«doncella perseguida» como Inés, la monja ala fuerza; la ce-
losa y rencorosa Rodolfa; la locuiaz Jacinta; la perversa aba-
desa y su pequefia corte de torturadoras, ete. — que arropan
a la pareja protagonista, las dos grandes creaciones de Lewis.
‘Ambrosio es desde luego un villano atipico. La compleji
dad de su retrato psicoldgico le distingue de los inexpres
vos villanos precedentes. Se diferencia del Manfred de Wal:
pole o del Montoni de Radcliffe por el grado en que la in
fluencia del entomo social (su equivocada y antinatural
educacién puritana, de la que Lewis hace responsable a la
Iglesia en general ya la vida mondstica en particular) impli
ca la perversion de sus espléndidas cualidades naturales. En
los otros dos, la ambicién y cl exceso de energia pueden ser
vir de explicacién a su villania; pero Ambrosio, abandona-
do de nino en un convento, recibié la mas eemerada forma
ci6n cristiana y llegé a poseer tantas virtudes que al comien-
zo del libro todo el mundo lo considera un «santo», Mas
esta reputacién de santidad, cuidadosamente cultivada por
i, enmascara una enorme hipocresia y presuntuosidad in-
natas, una autocomplacencia destructiva, un orgullo de
cientifico faustico. El precio de su pureza es la falta de expe
riencia, su bondad natural le incapacita para reconocer el
peligro, «Pasa por observar tan estrictamente su voto de cas-
tidad, que ignora en qué se diferencia un hombre de una
mujer'®. Ha sido tan grande su represién sexual (que Le-
wis explicita sin pudor, pormenorizando los sueiios libri:
cos que atormentan al fraile), y su instinto est enterrado
tan hondo en su subconsciente, que no puede controlarlo e
irremediablemente sucumbe a los primeros ataques de la lu
juria, descubriendo que es el sexo y no la religién' lo que
puede proporcionar al egofsmo un camino hacia la trascen-
dencia. Frente al villano tipico que sélo pretende poder y ri-
quezas, él tinicamente aspira a satisfacer sin més dilacién
sus pasiones recién descubiertas. Pero Lewis no trata a Am-
brosio como lo habria hecho Sade: un simple libertino ves-
Elmonj, capitulo I del libro 1, pig. 126.
"6 wAfirmar la sensualidad —afirma Todorov— es negar la religiéne,
op cit, pig. 155.
(56)
| que le cons
tentar escapar de un papel
be oe a eeerdadero yous Una Combinacign de
a es
i 10, victima.
‘, virgen, santo, violador, asesino, °
a ae aes de Antonia yde Ebi, sino ca sve
fi ite del demonio,
ctima de Matilde y finalment :
ane ‘a venderle el alma. El satanismo. de Sed
fo reside fanto en su maldad y ens atraccin or oo
tradic
f son descritas de manera cont ;
Gal cuanto en la influencia cada vez mayor que sobre a
tjerce la idea de su condenaciOn, algo impensable en 6 we
‘Keional villano gotico, Bsa certeza que tiene de que [a me
sercorda divinaes ya nalcanzable para ll sume ene
vis des
Sos estados violentos. que Lewis describe con
on y que luego identificarian inequivoc: mente a cierto
tipo de héroe romantico.
rente al hombre atormentado por Ia idea de su inevita-
por el de:
« condenacion, dispuesto a dejarse convencer por el
momio de que es inttil oponerse a lo que ya est
i Rbre del destino, se yergue la mujer, a quien la certeza
contagiosa,
‘cl'mal lena de una exaltacion casi cor ;
wicerea de la indomable Carathis 0 de a tele Mer
"i que de la dulce e insinuante Biondetta :
Boo ere ben ese lado fasinante del personae de Ma
fide, ¢ lad» que la subleva,
de, esa «pasion de eternidad» qi cuando ai
que « 10s un personaje que una tent ont
«lla representa como pocas ala mujer fatal be
Jame sans merce! de la balada de Keats, inspirada en
1 crnaking (jes
megicictmsnete rear sack
a itico ‘conduciende yente a esa extrafa inver Ls
Fo en een yar, RA, oP
ay mag peg, madre del aif Vato La di
Cris a pier St tage de La aides
Ps de ce
SB da ote
ee Doms ee et
a arr Se Uy Pes
\s7)‘val homénimo (1424) de Alain Charti
Vee ce aa jes tan emblematicos como
Flaubert, la Carmen de Meri
ner el pelele). En cuanto a
ue es mas bien del eae aslatd
os hoyuelos parect
acecho mil cupidos»!,
dirla evolucién d
an
ae
canes, Pero, como er Milton
alla mujer como agente a travé
wis equpara la caida de Ambrosi
caida de Adén en el Edén: cuando «
vencer a Matilde en aoe
espirita y “encan
la muerte prematura»
mente cae rendido asus en
, Matilde representa también
Wactia el diablo, Le-
* concupiscencia ala
ionje trata
ara que abandon dl nase,
le su estima que le corte una
una serpiente y pierde el
iecido en brazos de ella. Otro
: lo lo hace, le
nocimiento, cayendo desvane
specto importante del personaje
sexuales) a joven novicio (por el que, ambiguamente, Am:
inbsio ee siente en cierta medida atraido), luego a mujer de
jnsaclable lujuria!!* (su primer goce carnal), después a bruja
{Con sus conjuros magicos: el mirto y el espeios le ayuda a
perpretrar sus crimenes) y finalmente a diablo, que culms
rent su perdicion eterna. Ademds, en este mismo proceso
tus papeles sexuales se invierten, segin ella ogra mas ascens
SHertte sobre el fraile y amenaza con convertitle otra vez en
hombre que quiso ser.
