Anda di halaman 1dari 164
Ciencias sociales Max Weber La ética protestante yel«espiritu» del capitalismo ‘Traduccién, nota preliminar yglosario de Joaquin Abellan El libro de bolsillo Sociologia Alianza Editorial TITULO ORIGINAL: Die protestantitcbe thik und der que habian de celebrarse.el 19 de enero de 1919. Weber fuepro puesto inicialmente por la direccién del partido para una lista del DDP por el distrito de Frankfurt, de la que fue €x- cluido posteriormente para ocupar otro puesto en la lista de Hessen-Nassau, con muy pocas posibilidades de salir elegi- do, como asf ocurris en efecto. Durante la campania electoral R Joaguine AMELLAN pronuncié varios discursos? sobre temas muy diversos, Habia numeroses eriticas al régimen anterior, especialmente por sus omisiones en la politica exterior. Pero también se mostré con toda claridad contra la revolucién, cuyas realizaciones con: deraba negativas. Si al comienzo habia hecho concesiones a la idea de la socializacién de algunos sectores industriales, des- de enero de 1919 se opuso a todos los experimentos socialistas, Crefa que, con unas industrias nacionalizedas en Alemania, les serfa més facil a los aliados poder echar mano de ellas para cobrarse las indemnizaciones de guerra, y que la socializa- cin de las empresas reduciria el prestigio y la credibilidad de Alemania’, Para la reconstruccién nacional pensaba qué era indispensable la creacién de una repdblica democratica con una direccidn fuerte; estaba a favor de una estructura federal, ena que los estados federados tuvieran una importante par- ticipacidn en los procesos de decisién politica y en la admi- uistracida. Habia también en sus discursos un clerto tono na- cionalista, sobre todo en relaciGn con los territories del Este que Polonia reclamaba, ‘Weber, como ya se ha dicho, no result6 elegido como dipu- tado para la Asamblea Nacional constituyente, aunque su par- tido, el DDB, obtuvo el 18,6 por ciento de los votos. La decep- cidn que produjo a Weber el comportamiento de su partido y su fracaso electoral le levaria finalmente a abandonar la politica, Antes de eso, sin embargo, expuso su vision de la 2. Sobre estos discursos, véase W: J. Mommsen, May Weber und die deutsche Politik 1890-1920, 2.° ec, Tubinga, 1974, 542-543. Weber pronuncié discursos para el DDP en Wiesbaden (5-12-1918), en Ber- lin (20-12-1918), en Heidelberg (2-1-1919), en Karisruhe (4-1-1919) y en Farth (4-1-1919), 3. Wolfgang Mommsen sospecha que la enérgica oposicisn de Weber ala revolucion fue la causa de que finalmente no se realizaran los planes del pre- sidente Friedrich Ebert de nombrar a Weber Secretario de Estado del Inte- rior o de enviarlo como representante diplomstico a Viena (W. Mommsen, ‘Max Weber und die deutsche Politik 1890-1920, Ed, cit., pp. 324y's.). SSTUINO PRELIMISAR 4B politica en las sociedades de masas y sus reflexiones sobre el nuevo tipo de politico profesional que habia surgido en ellas en una famosa conferencia orgenizada por la asociacién libre de estudiantes (Freistudentischer Bund), en Muinich, en ene- rode 1919, En esta conferencia, «La politica como profesisn» «Politik als Beruf, su andlisis académico del concepto de po- Iitica, de los tipos de politico que se han dado a lo largo de la edad moderna y de la peculiar relacin existente entre la po~ Utica y la moral permite entrever también su propia valora- cign de la politica en la Alemania de la época y su propia pa~ sién por la politica, Pero, aunque la politica era su amor se- creto’, Weber se consideraba a s{ mismo antes que nada como un cientifico, consciente delas diferencias que existen entre un politico y un cientifico: «El politico debe y tiene que llevar a cabo compromisos. Pero yo soy por profesién un cientifico [1 El cientifico no puede hacer compromisos y tampoco ovulta las inculerencias»® En la primavera de 1919, a pru- puesta del principe Max von Baden, Max Weber formé parte de la delegacién alemanz que, encabezada por el ministro de Asuntos Exteriores alemidn, conde Brockdroff-Rantzau, viajé.a Parfs para redactar la respuesta alemana ala propuesta de los vyencedores sobre las reparaciones de guerra, A mediados de junio de 1919 se incorporé z la universidad de Mainich, como sucesor de la cétedra de Economfa que habia ocupado Lujo Brentano, y entre 1919 y 1920 impartid clases sobre «las cate- gorfas mis generales de la ciencia social», sobre historia eco- némica, sobre «teoria general del Estado y politica» y sobre el socialismo, 4. Carta a Mina Tobler, en Max Weber Gesaratausgabe, vol. 1/15, p. 19. 5. Carta a Karl Petersen, de 14 de abril 1920, en W. J. Mommsen, Max Weber: Sociedad, politica e historia trad. cast, Buenos Aires, 1981. p. 208. Lasalida de Weber del partido DDP estuvo ocasionada por la negativa de Weber a pacticipar, en representacién de st partido, en la segunda comi- sién de socializacion formada en 1920, 4 JOAQUIN ABELLAN En junio de 1920 cay6 enfermo de pulmonia y muris el dia 14 de ese mismo mes. 2. Sobre el objeto de investigacién de La ética protestante y el wespiritu» del capitalismo La investigacién que realiza Weber en este libro parte de un hecho constatado estadisticamente en un trabajo de un disci- pulo suyo: que, en un pais con poblacién protestante y catéli- a, los protestantes ocupan un nivel més alto en la direccién de las empresas industriales modernas y en la posesién de ri queza®. A Weber, sin embargo, no s6lo le llama la atencién este hecho de las diferencias patrimoniales entre catdlicos y protestantes -las cuales podrian explicarse por diferencias debidas a los patrimonios recibidos por herencia-, sino tam- bién otros fenémenoe que tienen que ver directamente con una actitud diferente ante la técnica, ante las profesiones in- dustriales, ante la vida burguesa en definitiva. Un ejemplo de esta actitud diferente entre catélicos y protestantes seria el tipo de educacién que unos y otros eligen para sus hijos: mas humanista entre los catélicos y mas técnica entre los protes- tantes. Dentro de este ambito dela relacién entre protestantismo y economia capitalista, sobre la que existian ya algunos estu- dios, Weber precisa con claridad el objetivo de su investiga~ cin, el cual sittia ya la relacién entre protestantismo y capita- lismo fuera de los planteamientos usuales. Estos plantea- mientos usuales solian partir de la afirmacién de que los catélicos se dedican menos que los protestantes a las activida- des mds caracteristicas del mundo moderno por estar imbui- 6. Martin Offerbacher: Konfession und soztale Schichtung. Eine Studie fiber die wirtschaftliche Lage der Katholiken une Protestanten in Rader, ‘Tubingay Leipzig, 1901. ESTURKO) PRELIMINAR 15 dos de un espiritu de alejamiento o distanciamiento del mun- do, mientras que los protestantes, al poseer un espiritu més materialist, mas mundano, estan mas dispuestos para las a tividades econdémicas del mundo moderno. Weber no consi- dera acertada esta equiparacion y piensa que la afinidad in- terna entre protestantismo y capitalismo no hay que buscarla enese supuesto espiritu materialista o antiascético del protes~ tantismo, sino més bien en los caracteres de la propia religio- sidad protestante (de un tipo de protestantisrno al menos), pues sucede que la mayor implicacién de los protestantes en la actividad econémica moderna no s6lo no es resultado de tuna postura antiascética o hedonista, sino consecuencia, en realidad, de una religiosidad més intensa que supone un ma- yor control religioso de la propia vida del hombre. La cues- tidn a explicar entonces es el tipo de relacién existente entre la actividad capitalista moderna y un tipo de religiosidad carac- terizada no ya por tna supuesta actitud mundana, sino preci- samente por todo lo contrario, por un profundo ascetismo. Pero antes de profundizar en el andlisis entre la vida econd- mica capitalista y ese tipo de religiosidad ascético y racional, Weber explica lo que entiende por «espiritw» del capitalismo, cuyo origen histérico se trata de explicar, Para definir este “espiritwy del capitalismo, aunque de manera provisional, pues el concepto definitivo del mismo sdlo podria formular- se, segiin dl, al final de la investigacién, Weber acude a dos textos de Benjamin Franklin, escritos en la primera mitad del siglo xvii, en los que encuentra de manera condensada lo que él entiende por «espiritu» del capitalismo, es decir, por esa nueva mentalidad econémica que se forma en la edad moderna, Weber encuentra en los textos de Franklin la formu- lacién de una ética que considera como un deber moral el ga- nar dinero, prescindiendo de toda consideracién eudemonis- {a, es decir, sin tomar en consideracién ningén interés de tipo individual como la felicidad o el placer del individuo. Ganar dinero se convierte en un fin en si mismo, al que todos los de- 16 JOAQUIN: ARELLAN mas fines le estén subordinados, y se ancla en el fondo de la Personalidad. Esta mentalidad nueva que no es la codicia que ha existido en todos los tiempos~ se opone frontalmente ala mentalidad econémica que Weber denomina tradiciona- Jismo, segiin la cual se trabaja para vivir y no al revés, no con- siderando, en ningtin caso, el trabajo y el enriquecimiento como un deber moral. Lo primero que destaca Weber de esta nueva mentalidad econémica, y que resulta decisivo para el curso de la investi- gacién, es que aquélla no esté generada por el propio desarro- llo del sistema capitalista de produccién, pues esta nueva mentalidad se dio en territorios sin un sistema capitalista des- arrollado y estuvo ausente en épocas y regiones con avanzado sistema capitalista. La pregunta por su origen se vuelve, por tanto, decisiva. Peto lo que llama poderosamente la atencié:. en la mentalidad capitalista es el elemento de irracionalidad deede el punto de vista dela felicidad individual que contiene: Ja entrega absoluta al trabajo. Y es precisamente el origen de este elemento irracional lo que le interesa a Weber. En la bisqueda de su origen, Weber llega al estudio de las confesiones religiosas, pues en los sighos xv1y xvir sélo una fe religiosa podia tener la fuerza para poder desarrollar e impo- ner una nueva mentalidad distinta y opuesta al tradicionalis- mo dominante. Y después de explicar que ni el Iuteranismo nil catolicismo desarrollaron, por sus caracteristicas doctri- nales y practicas, una concepcidn del trabajo como «profe- sién» como la implicada en el «espfritw» capitalista, desem- boca en el estudio del protestantismo ascético. Dentro del protestantismo ascético estudia Weber el calvinismo, el pietis- mo, el metodismo y las sectas surgidas del movimiento baptis- ta, y concretamente su posicién ante la doctrina de la predesti- nacién y la cuestién de la «certeza de la salvaciGn» con sus im- plicaciones précticas para la organizaciGn racional y metédica dela vida del creyente, Serd aqui, en el protestantismo ascéti- co de raiz calvinista, donde Weber encuentra finalmente el fun- ESTUDIO PRRLINGNAR 7 damento religioso de esa idea del trabajo como «profesién» su- peradora de la mentalidad econdmica tradicional. ¥, por thtimo, después de haber mostrado que fue el protes- tantismo ascético el que desarrollé una racionalizacion del modo de vida con miras religiosas, Weber analiza los resultados de la irrupcidn de este ascetismo en el mundo, es decir, su influencia sobre el capitalismo, sobre la mentalidad capitalista. concreta- mente, La conclusi6n final a la que llega su investigaci6n es que «el modo de vida racional sobre la base de la idea de profesion, ‘que es uno de los elementos constitutivos del espiritu capitalista, ¥no sélo de éste sino dela cultura moderna, nacié del espiritu del ascetismo cristiano» (La ética protestante..., infra, p. 232°), En las whimas paginas del libro todavia propone Weber un programa de investigacién sobre las infiuencias mutuas entre el racionalismo ascético y las condiciones socioeconémicas en que surge y hace una reflexin final sobre la desaparicién de ese espiritu capitalista originario en el sistema capitalista actual: el espiritu de ese ascetismo originario se ha escapado del sistema, y quién sabe si para siempre, pues el capitalismo actual funciona con otra base que ya no necesita de ese espi- ritu como motor (EP 233-234, 235). 3. El wespirituy capitalista Weber denomina «espititu del capitalismo» 0 «espiritu capi- talista» ala mentalidad o actitud que aspira sistematica y pro- fesionalmente al lucro por el ucro mismo, tal como la expre- 86 Benjamin Franklin en algunos de sus escritos de mediados del siglo xvi’. La calificacién de capitalista responde al he- cho de que esa mentalidad encontro en la empresa capitalista % En adelante doy como referencia Ia sigla EP, Naturalmente,los ntimeros ‘de pagina se refieren a los de esta edicién. &. Necessary hints to those that would be rich (1736), Advice to a young tradesman (1748). 1B JOAQUIN AMELLAS moderna su forma mas adecuada y porque se convirtié asi- mismo en el motor «mental» mis adecuado para la misma (EP 73), aunque Weber insiste repetidamente en que «espiri- tu» capitalista y sistema capitalista no son lo mismo: la men- talidad o actitud y el sistema o forma se comportan de forma relativamente independiente entre si. El xespftitu» es, por tanto, una actitud, un iabitus, es decis, una disposicién psiquica del individuo que se manifiesta en sus pautas de comportamiento, en los criterios con los que organiza su vida. El «espiritu» es relativamente independien- te de las ideas, por una parte, y de las instituciones o sistemas en las que se desenvuelve la accidn del individuo, por otra. EL «espiritu» capitalista, en concreto, ¢s esa actitud o mentalidad respecto a la actividad econémica caracterizada por aspirar a ganar dinero como un fin en si mismo. Lo que Weber entien- de por «espiritu» capitalista esté contenido en unos fragmen- toa del mencionado Benjamin Franklin, que él reproduce en la obra y que se pueden resumir en Jos puntos siguientes: el tiempo es dinero, las virtudes que dan crédito a una persona generan también dinero, no hay que gastar todo lo que uno tenga (EP 57-59). Ganar dinero, en definitiva, se convierte en un fin en sf mismo, Pero este comportamiento, y ésta es una nota diferencial, se le impone al hombre como un deber absoluto. Ganar dinero como un fin en si mismo no es siné- nimo de ganar dinero por ganarlo: ganar dinero como un fin en si mismo significa practicar una conducta que hay que seguir como norma de vida, como una obligacién moral; ganar dinero no tiene asi una finalidad eudemonista para sa- tisfacer intereses del individuo, sino que se le impone a éste como un deber, por encima de cualquier consideracién hedo- nisia o utilitarista. En el concepto de «espiritu capitalista» de Weber esta presente esta perspectiva normativa, moral, de la actividad econémica dirigida al lucro, y él mismo clarifica el concepto exponiendo la diferencia de actitud que observa en- ESTUDIO PRELIMINAR 19 de Fugger de ganar todo el dinero que pueda es considerada por Weber netamente diferente de esa otra mentalidad, la ex- presada por Franklin, que considera la actividad de acumular dinero como una maxima de indole moral (EP 60). Esta mentalidad econémica tayo que abrirse paso contra el «tradicionalismo» dominante. Tampoco de éste da Weber una definicién conceptual, sino que se remite para su explica- ion a ejemplos hist6ricos de esta actitud por parte de empre- sarios y de obreras (EP 66 y ss.). En estos ejemplos historicos se pone claramente de manifiesto que la mentalidad tradicio- nal considera que el trabajo es simplemente un medio para vivir, un medio para conseguir lo necesario para la existencia: Jo «natural» no es que el hombre quiera ganar dinero por ga- narlo, sino que el hombre quiere vivir y por ello quiere ganar lo suficiente para ese fin. El hombre de mentalidad precapita- lista trabaja para vivir y, en caso de que se disponga de algu- na riqueza, evita trabayar y se dedica a otto tipo de activida- des, como la caza, el juego la guerra. Esta actitud no sélo estd asumida por la nobleza, sino que participan de ells igual- mente los gremios, interesados en asegurar un determinado nivel de vida a sus sacios por medio dela consolidacién de un modo de produccién y unos precios determinados para sus productos. Esta mentalidad tradicional se manifiesta tam bign en los campesinos que no se preguntan «cudnto puedo fanar [...] haciendo el maximo de trabajo», sino «cuanto tengo que trabajar