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CONTIENE MUSICA DE FONDO


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García Lorca Gabriela Mistral

Rosalía de Castro Pablo Neruda

Jorge Luis Borges José Martí

Antonio Machado Gustavo Adolfo Bécquer

Mario Benedetti Miguel de Unamuno

martes, 2 de marzo de 2010


Federico García Lorca 1898 el 5 de junio nace Federico García Lorca
Granada 1898-1936 en Fuente Vaqueros, provincia de Granada,
hijo de Federico García Rodríguez y Vicenta
Lorca Romero. Será el mayor de cuatro
hermanos: Francisco, Concha e Isabel.
1908 Pasa unos meses en Almería, donde
comienza sus estudios de bachillerato.
Primeros estudios de música. 1909 se traslada
con su familia a vivir a Granada.
1915-1917 Estudios de Filosofía y Letras y de
Derecho en la Universidad de Granada.
Amistad con el núcleo intelectual granadino
(Melchor Fernández Almagro, Miguel Pizarro,
Manuel Ángeles Ortiz, Ismael G. de la Serna,
Angel Barrios,...). Viajes de estudios, dirigidos
por el Catedrático Martín Domínguez Barrueta,
por Andalucía, Castillla y Galicia. Inicia su
amistad con el compositor Manuel de Falla,
quien fija su residencia en Granada.1918
Publica en Granada su primer libro
Impresiones y Paisajes y escribe algunos
poemas que aparecerán más tarde en su primer
libro de versos, Libro de Poemas.

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Romance de la Luna
La luna vino a la fragua con su
El jinete se acercaba tocando el
polizón de nardos.
tambor del llano.
El niño la mira, mira. El niño la
Dentro de la fragua el niño tiene
está mirando. En el aire
los ojos cerrados.
conmovido mueve la luna sus
Por el olivar venían, bronce y
brazos y enseña, úbrica y
sueño, los gitanos.
pura, sus senos de duro
Las cabezas levantadas y los
estaño.
ojos entornados.
Huye luna, luna, luna. Si
¡Cómo canta la zumaya,
vinieran los gitanos, harían
ay, cómo canta en el árbol!
con tu corazón collares y
Por el cielo va la luna con un
anillos blancos.
niño de la mano.
Niño, déjame que baile.
Dentro de la fragua lloran, dando
Cuando vengan los gitanos,
gritos, los gitanos.
te encontrarán sobre el
El aire la vela, vela.
yunque
El aire la está velando.
con los ojillos cerrados.
Huye, luna, luna, luna, que ya
siento los caballos.
Niño, déjame, no pises mi
blancor almidonado

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Preciosa y el aire Frunce su rumor el mar. Los olivos
palidecen. Cantan las flautas de
Su luna de pergamino Preciosa umbría y el liso gong de la nieve.
tocando viene por un anfibio ¡Preciosa, corre, Preciosa, que te
sendero de cristales y laureles. coge el viento verde!
El silencio sin estrellas, huyendo del ¡Preciosa, corre, Preciosa!
sonsonete, cae donde el mar bate y ¡Míralo por donde viene!
canta su noche llena de peces. Sátiro de estrellas bajas con sus
En los picos de la sierra lenguas relucientes.
os carabineros duermen guardando Preciosa, llena de miedo, entra en la
las blancas torres donde viven los casa que tiene, más arriba de los
ingleses. pinos, el cónsul de los ingleses.
y los gitanos del agua levantan por Asustados por los gritos tres
distraerse, glorietas de caracolas carabineros vienen, sus negras capas
yramas de pino verde. ceñidas y los gorros en las sienes.
Niña, deja que levante tu vestido El inglés da a la gitana un vaso de
para verte. tibia leche, y una copa de ginebra
Abre en mis dedos antiguos la rosa que Preciosa no se bebe. Y mientras
azul de tu vientre. cuenta, llorando, su aventura a
Preciosa tira el pandero y corre sin aquella gente, en las tejas de pizarra
detenerse. el viento, furioso, muerde.
El viento-hombrón la persigue con
una espada caliente.

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Reyerta El juez, con guardia civil,
por los olivares viene.
En la mitad del barranco Sangre resbalada gime
las navajas de Albacete muda canción de serpiente.
bellas de sangre contraria, Señores guardias civiles: aquí
relucen como los peces. pasó lo de siempre.
Una dura luz de naipe Han muerto cuatro romanos
recorta en el agrio verde y cinco cartagineses.
caballos enfurecidos
y perfiles de jinetes. La tarde loca de higueras
En la copa de un olivo y de rumores calientes
lloran dos viejas mujeres. cae desmayada en los muslos
El toro de la reyerta heridos de los jinetes.
se sube por las paredes. Y ángeles negros volaban
Ángeles negros traían por el aire del poniente.
pañuelos y agua de nieve. Ángeles de largas trenzas
Ángeles con grandes alas y corazones de aceite.
de navajas de Albacete.
Juan Antonio el de Montilla
rueda muerto la pendiente,
su cuerpo lleno de lirios
y una granada en las sienes.
Ahora monta cruz de fuego,
carretera de la muerte.

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Romance Sonámbulo Tu sangre rezuma y huele alrededor de tu
Verde que te quiero verde. Verde viento. faja. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya
Verdes ramas. El barco sobre la mar y el mi casa. Dejadme subir al menos hasta las
caballo en la montaña. Con la sombra en altas barandas, ¡dejadme subir!, dejadme
la cintura ella sueña en su baranda, verde hasta las verdes barandas. Barandales de la
carne, pelo verde, con ojos de fría plata. luna por donde retumba el agua.
Verde que te quiero verde. Bajo la luna Ya suben los dos compadres hacia las altas
gitana, las cosas la están mirando y ella barandas. Dejando un rastro de sangre.
no puede mirarlas. Dejando un rastro de lágrimas. Temblaban
Verde que te quiero verde. Grandes en los tejados farolillos de hojalata. Mil
estrellas de escarcha, vienen con el pez panderos de cristal, herían la madrugada.
de sombra que abre el camino del alba. La Verde que te quiero verde, verde viento,
higuera frota su viento con la lija de sus verdes ramas. Los dos compadres subieron.
ramas, y el monte, gato garduño, eriza El largo viento, dejaba en la boca un raro
sus pitas agrias. ¿Pero quién vendrá? ¿Y gusto de hiel, de menta y de albahaca.
por dónde...? Ella sigue en su baranda, ¡Compadre! ¿Dónde está, dime? ¿Dónde
verde carne, pelo verde, soñando en la está tu niña amarga? ¡Cuántas veces te
mar amarga. Compadre, quiero cambiar esperó! ¡Cuántas veces te esperara cara
mi caballo por su casa, fresca, negro pelo, en esta verde baranda!
mi montura por su espejo, mi cuchillo por Sobre el rostro del aljibe
su manta. Compadre, vengo sangrando, se mecía la gitana. Verde cama, pelo verde,
desde los puertos de Cabra. Si yo pudiera, con ojos de fría plata. Un carámbano de
mocito, ese trato se cerraba. Pero yo ya luna la sostiene sobre el agua. La noche se
no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. puso íntima como una pequeña plaza.
Compadre, quiero morir decentemente en Guardias civiles borrachos en la puerta
mi cama. De acero, si puede ser, con las golpeaban. Verde que te quiero verde.
sábanas de holanda. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre
¿No ves la herida que tengo desde el la mar. Y el caballo en la montana.
pecho a la garganta? Trescientas rosas
morenas lleva tu pechera blanca.

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La monja gitana Por los ojos de la monja
Silencio de cal y mirto. galopan dos caballistas.
Malvas en las hierbas finas. Un rumor último y sordo
La monja borda alhelíes le despega la camisa,
sobre una tela pajiza. y al mirar nubes y montes
Vuelan en la araña gris, en las yertas lejanías,
siete pájaros del prisma. se quiebra su corazón
La iglesia gruñe a lo lejos de azúcar y yerbaluisa.
como un oso panza arriba. ¡Oh!, qué llanura empinada
¡Qué bien borda ! ¡Con qué con veinte soles arriba.
gracia! ¡Qué ríos puestos de pie
Sobre la tela pajiza, vislumbra su fantasía!
ella quisiera bordar Pero sigue con sus flores,
flores de su fantasía. mientras que de pie, en la brisa,
¡Qué girasol! ¡Qué magnolia la luz juega el ajedrez
de lentejuelas y cintas! alto de la celosía.
¡Qué azafranes y qué lunas, .
en el mantel de la misa!
Cinco toronjas se endulzan
en la cercana cocina.
Las cinco llagas de Cristo
cortadas en Almería.

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San Miguel
Se ven desde las barandas, San Miguel canta en los vidrios; efebo
por el monte, monte, monte, de tres mil noches, fragante de agua
mulos y sombras de mulos colonia y lejano de las flores. El mar
cargados de girasoles. baila por la playa,
Sus ojos en las umbrías un poema de balcones. Las villas de
se empañan de inmensa noche. la luna pierden juncos, ganan voces.
En los recodos del aire Vienen manolas comiendo
cruje la aurora salobre. semillas de girasoles, los culos
Un cielo de mulos blancos grandes y ocultos como planetas de
cierra sus ojos de azogue cobre.
dando a la quieta penumbra Vienen altos caballeros y damas de
un final de corazones. triste porte, morenas por la nostalgia
Y el agua se pone fría de un ayer de ruiseñores. Y el obispo
para que nadie la toque. de Manila, ciego de azafrán y pobre,
Agua loca y descubierta dice misa con dos filos para mujeres
por el monte, monte, monte. y hombres
San Miguel se estaba quieto
San Miguel lleno de encajes en la alcoba de su torre,
en la alcoba de su torre, con las enaguas cuajadas
enseña sus bellos muslos de espejitos y entredoses.
ceñidos por los faroles. San Miguel, rey de los globos
Arcángel domesticado y de los números nones,
en el gesto de las doce, en el primor berberisco
finge una cólera dulce de gritos y miradores.
de plumas y ruiseñores.

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Muerto de amor Sólo por los corredores las cuatro
¿Qué es aquello que reluce luces clamaban con el furor de San
por los altos corredores? Jorge.
Cierra la puerta, hijo mío, Tristes mujeres del valle bajaban su
acaban de dar las once. sangre de hombre, tranquila de flor
En mis ojos, sin querer, cortada y amarga de muslo joven.
relumbran cuatro faroles. Viejas mujeres del río lloraban al pie
Será que la gente aquella del monte, un minuto intransitable de
estará fregando el cobre. cabelleras y nombres. Fachadas de
* cal, ponían cuadrada y blanca la
Ajo de agónica plata noche. Serafines y gitanos tocaban
la luna menguante, pone acordeones. Madre, cuando yo me
cabelleras amarillas muera, que se enteren los señores.
a las amarillas torres. Pon telegramas azules que vayan del
La noche llama temblando Sur al Norte.
al cristal de los balcones, Siete gritos, siete sangres, siete
perseguida por los mil adormideras dobles, quebraron
perros que no la conocen, opacas lunas en los oscuros salones.
y un olor de vino y ámbar Lleno de manos cortadas y coronitas
viene de los corredores. de flores, el mar de los juramentos
* resonaba, no sé donde. Y el cielo
Brisas de caña mojada daba portazos al brusco rumor del
y rumor de viejas voces, bosque, mientras clamaban las luces
resonaban por el arco en los altos corredores.
roto de la media noche.
Bueyes y rosas dormían.