No se debe a la doble aparicién del diablo, en. la que
una vez mas se pone de manifiesto el acusado sentido tea
tual de Lewis. La primera vez aparece un «joven de unos die-
fos, [-] completamente desnudo [..] una estrella
su frente [.«] dos alas carmesi [
]] rodeado de nubes de luz rosad
perfumes, todo contribuye a sumir
th una especie de éxtasis al espectador de esta apariciOn ine
femal, tan en la tradici6n serifica del «demonio bello» mi
tomiano, que a través del Iblis de Beckford y.el Orc de BI
Ion pasé a'ser uso corriente entre los romanticos. Bien dife
aunque no menos espectacular, ¢s la segunda
ion, aompafiada del eestallido de un trueno» y "2. En suma, su fuerza radica en
|i detallada y a menudo poetizada descripcién de estados
de animo.
Pero la gran importancia hist6rica de la novela se debe
sobre todo a su extensa influencia en la literatura europea
tel siglo pasado. La mds evidente y directa aparece en Blita-
ne fonde Radcliffe,
Fonfesionario de los penitente negrs,
oancia de las innumerables imitaciones parodias de
;poca (véase Bibliografia,apartado §), trata de minimizar
evar a su propio terreno los irreverentes planteamientos
Lewis, offeciendo una vision inhibida y excesivamente
‘corosa de los excesos de la vida monéstica, aunque su
3 Rafael Llopis, Guentas de rar, Maid, Taurus, 1963, pt 70.
1. Punter Te Literate of Terr, pig 9monje Schedoni, si bien menos odioso y depravado que
Ambrosio, sea tal vez més maligno. Ota novela direten
mente inspirada en £ monje, sin duda alguna, Los elias
del diablo (1816) de Hoffmann, en la que el fraile Medavlo
se comresponde con Ambrosio, Eufemia con Matilde y Au.
relia con Antonia,
En El manuscrito encontrado en Zaragoza, de Jan Potocki
(cscrita entre 1797 y 1815, pero no publicada integramente
hasta 198912), aparece el primer remedo de Matilde, como
epresentacion del diablo en forma de mujer, en el persone.
Je de Zibedea, la hermosa prima del protagonista ‘Alfonsy
van Worden, quien, al ser seducido por ella, cree verle ee
feren ll frente un par de cuemecllos. De la misma estipe
fatal es la protagonista de Une femme est un diahe (1823), Mex
‘quita (anticipacién burlesca de Carmen), con la que un pri.
merizo Mérimée desmitificd el episodio de la seduccion de
Ambrosio por Matilde convirtiéndolo en una disparatads
comedia casi vodevilesca en la que un inguisidor (Antonio)
¢s tentado por la acusada de brujeria que va a interrogar 5,
tras resistirse desesperadamente, se entrega a un fre
‘monfaco; mata a uno de sus correligionarios, le roba el hy
bito y, tras entregarselo a la supuesta bruja, ambos amantes
hhuyen, En la misma pieza hay una ironica referencia + ote
episodio del Monje: le efigie de la Virgen le recuerda al frat,
le la de Mariquita y asi comienza a interesarse por ella. Cu
Hlosamente este mismo episodio, que como se recordar’ Le
wis tomé de Schiller, tenté tambien a Flaubert, que lo util
26 con ligeras variantes en las versiones de 349 y 1856 de
La tentacion de San Antonio, aunque no en el texto definith
aba de Theodor Hosen
GotiS EA Hina
ara Lobes dda,
2 derana de 164)