1
Agradecemos la magnífica asistencia en el desarrollo de este proyecto de Alejandro Ortiz de Zevallos.
Asimismo, agradecemos los comentarios de Lorena Alcázar, Luis Crouch y Santiago Cueto y así como de
los participantes de la Sesión “Family Schooling Decisions¨ en la Conferencia Anual 2005 de RES (Royal
Economic Society) llevado a cabo en la Universidad de Nottingham en Inglaterra y del Taller de
Discusión llevado a cabo en el Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico. Versión preparada
para la Conferencia Anual LACEA 2005.
Abstract
Aún cuando en la década de los noventa en Perú se observó una mejora en matrícula
escolar, desempeñándose incluso mejor que sus pares latinoamericanos, las tasas de
atraso escolar y deserción persisten impidiendo un incremento sustancial en el nivel
educativo de la sociedad. La presente investigación trata de analizar la dinámica de la
deserción a lo largo del ciclo escolar y, a su vez, caracterizar a aquellos niños que son
más propensos a dejar la escuela. Los resultados arrojan que las restricciones
económicas, principalmente en las zonas rurales y en los niños urbanos, y los
problemas no económicos, básicamente para las niñas urbanas, son los principales
factores que determinan la interrupción de la educación. Asimismo, los resultados de
la simulación de un programa de transferencias monetarias inducen a pensar que éste
tendría un efecto sobre la deserción, disminuyéndola entre 14% y 36%. Finalmente, si
se acompaña dicho programa con políticas de reducción de la entrada tardía al primer
año de primaria, la deserción disminuiría entre 50% y 78%.
2
Índice de Contenido
I. Introducción ......................................................................................................................... 7
II. Revisión de la Literatura................................................................................................ 10
III. La deserción en América Latina y El Caribe. ................................................................ 15
IV. Un comportamiento maximizador de los padres............................................................ 17
V. Resultados .......................................................................................................................... 21
Comparaciones entre la Encuesta Nacional de Hogares y el Censo Escolar del Ministerio de
Educación................................................................................................................................ 21
Estimaciones no-paramétricas ................................................................................................ 23
Estimaciones paramétricas...................................................................................................... 27
VI. Implicancias de Política: Transferencias Condicionadas de dinero ............................. 33
VII. Conclusiones y Recomendaciones de Política ............................................................... 35
VIII. Bibliografía................................................................................................................ 39
IX. Anexos ............................................................................................................................ 44
Índice de Tablas
Tabla No. 1. Pruebas de hipótesis de igualdad de funciones de supervivencia.......................... 27
Tabla No. 2. Resultados de los Modelos de Supervivencia: Ratios de Riesgo............................ 28
Índice de Figuras
Figura No. 1. Distribución Acumulada de desertores por Niveles de Educación de los padres .. 9
Figura No. 2. Tasas de Deserción Escolar en América Latina................................................... 16
Figura No. 3. Relación de brechas por género y por área de residencia................................... 17
Figura No. 4. Desertores en el Sistema Educativo Peruano, 1998-2002 ................................... 22
Figura No. 5. Tasas de deserción: Ministerio de Educación y Encuesta Nacional de Hogares,
2002 23
Figura No. 6. Funciones Empírica de Supervivencia y Riesgo................................................... 24
Figura No. 7. Funciones Empíricas de Supervivencia de Riesgo por género ............................ 25
Figura No. 8. Funciones Empíricas de Supervivencia de Riesgo por área de residencia.......... 26
Figura No. 9. Funciones Empíricas de Supervivencia de Riesgo por nivel de pobreza ............. 26
Figura No. 10. Tasas de Riesgo por Año Escolar: Empírico y Estimado................................... 32
Figura No. 11. Residuos de los Modelos estimados.................................................................... 33
Figura No. 12. Efecto de las transferencias monetarias y disminución del atraso sobre la
deserción escolar ........................................................................................................................ 35
3
Resumen Ejecutivo
A pesar del incremento de las tasas de matrícula escolar en los noventa en Perú, tanto
en primaria como en secundaria, aún persisten los problemas de baja calidad
educativa, bajo rendimiento, atraso y deserción escolar. Es precisamente éste último
en el que el presente estudio se ha enfocado. La motivación que originó la idea de
analizar los factores por los cuales un niño o una niña dejan la escuela parte del hecho
que este evento ha sido poco estudiado en Perú. Así pues, se planteó como objetivo
central el estudio de la dinámica de la deserción escolar en el Perú y la caracterización
de aquellos niños o niñas que deciden salir del colegio antes de completar el ciclo
escolar. Es importante decir que se entiende por dinámica a la tendencia de la
probabilidad de desertar a lo largo del ciclo escolar.2 Para ello, fue útil el uso de los
modelos de duración y las tablas de supervivencia. Asimismo, sobre la base de los
resultados, se simuló el efecto que tendría sobre la deserción escolar el programa de
transferencias de dinero que se implementará en el Perú.
En primer lugar, se compararon las cifras recogidas del Censo Escolar llevado a cabo
por el Ministerio de Educación (MINEDU) y de la Encuesta Nacional de Hogares
(ENAHO). Tomando el año 2002 como punto de comparación, se observaron dos
puntos resaltantes. En primer lugar, las tasas de deserción calculadas muestran
resultados muy similares, 18.96% para el MINEDU y 19.57 para la ENAHO. No
obstante, se observan diferencias en las estimaciones por género. Mientras que con
las cifras del Ministerio de Educación los hombres presentan una tasa de deserción
más alta que las mujeres, la Encuesta Nacional arroja un resultado inverso. La
2
Futuros estudios deberían enfocarse en la dinámica referida a las entradas y salidas del sistema escolar.
Desafortunadamente, en la actualidad no se cuenta con información a fin de llevar a cabo dicho análisis.
3
Es importante resaltar que en el presente estudio se incidirá en el cálculo de la deserción medido como
salidas acumulativas que sufriría un cohorte en su paso por la vida escolar. Es por ello que la tasa de
deserción escolar a la que se hace referencia no es sino el complemento de la llamada tasa de
supervivencia dentro del sistema escolar.
4
diferencia de los resultados es más dramática aún al saber que la brecha mostrada por
el MINEDU es de 0.74 puntos porcentuales y, a su vez, la de la ENAHO es de 2.84
puntos porcentuales, aunque se pensaría que esta última estaría perdiendo
significancia a dicho nivel. En segundo lugar, las tasas mostradas para toda la
educación primaria son similares. Sin embargo, las cifras para secundaria se
diferencian sustancialmente en dos momentos del tiempo: el primer y el quinto año.
Para el caso del primer año de secundaria, la ENAHO arroja una tasa mayor que la del
MINEDU en aproximadamente 4 puntos porcentuales. Por el contrario, para el quinto
año de educación secundaria, el MINEDU arroja tasas mayores que la ENAHO en
aproximadamente 5.8 puntos porcentuales. Al parecer, las cifras del MINEDU estarían
considerando como desertores a aquellos alumnos que dejan la escuela formal y se
insertan en academias pre-universitarias o en el servicio militar. Al final, como
resultado, estas diferencias se cancelan al momento de calcular la tasa global, por
ello, si se corrigiera lo mencionado en la última oración, se tendría que las tasas de la
ENAHO son más altas que las del MINEDU. No obstante, la tendencia conocida de
una mayor deserción entre finalizar el ciclo primario y comenzar el ciclo secundario es
observada en ambas bases de datos.
A fin de observar las diferencias por área de residencia (urbano y rural), sólo fue
posible hacer uso de las cifras de la ENAHO. De acuerdo con los resultados se puede
observar que en la zonas urbanas, el 14.4% de los niños entre 5 y 17 años de edad
desertan la escuela. Por el contrario, para los niños provenientes de las zonas rurales,
el riesgo de desertar es más del doble (35%). El efecto de vivir en áreas rurales
aumenta, en promedio, en 74% la probabilidad de dejar la escuela, mientras que el
vivir en áreas urbanas disminuye en 30% dicha probabilidad.
5
parecerá extraño que las ciudades de la Sierra presenten mejoras en los índices
educacionales para los próximos 10 años. Finalmente, el programa debe, a su vez,
focalizar en aquellos hogares que contienen una gran cantidad de niños en edad
escolar, los cuales se encuentran en constante competencia por los recursos
familiares.
4
Sin embargo, es importante tener en cuenta los hallazgos en Alcázar y Valdivia (2005). Los autores
encuentran que no sólo son los bajos ingresos económicos el determinante exclusivo de la deserción, sino
también las deficientes condiciones de vida, la desintegración familiar y la precariedad de las relaciones
afectivas dentro del hogar.
6
I. Introducción
5
En 1993 se promulgó la Constitución en la que se establece la obligatoriedad de la educación para los
niveles inicial, primaria y secundaria, con lo cual la educación obligatoria pasó de 6 a 12 años. Arregui, P.