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El Camborio de camino a Antonio Torres Heredia,
Sevilla hijo y nieto de Camborios,
Antonio Torres Heredia, viene sin vara de mimbre
hijo y nieto de Camborios, entre los cinco tricornios.
con una vara de mimbre Antonio, ¿quién eres tú?
va a Sevilla a ver los toros. Si te llamaras Camborio,
Moreno de verde luna hubieras hecho una fuente
anda despacio y garboso. de sangre con cinco chorros.
Sus empavonados bucles Ni tú eres hijo de nadie,
le brillan entre los ojos. ni legítimo Camborio.
A la mitad del camino ¡Se acabaron los gitanos
cortó limones redondos, que iban por el monte solos!
y los fue tirando al agua Están los viejos cuchillos
hasta que la puso de oro. tiritando bajo el polvo.
Y a la mitad del camino, A las nueve de la noche
bajo las ramas de un olmo, lo llevan al calabozo,
guardia civil caminera mientras los guardias civiles
lo llevó codo con codo. beben limonada todos.
El día se va despacio, Y a las nueve de la noche
la tarde colgada a un hombro, le cierran el calabozo,
dando una larga torera mientras el cielo reluce
sobre el mar y los arroyos. como la grupa de un potro.
Las aceitunas aguardan
la noche de Capricornio,
y una corta brisa, ecuestre,
salta los montes de plomo.

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El Camborio Mis cuatro primos Heredias
hijos de Benamejí.
Voces de muerte sonaron Lo que en otros no envidiaban, ya lo
cerca del Guadalquivir. envidiaban en mí.
Voces antiguas que cercan Zapatos color corinto, medallones de
voz de clavel varonil. marfil, y este cutis amasado
Les clavó sobre las botas con aceituna y jazmín.
mordiscos de jabalí. ¡Ay Antoñito el Camborio,
En la lucha daba saltos digno de una Emperatriz!
jabonados de delfín. Acuérdate de la Virgen porque te vas
Bañó con sangre enemiga a morir.
su corbata carmesí, ¡Ay Federico García,
pero eran cuatro puñales llama a la Guardia Civil! Ya mi talle
y tuvo que sucumbir. se ha quebrado como caña de maíz.
Cuando las estrellas clavan Tres golpes de sangre tuvo
rejones al agua gris, y se murió de perfil.
cuando los erales sueñan Viva moneda que nunca
verónicas de alhelí, se volverá a repetir.
voces de muerte sonaron Un ángel marchoso pone
cerca del Guadalquivir. su cabeza en un cojín.
Antonio Torres Heredia, Otros de rubor cansado,
Camborio de dura crin, encendieron un candil.
moreno de verde luna, Y cuando los cuatro primos
voz de clavel varonil: llegan a Benamejí,
¿Quién te ha quitado la vida voces de muerte cesaron
cerca del Guadalquivir? cerca del Guadalquivir.

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El Piyayo Sin mas sombra que la del abuelo... ¡poca
sombra, porque es tan chicuelo; en el
¿Tu conoces al ”Piyayo” altozano tiene un cuchitril ¡a las vigas
un viejecillo renegro, reseco y chicuelo; alcanza la mano; y por lumbre y por luz, un
la mirada de gallo pendenciero y hocico candil. Vacia sus alforjas Que son sus
de raposo tiñoso... que pide limosna por bolsillos, Bostezando los siete chiquillos, Se
"tangos“ y maldice cantando "fandangos“ agrupan riendo. Y entre carantoñas les va
gangosos? repartiendo Pan y pescao frito, Con la
¡A chufla lo toma la gente y a mi me da parsimonia de un antiguo rito:
pena y me causa un respeto imponente! ¡chavales!
Ata a su cuerpo una guitarra, Que chilla ¡pan de flor de harina! Mascarlo despasio.
como una corneja Y zumba como una Mejo pan no se come en palasio. Y este
chicharra Y tiene arrumacos de vieja pescaito, ¡no es na? sacao uno a uno del
Pelleja. Yo le he visto cantando, fondo del má! ¡gloria pura él! Las espinas
Babeando De rabia y de vino, Bailando se comen tamié, Que to es alimento...
Con saltos felinos Tocando a zarpazos,. Asi....despasito. ¡no llores, Manuela!
Los acordes de un viejo"tangazo“ Y, a sus Tu no pués, porque no tiés muelas. ¡es tan
contorsiones de ardilla, Hace son con la chiquitita mi niña bonita!.. así, despasito.
sucia calderilla. Muy remascaito, Migaja a migaja, que dure,
¡ a chufla lo toma la gente y a mi me da Le van dando fin A los cinco reales que
pena y me causa un respeto imponente! costo el festín. Luego entre guiñapos
Es su extraño arte su cepo y su cruz, durmiendo, Por matar el frío, muy
su vida y su luz, su tabaco y su apiñaditos. La Virgen María contempla al
aguardientillo... y su pan y el de sus “Piyayo” Riendo Y hay un Angel rubio que
nietecillos: "churumbeles" con greñas de besa la frente De cada gitano chiquito. A
alambre y panzas de sapos. chufla lo toma la gente!...
Que aullan de hambre Tiritando bajo los ¡y a mi me da penay me causa un respeto
harapos; Sin madre que lave su roña; Sin imponente!
padre que "afane“ Porque pena una
muerte en santoña

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La casada infiel Yo me quité la corbata. Ella se quitó
el vestido. Yo el cinturón con revólver
Y que yo me la lleve al río Ella sus cuatro corpiños.
creyendo que era mozuela, Ni nardos ni caracolas tienen el cutis
pero tenía marido. tan fino, ni los cristales con luna
Fue la noche de Santiago relumbran con ese brillo. Sus muslos
y casi por compromiso. se me escapaban como peces
Se apagaron los faroles sorprendidos, la mitad llenos de
y se encendieron los grillos. lumbre, la mitad llenos de frío.
En las últimas esquinas Aquella noche corrí el mejor de los
toqué sus pechos dormidos, caminos, montado en potra de nácar
y se me abrieron de pronto sin bridas y sin estribos. No quiero
como ramos de jacintos. decir, por hombre, las cosas que ella
El almidón de su enagua me me dijo. La luz del entendimiento me
sonaba en el oído, hace ser muy comedido. Sucia de
como una pieza de seda besos y arena,
rasgada por diez cuchillos yo me la lleve del río. Con el aire se
Sin luz de plata en sus copas batían las espadas de los lirios. Me
los árboles han crecido, porté como quien soy. Como un
y un horizonte de perros gitano legítimo. La regalé un
ladra muy lejos del río. costurero grande de raso pajizo, y no
quise enamorarme porque teniendo
Pasadas las zarzamoras, marido me dijo que era mozuela
los juncos y los espinos, cuando la llevaba al río.
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.

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Nació en Santiago de Compostela. Fue bautizada con los
Rosalía de Castro nombres de María Rosalía Rita. hija de padres
Santiago de Compostela (Galicia) desconocidos. Muy poco se sabe de su educación. Se sabe
1837-1885 que en la escuela mostró talento de versificadora.
También le gustaba el dibujo, la música y la declamación.
Rosalía de Castro contrajo matrimonio con Manuel
Martínez Murguía, erudito cronista de Galicia. Al año
siguiente Rosalía da luz a su primera hija, Alejandra, a la
que han de seguir seis hijos más. Su domicilio cambió
varias veces, entre Madrid y Simancas. Rosalía nunca
disfrutó de buena salud. Luchó siempre contra
enfermedades, y a menudo con la penuria, vivió dedicada
a su hogar, a sus hijos y a su marido, nunca aspiró a la
fama. Su marido fue quien la convenció para que
publicara sus obras. Murió de cáncer a los cuarenta y ocho
años en su casa de Padrón, la cual hoy es un museo.
Todos sus hijos murieron antes que ella, sin poder dejar
herederos.
Compuso sus primeros versos a la edad de 12 años. A los
17 años ya era conocida en el "Liceo de San Agustín". por
su primer libro; La Flor. y Follas Novas: es el título de su
último libro que contiene su manera de ver la vida, en el
muestra su esencia vital. Rosalía muestra una visión
sombría de la existencia humana. En los Cantares, Rosalía
asume la voz del pueblo gallego. Su obra maestra en
castellano es En las Orillas del Sar, versos de tono íntimo,
de extraña penetración, cargados de nocturna belleza.
Merece ser considerada, al lado de Gustavo Adolfo
Bécquer, como la precursora de la Modernidad e
iniciadora de una nueva métrica castellana.

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2
1 ¡Otra vez!, tras la lucha que rinde
y la incertidumbre amarga
A través del follaje perenne del viajero que errante no sabe
que oír deja rumores dónde dormirá mañana,
en sus lares primitivos
extraños,
halla un breve descanso mi alma.
y entre un mar de ondulante Algo tiene este blando reposo
verdura, de sombrío y de halagüeño,
amorosa mansión de los cual lo tiene, en la noche callada,
pájaros, de un ser amado el recuerdo,
desde mis ventanas veo que de negras traiciones y dichas
el templo que quise tanto. inmensas, nos habla a un tiempo.Ya
no lloro..., y no obstante, agobiado y
afligido mi espíritu, apenas de su
El templo que tanto quise..., cárcel estrecha y sombría osa dejar
pues no sé decir ya si le las tinieblas
quiero, para bañarse en las ondas
que en el rudo vaivén que sin de luz que el espacio llenan.
tregua Cual si en suelo extranjero me
se agitan mis pensamientos, hallase, tímida y hosca, contemplo
desde lejos los bosques y alturas
dudo si el rencor adusto
y los floridos senderos donde en
vive unido al amor en mi cada rincón me aguardaba
pecho. la esperanza sonriendo.

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3 4
Oigo el toque sonoro que entonces a mi Tras de inútil fatiga, que mis fuerzas agota,
lecho a llamarme venía con sus ecos que caigo en la senda amiga, donde una fuente
el alba anunciaban, mientras, cual dulce brota siempre serena y pura,
caricia, un rayo de sol dorado y con mirada incierta, busco por la llanura no
alumbraba mi estancia tranquila. sé qué sombra vana o que esperanza muerta,
Puro el aire, la luz sonrosada, ¡qué no sé qué flor tardía de virginal frescura que
despertar tan dichoso! Yo veía entre no crece en la vía arenosa y desierta. De la
nubes de incienso, visiones con alas de oscura Trabanca tras la espesa arboleda,
oro que llevaban la venda celeste gallardamente arranca al pie de la vereda La
de la fe sobre sus ojos... Ese sol es el Torre y sus contornos cubiertos de follaje,
mismo, mas ellas no acuden a mi conjuro; prestando a la mirada descanso en su ramaje
y a través del espacio y las nubes, y del cuando de la ancha vega por vivo sol bañada
agua en los limbos confusos, y del aire en que las pupilas ciega, atraviesa el espacio,
la azul transparencia, gozosa y deslumbrada. Como un eco perdido,
¡ay!, ya en vano las llamo y las busco. como un amigo acento que sueña cariñoso, el
Blanca y desierta la vía entre los familiar chirrido del carro perezoso corre en
frondosos setos y los bosques y arroyos alas del viento y llega hasta mi oído cual en
que bordan sus orillas, con grato misterio aquellos días hermosos y brillantes en que las
atraerme parece y brindarme ansias mías eran quejas amantes, eran
a que siga su línea sin término. dorados sueños y santas alegrías. Ruge la
Bajemos, pues, que el camino Presa lejos..., y, de las aves nido, Fondón cerca
antiguo nos saldrá al paso, descansa; la cándida abubilla bebe en el agua
aunque triste, escabroso y desierto, mansa donde un tiempo he creído de la
y cual nosotros cambiado, esperanza hermosa beber el néctar sano, y
lleno aún de las blancas fantasmas hoy bebiera anhelosa las aguas del olvido, que
que en otro tiempo adoramos es de la muerte hermano; donde de los
vencejos que vuelan en la altura, la sombra se
refleja.

