Lo inolvidable, lo inesperado y el tiempo: para
una fenomenologia del inicio de lo nuevo en
Arendt y mas alla de Arendt
ay
Resumen “Arai Bal
Este trabajo presenta a Arendt en la perspectiva del pensamiento judio Agustin Palomar
contempordneo centrandose en Ja importancia que la fuente biblicatiene __Torralbo
en su teorfa de la accién. A partir de ah{ el trabajo muestra la fenome-
nologia de Io nuevo en la accién a través de las categorias del perdén y
de la promesa, Por tiltimo, partiendo de San Agustin y dela interpretacion
que Chrétien hace de San Agustin, el trabajo pone de manifiesto cémo el
inicio deo nuevo se hace presente desde lo inolvidable y lo inesperado.
Palabras clave: Arendt, Chrétien, inolvidable, inesperado, novedad, fe-
nomenologia.
Abstract
This paper introduces Arendt in the context of contemporary Jewish
thought, focus on the importance that the biblical source has in her action
theory. The paper shows:the phenomenology of a new beginning through
the categories of forgiveness and promise, Finally, from St. Augustine and
St. Augustine’s interpretation made by Chrétien, the article deals with new
beginning from the unforgettable and unhoped.
Key words: Arendt, Chrétien, unforgettable, unhoped, phenomenology,
new beginning.
‘é
Pierre Bouretz, en su monumental obra Testigos de futuro, traza la historia del
pensamiento judfo contempordneo. Esta tradicién estaria formada por aquellos
pensadores de los “tiempos sombrios” y, al mismo tiempo, “testigos del futuro”,
Estos pensadores, desde la experiencia de lo mas sombrio en la historia del mun-
do contempordneo, serian a su vez testigos de lo que habra de suceder en el
futuro. Bouretz dice de ellos que, de diferentes modos, sus obras traslucen una
“mordedura” de Ja idea mesidnica. Sus obras pueden leerse, en sus respectivas
posiciones, tensiones y diferencias, desde la figura dibujada por la Estrella de
Rosenzweig: la Creacién, que remite a los origenes; la Redencidn, que remite al
futuro, y la Revelacién, que remite a un momento de tiempo donde, de alguna
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agupalomar@yahoo.es:
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manera, se hace presente en la Creacién Ja propia Redencién. La Redencién, dice
el autor, “se conjuga en futuro”.
Hannah Arendt es nombrada en este monumental estudio multiples veces,
pero casi siempre en su relacién con aquellos otros que se cruzaron en su cami-
no intelectual como, por ejemplo, Gershom Scholem, Walter Benjamin y Hans
Jonas. Sin embargo, en una exigua nota en la introduccién, Bouretz nos aclara
que el haber sacado a Arendt del estudio de esta tradicién radica en que, aunque
fue sin duda una pensadora ejemplar de los tiempos sombrios, sin embargo fue
una pensadora marginal como “testigo de futuro”. El pensamiento de Arendt
estaria, de este mado, desprovisto de la fuerte mordedura mesianica que si estaria
presente en el resto de sus compafieros judios. Sus grandes obras mostrarfan de
forma ejemplar la experiencia de la Catistrofe (Shodh), pero no encontrariamos
en ellas el esquiema teolégico que se torna figura en torno a la Estrella de la Re-
dencién.
|, Metafisica, acontecimiento e historia
Podemos decir que esto es cierto en la medida que Arendt se sitta fuera del
elenco de los pensadores metafisicos. Efectivamente, como dejé ver de manera
inequivoca en La vida del espiritu, Arendt se sittia en la senda de aquellos pensa-
dores que creen que la teologia, la filosofia y la metafisica tradicional han llegado
a su acabamiento y que las cuestiones metafisicas, tal y como fueron planteadas
y resueltas en el ejercicio del pensamiento occidental, han perdido su validez*.
El modo de pensar de la metafisica, e] modo de pensar que se fundaba en los
grandes principios racionalistas, tales como el principio de causalidad, se ha ve-
nido abajo con el surgimiento del totalitarismo. El totalitarismo, dice Arendt, “ha
iluminado la ruina de nuestras categorfas y criterios de juicio”’. Que un hecho
histérico haya traido consigo la ruina del modo de pensar de la metafisica puede
entenderse no solamente desde la desmesura del propio hecho del totalitarismo
para el peasamiento sino sobre todo desde el modo en el que la metafisica pens
el caracter de los propios acontecimientos histéricos.
