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Captruto I ORTO Y OCASO DE LOS DIOSES La construccién de la humanidad se inicié hace aproximadamente 90 mil afios, cuando aparecié el milagro que es el hombre, ser que desarrollé nece- sidades de rafz biologica que suplieron los instintos animales. Los estimulos que entonces orientaban la accién humana fueron trasformandose en impulsos poderosos histéricamente condicionados, tales co- mo el trabajo, la relacién afectiva, el marco de prin- cipios y valores, la libertad y otros més. En este sen- tido, gracias a las investigaciones neurofisiolégicas, ahora sabemos que el ser humano tiene profundas rafces biolégicas en las que se arraigan el altruismo, la cooperacién, la solidaridad, el amor, la busqueda de verdad y muchas més, caracteristicas que se han ido perfeccionando conforme hemos evolucionado; por lo tanto, han mejorado los rasgos éticos del ser humano. Ademés, el hombre, al adquirir conciencia de su entorno y de si, advirti6 la necesidad de auxiliar a otros seres de su mismo linaje para vivir en la natu- raleza, menester que se convirtié en aprecio al pro- 1 Mepiciwa: ClENciA ¥ HUMANISM jimo. Estos impulsos construyeron, desde los ini- cios de la humanidad, la medicina, disciplina que expresa uno de los discursos més antiguos que ca- racterizan a nuestra especie y su impetu de perma- nencia. Asf, el hombre reconocié a la enfermedad y la muerte como enemigas y se dispuso a luchar con- tra ellas, si no para vencerlas, al menos para aliviar sus consecuencias. Sin embargo, desde nuestra aparicién en la Tie- mma, la enfermedad ha sido compafiera del proceso de la vida, y la muerte es el fin que nos acompatia: no bien nacemos cuando ya comenzamos a morir. Las dolencias cortejan a la vida, afirmacién corroborada por los estudios de fésiles de animales prehistoricos, que atestiguan diversos padecimientos sufridos por ellos, desde antes que naciera el hombre. Las fractu- ras, que eran comunes, revelan en algunos casos los. efectos de alguna infeccién. La artritis —hoy se le Tlama gota de las cavernas— existié en los dinosau- ios y los osos. Las caries dentales representaban un problema tanto en el Paleolitico comio en el Neoli- tico y se han descrito algunas de las lesiones neo- plasicas en los huesos de Pithecanthropus erectus. Los microorganismos, a su vez, han infectado al hombre desde siempre. Primero lo hicieron con el mono, que padecfa infestacién por pulgas, moscas, garrapatas, mosquitos, lombrices, hongos, proto- zoarios, bacterias, arbovirus y otros microorganis- mos. Se ha sefialado, con base en el origen del hom- 2 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO brey en el hecho de que estos microorganismos re- quieren de un medio con cierta temperatura y hu- medad para sobrevivir durante los periodos que pa- san fuera del huésped, que muchos de ellos tuvieron su origen en Africa. Hace millones de afios, antes de que el ser huma- no alterara su entorno, habfa un equilibrio entre es- tos pardsitos y las selvas tropicales. Mientras se mantuvo esta situacién, no hubieron modificacio- nes importantes entre los microorganismos y sus huéspedes: su desarrollo se realizaba mediante va- riacin y seleccion genética. El hombre, al bajar del arbol y entrar en la pradera, dejé atrés microorga- nismos que requerian de la humedad, pero levé consigo otros como las bacterias intestinales y entr6 en contacto con algunos més, como Trypanosoma. Este wiltimo, pardsito habitual en muchas especies de antilope, es transmitido por la mosca tsé-tsé; ni la mosca ni el antflope enferman, por lo que se su- pone que este parasitismo es muy antiguo en dichos animales, pero en el hombre puede provocar la muerte en unas cuantas semanas. Las investigacio- nes paleopatolégicas han descubierto también la existencia de tuberculosis y malaria, de infestacio- nes por Schistosoma haematobium, Trichinella spi- ralis y Taenia solium en las momias del Egipto anti- guo, en las que se han encontrado también vestigios de arteriosclerosis, neumonfas, infecciones urina- rias, litiasis y parasitosis. Ante tal evidencia no pue- 3 MEDICINA: CIENCIA ¥ HUMANISMO de sino preguntarse: jacaso la enfermedad es inhe- rente a la vida misma?; jsomos seres esencialmente enfermos o enfermamos por accidente? Lo hominal preparé lo humano y el hombre pri- mitivo, lleno de asombro, temor y respeto, copié al animal, proyectndolo en las paredes de las caver- nas, en lo que hoy llamamos arte primitivo (las pri- meras esculturas zoomorfas revelan el culto hacia Jos animales: dios jaguar, dios aguila, dios lobo). No es de extrafiar que la forma en que los primeros médicos trataron las dolencias proviniera més del instinto animal que de la forma légica de concebir- la: lamerse las heridas, chupar la picadura de un animal ponzofioso, ingerir hierbas eméticas, presio- nar una parte dolorida, usar el calor y el frfo para mejorar un malestar, aplicar lodo a la piel irritada. Se sabe que los animales practicaban sangrias, se- giin relata Plinio “el Viejo” (23-79 d.C.), quien di- ce de un hipopétamo que cuando se sentia enfermo picaba su pierna con una cufia puntiaguda para sangrarse y aliviar de esta manera. Es ese consuelo, para ser honestos, lo que procuramos los médicos en muchas ocasiones: alivio, mas que curacion. Asi nacié el pensamiento médico, buscando aligerar lo pesado de las dolencias. Enfermedad y muerte provocaron un miedo irracional: el alma de los animales habia penetrado en el alma del hombre. Nuestros ancestros supo- nian que los demonios de un cadaver se apoderaban 4 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO de los vivos para hacerles daio, y buscaron conju- rar el terror mediante stiplicas, hechizos, prohibi- ciones y evasiones; el miedo al padre los oblig6 a so- meterse a seres que creian superiores, creando ast dioses y déspotas, tiranos construidos por sus men- tes que terminaron dominando su cuerpo. Sélo el brujo, el sacerdote, hombre médico que atendia el cuerpo y el alma mediante oraciones y conjuros, proporcionaba alivio. Con el descubrimiento del fuego y la utilizacién de la piel animal para protegerse de las inclemen- cias del tiempo, el hombre-viajé grandes distancias. Esto sucedi6 entre los afios 40 mil y 50 mil a.C. Se asent6 en Australia, cruz6 el estrecho de Behring, entro en América y lleg6 a la Tierra del Fuego apro- ximadamente 8 mil afios antes de nuestra era. Al dejar atrés el medio tropical, también escapo de muchos parésitos y enfermedades, con lo que mejo- raron sus condiciones de salud, situacién que pro- picio un comportamiento demogréfico similar al acontecido con el conejo en Australia: sin enemigos naturales ni pardsitos, la poblacion crecio en forma tan répida que afecto y amenaz6 la existencia de otras especies. En ese tiempo se crearon el lenguaje, la agricul- tura, las costumbres, las religiones, la tribu y las profesiones iniciales, entre las que destacé la médi- ca por su doble cardcter de alivio y magia. Fue en esa sociedad agricola teocéntrica donde el médico 5 2 L Mepiciwa: Ciencia ¥ HUMANISMO brujo y sacerdote, intermediario de dioses y demo- nios, se convirtié en el personaje central de aquellas culturas primitivas. ‘Nuestros ancestros, carentes de ideas ecolégicas y leyes, se dedicaron a la depredacién de su entor- no. Ast, cuando el hombre exterminé a los grandes animales, tras miles de afios de cazarlos, aconteci6 una crisis que coincidié con los cambios en la gla- ciacion —20 000 afios a.C— y provocé hambruna, con la consiguiente desnutricion. La organizacion de la caza le permitié comer, pero también sobrevi- no la destruccién indiscriminada de muchas espe- cies y el desperdicio de comida, caracteristico de la actitud humana (en Solutré, Francia, hay un acan- tilado usado para la matanza de caballos, donde la cantidad de huesos de esos animales se estima en més de 100 mil). Por otro lado, para cazar fue necesario agruparse, y con la union de grupos humanos los mictoorga- nismos se transmitieron més raépidamente que cuan- do los hombres se encontraban dispersos; asi, en los climas célidos y hrimedos se crearon condiciones fa- vorables para su difusion. El resultado fue que’el ba- lance en Ia relacién microorganismo-huésped se rompié y las enfermedades adquirieron otias pro- porciones, Tal es el caso del trematodo que causa es- quistosomiasis, enfermedad debilitante que afecta a més de 100 millones de personas en la actualidad; se transmite del molusco al hombre y, como Ja mala- 6 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO ria, se supone que tuvo su origen en Africa o en Asia. Lo que sf sabemos es que los antiguos egipcios Ta padectan desde 1200 a.C. De cualquier forma, es una enfermedad debilitante que pudo haber contri- buido a la pereza de algunas poblaciones, y aun cuando los historiadores no estan acostumbrados a considerar la enfermedad como explicacién del de- venir historico, no es dificil pensar que contribuy6 a la ereccién de jerarquias sociales en civilizaciones tempranas. Tal vez los gobiernos despéticos, carac- teristicos de las sociedades dependientes de la agri- cultura por irrigacion, fueron el resultado de la de- bilidad de los trabajadores que mantenfan sus pies bajo el agua durante largo tiempo y que de esta ma- nera adquirian esquistosomiasis. Asi, muchos microorganis:nos encontraron faci- lidades de propagacién con la agricultura; algunos provocaron una respuesta inmune por parte del huésped, y en otros casos las enfermedades —como la tifoidea— eran portadas por huéspedes aparente- mente sanos. En ciertos casos, el padecimiento per- manecié latente por periodos prolongados. Tal es el caso de la varicela, que puede desaparecer hasta por 50 afios en los tejidos de los nervios aferentes, para reaparecer como herpes zoster. También la convivencia del hombre con los ani- males, a partir de su domesticaci6n, trajo consigo muchas patologias. La mayoria de las enfermedades infecciosas tienen afinidades con uno o varios pade- 7 ——_Mepicina: Ciencia y Humanismo. cimientos que afectan a los animales domésticos, por lo cual no es dificil suponer que muchas pro- vienen de ellos. Por ejemplo, es