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Nueva museologia me: (primera parte) Luis Gerardo Morales Moreno* A mis estudiantes de museologta, etnohistoria, historia y arqueologia. "Las nociones institucionales Qué es un museo? La palabra museo tiene una gran diversidad de "_significados, los que opté por agrupar en dos clases: las nociones institu- cionales y las nociones criticas. Las nociones institucionales gon las reco- _ nocidas por organismos oficiales y que han servido de marco general, en los dltimos treinta afios, para normar el trabajo de los museos en el mun- __ do occidental. Las nociones criticas son aquellas quesin haber sido adop- | _ tadas por dichos organismos oficiales, han adquirido validez en diversas comunidades académicas. Ninguna de las dos clases de nociones se contrapone, aunque ambas encierran paradojas cuyo sefalamiento per- | mitiré esclarecer mi objeto de estudio. Enseguida expondremos el contexto tedrico de ambas clases de nociones museolégicas, sus contenidos y principales problernas. © Elrevisionismo critico museolégico |. Elestudio de la historia de los museos muestra la participaciGn activa de _ estas instituciones en el desarrollo del conocimiento cientifico, de acuer- do con la realizacién de dos operaciones simulténeas que consisten en: [___1ELpresente ensayo es una apretad sintess cle una parte demi tess doctoral, el Museo Nicional de Mexico, 1780-1925: Metafor de la Nac, Universidad Thetoamericara/New ork University ‘"ENAH/INAH (i vue ea 7, MayorAgonc, 196 Mi, ISN OAS, 59 62 Luis Gerardo Morales Moreno Mime (Qué es un museo? 6 ___ Segiin esta vision, el museo representa un orden, diseftado 0 pseu- _doconcebido por otro orden; sea como estructura organizada atempo- salmente (como un mito); como un conjunto de objetivismos particulares (museos de arqueologia, ciencia; historia, etcétera), o inclusivecadticamente (el museo «bodega de lo raro»). Asi, el museo es una entidad figurad: cionalmente constituida que puede ser inventada por el curador, el | thusedgrafo o el ciudadano. La aproximacién al conocimiento esté me- "diada por operaciones historiograficas, mundos lingiifsticos y simbolos que es indispensable desentrafiar. El museo es una opacidad oculta en los en- __ {tamados lingiifsticos de la cultura y en las institueiones de la organizacién social. En cambio, segiin las tesis roménticas y funcionalistas, el museo tepresenta unaesencia del Hombre. Como la Humanidad posee una innata | tualidad por el coleccionismo y una indeclinable vocacién por la comuni- _ racién, el museo representa la culminacién de una brillante etapa evoluti- “va, Deah{ que, desdeel siglo XVI, el museo ha representado lainstauzaciéa de los espacios seculares y democraticos del conocimie: En los afos cincuenta, el antropélogo Claude Lévi-Strauss hizo una juda critica a esa naturaleza museogréfica autoevidente que rindeculto alos objetos en sf mismos: : curplir con Ia apleaciin de un conjunto de reglas y ténicas del disero arquitect6nico resultado, ala vez, de un desarrollo hist6rico «normal». El revisionismo critico en la museologia contemporénea (denomina: da por I lesa y francesa «nueva museologia») obligé a re- pensar el valor cul Ahora, la museogr el gusto, el disefio gréficoy las ideas politicas predor sable, ademds,comprender su sem ai. En realidad, esa visi6n tan «tecnocratica» s6lo habfa sido adoptada en las tiltimas décadas porque, ‘tratados de museograffa habfan estado losofia y la teologia, De cualquier manera, para el revisionismo critico museol6gico las précticas museograficas de} ron de ser incuestionables, perdieron mucho del obj glos XVIII y XIX. El estructuralismo meto sesenta y setenta considers esas précticas parte integrantedeunaest social con la que reproducia el orden simbélico in: Durante mucho tiempo —escribié Lévi Strauss—, los museos de antropologia han sido concebidos (... como un conjunto de galerias doncle seconservan objetos:cosas, documentos inertes y de algiin modo fosilizados detrds de las vitrinas, completamente desvinculades de as sociedades que los hans producido. El tinico vinculo entre éstas y aquéllos ha estado constituido por las misiones intermitentes enviadas a realizar trabajo en el terreno, para reunir colecciones que son testimonios mudos de géneras de vide que resultan a la vez extrafios e inaccesibles para el visitante. les mucéeseuroptens et eur public, Editions de Minuit, Paci, 1955 inde los objees, 1a. ed. en frances 1968, Franciseo Genzdlez {701 Ecitores, México, 1968; Michel Foucault, The Onder ‘Ssiows, Vintage Books E Camino (trad), Sigho XI “few a la metodelogia “Foucault, Genette, Althusser, Barthes, Lacan, principal ha sid su variedad y vigorinterdis particular, sobre a influencia del estract "Bajo el poderoso hechizo del estructuralismo francés, probablemente las obras més peak ja de los museos sean las de Claude Lévi-Strauss, Antopolzgis ‘de Buenos Aires, As 1968; M. ‘evel (coordinedores), La nuez historia, Ediciones Mensajero, ColeciGn sDiccionorion * Moderno», Espana, 1988, pp. 196-220. 64 Luis Gerardo Morales Moreno En la concepcién antropolégica estructuralista, se coneibe al museo ‘como un interlocutor social, susceptible de intercambiar alteridades, en ver de ser un espejo de identidades etnocéntricas/egocéntricas. Strauss conclufa: “Antes, los museos de antropologia enviaban hombres, que viajaban en tun solo sentido, a buscar abjetos, que viajaban en el sentido inverso, Pero hoy en dia los hombres viajan en todos los sentidos, y como esta multiplicacién de los contactos produce una homogeneizacién de la cultura material (homogeneizacién que, en In mayor partede los cusos significa la extincién para las sociedades primitivas), cabe decir que, ‘iertos aspectos, los hombres tienden a reemplazar aos objetos. Los os de antropologia deben prestar atencién «esta inmensa trans Jformacién. Su misién de conseroatorios de objetos puede prolonigarse, ‘pero no desarrollarse y menos atin renovarse.’ La critica tedrica del boom estructuralista también rechaz6 tajante- mente el supuesto abolengo democratico del museo. Porque, a fin de cuentas, el museo puiblico sélo pone en escena lo que est reconocido por Jas comunidades cientificas que disputan la Verdad. Siel museo adquiere veracidad es porque opera como un espejo-reflejo de las nociones de identidad previamente legitimadas por los cénones discursivos. Identi- dades que, al mismo tiempo, s6lo permiten el esclarecimiento de los prejuicios ilustrados; es decir, de lo previamente aceptado como clisico, bello, moderno, auténtico, objetivo, etcétera. Dichos prejuicios, al mismo tiempo que propugnan por la igualdad, rechazan implicitamente lo diferente o pre-moderno. En efecto, las exposiciones y las vitrinas significan algo mas que un disenio museogréfico adecuado, porque expresan, sea intencional o im- plicitamente, una determinada identidad cultural, Este fenémeno e: particularmente notable en Occidente, donde los nacionalismos eultuss- Jes tuvieron un gran impacto hist6rico. Ivan Karp, curador del Departa: mento de Antropologia del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsoniano, escribi6: {Qué es un museo? Cuando ta cultura de los sotros» estéimvotuerada, las exposiciones rmuscogréfias nos dicen uiénes somos y, quiz To més signifcativ, quitnes no somos. Las exposiciones son canipos privilegiados para presentar égenes de uno mismo y el «otro». ? Enel siglo XIX, se consolidaron tanto en Europa como en Norteamé- rica, 10s museos de arte, ciencias naturales, historia y etnografia que ins- teuraron las nociones «museo cientifico» (en un sentido amplio) y «amuseo = de arte» mismas que sélo proyectaban imagenes auténticas de verdades universales significativas para la cultura observadora. De esta manera, en | ls ultimos aftos, la historiografia de los museos se ha convertido en un | nuevo campo de trabajo interdisciplinario que, por lo demas, ha insistido en una mejor diferenciacién conceptual entre pensamiento y préctica del _ museo. Surge asf una indispensable distincidn entre dos términos involu- crados con el lugar social, el pensasniento y las précticas disciplinarias de lainstitucién museistica, Me refieroa los términos museologiny museografin. Diferencias entre museologia y museografia (pensamiento y praxis) En forma esquemética, sabemos que la museologia tiene por objeto el estudio de los museos. Indaga sobre la identidad, los valores culturales yelcontexto hist6rico de cualquier museo, Por otra parte, la museografis _ consiste en la aplicacion sistemtica de una serie de conceptos y tecnicas | caya finalidad es la disposicién organizada de objetos, en un espacie ‘acionalmente determinado. La relaci6n entre museologfa y museo Ean E5té cjos de ser la expresi6n arménica de una metodologia clararsente $a, sCuurean Repreenilns, Karp Lavine el feces and lcs of masa fap Saaonton atitaon Pee eres Nee ‘Museums Washington y Londies, 1991 ps. Para el Sa | fulons ns inh do lo erpraacsin ace dy en imponet lasificaciones acadé: ise TRE, “indigenas, convertidos. ein aarp Coed | Secon pec hcae ance, Jaret la Bacon ene ; én véase una estupenda discusidn en torno a la museografia etnograt 2 “Kisheabat-Cimblett, «Objects of ethnography». en Karp y Laviee srqail pp ate: FA: Segan KroherbatCimble, tos antlatos ds tos museon osae ee toe ee eae a do: 7. Palma parle soplope Res ent ye, mstums te callectvesellsieg posed oe tes ee mele scrutiny with respect to both non-western “others” whose objects are s0 often Westin mumeus and thse"hne ether: whiners ae rate calturaihertage sometimes a descendantsof bine” and sometimes cave