(2000). Las políticas educativas durante los noventa en el Perú. Grupo de Análisis para el Desarrollo,
GRADE, Lima, Perú. Ver también Guadalupe, C. (2001). Evolución de los principales indicadores de la
educación primaria y secundaria escolarizada de menores 1993-1998. Documento de trabajo 8. Lima,
Ministerio de Educación.
6
Sin aún recuperar los niveles de principios de los ochenta. Saavedra, J. y P. Suárez (2002). El
financiamiento de la educación pública en el Perú: el rol de las familias. Documento de trabajo No. 38.
Grupo de Análisis para el Desarrollo, GRADE. Lima, Perú. Vásquez, E. y E. Mendizábal (2002). ¿Los
niños…primero? El gasto público social focalizado en niños y niñas en el Perú 1990-2000. Centro de
Investigación de la Universidad del Pacífico y Save the Children Suecia.
7
Diaz, H. (2000). La reforma del mercado educativo. En Abusada, R. et.al. La Reforma Incompleta.
Instituto Peruano de Economía y Universidad del Pacífico. Conterno, E. (1999). Evaluación de
estrategias de lucha contra la pobreza en el Perú: análisis a nivel de programas y proyectos. En
Vásquez, E. (ed), ¿Cómo reducir la pobreza y la inequidad en América Latina? Centro de Investigación
de la Universidad del Pacífico, International Development and Research Centre y Programa
Latinoamericano de Políticas Sociales, Lima, Perú.
8
Banco Mundial (2001). Peruvian Education at a Crossroads. Challenges and Oppotunities for the 21st
Century. Washington D.C. Reporte No. 22357.
9
Trahtemberg, L. (2004). La educación peruana en emergencia. Editorial Bruño.
10
Perú obtuvo el último lugar en el Programa Internacional de Evaluación al Estudiante promovido por la
OECD, donde el 80% de los estudiantes fue calificado con menos de Nivel 1 (el peor nivel). OECD y
UNESCO (2003). Literacy skills for the World of tomorrow. Further results from PISA 2000.
11
Jacoby, H. (1994). Borrowing constraints and progress through school: Evidence from Peru. The
Review of Economics and Statistics, v. 64, pp. 311-335. Becker, G. (1965). The theory of allocation of
time. Economic Journal, 75 (299), pp. 493-517. Rosenzweig, M. y R. Evenson. (1977). Fertility,
Schooling, and the Economic Contribution of Children of Rural India: An Econometric Analysis.
Econometrica 45(5), pp. 1065-1079.
7
En este contexto, puesto que existe literatura acerca de logro escolar12, explorando
aspectos tanto de oferta como de demanda, el presente estudio desea focalizar su
esfuerzo en el análisis de la deserción escolar en Perú, entendiendo ésta como el
resultado de un proceso optimizador de los padres sujetos a las restricciones
económicas existentes en el ambiente en el que se desempeñan.13 Aún cuando el
rendimiento, la repitencia, el atraso y la deserción son fenómenos estrechamente
relacionados,14 la dinámica de la deserción se encuentra poco estudiada en el Perú.15
Más aún, si se valora el hecho que los alumnos se mantengan en las escuelas,
independientemente de su rendimiento, debería tener mayor atención el que algunos
niños trunquen su educación en cierto momento de su vida escolar y nunca regresen,
que aquellos que la terminan.16
La situación se agrava al saber que son los niños que más necesitan de educación los
más propensos a dejar la escuela.17 Es decir, aquellos quienes provienen de familias
con una baja productividad, resultado de un bajo nivel educativo, presentan
restricciones económicas y crediticias en el presente impidiéndoles mantenerse en la
escuela y, como consecuencia, desarrollándose una especie de transmisión
intergeneracional de restricciones y exclusión.18 (Ver Figura No. 1)
12
Véase Cueto, S. y Rodríguez, J. (2003). Estudios empíricos sobre determinantes del rendimiento
escolar en el Perú. En CAB y CIDE (Editores). La Investigación sobre Eficacia Escolar en Iberoamérica.
Bogotá, Convenio Andrés Bello y Centro de Investigación y Documentación Educativa. (pp. 419-450). El
estudio del rendimiento escolar ha acaparado mayor atención que la deserción escolar. INEI (2000). La
educación y la circularidad de la pobreza. Resultados ENAHO 1997-1998. Lima.
13
Jacoby, H. (1994). op. cit.
14
Cueto, S. (2004). Factores predictivos del rendimiento escolar, deserción e ingreso a educación
secundaria en una muestra de estudiantes de zonas rurales del Perú. Grupo de Análisis para el
Desarrollo, GRADE. Alcázar, L., S. Rendon y E. Wachtenheim (2001). Trabajando y estudiando en
América Latina rural: decisiones críticas de la adolescencia. Documento de trabajo No. 3. Instituto
APOYO. Cueto, S. y M. Chinen (2000). Impacto educativo de un programa de desayunos escolares en
escuelas rurales del Perú. Documento de trabajo No. 34. Grupo de Análisis para el Desarrollo, GRADE.
15
Escobal, J. y J. Iguíñiz (2000). Balance de la Investigación Económica en el Perú. Consorcio de
Investigación Económica y Social, Lima, Perú.
16
Con esto no se quiere decir que se privilegiarán políticas contra la deserción escolar en detrimento de la
calidad y el rendimiento del alumno. Por el contrario, lo que se busca es equiparar la atención tanto en la
primera como en las últimas.
17
Ravallion, M. y Q. Wodon (2000). Does child labor displace schooling?. The Economic Journal, 110
(462), pp. 50-61. Ver también Psacharopoulos, G. (1997). Child labour versus educational attainment.
Journal of Population Economics, 10 (4), pp. 377-386.
18
Castañeda, T. y E. Aldaz-Carrol (1999). The intergenerational transmission of poverty: some causes
and policy implications. Banco Interamericano de Desarrollo, Washington, D.C. Asimismo, en un estudio
del INEI (2000b), se presentan pruebas para validar las hipótesis que sostienen que los niños en edad
escolar pertenecientes a familias de bajos ingresos reproducen las condiciones de pobreza en las que
viven sus padres generándose un círculo vicioso, determinado por el bajo nivel educativo de éstos últimos
y los bajos ingresos de hogar.
8
Figura No. 1. Distribución Acumulada de desertores por Niveles de Educación de los
padres
100%
90%
80%
70%
Entre el 80% y el
60% 90% de los
desertores se
50% concentra en familias
cuyos padres tienen
40% como máximo nivel
educativo hasta
30% primaria completa.
20%
10%
0%
Sin Primaria Primaria Secundaria Secundaria Algun grado
Nivel/ Inicial Incomplet a Completa Incomplet a Complet a Superior
Ahora bien, es la restricción económica uno de los factores más reconocidos como
determinante para que el niño deje la escuela.22 Dicho evento trae como consecuencia
que estos estén obligados a trabajar desde temprana edad con el objetivo de ayudar a
sostener la economía familiar. La decisión que toman los padres de sacar a sus hijos
de la escuela a fin de empujarlos a generar ingresos se basa en su concepción acerca
del estudio como un bien sustituto del trabajo o, mejor dicho, ingreso presente.23
El objetivo principal del presente estudio es caracterizar a aquellos alumnos que son
más propensos a desertar. Asimismo, será importante identificar los factores de oferta
y demanda que afectan la decisión de dejar la escuela para que, sobre la base de
19
Ministerio de Educación (2005). Indicadores de la Educación. Perú 2004. Lima, Perú.
20
Calculo hecho por los autores usando la Encuesta Nacional de Hogares 2002 del Instituto Nacional de
Estadística e Informática.
21
Ibíd..
22
CEPAL (2002). Deserción escolar: un obstáculo para el logro de los Objetivos del Milenio. Capítulo
III en Panorama social de América Latina 2001-2002.
23
Becker (1965) y Rosenzweig y Evenson (1977) op. cit.
9
dichos resultados, sea posible plantear recomendaciones de política. Lo anterior deja
de ser trivial dado que hasta el momento la política educativa ha prestado mayor
atención a cuestiones de oferta (aunque solamente en el aspecto de la provisión de
escuelas, uniformes, libros, alimentación, entre otros), mas no en calidad y en aquellos
aspectos de la demanda, como los costos de oportunidad que enfrentan las familias.
24
Decreto Supremo No. 032-2005-PCM. Creación del Programa Nacional de Apoyo Directo a los más
Pobres.
25
Chávez Chávez, R.,Belkin, L. D., Hornback, J. G., & Adams, K. (1991). Dropping out of school: Issues
affecting cultural, ethnically, and linguistically distinct student groups. The Journal of Educational Issues
of Language Minority Students, 8, Winter, 1-21.