A diferencia del cientifico natural, argumenta Arendt, el historiador sélo
puede dar cuenta de hechos que ocurren una vez. Si él intenta rebasar la singula-
ridad del acontecimiento y explicar “los acontecimientos a través de una cadena
de causas que finalmente los ha provocado”* se sitia entonces como un “profeta
del pasado”, La imagen del historiador como un profeta que mira hacia atrés,
uniendo acontecimientos bajo un principio de explicacidn, bajo una ideologia
—recuérdese que Arendt define la ideologia como la logica de una ideat-, es la
figura del historiador que piensa metafisicamente. Una profecia mesinica que
desorienta su mirada y se obceca hacia los hechos del pasado para extraer leyes
vilidas para el futuro se convierte ipso facto en un tipo de explicacion metafisica
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en la medida que, ms alla de los hechos, busca anudar los propios aconteci-
mientos bajo una férrea ley que pueda salvar la incertidumbre del futuro. Las
explicaciones metafisicas para los acontecimientos histéricos desconocen tanto
la naturaleza del acontecimiento pasado como la naturaleza de lo que se presen-
taré como futuro.
Frente a la figura del historiador/metafisico esté la figura del testigo. El testigo
no da una explicacién causal de los hechos sino que simplemente muestra lo que
ha sucedido o lo que ha visto. Por ello, su forma de decir las cosas se aviene me-
jor con la narracién que con la explicacién. La historia se deja comprender mas
que por argumentos por relatos. Arendt, en lo que es sin duda un acercamiento a
Heidegger, estima que los acontecimientos siempre trascienden las causas y que
lo que hace significativo el acontecimiento mismo es que con él emerge también
al propio pasado”. Sdlo desde el acontecimiento, sélo desde la luz que el propio
acontecimiento irradia hacia su pasado, puede verse y trazarse la historia. “El
acontecimiento ilumina su propio pasado y jams puede ser deducido de él”®,
sentencia Arendt. Sin duda esto es lo que ha mostrado el acontecimiento del to-
talitarismo, y sin duda trazar este camino iluminador del pasado para la historia
es lo que ella quiso llevar a cabo en los Origenes del totalitarismo. El totalitarismo
es la experiencia histérica mas sombria y de ella tendrfa que nacer también el
testimonio de futuro mds certero.
Il. Accién, novedad y tiempo
Pero llama la atencidn, en el texto que tenemos a Ja vista, que Arendt contrapon-
ga los falsos “profetas del pasado” a los “dones de la verdadera profecta”". La ex-
presién aparece fugazmente en el texto para poner de manifiesto la incapacidad
humana de poder articular bajo una explicacién las causas que concurren para
que tenga lugar un acontecimiento o fenémeno en el tiempo. ;Podria apuntar
Arendt con esta expresién a su dependencia, pese a st critica a la teologia y la
filosofia, a lo mfs propio del pensamiento judio? ;Pervive algo de este pensa-
miento en su propio pensamiento? Ayuda a tener en cuenta esta hipdtesis que
este ensayo se cierra bajo la figura biblica del rey Salomén y bajo la afirmacién
de Arendt de que puede traducirse el lenguaje biblico a un nuevo pensamiento
que supere el lenguaje de la metafisica’®: en el nuevo pensamiento el deseo de
Salomén de poseer un “corazén comprensivo” se traduce y se renombra como la
“facultad de la imaginacion’.