para ganar la cantidad que venia ganando [...] y que cubre mis necesidades tradicionales» (EP 67), y se mani festa asimismo en los empresarios/comerciantes del sistema de produccién y de comercio denominado en Alemania Ver- lagssystem (EP 74 y ss.), que tendian a cubrir sus necesidades habituales y no aspiraban a la ganancia por la ganancia, incl- 80 aunque la forma de sus empresas pudiera ser considerade, desde el punto de vista de la organizacién, capitalista. La mentalidad econémica tradicionalista, en definitiva, no valo- tre Jakob Fugger y Benjamin y el ganar dinero por sf mismos. Por ello no 20 JORQUIN ABELLAN podia ver con buenos ojos la actividad del comerciante, que, aveces, se toleraba, pero sin que desaparecicra por ello la sen- saci6n de que era una actividad vergonzante. La tolerancia de es2 actividad iba acompajiada, al mismo tiempo, de la con- ciencia del riesgo de chocar contra la prohibicion de la usura. Quienes se dedicaban a la actividad comercial, capitalista, eran conscientes de que su conducta era inmorel o extramo- ral. Por eso Max Weber llama la atencidn sobre el hecho de que en el mundo tradicional existian reservas morales respec: to aesas actividades que, en la Pensilvania del siglo xvi, por ejemplo, eran consideradas dignas de ser alabadas por co- rresponderse con un modo de vida adecuado a la voluntad de Dios. Esta mentalidad econémica segiin la cual la actividad de ganar dinero se le presenta al hombre como algo absoluto, como un deber, es para Weber la impulsora del desarrollo del capitalismo mode:nu: «La vucstién sobre las fuerzas impulso- ras del desarrollo del capitalismo no es basicamente una cuestidn sobre el origen de las reservas de dinero utilizables de forma capitalista, sino una cuestién sobre el desarrollo del espiritu capitalista, Donde éste sopla y se deja sentir, él se crea sus reservas de dinero como instrumento para su actuacién, yno al revés» (EP 76-7). Noes, por tanto, la acumulaci6n de capital la que mueye la expansidn del capitalismo moderno, sino esa nueva actitud ante la actividad econémica: los capi- tales acummulados mediante la guerra, la pirateria o la especu- laci in no hicieron surgir el espiritu capitalista. Es mas bien al revés: quien considera su trabajo como una actividad moral profesional en el sentido protestante de la expresi6n que se vera mis adelante- acabaré formando un capital. Las lineas anteriores nos introducen en la cuestién del ori- gen de esta mentalidad nueva, de este «espiritn» capitalista moderno, Seguin Weber, y esto es fundamental en su investi- gacién sobre la relacidn interna entre «espiritu» capitalista y protestantismo, el «espiritu» 0 mentalidad capitalista no sur- {STUDIO PRELVINAR 2 gid como resultado del desarrollo econémico, como algo ge- nerado por las mismas fuerzes de produccida, es decir, como resultado de una mera adaptacién de la actitud mental a las necesidades del sistema capit : NO es un tellejo de ese desarrollo econémico, pues en algunos sitios fucanterior al propio desarrollo capitalista ~como en la men- cionada Pensilvania- y no existié en otros lugares con fuerte desarrollo capitalista -como en la Florencia de los siglos x1v yxy~ (EP 81-82). El «espititu» capitalista tuvo, por tanto, que tener otro origen, y un origen que le dotara de la suficiente fuerza para poder luchar contra un ambiente adverso, la mentalidad tradicional, y poder imponerse sobre ella. Pero para poder imponerse a esa mentalidad establecida, la nueva mentalidad tuvo que ser cosa de grupos humanos ~no de co- merciantes 0 de fabricantes aislados-, grupos humanos que la tuvieron que desarrollar partiendo de un fundamento muy sulido y fuerte: partiendo de una nueva ética asentada en el interior del hombre, que le mostrara el valor y la significa~ cién moral de una entrega al trabajo por el trabajo mismo y no por los intereses individuales que se pudieran obtener. Para poder triunfar este nuevo «espiritu» necesit6, en resu- men, mucho mas que meras normas técnicas de conducta, Pues para ir contra el odio, el desprecio y la desconfianza existentes necesitaba un fuerte anclaje en la personalidad de los individuos. ¥ slo una nueva religién podia ofrecer, desde fuera del propio sistema econémico dominante, una nueva ‘moral que configurara esos nuevos grupos humanos. Es pre~ clsamente en la coincidencia en determinados grupos huma- nos de la nueva mentalidad capitalista y de una religiosidad “specialmente met6dica y controladora donde Weber sittia fi- aalmente su objeto de investigacién. Por ello su investigacién desembocara en el estudio del calvinismo, pues en esta confe- sin religiosa se ha combinado siempre, en todos los lugares en los que se ha dado, una religiosidad ascética y un supremo sentido de la actividad eapitalista (EP 52). 22 JOAQUIN ABELIAN 4, La ética calvinista: el trabajo como acreditacién dela gracia El «espiritu» capitalista, tal como lo entiende Weber, con- tiene, en tltimo término, un elemento irracional desde el punto de vista de los intereses eudemonistas del individuo =su entrega absoluta al trabajo-, y el origen ~religioso- de este elemento irracional lo va a encontrar Weber finalmente en el protestantismo ascético de impronta calvinista-puritana. sQué caracteristicas presentaba esta orientacién’ protestant que no se dieran en el catolicismo ni en el protestantismo lu- terano? Catolicismo En los paises catdlico-latinos, segun Weber, no se desarrolli el concepto de una actividad econémica a la que el hombre estuviera totalmente entregado, sin ningtin tipo de limitacién ni de reservas, ni se creé tampoco una palabra para denomi narlo. Los paises protestantes, por el contratio, sf desarrolla- ron el concepto de una actividad econémica que encierra et s{ misma una significacién religiosa. A la actividad de esas ci- racteristicas la denominaron los alemanes, desde Lutero, Be- ruf (0 palabras equivalentes en los otros idiomas de paises protestantes®), La palabra Beruf; por tanto, se refiere al com cepto de esa actividad productiva dotada en s{ misma de ul sentido religioso, de ‘llamada’ religiosa: cuando los prote* tantes hablan, por tanto, de profesién (Beruf) se estan refi riendo a esa actividad dotada de ese sentido religioso. En Ist lenguas roménicas, sin embargo, faltan el concepto y la pal” bra. La palabra espafiola vocacién, por ejemplo, que, come dice el propio Weber, tiene un sentido de ‘llamada’ interiot 9. Véase EB, nota 40. ESTUDIO PRELIMINAR, 23 prdximo al dela alemana Beruf, no se utiliza para denominar una actividad productive. Y, por otro lado, las palabras que se utilizan en estas lenguas romdnicas para denominar la activi- dad productiva de la que se vive no tienen ninguna connota- ci6n religiosa"®, Esta ausencia en el catolicismo de un concep- to que se refiera a la actividad del hombre en el mundo como portadora en sf misma de un sentido religioso la explica We- ber por la diferenciacién esencial que establece la doctrina cat6lica entre el ambito de los praecepta ~el conjunto de nor- mas que contiene el modo de vida exigible a todos los cristia- ‘nos en general~ y el de los consilia evangelica ~el conjunto de normas para lograr la perfecci6n cristiana, s6lo exigible a los monjes-. Esta diferencia radical entre una ética para los mon- jesy una ética para la masa de cristianos no pefmitia desarro- ar una valoracién positiva de la actividad econémica, del trabajo, en el mundo, pues el modo de vida del monje seguia “stentando el maximo nivel de la excelencia cristiana: la vita contemplativa se consideraba superior a la vita activa en el LO. Véase ER, nota 38. Esimportante sefalar que donde Later, al traducir Edlesidstico, pone Beruf -que nosotros traduicimos usualmente por pro- esto, las trachicciones castellanas del Eclesidstico ponen obra, lugar, ta~ {Rts trabajo o deber. A modo de ejemplo, la Biblia comentada por los Pro- Fores se Salamanca (Madrid, 1962) traduce el mismo pasaje (versiculos Ay2: P1133) de la siguiente manera: «Sé constant en tu ofcio y vive en Si sitvelece en tu profesisn. No envidies el buen suceso del pecador; con- trea Seto" y persevera en tu trabajon. La Nueva Biblia Espafiola, en la 6n dirigida por Luis Alonso Schokel, Madrid, 1975, traduce el pa- sidstico 11, 20 en los siguientes términos: «hijo mio, curnple ocipate de él, envejece en tu tareay. Mas alld de las distintas pa- qua quese ttilicen para traducirla alemana Beruf queda la pregunta de ‘Xremiten al concepto de una actividad con un compromiso religioso, Bie ibn te® ¥ la tradicion protestante, Una Biblia alemana actual, a te Siltada por la Deutsche Bibelgesellchafi, Suatizart, 1982, tages att sit embargo, el pasaje as: whalte dich an das, was dir size ce Cogn ble dali! Du wirst bis ins Alrer genug daran zu. tun ha- ‘NO aparece la palabra Beruf). 24 FOOUINS ARLIAN mundo. Aunque en él ambito de los conventos sf se desarrollé un modo de vida racional y ascético, en el sentido de una vida totalmente sometida al autocontrol, no valia, sin embargo, como modelo de vida cristiana a seguir en el mundo. EH mado de vida cristiano del monje era un ideal de vida extra mundano, cuyo modelo de santidad consistia en superar le moralidad intramundana. El monje llevaba una vida sistema- tizada con el objeto de superar el status naturalis, de sustraer- sea simnismo del poder de los instintos irracionales y de supe- rar la sumisin a la naturaleza y al mundo. Sometiendo toda Ja vida a una voluntad planificada, sometiendo todas sus 2c: ciones a.un autocontrol y orientandolas por criterias morales, el monje se formaba como un obrero al servicio del reino de Dios, asegurindose de este modo la salvacion de su alma (EP 139-140). Pero la vida del monje, ideal supremo de vida cristia: na, quedaba fuera del mundo, El modelo de vida del cristiana ordinario, por el contrario, no requeria desarrollar una con: ducta sistematizada, en la que todas las acciones estuvieran sometidas al autocontrol, pues la administracién de los sacr mentos, la practica de las buenas obras y el recurso a las in dulgencias permitian al cristiano ordinario vivir, en cierto sentido, «al dia», es decir, le permitian, en caso de pérdida, re cuperar la fe en cualquier momento, sin necesidad de tenet que llevar un plan sistematizado de vida (EP 138). Al no existir en el catolicismo una valoracién radical dé mundo, debido a la supremacia del modelo de vida cristiant extramundano, encarnado en el monje, el trabajo productivd en el mundo no esta integrado en una dimensién religios! positiva. En este sentido, Weber trae a colacién la interpret cidn que Santo Toms de Aquino da de la frase paulina de «quien no trabaje que no coma» para poder mostrar su com traposicién a la del protestantismo ascético, que se analiz! més adelante, Para Santo Tomds, el trabajo sélo es necesati? para la conservacién de la vida del individuo y de la comust dad, no siendo obligatorio cuando no existe esa necesidaé ss UNO PREMMINAR 25 Quien pueda vivir de sus riquezas no tendria obligacién de trabajar y, por otro lado, la contemplacién estd excluida de ese principio, pues es considerada como una actividad superior (EP 202-203). El catolicismo, por tanto, a pesar de ciertos intentos claros por elevar el minimio moral en el mundo por parte de algunas organizaciones religiosas, que cita Weber (EP 143), siguié con- siderando que el nivel mas alto de excelencia cristiana era el modo de vida, extramundano, del monje. Luteranismo El luteranismo, por el contrario, dio un paso decisivo, segtin Weber, para el nacimiento de una nueva concepcion del tra- joy de la actividad profesional. ¥ por eso analiza con cier- fo dstenimicats, ex el capteulo 3 de la primera parte del hbro, la aportecién de Lutero al concepto de profesién, que ya he- ‘mos mencionado. La aportacién de Lutero reside en que no Se comienza a utilizar la palabra Beruf con un nuevo senti- S$ Profano ~antes s6lo habia tenido el senticio religioso de “amada-, sino que desarrolla toda una concepcién nueva lel trabajo cotidiano al considerar precisamente que el cum- ey del mismo tiene una cualidad moral: al trabajo co- radann® & le dota de una significacion religiosa al ser conside- Fane amo el tinico medio para vivir de manera grata a Dios. docreeoracién positiva del munda era la consecuencia de la arpa luterana de que todas Jos cristianos son iguales por pal stsn0; borrando asi la diferenciacién catblica tradicio- aanntte el dmbito de los praecepta y el de los consilia evange- Los consiguientemente, la superioridad del munae, via cristiana del monje sobre la del cristiano en el dams & Al desaparecer el modo de vida cristiano extramun- ‘©; Lutero da un nueva valor religioso y moral ala vida en el mundo, y con ello al trabajo o actividad econémica que se 26 JORQUES ADELLEY pueden entender como profesién. Es en este punto, precisa mente, donde Weber considera que Lutero da un gran paso sobre el catolicismo. Pero, por otro lado, Weber destaca qued luteranismo no llega a desarrollar una idea de profesién afins la implicada en la mentalidad capitalista, pues Lutero consi dera que cualquier tipo de actividad o de profesion es buens para la salvacion del cristiano. Lutero se basa aqui en tin pasejé de la primera carta de San Pablo a los Corintios (1 Corintios,7, 17-24), en el que se afirma que cada uno debe estar y perma necer en el puesto al que Dios le ha llamado, siendo lo impor tante vivir segtin los mandamientos de Dios y no importande para ese fin la posicién o situacién concreta que cada uno tenga: cualquier posicién social es buena para la salvacién Como lo importante para el cristiano es su salvacidn, no tie ne relevancia el tipo de trabajo o profesién que se desempei« el tipo de estamento en el que uno esté situado. Cualquier po siciéh es querida por Dios, pues la evolucién concreta dé mundo histérico es el resultado del designio de Dios. L acentuacién de este providencialismo en los tltimos aftos ¢ la vida de Lutero fortalecié atin mas su idea de que el cristi« no tenfa que aceptar la situacién en la que se encontraba } acomodarse a ella: todas las profesiones, todos los estaments sociales son iguales ante Dios. En esta concepcién luteran! del trabajo como profesién no encuentra Weber ningun ele mento que pudiera generar una nueva mentalidad que supe rara al tradicionalismo. Sila profesién para Lutero es algo q¥# el hombre tiene que aceptar como un designio de Dios, com ‘su destino, si todo tipo de situacién o de trabajo sirve paras grato a Dios, Weber entiende que Lutero no ofrece una bast religiosa para que se pueda desprender de ahi un impul? para organizar y centrar la propia vida en torno a una active dad sistemética y racional (como la que se da en la ment lidad 0 espfritu capitalista). Para los luteranos, desarrollt una vida metédica, ascética, era sospechoso de pretender ui? santificacién por Jas obras, la cual rechazaban doctrinalme* STUDIO PRELIMIAR ar te, pues, segtin Lutero, la salvacién se produce por la sola fe sin la colaboracién de las buenas obras. Por su doctrina dela gracia, por tanto, el luteranismo no transmitia ese impulso para la sistematizacién de la conducta que conduce a la racio- nalizacién metédica de ésta (EP p. 153). La idea Iuterana del trabajo es, en definitiva, de cuiio tradicionalista: mantenerse ena posicidn en que se esté y conservar aquello que se tenga. _¥ como Weber no encuentra en el Juteranismo esa cone- xi6n entre religién protestante y mentalidad econémica mo- derna, considera aconsejable acudir a otras orientaciones del protestantismo en las que se pueda comprobar esa conexién entre una determinada religiosidad y la vida practica: «La re- ligiosidad luterana dej6 intacta [... la vitalidad natural de las ac- siones instintivas y de los sentimientos puros; fe faltaba ese impulso para un autocontrol constante y, en definitiva, para una reglamentacién planificada de la propia vida, que st po- secla inquietante doctrina del calvinismo» (EP 150-15 1)- Protestantismo ascético A diferencia del luteranismo, en el que Weber no encuentra una fundamentacidn religiosa para una vida ascética en el Rtundo, el xprotestantismo ascético» presenta, segtin él, la ase religiosa para una moral ala que imputara el origen de os econémica capitalista moderna. El es consciente “eis diferencias doctrinales existentes entre los cuatro mo- eee Protestantes que investiga -calvinismo, pietismo, as a sectas baptistas-, pero no es la dogmitica la que Soop ee sino los efectos de aquélla sobre la confi- oe ou ‘ modo de vida de los creyentes. Lo que Weber in- Ses impaes psicolégicos» que, originados por ieee aa fe religiosa y por determinadas practicas re- Soe llevan al creyente a un determinado modo de vida. 