26
Bachman, J., Green, S., y Wirtanen, I. (1971). Dropping out: Problem or symptom? Ann Arbor, MI:
Institute for Social Research University of Michigan.
27
Morrow, G. (1986). Standardizing practice in the analysis of school dropouts. Teacher College Record,
87 (3), 342-354.
10
objetivamente definido, por lo tanto, se vuelve arbitrario y subjetiva la tasa de
deserción calculada.
Por su parte, Fitzpatrick y Yoels (1992) plantearon una gruesa definición para la
deserción. De acuerdo con dichos autores, la deserción ocurre cuando los estudiantes
dejan el colegio sin graduarse, independientemente si retornan o reciben un diploma
equivalente.28 Dicha concepción tiene características estáticas puesto que deja de
contemplar la opción del regreso a la escuela. Asimismo, es discutible el hecho que el
alumno opte por otro tipo de diploma, quizá no uno humanista y científico, que es el
que predomina en las escuelas, sino por una preparación más técnica y aplicada.
Una primera aproximación es la de Fobih (1987), quien aplicó un análisis chi cuadrado
con el objetivo de probar la proporción desigual de las deserciones entre hombres y
mujeres en Ghana.31 De acuerdo con sus resultados, se encontró que no hay una
28
Fitzpatrick, K y W. Yoels (1992). The Impact of Policy, School Structure, and Sociodemographic
Composition on Statewide High School Dropout Rates. Journal of Sociology of Education 65: 76-93.
29
Franklin B. y S. Kochan (2000). Collecting and reporting dropout data in Lousiana, estudio presentado
en la conferencia anual del American Education Research Association, Los Angeles.
30
Bunn, S. (2002). Oregon dropout reporting manual. Departamento de Educación, Salem, Oregon.
31
Fobih, D. K. (1987). Social-psychological factors associated with school dropout in the eastern region
of Ghana. Journal of Negro Education, 56, 229-239.
11
diferencia significativa por género que haga más susceptible a unos a desertar más
que otros. No obstante, la situación familiar, tanto económica como familiar, fue la que
estuvo más correlacionada con la deserción escolar.
Por su parte, Hill (1979) utilizó mínimos cuadrados ordinarios y mínimos cuadros
generalizados para calcular los factores por los cuales individuos de diferente
condición racial entre 16 y 19 años desertaban.32 Los factores por los que se controló
la estimación fueron la condición socioeconómica del estudiante, la habilidad para
generar beneficios de la escuela, la calidad de la escuela y el conocimiento que tienen
los estudiantes acerca del mercado laboral. Uno de los resultados más importantes
que el autor encontró fue que mientras los padres eran más educados, la probabilidad
de desertar era menor. Al igual que Hill, Fitzpatrick y Yoels (1992) usaron mínimos
cuadrados ordinarios para analizar los efectos de la política estatal sobre la estructura
del colegio y sobre la tasa de deserción estatal.33 Las principales variables que
consideraron fueron el gasto total por estudiante, la frecuencia de la asistencia a la
escuela y la estructura socioeconómica familiar. El principal hallazgo fue que los
colegios que reciben mayores recursos estatales presentan menores tasas de
deserción.
32
Hill, C. (1979), Capacities, opoortunities and educational investments: the case of the high school
dropout. The Review of Economics and Statistics, Vol. 61, No. 1, 9-20.
33
Fitzpatrick, K y W. Yoels (1992). op cit.
34
Alexander, K., D. Entwisle y C. Horsey (1997). From first Grade forwards: Early foundations of high
school dropout. Sociology of Education, Vo. 70, No. 2, pp. 87-107.
35
Esminger, M. y A. Slusarcick (1992). Paths to high school gradutaion or dropout: A longitudinal study
for first grade cohort. Sociology of Education, Vol. 65, No. 2, pp. 95-113.
36
Rumberger, R. y S. Thomas (2000). The distribution of dropout and turnover rates among urban and
suburban high schools. Sociologuy of Education, Vol. 73, No. 1, pp. 39-67.
12
logro escolar y el trabajo mientras se estudia.37 Para dicho propósito, los estudiantes
fueron divididos en dos grupos: unos que decidan permanecer en el colegio y otros
que prefieren entrar al mercado laboral a temprana edad. Una de las conclusiones
más resaltantes del estudio fue que la edad legal para acceder al mercado de trabajo
es importante en la decisión de deserción, al igual que el sueldo mínimo y las tasas de
desempleo en la región. Assaad, Levison y Zibani (2000) usaron un modelo estándar
de producción dentro del hogar para el análisis.38 El objetivo de dicho estudio es
estimar los efectos del trabajo en la matrícula escolar. Los resultados que obtuvieron
llevan a pensar que el impacto de que un niño ingrese al mercado laboral es directo y
perjudicial sobre la asistencia escolar de éste.
Por su parte, Ahlburg, McCall y Assaad (2001) usaron un modelo de duración a fin de
explicar el impacto de la entrada tardía al colegio y el trabajo sobre la asistencia
escolar.39 Los resultados muestran que los niños que combinan el trabajo con el
colegio son más propensos a desertar. Asimismo, hallaron que los niños que tardan en
ingresar al colegio suelen dejarlo a edades más tempranas y, finalmente, la educación
de los padres (la de ambos por igual) afecta las decisiones sobre la educación de sus
hijos.
A su vez, Jacoby (1994) encuentra que los niños de hogares con menores ingresos,
con menos tenencia de activos durables, que tienen hermanos menores y
responsabilidades de cuidado sobre ellos presentan una probabilidad mayor de dejar
la escuela de manera temprana.42 Asimismo, Cueto y Chinen (2000) encuentran que
para escuelas rurales de la zona altoandina del Perú, el programa de Desayunos
37
Dagenais, M., C. Montmatrquette y N. Viennot-Briot (2002), Dropout, school performance and
working while school: an econometric model with heterogeneous groups. Departamento de Economía de
la Universidad de Montreal, Canadá.
38
Assaad R., D. Levinson y Zibani N. (2000). Child Work and Schooling in Egypt. Working Paper,
University of Minneapolis.
39
Ahlburg, D., B. McCall y R. Asad (2001). Schooling in Egypt: The Impact of Delayed Entry and
Working while in School. Sesión en la Conferencia Anual de la Population Association of America,
Washington D.C.
40
Alarcon, W. (1995). Atraso y deserción escolar en niños y adolescentes. Dirección Técnica de
Demografía y Estudios Sociales del INEI, Lima.
41
Fernandez, H y J. Rosales (1990). “Educación, una mirada hacia adentro: analfabetismo, repitencia y
deserción”. Instituto de Pedagogía Popular, Lima.
42
Jacoby (1994), op. cit.
13
Escolares ha contribuido a la reducción de las tasas de deserción entre 1995 y 1998.43
El estudio hace referencia entre la relación de un buen alimento y la disminución de la
morbilidad de los niños, la cual se traduce en mayor asistencia de éstos en la escuela.
No obstante, como ya se mencionó líneas arriba, el fenómeno de la deserción no se
refiere a un evento temporal, como por ejemplo alguna enfermedad, sino más bien a
un evento crónico. Es por ello que no se debe considerar desertor a los niños que se
enferman de manera temporal. En su lugar, se podría pensar que la reducción de las
tasas de deserción se debe a que las familias que se benefician del programa de
Desayunos Escolares lo perciban como una transferencia que contribuye a la
disminución de costos dentro del hogar.
Por su parte, Alcázar et. al. (2001), sobre la base de encuestas, analiza para diversos
países de América Latina los determinantes de la asistencia escolar y la de la decisión
de trabajar de niños provenientes de zonas rurales.44 Los autores encuentran que la
mayor proporción de jóvenes que trabajan, independientemente si combinan dicho
tiempo con el estudio o no, son residentes de zonas rurales, mientras que en las zonas
urbanas, los jóvenes que trabajan son menos pero lo hacen por más horas y, por lo
tanto, tienen menos oportunidad de combinarlo con el estudio. La razón por la cual los
jóvenes de las zonas rurales sustituyen estudio por trabajo es porque las familias
rurales sufren de restricciones financieras y el costo de enviar a los niños a la escuela
se eleva, sobre todo en zonas agrícolas y en temporadas de cosecha y siembra.