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5 6
¡Cuán hermosa es tu vega, oh Padrón, ¡Oh tierra, antes y ahora, siempre
oh Iria Flavia! Mas el calor, la vida fecunda y bella!
juvenil y la savia que extraje de tu Viendo cuán triste brilla nuestra fatal
seno, como el sediento niño el dulce estrella,
jugo extrae del pecho blanco y lleno, del Sar cabe la orilla
de mi existencia oscura en el torrente al acabarme, siento la sed devoradora
amargo pasaron, cual barrida por la y jamás apagada que ahoga el
inconstancia ciega, una visión de sentimiento,
armiño, una ilusión querida, un suspiro y el hambre de justicia, que abate y que
de amor. De tus suaves rumores la anonada
acorde consonancia, ya para el alma cuando nuestros clamores los arrebata
yerta tornóse bronca y dura a impulsos el viento
del dolor; secáronse tus flores de de tempestad airada.
virginal fragancia; perdió su azul tu Ya en vano el tibio rayo de la naciente
cielo, el campo su frescura, el alba su aurora tras del Miranda altivo, valles y
candor. cumbres dora con su resplandor vivo;
La nieve de los años, de la tristeza el en vano llega mayo de sol y aromas
hielo constante, al alma niegan toda lleno, con su frente de niño de rosas
ilusión amada, todo dulce consuelo. coronada, y con su luz serena: en mi
Sólo los desengaños preñados de pecho ve juntos el odio y el cariño,
temores, y de la duda el frío, avivan los mezcla de gloria y pena,
dolores que siente el pecho mío, y mi sien por la corona del mártir
ahondando mi herida, me desti rran del agobiada y para siempre frío y agotado
cielo, donde las fuentes brotan eternas mi seno.
de la vida.

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7 8
¡Cuán hermosa es tu vega, oh Padrón,
oh Iria Flavia! Mas el calor, la vida ¡Ya que de la esperanza, para la
juvenil y la savia que extraje de tu vida mía,
seno, como el sediento niño el dulce triste y descolorido ha llegado el
jugo extrae del pecho blanco y lleno, ocaso,
de mi existencia oscura en el torrente a mi morada oscura, desmantelada
amargo pasaron, cual barrida por la y fría,
inconstancia ciega, una visión de tornemos paso a paso,
armiño, una ilusión querida, un suspiro porque con su alegría no aumente
de amor. De tus suaves rumores la mi amargura
acorde consonancia, ya para el alma la blanca luz del día.
yerta tornóse bronca y dura a impulsos
del dolor; secáronse tus flores de Contenta el negro nido busca el ave
virginal fragancia; perdió su azul tu agorera;
cielo, el campo su frescura, el alba su bien reposa la fiera en el antro
candor. escondido,
La nieve de los años, de la tristeza el en su sepulcro el muerto, el triste
hielo constante, al alma niegan toda en el olvido
ilusión amada, todo dulce consuelo. y mi alma en su desierto.
Sólo los desengaños preñados de
temores, y de la duda el frío, avivan los
dolores que siente el pecho mío, y
ahondando mi herida, me desti rran del
cielo, donde las fuentes brotan eternas
de la vida.

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Jorge Luis Borges Nació en Buenos Aires el 24 de
Buenos Aires 1899-1986 agosto de 1899. Fue bilingüe desde
su infancia ya que su abuela
materna le hablaba en Inglés.
"Georgie", como le decían en casa,
tenía apenas seis años cuando dijo
a su padre que quería ser escritor.
En 1910 aparece su primera
publicación en el diario El País, de
Buenos Aires, donde tradujo El
príncipe feliz, de Oscar Wilde. En
1914, el padre de Borges se jubiló
debido a su ceguera casi total, por
lo que la familia pasó una
temporada en Europa. Sorprendidos
por la guerra, se instalaron en
Ginebra donde el joven Borges
escribió algunos poemas en francés
y cursó la preparatoria (1914-1918).
Vivió en España de 1919 a 1921 y
dos años después la familia regresó
a Buenos Aires. En 1923 publicó el
poemario Fervor de Buenos Aires.

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Alguien
Alhambra Un hombre trabajado por el tiempo,
un hombre que ni siquiera espera la
Grata la voz del agua muerte (las pruebas de la muerte son
a quien abrumaron negras arenas, estadísticas y nadie hay que no corra el
grato a la mano cóncava albur de ser el primer inmortal), un
hombre que ha aprendido a agradecer
el mármol circular de la columna, las modestas limosnas de los días: el
gratos los finos laberintos del agua sueño, la rutina, el sabor del agua, una no
entre los limoneros, sospechada etimología, un verso latino o
grata la música del zéjel, sajón, la memoria de una mujer que lo ha
grato el amor y grata la plegaria abandonado hace ya tantos años que hoy
dirigida a un Dios que está solo, puede recordarla sin amargura, un hombre
que no ignora que el presente ya es el
grato el jazmín. porvenir y el olvido,
Vano el alfanje un hombre que ha sido desleal y con el
ante las largas lanzas de los muchos, que fueron desleales, puede sentir de
pronto, al cruzar la calle, una misteriosa
vano ser el mejor. felicidad que no viene del lado de la
Grato sentir o presentir, rey doliente, esperanza sino de una antigua inocencia,
de su propia raíz o de un dios disperso.
Sabe que no debe mirarla de cerca, porque
que tus dulzuras son adioses, hay razones más terribles que tigres que
que te será negada la llave, le demostrarán su obligación de ser un
que la cruz del infiel borrará la luna, desdichado, pero humildemente recibe
que la tarde que miras es la última. esa felicidad, esa ráfaga. Quizá en la
muerte para siempre seremos, cuando el
polvo sea polvo, esa indescifrable raíz, de
la cual para siempre crecerá, ecuánime o
atroz, nuestro solitario cielo nfierno.o...

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Arte poético
Antelación del amor Mirar el río hecho de tiempo y agua
y recordar que el tiempo es otro río,
Ni la intimidad de tu frente clara como una saber que nos perdemos como el río
y que los rostros pasan como el agua.
fiesta Sentir que la vigilia es otro sueño
ni la privanza de tu cuerpo, aún misterioso y que sueña no soñar y que la muerte
tácito y de niña, que teme nuestra carne es esa muerte
ni la sucesión de tu vida situándose en de cada noche, que se llama sueño.
palabras o acallamiento Ver en el día o en el año un símbolo
serán favor tan persuasivo de ideas de los días del hombre y de sus años,
convertir el ultraje de los años
como el mirar tu sueño implicado en una música, un rumor y un símbolo,
en la vigilia de mis ávidos brazos. ver en la muerte el sueño, en el ocaso
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud un triste oro, tal es la poesía
absolutoria del sueño, que es inmortal y pobre. La poesía
quieta y resplandeciente como una dicha en la vuelve como la aurora y el ocaso.
selección del recuerdo, A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
me darás esa orilla de tu vida que tú misma no el arte debe ser como ese espejo
tienes, que nos revela nuestra propia cara.
Arrojado a la quietud Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
divisaré esa playa última de tu ser lloró de amor al divisar su Itaca
y te veré por vez primera quizás como Dios ha verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verte, de verde eternidad, no de prodigios.
También es como el río interminable
desbaratada la ficción del Tiempo que pasa y queda y es cristal de un mismo
sin el amor, sin mí. Heráclito inconstante, que es el mismo
y es otro, como el río interminable.

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(Sevilla, 1875 - Collioure, 1939) Poeta español. Aunque
Antonio Machado influido por el modernismo y el simbolismo, su obra es
expresión lírica del ideario de la Generación del 98. Hijo
Sevilla 1875-1939 del folclorista Antonio Machado y Álvarez y hermano
menor del también poeta Manuel Machado, pasó su
infancia en Sevilla y en 1883 se instaló con su familia en
Madrid.
Se formó en la Institución Libre de Enseñanza y en otros
institutos madrileños. En 1899, durante un primer viaje a
París, trabajó en la editorial Garnier, y posteriormente
regresó a la capital francesa, donde entabló amistad con
R. Darío. De vuelta a España frecuentó los ambientes
literarios, donde conoció a J. R. Jiménez, R. del Valle-
Inclán y M. de Unamuno.
En 1907 obtuvo la cátedra de francés en el instituto de
Soria, cuidad en la que dos años después contrajo
matrimonio con Leonor Izquierdo. En 1910 le fue
concedida una pensión para estudiar filología en París
durante un año, estancia que aprovechó para asistir a los
cursos de filosofía de H. Bergson y Bédier en el College
de France. Tras la muerte de su esposa, en 1912, pasó al
instituto de Baeza.
Doctorado en filosofía y letras (1918), desempeñó su
cátedra en Segovia y en 1928 fue elegido miembro de la
Real Academia Española. Al comenzar la Guerra Civil
se encontraba en Madrid, desde donde se trasladó con su
madre y otros familiares al pueblo valenciano de
Rocafort y luego a Barcelona. En enero de 1939
emprendió camino al exilio, pero la muerte lo sorprendió
en el pueblecito francés de Colliure.

