EMPUJE-36
desconectarse, para ahorrarla cuando
Vuelos y ritmos biológicos
Jesús Lanza Pérez
TCP. lB. OC-lO
Psicólogo
La reflexión
Este artículo surge como consecuen-
cia de haber sufrido (digo bien ... ¡SU-
frido!) dos vuelos nocturnos segui-
dos, en el mes de abril, cuyas horas
de despegue eran las 03.15 y 03.40
horas.
En ambos vuelos coincidí con un
entrañable amigo OTV. En el prime-
ro Ibamos al mismo vuelo (SDQ).
Mientras que en el segundo, él repetía
y yo iba a San Juan.
La primera vez nos encontramos
en la furgoneta bajando del parking,
comentando lo de siempre ... ¿dónde
vas? a Santo Domingo ... ¡yo tam-
bién! Entonces él me comentó: «He
intentado echarme la siesta, pero no
he podido dormirme y nos queda to-
da la noche por delante». «Yo sí he
dormido un par de horas, le contesté,
pero estoy hecho polvo a estas ho-
ras ... »
En el segundo vuelo nos encontra-
mos en firmas y me dijo: «¿sabes Je-
sús, hoy tampoco he podido dormir».
Pero todo esto, ¿qué tiene que ver
con el título del artículo? .. ¡mucho!,
pues me hizo reflexionar sobre varios
aspectos que me gustaría compartir
con todos vosotros, y, si lo leen los
responsables de las programaciones,
me daría por satisfecho si también a
ellos les hiciera reflexionar.
I La cronobiología
La medicina clásica hablaba de la hi-
pótesis de la homeostasis, y postula-
ba que el organismo poseía un equili-
brio interno de regulación que mante-
nía constante las funciones fisiológi-
cas. Según esta bipótesis por tanto, el
organismo siempre funcionaba de
igual modo. La alteración de esa cons-
tancia significaba la enfermedad.
Pero si nos fijamos detalladamente
en la naturaleza y los seres vivos, ve-
mos que hay una tendencia natural
hacia los ritmos. La noche y el día,
las estaciones, la caída de las hojas,
los ciclos reproductores de los anima-
les, la menstruación en las mujeres, y
así un sinfín de ritmos biológicos.
En la actualidad hay una nueva
disciplina denominada cronobiología
y se ocupa de estudiar estos ritmos
biológicos.
Podemos ver que existen diferentes
tipos de ritmos biológicos dependien-
do de su duración. Así hablamos de
ritmos circadia n os, que tienen una
duración de unas 25 horas (muy pró-
ximo al día solar), y otros como los
ultradianos con duración superior al
día, como pueden ser los ciclos mens-
truales de las mujeres, entre otros.
Las distintas funciones fisiológicas
presentan fases de niveles mínimos y
otras donde los niveles son máximos
(acrofases).
En la especie humana, la capacidad
del sistema nervioso (memoria, aten-
ción o coordinación motora), la acti-
vidad cardiovascular o pulmonar, la
fuerza muscular, y otras, presentan
una acrofase o pico hacia la mitad de
la jornada. Por otro lado, tenemos
que el pico de las catecolaminas (sus-
tancias neurohormonales), que tienen
como función la activación general
fisiológica (arousal fisiológico), es
justo al amanecer, en el momento del
despertar.
Pero mire usted por donde, los ni-
veles más bajos del arousal fisiológi-
co se sitúan alrededor de las 03.00 ho-
ras. Es decir, que es a esta hora cuan-
do la actividad física, psíquica e inte-
lectual pasa por su fase mínima.
Si nos ponemos a analizarlo, ve-
mos que todo esto tiene sentido. Pa-
rece lógico que nuestro organismo
posea toda su capacidad energética y
de rendimiento cuando más la necesi-
tamos, la vigilia. Y que descienda
cuando nos es menos útil, en la hora
del reposo. Probablemente es una
buena forma de mantener nuestras
«baterías» cargadas. Sabemos que
todos los sistemas modernos que uti-
lizan energía limitada tienden a auto-
SEPTIEMBRE 1991
no se está usando.
Este proceso en los sistemas bioló-
gicos, no se consigue de la noche a la
mañana. Necesitan muchos años pa-
ra programarse, regulados por un
proceso de selección natural. y lo na-
tural es trabajar y mantener la activi-
dad durante el día; y reposar y dor-
mir durante la noche.
Es por eso que no nos podemos
programar a voluntad ... hoy tengo
un vuelo nocturno, le doy al «termos-
tato» y me duermo cuando quiera.
Mi amigo el OTV, como yo, y todos
vosotros, somos un sistema orgánico,
en otras palabras, sólo seres humanos
y no sistemas electrónicos. No es de
extrañar que no pudiese dormir cuan-
do él quería. Se duerme cuando se tie-
ne sueño, punto.
Las preguntas
Sólo soy un pequeño engranaje de la
gigantesca máquina que es IBERIA, y
como tal, no poseo la suficiente in-
formación de por qué se toman deter-
minadas decisiones. Es por eso, que
debido a mi ignorancia me gustaría
hacer algunas preguntas, por si tuvie-
sen una posible contestación.
Para programar los vuelos, ¿solo
se tienen en cuenta criterios comer-
ciales?, o por el contrario, ¿se le pide
opinión a seguridad en vuelo? Y si
es así, ¿se le hace caso? ¿Se tiene
en cuenta, que justamente sobre las
03.00 horas, es la hora del peor rendi-
miento humano? ¿Se tiene en cuenta
que los pilotos, OTVs, TCPs, y pasa-
jeros son humanos?
Las respuestas evidentemente no
las sé, pero si sus resultados. ¡Se pro-
graman vuelos con despegues a las
03.00 horas!
Afortunadamente hasta ahora no
ha pasado nada, pero si tuviésemos
una emergencia, ¿cómo respondería-
mos los tripulantes? ¿Y los pasaje-
ros? Esos mismos que llegan prácti-
camente dormidos a los aviones y na-
da más sentarse se duermen y no ven
las instrucciones de emergencia, ¿es-
tarían capacitados para seguir correc-
tamente las instrucciones de evacua-
ción?
i Esperemos que nunca tengamos
que comprobarlo! Por el momento
sólo me cabe felicitar a mis compa-
ñeros tripulantes: pilotos, OTVs y
TCPs. Que a pesar de las horas in-
tempestivas, siguen cumpliendo fiel-
mente con sus labores. Lo que de-
muestra una vez más su profesionali-
dad y buen hacer.
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