Asimismo, Alcázar y Valdivia (2005) sobre la base de un estudio cualitativo encuentran
que el 50% de los encuestados, tanto en la Encuesta Nacional de Hogares 2003
como en la encuesta recogida por ellos, toman la decisión de salir del colegio por falta
de dinero y necesidad de trabajar.45
Rodríguez (1999) hace referencia al género del desertor y encuentra que las tasas de
asistencia no presentan diferencia alguna, mientras que por área de residencia las
brechas se agravan, siendo los más perjudicados los niños que viven en zonas
rurales.46 Dichas diferencias son explicadas en parte por la falta de oferta a nivel de
secundaria, así como por el incremento del costo de oportunidad de las familias de
enviar a sus hijos a la escuela. Asimismo, señala que el atraso se incrementa en
grados superiores, en el ámbito rural y en centros educativos de gestión pública. Así
pues, ante el aumento del costo de oportunidad de mantener al niño en la escuela y un
menor rendimiento, se presenta como opción el retiro de parcial o total de parte de los
niños, incrementándose la tasa de deserción. Finalmente, y sobre todo en un contexto
en donde en Perú se han venido aplicando políticas desde el lado de la oferta, Cueto y
Rodríguez (2003) comprueban “…la importancia que tienen los factores ajenos a la
escuelas, entre los cuales algunos no pueden ser modificados con políticas educativas
exclusivamente (por ejemplo, nivel socioeconómico de la familia, disponibilidad de
ambiente adecuado de estudio y presencia de la madre, entre otros).47
43
Cueto, S. y M. Chinen (2000), op. cit.
44
Alcázar, L. et. al. (2001), op. cit.
45
Alcázar, L. y N. Valdivia (2005). Análisis de la deserción escolar en el Perú: evidencias a partir de
encuestas y de técnicas cualitativas. Grupo de Análisis para el Desarrollo, GRADE.
46
MINEDU (1999). Adquisición de Educación Escolar Básica en el Perú: Estudio del uso del tiempo de
los menores en edad escolar. Documento elaborado por José Rodríguez para el Ministerio de Educación,
Lima. Perú.
47
Cueto, S. y Rodríguez, J. (2003), op. cit. P. 433. Tomado del Balance de Investigación Económica en el
Perú.
14
Tal como ya se mencionó, el objetivo principal del presente estudio es caracterizar a
los alumnos que son más propensos a desertar e identificar cuáles son los momentos
más críticos en los cuales dicho riesgo aumenta. Asimismo, será interesante simular el
efecto del programa de transferencias condicionadas de dinero sobre la deserción.
Para cumplir con los objetivos propuestos, se ha optado por hacer uso de los modelos
de duración o supervivencia, los cuales son útiles para modelar el tiempo que
permanecen los niños en la escuela.
48
Ver CEPAL (2002). Deserción Escolar: un obstáculo para el logro de los objetivos del milenio. En
Panorama Social de América Latina 2001-2002. “El cálculo de la segunda forma se refiere al proceso
acumulado de deserción de todos los niños y jóvenes que componen ese grupo. Generalmente, las tasa de
deserción asociada a este tipo de medición son mucho mayores que las primeras, pues incluyen todos los
eventos de deserción, independientemente del momento en que ocurrieron. Además de señalar la
extensión del problema estimar las necesidades futuras de educación y capacitación para una mejor
inserción laboral de los desertores”.
49
Esta Tasa de Supervivencia podría ser considerada al final de primaria o secundaria como una tasa
bruta de haber completado la primaria o la secundaria, respectivamente. Por supuesto, no toma en
consideración si fue en el período oficial o no.
50
La tasa de supervivencia se ha medido como la proporción de alumnos que han entrado al sistema
educativo continuarán hasta alcanzar un determinado grado. Fuente: CEPAL, (2005). Education as a
pillar of human development. Capítulo 3 en The Millenium Development Goals: A Latin American and
Caribbean Perspective.
15
escondiendo el acumulado de niños que deciden no asistir al colegio en algún
momento de su vida escolar.
Tasas de deserción en Am érica Latina por área de Tasas de deserción en Am érica Latina por género
residencia Ho nduras
Guatemala
Guatemala
M exico
Ho nduras Nicaragua
Nicaragua El Salvado r
Venezuela Venezuela
M exico P araguay
El Salvado r Uruguay A mérica Latina:
B o livia Ecuado r Ho mbres=19%
P araguay A mérica Latina: Co sta Rica M ujeres=22%
Co sta Rica Urbano =27% P anama P erú:
LA C Rural=51% Co lo mbia Ho mbres=19%
Co lo mbia P erú: LA C M ujeres=22%
P anama Urbano =14% P eru
B razil Rural=35% B razil
P eru A rgentina
Chile B o livia
Do minicana Chile
0 10 20 30 40 50 60 70 80 0 10 20 30 40 50 60
Urbano Rural Hombres Mujeres
Fuente: ECLAC, NCES, ENAHO 2002 IV Quarter (for Peru). Estas tasas están medidas como complemento de la
supervivencia.
En relación a las diferencias por género, Perú muestra una tasa del 19% para los
niños y de 22% para las niñas, dentro del promedio latinoamericano (Ver Figura No.2).
Por su parte, Chile no presenta diferencia de género y, además, muestra la tasa de
deserción más baja de salida en la región (14%). No obstante, un hecho curioso es
que los países caribeños además de Uruguay y Venezuela, presentan una inequidad
que desfavorece a los niños. Si se compararan las brechas por género y las brechas
por área de residencia, se podrían observar dos aspectos importantes. El primero de
ellos se refiere a que en las zonas urbanas las tasas de deserción siempre son más
bajas que en las zonas rurales. Los malos resultados en las áreas rurales se pueden
atribuir a la geografía (poblaciones lejanas y dispersas) o al hecho que los niños
presentan obstáculos para su progreso escolar lo cual se traduce en repitencia y
deserción.51 El segundo aspecto es que en donde las brechas por área de residencia
son más bajas, las tasas de salida de los hombres son mayores que de las mujeres
(Ver Figura No. 3). De acuerdo con el informe de la CEPAL, con excepción de Chile,
México, Bolivia Guatemala, y Perú, los demás países muestran una situación
desfavorable para los hombres. Esto se debe a que la segunda meta del milenio
relacionada a cerrar las brechas de género se ha convertido en una realidad en
Latinoamérica. Asimismo, ya en la educación secundaria, los niños, especialmente en
51
CEPAL, (2005), op. cit. De acuerdo con el informe, sería útil, en la etapa primaria, hacer uso de
programas alimentarios escolares, dado que los problemas nutricionales son las principales razones por el
cual niños de hogares con bajos ingresos desarrollan dificultades para su desempeño escolar.
16
hogares de bajos ingresos, desertan más porque, tanto por razones de mercado como
por costumbristas, son los que tempranamente salen a buscar un empleo que ayude a
la economía familiar. Por ello, ya en el ciclo secundario, las políticas a implementar
deben estar dirigidas a otorgar incentivos a fin de cubrir dicho costo de oportunidad de
entrar a la fuerza laboral, y que condicionen a los hogares a mandar a sus hijos a la
escuela y a un buen desempeño.52
Figura No. 3. Relación de brechas por género y por área de residencia
1.5
Ratio Mujer/Hombre
1.25
0.75
0.5
1 2 3 4
RationRural/Urbano
Fuente: ECLAC
Bg − C g
B g = Tg + β V ( g )
w( g − 1, z )
Cg = cg +
1− β
donde:
Tg es la transferencia que tiene como condición que los padres envíen a sus
hijos a la escuela,
V(g) es la función de valor de haber obtenido un grado g, en otras palabras, la
“asistencia de un año adicional brinda acceso a mayor escolaridad a un niño
sobre su éxito en el año actual”.
β es la tasa de descuento,
52
Ibíd..
53
Raymond, M. y E. Sadoulet (2003). Educational grants closing the gap in schooling attainment
between poor and non-poor.
17
cg el costo del grado g,
z es un vector de características socioeconómicas del niño y,
w( g − 1, z )
es el valor presente de las ganancias de toda la vida (la utilidad de
1− β
no matricular a un niño, habiendo completado el grado g-1)
Lo que trata de representar este esquema es el hecho que los padres antes de
matricular a sus hijos analizan los costos y beneficios de esta decisión. Asimismo, es
importante observar las implicancias de este esquema sobre todo en el contexto de un
futuro programa de transferencias condicionadas al hogar en Perú y si éste tiene
espacio o impacto en las decisiones de las familias. Habiendo dicho lo anterior,
tenemos que los padres matricularán a sus hijos en el grado g si:
w( g − 1, z )
Tg + β V ( g ) − cg ≥
1− β
esto es, simplemente, que el valor presente de los beneficios de matricular a un niño
son más altos que el valor presente de los beneficios de no matricularlo. De acuerdo
con Raymond and Sadoulet (2003), la ecuación de Bellman que expresa la función de
valor sobre la decisión de matricular es:
⎧ w( g − 1, z ) ⎫
V ( g − 1) = max ⎨Tg − c g + β V ( g ), ⎬
⎩ 1− β ⎭
w( g − 1, z )
Definiendo Eg+1=1 si Tg − cg + β V ( g ) > , podemos expresar la probabilidad
1− β
de no matricular a un niño en el grado g+1, dado que el niño completó su educación
hasta el grado g como:
[
P E g +1 = 0 / E k = 1∀k = 1,..., g =] Pr(G = g )
Pr(G ≥ g )
= λ ( g + 1)
f ( g + 1) f ( g + 1)
λ ( g + 1) = =
1 − F ( g + 1) S ( g + 1)
54
Por supuesto estamos hablando de número de alumnos.