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A un olmo seco
A un viejo y distinguido Al olmo viejo, hendido por el rayo
señor y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
Te he visto, por el parque ceniciento algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que los poetas aman que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
para llorar, como una noble sombra
al tronco carcomido y polvoriento.
vagar, envuelto en tu levita larga. No será, cual los álamos cantores
El talante cortés, ha tantos años que guardan el camino y la ribera,
compuesto de una fiesta en la habitado de pardos ruiseñores.
antesala, Ejército de hormigas en hilera
?¡qué bien tus pobres huesos va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
ceremoniosos guardan!?
Antes que te derribe, olmo del Duero,
Yo te he visto, aspirando distraído, con su hacha el leñador, y el carpintero
con el aliento que la tierra exhala te convierta en melena de campana,
?hoy, tibia tarde en que las mustias lanza de carro o yugo de carreta;
hojas antes que rojo en el hogar, mañana,
húmedo viento arranca?, ardas en alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
del eucalipto verde
antes que te descuaje un torbellino
el frescor de las hojas perfumadas. y tronche el soplo de las sierras blancas;
Y te he visto llevar la seca mano antes que el río hasta la mar te empuje
a la perla que brilla en tu corbata. por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

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A un naranjo y limonero
A Miguel de Unamuno
Este donquijotesco
Naranjo en maceta, ¡qué triste es tu suerte!
don Miguel de Unamuno, fuerte vasco,
lleva el arnés grotesco Medrosas tiritan tus hojas menguadas.
y el irrisorio casco Naranjo en la corte, ¡qué pena da verte con
del buen manchego. Don Miguel camina, tus naranjitas secas y arrugadas!.
jinete de quimérica montura, Pobre limonero de fruto amarillo cual
metiendo espuela de oro a su locura, pomo pulido de pálida cera, ¡qué pena
sin miedo de la lengua que malsina.
mirarte, mísero arbolillo criado en
A un pueblo de arrieros,
lechuzos y tahúres y logreros mezquino tonel de madera! De los claros
dicta lecciones de Caballería. bosques de la Andalucía, ¿quién os trajo a
Y el alma desalmada de su raza, esta castellana tierra que barren los vientos
que bajo el golpe de su férrea maza de la adusta sierra, hijos de los campos de
aún durme, puede que despierte un día. la tierra mía? ¡Gloria de los huertos, árbol
Quiere enseñar el ceño de la duda,
limonero, que enciendes los frutos de
antes de que cabalgue, el caballero;
cual nuevo Hamlet, a mirar desnuda pálido oro, y alumbras del negro cipresal
cerca del corazón la hoja de acero. austero
Tiene el aliento de una estirpe fuerte las quietas plegarias erguidas en coro; y
que soñó más allá de sus hogares, fresco naranjo del patio querido, del campo
y que el oro buscó tras de los mares. risueño y el huerto soñado, siempre en mi
Él señala la gloria tras la muerte.
recuerdo maduro o florido
Quiere ser fundador, y dice: Creo;
Dios y adelante el ánima española... de frondas y aromas y frutos cargado!
Y es tan bueno y mejor que fue Loyola:
sabe a Jesús y escupe al fariseo.

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¡Oh, tierra triste y noble, la de los altos llanos y yermos
A orillas del Duero y roquedas, de campos sin arados, regatos ni arboledas;
Mediaba el mes de julio. Era un hermoso día. Yo, solo, decrépitas ciudades, caminos sin mesones, y atónitos
por las quiebras del pedregal subía, buscando los recodos palurdos sin danzas ni canciones que aún van,
de sombra, lentamente. A trechos me paraba para enjugar abandonando el mortecino hogar, como tus largos ríos,
mi frente y dar algún respiro al pecho jadeante; o bien, Castilla, hacia la mar! Castilla miserable, ayer
ahincando el paso, el cuerpo hacia adelante y hacia la dominadora, envuelta en sus andrajos desprecia cuanto
mano diestra vencido y apoyado en un bastón, a guisa de ignora. ¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
pastoril cayado, recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada? Todo se
trepaba por los cerros que habitan las rapaces aves de mueve, fluye, discurre, corre o gira; cambian la mar y el
altura, hollando las hierbas montaraces de fuerte olor ? monte y el ojo que los mira. ¿Pasó? Sobre sus campos
romero, tomillo, salvia, espliego?. Sobre los agrios aún el fantasma yerta de un pueblo que ponía a Dios
campos caía un sol de fuego. Un buitre de anchas alas con sobre la guerra. La madre en otro tiempo fecunda en
majestuoso vuelo cruzaba solitario el puro azul del cielo. capitanes, madrastra es hoy apenas de humildes
Yo divisaba, lejos, un monte alto y agudo, y una redonda ganapanes. Castilla no es aquella tan generosa un día,
loma cual recamado escudo, y cárdenos alcores sobre la cuando Mío Cid Rodrigo el de Vivar volvía, ufano de su
parda tierra nueva fortuna, y su opulencia, a regalar a Alfonso los
?harapos esparcidos de un viejo arnés de guerra?, huertos de Valencia; o que, tras la aventura que acreditó
las serrezuelas calvas por donde tuerce el Duero para sus bríos, pedía la conquista de los inmensos ríos
formar la corva ballesta de un arquero en torno a Soria. ? indianos a la corte, la madre de soldados, guerreros y
Soria es una barbacana, hacia Aragón, que tiene la torre adalides que han de tornar, cargados de plata y oro, a
castellana?. Veía el horizonte cerrado por colinas oscuras, España, en regios galeones, para la presa cuervos, para la
coronadas de robles y de encinas; desnudos peñascales, lid leones.
algún humilde prado donde el merino pace y el toro, Filósofos nutridos de sopa de convento contemplan
arrodillado sobre la hierba, rumia; las márgenes de río impasibles el amplio firmamento; y si les llega en
lucir sus verdes álamos al claro sol de estío, y, sueños, como un rumor distante, clamor de mercaderes
silenciosamente, lejanos pasajeros, ¡tan diminutos! ? de muelles de Levante, no acudirán siquiera a preguntar
carros, jinetes y arrieros?, cruzar el largo puente, y bajo ¿qué pasa? Y ya la guerra ha abierto las puertas de su
las arcadas de piedra ensombrecerse las aguas plateadas casa. Castilla miserable, ayer dominadora,
del Duero. El Duero cruza el corazón de roble de Iberia y envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora.
de Castilla.

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Mario Benedetti nació el 14 de septiembre
Mario Benedetti de 1920 en Paso de Toros, en Tacuarembó,
Tacuarembó (Uruguay) 1920-2009 Uruguay, fruto del matrimonio entre Brenno
Benedetti y Matilde Farugia. La economía
familiar se vio seriamente afectada por un
engaño que sufrió el padre de Mario y así
con tan sólo 4 años, la familia se trasladó a
Montevideo (no en vano en Montevideo vive
más de la mitad de la población de Uruguay,
el mayor porcentaje de población que vive
en una capital de toda Sudamérica). Este
engaño condujo a tiempos difíciles para la
familia Benedetti que tuvo que vender
multitud de objetos de valor para seguir
adelante y que obligó a Brenno a la
clandestinidad económica para evitar a los
acreedores y en busca del soñado empleo
público, un auténtico sueño en el Uruguay de
la época en el que el sueldo de un
funcionario era inembargable y echarlo era
casi una cuestión de Estado. Mario estudió
en un colegio alemán, en parte por la
admiración que el padre tenía por ese país.
De esta experiencia, además de aprender el
idioma, aprendió el gusto por el trabajo bien
hecho y por la puntualidad. Pero en 1933 el
padre le obligó a salir del colegio, ya que en
éste obligaban a utilizar el saludo nazi, otro
año en un Liceo y termina su educación.

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Que nadie quiere estar solo.
Desde los afectos Que para no estar solo hay que dar.
Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que para dar debimos recibir antes.
Que uno solo tiene que buscarlo y dárselo.
Que para que nos den
Que nadie establece normas salvo la vida.
también hay que saber cómo pedir.
Que la vida sin ciertas normas pierde forma.
Que saber pedir no es regalarse.
Que la forma no se pierde con abrirnos.
Que regalarse es, en definiva, no quererse.
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente.
Que para que nos quieran debemos mostrar quiénes
Que no está prohibido amar.
somos.
Que también se puede odiar.
Que para que alguien sea hay que ayudarlo.
Cómo hacerte saber que nadie establece normas salvo la
Que ayudar es poder alentar y apoyar.
vida!...
Que adular no es ayudar.
Que el odio y el amor son afectos.
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara.
Que la agresión porque sí, hiere mucho.
Que las cosas cara a cara son honestas.
Que las heridas se cierran.
Que nadie es honesto porque no roba.
Que las puertas no deben cerrarse.
Que el que roba no es ladrón por placer.
Que la mayor puerta es el afecto.
Que cuando no hay placer en hacer las cosas,
Que los afectos nos definen.
no se está viviendo.
Que definirse no es remar contra la corriente.
Que para sentir la vida no hay que olvidarse que existe la
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo más se
muerte.
dibuja.
Que se puede estar muerto en vida.
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio.
Que se siente con el cuerpo y la mente.
Que negar palabras implica abrir distancias.
Que con los oídos se escucha.
Que encontrarse es muy hermoso.
Que cuesta ser sensible y no herirse.
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida.
Que herirse no es desangrarse.
Que la vida parte del sexo.
Que para no ser heridos levantamos muros.
Que el porqué de los niños tiene un por qué.
Que quien siembra muros no recoge nada.
Que querer saber de alguien no sólo es curiosidad.
Que casi todos somos albañiles de muros.
Que querer saber todo de todos es curiosidad malsana.
Que sería mucho mejor construir puentes.
Que nunca está de más agradecer.
Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve.
Que la autodeterminación no es hacer las cosas solo.

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Corazón coraza Estados de ánimo
Porque te tengo y no
porque te pienso A veces me siento
porque la noche está de ojos abiertos como un águila en el aire
porque la noche pasa y digo amor Unas veces me siento
porque has venido a recoger tu imagen como pobre colina
y eres mejor que todas tus imágenes y otras como montaña
porque eres linda desde el pie hasta el alma de cumbres repetidas.
porque eres buena desde el alma a mí Unas veces me siento
porque te escondes dulce en el orgullo como un acantilado
pequeña y dulce y en otras como un cielo
corazón coraza azul pero lejano.
porque eres mía A veces uno es
porque no eres mía manantial entre rocas
porque te miro y muero y otras veces un árbol
y peor que muero con las últimas hojas.
si no te miro amor Pero hoy me siento apenas
si no te miro como laguna insomne
porque tú siempre existes dondequiera con un embarcadero
pero existes mejor donde te quiero ya sin embarcaciones
porque tu boca es sangre una laguna verde
y tienes frío inmóvil y paciente
tengo que amarte amor conforme con sus algas
tengo que amarte sus musgos y sus peces,
aunque esta herida duela como dos sereno en mi confianza
aunque te busque y no te encuentre confiando en que una tarde
y aunque te acerques y te mires,
la noche pase y yo te tenga te mires al mirarme.
y no..