probable que el sa- rampién esté relacionado con la morritia; la varice- Ja puede haberse derivado de una enfermedad viral que afecta a la vaca, la oveja, el caballo y el raton; otro caso similar es el de la influenza, que afecta al humano y al cerdo. Hay otras dolencias que son transmitidas por animales salvajes, como la peste bub6nica, portada por algunos roedores, la fiebre amarilla, frecuente entre los monos, y la rabia, que no es rara entre los murciélagos. Con la revolucién del Neolitico se inicié la ag cultura, asi como la domesticaci6n y crianza de a1 males; por primera vez pudo contarse con una so- breproduccion permanente de viveres que permit una alimentacién mejor, hecho que seguramente contribuy6 a la disminucién y desaparicién de mu- chas enfermedades y a un mayor crecimiento de la especie humana, que mejor nutrida que el resto de los animales no tard6 en reproducirse y poblar la tierra que iba invadiendo. Es probable que en ese periodo se iniciara también el cultivo de las prime- ras plantas medicinales que sirvieron de alivio para el dolor y algunas enfermedades. El excedente ase- gurado de viveres contribuy6 al desarrollo de las ar- tesantas, ya que la sociedad podia alimentar a hom- bres que ya no tenian la urgencia de participar en la Dusqueda de alimento y podian quedarse en casa; 8 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO de esta manera fueron credndose las urbes. Las agrupaciones humanes permitieron la separacion del campo y con ello nacié la civilizacion. La ciu- dad, al convertirse en una entidad en si misma, dio origen a la cultura, la politica, los gobiernos. En esta etapa, el hombre cre6 y desarrollo diver- sos instrumentos cuya utilizacién permitio el ejer- cicio de técnicas quirargicas tales como la trepana- cion (la cual tuvo sobrevivientes, ya que algunos créneos muestran signos de cicatrizacién). Se igno- ra si estas operaciones fueron realizadas con fines rituales o de curacién; tal vez el propésito era mix- to: magico y médico a la vez. Ante la posesion por el demonio, se consideraba necesario abrir la cabe- za para dejarlo salir. La combinacién de plantas me- dicinales e instrumentos quinirgicos consolid6 el pensamiento médico, cuyo objetivo era aliviar y, en ocasiones, curar. El hombre primitivo traté de encontrar la razon de la enfermedad, el dolor y la muerte en el mundo sobrenatural. Por ello, la religion, la magia y la me- dicina son inseparables en ese ambito. El sacerdote, el brujo y el médico concurrian en la misma perso- na, circunstancia que no ha variado en la actualidad. Los médicos somos, por mitad, hechiceros y cienti- ficos. Frente a la enfermedad y la muerte, que nos aterra en tanto humanos, recurrimos a argumentos de orden cientifico en las contadas ocasiones que sa- bemos el c6mo y el porqué del mal, pero cuando lo 9 MepiciNa: C1ENcIA ¥ HUMANISMO ignoramos —lo cual ocurre la mayoria de las ve- ces— recurrimos a la religion y, a menudo, a la ma- gia, para no admitir nuestra ignorancia frente a la mirada inquisitiva y temerosa de quien se siente préximo a morir. De este modo certificamos que no somos recién venidos al mundo, sino que tenemos milenios de existencia en él. En este sentido, el pen- samiento médico es una concatenacién de creen- cias, ideas, descubrimientos, invenciones, que han originado la medicina actual; pequetios eslabones de la gran cadena humana. El miedo a la muerte acompaiié a la toma de con- ciencia sobre este fenémeno. Morir es un problema que concierne a los vivos, y nuestros ancestros se aterraron ante esta dolorosa y en ocasiones absurda circunstancia. En consecuencia, el frenes{ de vida los hizo multiplicarse; paradéjicamente, al aumen- tar el mimero de pobladores, de plantas y animales, las enfermedades aumentaron y muchas se volvie- ron endémicas al no dafiar suficientemente a ciertos grupos humanos. La experiencia historica sugiere que se requieren de 120 a 150 afios para que las po- Dlaciones humanas estabilicen su respuesta a las nuevas infecciones con patrones de crecimiento de- mografico y costumbres definidos; por ello se re- quiere de ciertas condiciones sociohistoricas para que la enfermedad pueda desarrollarse. Es decir, las enfermedades transmitidas directamente, entre hu- manos, requirieron varios cientos de afios para ocu- 10 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO rir de manera estable, lo cual se supone acontecié alrededor del 3000 a.C. Sin embargo, a consecuencia del aumento de los conglomerados humanos, de las invasiones, del co- mercio y del transporte, las enfermedades comenza- rona difundirse y adquirieron proporciones dramé- ticas en los grupos humanos que no habfan estado expuestos a ellas. En el milenio anterior a nuestra era existian tres centros demogréficos importantes que reunian las condiciones para la diseminacion de la enfermedad: China, India y el Mediterraneo. Por ello los textos babilonicos y egipcios de 2000 a.C. relatan la existencia de epidemias; en ellos se compara el miedo al faraén con el miedo al dios de Ja enfermedad en los afios de la peste. La Biblia re- fiere que Moisés lanzé las cenizas al cielo y “sobre- vinieron tlceras y tumores infectados en hombres y animales. Ni los mismos brujos podfan comparecer delante del faraon a causa de las tilceras que te- nian” y “hubo grandes alaridos en todo el pafs, no habia casa donde no hubiera algtin muerto”.* La enfermedad, como fenémeno individual y so- cial, ha tenido diversas interpretaciones derivadas de la vision del mundo en el momento en que se in- tenta explicar el fenémeno de lo morboso. Una so- ciedad teocéntrica buscard explicaciones relaciona- das con sus dioses; una sociedad materialista procurard dar respuesta a sus interrogantes de acuerdo con fenémenos tangibles; la sociedad in- ul MeDICINA: CIENCIA Y HUMAWISMO dustrial ofrecer interpretaciones mecanicistas. En cambio, en la actualidad, cuando la informacion se acumula y el pensamiento se vuelve complejo y por lo tanto plural, lo morboso se elucida de multiples maneras, que van de lo espiritual a lo material, de tal modo que nuestra forma de concebir lo patolé- gico, hoy dia, es resultado de la superposicion de lo que el hombre ha concebido al respecto. Es decir, el pensamiento médico ha evolucionado en forma pa- ralela a la historia. El tiempo que nos ocupa estaba dominado por dioses y demonios que convivian con el hombre de las sociedades teocéntricas; tanto asi que incubos y sticubos cohabitaban con mujeres y hombres. La ac- cion médica se apoyaba en la magia, en la religin, y el médico sacerdote se convirtié en el eje de aque- las colectividades. Para los antiguos pobladores de Mesopotamia la enfermedad era un castigo de los dioses, debida a la violacién de una norma moral. Los demonios eran portadores de las enfermedades: Nergal, la fiebre; Ashakku, el debilitamiento progre- sivo; Tiu, el dolor de cabeza, y Namatary, las afec- ciones de la garganta. El médico dependfa de la adi- vinacién mediante el examen del higado de animales sacrificados; asi descubria el “pecado cau- sa” que habia originado la enfermedad, Estos con- ceptos médicos, surgidos en la cuna de la civiliza- cién occidental, influyeron en diversas culturas como la hebrea, la griega, la islamica y la cristiana. 2 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO La practica de la medicina se volvié una suerte de ejercicio intermediario entre las deidades, los de- monios y los mortales; por eso debia ser reglamen- tada. Como resultado aparecié una deontologia que, en ocasiones, posefa un rigor excesivo. En el Museo del Louvre, en Paris, hay una columna negra babilénica con un relieve que muestra al dios sol Shamash presentando un c6digo de leyes a Hammu- rabi (1800 a.C.); este ultimo tiene como precepto central la Ley del Talién, es decir, el principio de “ojo por ojo y diente por diente”, que muchos supu- sieron una norma fundamental de justicia aplicable a todos los casos. Sin embargo, esta ley inicamente se aplicaba cuando la victima original pertenecia a la clase patricia; en cambio, cuando provenia del pueblo, el castigo se convertfa en una cantidad asig- nada en dinero. Los antiguos hebreos heredaron muchas creencias similares: la enfermedad era un castigo divino y, por lo tanto, la marca del pecado; el enfermo, el muerto, eran impuros y debian ser aislados. El contagio era un signo de impureza por haber tocado al impuro, a la persona enferma castigada por Dios. No obstante, habia diferencias entre estos conceptos y los que sostentan los asirios babilonicos, pues aun cuando Jos hebreos creian en las causas sobrenaturales de la enfermedad, no pensaban que el mundo estuviera leno de demonios y espititus. Para el hebreo primi- tivo, Jehova era el dador de salud y enfermedad. 