18
g +1
F ( g + 1) = ∫ f (u )du
0
es la función de distribución acumulada correspondiente.
grado g+1. Esta función nos muestra el porcentaje de personas supervivientes hasta el
grado g+1.
Entonces, se define la tasa de riesgo (h) como la probabilidad de que un niño deserte
en el grado g dado que se mantuvo en la escuela hasta el período g-1:
dg
h( g ) =
ng
Este ratio se refiere a la proporción de desertores en el año g con respecto al total de
desertores que aún se mantienen en la escuela hasta el año g más el número total de
niños que nunca desertarán. Entonces, la función de supervivencia (S) para el grado g
es:
55
Es importante mencionar que este estimador empírico debe ser usado con datos no paramétricos, no
correlacionados e idénticamente distribuidos, y debido a esto, no incluye variables explicativas ni
heterogeneidad. Adicionalmente, se presenta el problema de censura. Dicho problema se origina en el
hecho de que estamos tomando personas que se encuentran actualmente en la escuela y por lo tanto no se
conoce el resultado final de su supervivencia en ella. Por ejemplo, podemos observar que un niño desertó
la escuela al acabar el 6to grado de primaria. Sin embargo, no podemos saber si un niño que se encuentra
actualmente estudiando en 2do año de secundaria deserte en el futuro.
19
g g
S ( g ) = ∏ (ni − hi ) / ni = ∏ (1 − λi )
i =1 i =1
∧ ∧ 1 −1
λ (λ g ) γ
h( g ) = …función de densidad o tasa de riesgo
γ ⎛⎜1 + (λ g ) γ ⎞⎟
∧ 1
⎝ ⎠
56
Kiefer, N. (1988). Economic Duration Data and Hazard Functions. Journal of Economic Literature,
Vo. 26, No. 2, pp. 646-679.
57
Bhatatacharjee, A. y S. Das (2002). Testing proportionality in duration models with respect to
continuous covariates. Cambridge Working Paper in Economics No. 220
58
Kiefer, N. (1988). op. cit.
20
Los datos corresponden a la Encuesta Nacional de Hogares del 2002 del cuarto
trimestre. La muestra seleccionada fue de niños y niñas entre 6 y 17 años de edad, los
cuales llegan a completar 22,967 observaciones. Para cada uno de ellos, se consideró
el último año en el que se encontraba estudiando. Tal como ya se definió, será
considerado un desertor todo aquel niño o niña que no estuvo asistiendo a la escuela
en el 2002, excluyendo a aquellos que no lo hicieron por enfermedad, por asistir al
servicio militar, por haber concluido sus estudios o por estar estudiando en alguna
academia pre-universitaria. Esta manera de estimar la deserción presenta tres
desventajas. La primera de ellas es que no se toma en consideración el período por el
cual un niño se ha mantenido fuera de la escuela. Algunos estudios consideran la
deserción si es que el niño no ha regresado al colegio por más de un año. Asimismo,
tampoco se contempla el hecho de que el actual desertor regrese a la escuela en el
futuro. Sin embargo, el objetivo principal es que el niño no deserte y que se mantenga
de manera normativa en el colegio. Es por ello que, para el presente estudio, no es
relevante el saber si el desertor regresa o no a la escuela. La segunda se refiere al uso
de la encuesta de corte transversal y no un panel, lo cual impide observar al mismo
niño a lo largo de su vida escolar. No obstante, el uso de todos los niños en edad
escolar permite simular la evolución de un mismo cohorte a lo largo del tiempo.
Finalmente, la última desventaja es que no se conoce a ciencia cierta si un niño o niña
que aún no ha completado el ciclo escolar, deserte en el futuro, antes de culminarlo.
Como balance, se tiene que la duración escolar es definida como el último año escolar
que alcanzó hasta que dejó de asistir.
V. Resultados
59
Ministerio de Educación (2005). Indicadores de la Educación. Perú 2004. Lima, Perú.
60
Ibíd..
21
presenta una diferencia significativa con las estimaciones de la ENAHO. Un hecho
adicional que parece curios es que la caída sostenida del número de alumnos
desertores desde 1998 hasta el 2000 se vio interrumpida por un incremento sustancial
en el 2001 y que aún no se recupera en el 2002.
Año Escolar
4p
3s
3p
2s
2p
1p 1s
0 10 20 30 40 50 0 10 20 30 40 50
Número de desertores Número de desertores
Fuente: Ministerio de Educación (2005). Indicadores de la Educación. Perú 2004. Lima, Perú.
Si se tomara el año 2002 a fin de comparar los resultados por año escolar entre las
cifras del Ministerio de Educación y las provenientes de la Encuesta Nacional de
Hogares (ENAHO), se observarían dos puntos resaltantes. En primer lugar, las tasas
de deserción calculadas sobre la base del método Kaplan-Meier muestran resultados
muy similares, 18.96% para el MINEDU y 19.57 para la ENAHO (Ver Figura No.5). No
obstante, se observan diferencias en las estimaciones por género. Mientras que con
las cifras del Ministerio de Educación los hombres presentan una tasa de deserción
más alta que las mujeres, la Encuesta Nacional arroja un resultado inverso. La
diferencia de los resultados es más dramática aún al saber que la brecha mostrada por
el MINEDU es de 0.74 puntos porcentuales y, a su vez, la de la ENAHO es de 2.84
puntos porcentuales, aunque se pensaría que esta última estaría perdiendo
significancia a dicho nivel. En segundo lugar, las tasas mostradas para toda la
educación primaria son similares. No obstante, las cifras para secundaria se
diferencian sustancialmente en dos momentos del tiempo: el primer y el quinto año.
Para el caso del primer año de secundaria, la ENAHO arroja una tasa mayor que la del
MINEDU en aproximadamente 4 puntos porcentuales. Por el contrario, para el quinto
año de educación secundaria, el MINEDU arroja tasas mayores que la ENAHO en
aproximadamente 5.8 puntos porcentuales. Al parecer, las cifras del MINEDU no están
tomando en cuenta a aquellos alumnos que dejan la escuela formal y se insertan en
academias pre-universitarias o en el servicio militar. Al final, como resultado, estas
diferencias se cancelan al momento de calcular la tasa global, por ello, si se corrigiera
lo mencionado en la última oración, se tendría que las tasas de la ENAHO son más
altas que las del MINEDU. No obstante, la tendencia conocida de una mayor deserción
entre finalizar el ciclo primario y comenzar el ciclo secundario es observada en ambas
bases de datos.
22
Figura No. 5. Tasas de deserción: Ministerio de Educación y Encuesta Nacional de
Hogares, 2002
Tasa de deserción
0.06 0.06
0.03 0.03
0.00 0.00
1p 2p 3p 4p 5p 6p 1s 2s 3s 4s 5s 1p 2p 3p 4p 5p 6p 1s 2s 3s 4s 5s
Año Escolar Año Escolar
0.06
0.03
0.00
1p 2p 3p 4p 5p 6p 1s 2s 3s 4s 5s
Año Escolar
Fuente: MINEDU, Ministerio de Educación (2005). Indicadores de la Educación. Perú 2004. Lima, Perú e INEI,
Encuesta Nacional de Hogares 2002.
Estimaciones no-paramétricas
Las funciones empíricas de riesgo y supervivencia han sido calculadas utilizando la
información proveniente de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) 2002 en cuatro
niveles: i) nacional, ii) por género, iii) según área de residencia (urbano o rural) y iv)
según nivel de pobreza.
Los resultados muestran que en el nivel nacional se observa que el 19.57% de los
niños entre 5 y 17 años de edad desertan el colegio (Ver Figura No. 6). De acuerdo
con la evolución de las funciones empíricas de riesgo y supervivencia, se observa que
el riesgo más elevado de deserción escolar ocurre en el séptimo grado (primer año de
secundaria). Asimismo, se puede apreciar que entre el noveno y décimo grado, la
probabilidad se incrementa. Una probable causa del incremento en el riesgo es el
elevado costo de oportunidad para los padres de mantener a sus hijos en el colegio
durante los años de secundaria, puesto que se encuentran más aptos para aportar
dinero al hogar en ese momento. Estos resultados son considerables dado que no sólo
afectan al ingreso futuro de los hogares, sino también de toda la sociedad. De acuerdo
con un estudio de la CEPAL, en los países de Latinoamérica que se han alcanzado
23
altas tasas de matrícula secundaria, el haber completado ésta se traduce en un
incremento de los salarios de la población adulta de aproximadamente 30%.61
En relación al género, aún cuando los resultados empíricos según género se muestran
desfavorables para las mujeres, esta diferencia no es significativa (Ver Figura No. 7).
