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XIII Congresso Brasileiro de Professores de Espanhot Ua de outro de 2009~ Jot Pessoa Paraiba - Bra EN TORNO A LA GENERACION DEL 98: SENSIBILIDADES CULTURALES HACIA LA IDENTIDAD Miguel Afonso Linhares afonsolinhares@hotmail.com Instituto Federal de Educago, Ciéncia e Tecnologia de Roraima ‘Comunicagio individual RESUMEN: El articulo analiza la maduracién de ciertas sensibilidades colectivas de que, en fines del siglo XIX, resultan la ‘extension de los concepios de nacién y nacionalidad y la teorizacién acerca dela identidad: actitudes y actos que se rflejan en los movimientos estéticos, en el caso de este estudio la literatura. Se offece, pues, una observacién de cémo se encaré la cultura espafiola desde el centro y Ia perferia de Espafia en el paso del siglo XIX al XX. Para ello, y desde un punto de vista histérico-literario, se confrontan testimonios de los movimientos junto con la critica contempordnea, por los que se percibe una oposicidn entre una concepcién central y otras periéricas, pero que comparten una fuerte tendencia al exclusivismo, en el sentido en que tienden a excluir a quienes no ccomulgan de esa sensibilidad cultural. ABSTRACT: ‘This article analyzes the maturation of some collective sensibilities which, inthe end of the 19th century, result in the enlargement of nation and nationality concepts and in the theorzaion ofthe identity: atitudes and acts that reflet inthe aesthetic movements, Literature in this study. An observation on how the Spanish culture was faced inthe center and in the periphery of Spain inthe transition ofthe 15th tothe 20th century is offered. To this, in a historicafiterary point of view, testimonials of the artistic movements are confionted with the contemporary criticism. With this an opposition between a cenral concept and some others peripheral concepts is noted, but they share a strong tendency o the exclusvism, because they tend to exclude the ones who don't agree wit this cultural sensibility. Es probable que extrafie el lector la presencia de una discusién acerca de la identidad cen un espacio donde se presume que el objeto es la ensefianza y aprendizaje del espafiol como lengua extranjera. El tratar de literatura, y adn més, una literatura que va més alld del cultivo estético, ofteciendo una propia percepcién de cuestiones mas amplias, parece huir del gran tema que hace convergir nuestra atencién. No obstante, no hace falta esforzarse por una réplica, que esté embutida en Ia indagacién misma que se levanta: ,Puede considerarse integral el aprendizaje de una lengua extranjera sin tener en cuenta los juicios que ha tejido la comunidad que la usa en tomo a su identidad? ¢Se ha de tratar de la lengua sin tocar en las espinosas cuestiones que involucran la cultura? Justo porque creemos que lengua y cultura son indisociables tratamos de la cuestién de la identidad en este articulo. De hecho, durante el siglo XIX se difunden en Europa, y luego en América, ciertos términos que llevan a intelectuales de distinta formacién a buscarles definiciones y, conforme a éstas, a repensar la identidad de su pais. Precisamente cumplia contestar qué es el Estado y qué es la nacién, con una respuesta que abarcase las formaciones de ambos. Se trata, pues, de viejas cuestiones, quignes somos y adénde vamos, que por ese entonces se replantean en una nueva dimensién, ni lo individual ni fo humano, sino lo social. H: 469 xi En algunos lugares, como en Francia, este movimiento produjo un refuerzo en la cconcepeién del Estado como nacién, es decir, en la idea del Estado-nacién. En otros, como en ‘Alemania o Italia y en los j6venes paises americanos, offecié un instrumental para construirlo. ‘No obstante, en Espafia, por un contexto muy preciso, de un lado se pone la pregunta por la identidad del Estado, es decir, de la misma Espaita, y, de