Madan enftoopenceaahil dior Phe, 6 Luis Gerardo Morales Moreno mmm Esta definicién permite entender por qué algunos «espacios natura- les», como el Museo del Desierto de Sonora, en Tucson, Arizona, operan © como tales, aunque contienen principalmente un zooldgico y una reserva _ ecol6gica. Lo mismo ocurreen México con el Centro Cultural Alfa, creado en 1978, en Monterrey, N. L,, que persigue los obj investigaci6n, difusidn y ensefianza de la ciencia, la tecnologia y el arte mediante la experimentacién interactiva, En un terreno de mas de seis _ hectdreas,l edificio principal dedicho Centro Cultural cuenta con varias _ fireas de exhibicién donde se presentan, en forma amena, principios de | quimica y fisica. Igualmente, el Acuario de Veracruz, creado en 1994 y _ ubicado en el viejo puerto veracruzano, comprende cuatro galerias con | decenas de peceras y un 4tea de exposicién permanente de conchas y ‘caracoles, as{ como de modelos a escala de barcos que ilustran la historia dela navegacién, En todos estos casos, la nocién de museo abarca diver- "05 tipos de colecciones de la ciencia, la tecnologfa y el mundo natural." Universalidad del concepto de museo Para el establecimiento de un marco de referencia comtin, ayudan las jones generales establecidas por la Asociacién Americana de la Asociacién de Museos del Reino Unido (MAUX) y el |Ide Museos (ICOM). Las definiciones de esta 1994, pp. 45: identity», en ibidem, pp. 246-267; Femnéndez, op. 70 Luis Gerardo Morales Morena {Quées un museo? 7 En lanocién dela AM prevalecen Los fines. y {timo 1a tercera subraya la importancia de la produccién oadquisiciénde sobre las formas estéticas de la representacién. Ello se explica, en gran gimme. cosas (mercancias y valores) y dinero (capitales)."*Sin desembarazarse por medida, por la historia de la museografia norteamericana. La mayor ‘completo del paradigma darwiniano evolucionista, el materialismo cultural aporiacién de los museos del noreste de los Estados Unidos de América, tiene una importante tradicidn en el pensamiento antropol6gico anglo- desde el siglo XVII, fue el uso del museo para la educacién informalo _4jjja__ s9j6n.Conun desarrollo similar al de los estudios literarios en Gran Bretafta popular y cientifica. Por tiltimo, en la concepcién museolégica dela AM afines dela década de los setenta,"*el enfoque mas sofisticado te6ricamente Festaca la accién de interpretar que, en este caso, alude a la contex- |g: hablando es del antrop6logo Marvin Harris. Para él, las condiciones mate~ tualizaci6n realizada, mediante cédulas o ilustraciones, de los objetos en siales constituyen una influencia primaria en la vida social. Asf, el punto cexhibicién. Esta visién es congruente con la representaci6n que realizala " nodal de la explicacién cientifica en la antropologfa consiste en establecer actividad museografica sobre «la realidad», o los objetos que la plasman "el peso especifico del cambio cultural como tn tasgo general de la historia La definicién de museo adoptada en la XI Asamblea General del | humana. En la formaci6n de las sistemas culturales influyen decisivamente ICOM, en 1974, aunque menos descriptiva y espectfica que la anterior, " toda clase de condiciones materiales que incluyen la demografia, la tecao- introdujo de lleno el concepto de evidencia material y reconoce la impor- Jogia y las relaciones sociales. Todo fenémeno sociocultural puede exp! tancia de la comunicaci6n. Para el ICOM, un museo es: F atse mediante los origenes de los tabties alimentarios, las creencias " rligiosas y otros esoterismos en cuanto a las relaciones que esas costum- bres estabiecen con los elementos econémicos basicos.” En sintesis, la tesis fundamental del materialismo cultural antropolégico enfatiza la interce- pendencia de la ciencia y los usos politicos. Sin embargo, a diferencia del inazxismo clAsico, privilegia una postura empirica més que dialéctica. En ‘consecuencia, sus estudios ponen més atenciGn a las influencias societales sobre la produccién econémica quea la identificacién de la explotacion de clase en el sistema capitalista™ _ saymond Williams, Keywords: A VoabularyofCultureandSecey Fontan, Londs © Vea Ia obra clisica de Willams, Marssm and literature, Oxford University Press, ‘ord, 1977. Tambien resulta muy ‘de Eric Ross, (editor, Beso tare: Essays i Cultural Materaton, Academie Peso, Nueva York, 1980. tural mates The Struggle fora Scienceof Cal una instiluci6n permanente nolucrativa, al servicio del desarrollo de Jasociedad y abierta al priblico, la cual adquiere, conseroa, inves comunica y exkibe, con fines deestudio, educaci6n y entrete evidencia material de! hombre y su ambiente. Esta definicién postula un concepto holistico del hombre y una no- cién de evidencia material muy cercana al de cultura material de la antro- pologia y la arqueologia de los afios seterita. Como resulta obvio, la _ palabra material conlleva en su seno una polivalencia de referentes, entre los que destaca su asociaci6n con el concepto de materialismo. Asimismo, Ja palabra «materialismo» acarrea, desde un punto de vista hist6rico, una 7 combinaci6n de significados, el mas visible de los cuales proviene del paradigina implantado por Marx, en sus conocidas obras La ideologit = alennana y Contribucién a Ta critica de Ia econontia politica Segtin Raymond Williams, hay tres posibles acepciones derivadas del paradigma marxista que guardan unaestrecha relacién entresi. Laprimera ppostula que la materia es la sustancia basica de todas las cosas vivas yn vvivas, incluyendo a los seres humanos; la segunda esta relacionada conun | conjunto complejo de explicaciones y juicios de las actividades mentales, § morales y sociales sustentadosen|aidea de la primacfadela materia; y, por ge 1987; ¢Interpretacin en arqucologt. Corrientes actusles, segunda Tose Aubet y JA. Barcel (tad), edicion ampliada y puesta al dia, Critica /Grupo ‘9 Mondadori, Espafa, 1994, También véase a Bruce Trigger, Historia del pensa Gri ‘puligico, fsabel Garca (trad), Editorial Critica, Espana, 1992. No hay que soslayar las [portactanes que a hecho Maurice Godelier la antropologia hstérca, ast como alos estos ‘historia antigua y medieval, Maurice Godelier, Retionalitéet i igendeonomie, Maspero, ‘Pari1971 y Horizons, trjts marxistes en anthropoogie, Maspero, Paris, 1973, smo cultural guatda una estrecha relacion con la cortiente del lama nuevo historiclemo>, mas vinculado a los trabajos de Clifford Geertz, Michel Foucault " Venge ICOM, International Council of Museums, Pars, 1974, p. 1. Tambien ‘yéase a Ambrose y Taine, ofl p. 8, y Michael Belcher, Exhibitions in Museums, Leicester University Press, Gran Bretafa, 1991, p. 8. gue oy ntlectuter dese ian a poder Fin eapostion desu inconsistencies. n Luis Gerardo Morales Morena ei és on museo? a Por tiltimo, la definici6n del ICOM da un salto cualitativoal distinguir entre comunicacién y exhibici6n, porque técitamente reconoce el papel del museo como un agente activo en relacién con el puiblico que dejaba de ser, al mismo tiempo, un ente pasivo y estético. Con ese «salto cualitativo», le museologia europea, en particular la francesa, se ponta al dia con respecto ala experiencia norteamericana en lo relativo a su interés por la recepciin museogréfica y, por lo tanto, del aprendizaje del publico (museun-goers). Por ultimo, la definicién de museo adoptada en la Junta General Anual dela MAUK, en 1984, aunque austera con respecto alas anteriores, resulta novedosa sobre todo porque elimina el caracter no lucrativo del museo, reconoce con claridad la funcién de la interpretacién y da un margen mayor para comprender el concepto de evidencia material a par tir de lo que denomina informaciin asociada. Dice: «Un museo es una institucién que colecciona, documenta, preserva, exhibe e interpreta evidencia material e informacién asociada para el beneficio piiblico».” Por la funcién de interpretar tanto la AM como la MAUK asumen que, ademas del contexto de la exhibicién, el museo abarca distintos campos de actividades tales como la educacién, la investigacion o las publicaciones. Sin embargo, hay algunas diferencias de matiz. En el primer caso, la interpretacién es una actividad separada de la exhibicién misma, mientras que en el segundo caso se acepta la mediaci6n intrinseca del museo con el piiblico. O sea, el museo crea otra contexto de interpre taci6n de las cosas. La exhibicién despliega, por si sola, una interpreta- cién. La accién exhibir, de hecho, tiene otras connotaciones: significa interpretar, mostrar, explicar, representar, etcétera. Si adoptamos un concepto hermenéutico de la museograffa, exhibir implica mostrar los modos de comprensién de una comunidad cientifica 0 cualesquiera otra comunidad interpretativa.” La exhibicién museogréfica es un ejercicio conceptual de recreacién histérica y cientifica realizada conforme a de- terminados paradigmas o tradiciones heredadas del pasado. Esta con- cepcidn resulta de gran interés para los paises postindustriales y sus Museums AssociationoftheUnited Kingdom, MssumneYeoroot, Museums Association, Reino Unido, 1990, p. 7. ® Para Constance Perin, " museos de arqueologia industrial, como son los casos notables del Con- “servatorio Nacional de Artes y Oficios de Paris, el National Museum of History and Technology de Washington y, sobre todo, el Ironbridge George “Museum, en el valle de Servern, en Inglaterra. Indudablemente, la acufiacién del concepto de evidencia material ha “sido itil en el mundo museistico postindustrial, aunque su correcta “interpretacién debe mantenerse alejada del reduccionismo economicista. ste considera