Jacques Taminiaux, entre otros, ha puesto de manifiesto el origen no griego
de importantes términos con los que Arendt describe la accién politica: el per-
don y la promesa. El perdén es Ja facultad que mira al pasado. El perdén hace
posible la redencién de lo que ya hecho parece irreversible. La promesa, en cam-
bio, es la facultad que mira al futuro. La promesa hace posible el orden a través
ALPA XXX-XXXI + FILOSOFIA, DIALOGO ¥ MEMORIA / 1X CONGRESO DE LA AFI288 Agustin Palomar Torralbo
del compromiso evitando el caos'*, Recalca Taminiaux que en Jestis de Nazaret
radica el descubrimiento de la primera facultad y en el derecho romano el descu-
brimiento dela segunda’. De esta manera, y bajo estas categorias centrales dela
teorfa de la accién, habria que replantear el origen de las fuentes del pensamiento
en Arendt y habria que tener en cuenta ademis de la conocida fuente griega, la
fuente romana y también la fuente hebrea o biblica. Que Arendt pueda inscribir-
se dentro de aquellos pensadores contemporaneos que toman la tradicién biblica
vendria dado no sélo y principalmente por sus numerosos escritos en torno al
judaismo sino en el desarrollo de su concepto de accién, Entremos en él desde la
perspectiva del perdén y de la promesa.
“La esencia de toda accién,y en particular dela accién politica ‘es engendrar
un nuevo inicio”’’ escribe Arendt, Si el inicio de algo est referido al poder co-
menzar en el ahora algo nuevo mediante la accién, y si el perdén y la promesa
hacen referencia al pasado y al futuro respectivamente, entonces, la esencia de
la accién politica viene configurada bajo una estructura temporal que toma el
ahora como el momento preferente, y el pasado y el futuro como los momentos
relativos al ahora de la accién. El _perdon hace’ posible la reversibilidad de lo que
ya fue hecho y nos da la oportunidad de comenzar de nuevo siendo liberados de
las consecuencias de nuestros propios actos; la promesa, en tanto que sella una
obligacién consentida con los otros, hace posible orientar y dar la seguridad a
nuestros actos desde lo que habra de ser hecho, o mejor dicho, sefiala el modo
como habria de llevarse a cabo una accién"*, En principio, el perdén y la promesa
apuntan a una relacién del ahora de la accién en el tiempo desde la posibilidad
de revertir lo ya sido y de anticipar lo que habré de ser.
Ahora bien, estd claro que el qué de lo ya hecho y el qué de lo que habré de
ser no pueden, en si mismos, ser cambiados 0 trans—formados: lo ya hecho no
puede ser cambiado como sino hubiera sido y lo que habré de ser no puede ser
cambiado en algo anticipado como si ya fuera algo que es. El qué de la accién
pasada y futura no pueden ser en si mismos sino algo pasado y algo futuro; y, sin
embargo, uno y otro, en el perdén y la promesa, pueden romper con el devenir
del tiempo para hacerse presentes en la accién. Porque tanto uno como otro
apuntan no al qué sino al como y porque sin transformar la estructura del tiem-
po la muestran con el poder de alterarla o revertirla es por lo que podemos decir
que el perdén y la promesa se piensan fenomenoldgica y no metafisicamente.
Con esto decimos que no es el qué de las acciones pasadas lo que condiciona
necesariamente las acciones presentes y ambas la accién futura sino que tanto
el pasado como el futuro pueden alterar la dindmica del tiempo para hacerse
presentes en el ahora de la accién.
ALFA XXX-XXX1 Sy FILOSOFA, DIALOGO ¥ MEMORIA / IX CONGRESO DE LA AAFIJ
Lo inolvidable, lo inesperado y el tiempo 289
Ill. La novedad, lo inolvidable y lo inesperado
Sin embargo, queda pendiente una cuestién de alcance fenomenolégico que
Arendt no elude: como lo nuevo irrumpe en la accién, cémo entra en el tiem-
po del ahora el tiempo del perdén y el tiempo de la promesa. La respuesta de
Arendt es bien conocida: el hombre es el comienzo mismo por antonomasia,
de tal modo que cada nacimiento “re-afirma el caracter original del hombre””.
Es a Agustin de Hipona, como se sabe, al que una y otra vez vuelve Arendt para
apoyar esta idea del comienzo radical. Agustin de Hipona fue el fildsofo que, para
Arendt, descubrié plenamente el significado del concepto de comienzo y el filé-
sofo que mas ayuda a determinar aquello que pensamos como novedad, Tanto
en el texto “Comprensién y politica” de 1953 como en él texto “Ideologfa y terror”
de 1958 que aparecié como ultimo capitulo de la segunda edicién de los Origenes
del totalitarismo, Arendt resalta la capacidad de comenzar de nuevo del hombre
buscando la analogia del momento histérico de San Agustin con su propio mo-
mento histérico tras la asolacién de los totalitarismos en Europa. San Agustin,
dice Arendt, “escribio bajo el gran impacto de un final catastréfico”" y, afiade
“que, acaso, se parece al que nosotros hemos llegado”””. No es dificil, siguiendo la
analogia, imaginarse a Arendt como testigo y escritora del impacto que provocé
el final catastréfico del periodo del totalitarismo de igual modo que San Agustin
fue el testigo y escritor de la caida del Imperio romano.