De acuerdo con lo que se puede apreciar, el 18.8% de los niños varones entre 5 y 17
años de edad desertan, mientras que en el caso de las niñas de la misma edad, este
número se eleva a 21.5%. A pesar que la dinámica se mantiene, la diferencia se
encuentra en el hecho que las niñas poseen una probabilidad ligeramente más alta
que los varones de desertar. No obstante, para ambos sexos el riesgo más elevado de
desertar se ubica en el séptimo grado (primer año de secundaria): 6% para los niños y
7% en el caso de las niñas.
61
ECLAC (2002b, capítulo III).
62
Ver Theidon, K., E. Laynes, C. Lagos, L. Pérez, V. Betalleluz, M. Pariona, F. Zárate, G. Alfaro y E.
Villarea (1999). Análisis situacional de la educación de las niñas en Ayacucho. Ayacucho, Care Perú-
USAID y también Montero, C. y T. Tovar (1999), Agenda abierta para la educación de las niñas rurales.
Documento de trabajo 106. Lima, Care Perú-IEP-Foro Educativo.
63
Contreras, D. y D. Zapata (2004). Child labor in Bolivia: schooling, gender and ethnic groups.
Departamento de Economía de la Universidad de Chile.
24
Figura No. 7. Funciones Empíricas de Supervivencia de Riesgo por género
De acuerdo con los resultados por área de residencia se puede observar que el 14.4%
de los niños entre 5 y 17 años de edad desertan la escuela en el sector urbano (Ver
Figura No. 8). Por el contrario, para los niños provenientes de las zonas rurales, el
riesgo de desertar es más del doble (35%). El efecto de vivir en áreas rurales
aumenta, en promedio, en 74% la probabilidad de dejar la escuela, mientras que el
vivir en áreas urbanas disminuye en 30% dicha probabilidad.
Básicamente son dos aspectos que influyen en que los resultados para las zonas
urbanas sean menores que para las zonas rurales:
25
Figura No. 8. Funciones Empíricas de Supervivencia de Riesgo por área de residencia
Tomando en cuenta el nivel de pobreza, se observa que el 35.6% de los niños entre 5
y 17 años de edad que viven en hogares de extrema pobreza tienden a salir del
colegio (Ver Figura No. 9). En el caso de los que viven en pobreza no-extrema, esta
tasa cae a 20.9%, mientras que en los hogares no-pobres es mucho menor: 11.1%.
Entre los niños que son pobres extremos, la probabilidad más alta se presenta cuando
están el en séptimo año, al igual que en el caso de los niños que son pobres no-
extremos. En el caso de los niños que no son pobres esto ocurre en el noveno año de
educación, quizá porque este grupo esta compuesto básicamente por población
urbana. Las diferencias notorias se observan si se tomaran en cuenta las magnitudes:
en el caso de los niños extremadamente pobres la probabilidad llega a 14%, mientras
que en el caso de los pobres no extremos y no pobres este valor cae a 6% y 3%
respectivamente. Estos números refuerzan el hecho de que el costo de oportunidad,
relativo a los ingresos promedio de cada uno de estos grupos poblacionales, de enviar
a los niños al colegio entre los extremadamente pobres es mucho más elevado que en
los casos de los pobres no-extremos y los no-pobres.64
64
Ravallion, M. y Q. Wodon (2000), op. cit.
26
A fin de probar la significancia de las diferencias entre las dinámicas observadas, en la
siguiente tabla se muestran las pruebas de igualdad de las funciones de supervivencia
presentadas. La hipótesis nula se refiere al no rechazo de que las funciones de
supervivencia sean las mismas. Las pruebas rechazan la hipótesis de igualdad de las
funciones empíricas de supervivencia y de riesgo para cada uno de los niveles
trabajados: género, área de residencia y nivel de pobreza. No obstante, se estimarán
los modelos de supervivencia por género y área de residencia, mas no por nivel de
pobreza.
Estimaciones paramétricas
Tal como ya se mencionó líneas arriba, se usará la distribución log-logísitca a fin de
llevar a cabo las estimaciones. A continuación, se presentan las tasas de riesgo para
cada una de las variables explicativas usadas en los modelos.65
65
Cabe recordar que un ratio mayor a 1 significa que la variable explicativa en cuestión aumenta la
probabilidad de deserción, mientras que un ratio menor a 1, la disminuye. Estos ratios de riesgo están
evaluados en las medias de cada variable para cada grupo.
27
Tabla No. 2. Resultados de los Modelos de Supervivencia: Ratios de Riesgo
66
El estrato está definido de la siguiente manera: 1=mayor de 100,000 viviendas, 2=de 20,001 a 100,000
viviendas, 3=de 10,001 a 20,000, 4=de 4,001 a 10,000, 5=de 401 a 4,000, 6=menos de 400 viviendas,
7=Área de Empadronamiento Rural Compuesto, 8=Área de Empadronamiento Rural Simple
67
El nivel educativo del padre y de la madre está definido como: 1= sin nivel, 2= inicial, 3=primaria
incompleta, 4=primaria completa, 5=secundaria incompleta, 6= secundaria completa, 7=superior no
universitaria incompleta, 8=superior no universitaria completa, 9= superior universitaria incompleta, 10=
superior universitaria completa, 11=posgrado.
28
Variables Niños Rurales Niños Urbanos Niñas Rurales Niñas Urbanas
Gasto per cápita por pobreza
0.972 ** 0.979 *** 0.957 *** 0.986 **
extrema
Gasto per cápita por pobreza 0.977 **
Constante 0.109 *** 0.114 *** 0.126 *** 0.053 ***
Gamma 0.161 *** 0.155 *** 0.141 *** 0.160 ***
*** Significativo al 99%. **Significativo al 95%. * Significativo al 90%.
68
Tal como se mencionó en la introducción, el atraso escolar está estrechamente relacionado con la
repitencia y el logro escolar. Por ello, una mayor repitencia en el mediano plazo se traduciría en una
mayor probabilidad de dejar la escuela. CEPAL (2002). Ver también Cortez, R. (2001). El atraso escolar:
lecciones para una agenda de política pública. Consorcio de Investigación Económica y Social, CIES,
Lima, Perú.
29
Ahora bien, al observar los resultados relacionados a la ubicación geográfica, se tiene
que los niños rurales de la selva y las niñas de Lima Metropolitana presentan la mayor
probabilidad de desertar. Por otro lado, son los niños urbanos de la sierra los que
muestran una menor propensión de dejar la escuela antes de finalizar el ciclo escolar.
Finalmente, se presentan dos resultados interesantes que afectan a los niños. Por un
lado, aquellos que viven en las zonas rurales, en las que el principal acceso es por una
69
Acres, R. (2005). School Enrollment Impacts of Non-Traditional Household Structure. Departamento
de Economía de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign.
30
trocha o sendero, la probabilidad de que asistan a la escuela disminuye. Por otro lado,
para aquellos niños que viven en zonas urbanas, mientras más grande sea el centro
poblado en el que viven, mayor será la probabilidad de dejar la escuela, dado que hay
más oportunidad de poder encontrar un trabajo, sobre todo en una edad temprana.
70
Sólo el 24% de los desertores retorna al año siguiente de haber desertado.
71
Se pensó usar el costo del transporte como proxy de la distancia entre los niños y la escuela.
31
Figura No. 10. Tasas de Riesgo por Año Escolar: Empírico y Estimado
0.25
Tasa de deserción
0.20
0.2
0.15
0.15
0.10
0.1
0.05
0.05
0.00 0
1 1
Tasa de deserción
Empirica Estimada Empirica Estimada
0.07
Tasa de deserción
0.05
0.06
0.04
0.05
0.03 0.04
0.02
0.03
0.02
0.01
0.01
0 0
1
1
Año Escolar Año Escolar
Elaboración Propia.
Asimismo, se hizo uso de los residuos Cox-Snell.72 En tanto los residuos del modelo
estimado comparados con los residuos empíricos se aproximen a una línea recta con
pendiente 1, el modelo estimado estará explicando de manera correcta la información
empírica. Para los cuatro modelos estimados, este es el caso (Ver Figura No. 11). No
se observa alguna diferencia dramática entre ambos residuos. Por lo tanto, se puede
decir que los modelos que se obtuvieron explican relativamente bien la realidad.