tinicamente a aquello que resulta tangible y auténtico, a la “scosa real». Elsonido de los péjaros, comoel dela cultura; los mitos yritos ‘humanos relativos a la naturaleza; las canciones; las percepciones sobre ‘as revoluciones cientificas, los efectos de las convulsiones sociales en la “memoria colectiva, etcétera, forman parte de un tipo de evidencias intan- sibles que requieren de una consideraci6n diferente. Ademés, la nocién de autenticidad puede ser cara a la museografia misma pues ésta, no lo clvidemos, s6lo desarrolla representaciones de «lo real». Y el mejor tjemplo de ello son los museos interactives de ciencia y tecnologia, como E ocurre en el museo «El Chapulin», de la ciudad de Saltillo, Coahuila, Uno " delos pabellones de este museo esté dedicado al cuerpo humano donde se representa un cerebro encapsulado con todas sus partes y se explica la funcién de cada una. También se exponen cinco modelos anatémicos que _ cortesponden a los sentidos. Al experimentar con olores, texturas, soni- dos, imagenes y juegos los nifios ven estimulados sus sentidose inteligen- cia para tocar, sentir, ver eimaginarlos diversos elementos que constituyen su propio cuerpo. Tales representaciones, a su vez, estén continuamente modificéndose, moviéndose en diversos sentidos, significando cosas distintas, Este ejemplo, meha llevado a tomar en consideracion algunas tesis fundamentales del constructivismo y del marxismo postmoderno | donde la «evidencia material» no es independiente de la «evidencia con- __ceptual», como no lo son las relaciones de produccién de las relaciones socialesjes decir, los objetos suelen ser construcciones o proyecciones de una experiencia subjetiva, y ésta sufre alteraciones por los objetos que ha creado. Al respecto vale la pena considerar lo escrito por Glasersfeld: he central issue for the communicative circle is, audiences’ ng, NO matter Whether audiences assimilate or contest resources and repertoires standa better chance ofinvitingaudiences” involvement in intespretation», Constance Perin, «The Communicative Circle: Museums az Communities», en Christine Karp, Kreamery StevenD. Lavine, Muscuns and Com ress, Washington y Londres, 1992, p. 190, Si ef tiempo y el espacio son coordenadas o principios de orden de nuestra experiencia, entonces no podemos representarnos cosas més allé del mundo de la experiencia, pues la forma, Ia estructura, ef ™ Véase Morales, «Desertuee, Gin Museoligico, 74 Luis Gerardo Morales Moreno representacion de una «reat ica, La biisqueda de wi saber que, en e sblo puede ser «verdadero» si coincide verdaderam existentes «en sto es, en conseci 0s marxistas ct amente el debate sobre el supuesto determ cultural. Para Maurice Godelier: e la naturaleza y fa c iden, por otra ralean que hia sido s a, es la parte nto por et tism0 tric y ahistérico. Esta parte manizada, conver ‘debe ser observade, no experimentado, El basado en una convencton polival jencia del und no Desde este erari (de una ® Godelier, L smporaneos | cade lo conceptual y lo material | Museo Victoriay Alberto desarr _ fenciGn y mejoramiento de los servicios que ofrecen. Este fendmeno ocurre ya "en varios pafses europeos y en Norteamérica, ta de la estructura econémica sobre la superestructura ideolégica 0 E tos insti = Francia, Inglaterra y Norteamérica. Independientemente de las particulari- - dades hist6ricas y culturales a las que remiten cada una de las definiciones " de ellas se han desprendido, es pos pes fecena de las relaciones que unen, en un periodo determin ué es un museo? 5 Hablando de las determinaciones de la estructura material sobre la “cultura, precisamente una delas diferencias ms radicales entre las definicio- “nes dela MAUK ylas dela AAM y el ICOM, es la eliminacién por partede los “briténicos del caradcter «no lucre ‘o» del museo. Los cambios en.el clima eco- némico briténico, sobre todo en los afios setenta y ochenta, pusieron en claro lanecesidad de losmuscos de desarrollar actividades hucrativasy diversificar suinterés hacia otras 4reas, sin perder de vista sus fines cientificosy culturales. Por supuesto, tal postura ha provocado una gran oposicién en el movimiento museistico internacional, pero no ha impedido que numerosos museos brita- icos como el Museo de Ciencia, el Museo de Historia Natural o inclusive el len estrategias empresariales para la manu- En si ‘esis, podemos observar que, en las tiltimas décad. jonales establecidos por las comunidades museol6gi agui mencionadas, asi como las diferentes operaciones museograficas que le afirmar que todas comparten varios elementos en comtin. Esas caracteristicas comunes, al mismo. | tiempo que nos permiten tejer un marco de referencia metodolégico para nuestro objeto de estu nos sefialan las fronteras hist6ricas indis- pensables para comprender la naturaleza del museo. Discusion porque los discursos de la raz6n y la verdad han tenido modalidades | diferentes, en contextos histéricos y sociales precisos.” Sin embargo, la fensumomento, es temee es un esped tambien 76 Luis Gerardo Morales Moreno Poe es un penseo?, a tradicién moderna occidental a la que pertenece el museo contemporéneo tuvo sus orfgenes también con la emergencia de la ciencia moderna, que reclama para sila posibilidad de verdades objetivas acerca del mundo y del lugardel hombreen él. Al mismo tiempo, una proposicion esencial del pe \oderno es la idea de progreso, una creencia que se desarroll onstituyentedel pensamiento ilustrado. Especialmente desdee! ribuyeron a una forma de re- progresiva. ¥ en varios sentidos,esta tesisafecta cualquierdefinicién moder za sobre el museo, El concepto de racionalidad en Weber se muestra en tres dimensiones distintas. En un primer nivel, la dominacién racional burguesa clige deliberadamente la eficiencia administrativa o econémicapara realizar objetivos predeterminados; unsegundo nivel trata sobre laimposiciéndeun orden coherentey sistematico sobre la diver similar al que guardan las col viene garantizado por la formal burocréiticas de organizacién. Por iltimo, la racionalidad cientifica implania el desencanto que aporta la desacralizacién del mundo natural y soci destierra la ment enel museo, las universidades, escuelas e instituciones del Estado, el nuevo carécter de la objetividad. La nocién de museo moderno, como la de racionalidad en Weber, emblematiza el triunfo de las ideas progresistas de la Ilustracién y la fuerza desu vigencia, Las nociones formales 0 institucionales del museo aqui estu- jadas representan la implantacién de conceptos normativos que, como he ido observando y como lo seguiré haciendo en este ensayo, tienen severas limitaciones historicas y algunas paradojas tedricas todavia imesueltas.® ‘Asi, el desarrollo histérico del museo puiblico tiene que entenderse como la consecuencia de una serie de factores interrelacionados, incluyen- do la idea moderna de progreso y la emergencia de «la idea de la historia i La habilidad de colocar objetos en contextos organizados « menudo significé un control sobre el pasado con un énfasis en lo lineal, didéctico y narrat . sido apropiado y puesto conformeal contexto artificial de la seleccién del curador y la museografia, Las vitrinas ‘bases constituyen un contexto transfigurado y distante, un contexto que no puede ser cuestionado tan fécilmente. En cierto modo, la museografia congela el tiempo y casi permite a los visitantes voltear hacia atras para rel pasado. El énfasis en la objetivacién delos procesosperebidos del ocieda desarrollo humano constituye una forma de racionalizacién de la: Las nociones criticas principal problema de las nociones institucionales radicaen su cuasi- toricidad, Facilita la comprensién general delo que es lainstitucién del museo y de sus modos de operar, pero obscurece su especificidad histozica. Por ello, en el grupo de las nociones informales abordaré la construccién de un concepto paradigmético de museo, a partir de tres 05 niveles: el primero nace de su etimologfa grecolatina; el segun- lugar que ocupa en la produ‘ ica de la sociedad capitalista y el tercero y tiltimo del nacionalismo liberal que postula al museo como un espacio de transmisién de concepciones miticas del sn y, en consecuencia, lo convierte en un recinto de lo sagradio. Los 5 niveles guardan fuertes relaciones entre si, a pesar de que histéri- ‘mén Jiirgen Habermas, quien considera quela racionalizaci6n delasociedad ha penetrado cada instituci6n, incluyendo a los museos.” iad, Habermas actualiza la tesis de Max Weber sobre el proceso historico del mundodelamodernizacién como un proceso de racionalizacién ‘dan lugar iguras eplstemologicas clecias, post oI iciones discursivas de la posit a tula, en principio, una arqueologta de 1 vidad soberana de uns de: ® Max Weber, Economia y socieded, José Medina, Juan Rou ia y José Ferrater Mora (trads), Fondo de Cultura Eeoném: 2% Véase al respecto el ensayo > Veare el Hlogewits (rad Iturates distintos, El pensamien- un espacio que tenia una ‘a pero que, progresiva- cacultural de guardar as con la tradicién ja. a nuevos conglo- EI museo deviene cidn industrial en ice la sensaciénde aroce cada vez més lento, sta, el desarrollo de una ticada adquiere las caracte- tetbjemesgrakeereeie Hara perry e rales imitivo) se divercian. : tanto, que no sera materin de este ensayo ofrecer una nismo prod un estudio filolégico- palabras memoria, logos, mitos y postica, lo que rebasa con objeto de estudio, Ello no im turalmente, un repaso de ia herenicia clésica que subyace en la etimologta grecolatina de museo. FI museion: retérica de la memoria Hasta ah histotiograffa de los museos s6lo ha explicado la relacién useion y una determinada forma de prefiguracién del ccionismo moderno, dejando a un lado el vinculo primordial que nantienen entre sf la retérica y el culto a las imagenes en el mundo gre- tino, En concordancia con una idea estereotipada de las culturas ¢lé- icas, son muy frecuentes las obras que suelen referirse al museion como onigen a fae Bee es ‘en verdad ofrezcan una explicaci6n \cente ny it u 2s eee oo 79 {Qué es un museo? obras presuponen un coleccionismo separado de la retérica y de filosofias pitagérica y platénica, lo que ha propiciado la construccién de tuna concepcidn reduccionista del museo como espacio de preservacion do la memoria estética e historiea, Esas obras han fabulado, paradojica- mente, un historicismo anacrOnico. Esto obedece, en parte, a que esa historiograffa pertenece a una tradicién intelectual que acepta una perio- dizacidn proveniente de la Ilustracién europea.