Pero Arendt en ninguno de estos dos textos profundiza en aquello que da
al hombre su condicién de “comienzo”. Para ello hemos de irnos a sus primeros
textos: un articulo publicado en 1930 titulado “Agustin de Hipona y el protestan-
tismo” y, sobre todo, lo que fue su tesis doctoral de 1929, y que fue revisada en
varias ocasiones a partir de 1964 hasta la edicién de 1996”. En el primer texto
Arendt pone de manifiesto la importancia de las Confesiones para el otro imperio
que crea el cristianismo en la ruinas del Imperio romano: el imperio 0 reino de
la interioridad”), En El concepto de amor en san Agustin Arendt plantea como en
este imperio puede tener lugar la novedad, Veamos el siguiente pasaje:
“El hombre es capaz de actuar como iniciador y capaz de incoar la historia de la
Humanidad porque puede conocer su *comienzo’ u origen, porque puede hacerse
consciente de él y recordarlo””.
En este texto la cuestién del comienzo se pone en relacién con la memoria.
En aquel imperio, en la metafora de Arendt, se levantan los amplios palacios de
la memoria, en la conocida metéfora agustiniana, Y, a partir de aqui, la cuestion
de la novedad en la accién se resuelve en la cuestién de la memoria, del olvido y
del recuerdo. Desentrafiar si, como Arendt dice a propésito de San Agustin, lo
nuevo viene del recuerdo y de la reminiscencia o si, por el contrario, lo nuevo
viene al ahora desde lo que trasciende el tiempo de la memoria y, por tanto, del
ALFA XXX-XXXI “Sy FILOSOFLA, DIALOGO ¥ MEMORIA / IX CONGRESO DE LA AFI290 Agustin Palomar Torralbo_
recuerdo, es el problema filoséfico al que se ha enfrentado recientemente Jean
Louis Chrétien.
Chrétien forma parte de lo que se ha dado en lamar el “giro teolégico de
la fenomenologia francesa” y que agrupa principalmente a Emmanuel Levinas,
a Michel Henry, a Jean-Luc Marion y a Jean-Francois Courtine”. En su libro
Lo inolvidable y lo inesperado, Chrétien presenta una fenomenologia radical so-
bre la memoria, el olvido y la espera, fenomenologia que él realiza sobre todo a
partir de los fildsofos neoplaténicos como Filén de Alejandria —el filésofo mas
importante del judaismo heleno-.y a partir de San Agustin, pero que tiene, como
l mismo dice en el Prefacio, su fuente ultima en la perspectiva biblica y en el
judaismo. Nosotros, para profundizar e ir mas allé del planteamiento’de Arendt,
nos detenemos en Ia lectura que Chrétien hace del pensador de Hipona.
Como es bien conocido, se pregunta San Agustin en las Confesiones que
quién puede comprender e indagar en el modo de ser —quomodo— del olvi-
do, La paradoja viene planteada por él en los siguientes términos: “Pues, scémo
estd presente en la memoria para acordarme de él —el olvido-, siendo asi que
estando presente né puedo recordarle?”™* ;Cénto podemos recordar el olvido?