'isqueda del origen del «espiritu capitalistay se dirige 25 JOAQUIN ADELLAX no ala doctrina protestante ni a las practicas religiosas, sino « las consecuencias que la doctrina y la practica de la religién tienen para la vida practica, es decir, a los estimulos psicolé- gicos que aquéllas producen para llevar una determinads conducta practica (EP 110-111): sc6mo se producen en el calyi- nismo y en el protestantismo ascético en general los impulsos para una vida metédica y racional en el mundo? ;Qué esti mula a esos creyentes a llevar una conducta sistematica y con- trolada permanentemente? Para encontrar una respuesta ex plicativa de la motivaci6n de los creyentes para desarrollar un modo de vida racional y sistematico, Weber analiza las conse: cuencias practicas de la doctrina de la predestinacion calvi nista. Seguin esta doctrina, Dios ha decidido desde la eternidad condenar a una parte de la humanidad y salvar a la otra, sit que los hombres puedan hacer nada para alterar este designi¢ drvino. Las consecuenctas inmediatas de esta doctrina son lt absoluta carencia de valor de todo lo creado, pues sdlo Dios} su voluntad importan, y ¢l sentimiento de una extrafia sole dad interior del individuo, pues el individuo tiene que hace! su camino solo sin ningtin tipo de ayuda sacramental o d¢ las buenas obras~ frente a un destino inalterable, establecid« desde la eternidad. El mundo est destinado a servir a la att toglorificacién de Dios y el cristiano est destinado a aumen tar la gloria de Dios en el mundo mediante el cumplimient de sus mandamientos. Sélo la gloria de Dios importa: el mis mo amor al préjimo y el trabajo profesional adquieren un pe culiar cardcter impersonal y objetivo, pues se cultivan no pot amor a las criaturas, sino por servir al orden racional dé mundo que Dios ha determinado. Pero el dogma de la pre destinacién no explica por si mismo por qué los creyente! calvinistas desarrollaron un modo de vida caracterizado po! el autocontrol y la sistematizacién, ni por qué aquel dogm no condujo al fatalismo 0 a la indiferencia moral. A este res pecto, Weber observa que los sucesores de Calvino se ocup? A ESTUDIO PRELININAR D ron, a diferencia de éste, de una cuestién que se convirtié ade- mds en prioritaria en la practica pastoral: la cuestion de la certitudo salutis, es decit, la pregunta de si el individuo puede conocer si est entre los elegidos o no, si puede lograr la certidumbre de su salvacién. Los textos que Weber analiza le ponen de manifiesto que los pastores calvinistas predican a sus creyentes que tienen la obligacién de sentirse elegidos, pues si faltaba esa seguridad de estar elegidos era senal de una fe insuficiente, y les recomiendan un trabajo infatigable como el medio més apropiado para conseguir esa seguridad. Ei tra- bajo sin descanso, aunque no sirve para «onquistar» la salva- cién, si puede liberar al creyente del miedo acerca de su salva~ cin. Ahora bien, en el cémo se realiza ese trabajo encuentra Weber la caracteristica esencial y diferenciadora del calvinis: ta: «el Dios del calvinismo [...] exige de los suyos |...] no “bue- nas obras”, sino una “vida santa”, es decir, una santificacion por las obras elevada a sistema» (EP 138). Dios no le pide al creyente que haga buenas obras aisladas, pues el elegido, que si- Bue siendo criatura, siempre queda con todas las obras que ‘haga a una distancia infinita por debajo de las exigencias de Dios, Dios le pide una «vida santa», es decir, una vida que sig, en su totalidad, orientada sistemsticamentea la gloria de Dios. Las obras son, individualmente, insuficientes para la gloria que Dios quiere para sf mismo. La voluntad de Dios ¥ su gloria se convierten en el criterio organizador y sistemati- zador de la vida del creyente. Sélo una vida asi, tendente a eli- minar la naturalidad del disfrute de la vida instintiva, se les presenta a los creyentes calvinistas como el tinico medio posi ble para servir a la gloria de Dios. Sdlo asf se elimina la divi nizacion de las criaturas para que pueda brillar tinicamente la sloria de Dios. Y sdlo con una conducta sistemética y racio- nal se puede acreditar el conocimiento de estar entre los elegi dos: el estado de: gracia es un estado que separa al hombre del mundo natural, de la vileza de lo creado, y su posesién s6lo Puede acreditarse mediante esa conducta racional y ascética, 30 JOaguiy ammuLsss diferente y superior a la del hombre natural. De la necesidad de acreditar su estado de gracia se deriva, por tanto, el impul so para llevar una vida racional. Este impulso para el establecimiento de una vida sistemati cay racional ~ascética~ esté presente en las distintas corrien- tes del protestantismo ascético, aunque no todas ellas se basa- ran ya en la doctrina de la predestinacion™ (EP 192). Y lo decisivo es que este modo de vida racional se presenta como un modo de vida que se puede exigir a todos los que quieren estar seguros de su estado de gracia: la conducta racional no es un opus supererogationis, es decir, no es un «plus» sdlo para algunos por encima de un nivel minimo exigiblea todos. Esta racionalizacién de la vida en el mundo, sin embargo, no ¢s para la gloria de este mundo. El mundo se les presenta como simple material, como campo de pruebas donde se cumple el deber cristiano de aumentar la gloria de Dias a través de una conducta racional, como lugar de acreditacion del creyente que busca la certidumbre de su salvaci6n. En esta racionaliza- cidn de la vida en el mundo, pero que no es para este mundo ni de este mundo, sino que es acreditacin del estado de gra- cia del creyente, se resume la concepcién de la actividad pro- ductiva del protestantismo ascético, su idea de profesion, dife- rente no sdlo del catolicismo sino también del Iuteranismo. 5. Modo de vida racional puritano/mentalidad capitalista Una vez que Max Weber ha expuesto que el modo de vida ra- cional en el mundo procede de la necesicad religiosa del cre- 11. Elpietismo, aunque no tiene totalmente la misma base doctrinal que el calvinismo, también fomenta un modo de vida ascético: para una de sus personalidades mas descollantes, Francke, el trabajo «> también el medio ascético por excelencia (EP 163-164). El baptismo, que no funda: menta sti moral en la doctrina de la predestinacion, sino en la importancis de la conciencia conto revelaci6n individual de Dios, también fomenta vida ascétiea ~y la actividad econdmica- (EP 190). 31 yente de acreditar con su conducta su estado de gracia, pasa a mostrar las consecuencias de ese modo de vida sobre la for- macién deesa mentalidad econémica moderna, a la que élha denominado espiritu capitalista. Y, en este punto, Weber llega a la conclusién de que el modo de vida racional y metédico del protestantismo ascético favorecié el espiritu capitalista, el cual consiste basicamente en una conducta econdmica racio- nal”, Para llegar a esta conclusién, Max Weber analiza las obras pastoreles del anglicano Richard Baxter (1615-1691), Saints’ Everlasting Rest y A Christian Directory, a las que consi- dera una guia paradigmtica desde el punto de vista puritano para la vida practica, y recoge en especial sus consejos sobre la riqueza, el aprovechamiento del tiempo, el ascetismo sexual y sobre el sentido del trabajo infatigable (EP 195- 209). Lo que Weber destaca en la obra de Baxter es queen ella siempre esta presente una lucha contra la dependencia de Jos bienies urateriales y la siqueza, pero que esto no significa una lucha contra la riqueza y el lucro en sf mismos, sino contra las tentaciones que van asociadas a ellos. Es contra el tecrearse en la riqueza contra lo que previene Baxter y con- tra el afin de riqueza con el fin tltimo de ser rico. Por el contrario, ala riqueza como fruto del trabajo profesional la considera una bendicién de Dios y al trabajo profesional sistematico lo convierte en el medio ascético mas elevado y en la acreditacién més visible y segura del cristiano regene- tado (EP 224). Es precisamente en este ascetismo de una vida racional en el mundo donde Weber encuentra el origen de la mentali- dad econémica capitalista. Sus observaciones al respecto se Pueden resumir en los siguientes puntos: a) el ascetismo est4 en contra del disfrute de la vida de los instintos, la cual aleja al i von EP. = donde Weber resalta que este fomento de la vida racio- parte de los puritanos tiene mayor relevancia que el mero fornen~ to dela formacién de capital. a 32 onqutN ABELL hombre no sdlo de la religiosidad sino también del trabajo profesional; b) la prohibicién puritana de la divinizacién de las criaturas ~pues todo lo que se dedique a objetivos perso- nales se le quita al servicio dela gloria de Dios esta ena base de la tendencia a uniformar el estilo de vida, que fomenta el interés capitalista por la estandarizacion de la produccién; ©) en intima conexi6n con lo anterior, la idea de que el hombre es simplemente un administrador de la rigueza que le ha sido confiada, de la que tiene que rendir cuentas y de la que no puede disponer a su capricho, conduce al nacimiento de una obligacidn del hombre respecto a la riqueza: los intereses in- dividuales ceden ante la obligacién de seguir produciendo queza, lo cual libera al afin de lucro de sus cadenas e impedi- mentos tradicionales. Esto quiere decir, en definitiva, que los elementos constitutivos de la mentalidad capitalista estén presentes, por tanto, en la concepcién puritana del trabajo y de la vida en el mundo. Aunque esta base moral y religiosi puritana terminarfa por desaparecer en la evolucién poste- rior del capitalismo, Weber sefiala que la viva religiosidad del siglo xvit habia legado a los empresarios capitalistas una enorme buena conciencia en su actividad de enriquecimien- to, siempre que éste se realizara de forma legal, y les habfa puesto a su disposicion obreros austeras y concienzudos, que consideraban asimismo que el trabajo era una profesion, & decir, una actividad grata y querida por Dios (EP 229-232), El descubrimiento de la coincidencia entre mentalidad ca- pitalista —que por su concepcion de la actividad econdmica rompe con la concepcion tradicional, «natural», del trabajo- ¥ ‘la moral del protestantismo ascético lleva a Weber a con- luir su investigacion con una imputaci6n hist6rica de la pri- mera ala segunda en los siguientes términos: uno de los ele~ mentos de la mentalidad capitalista y de la civilizaci6n mo- derna en general, concretamente el modo de vida racional resultante de considerar la actividad econémica como uné profesidn, naci6 del ascetismo cristiano (protestante) (EP EsrupIo eRe 3 232), Esta mentalidad capitalista, que entendia la actividad econémica con una referencia moral y religiosa, y que, segin. Weber, impulsé el desarrollo econémico capitalista moderno, desaparecié posteriormente del capitalismo, pues éste, a dis- poner ya de una base mecénica-maquinista, no necesité ya de ese motor. Y la relaci6n originaria que el puritano habia teni- do con los bienes materiales y la riqueza se alteré considera blemente: lo que para el puritano habfa sido un abrigo ligero del que podia prescindir, pues la riqueza recibia su sentido de la funcién de acreditacién de la gracia en la que se insertaba, se transforms en un caparaz6n de acero, con un poder itte- sistible sobre el hombre y despojado de todo sentido metafisi- ©0 0 ético-religioso. Esta transformacién, este «proceso de secularizaciény, significe, por un lado, que la religién produ- Jesu efecto econdmico maximo después de que «la tensa btis- queda del reino de Dios hubiera comenzado a diluirse paula~ ‘tinemente en Ja austeridad de la virtud profesional, despues de que se extinguieran poco a poco sus rafces religiosas y 8 dgjara sitio a un utilitarismo del mundo del més acd» (EP 228). Pero esto significa, al mismo tiempo, que, con el éxito econd- mico, el compromiso econémico se liber de sus rafces reli- Siosas. Este es el destino paraddjico de la ética protestante: Primeramente, la interpretacién protestamte del mundo lo desvaloriza como un cosmos de cosas sin valor en sf, y luego, lo convierte en un objeto que debe ser dominado racional- ‘mente, pues un mundo sin valor desde el punto de vista reli- §10s0 ya no disfruta de ninguna proteccion especial. Pero Posteriormente, este mundo profano impone sus propias condiciones, con la consecuencia de que se vuelve inmune Progresivamente a los postulados religiosos. Si al principio el Protestantismo ascético habia desvalorizado el mundo, éste desvaloriza luego la ética protestante. Con la imputacion causal del espiritu capitalista a la reli- Geacsd Protestante (ascética), es decir, con la imputacién de na mentalidad econémica racional a la moral protestante, ee 34 JOAQUIN ABELLA Weber altera radicalmente la relacién usual que en su época, y en épocas anteriores, se habia establecido entre racionali- dad y religién. Si usualmente se pensaba que la racionalidad moderna era ajena ala religiny que la religion era mas bien un obstéculo para la razén, Weber afirma que la racionalidad econémica moderna procede de la religién. Aunque Weber no desarrolla completamente en La ética protestante y el «es- piritur del capitalismno lo que entiende por racionalidad, sf se refiere expresamente a la imposibilidad de entenderla como un proceso global de la razén y omnicomprensivo de todos los dmbitos de la realidad (EP 82-84). En el punto concreto de la mentalidad capitalista se viene a poner de manifiesto, segtin Weber, que ésta no es un fenémeno parcial dentro de ese supuesto proceso general, sino el resultado —racional- de una religién concreta. El camino hacia la modernidad, ea definitiva, ha venido determinado no por cl racionalismo de una raz6n autGnoma, sine por la ética, racional, de una reli- La imputacién causal del «espicitu» capitalista a la ética re cional de base calyinista es, por otra parte, un ejemplo con- creto de cdmo se opera en las que Weber denomina «ciencias culturales», es decir, esas ciencias cuyo criterio especifico de investigacion esta constituido por la significacién que para lt civilizaci6n o la cultura tiene un determinado hecho. En lait vestigacion histdrica acometida en La ética protestante y d «esptritu» del capitalismo, la significaciGn de la religién pto- testante (calvinista) para la civilizacién moderna estriba & haber generado esa mentalidad econémica nueva, enemig* del tradicionalismo, a la que Weber denomina «espfritu» cé- pitalista. Esta imputacién no implica ningtin juicio de valor sobre el calvinismo en relacién con el luteranismo o el catol= 13. Sobre las peculiaridades del racionalismo occidental, véase la «Nott. preliminar» (Vorbémerlcang) a Gesarnmelte Aufstze zur Religionssozio® fie, Tabinga, 1968, 3*ed., 1-16. SSTUDIO FRELIOINAR 35 d mo, sino que se limita solamente a establecer la relevancia para la cultura de un determinado dato histérico", 6, Nota sobre la presente edicion Laprimera edicién de La ética protestante y el vespiritu» del ca- pitalismo fue publicada por Weber en 1904-1905, en la revista Archiv fiir Soziatwissenschaft und Sozialpolitik. En el volumen 20, de noviembre de 1904, aparecié la primera parte (pp. 1-51), yenel volumen 21, de junio de 1905, aparecié la segunda (pp. 1- 110). En 1920, al publicarse conjuntamente los trabajos de We- ber sobre sociologia de la religién como Gesammelie Aufsiitze 2ur Religionssoziologie (GARS), en tres voltimenes, en el primer yolumen se incluy6, después de una «Nota preliminar» que We- ber habia redactado expresamente para esta publicacién con- junta, una segunda edicisn de Ia ética protestante yrel «espirituy del capitalismo (GARS I, 17-206). Esta segunda edici6n contenia algunos afiadidos y algunos cambios en relacién con la primera de 1804-1905. Todos estos cambios y afiadidos de 1920 figu: van en la presente edicién como Apéndice, y los ntimeros entre sorchetes en el texto remiten a ellos. La presentacién de los mis- mos y la numeracidn de las notas a pie de pégina siguen la edi- sion de la Protestantische Ethik und der ‘Geist des Kapitalismus, wilco por Klaus Lichtblau y Johannes Weiss (Bodenheim, an 3 ed), quienes han introducido una aumeracién corre ag de las notas para facilitar su lectura, a diferencia dela que néel texto original de Weber en la revista Archiv fiir Sozialyris- senschaft und Sozialpolitik, a Ultimo, es conveniente afiadir, que, como la segunda sion de la Etica protestante y el «espiritu» del capitalisino 14. Sobre el estatus Swarticulo «Die sher Erkennitnis, inga, 1968, 3.»ed,, 146. dela ciencia social que quiere practicar Weber, véase “Objektivitit sozialvissenschaftlicher und sozialpolitis- » (1904), en Gesamnelte Aufvitze 2ur Wissenschaftslohre, # (existen varias traducciones al castellano), yy JORQURS ABELLA forma parte del primer volumen de los anteriormente men- cionados GARS, las expresiones de Weber en los afiadidos de 1920 relativas a més adelante» se refieren a los trabajos siguientes de los Gesammelte Aufsiitze zur Religionssoziologie y no a la presente obra. Su obra Die Wirtschaftsethik der Weitreligionen (La ética econémica de las religiones universales), mencionada por Weber en repetidas ocasiones, se encuentra precisamente a partir dela pagina 237 del primer volumen de los GARS. JOAQUEN ABELLAN Bibliografia A) Escritos de Max Weber ‘Die protestantische Eehile und der “Geiat” dea Kapitaliomusy, 0 Archiv fir Sozialwissenschaft und Sozialpolitik 20 (1904), 1-54;21 (905), 1-110. Die provestantische Ethik und der «Geist» des Kapitalismus, en Ge- Sammelte Aufsitize cur Religionssoziologie, 3 VOl8.; Tubitiga, 1920, vol. 1, 17-206. Die protestantische Ethik und der «Geist» des Kapitalismus. Edicion e introduccion de Klaus Lichtblau y Johannes Weiss. Boden- heim, 2000, 3. ed. Ta ctica protescante y el esptritu det capitalismo, en Max Weber, Ensa- Jos obre socologia de la religion. 