™* A partirle entonces, Is nocién jlustrada de museo haservido para justificar cualquier asociacién con a biisqueda del conocimiento cientifico 0, més atin, con una especie de cualidad innata por la contemplaci6n del arte, independientemen te de quesea lo correcto hist6ricamente hab lando. Por ello, conviene revisat el sentido grecolatino del cultoa las musas sobre supuestos distintos a los que plantea el enfoquepuramente clasicista y romantico del coleccionismn0 museogréfico. Sin duda una adecuada comprension de la herencia greco- latina transmitida al mundo dela museograffa moderna requiere analizar con detenimiento el significado de la etimologia de museo. "Aungueel término museoes tanan tiguocomolos origenes afroasiaticos de las civilizaciones clésicas, sus raices griega, museion, y latina, museum significan lo mismo: lugar de las musas. Este consenso parece provenir de [a transformaciGn que sufre el pensamiento arcaico y mitico dela Grecis antigua, al momento de su intelectualizacién filoséfica. Los principios que animaron el Liceo de Aristételes y la Academia de Platén fuerontos de uns ‘comunidad consagrada exclusivamente a la busqueda dela verdad, lo que ena préctica consistia, entre otras cosas, en guardar culto a las musas. Las nueve musas que habitaban el Parnaso con el dios Apolo erar hijas de Zeus, dios del cielo y de los fenémenos celestes, y Mnemésine diosa de la Memoria. Cada una de ellas protegfa una actividad creativa Calfope,considerada der delas musas,erala protectora dela poesia épica Clio, representada frecuentemente con un rollo de escritura en las manos Entre los trabajosmdsrepresentativs de este enfoque estén: «Museums ard Galeres: ca Enoyelopueda Britannica impresa en Estados Unidos de Norteamérica 1988, pp 1040-1042 Seer iden, 197% pp. 1033-1053, Georges Poisson «llistoice des musées de France CMs cles de Funce, Presses Universitaires de France, 7-17, coleccion Que saie?, ruimer ra 1976 pp. 35; Roland Scher, «Des ruses aux muséesy, en Liver Galimmara, Decouvertes, Francia, 1983, pp. 11-18, Bazin, op. cit Leon, op ernandea ep il, pp. I-18. En elacion con Tos ‘evenigacion ate fue coniarsta como i “ulare matic” de Teidental (7) La ractonaidad del museo consists en inculear conocimientos de oda indol Yel eeplendor romano integraban los puntos de referenc eal Morales, Orienes de a mnaealegia meencan. 26 donde la antigiedad hel erardo Morales Moreno a la historia; Euterpe, custodia de la poesia con el arte de tocar la fi sica, aparece uta; Polimnia inspiradora de odela danza, aunqueen nvocaba como musa veces, un Amora sus Sela representaba como atributos el cayado dea tragedia, sus atr- , su nombre actividades roduce la poesia. Por tiltimo, g rerpsi ida de canto, que era una de Ii te 0 el placer que representat idletada como tn don divino, -clamaala mente de La memoria en los tiempos grecolatinos era considerada fuente de idad porque pern ¢Quées un museo? ey por la temporalidad humana. Por el contrario, lo recordado era lo ya yivido en otra vida y en otro tiempo, donde no existe una organizacion conciente. La memoria, bajo esta concepci6n, es un componentedel alma que se manifiesta s6lo en su parte sensible. Bl proceso que seculariza a ‘Mnemésine, es decir, que la trasiada de una condicién divina auna con- dicion humana, ocurre con el desarrollo deaquella memoria que noesta dada por la naturaleza, sino por la educacion: la denominada memoria artificial. El conjunto de reylas establecido para su ejercicio, recibira el nombre de mnemotécnica y se atribuye su «descubrimiento» al poeta Siménides de Ceos (alrededor del 556 al 468 a, C.). Para él, dos eran los principios esenciales para cultivar la memoria: el recuerdo de las imagenes y su apoyo en una organizacién, un orden. La version de cmo Siménides inventé el arte de la memoria la cuenta Cicerdn en De oratore: Infirié que las personas que deseasen adiestrar esta facultad (de la memoria] han de seleccionar lugares y han de formar imigenesmen- tales de las cosas que deseen recordar, y almacenar esas imagenes en Ios lugares, de modo que el orden de los lugares preserve el orden de las cosas, y las imagenes de las cosas denoten a las cosas mismas, y utilizaremos los lugares y las imagenes respectivamente come una tablilta de escribir de cera y las letras escritas en ella.” Con su insercién en la ret6rica, la memoria fue desacralizada y que- dé convertida en un discurso que asocia lugares e imagenes. Para la filo- sofia griega, la observacién ocupaba un lugar prominente. Inclusive saber histéricamente, era «ver claro», «descubrir conclaridad>o «encon- trar claramente». El «yo he visto» constituye una garantia de verdad y presupone un autor fiable de los hechos y del discurso.* En efecto, para Cicerén, la invencién de Siménides destacaba no silo por su descubri siento de la importancia que tiene el orden en la memoria, sino también por el papel fundamental que tenfa el sentido de la vista: > Le Goff, Elonden de i memoria... pp. 16-148. Pare mayor profundidad sobre el tema de ‘memoria, vase las obras clisicas de Frances A. Yates Elartede I nteori, gra trad), Taurus Ediciones,S. A, Madrid, 1974; y Jeaa Pierre Vernunt y Nauet, Miythe et tage er Groce ancien Ciceron, De aaiore,citado en Yates, op ci. p14 2 Un ania sugerente sobre cbservaigshistricaen la época grecolaina, vése en Jorge Le zano, Bi dacura histo, Alianza Universidad, Alanea Editorial narmero 486, Espatia, 1987, pp. 16-5. do Morales Moreno tralado de retérica 8 86-82 a. C,, y el mas naigenes estaban Yeenlarecitacion« in modullarse la voz.y el cuerpo en dad de as cosas y las palabras. Fodemos conclt Jenguaje: «No hay un recuerdo puro —explica Emil f platénica— un tun encontrar por te a La temporalidad | {Qué es un museo? 83 ‘Ad herennium tecomendaba ayudar ala memoria provocando impresio- res emocionales mediante imagenes sorprendentes y fuera de lo comtin. Las nuestra atenciGn, imborrableconloque, ademiés, ‘dad en la accién del recuerdo. Todas las reglas para obtener de para arrancarle sus recuerdos més recdndites, ultad. Memorizar obligaba a recordar nombres de locualamena- memoria una serie de t6 tenfan unalto grado de lugares asociados a otros recuerdos de recuerdas cas zaba con producir una gran confusin, De ello advi nuestra era, otro maestro de retstica, Quintiliano, en su Inst ero, gno severdinevitablementedfcultada la corrientede mu com la doble tarea que esperar quem de estar atentos alas formas separadas de cadaawna de las palabras? Jorge Luis Borges, supo advertir idad de pretender recordarlo todo. En su cuento «Funes Borges puso en un extremo la ‘cuestién de la memoria total. Cred un personaje victima dela memoria, una especie de metéfora viva del insomnio.* Varios siglos después, otro poet En efecto, Funes no sélo recordaba cada hoja de cada érbol de cada ‘monte, sino cada una de las veces que la habia percibido o imaginudo. Resolvi6 reducir cada una de sus jornadas pretéritas a unos setenta ‘il recuerdos, que definiria luego por cifras. Lo a que hacentos sobre ura pizarra, con nde escrbie sobre ella no co ferior del papel encerado oprima Ia tabi hace que la superficie ‘Sigmund Frew ‘ruelven visibles, como magica», en Obras ‘Jorge Luis Borges, «Funes el memoriasos, on Obms Completas, Emect Editores, Bi 1994, tomo lp. 489. 84 Morales Moreno 10 por ef olvido, se ha ‘emplo de las Musas ria, y logra con- lay un desafio contrael templos an- jos palacios de {Qué es un museo? 85 herencia grecolatina. Con la tradici6n clasica a sus espaldas, el Renaci- miento, la Tustracién, el Romanticismo y el Positivismo recrearon la semantica cultural del museo hasta convertirla en un lenguaje comin y cortiente de lo que es conocimiento, cultura, memoria y sabiduria. in, en la 6poca clasica, el museion o el museum habia sido ‘memoria eterna del politefsmo y el soporte técnico para de oradores ilustres, sabios y gobernantes. A partir del siglo XVITLy enel transcurso del siglo XIX, el museo quedar4 circunscrito ala gcamatica del monoteismo cristiano, de las memorias nacionales del republicanismo democritico y de los imperialismos coleccionistas. El museo: resguardo de la produccién simbélica {Cémo definimos actual a un museo? Con frecuencia lo relacionamos conun lugardondese conservan objetosiniitiles, es decir, antigtiedades, cosas raras 1 obras de arte que solo interesan a los curiosos, los eruditos y los es colares, Elespacio museogtéticoesté envuelto por una quietud, por unsilencio Y un «estar fuera» de la atmésfera del presente. La imagen del museo como Jnto de lo que ya no sirve, registra una percepciGn valida no s6lo por las, tradiciones filos6ficas que la sustentan, sino porque incluye otras caracter cassignificativas. En efecto, desdeel puntode vistade a economia politica las, «piezasdel museo> constituyen objetos que dejaron de circular en el mercado de mercancfas, por lo que s6lo tienen un valor simbélico, cultural. De hecho, el fendmeno contemporaneo de la produceién masiva de bienes de consumo cultural, ha colocado al coleccionismo museistico en una posicién extremada- mente roméntica, més atin cuando «la riqueza de las sociedades en las que domina el modo de produccién capitalista se presenta como un “enorme cti- mulo de mercancias”, y la mercancia individual como Ja forma elemental de esa riqueza»™ Enel sigloXIX,enp rodueci6n industrial capitalista, los grandes museos, como 1, en Nueva York, o el Louvre, en Paris, encabezaron la utopia de guardar en sus salas University Pres, ‘todo cbjetotiensdos Funciones: unala desert Sleampode a totalzacin prictica del mundo poraelsoj 3c del sujet por 6 mismo fuera ‘en El ssera 86 L serardo Morales Moreno nidad.