otro, se teoriza sobre el Estado y la nacién como conceptos distinguibles. De entrada, pongamos qué juicio hacemos de un concepto y el otro. Como arguye Niiiez Seixas (1995, p. 490), las naciones forman parte del imaginario social, es decir, son comunidades imaginadas que existen en tanto que sus miembros creen en su existencia. Puede Hlevarlos a tal creencia cierta etnicidad, o, como preferimos decir, cierta sensibilidad cultural, EI transformar una sensibilidad cultural en una sensibilidad nacional depende de una nalismo, que se entiende, por lo tanto, construccién (nation-building) que realiza un ni como una doctrina politica que defiende e! derecho a Ia autodeterminacién de cierta nacién. Asi que, desde esta perspectiva, la nacién no es una entidad que preexiste al Estado, sino que es creacién de un nacionalismo, y, como tal, puede tomar existencia con o sin el Estado, En el caso de Espafia, 1898 es una fecha clave para comprender la dindmica de las sensibilidades culturales que se manifiestan ahi. Sobreviene un acontecimiento que pone de manifiesto el atraso de Espafia hacia la emergencia de las potencias que después se cenfrentarian en las dos guerras mundiales. El Desasire consiste en la pérdida, en guerra con Estados Unidos, de tas dltimas colonias que aim hacfan de Espafia un imperio. Si hasta entonces se venian ensayando consideraciones sobre qué es o emo esté Espaiia, sobre todo desde posiciones regionalistas, a partir de este acontecimiento se agudizan las preocupaciones, que se mueven en dos sentidos: un movimiento centripeto, que encara a Espafia como una nacién, cuyo espiritu Io asumen la fe cristiana y Castilla; un movimiento centrifugo, que defiende haber distintas naciones dentro de Espafia. En el ambito de la literatura, el primero se halla en las obras de los hombres de ta llamada, pese al desacuerdo en torno al término, generacién del 98. El segundo lo representan los regionalismos, de los cuales algunos se convertirian en nacionalismos periféricos tras el Desastre. Mucha tinta ya se ha vertido sobre este tema, justo por las sensibilidades y Ia pasion Mos puntos de vista, el del historiador general o los de los historiadores de las ideas, del arte, de la literatura o del ‘que involucran. Pero también es cierto que pueden ser tratados desde derecho, lo que ensancha las posibilidades de acercamiento, 470 XIII Congresso Brasileiro de Professores de Espanhol Desde el punto de vista del historiador general, sobresale por el alcance que presenta la obra de Alvarez Junco (2001), que trata de analizar el surgimiento de los nacionalismos en Espafia a lo largo del siglo XIX y como se fue forjando la idea de nacién en cada uno. El autor expone que la rareza del caso espaftol, en que surge una pluralidad de nacionalismos con istintas direcciones, se debe al hecho de que el nacionalismo del Estado no tuvo suficiente fuerza centripeta para ahogar a los nacionalismos centrifugos, que dejan de ser inquietaciones de puntos periféricos para convertirse en auténticos movimientos politicos desde 1898, Desde el punto de vista del historiador de la cultura, un trabajo bastante amplio es el ensayo de José-Carlos Mainer (1981), en que interpreta las lineas de la cultura espafiola desde Ja mayor edad de Alfonso XIII (1902) hasta el fin de la Guerra Civil (1939), periodo que el autor llama “Edad de Plata”, por el notable desarrollo general y analogia con la Edad de Oro, correspondiente al renacimiento y el barroco. El autor subraya el espititu de reforma que anima a los intelectuales de la época, cuyo principal teérico es Ortega y Gasset. En Brasil se hallan estudios aislados, como el articulo de Diez de Revenga (1998), sobre historia literaria, y el de Menéndez (2002), sobre politica lingtifstica. Estos trabajos demuestran la amplitud que presenta el tema y, por ello mismo, las Jagunas que estin por explotarse. Considerando