3 ~. Yous ULELL Mepiciwa: Crencra ¥ HuMANISMO Las leyes higiénicas judfas eran obedecidas més por razones religiosas que médicas: el aislamiento del enfermo, el tiempo y localizacion del entierro, la frecuencia del contacto sexual, el lavado antes de las comidas, el bafio después del coito, el sacrificio de animales y la preparacién de la comida. Este ti- po de leyes se originé también por razones econé- micas, como en el caso de la prohibicién del cerdo, que se debio a la necesidad de desalentar su crian- za por la escasez de agua y grano en el desierto, Los hebreos también tuvieron una deontologia severa: el libro del Exodo (1235-1220 a.C.), en el cédigo de Ja alianza (21:24, 25), refiere el principio ya sefala- do: “Ojo por ojo, diente por diente, mano por ma- no, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida y golpe por golpe.” También aqui existia la division de clases, lo cual revela las similitudes de pensamiento en aquellos pueblos, cuna de la civili- zacion occidental. Para los antiguos egipcios, la salud y la enferme- dad estaban relacionadas con las deidades. La vida era una preparacion para la muerte y tenfa que ser vivida con plenitud. Ra, el dios del Sol, ocupaba el lugar més alto del pantedn; Isis, la madre tierra pri- maria, era adorada como la diosa de la curacion; Seth, el malo, junto con su hermana y consorte Nephthys, trafa la enfermedad a los humanos. Habia otras deidades, como Thoth, fuente de todo conoci- miento y médico de los dioses; Hathop, protector de 7 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO las mujeres durante el parto; Keket, dios de la ferti- lidad; Khnum, quien creaba la proyeccion espiritual del nifio. En los tiempos de Ptolomeo, Serapis era la deidad local que competia con Esculapio como dios de la curacién, e Imhotep fue la primera figura de médico que surgi6 en la antighedad. Aun cuando lo sobrenatural era inherente a la organizacion social, gradualmente se distinguieron algunas condiciones como la vejez y la fatiga, asf co- mo accidentes y enfermedades, ajenos a lo suprana- tural. Las culturas precolombinas dieron este paso, ya que acataban los principios de una mezcla de re- ligion, magia y ciencia médica para explicar y com- batir la enfermedad, que interpretaban como resul- tado de castigos enviados por los dioses, como consecuencia de las practicas de la magia de algin enemigo o rival y como efecto de procedimientos susceptibles de curacién mediante el empleo de plantas medicinales, de minerales y de diversos pro- cedimientos médicos. El sistema nahua de pensamiento era dual: las deidades oscilaban entre la luz y las tinieblas, el otorgamiento de salud o enfermedad. Quetzalcéatl protegia al ser humano y curaba todas las enferme- dades, aun cuando en su acepcién de Ehécatl, dios del viento, provocaba reumatismo, enfriamiento, torticolis. Tezcatlipoca Yayauhqui, dios nefando, era la deidad del castigo, enviaba epidemias y locu- ra; también premiaba con salud y riqueza. Xipe T6- as Mepiciwa: ClENcIA ¥ Humanismo tec, dios de la primavera, cambiaba la cubierta de la Tierra, provocaba o curaba las enfermedades de la piel, metéfora de transformacién. Tléloc, sefior del agua, protegia a quienes morian ahogados o toca- dos por un rayo; provocaba enfermedades hidrépi- cas, aquellas por las cuales el cuerpo se lena de agua. Tzapotlatenan fue la diosa de la medicina por haber descubierto la resina sagrada, bélsamo que curaba todas las enfermedades. No cabe duda: aquel pensamiento estaba poblado de dioses y de- monios. El propésito cardinal del médico mexica consistia en saber si una afeccién era consecuencia del enojo de una deidad, la accion de un brujo o un. astro, el influjo de una fecha del calendario o una causa natural para tratarla de acuerdo a su ctiologia. Por otro lado, el hinduismo favorecié un sistema de medicina secular conocida como ayurvédica (co- nocimiento de la vida). Inicialmente, como en las anteriores culturas, los indios pensaban que la en- fermedad se debfa al castigo de dioses que actuaban sobre la salud y la enfermedad, siendo Dhavantari el patron de la medicina. No obstante, conforme se desarrollo la creencia en la reencarnacién y se con- sider6 que la misma naturaleza castigaria el pecado, se fue orientando un notable sistema racional y po- pular de medicina diagnéstica y terapéutica. Los médicos indios vislumbraron las bases de la medi- cina cientifica que habria de surgir en Grecia. En esa época, los chinos introdujeron un cambio 16 HISTORIA DEL PENSANIENTO MEDICO conceptual importante, ya que para ellos la enfer- medad no era un castigo sino el resultado de un ac- tar contrario a las leyes de la naturaleza y el Tao (el camino), y la alteracion de la justa interrelacién que deben guardar el ying y el yang, los polos de la dualidad bésica. Los padecimientos también eran causados por fuerzas que estaban més all del con- trol personal, como las condiciones atmosféricas al- teradas, que podian modificar el balance arménico interior del yang y del ying. Era necesario, pues, es- tar alerta ante esa posibilidad y combatir sus efectos para modificar la discordancia interna; la salud y la longevidad serfan la recompensa. Con esta manera de pensar, los médicos chinos dirigieron sus esfuer- 08 a la prevenci6n de la enfermedad; Huang Ti, pa- dre de aquella medicina, decta: “El médico superior ayuda antes que aparezca la enfermedad.” LA IRRUPCION DEL PENSAMIENTO RACIONAL Las ideas que habrian de normar el desarrollo cien- tifico de la humanidad; los conceptos sobre salud y enfermedad que modelaron la medicina que cono- cemos hoy dia, y que sentaron las bases en que se asienta esta disciplina cientifico-técnica, surgieron en Cnosos, Creta, ciudad de la antigua Grecia de co- lores intensos, lena de luz. Al principio —entre 3000 y 1500 a.C.— los griegos, al igual que los hombres de otras culturas, crefan que los dioses 7 J. oO) Obs ISS, Mevicina: C1ENCIA Y HUMANISMO eran los causantes de la enfermedad: Apolo y su her- mana Artemisa disparaban las flechas que provoca- ban la enfermedad o la peste, el deterioro y la muer- te. Casi todos los dioses del panteén griego tenian alguna asociacion con la salud y la enfermedad. He- 1a, la diosa del hogar, protegia a la mujer durante el parto; Atenea, la diosa de la sabiduria, era venerada, en los templos dedicados a ella, como curandera y patrona de la vista; el centauro Quirén, medio her- mano de Zeus, tenia un lugar especial como patron de la curacién y entre sus alumnos se inclufan Me- lampos, Aquiles y Esculapio; Apolo fue identificado como la divinidad principal que controlaba la enfer- medad. Los curanderos con poderes magicos eran Melampos, quien alivio a la loca de Argos; Anfiaros, demonio subterréneo conocido en Tebas, Atenas y Oropos; Tronfonio, médico del inframundo, simbo- lo de la regeneracion; Orfeo, quien encantaba con su musica y originé la doctrina érfica acerca de la reencarnacién y la inmortalidad del alma. Pero entre todas las deidades de la curacién so- bresale Esculapio —hijo del dios Apolo y la mortal Coronis—, quien se educé con el centauro Quirén para que éste le ensefiara la ciencia y el arte de la me- dicina. El joven médico aprendio pronto y, gracias a la sangre de la Gorgona —que le regalé Atenea— y a las propiedades de una planta que una serpiente le habia obsequiado, pudo resucitar a los muertos. Pronto los infiernos comenzaron a despoblarse y 18 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO Hades se sintié tan ofendido que se quejé con Zeus: el médico estaba violando las leyes de la naturaleza. Més atin, Esculapio cometié el error de cobrar por devolver la vida a un muerto. Por transgredir las le- yes naturales —los mortales deben seguir su desti- no— y morales —el médico no debe lucrar—, Zeus envio una centella que maté a Esculapio. Este mito griego revela el rechazo de la sociedad hacia lo anti- natural y el enriquecimiento ilicito. Atin sumergidos en la neblina teocéntrica, los antiguos griegos reconocieron algunas causas natu- rales de la enfermedad y se percataron de algunos principios anatémicos. Sabian que el aire de la res- piracion fluia a través de la traquea, que el corazon era un érgano que latfa, que la garganta Hevaba la comida y la bebida; conocian las relaciones precisas del recto y la vejiga con los huesos pélvicos. Para los griegos de la época homérica, la fuerza de la vi- da era el timo, que estaba en todas partes de los or- ganismos vivientes y era mantenido por elementos externos como la alimentacién, la bebida y el aire, asi como por las acciones del medio ambiente inter- no: los movimientos de liquidos corporales, entre los que se incluia la sangre. El timo podia escapar por las heridas y por la exhalacion, dejando muerto al cuerpo. La psique, alma 0 aliento de la personali- dad, era el espiritu que viajaba al bajo mundo des- pués de la muerte. Consideraban que la conciencia residia en el trax y el diafragma. 19 Mepiciwa: Crencta ¥ HUMANISMO Alrededor del siglo VI a.C., dos siglos después de Homero, Esculapio era identificado como el dios de la curacién. Los griegos le destinaron tem- plos en Tesalia, Epidauro y, posteriormente, en Mantinea, Cirene, Corintio, Atenas y Pireo. La in- fluencia médico-religiosa de este semidios trascen- dio a diversas religiones del mundo grecorromano. El primer templo que le fue dedicado, en Roma, se erigio en el afio 295 a.C. Cada templo era un con- glomerado de edificios compuestos de teatro, esta~ dio, gimnasio y bafios. El abaton, la estructura més importante, estaba destinado a la incubacién; ahi se efectuaba la curacién durante el suefio, mientras el paciente era visitado por el dios. Cudnta razon tenia el médico Sigmund Freud cuando sefialaba: “los més exactos investigadores de la mente huma- na han sido hasta el momento los poetas, en parti- cular Homero y Shakespeare”; y afiadia: “éstos son mis maestros”, mientras citaba la sabidurfa sinteti- zada en las tragedias griegas. En ese momento —siglos IX y VIII a.C.— las practicas médica, religiosa y popular actuaban toda- via una al lado de la otra; en Creta, Micenas, Egip- toy Asia habia un gran intercambio de conocimien- tos entre la medicina religiosa y la empirica, evento que habria de modificar la préctica curativa. Duran- te los siglos VII y V1 a.C., Grecia experimenté una transformacién formidable desde el punto de vista econdmico, social y politico, pues de un pais agri- 20 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO cola se convirtié en artesanal y comercial. De este modo, se fundaron centros de intercambio en las colonias jénicas de Oriente y Asia Menor, sobre to- do en Mileto. Ese continuo didlogo en la toma y da- ca de productos provoc6, por un lado, una oposi- cién a la centralizacion y, por otro, el surgimiento de la democracia; con ello nacié la libertad de pen- samiento junto con la ciudad Estado. La razén grie- ga era esencialmente politica y, para elucidar el mundo, el ciudadano privilegis la filosofia y la cien- cia; las explicaciones religiosas, centradas en las deidades, comenzaron a ser cuestionadas. Mas ain, Socrates, el pensador por excelencia, que define esa época, fue acusado de no creer en los dioses de la ciudad y por eso fue sentenciado a muerte. * Exodo, 9, 10. > Thid., 12, 30. 