® Esa voluntad de nasiva de mercancias dad con respecto a las 10 absesive de objetos sin a a participar de un proceso on Jean Baudrillard, la dinémica del na prod evidenciaba su histo 1915 ni valor de cambio, com en el que, de acuerdo p se ha desp os objetos del museo no mos. Es decir, sélo tienen ‘a burguesa. Su valor esta t jetivo. Mas atin, el aura ele acompafiar a la coleccién de un museo, resulta ible, porque nada puede reemplazar al Idolo de los origenes. idacles estéticas y politicas operan sobre la base de Rembrandt, un Da Vinci, un Diego |. De esta mane! I auge de las museografias ropen de siglo XIX véose Carlo M. Cipla de Ins sociedades eee sta, mientas que i objeto vel presigio social que ellos conieren uso y de cambio recent em tori dl valor del sig pp. 44-45, : lempa yel higar. Mare of | {Qué es un museo? a espectaculares, con innovadores disenos arquitectonicos, como el Guggenheint Musewn, en Nueva York, o el Museo Nacional de Antropolo- gia, en la ciudad de México, puede enmarcarse dentro de una etapa de expansién del sector de servicios, de uso del «tiempo libre», donde la cultura adquiere un lugar de hegemonia.* Por su importancia para los festudios de la cultura y el poder haré un andlisis mas cuidadoso de este concepto. ‘Anies que Baudrillard, Antonio Gramsci rompié con el dogmatismo marxista (especialmente de los comunistas rusos de principios del siglo XX) segtin el cual las ideas prevalecientes en cualquier periodo son las de la clase gobermante, destacando, en cambio, las formas en que determina dos grupos sociales se vuelven hegeménicos mediante la obtencién de un consenso, en la esfera cultural, en relacién con la orientacién general que ellos imponen ala sociedad en su conjunto. ComodicePerry Anderson: «la primera y més firme respuesta de Gramsci es quela hegemonia (direccién) pertenece a la sociedad civil, y lacoaccién (clominacién) al Estado». Entre lasegunda mitad del siglo XIX y en el transcurso del siglo XX, la cultura se hace de una organizacién material e institucional encamina- da dirigir el frente intelectual de la sociedad. De ahi que La cultura, con "= Perry Anderson ha escrito, en relacion con elconcepto gramsciano dehegemonia:«[.-Jel potenteénfa que laidea de hegem bina Eu aplicacon teria alas clases dominantes tradicional fos ntelecualese; Anderson, Las antinominsde Gramsci. Estado re 13), Editoeal Fontan Bajoesta fase del capitalism pestindst jan con Gramsci, véanse [afaosfa de Renefti Croce Ediciones Nueva Visi, Buenos Aires, 1975; Lite tuna yeide acta Juan Palos Gator, México, 1976]. . Portantiero, Las wosde Gramsci Folios, México, 198; Jose Joaquin Brunner, Americe Latina: cultura y modernidad, Conejo Nacional para la Cul JAetis/Grjalbo, Mexico, 1992, pp. 138-146; y William Rowe y Vivian Schell Fess haiad: Cultrn Poputer ex Amerie Latina Helene Lévesque (trad), Consejo Nacional Ciitura y las Artes/Criplb, México, 1983, pp. 23-24, Véase también a Garcfa Canc proluciin smb. Tork y método en sociologa de! ar Sanderson, op lly pl Aladoptar el concepio gramsciano de hezemor ‘una postura apuesia a aquellsotra queha reducido al museoa desempenar el papel ‘Honldgle» del estado, enelzentidoalthusseriano. Mereferoaltrabsjode Abner Gutiérez qu Jhaliza al museo s6lo como un reproductor ideologico oF ai, Te adjudia a investigacign sebre el Museo Nacional ese equivoco estatto teérico, Véase a Abner Gu Erased como formader yfortilecedor de fa cneiencia histria nacional. El caao del Museo Necond il Revelucta, esis de ieenciatura, Escuela Nacional de Antropologiae Historia, INAH/SEF, Nicaea 1995, Al especto, vale Ia pena menciona lo dicho por Grama en toro ala doming aes Sodlemos establecer ahora dos niveles superestructurales principales: unio que se pued? llamar “sociedad evil, esto, elconjunto de organismos lamados cominmente “privados”, Thats eldela “sociedad police” o Estado, Estos dos niveles corresponden, poruna parte I ietrce y mantenge serardo Morales Moreno su rey ica de las letras, resulta inseparable de las relaciones de poder. Ena acepcién gramsciana del término hegemonia, hay acuerdo en que el «er politico no es stificiente para conservar la unidad de la sociedad y, nto, debeagregarsole el consenso obtenido mediante la direccién a. Las institueiones de educacién y de persuasi6n, en las que el son Jos instrumentos de la direc- nla formacién de las ideologias istas, los museos de arqueologia, historia y etnologia participan ‘ectamente de la elaboracién de elementos cohesivos para preservar la. n efecto, Ja denomi: jere a una comunidad de ciudadanos que adopta la representatividad del to social. El museo es fndamentalmente una institucién de la so- fe hablando, tanto en la Europa renacentista e ilustrada, como en el México liberal y revoluciona- (1867-1941 eacién del museo como espacio puiblico de la cultura permite reconocer la tra ‘compleja de una sociedad agraria, con sus jerarquias estamentales, a una sociedad urbana, de contratos libres, que jiza la cultura para garantizar las posiciones sociales. En forma gra- I, el museo institucional va formando parte de una alta cultura npartida y estandari ha sefialado Ernst Geliner: ros han sido lar y comprender alta cultura compartida (es de En los tiempos actuales, la estandarizaci recer el presente de la cultura hace apa- nediato en un sistema comunicacional cada vez ienos local 0 nacional, 0 sea, menos delimitado por fronteras naciona- través de a sociedad, 'y del gobierno {Qué es un museo? 89 Jes o etnolingiitisticas.* Historicamente hablando, este proceso de for- macién de la aldea global se manifiesta con la difusi6n de la palabra impresa, en el siglo XVI, y muy claramente con las revoluciones politi- «as de los siglos XVIII y XIX. La difusién del libro es el elemento que permite circular al museo como una enciclopedia de conocimientos” Como consecuencia de este proceso el mundo parece mas pequefo, mientras que la relacién presente-pasado se desenvuelve como un flujo dinamico, donde las distancias geogréficas y culturales estén cada vez més mediadas por las empresas multinacionales que controlan la tec- nologia. En el cine, la radio, la televisiGn y el video, los acontecimienitos historicos no son tinicamente narrados sino sobre todo disfrutados vistial- auditivamente, son observados y escuchados simulténeamente. De ahi que la relacién entre imagenes transmitidas, medios de cornunicaciGn y sociedad, ya forma parte de un saber en donde confluyen intereses econdmicos, grupos politicos, instituciones culturéles y Estados multina- cionales. Ha surgido asi una nueva élite de comunicadores de la historia que ha introducido otros valores y paradigmas sobre la comprensién hist6rica.® {Este nuevo ciclo de globalizacién conduce a una desapari- cidn del museo? No lo creo en absoluto. Si, en cambio, ha sido despla- zada una determinada forma de la representaciGn: solemne, épica y no didactica. Habria que enfocarla pregunta desde una perspectiva distin- ta: geémo afecté la institucionalizacién del museo moderno otras for- mas de representaci6n visual? El desarrollo de la historia en imagenes no es tan reciente como parece. Desde el siglo XVI, con la influencia mediterranea, el humanismo ilustrado y el protestantismo, proliferaron los libros con ilustraciones, los gabinetes de estudio y las pinacotecas reales, con lo que inicia de manera sistemitica el proceso de visualiza- 1984; y Consuomidoresy ciudadanes : h 5. A., México, 1995 Para tener una idea precisa del desarrol re, 199. valdes global» fue acufado por Marshall McLuhan, en su obra clssca CComprenier fs medios de comunicaciin, Las extnsiones del ser ume, Patrick Ducher (tr2d), fciciones PaidsIbstica & A, aids Comunicachn, 77, Espana, 1996 Véase ibm. Para un andlisis sociol6pico reciente sobre la evoluct6a histricn de la mirada en Ozcidente, véase Régis Debray, Vide y rere de ia imagen, Historia de le edn om Osedente, 1a ed. en francs 1982, Ramon Hervas (tra), Ediciones Paides, Poids Commu iim nimern SR Pspaia, 1994, 20 Luis Gerardo Morales Moreno gratia religiosa deviene en ica. Surge asi, entte los ie, con la emergencia de los Es. izacisn y la fotograffa, alcanza su pleni- eratizadora durante la segun del siglo XIX. Con ta nn de la institucién del museo se crea un primer modelo de aci6n social entre imégenes, objetos y sociedades. El muses esis de imagenes cultural percepciones, ademas de conoci capaces de transmitir sensa- os. De la 6poca victoriana n de los museos en el mundo occidental consti- nento de divulgacién del conocimiento cientifi. *cobrat legitimidad a la mirada como prueba empirica de analogia del museo con un recinto donde se va lo antiguo o los