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Giorgio Agamben Lo abierto El hombre y el animal Tradueciin de Flavia Costa y Edgardo Castro il ‘Adriana Hidalgo edicora Aesmten Gora tether ota Bocnos Ae Adina Hig, 2006, Tee p. HR13 em" Clr sora) “iad por Flin Coty Egat Castro ISBN 997-1156:50-2 1 Blof Motes LC, Fai ad Ti. Cn, ad Th pp 90 filosofia e historia ‘Titulo orginal: Lpero Taducin: Flavia Contay Edgar Casto ditor: bis Leberg ise de cubiectcnerores ‘Eduaudo Stuptay Gabriela Di Giureppe © Giowgio Agamben, 2002 (© Advan Hida oor. 2006 (Cérdoba 836.13 OF 1301 (1054) Buenos Aires ‘cml infoeadranahidalgo com ‘wrwadrianahidalgo com ISBN 10:987-1156-50-2 ISBN 13:978.987-1156-50-4 Impresnen Argenting Printed in Argentina Queda hecho el depsita ic indica ley 11.723 Prohibida areproduccin paca owt sin pesmiso escrito ‘delnediora: Todos lor derechos ezrvados Silvesii pointanimans, te narre de Thome seston pas inconprtbenible’ Georges Louis Buon Indligebant tamer sad egerimentalo cegnitonem sumenda de naar caram:= ‘Toméede Aquino "Si no exntinen animales, [a naturales del hounbe sera sah ins incomprensble” (IN de} "Sin embargo, los acestaban [a lor animales) pars un conocimiento “amantes’ 0 “aprendices de brujos’. El epilogo sc revelata, sin embargo, fig. En 1939, cuando la guerra eta yainevitable, una decla- racién del College de Sociologie traiciona su impocencia, de- nnunciando a pasividad ya auseneia de reacciones ante la guetra como una forma de masiva “desvrilizacién’, en la que los hombres se transforman en una especie de “ovejasconcientes y tesignadas airal matadero" (Holler, 58 y 59). Aunque con tun sentido diferente del que tena en mente Kojéve, ahora los hombres se habjan convertido verdaderamente en animales. * Hombre frezmete rego En fancsen el viginal (N- de] 19 ‘SwoB [Ningin animal puede ser snob, ‘Alexandre Kojeve En 1968, en ocasisn de la segunda edicién de la Introdue- ciin® cuando yal dscipulo-tival habfa muertohactaseisafio, ‘Kojave vuelve sobre et problema del deveni animal del hom- bre. Ylo hace, de nuevo, en forma de una nora que adjunca ala de la primera edicin (si el texto de la Intraduccién ests com- puesto esencialmente por los apuntes tomados por Queneau, las notas son la tinica parte de ibro que proviene, con seguti- dad, de la mano de Kojeve). La primera nota~sefiala—era am- bigua, porque, sise admite que al final dea historia el hombre “propiamente dicho" tiene que desaparecer, no se puede hucgo pretender coherentemente que “todo el resto” (el arte, elamor, «fjuego) pueda mantenerse indefinidamence: Si el hombre deviene nuevamente animal, tambicn sus artes, sus amores y sus juegos tendrin que conwertrse de nuevo en puramente “naturales”. Seria necesatio ad- mite, asi, que después dl in de la Historia los hombees SemierealsIowdrion ere de Hee Glia, Pai 1947 [N. de} 23 Giowgio Agamben _ construinin sus edificios y sus obras de arte como los péjaros construyen sus nidos y las arafias tejen sus tela, ‘que interpretarin concertos musicales exactamente como hacen Ins rsnasy las eigaras, que jugarén como jucgan los cachorros y que hain el amor como los animales adulos. Pero no puede decirse, emtonces, que todo esto “hace al hombre feliz (heurews|", Seria necesatio decir, mis bien, ‘que los animales posthistricas de la especie Homo sapiens (que vivirin en Is abundancia y en plena seguridad) esta in conten: [contens] en fancién sus comporaamientos autiticos, x6ti0s y lidicos, dado que, por definicién, se contentarin con ellos [fen contenteron). (Kojéve, 436)" Pero el aniquilamiento defnitivo del hombre en sentido pro- pio tiene que implicar necesariamente también a desparicién dle Jenguaje humano, sustituido por sefialessonoras omimicas, ‘comparablesal lenguaje de las abejas. Peo con esto, argumenta Kojéve, desapareceria no s6lo la filosofia, eso es, el amor a la sabiduria, sino también la posibilidad de la sabidurfa