2 JUD, 1,3) 0) JGIF IVI Capiruto II FILOSOFOS Y MEDICOS En aquella época nacié el concepto physis, que identificaba a la naturaleza con lo divino; dicho de otra manera, la filosofia griega puso a las deidades en el mundo. El mismo Zeus era concebido como una necesidad de la naturaleza y de la inteligencia del hombre, como menciona Eurfpides en Las Tro- yanas. Physis es la naturaleza de las cosas; Herodo- to describe la del Nilo, y Hermes le ensefia a Ulises cuél es su propia naturaleza para que, al conocerla, se defienda de Circe. Los médicos escriben acerca de la naturaleza del hombre y de la mujer. Tal como los fildsofos descubrian la norma en la physis, los médicos encontraban, en ésta, la verdad. Para los pensadores de ese momento hist6rico todo era physis, y en el centro de ésta se hallaba la razon humana. Fue el ocaso de los dioses y la seculariza- cign del razonamiento. Asi, en el siglo VI a.C. apare- cio una nueva aproximacién a la realidad, que habria de conformar la civilizacion de Occidente: el intento por interpretar los fenémenos con base en explicacio- nes naturales y racionales, mas que sobrenaturales. 2B MEDICINA: CIENCIA Y HUMANISMO El primer filésofo cientifico fue Tales (640-546 a.C.), considerado uno de los siete sabios de Grecia, quien nacio en Mileto, puerto comercial en la costa del mar Egeo en el Asia menor. Entre sus hazafias mas notables se cuenta que fue capaz de predecir un eclipse solar ocurrido el 28 de mayo del afio 585 a.C. Tales sostenfa que el elemento bésico en todos los animales y las plantas era el agua, y que el uni- verso era un organismo viviente nutrido por el Ii- quido vital. Aport6 conceptos que enriquecieron a las matematicas, la geometria, la astronomfa y la agricultura; pero su contribucién més relevante fue que no utilizé la interpretacién religiosa para expli- car el proceso natural del universo o de los seres humans, aun cuando aceptaba la creencia divina. Se atribuye al sucesor de Tales en la jefatura de la Escuela Fisica de Filosofia —y continuador de sus puntos de vista—, Anaximandro (611-547 a.C.), el descubrimiento de que la 6rbita terrestre alrededor del Sol no es un circulo perfecto; también inventé el reloj solar y la cartografia. Sostenia que todas las criaturas tenian su principio en el agua y que el hombre provenia de algun organismo acuoso; teo- rias antiguas aceptadas en la actualidad, puesto que ahora la ciencia médica ha verificado que el ser hu- mano est4 compuesto en mas de dos terceras partes por agua y se considera, por su composicién quimi- ca, que la célula se origin6 en el mar. Alumno de Anaximandro, Anaximenes (570-480 4 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO a.C.), considerado el tercero entre los filésofos grie- gos de la escuela jonica, suponia que el elemento primario era el aire, y que éste constitufa el requeri- miento esencial para la vida: la arche, de la que pro- cede toda sustancia, incluida el alma. Herdclito de Efeso (576-480 a.C.) sefialaba, a su vez, que el fue- go era el elemento fundamental, y sostenta el con- cepto de los opuestos —ya mencionado por Anaxi- mandro—, el cual sugeria que las tensiones entre las fuerzas opuestas eran esenciales para el universo, y que la tinica constante de la vida era el cambio, co- mo también sostuvo Heréclito. Al sur, en Sicilia, en un centro grecoitélico de la medicina, aparecié Empédocles (483/482-430 a.C.), nacido en Acragas, hoy Agrigento. Fue médico, filo- sofo, estadista, poeta, mistico, taumaturgo y fisidlo- go. Aristoteles lo consideraba como el inventor de la ret6rica, y Galeno como el fundador de la medicina italiana. Empédocles, muy influenciado por Parmé- nides —“todo es uno”—, sostuvo que era imposible la transformacién: para él no habia nacimiento y muerte de las cosas, sino sustancias que permane- cen iguales e indestructibles: el agua, el aire, la tie- mza y el fuego, raices de todas las cosas. Empédocles afirmaba que estos elementos, al unirse, creaban la materia, y al separarse ocasionaban su destruccin, debido a las fuerzas césmicas amor-atraccion y odio-repulsi6n; también que se mezclaban en la san- gre, por lo que ésta era vehiculo del pensamiento, y 25 Mepiciwa: Ciencia ¥ HUMANISMO. el corazén su residencia, Sigmund Freud acepté ha- berse inspirado en el famoso filésofo griego para construir su teorfa de Eros y Ténatos. Las teorias de Empédocles habrian de conducir a la nocion de la materia compuesta por atomos. Ya Anaxagoras (500-428 a.C.) sustentaba la hipotesis de que las sustancias estaban compuestas por mu- chas particulas invisibles que eran liberadas por la digestion y reconstituidas en componentes del cuer- po. Demécrito (460-370 a.C.) y Leucipo (siglo V a.C.) sefialaron con claridad que la materia esta constituida por atomos de diferente magnitud, peso, forma y postura, e iniciaron la organizacion del pen- samiento médico occidental. A partir de entonces se acepté la idea de que los componentes fundamenta- les de todas las sustancias eran agua, tierra, fuego y aire, con su correspondencia en lo htimedo, lo seco, lo caliente y lo frio, respectivamente. Esta doctrina de los cuatro elementos y sus cualidades, que des- pués se proyect6 en la de los cuatro humores, influ- y6 en la teoria médica hasta tiempos recientes. Aun cuando la preocupacién de filésofos impor- tantes —como Tales de Mileto— era la materia, hu- ‘bo otras corrientes de pensamiento, como la pitagé- rica, que enfocaban su interés en el alma y el universo espiritual; consideraban que los hombres eran dioses caidos, capaces de retornar a la divini- dad, y que el alma estaba renaciendo continuamen- te. Toda vida era, por lo tanto, sagrada. De acuerdo 26 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO con esta forma de pensar, los procedimientos qui- riirgicos estaban prohibidos, puesto que sus efectos podfan interferir con el alma; su fe en la reencarna- cion recuerda las ideas religiosas que se desarrolla- ron en la India en el siglo VI a.C. Mientras tanto, otras escuelas de la medicina, que habrian de influir en el pensamiento médico fi- los6fico, se desarrollaron en Cirene, Rodas, Cnidos, Cos y Crotona; en este tiltimo sitio destac6, en el si- glo V anterior a nuestra era, Aleme6n, quien dirigio su estudio principal al hombre, en lugar del cos- mos, € inicié la literatura médica griega con su libro Acerca de la naturaleza, Aletieon de Crotona pensa- ba que la salud era armonia, y la enfermedad una al- teracién de esa simpatia; sostuvo que la investiga- cién material —en la que inclufa las disecciones del cuerpo— era necesaria para conocer el organismo humano. Combinacion de observacion directa y prueba experimental —inicas en ese tiempo—, sus contribuciones més notables fueron el estableci- miento de la conexi6n entre los érganos de los sen- tidos y el cerebro, y la descripcion clara de los ner- vios 6pticos y el quiasma. Este médico infirié que el cerebro era el érgano de la mente y que, ademés de percibir las sensaciones, era también responsable del pensamiento y la memoria. Un siglo después, Aristoteles manifests su desa- cuerdo con estas teorfas; manifest6 erroneamente que el centro de las sensaciones era el coraz6n, no- a7 MeDICINA: CLENCIA ¥ HUMANISMO cién que originé la creencia —que subsiste atin en nuestro tiempo— de que en el coraz6n se asientan las emociones. La capacidad de razonamiento y ob- servacion de Alcmeén resultan asombrosos; sus conceptos racionales y examenes detallados abrie- ron para siempre un nuevo punto de vista en la ad- quisicién del conocimiento médico. Con justicia se le reconoce como el primer médico cientifico." Otro grupo importante fue el de Cnidos —ciu- dad ubicada en Asia Menor—, que aporté las Sen- tencias, coleccién de tratados médicos conocidos por sus citas en el Corpus hippocraticum. Estos es- critos ponfan el acento, més que en el enfermo, en Ja enfermedad misma, que definfan de acuerdo con cl organo afectado. El diagnéstico se basaba en los sintomas, de tal manera que éstos equivalfan a la enfermedad; por ejemplo, habia siete enfermedades de la bilis y 12 de la vejiga, entre otras. En esa época se manifestaba ya un marcado cam- bio en el modo de concebir la enfermedad: no se le consideraba como un castigo de los dioses y se acep- taba, en cambio, que la persona enferma era victima de trastornos naturales, dentro y fuera del cuerpo, por lo que requeria de métodos racionales para su alivio. Enfermedad y muerte dejaron poco a poco de considerarse instrumentos de la justicia inescruta- ble de los dioses, abriéndose de esta manera un es- pacio para el advenimiento del pensamiento cienti- fico. En lo profundo de la conciencia humana surgio 28 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO una aterradora nocién: sila enfermedad y la muerte no eran asunto de los dioses ni respondian a justicia alguna, y el hombre seguia enfermando y muriendo, se enfrentaba el més angustioso absurdo: el ser hu- mano estaba solo, en calidad de desvalido y mortal extranjero del cosmos. Nocién que seria causa-y consecuencia del ocaso de los dioses. ‘Al tiempo que el ser humano imiciaba la com- prensién de la naturaleza, se separaba del pensa- miento sobrenatural y con ello se distanciaba de las deidades. En el siglo V a.C. los sofistas griegos, en el seno de una visi6n escéptica, se cuestionaron cuén- to de lo que sabemos es objetivo y cuanto producto de la mente; con ello se preguntaban si el hombre podria conocer verdaderamente la naturaleza. Gor- gias (485-380 a.C.), lider de los sofistas, sostenta que la realidad no existe; que si existiera no podria- mos conocerla, y que si pudiéramos conocerla, no podriamos comunicar nuestro saber acerca de ella. En aquel momento acontecié la revolucién inte- lectual mas grande de la historia, encabezada por Socrates (470-399 a.C.), quien se convirtié en pun- | to de referencia para esa época y las ulteriores. Mas que otros pensadores, Sécrates centr6é su preocupa- cién intelectual en el hombre y no en los dioses; sostuvo que la naturaleza del hombre es su con- ciencia, su esencia el alma, y el conocimiento el me- dio para penetrarla. Es decir, los valores del alma sc encuentran en el conocimiento, lo cual, al mismo 29 Mepiciwa: Ciewcia ¥ HUMANISMO tiempo, nos hace buenos. Al pensar de esa manera, este filésofo vinculé la ética con la epistemologia; intelectualismo socratico que, desde entonces, orient6 a la filosoffa en la fundacién de la logica y a medicina. Sécrates fue hijo de una comadrona y empleo el simil de la mayéutica —el arte obstétri- co— como método para acceder a la verdad; para i, los seres humanos sélo pueden parir la verdad si estan preftados de ésta.” Platon (427-347 a.C.), a quien se considera el ver- dadero padre fundador de la epistemologfa —por- que intenté responder a la pregunta jqué es el cono- cimiento?