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Hagamos un trato Pasatiempo
Cuando sientas tu herida sangrar
cuando sientas tu voz sollozar Cuando éramos niños
cuenta conmigo. los viejos tenían como treinta
Compañera,usted sabe un charco era un océano
que puede contar conmigo, la muerte lisa y llana
no hasta dos ni hasta diez
sino contar conmigo.
no existía.
Si algunas veces Luego cuando muchachos
advierte que la miro a los ojos, los viejos eran gente de cuarenta
y una veta de amor reconoce en los míos, un estanque un océano
no alerte sus fusiles la muerte solamente
ni piense que deliro; una palabra.
a pesar de la veta,
o tal vez porque existe,
Ya cuando nos casamos
usted puede contar conmigo. los ancianos estaban en cincuenta
Si otras veces me encuentra un lago era un océano
huraño sin motivo, no piense que es flojera la muerte era la muerte
igual puede contar conmigo. de los otros.
Pero hagamos un trato: yo quisiera contar Ahora veteranos
con usted, es tan lindo
saber que usted existe,
ya le dimos alcance a la verdad
uno se siente vivo; y cuando digo esto el océano es por fin el océano
quiero decir contar aunque sea hasta dos, pero la muerte empieza a ser
aunque sea hasta cinco. la nuestra.
No ya para que acuda
presurosa en mi auxilio,
sino para saber a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

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Rostro de vos Si Dios fuera una mujer
Tengo una soledad tan concurrida ¿Y si Dios fuera mujer?
tan llena de nostalgias y de rostros de vos pregunta Juan sin inmutarse,
de adioses hace tiempo y besos bienvenidos vaya, vaya si Dios fuera mujer
de primeras de cambio y de último vagón. es posible que agnósticos y ateos
Tengo una soledad tan concurrida no dijéramos no con la cabeza
que puedo organizarla como una procesión y dijéramos sí con las entrañas.
por colores tamaños y promesas por época por tacto Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
y por sabor. Sin temblor de más me abrazo a tus para besar sus pies no de bronce,
ausencias que asisten y me asisten con mi rostro de vos. su pubis no de piedra,
Estoy lleno de sombras de noches y deseos sus pechos no de mármol, sus labios no de yeso. Si Dios
de risas y de alguna maldición. fuera mujer la abrazaríamos
Mis huéspedes concurren concurren como sueños para arrancarla de su lontananza
con sus rencores nuevos su falta de candor y no habría que jurar
yo les pongo una escoba tras la puerta hasta que la muerte nos separe
porque quiero estar solo con mi rostro de vos. ya que sería inmortal por antonomasia
Pero el rostro de vos mira a otra parte y en vez de transmitirnos SIDA o pánico
con sus ojos de amor que ya no aman como víveres nos contagiaría su inmortalidad.
que buscan su hambre Si Dios fuera mujer no se instalaría
miran y miran lejana en el reino de los cielos,
y apagan mi jornada. sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno, con
Las paredes se van sus brazos no cerrados,
queda la noche su rosa no de plástico y su amor no de ángeles. Ay Dios
las nostalgias se van mío, Dios mío
no queda nada. si hasta siempre y desde siempre fueras una mujer qué
Ya mi rostro de vos lindo escándalo sería,
cierra los ojos qué venturosa, espléndida, imposible, prodigiosa
y es una soledad blasfemia.
tan desolada.

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Alguien Allende
Para matar al hombre de la paz
Alguien limpia la celda para golpear su frente limpia de pesadillas
de la tortura tuvieron que convertirse en pesadilla
que no quede la sangre para vencer al hombre de la paz
ni la amargura tuvieron que congregar todos los odios
alguien pone en los muros y además los aviones y los tanques para batir al
el nombre de ella hombre de la paz tuvieron que bombardearlo hacerlo
ya no cabe en la noche llama porque el hombre de la paz era una fortaleza
ninguna estrella para matar al hombre de la paz tuvieron que desatar la
alguien limpia su rabia guerra turbia para vencer al hombre de la paz y acallar
con un consejo su voz modesta y taladrante tuvieron que empujar el
y la deja brillante terror hasta el abismo y matar más para seguir
como un espejo matando para batir al hombre de la paz tuvieron que
alguien piensa hasta cuando asesinarlo muchas vecesporque el hombre de la paz
alguien camina era una fortalezapara matar al hombre de la paz
suenan lejos las risas tuvieron que imaginar que era una tropa una armada
una bocinay un gallo que propone su canto en hora una hueste una brigada tuvieron que creer que era otro
mientras sube la angustia la voladora alguien piensa en ejército pero el hombre de la paz era tan sólo un
afuera que allá no hay plazo piensa en niños de vida y pueblo y tenía en sus manos un fusil y un mandato y
en un abrazo alguien quiso ser justo no tuvo suerte es eran necesarios más tanques más rencores más bombas
difícil la lucha contra la muerte alguien limpia la celda más aviones más oprobios porque el hombre del paz
de la tortura lava la sangre pero no la amargura. era una fortaleza para matar al hombre de la paz para
golpear su frente limpia de pesadillas tuvieron que
convertirse en pesadilla para vencer al hombre de la
paz tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte
matar y matar más para seguir matando y condenarse a
la blindada soledad para matar al hombre que era un
pueblo tuvieron que quedarse sin el pueblo.

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Amor de tarde Ausencia de Dios
Digamos que te alejas definitivamente
Es una lástima que no estés conmigo hacia el pozo de olvido que prefieres,
cuando miro el reloj y son las cuatro pero la mejor parte de tu espacio,
y acabo la planilla y pienso diez minutos en realidad la única constante de tu espacio,
y estiro las piernas como todas las tardes quedará para siempre en mí, doliente,
y hago así con los hombros para aflojar la espalda persuadida, frustrada, silenciosa,
y me doblo los dedos y les saco mentiras. quedará en mí tu corazón inerte y sustancial,
tu corazón de una promesa única
Es una lástima que no estés conmigo en mí que estoy enteramente solo
cuando miro el reloj y son las cinco sobreviviéndote.
y soy una manija que calcula intereses Después de ese dolor redondo y eficaz,
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas pacientemente agrio, de invencible ternura,
o un oído que escucha como ladra el teléfono ya no importa que use tu insoportable ausencia
o un tipo que hace números y les saca verdades. ni que me atreva a preguntar si cabes
como siempre en una palabra. Lo cierto es que ahora ya
Es una lástima que no estés conmigo no estás en mi noche desgarradoramente idéntica a las
cuando miro el reloj y son las seis. otras que repetí buscándote, rodeándote. Hay solamente
Podrías acercarte de sorpresa un eco irremediable de mi voz como niño, esa que no
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos sabía. Ahora que miedo inútil, qué vergüenza no tener
yo con la mancha roja de tus labios oración para morder, no tener fe para clavar las uñas, no
tú con el tizne azul de mi carbónico. tener nada más que la noche, saber que Dios se muere, se
resbala, que Dios retrocede con los brazos cerrados, con
los labios cerrados, con la niebla, como un campanario
atrozmente en ruinas que desandara siglos de ceniza. Es
tarde. Sin embargo yo daría todos los juramentos y las
lluvias, las paredes con insultos y mimos, las ventanas
de invierno, el mar a veces, por no tener tu corazón en
mí, tu corazón inevitable y doloroso en mí que estoy
enteramente solo sobreviviéndote..

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Síndrome Táctica y estrategia
Mi táctica es
Todavía tengo casi todos mis dientes mirarte
aprender como sos
casi todos mis cabellos y poquísimas quererte como sos.
canas Mi táctica es
puedo hacer y deshacer el amor hablarte
trepar una escalera de dos en dos y escucharte
y correr cuarenta metros detrás del construir con palabras
ómnibus un puente indestructible.
Mi táctica es
o sea que no debería sentirme viejo quedarme en tu recuerdo
pero el grave problema es que antes no sé cómo ni sé
no me fijaba en estos detalles. con qué pretexto
pero quedarme en vos.
Mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos.
Mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple.
Mi estrategia es
que un día cualquiera no sé cómo ni sé con
qué pretexto por fin me necesites.

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Te quiero Una mujer desnuda
Tus manos son mi caricia,
mis acordes cotidianos; Una mujer desnuda y en lo oscuro
te quiero porque tus manos tiene una claridad que nos alumbra
trabajan por la justicia. de modo que si ocurre un desconsuelo un
Si te quiero es porque sos apagón o una noche sin luna es conveniente
mi amor, mi cómplice, y todo. y hasta imprescindible tener a mano una
Y en la calle codo a codo mujer desnuda. Una mujer desnuda y en lo
somos mucho más que dos. oscuro genera un resplandor que da
Tus ojos son mi conjuro confianza entonces dominguea el
contra la mala jornada; almanaquevibran en su rincón las telarañas y
te quiero por tu mirada los ojos felices y felinos miran y de mirar
que mira y siembra futuro. nunca se cansan. Una mujer desnuda y en lo
Tu boca que es tuya y mía, oscuro es una vocación para las manos para
Tu boca no se equivoca; los labios es casi un destino y para el
te quiero por que tu boca corazón un despilfarro una mujer desnuda es
sabe gritar rebeldía. un enigma y siempre es una fiesta
Si te quiero es porque sos mi amor mi descifrarlo. Una mujer desnuda y en lo
cómplice y todo. Y en la calle codo a codo oscuro genera una luz propia y nos enciende
somos mucho más que dos. Y por tu rostro el cielo raso se convierte en cielo y es una
sincero. Y tu paso vagabundo. Y tu llanto gloria no ser inocente una mujer querida o
por el mundo. Porque sos pueblo te quiero. vislumbrada desbarata por una vez la
Y porque amor no es aurora, ni cándida muerte.
moraleja, y porque somos pareja que sabe
que no está sola. Te quiero en mi paraíso;
es decir, que en mi país la gente vive feliz
aunque no tenga permiso. Si te quiero es
por que sos mi amor, mi cómplice y todo. Y
en la calle codo a codo somos mucho más
que dos.

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Ustedes y nosotros Viceversa
Ustedes cuando aman exigen bienestar una cama de
cedro y un colchón especial, nosotros cuando amamos Tengo miedo de verte
es fácil de arreglar con sábanas qué bueno sin sábanas
da igual. Ustedes cuando aman calculan interés
necesidad de verte
y cuando se desaman calculan otra vez, nosotros esperanza de verte
cuando amamos es como renacer y si nos desamamos desazones de verte.
no la pasamos bien. Ustedes cuando aman son de otra Tengo ganas de hallarte
magnitud hay fotos chismes prensa y el amor es un preocupación de hallarte
boom, nosotros cuando amamos es un amor común certidumbre de hallarte
tan simple y tan sabroso como tener salud. Ustedes
cuando aman consultan el reloj porque el tiempo que pobres dudas de hallarte.
pierden vale medio millón, nosotros cuando amamos Tengo urgencia de oírte
sin prisa y con fervor gozamos y nos sale barata la alegría de oírte
función. Ustedes cuando aman buena suerte de oírte
al analista van y temores de oírte.
él es quien dictamina o sea,
si lo hacen bien o mal,
nosotros cuando amamos resumiendo
sin tanta cortedad estoy jodido
el subconsciente piola y radiante
se pone a disfrutar. quizá más lo primero
Ustedes cuando aman que lo segundo
exigen bienestar
y también
una cama de cedro
y un colchón especial, viceversa.
nosotros cuando amamos
es fácil de arreglar
con sábanas qué bueno
sin sábanas da igual.

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Ayer Bienvenida
Se me ocurre que vas a llegar distinta
Ayer pasó el pasado lentamente no exactamente más linda
ni más fuerte
con su vacilación definitiva ni más docil
sabiéndote infeliz y a la deriva ni más cauta
con tus dudas selladas en la frente tan solo que vas a llegar distinta
como si esta temporada de no verme
ayer pasó el pasado por el puente te hubiera sorprendido a vos también
y se llevó tu libertad cautiva quizá porque sabes
cómo te pienso y te enumero
cambiando su silencio en carne viva después de todo la nostalgia existe
por tus leves alarmas de inocente aunque no lloremos en los andenes fantasmales
ni sobre las almohadas de candor
ayer pasó el pasado con su historia ni bajo el cielo opaco
y su deshilachada incertidumbre/ yo nostalgio
con su huella de espanto y de tu nostalgias
y cómo me revienta que él nostalgie
reproche tu rostro es la vanguardia
tal vez llega primero
fue haciendo del dolor una costumbre porque lo pinto en las paredes
sembrando de fracasos tu memoria con trazos invisibles y seguros
y dejándote a solas con la noche. no olvides que tu rostro
me mira como pueblo
sonríe y rabia y canta
como pueblo
y eso te da una lumbre inapagable ahora no tengo dudas
vas a llegar distinta y con señales con nuevas con
hondura con franqueza sé que voy a quererte sin
preguntas sé que vas a quererme sin respuestas.

