bestia
Paco Undurraga
Soy
un
ser
perverso,
egosta,
pero
veo
el
revs
de
las
cosas.
Esa
imagen
me
condena,
me
vuelve
solitario,
una
bestia
indebida
rogando
por
afecto.
Cuando
una
bella
mujer,
una
mujer
insondable,
con
la
visin
de
las
cosas
de
este
mundo,
se
compadece
de
m
y
me
admira,
me
siento
afortunado
pensando
que
el
amor
existe
(esa
frgil
nervadura
entre
ella
y
yo).
Entonces
a
mi
fiel
compaera
que
ha
sacrificado
la
ternura
y
engaos
del
da
a
da,
me
dedico
a
amarla,
esto
es,
arranco
cada
miembro
de
su
cuerpo
y
gozo
contemplando
cmo
se
desangra.
Escribo
este
poema
a
su
lado
en
el
muelle,
junto
a
peces
que
irrumpen
en
la
noche.
Hago
que
asome
al
abismo
que
no
es
su
mundo
pero
son
mis
carreteras.
Ella
entristecida,
al
borde
de
sus
ojos,
se
dice
en
qu
hora
estuve
de
enamorarme.
Acudo
en
busca
de
mi
bienhechora
que
he
vuelto
a
herir,
necesito
de
ella
y
me
pide
el
silencio.
Yo,
por
no
saber
qu
mi esquirla
mi infusin
mi
invadida
gracia,
mi
placer
en
un
principio,
mi
decisin
degenerada
hecha
hijos
y
un
hogar.
T
mi
enormidad
soarte,
palabrearte
silenciosa
y
jerrquica.
Por
tus
redes
transcurre
el
alba
que
anticipo,
a
esta
hora
de
repercusiones,
en
esta
noche
en
que
no
ser
parte
del
estanque
ni
sus
reflejos,
ahora
que
las
criaturas
callan
vuelvo
a
ser
memoria.
Despejo
fantasas
de
un
nado
hacia
ninguna
parte,
la
hlice
que
nos
destroce
el
alma.
Ahuyento
fsiles,
marejadas
tal
vez,
pero
por
lo
pronto
gritos
de
autocompasin.
La
rabia,
la
pena,
la
angustia,
la
envidia,
el
amor,
la
felicidad
y
el
dolor
son
antes
que
todo
espejos.
Lo
sabas,
dime
que
no
lo
sabas.
Mis
seales
son
sienes
bifrontes
en
vez
de
los
brochazos
del
mar.
Pienso
cada
vez
ms
en
ti
mar
hecho
de
estrellas,
mi
silencio
en
la
noche
abrupta
en
que
te
escoja.
Mis
voces
solo
intuyen
tu
impaciencia,
espero
compartirnos
y
no
alejarme
yo
por
el
papel,
para
que
bailemos
otra
vez
en
medio
de
velos.
Estoy
enfermo,
mal
de
la
cabeza,