signos del pasado, es decir, donde ha sido izado el conccimiento (estético, histérico 0 antropolégico) ‘a, en efecto, la implantacién hegeménica de una cultura mu: fe que parezca. Por otra parte, es una manifes- le cualqutier modernidad: su referencia al pasado es ramente mitolégica, porque no tiene incidencia practica alguna. Sus ictos estén allf s6lo para significar. Al introducit la palabra mito, en de estamos prejuiciados por las nociones ilustradas de] © quiero decir que hablamos de algo puramente ficticio o de ‘omwo lo hizo creer por mucho tiempo la tradicién judeo- Enel museo, la referencia es mitolégica porque esta idad. Los objetos de los museos de historia, arqueolo- fa estan mitificados, entre otras cosas, porque relatan fecimientos primordiales del origen comin. Para la cultura ine moderna, las antigiiedades son representaciones remotas de eas precedentes, que permanecen en el tiem \po mitico de la inmovi- ¥ que, de manera superficial, incluimos dentro del enunciado ica de este proceso véase Francis Haskell Historyand Past, Yale University Press, New Hlaven, 1999, a com a Qué es un museo? mpre estuviero! én de un i useo participe también pre estuvieron ahi». De ahi que el museo p: pie a er Vento del mundo», es decir, de un eeeageaere ES ente : io ‘esto entia nocién lineal de racionalidad moderna, seguin inversoal as tesis weberianas real ‘il uso moderno dela palabra museo encubre, 0 mejor dicho, distr. $0 -ebidas sobre iti ‘algunas ideas precone: 1 cease icubre una concepcin apn labret a ez, css en een eee idera ha sido y es un’ i yaaa cli Laideadel museocomo es delaclaseculta.La ales y artistas, ellugar ia sino, lo eariso, 10 viejo Io bello comunic oie eco que representa soctlment acuta cconsenso 1 Cokombla,194,p-12.Tanbindeben bra mito nsw de lose Pe 2 Pe doquetoytedamos Mes quene sido primero em Pociotantose tra hy end ia uno cons Tat reco de Tora, ce era Sh compara, mediate un asi pre de Tos ni om ‘de manera diferente el diseurso teologico de ee monet e ‘cites fotos delos sr emecien is barracidn, Jean Pierre Verna fvina Ayerra (tt 2 aes Tera Lonorigen el pensar siege M0 A faeacats i sets Espa, 1982 99-1718 Fn catia teclnte qu ec “palabro “palabra discurs ocean nl juct of wider education Wocprictnternseampuie proof ie one rae m aes and practice, which have | meth never i ath ter code ae ts mae ter ess sa mer iy ‘i it, as will the: ru Visit oe Sapp. see 171. Tambien ven del eaitra), Nae a y=, en Susan M. Pearce (¢ Saat Nata net Gate, On eT te‘teiceter Unversity Press vad Musi, 1 Tin Spat Refoene te Arcot) and Maen 1 sedge ene cafia, 1988. it aepanshar anes) de ped See arena jon cultural, en Bourdieu y Darbel, op. cit Speen 1 ane ‘Visitors, Routledy eden Neve Ton, 194 ROS eeo5 i a aga Be Noneamen 7 Eee, ae Ne usu Eduction, Institue of Museum Services, Eads Unidos c iterns in Practice Selection fi ica rigurow al estudio ¢ mv anor Duckworth Mase 199% Rsseuat Eduction Rouble 89rs) 02 Luis Gerardo Morales Moreno es temporales, la préctica al museo formé parte de una cultura ptiblica en la Europe del siglo XIX!" A ello contribuyé la expansién de los 8 que imprimieron, en numerosos paises de Occidente, mogéneas a los mensajes de los museos. En particu- je museografico nacionalista se convirtis en vehiculo para la -sta congruencia ideolégica entre comunidades, de las burocracias politicas, econémicas y ¢ las circundan.© Desde fines del siglo pasado, los museos etnologia, historia y arte, en Washington, D. C,, Parfs o la son organizad e Estados nacién que tienen inquietud ideolégica propiciarel sentido de pertenencia a unacomu- ica que se identifica con su idioma, su tertito- bre todo, que garantiza su perpetuacién.De esta manera, le jusefstica participa también dela sociedad politicao, mejor dicho, rganos de hegemonta politica del Estado liberal."* mn lel museo piiblico dentro de las ideologias nacio- \cién de rituales po como ocurrié en México a nes del sigho XVIL, en la Gran Galeria del Palac temporal de arte vivo. Al respec » primera ex on), Paces of A, rt Impranta, Enests gente: «€n unacul- ‘operativa y prictcamente, el med es el mensaje. Esto ales y sociales de cualquier medio, es deci, {Qué es un museo? 93 El cardcter sagrado conferido al origen prehispanico de a nacién tuvocomo consectiencia natural la creacién de espacios culturales desde la dominacién politica, En definitiva, el museo arqueologico, etnoldgico y/o histézico, como recinto de los mitos de origen, pasa a formar parte de una nueva disputaentrela hegemoniacultural dela sociedad ivily la coercién de la do- sminacidn juridica de Estado. Tal disputa comprende tn periodo de mas de cien afos, entre el siglo XVIII y la primera mitad del sigho XX." Después dela independencia de Espana, el proceso est6tico de recons- teuccién de la identidad criolla corrié paralelo al de la defensa de la soberanfa nacional y al propésito gubernamental de hacer de México un pais préspero.* El proceso de concientizacién estética alcanzado a fines Gel Porfiriato y promovicto mediante la museografia arqueologico-histé- rica, sents las bases de una nueva frontera entre el pasado lejano y el presente inmediato, asi como también propicié la separacién entre la etnologia y la historia. Porque, en efecto, los idedlogos del México republicano anhelaban abandonar el origen sangriento de los azteces y el estigma de pais colonizado por la expectativa de un presente moderno in- dustrial.” De este modo, prevaleceré el significado politico de nacion que, por supuesto, equiparaba el pueblo y el Estado al modo de las cevo- © Al respecto, os muy sugerente la siguiente definicion «Exhibitions are kin ‘enacted to assert and perpetuate power; and they ore based on objects and fate also secret and “sacred”, available only to these who lofacademi, he Creation ofa NationalImagein World Tourism en i rafts in he World Market the Impct of Globl Excharge on Middle Aseria ‘Arisans, State University of New York Press, Albany, 1994, pp. 105-125 "Charles Hale, El liberalism nnexicono en la é0c2 de Mora, 1821-1853, Siglo XXLEK tors, 1 1872; Ralph Roeder, Juirez y su México, Ralph Roeder (tad), Fondo de Cultura C Mex Economica, México, 1980; Josefina Vazquez, «Los primero ria general de México, El Colegio de México, México, 1976, tomo Il Fp. 735- beralismo miltante- en ibidem, pp. 819-896; Luis Gonzalez, «EL sberalismo triungante, en ibtdem, pp. 897-1016; Ciro Cardoso (coordinade),Mézica en el sigio XIN (182 1510), Nueva Imagen, Mexico, 198); José C. 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Hobsbawm Jado al respec als“Nacién”conudersde af eral conjunto decladadance cays oes hla coléctiva los constituia en un estado que era su expresién politica». De esta manera, opera un amplio consenso entre luchas civiles de liberacién y fines pragmaticos del poder estatal, porque como ha sefala- do Pierre Vilar, «lo que caracterizabaa la nacidn-pueblo vista desde abajo era precisamente el hecho de que representaba el interés comuin frente a Jos intereses particulares, el bien comin frente al privilegio...».7 En México, la adopcién de los ropajes doctrinarios de la igualdad, el progre- soy lamodernidad no ocurrioconformea_laexperienciadeunainoview te revolucién industrial, sino en el contexto de la lucha anticolonial. La identidad nacional seria forjada con la edificacién de un nuevo orden jurfdico de las relaciones sociales, en los que el igualitarismo cons- tucionalista planteaba una ruptura radical con la jerarquizacién estamental de la dominacién espafiola. s __ Ena investigacién historica reciente no se ha logrado establecer atin cual nocién vino primero, sila de Nacion, o la de progreso pus, como sa, bemos, el proceso histérico de autoconciencia politica fue regional y so- cialmente asimétrico.” Igualmente, en el lenguaje juridico, los desfases semdnticos entre las nuevas ideas del liberalismo politico y Ia hetencia social del Antiguo Régimen pronto se hicieron presentes. Por varias décadas, ‘México qued6 sumergido en una profunda crisis de legitimidad del Estado republicano, de tal modo que la estructura politica implantada desde ultca- mar era, en su agonia, un Estado colapsado de antiguo régimen. El parto del Fstaclo modero estuvo acotado por la carencia de prac-ticas correspondien- con una vision secular de la politica, y una fragil integracién territorial. Jado al eto generos mes donde los hombres pr 4 ta varedad dea fou, en l melon de del dominio tlemonto del paisaje—o condenado nl olvides, Le Call heepe ‘medieeal, Mauro Armifo (trad.), Taurus Ediciones, S. A. pen, 8S I | Taurus Ediciones, SA. Espn, Hobsbawm, op. cit, p. 27. ne al 2 Mier, 28, Francois Xavier Guerra, Ménc:delantiquoréginer ona um Mex lature area, Seno Ferdnde (8), Bconimica, México, 198, 2 vlimenesy Malema nde ‘Mapfre, Madrid, 1993; Friedrich Katz, La guer is tad), Ealoaalaey Naples Mai 185 Prick Kats Lage eso Mabel Pte) aa 7 Antonio Anno, -Origenes de a legaldad 0 "sos Hitra/INAH, mime 9 Mose, eneromtins, Bik pp Soe Ene agi ides suelen aparecerdesfesadas urn en el Occidente {Qué es un museo? 95 Por todo ello, el papel ideolégico del Museo Nacional fue crucial para ir una idea de Nacién sin diferencias étnicas, sociales o culturales. La produci per + forja del Estado naci6n propugnaba por un igualitarismo demacratico, | mnds que las relaciones sociales fueran profundamente desiguales, como © ccurria durante el Porfiriato.” La antropéloga Flora S. Kaplan ha escrito: Los movimientos revolucionarios que han sido, amenudo,la base para ta formacién de los Estados-Nacién, afianzaron con frecu hegemonta de unoo més grupos étnicos dentro de tales Estados. Con el compromiso de preservar su herencia cultural, importantes sitios y colecciones histéricas, que fueron originalmente de las élites, son pasadas a las manos pitblicas como wrt legasdo nacional.”