Cémo puede saberse del olvido en s{ mismo? Tendemos a hacer de la memoria
lo fundamental y del olvido, como dice San Agustin en este célebre pasaje, una
privacién dela memoria,y tendemos también a hacer del olvido una pérdida que
en muchos casos tachamos como irremediable. Sin embargo, pudiera suceder
que esta pérdida, que es el olvido, sea la que, desde fuera de nosotros, hiciera po-
sible nuestra memoria. En sus Confesiones, San Agustin habria meditado, a juicio
de Chrétien, acerca de la imposibilidad de disponer del tiempo de nuestro naci-
miento y de nuestra primera infancia. Aquel tiempo que nos fund6, ahora ya est
para nosotros perdido y permanece cerrado a cualquier intento de rememora-
cidn. Sélo desde el exterior de esos palacios de nuestra memoria se puede hablar
de ese momento inmemorial para nosotros que, sin embargo,nos introdujo en el
mundo y ladistoria. La experiencia de nuestro nacimiento y de nuestra infancia
no es asunto memorable. Visto asi, este olvido, que es un olvido originario para
nosotros mismos, no puede ser entendido como una privacién sino como una
verdadera pérdida que funda, sin embargo, la memoria de lo que somos.
Pero, naturalmente, el pensamiento de San Agustin no se queda en la des-
cripcién de esta experiencia temprana que pertenece a nuestro olvido originario.
En el interior del hombre se encuentra ya inscrita una memoria Dei que tras-
ciende nuestra propia memoria —memoria sui-. Ahora bien, la memoria Dei
ya no tiene.nada que ver con la fenomenologia del recuerdo y con la libertad
del hombre para disponer de aquello que funda la historia humana y que, en el
origen, trasciende el tiempo humano. Los origenes de esta imago que ya estaba
en nuestra memoria se han borrado por el olvido. Sdlo la Escritura, para San
ALFA XXX-XXXI.< FILOSOPfA, DIALOGO ¥ MEMORIA / IX CONGRESO DE LA AAFILoinolvidable, lo inesperadoy el tiempo 291
Agustin, puede dar cuenta de ello. Lo que escapa a la memoria y apunta alo que
siempre permanece ya en el olvido es lo que es objeto de fe: ni puede ser traido
de ninguna forma al tiempo ni puede ser realizado en un momento de tiempo.
“La necesidad de la Escritura —escribe Chrétien— procede precisamente aqui
de que ella es el unico memorial posible de lo que es radicalmente inaccesible a
la memoria”. Y, sin embargo, este tiempo inmemorial, este tiempo que escapa
a la fenomenologia husserliana del tiempo, es lo que podemos decir que es lo
in-olvidable. Lo que ya siempre esté olvidado es también lo que nunca podemos
olvidar. En este sentido, la pérdida que supone este olvido original es también
la memoria de lo eterno, es decir, de lo ya dado de una vez y para siempre.San
Agustin principalmente, pero también Platén, Plotino y Proclo, muestran que
“Jo inolvidable no vive de una negacién o de una denegacién de la pérdida””,
Lo inolyidable apunta fenomenolégicamente a aquel pasado “inicialmente pa-
sado y originalmente perdido, un pasado con antelacién y esencialmente hurta-
do a toda memoria, un pasado simulténeo a su propio pasaje y huida, siempre
ya pasado, siempre desaparecido ya, no siendo sino por haber desaparecido”™.
Ese pasado permanece oculto, En términos heideggerianos podemos decir que,
como pasado, se oculta a si mismo para la memoria humana, La memoria no
puede disponer de él como un recuerdo; pues, para la memoria, ese pasado se ha
ocultado incluso en su propio ocultamiento. Olvidar y recordar que se ha olvida-
do, dice Heidegger, sigue siendo una forma de recordar. Este pasado doblemente
olvidado y, sin embargo, in-olvidable por cuanto trasciende la “superioridad” y
la “interioridad” del hombre haciéndosele presente en el lenguaje de la fenome-
nologia es lo que en la busqueda de] origen no puede hacerse transparente. Lo
inolvidable revela asi nuestra finitud.
‘También lo inesperado como lo inolvidable se nos presenta como un exceso,
como algo que antecediéndonos, nos sobrepasa, dejandose caer sobre nosotros.