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Gabriela Mistral Lucila Godoy, llamada Gabriela Mistral (conocida
mejor como Gabriela Mistral), escritora chilena.
Vicuña (Chile)1889- Nueva York 1957 Hija de un maestro rural, que abandonó el hogar a
los tres años del nacimiento de Gabriela, la
muchacha tuvo una niñez difícil en uno de los
parajes más desolados de Chile. A los 15 años
publicó sus primeros versos en la prensa local, y
empezó a estudiar para maestra. En 1906 se
enamoró de un modesto empleado de ferrocarriles,
Romelio Ureta, que, por causas desconocidas, se
suicidó al poco tiempo; de la enorme impresión
que le causó aquella pérdida surgieron sus
primeros versos importantes. En 1910 obtuvo el
título de maestra en Santiago, y cuatro años
después se produjo su consagración poética en los
juegos florales de la capital de Chile; los versos
ganadores- Los sonetos de la muerte- pertenecen a
su libro Desolación (1922), que publicaría el
instituto de las Españas de Nueva York. En 1925
dejó la enseñanza, y, tras actuar como
representante de Chile en el Instituto de
cooperación intelectual de la S.D.N., fue cónsul en
Nápoles y en Lisboa. Vuelta a su patria colaboró
decisivamente en la campaña electoral del Frente
popular (1938), que llevó a la presidencia de la
república a su amigo de juventud P. Aguirre
Cerda. En 1945 recibió el premio Nobel de
literatura; viajó por todo el mundo, y en 1951
recogió en su país el premio nacional.

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Adios Agua
Hay países que yo recuerdo
En costa lejana
como recuerdo mis infancias.
y en mar de Pasión,
Son países de mar o río,
dijimos adioses
de pastales, de vegas y aguas.
sin decir adiós.
Aldea mía sobre el Ródano,
Y no fue verdad
rendida en río y en cigarras;
la alucinación.
Antilla en palmas verdi-negras
Ni tú la creíste
que a medio mar está y me llama;
ni la creo yo,
¡roca lígure de Portofino,
«y es cierto y no es cierto»
mar italiana, mar italiana!
como en la canción.
Me han traído a país sin río,
Que yendo hacia el Sur
tierras-Agar, tierras sin agua;
diciendo iba yo:
Saras blancas y Saras rojas,
«Vamos hacia el mar
donde pecaron otras razas,
que devora al Sol».
de pecado rojo de atridas
Y yendo hacia el Norte
que cuentan gredas tajeadas;
decía tu voz:
que no nacieron como un niño
«Vamos a ver juntos
con unas carnazones grasas,
donde se hace el Sol».
cuando las oigo, sin un silbo,
Ni por juego digas
cuando las cruzo, sin mirada.
o exageración que nos separaron tierra y mar, que
Quiero volver a tierras niñas; llévenme a un
son ella, sueño y el alucinación. No te digas solo ni
blando país de aguas.
pida tu voz albergue para uno al albergador. Echarás
En grandes pastos envejezca y haga al río fábula y
la sombra que siempre se echó, morderás la duna con
fábula. Tenga una fuente por mi madre y en la
paso de dos... Para que ninguno, ni hombre ni dios,
siesta salga a buscarla, y en jarras baje de una
nos llame partidos como luna y sol; para que ni roca
peña un agua dulce, aguda y áspera. Me venza y
ni viento errador, ni río con vado ni árbol
pare los alientos el agua acérrima y helada.
sombreador, aprendan y digan mentira o error del
¡Rompa mi vaso y al beberla me vuelva niñas las
Sur y del Norte, del uno y del dos!
entrañas!

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Amor Ausencia
Se va de ti mi cuerpo gota a gota.
Anda libre en el surco, bate el ala en el viento, Se va mi cara en un óleo sordo;
late vivo en el sol y se prende al pinar. se van mis manos en azogue suelto;
No te vale olvidarlo como al mal pensamiento: se van mis pies en dos tiempos de polvo.
¡le tendrás que escuchar!
Habla lengua de bronce y habla lengua de ave, ¡Se te va todo, se nos va todo!
ruegos tímidos, imperativos de mar.
No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave: Se va mi voz, que te hacía campana
¡lo tendrás que hospedar! cerrada a cuanto no somos nosotros.
Gasta trazas de dueño; no le ablandan excusas. Se van mis gestos que se devanaban,
Rasga vasos de flor, hiende el hondo glaciar. en lanzaderas, debajo tus ojos.
No te vale decirle que albergarlo rehúsas: Y se te va la mirada que entrega,
¡lo tendrás que hospedar! cuando te mira, el enebro y el olmo.
Tiene argucias sutiles en la réplica fina,
argumentos de sabio, pero en voz de mujer. Me voy de ti con tus mismos alientos:
Ciencia humana te salva, menos ciencia divina: como humedad de tu cuerpo evaporo.
¡le tendrás que creer! Te echa venda de lino; tú la Me voy de ti con vigilia y con sueño,
venda toleras. Te ofrece el brazo cálido, no le sabes y en tu recuerdo más fiel ya me borro.
huir. Echa a andar, tú le sigues hechizada aunque Y en tu memoria me vuelvo como esos
vieras que eso para en morir! que no nacieron ni en llanos ni en sotos.

Sangre sería y me fuese en las palmas


de tu labor, y en tu boca de mosto.
Tu entraña fuese, y sería quemada
en marchas tuyas que nunca más oigo,
¡y en tu pasión que retumba en la noche
como demencia de mares solos!
¡Se nos va todo, se nos va todo!

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Besos Desde entonces en los besos palpita
Hay besos que pronuncian por sí solos
el amor, la traición y los dolores,
la sentencia de amor condenatoria,
en las bodas humanas se parecen
hay besos que se dan con la mirada
a la brisa que juega con las flores.
hay besos que se dan con la memoria.
Hay besos que producen desvaríos
Hay besos silenciosos, besos nobles
de amorosa pasión ardiente y loca,
hay besos enigmáticos, sinceros
tú los conoces bien son besos míos
hay besos que se dan sólo las almas
inventados por mí, para tu boca.
hay besos por prohibidos, verdaderos.
Besos de llama que en rastro impreso
Hay besos que calcinan y que hieren,
llevan los surcos de un amor vedado,
hay besos que arrebatan los sentidos,
besos de tempestad, salvajes besos
hay besos misteriosos que han dejado
que solo nuestros labios han probado.
mil sueños errantes y perdidos.
¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
Hay besos problemáticos que encierran
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
una clave que nadie ha descifrado,
y en los espasmos de emoción terrible,
hay besos que engendran la tragedia
llenaron sé de lágrimas tus ojos.
cuantas rosas en broche han deshojado.
¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
Hay besos perfumados, besos tibios
te vi celoso imaginando agravios,
que palpitan en íntimos anhelos,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
hay besos que en los labios dejan huellas
y qué viste después...? Sangre en mis labios.
como un campo de sol entre dos hielos.
Yo te enseñe a besar: los besos fríos
Hay besos que parecen azucenas
son de impasible corazón de roca,
por sublimes, ingenuos y por puros,
yo te enseñé a besar con besos míos
hay besos traicioneros y cobardes,
inventados por mí, para tu boca.
hay besos maldecidos y perjuros.
Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.

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Canción amarga
El cordero está espesando
el vellón que he de tejer.
¡Ay! ¡Juguemos, hijo mío, Y son tuyas las majadas,
a la reina con el rey! ¿De quién más podrían ser?

Este verde campo es tuyo. Y la leche del establo


¿De quién más podría ser? que en la ubre ha de correr,
Las oleadas de la alfalfa y el manojo de las mieses
para ti se han de mecer. ¿de quién más podrían ser?

Este valle es todo tuyo. (¡Ay! ¡No es cierto que tiritas


¿De quién más podría ser? como el Niño de Belén
Para que los disfrutemos y que el seno de tu madre
los pomares se hacen miel. se secó de padecer!)

(¡Ay! ¡No es cierto que tiritas ¡Sí! ¡Juguemos, hijo mío,


como el Niño de Belén a la reina con el rey!
y que el seno de tu madre
se secó de padecer!)

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Neftalí Ricardo Reyes Basoalto, nombre auténtico
Pablo Neruda de Pablo Neruda
Parral (Chile) 1904-1973 —seudónimo que utilizó por primera vez en 1920 y
adoptó desde 1946—, nació el 12 de julio de 1904
en Parral, Chile, pero se crió en
la localidad de Temuco, entre «la poesía y la lluvia»,
como diría en sus memorias. Sus padres fueron Rosa
Basoalto, que murió de tuberculosis cuando tenía un
mes de nacido, y José del Carmen Reyes, quien
abandonó el campo para trabajar como obrero en los
diques del puerto de Talcahuano, hasta alcanzar el
cargo de ferroviario en Temuco. Neruda aprendió a
amar la naturaleza en sus años de infancia, durante
sus recorridos en tren hacia la exuberante vegetación
de Boroa. La región había sido en el pasado
escenario de enfrentamientos entre los
conquistadores españoles y los araucanos, que con el
tiempo fueron despojados de su territorio y
posteriormente aniquilados por los colonos
protagonistas de la «pacificación de la Araucanía».
Esas frías y húmedas tierras australes, bordeadas por
el más puro océano Pacífico, emergen en una poética
de la desesperanza, de la soledad del ser humano y
del amor, como en Veinte poemas de amor y una
canción desesperada, libro que llevó a su autor a los
circuitos internacionales y le dio una fama similar a
la de Rubén Darío, hasta hacerlo merecedor del
Premio Nobel en 1971

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Poema 1
Cuerpo de mujer, blancas colinas, Poema 2
muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de En su llama mortal la luz te envuelve.
entrega. Absorta, pálida doliente, así situada
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava contra las viejas hélices del crepúsculo
y hace saltar el hijo del fondo de la que en torno a ti da vueltas.
tierra. Muda, mi amiga,
Fui solo como un túnel. De mí huían los sola en lo solitario de esta hora de
pájaros muertes
y en mí la noche entraba su invasión y llena de las vidas del fuego,
poderosa. pura heredera del día destruido.
Para sobrevivirme te forjé como un Del sol cae un racimo en tu vestido
arma, oscuro.
como una flecha en mi arco, como una De la noche las grandes raíces
piedra en mi honda. crecen de súbito desde tu alma,
Pero cae la hora de la venganza, y te y a lo exterior regresan las cosas en ti
amo. ocultas,
Cuerpo de piel, de musgo, de leche de modo que un pueblo pálido y azul
ávida y firme. de ti recién nacido se alimenta.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de Oh grandiosa y fecunda y magnética
ausencia! esclava
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y del círculo que en negro y dorado
triste! sucede:
Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu erguida, trata y logra una creación tan
gracia. Mi sed, mi ansia sin límite, mi viva
camino indeciso! Oscuros cauces donde que sucumben sus flores, y llena es de
la sed eterna sigue, y la fatiga sigue, y tristeza.
el dolor infinito.