3 vols. Trad. de José Almaraz y Aripilie arabia. Madrid, Taurus, 1998, vol. 1, pp. 25-202. ‘tische Bemerlangen 2 den vorstehenden «Kritischen Beitragen, en Archiv fitr Sozialwissenschaft und Sozialpolitik 25 (1907), 243- 8 (también en Max Weber, Die protesiantische Bthik. Band I vitiker und Antikritiken. Ed. de Johannes Winckelmann, Gaters oyldhs 1988,27-37). “emerkungen ze der vorstehenden «Replik», en Archiv fiir Soziabwis Michal wid Sosialpolitik 26 (1908), 275-283 (también en Max : ‘ber, Die protestantische Ethik. Band II. Kritiken und Antikriti- ‘en. Ed. de Johannes Wingkelmann, Gattersioh, 1968, 44-56). 38 BIBLIOGRAFIA Antikritisches zum ‘Geist’ des Kapitalismus, en Archiv fiir Soziabwis- senschaft und Sozialpolitik 30 (1910), 176-202 (también en Max Weber, Die protestantische Ethik, Band IE. Kritiken und Antikriti ken, Ed. de Johannes Winckelmann, Gtitersloh, 1968, 149-187) Antikritisches Schlusswort zum «Geist des Kapitalismus», en Archiv {fiir Sozialwissenschaft und Sozialpolitik 31 (1910), 554-599 (tam- bién en Max Weber, Die protestantische Ethik. Band If. Kritiken und Amtikritiken. Ed. de Johannes Winckelmann, Gtierstoh, 1968, 283-345 [incompleto]). B) Sobre la vida y la obra de Max Weber WeBER, Marianne, Max Weber. Una biografia, Trad. cast. de. Benet y Jorge Navarro. Valencia, Edicions Alfons el Magnanim, 1995. Hennis, Wilhelm, Max Webers Fragestellung. Tabinga, 1987. (Exis tc trad. cast. del cap. I, «El problema central de Max Weber», e0 Revista de Estudios Politicos 33 [1983], 49-99, y del cap. I «tl tema de Max Weber», en C. iglesias [comp.], Politica y pens miento. Homenaje a Luis Diez del Corral. Madrid, 1987, vol. 1. KASLER, Dirk, Max Weber: eine Einftthrung in Leben, Werk wnd Wit ‘kung. Frankfurt a. M,, 1995. Marzmann, Arthur, La jaula de hierre. Una interpretacién histériat de Max Weber (1969). Madrid, Alianza Edit., 1976. Momusen, Wolfgang J,, Max Weber und die deutsche Politik, 1890- 1920, Tubinga, 1974, 2ed. ©) Sobre la ética protestante y el capitalismo Dissekam Annette, ’Etique protestante de Max Weber. Paris, 1994. Doren, Richard van, «Protentatismus und Kapitalismus. Max We bers These im Licht der neueren Sozialgeschichte», en Christis® Gyeuss/Jungen Kocka (eds.), Max Weber, Ein Syrmposiuan. Mik nich, 1988, 88-101 Eisenstap’s Shmuel N. (ed.), The Protestant Ethic and Moderaizt tion. A Comparative View. Nueva York, 1968. srr, Hans Karl, «Kritische Beltrige zu Professor Max Webe™ | Abhandlung ‘Die protestantische Fthik und der Geist des Kp: talismus’n, en Archiv fier Sozialwissenschaft und Sozialpol (1907), 232-242 (también en Max Weber, Die protestantisci ik. Band U1. Kritiken und Antikritiken, Ld. de Johannes Witt kelmann, Giitersloh, 1968, 11-26). : — +Protestantische Ethik und “Geist” des Kapitalismus. Replks! Herrn prof. Max Webers Gegenkeritil», en Ardhiv far Social senschaft und Sozialpolitik 26 (1908), 270-274 (tambien et Me Weber, Die Protestantische Ethik. Band Il, Krittker: und Anti kent. Ed, de Johannes Winckelmann, Giitersloh, 1968, 38-43). Gurtanpey, Friedhelm, Zinfiihrung in die «Protestantische sik Max Webers», Opladen/ Wiesbaden, 1998, KAUurHOED, Karl Heinrich, y otros (eds.), Max Weber und seine 2” testantische Ethik». Vademecum zu einem Klassiker der Geshior™ te der dkonomischen Rationalitétt. Diisseldott, 1992. i Kornzten, Gottfried, Die Religionssoziologie Max Webers. Fite Darstellung threr Entwicklung. Berlin, 1980. Lremann, Hartmut / Rost, Gtinther (Hg.), Weber’s Protestart It nic: Origins, Evidence, Contexts. Cambridge-Nueva York-Mebo™ he, 1993. Lerman, Hartmut, Max Webers «Protestantische Ethike, COU gen, 1996, Licuretat, Klaus / Wess, Johannes, Binleiturg a Max Web Drotestantische Ehtik und der «Geist» des Kapitalismss. We™ heim, 2. Aufl, 1996 (1993), VII-XXXV. PaRsons, Talcott, Der Begriff des Kapitalismus in den Theorie " ‘Max Weber und Werner Sombart. ‘esis doctoral, Universid® Heidelberg, 1929, Publicada también como «Capitalism i (©, cent German Literature: Smbart and Weber The Jour tical Economy, 36 (1928), pp. 641-661; 37 (1929), pp. 3h RACHEAHT, Felix, ba dae Kapitalismus», en hes Weber Die Protestantische Bthik. Banc II. Kritiken und Arikritiker © de Johannes Winckelmann, Giitersioh, 1968 i — «Nochmals Kalvinismus und Kapitalismuss,en Max weber 0 Protestartische thik. Band Ii. Kritiken und Antikritiken. Ba & Johannes Winckelmann, Giitersloh, 1968. Die Rarnatt, Freddy, judaisme et Capitalisme. Essai sur la Conttove™* ‘entre Max Weber et Werner Sombart. Paris, 1982. 40 uBLOGRANS Ror, Gtinther, «Zur Entstehungs- und Wirkungsgeschichte von Max \Webers “Protestantischer Ethile’», en KAUPHOLD, 1992, 43-68. Ruano ps La Furwte, Yolanda, Racionalidad y conciencia trdgica Lamodernidad segiin Max Weber. Madrid, Trotta, 1996. Scriucerer, Wolfgang (ed.), Max Webers Sicht des okzidentalen Chrisientums. Erankfurt-Main, 1988. — Religion und Lebenssfidhrung. 2 vols. Frankfurt a.M., 1988. — Die Entwicklung des okzidentalen Rationalismus. Tabinga, 1979. — «Ethik und Kapitalismus», en Berliner Journal fiir Soziologie 3 (1995), 335-347. Scroper, Hans-Christoph, «Max Weber und der Puritanismus», en Geschichte und Gesellschaft 21 (1995), 459-478. SEYFARTH, Constans / M. Srronpet, Walter (eds.), Seminar: Religion und gesellschafiliche Entwicklung. Studien zur Protestantismus- Kapitalismus-These Max Webers. Frankfurt a.M., 1973. Tawney, Richard Henry, Religion and the Rise of Capitalism. Lon- dres, 1926. D) Otros Brentano, Lujo, Der wirtschaftende Mensch in der Geschichte, Leip- zig, 1923. — Die Anfiinge des modernen Kapitalismus, Munich, 1916. — Eine Geschichte der wirtschafilichen Entwicklung Englands. Vol. 2, Jena, 1927. Gorrimny, Eberhard, Wirtschafigeschichte des Schwarzwaldes und det angrenzenden Landschaften. Estrasburgo, 1892. Reimpresion: Nueva York, 1970. JeLunex, Georg, Die Erklarung der Menschen- wid Bargerrechte. Leipzig, 1895 (2.* ed.: 1904). Soman, Wemer, Der Bourgeois. Miénich y Leipzig, 1913. — Der moderne Kapitalisenus, Leipzig, 1902. — Die juden und das Wirtschaftsleben. Leipzig, 1911 Wrrnicu, Werner, Deutsche und franzisische Kultur in Elsass. E* trasburgo, 1900. La ética protestante y el «espiritu» del capitalismo [1] I. El problema ‘Sumario: 1. Conjesion y estructura social.-2, El «es lismo.~3. Elconcepto de profesién de Lutero (2), Objeto de la investi- geci6n, rita» del eapite 1, Una ojeada a las estadisticas sobre las profesiones en un Pais coniesionalmente mixto suele mostrar un fendmeno Con, relativamente, escasas excepciones y desviaciones’, que hasido comentado apasionadamente, en repetidas ocasiones, nla prensa y en la bibliografia catélicay en los congresos ca- tolicos de Alemania de los tiltimos afios*: el carécter prepon- derantemente protestante tanto del empresariado y de los capi- todas estas excepeione: i la gran mayorfa, se explican por et ipciones, pero sila gran hecho de que la confesionalidad de los obreros de una industria depends primer lugar, naturalmente de la confesidn de lalocalidad en la que se SMuentre o del territorio de reclutamiiento de sus obreros. Esta circuns bos Procluce confusion, a primera vista, en el cuadro que suministran Banas estadisticas sobre las confesiones, como las de la provincia del Tin. Ademés, las cifeas slo con concluyentes evidentemente con un te to mis amplio de los oficios concretos y con una mayor especializa- h-Sino, a veces, se ponen junios bajo la categoria de «directores de emm- Prien : 4 grandes empregarios y a «maestros artesanos> que trabajan so- hos (3) id tros arte a! ® Vease, por g., Scum, Der Katholizismus als Prinzip des Rortschrittes. Atcburg, 1897, p. 31; 1, HeeriinG, Das Prinzip des Katholizismus und Wissencchafi riburgo, 1899, p. 58. 44 LBL PROBLEBA talistas como de los niveles superiores y cualificados de los obreros, en concreto del personal con formacién técnica 0 co- mercial superior de las empresas modernas®, Este fenémeno lo encontramos reflejado en los datos de las estadisticas con- fesionales no sdlo en aquellos lugares donde la diferencia de confesion coincide con una diferencia de nacionalidad y, por ello, con un diferente grado de desarrollo cultural -como ‘ocurre en el este de Alemania entre alemanesy polacos-, sino en casi todos los lugares en los que el desarrollo capitalista [4] tuvo mano libre para organizar profesionalmente a la pobla- cién y transformar su estructura social de acuerdo con sus pro- pias necesidades ~y cuanto mas ha sucedido esto, con mayor dlaridad se ha dado el fenémeno-. Fsta destacada y relativa- mente mayor participacién de los protestantes, es decir, su mayor porcentaje respecto al conjunto de Ja poblacién en la posesiSn del capital, en la direccién y en los niveles superio- res del trabajo en las grandes empresas industriales y comer- ciales modernas®, hay que atribuirlo, por supuesto, en parte a razones histéricas® que estan situadas en un pasado lejano y en las que la pertenencia a una confesién religiosa no aparece 3. Uno de mis discipulos trabajé hace unos anos el material estadistice mds detallade que poseemos sobre estas cosas, la estadistica sobre las confesiones de Baden. Véase Martns OrrEnaacuien, Konfession und s0° ziale Schichtung. Eine Studie aber die wirtschaftliche Lage der Katholiker und Protestanten in Baden. Tabingen und Lcipzig, 1901 (vol. IV, Heft 5 de las Volleswirtschafiliche Abhandlungen der badischen Hochschulen). Lot datos y cifras que se exponen después como ilustracién proceden de este trabajo. {1 Br Baden, por eempo, en el afo 1895, cada 1.000 evangétics pagan unt cantidad de 954,000 marcos en impuestos sobre las rentas del capital cade 1.000 catélicos, 589.000 marcos en impuestos sobre las rentas del capital. 10s judios, con mise 4 millones de marcos por cada 1.000 personas, yan nati ralmentealla cabeza. (Las cifras seutin Offenbacher, ob. cit, p.21.) 5. Aquihay que comparar todas las explicaciones del trabajo de Offenbaches 6. ‘También sobre este punto hay una exposicion mas detallada para Be den en los dos primeros capitulos del trabajo de Offenbacher. . 7 1. CONFESION Y ESTRUCTURA SOCIAL 45 comp catusa de los fendmenos econdmicos, sino, hasta cierto punto, como consecuenciade los mismos. La participacionen esas funciones econémicas presupone a veces la posesién de capital y, otras, una costosa educacion y, la mayor parte de las veces, ambas cosas, estando unida, por tanto, a la posesin de una riqueza heredada o, sin duda, aun cierto nivel de bienes- tar, Precisamente muchos de los territorios més ricos del Im- perio Alemdn, los més desarrollados econémicamente y los mids privilegiados por la naturaleza o por su situacion, y en particular la mayor parte de las citadades ricas, se habian con- vertido al protestantismo en el siglo xvi y sus consecuencias favorecen todavia hoy alos protestantes en su lucha econémi- ca por la vida. Y entonces surge la pregunta histérica: squé fundamento tenia esta fuerte predisposicién de los territo- rigs més desarrollados econémicamente para una revoluci6n eclesidstica? Y la respuesta no es en absoluto tan facil como se podria creer en un principio. Es cierto que la eliminaci6n del tradicionalismo econémico aparece como un elemento que debio favorecer de manera esencial la tendencia a dudar incluso de la tradicién religiosa y a rebelarse contra las auto- tidades tradicionales. Pero en este punto hay que tomar en consideracién, y esto se olvida hoy con frecuencia, que la Reforma no significé tanto la eliminacién de la autoridad de la Iglesia sobre la vida en general como, mas bien, una sus- Utucién de la forma de autoridad existente entonces por otra: ‘a sustitucién de un poder, en muchas ocasiones casi sélo formal, muy cémodo y que en aquella época se hacia sentir Poco en la practica, por una reglamentacién completa del modo de vida, infinitamente pesada y seria y que penetraba en todas las esferas de la vida familiar y publica con la ma- Yor intensidad que se pueda pensar. El poder de la Iglesia eile ~«que castiga a los herejes, pero es suave con los pe- Tes», como era entonces aquél, atin mds que hoy- lo so- Portan en la actualidad pueblos con una fisonomia [5] eco- R6mica totalmente moderna, pero el poder del calvinismo 46, 1 BL PROBLEMA tal como estuvo vigente en el siglo xvi en Ginebra y en Es- cocia, a finales del siglo xvi y comienzos del xvii en grandes partes de los Paises Bajos y en el siglo xvii en Nueva Ingla- terra y temporaimente en Inglaterra, seria para nosotros la forma mas insoportable del control eclesidstico del indi duo que podria darse [6]. Lo que encontraban reprochable aquellos reformadores, que surgieron precisamente en los paises mds desarrollados econdmicamente, no era que hubie- ra demasiado control religioso-eclesiastico de la vida, sino que hubiera demasiado poco. C6mo pudo ocurrir, pues, que precisamente estos paises mas desarrollados econémica- mente, y dentro de ellos precisamente las clases «burgue- sas» ascendentes desde el punto de vista econdémico como veremos todavia-, no sélo permitieran sobre sf esa [7] tira nfa puritana, sino que, en su defensa, desarrollaran un he rofsmo que las clases burguesas como tales en raras ocasio- nes habian conocido antes y que, después, no conocerian ja- més: «the last of our heroism», como dice Carlyle y no sit razén? Pero sigamos: si, como hemos dicho, ese porcentaje més clevado de protestantes en la propiedad de capital y en los puestos directivos de la economia moderna podria expli- carse hoy sencillamente, en parte, como consecuencia dé una situacién patrimonial recibide histéricamente y supe- rior a la media, por otro lado, sin embargo, existen fendme- nos en los que esta relacién de causalidad no es tan claré Entre gstos estan los siguientes, por no mencionar nad mas que algunos: en primer lugar, la diferencia en el tipo 4? ensefianza superior a la que los padres catélicos, a difere cia de los protestantes, suelen orientar a sus hijos; esta dife- rencia se puede demostrar con cardcter general en Baden f en Baviera y, por ejemplo, en Hungria. El hecho de que porcentaje de catdlicos entre los estudiantes y bachillere* de las instituciones educativas «mas elevadas» estd, en 8? conjunto, por debajo de su porcentaje respecto a la pobla- CONVERSION Y ESTRUCTURA SOCIAL a7 én’, se imputard, en una parte considerable, a las diferen cias ya mencionadas de patrimonio. Pero el hecho de que, dentro de los bachilleres catélicos, el porcentaje de aquellos que provienen de instituciones modernas y apropiadas para una preparacién para estudios técrticos y para las profesio nes industriales-comerciales ~para una vida con una activi ded burguesa, en definitiva~, como son los Realgymnasien, las Realschulen, las Biirgerschulen superiores, etc., esté de muevo muy por debajo del porcentaje de los protestantes’, Prefiriendo los catélicos la formacién que ofrecen los insti- tutos humanistas, es un fendmeno que no se explica con lo anterior, sino que, més bien al contrario, hay que tomarlo en consideracién para explicar por su parte el reducido porcentaje de catélicos existente en la actividad capitalista. 