi alma con tu manto virginal y concédeme la
gracia de la pureza de corazón, alma y cuerpo.
Con tu poder defiéndeme de todo enemigo,
especialmente de aquellos que esconden su
malicia bajo una máscara de virtud (Diario, 79)
Fortalece mi alma, para que el dolor no la quebrante.
Madre de la gracia, enséñame a vivir en Dios (Diario,
315).

Oh María... una espada terrible ha traspasado Tu santa


alma. Nadie sabe de Tu sufrimiento, excepto Dios. Tu
alma no se quebranta, sino que es valiente porque está
con Jesús. Dulce María, une mi alma a Jesús, porque
sólo entonces podré resistir todas las pruebas y
tribulaciones, y sólo mediante la unión con Jesús, mis
pequeños sacrificios complacerán a Dios. Dulcísima
Madre, continúa enseñándome sobre la vida interior.
Que la espada del sufrimiento no me abata jamás. Oh
Virgen pura, derrama valor en mi corazón y protégelo
(Diario, 915).
Para tener una buena muerte
¡Oh Jesús misericordioso, tendido sobre la cruz, ten presente la hora
de nuestra muerte! ¡Oh Corazón misericordiosísimo de Jesús, abierto
con una lanza, protégeme a la hora de mi muerte! ¡Oh Sangre y Agua
que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de insondable
misericordia para mí en la hora de mi muerte! ¡Oh Jesús agonizante,
Rehén de la misericordia, apacigua la ira divina en la hora de mi
muerte! (Diario, 813)

Oh Jesús mío, que los últimos días de mi destierro sean


completamente conformes a Tu santísima voluntad. Uno mis
sufrimientos, mis amarguras y mi agonía a Tu sagrada Pasión y me
ofrezco por el mundo entero para obtener una abundancia de
misericordia para las almas. Confío firmemente y me someto por
completo a Tu santa voluntad que es la misericordia mísma. Tu
misericordia será todo para mí en la última hora... (Diario, 1574)
Para obtener una comprensión de Dios
Jesús, dadme la inteligencia, una gran inteligencia
sólo para que pueda conocerte mejor; porque
cuanto más Te conozca, tanto más ardientemente Te
amaré. Jesús, Te pido una inteligencia poderosa
para que pueda comprender las cosas divinas y
elevadas.

Jesús, dadme una gran inteligencia con la que llegaré


a conocer Tu esencia divina y Tu vida interior,
trinitaria (Diario, 1474).
Para ser fiel a la voluntad de Dios

Oh Jesús, tendido sobre la cruz, Te ruego, concédeme la gracia de


cumplir fielmente con la santísima voluntad de Tu Padre, en
todas las cosas, siempre y en todo lugar. Y cuando esta voluntad
de Dios me parezca pesada y difícil de cumplir, es entonces que
Te ruego, Jesús, que de Tus heridas fluyan sobre mí fuerza y
fortaleza y que mis labios repitan: Hágase Tu voluntad, Señor. Oh
Salvador del mundo, Amante de la salvación humana, [Tú] que
entre terribles tormentos y dolor, Te olvidaste de Ti Mismo para
pensar en la salvación de las almas, mi muy compasivo Jesús,
concédeme la gracia de olvidarme de mí misma para que pueda
vivir totalmente por las almas, ayudándote en la obra de
salvación, según la santísima voluntad de Tu Padre... (Diario,
1265).
Por los sacerdotes

Oh Jesús mío, Te ruego por toda la Iglesia: concédele


amor y luz de Tu Espíritu, da poder a las palabras de los
sacerdotes para que los corazones endurecidos se
ablanden y vuelvan a Ti, Señor. Señor, dadnos
sacerdotes santos; Tú Mismo consérvalos en la
santidad. Oh Divino y Sumo Sacerdote, que el poder de
Tu misericordia los acompañe en todas partes y los
proteja de las trampas y asechanzas del demonio, que
están siendo tendidas incesantemente para atrapar al
las almas de los sacerdotes. Que el poder de Tu
misericordia, oh Señor, destruya y haga fracasar lo que
pueda empañar la santidad de los sacerdotes ya que Tú
lo puedes todo (Diario, 1052).
En tiempo de sufrimiento