—, afirmaba que la verdadera realidad no era cambiante o imperfecta, pues distingufa —como antes Parménides— entre la realidad de las som- bras —apariencia y error— y la verdadera realidad de las ideas, independientes del mundo sensible y que sélo podrian adquirirse por medio de la razon. Este eminente discipulo de Sécrates establecié en el Timeo que las ideas o formas son entidades uni- versales. Las ideas son el objeto del conocimiento, episteme, mientras que las sensaciones son objeto de opinion, doxa, relativas y no totalmente verda- deras pero tampoco totalmente falsas; simplemen- te erréneas, ya que contienen algo de verdad y al- go de falsedad. Aqui se debe establecer que, desde el comienzo de la historia del pensamiento, las dos corrientes fundamentales de la filosoffa han sido el idealismo —primacia de las ideas sobre la 30 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO materia— y el materialismo —primacia de la ma- teria sobre las ideas—; como consecuencia, se han establecido dos movimientos principales: el de los racionalistas, quienes consideran que el saber sélo se adquiere por medio exclusivo de la razén, y el de los empiristas, quienes sostienen que la expe- riencia de los sentidos, por si sola, permite la ad- quisicion de la verdad. Tales concepciones habrian de dirigir a la medicina y conformar su practica en ‘uno u otro sentido. Asf, hasta bien entrada la mo- dernidad normaron esta disciplina el racionalismo y el idealismo; y en fechas recientes la han regido el materialismo y el empirismo, influidos por la es- cuela estadounidense, que centra sus investigacio- nes en la tecnologia. Debe seftalarse que los juicios de Platon en torno al conocimiento sufrieron una evolucién: en sus didlogos tempranos, Mendn y Fedon, investigaba el alma y el cuerpo del hombre mediante un razona- miento a distancia, y no dejaba espacio para la expe- rimentacion; més tarde, en Teetetes o de la ciencia, se dedicé a escrutar la naturaleza del conocimiento cientifico. Las tesis platonicas pueden considerarse actuales, pues establecieron que la ciencia es pro- ducto de la raz6n y que el juicio esté documentado ena prueba, “confirmando ast la idea de que el pro- blema de la verdad tiene fundamento en lo real”, Platén polemiz6 contra Protagoras, quien aseveraba que “El hombre es la medida de todas las cosas, de 31 Mepicina: C1ewcia ¥ Humanism Ja existencia de las que existen y de la no existencia de las que no existen”, pues rechazaba la idea que la ciencia es sensacién. Al separar el mundo de les ideas del sensible —vale decir, el espiritu de la materia—, Platon orient6 su filosofia hacia un dualismo, en tanto oposicién de elementos irreductibles entre sf; al hacerlo limité la observacién y la experimentacién, por lo tanto el desarrollo de la ciencia médica. Los médicos que se inspiraron en sus concepciones es- tablecieron la primacia del razonamiento sobre la naturaleza de lo patolégico y, obviamente, tuvie- ron pobres resultados en el tratamiento de las en- fermedades. En una sociedad esclavista, el tracaso médico no importaba cuando de esclavos se trataba; preo- cupaba, y mucho, en el caso de los notables por su Iinaje o merecimientos, como sefiala Platon en Las Leyes: Los enfermos de nuestras ciudades son de dos clases: los esclavos y los hombres libres. Los esclavos son asistidos en su mayor parte por esclavos que van a visitarlos 0 los esperan en sus consultorios. No hay discusiones entre mé- dico y paciente sobre las particularidades de cada caso, sino que con aires de sabelotodo el meédico prescribe algun remedio empirico, cual un dictador cuya palabra no debe ser puesta en 32 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO duda, y corre a asistir al préximo enfermo es- clavo librando asi al médico ciudadano de te- ner que atender a semejantes pacientes. Los hombres libres son, por lo general, atendidos por médicos que son hombres libres. Estos rea- ligan exdmenes prolijos durante el curso de la enfermedad, desde su comienzo, y recurren al interrogatorio del paciente y de sus amigos pa- ra su diagnéstico; aprenden del paciente tanto como éste de ellos y lo alientan con amables argumentos a recorrer el camino de la recupe- racién total. . No debe extrafiamos que, en una sociedad que basaba su riqueza en el trabajo esclavo, existieran dos codigos morales. Doble moral que llega a nues- tros dias disfrazada de puritanismo. La diferencia, si acaso, estriba en que el hori- zonte histérico y conceptual de aquella época no incorporaba el horror de la esclavitud; pero en la conciencia humana comenzaba a abrirse paso la idea que condujo a la desaparicion de esta humi- Ilante condicién: los ideales democraticos van con- tra la desigualdad. También se fue desarrollando el concepto de que la causalidad patologica era un fe- némeno natural, y los dioses comenzaron lenta- mente a desvanecerse de la escena. Pero el corazon del hombre es conservador, y los griegos mante- nian, en el terreno médico, dos tendencias: la me- 33 Mepiciua: Ciencia Y Huwaniswo dicina mégico-religiosa representada por Escula- pio, y el pensamiento racional centrado en la phy- sis, cuyo exponente principal seria Hipdcrates de Cos. Este se dirigio a buscar las causas de la enfer- medad en la naturaleza exterior e interior del hom- bre y conforms el pensamiento cientifico-racional de la medicina. * Alemeén de Crotona sefialaba: “Lo que conserva la salud es el equilibrio de las potencias: de lo hrimedo y lo seco, de lo fro y lo caliente, de lo amargo y lo dulce, etcétera, pero el predominio (de. una) entre ellas es la causa de la enfermedad; pues el predominio de cada opuesto provoca la corrupcién. La enfermedad tiene Iu- gat: por razén de la causa suficiente, por un exceso de lo caliente a lo fifo; por razén de la ocasién, por un exceso de la alimenta- cién; por razén de lugar, por la sangre, la médula o el cerebro. A ‘veces se producen también otras por causas externas, por la cua- lidad de las aguas, el lugar, los trabajos, la violencia y otras seme- Janzas, La salud (por el contrario) resulta de Ja mezcla proporcio- nal de las cualidades.” Fragmentos, V y VI. ? Ahora bien, mi arte obstétrico se asemeja en todo lo demas al de las comadronas, salvo en esto, en que trabajo con los hombres. no con las mujeres, y atiendo a las almas parturientas y no a los cuerpos.” 34 Capituto IIL DE HIPOCRATES A GALENO La vulnerabilidad de las poblaciones mediterraneas a ciertas enfermedades se puso de manifiesto con la peste que —refiere Tucidides— acontecié en Ate- nas entre 430 y 429 a.C.,Ja cual desmoralizé a los atenienses y maté a la cuarta parte del ejército de tierra. La plaga fue un golpe del que la sociedad ate- niense nunca se recuper6, y ejerci6 gran influencia enel fracaso de los planes para derrotar a Esparta y la liga peloponesa. El efecto disruptivo de una epi- demia de este tipo es psicolgicamente brutal: la vi- da y la muerte son fenémenos inexplicables que destruyen la fe en los dioses y en las costumbres es- tablecidas, y dan como resultado el colapso de la so- ciedad,' como también pudo observarse en la cafda del Imperio azteca con la virvela. A esas alturas de la historia los griegos contaban, para explicar la enfermedad, con una teoria basada en los cuatro humores del cuerpo; supuesto inspira- do en los cuatro elementos basicos —agua, aire, fuego y tierra—, con sus correspondientes cualida- des —huimedo, seco, caliente y frio—. Ademas, pos- 35 Mepicina: CleNctA ¥ Humamtsmo tulaban que la armonia de los pares opuestos con el cosmos acarreaba la salud del hombre; hacfan hin- capié en la importancia del mimero cuatro de la es- cuela pitagérica y de los efectos especiales de las es- taciones en el cuerpo y la mente. Apoyados en estas concepciones y en la observacién de las secreciones visibles del cuerpo —sangre, flema, bilis amarilla, bilis negra—, establecieron el principio de que los liquidos corporales estaban compuestos, en propor- ciones variables, de sangre (caliente y htimeda), fle- ma (fria y htimeda), bilis amarilla (caliente y seca) y bilis negra (fria y seca). Consideraban que, cuando los humores estaban en balance, el cuerpo estaba sa- no; en cambio, el exceso o deficiencia de uno o mas de ellos causaba la enfermedad. En ese momento del pensamiento médico-filo- s6fico nacié Hipécrates (460-370 a.C.) en la isla de Cos, autor probable de un mimero considerable de tratados médicos que se compilaron bajo el titulo de Corpus hippocraticum (cuerpo hipocratico 0 co- leccion hipocratica), que seguramente incluye estu- dios de otros autores de Cos, Cnidos y Sicilia. Estos escritos tratan de anatomia, fisiologia, patologia ge- neral, terapia, diagnéstico, pronéstico, cirugia, gi- necologia y obstetricia, enfermedades mentales y ética; en ellos se consideraba que los cuatro humo- res, correlativos a los cuatro elementos, eran la ba- se de la funcién corporal, y que la armonta de las partes era necesaria para la salud. La enfermedad 36 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO era consecuencia de dificultades internas o exter- nas, influencias del clima, de la higiene personal, de la dieta, de la actividad y del medio ambiente. Lo més importante de ese pensamiento, expresado en los escritos hipocraticos, es que prescinde de expli- caciones religiosas y sobrenaturales; su contenido racional representa un avance trascendental en el pensamiento médico y cientifico de su época, pues recurre de Ileno a la observacion, al estudio del pa- ciente mas que de la enfermedad, todo ello median- te una evaluacién honesta. Hipécrates conferia gran importancia a la natu- raleza y consideraba al médico como auxiliar de és- ta. Fue de los primeros en establecer la relacién en- tie el proceso salud-enfermedad y las condiciones