72
Los residuos Cox-Snell (1968) para una observación i en el grado g se define como la función acumulada de riesgo
∧ ∧
del modelo estimado: H i ( g i ) = − ln S i ( g i ) . Cox y Snell mencionan que si el modelo estimado aproxima de
manera correcta la información empírica, los residuos son tantas observaciones como individuos se tiene provenientes
de una distribución exponencial con media uno. Por ello, al graficar la tasa de riesgo acumulada de los residuos contra
los residuos empíricos, debe dar como resultado una línea recta de pendiente 1. Ver Cox, D. y J. Snell (1968). A
general definition of residuals (with discusión). Journal of Royal Statistical Society, Vol. 30, pp. 248-275.
32
Figura No. 11. Residuos de los Modelos estimados
Elaboración Propia.
Así pues, para los cuatro grupos estudiados, se realizaron simulaciones de cambios de
la tasa de supervivencia del individuo promedio para cada año escolar ante cambios
del gasto per cápita promedio.
33
entregar a cada familia. Asimismo, se ajustó por el número de niños o niñas en edad
escolar que cada hogar tiene en promedio para cada uno de los cuatro grupos a fin de
cuantificar la transferencia total que recibe una determinada familia. Las simulaciones
arrojan dos resultados importantes (Ver Figura No. 12). El primero de ellos es que las
transferencias tienen un impacto mayor en el sector rural que en el urbano, y aún
mayor en las niñas que en los niños. En este sentido, se observa que en las zonas
rurales, el impacto de las transferencias es de una disminución en la tasa de deserción
(salida del sistema escolar) del orden del 36% para las niñas y del 23% para los niños,
mientras que en las áreas urbanas esta disminución bordea el 28% para el caso de los
niños y de 14% para las niñas.73
El segundo resultado que vale la pena resaltar es el vínculo entre el atraso escolar y la
deserción escolar. A fin de observar el efecto de una disminución del atraso escolar
sobre la deserción, se tomó como referencia la tasa de entrada al primer año escolar
(primer año de educación primaria) en edad normativa. El atraso total es de 45% de
los niños que se encuentran matriculados. El 20% de los alumnos se encuentran en
extraedad por entrar tarde al primer año escolar. Entre el 19% y 25% de los alumnos
se encuentran en extraedad por repitencia o retiro del año escolar en primaria. Por lo
tanto, se puede decir que aproximadamente el 50% del atraso escolar es explicado por
el ingreso tardío al primer año de educación primaria. Así pues, incentivando el ingreso
al primer año escolar en la edad normativa, se podría estar reduciendo el atraso hasta
en un 50% de los niveles actuales. Tomando lo anterior como referencia, los
resultados muestran que, además de la transferencia monetaria, la disminución del
atraso escolar repercute en una mayor disminución de la deserción.
Así pues, adicionalmente al efecto de las transferencias, la disminución del atraso trae
consigo una disminución significativa de la tasa de deserción en las áreas urbanas.
Dicho impacto es mayor en niños (38 puntos adicionales al efecto de las
transferencias). Adicionalmente, el monto total transferido a las familias ascendería a
6 millones de nuevos soles mensuales. Vale la pena señalar que este monto considera
que se le está otorgando el dinero a las familias que tienen niños que dejado de asistir
a la escuela, por lo tanto es focalizado y no existen filtraciones ni se están
considerando los costos administrativos. Es necesario mencionar que este es, por lo
tanto, un límite inferior.
73
Es importante resaltar que Gertler y Glewwe (1990) encontraron que las famlias rurales estarían
dispuestas a pagar más que lo cuesta construir y poner en operación un colegio con el objetivo de reducir
el tiempo que les toma a los niños dirigirse a éste de 2 horas a cero. Este resultado es importante, puesto
que si no hubiesen restricciones económicas o de crédito, eventualmente, las familias rurales pagarían.
Gertler, P. y P. Glewwe (1990). The willingnes to pay for education: Evidence from Rural Peru. Journal
of Public Economics 42, 251-275.
34
Figura No. 12. Efecto de las transferencias monetarias y disminución del atraso sobre la
deserción escolar
Tasa de deserción
0.12 0.16
Impact o con 0.14 Impact o con
0.1 2,960,903 973,921
disminución de 0.12 disminución de
0.08 nuevos soles atraso (50%)=63% nuevos soles atraso (50%)=78%
0.1
Impact o= 23% Impact o= 36%
0.06 0.08
0.06
0.04
0.04
0.02 0.02
0 0
1p 2p 3p 4p 5p 6p 1s 2s 3s 4s 5s 1p 2p 3p 4p 5p 6p 1s 2s 3s 4s 5s
Año Escolar Año Escolar
Tasa de deserción
1,154,165
nuevos soles
0.025 0.03 nuevos soles
Impacto= 28%
Impact o= 14%
0.02 0.025
Impact o con
disminución de 0.02 Impact o con
0.015 disminución de
atraso
0.01 (50%)=66% 0.015 atraso
(50%)=49%
0.01
0.005
0.005
0
1p 2p 3p 4p 5p 6p 1s 2s 3s 4s 5s 0
Año Escolar Año Escolar
Elaboración Propia.
El presente estudio ha analizado los factores por los cuales un niño o una niña
dejarían la escuela. Asimismo, se han identificado los años escolares críticos en los
que existe una mayor probabilidad de deserción. A continuación se presentan las
principales conclusiones de la investigación realizada:
35
de las mujeres), mientras que con la ENAHO, la tasa de deserción para las mujeres
es mayor que la de los hombres (en 2.8 puntos porcentuales). Se piensa que la
ENAHO estaría perdiendo significancia a dicho nivel de inferencia y que, por lo tanto,
las cifras del MINEDU son más confiables. Por ello, se diría que no existe una
diferencia significativa entre ambas tasas.
- Por el contrario, por área de residencia, las tasas de deserción por año escolar
evolucionan de manera sistemáticamente diferente: a partir de la ENAHO se puede
observar que mientras en las zonas rurales el paso a la secundaria es un punto
crítico, en las zonas urbanas, la probabilidad de dejar la escuela aumenta
permanentemente en toda la secundaria. Asimismo, las estimaciones por nivel de
pobreza arrojan que el paso a la secundaria es el punto más crítico y que las tasas
son más altas conforme más pobres son las familias. Lo último sería considerado
como un primer indicio de que son las restricciones económicas un determinante
importante por el que los niños dejen la escuela.
36
la escuela. Parece ser que la conformación de hogares por parte de niñas menores
de 18 años es un evento común en las zonas urbanas y, sobre todo, en Lima,
relacionándose éste con el embarazo adolescente.
- De igual manera, los niños rurales que no pertenecen al núcleo familiar presentan
una mayor tasa de deserción.
- Una variable en la que se encuentran resultados opuestos es el de los hogares en
donde el jefe de hogar es una mujer. Por un lado, este evento es importante sólo
para las niñas. Por otro lado, en las zonas rurales representa una mayor probabilidad
de mantenerse en la escuela, mientras que en las zonas urbanas, una mayor
probabilidad de dejarla. Lo contra opuesto de los resultado se puede deber a que en
las zonas rurales existe una corriente de valorización de la educación y, sobre todo,
la de la mujer, aún mayor en hogares jefaturados por una mujer. Por el contrario, en
las zonas urbanas, el que el jefe del hogar sea una mujer en la mayoría de casos
significa que ésta no tiene una pareja permanente y, por lo tanto, una fuente menos
de ingresos, especialmente crucial en las ciudades donde los costos relativos son
más altos.
- Con respecto a los hermanos de los estudiantes, se tienen tres resultados. En
primer lugar, los alumnos que tienen hermanos en edad secundaria presentan una
menor probabilidad de desertar, mientras que los alumnos con hermanos en edad
primaria tienen una mayor probabilidad de permanecer en la escuela. En segundo
lugar, se prefiere mantener en la escuela a los hijos que a las hijas. La excepción a
lo anterior son las niñas de las zonas rurales, quienes presentan una mayor
probabilidad de mantenerse en el colegio que sus hermanos en edad secundaria, tal
como ya se mencionó, posiblemente por una valorización de la educación de las
mujeres. Por último, los niños rurales y las niñas urbanas con hermanos menores de
6 años son más propensos a dejar la escuela. Este caso es curioso, porque mientras
que en las zonas rurales se puede pensar que los niños están encargados de cuidar
a sus hermanos menores debido a que se necesita de cierta fortaleza física, en las
zonas urbanas, se considera un quehacer del hogar y, por tanto, son responsabilidad
de las niñas.
- Finalmente, los niños urbanos que viven en centros poblados más grandes
presentan una mayor probabilidad de dejar la escuela, probablemente por la mayor
existencia de oportunidades laborales para los niños.