7. De la poblacién de Baden en 1895 un 37,0% eran protestantes, un 61.39% catolicos y un 1,9 Yo judios. Pero la confesionalidad de los escolares seestableci6, en 1885-1891, sobre la base de las escuelas secundarias y m2 obligatorias, como sigue (segiin Offenbacher, ob. cit, p. 16): Protestantes Catslicos Judios ‘Gymnasien 43% 46% 95% Realgymnasien 69% 31% 9 % Obertealsehalen 52% 41% 7% aoe 49% 40% iM % pomere Biryerschulen __51% 37% va aie 48% 42% 10% repitt mimo fenémeno se da en Prusia, Bayiera, Wurteraberg, Alpacia~ A07€22 y Hungria (véanse las cifras en Offenbocher, ob, sit, pp. 189) anse las cifras de la nota anterior, segtin las cuales la frecuencia total Bibs catélicos en instituciones educativas de nivel secundario ~que est nltrcio por debajo del porcentaje de la poblacién catélica~ sdlo se se- Tag ERNO® Puntos ea los Gyminasien (badsicamente como medio para una magiacion previa alos estudios de Teologia), Hay que destacar como una Fea uuétetistica, con'relaci6n a explicaciones posteriores, que,en Hun~ teats elermados registran este feriémeno tipico del porcentaje protes- nha as esctelas secundarias de una manera adn mids acentuada (OF hes, ob. cit, p. 19, nota abfinal). 48 1. #1 Posten Pero mis llamativa atin es una observaci6n que ayuda a com- prender el reducido porcentaje de catélicos entre los obreros cualificados de la gran industria moderna. El conocido fend- meno de que las fibricas buscan su mano de obra cualificada entre el personal joven de los oficios artesanos, dejando, por tanto, en manos de éstos la formacién previa de su mano de obra y arrebatandosela despues de realizada esa formacién previa, se observa en los oficiales artesanos protestantes en una medida mucho mayor que entre los catélicos, Entre los oficiales artesanos, los catdlicos muestran, con otras pala- bras, una tendencia mds fuerte a permanecer en el artesana- do, llegando a ser por lo general maestros artesanos, mientras que los protestantes afluyen en mayor cantidad a las fabricas pera ocupar los niveles superiores de los obreros cualificados y del funcionariado industrial”, En estos casos la relacién de causalidad es, sin duda, que las caracteristicas mentales ad- quiridas por educacion ~en estos casos a traves de la educa- cién generada por la atmésfere religiosa de la familia y dela localidad- determinaron la eleccin de la profesién y el pos- terior destino profesional. Esta reducida participacion de las catélicos en la vida pro- ductiva moderna en Alemania resulta tanto més lamativa por cuanto se opone ala experiencia [8] frecuente en la actua- lidad de que las minorias religiosas 0 nacionales, enfrentadas como «dominadas» al grupo «dominante» a causa de su ex: dusién voluntaria o involuntaria de los puestos politicamen- te influyentes, suelen lanzarse a la vida productiva con una intensidad especialmente profunca, de modo que sus miem- ‘bros mas capacitados buscan aqui la satisfaccién de la am- bicién, que no se puede emplear en el servicio al Estado. Asi sucede hoy de manera innegable con las polacos de Rusit y de Prusia [9], que se encuentran en un indudable progres? 9. Véanse las pruebas en Offenbacher, ob. cit, p. 54, y las tablas al final del trabajo. 1. CONFESION Y ESTRUCTURA SOCIAL 9 econémico ~a diferencia de la Galitzia dominada por elos-»¥ asi sucedi¢ antes con los hugonotes en Francia bajo Luis XIV, conlos disidentes y los cudqueros en Inglaterra y—last but not least con los judfos desde hace dos mil afios. Pero en los ot tlicos de Alemania no obser vamos nada semejante 0, por o menos, nada que salte ala vista, ni tampoco registraron [10] en el pasacio un desarrollo ecoridmico particularmente dests- cado en las épocas en que fueron perseguidos, o mecamente tolerados, en Holanda o en Inglaterra [11]. Por esto, la razén de este distinto comportamiento ha de buscarse, en lo fundamet: tal, en las caracteristicas internas de las confesiones religiosaY no en la [12] situacién historico-politica exterior de éstes", Interesaria, por tanto, investigar qué elemento de las conle- siones religiosas es, 0 ha sido, el que ha tenido, o incluso tiene todavia, un efecto en esta orientacién descrita anteriormeate. Con una mirada superficial y partiendo de ciertas impresio~ ues modernas, uno podria estar tentado @ formular la eautre~ Posicién en los siguientes términos: que el mayor «alejamient’o | dd mundo» del catolicismo ylos rasgosascéticos que muestra” | sus ideales mas elevados deberfan educar a sus militantes e” una mayor indiferencia respecto a los bienes de este mundo. Esta explicacién se corresponde, en realidad, con el esqueme | Popular usual en la actualidad respecto ala valoracién de am- bas confesiones. Desde el lado protestante se utiliza esta con- Sepcion para criticar los ideales ascéticos (reales 0 supuestos) del modo de vida catélico; desde el lado catdlico se responde 10. Esto no excluye, naturalmente, que también haya tenido consecues™ ‘eamyy importantes la situacidn historico-politica y no esid en contr ‘econ con esto, como se explicard después, el hecho de que tuviera unt ‘significacicn determinante para el desarrollo de toda la vida de alguns Sais Protestantes y con efectos sobre su participacin en la vida cxons- Ha él que esas sectas representaban miriorias pequefias, y por tanto NO- TeEAtss, Como sucedié realmente, por ejemplo, con los calvinistss & Hosen todos los lugares fuera cle Ginebra y de Nueva Inglaterra, ind- | ®allfdonde dominaron politicamente. [13] a 50 1. HL rwonueats con el reproche de «materialismo», como consecuencia dela secularizacién de todos los émbitos de la vida realizada por el protestantismo. Un escritor moderno ha crefdo poder formu- lar esta contraposicién entre ambas confesiones respecto ala vida productiva en los términos siguientes: «El catélico [...] ¢s més tranquil; dotado de un menor afin de lucro, se entrega auna vida lo ms segura posible, aunque con menores ingre- sos, mas que a una vida excitante, en peligro, aunque even- tualmente le trajera riqueza y honores. El lenguaje popular dice en broma: 0 comer bien o dormir tranquilos. Segiin esto, al protestante le gusta comer bien, mientras que el catélico quiere dormir tranquilo»"', Aunque con este «querer comer bien» se caracteriza de manera incompleta, en realidad, la motivacién de esa parte de los protestantes, en Alemania y para el presente, que es mas indiferente desde el punto de vis- taeclesistico, ses una caracterizaci6n correcta, al menos en parte. Pero en el pasado las cosas no solo fueron muy distin- tas, pues lo caracteristico de los puritanos ingleses, holande- ses yamericanos era, como es conocido, todo lo contrario dé «goce mundano», siendo eso incluso uno de sus rasgos ca- racterolégicos que resultan mds importantes para nosotros, como veremos més adelante, sino que el protestantismo fran cés, por ejemplo, ha conservado hasta hoy en gran medida é carécter acufiado por las iglesias calvinistas en general, y et particular por las iglesias «bajo el sufrimiento» en la época de Jas guerras de religién. Sin embargo, :0 quizas precisamenté por ello? (esto tendremos que preguntarnoslo mas adelante), fue uno de los sopories més importantes del desarrollo i “dustrial y capitalista de Francia, como es sabido, y siguié siéndolo en las pequefias dimensiones en que la persecucién lo permitié. Si a esta seriedad y a esta predominancia de los intereses religiosos en el modo de vida se las quiere llama! calejamiento del mundo», entonces los calvinistas franceses 11. Dr. Offenbaches, ob. cit, p. 68. 1 CONFESION Y PSTRUCTURA SOCIAL 51 fueron y son tan ajenos al mundo como los catdlicos alema- nes (en general) 0, por lo menos, los catélicos de Alemania del Norte, para quienes su catolicismo es, sin duda, un asunto del coraz6n en una medida que no la tiene ningun otro pueblo dela tierra: y ambos se diferencian del grupo religioso predomi- nante en la misma direccién: se diferencian de los catolicos de Francia, que son muy DBL CAFTTALISMO 57 mos de él como lo «esencialy para nuestra manera de enfocar los problemas. Esto se debe precisamente ala naturaleza dela «construccién de los conceptos histéricos», la cual no preten- de, para sus objetivos metodolégicos, reducir la realidad his- térica a conceptos genéricos abstractos, sino que pretende es- tructurarla bajo formas concretas [30] con una impronta ine- Vitable ¢ invariablemente individual. Si, no obstante, hay que determinar el objeto de cuyo and- lisis y de cuya explicacién histérica se trata -lo cual hay que hacer necesariamente-, no se puede tratar, por tanto, de una «definicién» conceptual de lo que entendemos aqui por « piritu» del capitalismo, sino [31] solamente de una idea pro- visional. Esta es, en realidad, imprescindible para poder en- tender el objeto de la investigacin y, con este propésito, nos cefimos a un documento de ese «espfritu», el cual contiene con una nitidez casi clésica lo que aqui nos interesa [32]: Piensa que el tiempo es ditero: quien pudiendo ganar con su tra bajo diez chelines al dia se va a pasear medio dia, o se queda en suhabitacién, no debe calcular, si slo se gastara seis peniques en sus diversiones, que sélo se ha gastado eso, sino que tiene que salcular que se ha gastaco otros cinco chelines mas, 0, mejor atin, ue los ha derrochado, Piensa que el crédito es dinero, Si alguien me deja tener su di- neto después de que yo hubiera tenido ya que devolvérsclo, me ‘std regalando los intereses 0 lo que yo pueda hacer con ese dine- i curante ese tiempo. Esto puede llegar a una sura considera- le si un hombre goza de buen crédito y hace uso de él. repens que el dinero es de naturaleza fertil y con capacidad de ?Produccién, El dinero puede generar dinero y el nuevo dinero Puede generar mas dinero y asi sucesivamente. Cinco chelines Wertidos son seis, invertidos de nuevo son siete chelines y tres. Ginette etc... hasta Megar a cien libras estelinas. Cuanto mas hay, tanto mas produce al invertirlo, de modo que la uti mag ce tds rdpidamente y cada vex, mais répidamente. Quien una cerda destruye toda su descendencia hasta el nime- 38. 1 Bk PROBLEMA ro mil. Quien mata una moneda de cinco chelines mata todo aquello que podria haber producido con ellos, cohumnas enteras de libras esterlinas. Piensa que, segtin el refrén, un buen pagador es duetio dela bolsa de cualquiera. Quien sea conocido porque paga puntual- mente en el tiempo prometido, ése siempre puede tomar presta do todo el dinero que sus amigos no necesiten. A veces esto es de gran utilidad. Junto a la diligencia y la mo- deracién, nada contribuye tanto a que un joven progrese en el mundo como la puntualidad y la justicia en todos sus negocios. Por ello no mantengas nunca el dinero prestado ni una hora mas del tiempo que prometiste, para que el enojo por ese motivo no te cierre la bolsa de tu amigo para siempre. Las acciones mis insignificantes que influyen sobre el crédito de un hombre deben ser tenidas en cuenta por él. El golpear de un martillo oido por tu acreedor a las cinco de la manana 0 alas ocho de tarde lo pone contento para seis meses; pero si te ve en la mesa de billar u oye tu voz en la taberna cuando tendrfas que estar trabajando, te mandard aviso la mafiana siguiente y te exi- gird su dinero antes de que lo tengas disponible. Ademés esto muestra que tienes buena memoria para tus det das y te permite aparecer como un hombre honrado y cuicado- so, y esto aumenta tu crédito, ‘Gudrdate de considerar como propiedad tuya todo lo que pe- seas y de vivir segiin ello. En este error caen muchas personas que tienen crédito, Para evitar esto, lleva una cuenta exacta de tus gastos y tus ingresos. Si te esfuerzas por poner atencidn a los de- falles, esto tiene el buen efecto siguiente: descubriras cémo ga tos muy pequefios 2umentan hasta convertirse en grandes sumas y observaras lo que se podrfa haber ahorrado y lo que se pued? ahorrar en el futuro. Por seis librasal ato puedes disponer de 100, siempre que seas un hombre de honradez e inteligencia conocidas. Quien gaste dia inttilmente un penique gasta imitilmente seis libras al ai que es el precio del uso de 100 libras. Quien malgasta al dta un parte de su tiempe por el valor de un penique (y esto pueden s* un par de minutos) pierde, calculando un die con otro, el priv legio de utilizar 100 libras al afio. Quien malgasta su tiempo Pot 2. FL RESPIRITU DEL CAPRTALISMO 59 dlvalor de cinco chelines pierce cinco chelines y es como si los arrojara al maz. Quien pierde cinco chelines no sélo pierde esta cantidad, sino todo lo que podria haber genado emplesndoles en Ja industria, lo cual llega a ser una suma significativa cuando un joven alcance una edad mds avanzada. Es Benjamin Franklin quien nos esté predicando con estas frases, las mismas que'? Ferdinand Kurnberger ridiculiza como [33] articulos de fe de los yanquis en su ingenioso y vene- noso «cnadro de la cultura americana», Nadie dudara de que eel «espiritu del capitalismo» quien habla en él de maners ca lacteristica, pero no se puede decir que esté contenido en todo lo que se puede entender por este «espiritw». Detengamo- nos todavia algo en este pasaje, cuya sabiduria resume Kim- berger, el «cansado de América», en esta frase: ade las reses se hace manteca y de los hombres dinero», donde llama la aten- én como lo peculiar de esta «ilosofia de la avaricia» [35] la idea de que el individuo tenga un deber de aumentar su patri- monio, lo cual se presupone como un fin en Cuando Jakob Fugger califica de «pus cion de un colega de negocios que se habfa retirado y que leaconsejaba a él hacer lo mismo -porque ya habia «ganado bastante durante mucho tiempo» y debia dejar a otros que 18, TH pasaje final es de Necessary Hirts to Those That Would Be Ric (escei- ‘en 1736); el resto es de Advice fo a Young Tradesman (1748), en Works, fd. Sparks, vol. Il, p. 87. 1. Fnuna traduccién algo més libre, que aqui se ha corregido sigaiends sloriginal . Der Amerikamade (Frankfurt, 1855), una paritrasis poética, como es Stbido, de las impresiones americanas de LeNAv. Como obra literart, de la virtud lo remite ¢ Suna revelacivnn de Divs, quien hia qucrido por esa via condu- b4idé« practicarlas durante toda mi vida, y escribi mi decisi en ni dia- 0. La Revelacién, sin embargo, no tuvo realmente, como tal, ningul Peso sobre mi, pues yo era de la opinién de que, aunque ciertas acciones Hoon malas sdlo porque la doctrina revelada las prohiba nj buenas por ‘de las ordene, pero, no obstante, tamando en cuenta todas las citcuns- nei, las acciones que nos son prohibidas lo son probablemente pore Sn malas por su naturaleza y las acciones qué nos son ordenadas lo son Sarteson buenas f *Yo me quité todo lo que pude de la vista y lo presente [la creacion 25. Prov 22, 29. Lutero traduce «in seinem Geschaift» (‘en su negocio) traducciones inglesas de la Biblia més antiguas ponen business». Véas* sobre este punto, mas adelante. 