de vida,? vinculacion que hoy redescubre la medici- na moderna. De ahi la importancia de ese médico griego para nosotros, pues sus ideas constituyen la base de la medicina occidental y fueron la piedra angular para el surgimiento de ésta como un saber cientifico auténomo. La obra que lego ese médico esté compilada, como se afirmé antes, en el Corpus hippocraticum, que para algunos autores consta de 53 libros y para otros de 72 libros y 59 tratados, se- gun el método empleado. Lo cierto es que constan de comunicaciones escritas a lo largo de varios si- glos por diversos autores. El mas antiguo de estos documentos, Sobre las hebdémadas, es del siglo V a.C.,y el més reciente, Preceptos, del siglo I d.C.; to- 37 CCU. MeDICINA: CIENCIA Y HUMANISMO dos poseen, como rasgo distintivo, el pensamiento gtiego centrado en la idea de physis. Este concepto, el de physis, confiere al ser huma- no —sano y enfermo— un sentido de universalidad e individualidad comnin a todas las cosas y propio de cada cosa, segtin se sefiala en Epidemias. Adems, la physis es el principio de la realidad y, por lo mismo, del conocimiento; en tanto principio universal es ar- moniosa y ordenada (kosmos) (“un titero sano es un Utero en cosmos”). Tales ideas hicieron concebir la racionalidad de la naturaleza, la cual posee un logos secreto que el médico debe descubrir. Ahf radica lo divino, cuyo desorden subyace en las enfermedades; pero algo muy importante es que la naturaleza, la physis, lo divino, podia modificarse por la accién humana. La influencia de tal pensamiento en la me- dicina fue radical, ya que permitié la fundacin de €sta como pensamiento cientifico racional. El médi- co hipocrdtico, como el de ahora, debia conocer el desorden de la physis de sus enfermos y, mediante su arte (tekhne), basado en el conocimiento (episte- me), ayudar al alivio del doliente. El Corpus hippocraticum se refiere también a de- talles anatémicos, sobre todo los del corazon; sefia- Ja que los nervios son huecos, confundiéndolos con tendones; no distingue entre arterias y venas. En los aspectos fisiolégicos afirma que el pneuma (aliento proveniente del aire) da calor al cuerpo y lena las arterias. Sefiala que las causas de la enfermedad son 38 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO internas y también debidas a condicionantes exter- nas tales como el clima, la dieta, la actividad, la hi- giene, y basa la terapia en el respeto a la naturaleza. Analiza diversas enfermedades mentales. Lo que destaca por su vigencia es el aspecto ético, que co- rresponde a los tiempos hist6ricos largos, a diferen- cia del pensamiento cientifico-técnico, que tiene corta duracién. Entre los seftalamientos de esa obra destaca la deontologia médica, conocida como juramento hi- pocratico, que los médicos de todo él mundo pro- meten cumplir como manifiesto piblico de adhe- sion a esta disciplina? Esta norma de conducta médica, de origen pitagorico, fue apoyada por el pensamiento religioso del momento. Por un lado, prohibfa la practica de la cirugia, lo cual equivale al derramamiento de sangre, pues el pitagorismo su- ponia que el alma residfa en ese liquido vital; por otra parte, el naciente cristianismo proscribia, co- mo hasta ahora, el aborto y la eutanasia. Mas alla de as transformaciones éticas que acarrea la sociedad del tercer milenio, la importancia de la ética hipo- cratica reside en que, por primera vez en la historia, lo técnico y lo humano se fundieron en la persona del médico. Lo que atin resulta sorprendente es el nacimien- to del pensamiento racional en el terreno médico. La técnica, por primera ocasién en la historia, se vinculé conscientemente con la practica de la medi- 39 Mepicia: CLENCIA Y HUMANISMO cina (tekhne iatrike). El médico sanaba obedecien- do, al mismo tiempo, reglas racionales y morales en teoria y practica, lo cual es también una caracteris- tica de la ética. Esta pasién por el conocimiento ca- racterizé a los griegos y se expresé en la sabia con- juncién de mano y cerebro, hecho que identifica a la medicina de los filésofos griegos con la actual. Aquella forma de pensar confirié a la medicina pri- macia entre las ciencias de la Antigtiedad clasica e instituy6, desde los origenes del pensamiento médi- co racional, la relacion entre ética y epistemologia. Por eso Hipécrates, en De habitu decenti, sentencia- ba: “iatros philosophos isotheos” (“El médico que al mismo tiempo es filésofo es semejante a un dios”). Fs decir, el médico ayuda a la naturaleza y conoce, en cuanto filésofo, el secreto de la misma. Tal articulacion de teoria y practica, de episte- mologia y ética, de trabajo mental y manual, provie- ne de la fundacién de la medicina cientifico-racio- nal y le confiere a la medicina el status de disciplina ejemplar que mantiene hasta hoy. Ello explica por qué desde entonces, y de manera destacada a partir de la modernidad, la medicina se convirtiera en puerta de salida para los diferentes desarrollos cien- tifico-técnicos de la humanidad, otorgandole la ra- z6n a Hipécrates, quien en La medicina antigua sos- tenfa: “..no puede entenderse el universo sin haber estudiado medicina, pues ninguna prueba puede confirmar las afirmaciones de los filésofos, en tanto 40 HISTORIA DEL PENSAMIENTO WEDICO que las afirmaciones del médico son ratificadas por la préctica diaria, y en asuntos experimentales en forma cotidiana por todos los hombres.” Ente otros médicos prominentes que acompatia- ton ese momento hist6rico vale la pena destacar a Crisipo, Praxagoras y Euryphén de Cnidos —este ultimo, probable colaborador de las Sentencias cni- das—. Todos ellos fueron estableciendo, lenta pero progresivamente, los avances del pensamiento mé- dico, separando las ideas religiosas sobrenaturales de la interpretacion de la enfermedad y apoyandose, cada vez més, en la observacion de los hechos y en a experiencia personal, ya que la observacin ha si- do y es la base de la medicina hasta nuestros dias: en la practica clinico-quirtrgica cotidiana, todos los médicos proceden hoy dfa, en lo fundamental, con base en la observacion y el razonamiento, aun cuan- do estén auxiliados por aparatos electrénicos, ro- bots y tomégrafos —extensiones de los sentidos—. Al igual que los médicos griegos hace 2 500 afios, la medicina sigue siendo teoria y practica, epistemolo- gia y ética, ejercicio paciente de los sentidos, mano y cerebro al servicio de quien sufre. Por eso el ideal médico era y es convertirse en cheiroteknes y demiur- gos, es decir, operario manual y servidor ptiblico. Més tarde, la medicina estuvo influida por las ideas de Platon, quien manifesto su interés en la na- turaleza del alma y el cuerpo, basado en la especu- lacién sin experimentacién. Este notable filosofo 41 ——_-Mepiciwa: Ciencia ¥ HuMANisMO crefa en el método de razonar a distancia, en lugar de experimentar sobre el cuerpo del enfermo o del cadaver. Cabe destacar que su pensamiento contri- buy6 a la crisis de las concepciones mégicas, afirmé el razonamiento y contribuy6 al desarrollo del pen- samiento filosofico. Era tal la pasion de aquel mun- do griego por la racionalidad, que en su seno surgié Ja primera gran utopia social concebida por la hu- manidad: La repiiblica de Platon, estado imaginario en que los esquemas politicos, econdmicos y socia- les, concebidos por la raz6n, habrian de conducir al hombre a la salud y a la felicidad. Platén menciona a la medicina en la mayor par- te de sus Didlogos, y discute su importancia en la ciudad ideal. Dentro de la jerarquia escatolégica de Fedro, ubica al médico en el cuarto lugar, después del amante de la sabiduria y la belleza, el monarca obediente de las leyes y el politico. Sin embargo, Platon, en tanto fildsofo descarnado, menosprecia el cuerpo y, por ende, a la ciencia que se ocupa de él; en cambio, emplea el simil de la medicina del cuerpo para referirse a la medicina del alma. La re- lacion del filésofo con la medicina es entonces ne- cesaria, ya que hay cierto paralelismo mediado por la ética. En el Timeo, Platon establece su interés por la medicina, pero revela un saber médico atrasado pa- ra su tiempo. Consideraba que en el cuerpo habitan tres entidades animicas: el diafragma es una puerta 2 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO que evita que el alma inferior, radicada en el vien- tre, perturbe a las almas superiores, afecto e intelec- to, que moran en el torax y la cabeza. Los médicos que siguieron el método racionalista de la doctrina platonica (entre los que se encuentran Praxdgoras de Cos y Diocles de Caristo, clinico notable que es- tablecio la distincién entre pleuresia y neumonta) fueron llamados dogmatistas, ya que para ellos el razonamiento estaba por encima de la observacién. Otro de los grandes filésofos de la Antigtedad, Aristételes (384-322 a.C.), practicé una investiga- cin cuidadosa en animales y humanos. Los estu- dios de ese fildsofo son fundamentales para el co- nocimiento de la embriologia del corazon y los grandes vasos; sus escritos sobre anatomfa de ver- tebrados e invertebrados son tan extensos que se le considera el fundador de la anatomia compara- da, Arist6teles indicaba que el médico podria ini- ciarse en la filosofia y terminar estudiando medi- cina o iniciarse en ésta y encontrar que estaba estudiando filosofia (sefalamiento que deberfa asentarse como principio educativo en las escuelas de medicina). A diferencia de Platon, Aristételes era un experimentalista; sus doctrinas influyeron en el desarrollo cientifico y médico hasta la Edad Media y el Renacimiento. Al apoyarse en la idea de salud como equilibrio, que data de la época de Alcmeén, Arist6teles construyo su concepto del justo medio: in medio virtus. Ademés, sus ideas al 8 —_Mepicina: C1ewcia ¥ HUMANISMO respecto se basan en la concepcién de que cuerpo y alma son dos aspectos de un mismo ser. Aristoteles, hijo de un médico, Nicémaco de Es- tagira, vio en la medicina una maestra para sus me- ditaciones, a la manera de los médicos que refle- xionan en toro al arte de curar. Asi, relacioné la medicina con la ética, ambas tedrico-practicas y con el mismo objeto de estudio: el hombre. Ade- mas de sus numerosos