el Desastre como el punto de maduracién de las sensibilidades culturales que potencian o rechazan los nacionalismos, se ve que en el libro de Alvarez Junco dicha fecha es término final, por lo que faltaria un segundo volumen en que se tratara de su objeto desde los puntos de vista que aparecen tras la misma, que ni siquiera entra en el recorte de Mainer, quien, por ello, acaba por enfocar més las vanguardias de principios del XX que la generacién que empezé la renovacién: los jévenes del 98. idades culturales que maduran en Espafia entre los siglos XIX Para analizar las sensi y XX, nos ceftimos, primero, a la generacién del 98, sobre cuya polémica definicién nos justificamos. Hemos seleccionado el ensayo de Miguel de Unamuno, publicado en 1895 en el volumen En forno al casticismo, el articulo Una ciudad y un baleén de José Martinez Ruiz, el Azorin, publicado en 1912 en Castilla, el poema A orillas del Duero de Antonio Machado, que forma parte de Campos de Castilla, también de 1912, y la novela La nave de los locos, que Pfo Baroja publicé en 1925. Luego, para representar aquellas fuerzas centrifugas que hemos mencionado al principio hemos elegido el poema épico Bizkaitar zarrak eta erromatarrak, de 1883, la Oda a Espanya de Joan Maragall, en Visions i cants de 1900, y el poema ;Meu carrifio! de Ramén Cabanillas, en Da Terra asoballada, de 1917. Campina Grande [SSN 2175-932, REALIZE Btora, 2009 4 Xill Congresso Brasileiro de Professores de Espanhol Se suele decir que la historia de Espafia en el siglo XIX es pesadisima, y, de hecho, durante estos cien afios cl pais sufrié una invasi6n extranjera, por obra de Napoledn Bonaparte; la pérdida de la mayor parte del imperio colonial; el reinado de un monarca absoluto, Fernando VII, cuando en todo occidente se rechazaba el Antiguo Régimen; la ascensi6n y la caida de una reina, Isabel II, a quien no todos reconocian como tal y cuyos gobiernos tuvieron que enfrentar tres guerras civiles contra resistencias, los carlistas, de cariz absolutista; un rey italiano, Amadeo de Saboya, que se senté en un trono vago como quien asume cualquier puesto de trabajo; una experiencia republicana de once meses y, por fin, la Restauracién de la dinastfa depuesta, los Borbones, sobre un régimen fundado en la estabilidad, que se lograba por medio de un pacto entre conservadores y liberales, quienes pasaban a tumarse pacificamente en el gobierno. No hace falta afladir el atraso que supuso este parlamentarismo sostenido por la comupcisn, ya que los tumos de cada partido sélo podian cumplirse, claro esti, mediante la manipulacién a cargo de los caciques, los caudillos de cada lugar. La oligarquia terrateniente pudo conservar sus intereses, lo que dificulté la difusion por el pais de la Revolucién Industrial, que s6lo encontré acogida en dos zonas periféricas: lo textil en Cataluiia y la siderurgia en el Pais Vasco. Es un hecho ilustrativo de la escasa industrializacién espafiola el que su simbolo, el ferrocarril, se haya expandido con capital extranjero. Con estas nociones resulta comprensible, pues, la humillacién que se sintié cuando los Estados Unidos derroté a Espaiia en menos de cuatro meses y tomé sus tiltimas colonias en América y Asia: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. En verdad, en cada una de estas posesiones ya habia un movimiento autonomista o independentista, el més activo y fuerte en Cuba, cuyo lider José Marti habia declarado una Guerra Necesaria en 1895, en cuyo marco el gobierno espaol actué primero con repr en 1897. Los Estados Unidos, que tenian intereses comerciales en Cuba, restringidos por el jin y luego por la cesién de autonomia a Cuba y Puerto Rico ‘monopolio metropolitano, encontraron Ia excusa para apoyar a los cubanos cuando en febrero de 1898 en la bahia de La Habana hundié el acorazado Maine. Hasta hoy no estén aclaradas las causas de la