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Poema 3 Poema 4
Ah vastedad de pinos, rumor de olas
quebrándose, Es la mañana llena de tempestad
lento juego de luces, campana solitaria, en el corazón del verano.
crepúsculo cayendo en tus ojos,
muñeca, Como pañuelos blancos de adiós viajan
caracola terrestre, en ti la tierra canta! las nubes,
En ti los ríos cantan y mi alma en ellos el viento las sacude con sus viajeras
huye manos.
como tú lo desees y hacia donde tú Innumerable corazón del viento
quieras. latiendo sobre nuestro silencio
Márcame mi camino en tu arco de enamorado.
esperanza Zumbando entre los árboles, orquestal
y soltaré en delirio mi bandada de y divino,
flechas. como una lengua llena de guerras y de
En torno a mí estoy viendo tu cintura de cantos.
niebla
y tu silencio acosa mis horas Viento que lleva en rápido robo la
perseguidas, hojarasca
y eres tú con tus brazos de piedra y desvía las flechas latientes de los
transparente donde mis besos anclan y pájaros.
mi húmeda ansia anida. Ah tu voz Viento que la derriba en ola sin espuma
misteriosa que el amor tiñe y dobla en y sustancia sin peso, y fuegos
el atardecer resonante y muriendo! Así inclinados.
en horas profundas sobre los campos he Se rompe y se sumerge su volumen de
visto doblarse las espigas en la boca del besos
viento. combatido en la puerta del viento del
verano.

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Poema 5 Poema 6
Para que tú me oigas
mis palabras Te recuerdo como eras en el último otoño.
se adelgazan a veces Eras la boina gris y el corazón en calma.
como las huellas de las gaviotas en las playas. En tus ojos peleaban las llamas del
Collar, cascabel ebrio crepúsculo.
para tus manos suaves como las uvas. Y las hojas caían en el agua de tu alma.
Y las miro lejanas mis palabras. Apegada a mis brazos como una enredadera,
Más que mías son tuyas. las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras. Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Ellas trepan así por las paredes húmedas. Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.
Eres tú la culpable de este juego sangriento. Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
Ellas están huyendo de mi guarida oscura. boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
Todo lo llenas tú, todo lo llenas. hacia donde emigraban mis profundos
Antes que tú poblaron la soledad que ocupas, anhelos y caían mis besos alegres como
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza. brasas. Cielo desde un navío. Campo desde
Ahora quiero que digan lo que quiero decirte los cerros. Tu recuerdo es de luz, de humo, de
para que tú las oigas como quiero que me oigas. estanque en calma! Más allá de tus ojos
El viento de la angustia aún las suele arrastrar. ardían los crepúsculos. Hojas secas de otoño
Huracanes de sueños aún a veces las tumban. giraban en tu alma.
Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.
Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.

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Poema 8
Poema 7
Ebrio de trementina y largos besos,
estival, el velero de las rosas dirijo,
Abeja blanca zumbas -ebria de miel- en mi alma torcido hacia la muerte del delgado día,
y te tuerces en lentas espirales de humo. cimentado en el sólido frenesí marino.
Soy el desesperado, la palabra sin ecos,
el que lo perdió todo, y el que todo lo tuvo. Pálido y amarrado a mi agua devorante
Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última. cruzo en el agrio olor del clima descubierto,
En mi tierra desierta eres la última rosa. aún vestido de gris y sonidos amargos,
Ah silenciosa! y una cimera triste de abandonada espuma.
Cierra tus ojos profundos. Allí aletea la noche.
Ah desnuda tu cuerpo de estatua temerosa. Voy, duro de pasiones, montado en mi ola única,
Tienes ojos profundos donde la noche alea. lunar, solar, ardiente y frío, repentino,
Frescos brazos de flor y regazo de rosa. dormido en la garganta de las afortunadas
Se parecen tus senos a los caracoles blancos. islas blancas y dulces como caderas frescas.
Ha venido a dormirse en tu vientre una mariposa de
sombra. Tiembla en la noche húmeda mi vestido de besos
Ah silenciosa!
He aquí la soledad de donde estás ausente. locamente cargado de eléctricas gestiones,
Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas. de modo heroico dividido en sueños
El agua anda descalza por las calles mojadas. y embriagadoras rosas practicándose en mí.
De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas.
Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma. Aguas arriba, en medio de las olas externas,
Revives en el tiempo, delgada y silenciosa. tu paralelo cuerpo se sujeta en mis brazos
como un pez infinitamente pegado a mi alma
Ah silenciosa! rápido y lento en la energía subceleste.

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Poema 10
Poema 9
Casi fuera del cielo ancla entre dos montañas
la mitad de la luna.
Hemos perdido aun este crepúsculo.
Girante, errante noche, la cavadora de ojos.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
A ver cuántas estrellas trizadas en la charca.
mientras la noche azul caía sobre el mundo.
Hace una cruz de luto entre mis cejas, huye.
Fragua de metales azules, noches de las calladas
He visto desde mi ventana
luchas,
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.
mi corazón da vueltas como un volante loco.
Niña venida de tan lejos, traída de tan lejos,
A veces como una moneda
a veces fulgurece su mirada debajo del cielo.
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.
Quejumbre, tempestad, remolino de furia,
cruza encima de mi corazón, sin detenerte.
Yo te recordaba con el alma apretada
Viento de los sepulcros acarrea, destroza,
de esa tristeza que tú me conoces.
dispersa tu raíz soñolienta.
Desarraiga los grandes árboles al otro lado de
Entonces, dónde estabas?
ella. Pero tú, clara niña, pregunta de humo,
Entre qué gentes?
espiga. Era la que iba formando el viento con
Diciendo qué palabras?
hojas iluminadas. Detrás de las montañas
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
nocturnas, blanco lirio de incendio, ah nada
cuando me siento triste, y te siento lejana?
puedo decir! Era hecha de todas las cosas.
Ansiedad que partiste mi pecho a cuchillazos, es
Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,
hora de seguir otro camino, donde ella no
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.
sonría. Tempestad que enterró las campanas,
turbio revuelo de tormentas para qué tocarla
Siempre, siempre te alejas en las tardes
ahora, para qué entristecerla. Ay seguir el
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.
camino que se aleja de todo, donde no esté
atajando la angustia, la muerte, el invierno, con
sus ojos abiertos entre el rocío.

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José Martí (La Habana, 1853 - Dos Ríos, Cuba, 1895) Político y
La Habana 1853 -Dos Ríos escritor cubano. Nacido en el seno de una familia
1895 española con pocos recursos económicos, a la edad
de doce años José Martí empezó a estudiar en el
colegio municipal que dirigía el poeta Rafael María
de Mendive, quien se fijó en las cualidades
intelectuales del muchacho y decidió dedicarse
personalmente a su educación.
El joven Martí pronto se sintió atraído por las ideas
revolucionarias de muchos cubanos, y tras el inicio
de la guerra de los Diez Años y el encarcelamiento
de su mentor, inició su actividad revolucionaria:
publicó una gacetilla El Diablo Cojuelo, y poco
después una revista, La Patria Libre, que contenía su
poema «Abdalá». A los diecisiete años José Martí
fue condenado a seis de cárcel por su pertenencia a
grupos independentistas. Realizó trabajos forzados
en el penal hasta que su mal estado de salud le valió
el indulto. Deportado a España, en este país publicó
su primera obra de importancia, el drama Adúltera.
Inició en Madrid estudios de derecho y se licenció en
derecho y filosofía y letras por la Universidad de
Zaragoza. Durante sus años en España surgió en él
un profundo afecto por el país, aunque nunca
perdonó su política colonial. En su obra La
República Española ante la Revolución Cubana
reclamaba a la metrópoli que hiciera un acto de
contrición y reconociese los errores cometidos en
Cuba. Tras viajar durante tres años por Europa y
América, José Martí acabó por instalarse en México.

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Dolor
Arbol de mi alma
¡Dolor! ¡Dolor! eterna vida mía,
Ser de mi ser, sin cuyo aliento muero! Como un ave que cruza el aire claro
Siento hacia mí venir tu pensamiento
Goce en buen hora espíritu mezquino Y acá en mi corazón hacer su nido.
Al son del baile animador, y prenda Ábrese el alma en flor: tiemblan sus
Su alma en las flores que el flotante lino ramas
De mujeres bellísimas engasta:? Como los labios frescos de un mancebo
En su primer abrazo a una hermosura:
Goce en buen hora, y su cerebro encienda Cuchichean las hojas: tal parecen
Lenguaraces obreras y envidiosas,
En la rojiza lumbre de la incasta A la doncella de la casa rica
Hoguera del deseo:? En preparar el tálamo ocupadas:
Ancho es mi corazón, y es todo tuyo:
Yo, ?embriagado de mis penas,? me Todo lo triste cabe en él, y todo
devoro, Cuanto en el mundo llora, y sufre, y
Y mis miserias lloro, muere!
Y buitre de mí mismo me levanto, De hojas secas, y polvo, y derruidas
Y me hiero y me curo con mi canto, Ramas lo limpio: bruño con cuidado
Buitre a la vez que altivo Prometeo. Cada hoja, y los tallos: de las flores
Los gusanos del pétalo comido
Separo: oreo el césped en contorno
Y a recibirte, oh pájaro sin mancha
Apresto el corazón enajenado!

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Con la Primavera Cese señora el duelo

Con la primavera
Viene la canción, Cese, señora, el duelo en vuestro
La tristeza dulce canto,
Y el galante amor. ¿Qué fuera nuestra vida sin enojos?

Con la primavera ¡Vivir es padecer! ¡sufrir es santo!


Viene una ansiedad ¿Cómo fueran tan bellos vuestros
De pájaro preso ojos
Que quiere volar. Si alguna vez no los mojara el
llanto?
No hay cetro más noble
Que el de padecer: Romped las cuerdas del amargo
Sólo un rey existe: duelo.
El muerto es el rey. Quien sufre como vos sufrís,
señora:
Es más que una mujer, algo del
cielo,
Que de él huyó y entre nosotros
mora.

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Copa con alas
Cuando me puse a
Una copa con alas: quién la ha visto
antes que yo? Yo ayer la vi. Subía pensar
con lenta majestad, como quien vierte
óleo sagrado: y a sus bordes dulces Cuando me puse a pensar
mis regalados labios apretaba:?
La razón me dio a elegir
Ni una gota siquiera, ni una gota
del bálsamo perdí que hubo en tu beso! Entre ser quien soy, o ir
El ser ajeno a emprestar,
Tu cabeza de negra cabellera
?Te acuerdas?? con mi mano requería, Mas me dije: si el copiar
porque de mí tus labios generosos Fuera ley, no nacería
no se apartaran. ?Blanda como el beso
Hombre alguno, pues haría
que a ti me transfundía, era la suave
atmósfera en redor: La vida entera Lo que antes de él se ha hecho:
sentí que a mí abrazándote, abrazaba! Y dije, llamando al pecho,
Perdí el mundo de vista, y sus ruidos ¡Sé quien eres, alma mía!?
y su envidiosa y bárbara batalla!
Una copa en los aires ascendía
y yo, en brazos no vistos reclinado
tras ella, asido de sus dulces bordes:
Por el espacio azul me remontaba!

Oh amor, oh inmenso, oh acabado artista:


en rueda o riel funde el herrero el hierro:
una flor o mujer o águila o ángel
en oro o plata el joyador cincela:
Tú sólo, sólo tú, sabes el modo
de reducir el Universo a un beso!