misma Acstaaltura, la nota enuncia una serie de tess sobre el inal dea historia y sobre el estado presente del mundo, en las que nos posible distinguir entre la absoluta seriedad y una ironfa igualmente absoluta. Nos damos cuenta side que, en losatios inmediatamente sucesivos a la redaccién de la primera nota (1946), cl aurora comprendido que el fin hegeliano-marxis- 7 Kojtve juga en exe ett con lor ajetivon “heen” (iz, dichoso), “content (comtento,saisec)y el verbo "ve content” (content tat ssc). IN. de E] “ Snob ta de la histori” no era un acontecimiento futuro, sino algo que ya se ha cumplido, Después de la batalla de Jen, la van- uardia dea humanidad ha aleanzado virtualmente d término dela evolucién histérica del hombre. Todo lo que ha seguido— ‘comprendidas las dos guerras mundiales, el nazismo y la sovietzacién de Rusia no representa sino un proceso deacele- racién tendienteaalinear el resto del mundo con las posiciones de los paises europeos mis avanzados. Ahora bien, a pesar de ello, repetidos viajes alos EE-UU, y a la Rusia sovitica, efee- tuados entre 1948 y 1958 (esto es, cuando Kojéve era ya un alto fancionario del gobierno francés), fo han convencido de ‘que, en el camino para aleanzar! condicién posthistric, *ru- sos y chinos no son més que americanos todavia pobres y, por otra parte, en vias de répido enriquecimiento”, mientras que los EE.UU. ya han aleanzado el “estado final del‘comunismmo ‘marxita” (Kojéve, 436-37). Deagui, concluye que el American way of lif es el génera de vida propio del perfodo posthistsrico, (quel Ia presencia actual de los EE.UU. en el mundo prefiguea el futuro, “eterno pre sente", de la humanidad entera. Ast, el retomo del hom- bre a la animalidad no aparece como una posibilidad fatura, sino como una certeza ya presente. (bid, 437) En 1959, sin embargo, un viaje a Japén determina un ulte- rior cambio de perspectiva. En Japén, Kojéve pudo observar ‘von sus propios ojos una sociedad que, aun viviendo en con- Alicién posthistérica, ne ha cesado, por ello, de ser “humana”: 2% Giorgia Agamben La civilizacién japonesa “posthistrica’ se ha encamina- ddo por vias diametralmente opuestas la “vis america- na’. Sin duda, en Japén no hubo relgién, moral pol- tica en el sentido “europeo" 0 “histérico” de estos eérmi- nos. Pero el mobinmo en estado puro cred allt disciplinas negadoras de lo dado “nanural” 0 “animal” que superan por mucho en efiacia@ las que nacieran, en Japén y en fottos lugares, de la Accién *histérica”, es decis, de las Luchas guerteras y revolucionarias 0 del Trabsjo forea- do, Ciertamente, la cima (en ninguna parte igualada) del snobimo expectficamente japonés como el ratio No, la ceremonia del té y el arte de los arrglos florals Fue- ton y siguen siendo codavla una peerrogativa exclusiva de los nobles y de los ticas. Pero, a pesar de las desigual- Dich que rods now ba ented, En ingen orginal (Temas dels eadvecin de Levin de Carlos Melize, Alinta, Mads, 1989). IN-deT} ‘Taxonomias cpejos en los que el hombre, miréndose, ve su propia ima- gen sicmpre deformada en rasgos de mono. Homo esun ani- ‘mal canstitutivamente“antropomorfo" (sto es, “‘parecido al hombre”, segin e término que Linneo usa constantemente hasta la décima edicidn del Sytem), que tiene que, para ser hhumano, reconocerse en un no hombre. En la iconografia medieval, el mono tiene en la mano un cspejo, en el que el hombre pecador tiene que reconocerse ‘como simia dei En la méquina éptica de Linneo, el que rechaza reconocerse en el mono, se convierteen mono. Para- fraseancdl a Pascal, qui fe homme fait le singe Porello, al final de ls introduccign de Systema, Linneo, que ha definido Homo como el animal que sélo es si se reconoce no sicndo, tiene que soportar que simios en calidad de ctfticos se le su- ban a la espalda para burlars: ideogue ringentvon Satyrorim cachinnos, meisgue humeris insilientinon cerco -pithecorum cexnutationes