2 ah eESPMTUS DEL CAPrrALIsMO 8 esa idea de una obligacién que el individuo siente y tiene que sentir respecto al contenido de su actividad «profesional», con independencia de en qué consista ésta, con independen- cia especialmente de que se la perciba como utilizacién de la fuerza de trabajo o de la propiedad de bienes (como «capi- tal), esta idea es la que es caracterfstica de la «ética social» de lacultura capitalista; més atin, tiene para ella, en cierto senti- do, una significacién constitutiva. Pero no en el sentido de que sélo hubiese crecido sobre el suelo del capitalismo -pues més adelante trataremos de perseguirla hasta el pasado; y mucho menos se puede afirmar que la apropiacién subjetiva de esta maxima ética por los sujetos individuales de las em- presas capitalistas modernas ~los empresarios 0 los obreros- sea una condicién para que el capitalismo actual siga exi tiendo. El sistema capitalista actual es un cosmos terrible en e que el individuo nace y que es para él, al menos como indi- Yiduo, como un caparazOn pi écticanente ineformable, den- tte del que tiene que vivir, El le impone al individuo, en cuan- to que éste estd integrado en el conjunto del «mercado», las normas de su actividad econémica. El fabricante que actie Permanentemente contra estas normas es eliminedo inde fectiblemente desde el punto de vista econdémico, al igual que dobrero que no quiera o no pueda adaptarse a ellas se ve Puesto en la calle como desempleado”. El capitalismo actual, que ha Ilegado a dominar la vida *conémica, se consigue los sujetos econdmicos que necesita ~los empresarios y los obreros~ y los educa mediante la «se- ién econdmica». Y precisamente en este punto resultan i& Cuando ia frase de «quien no obedece te va fuera» se ha calificado en congresos del partido socialdemocrata de «cuarteleray, se ha cometico {uitalentendido: el desobediente no se va «fuera del cuartel, sino mas “an edentro», al calabozo. Es el destino econémicd del abrer moderno Fart loesta experimentando a cada paso- el que vuelve a darse y 30 inten el partido: la disciplina en el partido es reflejo de Ia disciplina en rica 64 1M PKOBLEMA evidentes los limites del concepto de «seleccién» como medio para explicar los fendmenoshistéricos. Para que ese modo de vida y esa concepcién de la «profesién» «adecuados» a las ca- racteristicas del capitalismo pudieran ser «seleccionadom, pudieran triunfar sobre otros, tenfan que haber surgido, y no en individuos concretos aislados sino como una concepeiéa defendida por grupos de seres humanos. Este surgimiento, por tanto, es propiamente lo que hay que explicar. Mas ade- lante hablaremos mis en detalle de la concepcién del mate rialismo histérico ingenuo de que estas «ideas» surgen como «reflejo» o «superestructuray de situaciones econdmicas. Para nuestros objetivos basta indicar en este momento qué en todo caso, en el pais de nacimiento de Benjamin Franklin (Massachusetts) el «espiritu capitalista» (en el sentido adop- tado por nosotros) fue, sin duda, anterior al «desarrollo capi- talista» [41]; que ese «espiritu capitalist» permanecié menos desurrollado, por ejemplo, en las colonias vecinas los fulu- ros estados del sur de la UniGn- y que, sin embargo, estas ak timas fueron fundadas por grandes capitalistas con objetivos comerciales, mientras que las colonias de Nueva Inglater fueron fundadas, per motives religiosos, por predicadores «graduates» juntamente con pequefios burgueses, artesanos y pequeftos propietarios rurales (yeomen). En este caso, pot tanto, la relacién de causalidad esta, en todo caso, al revés d? lo que cabria postular desde un punto de vista «materialist Pero la juventud de estas ideas est realmente mas llena de ¢ pinas de lo que los tesricos de la «superestructura» sup nen, y su «desarrollo» no se realiza como el de una flor. Ele piritu capitalista en el sentido que hemos perfilado hasta abo- ra tuyo que imponerse en una dura lucha contra un mundo de poderes enemigos. Esa mentalidad que se expresa ent 08 comentarios citados de Benjamin Franklin y que encontré lt aprobaci6n de un pueblo entero habria sido proscrita €* la Edad Antigua y en la Edad Media [42] como expresién de lt més sucia avaricia y de una mentalidad realmente indign 2. EL ¢ESPIRITU» DEL CAPTTALISMO 65 como todavia hoy la proscriben aquellos grupos sociales que menos integrados estan en la econom{a capitalista espectfica- mente moderna 0 que menos adaptados a ella estan. Y no, como se dice con frecuencia, porque el «afin de lucro» hubie- ra sido alga desconocido 0 se hubiera desarrollado poco, ni porque la «auri sacra fames» -la codicia— fuera menor fuera del capitalismo burgués, entonces o incluso hoy, que dentro de la esfera especificamente capitalista, como se imagina esta ‘cuestin Ia ilusi6n de los romAnticos modernos. La diferencia entre wespiritu capitalista y precapitalista no reside en este punto: la codicia de los mandarines chinos, de los aristécratas de la antigua Roma, de los latifundistas modernos més atra- sados aguanta cualquier comparacién. Y la «auri sacra fa- mes del cachero o del barcajuolo napolitano’o la de los re- Presentantes asiticos de oficios similares, pero también la del &rtesano de los paises del sur de Europa 0 de Asia, es incluso muchisimo mds penetrante y sin escrtipulos que la de un in- 8lés, por ejemplo, en el mismo caso -como cualquiera puede comprobar- [43]. La absoluta falta de escrdpulos para hacer Yaler los propios intereses es precisemente una caracteristica ‘muy especifica de los paises cuyo desarrollo [44] capitaliste. burgués se ha quedado «atrasado». Como sabe cualquier fabricante, la escasa «concienziositi» de los obreros’” de esos 2. Che, Jas observaciones de Sombart, acertadas desde todo punto de Se Die deutsche Volkswirtschaft im nexzehnten Jalsrhuunddert, p. 123. ue los estudios siguientes se basan, en [45] sus puntos de vista, en tay Joe eaios muy anteriores, no necesito insistit,en especial en cusinto de- tos [46] al hecho de que existan los grandes trabajos de Sombuart, con ths sgudas formulaciones, también en los puntos en donde siguen otros ca por ny Jistintos, y precisamente ahi. También quien se siente estimulado Per as formulaciones de Sombart a contradecitle dela manera més radi~ dee elza directamente algunas de sus tess tiene el deber de ser cons parte gi foe. De deleznable hay que calificarla critica a estos trabajos por Hg.d los economistas alemanes. Fl primero y, durante mucho tiempo, sera G8e ha acometido una discusion abjetiva en profundidad con {esis histéricas de Somibartha sido ur historiador (Von Belovs en la a 1. BL PROBLEDA paises, como, por ejemplo, en Italia a diferencia de Alemania, hasido uno de los obsidiculos principales para su desarrollo capi: talista y, en cierta medida, lo sigue siendo. El capitalismo no puede utilizar como obrero a un representante del del trabajo, ¢s el salario a destajo. En la agricultura, por eje™ plo, la recogida de la cosecha es un caso que exige el maxim? nivel de intensidad en el trabajo, porque de la mayor rapide posible en ella dependen, al menos con un tiempo inestable, grandes posibilidades de ganancias 0 de pérdidas. Por eso © Historische Zeitschrift, 903). ¥ ala critica que se ha erealizadon respec? alas partes propiamente econémicas de los trabajos de Sombart se cluso demasiado amable calificarla de «zafia. 2.BL aESPIRITU DEL CARTTALISMO: + suele utilizar aqué el sistema de salarios a destajo. Y comocon elincremento de los rendimientos y dela intensidad de traba- jo en la empresa sucle aumentar en general el interés del em- presario en que la cosecha se acelere, s¢ ha intentado siempre, mediante una elevacidn del destajo, que los obreros, a los que se ofrecia esta posibilidad de conseguir unaganancia extraor- dinariamente alta en poco tiempo, tuvieran interés en au- mentar su rendimiento. Pero aqui se presentaron algunas di. ficultades curiosas: el alza de los destajos no produjo, extra- fiamente, un mayor rendimiento laboral en el mismo periodo detiempo, sino un rendimiento menor, porque los obreros no. tespondicron al alza de los destajos con un aumento del ren- dimiento diario, sino con una reduccién del mismo. Por ejem- plo, un hombre que antes habfa segado dos fanegas y media al dia, a un marco por fanega, y habfa ganado dos marcos y me- dio al dia, después de subir el destajo 25 peniques por fanega, Ro scg6, como ve Iusbfa esperado, pur la perspectiva de wna ganancia mayor, 3 fanegas, por ejemplo, para ganar tres mar- £93 con setenta y cinco peniques ~como hubiere sido posible realmente, sino que sego solamente dos fanegas al dia, por- feast ganaba los dos marcos y medio que estaba ganando asta entonces y le «era suficiente>, segtin la frase biblica. Una @mancia mayor le estimulaba menos que un trabajo menors ho se preguntaba: jcunto puedo ganar al dfa haciendo el méximo de trabajo?, sino que se preguntaba: scudnto tengo ae Para ganar la cantidad que vena ganando -dos “0s y medio- y que cubre mis necesidades iradicionales? bie 2 Conducta que, en retacién con el uso linghistico ha- nual, se puede cenominar xtradicionalismo»: el hombre -quiere, «por naturaleza», ganar dinero y mas dinero, sino que Bee simplemente vivir, vivir como ha estado acostumbra- : oy ganar lo necesario para ello. Aili donde el capita- ae 10] camenz6 con el aumento de la «productividady peg tbaio humano a través del incremento de su intensidad, Pre. chocé con la tenaz resistencia de este leit motiv del 68 1 BL PROBL trabajo precapitalista y sigue chocando hoy en dia tanto mis cuanto mds satrasados» (desde el punto de vista capitalista) sean los obreros, de los que se ve necesitado. Como fracasé la Tamada a este «sentido dela ganancia» mediante salarios mds altos ~por volver nuevamente a nuestro ejemplo-, parecié l6gico que se intentara precisamente con los medios opues- tos: obligar al obrero mediante la reducci6n del salario a que, para mantener su ganancia anterior, tuviera que pro- ducir mds. Parecié entonces, y lo sigue pareciendo hoy a una observacién imparcial, que existe un correlacién entre sala- rios bajos y beneficios elevados; que todo lo que se paga de mds en el salario tenfa que significar una disminucién corres- pondiente en el beneficio. Ese camino lo ha seguido el c2- pitalismo desde el comienzo una y otra vez, y durante siglos se ha considerado como un articulo de fe que los salarios bajos son «rentables» -es decir, que incrementan el rendi- miento laboral-, que el pueblo solo trabaja porque y en tan- to que es pobre, como dijo Pieter de la Cour, pensando en este punto de acuerdo con el espiritu del antiguo calvinis- mo, como veremos. Pero la eficacia de este medio, aparentemente tan demos- trada, tiene sus limites**. Es cierto que el capitalismo requiere para su desarrollo la existencia de excedentes de poblacién, 4 28, Naturalmente ao entramios aqui en la cuestién de dénde estén estos imites ni tampoco tomamos posicién respecto a la teorfa de la relacion entre salarios altos y rendimiento alto, planteada por ver primera pot Brassey y formulada tedricamente por Brentano y por Schulze-Gaverni™ desde un punto de vista histérico y constructivista a la yez. La discusi6 ha sido de nuevo suscitada por los penetrantes estudios de Hasbaeh (Schmollers Jahrbuch, 1903, pp. 385-391 y 417 y s.) [51]..A nosotros 208 basta ahora el hecho, que nadie pone en duda y del que no se puede do dar; de que, en todo caso, no cotnciden bajos salarios y altos beneficios, bajos salarios y oportunidades favorables para el desarrollo industrial Y de que no todas las operaciones de dinero generah una weducacin» part la cultura capitalista y, consiguientemente, la posibilidad de una eco20~ mia capitalista. Todos los ejemplos clegidos son puramente istrative 2. BL MESPMRITUS DEL. CAPrEALISMO 09 la que poder contratar por un precio barato en el «mercado de trabajo». Pero, si bien es cierto que un «ejército de reserva» demasiado grande puede favorecer seguin las circunstancias su expansién cuantitativa, dificulta, sin embargo, su desarro- llo cuatitativo, en concreto el paso hacia formas de empresa que emaplean trabajo intensivo, Salario bajo no se puede iden- tificar en absoluto con trabajo barato, Incluso desde un pun- 'o de vista cuantitativo, el rendimiento laboral baja siempre con un salario insuficiente fisiolégicamente, y éste significa, a Ja larga, precisamente una «seleccién de los mas intitiles». El campesino medio actual de Silesia siega, poniendo todo su ésfuerzo, poco més de dos tercios de tierra de la que siega, en cl mismo tiempo, un campesino de Pomerania 0 Meclem- burgo, mejor pagado y alimentado; el campesino polaco, de cuanto mas al este es, menos rinde fisicamente en compara- cion con elaleman, Y, desde un punto de vista pnramente co- mercial, los salarios bajos como base del desarrollo capitali {a fracasan cuando se trata de la elaboracion de productos que Tequieran un trabajo cualificado o el uso de maquinas caras y Sue se puedan dafiar facilmente o un nivel considerable de afencién e iniciativa. En estos casos no son rentables los sala Ties bajos y producen el efecto contrario de lo que se preten- Gia. Pues aqui no sdlo es realmente imprescindible un alto Sentido de la responsabilidad, sino que es imprescindible una Mentalided que se eacuentre desligada, ab menos durante el Uabajo, de la pregunta usual de como se puede ganar el sala- Tio habitual con un maximo de comodidad y un minimo de Fendimiento, y que realice el trabajo como si fuera un firt en sf Inismo absoluto, como una eprofesién». Pero esta mentalidad ee algo natural; ni es generada directamente por salarios eh? Sites; sino que es resultado de un largo «proceso de caciGn», Hoy al capitalismo triunfante-le resulta relativa- Pente fécil el reclutamiento de sus obreros en todos los paises dustriales y, dentro de cada pais en conereto, en sis 20 Nas industriales. En el pasado era un problema muy dificil en 70 EL PROMLENA los casos concretos*”. Pero incluso hoy no llega a sus objetivos sin el apoyo de una potente ayuda, que le ayudo al comienzo, como veremos més adelante. Lo que queremas decir con esto se puede aclarar con un ejemplo. La imagen de una forma de trabajo tradicional, atrasada, la ofrecen especialmente las obreras, en particular las solteras. Una queja casi general de los empresarios que emplean a mujeres jvenes, al menos jé- venes alemanas, es que éstas no son capaces ni estan dispues- tas a abandonar los tipos de trabajo tradicionales, que ha- bian aprendido, en favor de otros mas pricticos, y aprendera adaptarse a nuevas formas de trabajo y concentrar su enten- dimiento o simplemente utilizarlo. ‘Toda discusién sobre la posibilidad de organizar el trabajo de manera més facil y, s0- bre todo, mas productiva suele encontrar en ellas una incom- prensién total; la subida de los destajos se estrella sin ningtin efecto contra el muro dela costumbre. Otra cosa distinta sue- Je suceder con muchachas educadas en una religidn determi- nada, concretamente con muchachas provenientes del pietii- mo, lo cual no es un punto sin importancia para nuestras consideraciones. Se puede ofr con frecuencia, y esto me lo confirmé para la industria textil hace poco un familiar mio 29. Laintroduccién de industrias capitalistas no fue posible, por ello. amplios movimientos migratorios desde zonas con wna cultura ms ai ‘gua. Son cotrectas las observaciones de Sombart sobre a oposicién ent las «capacidades» y los secretos industriales del artesano vinculados al persona y la técnica moderna objetivada cientificamente: esta diferent apenas existfa en la época del surgimiento del capitalismo;es mds, las Cu Iidades por asi decir éticas del obrero capitalista, y en cierta medida tax o bién del empresario, estaban en «escala de carczar por encima de kas pacidades del artesano, anquilosadas en tun tradicionalismo secular: cluso, la industria de hoy no es totalmente independiente, en la ele de sus emplazamientos, de esas cuilidades de la poblacién adquiridas * través de una large tradicién y de una educacién para el trabajo intensi7° ‘Cuando se comprueba esta dependencia, la ciencia actual la remite lidades raciales heredadas en ver de a le tradi muy dudosa razén, en mi opinién-. De es davia més adelante. in ya la educacién -O ta cuestin habrd que hablar 2 EL GESPIRITU® DEL CAPITALISMO zs 32] que las oportunidades més favorables para una educa- cién econdmica se dan en este grupo. La capacidad de con- centracién y la capacidad, absolutamente fundamental, de sentirse obligadas con el trabajo suelen ir unidas en cllas a un sentido econdmico estricto, que cuenta realmente con la g9 nancia y con una cantidad de éstay con una moderacién y un sobrio autocontrol, que aumenta extraordinariamente la ca pacidad de rendimiento, Aqui existe el suelo mas adecuado para la concepcién del trabajo como un fin en si mismo, como profesién -como exige el capitalismo-; aqui se dan las mayores posibilidades para superar la rutina tradicione- lista como consecuencia de una educacién religiosa. Esta consideracidn hecha desde el presente del capitalismo"? nos muestra nuevamente que, en todo caso, merece la pena pre~ guntar como se habra formado en los afios de su juventud sta relacin interna entre la capacidad de adaptacion al capi- talismno y el factor religioso, pues se puede llegar a la conclu- sion, partiendo de muchas fenémenos concretos, de que esa re- lacion sf existio en aquel momento en una forma similar. El desprecio y la persecucién que encontraban, por ejemplo, los obretos metodistas en el siglo xvi por parte de sus camara- as de trabajo no guardaban relaci6n en absoluto con sus € centricidades religiosas, no de forma predominante (Inglaterra habla conocido muchas y mds llamativas excentricidades), sino que guardaban