De las simulaciones:
- De las simulaciones del esquema de transferencias monetarias se desprende que
éste puede tener un efecto sobre la disminución de la tasa de deserción entre 14% y
36%, siendo las zonas rurales en donde el efecto es mayor, y sobre todo en las
niñas. Por el contrario, en las zonas urbanas el efecto es mayor en los niños.
- Si se incentivaría la entrada al primer año de primaria en edad normativa, se estaría
reduciendo hasta en, aproximadamente, un 50% el atraso escolar y, por lo tanto, la
tasa de deserción caería entre un 50% y 78%. El efecto de la disminución del atraso
escolar sobre la deserción es similar en los cuatro grupos estudiados.
- El impacto en la deserción sería mayor si se focalizaran las transferencias
monetarias a los años de educación secundaria (sobre todo en el primer año) y se
siguiera con el esquema de transferencias en especies para la educación primaria
(CEPAL, 2005).
37
- El remanente de la deserción sería explicado por la influencia intrafamilar y de la
comunidad.74
Sobre la base de los resultados, se observa que la falta de oferta es un determinante
para el ausentismo y la deserción en las zonas rurales. Sin embargo, ésta puede ser
frontalmente atacada con el esquema de transferencias condicionadas de dinero. Éste
sería importante en las zonas rurales y, especialmente, para las niñas. Asimismo, se
puede observar que para las niñas urbanas, los problemas no económicos son más
importantes, dado el bajo efecto en las simulaciones de las transferencias y la
existencia de variables como si una mujer es jefe del hogar o si la niña es esposa del
jefe del hogar, lo cual estaría estrechamente relacionado al embarazo adolescente.
74
Alcázar, L. y N. Valdivia (2005), op. cit.
75
Sin embargo, es importante tener en cuenta los hallazgos en Alcázar y Valdivia (2005). Los autores
encuentran que no sólo son los bajos ingresos económicos el determinante exclusivo de la deserción, sino
también las deficientes condiciones de vida, la desintegración familiar y la precariedad de las relaciones
afectivas dentro del hogar.
38
una educación de mayor calidad y que responda a los requerimientos sociales de los
niños.
Como futura investigación queda pendiente el tratar el atraso escolar como una
variable endógena. Cortez (2001) lo hizo haciendo uso de la Encuesta de Niveles de
Vida, no obstante, será importante replicarlo con la ENAHO e incorporarlo a una
ecuación de deserción escolar. Asimismo, el vincular las pruebas de medición del
rendimiento del Ministerio de Educación, las cuales, para el 2004 tendrán una
representatividad a nivel departamental. De igual modo, poder recoger, sobre la base
de los Censos Escolares, el tiempo que se demora cada alumno en llegar a su escuela
y la edad en la que ingresó a primer grado de primaria. Asimismo, será de gran
importancia recoger de la Encuesta Nacional de Hogares la lengua materna del niño,
sobre todo cuando se sabe que en las zonas rurales la deserción es más alta, en
donde el bilingüismo es generalizado. Por último, será importante tener información
cuantitativa acerca de las entradas y salidas del sistema escolar sobre la base de
datos de panel.
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42
attainment between poor and non-poor.
43
IX. Anexos
Primaria de
75,919 80,599 65,454 81,783 65,609 66,648 86,004 88,085 76,224 82,966
Menores
1º grado 23,078 20,582 23,753 20,873 16,553 10,700 17,382 15,746 18,238 17,055
2º grado 9,438 12,218 7,232 17,600 8,710 9,538 14,892 15,545 13,003 13,985
3º grado 10,286 12,503 5,822 12,356 8,704 10,545 17,675 14,239 10,598 13,204
4º grado 9,352 10,893 6,345 9,195 8,476 10,619 10,558 15,895 10,372 12,563
5º grado 11,391 12,559 10,217 10,293 10,718 13,018 13,586 14,785 12,265 14,068
6º grado 12,374 11,844 12,085 11,466 12,448 12,228 11,911 11,875 11,748 12,091
Secundaria de
74,871 56,732 69,362 48,802 66,290 54,221 88,138 81,516 78,889 67,493
Menores
1º grado 23,063 16,915 19,294 12,158 17,024 12,128 26,049 16,382 22,969 18,738
2º grado 14,460 11,574 12,988 8,901 10,740 8,526 14,486 20,170 15,976 12,840
3º grado 14,278 10,598 12,831 8,659 9,125 7,616 12,388 11,316 13,516 12,307
4º grado 8,969 6,491 9,861 7,544 18,727 17,517 22,191 23,792 9,220 10,044
5º grado 14,101 11,154 14,388 11,540 10,674 8,434 13,024 9,856 17,208 13,564
Fuente: Censo Escolar 1998-2002 del Ministerio de Educación.
Elaboración: Unidad de Estadística Educativa - Ministerio de Educación.
Nota: En el reporte de información interanual, como es el caso de los estudiantes matriculados el año anterior que no se matriculan en
ningún grado el año siguiente, sólo es posible desagregar por género. Desagregaciones por área geográfica o tipo de gestión del centro
educativo supondrían, erróneamente, que los estudiantes del área rural no migran al área urbana o que estudiantes de centros
educativos de gestión pública no se trasladan a centros educativos de gestión privada, por ejemplo. Nota: No incluye la deserción en
instituciones educativas omisas a la información en el año correspondiente. Fuente: Censo Escolar 1998-2002 del Ministerio de
Educación.
45
Tabla No. A.3. Estadísticas Descriptivas de las variables utilizadas en los modelos
Niños Rurales Niños Urbanos Niñas Rurales Niñas Urbanas
Variable
Media Desv. Est. Media Desv. Est. Media Desv. Est. Media Desv. Est.
Número de años atrasado 1,48 0,04 0,80 0,02 1,56 0,04 0,79 0,02
Nivel Educativo del Padre 3,82 0,04 5,57 0,06 3,82 0,04 5,48 0,05
Nivel Educativo de la Madre 2,92 0,04 4,84 0,06 2,87 0,04 4,73 0,05
Si el niño vive en Lima 0,00 0,00 0,37 0,01 0,00 0,00 0,36 0,01
Si el niño vive en la Sierra 0,63 0,02 0,24 0,01 0,65 0,02 0,25 0,01
Si el niño vive en la Selva 0,23 0,02 0,12 0,01 0,21 0,02 0,13 0,01
Número de hermas en edad primaria 0,46 0,01 0,32 0,01 0,96 0,02 0,83 0,02
Número de hermanas en edad secundaria 0,45 0,01 0,39 0,01 0,91 0,02 0,90 0,02
Número de hermanos en secundaria 1,03 0,02 0,90 0,02 0,51 0,02 0,38 0,01
Número de hermanos menores de 6 años 0,79 0,02 0,50 0,02 0,80 0,02 0,53 0,02
Si el jefe de hogar es una mujer 0,09 0,01 0,19 0,01 0,11 0,01 0,19 0,01
Si el niño es esposo del jefe del hogar 0,00 0,00 0,00 0,00 0,01 0,00 0,00 0,00
Si el niño no es ni jefe de hogar, ni esposo ni hijo del jefe del hogar 0,10 0,01 0,19 0,01 0,11 0,01 0,21 0,01
Gasto per cápita de las familias que tienen hijos en quinto de primaria 313.27 10.03 755.07 27.68 314.79 9.84 783.91 38.49
Gasto per cápita de las familias que tienen hijos en sexto de primaria 316.45 11.44 1093.94 172.27 303.93 8.91 789.63 30.76
Gasto per cápita de las familias que tienen hijos en primero de secundaria 341.20 12.59 1050.99 75.85 329.04 10.15 869.52 47.77
Gasto per cápita de las familias que tienen hijos en segundo de secundaria 378.32 14.99 896.36 57.38 390.03 23.44 984.34 106.53
Gasto per cápita de las familias que tienen hijos en tercero de secundaria 391.11 18.09 1033.70 86.77 453.36 34.67 903.77 51.94
Gasto per cápita de las familias que tienen hijos en cuarto de secundaria 389.90 17.09 954.48 67.45 389.62 18.17 933.18 49.56
Gasto per cápita de las familias que tienen hijos en quinto de secundaria 439.86 23.30 1042.28 78.14 515.83 56.72 976.69 64.78
Gasto per cápita para familias pobres extremas 202.93 2.14 263.63 3.98 203.09 2.39 265.26 3.66
Gasto per cápita de las familias pobres 380.38 2.64 519.32 4.35 382.66 2.47 521.47 4.49
Si el principal acceso al distrito es una trocha o sendero 0,01 0,00 0,00 0,00 0,01 0,00 0,00 0,00
Estrato 7,23 0,01 2,56 0,04 7,24 0,01 2,52 0,04
Número de alumnos por docente en el distrito 23,07 0,23 20,67 0,12 23,02 0,21 20,66 0,13