sustinui® © Copia de Dios a linen ol orginal. IN. de] 2 Blguea bac hombr, ace elmo, Fans enc oigaal-[N. de] 22 pores rei ly coenadas de fifties yo ie propon eral cao deo even eopitos,ELatinen cl oii Dat] 3 8 ‘SIN RANGO La miquina antropoldgica del humanism es un disposi- tivo iténico que verifica la ausencia para Homo de una natura- leza propia, manteniéndolo suspendido entre una naturaleza ‘eles yuna terrena, entre lo animal yo humane: por ell, siendo siempre menos y més que sf mismo. Esto es evidente en aquel “manifiesto del humanismo” que es la oracién de Pico, que continia impropiamentesiendo llamada de hominis dignitate aunque no contiene—ni bubiese podido en nin- ‘gin caso referitlo al hombre~el término de dignias, que signi fica simplemente “rango”. El paradigma que presenta nos para nada edificante. La csis central de la oraciénes, en efecto, que Bipera pacione. Ea rego ene vigil (N de"E] 3 Giorgio Agamben ‘mesidnica, del mismo modo el estremecimiento esencial que el animal expetinientaen su ser expuesto en un no-develamiento reduce drdsticamente las dstancias que el curso haba seala- dlo entre el animal yel hombre, entre apertura y no apercu La pobreza de mando ~en la cual el animal siente de alggin modo su propio no estar abierto~ tiene ata funcién estraté- ‘cade asegurar un pase entre el ambiente animal yo abiero, ‘nna perspectiva en la cual el aturdimicnto como esencia del animal “es dealin modo el fondo apropiado sobre el cual se puede separar la esencia del hombre” (iid, 408). ‘Una ver. que llega hasta aqut, Heidegger puede evocar la disereacién sobre el aburrimiento que lo habla ocupado en la primera parte del curso y poner inesperadamente en tesonancia dl aturdimiento del animal y la Stimnong” Fandamental que habia deniominado “abursimientoprofundo” (tee Langeweie): Sali a ls hz emo esta tonlidad emotiva fundamental y ‘odo lo que en ella esti encerrido deben ser dlincados y schisterung el mismo 9 Giga Agarben tétmino que define el ser expuesto del animal en un no dvelado] de laexistencia hst6rica de un pueblo se ha desva- necido. Templos, imégenes y costumbres ya no son capaces de asumir la vocacién histérica de un pueblo para obligarlaa tuna nueva tarea” (Heidegger 1980, 99). La posthistoria co- menzaba ya a golpeara las puertas dela metafisca acabada Hoy, a casi setenta afios de distancia, esté claro para quien- uiera que no tenga absofuta mala fe que para los hombres ya no hay mas tareas histricas asumibles o incluso solamente asignables, Ya desde finales de I Primera Guerra Mundial se hizo de algiin modo evidente que los Estados-nacién europeos no fueron capaces de asumir tareas histéricas y que los pueblos mismos fueron llamados a desaparecet. Se malentiende com- pletamente la naturalera de los grandes experimentos totalita- tios del siglo XX si se los ve s6lo como una continaacién de las Alkimas grandes tareas de los Estados-nacién del siglo XIX: el nacionalismo y el imperialismo, Lo que est en juego aqui es algo totalmente distinto y mais extremo, ya que se trata de as tir como tarea a propia existencia féctica de los pucblos, es decir, en dtimo anil, su vide desnuda, Bajo este aspecto, Jos cotaltarismos del siglo XX constituyen verdaderamente la otra cara de la idea de Hegel-Kojéve acerca del fin de la historia: el hombre ha aleanzado ya su eos histico y no «queda otra opcién, para una humanidad devenida nuevamen- teanimal, que ta despoliizacién de las sociedades humanas través del despliegue incondicionado de la oikonomsia; 0 Beane. En igo en cl ovina (N de} 0 Asimalacin bien la asuncién de la misma vida biol6gica como tarea po- litia (0 ms bien impolitica) suprema. Es probable que el tiempo en el que vivimos no haya salido decstaaporia. No vemos quizésalrededorde nosotros y entre rnosotros hombres y pueblos sn esencia y sin identidad ~con- signados, po asi decie asuinesencialidad ya su inoperosidad. buscar