relacién con su particular «disposicién reais observaciones precedentes podrian ser malinterpretadas. Los f Fomenos de que se esd hablando aqut no tienen neda que ver con cosas mmo la tendencia que tiene un tipo de negociantes recientes, sobtada- ante conocido, a sacarle rendimiento, x su manera, ala frase «hay que SOnservarle la religién al pueblo» ni con la especial propensién [53] de itplios circulos del clero luterano, por su sinepatia general hacia lo «ate marion, a ponerse a disposicion del capitalis™m0 como «policta negr®>» : ee Significa condenar la huelga como pecado y a los sindicatos como (Tutors de a partiendo de las situaciones de distintas ramas en distintos Iugares para ol objetivo ilustrativo al que quiere servir es, naturalmente, nt fente quee! hecho no se haya desarrollado de manera totalmente 8° Como se describe en ninguno de los ejemplos en que se ha pensedo- eT DEL. CAPrALISMO 75 tejidos elaborados, por lo general, total o predominantemen- te con materias producidas por ellos mismos (en los linos), que les pagaba a los precios habituales después de un cuida- doso examen de calidad ~examen oficial, usualmente-. Los lentes del comerciante eran intermediarios para la venta a grandes distancias, los cuales también habfan venido ala ciu- dad, compraban en el almacén por muestras 0 por calidades tradicionales o hacian pedidos con mucha antelacién, sobre Jos que eventualmente los campesinos hacian sus propios pe- didos. Visitas a la clientela, si es que se hacfan, ocurrfan de tarde en tarde; normalmente bastaba la correspondencia y el envio de muestres. Las horas de despacho eran pocas ~quiza cinco o seis al dia, a veces muchas menos; en época de campa- a, cuando la habia, algunas horas mds~; la ganancia era ra~ tonable, suficiente para levar una vida decorosa y, en los. ee tiempos, para poder formar un pequeno patrimonio; ‘competidores se levaban relativamente bien, en general, sstando de acuerdo con los «principios del negocio»; visita dlaviarepetida ala «fuente de los ingresos» y luego, segin, el pee Asana la tertulia y, en general, un ritmo de x oe una forma de organizacion «capitalista», si se itisnde al carécter puramente comercial de los empresarios, atiende asimismo al hecho de que era imprescindible que — capitales para ser invertidos en el negocio y, por tl- Fran See tiene en cuenta al lado objetivo del proceso econ epnid 0 £78 30a economia tradicionalists, si se atiende al eas sane a Jog empresarios: la prictica del nego. Pedant Gbiminada por un modo de vida tradicional wn n- fal beneficios tradicional, una cantidad de trabajo tradicio- Soret mnanera de levar el negocio y de relacionarse con los ers y con el circulo de clientes -bésicamente tradiciona- = parabens tradicional de conseguir clientes y ventas; es- spunky Manerasestaban en la base de a etica» [61] -ast decir con exactitud— de este grupo de empresarios: 76 1 AE PROBLEMA Pero, en algin momento, esta comodidad se vio alterada y, en realidad, sin que se hubiesen producido cambios funda- mentales en la forma de organizacién, como, por ejemplo, el paso a una empresa en un edificio separado, al telar mecini- co, 0 cambios similares. Lo que ocurrié, mas bien, fue senci- llamente esto: que un joven de una de estas familias de co- merciantes/empresarios de la industria doméstica se fue de la ciudad al campo, seleccioné cuidadosamente a los tejedores que necesitaba, acentué su dependencia y controles ~convir- tiendo asi a los campesinos en obreros- y, por otra parte, toms en sus propias manos las veritiis Neifarido directamente alos tiltimos compradores ~el negocio al por menor-, consi- guid personalmente los clientes, los visitaba regularmente cada afo y, sobre todo, supo adaptar la calidad de los produc- tos exclusivamente a sus necesidades y deseos, acomodando- se a sus gustos, y comenzé simulténeamente a practicar él principio de «precios baratos, grandes ventas». Entonces co- menzé a producirse repetidamente lo que es la consecuencia ~siempre y en todo lugar- de este proceso de «racionaliz2~ cién»: quien no sube, baja. Se rompis cl idilio al iniciarse una competencia feroz; se formaron patrimonios considerables que no se ponfan a producir intereses, sino que se invertiat de nuevo en el negocio; el antiguo modo de vida cémodo & di6 ante esa dura sobriedad en quienes participaban y asce"~ dian, porque no querfan gastar sino ahorrar, y en quienes continuaron con las viejas maneras, porque tuvierort que li- mitarse a si mismos [62]. ¥ en estos casos no fue, por lo gene al, la afluencia de dinero nuevo la que provocé esta transfor macién, sino que fue el nuevo espiritu que se habia introdu do, el wespiritu del capitalismo [63]», y esto ¢s lo importante aqut (he conocido algunos casos en los que con un capital de pocos miles, prestado por parientes, se puso en moyimient© todo este «proceso revolucionario). La cuestién sobre is fuerzas impulsoras del desarrollo del capitalismo [64] no & basicamente una cuestién sobre el origen de las reservas 2 EL GGSPIRITUD DEL CAPTrALISMO a dinero utilizables de forma capitalista, sino [65] una cuestion sobre el desarrollo del espiritu capitalista. Donde éste sopla y se deja sentir, él se crea sus reservas de dinero como instru- mento para su actuacién, y no al revés [66]. Pero suintrodne- cidn no suele ser pacifica. Un innovador se encuentra por lo general con una avalancha de desconfianza, a veces de odio, y sobre tado de indignacién moral; con frecuencia se forma una leyenda sobre alguna sombra secreta de su vida anterior. Noes facil hacerle notar a alguien que no sea suficientemente imparcial que a ese empresario de «nuevo estilo» s6lo un ca- ricter extraordinariamente fuerte puede preservarle de la quiebra moral y econémica y de la pérdida de su autocontrol ¥ que, ademas de una visi6n clara y una energia pata la ac- cidn, son sobre todo determinadas cualidades «éti¢as» muy asentadas las que le dan, en esas innovaciones, la imprescin- ible confianza de los clientesy de los obreros y las que le con- Servan su fuerza para lasuperacién de las innumerables resi tencias con que se encuentra y las que, sobre todo, le han po- Sbilitado realmente esa grandisima capacidad de trabajo que S exige ya a un empresario y que es incompatible con el c6- Modo disfrute de la vida: son precisamente cualidades éticas seun tipo especificamente distinto a las cualidades adecua- (a3 al tradicionalismo del pasado. [67] Alguien podré estar tentado de decir, por supuesto, que, en Shestas cualidades morales personales no tienen que ver lo mis minimo con ninguna méxima ética ni menos atin con aingtin pensamiento religioso y que, en esa direccién, el fun- iento adecuado de ese modo de vida consiste esencial- ae en una negacién, en la capacidad para liberarse de la licién recibida, es decir, en una ilustracién liberal al maxi- te, gnzealidad, es lo que suele ocurrir hoy. Por regla ge Giuh el modo de vida no sélo no guarda ninguna referen- enon Un punto de partida religioso, sino que, cuando ese dete existe, sucle ser de tipo negativo, al menos en mania, Esas naturalezas imbuidas de «espiritu capitalistay 7 1 kb PROBLENA suelen ser hoy, sino enemigos de la Iglesia, indiferentes al me- nos. La idea del paraiso como «aburrimiento piadoso» tiene poco atractivo para estos seres pragmiticos; la religion se les presenta como un medio con el que distraer a los hombres de trabajar en esta tierra. Si se les preguntara por el sentido de este afin sin descanso, que nunca est contento con lo que se posee y que, por lo tanto, tendria que parecer tan carente de sentido en una interpretacion puramente rerrenal de la vida,en caso de que realmente tuvieran alguna respuesta contestarian algunas veces que su sentido es «el cuidado de los hijos y de los nietos», pero, como ese motivo no es realmente wn motivo es- peeifico de ellos, sino que también funciona en el chombre tre- dicionalista», dirfan con mayor frecuencia simplemente que ¢ negocio con su trabajo continuo se ha convertido para ellos en algo «. En la actualidad, con nuestras instituciones politicas, civi- les y comerciales, con las formas de empresa y con la estruc- fura que posee nuestra ciencia, podria pensarse que este «es- Pititu» del capitalismo ¢s el resultado de una mera adapta «ién, como ya hemos dicho. El sistema econdmico capitalista recesita esa entrega absoluta a la «profesin» de ganar dinero: * ésta una manera de comportarse con los bienes externos Sue resulta tan adecuada a aquel sistema y esta tan ligeda alas “ondiciones del triunfo en la lucha por la vida econémica que hoy ya no se puede hablar de que exista una relacién ne- > ef este rasgo veiscéticoy no era algo periférico para el desarrollo del Akama, sine algo de una significackin extraordinara, lo enseirs lela exposicién. Sélo ésta pods demostrar realmente que no se tra- “rasgos tomados arbitrarianiente. 60 1 eL PRoRLENA cesaria entre ese modo de vida «crematistico» y una determi- nada concepcién del mundo. Ese sistema ya no tiene necesi- dad de apoyarse en que lo apruche ningtin poder religioso y percibe como un obstéculo tanto la influencia de las normes eclesidsticas sobre la vida econémica -en la medida en que esta influencia todavia sea perceptible~ come la reglamenta- cin estatal de la vida econdmica, Los intereses de la politica comercial y de la politica social suelen determinar ahora la «concepcidn del mundo». [70] Pero éstos son fendmenos de una época en la que el capitalismo [71], ya triunfante, se ha li- berado de sus viejos apoyos: de la misma manera que antes, en alianza con el poder del estado maderno que estaba sur giendo, pudo romper las viejas formas de la regulacidn eco nomica medieval, también ahora podria haber ocurrido lo mismo en sus relaciones con los poderes religiosos (esto qui- siéramos decirlo con caracter provisional). Y esto es precise menite lo que tenemos que investigar aqut, si ha ocurrido ese y en qué sentido ha ocurrido, pues apenas necesita probarse que esta concepcién del ganar dinero como un fin en sf mis- ‘mo que obliga a los hombres, como una «profesién», contra dice la sensibilidad moral de épocas enteras. En la frase «Deo placere non potest» aplicada a la actividad del comerciante {72] habia ya ~en contra de las opiniones radicalmente anti- crematisticas de amplios circulos~ una cierta aceptacién pot parte de la doctrina catélica de los intereses de los poderes fi nancieros de las ciudades italianas, tan estrechamente vincu- lados a Ia Iglesia desde el punto de vista politico [73]. Ye aquellos casos en los que la doctrina mas se adapté, com por ejemplo, en Antonino de Florencia, nunca desaparecid del todo la sensacion de que la actividad dirigida al lucro como un fin en si mismo era algo vergonzante, que los distin~ tos ordenamientos existentes tenian necesariamente que tole- rar, [74] Una concepcién «moral» como la de Benjamin Franklin hubiera sido sencillamente imposible. La concep- cién de los afectados [75] era, sobre todo, ast: su trabajo et 2, HL GESPERITU» DEL CaPrtatismo, aL en el mejor de los casos [76], algo indiferente desde el punto de vista moral, algo tolerado, pero siempre algo que ofrecia Peligros para la salvacion por el permanente peligro de coli- sién con la prohibicion eclesidstica de la usura: segin prue- ban las fuentes, grandes sumas de dinero flufan alas institu- (también en el sentido més interno de la pa- 2, como cuando, en Cicerén, se dice de alguien «non ineligit quid featur» en el sentido de que ino conace str propia profesi6n»), slo Att ahi esta pensada naturalmente en la perspectiv del mundo de mis {Gbsin ningiin matiz religioso, Esto es también lo gue ocurre con la pala- ars, que en la época de! Imperio Aleman se utiliza para ‘trabajo arte- mal. La Vulgata traduce los pasajes anteriores de! Eclesidstico una vez amy otra ver con locus (v. 21), lo que en este en las traducciones antiguas (segiin la Vulgata) y por «posto» e# Jas traducciones nuevas (protestante). (88) 59, La Confesién de Augsburgo, por el contrario, contiene el concepto i plicitamente y sélo parcialmente desarrollado, Cuando su art. XVI (vésst la. Conf, Ausg. de Kolde, p.43) dice «pues el Evangelio [...] no va contes gobierno secular, contra la actividad de policia y el estado matrim sino que quiere que se mantenga todo eso como el ordenamniento de Dior Y que en esos estamentos se demuestie el amor cristiano y las buen ¥ rectas obras, cada uno eegun su projesién (Beruf) (en latin se dice sole mente: «et in talibus ordinationibus exercere caritatem», ibidem p-42)!* consecuencia que de ahfse deriva, de que hay que obedever ala autor estd demostrando que aqui se esta pensando en Beruf (profesion), en ‘mer lngar, como un ordenamiento objetivo en el sentido de xA7ja's 1 Cor 7, 20. ¥ elart. XXVi sélo habla de «peotesiony (Beruf; en latin: 4, EL CONCHPTO De PROEESION DE LUTERO, OBMETO... a7 y 21)”, Muy pronto se acept6 su sentido actual en la lengua profana de todos los pueblos protestantes, mientras que se ha podido observar que no existia con anterioridad ningiin indi- cio deeste sentido en la literatura profana de ninguno de ellos, yenlos sermonarios, por lo que sabemos, sdlo en un mistico alemén cuya influencia sobre Lutero ¢s conocida, yocatione sua») en relacion con os estamentos ordenados por Dios: pérro- 0s, autoridad, estamento de principes y sefores y similares, y esto tam- bign expresado en alemén en el Libro de fos principios de la fe (Konkor- dienbuch), mientras que esta frase falta en la edicién princeps alemane. Sélo ene! art, XXVI (Kolde, p. 81) se utiliza la palabra Berufen wun sen- tido amplio que icuya al menos nuestro sentido actual al decir: «|...) que la mortificacion no debe servir para merecer con ella la gracia, sino para ‘mantener al cuerpo preparado para que no le impida realizar a cada uno loc que le esté mandado segin st profesidn [Beruf] {en latin: “juxta voca- tionem suam” J». 40. La palabra Beruf, beroep (en holdndes), calling (en inglés), kald (en ‘danes), kallelse (en sueco) no apareve, antes de ias traducciones de la bi- bia de Lutero -tal como ponen de manifiesto los diccionariosy me han confirmado amigablemente mis colegas, sefiores Braune y Hoops-, en rhinguna de las lenguas que hoy sla contienen en su sentido profaano. Las Palabras del alemin medieval ~dela Alemania del Sur y de la Alemania tel Norte y del holandés medieval que suenan igual que Beruf signi can todas ‘llamada’ (Ruf) en su sentido elemdn actual, incluyendo tam- bien especialmente, en la Baja Edad Media, el xllamamiento» (Berufung) (Vokation,) de un candidato para ura prebencia eclesidstica por parte sdclos que tenian el derecho a colocarlos, caso este que tambien se suele estacar en los diccionarios de las lenguas escandinavas. En esta diltima significacién utiliza Lutero a veces la palabra, Pero, aunque esta utiliza- sign especifica de la palabra haya favorecido posteriormente su cambio significado, no hay duda de que la creacién del concepto moderno de “protesidn» (Beruf) se debe, desde el punto de vista de la lengua, a las tteducciones de la Biblia, y coneretamente a las traducciones protesian- 45. y sdlo en Tauler (+ 1361) se encuentran atisbos que se comentaran despuds. [90] Lutero traduce con Beruf dos conceptos muy distintos. Uno es la “tAjjcxc» paulina, en el sentido de llamamiento a la salvacin eterna Por parte de Dios. A ese sentido corresponden los pasajes: 1 Cor. 1; BEL, 183.4, 1-452 Tes 1, 11; Heb 3, 152 Pe 1, 10. En todos estos casos #€ Lata del llamamiento que se produce por parte de Dios a través 88 1 ar promis, ¥ de la misma manera que el significado de la palabra es nuevo y un producto de ia Reforma, también es nueva la idea, como ya debe de ser conocido. Nueva, no el sentido de queen la Edad Media no hubiera habido ya algunos inicios de esa valoracién del trabajo profano diario que est presente en del Evangelio enunciado por los Apéstoles, y el cancepto de zAfjaxs no tiene ni Jo mas minimo que ver con las «profesiones» (Berufé) profaras. ‘Las biblias alemanas anteriores a Luitero escriben en este caso ruffange (por ejemplo, todos los incunables de la biblioteca de Heidelberg), pero utilizan en vez de «llamados por Dios» (vom Gott geruffet) «requerides por Dios» (von Gott gefordert). Pero Lutero, en segundo lugar, traduce las palabras del Eclesidstico reproducidas en la nota anterior: [91]é» wa Egye cov Taaauoiinct y ual. Eupeve , en vez de «permanece en tu trabajo>, ylas traduccion