explosi6n; cierto es que en abril los Estados Unidos empiezan a bloquear Cuba, Espafia les declara guerra, pero se ve obligada a firmar el armisticio en 12 de agosto. A pesar de ello, conviene aclarar que el Desastre no desencadené ninguna profunda crisis econémica. La economia espaiiola, mayormente agraria, no poseia las condiciones para aprovecharse de la explotacién de colonias. Como apunta Buades (2009, p. 264): ISSN 21759524, REALIZE itor, 2009 an XII! Congresso Brasileiro de Professores de Espanhol outubro de 2009— Jo Pessoa Prib-Bra ‘Curiosamente, las pérdidasterrtorales de 1898 fueron infimas si se comparan a las independencias americenas de la década de 1820, pero su efecto psicoldgico fue bastante més grande. El trauma de 1898 afect el orgullo nacional de los espavioles, cn una medida semejante a la habia ocurido ocho affs antes en Portugal, hacia el Utimétum inglés. La derrota de 1898 aports resultados més catastficos en el plano espiritual que en el material, La economia espaola supo recuperarse ripidamente de la pérdida de as colonia, pero sus intelectuales ain se pusieton por largo tiempo a interrogarse sobre las causas del “desaste”. (Traduccién nuestra) Recugrdese que por estos mismos afios las potencias europeas disputan palmo a palmo el continente afticano, Su poder se medfa por el tamaflo de su imperio colonial. Se considera que la primera reaccién contra la Restauracién la protagoniz6 Francisco Giner de los Rios ya en 1875, cuando tuvo que dejar su puesto en la Universidad Central de Madrid por disentir de la restriccién a la libertad de cétedra que habfa decretado el gobierno. Junto con otros catedriticos funda al afio siguiente la Institucién Libre de Enseftanza, simbolo de educacién laica y progresista, que formé hombres de la talla de Manuel y Antonio Machado, Juan Ramén Jiménez, José Ortega y Gasset 0 Américo Castro. Con todo, es realmente el Desastre el desencadenante de unas preocupaciones voleadas, en lo real, hacia el porvenir de Espaiia y, en lo espiritual, hacia la identidad espafiola: cémo esti, qué es; preocupaciones que corresponden precisamente a los elementos que unen a los hombres de la generacién del 98, segtn el juicio de la critica e historiografia que la reconocen. Aclarémosio. ‘Como nos informa Fox (1989), los ensayos de Azorin de 1913 publica son clave para definir a la generacién, cuyos miembros comulgarian la influencia de Nietzsche, Verlaine y Gautier, la admiracién por la obra de los Siglos de Oro, el espiritu de protesta y el cariio por los pueblos afiejos y polvorientos. El problema es que dichas caracteristicas se encuentran todas en la obra de Azorin, pero pueden faltar en las de Tos demés. Desde 1934, cuando Pedro Salinas y Hans Jeschke producen sendos trabajos sobre la generaci6n, la cuestién entra al medio académico. Ambos intentan ofrecer un andlisis técnico, pero al fin el concepto de generacién literaria es aplicable a estos escritores sélo desde criterios extraliterarios, de cardcter espiritual 0 ideolégico. Se sigue, entonces, que la critica moderna tiende a fusionar la generacién del 98 al modernismo. Mainer (2005, p. 557), tras resumir la aportacion de Angel Ganivet, Vicente Blasco Ibafiez y Felipe Trigo, apunta: [.-] Unamuno, Valle-Inclin, Baroja, Azorin y Antonio Machado, un elenco de eseritores que es muy discutible que compongan una generacién (entre os nacimientos de Unamuno y Machado median once afios de diferencia) pero de ‘quienes puede decirse que encarnaron la construccién de la modernidad literaria en Espafia. Quizi en tal sentido podria acogerlos el rotulo de modernisias tanto en el sentido hispénico como en la acepcién anglosajona del término: por su vivencia personal de la biisqueda de un lenguaje expresivo, por su conciencia clara de la Campin Grane 188217 REALIZE Eeitor ‘ 413 crisis de los géneros literarios tradicionales, por su peculiar