estudios, Arist6teles sento una base metodologica vigente en la actualidad: sin el todo no hay ciencia”, y afirm6, respecto de la relacion psicosomatica: “paréceme que el alma y cuerpo sufren el uno con el otro”, sentencia que los médicos de hoy estudiamos con ahinco. Uno, entre muchos de sus grandes logros fue trazar un plan metodologico que la medicina seguiria en su camino hacia la ciencia. Como consecuencia, en su Metafisica escribio: “Se llega al arte (tekhme) cuan- do a partir de muchas nociones obtenidas por la experiencia (empeiria) se viene a parar a un con- cepto tnico y universal, aplicable a todos los casos semejantes.” Concepto que, siglos después, fue central en la nosograffa. La influencia del notable pensador griego se hi- zo sentir ademas en el Liceo, lugar del que emer- gieron maestros de la medicina. Su autoridad en cuanto a la necesidad de observacion y experimen- tacién en medicina puede percibirse en sus disci- pulos: Diocles —el “segundo Hipécrates’—, Teo- 4 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO frasto —quien describid mas de 500 plantas para usos médicos—, Erasistrato de Ceos, Estraton, Eudoxo y muchos més. Aristoteles vio a la medi- cina como filosofia natural y cre una escuela mé- dica que influyé en la construccion del pensa- miento médico occidental. Bajo la influencia filoséfica de los escépticos sur- gid el sistema de los empiristas, para quienes el efecto del tratamiento era lo que importaba y no las posibles causas de la enfermedad. Debido a que no investigaban la causalidad de la patologfa, termina- ron por rechazar la anatomfa y la fisiologia. Alrede- dor del afio 50 d.C., el médico Themisén planted otro conjunto de doctrinas conocido como meto- dismo, el cual consideraba a la enfermedad como causada por constriccién o relajamiento de los po- ros de la piel, pues habia fundamentado sus obser- vaciones en la presencia de sudacion en el enfermo febril. Ateneo de Sicilia, en el siglo 1.C., al aplicar el principio césmico de los antiguos estoicos, soste- nfa que en la respiracion iba el espiritu, el pneuma, que primero Ilegaba al corazén y era enviado por medio de arterias a todas partes del cuerpo. Con ba- se en estos principios funds la escuela del neuma- tismo como sistema opuesto al dogmatismo, el em- pirismo y el metodismo. ‘Un ultimo grupo médico de esa época fue el de los eclécticos, quienes no se adherian a ningin sis- tema en particular; sus seguidores elegian las ideas 6 2 J IIS Mepicina: Ciewcta ¥ Humanis@o que consideraban aplicables, de acuerdo con sus propias necesidades, para explicar y tratar la enfer- medad. En ese tiempo el centro mas importante del pensamiento médico fue Alejandria. Los discipulos més destacados de esa escuela fueron Herdfilo, quien empleaba la antigua doctrina de los cuatro humores en sus tratamientos, y Erasistrato, quien proponta que los étomos eran la base de la estruc- tura corporal, ideas que habrian de influir en la ela- boracién de las teorfas de los metodistas. Sefialo todas estas tendencias en la concepcién de la enfermedad y, por lo tanto, del actuar médi- co, para ejemplificar sumariamente que la medici- na, como la conocemos en la actualidad, se basé en. multiples proposiciones que unas veces conduje- ron a errores y en otras ocasiones a éxitos que, en conjunto, permitieron la construccién de las suce- sivas teorias médicas para explicar la enfermedad. Concepciones que, obviamente, fueron resultado del pensamiento de la época y que en algunos ca- sos se constituyeron en paradigmas que normaron el actuar médico. En Roma, a diferencia de lo que acontecfa en Grecia, la medicina poseia un pensamiento primiti- vo. Esto no se debid a la falta de contacto de los mé- dicos con las enfermedades: Livio registr6 11 episo- dios de peste durante la existencia de la Reptiblica, el primero en el afio 387 a.C., y refiere que la mor- talidad era elevada, ya que hasta 30% de la pobla- 46 HistoRia DEL PENSAMIENTO MEDICO cion muri6. Ademés, la plaga romana del afio 251 ocasion6 la muerte diaria de cinco mil personas, po- siblemente a causa de sarampion y virvela. Lo que acontecié fue que la medicina, en la antigua Roma, estaba dominada por motivos religiosos. La herencia etrusca de la adivinacion en las entrafias animales, el empleo de cartas pronésticas y los sacrificios a los dioses para detener las epidemias eran de tal impor- tancia que existia un colegio de augures y para cada sintoma o enfermedad se invocaba alguna deidad es- pecial. En el siglo 1 d.C. era tal la ausencia de una préctica médica racional, que Plinio escribié: “Los xomanos, durante mas de seiscientos afios, no han estado sin arte médica; han estado sin médicos.” De ahi que el arte médica y los médicos que legaron a Roma para desarrollarse provinieran de Grecia. Uno de los primeros médicos que llevé el pensa- miento griego a Roma fue Asclepfades de Bithinia (120-70 a.C.), seguidor de las ideas de Erasistrato (310-280 a.C.). Asclepiades rechazaba las doctrinas de Hipdcrates y afirmaba, en cambio, que era el mé- dico, no la naturaleza, quien curaba la enfermedad. Por supuesto, abandoné la teoria de los cuatro hu- mores y elaboré un sistema que consideraba al cuerpo como un organismo compuesto por un nti- mero infinito de 4tomos de diferente magnitud y siempre en movimiento (continuacién de las con- cepciones de Herdclito y Demécrito). La salud de- pendia de la actividad adecuada de los atomos y la 4a Mepiciwa: Crencia ¥ HUMANISMO enfermedad aparecia cuando estos movimientos se alteraban. El rechazo a la autoridad de Hipécrates y a la teorfa de los cuatro humores, la carencia de ex- plicaciones teolégicas y la promulgacién de una concepcién materialista para conocer los mecanis- mos corporales fueron los pasos necesarios para continuar el racionalismo occidental en la medici- na, Un médico de la época, que lamaba poderosa- mente la atencién, fue Rufus de Efeso, quien descri- bié correctamente la trayectoria del nervio dptico y otras partes del ojo, incluyendo el cristalino; confiz~ mé que los nervios se originaban en el cerebro, que unos eran motores y otros sensitivos, y reconocié la importancia psicologica del suefio, suposiciones que serfan confirmadas hasta los siglos XIX y KX. En esa época, Dioscérides (40-90 d.C.), médico cirujano del ejército romano del emperador Nerén, estudi6 las plantas de diversos paises y las recopilé en cinco volimenes bajo el titulo De materia médi- ca, trabajos que incluyen la descripcién, prepara- cin, almacenamiento, uso y dosis de més de mil medicamentos. En estas descripciones se hace refe- rencia a pociones somniferas, como el opio y la mandragora, con fines anestésicos. La importancia de su obra fue tal que legé a ser considerada como el texto primario de farmacologia durante 14 siglos. En verdad puede sostenerse que la medicina tiene sus raices en la herbolaria, y para demostrar tal ase- veracién estan la digital, el curare, los antibisticos, 8 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO muchos de los esteroides que empleamos hasta la fecha y diversos medicamentos. La medicina pro- viene de un modo de actuar originado desde los principios de la humanidad y que ha sido superado por sucesivas construcciones cientificas y técnicas, expresiOn y sfntesis del pensamiento médico. El Imperio romano dominaba todo el mundo co- nocido; Marco Aurelio, el emperador filésofo aman- te de la paz, luchaba contra quienes consideraba parbaros con el propésito de mantener la suprema- cia romana. Sin embargo, los vientos de la historia soplaban a favor del cambio, y con ello se aproxima- ‘ba el fin de los tiempos de ésplendor; la sociedad es- taba ya prefiada de decadencia. Era la época de la angustia, pero arin se vivia bajo el signo de la gran- deza. Pérgamo, ciudad de Asia Menor, més tarde fa- ‘mosa por su biblioteca, habia sido cedida a los ro- manos en 133; en ese lugar, y por esos afios, nacié Galeno (129-199),’el médico griego mas famoso de la primera época cristiana. Nikon, padre de Galeno, soié con Esculapio, quien le indicé que su hijo debfa estudiar medicina. La influencia, el carifio y los consejos del padre fue- ron decisivos en la formacién de Galeno, quien ini- cid sus estudios médicos desde los 17 aftos, sobre la base de aprender de diversas escuelas médicas y fi- los6ficas en diferentes paises. En Alejandria cono- cié el pensamiento de Euclides, lo cual influyé en su obra posterior: “No se pueden seguir mis expli- @ ) MeDICINA: CreNcIA Y HUMANISMO, caciones (las de la vision) —dice Galeno— si no se conoce previamente la geometria euclidiana. Des- pués de varios afios regresé a Pérgamo, donde fue meédico de gladiadores y, gracias a ello, aprendio anatomfa quirirgica, lo cual plasm6 en su libro Pro- cedimientos anatémicos. Mas tarde se dirigié a Ro- ma, la capital del Imperio. De entre todos los médicos que ejercieron en Roma sobresalié Galeno, quien en sus escritos de- 56 constancia de la anatomia, la fisiologfa, el diag- néstico, la farmacologta, la dietética, la higiene y la patologia de su tiempo. Era un clinico certero, que revivis el culto a Hipécrates, Platon, Aristételes, Posidonio y otros filésofos de la Antigtedad, segin cuenta en su libro Sobre los escritos propios y en un breve escrito titulado El buen médico ha de ser ‘file- sofo. De tal suerte que, cuando Ilegé a Roma, la preocupacién de Galeno fue que se le considerara un médico cientifico, escritor de obras médicas y filésofo. Observador cuidadoso, mostré que las ve- nas estan conectadas con el coraz6n; describio la anatomia de la médula espinal y de los uréteres, los sintomas de la inflamacién y los diferentes tipos de tuberculosis; aclar6 la funcion del nervio recurren- te en relacién con la voz, y la de los mmisculos in- tercostales ¢ interdseos de las manos y pies; hizo la primera mencién de los aneurismas; distinguio en- tte neumonfa y pleuresia, y sefialé, por primera vez, que las arterias no contienen aire, sino sangre. 