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A los espacios
A Emma
A los espacios entregarme quiero
Donde se vive en paz, y con un manto
De luz, en gozo embriagador henchido, No sientas que te falte
Sobre las nubes blancas se pasea, ? el don de hablar que te arrebata el
Y donde Dante y las estrellas viven. cielo,
Yo sé, yo sé, porque lo tengo visto no necesita tu belleza esmalte
En ciertas horas puras, cómo rompe
ni tu alma pura más extenso vuelo.
Su cáliz una flor,? y no es diverso
Del modo, no, con que lo quiebra el alma.
Escuchad, y os diré: ?viene de pronto No mires, niña mía,
Como una aurora inesperada, y como en tu mutismo fuente de dolores,
A la primera luz de primavera ni llores las palabras que te digan
De flor se cubren las amables lilas... ni las palabras que te faltan llores.
Triste de mí: contároslo quería
Y en espera del verso, las grandiosas
Imágenes en fila ante mis ojos Si brillan en tu faz tan dulces ojos
Como águilas alegres vi sentadas. que el alma enamorada se va en
Pero las voces de los hombres echan ellos,
De junto a mí las nobles aves de oro: no los nublen jamás tristes enojos,
Ya se van, ya se van: ved cómo rueda que todas las mujeres de mis
La sangre de mi herida.
labios,
Si me pedís un símbolo del mundo
En estos tiempos, vedlo: un ala rota. no son una mirada de tus ojos...
Se labra mucho el oro, el alma apenas!?
Ved cómo sufro: vive el alma mía
Cual cierva en una cueva acorralada:?
¡Oh, no está bien:
me vengaré, llorando!

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Gustavo Adolfo Bécquer
Sevilla 1836 - Madrid 1870 (Gustavo Adolfo Domínguez Bastida;
Sevilla, 1836-Madrid, 1870) Poeta
español. Hijo y hermano de pintores,
quedó huérfano a los diez años y vivió su
infancia y su adolescencia en Sevilla,
donde estudió humanidades y pintura.
En 1854 se trasladó a Madrid, con la
intención de hacer carrera literaria. Sin
embargo, el éxito no le sonrió; su
ambicioso proyecto de escribir una
Historia de los templos de España fue un
fracaso, y sólo consiguió publicar un tomo,
años más tarde. Para poder vivir hubo de
dedicarse al periodismo y hacer
adaptaciones de obras de teatro extranjero,
principalmente del francés, en
colaboración con su amigo Luis García
Luna, adoptando ambos el seudónimo de
«Adolfo García».

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Amor eterno Rima I
Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma
Podrá nublarse el sol eternamente;
una aurora,
Podrá secarse en un instante el mar;
y estas páginas son de ese himno
Podrá romperse el eje de la tierra
cadencias que el aire dilata en las
Como un débil cristal.
sombras.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Yo quisiera escribirle, del hombre
Pero jamás en mí podrá apagarse
domando el rebelde, mezquino
La llama de tu amor.
idioma,
con palabras que fuesen a un
tiempo
suspiros y risas, colores y notas.

Pero en vano es luchar, que no


hay cifra
capaz de encerrarle; y apenas,
¡oh, hermosa!,
si, teniendo en mis manos las
tuyas,
pudiera, al oído, cantártelo a
solas.

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Rima II Rima III

Saeta que voladora Besa el aura que gime


cruza, arrojada al azar, blandamente
y que no se sabe dónde las leves ondas que jugando riza;
temblando se clavará; el sol besa a la nube en occidente
hoja que del árbol seca
arrebata el vendaval, y de púrpura y oro la matiza;
sin que nadie acierte el surco la llama en derredor del tronco
donde al polvo volverá; ardiente
por besar a otra llama se desliza;
gigante ola que el viento y hasta el sauce, inclinándose a
riza y empuja en el mar,
su peso,
y rueda y pasa, y se ignora
qué playa buscando va; al río que le besa, vuelve un beso.

luz que en cercos temblorosos


brilla, próxima a expirar,
y que no se sabe de ellos
cuál el último será;

eso soy yo, que al acaso


cruzo el mundo sin pensar
de dónde vengo ni a dónde
mis pasos me llevarán.

Siguiente 
Rima IV
Mientras se sienta que se ríe el alma,
No digáis que, agotado su tesoro, sin que los labios rían;
de asuntos falta, enmudeció la lira; mientras se llore, sin que el llanto
podrá no haber poetas; pero siempre acuda
habrá poesía. a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
Mientras las ondas de la luz al beso batallando prosigan,
palpiten encendidas, mientras haya esperanzas y recuerdos,
mientras el sol las desgarradas nubes ¡habrá poesía!
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve Mientras haya unos ojos que reflejen
perfumes y armonías, los ojos que los miran,
mientras haya en el mundo primavera, mientras responda el labio suspirando
¡habrá poesía! al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
Mientras la ciencia a descubrir no alcance dos almas confundidas,
las fuentes de la vida, mientras exista una mujer hermosa,
y en el mar o en el cielo haya un abismo ¡habrá poesía!
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Siguiente 
Locura que el espíritu
Rima V exalta y desfallece,
Sacudimiento extraño
embriaguez divina
que agita las ideas,
del genio creador...
como huracán que empuja
Tal es la inspiración.
las olas en tropel.
Gigante voz que el caos
Murmullo que en el alma
ordena en el cerebro
se eleva y va creciendo
y entre las sombras hace
como volcán que sordo
la luz aparecer.
anuncia que va a arder.
Brillante rienda de oro
Deformes siluetas
que poderosa enfrena
de seres imposibles;
de la exaltada mente
paisajes que aparecen
el volador corcel.
como al través de un tul.
Hilo de luz que en haces
Colores que fundiéndose
los pensamientos ata;
remedan en el aire
sol que las nubes rompe
los átomos del iris
y toca en el zenít.
que nadan en la luz.
Inteligente mano
Ideas sin palabras,
que en un collar de perlas consigue las indóciles
palabras sin sentido;
palabras reunir. Armonioso ritmo que con
cadencias que no tienen
cadencia y número las fugitivas notas encierra en
ni ritmo ni compás.
el compás. Cincel que el bloque muerde la estatua
Memorias y deseos
modelando, y la belleza plástica añade a la ideal.
de cosas que no existen;
Atmósfera en que giran con orden las ideas, cual
accesos de alegría,
átomos que agrupa recóndita atracción. Raudal en
impulsos de llorar.
cuyas ondas su sed la fiebre apaga, oasis que al
Actividad nerviosa
espíritu devuelve su vigor... Tal es nuestra razón.
que no halla en qué emplearse;
Con ambas siempre en lucha y de ambas
sin riendas que le guíen,
vencedor, tan sólo al genio es dado a un yugo atar
caballo volador.
las dos.

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Escritor, poeta y filósofo español,
Miguel de Unamuno principal exponente de la Generación
del 98. Entre 1880 y 1884 estudió
Bilbao 1864- Salamanca 1936
filosofía y letras en la universidad de
Madrid, época durante la cual leyó a T.
Carlyle, Herber Spencer, Friedrich
Hegel y Karl Marx. Se doctoró con la
tesis Crítica del problema sobre el
origen y prehistoria de la raza vasca, y
poco después accedió a la cátedra de
lengua y literatura griega en la
universidad de Salamanca, en la que
desde 1901 fue rector y catedrático de
historia de la lengua castellana.
Inicialmente sus preocupaciones
intelectuales se centraron en las
cuestiones éticas y los móviles de su
fe. Desde el principio trató de articular
su pensamiento sobre la base de la
dialéctica hegeliana y más tarde
acabó buscando en las dispares
intuiciones filosóficas de Spencer,
Sören Kierkegaard, W. James y H.
Bergson, entre otros, vías de salida a
su crisis religiosa.

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Dime que dices mar Porque esos lirios que los
hielos matan
¡Dime qué dices, mar, qué dices, dime!
Pero no me lo digas; tus cantares ¿Por qué esos lirios que los hielos matan?
son, con el coro de tus varios mares, ¿Por qué esas rosas a que agosta el sol?
una voz sola que cantando gime. ¿Por qué esos pajarillos que sin vuelo
se mueren en plumón?
Ese mero gemido nos redime
de la letra fatal, y sus pesares, ¿Por qué derrocha el cielo tantas vidas
bajo el oleaje de nuestros azares, que no son de otras nuevas eslabón?
el secreto secreto nos oprime. ¿Por qué fue dique de tu sangre pura
tu pobre corazón?
La sinrazón de nuestra suerte abona,
calla la culpa y danos el castigo; ¿Por qué no se mezclaron nuestras sangres
la vida al que nació no le perdona; del amor en la santa comunión?
¿Por qué tú y yo, Teresa de mi alma
de esta enorme injusticia sé testigo, no dimos granazón?
que así mi canto con tu canto entona,
y no me digas lo que no te digo. ¿Por qué, Teresa, y para qué nacimos?
¿Por qué y para qué fuimos los dos?
¿Por qué y para qué es todo nada?
¿Por qué nos hizo Dios?de amar.

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Que es tu vida alma mía Amor de la lumbre
¿Qué es tu vida, alma mía?, ¿cuál Al amor de la lumbre cuya llama
tu pago?, como una cresta de la mar ondea.
¡Lluvia en el lago! Se oye fuera la lluvia que gotea
¿Qué es tu vida, alma mía, tu sobre los chopos. Previsora el ama
costumbre?
¡Viento en la cumbre! supo ordenar se me temple la cama
con sahumerio. En tanto la Odisea
¿Cómo tu vida, mi alma, se montes y valles de mi pecho orea
renueva?, de sus ficciones con la rica trama
¡Sombra en la cueva!,
¡Lluvia en el lago!, preparándome el sueño. Del castaño
¡Viento en la cumbre!, que más de cien generaciones de
¡Sombra en la cueva! hoja
criara y vio morir, cabe el escaño
Lágrimas es la lluvia desde el cielo,
abrasándose el tronco con su roja
y es el viento sollozo sin partida, brasa me reconforta. ¡Dulce engaño
pesar, la sombra sin ningún la ballesta de mi inquietud afloja!
consuelo,
y lluvia y viento y sombra hacen la
vida.

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Castilla Dormirse en el olvido
Tú me levantas, tierra de Castilla,
en la rugosa palma de tu mano, ¡Dormirse en el olvido del recuerdo,
al cielo que te enciende y te refresca, en el recuerdo del olvido,
al cielo, tu amo,
y que en el claustro maternal me
Tierra nervuda, enjuta, despejada, pierdo
madre de corazones y de brazos, y que en él desnazco perdido!
toma el presente en ti viejos colores
del noble antaño. ¡Tú, mi bendito porvenir pasado,
mañana eterno en el ayer;
Con la pradera cóncava del cielo
lindan en torno tus desnudos campos,
tú, todo lo que fue ya eternizado,
tiene en ti cuna el sol y en ti sepulcro mi madre, mi hija, mi mujer!
y en ti santuario.

Es todo cima tu extensión redonda


y en ti me siento al cielo levantado,
aire de cumbre es el que se respira
aquí, en tus páramos.

¡Ara gigante, tierra castellana,


a ese tu aire soltaré mis cantos,
si te son dignos bajarán al mundo
desde lo alto!

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