modulacion del yo antstco, tres ingredientes capitales del arte de nuestro tiempo. ‘Asi que reconocemos que desde el punto de vista literario cumple hablar de modernismo como movimiento de renovacién estética en el mundo hispanico entre los siglos XIX y XX. Por otro lado, con Ricardo Gullén (apud FOX, 1989, p. 1762), estamos de acuerdo en que fa generacién del 98 sigue siendo un concepto itil en estudios que exploten la literatura més alla de lo estético, y con este sentido lo adoptamos aqui. Lo primero que conviene decir acerca de dicho objeto es que las fuerzas centrifugas surgieron antes de las centripetas. Entre los siglos XIX y XX entidades juridicas territoriales que ya existian antes de que Espaiia se conformara como entidad politica simplemente habian sido borradas. En 1833 los antiguos reinos de las Coronas de Castilla y Aragén se redujeron a cuarenta y nueve provincias bajo el control directo del gobierno central. El proceso de centralizacién administrativa avanza en 1841, tras la Primera Guerra Carlista, cuando se pacté la transformacién del reino de Navarra en una provincia foral, y se completa en 1876, con la derogacién de los fueros vascos, tras la Tercera Guerra Carlista, Puesta asi la consolidacién del Estado liberal en Espafia, podria suponerse que de ello se hubiera seguido una eficar nation-building, que hubiera aplastado 0 congregado las, istimtas sensibilidades culturales presentes en el territorio. Pero, como expone el mencionado Niifiez Seixas (1995, p. 494-500), en el caso espafiol dicha construccién topé con bastantes obstaculos: el hecho de que la resistencia absolutista, los carlistas (con parte de la Iglesia), se valieron de los fueros como arma de propaganda, la ineficiencia del Estado en materia de én, que habja imputado tal competencia a los munici , sin condiciones para ello, y en materia de servicio militar, del cual se podria zafar pagando, el escaso cultivo de simbolos nacionales (recuérdese que hasta hoy el himno espafiol ni siquiera tiene letra), y, en definitiva, el caciquismo, que no cultivaba la lealtad a la patria, sino a liderazgos escalonados, Ante estas condiciones resulta natural el que primero hayan surgido, como altern al Estado centralizado ineficiente, los regionalismos. Su ideologia ha de estar clara: El observador no debe ilurse con las apariencias retéricas: cualquier regionalism tuna forma de regionalismo espa; aun considerado histricamente(¥ con las debidas reservas, con claros paalelos en otros Estados, como, por ejemplo, Fran © Alemania), Ia construccién de fueres identidades regionales no debe verse necesariamente como una demostraciin de debilidad del Estado nacional, pero en ‘muchos casos como en fendmeno complementarioy relative a su construccibn, que bbusca sobre todo fomentar la identidad local como medio de foralecer el patrocsmo y el amor aTa nacin através de Ia patria local, del Herma. (NUNEZ SEIXAS, 1995, p42, traduccién nuestra) Campina Grande ISSN 2 REALIZE Eton 2009 474 X1Il Congresso Brasileiro de Professores de Espanhol Asi que el Desasire juega un doble papel: hace madurar las fuerzas centripetas y empujan las fuerzas centrifugas del regionalismo al nacionalismo. Las fuerzas centripetas en el Ambito literario, el que nos interesa, corresponden a las sensibilidades culturales de los hombres de la generacién del 98. El més viejo, Unamuno, que atina con el problema aun antes del Desasire, es el pionero en la conformacién del espacio imaginario con el que se pasa a identificar la sensibilidad nacional espafiola. Conforme a Moreno Heméndez. (1998), y como observamos en los textos, dicho espacio corresponde a Castilla, pero no la Castilla real, sino una Castilla ideal, igualada a la Meseta. Como modernistas hispénicos, para los noventayochistas 1a contemplacién del mundo potencia ta contemplacién del espiritu, es decir, el paisaje propicia un examen