30 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO Por todo ello se le considera como uno de los pri- meros experimentalistas. Excelente cirujano, dejé magnificas descripciones de técnicas quirurgicas y de instrumentos. No obstante, debido a que efec- tuo sus estudios anatémicos en el animal y aplicé acriticamente estos conocimientos en el hombre, dio lugar a numerosos errores que perduraron du- rante mucho tiempo, ya que sus ensefianzas se mantuvieron vigentes durante 15 siglos. Aristoteles habia dicho que “la naturaleza no ha- ce las cosas sin propésito”; Galeno insistia en que podia percibir este propésito. Estas prenociones lo llevaron a cometer diversos errores, pero hicieron muy atractivas sus ensefianzas para la mentalidad de su tiempo. Otra de sus caracterfsticas fue el em- pleo de la teoria humoral, heredada de los griegos (flema, sangre, bilis amarilla, bilis negra), y su cla- sificacién de la personalidad humana en flematicos, sanguineos, coléri¢os y melancélicos, la cual sobre- vive hasta nuestros dias. Estudioso de las plantas, preparaba sus propias prescripciones; en esta forma difundi6 el uso de la polifarmacia en un compuesto denominado theriac, cuyos ingredientes eran mas de 70 y que servia para prevenir la enfermedad y la muerte negra, aparte de que era antidoto contra las mordidas venenosas, “incluyendo las del humano”. Debido a su actitud dogmatica y a los conceptos te- leolégicos asociados con sus trabajos, tan atractivos para la mentalidad medieval cristiana, sus ensefian- 31 MeDiciNA: CIENCIA ¥ Humawismo zas perduraron hasta el siglo XVI, cuando Vesalio rechaz6 su autoridad cientifica. ‘Aun cuando fueron numerosas las aportaciones de Galeno a la medicina, la principal fue el empleo de la logica como ciencia necesaria para el médico. En su opinién, los médicos debian dominar tanto la logica como la fisica y la ética; quien no alcanzara tales conocimientos —afirm6 enfatico— no seria un verdadero médico sino simplemente un receta- dor. Con esta forma de pensar surgi el tratado So- bre la demostracion, donde hace hincapié en la logi- ca como instrumento al servicio del médico. Su talento, caracter y buena fortuna lo Ilevaron a con- vertirse en médico del emperador Marco Aurelio; por lo tanto, a ser médico de la corte. Fue una épo ca fecunda para el médico escritor de Pérgamo. Galeno fue el punto culminante de 600 afios de pensamiento médico griego, iniciados por Hipécra~ tes y los médicos que lo rodearon, y consumados por Galeno. A esas alturas de la historia, la medici- na basaba ya su practica y conocimiento en la ob- servacion y la experimentacion; habia abandonado Ja teorfa supranatural de la enfermedad. La raciona- lidad cientifica se habia ensefioreado de este saber, y la logica, gracias a Galeno, era el instrumento del juicio médico. 2 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO 1 La plaga de Atenas del afio 430 antes de Cristo fue la primera pestilencia de la historia de Ja que han legado hasta nosotros in- formaciones exactas. Se inicié al mismo tiempo que las tinicas rojas devastaban de nuevo campos del Atica, bloqueando la ciu- dad ¢ impidiendo la huida de aquella atestada e inmensa celda de la muerte “El desastre que azot6 al mundo comenzé en Abisinia. Du- rante una campatia de conquista, los soldados habian penetrado desde Libia en el imperio negro. Cuando los legionarias volvie- ron, traian manchas en la piel, abscesos postillosos, heridas pu- rrlentas que las espadas no les habian producido. La pestilencia se extendié por ambos lados del Mediterraneo. La introdujeron en la Hélade los sucios y degenerados persas, para los que una nueva y repugnante forma de mueite no tenfa importancia algu- na, Alarg6 su mortifera garra a través de los mares. En Sicilia y en Italia fue un espantoso aio de muerte, Fue curioss, pero es lo cierto que el Peloponeso, la tierra de los espartanos, queds libre de la plaga(...). La democracia queria s6lo una cosa: vivir. Nada mds, Con despreocupacién, crefa en el orden natural de las co- sas(..), La plaga, como pariente de la dictadura, conocia parti- dos, Los ateneos sucumbian ante la fiebre tifoidea como los fer~ ‘vorosos penitentes. Las inflamaciones de los ojos y la fiebre eran siempre los primeros sintomas. Cualquiera que hubiese prestado el juramento que se exigia a los médicos, cuya introduccién el doctor Hipécrates hebia dado a la medicine la categoria de cien- cia —'No abusaré de la facilidad que el médico tiene de entrar en las casas para seducir a las mujeres de la familia; juzgaré un caso de acuerdo con los sfntomas, no por las perspectivas de honora~ ios; no practicaré operaciones irmecesarias por el hecho de que producen mas'—, sabfa lo que significaba el que un hombre que acababa de disputar con animacién sintiera torpeza en la boca y en la lengua, tosiera dolorosamente, vomitara y se congestionara. ‘Unas llagas repelentes alejaban todas las dudas. Pero lo peor era 3 BL LCL Ue Ue Mepicina: C1ewcia y Huwawismo el fuego interior, que abrasaba de cabeza a pies. Después de seis, siete u ocho dias horribles, el fuego interior habfa consumido to- do el orgenismo. Pero no habia agua que pudiese aplacar la sed rabiosa que estaba enloqueciendo a la ciudad. “Algunos sobrevivian al primer ataque. Pero s6lo muy pocos Tesistian la diarrea y la debilidad que sucediaa ésta, Y aquellos que escapaban con vida quedaban para siempre alelados.” R. Kraus, La vida privada de Socrates, Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1966, pp. 181, 188 y 189. ? Todo el que quiera aprender bien el efercicio de Ja medicina de- be hacer lo que sigue: primeramente, considerar las estaciones del fo y lo que pueda dar de sf cada una, pues no se parecen en nada ni tampoco se parecen sus mudanzas; enseguide considerar los ‘ientos, cudles som los calientes y cuales los frios; primero los que ‘son comunes a todos los paises y luego los que son propios de ca- da region. Debe tambien considerar las virtudes de las aguas, por- que asi como difteren éstas on cl sabor y en el peso, usf wambién ate fieren mmcho la virtud de cada una. De modo que cuando un médico llega a una ciudad de la cual no tiene experiencia, debe considerar su situacion y en qué disposicién esta respecto de los. vientos y del oriente del sol, pues no tiene las mismas cualidades Ja que mira al Norte y la que mire sl Mediodia, la que mira al Oriente y la que mira al Occidente. Ademés, debe saber muy bien ‘cOmo son las aguas si usan de aguas pantanoses y blandas, o de aguas duras y salidas de lugares altos y de petiascales, o salinas ‘ndigestas; lo mismo de la Tierra: si esté desnuda de arboles y seca © con arbolado y hiimeda, si es un valle de calor sofocante o si es levada y fra; estudiar, en fin, el género de vida de los habitantes, sison aficionados al vino, merendones y amigos del descanso,o si son ejercitados y laboriosos, buenos comedores, pero sin beber vi- no. Segiin estas nociones debe el médico juzgar de cada asunto. Porque conociendo bien estas cosas (si todas, mejor; sino, cuanto ‘mas) no see ocultaré cuando legue a una cuidad para él descono- 5 HISTORIA DEL PENSAMIENTO MEDICO cia, ni cudles son las enfermedades locales ni qué cardcter revis- ten alli las generales, de modo que el tratamiento no dudaré ni erraré, como habia de sucederle si antes no hubiera sabido estas co- sas y las hubiera meditado, ¥, asf mismo, segiin el tiempo y la es- tacién podra pronosticar qué enfermedades comunes han de afligit a la villa en invierno y en verano, y cudles hay peligro de que ocu- ran a cada uno porla mudanza en el régimen. Porque sabiendo las maudanzas de las estaciones j el aparecer y ocultarse de los astros, segiin sucedan estas cosas, puede prever como seré el afio. Con tal ‘investigacion y tal previsién del tiempo sabra cwando-es posible en cada caso en particular y las mas de les veces logrard la salud y no tendré poco éxito en el arte. Y si alguno le parece que esto es ha- blar de las estrellas, que reflexione y verd cémo la astronomia con- tribuye no poco, sino muchisimo, a la ciencia médica, porque se- gin las mudanzas de las estaciones, asi se mudan también las enfermedades (y los érganos internos) del hombre.” J. M. Lopez Piflero, “De los aires, aguas y lugares. Corpus hippocraticum”, Me- dicina, historia, sociedad, Barcelona, Ed. Ariel, 1973, pp. 26-27. 3 Juro por Apolo médico, por Esculapio, por Hygia y Panacea, por todos los dioses y diosas, poniéndolos por testigos, que cumpliré segim mi capacidad y criterio, este juramento y declaracion escri- ta, Trataré al que me haya ensefiado este arte como a mis progeni- ‘ores y compartiré mi vida con ély le haré partcipe, si me lo pide, de todo cuanto fuera necesario, y consideraré a sus descendientes como a mis hermanos varones, y les ensefiaré este arte, i desean aprenderlo, sin remuneracién ni contrato. Y haré participes de los ppreceptos y de las lecciones orales y de todo otro medio de apren- dizaje no solo a mis hijos, sino también alos de quien me haya en- sefiado y a los discipulos inscrtos y ligados por juramento segin lanorma médica, pero a nadie més. ¥ me serviré, segiin mi capaci- dad y mi criterio, del régimen que tienda al beneficio de los enfer- mos, pero me abstendré de cuanto lleve consigo perjuicio o alin de datar, Y no davé ninguna droga letal a nadie, aunque me la pida, 55 MEDICINA: CIENCIA ¥ HuMAWISMO ni sugeriré un tal uso, y, del mismo modo, tampoco a ninguna mau- Jer daré pesario abortivo, sino que, 2 lo largo de mi vida, ejerceré imi arte pura y santamente. Y no castraré ni siquiera por tallara los calculosos, antes bien, dejaré esta actividad a los artesanos de ella Y cada vez que entre a una casa, no lo haré sino para bien de los enfermos, absteniéndome de toda mala accién o corrupcién volun- taria, pero especialmente de trato erético con euerpos femeninos o rmasculines, ibres o servile. ¥ si en mat préctica médica, o aun fue- rade ella, viere u oyere, con respecto a la vida de otros hombres, algo que jamas deba ser revelado al exterior, me callaré, conside- rando como secreto todo lo de este tipo. Ast pues, si observo este Juramento sin desatenderle, séame dado gozar de mi vida y de mi arte con buena reputactién para siempre entre los hombres todos; mas silo violare con perjurio, sueédame lo contraio @ ello.”

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