Un pensamiento de la beata Sor Faustina:

Oh, si el alma que sufre supiera cuánto Dios la


ama, moriría de gozo y de exceso de felicidad.
Un día, conoceremos el valor del sufrimiento,
pero entonces ya no podremos sufrir. El
momento actual es nuestro (Diario, 963).
Para obtener conversión
de los pecadores

Oh Sangre y Agua que brotaste del


Corazón de Jesús como una Fuente de
Misericordia para nosotros, en Ti
confío.(Diario, 186 - 187).
Nuestro Señor hizo esta promesa
específicamente a la beata Sor Faustina, pero si
rezamos esta oración con la misma pureza de
intención, tenemos motivo para creer que Dios la
cumplirá.
Para obtener un corazón misericordioso
Oh Jesús, haz a mi corazón semejante al Tuyo,
o más bien transfórmalo en Tu propio
[Corazón] para que pueda sentir las
necesidades de otros corazones y,
especialmente, de los que sufren y están
tristes. Que los rayos de la misericordia
descansen en mi corazón. (Diario, 514).

Jesús, ayúdame a pasar por la vida haciendo


el bien a todo el mundo (Diario, 692).
Para obtener la gracia
de ser misericordioso con los demás

¡Oh, Santísima Trinidad! Cuantas veces respire mi pecho, cuantas veces lata mi
corazón, cuantas veces pulse la sangre en mi cuerpo, esa cantidad por mil, es el
número de veces que deseo glorificar Tu misericordia.

Deseo transformarme en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti, oh Señor.


Que este más grande atributo de Dios, es decir Su insondable misericordia,
pase a través de mi corazón y mi alma al prójimo.

Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás
recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de "
prójimo y acuda a ayudarla.

Ayúdame a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las
necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que
jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una
palabra de consuelo y perdón para todos.
Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y
llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi
prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y penosas.
Ayúdame a que mis pies sean misericordiosos para que siempre
me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga
y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi
prójimo.
Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para
que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo. A nadie le
rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los
cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerraré
en el Misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios
sufrimientos en silencio. Que Tu misericordia, oh Señor, repose
dentro de mí.
Tú Mismo me mandas ejercitar los tres grados de la
misericordia.
El primero: la obra de misericordia, de cualquier tipo
que sea.
El segundo: la palabra de misericordia. Si no puedo
llevar a cabo una obra de misericordia, ayudaré con
mis palabras.
El tercero: la oración. Si no puedo mostrar
misericordia por medio de obras o palabras, siempre
puedo mostrarla por medio de la oración. Mi oración
llega hasta donde físicamente no puedo llegar.

Oh Jesús mío, transfórmame en Ti, porque Tú puedes


hacer todo (Diario, 163).
En acción de gracias

Oh Jesús, Dios eterno, Te agradezco por Tus


innumerables gracias y bendiciones. Que
cada latido de mi corazón sea un himno
nuevo de agradecimiento a Ti, oh Dios. Que
cada gota de mi sangre circule para Ti, Señor.
M ahm es todo un himno de adoración a Tu
misericordia. Te amo, Dios, por ser Tú Mismo
(Diario, 1794).
A la Divina Misericordia

Oh Jesús, Amigo del Corazón solitario, Tú eres


mi puerto, Tú eres mi paz, Tú eres mi única
salvación, Tú eres la serenidad en los
momentos de lucha y en el mar de dudas. Tú
eres el rayo brillante que ilumina el sendero
de mi vida. Tú eres todo para el alma solitaria.
Tú comprendes al alma, aunque ella
permanezca callada. Tú conoces nuestras
debilidades y como un buen médico consuelas
y curas, ahorrándonos sufrimientos, como un
buen experto (Diario, 247).

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