de conciencia. Por ello resulta emblemdtico lo escrito por Unamuno en EI alma de Castilla: Siempre que contemplo Ie Hanura castellana recuerdo dos cuadros, Es el uno un campo estueto, seco y caliente, bajo un cielo inteno, en que lena largo espacio inmensa muchedumbre de moros arredillados, con las espingardas en el suelo, Jhundida ls caberas entre as manos apoyadas en tera, al frente de ellos, de pie, tun caudillo tostado, con las brazostensos al azalinfinito y la vista perdida en él como diciendo: “Slo Dios es Dios! En el otro cuadro se presentan en el inmenso piramo muerto, ala luz deretda del erepisculo, un cardo quebrando la imponente ‘monotonia en el primer tino, y en lontananza las siuctas de Don Quijote y Sancho sobre l ciclo agonizant.(apud LIVACIC GAZZANO, 1978, p. 28) En un pérrafo Unamuno recoge todas las sefiales sobre las cuales se firma ta sensibilidad cultural espaflola de tendencia centripeta. Castilla, por su aridez, no puede verse como un locus amoenus, pero llega a set un locus spiritualis, donde no sélo es posible que uuno se contemple a si mismo, sino también qué es Espatia, y si Espafia se hizo por la Reconquista (los moros sometidos a un caudillo) su pilar es la fe cristiana. Espafta nacié de la unién entre la espada y la cruz. ara comentar las figuras en lontananza, permitasenos incluir al autor mas descontento y la obra més tardia de nuestra seleccién. Pio Baroja, por su peculiar estilo, su ideologia (0 falta de ella...), la profusion de su obra, no resulta un autor facil de encajar en un canon, y por lo general se cita como ejemplo de autor del 98 que no contemporiza con el castellanismo (Cf. MORENO FERNANDEZ, 1998, p. 15). Tampoco esta entre sus novelas mas famosas La nave de los locos, pero resulta interesantisimo para nuestro objeto el hecho de que el protagonista, Alvarito, muchacho espaiiol residente en Bayona, conoce a su pais en un viaje en que atraviesa las dos Castillas hasta La Mancha para encontrar al hermano de su madre, que descubre ser un pobre sinrazén, cuya vida transcurre en la fantasia. Al volver y cruzar la frontera, Alvarito Ileva “su imaginacién inmediatamente, con melancolia, hacia las tierras de spina Gos, ISSN 217593 EALIZE Eto, 2009 0s XIII Congresso Brasileiro de Professores de Espanhol Espafia, a aquella nave de los locos, desgarrada, sangrienta, zarrapastrosa y pobre que era su pais” (BAROIA, 1999, p. 344), Se ve, pues, que aun en un autor como Baroja el lugar comin, Castilla, esté presente ‘como un paisaje que despliega el pensar. Asi como Unamuno, Alvarito cavila acerea de si y su entorno al contemplar el paisaje de la Meseta, desde lo alto de Ia catedral de Cuenca (op. cit, p. 330-331). Obsérvese también el tépico de la locura, el “contagio” de Don Quijote y Sancho como emblemas de lo espafiol, que vacila entre lo mii ico y lo real. Las figuras que ‘Unamuno contempla en la Hanura castellana permanecen en su obra: La vida de Don Quijote y Sancho, interpretacion de la novela de Cervantes publicada en 1905. Pero si se cita a Baroja casi como una curiosidad, Io que no deja de demostrar la trascendencia de la sensibilidad cultural centripeta, junto con Unamuno es Azorin el auténtico lidad, quien también tejié una interpretacién del Quijote: La ruta de forjador de dicha sensil Don Quijote, de 1905. En Castilla, a la vez. que expone la dialéctica del devenir humano se sugiere la permanencia del ser. En el articulo que hemos seleccionado, Una ciudad y un balcén, donde se describe una ciudad en las tres diltimas edades de la historia occidental con un personaje en la misma apostura de razonamiento en cada una, la dimensién humana que alcanza el autor parece encubrir su sensibilidad cultural, que esta patente en la primera parte: [.-] Ente las tenerias se ve una casita medio caida, medio arruinada; vive en ese

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