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Pese a su treinta aos, haba momentos en que a Bertha Young le

entraban ganas de correr en vez de caminar de esbozar unos pasos


de baile subiendo y bajando de ia acera, de jugar al aro, de lanzar algo al air
e para atraparlo al vuelo, de rer de nada en concreto, as,
sin ms [Que puedes hacer si tienes treinta anos y, al volver la
esquina de tu calle, sientes que te invade de pronto una sensncin de
felicidad -una felicidad absoluta-, corno si te hubieras tragado un
fragmento luminoso del sol de ese atardecei; y te quemura hasta lo
mds profundo de tu ser y disparara una lluvia de rayos contra c&
parcela de ti, cada dedo de tus manos y tus pies?

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