* ~ . Enconclusi6n, la formacién del Estado nacién mexicanono provino exclusivamente de las luchas civiles, ni de los procesos de integracién de los mercados; sino también del mundo condensado en los imaginaries colectivos y simbélicamente organizado en monumentos coloniales, fes- tividades civicas, procesiones religiosas y antigiiedades prehispanicas La museografia puso en contacto las creencias colectivas, cientificas y miticas sobre la ontologia del ser mexicano, El proceso de concienciaesté- tica, iniciado desde fines del siglo XVIII, culmina con la inauguracién de - dos museos ontolégicos: en 1964, el Museo Nacional de Antropologia y, on 1987, el Museo Arqueolégico de Templo Mayor, especie de urna fancraria del fdolo de los Origenes. Sobre las ruinas del Museo Nacional liberal-porfirista, la nueva museografia representé el escaparate de las nociones de identidad y patrimonio culturales. La museo-momificacién de las culturas indigenas, on salas separadas de arqueologia y etnografia historia, significé el triunfo del indigenismo museografico y del integracionismo politico. Desde este puntode vista, la historia cultural de Jos museos resulta importante para la comprensién de las mentalidades colectivas y las instituciones sociales. inaciones, y por esta via romper el paradigme fipstesis, un liberalismo mexicano de corte arstoc pader y principios polticos no burguesese, op cit p. 5. También véase Pempechivas para una Vieja pregunta», en Museo Nacional de Historia, El p eeeano: 1808-1855, INAH,/Miguel Angel Porria Grupo Editorial, México, 1995, pp. 43 Guerra, México: del antigua régimen aI revolucion > Kaplan, sntcoductions, en Kaplan (editor). Museums and the Making of «Ourselees. The Role of Objects im National Identity, Leicester University, Nueva York y Londres, 1994, p. 1. ‘0 Morales Moreno un medio de inculea istas, Con esta perspectiva, la preocupacién central de Gamio un arte nacional que no estuviese escindicio entre Enefecto, desde a invasisn espafiola, el predominio 1e0 prejuici6 cualquier valoracién de la estética guid reproduciéndose ién de 1910, prominentes jonarios, como Gamic, losé Vasconcelos y Alfonso necesidad de una liberacién nacionalista. La libera- ta tuvo como una de sus vertientes més creativas al dentro del Estado-nacién, devino del indio muerto, petrificado.” En reali- «tigenismo revolucionar leologia de la «integracién de e valores estéticos postura, desin jdad cultural, hi norando a los pueblos del presente coniosi México tuviese dos rostroscompletamente Seguin veremos en capitulos posteriores, este proceso de dela autoconciencia politica no era nuevo. Desde el temprano 's grandes propietarios agricolas embistieron contrala propiedad 3987, p17 sobre el il de Antropologta i, Neto Gari € al, Meworias det Sing Soci ‘oleccidn Cientfica, rimero 272, México, 1999, pj shri... pp. 149-190, a {Qué es un museo? 7 cin Fue mediante un complejo proceso ideol6gico—entre 1821 y 1940— que las élites dirigentes e ilustradas sacralizaron el pasado prehispénico fanto en la retdrica politica como en el Museo Nacional. A partir del caso mexicano, pocemos hipotéticamente sugeris que, en realidad, Ia raciona~ lided intelectual del museo moderno nunca pezdi6 completamente su funcién ret6rica ni, menos atin, mitoldgica ‘A partir de 1968, el indigenismo fue duramente cuestionado dentro de ua vasto proceso de revision critica de la historiografia oficial de la Revolucién mexicana." El indigenismo oficial y el autoritarismo institu- cional fueron confrontados, entre otras cuestiones, por una sociedad civil en pugna abierta con la hegemonfa de la sociedad politica posrevolu- cionaria, En este contexte, la frase «museo nacional» adquiri6 un sentido jronico. Refiere también a la permanencia en el poder de lideres politicos, ' Alsespecto, veasea Hale opi: G. Powel El ibeasnoyel cay (4801974), Secretariade Educacién bli, Colecion SepSetentas ime Key, Ls rebelons campesnas en México (159-1906), Sigh XXI Editors, México, 1980, reign yrebelion rural en el siglo XD, en Armando Alvarado, BeatoGuillermo, ‘Pavia del Edo en la via ceonsmisy stl mexicen, 1767-210, INAIT, Coleceién Ct Feear), México, 1994; Andrés Lira, Comanidades indigenes frentealacndodde Mexio,E1Colegio Jeqio de México, México, 1983;Jean Meyer, Exyerando Lozada, EI Colegio de 1984; Kate, La guer sereta en México... volumen 1, y Katz, ‘ton and Recotulfon: Rural Soil Colt in Mexico Prineston Us Jersey, 1988; John Tutino, De la nsueecin ea reoluciomen México, Las ss pra, 1750-1940, Era, Mexico, 1990; Fernando Escalante, Cindadanos Meneo, México, 1952; Armando Barta El México Birbao,Plantaciones y wontera del surest El Atajo, México, 1986; Antonio Garcia de Leén, Res ‘ier en fromter. La experiencia de ria de Tos pueblos indigenas de México, Mésico, 1985. indole antropologica y socioldgia que nosélo cuestionan al ind genlsmo revolucionano sino con las versiones oficiales sobre fe mexicano, véase a Boni «Del [Fetisuniome de a revolucion ela antropologia crtican, en Bonfl ta, Deeso qu Harta antropologt ‘Nuestro Tiempo, Meaico, 197, pp. 39-65 y México profund..; Roger Batra, La aula de it Tdcntad y metamorfss del mexioano, Enlace-Griplbo, México, 1987, y_Oficio merino, abo, Mexico, 1969, Aceplando la arbtariedad le [os cortes temporals de Te historiografs, ‘SSrbidete que la revision crits de la Revolucion pudo haber camenzado con as siguientes obres ‘edularest Luis Gonzalez, Pub ‘Colegio de Mexico, México, 1958; John Womack Jr. ‘apa y a Revluctin Menicana, Francisco GonzAlez rac) SigloXXIEditores, México, 196% Adolis EE eolucioninterrumpda, Mexico, 19101820° una guerm capes por la teen. el poder EaiZonee «Bl Cabalitos, Mexies, 1971 Lorenzo Meyer, Méxioy los Estados Unidos en elconficte “Gtolers (1917-1812), Et Colegio de México, México, 1972; Meyer, La Cristiads Siglo XX1 Editores Bice 1973, vokimenes; Arnaldo Cordova, La ideologia de a Revolucion mexicana La foraci usw céginen, Era, México, 1973 Friedrich Katz, «Condiciones de trabajo en las haclentas de DMixico durantee! Porfiriate:modalidadesytendencias»,en Katz ( serum evar et {eescvon in tne noniiana. Secretaria de Educacén Publica, Colecciin SepSetentas,niimero 303, Luis Gerardo Morales Moreno i6el poeta Octavio i nte la persi verdadero arquetipo, Wertido en objeto de reflexi 105 Signos p: isible de México es la es {Qué es sm museo? 99 nuestra imagen si Entrar en el Museo de Ani de Ia materia solemne de! adoramos a ia Imagen 1a intuicién aguda del poeta identifica al museo modemo (en este caso al Museo de Antropologia) con aquello que lo distinguia en sus origenes ancestrales: un templo sagrado. Como se sabe, la construcci6n del Museo Nacional de Antropologia, disefiado porel arquitecto Pedro Ramirez Vazquez enelbosque de Chapultepec, marca un hito en la museogratia mexicana."'Por Ja forma de comprender y exhibir el pasado de México, el M ‘Antropologfa representa el segundo paradigma museografico, después del ‘Museo Nacional (conocidoa partirde 1909 como Museo Nacional de Arqueo- logfa, Historia y Emograffa, aunque la vigencia del primer paradigma com- prende el periodo de 1865-19 récticas posteriores de diseno, instalacién y contenido Entre las carac a primera aproximacion a este punto d Metropol México, 191, pp. 46. Conviene adver ‘de la modernidad mexca trumps de ln idevlogt, UNAM, “Hlago la descripcidn del Museo Nacional omendoenconsideracion oscon mente expuestos y analizados en Studlo Beat Vizques,maseurts 1952-1994, textosde Rokerto Vall eriodizaciin ydenomi Origenes de la museologla mexicana. pin la acepcién arginara de Thorsas Kuh, sus ambigtiedades y complejilades abt basa imnementeen una o mds realzaciones cient 3s pasadasrealizaiones que alguna come Aidad cientifica particular reconoce, durante certo tiempo, como fundamento posterior. Elconceplode paradigina,rlaconadiestreckamente con el dec os ceracteristics esenciales sempre Luis Gerardo Morales Moreno s arquitecténicas ms notables de! museo esta el gran paraguas del patio jor, cuya base central es una gran columna de 11 metros de altura erta por un bajorelieve en bronce realizado por el pintor José Chéver \ su alrededor cae una cottina de agua, mientras que en el extrema te patio se hizo una recreacién ce wn estanque con vegetacién sinless laqueenstsenel momento enquelosmexicasfundaronTenochtian cee patio se acces aca una dels salas Ena plana baa, doce sas exhiben materiales arqueol6gicos de todas las culturas prehispénicas ‘Mesoamérica. i. La divi n por culttiras permite distinguic esti tects La dvs ngutic estilos arquitecténicos, ir} seBICD, ton te seapedionn simibainglen, da lcarees, canes, tollecas, c ‘ elas tollecas, mayas, mexieas, eteétera. En esta disposicién de la Zasseeioqseré na fendencia predominant en amuses rtin do Mico de otro paces I eomblnacgn ete conosimieno tico y apreciacion estétiea En In planta alts, otras once sas jestran diversos materiales etnograticos de los coras, huicholes, puré- ahuas, mayas, eteétera, Deeste modo, se busca oftecer un pano- ramalomésconpletoposibledel pes presente delo quese considera = Ins ngen dfs mexicanos. Ja mefea de os grandes musos os del mundo, se recrean las Vestimentas, artesanias, viviendas y economia de los diferentes grupos étnicos. é ____Desilesu fundacién, el Museo Nacional de Antropologia se convi- is enum punto de referencia dl quehacr museogrsico mundial, si camente por tres razones: en primer término, porque