Esta demasia 0 exceso con el que se nos presenta no obedece a légica alguna, ni
a idea, ni, siquierf, entra dentro de lo que, desde nuestro tiempo, cabe vislum-
brar. “Lo inesperado —dice Chrétien— es aquello que sobrepasa todas nuestras
anticipaciones, Jo inaccesible es aquello a Jo que no conduce via alguna, esté ya
trazada o la proyectemos en el pensamiento”®. Las dos notas que caracterizan
lo inesperado son lo repentino y lo discontinuo. Lo inesperado no puede ser
pre-visto, pre-venido ni anticipado. “Golpea —dice graficamente Chrétien—
como un rayo, de repente”®. Por esta raz6n lo inesperado es algo que nos sale al
encuentro sin poder prepararlo como una busqueda. En la tradicién biblica lo
inesperado no se busca sino que se espera. La busqueda la emprende quien sabe
que puede encontrar lo que busca, por ello, su intencidn se mueve hacia el futu-
ro; en cambio, en quien espera viene marcada su actitud intencional por aquello
que ha de venir, No se trata de descubrir algo que aguarda en algiin lugar sino
ALFA XXX-XNXT SS? PILOSOFIA, DIALOGO Y MEMORIA / IX CONGRESO DE LA AAFT292 Agustin PalomarTorralbo
de algo que acontece por sf mismo en el cumplimiento de lo que fue prometido,
La biisqueda dentro de la impaciencia es mas sosegada, la espera, en cambio, es
una actitud mucho mas desesperada. A raiz de los textos de Filén de Alejandria y
también a partir del propio Kierkegaard, Chrétien sostiene que en el cristianismo
el pensamiento griego sobre el hombre cambia de arriba abajo de tal modo que la
espera de lo nuevo se retuerce hasta la desesperacién™. “Lo inesperado interpela
nuestra esperanza, nos requiere en lo més intimo de nosotros mismos”” y, de
este modo, nos tensiona hacia un futuro que no se pierde en el tiempo sino que |
acontece en el tiempo del ahora, Es de esta manera como, desde una alteridad
absoluta, por irrupcién, “se abre un tiempo nuevo, de una novedad que no pasa
y que no cesa de renovarnos”®, Paradéjicamente, lo inesperado es aquello en lo
que no cabe sino la actitud de Ja espera.
A la segunda edicién de su libro Chrétien afiadié un prefacio en el cual re-
unié los conceptos de lo inolvidable y de lo inesperado, en un nuevo concepto;
lo incesante. Con este nuevo concepto apunta a aquello que desde e] momento
del ahora viene a nosotros, bien desde el pasado, bien desde el futuro. Lo pasado
como lo inolvidable’y lo futuro como lo inesperado permanecen en lo pasado
y en lo futuro pero uno y otro advienen al momento de lo presente. Ya lejos de
la metafisica, y de todo lenguaje representativo, uno y otro slo pueden mani-
festarse, revelarse, hacerse presente. Manteniéndonos en la fenomenologia no
podemos saber lo que impulsa a lo que esta més alld de los extremos del tiempo
a querer hacerse presente, lo que s{ sabemos es que su querer no cesa. Por ello,
desde nuestra perspectiva siempre limitada del tiempo, podemos con-fundir lo
inolvidable con lo inesperado, porque de alguna manera, més alld del tiempo,
para nosotros, lo que es inolvidable adviene como algo que, estando ya siempre
ahi, se nos presenta como lo que nosotros no pudimos alcanzar en la espera y, de
este modo, deviene también lo inesperado; y lo inesperado, por su parte, cuando
irrumpe, se torna para nosotros y la historia como algo ya inolvidable. La estruc-
tura tridrquiga de la temporalidad con la que medimos las cosas se desvanece y el
pasado inmemorial puede re-unirse con el futuro inesperado o viceversa.
De Io que esta delante y tras nuestro tiempo solo podemos saber en tanto
en cuanto entran por su poder en el orden nuestro del tiempo. Efectivamente,
de lo que ya no podemos tener recuerdo, y es lo in-olvidable, y de lo que ya no
podemos simplemente buscar, y es lo in-esperado, nace un poder que no cesa
de renovarnos. Esta renovacin del hombre en el mundo viene de un exceso que
estd més alld de lo disponible para nuestro pensamiento y toma la forma de una
irrupcién no pre-vista por el hombre mismo. Este poder que llega a nosotros
desde la opacidad de su trascendencia se hace manifiestamente presente cuando
llegan hombres nuevos al mundo y cuando los hombres que ya existen, tensio-
nados hasta la desesperaci6n, porque han olvidado lo inolvidable y han buscado
ALBA XXX-XXX1