cualquieelugaratentas, yal precio de grosersfls- ficaciones, una herencia y una taea, wna herencia como kare? Hasta pray simple deposicién de todas las areas histricas (eciucidsa simples fanciones de poicia interior o internacio- nal) en nombre del tiunfo de la economia, asume hoy a me- nnudo un énfasis en que la misma vida natural y su bienestar parccen presentase como ka iltima tareahistérica dea humeani- dad, siseadmitiera que tiene sentido hablaraquide una “area” Las potenctashistricas tradicionales—poesfa, eligién,F- Tosofla~ que, tanto en la perspectiva de Hegel-Kojeve como cen la de Heidegger, mantenian despiert el destino hist6rico- politico de los pucblos, han sido transformadas desde hace tiempo en especticulos culeurales yen experiencias privadasy han perdido todaeficacia histérica, Frente a este eclipse, lin tarea que todavia parece conservar alguna sriedad esl omar a cargo y realizar la “gest integral” de la vida biologica, es decir de la propia animalidad del hombre. Genoma, econo- fa global, ideologia humanicaria son as tres caras solidarias de este proceso en el que la humanidad posthistrica parece asumir su fisiologfa como iltimo ¢ impolitico mandato, Sila humanidad que ha tomado sobre sie! mandato de sgestién integral ce a propia animalidad todavia es humana,en al sentido de aquell mquina ancropolégica que, decidiendo Giorgio Agamben siempre acerea del hombre y del animal, produjola bumanitas, no esficil deci, nies claro, siel bienestar de una vida que ya no se sabe reconocer como humana 0 animal puede ser sentido como satisfactori. Por cierto, en la perspectva de Heidegger, ‘una humanidad tal ya no tiene forma de mantenerse abiertaa Jomo develado delo animal, sino quesobre todo intentaen cada simbito abri yasegurar lo no abiero y, con ello, se cietra a su propia apertura, olvida su humansizasy hace del er su desinhibi- dorespecfico. La humanizacién integal del animal coincide con una animalizcién integral del hombre 7 ANTROPOGENESIS Intentemos enunciar en forma de tess los resultados pro- visorios de nuestra lectura dela maquina antropolégica dela Filosofia occidental 1) Laanteopogéness es aquello que resulta de la cesura y dela articulacién entre lo humano y loanimal, Esta cesura se daante todo en el interior del hombre. 2) La ontologiao filosofia primera no es una inocua disci- plina académica, sino la operacién en todo sentido funds- ‘mental en la que se lleva a cabo la antropogéness, el deven Jumano de lo vviente. La metafisica esté atrapada desde el principio en escaestrategia ella concieme precisamente a aque- Ila metd® que cumple y custodia la superacién de la physis animal en dieeccién de la historia humana. Esta superacién ‘no es. un hecho que se ha cumplido de una very para siempre, sino un evento siempre en curso, que decide cada vez yen cada individuo acerca de lo humano y de lo animal, de la naturalezay de la historia, dela vida y de la muerte. 3) Elser, mundo, lo abierto no son, sin embargo, algo diferente respecto del ambiente y la vida animal: ellos no son, © Deputy al de En rego ene orginal. [N. de T] Ms Giangio Agamben otra cosa que lainterrupcién y la capcura de la relacién de lo viviente con su desinhibidor. Lo abierto no es sino un aferra- :miento de lo no-abierto animal. El hombre suspende su ani- rmalidady, de este modo, abre una zona “libre y vaci enka cal lavida es caprurada ya-bandonada en una zona deexcepeién, 4) Precissmente porque el mundo se ha abierto para ol hombre sdloa través dela suspensidn y la captura de la vida animal, else est ya siempre aravesaclo porla nada, la Lichtung esya siempre Nichsung. 