Catélicas de la Biblia posteriores (autorizadas) se basan aqui, como enlos pasajes del Nuevo ‘Testamento, sencillamente en Lutero (por ejemplo, traducei6n de Fleischtitz, Fulda, 1781). La traduccién de Lutero de este pa saje del Eclesidsticn es, segiin veo yo, el primer caso en que se utiliza la pa- labra [92] Beruf en su sentido puramente profano actual, [93] No exi> tia antes, con eve sentido [94), en alemsa, ni tampoco en boca de los pre dicadores ni de los traductores antiguos de la Biblia. Las biblias alemanas antes de Lutero traducen por «obra» (Werk) en el pasaje del Eclesiéstice Berthold von Regensburg utiliza en sus sermones la palabra «trabajo? (Arbeit) donde nosotros hablariamos de xprofesion» (Beruf). El uso lit gistico > aqui, por tanto, como ef de los antiguos. El primer texto q¥® conozco en el que se aplica a un trabajo puramente profano no Beruf si? ‘Ruf (llamada), como traduccion. de ‘ek¥jatc, se encuentra en el hermos? sermén de'Tauler sobre Biesios 4 (edicion de Basilea,f. 117 v):sobre los cam™ pesinos que van a vabonar» los campos: ellos hacen mejor «siguiendo rea mente su profesion (Ruff) que los eciesiasticos que no prestan atencidn 354 profesién (Ruf)». Esta palabra no entré en el lenguaje profano con ese seat do. Ysa pesar de que el lenguaje de [:itero oscila al comienzo entre Rif 3 af (véase Werke, ed. de Erlangen 51, p. 51), no es segura una influencia recta de Tanler, aunque se encuentran muchas resonancias de ese sermén “‘Tauler, por ejemplo, en Freihvit eines Christenmenschen [Sobre la libertad dd cristiano}. Pues, en un principio, Lutero no utiliza la palabra en el seatid? profano de Tauler en o lugar citado (esto contra Denil, Luther, p. 163) Es claro que el consejo del Eclesidstico no contiene, prescindiendo de! amonestacién general de confiar en Dios, ni la mas minima relacién © 3. BL CONCEPIO DE PRORESION Dr LUFERO, On7T TOW. a este concepto de profesién [109] ~de esto hablaremos més terde-, pero sfnueva, en todocaso, en una cosa: valorar elcum- plimiento del deber en las profesiones profanas como el contenido mds elevado que puede tener una actuacidn real- mente moral, Esto fuela consecuencia inevitable de la signifi- una valoracién espectiicamente religiosa del trabajo «profesional», yla ex presidn rrévoc (‘esfuerzo’) esjusiamente lo contrario de semejante valora- cién [95]. Lo que el Eclesdstico dice se corresponde sencillamente con la advertencia del salmista (Sal 37, 3): «permanece €N tu tierra y aliméntate horradamenie» (bleibe im Lande und niihre dich redlich), como tam- bign lo manifiesta con la maxima claridad su conjuncién con la adverten- ‘a (¥. 20) de no tomar como modelo el modo como aspiran al bien los gue no tienen Dios [96}. El puente entre e603 dos usos de la palabra en Lu- tero, aparentemente tan heterogéneos, lo tiende tin [97] pasaje de la pri- mera Carta a los Corintios y su traduccion, En Lutero, en las ediciones modernas habituales, el contexto entero en que exté este pasaje reza como sigue: 1 Cor 7, 17: «f,..] cualquiera a qulen Dies Ilame, que cambie [..] (18) Stes lamado-alguien circuncida- do, que no genere ningtin prepucio. Si es llamado alguien con prepucio, ‘ie no se circuncide, (19) La circuncisi6n no es nada y el prepucio no es ‘ads; sino cumplir e! mandamiento de Dios. (20) Que todos permanez- ‘an ena profesidn (Beruf) a la quehan sido Wamades y <7 sake 4 S003 -un hebraismo, sin dnda, como me dice el Consejero A. Merx- enla Vulgata: “in qua vocatione vocatus est”), (21) Si eres llamado como Sle-vo, no te preocupes por ello; pues puedes ser libre, y mejor que utilices Tiuicho de esto. (22) Pues quien haya sido llamado como siervo, es un li- herto del Senior; 10 mismo, quien es llamado librees un siervo de Cristo. (23) Habéis sido comprados muy caros; no os hagiis siervos de los hom- bres. (24) Cada cual, queriios hermanos, que se qUuede con Dios alli don. éehaya sido llamado». En el versiculo 29 sigue la indicactén de que «el 0 es breve», a lo que siguen las conocidas indicaciones, motivadas Por las expectativas escatoldgicas {v. 31), de tener las mujeres como si no ‘elas tuviera, de comprar como sino se poseyera lo comprado, ete. En el ‘Yersiculo 20, Lutero, en la exégesis de este capitulo, en 1523, todavia habfa ‘reducido la palabra zjjotg, apoyandose en traducciones alemanas anti- ‘BMS, con Ruf (‘Mamada’) (ed. de Erlangen, vol. 51; p.51) y la habia inter- Pretado como «estado» (Stand). En realidad, es claro que la palabra xA%ots en este pasaje, y sdlo en ‘Ste, corresponde aproximativamente al menos al status latino y a nes ® sestados (estado matrimonial, estado de servidumbre, etc.). [98] Con 90 LE Proms cacién religiosa del trabajo diario secular y esto fue lo que ge- neré el concepto de profesidn [110]. En el concepto de «pro- fesidn» se expresa, por tanto, ese dogma central de todas Jas confesiones protestantes, que rechaza la diferenciacin que hacen los catélicos entre praecepta y consilia dentro de los mandamientos morales cristianos y que s6lo reconoce tuna significacién que recuerda, al menos, esto, esta palabra -emparcute da en su raiz con S) {10 latraducciéa de Tindal de 1534 utilizala ieee en sentido secular [106}: «in the same state wherein he was called, y lo mismo la de Ginebra de 1557. La traduction oficial de Cranmer de 1339 sustituy6 xstaten por «calling», ‘ientras que la Biblia (catdlica) de Reims, de 1582, as{como les biblias de ltcorte anglicana de la épaca de Isabel I, vuelven, curiosamente, a «voc [Bt apoyaindose en la Vulgata. Murray ya vio acertadamente que [107] traduccién de la Biblia de Cranmer es la fuente del coneepto puritano de «calling» en el sentido de profesién = trade. Yaamediados de! siglo xvt Fe utliza calling» en ese sentido, en. 1588 se hablaba ya de «unlawful ca~ ngs» yen 1603 de sgreater callings en cl sentido de profesiones ‘més Geradss (véase Mucray, ob. cit). [108] 2} Sobrelo que sigue, cf. la instructiva exposicidn de K. Bit, Die Ans- Shawing Luthers vor Beruf (Giesser, 1900), cuya tinica laguna podria ser, S2mo et casi todos los escriiores teolégicos, que no tiene un andlisis sufi ®ntemente claro del concepto de «lex naturae» (véase, sobre este punto, Troeltsch ‘en la recension. de la Dogmengeschichte de Seeberg, en Cottinger Gelehrter Anzeigen, 1902 |111})- 92 tiende el trabajo profano en el sentido de la tradicién medic- val mayoritaria, tal como la representa, por ejemplo, Tomés de Aquino®: el trabajo, aunque querido por Dios, es el funda- mento natural imprescindible de la vida de la fe*, indiferente 42. Pues cuando Santo ‘Tomas de Aquino pone la organizacién estamen- tal y profesional de los hombres como obra de la providencia divina, ett expresando con ello el orden objetivo dela sociedad. Pero el hecho de que el individuo se dedique a una «profesion» concreta y determinada (come dirfamos nosotros Santo Tomés habla de ministorium w officium-) se debe a «causae naturales». Quaest. Quodlibetal. VIL, art. 17 ¢: «Fiaec ou tem diversificatio hominum in diversis officiis contingit primo ex divine providentia, quee ita hominum status distribuit, [..] secundo etiam et causis naturalibus, es quibus contingit, quod in diversis hominibus sunt diversac inctinationes ad diversa officia... (112] Es tan manifiesta la die rencia [113] con el concepto protestante de profesién (también con concepto luterano posterior, por lo demas muy préximo por su acentus cin de lo providencial) que, por el momento, puede bastar con esta cts pues mis adelante volveremos 2 la concepcidn catdliea. Sobre Santo To- mas; MAURENBREGHER, 1A ¥ Aquinas Stellung zum Wertschaftsteber seiner Zeit, 1898. Por lo demés, cuando Lutero y Santo Tomds pare coincidir en algunos detalles, es, més bien, sin duda, la doctrina genera de Ja Escoléstica mas que Santo Tomas en concreto quien ha influide # Lutero. Pues parece que éste conocid, en realidad, insuficientemente * Santo Tomas, segtin demuestra Denifle (véase Denifle, Luther und Luther tum, 1903, p. 501, y sobre Denifle véase KOHLER, Ein Wort cu Denife Luther, 1904, p.25 y s.) 43. En el libro Von der Freiheit eines Christenmenschen (Sobre lt libertad dei cristiano] se utiliza: 1) la «doble naturaleza» det hombe para el establecimiento de los deberes intramundanos en el sentido.de Ja lex naturae (aqui equivalente a ‘orden natural del mundo), que deriva del hecho de que el hombre ests obligado de hecho a su cucrP?! @ la comunidad social (edicién de Erlangen, vol. 27, p. 188); 2) en es situacion, si el hombre es un cristiano creyente tomard la decision -#? es una segunda fundamentacién apoyada en la primera- de corresponde con su amor al préjimo a la decisién sobre la Gracia tomada por Dio? por amor (p. 196); 3) con esta conexion tan débil entre la «fe y el «amie” se entrecruza la vieja fundamentacién ascética del trabajo como un m= dio para darle al hombre «interior» su dominio sobre el cuerpo (p. 150% 4) en relacion con lo anterior, y aqui se hace valer de nuevo la idea de * lex naturae con otro sentido (significando, aqui, ‘moralidad natur se dice que trabajar es, por ello, un instinto que ya Addn tenia 93 3 HL CONCHPTO DE PROFESION DE “UTERO, ONETO. desde el punto de vista moral, como el comer y el beber. Pero lasignificaci6n de la profesién se hace mayor con une aplice- tifa més clara de las consecuencias de Ia idea de la «sola fide» yeon la consiguiente oposicién, muy acentuada, a los «conse jos evangélicos» del monacato catélico «dictados por el dia- blo». El modo de vida de los monjes no s6lo no tiene ningtin valor para la justificacién ante Dios, sino que para Ltero 65 resultado de una ausencia de amor egofsta, que huye de los deberes en este mundo. En contraste con esto, el trabajo pro” fesional profano aparece como la manifestacion exterior del amoral préjimo, y esto se fundamenta, de manera muy poce profana y en una oposicién casi grotesca al conocido print pio de Adam Smith", con la indicacion de quella division dal trabajo obliga a cada uno a trabajar para los ofros. Sin embar- §© esta fundamentacién basicamente escoldstica ~como se Puede ver~ desaparece muy pronto y permanece muy acen- funda la affrmacién de que el cumnplimiento de los deheres in- tramundanos es, en cualquier caso, el tinico camino para agradar a Dios, que este cumplimiento y sdlo éles voluntad de Dios y que, por ello, todos las profesiones licitas valen real- mente lo mismo ante Dios". 4 de la caida, impuesto por Dios en é, que Adén cumplia «sélo para Dios»; 5) por iio, aparece la idea, epoyada en Mateo 7,187» dé que el trabajo bien hecho en la profesién es consecuencia de oa ¥ida que ha producido la fe, sin que se desatrollars a partir de aquilaiety sta de la wacreditaciény Hl potente espirita que animia ete «5: ssplica la utilizacién de conceptos heterogéneos. del «No esperamos nuestra comida de la benevolencia del carnicer®s 00 Panadero o del cervecero, sino de que piensa en su propio beneficosno 903 8 su amor al prSjimo, ino a str egoismo. y no le hablame® Mstras necesidades sino siempre de su bentefician (Weald of Nations b*- ‘S. sOrnia enim per te operabitur (Deus), mulgebit per te vectamn <3 ima quaeque opera faciet, ac maxima pariter et minima ip" &° Eur (Eecégesis del Genesis, Op. lat. Exeg. ed. Hlsperger VM 213.) Esta ie, ‘Sietcuentra, antes de Lutero, en Tauler, quien equipart, Por i yal08 ‘llamada» espiritual y la profang. La mistica alemana y Lutero tienen 94 EL IRONLENA Es indudable que esta calificacién moral de la vida profe- sional profana fue una de las aportaciones de la Reforma, yen especial de Lutero, que mayores consecuencias tuvo y puede considerarse, por ello, como un lugar comun [114]. [115] Pero seguramente no se percibiré con claridad cémo haya que presentar en términos concretos la significacion practi de esa aportacién [116] No es realmente necesario hacer constar que a Lutero nose le puede considerar internamente relacionado [117] con el «espiritu capitalistay, en el sentido que le hemos dado hasta ahora a esta palabra. Incluso aquellos circulos que suelen ala bar con el mayor celo ese «hecha» de la Reforma no son hoy en absoluto, amigos del capitalismo en ningun sentido. El propio Lutero habria rechazado, sin duda alguna, cualquier parentesco con una mentalidad como la que se pone de mani- fiesto en Franklin. Pero no se pueden aducir como expresién de su mentalidad sus quejas contra los grandes comercianie los Fugger“ y otros semejantes; pues la lucha contra la post comin su oposicién al tomismo. En las explicaciones de Santo Tomés>® pone de manifiesto que se vio forzado, para poder mantener el valor m> ral de Ja contemplacién, pero también por el punto de vista de mote mendicante, a incerpretar la frase paulina de «quien no trabaje que #° coma» en el sentido de que el trabajo, que €> ciertamente imprescindl por ley natura, jeesté impuesto al hambre como gévers, pero no a los hom bres individualmente. La valoracion gracuada del trebajo, desde las «07 servilia» de los carnpesinas hacia arriba, es algo que tiene que ver con 4 ricter especifico de las érdenes mendicantes, vinculadas por motivos male riales a la ciudad como su lugar de residencia, y €s ajena a Jos misticos anes y al hijo de campesinos que era Lutero, aun valorando éstos igi mente la organizacién estamental como algo querido por Dios. Véanse ‘pasajes decisivos de Santo Tomas en: Maurenbrecher, Th. x. Aquirtos S* Tung zuam Wirtschofisleber seiner Zeit (Leipzigy 1898, pp. 65 y s). 46. Respecto a los Fugger dice que «no puede set Conformee Doegt Ia justicia que se pueda acumular una fortuna tan grande y reg rante la vida de un solo hombre», Esto ¢s, bdsicamente, la ‘desconfia” za del campesino respecto al capital. La compra de rentas tambien le PY rece moralmente peligrosa, porue «es una cosa nucva inventada com ct 3. EL CONCEPTO DE PROFESION DE LUTEHO, OBIETO. 95 cion privilegiaca, juridicamente o de hecho, ée algunas gfan- des compaiias comer los xvi y xv puede muy bien compararse con la campaiia moderna contra los trusts y, como tal, no es expresién de una mentalidad tradi- Gonal como tampoco lo ¢s esta iltim. [118] También Crom- well escribi6 al Parlamento Largo después de Ia batalla de Dunbar (septiembre de 1650): «suprimid, por favor, los abu- sos de todas las profesiones, y hay una que hace pobres a mu- chos para hacer ricos a unos pocos: esto no beneficia ale « munidad», y; sin embargo, lo encontraremos, por otro lado, imbuido de un modo de pensar totalmente «capitalistar®. En vider», es decir, porque le parece que no ¢s transparente desde el panto d= ‘sta econémico, cle manera similar alo que le parecen al ecesidstico mo emo los negocios « plazo, 47. Lo que aqui entendemos por ese modo de pensar se puede comentar Provisionalmente con el ejemplo del manifiesto alos ilandeses, con el que Gromwell empez6 su guerra de exterminio contra ellos, en enero de 1600; ne representaba la réplica a los manifiestas del cero irlandés (catélico) de Glonmacnoise, del 4 y 13 de diciembre de 1619. Las frases centraes dicen: ‘Englishmen had good inheritances [en Irlanda, claro] which many of then purchased with their money [1 they had good leases {rom Irishmen Pr nngtine to come, great stocks thereupon, houses and plantations erected at thr cost and charge. ..| You broke the anion [..] ata time when Ireland vas ia perfect peace and when through the example of English istry threugh Commerce and traffic, that. which was in the nation’ bands was better 10 them than ifall freland had been in their possession. (..| 5 Godt, will Gad be With you? Lam confident He will now». Este manifiesto, que recuerds losedi- ‘Dtales ingleses de los aiios de la guerra de los béers, no estipico parque & tthlezea como canisa juridiea de la guerra los «intereses» capitalist d= los ingleses ~pues esto mismo se podria haber utilizado como argumento, Por ‘Semplo, en las negociaciones entre Venecia y Génova sobre sus intereses riente [119]-, sino que lo especifico de ese manifiesto esti en que Crom fandamenta fiente a los propios irlandeses, y apelando a Dios, con st "iis profunde convencimiento subjetive -como sabe cualquiera que Notes su caracter-, la justificacion moral desu sumisidn en la creunstancit veel capital inglés ha educado a los irlandeses pare el trabajo, (FI man i est, ademas de en Carlyle, imipreso en ectractos y analizado et Ia Hoy of the Commonwealth, de Gardiner , pp. 163 y s» yen version se se puede encontrar en el Grommvell de Hénig,)

Anda mungkin juga menyukai