establece una cién estrecha entre civilizacién material y cultura; en segundo lugar, jue desaparece la museografia «en blanco y negro» del primer para- gma, para introducie el color en ambientaciones y escenarios; y por fect det concepto de ogafia mesicana resulta maformasdecultoal pasado, el cut alos mitoe de orgeny tla sobre ape Carlos Sols, Riomes entrees. La istriade acento 975 y 188, Amador Lopes y José Pascual Puey spuds de Kuhn, ediciones en Bésica, mero 7 Espana, 194. ls, Colecicn Otro ejemplo ce (0 «Ruting Tamayo», en la res dotalles véaee a {Qué es un museo? aol sikimo, porque pone la arquitectuta al servicio de las instalaciones mu seogréficas. En la concepci6n museologica del arquitecto Remirez V4r~ {jez los trabajos de arquitecturason un acto de comunicaci6n y el useo Sintetiza, por excelencia, ese propésito comunicativo, El Museo Nacional de Antropologia lleva a la préctica el paradigma museoldgico de que el snuseo constituye un agente comunicader que resignifica al pasado." Ha fido tan afortunada esa concepcidn, que a mas de treinta afios de su crea tion el museo simboliza al templo laico de la mexicanidad. Para el antropélogo Guillermo Bonfil las proporciones y la sobriedad de las fachadas, ta amplitud del vestibulo ye la plaza interior, y la eegante magnificencin de los acabados» remiten al temiplo cristiano: «una entrada com coro y celosias (el ‘estibulo), una gran nave central (el patio) con capillas laterales (las Salas de exhibicién) que culmita en el alter mayor (a sala merica, con 1a Piedra del Sol en el Centro). En s{ntesis, con la plena nacionalizacién de las colecciones, primeroen 1896-1897 y después en 1972," en los dos paradigmas museograficos mencionados, se impuls6 firmemente la secularizacion y construccioncle imagenes de identidad colectiva. En este sentido, los museos puiblicos, especializados en arqueologia, historia y etnografia, han sido indudatle- mente templos seculares"'y, como Duncan Cameron ha sefialaclo hace ya varios aftos, el museo antropolgico (en un sentido amplio)ha estado, en general, més cerca de la Iglesia que de Ia escuela, en la forma de une posicion entre los dogmas implantados pot las religiones civicas, y el conocimiento cientifico libre propiamente dicho. En efecto, la moderni- ‘© Véase Studio Beatrice Trueblood (editores), op © Bontil, Mexico profando, pp. 90-51. © celacin con la normatividad de Adcadas del XX, véase Morales, Origenes de a Federal de Morumentos de 1972, véase a Alejandro Gert ininonc culfural, Fondo de Caltura Eeonémica, Archivo del Fondo, nmero 74, Me Seesentettudio reciente, score una muestra de unos 150 muse dist diferentes puntos del pals, he podido constatar que en la creacion de «nuevos srGusologts historia oenograltaenlscitimos 1S aos, persist fe reproduciga sib ‘aio secular del use Nacloal decimonnico, asi comodel paradigmsti« MuseoNacon de Antropologie. Véase Larrea y Morales, een cameron, «The Museum, a Temple or the Forums, en Cucaior, volume 14, nsmero 1, 1971, pp. 11-24. ler Museo Nacional ene siglo XIX prneras sclogin mexicana, pp. 173224 y sobre ls Ley. et defers juridica y socil del 1976, ardo Morales Moreno 1 sacralidad de nde sus propios jones formales de lo La palabra museo icosdiferentes. Ade- linarias cambia la logia dela cultura, sa misma palabra remite a ferentes. Ta referencia al museo como y a refinadas; como tn lugar simbélica del tiempo inerte, 0, como hemos o de la sacralidad del poder, revela una técita aceptacién t6rico atin mas complejo: la emergencia, en las mente enlos tl- istica, el psicoandlisis y or susimplicacionesen la rural ha sido demostrado arios calectivos, el an. I by process that is bath ink abot what they seeand ural context, exhibitions esentation ofcollective y created and fostered snd fins national {Qué es un museo? gacién social A diferencia de lo que se crefa hace medio siglo, hoy Eabemos quela expresin «representacién museografica» significa queel visitante aprecia en las salas de exhibicién no la historia y la vida misma, sino una evocacidn de ellas. En este sentido, la museografia funciona como un metalenguaje de los objetos pues despoja a éstos de sus referen- tes originales para reinsertarlos en un contexto distinto, transfigurado, conforme a los valores culturales dominantes, la Optica de los curadores dela sala, los musedgrafos o la politica cultural vigente. André Malraux escribi6, en 1950, uno de los ensayos més lticidos sobre las transformacio- nes que producen los museos de arte sobre nuestras nociones de arte, En. potas palabras, el museo produce el sentido de Jo que vemos, Malraux advertia que: Cada exhibici6n es una representacidn de algo diferente de la cosaent simisma, siendo esta caracteristica su razén deser. (..) Considerando que la galerfa de arte moderno no s6lo asa el trabajo de arte de su contexte original, sino que lo obliga a reunirse con obras rivales ¢ inclusive hostiles. Es una confrontacién de metamorfosis.°* ‘Alindagar la historicidad de a palabra museo, necesitamos estable- cer una serie de relaciones espacio-temporales —por ejemplo, el museo tena época clésica, el museo en la Francia revolucionaria, oel museo du- rante el Porfiriato— que obliga a un corte selectivo y, naturalmente, arbitrario, en un territorio leno de recuerdos dispersos por doquier. Desde este punto de vista, la ret6rica del museo parece fluctuar entre dos extremos: la memoria miticay aquella que esté determinada socialmente por una comunidad cientifica, cultural o politica. Asi es como nuestro Estudio se ubica heterodoxamente entre dos campos tedricos, el del estu- dio de los imaginarios colectivos y el del materialismo cultural. En el primero, el museo participa de «las formas discursivas polémicas» deno- Ininadas ideologfas, los sistemas de valores, los dominios del mito, de las formas de pensar y del lenguaje. En términos historiograficos, participa de la comunidad de intereses tan estrecha que hay entre la historia de lo 1 yeanse, por ejemplo las obras de Hudson, A Social History of Museums. What the Visitors “Though, lant Highland Hamanitis Press, Nueva Jersey, 1975;Fomianop.iy Demand Deloche Macinge.conradietion cf logigue du muse, Editions W. (Colecciin Mescologi), Francia, 189 ei due Malraux, The Voices of Silence, Pinceton University Press, Estados Unidos de Norteamética, 1978, p. 14 lot Luis Gerardo Morales Moreno imaginario y la de as mentalidades.” En el segundo campo, la exhibicion le colecciones en los museos va mAs alld de la pura apreciaci6n estética. estudio de la vida material conlleva también el de las relaciones ¢ ins- es Sociales, en donde los objetos funcionan como los aparatos que res y mujeres «han siempre utilizado para mediar sus relaciones fe unos y otros, y con el mundo fisico». La museizacisn del pasado fe en un proceso social que, bajo determinadas condiciones histé- ricas, asigna a los objetos un valor cultural especifico. Ese valor cultural, mds que las cualidades tecnolégicas, distingue a los objetos unos de otros. 2e ahi que los museos funcionen como instituciones que permiten apre- aro sélo evidencias primarias, segtin lo establecic por el positivismo decimonénico y el funcionalismo del ICOM, sino como conjuntos iscursivos de la cultura material del hombre. Porque la cultura material, el arguedlogo James Deetz, constituye «aquel segmento del entor- no que es deliberadamente moldeado por el hombre conformea ituralmente determinados».” del siglo XVII hasta ahora el museo sufrié una larga ural, pasé del desencanta taal ta del mundo. Durante ese lapso cambiaron s de la representacién museografica: el museo de laciencia erudita se transformé en museo espectaculo; el museo educador en seo comunicador. Y, lo mas importante el museo consolidé su accién como transmisor de la occidentaliza Todo rinc6n es un centro. Hacia una expansién de la idea del museo Marco Barrera Bassols y Ram6n Vera Herrera* temas Jos museos han desempefando un papel impor- tantisimo en la difusién de manifestaciones culturales de diverso signo. Sin embargo, han desempetado también dos papeles que hoy se cuestionan: por una parte han sido los centralizadores, los depositarios, dislocando la exposicién de la experiencia de los creadores; por otra, pa- recen fragmentar y congelar una experiencia vivida indivisible. La idea de los museos comunitarios intent6 reacomodar estos dos papeles acer- cando la difusién y sus prioridades hacia los creadores de las manifesta- ciones mostradas. Hoy, cuando existe mayor claridad en torno a la urgencia de recuperar y expandir el conocimiento diverso, quizé sea ne- cesario ir mAs alla de la idea tradicional del museo para impulsar verda- deros centros de generacién, vinculacién y expansidn de manifestaciones culturales locales y regionales. Nuevos vinculos Enel contexto general del resurgimiento y la presencia actual de los pueblos con trayectos histéricos de larga duracién, entre los que se cuentan los amacos «indios» o «indigenas» en el continente americano, es muy loable que las instituciones que traban relacién con estos pueblos empiecena pro- fundizar lazos y reconocer el enorme ciimulo de conocimiento que pueden aportar los que hasta ahora han sido contemplados como objetos y no como actores centrales de su experiencia. Los porqués de estos vinculos nuevos, son objeto de una profunda investigacién que nose agotaeneste texto y que algunos pensadores revisan ya con innovadoras formas de abordaje. A * Marco Barrera Rassols, Museo Nacional de Culturas Populares; Ramin Vera Hereera, revista Ojarssca, 108 Paik one. iero7 Mave

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