5) El conflicto politico decisivo que gobicmna todo otro conficto es, en nuestra cultura, e conflicto entre la animali- dad y la humanidad del hombre. La politica occidental es, pucs,co-originariamente biopolitca, 6) Si la méquina anteopolégica era el motor del devenir histérico del hombre, entonces el fin dea filosofia y el cum- plimiento de los destinos epocales del ser significan que la iniquina gira hoy en el vaco. Dos escenarios son posible, legados a este punto, en La perspectiva de Heidegger) el hombre posthistérico no cus- todia mis Ia propia animalidad en cuanto no abrible, pero trata de gobernarla y tomarka su cargo através dela técnica; bb)el hombre, el pastor del se, seapropia desu propia atencia, de su propia animalidad, que no permanece escondida ni se hace objeto de dominio, sino quees pensada como tal, como puro abandono. M6 18 ENTRE “Tedoslos enigmasdel mando nos parecen evesen ‘omparacin cone minisculo secrets del sexo. ‘Michel Fowcaule Algunos textos de Benjamin proponen una imagen del todo diferente dea relacidn entee hombrey naturalezay entre natu raleza historia, n lacual la miquina antropolégica parece ha- ber dejado de funcionar por completo. El primero esa carta Rang” del 9 de diciembre de 1923 sobrela “noche salva". Aqui Ja naturaleza como mundo de a clausura (Verchlosenheit)y dela noche, es opuesta ala historia como esfera de la revela- cidn (Offenbarung). Pero ala esfera cerrada de la nacuraleza, Benjamin adscribe—sorprendentemente— también ls ideas y las obras de arte. Estas ltimas son incluso definidas ‘como modelos de una naturaeza que no expers ningin dia, y por lo tanto tampoco ningsin dia del ici, como modelos de una naturaleza que n0 es escena de la historia “1M, Foucault, Hiern dee secuaidad LL vlna de abe, Siglo XX1, Buonos Aires 1990 p. 189. [N de] © Hloene Cran Rang (1864-1924). (N. de"T) 9 Gioagio Agamben ‘ni dl habitar del hombre: la noche salva {ie geretee Nach) Benjamin 1996, 393) Elnexo que institu el texto pauline sobreel apokeradokia ss krfscos™ entre naturalera y edencién, entre cratura y hu~ rmanidad redimida, aqui se quiebra. Las ideas, que como es- trellas“resplandecen solamente en la noche de la naturaleza’, ecogen la vida dels crituras no pararevelea, ni para brisla allenguaje humano, sino para restituiela asu clausura ya su ‘mutism, La separacién entre naturaleza y redencién es un antiguo motivo gnéstico,y esto indujo a Jakob Taubesa acer- car a Benjamin al gnéstico Marcién. Pero en Benjamin la separacién sigue una estrategia particular, que est en las anti- poxlas de esteategia marcionita. Lo que, en Marcién, como en la mayoria de los gadstcos, procedia de una devaluaci6n y tuna condena de la naturaleza en cuanto obra del Demiurgo malo, aqui comporta en cambio una trasvaloracién que la pone como arquetipo dela beatituda” La “noche salva” esl nombre de esta naturaleza resttuida asi misma, cuya clave, sin ot agent beraminno, lca ayo ritmo es la beatitud. Lasalvacién que estd aqui en cue rae algo que est perdido y debe se alla, que aside dlvidado y debe ser tecordado: ella concieme, mas bien, alo perdido ya oalvidado como tales, e deci, un insalvable, La noche salvaes a relacién con un insalvable. Por esto ol hombre en tanto que tambien es “en ciertos grados” naturaleza~ se La per impacente dea crescibn a sriegn ene orgial. [N. de] " Beas. Ba anon signal. (N. de) 150 Ene Pee presenta como un campo atravesado por dos tensiones dis- tintas, por dos diversas redencionest Ala restitution inser? espititual, que conduce a la in- -moraldad, le correspond una restitcién mundana, que leva ala eternidad de un ocas, y el ritmo de esta mun- dlonidad que eternamente pasa, y pasien su ctalidad, no sélo espacial sino también temporal, el itmo de la nara raleza mesiénica es la felicidad. (Benjamin 1980a, 172) En esta gnosis singular el hombre esa criba en la cual vida sreatualy espirtu, creacién y redencié, naturalezachisto- sia, continuamente se disciernen y se separan, y sin embargo sectetamente conspiran contra su propia salvacién. Enel texto queconcluye Finbalntrase” y quellevae itu lo de Zim Planesarzan.* Benjamin tata de delincat la rla-

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